El autor contempla las constelaciones en el cielo nocturno y observa que es difícil distinguir las figuras míticas que se les atribuyen, como el perfil de un león en la constelación de Leo. Aunque algunas como la Osa Mayor y Menor son más claras, otras como la figura de un auriga en la constelación de Auriga son totalmente imposibles de ver. Las figuras atribuidas a las constelaciones son arbitrarias y no evidentes, aunque existen acuerdos sobre cuáles son cada una establecidos por la Unión Astronómica