Los acueductos fueron inventados por los romanos, quienes desarrollaron técnicas para captar agua de fuentes lejanas y transportarla a través de canales de hormigón con pendiente suave hasta las ciudades. Los acueductos romanos más importantes en España incluyen el de Segovia, que transporta agua 17 km desde la sierra hasta la ciudad, y el de Algeciras, construido en el siglo 18 para llevar agua desde un pueblo cercano hasta el centro de la ciudad.