El documento presenta dos parábolas de Jesús sobre una oveja y una moneda perdidas y la alegría que sienten el pastor y la mujer al encontrarlas. Jesús usa estas parábolas para enseñar que así como el pastor y la mujer buscan incansablemente lo perdido, Dios busca incansablemente a los pecadores para conducirlos al arrepentimiento, y que en el cielo habrá más gozo por un solo pecador arrepentido que por noventa y nueve justos.