El documento discute la autonomía de gestión de unidades clínicas y la colaboración público-privada en tecnologías sanitarias. Propone dar más autonomía a los profesionales mediante la creación de Unidades de Gestión Clínica, lo que podría mejorar la productividad y motivación. También sugiere acuerdos con operadores privados de tecnología para lograr eficiencias e impulsar innovaciones, posiblemente a través de un diálogo competitivo dado la complejidad técnica y financiera involucrada.