La historia de la conservación de alimentos se remonta a tiempos remotos cuando se utilizaban métodos como el secado, ahumado, salado y curado. En la Edad Media, la necesidad de almacenar grandes cantidades de alimentos llevó al desarrollo de técnicas como el secado y la salazón. En el siglo XIX, Nicolas Appert desarrolló el método de esterilización en botellas de vidrio selladas, allanando el camino para el desarrollo moderno de las latas de conserva.