Entre 1993 y 2002, más de 300 mujeres, jóvenes y en su mayoría pobres, fueron asesinadas en México, con más de 500 desaparecidas sin resoluciones claras. Las hipótesis sobre los crímenes, desde un asesino serial hasta una red de crimen organizado, no han sido comprobadas ni explican la crueldad de los actos. En 2009, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado mexicano por violar derechos humanos en casos de feminicidio, evidenciando la grave situación de impunidad y el sufrimiento de las familias afectadas.