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Si quieres hablar con un amigo que vive lejos de tu casa, marcas su número de teléfono y
¡Ya esta! Pero ¿Qué pasaría si no existieran los teléfonos? ¿Qué hacían antes las
personas para comunicarse a distancia?.
Las tribus indias que vivían en Estados
Unidos utilizaban las señales de humo para
contarse cosas. Así se enteraban del
resultado de una batalla o se ponían en pie
de guerra.
Para muchos pueblos del Centro de África, el
Tam – Tam era el teléfono de la selva. Si
una persona oía el Tam – Tam de un tambor,
a su vez lo repetía para que se encuentren
otras personas. ¡Las noticias corrían como la
pólvora por toda la selva!.
En el Perú, los Incas utilizaban corredores
entrenados para enviar sus mensajes. Cada
corredor hacia una parte del trayecto, como
en las carreras de relevos. ¡Algunos
corredores llegaban a igualar la velocidad de
un caballo!.
Y en España, en la isla de la Gomera, se
inventó un original sistema de comunicación:
el silbo. Para no tener que andar subiendo y
bajando montes, las noticias se transmitían
mediante complicados silbidos. Todavía hoy
pueden oírse esos silbidos en esta hermosa
isla.
¿Sabes que tenían de malo estas formas de comunicarse a distancia? ¡Que todo el mundo
se enteraba de tus secretos!.
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Piensa y responde:
1. Colorea el tema principal de la lectura.
2. Encaje el medio empleado en la comunicación y el país donde se empleo.
3. ¿Cuál de estas ideas es correcta según el texto? Encierra en circulo.
4. ¿De que manera la comunicación ayuda a la vida social?
............................................................................................................................................
............................................................................................................................................
............................................................................................................................................
La comunicación a la
distancia en la antigüedad.
Las principales costumbres
de los pueblos antiguos.
Diferencias y semejanzas
culturales de los pueblos.
Los mensajes más usuales
en tiempos de guerra.
Todos los africanos se
comunicaban con el
tambor.
La forma de comunicación
de los incas fue mucho
mejor.
Los medios empleados para
la comunicación varían según
el lugar y la época
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5. ¿Qué pasaría con los humanos si no hubiera comunicación?
............................................................................................................................................
............................................................................................................................................
............................................................................................................................................
Del texto anterior, nos damos cuenta que la comunicación es un hecho cotidiano y esencial,
por que permite nuestra interrelación con las demás personas. Esto garantiza la vida y el
desarrollo de los integrantes de a comunidad.
Diariamente nos desenvolvemos dentro de la familia, la escuela, la calle, etc. Y entablamos
la comunicación: saludamos, informamos, mandamos, etc. Buscando satisfacer nuestras
diversas necesidades.
El desarrollo de la comunicación, principalmente la transmisión de la información, ha sido
tan acelerado en los últimos tiempos, gracias al gran avance tecnológico: celulares,
Internet, satélites.
Hoy podemos enterarnos de lo que pasa en el mundo de manera instantánea. Hasta
podemos establecer comunicación directa con amigos o familiares que se encuentran en
cualquier parte del mundo.
Pero este desarrollo también implica riesgos como asimilación acrítica de la información
ajena a nuestras necesidades apremiantes. Hoy en día existe el peligro de la
homogenización tanto del pensamiento como de las actitudes estereotipadas y consumidas.
Debes saber:
La palabra comunicación procede del latín comunication, que significa poner en común y
en este caso compartir los pensamientos, sentimientos, dudas, etc.
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Para recordar:
La comunicación humana es el intercambio de información (pensamientos, sentimientos,
deseos, etc.) entre dos o más personas mediante palabra, gestos, colores, etc.
Lee detenidamente la siguiente lectura y desarrolla las actividades en relación a ella:
MIS EXPERIENCIAS COMUNICATIVAS EN UNA MAÑANA RUMBO AL COLEGIO
Sonó el despertador y miré el reloj, eran las seis de la
mañana. Me levanté como impulsado por los resortes
de mi cama y me dirigí a la ducha. Al salir, escuché la
voz dulce de mi madre que nos llamaba: ¡A
desayuna...aaar!
Ya en la mesa, después de los buenos días,
compartimos el desayuno habitual: pan con té.
En el rostro de los más pequeños se veía el malestar por el desayuno que era el de
siempre.
Ya en el paradero, esperando la llegada de la combi, que me llevaría al colegio, miraba los
carteles que en su mayoría mostraban mujeres rubias y
semi desnudas que ofrecían la felicidad a los sufridos y
agobiados por la vida, a través del consumo de gaseosas,
cigarrillos, cerveza, ropa, etc. Después de unos minutos de
espera, por fin apareció mi carro y levanté la mano para
subir.
Ubicado ya en uno de los asientos, de rato en rato
escuchaba la voz del
cobrador: ¡Arica!
¡Arica! ¡Al fondo hay sitio! ¡Avancen!, voz que
alternaba con la música del momento: “sufriendo
estoy ... desde el día que te fuiste”.
Al bajar de la combi, en la esquina me detuve a
observar los titulares de los diarios que sólo ofrecían
notas sangrientas v mujeres desnudas, que
disminuyeron en parte mi buen ánimo de esa mañana. Miré mi reloj y faltaban sólo cinco
minutos para llegar a tiempo/ entonces preocupado aceleré los pasos pero para mi
sorpresa el director me recibió en la puerta del colegio con un abrazo diciéndome:
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¡Hoy madrugaste! ¿Qué pasó? Luego dije para mis adentros ya es tiempo de llevarlo al
relojero.
RESUELVE LAS SIGUIENTES INTERROGANTES:
1. Clasifica en el recuadro los actos comunicativos enumerados en el texto anterior.
2. Responde y recorre con el chasqui la ruta de la comunicación.
¿Cuál es el medio en que se manifiestan las siguientes formas de comunicación?
3. Según el texto los medios de comunicación de nuestro país cumplen la tarea
formativa o no ¿Por qué?
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___________________________________________________________
4. Según el texto, el cartel y la radio transmitían mensajes de tipo.
a) engañoso y pesimista b) educativo y atractivo
c) dinámico e importante d) falso y violento
5. En el texto leído los periódicos nos muestran principalmente hechos de carácter
a) entretenido b) violento c) variado d) cultural
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1. TÁCTIL
2. GRÁFICA
3. SONORA
4. GESTUAL
5. ESCRITA
6. ORAL
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6. Analiza y discute en grupo los siguientes hechos comunicativos y responde
 ¿Qué formas de comunicación observamos en este afiche?
 ¿Qué opinas sobre el mensaje que se da en el afiche anterior?
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 ¿Cuál es el mensaje que se transmite en el siguiente gráfico?
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 Lee atentamente el siguiente texto y responde:
¿Estas de acuerdo en que el problema más grave sea el abandono infantil? ¿Por
qué?
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Observa la siguiente ilustración:
Ahora, responde:
¿Quién envía el mensaje?
¿Qué dice?
¿Quién recibe el mensaje?
¿Cómo llega el mensaje?
¿Qué tipo de lenguaje se utiliza?
¿Dónde se realiza el acto comunicativo?
(EMISOR)
(MENSAJE)
(RECEPTOR)
(CANAL)
(CÓDIGO)
(CONTEXTO)
APRENDE:
La comunicación es un acto a través del cual el hombre se relaciona con otras personas
dando a conocer una opinión, un deseo, una información, un sentimiento, etc. Sólo se
produce un acto comunicativo cuando dos o más personas pueden comprenderse. En todo
acto comunicativo hay elementos. Completa el cuadro con la definición de cada elemento
de la comunicación. Puedes ayudarte leyendo las preguntas anteriores.
ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN
Emisor
Receptor
Mensaje
Canal
Código
Contexto
pasajero
Su pasaje señorita
por, favor
Manuel pagas mi
pasaje, yo pago el
regreso
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Lee la oración del recuadro, luego relaciona cada elemento de la comunicación escribiendo
el número en el paréntesis.
Pablo detuvo su auto al escuchar el silbato del policía de tránsito, quien se dirigía a
él.
Emisor
Receptor
Mensaje
Código
Canal
Contexto
( ) Pablo
( ) Calle
( ) Lenguaje auditivo
( ) Policía de tránsito
( ) Sonido del silbato
( ) ¡Deténgase!
Observa la siguiente ilustración y completa los elementos de la comunicación:
Emisor
Receptor
Mensaje
Código
Canal
Contexto
Identifica los elementos de cada acto comunicativo:
Daniel fue al aeropuerto a recoger a Sandro. Al verlo, Daniel le dio un fuerte abrazo.
Emisor ______________ Código ______________
Receptor ______________ Canal ______________
Mensaje ______________ Contexto ______________
La profesora y sus alumnos fueron al Parque de las Leyendas. Al acercarse a ver a los
animales vieron un cartel que decía: "No dar de comer a los animales".
Emisor ______________ Código ______________
Receptor ______________ Canal ______________
Mensaje ______________ Contexto ______________
Al llegar a casa de mi abuelita, toqué el timbre para que me abrieran la puerta.
Emisor ______________ Código ______________
Receptor ______________ Canal ______________
Mensaje ______________ Contexto ______________
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En toda comunicación, de manera expresa o sobreentendida, intervienen los
siguientes elementos comunicativos:
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ACTIVIDADES
Lee atentamente los siguientes textos e identifica los elementos de la comunicación.
1. En la formación del día lunes en conmemoración al día internacional de la mujer, el
alumno Mauro Quispe del 6to. grado pidió acabar con el machismo porque es uno de
los males que provoca desunión entre nosotros.
2. Después de varios años, la nostalgia me llevó a mi querida Huancavelica. Al entrar a la
plaza, me encontré con Miguel, el chacarero y con un abrazo fuerte e interminable
expresamos el inmenso cariño que sentíamos el uno por el otro.
3. Aquella mañana llegamos felices a la playa pero lamentablemente estaba señalizada
con banderines rojos; entonces con malestar emprendimos el retomo.
Emisor ______________ Código ______________
Receptor ______________ Canal ______________
Mensaje ______________ Referente ______________
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4. Traduzca el siguiente acto comunicativo gestual en oral e indica sus elementos.
5. Completa correctamente el siguiente texto mediante dibujos y coloréalos.
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Hoy, primer días de clases ¡Se fueron como un sueño los tres meses de vacaciones
pasados en el campo! Mi madre me llevó esta mañana a la sección Baretti para inscribirme
en la tercera elemental. Me acordaba del campo e iba de mala gana. Todas la calles que
desembocan cerca de la escuela hormigueaban de chiquillos; las dos librerías próximas
estaban llenas de padres y madres que compraban carteras, cuadernos, cartillas, plumas,
lápices; en la puerta misma se apiñaba tanta gente, que
el bedel, auxiliado por los guardias municipales, tuvo que
poner orden. Al llegar a la puerta sentí un golpecito en el
hombro; volví la cara: era mi antiguo maestro de la
segunda, jovial, simpático, con su cabello hirsuto, que me
dijo:
-Conque, ¿nos separamos para siempre, Enrique?
De sobra lo sabía yo; y, sin embargo, ¡aquellas palabras
me hicieron daño! Entramos, por fin, a empellones.-
Señoras, caballeros, mujeres del pueblo, obreros,
oficiales, abuelas, criadas, todos con niños de la mano y
cargados con los libros y objetos antes mencionados,
llenaban vestíbulo y escaleras, produciendo un rumor
como el de la salida del teatro. Volví a ver con alegría
aquel gran zaguán del piso bajo, con las siete puertas de
las siete clases por donde había pasado casi a diario
durante tres años.
Las maestras de párvulos iban y venían entre el gentío. La que había sido mi profesora de
la primera superior me saludó diciendo:
-¡Enrique, tú vas este año al piso principal, y ni siquiera te veré entrar o salir! y me miró
apenada.
El director, rodeado de madres que le pedían puesto para sus hijos, me pareció que tenía
más canas que el año anterior...
Encontré algunos chicos más gordos y más altos de cómo los dejé; abajo, donde ya cada
cual estaba en su sitio, vi algunos, pequeñines que no querían entrar en el aula y se
defendían como potrillos, encabritándose; pero a la fuerza los introducían. Aun así, algunos
se escapaban después de estar asentados en los bancos; otros, al ver que sus padres se
marchaban, rompían a llorar y era preciso que volvieran las mamás. Esta situación
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desesperaba a la profesora. Mi hermanito se quedó en la clase de la maestra Delcato; a mí
me tocó el maestro Perbono, en el piso primero.
A las diez, cada cual estaba en su sección: cincuenta y cuatro en la mía; sólo quince o
dieciséis eran antiguos condiscípulos míos de la segunda, entre ellos Deroso, que siempre
sacaba el primer premio. ¡Qué triste me pareció la escuela recordando los bosques y las
montañas donde acababa de pasar el verano! Me acordaba ahora también con nostalgia de
mi antiguo maestro, tan bueno, que se reía tanto con nosotros; tan chiquitín, que casi
parecía un compañero; sentía no verlo allí con su negro cabello enmarañado.
El profesor que ahora nos toca es alto, sin barba, con el cabello gris, es decir, con algunas
canas, y tiene una arruga recta que parece cortarle la frente; su voz es ronca y nos mira
fijamente, uno después de otro, como si quisiera leer dentro de nosotros; no se ríe nunca.
Yo decía para mí: "He aquí el primer día. ¡Nueve meses por delante! ¡Cuántos trabajos,
cuántos exámenes mensuales, cuántas fatigas!". Sentía verdadera necesidad de volver al
encuentro de mi madre, y al salir corrí a besarle la mano. Ella me dijo:
-¡Ánimo, Enrique! Estudiaremos juntos las lecciones!
De Edmundo Amicis: Corazón
Piensa y responde
1. En cada afirmación coloque verdadero (V) o falso (F) según corresponda.
El primer día clase acudió mucha gente a la escuela.
Algunos niños no quisieron quedarse el primer día en la escuela.
El año anterior, Enrique estudió el tercero elemental.
El profesor actual de Enrique es un hombre pequeño y muy alegre.
Deroso era el alumno más aplicado en la escuela de Enrique.
( )
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( )
( )
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2. Relaciona los siguientes personajes con sus respectivas características.
Deroso Enrique Perbono
3. Colorea con rojo los sinónimos y con azul los antónimos de la palabra encerrada
en el círculo. No pinte sino es sinónimo o antónimo.
4. El texto trata principalmente:
A) De las vacaciones de Enrique.
B) Del entusiasmo con que se inician las clases.
C) Del reencuentro de Enrique con su maestro anterior.
D) Sobre el rendimiento de su amigo Deroso.
5. Señale la afirmación correcta sobre Enrique.
A) Estudiaba en un colegio de prestigio.
B) Coincidió en el aula con la mayoría de sus amigos anteriores.
C) Se alegró que terminará sus vacaciones.
D) Su nuevo maestro era un hombre muy joven.
* lampiño * amigable * estudioso
* serio * canoso * serio
* gordo * cariñoso * ronco
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6. En rompía a llorar lo resaltado se entiende como:
A) quería B) gritaba C) empezaba D) provocaba
7. ¿Cuáles crees que son las más probables causas del desgano con que inicia sus
clases Enrique? ¿Por qué?
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______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
8. Si tú fueras su maestro de Enrique ¿Qué consejo le darías para animarlo en el
estudio?
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PARA CASA
1. Verifica en el diccionario el significado de las siguientes palabras y completa.
2. Completa adecuadamente con una de las palabras anteriores.
- El ..................... me felicitó por madrugar a la escuela.
- Un ..................... de mi amigo me hizo caer.
- Quince ..................... aproximadamente estudian en el jardín de mi escuela.
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Existen diversas formas de comunicación, según el punto de vista que se tome en cuenta.
Así tenemos:
Según el código empleado
Podemos reconocer dos grandes grupos con sus respectivos subgrupos, tal como nos
muestra el gráfico.
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Según el emisor y el receptor
FACTORES QUE CONTRIBUYEN A LA COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA EFICAZ
Son aspectos que contribuyen a que el mensaje llegue con claridad al receptor. Entre ellos
tenemos
En el emisor
 La claridad y sencillez en el envío del mensaje. Esto requiere el conocimiento y la
organización del tema.
 Reforzar con gesto la expresión oral, pero en forma natural.
 Tener una correcta pronunciación y entonación que motive y conserve la atención del
receptor.
En el receptor
 Una buena participación que permita la comprensión adecuada del mensaje.
 Participación activa que permita despejar dudas y entender bien el mensaje.
Canal
 Evitar cualquier ruido o interferencia (como bulla, borrones, etc.).
Directa Indirecta
Unilateral Bilateral (bi=dos, lateral=lados)
Es la comunicación en la cual el emisor y
el receptor se encuentran frente a frente.
Es aquella en la que el emisor y el receptor
están separados por el espacio y/o el tiempo.
ES cuando la información va en un solo
sentido. El emisor y el receptor no
intercambian su papel.
Es cuando la información va en las dos
direcciones. Esto es, el emisor y el
receptor intercambian su papel.
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ACTIVIDADES
Ayuda al niño a relacionar correctamente el acto comunicativo con el tipo de
comunicación. Usa diferentes colores.
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Investiga y desarrolla las siguientes preguntas en tu cuaderno:
1. ¿Qué forma de comunicación usan principalmente los invidentes? Explica.
2. ¿Cómo se llama la escritura de los invidentes? ¿En qué consiste?
3. Pregunta a un invidente si alguna vez fue víctima de marginación en algún lugar.
4. Expresa los siguientes actos comunicativos a través de láminas.
Lámina No 1 Lámina No 2
"Prohibido asistir a clase desaseados" "Evita hablar lisuras"
Desarrolla la siguiente entrevista:
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¿Quién es César Vallejo?
César Vallejo es nuestro más grande poeta
peruano, y uno de los más destacados de la
lengua española del siglo XX. Las
traducciones de sus obras a diversas
lenguas, los estudios, las lecturas frecuentes
corroboran en parte lo planteado.
¿Por qué es importante?
Porque en sus obras se aprecia un profundo
contenido humanista. Rescata valores como
la justicia, solidaridad y lealtad con el pueblo.
Expresado a través de un estilo o lenguaje
nuevo; alcanzando así una belleza artística
muy elevada. En la obra vallejiana no hay
cabida para el arte banal, el arte por el arte.
Cuando leemos las obras de Vallejo nos
emocionamos, reflexionamos y nos
solidarizamos con el sufrimiento, el dolor y
las justas aspiraciones de las mayorías
explotadas.
¿Dónde nace y estudia Vallejo?
Nace un 16 de marzo de 1892 en la provincia
de Santiago de Chuco, departamento de La
Libertad, en la cuna de un hogar humilde;
Vallejo es el último de once hermanos y su
niñez está llena de experiencias gratas y
también desagradables que luego se
reflejarán en la mayoría de sus obras.
Estudió primaria en su tierra natal y
secundaria en el colegio San Nicolás de
Huamachuco, donde destacó como buen
estudiante gracias a su esfuerzo y disciplina.
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Estudió Filosofía y Letras en la universidad de Trujillo. Aquí hace su aparición como poeta,
Antenor Orrego lo presenta en los círculos literarios de Trujillo, ganándose el apodo de "El
cholo".
En Trujillo trabaja de cajero y luego de docente (donde tuvo por alumno a Ciro Alegría) para
ayudarse en los gastos de estudio. Más tarde en Lima inicia estudios de Medicina que los
deja inconclusos, pasa muchas dificultades siendo una de las más terribles la muerte de su
madre.
El reproche y menosprecio a su obra por parte probablemente de Clemente Palma no lo
amilana, sino que le da mayor firmeza y constancia en sus propósitos. Viaja a Francia y
España. En España lucha contra la monarquía.
Fallece en Francia, en 1938 para vivir en el corazón de los más humildes que sufren
hambre y abuso como una luz que ilumina sus pensamientos en la búsqueda de una
sociedad más justa.
¿Cuáles son sus obras más importantes?
¿De qué tratan estas obras vallejianas?
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Los Heraldos Negros
En este su primer poemario, Vallejo toca temas como la insatisfacción del hombre frente a
la vida, la muerte y el recuerdo triste de su ambiente familiar, expresado en un lenguaje que
se preocupa por el ritmo y la melodía (modernista).
Trilce
Según los críticos es la mejor obra de César Vallejo, ya que el poeta logra renovar
radicalmente la poesía, desarrollando un lenguaje propio. Vallejo deja la forma tradicional
de hacer poesía. Los temas que toca son la nostalgia por su familia, la cárcel, el erotismo,
la soledad. Se afirma que este libro lo escribió estando en prisión.
España aparta de mí este cáliz y Poemas humanos
En un lenguaje sencillo, Vallejo habla del dolor y la angustia humana, pero también nos
hace ver la fe, la esperanza humana de resolver los grandes problemas con el aporte
solidario y consciente de los hombres como lo manifiesta en su poema "Masa".
Paco Yunque
Es un cuento infantil, pero que refleja el mundo adulto injusto: la lucha entre el explotador y
explotado.
La historia transcurre en una escuela, donde Humberto Grieve, hijo del gerente de una
compañía extranjera, abusa y humilla reiteradamente de Paco Yunque, que es hijo de su
empleada. Todo esto ante la actitud temerosa, sumisa y hasta cómplice del profesor,
debido al poder económico de los Grieves.
Paco Yunque ingresa temeroso al aula y es ubicado en un
asiento al lado de Paco Fariña; pero Grieve que llega tarde
y lleno de soberbia y desvergüenza intenta llevárselo a
rastras hasta su asiento. Al no lograrlo debido a la protesta
de los demás, principalmente de Fariña golpea a éste a
escondidas y amenaza a Yunque. No atiende a las
explicaciones del profesor y responde con disparates a sus
preguntas, generando carcajadas en los demás.
En el recreo, Grieve obliga a Yunque a jugar meló, lo salta
varias veces, dándole patadas en cada una de ellas.
Yunque termina llorando de los golpes y en eso Fariña y
otros niños saltan en su defensa y otro tanto a favor de Grieve y se arma una gresca.
Al sonido de la campana ingresaron al aula. El profesor empezó a recoger los trabajos para
premiar al niño más destacado. Paco Yunque abrió su cuaderno para entregar su trabajo,
pero había sido arrancado por Grieve. Éste se había apoderado del trabajo ajeno, como lo
hace el Capitalista con el trabajo del obrero para entregarlo como suyo y ser premiado. El
cuento finaliza cuando Paco Yunque termina en llanto de impotencia frente a la injusticia.
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Aprende los siguientes poemas para que los declames en el aula.
A mi madre
Madre, me voy mañana a Santiago a mojarme en tu
bendición y en tu llanto. Acomodando estoy mis
desengaños y el rosado de llaga de mis falsos
trajines.
Me esperará tu arco de asombro, las tonsuradas
columnas de tus ansias que se acaban la vida. Me
esperará el patio, el corredor de abajo con sus
tondos y repulgos de fiesta. Me esperará mi sillón
ayo, aquel buen quijarudo trasto de dinástico cuero,
que para no más rezongando a las nalgas
tataranietas, de correhuela. Estoy cribando mis
cariños más puros. Estoy ejeando, ¿no oyes jadear
la sonda? ¿no oyes tascar dianas? estoy plasmando
tu fórmula de amor para todos los huecos de este
suelo oh si se dispusieran los tácitos volantes para
todas las cintas más distantes, para todas las citas
más distintas.
Así, muerta inmortal. Así Bajo los dobles arcos de tu
sangre, por donde Hay que pasar tan de puntillas,
que hasta mi padre para ir por allí, humildóse hasta
menos de la mitad del hombre, hasta ser el primer
pequeño que tuviste. Así, muerta inmortal. Entre la
columnata de tus huesos y que no puede caer ni a
lloros, y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometer ni
un solo dedo suyo. Así, muerta inmortal Así.
César Vallejo
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MASA
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "iNo mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver iay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver iay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego, común: ¡Quédate hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado,
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
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ACTIVIDADES
Consulta con tus profesores de Lengua y Literatura.
1. ¿Por qué es importante leer a Vallejo?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
2. ¿Cuáles son los dos poemas u obras que más les gusta? ¿Por qué?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
3. ¿Qué significa Trilce, título de una de sus obras?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
4. ¿Por qué estuvo en la cárcel César Vallejo y cómo influyó esto en su creación
literaria?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
5. En grupo discute sobre el significado de las siguientes frases de César Vallejo.
 ¡Hay hermanos muchísimo que hacer!
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
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 Yo amo las plantas no por sus flores sino por su raíz.
___________________________________________________________________
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6. Lee el cuento de Paco Yunque y elabora una breve historia en tu cuaderno.
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Nuestro país es muy variado. Sus regiones
naturales muestran muchos paisajes distintos.
Además alberga personas de diferentes culturas,
razas y costumbres. Geográficamente, es
sorprendente la cantidad de paisajes y climas que
hay en nuestro territorio.
La costa, estrecha y desértica, es bañada por las
aguas del océano Pacífico, cuyas corrientes son
cálidas en el norte y frías en el sur. Por eso
nuestro mar es uno de los más ricos del mundo:
en él vive una gran variedad de especies.
Además, los ríos costeños originan valles fértiles,
donde se cultivan distintos productos.
La sierra, atravesada por la Cordillera de los
Andes, tiene impresionantes paisajes: enormes
nevados, hermosas lagunas, profundos abismos
y desfiladeros estrechos.
La selva, tropical y húmeda, alberga miles de
especies animales. Entre sus caudalosos ríos se
encuentra el Amazonas, que es uno de los ríos.
Los científicos han identificado en nuestro país 84
de los 104 ambientes naturales distintos que hay
en todo el mundo. ¿Te imaginas la diversidad de
especies animales y vegetales que pueden vivir
en el Perú?.
Además, en nuestra patria conviven muchas
culturas diferentes. Algunas han nacido en
nuestro país, pero otras tienen su origen en
Europa, África y Asia. Frutos de estas culturas
son los distintos idiomas que se hablan en el
Perú, la riqueza de nuestras costumbres, la
variedad de nuestra música.
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PIENSA Y DESARROLLA
1. Colorea la figura que indica mejor las características de la geografía peruana.
2. Relacione entre los rasgos y la geografía correspondiente.
3. Escribe V (verdadero) o F (falso) en los rectángulos.
Nuestra riqueza cultural está en la variedad.
El Perú es rico en recursos naturales por su geografía especial.
La existencia de muchas culturas en nuestro país es un problema.
( )
( )
( )
4. Crees que en nuestro país hay respeto y valoración a las costumbres y lenguas de
nuestros pueblos. ¿Por qué?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
5. Si el Perú tiene una riqueza marítima, valles fértiles, etc. ¿Por qué los peruanos
sufren hambre?
______________________________________________________________________
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6. ¿Qué crees que debemos hacer los peruanos para resolver nuestros problemas?
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Sabemos que:
Nuestro país se caracteriza por tener diversas razas, costumbres y lenguas; determinado
por aspectos históricos, geográficos y políticos.
Debemos conocerlos, valorarlos y desarrollarlos, para alcanzar una integración e identidad
nacional, para el progreso de nuestros pueblos.
La relación entre las lenguas extranjeras y nativas
La relación entre las lenguas extranjeras y nativas
De estas lenguas la más difundida es el español, ya que se da
mejor valoración social. Por lo tanto, cuenta con medios como la
escuela, los libros, la televisión, la radio, etc. que la desarrollan y
la difunden continuamente.
Casi la misma preocupación y atención se le da al inglés. En las
escuelas es un curso obligatorio.
Sin embargo, con las lenguas nativas sucede lo contrario. Son
objetos de menosprecio y olvido, como sucede con el nativo o
cholo que es el hablante. Por eso están en camino a
desaparecer. Pero se debe tener presente que cuando una
lengua desaparece, también desaparece la riqueza cultural de un
pueblo: la sabiduría, las experiencias, las costumbres y
sentimientos desarrollados a través de muchos años.
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Valoremos lo mejor de nuestra cultura. Así nos estaremos valorando también. Hagamos
conocer y respetar la variedad cultural de nuestro país, hablando en nuestras lenguas
nativas si sabemos y sino mostrando nuestro interés por aprender.
Recuerda que: (que hablan dos lenguas) en nuestro país.
ZONAS DONDE SE HABLAN LAS PRINCIPALES LENGUAS
El español se habla en mayor parte de
nuestro país, sobre todo en las ciudades.
El quechua es hablado en la sierra, parte de
costa y selva peruana.
El aymara se habla en el Altiplano (Puno).
Las demás lenguas nativas, excepto kauki,
se encuentran dispersas en la selva.
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ACTIVIDADES
Escribe en quechua las partes de tu cuerpo.
Traduce los siguientes pensamientos al español.
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Relaciona los animales con sus respectivos nombres quechuas. Luego escribe en
inglés.
Arma el rompecabezas, descubre el mensaje y comenta:
Frase:
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Comentario:
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Completa el crucigrama según los conceptos.
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En el crucigrama anterior, las letras pintadas es un
pensamiento de Mariátegui. Comenta dicho
pensamiento.
Escribe siete lenguas nativas.
¿Cuál es la importancia del aprendizaje del inglés?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
________________________________________
¿Crees que hay cultura del sector dominante y dominado? ¿Por qué?
_________________________________________________________________________
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¿Qué debemos hacer como alumnos para desaparecer la discriminación cultural
lingüística?
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Observa estas formas de lenguaje:
Lenguaje visual Lenguaje táctil Lenguaje Olfativo
A través del lenguaje se pueden comunicar no sólo ideas, sino también sentimientos,
gustos, deseos, emociones. El lenguaje es, entonces, un sistema de comunicación a través
del cual expresamos gustos, pensamientos, emociones, etc. Asimismo podemos transmitir
información.
Ahora, observa estas otras formas de lenguaje:
Escribe en que tipo de lenguaje se comunican en cada ilustración:
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Lee los siguientes actos comunicativos y deduce los elementos:
Durante la visita al museo, la guía llamó la atención a Pablo por su mala conducta.
Museo _____________ La guía _____________
Pórtate bien _____________ El aire _____________
Lenguaje oral _____________ Pablo _____________
Un taxista tocó el claxon a un peatón para no atropellado.
Peatón _____________ Cuidado _____________
La calle _____________ Taxista _____________
El aire _____________ Lenguaje auditivo _____________
En mi casa, leí un aviso publicado en el periódico en el que se solicitaba empleados para
un restaurante.
La casa _____________ Lenguaje escrito _____________
El aviso _____________ Los lectores _____________
Se necesita empleado _____________ Las letras _____________
En la iglesia, el sacerdote transmitía a los fieles las enseñanzas de Cristo.
Enseñanzas de Cristo_____________ La iglesia _____________
Aire _____________ El sacerdote _____________
Lenguaje oral _____________ Los fieles _____________
Crea un acto comunicativo a partir de los siguientes datos:
Javier _____________ emisor Lenguaje oral _____________ Código
Daniel _____________ receptor Aire _____________ canal
Me ahogo _____________ mensaje La playa _____________ contexto
Escribe en la línea el mensaje que transmiten las siguientes ilustraciones:
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APRENDO JUGANDO
A continuación observarás una serie de dibujos. Encierra la letra del dibujo que no
pertenece a la serie:
A B C D E
A B C D E
Resuelve el siguiente crucigrama:
1. Escenario donde se realiza el
acto comunicativo.
2. Lenguaje que hace uso de
gráficos.
3. Valor que implica el respeto
por la forma de pensar y de
actuar de los demás.
4. Lo que se dice al receptor.
5. Volver a redactar en forma
corta un texto leído o
escuchado.
6. Sinónimo de inculpado.
7. Forma cómo llega el mensaje
en la comunicación.
8. Sistema de comunicación por
el cual nos expresamos.
9. Palabras de significación pa-
recida.
10.Sinónimo de agresión.
Estas actividades pretenden el aprendizaje de conocimientos por medio de ejercicios
lúdicos.
Guiar los ejercicios según el grado de dificultad.
Proponer ejercicios similares para el logro de los objetivos.
Solicitar a los(as) alumnos(as) la creación de ejercicios parecidos para que sean
desarrollados por otros(as) compañeros(as).
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¿QUÉ APRENDÍ?
Identifica los elementos de la comunicación en cada situación.
Al embarcarse Andrea en un crucero, fue despedido por su mamá, quien le agitaba su
pañuelo.
Emisor _____________ Código _____________
Receptor _____________ Canal _____________
Mensaje _____________ Contexto _____________
Cuando terminó de llevar el equipaje de Elena, el botones del hotel estiró la mano para
recibir su propina.
Emisor _____________ Código _____________
Receptor _____________ Canal _____________
Mensaje _____________ Contexto _____________
Escribe qué tipo de lenguaje se ha usado en cada caso:
Escribe las comas donde sean necesarias:
 María entró a la casa subió a su cuarto cogió su chompa y salió.
 Edgar me regaló una bata; Aurora unas pantuflas.
 Fíjate por dónde caminas Eduardo.
 Claudia la menor de mis primas viajó a Alemania.
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Reemplaza las palabras del paréntesis por un sinónimo
David __________ tarde a la fiesta. El cocinero _________ un rico pastel.
(llegó) (preparó)
Revisa lo estudiado en esta unidad y marca con un aspa (x) tus logros:
INDICADORES Logrado En proceso En inicio
Soy tolerante con mis compañeros.
Comprendo lo que leo.
Escribo resúmenes.
Identifico los elementos de la comunicación.
Identifico los tipos de lenguaje en la comunicación.
Uso la coma en textos y oraciones.
Reconozco palabras sinónimas.
o En esta sección el trabajo debe hacerse en forma individual.
o La primera parte evalúa los conocimientos aprendidos en la unidad por medio de
ejercicios; y la segunda, por medio de indicadores; de logro.
o Dar incentivos (sticker, sello, etc.) a aquellos alumnos que no tuvieron errores.
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Carta de un padre a su hijo
Mi querido Enrique; estoy seguro de que tu
compañero Estuardo no se quejará nunca del
mal genio del profesor, ni de su impaciencia.
Piensa, tú, cuántas veces te impacientas con tus
hermanos e incluso con tu madre y conmigo;
¿cómo no va él a hacerlo con unos muchachos a
veces rebeldes, poco atentos y estudiosos?
Piensa que hay muchos chicos bondadosos y de
carácter agradable; pero hay muchos otros que
no son agradecidos, sino que abusan de su
bondad y no le hacen caso. Hasta el hombre más
paciente de la tierra se dejaría llevar por la ira en
algún momento si estuviera en su lugar.
¿Y tú sabes cuántas veces debe ir el profesor a
dar clase estando enfermo, sólo porque piensa
que no está lo bastante grave como para
quedarse en cama? Pero es lógico que esté de
mal humor y preocupado y con un disgusto al
darse cuenta de que sus alumnos, en vez de
ayudarle en ese día, quizá se ensañen con él
hablando y enredando más que de costumbre.
Ama mucho a tu maestro, hijo; quiérele, porque
él te abre sendas de la virtud, y te enseña a ser
un hombre en esta difícil vida. Yo le respeto, porque ayuda a los niños que luego le olvidan
al hacerse hombres; porque les educa y les abre una luz en su corazón.
Quiere a tu maestro porque es uno de los miles de miles que andan esparcidos por todo el
mundo, educando las mentes infantiles; la primera persona a quien más debes querer
después de tu familia.
Pronuncia siempre dulcemente la palabra maestro, la más hermosa que puede recibir un
hombre después de la palabra padre. Tu padre.
(De Edmundo Amicis: Corazón)
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Piensa y responde.
1. ¿Qué busca principalmente el padre de Enrique en la lectura anterior?
A) Informar a Enrique sobre los diversos problemas.
B) Amonestar a Enrique sobre su mal comportamiento.
C) Llamar la atención a los maestros irresponsables.
D) Hacer tomar conciencia a Enrique sobre el esfuerzo de los maestros.
2. Según la lectura ¿por qué los maestros pierden la paciencia mayormente?
A) Por su falta de carácter.
B) Por su falta de dominio del tema.
C) Por la indisciplina de algunos niños.
D) Por el poco estudio de los alumnos.
3. Marque la afirmación verdadera sobre el padre de Enrique
A) Crítica a los maestros.
B) Siente rechazo por los niños.
C) Odia a Enrique por sus actividades.
D) Reconoce y valora el esfuerzo de los maestros.
4. La palabra rebelde es equivalente en el texto a:
A) desobediente
C) lento
B) malvado
D) intranquilo
5. El texto leído tiene la forma de
A) un oficio
C) una carta
B) un documento
D) una solicitud
6. ¿Qué opinas sobre la justificación del malestar del maestro por parte del padre de
Enrique? ¿Por qué?
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En la mayoría de palabras podemos identificar las siguientes partes:
o Raíz lexema. Es la parte que no varía y contiene el significado básico de la palabra.
o Prefijo. Es la parte que va antes de la raíz
o Sufijo. Es la parte que va después de la raíz
El conocimiento de la estructura de la palabra nos permite ampliar y enriquecer nuestro
vocabulario. Así también nos permitirá el uso adecuado de las letras o grafías, ya que toda
familia de palabras conservan las letras de su raíz.
Por ejemplo al escribir camisita y no tengo la seguridad de sí se escribe con "s" o con "c";
para salir de dudas recurriré a la raíz (camis-) la cual me indica que debe escribirse así:
camisita conservando la raíz para las demás palabras que se deriven de ésta, a cuyo
conjunto se le denomina familia de palabras.
Como podemos ver el lenguaje es dinámico y evoluciona, se van formando nuevas
palabras a partir de la raíz.
Existen dos tipos de palabras: palabras simples y palabras compuestas.
1. Palabras simples: Son las que no provienen de otras palabras, ejemplo: sol, pan, vivir,
papel, casa, etc.
2. Palabras compuestas: Son las que se forman a partir de otras, ejemplo: insolación,
panificador, sobrevivir, empapelar.
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¿CUÁLES SON LOS PROCESOS DE FORMACIÓN DE PALABRAS?
Existen tres procesos para la formación de palabras: derivación, composición y
parasíntesis.
Derivación
Consiste en formar palabras agregando a la raíz prefijos o sufijos.
Prefijación Raíz Sufijación
em - papel ar
im - plant
libr
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in- humano
1. Forma palabras derivadas completando los círculos con los sufijos.
2. Forma palabras derivadas relacionado correctamente entre los prefijos y las
palabras simples.
PREFIJOS PALABRAS SIMPLES PALABRAS DERIVADAS
Re Leal 1.
Anti Considerar 2.
archi Nutrido 3.
Bi Vivir 4.
Des Millonario 5.
in virus 6.
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3. Descubre palabras y escribe su familia
Composición
Consiste en formar palabras uniendo dos palabras simples.
1. Observa los dibujos e indica a qué palabra compuestas se refiere en cada caso.
Haz volar tu imaginación y crea palabras compuestas y sus dibujos como la anterior en
tu cuaderno.
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2. Uniendo las palabras simples de cada figura geométrica forme palabras
compuestas.
Parasíntesis
Es la formación de palabras donde intervienen a la vez la derivación y la composición.
1. Complete en el laberinto la familia de la palabra escrita en la flecha.
por + dios + ero quince + años + era
composición
composición
derivación
derivación
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2. Forma familia de palabras y completa las oraciones con ellas.
3. Indica mediante que proceso se han formado las palabras de cada oruguita.
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ACTIVIDADES
Con las siguientes palabras derivadas y compuestas ayúdale a la niña a escribir una
historia.
Relaciona correctamente los prefijos con las palabras simples y obtendrás nuevas
palabras
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Un reporte es un informe detallado de un acontecimiento que has visto. Cuenta
además con testimonio propio y de la gente que presenció los hechos.
Para redactar un reporte debes tener en cuenta los siguientes aspectos:
 Escribe todos los detalles posibles (fecha, hora, lugar, en que circunstancias ocurrió, las
posibles causas, etc.)
 La información debe ser verdadera y constatada.
 Debes ser objetivo, es decir, dejar de decir todo lo que en ese momento piensas y
sientes.
Escribe un reporte teniendo en cuenta las ilustraciones y las palabras claves que se
te presentan. Crea un título impactante y escríbelo en la línea.
TITULO: ____________________________________
Primer Párrafo: Habla de los antecedentes del desastre
puerto crucero diversión tranquilidad despedida Familiares
Segundo párrafo: Habla del desastre en sí
perdió maremoto comunicación tragedia destrucción afectados
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TERCER PÁRRAFO
BÚSQUEDA ESPERANZA NAÚFRAGOS AVIONES CANALES DESAPARECIDOS
Islas desiertas hallados
Ahora escribe tu reporte aquí, hazlo en tres párrafos:
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“Recuerda revisar tu ortografía y caligrafía antes de presentar tu trabajo”
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El 1° de mayo se celebra el Día del Trabajo para conmemorar el incidente ocurrido en
Chicago, en el cual los obreros de Estados Unidos sacrificaron su vida por conquistar la
jornada diaria de 8 horas. Los protagonistas de esta sangrienta lucha dejaron como
precedente las bases de la jurisprudencia obrera: Hecho y Derecho.
En este acontecimiento murieron 80 manifestantes y fueron tomados muchos prisioneros,
de los cuales 5 fueron condenados a la horca; 2, a cadena perpetua y uno, a prisión por 15
años.
En el Perú, las 8 horas laborales se instituyeron en el gobierno de José Pardo y Barreda, en
1919.
Lee la siguiente anécdota sobre el trabajo y coméntala:
Hatentai era, entre los árabes de su época, el más liberal y generoso. Un día le preguntaron
si había conocido algún hombre de corazón más generoso y noble que el suyo y el
contestó:
"Un día me paseaba por el campo con algunos amigos, y vi un hombre que había recogido
una carga de espinos secos para la lumbre. Le dije que fuera a casa de Hatentai mi casa
donde se daba pan y carne. El hombre respondió que el que puede comer el pan con el
trabajo de sus manos, no quiere deber nada a Hatantai. Aquel hombre, valía más que yo".
El 2 de mayo, se recuerda un episodio de la guerra con España: el sacrificio heroico de
José Gálvez. Luego del combate de Abtao y el bombardeo a Valparaíso, la flota española
se dirigió al Callao.
El 2 de mayo de 1866 se produjo el combate. La superioridad española no intimidaba a los
patriotas la sangrienta lucha duró cuatro horas, luego de las cuales la escuadra española se
dirigiría, derrotada a la isla de San Lorenzo. De ahí, partirían a España y nunca más
trataron de retomar a nuestro país.
Además de José Gálvez, muchos otros soldados ofrendaron sus vidas en defensa de la
patria.
 Solicitar a los alumnos(as) que lean el recuadro que está asociado con la fecha
cívica.
 El (la) profesor(a) deberá profundizar más la información.
 Buscar otras poesías o frases en relación a la fecha cívica.
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EL SALUDO
La muestra más delicada, la más exquisita de civilidad, es el saludo. En la manera de
saludar se conoce a las personas, y por el acto del saludo se diferencian sustancialmente
las personas de las bestias. Si éste es culto y refinado, el otro torpe o muy patan, y el de
más allá grosero o truhán, los conoceréis por el saludo. Por el saludo, también, vendréis en
la cuenta de quien peca de muy pegado de sí mismo; se os revelará la altivez que no se
justifica o la nobleza de espíritu que en sencillez se
envuelve. Un rostro, unos ojos, unos labios que se
iluminan al saludar, quedarán en vuestro recuerdo por
toda la vida.
Ahora, que no todos saludan del mismo modo; y aún,
algunos, ni saludan.
Estamos sobre el borde de un corral. Hay en el corral
algunos animales: caballos, vacas o mulos. Entran de
pronto otros mulos, vacas o caballos. No advertiremos
en ellos ninguna señal de inteligencia.
A lo más, se miran o se olfatean, y luego quedan tan
tranquilos.
Pues bien: elocuente semejanza notáis entre estos
honestos cuadrúpedos y la persona que, al entrar en
un recinto donde se hallan otra u otras, no se acuerda
de que es persona y olvida el saludo. Las fórmulas del
saludo en Oriente no son como se creen signos de
humillación y abyección ante el extranjero, sino
simplicidad adorable. Basándose en un sentimiento
noble, expresan anhelo de que el sujeto a quien se
dirigen goce de paz: soberano bien para un pueblo
pastoril. En Occidente, el saludo, menos estático, más
efusivo, libre y cordial, aparece lleno de simpatía.
Ya saludaban los egipcios. Hacíanlo - según Herodoto
– inclinando el cuerpo en señal de respeto y bajando la
mano hasta la rodilla. A veces, ponían la mano sobre el pecho, o curvaban el tronco con
una o ambas manos al nivel de la rodilla. Pero el modo ordinario de permanecer en
presencia de un superior era con la mano puesta a través del pecho hacia el hombro
opuesto; después se inclinaban bajando la otra mano hasta la rodilla.
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Más que en actitudes, el saludo consistía en palabras entre griegos y romanos. La
expresión salutatoria del griego era: "Hállate bien", o a más a menudo: "¡Regocíjate!",
concepto este último revelador de que en la luminosa Hélade, lo principal y más importante
era llenar la vida de alegría . Los romanos
decían: "¡Ave!" por la mañana, y "¡Salve!" (sé
salvo) por la tarde; y era "¡Vale!" (sé fuerte) su
palabra de despedida. Acostumbraban
además, unos y otros - como nosotros - darse
la mano derecha; tal acto era prenda de
fidelidad, devoción hospitalaria.
Los propios bárbaros copian de los antiguos -
espejo de elegancias - el saludo. Se extrema y
refina éste más acá del período medieval. En el
siglo XVI, los hombres saludan descubriéndose,
y las damas doblando la rodilla con mucho
hechizo y gentileza.
Árabes y hebreos persisten en aquel su
arraigado concepto de "La paz sea contigo", en
su "Salam aleika" y en su "Shalom". En otros
pueblos, el saludo va de acuerdo con el clima:
"¿Cómo va la transpiración? Transpire usted abundantemente", dicen los egipcios; en tanto
que en los chinos - según me cuentan - el pensamiento salutatorio es delicadamente
gastronómico: "¿Ha tomado usted su arroz? Y el estómago, ¿va bien?" Los persas, por el
contrario, en cuyo país, quemados por el sol, no se tienen delante sino luz ardiente y
espesas sombras, y donde abanico y quitasol son emblemas supremos, no encuentran ni
usan mejor saludo que éste: "Pueda tu sombra no, disminuir jamás."
Viniendo ahora a nosotros, ¿quién duda que hemos gozado siempre fama de saludadores y
corteses?
Nuestro ceremonial ha sido y es vasto y complicado. Nadie puede trasponer, sino al cabo
de no pocas pamemas, una puerta.
"Pase usted" "No, de ninguna manera: usted primero." "Hágame usted favor..." "Sírvase
usted..." el primer tipo con quien nos encontramos en la calle, le ofrecemos la propia casa,
asegurándole que es suya. Es signo de extremada cortesía que, en la mesa, el invitado con
no a su gusto y talante, sino con riesgo de que al abandonar los manteles se derrumbe
víctima de un "miserere". Somos "servidores" de todo el mundo, aunque maldito lo que
pensemos servirle. ¡Y ni qué hablar de fórmulas ya en desuso, como la del ya tiene usted
un nuevo criadito a quien mandar", que por el treinta y tantos del otro siglo puso en aprietos
a la ínclita señora Calderón de la Barca! ¡Simplezas! - se argüirá-. ¡Palabras vacíala
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sentido! No del todo, sin embargo. Tienen y muy importante, por cierto: el de suavizar el
trato humano.
Ante todo hay que saludar. Y por más que algunos adopten la costumbre yanqui del
"buenos días" o "buenas noches" las manos en los bolsillos, y que tal o cual señorita
enarbole y agite el brazo derecho para saludar de lejos.
Ha una amiga o amigo, seguimos creyendo, los más, que el saludo es la piedra de toque de
cortesía. Dime cómo saludas, y te diré quién eres. Pero, si no saludas no eres nadie.
Carlos González Peña (México).
Lecturas Dirigidas 6to. Grado
Piensa y desarrolla.
1. Marque SÍ, s¡ la afirmación es cierta; o un NO, si es falsa.
SI NO
Existen diversas formas de saludar.
La forma de saludo permite conocer la personalidad.
El autor dice que el saludo es optativo (no obligatorio).
El saludo puede ser de manera gestual.
Lo soberbio, lo creído se puede notar a través del saludo.
Existe una semejanza entre el hombre que no saluda y los animales.
2. Pinte de un mismo color entre la persona y su saludo correspondiente
3. En la expresión: “Al entrar en un recinto ...”. La palabra resaltada es equivalente a
A) grupo B) lugar C) plaza D) habitación
4. Principalmente, el autor habría escrito la lectura anterior para
A) hablar de la historia de los saludos.
B) informar que existen diversos saludos.
C) convencer a la gente sobre la importancia del saludo.
D) la necesidad de comunicarse permanentemente entre los hombres.
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5. Escribe en el recuadro, si la relación de cada par de palabras es sinónima,
antónima o de inclusión.
 advertir - percatar
 ordinario-inusual
 nobleza-refinado
 hospitalario - acogedor
 abyección – ruindad
 animal - caballo
 soberano-vasallo
 vasto - reducido
6. ¿Qué aconsejarías a tus compañeros para que nunca dejen de saludar?
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7. Copie en su cuaderno las palabras en negritas del texto e investigue su
significado.
8. Crea y dibuja tu propia forma de saludar.
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ASPECTOS PREVIOS
Al estudiar cualquier ser o cosa que nos rodea, nos daremos cuenta que presenta una
organización o estructura en la cual se puede distinguir sus elementos o partes que tienen
una naturaleza o función específica. Por ejemplo, el cuerpo humano es un todo en el que
podemos distinguir: órganos, piel, huesos, músculos y sangre cumpliendo cada uno de ellos
una función específica.
Del mismo modo, en la estructura de la oración podemos reconocer las siguientes clases
de palabras.
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¿Qué es el sustantivo?
Al salir de casa rumbo al colegio, en el trayecto, seguramente has visto a muchas personas
y diversidad de cosas, a la vez debes haber sentido emociones y sentimientos diversos
(cólera, alegría, miedo, etc).
Y a las palabras que son nombres de todas estas cosas y sentimientos se llaman
sustantivos o nombres.
Los sustantivos son palabras variables que en la oración cumplen la función de núcleo del
sujeto.
RECUERDA QUE
“El sustantivo es el nombre de personas, animales y cosas materiales e inmateriales”
1. Descubre el sustantivo al que se refieren las palabras de la huellita.
2. Ordena los sustantivos de lo general a lo particular.
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ACTIVIDADES
Teniendo en cuenta la lectura anterior extrae de la siguiente sopa de letras los sustantivos
referidos a personas, cosas y sentimientos.
Sustantivos que indican
 Animales:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
 Cosas:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
 Procedencia:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
 Actitudes o hechos:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
Guiándote con los conceptos descubre los sustantivos.
1. Herramienta para cortar el pasto.
2. Árbol cuyo fruto es la aceituna.
3. Insecto volador que se alimenta de
sangre.
4. Ave corredora de gran tamaño.
5. Artefacto que propaga aire.
6. Reloj de gran precisión.
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Forma sustantivos al completar los recuadros, tal como muestra el ejemplo y elabora
oraciones.
ORACIONES
1.
.......................................................................
6.
.......................................................................
2.
.......................................................................
7.
.......................................................................
3.
.......................................................................
8.
.......................................................................
4.
.......................................................................
9.
.......................................................................
5.
.......................................................................
10.
......................................................................
Recuerda que el núcleo (palabra más importantes) del sujeto es un sustantivo. Ahora
colorea las palabras que sean sustantivos.
El campesino trabaja mucho. El hombre campesino labra la tierra.
El Aymara es una lengua nativa. La muchacha joven es muy estudiosa.
El rojo es mi favorito El pequeño lloraba por su madre.
Mi zapatilla blanca se manchó. La joven charlaba con su madre.
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No hace mucho, ciudadanos, vi pasar un vehículo cargado de ladrillos. ¡Dios mío! El
corazón me dio un vuelco de alegría.
Pues eso significa que estamos, por así decirlo, edificando. iNo se transportan tabiques sin
motivo! Quiere decir que, en alguna parte, construyen una casita.
Tal vez, dentro de veinte años - o menos, creo yo -,
cada ciudadano tendrá un cuarto para él solo. Y si la
población no aumenta mucho y, por ejemplo, permiten
el aborto, habrá hasta dos habitaciones por persona. E
incluso tres. Con cuarto de baño y todo.
Entonces viviremos en grande, ciudadanos! En una
pieza se podrá dormir, en otra recibir visitas, y en la
tercera... Bueno, cuando se lleve una vida tan libre y
llena de comodidades, se sabrá qué hacer con esa
tercera habitación.
Por ahora, sin embargo el asunto de la vivienda es
algo complicado, diría yo. Aún podría calificarse de
crítico.
Tómenme a mí como ejemplo. Acabo de llegar de
Moscú. Experimenté esta crítica situación en carne
propia, como suele decirse. Figúrense ustedes que
llego a Moscú, ando por las calles con mis trebejos y
no encuentro casa. Ni siquiera hallo dónde dormir,
pues en ninguna parte quepo con mis cachivaches.
Entonces durante dos semanas voy y vengo, greñudo
y con unas barbas así de crecidas, cargado de mis cosas, hasta que decido regalarlas a mi
paso. Es más fácil buscar vivienda sin estorbos. Camino y camino, y al fin un hombre me
dice:
Por treinta rublos, puedo acomodarlo en el cuarto de baño. El apartamento es de lujo... allí
vivirá usted. A falta de ventana, tiene puerta. ¡Y agua al alcance de la mano! Si quiere, se
puede llenar la tina y zambullirse en ella todo el día.
-Estimado compañero - respondo -, no soy pez ni necesito vivir mojado, sino seco. Y ya que
el lugar es húmedo, redúzcame el precio del alquiler.
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-No puedo, compañero. Lo haría con gusto, pero no puedo. No depende únicamente de mí.
El piso es comunal y, entre todos los inquilinos hemos fijado el alquiler del cuarto de baño.
-Bueno ¿qué remedio me queda? Tome los treinta rublos y déjeme entrar enseguida. Llevo
caminando tres semanas y estoy a punto de desmayarme.
-Está bien.
Y me instalé en el cuarto de baño.
A decir verdad, es de lujo, con tina de mármol. Pero no hay donde sentarse, pues si trata
uno de hacerlo en el borde de la bañera, se resbala hasta el fondo del mármol.
Entonces, decido cubrir la tina con tablones. Y así vivo. Pasa un mes y me caso. Con una
muchacha jovencita, muy buena ella. Sin habitación.
Al principio, temo que no le guste nuestro hogar y que me deje por la falta de comodidades;
pero no, sólo se enfurruña un poquito y dice:
- Después de todo, no por vivir en cuarto de baño deja uno de ser decente. Además, en
último caso, podríamos colocar unos canceles. Ahí por ejemplo, iría la recámara, y aquí el
comedor.
- Podríamos hacerlo, ciudadana, pero los malditos arrendadores no lo permiten. Ya me han
dicho varias veces: iNada de modificaciones!.
- Está bien. Ni modo.
Y vivimos como se puede.
En menos de un año, mi mujer tiene un bebé.
Le llamamos Volodia y lo bañamos allí donde vivimos.
La cosa va muy bien. Aunque el niño se moja todos los días, no se constipa.
Lastima que, por las tardes, los del apartamento vengan a lavarse a nuestro hogar.
Mientras ellos están en el cuarto de baño, la familia entera tiene que esperar en el pasillo.
- Ciudadanos, báñense los sábados. No es posible hacerlo todos los días. ¿Cómo vamos a
vivir mi familia y yo? iPóngase en mi lugar!
Pero los muy infames que son treinta y dos, se enojan y amenazan con romperme la nariz.
Pasado algún tiempo, llega mi suegra de la provincia. Se instala detrás del calentador.
- Siempre he soñado - me dice - con arrullar en mis brazos a mi nieto. No puede usted
negarme esa pequeña satisfacción.
- No se la niego - respondo - Arrúllelo usted. El diablo se la lleve. También puede llenar de
agua con su nieto.
Y le pregunto a mi esposa:
- Ciudadana, ¿quieres traer más parientes a casa? De ser así, dímelo de una vez. No te dé
vergüenza.
Pues... No estaría mal que mi hermanito pasara con nosotros las vacaciones.
Sin esperar al hermanito, abandoné Moscú.
Por correo, envío dinero a mi familia.
Hernán Alvarado: Lecturas Inolvidables.
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Piensa y responde.
1. El mayor problema que aborda el texto es:
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________________________________________________
2. ¿Cuál es la secuencia correcta de hechos del relato?
I. Llegada del personaje principal a Moscú.
II. Establecimiento y convivencia en el baño.
III. La dura caminata del autor en busca de habitación.
IV. El hastío del problema de habitación y el abandono a su familia.
Secuencia: ________________________________________
3. Coloque V o F según convenga.
El autor narra en primera persona.
El autor hace notar su individualismo.
Le alegró mucho ver una camión con ladrillos.
La lectura es plenamente realista y no hay exageración.
( )
( )
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( )
4. ¿Cuál es su mayor ilusión del autor?
A) Una vivienda cómoda donde vivir.
B) Tener una familia muy unida.
C) Conseguir una habitación aunque sea pobre.
D) Sobrellevarse con los demás inquilinos.
5. ¿Qué recurso usa el autor para sensibilizarnos?
A) La exageración B) Comparación C) El realismo puro
6. ¿Por qué abandonó Moscú el personaje principal?
A) Por la incomodidad de la habitación y la desconsideración de su esposa.
B) Por mejores oportunidades de trabajo.
C) Por la incompatibilidad de caracteres.
D) Por la amenaza de los otros inquilinos
7. ¿Qué hubieras hecho tú frente a la idea de la esposa en traer más familiares a la
casa?
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¿CUÁNTAS CLASES DE SUSTANTIVOS EXISTEN?
Existen varias clasificaciones según el punto de vista que se tome en cuenta.
En sexto grado lo veremos desde le punto de vista semántico, es decir, considerando el
significado de los sustantivos.
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ACTIVIDADES
Teniendo en cuenta la imagen, coloca dentro del recuadro un sustantivo concreto y
un sustantivo abstracto que se relaciones con este.
A cada sustantivo individual completa con su sustantivo colectivo del recuadro.
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Palmas cruzadas
- Mamífero marino de gran tamaño.
- Instrumento manual para darse aire.
- Natural de Líbano.
- Enfrentamiento armado que se da en el mar.
- Plural de instrumento de limpieza.
- Fruta ácida de pulpa blanca, parecida a la
chirimoya.
Transforma los siguientes adjetivos y verbos en sustantivos abstractos.
Combinando las letras (sin agregar ni repetir la letra) dadas escribe como mínimo un
sustantivo común y otro propio).
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Coloca el sustantivo colectivo y el sustantivo individual según los gráficos
Clasifica cada sustantivo según su significado en el cuadro de la siguiente página.
- libro
- número
- tubérculo
- risa
- Huascarán
- cancionero
- verdad
- Ayacucho
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Llenamos el crucigrama y comprobamos lo aprendido sobre el curso.
1. Clase de sustantivo que indica a algo inmaterial.
2. Medio de comunicación audio visual de masas.
3. Elemento de comunicación que transmite el
mensaje.
4. Conjunto de soldados.
5. Signo de puntuación que indica una pausa breve.
6. Sinónimo de valiente.
7. Lengua nativa del altiplano.
8. Lluvia fina, suave.
9. Conjunto de signos y reglas usados en la
comunicación.
10.Conjunto de malhechores o delincuentes.
11.Relato literario donde los animales hablan.
12.Cien años.
13.Elemento comunicativo físico por donde circula la
comunicación.
14.Contrario de noche.
15.Arte que consiste en el movimiento armonioso del
cuerpo.
16.Que regula el tránsito.
17.Autor de Poemas Humanos.
18.Instrumento antiguo para calcular.
19.Tipo de comunicación en que el emisor y el
receptor están juntos.
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EL HOMBRE QUE NO TENIA PIES
Acostumbraba preocuparme mucho, pero un día de primavera caminaba por las calles,
cuando vi algo que desterró todas mis preocupaciones. Todo sucedió en cuestión de diez
segundos, pero durante esos diez segundos aprendí más acerca de cómo vivir de lo que
había aprendido en los diez años anteriores. Perdí no solamente todos mis ahorros, sino
que también incurrí en tantas deudas que necesité dos años para saldarlas.
Había cerrado mi tienda y, en ese momento, me dirigía al banco a solicitar un préstamo.
Caminaba como un derrotado; había perdido todos mis deseos de lucha y mi fe. De pronto
vi venir por la calle a un hombre a quien le faltaban las piernas. Iba sentado sobre una
pequeña plataforma de madera equipada con ruedas de patines
y se impulsaba a lo largo de la calle ayudándose con un trozo
de madera que llevaba en cada mano.
Me crucé con él justamente cuando acababa de cruzar la calle
y empezaba a levantarse unos centímetros del suelo, sobre la
curva, para subir a la acera.
Mientras ladeaba su pequeña plataforma de madera en cierto ángulo, sus ojos se
tropezaron con los míos y me saludó con amplia y maravillosa sonrisa. "Buenos días, señor.
Hace una linda mañana, ¿no es verdad?" me comentó animoso. Mientras me quedaba
mirándolo, comprendí lo rico que era; yo tenía dos piernas. Podía caminar. Me sentí
avergonzado de mi autocompasión. Y me dije a mí mismo, si él puede sentirse feliz: y
mostrarse animoso y confiado sin piernas; ciertamente, yo puedo hacerlo con mis piernas.
Empezaba a sentir que mi pecho se levantaba. Pretendía solicitar un préstamo de
únicamente cien dólares, pero ahora tuve el ánimo de pedir doscientos. Tenía intenciones
de decir que me dirigía a otra ciudad para tratar de encontrar un trabajo, pero ahora les
anuncié confiado que iba para obtener un trabajo. Logré que concedieran el préstamo y
obtuve el trabajo. Ahora, en el espejo de mi baño, he pegado las siguientes palabras y
acostumbro leerlas cada mañana mientras me rasuro: Me sentía triste porque no tenía
zapatos, hasta que en la calle me encontré con un hombre que no tenía pies.
Ángel García Casas: Manantial G.
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Adjetivo
Es la palabra que ................ al ........................... para .................................
Clases de Adjetivos
- Adjetivos calificativos
- Adjetivos determinativos
El adjetivo calificativo indica una cualidad, rasgo o característica de las personas,
animales y cosas.
Ejemplos:
Conocemos los grados del adjetivo calificativo
Se llama grados del adjetivo a la mayor o menor intensidad con que se presente la
cualidad. Pueden ser:
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EL PEQUEÑO HÉROE DE HARLEM
Muy lejos, a través del océano, hay una nación famosa por sus flores que se llama
Holanda. Allí la superficie de la tierra es más baja que el mar, por lo que los holandeses han
tenido que sus flores que su superficie de la tierra es más baja que el mar, por lo que los
holandeses fabrican unos grandes y anchos diques, son los que impiden que el agua del
mar entre e inunde el país.
Como de ellos depende la vida y la seguridad de Holanda, hombres y mujeres los vigilan
noche y día para descubrir las grietas que el batir de las
olas haya podido abrir. Un hoyo mínimo en el dique, y
esto hasta los niños holandeses lo saben, puede en
pocos minutos convertirse en una gran abertura la que el
mar arrasaría el país.
Pues en esa tierra y en la ciudad de Haarlem vivió una
vez un niño que se llamaba Hans. Una mañana, muy
temprano, Hans y su hermanito decidieron ir a pasear por
los campos próximos al dique, donde como no había
casas, podían jugar a sus anchas. Al cabo de un rato,
Hans se subió al muro para ver cómo rompían las olas
contra el dique; de improviso el hermanito, que había
quedado abajo, le gritó: ¡Hans! ¡Hans! ¡Mira que hoyito
más raro hay aquí! ¿Un hoyito dices? - preguntó Hans
alarmado ¿Dónde? Aquí en el muro, Hans... ¡Y está
saliendo
Al oír estas palabras, Hans se deslizó al suelo tan rápido
como pudo y fue al lugar que su hermano le señalaba. ¡Es
una grieta en el dique! - exclamó - ¿Qué podremos
hacer?
Miró a su alrededor en busca de ayuda: no se veía una
casa, una persona nada. Comprendió el niño que no tenía un momento que perder: si no
ideaba algo bien pronto, aquel hoyito se haría más grande y el dique entero se vendría
abajo. El pueblo quedaba muy lejos y no había tiempo de correr los dos a pedir auxilio.
Trató de tapar el hueco con alguna piedra, pero fue inútil: había pocas y ninguna se
ajustaba al tamaño de la grieta. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? - dijo por fin - ¡Mi
dedo índice!
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Probó entonces a introducir el dedo en la grieta y con gran satisfacción vio que quedaba
bien apretado y no dejaba pasar el agua.
¡Corre, Dieting! ¡Corre! - gritó enseguida al hermanito - ve al pueblo y di que hay una grieta
en el dique, que yo aguantaré hasta que los hombres lleguen. iDiles que se apuren, Dieting!
¡Que se apuren!
El hermano pequeño no entendía bien, pero comprendió por la cara de Hans que algo
grave pasaba y que él tenía que dar la alarma.
No se lo hizo decir dos veces y echó a correr tan veloz como sus piernecitas podían. Hans,
de rodillas, quedó sólo entre la tierra y el mar, con su dedo hundido firmemente en el dique.
Detrás se oía el incesante batir de las olas, que cada vez le parecía más próximo. Pasaron
las horas y, de pronto, una rara sensación le recorrió primero el dedo y después toda la
mano. Un frío le invadió el brazo y se le extendió por el hombro hasta helarle la espalda. El
dedo le dolía y sentía calambres...
- ¿Faltará mucho para que lleguen? - se preguntó angustiado.
A Hans le pareció que su hermanito se había marchado hacía ya muchas horas. Miró el
camino y nada... El dolor en el brazo crecía, y crecía, y, por fin, agotado, apoyó la cabeza
en el dique para descansar un poco. Al pegar el oído a la pared, oyó al mar que murmuraba
contra el muro, y el sonido que hacía parecía decirle:
- Soy el inmenso mar. Nadie puede luchar contra mí ¿Quién eres tú, pequeño niño, para
tratar de que no entre en tu país? Ten cuidado, niñito, mucho cuidado.
El corazón de Hans latió con fuerza. ¿No vendrían nunca los hombres? ¿Se habría perdido
el hermanito? Hans se sintió más solo que nunca y tuvo miedo.
El agua seguía batiendo contra el muro y él imaginaba que le decía:
- Voy a entrar, niño porfiado. Soy el poderoso mar y entraré y te arrastraré. Corre, niño,
huye antes de que yo entre.
Hans sintió pánico y comenzó a sacar el dedo, ya lo tenía casi fuera cuando recordó todo lo
que dependía de él: las tierras. las cosechas, el pueblo entero... apretando los dientes, se
volvió hacia el muro:
- No entrarás - susurró - no entrarás, porque no huiré.
Y metió aún más el dedo en el dique.
No había terminado de hablar, cuando un ruido le hizo levantar la cabeza y mirar hacia la
carretera. Allá, por lo último del camino, una nube de polvo avanzaba. iEran los hombres
del pueblo! ¡Ya no estaba solo en su lucha contra el mar! Al poco, Hans pudo distinguir que
venían armados con pico y palas y oyó que le gritaban:
- ¡Resiste, Hans, resiste, que ya llegamos! Una vez que estuvieron cerca y vieron cómo,
pálido por el dolor, mantenía el dedo bien firme en el dique, todos aclamaron conmovidos
su heroísmo y le dijeron que había salvado a la ciudad
Luego que repararon el dique, volvieron a sus casas con Hans sobre los hombros; y así lo
entraron en Haarlem, como se entra a los hombres que han realizado una hazaña en pro de
su país.
Adaptación del cuento de Joseph Esenwein y Marieta Stokard
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PIENSA Y DESARROLLA
1. En orden de importancia, enumere los personajes de la lectura.
2. Relacione correctamente entre las palabras en negritas de la caja con globos que
contienen sus sinónimos.
3. Copia las palabras dentro de las figuras según la amplitud de la ideas.
Haarlem
Holanda
Europa
4. Complete las oraciones
- Hans se subió al muro para .......... como rompían las ..................... contra el dique.
- El pueblo ................. de día y noche para descubrir las .......... que el batir de las olas
haya podido abrir.
- Los ............ impiden que el agua del mar entre ........... al país.
5. ¿Por qué se sacrifico Hans?
- Porque su dedo quedó atrapado.
- Porque tenía mucho miedo a la muerte.
- Porque quería evitar la inundación del pueblo.
- Porque el pueblo no quiso apoyarlo ante el peligro.
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6. ¿Qué alternativa presenta dos virtudes de Hans?
A) Justo y humilde B) Valiente y solidario
C) Fuerte y alegre D) Sincero y sereno
7. ¿Crees que es importante el sacrificio por los demás? ¿Por qué?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
8. ¿Qué harías tú si se presentase en tu distrito una situación parecida?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
IMPORTANTE, LO QUE DEBEMOS CONOCER SOBRE LA COMA
La coma es el signo de puntuación que indica una pausa breve en el escrito. Sirve para dar
mayor claridad al mensaje. Es uno de los signos de puntuación más usados, por eso es
fundamental que la conozcamos y apliquemos bien. Su ubicación es determinante, porque
una misma oración se puede entender de manera contraria. A manera de ilustración
presentamos el siguiente caso anecdótico:
En una guerra civil de cierto país (hace muchos años) capturan al general rebelde
enemigo y preguntan, por telégrafo, a la capital si lo perdonan o lo fusilan. La capital
respondió así en el telegrama:
PERDONARLO, NO FUSILARLO.
Pero el telegrafista, poco conocedor de la ortografía, copia fatalmente así:
PERDONARLO NO, FUSILARLO.
En este caso, el cambio de posición de la coma, por error, le ha dado a la expresión el
sentido contrario.
La orden de la capital era mantener la vida del general, pero el uso erróneo de la coma hizo
entender que tenía que ejecutarse.
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Aplicando la coma enumerativa
1. Escribe en la redondela las palabras cuyos conceptos aparecen y luego forma dos
oraciones.
2. Siguiendo las letras encontrarás nombres de productos, forma dos oraciones.
3. Relacionando las silabas encontrarás objetos, forme dos oraciones.
No olvidemos:
La coma vocativa separa el nombre o expresión con que mandamos o pedimos a alguien.
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Observa que su presencia cambia el sentido de la oración.
1. Coloca la coma donde corresponde.
2. Descubre la oración de mandato y coloca la coma vocativa.
Recuerda
La coma elíptica es la que va en lugar de un verbo o frase suprimida, para no repetir
innecesariamente.
Sabemos que
La coma explicativa es aquella que encierra a la expresión que aclara o precisa algo
en la oración.
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Ejemplo:
Julio alumno de 6to. Grado, es mi amigo.
expresión aclarativa
Como hemos visto en el ejemplo anterior, la expresión aclara o precisa respecto a
Julio y por lo cual va entre comas.
Resuelve
Relaciona cada oración con el tipo de coma que se ha usado, escribiendo el número
en el paréntesis:
1. En enumeraciones
2. Para separar el nombre de la frase
3. Para interrumpir la oración
4. Para hacer aclaraciones
5. Para encerrar frases adverbiales
6. Para reemplazar al verbo
( )
( )
( )
( )
( )
( )
Julio viajó a Londres; Rosa, a Roma.
Comieron chizitos, papitas, cancha y
galletas.
Andrés, saca la basura por favor.
Todos dieron la cuota, por lo tanto, todos
irán.
Alicia, mi profesora, es puntual.
En Lima, informaba un periodista, hay
mucha delincuencia.
Escribe el tipo de coma que se ha utilizado en cada oración:
1. Cuenta conmigo, hermano. _______________________
2. Machu Picchu, ciudadela inca, está en Cusco. _______________________
3. Dijo que vendría, no obstante, faltó. _______________________
4. Trajo fruta, verduras, carne y embutidos. _______________________
5. Olga se fue temprano; Irma, tarde. _______________________
Coloca las comas en donde convengan:
1. Alumnos fórmense bien.
2. La Tierra nuestro planeta pertenece al Sistema Planetario Solar.
3. Hoy te acompañaré sin embargo mañana no podré hacerlo.
4. Para aprender mejor chicos deben prestar mucha atención.
5. Ángel siempre llega temprano a clases; Jorge, nunca.
6. Llegaron empacaron cogieron sus maletas y salieron.
7. Hernán Cortés Conquistador de México llegó a Tenochtitlan en 1519.
8. Tú prometiste visitar a tu abuelita por consiguiente debes hacerlo.
9. El cocinero preparó suculentos platos apetitosos dulces agradables ensaladas y ricos
bocados.
10.Alfredo es tolerante; Javier impaciente.
Recuerda que...
Cuando la frase aclarativa se encuentra al final de la oración, esta frase es encerrada
entre una coma y el punto final.
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Crea frases explicativas para las siguientes oraciones y escríbelas en las líneas en
blanco:
- Mis padrinos, _________________, me trajeron un perrito.
- Pedro, ___________________, llegó de visita a mi casa.
- Don Iván, ___________________ , vivió con su hijo por muchos años.
- Cristóbal Colón, __________________, llegó a América en 1492.
- El primer Inca, ___________________ , fundó el Tahuantinsuyo.
- Ya viene José Alberto,_____________________.
Completa las siguientes oraciones haciendo uso de la coma para reemplazar a un
verbo:
- David vendió su auto; _______________________________.
- Yanina estudió secretariado; __________________________.
- Gian Lúca viajó a Brasil; ______________________.
- El frutero me ofreció chirimoya; ______________________.
Vuelve a copiar las siguientes oraciones colocando las comas donde correspondan:
- Teodoro mi mejor amigo estudió conmigo desde los 4 años.
__________________________________________________________
- Te necesito con urgencia hermano.
__________________________________________________________
- Compró cemento fierros arena clavos y un martillo.
__________________________________________________________
- Trataré de ir sin embargo no creo que pueda.
__________________________________________________________
- La lección de hoy muchachos y muchachas trata sobre la tolerancia.
__________________________________________________________
En el siguiente grupo de oraciones,, hay tres en las que se ha usado incorrectamente
leí coma, ubícalas y subráyalas:
 Llegó ayer, pero regresará mañana temprano.
 Son cuatro mis mejores amigos Fermín, Toño, Héctor, y Ángel.
 Cervantes, es decir, el Manco de Lepanto, fue un gran literato español.
 Procura llegar temprano, Daniela, tu mamá siempre, se preocupa.
 Le advertí que no debía viajar, pero no me hizo caso.
 Déjame que te cuente, limeño.
 Voy al colegio aunque, quizá viaje a estudiar a, Canadá.
Crea dos oraciones en las que hagas uso de la coma:
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En nuestra conversación diaria, cuando nos referimos a algo buscamos precisar para ser
claros. Lo hacemos indicando una característica propia de la cosa (adjetivo calificativo) o
acompañándolo con un determinante. Por ejemplo:
• Esta casa se vende. • Tu padre se sacrifica.
• Véndeme dos cuadernos. • El niño volvió al estudio.
En el primer ejemplo, cuando hablamos de casa nos referimos a una en particular: La que
está junto al hablante (esto lo sabemos por el determínate esta). En el segundo ejemplo
nos referimos a un padre en específico, el del oyente. De la misma forma en los ejemplos
tres y cuatro. En este último, el artículo el precisa que nos referimos a un niño previamente
conocido por quienes dialogan.
Dentro del grupo de determinantes tenemos un grupo de palabras que acompañan al
nombre común para indicarnos que nos referimos a algo previamente conocido y son:
¿QUÉ ES UN ARTÍCULO?
¿CUALES SON?
El artículo es la palabra que precede al nombre o sustantivo ya conocido
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¿CUALES SON LAS CARACTERÍSTICAS DEL ARTÍCULO?
Es presentador del sustantivo
Acompaña al sustantivo indicando que es algo previamente conocido por los dialogantes:
Alcánzame la llave y apaga la luz, pues el bus nos espera.
Es sustantivador universal
Quiere decir que toda palabra acompañada por el artículo se convierte automáticamente en
sustantivo.
- El mañana preocupa. - Lo justo se debe reclamar.
La palabra mañana es un adverbio de tiempo, mientras justo es un adjetivo; pero la
presencia del artículo los convierte en sustantivos.
Es diferenciador de género y número de algunos sustantivos
En ambos ejemplos el artículo es el que determina el género del sustantivo, sin ello el
género no se distingue.
Aquí el número del sustantivo es precisado por el artículo en cada caso.
¿QUÉ ES EL ARTÍCULO NEUTRO "LO"?
Es aquel que convierte el adjetivo en sustantivo.
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LOS CONTRACTOS
Es el que se ha fusionado o unido con las preposiciones "a" y "de".
¿CUÁNDO EL ARTÍCULO ACOMPAÑA AL NOMBRE PROPIO?
Los nombres propios se refieren a seres específicos por eso no necesitan del artículo.
Salvo algunos casos:
INCORRECTO CORRECTO
El Carlos llegó tarde. Carlos llegó tarde.
Rosa se sacó veinte. La Rosa se sacó veinte.
EXCEPCIONES
- Los nombres y apellidos pluralizados.
Los pepes se saludan.
Los Gonzáles son gordos por herencia.
Los Quispes son provincianos.
- Los nombres de algunos países o ciudades aceptan y en otros casos son parte
necesaria del nombre.
El Perú tiene muchos recursos.
El Ecuador es un país vecino.
Viajó a la Argentina.
CONCORDANCIA DEL ARTÍCULO CON EL SUSTANTIVO
Concordancia en género y número.
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¿EN QUE ACCIDENTE COINCIDEN EL ARTÍCULO CON EL SUSTANTIVO Y EL
ADJETIVO?
Pero ¿qué sucede en este caso?, explique.
La aula  El aula  El hacha  El hacha
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____________________________________________________
ACTIVIDADES
Complete el siguiente texto con los artículos de la nube.
__ término __ bimestre, comprendí
que era necesario hacer mi balance
de todo lo que hice en _ aula:
_bueno y_ malo. La finalidad era
corregir _ errores y seguir mejorando
en __ parte buena y así y
formándome para servir mejor a mi
comunidad y a mi familia, muy
aparte dé _ promesas de mi padre
de llevarme a las playas de _ Chira.
Los niños y jóvenes debemos desarrollar nuestra formación por la voluntad, de los demás
para que poco a poco mejoren sus condiciones muy lamentables de ignorancia.
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HACER AVISOS PUBLICITARIOS
Un aviso publicitario es una forma de comunicación escrita cuya intención es no sólo
informar, sino tratar de convencer al público, al que está dirigido, de consumir o acudir el
producto del cual se habla.
Observa
Responde:
¿Qué producto se anuncia? __________________________________
¿Cómo se llama? __________________________________
¿Qué palabras resultan atrayentes? __________________________________
Para escribir un aviso publicitario debes tener en cuenta:
- Una ilustración llamativa y creativa.
- Un titulo sugerente
- Un eslogan que llame la atención del público.
- La información que dé a conocer los beneficios del producto que se publicita.
Imagínate que quieres vender el siguiente producto. ¿Qué beneficios ofrece a los
usuarios?
1. ___________________________________________________
2. ___________________________________________________
3. ___________________________________________________
- Presentar una lámina para que pueda ser vista por la clase entera.
- Solicitar a los alumnos(as) que digan características físicas de lo que observan.
- El(la) profesor(a) deberá leer un breve texto a partir de la ilustración, del cual
desprenderán los rasgos del producto.
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- Solicitar a los alumnos (as) que primero hagan descripciones en forma oral para poder
corregir los errores.
Escribe títulos atractivos para los siguientes productos:
_____________ _____________ _____________
Ahora piensa en un eslogan para cada producto:
1. _________________________________________________
2. _________________________________________________
3. _________________________________________________
Elige uno de ellos y haz un aviso publicitario. Recuerda que el mensaje está relacionado
con las personas que quieres que consuman tu producto: niños, jóvenes, madres de familia,
varones, etc.:
Ahora decide tú qué producto te gustaría publicitar y dibújalo. Usa colores motivadores.
Escribe el título en forma llamativa y señala las ventajas del producto:
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REFORZANDO LO APRENDIDO
Clasifica los siguientes sustantivos marcando con un aspa (X) en el lugar que le
corresponda:
Escribe cinco sustantivos compuestos y con qué palabras se forman:
_______________ + _______________ = _______________
_______________ + _______________ = _______________
_______________ + _______________ = _______________
_______________ + _______________ = _______________
_______________ + _______________ = _______________
Escribe el sustantivo colectivo de cada sustantivo individual:
ave ___________ oveja ____________
abeja ___________ álamo ____________
soldado ___________ vaca ____________
isla ____________ estrella ____________
alumno ____________ sacerdote ____________
Transforma los siguientes adjetivos en sustantivos abstractos:
cariñoso ___________ cuidadosa ____________
justiciero ___________ amorosa ____________
miedoso ___________ temeroso ____________
caritativa ____________ bello ____________
En tu cuaderno: Recorta un artículo periodístico y pégalo en tu cuaderno. Luego,
subraya en él todos los sustantivos que encuentres.
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Nos afianzamos en el uso de la G y J
Maritza Crespo nos trae esta bellísima historia de gansos, que escuchó de su profesor
cuando estaba estudiando en Los Estados Unidos: “El próximo otoño, cuando veas los
gansos dirigiéndose hacia el sur para el invierno, fíjate que vuelan formando una V. Tal vez
te interese saber lo que la ciencia ha descubierto acerca del por qué vuelan en esa forma.
Se ha comprobado que cuando cada pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el
aire que ayuda al pájaro que va detrás de él. Volando en V la bandada completa aumenta
por lo menos en un 71 por ciento más de su poder que si cada pájaro volara solo.
Cada vez que un ganso se sale de la formación siente inmediatamente la resistencia del
aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación
para beneficiarse del poder del compañero que va delante.
Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso
toma su lugar. Los gansos que: detrás graznan para alentar a los que van adelante a
mantener la velocidad.
Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae por herido un disparo, otros dos gansos se
salen de la formación y lo ayudan y protegen. Se quedan acompañándolo hasta que
nuevamente esté en condiciones de volar o hasta que muere y solo entonces los dos
acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo.
También los delfines son unos animales prodigiosos. Nadan en grupo para apoyarse y
protegerse. Si uno se enferma en la travesía, se le acercan dos que lo sostienen y ayudan.
Se van turnando hasta que el enfermo se cura. Son también muy serviciales con las
personas y se conocen casos comprobados en que han socorrido y salvado a algunos
náufragos.
Antonio Pérez Esclarín: Educar en valores y el valor de educar.
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Piensa y desarrolla.
1. Marca convenientemente, si la afirmación es cierta un SI y si es falsa un NO.
SI NO
Para el autor el trabajo colectivo sería mucho mejor.
Los delfines tienen algunos hábitos parecidos a los de los gansos.
Los gansos viajan al sur en el invierno.
El ganso líder no es eterno en su puesto.
2. Colorea de azul los valores humanos que se resaltan en la lectura.
3. ¿Qué palabra reemplazaría mejor a la palabra resaltada?
Los delfines son animales prodigiosos
gigantes inteligentes extraordinarios
4. Ordena los hechos escribiendo números en los recuadros.
( )
( )
( )
( )
( )
Salen dos gansos para auxiliarlo.
El vuelo de estas aves en forma de V.
Un ganso cae herido gravemente.
Viaje de los gansos en otoño al sur.
Muerte del ganso herido o enfermo.
5. Señala la afirmación verdadera.
A) Los gansos viajan a¡ sur en invierno.
B) El ganso que vuela solo tendrá menor dificultad.
C) Los gansos tiene una forma especial de vuelo.
D) Los gansos no muestran ningún grado de organización.
6. ¿Qué crees que podría ocurrir si las sociedades aprendieran de los gansos y
delfines?
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7. Conjuga estos verbos.
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Completa correctamente con g o j, luego escribe el caso en que se usa dicha letra.
Uniendo las silabas forme el mayor número de palabras y después escribe el caso al
que corresponde.
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FIN
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Escribe las palabras que contiene cada caja y luego forma tres oraciones con
cualquiera de ellas.
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Completa las palabras, encajando una letra por redondela y haz tu trabalengua con
esas palabras.
Encuentra en el crucigrama oficios y ocupaciones y escribe el caso al que se
adecúan.
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singular.
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96
Las cartas comerciales son documentos escritos formales, a través de las cuales
nos dirigimos a un funcionario para hacerle una petición o información sobre
algo.
Las partes de una carta comercial son:
1. Lugar y fecha 6. Cuerpo
2. Destinatario 7. Despedida
3. Lugar o dirección del destinatario 8. Remitente
4. Saludo
5. Cuerpo
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Elije un motivo para hacer una carta comercial. Colorea el recuadro con tu respuesta.
Un evento deportivo Precio de una bicicleta Partido amistoso de vóley.
Ahora, completa la ficha:
- ¿A quien te vas a dirigir?
__________________________________________________________
- ¿Cuál es su domicilio?
__________________________________________________________
- ¿Qué vas a pedir?
__________________________________________________________
- ¿Cuál será el motivo?
__________________________________________________________
Recuerda que:
En una carta comercial los nombres y apellidos tanto del remitente como el
destinatario, se escriben completos.
Es hora de escribir. Usando los datos escritos en la ficha, envía una carta comercial:
___________________________________________________________
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___________________________________________________________
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Escribir dos cualidades físicas y dos cualidades espirituales de tu mejor amigo.
Regla general
El sustantivo
concuerda con
el adjetivo en
género y
número.
Regla particular
Si el adjetivo
modifica a
sustantivos de
diversos
géneros, deben
terminar en
masculinos y
plural.
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ACTIVIDADES
Descubre y escribe el sustantivo a que se refieren los siguientes adjetivos en cada
caso.
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Vivir es luchar. Sé constante y vencerás. Para ganar hay que saber perder y seguir
intentándolo. La gloria más grande no consiste en no caer, sino en levantarse cada vez que
uno cae. Las dificultades forjan el corazón. Los problemas pueden ser extraordinarios retos
para superarse. Podemos convertir el error en una maravillosa oportunidad de desarrollo.
Los jóvenes deben entender que el estudiar supone esfuerzo sostenido, que las metas
importantes exigen mucho trabajo, tesón, voluntad firme, vencimiento. Napoleón decía que
la victoria le pertenece al que más persevera, y Bolivar escribió: "El arte de vencer se
aprende de las dificultades".
Con frecuencia, los grandes hombres levantaron su éxito de
las cenizas de sus derrotas que nunca aceptaron que fueran
definitivas. El extraordinario actor y bailarín Fred Astaire tenía
pegado en la chimenea de su mansión de Beverly Hills el
informe del director cuando actuó por primera vez: "¡No tiene la
menor idea de actuación! ¡Poco audaz! Tal vez con mucho
esfuerzo pueda llegar a bailar un poco". Darwin escribió en su
autobiografía: "Todos mis profesores y mi padre me
consideraban un muchacho común, por debajo del nivel
intelectual". El director de diario despidió a Walt Disney por
falta de ideas. El propio Walt Disney quebró varias veces antes
de construir Disneylandia. Los maestros de Thomas Edinson
decían que era demasiado tonto para aprender. El propio
Edinson hizo casi 10,000 ensayos para encontrar el filamento
que trajo la luz eléctrica. Albert Einstein no habló hasta los
cuatro años y no leyó hasta los siete. Su maestra lo describió
como "mentalmente lento, - insociable y encerrado siempre en
sueños tontos". Lo expulsaron del colegio y no lo dejaron
ingresar en la Escuela Politécnica de Zurich. Louis Pasteur fue
un alumno mediocre y ocupaba el puesto número 15 sobre 22.
El padre del escultor Rodin decía: 'Tengo un hijo idiota".
Descrito como el peor alumno de la escuela, Rodín fracasó tres veces en su intento por
ingresar en la Escuela de Bellas Artes. Su tío decía que era ineducable. León Tolstoi, el
autor de la extraordinaria novela: La Guerra y La Paz abandonó el colegio y era
considerado "sin capacidad, ni voluntad para aprender". Babe Ruth, considerado por
¿algunos como el mejor beisbolista de todos los tiempos, bien batió el record de carreras,
también tiene el récord lanzamientos fallados. Winston Churchill no aprobó "sexto grado.
Llegó a primer ministro a los 62 años después de una vida de derrotas y reveses.
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Indican cantidad del
sustantivo al que se refiere.
Indican ubicación de los
seres del hablante.
Se refieren vagamente al
sustantivo
Indica pertenencia respecto de los
que intervienen en el diálogo.
NUMERALES
INDEFINIDOS
DEMOSTRATIVOS
POSESIVOS
ADJETIVOS
DETERMINATIVOS
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 Aprender
 Construir
 Dificultad
 Esfuerzo
 Extraordinario
 Fracaso
 Ideas
 retos
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Subraya los adjetivos numerales y clasifícalos.
Escribe los ordinales de:
Escribe expresiones utilizando los adjetivos indefinidos y sustantivos siguientes:
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de Hans Christian Andersen
¡Qué lindos eran los días de verano!, ¡qué
agradable resultaba pasear por el campo y ver el
trigo amarillo, la verde avena y las parvas de heno
apilado en las llanuras! Sobre sus largas patas rojas
iba la cigüeña junto a algunos flamencos, que se
paraban un rato sobre cada pata. Alrededor de los
campos había grandes bosques, en medio de los
cuales se abrían hermosísimos lagos.
Sí, era realmente encantador estar en el campo.
Bañada de sol se alzaba allí una vieja mansión
solariega a la que rodeaba un profundo foso; desde
sus paredes hasta el borde del agua crecían unas
plantas de hojas gigantescas, las mayores de las
cuales eran lo suficientemente grandes para que un niño pequeño pudiese pararse debajo
de ellas. Aquel lugar resultaba tan enmarañado y agreste como el más denso de los
bosques, y era allí donde cierta pata había hecho su nido. Ya era tiempo de sobra para que
naciesen los patitos, pero se demoraban tanto, que la mamá comenzaba a perder la
paciencia, pues casi nadie venía a visitarla. A los otros patos les interesaba más nadar por
el foso que llegarse a conversar con ella.
Al fin los huevos se abrieron uno tras otro. "¡Pip, pip!", decían los patitos conforme iban
asomando sus cabezas a través del cascarón.
—¡Cuac, cuac! —dijo la mamá pata, y todos los patitos se apresuraron a salir tan rápido
como pudieron, dedicándose enseguida a escudriñar entre las verdes hojas. La mamá los
dejó hacer, pues el verde es muy bueno para los ojos.
—¡Oh, qué grande es el mundo! —dijeron los patitos. Y ciertamente disponían de un
espacio mayor que el que tenían dentro del huevo.
—¿Creen acaso que esto es el mundo entero? —preguntó la pata—. Pues sepan que se
extiende mucho más allá del jardín, hasta el prado mismo del pastor, aunque yo nunca me
he alejado tanto. Bueno, espero que ya estén todos —agregó, levantándose del nido—.
¡Ah, pero si todavía falta el más grande! ¿Cuánto tardará aún? No puedo entretenerme con
él mucho tiempo.
Y fue a sentarse de nuevo en su sitio.
—¡Vaya, vaya! ¿Cómo anda eso? —preguntó una pata vieja que venía de visita.
—Ya no queda más que este huevo, pero tarda tanto… —dijo la pata echada—. No hay
forma de que rompa. Pero fíjate en los otros, y dime si no son los patitos más lindos que se
hayan visto nunca. Todos se parecen a su padre, el muy bandido. ¿Por qué no vendrá a
verme?
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—Déjame echar un vistazo a ese huevo que no acaba de romper —dijo la anciana—. Te
apuesto a que es un huevo de pava. Así fue como me engatusaron cierta vez a mí. ¡El
trabajo que me dieron aquellos pavitos¡ ¡Imagínate! Le tenían miedo al agua y no había
forma de hacerlos entrar en ella. Yo graznaba y los picoteaba, pero de nada me servía…
Pero, vamos a ver ese huevo… ¡Ah, ése es un huevo de pava, puedes estar segura! Déjalo
y enseña a nadar a los otros.
—Creo que me quedaré sobre él un ratito aún —dijo la pata—. He estado tanto tiempo aquí
sentada, que un poco más no me hará daño.
—Como quieras —dijo la pata vieja, y se alejó contoneándose.
Por fin se rompió el huevo. "¡Pip, pip!",, dijo el pequeño, volcándose del cascarón. La pata
vio lo grande y feo que era, y exclamó:
—¡Dios mío, qué patito tan enorme! No se parece a ninguno de los otros. Y, sin embargo,
me atrevo a asegurar que no es ningún crío de pavos. Habrá de meterse en el agua,
aunque tenga que empujarlo yo misma.
Al otro día hizo un tiempo maravilloso. El sol resplandecía en las verdes hojas gigantescas.
La mamá pata se acercó al foso con toda su familia y, ¡plaf!, saltó al agua.
—¡Cuac, cuac! —llamaba. Y uno tras otro los patitos se fueron abalanzando tras ella. El
agua se cerraba sobre sus cabezas, pero enseguida resurgían flotando magníficamente.
Movíanse sus patas sin el menor esfuerzo, y a poco estuvieron todos en el agua. Hasta el
patito feo y gris nadaba con los otros.
—No es un pavo, por cierto —dijo la pata—. Fíjense en la elegancia con que nada, y en lo
derecho que se mantiene. Sin duda que es uno de mis pequeñitos. Y si uno lo mira bien, se
da cuenta enseguida de que es realmente muy guapo. ¡Cuac, cuac! Vamos, vengan
conmigo y déjenme enseñarles el mundo y presentarlos al corral entero. Pero no se
separen mucho de mí, no sea que los pisoteen. Y anden con los ojos muy abiertos, por si
viene el gato.
Y con esto se encaminaron al corral. Había allí un escándalo espantoso, pues dos familias
se estaban peleando por una cabeza de anguila, que, a fin de cuentas, fue a parar al
estómago del gato.
—¡Vean! ¡Así anda el mundo! —dijo la mamá relamiéndose el pico, pues también a ella la
entusiasmaban las cabezas de anguila—. ¡A ver! ¿Qué pasa con esas piernas? Anden
ligeros y no dejen de hacerle una bonita reverencia a esa anciana pata que está allí. Es la
más fina de todos nosotros. Tiene en las venas sangre española; por eso es tan regordeta.
Fíjense, además, en que lleva una cinta roja atada a una pierna: es la más alta distinción
que se puede alcanzar. Es tanto como decir que nadie piensa en deshacerse de ella, y que
deben respetarla todos, los animales y los hombres. ¡Anímense y no metan los dedos hacia
adentro! Los patitos bien educados los sacan hacia afuera, como mamá y papá… Eso es.
Ahora hagan una reverencia y digan ¡cuac!
Todos obedecieron, pero los otros patos que estaban allí los miraron con desprecio y
exclamaron en alta voz:
—¡Vaya! ¡Como si ya no fuésemos bastantes! Ahora tendremos que rozarnos también con
esa gentuza. ¡Uf!… ¡Qué patito tan feo! No podemos soportarlo.
Y uno de los patos salió enseguida corriendo y le dio un picotazo en el cuello.
—¡Déjenlo tranquilo! —dijo la mamá—. No le está haciendo daño a nadie.
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—Sí, pero es tan desgarbado y extraño —dijo el que lo había picoteado—, que no quedará
más remedio que despachurrarlo.
—¡Qué lindos niños tienes, muchacha! —dijo la vieja pata de la cinta roja—. Todos son
muy hermosos, excepto uno, al que le noto algo raro. Me gustaría que pudieras hacerlo de
nuevo.
—Eso ni pensarlo, señora —dijo la mamá de los patitos—. No es hermoso, pero tiene muy
buen carácter y nada tan bien como los otros, y me atrevería a decir que hasta un poco
mejor. Espero que tome mejor aspecto cuando crezca y que, con el tiempo, no se le vea
tan grande. Estuvo dentro del cascarón más de lo necesario, por eso no salió tan bello
como los otros.
Y con el pico le acarició el cuello y le alisó las plumas. —De todos modos, es macho y no
importa tanto —añadió—, Estoy segura de que será muy fuerte y se abrirá camino en la
vida.
—Estos otros patitos son encantadores —dijo la vieja pata—. Quiero que se sientan como
en su casa. Y si por casualidad encuentran algo así como una cabeza de anguila, pueden
tráermela sin pena.
Con esta invitación todos se sintieron allí a sus anchas. Pero el pobre patito que había
salido el último del cascarón, y que tan feo les parecía a todos, no recibió más que
picotazos, empujones y burlas, lo mismo de los patos que de las gallinas.
—¡Qué feo es! —decían.
Y el pavo, que había nacido con las espuelas puestas y que se consideraba por ello casi un
emperador, infló sus plumas como un barco a toda vela y se le fue encima con un cacareo,
tan estrepitoso que toda la cara se le puso roja. El pobre patito no sabía dónde meterse.
Sentíase terriblemente abatido, por ser tan feo y porque todo el mundo se burlaba de él en
el corral.
Así pasó el primer día. En los días siguientes, las cosas fueron de mal en peor. El pobre
patito se vio acosado por todos. Incluso sus hermanos y hermanas lo maltrataban de vez
en cuando y le decían:
—¡Ojalá te agarre el gato, grandulón!
Hasta su misma mamá, deseaba que estuviese lejos del corral. Los patos lo pellizcaban,
las gallinas lo picoteaban y, un día, la muchacha que traía la comida a las aves le asestó
un puntapié.
Entonces el patito huyó del corral. De un revuelo, saltó por encima de la cerca, con gran
susto de los pajaritos que estaban en los arbustos, que se echaron a volar por los aires.
"¡Es porque soy tan feo!" —pensó el patito, cerrando los ojos. Pero así y todo siguió
corriendo hasta que, por fin, llegó a los grandes pantanos donde viven los patos salvajes, y
allí se pasó toda la noche abrumado de cansancio y tristeza.
A la mañana siguiente, los patos salvajes remontaron el vuelo y miraron a su nuevo
compañero.
—¿Y tú qué cosa eres? —le preguntaron, mientras el patito les hacía reverencias en todas
direcciones, lo mejor que sabía.
—¡Eres más feo que un espantapájaros! —dijeron los patos salvajes—. Pero eso nos
importa, con tal que no quieras casarte con una de nuestras hermanas.
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¡Pobre patito! Ni soñaba él con el matrimonio. Sólo quería que lo dejasen estar tranquilo
entre los juncos y tomar un poquito de agua del pantano.
Unos días más tarde aparecieron por allí dos gansos salvajes. No hacía mucho que habían
dejado el nido: por eso eran tan impertinentes.
—Mira, muchacho —comenzaron diciéndole—, eres tan feo que nos caes simpático.
¿Quieres emigrar con nosotros? No muy lejos, en otro pantano, viven unas gansitas
salvajes muy presentables, todas solteras, que saben graznar espléndidamente. Es la
oportunidad de tu vida, feo y todo como eres.
—¡Bang, bang! —se escuchó en ese instante por encima de ellos, y los dos gansos
cayeron muertos entre los juncos, tiñendo el agua con su sangre. Al eco de nuevos
disparos se alzaron del pantano las bandadas de gansos salvajes, con lo que menudearon
los tiros. Se había organizado una importante cacería y los tiradores rodeaban los
pantanos; algunos hasta se habían sentado en las ramas de los árboles que se extendían
sobre los juncos. Nubes de humo azul se esparcieron por el oscuro boscaje, y fueron a
perderse lejos, sobre el agua.
Los perros de caza aparecieron chapaleando entre el agua, y, a su avance, doblándose
aquí y allá las cañas y los juncos. Aquello aterrorizó al pobre patito feo, que ya se disponía
a ocultar la cabeza bajo el ala cuando apareció junto a él un enorme y espantoso perro: la
lengua le colgaba fuera de la boca y sus ojos miraban con brillo temible. Le acercó el
hocico, le enseñó sus agudos dientes, y de pronto… ¡plaf!… ¡allá se fue otra vez sin
tocarlo!
El patito dio un suspiro de alivio.
—Por suerte, soy tan feo, que ni los perros tienen ganas de comerme —se dijo. Y se tendió
allí muy quieto, mientras los perdigones repiqueteaban sobre los juncos, y las descargas,
una tras otra, atronaban los aires.
Era muy tarde cuando las cosas se calmaron, y aún entonces el pobre no se atrevía a
levantarse. Esperó todavía varias horas antes de arriesgarse a echar un vistazo, y, en
cuanto lo hizo, enseguida se escapó de los pantanos tan rápido como pudo. Echó a correr
por campos y praderas; pero hacía tanto viento, que le costaba no poco trabajo
mantenerse sobre sus pies.
Hacia el crepúsculo llegó a una pobre cabaña campesina. Se sentía en tan mal estado que
no sabía de qué parte caerse, y, en la duda, permanecía de pie. El viento soplaba tan
ferozmente alrededor del patitoo, que éste tuvo que sentarse sobre su propia cola, para no
ser arrastrado. En eso notó que una de las bisagras de la puerta se había caído, y que la
hoja colgaba con una inclinación tal que le sería fácil filtrarse por la estrecha abertura. Y así
lo hizo.
En la cabaña vivía una anciana con su gato y su gallina. El gato, a quien la anciana
llamaba "Hijito", sabía arquear el lomo y ronronear; hasta era capaz de echar chispas si lo
frotaban a contrapelo. La gallina tenía unas patas tan cortas que le habían puesto por
nombre "Chiquitita Piernascortas". Era una gran ponedora y la anciana la quería como a su
propia hija.
Cuando llegó la mañana, el gato y la gallina no tardaron en descubrir al extraño patito. El
gato lo saludó ronroneando y la gallina con su cacareo.
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—Pero, ¿qué pasa? —preguntó la vieja, mirando a su alrededor. No andaba muy bien de la
vista, así que se creyó que el patito feo era una pata regordeta que se había perdido—.
¡Qué suerte! —dijo—. Ahora tendremos huevos de pata. ¡Con tal que no sea macho! Le
daremos unos días de prueba.
Así que al patito le dieron tres semanas de plazo para poner, al término de las cuales, por
supuesto, no había ni rastros de huevo. Ahora bien, en aquella casa el gato era el dueño y
la gallina la dueña, y siempre que hablaban de sí mismos solían decir: "nosotros y el
mundo", porque opinaban que ellos solos formaban la mitad del mundo , y lo que es más,
la mitad más importante. Al patito le parecía que sobre esto podía haber otras opiniones,
pero la gallina ni siquiera quiso oírlo.
—¿Puedes poner huevos? —le preguntó.
—No.
—Pues entonces, ¡cállate!
Y el gato le preguntó:
—¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas?
—No.
—Pues entonces, guárdate tus opiniones cuando hablan las personas sensatas.
Con lo que el patito fue a sentarse en un rincón, muy desanimado. Pero de pronto recordó
el aire fresco y el sol, y sintió una nostalgia tan grande de irse a nadar en el agua que —¡no
pudo evitarlo!— fue y se lo contó a la gallina.
—¡Vamos! ¿Qué te pasa? —le dijo ella—. Bien se ve que no tienes nada que hacer; por
eso piensas tantas tonterías. Te las sacudirías muy pronto si te dedicaras a poner huevos o
a ronronear.
—¡Pero es tan sabroso nadar en el agua! —dijo el patito feo—. ¡Tan sabroso zambullir la
cabeza y bucear hasta el mismo fondo!
—Sí, muy agradable —dijo la gallina—. Me parece que te has vuelto loco. Pregúntale al
gato, ¡no hay nadie tan listo como él! ¡Pregúntale a nuestra vieja ama, la mujer más sabia
del mundo! ¿Crees que a ella le gusta nadar y zambullirse?
—No me comprendes —dijo el patito.
—Pues si yo no te comprendo, me gustaría saber quién podrá comprenderte. De seguro
que no pretenderás ser más sabio que el gato y la señora, para no mencionarme a mí
misma. ¡No seas tonto, muchacho! ¿No te has encontrado un cuarto cálido y confortable,
donde te hacen compañía quienes pueden enseñarte? Pero no eres más que un tonto, y a
nadie le hace gracia tenerte aquí. Te doy mi palabra de que si te digo cosas desagradables
es por tu propio bien: sólo los buenos amigos nos dicen las verdades. Haz ahora tu parte y
aprende a poner huevos o a ronronear y echar chispas.
—Creo que me voy a recorrer el ancho mundo —dijo el patito.
—Sí, vete —dijo la gallina.
Y así fue como el patito se marchó. Nadó y se zambulló; pero ningún ser viviente quería
tratarse con él por lo feo que era.
Pronto llegó el otoño. Las hojas en el bosque se tornaron amarillas o pardas; el viento las
arrancó y las hizo girar en remolinos, y los cielos tomaron un aspecto hosco y frío. Las
nubes colgaban bajas, cargadas de granizo y nieve, y el cuervo, que solía posarse en la
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tapia, graznaba "¡cau, cau!", de frío que tenía. Sólo de pensarlo le daban a uno escalofríos.
Sí, el pobre patito feo no lo estaba pasando muy bien.
Cierta tarde, mientras el sol se ponía en un maravilloso crepúsculo, emergió de entre los
arbustos una bandada de grandes y hermosas aves. El patito no había visto nunca unos
animales tan espléndidos. Eran de una blancura resplandeciente, y tenían largos y esbeltos
cuellos. Eran cisnes. A la vez que lanzaban un fantástico grito, extendieron sus largas, sus
magníficas alas, y remontaron el vuelo, alejándose de aquel frío hacia los lagos abiertos y
las tierras cálidas.
Se elevaron muy alto, muy alto, allá entre los aires, y el patito feo se sintió lleno de una rara
inquietud. Comenzó a dar vueltas y vueltas en el agua lo mismo que una rueda, estirando
el cuello en la dirección que seguían, que él mismo se asustó al oírlo. ¡Ah, jamás podría
olvidar aquellos hermosos y afortunados pájaros! En cuanto los perdió de vista, se
sumergió derecho hasta el fondo, y se hallaba como fuera de sí cuando regresó a la
superficie. No tenía idea de cuál podría ser el nombre de aquellas aves, ni de adónde se
dirigían, y, sin embargo, eran más importantes para él que todas las que había conocido
hasta entonces. No las envidiaba en modo alguno: ¿cómo se atrevería siquiera a soñar que
aquel esplendor pudiera pertenecerle? Ya se daría por satisfecho con que los patos lo
tolerasen, ¡pobre criatura estrafalaria que era!
¡Cuán frío se presentaba aquel invierno! El patito se veía forzado a nadar incesantemente
para impedir que el agua se congelase en torno suyo. Pero cada noche el hueco en que
nadaba se hacía más y más pequeño. Vino luego una helada tan fuerte, que el patito, para
que el agua no se cerrase definitivamente, ya tenía que mover las patas todo el tiempo en
el hielo crujiente. Por fin, debilitado por el esfuerzo, quedóse muy quieto y comenzó a
congelarse rápidamente sobre el hielo.
A la mañana siguiente, muy temprano, lo encontró un campesino. Rompió el hielo con uno
de sus zuecos de madera, lo recogió y lo llevó a casa, donde su mujer se encargó de
revivirlo.
Los niños querían jugar con él, pero el patito feo tenía terror de sus travesuras y, con el
miedo, fue a meterse revoloteando en la paila de la leche, que se derramó por todo el piso.
Gritó la mujer y dio unas palmadas en el aire, y él, más asustado, metióse de un vuelo en el
barril de la mantequilla, y desde allí lanzóse de cabeza al cajón de la harina, de donde salió
hecho una lástima. ¡Había que verlo! Chillaba la mujer y quería darle con la escoba, y los
niños tropezaban unos con otros tratando de echarle mano. ¡Cómo gritaban y se reían!…
Fue una suerte que la puerta estuviese abierta. El patito se precipitó afuera, entre los
arbustos, y se hundió, atolondrado, entre la nieve recién caída.
Pero sería demasiado cruel describir todas las miserias y trabajos que el patito tuvo que
pasar durante aquel crudo invierno. Había buscado refugio entre los juncos cuando las
alondras comenzaron a cantar y el sol a calentar de nuevo: llegaba la hermosa primavera.
Entonces, de repente, probó sus alas: el zumbido que hicieron fue mucho más fuerte que
otras veces, y lo arrastraron rápidamente a lo alto. Casi sin darse cuenta, se halló en un
vasto jardín con manzanos en flor y fragantes lilas, que colgaban de las verdes ramas
sobre un sinuoso arroyo. ¡Oh, qué agradable era estar allí, en la frescura de la primavera! Y
en eso surgieron frente a él de la espesura tres hermosos cisnes blancos, rizando sus
plumas y dejándose llevar con suavidad por la corriente. El patito feo reconoció a aquellas
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espléndidas criaturas que una vez había visto levantar el vuelo, y se sintió sobrecogido por
un extraño sentimiento de melancolía.
—¡Volaré hasta esas regias aves! —se dijo—. Me darán de picotazos hasta matarme, por
haberme atrevido, feo como soy, a aproximarme a ellas. Pero, ¡qué importa! Mejor es que
ellas me maten, a sufrir los pellizcos de los patos, los picotazos de las gallinas, los golpes
de la muchacha que cuida las aves y los rigores del invierno.
Y así, voló hasta el agua y nadó hacia los hermosos cisnes. En cuanto lo vieron, se le
acercaron con las plumas encrespadas.
—¡Sí, mátenme, mátenme! —gritó la desventurada criatura, inclinando la cabeza hacia el
agua en espera de la muerte. Pero, ¿qué es lo que vio allí en la límpida corriente? ¡Era un
reflejo de sí mismo, pero no ya el reflejo de un pájaro torpe y gris, feo y repugnante, no,
sino el reflejo de un cisne!
Poco importa que se nazca en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo
de cisne. Se sentía realmente feliz de haber pasado tantos trabajos y desgracias, pues esto
lo ayudaba a apreciar mejor la alegría y la belleza que le esperaban… Y los tres cisnes
nadaban y nadaban a su alrededor y lo acariciaban con sus picos.
En el jardín habían entrado unos niños que lanzaban al agua pedazos de pan y semillas. El
más pequeño exclamó:
—¡Ahí va un nuevo cisne!
Y los otros niños corearon con gritos de alegría:
—¡Sí, hay un cisne nuevo!
Y batieron palmas y bailaron, y corrieron a buscar a sus padres. Había pedacitos de pan y
de pasteles en el agua, y todo el mundo decía:
—¡El nuevo es el más hermoso! ¡Qué joven y esbelto es!
Y los cisnes viejos se inclinaron ante él. Esto lo llenó de timidez, y escondió la cabeza bajo
el ala, sin que supiese explicarse la razón. Era muy, pero muy feliz, aunque no había en él
ni una pizca de orgullo, pues este no cabe en los corazones bondadosos. Y mientras
recordaba los desprecios y humillaciones del pasado, oía como todos decían ahora que era
el más hermoso de los cisnes. Las lilas inclinaron sus ramas ante él, bajándolas hasta el
agua misma, y los rayos del sol eran cálidos y amables. Rizó entonces sus alas, alzó el
esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón:
—Jamás soñé que podría haber tanta felicidad, allá en los tiempos en que era sólo un
patito feo.
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Había una vez...
...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada
Hamelin. Su paisaje era placentero y su belleza era
exaltada por las riberas de un río ancho y profundo que
surcaba por allí. Y sus habitantes se enorgullecían de
vivir en un lugar tan apacible y pintoresco.
Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible
plaga: ¡Hamelin estaba lleno de ratas!
Había tantas y tantas que se atrevían a desafiar a los
perros, perseguían a los gatos, sus enemigos de toda la
vida; se subían a las cunas para morder a los niños allí
dormidos y hasta robaban enteros los quesos de las despensas para luego comérselos, sin
dejar una miguita. ¡Ah!, y además... Metían los hocicos en todas las comidas, husmeaban
en los cucharones de los guisos que estaban preparando los cocineros, roían las ropas
domingueras de la gente, practicaban agujeros en los costales de harina y en los barriles
de sardinas saladas, y hasta pretendían trepar por las anchas faldas de las charlatanas
mujeres reunidas en la plaza, ahogando las voces de las pobres
asustadas con sus agudos y desafinados chillidos.
¡La vida en Hamelin se estaba tornando insoportable!
...Pero llegó un día en que el pueblo se hartó de esta situación. Y
todos, en masa, fueron a congregarse frente al Ayuntamiento.
¡Qué exaltados estaban todos!
No hubo manera de calmar los ánimos de los allí reunidos.
-¡Abajo el alcalde! -gritaban unos.
-¡Ese hombre es un pelele! -decían otros.
-¡Que los del Ayuntamiento nos den una solución! -exigían los de más allá.
Con las mujeres la cosa era peor.
-Pero, ¿qué se creen? -vociferaban-. ¡Busquen el modo de librarnos de la plaga de las
ratas! ¡O hallan el remedio de terminar con esta situación o los arrastraremos por las
calles! ¡Así lo haremos, como hay Dios!
Al oír tales amenazas, el alcalde y los concejales quedaron consternados y temblando de
miedo.
¿Qué hacer?
Una larga hora estuvieron sentados en el salón de la alcaldía discurriendo en la forma de
lograr atacar a las ratas. Se sentían tan preocupados, que no encontraban ideas para
lograr una buena solución contra la plaga.
Por fin, el alcalde se puso de pie para exclamar:
-¡Lo que yo daría por una buena ratonera!
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Apenas se hubo extinguido el eco de la última palabra, cuando todos los reunidos oyeron
algo inesperado. En la puerta del Concejo Municipal sonaba un ligero repiqueteo.
-¡Dios nos ampare! -gritó el alcalde, lleno de pánico-. Parece que se oye el roer de una
rata. ¿Me habrán oído?
Los ediles no respondieron, pero el repiqueteo siguió oyéndose.
-¡Pase adelante el que llama! -vociferó el alcalde, con voz temblorosa y dominando su
terror.
Y entonces entró en la sala el más extraño personaje que se puedan imaginar.
Llevaba una rara capa que le cubría del cuello a los pies y que estaba formada por
recuadros negros, rojos y amarillos. Su portador era un hombre alto, delgado y con agudos
ojos azules, pequeños como cabezas de alfiler. El pelo le caía lacio y era de un amarillo
claro, en contraste con la piel del rostro que aparecía tostada, ennegrecida por las
inclemencias del tiempo. Su cara era lisa, sin bigotes ni barbas; sus labios se contraían en
una sonrisa que dirigía a unos y otros, como si se hallara entre grandes amigos.
Alcalde y concejales le contemplaron boquiabiertos, pasmados ante su
alta figura y cautivados, a la vez, por su estrambótico atractivo.
El desconocido avanzó con gran simpatía y dijo:
-Perdonen, señores, que me haya atrevido a interrumpir su importante
reunión, pero es que he venido a ayudarlos. Yo soy capaz, mediante un
encanto secreto que poseo, de atraer hacia mi persona a todos los seres
que viven bajo el sol. Lo mismo da si se arrastran sobre el suelo que si
nadan en el agua, que si vuelan por el aire o corran sobre la tierra.
Todos ellos me siguen, como ustedes no pueden imaginárselo. Principalmente, uso de mi
poder mágico con los animales que más daño hacen en los pueblos, ya sean topos o
sapos, víboras o lagartijas. Las gentes me conocen como el Flautista Mágico.
En tanto lo escuchaban, el alcalde y los concejales se dieron cuenta que en torno al cuello
lucía una corbata roja con rayas amarillas, de la que pendía una flauta. También
observaron que los dedos del extraño visitante se movían inquietos, al compás de sus
palabras, como si sintieran impaciencia por alcanzar y tañer el instrumento que colgaba
sobre sus raras vestiduras.
El flautista continuó hablando así: -Tengan en cuenta, sin embargo, que soy hombre pobre.
Por eso cobro por mi trabajo. El año pasado libré a los habitantes de una aldea inglesa, de
una monstruosa invasión de murciélagos, y a una ciudad asiática le saqué una plaga de
mosquitos que los mantenía a todos enloquecidos por las picaduras. Ahora bien, si los
libro de la preocupación que los molesta, ¿me darían un millar de florines?
-¿Un millar de florines? ¡Cincuenta millares!- respondieron a una el asombrado alcalde y el
concejo entero.
Poco después bajaba el flautista por la calle principal de Hamelin. Llevaba una fina sonrisa
en sus labios, pues estaba seguro del gran poder que dormía en el alma de su mágico
instrumento.
De pronto se paró. Tomó la flauta y se puso a soplarla, al mismo tiempo que guiñaba sus
ojos de color azul verdoso. Chispeaban como cuando se espolvorea sal sobre una llama.
Arrancó tres vivísimas notas de la flauta.
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Al momento se oyó un rumor. Pareció a todas las gentes de Hamelin como si lo hubiese
producido todo un ejército que despertase a un tiempo. Luego el murmullo se transformó
en ruido y, finalmente, éste creció hasta convertirse en algo estruendoso.
¿Y saben lo que pasaba? Pues que de todas las casas empezaron a salir ratas. Salían a
torrentes. Lo mismo las ratas grandes que los ratones chiquitos; igual los roedores
flacuchos que los gordinflones. Padres, madres, tías y primos ratoniles, con sus tiesas
colas y sus punzantes bigotes. Familias enteras de tales bichos se lanzaron en pos del
flautista, sin reparar en charcos ni hoyos.
Y el flautista seguía tocando sin cesar, mientras recorría calle tras calle. Y en pos iba todo
el ejército ratonil danzando sin poder contenerse. Y así bailando, bailando llegaron las ratas
al río, en donde fueron cayendo todas, ahogándose por completo.
Sólo una rata logró escapar. Era una rata muy fuerte que nadó contra la corriente y pudo
llegar a la otra orilla. Corriendo sin parar fue a llevar la triste nueva de lo sucedido a su país
natal, Ratilandia.
Una vez allí contó lo que había sucedido.
-Igual les hubiera sucedido a todas ustedes. En cuanto llegaron a mis oídos las primeras
notas de aquella flauta no pude resistir el deseo de seguir su música. Era como si
ofreciesen todas las golosinas que encandilan a una rata. Imaginaba tener al alcance todos
los mejores bocados; me parecía una voz que me invitaba a comer a dos carrillos, a roer
cuanto quería, a pasarme noche y día en eterno banquete, y que me incitaba dulcemente,
diciéndome: "¡Anda, atrévete!" Cuando recuperé la noción de la realidad estaba en el río y
a punto de ahogarme como las demás. ¡Gracias a mi fortaleza me he salvado!
Esto asustó mucho a las ratas que se apresuraron a esconderse en sus agujeros. Y, desde
luego, no volvieron más a Hamelin.
¡Había que ver a las gentes de Hamelin!
Cuando comprobaron que se habían librado de la plaga que tanto les había molestado,
echaron al vuelo las campanas de todas las iglesias, hasta el punto de hacer retemblar los
campanarios.
El alcalde, que ya no temía que le arrastraran, parecía un jefe dando órdenes a los vecinos:
-¡Vamos! ¡Busquen palos y ramas! ¡Hurguen en los nidos de las ratas y cierren luego las
entradas! ¡Llamen a carpinteros y albañiles y procuren entre todos que no quede el menor
rastro de las ratas!
Así estaba hablando el alcalde, muy ufano y satisfecho. Hasta que, de pronto, al volver la
cabeza, se encontró cara a cara con el flautista mágico, cuya arrogante y extraña figura se
destacaba en la plaza-mercado de Hamelin.
El flautista interrumpió sus órdenes al decirle:
-Creo, señor alcalde, que ha llegado el momento de darme mis mil florines.
¡Mil florines! ¡Qué se pensaba! ¡Mil florines!
El alcalde miró hoscamente al tipo extravagante que se los pedía. Y lo mismo hicieron sus
compañeros de corporación, que le habían estado rodeando mientras mandoteaba.
¿Quién pensaba en pagar a semejante vagabundo de la capa coloreada?
-¿Mil florines... ?-dijo el alcalde-. ¿Por qué?
-Por haber ahogado las ratas -respondió el flautista.
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-¿Que tú has ahogado las ratas? -exclamó con fingido asombro la primera autoridad de
Hamelin, haciendo un guiño a sus concejales-. Ten muy en cuenta que nosotros
trabajamos siempre a la orilla del río, y allí hemos visto, con nuestros propios ojos, cómo se
ahogaba aquella plaga. Y, según creo, lo que está bien muerto no vuelve a la vida. No
vamos a regatearte un trago de vino para celebrar lo ocurrido y también te daremos algún
dinero para rellenar tu bolsa. Pero eso de los mil florines, como te puedes figurar, lo dijimos
en broma. Además, con la plaga hemos sufrido muchas pérdidas... ¡Mil florines! ¡Vamos,
vamos...! Toma cincuenta.
El flautista, a medida que iba escuchando las palabras del alcalde, iba poniendo un rostro
muy serio. No le gustaba que lo engañaran con palabras más o menos melosas y menos
con que se cambiase el sentido de las cosas.
-¡No diga más tonterías, alcalde! -exclamó-. No me gusta discutir. Hizo un pacto conmigo,
¡cúmplalo!
-¿Yo? ¿Yo, un pacto contigo? -dijo el alcalde, fingiendo sorpresa y actuando sin ningún
remordimiento pese a que había engañado y estafado al flautista.
Sus compañeros de corporación declararon también que tal cosa no era cierta.
El flautista advirtió muy serio:
-¡Cuidado! No sigan excitando mi cólera porque darán lugar a que toque mi flauta de modo
muy diferente.
Tales palabras enfurecieron al alcalde.
-¿Cómo se entiende? -bramó-. ¿Piensas que voy a tolerar tus amenazas? ¿Que voy a
consentir en ser tratado peor que un cocinero? ¿Te olvidas que soy el alcalde de Hamelin?
¿Qué te has creído?
El hombre quería ocultar su falta de formalidad a fuerza de gritos, como siempre ocurre con
los que obran de este modo.
Así que siguió vociferando:
-¡A mí no me insulta ningún vago como tú, aunque tenga una flauta mágica y unos ropajes
como los que tú luces!
-¡Se arrepentirán!
-¿Aun sigues amenazando, pícaro vagabundo?- aulló el alcalde, mostrando el puño a su
interlocutor-. ¡Haz lo que te parezca, y sopla la flauta hasta que revientes!
El flautista dio media vuelta y se marchó de la plaza.
Empezó a andar por una calle abajo y entonces se llevó a los labios la larga y bruñida caña
de su instrumento, del que sacó tres notas. Tres notas tan dulces, tan melodiosas, como
jamás músico alguno, ni el más hábil, había conseguido hacer sonar. Eran arrebatadoras,
encandilaban al que las oía.
Se despertó un murmullo en Hamelin. Un susurro que pronto pareció un alboroto y que era
producido por alegres grupos que se precipitaban hacia el flautista, atropellándose en su
apresuramiento.
Numerosos piececitos corrían batiendo el suelo, menudos zuecos repiqueteaban
sobre las losas, muchas manitas palmoteaban y el bullicio iba en aumento. Y como pollos
en un gran gallinero, cuando ven llegar al que les trae su ración de cebada, así salieron
corriendo de casas y palacios, todos los niños, todos los muchachos y las jovencitas que
los habitaban, con sus rosadas mejillas y sus rizos de oro, sus chispeantes ojitos y sus
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dientecitos semejantes a perlas. Iban tropezando y saltando, corriendo gozosamente tras
del maravilloso músico, al que acompañaban con su vocerío y sus carcajadas.
El alcalde enmudeció de asombro y los concejales también.
Quedaron inmóviles como tarugos, sin saber qué hacer ante lo que estaban viendo. Es
más, se sentían incapaces de dar un solo paso ni de lanzar el menor grito que impidiese
aquella escapatoria de los niños.
No se les ocurrió otra cosa que seguir con la mirada, es decir, contemplar con muda
estupidez, la gozosa multitud que se iba en pos del flautista.
Sin embargo, el alcalde salió de su pasmo y lo mismo les pasó a los concejales cuando
vieron que el mágico músico se internaba por la calle Alta camino del río.
¡Precisamente por la calle donde vivían sus propios hijos e hijas!
Por fortuna, el flautista no parecía querer ahogar a los niños. En vez de ir hacia el río, se
encaminó hacia el sur, dirigiendo sus pasos hacia la alta montaña, que se alzaba próxima.
Tras él siguió, cada vez más presurosa, la menuda tropa.
Semejante ruta hizo que la esperanza levantara los oprimidos pechos de los padres.
-¡Nunca podrá cruzar esa intrincada cumbre! -se dijeron las personas mayores-. Además,
el cansancio le hará soltar la flauta y nuestros hijos dejarán de seguirlo.
Mas he aquí que, apenas empezó el flautista a subir la falda de la montaña, las tierras se
agrietaron y se abrió un ancho y maravilloso portalón. Pareció como si alguna potente y
misteriosa mano hubiese excavado repentinamente una enorme gruta.
Por allí penetró el flautista, seguido de la turba de chiquillos. Y así que el último de ellos
hubo entrado, la fantástica puerta desapareció en un abrir y cerrar de ojos, quedando la
montaña igual que como estaba.
Sólo quedó fuera uno de los niños. Era cojo y no pudo acompañar a los otros en sus bailes
y corridas.
A él acudieron el alcalde, los concejales y los vecinos, cuando se les pasó el susto ante lo
ocurrido.
Y lo hallaron triste y cariacontecido.
Como le reprocharon que no se sintiera contento por haberse salvado de la suerte de sus
compañeros, replicó:
-¿Contento? ¡Al contrario! Me he perdido todas las cosas bonitas con que ahora se estarán
recreando. También a mí me las prometió el flautista con su música, si le seguía; pero no
pude.
-¿Y qué les prometía? -preguntó su padre, curioso.
-Dijo que nos llevaría a todos a una tierra feliz, cerca de esta ciudad donde abundan los
manantiales cristalinos y se multiplican los árboles frutales, donde las flores se colorean
con matices más bellos, y todo es extraño y nunca visto. Allí los gorriones brillan con
colores más hermosos que los de nuestros pavos reales; los perros corren más que los
gamos de por aquí. Y las abejas no tienen aguijón, por lo que no hay miedo que nos hieran
al arrebatarles la miel. Hasta los caballos son extraordinarios: nacen con alas de águila.
-Entonces, si tanto te cautivaba, ¿por qué no lo seguiste?
-No pude, por mi pierna enferma- se dolió el niño-. Cesó la música y me quedé inmóvil.
Cuando me di cuenta que esto me pasaba, vi que los demás habían desaparecido por la
colina, dejándome solo contra mi deseo.
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¡Pobre ciudad de Hamelin! ¡Cara pagaba su avaricia!
El alcalde mandó gentes a todas partes con orden de ofrecer al flautista plata y oro con qué
rellenar sus bolsillos, a cambio de que volviese trayendo los niños.
Cuando se convencieron de que perdían el tiempo y de que el flautista y los niños habían
partido para siempre, ¡cuánto dolor experimentaron las gentes! ¡Cuántas lamentaciones y
lágrimas! ¡Y todo por no cumplir con el pacto establecido!
Para que todos recordasen lo sucedido, el lugar donde vieron desaparecer a los niños lo
titularon Calle del Flautista Mágico. Además, el alcalde ordenó que todo aquel que se
atreviese a tocar en Hamelin una flauta o un tamboril, perdiera su ocupación para siempre.
Prohibió, también, a cualquier hostería o mesón que en tal calle se instalase, profanar con
fiestas o algazaras la solemnidad del sitio.
Luego fue grabada la historia en una columna y la pintaron también en el gran ventanal de
la iglesia para que todo el mundo la conociese y recordasen cómo se habían perdido
aquellos niños de Hamelin.
BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANITOS
Había una vez...
...Una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía un
cutis blanco como la nieve, labios y mejillas rojos como la
sangre, y cabellos negros como el azabache. Su nombre era
Blancanieves.
A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día
tras día hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa.
Llegó un día en que la malvada madrastra no pudo tolerar más
su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque y
la matara. Como ella era tan joven y bella, el cazador se
apiadó de la niña y le aconsejó que buscara un escondite en el
bosque.
Blancanieves corrió tan lejos como se lo permitieron sus piernas, tropezando con rocas y
troncos de árboles que la lastimaban. Por fin, cuando ya caía la noche, encontró una casita
y entró para descansar.
Todo en aquella casa era pequeño, pero más lindo y limpio de lo que se pueda imaginar.
Cerca de la chimenea estaba puesta una mesita con siete platos muy pequeñitos, siete
tacitas de barro y al otro lado de la habitación se alineaban siete camitas muy ordenadas.
La princesa, cansada, se echó sobre tres de las camitas, y se quedó profundamente
dormida.
Cuando llegó la noche, los dueños de la casita regresaron. Eran siete enanitos, que todos
los días salían para trabajar en las minas de oro, muy lejos, en el corazón de las montañas.
-¡Caramba, qué bella niña! -exclamaron sorprendidos-. ¿Y cómo llegó hasta aquí?
Se acercaron para admirarla cuidando de no despertarla. Por la mañana, Blancanieves
sintió miedo al despertarse y ver a los siete enanitos que la rodeaban. Ellos la interrogaron
tan suavemente que ella se tranquilizó y les contó su triste historia.
-Si quieres cocinar, coser y lavar para nosotros -dijeron los enanitos-, puedes quedarte
aquí y te cuidaremos siempre.
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Blancanieves aceptó contenta. Vivía muy alegre con los enanitos, preparándoles la comida
y cuidando de la casita. Todas las mañanas se paraba en la puerta y los despedía con la
mano cuando los enanitos salían para su trabajo.
Pero ellos le advirtieron:
-Cuídate. Tu madrastra puede saber que vives aquí y tratará de hacerte daño.
La madrastra, que de veras era una bruja, y consultaba a su espejo mágico para ver si
existía alguien más bella que ella, descubrió que Blancanieves vivía en casa de los siete
enanitos. Se puso furiosa y decidió matarla ella misma. Disfrazada de vieja, la malvada
reina preparó una manzana con veneno, cruzó las siete montañas y llegó a casa de los
enanitos.
Blancanieves, que sentía una gran soledad durante el día, pensó
que aquella viejita no podía ser peligrosa. La invitó a entrar y
aceptó agradecida la manzana, al parecer deliciosa, que la bruja
le ofreció. Pero, con el primer mordisco que dio a la fruta,
Blancanieves cayó como muerta.
Aquella noche, cuando los siete enanitos llegaron a la casita,
encontraron a Blancanieves en el suelo. No respiraba ni se movía.
Los enanitos lloraron amargamente porque la querían con delirio.
Por tres días velaron su cuerpo, que seguía conservando su
belleza -cutis blanco como la nieve, mejillas y labios rojos como la
sangre, y cabellos negros como el azabache.
-No podemos poner su cuerpo bajo tierra -dijeron los enanitos. Hicieron un ataúd de cristal,
y colocándola allí, la llevaron a la cima de una montaña. Todos los días los enanitos iban a
velarla.
Un día el príncipe, que paseaba en su gran caballo blanco, vio a la bella niña en su caja de
cristal y pudo escuchar la historia de labios de los enanitos. Se enamoró de Blancanieves y
logró que los enanitos le permitieran llevar el cuerpo al palacio donde prometió adorarla
siempre. Pero cuando movió la caja de cristal tropezó y el pedazo de manzana que había
comido Blancanieves se desprendió de su garganta. Ella despertó de su largo sueño y se
sentó. Hubo gran regocijo, y los enanitos bailaron alegres mientras Blancanieves aceptaba
ir al palacio y casarse con el príncipe.
RUMPELSTIKIM
Jacob Karl Grimm y Wilhelm Grimm
Había una vez...
... Un pobre molinero que tenía una bellísima hija. Y sucedió que en
cierta ocasión se encontró con el rey, y, como le gustaba darse
importancia sin medir las consecuencias de sus mentiras, le dijo:
-Mi hija es tan hábil y sabe hilar tan bien, que convierte la hierba
seca en oro.
-Eso es admirable, es un arte que me agrada -dijo el rey-. Si
realmente tu hija puede hacer lo que dices, llévala mañana a palacio y la pondremos a
prueba.
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Y en cuanto llegó la muchacha ante la presencia del rey, éste la condujo a una habitación
que estaba llena de hierba seca, le entregó una rueca y un carrete y le dijo:
-Ahora ponte a trabajar, y si mañana temprano toda esta hierba seca no ha sido convertida
en oro, morirás.
Y dichas estas palabras, cerró él mismo la puerta y la dejó sola.
Allí quedó sentada la pobre hija del molinero, y aunque le iba en ello la vida, no se le
ocurría cómo hilar la hierba seca para convertirla en oro. Cuanto más tiempo pasaba, más
miedo tenía, y por fin no pudo más y se echó a llorar.
De repente, se abrió la puerta y entró un hombrecito. -¡Buenas tardes, señorita molinera! -
le dijo-. ¿Por qué está llorando?
-¡Ay de mí! -respondió la muchacha.- Tengo que hilar toda esta hierba seca de modo que
se convierta en oro, y no sé cómo hacerlo.
-¿Qué me darás -dijo el hombrecito- si lo hago por ti?
-Mi collar -dijo la muchacha.
El hombrecito tomó el collar, se sentó frente a la rueca y... ¡zas, zas, zas! , dio varias
vueltas a la rueda y se llenó el carrete. Enseguida tomó otro y... ¡zas, zas, zas! . con varias
vueltas estuvo el segundo lleno. Y así continuó sin parar hasta la mañana, en que toda la
hierba seca quedó hilada y todos los carreteles llenos de oro.
Al amanecer se presentó el rey. Y cuando vio todo aquel oro. sintió un gran asombro y se
alegró muchísimo: pero su corazón rebosó de codicia. Hizo que llevasen a la hija del
molinero a una habitación mucho mayor que la primera y también atestada de hierba seca,
y le ordenó que la hilase en una noche si en algo estimaba su vida. La muchacha no sabía
cómo arreglárselas, y ya se había echado a llorar, cuando se abrió la puerta y apareció el
hombrecito.
-¿Qué me darás -preguntó- si te convierto la hierba seca en oro?
-Mi sortija -contestó la muchacha.
El hombrecito tomó la sortija, volvió a sentarse a la rueca, y, al llegar la madrugada, toda la
hierba seca estaba convertida en reluciente oro.
Se alegró el rey a más no poder cuando lo vio, pero aún no tenía bastante; y mandó que
llevasen a la hija del molinero a una habitación mucho mayor que las anteriores y también
atestada de hierba seca.
-Hilarás todo esto durante la noche -le dijo-, y si logras hacerlo, serás mi esposa.
Tan pronto quedó sola, apareció el hombrecito por tercera vez y le dijo:
-¿Qué me darás si nuevamente esta noche te convierto la hierba seca en oro?
-No me queda nada para darte -contestó la muchacha.
-Prométeme entonces -dijo el hombrecito- que, si llegas a ser reina, me entregarás tu
primer hijo.
La muchacha dudó un momento. «¿Quién sabe si llegaré a tener un hijo algún día, y esta
noche debo hilar este heno seco?» se dijo. Y no sabiendo cómo salir del paso, prometió al
hombrecito lo que quería y éste convirtió una vez más la hierba seca en oro.
Cuando el rey llegó por la mañana y lo encontró todo tal como lo había deseado, se casó
enseguida con la muchacha, y así fue como se convirtió en reina la linda hija del molinero.
Un año más tarde le nació un hermoso niño, sin que se hubiera acordado más del
hombrecito. Pero. de repente, lo vio entrar en su cámara:
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-Vine a buscar lo que me prometiste -dijo.
La reina se quedó horrorizada, y le ofreció cuantas riquezas había en el reino con tal de
que le dejara al niño. Pero el hombrecito dijo:
-No. Una criatura viviente es más preciosa para mí que los mayores tesoros de este
mundo.
Comenzó entonces la reina a llorar, a rogarle y a lamentarse de tal modo. que el
hombrecito se compadeció de ella.
-Te daré tres días de plazo -le dijo-. Si en ese tiempo consigues adivinar mi nombre. te
quedarás con el niño.
La reina se pasó la noche tratando de recordar todos los nombres que oyera en su vida, y
como le parecieron pocos envió un mensajero a recoger, de un extremo a otro del país, los
demás nombres que hubiese. Cuando el hombrecito llegó al día siguiente, empezó por
Gaspar, Melchor y Baltasar, y fue luego recitando uno tras otro los nombres que sabía;
pero el hombrecito repetía invariablemente:
-¡No! Así no me llamo yo.
Al segundo día la reina mandó averiguar los nombres de las personas que vivían en los
alrededores del palacio y repitió al hombrecito los más curiosos y poco comunes.
-¿Te llamarás Arbilino, o Patizueco, o quizá Trinoboba?
Pero él contestaba invariablemente:
-¡No! Así no me llamo yo.
Al tercer día regresó el mensajero de la reina y le dijo:
-No he podido encontrar un sólo nombre nuevo; pero al subir a una altísima montaña, más
allá de lo más profundo del bosque, allá donde el zorro y la liebre se dan las buenas
noches, vi una casita diminuta. Delante de la puerta ardía una hoguera y, alrededor de ella
un hombrecito ridículo brincaba sobre una sola pierna y cantaba:
Hoy tomo vino y mañana cerveza,
después al niño sin falta traerán.
Nunca, se rompan o no la cabeza,
el nombre Rumpelstikin adivinarán.
¡Imagínense lo contenta que se puso la reina cuando oyó este nombre!
Poco después entró el hombrecito y dijo:
-Y bien, señora reina, ¿cómo me llamo yo?
-¿Te llamarás Conrado? -empezó ella.
-¡No! Así no me llamo yo.
-¿Y Enrique?
-¡No! ¡Así no me llamo yo! -replicó el hombrecito con expresión triunfante.
Sonrió la reina y le dijo:
-Pues... ¿quizás te llamas... Rumpelstikin?
-¡Te lo dijo una bruja! ¡Te lo dijo una bruja! -gritó el hombrecito, y, furioso, dio en el suelo
una patada tan fuerte, que se hundió hasta la cintura.
Luego, sujetándose al otro pie con ambas manos, tiró y tiró hasta que pudo salir; y
entonces, sin dejar de protestar, se marchó corriendo y saltando sobre una sola pierna,
mientras en palacio todos se reían de él por haber pasado en vano tantos trabajos.
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EL SOLDADITO DE PLOMO
Había una vez veinticinco soldaditos de plomo, hermanos
todos, ya que los habían fundido en la misma vieja cuchara.
Fusil al hombro y la mirada al frente, así era como estaban,
con sus espléndidas guerreras rojas y sus pantalones
azules. Lo primero que oyeron en su vida, cuando se
levantó la tapa de la caja en que venían, fue: "¡Soldaditos
de plomo!" Había sido un niño pequeño quien gritó esto,
batiendo palmas, pues eran su regalo de cumpleaños.
Enseguida los puso en fila sobre la mesa.
Cada soldadito era la viva imagen de los otros, con
excepción de uno que mostraba una pequeña diferencia.
Tenía una sola pierna, pues al fundirlos, había sido el último
y el plomo no alcanzó para terminarlo. Así y todo, allí estaba
él, tan firme sobre su única pierna como los otros sobre las
dos. Y es de este soldadito de quien vamos a contar la
historia.
En la mesa donde el niño los acababa de alinear había otros muchos juguetes, pero el que
más interés despertaba era un espléndido castillo de papel. Por sus diminutas ventanas
podían verse los salones que tenía en su interior. Al frente había unos arbolitos que
rodeaban un pequeño espejo. Este espejo hacía las veces de lago, en el que se reflejaban,
nadando, unos blancos cisnes de cera. El conjunto resultaba muy hermoso, pero lo más
bonito de todo era una damisela que estaba de pie a la puerta del castillo. Ella también
estaba hecha de papel, vestida con un vestido de clara y vaporosa muselina, con una
estrecha cinta azul anudada sobre el hombro, a manera de banda, en la que lucía una
brillante lentejuela tan grande como su cara. La damisela tenía los dos brazos en alto, pues
han de saber ustedes que era bailarina, y había alzado tanto una de sus piernas que el
soldadito de plomo no podía ver dónde estaba, y creyó que, como él, sólo tenía una.
“Ésta es la mujer que me conviene para esposa”, se dijo. “¡Pero qué fina es; si hasta vive
en un castillo! Yo, en cambio, sólo tengo una caja de cartón en la que ya habitamos
veinticinco: no es un lugar propio para ella. De todos modos, pase lo que pase trataré de
conocerla.”
Y se acostó cuan largo era detrás de una caja de tabaco que estaba sobre la mesa. Desde
allí podía mirar a la elegante damisela, que seguía parada sobre una sola pierna sin perder
el equilibrio.
Ya avanzada la noche, a los otros soldaditos de plomo los recogieron en su caja y toda la
gente de la casa se fue a dormir. A esa hora, los juguetes comenzaron sus juegos,
recibiendo visitas, peleándose y bailando. Los soldaditos de plomo, que también querían
participar de aquel alboroto, se esforzaron ruidosamente dentro de su caja, pero no
consiguieron levantar la tapa. Los cascanueces daban saltos mortales, y la tiza se divertía
escribiendo bromas en la pizarra. Tanto ruido hicieron los juguetes, que el canario se
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despertó y contribuyó al escándalo con unos trinos en verso. Los únicos que ni
pestañearon siquiera fueron el soldadito de plomo y la bailarina. Ella permanecía erguida
sobre la punta del pie, con los dos brazos al aire; él no estaba menos firme sobre su única
pierna, y sin apartar un solo instante de ella sus ojos.
De pronto el reloj dio las doce campanadas de la medianoche y —¡crac!— abrióse la tapa
de la caja de rapé... Mas, ¿creen ustedes que contenía tabaco? No, lo que allí había era
un duende negro, algo así como un muñeco de resorte.
—¡Soldadito de plomo! —gritó el duende—. ¿Quieres hacerme el favor de no mirar más a
la bailarina?
Pero el soldadito se hizo el sordo.
—Está bien, espera a mañana y verás —dijo el duende negro.
Al otro día, cuando los niños se levantaron, alguien puso al soldadito de plomo en la
ventana; y ya fuese obra del duende o de la corriente de aire, la ventana se abrió de
repente y el soldadito se precipitó de cabeza desde el tercer piso. Fue una caída terrible.
Quedó con su única pierna en alto, descansando sobre el casco y con la bayoneta clavada
entre dos adoquines de la calle.
La sirvienta y el niño bajaron apresuradamente a buscarlo; pero aun cuando faltó poco para
que lo aplastasen, no pudieron encontrarlo. Si el soldadito hubiera gritado: "¡Aquí estoy!", lo
habrían visto. Pero él creyó que no estaba bien dar gritos, porque vestía uniforme militar.
Luego empezó a llover, cada vez más y más fuerte, hasta que la lluvia se convirtió en un
aguacero torrencial. Cuando escampó, pasaron dos muchachos por la calle.
—¡Qué suerte! —exclamó uno—. ¡Aquí hay un soldadito de plomo! Vamos a hacerlo
navegar.
Y construyendo un barco con un periódico, colocaron al soldadito en el centro, y allá se fue
por el agua de la cuneta abajo, mientras los dos muchachos corrían a su lado dando
palmadas. ¡Santo cielo, cómo se arremolinaban las olas en la cuneta y qué corriente tan
fuerte había! Bueno, después de todo ya le había caído un buen remojón. El barquito de
papel saltaba arriba y abajo y, a veces, giraba con tanta rapidez que el soldadito sentía
vértigos. Pero continuaba firme y sin mover un músculo, mirando hacia adelante, siempre
con el fusil al hombro.
De buenas a primeras el barquichuelo se adentró por una ancha alcantarilla, tan oscura
como su propia caja de cartón.
"Me gustaría saber adónde iré a parar”, pensó. “Apostaría a que el duende tiene la culpa.
Si al menos la pequeña bailarina estuviera aquí en el bote conmigo, no me importaría que
esto fuese dos veces más oscuro."
Precisamente en ese momento apareció una enorme rata que vivía en el túnel de la
alcantarilla.
—¿Dónde está tu pasaporte? —preguntó la rata—. ¡A ver, enséñame tu pasaporte!
Pero el soldadito de plomo no respondió una palabra, sino que apretó su fusil con más
fuerza que nunca. El barco se precipitó adelante, perseguido de cerca por la rata. ¡Ah!
había que ver cómo rechinaba los dientes y cómo les gritaba a las
estaquitas y pajas que pasaban por allí.
—¡Deténgalo! ¡Deténgalo! ¡No ha pagado el peaje! ¡No ha enseñado
el pasaporte!
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La corriente se hacía más fuerte y más fuerte y el soldadito de plomo podía ya percibir la
luz del día allá, en el sitio donde acababa el túnel. Pero a la vez escuchó un sonido
atronador, capaz de desanimar al más valiente de los hombres. ¡Imagínense ustedes!
Justamente donde terminaba la alcantarilla, el agua se precipitaba en un inmenso canal.
Aquello era tan peligroso para el soldadito de plomo como para nosotros el arriesgarnos en
un bote por una gigantesca catarata.
Por entonces estaba ya tan cerca, que no logró detenerse, y el barco se abalanzó al canal.
El pobre soldadito de plomo se mantuvo tan derecho como pudo; nadie diría nunca de él
que había pestañeado siquiera. El barco dio dos o tres vueltas y se llenó de agua hasta los
bordes; hallábase a punto de zozobrar. El soldadito tenía ya el agua al cuello; el barquito se
hundía más y más; el papel, de tan empapado, comenzaba a deshacerse. El agua se iba
cerrando sobre la cabeza del soldadito de plomo… Y éste pensó en la linda bailarina, a la
que no vería más, y una antigua canción resonó en sus oídos:
¡Adelante, guerrero valiente!
¡Adelante, te aguarda la muerte!
En ese momento el papel acabó de deshacerse en pedazos y el soldadito se hundió, sólo
para que al instante un gran pez se lo tragara. ¡Oh, y qué oscuridad había allí dentro! Era
peor aún que el túnel, y terriblemente incómodo por lo estrecho. Pero el soldadito de plomo
se mantuvo firme, siempre con su fusil al hombro, aunque estaba tendido cuan largo era.
Súbitamente el pez se agitó, haciendo las más extrañas contorsiones y dando unas vueltas
terribles. Por fin quedó inmóvil. Al poco rato, un haz de luz que parecía un relámpago lo
atravesó todo; brilló de nuevo la luz del día y se oyó que alguien gritaba:
—¡Un soldadito de plomo!
El pez había sido pescado, llevado al mercado y vendido, y se encontraba ahora en la
cocina, donde la sirvienta lo había abierto con un cuchillo. Cogió con dos dedos al soldadito
por la cintura y lo condujo a la sala, donde todo el mundo quería ver a aquel hombre
extraordinario que se dedicaba a viajar dentro de un pez. Pero el soldadito no le daba la
menor importancia a todo aquello.
Lo colocaron sobre la mesa y allí… en fin, ¡cuántas cosas maravillosas pueden ocurrir en
esta vida! El soldadito de plomo se encontró en el mismo salón donde había estado antes.
Allí estaban todos: los mismos niños, los mismos juguetes sobre la mesa y el mismo
hermoso castillo con la linda y pequeña bailarina, que permanecía aún sobre una sola
pierna y mantenía la otra extendida, muy alto, en los aires, pues ella había sido tan firme
como él. Esto conmovió tanto al soldadito, que estuvo a punto de llorar lágrimas de plomo,
pero no lo hizo porque no habría estado bien que un soldado llorase. La contempló y ella le
devolvió la mirada; pero ninguno dijo una palabra.
De pronto, uno de los niños agarró al soldadito de plomo y lo arrojó de cabeza a la
chimenea. No tuvo motivo alguno para hacerlo; era, por supuesto, aquel muñeco de resorte
el que lo había movido a ello.
El soldadito se halló en medio de intensos resplandores. Sintió un calor terrible, aunque no
supo si era a causa del fuego o del amor. Había perdido todos sus brillantes colores, sin
que nadie pudiese afirmar si a consecuencia del viaje o de sus sufrimientos. Miró a la
bailarina, lo miró ella, y el soldadito sintió que se derretía, pero continuó impávido con su
fusil al hombro. Se abrió una puerta y la corriente de aire se apoderó de la bailarina, que
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voló como una sílfide hasta la chimenea y fue a caer junto al soldadito de plomo, donde
ardió en una repentina llamarada y desapareció. Poco después el soldadito se acabó de
derretir. Cuando a la mañana siguiente la sirvienta removió las cenizas lo encontró en
forma de un pequeño corazón de plomo; pero de la bailarina no había quedado sino su
lentejuela, y ésta era ahora negra como el carbón.
LA SIRENITA
Había una vez...
...Un hermoso lugar, en lo más profundo de los mares donde el agua es pura y transparente
como el cristal, y en ella abundan las plantas, las flores y los peces de formas
extraordinarias.
Allí existía un esplendoroso palacio que pertenecía al Rey de los Mares. Estaba realizado
de coral y de caracolas y adornado con perlas de todos tamaños, estrellas y esponjas, y allí
vivía el rey junto con sus seis lindas hijitas.
Sirenita, la más joven, además de ser la más bella, poseía una voz maravillosa; cuando
cantaba acompañándose con el arpa, los peces acudían de todas partes para escucharla,
las conchas se abrían, mostrando sus perlas, y las medusa al oírla dejaban de flotar. La
pequeña sirena casi siempre estaba cantando, y cada vez que lo hacía levantaba la vista
buscando la débil luz del sol, que a duras penas se filtraba a través de las aguas profundas.
"¡Oh!, ¡Cuánto me gustaría salir a la superficie para ver por fin el cielo que todos dicen que
es tan bonito, y escuchar la voz de los hombres y oler el perfume de las flores!" "Todavía
eres demasiado joven". Respondió la madre. "Dentro de unos años, cuando tengas quince,
el rey te dará permiso para salir a la superficie, como a tus hermanas". Sirenita soñaba con
el mundo de los hombres, el cual conocía a través de los relatos de sus hermanas, a
quienes interrogaba durante horas para satisfacer su inagotable curiosidad cada vez que
volvían de la superficie. En este tiempo, mientras esperaba salir a la superficie para
conocer el universo ignorado, se ocupaba de su maravilloso jardín ornado con flores
marítimas. Los caballitos de mar le hacían compañía y los delfines se le acercaban para
jugar con ella; únicamente las estrellas de mar, quisquillosas, no respondían a su llamada.
Por fin llegó el cumpleaños tan esperado y, durante toda la noche precedente, no consiguió
dormir. A la mañana siguiente el padre la llamó y, al acariciarle sus largos y rubios cabellos,
vio esculpida en su hombro una hermosísima flor. "¡Bien, ya puedes salir a respirar el aire y
ver el cielo! ¡Pero recuerda que el mundo de arriba no es el nuestro, sólo podemos
admirarlo! Somos hijos del mar y no tenemos alma como los hombres, Sé prudente y no te
acerques a ellos. ¡Sólo te traerían desgracias!" Apenas su padre terminó de hablar, Sirenita
le di un beso y se dirigió hacia la superficie, deslizándose ligera. Se sentía tan veloz que ni
siquiera los peces conseguían alcanzarla. De repente emergió del agua. ¡Qué fascinante!
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Veía por primera vez el cielo azul y las primeras estrellas centelleantes al anochecer . El
sol, que ya se había puesto en el horizonte, había dejado sobre las olas un reflejo dorado
que se diluía lentamente. Las gaviotas revoloteaban por encima de Sirenita y dejaban oír
sus alegres graznidos de bienvenida. "¡Qué hermoso es todo!" exclamó feliz, dando
palmadas. Pero su asombro y admiración aumentaron todavía: una nave se acercaba
despacio al escollo donde estaba Sirenita. Los marinos echaron el ancla, y la nave, así
amarrada, se balanceó sobre la superficie del mar en calma. Sirenita escuchaba sus voces
y comentarios. "¡Cómo me gustaría hablar con ellos!". Pensó. Pero al decirlo, miró su larga
cola cimbreante, que tenía en lugar de piernas, y se sintió acongojada: "¡Jamás seré como
ellos!". A bordo parecía que todos estuviesen poseídos por una extraña animación y, al
cabo de poco, la noche se llenó de vítores: "¡Viva nuestro capitán! ¡Vivan sus veinte años!".
La pequeña sirena, atónita y extasiada, había descubierto mientras tanto al joven al que iba
dirigido todo aquel alborozo. Alto, moreno, de porte real, sonreía feliz. sirenita no podía
dejar de mirarlo y una extraña sensación de alegría y sufrimiento al mismo tiempo, que
nunca había sentido con anterioridad, le oprimió el corazón. La fiesta seguía a bordo, pero
el mar se encrespaba cada vez más. Sirenita se dio cuenta enseguida del peligro que
corrían aquellos hombres: un viento helado y repentino agitó las olas, el cielo entintado de
negro se desgarró con relámpagos amenazantes y una terrible borrasca sorprendió a la
nave desprevenida. "¡Cuidado! ¡El mar...!" En vano Sirenita gritó y gritó. Pero sus gritos,
silenciados por el rumor del viento, no fueron oídos, y las olas, cada vez más altas,
sacudieron con fuerza la nave. Después, bajo los gritos desesperados de los marineros, la
arboladura y las velas se abatieron sobre cubierta, y con un siniestro fragor el barco se
hundió. Sirenita, que momentos antes había visto cómo el joven capitán caía al mar, se
puso a nadar para socorrerlo. Lo buscó inútilmente durante mucho rato entre las olas
gigantescas. Había casi renunciado, cuando de improviso, milagrosamente, lo vio sobre la
cresta blanca de una ola cercana y, de golpe lo tuvo en sus brazos. El joven estaba
inconsciente, mientras Sirenita, nadando con todas sus fuerzas, lo sostenía para rescatarlo
de una muerte segura. Lo sostuvo hasta que la tempestad amainó. Al alba, que despuntaba
sobre un mar todavía lívido, Sirenita se sintió feliz al acercarse a tierra y poder depositar el
cuerpo del joven sobre la arena de la playa. Al no poder andar, permaneció mucho tiempo a
su lado con la cola lamiendo el agua, frotando las manos del joven y dándole calor con su
cuerpo. Hasta que un murmullo de voces que se aproximaban la obligaron a buscar refugio
en el mar. "¡Corred! ¡Corred!" gritaba una dama de forma atolondrada. "¡Hay un hombre en
la playa!" "¡Está vivo! ¡Pobrecito! ¡Ha sido la tormenta...! ¡ Llevémosle al castillo!" "¡No!¡No!
Es mejor pedir ayuda..." La primera cosa que vio el joven al recobrar el conocimiento, fue el
hermoso semblante de la más joven de las tres damas. "¡Gracias por haberme salvado!" Le
susurró a la bella desconocida. Sirenita, desde el agua, vio que el hombre al que había
salvado se dirigía hacia el castillo, ignorante de que fuese ella y no la otra, quién lo había
salvado. Pausadamente nadó hacia el mar abierto; sabía que, en aquella playa, detrás
suyo, había dejado algo de lo que nunca hubiera querido separarse. ¡Oh! ¡Qué maravillosas
habían sido las horas transcurridas durante la tormenta teniendo al joven entre sus brazos!
Cuando llegó a la mansión paterna, Sirenita empezó su relato, pero de pronto sintió un
nudo en su garganta y, echándose a llorar, se refugió en su habitación. Días y más días
permaneció encerrada sin querer ver a nadie, rehusando incluso hasta los alimentos. Sabía
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que su amor por el joven capitán era un amor sin esperanza, porque ella, Sirenita, nunca
podría casarse con un hombre. Sólo la Hechicera de los Abismos podía socorrerla. Pero,
¿a qué precio? A pesar de todo decidió consultarla. "¡...por consiguiente, quieres
deshacerte de tu cola de pez! Y supongo que querrás dos piernas. ¡De acuerdo! Pero
deberás sufrir atrozmente y, cada vez que pongas los pies en el suelo sentirás un terrible
dolor." "¡No me importa" respondió Sirenita con lágrimas en los ojos, "a condición de que
pueda volver con él!" "¡No he terminado todavía!" dijo la vieja." Deberás darme tu hermosa
voz y te quedarás muda para siempre! Pero recuerda: si el hombre que amas se casa con
otra, tu cuerpo desaparecerá en el agua como la espuma de una ola. "¡Acepto!" dijo por
último Sirenita y, sin dudar un instante, le pidió el frasco que contenía la poción prodigiosa.
Se dirigió a la playa y, en las proximidades de su mansión, emergió a la superficie; se
arrastró a duras penas por la orilla y se bebió la pócima de la hechicera. Inmediatamente,
un fuerte dolor le hizo perder el conocimiento y cuando volvió en sí, vio a su lado, como
entre brumas, aquel semblante tan querido sonriéndole. El príncipe allí la encontró y,
recordando que también él fue un náufrago, cubrió tiernamente con su capa aquel cuerpo
que el mar había traído. "No temas" le dijo de repente,"estás a salvo. ¿De dónde vienes?"
Pero Sirenita, a la que la bruja dejó muda, no pudo responderle. "Te llevaré al castillo y te
curaré." Durante los días siguientes, para Sirenita empezó una nueva vida: llevaba
maravillosos vestidos y acompañaba al príncipe en sus paseos. Una noche fue invitada al
baile que daba la corte, pero tal y como había predicho la bruja, cada paso, cada
movimiento de las piernas le producía atroces dolores como premio de poder vivir junto a
su amado. Aunque no pudiese responder con palabras a las atenciones del príncipe, éste le
tenía afecto y la colmaba de gentilezas. Sin embargo, el joven tenía en su corazón a la
desconocida dama que había visto cuando fue rescatado después del naufragio. Desde
entonces no la había visto más porque, después de ser salvado, la desconocida dama tuvo
que partir de inmediato a su país. Cuando estaba con Sirenita, el príncipe le profesaba a
ésta un sincero afecto, pero no desaparecía la otra de su pensamiento. Y la pequeña
sirena, que se daba cuenta de que no era ella la predilecta del joven, sufría aún más. Por
las noches, Sirenita dejaba a escondidas el castillo para ir a llorar junto a la playa. Pero el
destino le reservaba otra sorpresa. Un día, desde lo alto del torreón del castillo, fue avistada
una gran nave que se acercaba al puerto, y el príncipe decidió ir a recibirla acompañado de
Sirenita. La desconocida que el príncipe llevaba en el corazón bajó del barco y, al verla, el
joven corrió feliz a su encuentro. Sirenita, petrificada, sintió un agudo dolor en el corazón.
En aquel momento supo que perdería a su príncipe para siempre. La desconocida dama
fue pedida en matrimonio por el príncipe enamorado, y la dama lo aceptó con agrado,
puesto que ella también estaba enamorada. Al cabo de unos días de celebrarse la boda, los
esposos fueron invitados a hacer un viaje por mar en la gran nave que estaba amarrada
todavía en el puerto. Sirenita también subió a bordo con ellos, y el viaje dio comienzo. Al
caer la noche, Sirenita, angustiada por haber perdido para siempre a su amado, subió a
cubierta. Recordando la profecía de la hechicera, estaba dispuesta a sacrificar su vida y a
desaparecer en el mar. Procedente del mar, escuchó la llamada de sus hermanas:
"¡Sirenita! ¡Sirenita! ¡Somos nosotras, tus hermanas! ¡Mira! ¿Ves este puñal? Es un puñal
mágico que hemos obtenido de la bruja a cambio de nuestros cabellos. ¡Tómalo y, antes
de que amanezca, mata al príncipe! Si lo haces, podrás volver a ser una sirenita como
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antes y olvidarás todas tus penas." Como en un sueño, Sirenita, sujetando el puñal, se
dirigió hacia el camarote de los esposos. Mas cuando vio el semblante del príncipe
durmiendo, le dio un beso furtivo y subió de nuevo a cubierta. Cuando ya amanecía, arrojó
el arma al mar, dirigió una última mirada al mundo que dejaba y se lanzó entre las olas,
dispuesta a desaparecer y volverse espuma. Cuando el sol despuntaba en el horizonte,
lanzó un rayo amarillento sobre el mar y, Sirenita, desde las aguas heladas, se volvió para
ver la luz por última vez. Pero de improviso, como por encanto, una fuerza misteriosa la
arrancó del agua y la transportó hacia lo más alto del cielo. Las nubes se teñían de rosa y el
mar rugía con la primera brisa de la mañana, cuando la pequeña sirena oyó cuchichear en
medio de un sonido de campanillas: "¡Sirenita! ¡Sirenita! ¡Ven con nosotras!" "¿Quienes
sois?" murmuró la muchacha, dándose cuenta de que había recobrado la voz "¿Dónde
estáis?" "Estas con nosotras en el cielo. Somos las hadas del viento. No tenemos alma
como los hombres, pero es nuestro deber ayudar a quienes hayan demostrado buena
voluntad hacia ellos." Sirenita , conmovida, miró hacia abajo, hacia el mar en el que
navegaba el barco del príncipe, y notó que los ojos se le llenaban de lágrimas, mientras las
hadas le susurraban: "¡Fíjate! Las flores de la tierra esperan que nuestras lágrimas se
transformen en rocío de la mañana. ¡Ven con nosotras! Tenemos mucho trabajo. ¿Quieres
ayudarnos?
-¡Claro que quiero! -gritó con alborozo la sirenita.
Y calmada, contenta, ligera, se lanzó en seguimiento de las hijas del aire.
LA BELLA Y LA BESTIA
Había una vez...
...Un mercader muy rico que tenía seis hijos, tres varones y tres
mujeres; y como era hombre de muchos bienes y de vasta
cultura, no reparaba en gastos para educarlos y los rodeó de
toda suerte de maestros. Las tres hijas eran muy hermosas; pero
la más joven despertaba tanta admiración, que de pequeña
todos la apodaban “la bella niña”, de modo que por fin se le
quedó este nombre para envidia de sus hermanas.
No sólo era la menor mucho más bonita que las otras, sino
también más bondadosa. Las dos hermanas mayores
ostentaban con desprecio sus riquezas antes quienes tenían
menos que ellas; se hacían las grandes damas y se negaban a que las visitasen las hijas
de los demás mercaderes: únicamente las personas de mucho rango eran dignas de
hacerles compañía. Se lo pasaban en todos los bailes, reuniones, comedias y paseos, y
despreciaban a la menor porque empleaba gran parte de su tiempo en la lectura de buenos
libros.
Las tres jóvenes, agraciadas y poseedoras de muchas riquezas, eran solicitadas en
matrimonio por muchos mercaderes de la región, pero las dos mayores los despreciaban y
rechazaban diciendo que sólo se casarían con un noble: por lo menos un duque o conde
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La Bella —pues así era como la conocían y llamaban todos a la menor - agradecía muy
cortésmente el interés de cuantos querían tomarla por esposa, y los atendía con suma
amabilidad y delicadeza; pero les alegaba que aún era muy joven y que deseaba pasar
algunos años más en compañía de su padre.
De un solo golpe perdió el mercader todos sus bienes, y no le quedó más que una
pequeña casa de campo a buena distancia de la ciudad.
Totalmente destrozado, lleno de pena su corazón, llorando hizo saber a sus hijos que era
forzoso trasladarse a esta casa, donde para ganarse la vida tendrían que trabajar como
campesinos.
Sus dos hijas mayores respondieron con la altivez que siempre demostraban en toda
ocasión, que de ningún modo abandonarían la ciudad, pues no les faltaban enamorados
que se sentirían felices de casarse con ellas, no obstante su fortuna perdida. En esto se
engañaban las buenas señoritas: sus enamorados perdieron totalmente el interés en ellas
en cuanto fueron pobres.
Puesto que debido a su soberbia nadie simpatizaba con ellas, las muchachas de los otros
mercaderes y sus familias comentaban:
—No merecen que les tengamos compasión. Al contrario, nos alegramos de verles abatido
el orgullo. ¡Qué se hagan las grandes damas con las ovejas!
Pero, al mismo tiempo, todo el mundo decía:
—¡Qué pena, qué dolor nos da la desgracia de la Bella! ¡Esta sí que es una buena hija!
¡Con qué cortesía le habla a los pobres! ¡Es tan dulce, tan honesta!…
No faltaron caballeros dispuestos a casarse con ella, aunque no tuviese un centavo; mas la
joven agradecía pero respondía que le era imposible abandonar a su padre en desgracia, y
que lo seguiría a la campiña para consolarlo y ayudarlo en sus trabajos. La pobre Bella no
dejaba de afligirse por la pérdida de su fortuna, pero se decía a sí misma:
—Nada obtendré por mucho que llore. Es preciso tratar de ser feliz en la pobreza.
No bien llegaron y se establecieron en la casa de campo, el mercader y sus tres hijos con
ropajes de labriegos se dedicaron a preparar y labrar la tierra. La Bella se levantaba a las
cuatro de la mañana y se ocupaba en limpiar la casa y preparar la comida de la familia. Al
principio aquello le era un sacrificio agotador, porque no tenía costumbre de trabajar tan
duramente; mas unos meses más adelante se fue sintiendo acostumbrada a este ritmo y
comenzó a sentirse mejor y a disfrutar por sus afanes de una salud perfecta. Cuando
terminaba sus quehaceres se ponía a leer, a tocar el clavicordio, o bien a cantar mientras
hilaba o realizaba alguna otra labor. Sus dos hermanas, en cambio, se aburrían
mortalmente; se levantaban a las diez de la mañana, paseaban el día entero y su única
diversión era lamentarse de sus perdidas galas y visitas.
—Mira a nuestra hermana menor —se decían entre sí—, tiene un alma tan vulgar, y es tan
estúpida, que se contenta con su miseria.
El buen labrador, el padre, en cambio, sabía que la Bella era trabajadora, constante,
paciente y tesonera, y muy capaz de brillar en los salones, en cambio sus hermanas...
Admiraba las virtudes de su hija menor, y sobre todo su paciencia, ya que las otras no se
contentaban con que hiciese todo el trabajo de la casa, sino que además se burlaban de
ella.
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Hacía ya un año que la familia vivía en aquellas soledades cuando el mercader recibió una
carta en la cual le anunciaban que cierto navío acababa de arribar, felizmente, con una
carga de mercancías para él. Esta noticia trastornó por completo a sus dos hijas mayores,
pues imaginaron que por fin podrían abandonar aquellos campos donde tanto se aburrían y
además lo único que se les cruzaba por la cabeza era volver a la ociosa y fatua vida en las
fiestas y teatros, mostrando riquezas; por lo que, no bien vieron a su padre ya dispuesto
para salir, le pidieron que les trajera vestidos, chalinas, peinetas y toda suerte de
bagatelas, La Bella no dijo una palabra, pensando para sí que todo el oro de las
mercancías no iba a bastar para los encargos de sus hermanas.
—¿No vas tú a pedirme algo? —le preguntó su padre.
—Ya que tenéis la bondad de pensar en mí —respondió ella—, os ruego que me traigáis
una rosa, pues por aquí no las he visto.
No era que la desease realmente, sino que no quería afear con su ejemplo la conducta de
sus hermanas, las cuales habían dicho que si no pedía nada era sólo por darse
importancia.
Partió, pues, el buen mercader; pero cuando llegó a la ciudad supo que había un pleito
andando en torno a sus mercaderías, y luego de muchos trabajos y penas se halló tan
pobre como antes. Y así emprendió nuevamente el camino hacia su vivienda. No tenía que
recorrer más de treinta millas para llegar a su casa, y ya se regocijaba con el gusto de ver
otra vez a sus hijas; pero erró el camino al atravesar un gran bosque, y se perdió dentro de
él, en medio de una tormenta de viento y nieve que comenzó a desatarse.
Nevaba fuertemente; el viento era tan impetuoso que por dos veces lo derribó del caballo;
y cuando cerró la noche llegó a temer que moriría de hambre o de frío; o que lo devorarían
los lobos, a los que oía aullar muy cerca de sí. De repente, tendió la vista por entre dos
largas hileras de árboles y vio una brillante luz a gran distancia.
Se encaminó hacia aquel sitio y al acercarse observó que la luz salía de un gran palacio
todo iluminado. Se apresuró a refugiarse allí; pero su sorpresa fue considerable cuando no
encontró a persona alguna en los patios. Su caballo, que lo seguía, entró en una vasta
caballeriza que estaba abierta, y habiendo hallado heno y avena, el pobre animal, que se
moría de hambre, se puso a comer ávidamente. Después de dejarlo atado, el mercader
pasó al castillo, donde tampoco vio a nadie; y por fin llegó a una gran sala en que había un
buen fuego y una mesa cargada de viandas con un solo cubierto. Quizás pecaría de
atrevido, pero se dirigió hacia allí. La tentación fue muy grande, pues la lluvia y la nieve lo
habían calado hasta los huesos, se arrimó al fuego para secarse, diciéndose a sí mismo.
“El dueño de esta casa y sus sirvientes, que no tardarán en dejarse ver, sin duda me
perdonarán la libertad que me he tomado.”
Se quedó aún esperando un rato largo, observaba hacia los otros recintos para tratar de
ubicar a algún habitante en la mansión, pero cuando sonaron once campanadas sin que se
apareciese nadie. no pudo ya resistir el hambre, y apoderándose de un pollo, se lo comió
con dos bocados a pesar de sus temblores. Bebió también algunas copas de vino, y ya con
nueva audacia abandonó la sala y recorrió varios espaciosos aposentos, magníficamente
amueblados. En uno de ellos encontró una cama dispuesta, y como era pasada la
medianoche, y se sentía rendido de cansancio, entumecido y aturdido de la aventura
pasada hasta encontrar este cobijo, decidió cerrar la puerta y acostarse a dormir.
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Eran las diez de la mañana cuando se levantó al día siguiente, y no fue pequeña su
sorpresa al encontrarse un traje como hecho a su medida en vez de sus viejas y gastadas
ropas. “Sin duda”, se dijo, “o no he despertado, o este palacio pertenece a un hada buena
que se ha apiadado de mí.”
Miró por la ventana y no vio el menor rastro de nieve, sino de un jardín cuyos floridos
canteros encantaban la vista. Entró luego en la estancia donde cenara la víspera, y halló
que sobre una mesita lo aguardaba una taza de chocolate.
—Os doy las gracias, señora hada —dijo en alta voz—, por haber tenido la bondad de
albergarme en noche tan inhóspita y de pensar en mi desayuno.
El buen hombre, después de tomar el chocolate, salió en busca de su caballo, y al pasar
por un sector lleno de rosas blancas recordó la petición de la Bella y cortó una para
llevársela. En el mismo momento se escuchó un gran estruendo y vio que se dirigía hacia
él una bestia tan horrenda, que le faltó poco para caer desmayado.
—¡Ah, ingrato! —le dijo la Bestia con una voz terrible—. Yo te salvé la vida al recibirte y
darte cobijo en mi palacio, y ahora, para mi pesadumbre, tú me arrebatas mis rosas, ¡a las
que amo sobre todo cuanto hay en el mundo! Será preciso que mueras, a fin de reparar
esta falta.
El mercader se arrojó a sus pies, juntó las manos y rogó a la Bestia:
—Monseñor, perdóname, pues no creía ofenderte al tomar una rosa; es para una de mis
hijas, que me la había pedido.
—Yo no me llamo Monseñor —respondió el monstruo—sino la Bestia. No me gustan los
halagos, y sí que los hombres digan lo que sienten; no esperes conmoverme con tus
lisonjas. Mas tú me has dicho que tienes hijas; estoy dispuesto a perdonarte con la
condición de que una de ellas venga a morir en lugar tuyo. No me repliques: parte de
inmediato; y si tus hijas rehúsan morir por ti, júrame que regresarás dentro de tres meses.
No pensaba el buen hombre sacrificar una de sus hijas a tan horrendo monstruo, pero se
dijo: “Al menos me queda el consuelo de darles un último abrazo.” Juró, pues, que
regresaría, y la Bestia le dijo que podía partir cuando quisiera.
—Pero no quiero que te marches con las manos vacías —añadió—. Vuelve a la estancia
donde pasaste la noche: allí encontrarás un gran cofre en el que pondrás cuanto te plazca,
y yo lo haré conducir a tu casa.
Dicho esto se retiró la Bestia, y el hombre se dijo:
“Si es preciso que muera, tendré al menos el consuelo de que mis hijas no pasen hambre.”
Volvió, pues, a la estancia donde había dormido, y halló una gran cantidad de monedas de
oro con las que llenó el cofre de que le hablara la Bestia, lo cerró, fue a las caballerizas en
busca de su caballo y abandonó aquel palacio con una gran tristeza, pareja a la alegría con
que entrara en él la noche antes en busca de albergue. Su caballo tomó por sí mismo una
de las veredas que había en el bosque, y en unas pocas horas se halló de regreso en su
pequeña granja.
Se juntaron sus hijas en torno suyo y, lejos de alegrarse con sus caricias, el pobre
mercader se echó a llorar angustiado mirándolas. Traía en la mano el ramo de rosas que
había cortado para la Bella, y al entregárselo le dijo:
—Bella, toma estas rosas, que bien caro costaron a tu desventurado padre.
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Y enseguida contó a su familia la funesta aventura que acababa de sucederle. Al oírlo, sus
dos hijas mayores dieron grandes alaridos y llenaron de injurias a la Bella, que no había
derramado una lágrima.
—Miren a lo que conduce el orgullo de esta pequeña criatura —gritaban—. ¿Por qué no
pidió adornos como nosotras? ¡Ah, no, la señorita tenía que ser distinta! Ella va a causar la
muerte de nuestro padre, y sin embargo ni siquiera llora.
—Mi llanto sería inútil —respondió la Bella—. ¿Por qué voy a llorar a nuestro padre si no es
necesario que muera? Puesto que el monstruo tiene a bien aceptar a una de sus hijas, yo
me entregaré a su furia y me consideraré muy dichosa, pues habré tenido la oportunidad
de salvar a mi padre y demostrarle a ustedes y a él, mi ternura.
—No, hermana —dijeron sus tres hermanos—, tampoco es necesario que tú mueras;
nosotros buscaremos a ese monstruo y lo mataremos o pereceremos bajo sus golpes.
—No hay que soñar, hijos míos —dijo el mercader—. El poderío de esa Bestia es tal que
no tengo ninguna esperanza de matarla. Me conmueve el buen corazón de Bella, pero
jamás la expondré a la muerte. Soy viejo, me queda poco tiempo de vida; sólo perderé
unos cuantos años, de los que únicamente por ustedes siento desprenderme, mis hijos
queridos.
—Te aseguro, padre mío —le dijo la Bella—, que no irás sin mí a ese palacio; tú no puedes
impedirme que te siga. En parte fui responsable de tu desventura. Como soy joven, no le
tengo gran apego a la vida, y prefiero que ese monstruo me devore a morirme de la pena y
el remordimiento que me daría tu pérdida.
Por más que razonaron con ella no hubo forma de convencerla, y sus hermanas estaban
encantadas, porque las virtudes de la joven les había inspirado siempre unos celos
irresistibles. Al mercader lo abrumaba tanto el dolor de perder a su hija, que olvidó el cofre
repleto de oro; pero al retirarse a su habitación para dormir su sorpresa fue enorme al
encontrarlo junto a la cama. Decidió no decir una palabra a sus hijos de aquellas nuevas y
grandes riquezas, ya que habrían querido retornar a la ciudad y él estaba resuelto a morir
en el campo; pero reveló el secreto a la Bella, quien a su vez le confió que en su ausencia
habían venido de visita algunos caballeros, y que dos de ellos amaban a sus hermanas. Le
rogó que les permitiera casarse, pues era tan buena que las seguía queriendo y las
perdonaba de todo corazón, a pesar del mal que le habían hecho.
El día en que partieron la Bella y su padre, las dos perversas muchachas se frotaron los
ojos con cebolla para tener lágrimas con que llorarlos; sus hermanos en cambio, lloraron de
veras, como también el mercader, y en toda la casa la única que no lloró fue la Bella, pues
no quería aumentar el dolor de los otros.
Echó a andar el caballo hacia el palacio, y al caer la tarde apareció éste todo iluminado
como la primera vez. El caballo se fue por sí solo a la caballeriza, y el buen hombre y su
hija pasaron al gran salón, donde encontraron una mesa magníficamente servida en la que
había dos cubiertos. El mercader no tenía ánimo para probar bocado, pero la Bella,
esforzándose por parecer tranquila, se sentó a la mesa y le sirvió, aunque pensaba para sí:
“La Bestia quiere que engorde antes de comerme, puesto que me recibe de modo tan
espléndido.”
En cuanto terminaron de cenar se escuchó un gran estruendo y el mercader, llorando, dijo
a su pobre hija que se acercaba la Bestia. No pudo la Bella evitar un estremecimiento
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cuando vio su horrible figura, aunque procuró disimular su miedo, y al interrogarla el
monstruo sobre si la habían obligado o si venía por su propia voluntad, ella le respondió
que sí, temblando, que era decisión propia.
—Eres muy buena —dijo la Bestia—, y te lo agradezco mucho. Tú, buen hombre, partirás
por la mañana y no sueñes jamás con regresar aquí. Nunca. Adiós, Bella.
—Adiós, señor —respondió la muchacha.
Y enseguida se retiró la Bestia.
—¡Ah, hija mía —dijo el mercader, abrazando a la Bella— yo estoy casi muerto de espanto!
Hazme caso y deja que me quede en tu sitio.
—No, padre mío —le respondió la Bella con firmeza—, tú partirás por la mañana.
Fueron después a acostarse, creyendo que no dormirían en toda la noche; mas sus ojos se
cerraron apenas pusieron la cabeza en la almohada. Mientras dormía vio la Bella a una
dama que le dijo:
—Tu buen corazón me hace muy feliz, Bella. No ha de quedar sin recompensa esta buena
acción de arriesgar tu vida por salvar la de tu padre.
Le contó el sueño al buen hombre la Bella al despertarse; y aunque le sirvió un tanto de
consuelo, no alcanzó a evitar que se lamentara con grandes sollozos al momento de
separarse de su querida hija.
En cuanto se hubo marchado se dirigió la Bella a la gran sala y se echó a llorar; pero, como
tenía sobrado coraje, resolvió no apesadumbrarse durante el poco tiempo que le quedase
de vida, pues tenía el convencimiento de que el monstruo la devoraría aquella misma tarde.
Mientras esperaba decidió recorrer el espléndido castillo, ya que a pesar de todo no podía
evitar que su belleza la conmoviese. Su asombro fue aún mayor cuando halló escrito sobre
una puerta:
Aposento de la Bella
La abrió precipitadamente y quedó deslumbrada por la magnificencia que allí reinaba; pero
lo que más llamó su atención fue una bien provista biblioteca, un clavicordio y numerosos
libros de música, lo que reunía todo lo que a ella le hacía la vida placentera.
—No quiere que esté triste —se dijo en voz baja, y añadió de inmediato—: para un solo día
no me habría reunido tantas cosas.
Este pensamiento reanimó su valor, y poco después, revisando la biblioteca, encontró un
libro en que aparecía la siguiente inscripción en letras de oro:
Disponed, ordenad, vos sois aquí la reina y señora.
—¡Ay de mí —suspiró ella—, nada deseo sino ver a mi pobre padre y saber qué está
haciendo ahora!
Había dicho estas palabras para sí misma: ¡cuál no sería su asombro al volver los ojos a un
gran espejo y ver allí su casa, adonde llegaba, entonces su padre con el semblante lleno
de tristeza! Las dos hermanas mayores acudieron a recibirlo, y a pesar de los aspavientos
que hacían para aparecer afligidas, se les reflejaba en el rostro la satisfacción que sentían
por la pérdida de su hermana, por haberse desprendido de la hermana que les hacía
sombra con su belleza y bondad. Desapareció todo en un momento, y la Bella no pudo
dejar de decirse que la Bestia era muy complaciente, y que nada tenía que temer de su
parte.
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Al mediodía halló la mesa servida, y mientras comía escuchó un exquisito concierto,
aunque no vio a persona alguna. Esa tarde, cuando iba a sentarse a la mesa, oyó el
estruendo que hacía la Bestia al acercarse, y no pudo evitar un estremecimiento.
—Bella —le dijo el monstruo—, ¿permitirías que te mirase mientras comes?
—Vos sois el dueño de esta casa —respondió la Bella, temblando.
—No —dijo la Bestia—, no hay aquí otra dueña que tú. Si te molestara no tendrías más
que pedirme que me fuese, y me marcharía enseguida. Pero dime: ¿no es cierto que me
encuentras muy feo?
—Así es —dijo la Bella—, pues no sé mentir; pero en cambio creo que sois muy bueno.
—Tienes razón —dijo el monstruo—, aun cuando yo no pueda juzgar mi fealdad, pues no
soy más que una bestia.
—No se es una bestia —respondió la Bella— cuando uno admite que es incapaz de juzgar
sobre algo. Los necios no lo admitirían.
—Come, pues —le dijo el monstruo—, y trata de pasarlo bien en tu casa, que todo cuanto
hay aquí te pertenece, y me apenaría mucho que no estuvieses contenta.
—Sois muy bondadoso —respondió la Bella—. Os aseguro que vuestro buen corazón me
hace feliz. Cuando pienso en ello no me parecéis tan feo.
—¡Oh, señora —dijo la Bestia— , tengo un buen corazón, pero no soy más que una bestia!
—Hay muchos hombres más bestiales que vos —dijo la Bella—, y mejor os quiero con
vuestra figura, que a otros que tienen figura de hombre y un corazón corrupto, ingrato,
burlón y falso.
La Bella, que ya apenas le tenía miedo, comió con buen apetito; pero creyó morirse de
pavor cuando el monstruo le dijo:
—Bella, ¿querrías ser mi esposa?
Largo rato permaneció la muchacha sin responderle, ya que temía despertar su cólera si
rehusaba, y por último le dijo, estremeciéndose:
—No, Bestia.
Quiso suspirar al oírla el pobre monstruo, pero de su pecho no salió más que un silbido tan
espantoso, que hizo retemblar el palacio entero; sin embargo, la Bella se tranquilizó
enseguida, pues la Bestia le dijo tristemente:
—Adiós, entonces, Bella —y salió de la sala volviéndose varias veces a mirarla por última
vez.
Al quedarse sola, la Bella sintió una gran compasión por esta pobre Bestia.
“¡Ah, qué pena”, se dijo, “que siendo tan bueno, sea tan feo!”
Tres apacibles meses pasó la Bella en el castillo. Todas las tardes la Bestia la visitaba, y la
entretenía y observaba mientras comía, con su conversación llena de buen sentido pero
jamás de aquello que en el mundo llaman ingenio. Cada día la Bella encontraba en el
monstruo nuevas bondades, y la costumbre de verlo la había habituado tanto a su fealdad,
que lejos de temer del momento de su visita miraba con frecuencia el reloj para ver si eran
las nueve, ya que la Bestia jamás dejaba de presentarse a esa hora, Sólo había una cosa
que la apenaba, y era que la Bestia, cotidianamente antes de retirarse, le preguntaba cada
noche si quería ser su esposa, y cuando ella rehusaba parecía traspasado de dolor. Un día
le dijo:
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—Mucha pena me dais, Bestia. Bien querría complaceros, pero soy demasiado sincera
para permitiros creer que pudiese hacerlo nunca. Siempre he de ser vuestra amiga: tratad
de contentaros con esto.
—Forzoso me será —dijo la Bestia—. Sé que en justicia soy horrible, pero mi amor es
grande. Entretanto, me siento feliz de que quieras permanecer aquí. Prométeme que no me
abandonarás nunca.
La Bella enrojeció al escuchar estas palabras. Había visto en el espejo que su padre
estaba enfermo de pesar por haberla perdido, y deseaba volverlo a ver.
—Yo podría prometeros —dijo a la Bestia—que no os abandonaría nunca, si no fuese
porque tengo tantas ansias de ver a mi padre, que me moriré de dolor si me negáis ese
gusto.
—Antes prefiero yo morirme —dijo el monstruo—que causarte el pesar más pequeño. Te
enviaré a casa de tu padre, y mientras estés allí morirá tu Bestia de pena.
—¡Oh, no —respondió la Bella llorando—, os quiero demasiado para tolerarlo! Prometo
regresar dentro de ocho días. Me habéis hecho ver que mis hermanas están casadas y
mies hermanos en el ejército. Mi padre se ha quedado solo. Permitidme que pase una
semana en su compañía.
—Mañana estarás con él —dijo la Bestia—, pero acuérdate de tu promesa. Cuando quieras
regresar no tienes más que poner tu sortija sobre la mesa a la hora del sueño. Adiós, Bella.
La Bestia suspiró, según su costumbre, al decir estas palabras, y la Bella se acostó con la
tristeza de verlo tan apesadumbrado. Cuando despertó a la mañana siguiente se hallaba
en casa de su padre. Sonó a poco una campanilla que estaba junto a la cama y apareció la
sirvienta, quien dio un gran grito al verla. Acudió rápidamente a sus voces el buen padre, y
creyó morir de alegría porque recobraba a su querida hija, con la cual estuvo abrazado más
de un cuarto de hora.
Luego de estas primeras efusiones, la Bella recordó que no tenía ropas con que vestirse,
pero la sirvienta le dijo que en la vecina habitación había encontrado un cofre lleno de
magníficos vestidos con adornos de oro y diamantes. Agradecida a las atenciones de la
Bestia, pidió la Bella que le trajesen el más modesto de aquellos vestidos y que guardasen
los otros para regalárselos a sus hermanas; pero apenas había dado esta orden
desapareció el cofre. Su padre comentó que sin duda la Bestia quería que conservase para
sí los regalos, y al instante reapareció el cofre donde estuviera antes.
Se vistió la Bella, y entretanto avisaron a las hermanas, que acudieron en compañía de sus
esposos. Las dos eran muy desdichadas en sus matrimonios, pues la primera se había
casado con un gentilhombre tan hermoso como Cupido, pero que no pensaba sino en su
propia figura, a la que dedicaba todos sus desvelos de la mañana a la noche,
menospreciando la belleza de su esposa. La segunda, en cambio, tenía por marido a un
hombre cuyo gran talento no servía más que para mortificar a todo el mundo, empezando
por su esposa.
Cuando vieron a la Bella ataviada como una princesa, y más hermosa que la luz del día,
las dos creyeron morir de dolor. Aunque la Bella les hizo mil caricias no les pudo aplacar
los celos, que se recrudecieron cuando les contó lo feliz que se sentía. Bajaron las dos al
jardín para llorar allí a sus anchas.
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—¿Por qué es tan dichosa esa pequeña criatura? ¿No somos nosotras más dignas de la
felicidad que ella?
—Hermana —dijo la mayor—, se me ocurre una idea. Tratemos de retenerla aquí más de
ocho días: esa estúpida Bestia pensará entonces que ha roto su palabra, y quizás la
devore.
—Tienes razón, hermana mía —respondió la otra—. Y para conseguirlo la llenaremos de
halagos.
Y tomada esta resolución, volvieron a subir y dieron a su hermana tantas pruebas de
cariño, que la Bella lloraba de felicidad. Al concluirse el plazo comenzaron a arrancarse los
cabellos y a dar tales muestras de aflicción por su partida, que les prometió quedarse otros
ocho días.
Sin embargo, la Bella se reprochaba el pesar que así causaba a su pobre monstruo, a
quien amaba de todo corazón, y se entristecía de no verlo. La décima noche que estuvo en
casa de su padre, soñó que se hallaba en el jardín del castillo, y que veía cómo la Bestia,
inerte sobre la hierba, a punto de morir, la reconvenía por sus ingratitudes. Despertó
sobresaltada, con los ojos llenos de lágrimas.
“¿No soy yo bien perversa”, se dijo, “pues le causo tanto pesar cuando de tal modo me
quiere? ¿Tiene acaso la culpa de su fealdad y su falta de inteligencia? Su buen corazón
importa más que todo lo otro. ¿Por qué no he de casarme con él? Seré mucho más feliz
que mis hermanas con sus maridos. Ni la belleza ni la inteligencia hacen que una mujer
viva contenta con su esposo, sino la bondad de carácter, la virtud y el deseo de agradar; y
la Bestia posee todas estas cualidades. Aunque no amor, sí le tengo estimación y amistad.
¿Por qué he de ser la causa de su desdicha, si luego me reprocharía mi ingratitud toda la
vida?
Con estas palabras la Bella se levantó, puso su sortija sobre la mesa y volvió a acostarse.
Apenas se tendió sobre la cama se quedó dormida, y al despertarse a la mañana siguiente
vio con alegría que se hallaba en el castillo de la Bestia. Se vistió con todo esplendor por
darle gusto, y creyó morir de impaciencia en espera de que fuesen las nueve de la noche;
pero el monstruo no apareció al dar el reloj la hora. Creyó entonces que le habría causado
la muerte, y exhalando profundos suspiros, a punto de desesperarse, recorrió la Bella el
castillo entero, buscando inútilmente por todas partes. Recordó entonces su sueño y corrió
por el jardín hacia el estanque junto al cual lo viera en sueños. Allí encontró a la pobre
Bestia sobre la hierba, perdido el conocimiento, y pensó que había muerto. Sin el menor
asomo de horror se dejó caer a su lado, y al sentir que aún le latía el corazón, tomó un
poco de agua del estanque y le roció la cabeza. Abrió la Bestia los ojos y dijo a la Bella:
—Olvidaste tu promesa, y el dolor de haberte perdido me llevó a dejarme morir de hambre.
Pero ahora moriré contento, pues tuve la dicha de verte una vez más.
—No, mi Bestia querida, no vas a morirte —le dijo la Bella—, sino que vivirás para ser mi
esposo. Desde este momento te prometo mi mano, y juro que no perteneceré a nadie sino
a ti. ¡Ah, yo creía que sólo te tenía amistad, pero el dolor que he sentido me ha hecho ver
que no podría vivir sin verte!
Apenas había pronunciado estas palabras la Bella vio que todo el palacio se iluminaba con
luces resplandecientes: los fuegos artificiales, la música, todo era anuncio de una gran
fiesta; pero ninguna de estas bellezas logró distraerla, y se volvió hacia su querido
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monstruo, cuyo peligro la hacía estremecerse. ¡Cuál no sería su sorpresa! La Bestia había
desaparecido y en su lugar había un príncipe más hermoso que el Amor, que le daba las
gracias por haber puesto fin a su encantamiento. Aunque este príncipe mereciese toda su
atención, no pudo dejar de preguntarle dónde estaba la Bestia.
—Aquí, a tus pies —le dijo el príncipe—. Cierta maligna hada me ordenó a permanecer
bajo esa figura, privándome a la vez del uso de mi inteligencia, hasta que alguna bella
joven consintiera en casarse conmigo. En todo el mundo tú sola has sido capaz de
conmoverte con la bondad de mi corazón, ni aun ofreciéndote mi corona podría
demostrarte la gratitud que te guardo y nunca podré pagar la deuda que he contraído
contigo.
La Bella, agradablemente sorprendida, tendió su mano al hermoso príncipe para que se
levantase. Se encaminaron después al castillo, y la joven creyó morir de dicha cuando
encontró en el gran salón a su padre y toda la familia, a quienes la hermosa dama que
viera en sueños había traído hasta allí.
—Bella —le dijo esta dama, que era un hada poderosa—, ven a recibir el premio de tu
buena elección: has preferido la virtud a la belleza y a la inteligencia, y por tanto mereces
hallar todas estas cualidades reunidas en una sola persona. Vas a ser una gran reina: yo
espero que tus virtudes no se desvanecerán en el trono. Y en cuanto a vosotras, señoras
—agregó el hada, dirigiéndose a sus hermanas—, conozco vuestro corazón y toda la
malicia que encierra. Convertíos en estatuas, pero conservad vuestra razón adentro de la
piedra que va a envolveros. Estaréis a la puerta del palacio de vuestra hermana, y no os
pongo otra pena que la de ser testigos de su felicidad. No podréis volver a vuestro primer
estado hasta que reconozcan vuestras faltas; pero me temo mucho que no dejaréis jamás
de ser estatuas. Pues uno puede recobrarse del orgullo, la cólera, la gula y la pereza; pero
es una especie de milagro que se convierta un corazón maligno y envidioso.
En este punto dio el hada un golpe en el suelo con una varita y transportó a cuantos
estaban en la sala al reino del príncipe. Sus súbditos lo recibieron con júbilo, y a poco se
celebraron sus bodas con la Bella, quien vivió junto a él muy largos años en una felicidad
perfecta, pues estaba fundada en la virtud.
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PULGARCITO
Había una vez un pobre campesino. Una noche se encontraba sentado, atizando el fuego,
y su esposa hilaba sentada junto a él, a la vez que lamentaban el hallarse en un hogar sin
niños.
—¡Qué triste es que no tengamos hijos! —dijo él—. En
esta casa siempre hay silencio, mientras que en los
demás hogares todo es alegría y bullicio de criaturas.
—¡Es verdad! —contestó la mujer suspirando—.Si por lo
menos tuviéramos uno, aunque fuera muy pequeño y no
mayor que el pulgar, seríamos felices y lo amaríamos
con todo el corazón.
Y ocurrió que el deseo se cumplió.
Resultó que al poco tiempo la mujer se sintió enferma y,
después de siete meses, trajo al mundo un niño bien
proporcionado en todo, pero no más grande que un dedo
pulgar.
—Es tal como lo habíamos deseado —dijo—. Va a ser nuestro querido hijo, nuestro
pequeño.
Y debido a su tamaño lo llamaron Pulgarcito. No le escatimaban la comida, pero el niño no
crecía y se quedó tal como era cuando nació. Sin embargo, tenía ojos muy vivos y pronto
dio muestras de ser muy inteligente, logrando todo lo que se proponía.
Un día, el campesino se aprestaba a ir al bosque a cortar leña.
—Ojalá tuviera a alguien para conducir la carreta —dijo en voz baja.
—¡Oh, padre! —exclamó Pulgarcito— ¡yo me haré cargo! ¡Cuenta conmigo! La carreta
llegará a tiempo al bosque.
El hombre se echó a reír y dijo:
—¿Cómo podría ser eso? Eres muy pequeño para conducir el caballo con las riendas.
—¡Eso no importa, padre! Tan pronto como mi madre lo enganche, yo me pondré en la
oreja del caballo y le gritaré por dónde debe ir.
—¡Está bien! —contestó el padre, probaremos una vez.
Cuando llegó la hora, la madre enganchó la carreta y colocó a Pulgarcito en la oreja del
caballo, donde el pequeño se puso a gritarle por dónde debía ir, tan pronto con “¡Hejjj!”,
como un “¡Arre!”. Todo fue tan bien como con un conductor y la carreta fue derecho hasta
el bosque. Sucedió que, justo en el momento que rodeaba un matorral y que el pequeño
iba gritando “¡Arre! ¡Arre!” , dos extraños pasaban por ahí.
—¡Cómo es eso! —dijo uno— ¿Qué es lo que pasa? La carreta rueda, alguien conduce el
caballo y sin embargo no se ve a nadie.
—Todo es muy extraño —asintió el otro—. Seguiremos la carreta para ver en dónde se
para.
La carreta se internó en pleno bosque y llegó justo al sitio sonde estaba la leña cortada.
Cuando Pulgarcito divisó a su padre, le gritó:
—Ya ves, padre, ya llegué con la carreta. Ahora, bájame del caballo.
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El padre tomó las riendas con la mano izquierda y
con la derecha sacó a su hijo de la oreja del caballo,
quien feliz se sentó sobre una brizna de hierba.
Cuando los dos extraños divisaron a Pulgarcito
quedaron tan sorprendidos que no supieron qué
decir. Uno y otro se escondieron y se dijeron entre
ellos:
—Oye, ese pequeño valiente bien podría hacer
nuestra fortuna si lo exhibimos en la ciudad a cambio
de dinero. Debemos comprarlo.
Se dirigieron al campesino y le dijeron:
—Véndenos ese hombrecito; estará muy bien con
nosotros.
—No —respondió el padre— es mi hijo querido y no lo vendería por todo el oro del mundo.
Pero al oír esta propuesta, Pulgarcito se trepó por los pliegues de las ropas de su padre, se
colocó sobre su hombro y le dijo al oído:
—Padre, véndeme; sabré cómo regresar a casa.
Entonces, el padre lo entregó a los dos hombres a cambio de una buena cantidad de
dinero.
—¿En dónde quieres sentarte? —le preguntaron.
—¡Ah!, pónganme sobre el ala de su sombrero; ahí podré pasearme a lo largo y a lo ancho,
disfrutando del paisaje y no me caeré.
Cumplieron su deseo, y cuando Pulgarcito se hubo despedido de su padre se pusieron
todos en camino. Viajaron hasta que anocheció y Pulgarcito dijo entonces:
—Bájenme al suelo, tengo necesidad.
—No, quédate ahí arriba —le contestó el que lo llevaba en su cabeza—. No me importa.
Las aves también me dejan caer a menudo algo encima.
—No —respondió Pulgarcito—, sé lo que les conviene. Bájenme rápido.
El hombre tomó de su sombrero a Pulgarcito y lo posó en un campo al borde del camino.
Por un momento dio saltitos entre los terrones de tierra y, de repente, enfiló hacia un
agujero de ratón que había localizado.
—¡Buenas noches, señores, sigan sin mí! —les gritó en tono burlón.
Acudieron prontamente y rebuscaron con sus bastones en la madriguera del ratón, pero su
esfuerzo fue inútil. Pulgarcito se introducía cada vez más profundo y como la oscuridad no
tardó en hacerse total, se vieron obligados a regresar, burlados y con la bolsa vacía.
Cuando Pulgarcito se dio cuenta de que se habían marchado, salió de su escondite.
“Es peligroso atravesar estos campos de noche, cuando más peligros acechan”, pensó, “se
puede uno fácilmente caer o lastimar”.
Felizmente, encontró una concha vacía de caracol.
—¡Gracias a Dios! —exclamó—, ahí dentro podré pasar la noche con tranquilidad; y ahí se
introdujo. Un momento después, cuando estaba a punto de dormirse, oyó pasar a dos
hombres, uno de ellos decía:
—¿Cómo haremos para robarle al cura adinerado todo su oro y su dinero?
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—¡Yo bien podría decírtelo! —se puso a gritar Pulgarcito.
—¿Qué es esto? —dijo uno de los espantados ladrones, he oído
hablar a alguien.
Pararon para escuchar y Pulgarcito insistió:
—Llévenme con ustedes, yo los ayudaré.
—¿En dónde estás?
—Busquen aquí, en el piso; fíjense de dónde viene la voz —
contestó.
Por fin los ladrones lo encontraron y lo alzaron.
—A ver, pequeño valiente, ¿cómo pretendes ayudarnos?
—¡Eh!, yo me deslizaré entre los barrotes de la ventana de la
habitación del cura y les iré pasando todo cuanto quieran.
—¡Está bien! Veremos qué sabes hacer.
Cuando llegaron a la casa, Pulgarcito se deslizó en la habitación y
se puso a gritar con todas sus fuerzas.
—¿Quieren todo lo que hay aquí?
Los ladrones se estremecieron y le dijeron:
—Baja la voz para no despertar a nadie.
Pero Pulgarcito hizo como si no entendiera y continuó gritando:
—¿Qué quieren? ¿Les hace falta todo lo que aquí?
La cocinera, quien dormía en la habitación de al lado, oyó estos gritos, se irguió en su
cama y escuchó, pero los ladrones asustados se habían alejado un poco. Por fin
recobraron el valor diciéndose:
—Ese hombrecito quiere burlarse de nosotros.
Regresaron y le cuchichearon:
—Vamos, nada de bromas y pásanos alguna cosa.
Entonces, Pulgarcito se puso a gritar con todas sus fuerzas:
—Sí, quiero darles todo: introduzcan sus manos.
La cocinera, que ahora sí oyó perfectamente, saltó de su cama y se acercó ruidosamente a
la puerta. Los ladrones, atemorizados, huyeron como si llevasen el diablo tras de sí, y la
criada, que no distinguía nada, fue a encender una vela. Cuando volvió, Pulgarcito, sin ser
descubierto, se había escondido en el granero. La sirvienta, después de haber
inspeccionado en todos los rincones y no encontrar nada, acabó por volver a su cama y
supuso que había soñado con ojos y orejas abiertos. Pulgarcito había trepado por la paja y
en ella encontró un buen lugarcito para dormir. Quería descansar ahí hasta que
amaneciera y después volver con sus padres, pero aún le faltaba ver otras cosas, antes de
poder estar feliz en su hogar.
Como de costumbre, la criada se levantó al despuntar el día para darles de comer a los
animales. Fue primero al granero, y de ahí tomó una brazada de paja, justamente de la pila
en donde Pulgarcito estaba dormido. Dormía tan profundamente que no se dio cuenta de
nada y no despertó hasta que estuvo en la boca de la vaca que había tragado la paja.
—¡Dios mío! —exclamó—. ¿Cómo pude caer en este molino triturador?
Pronto comprendió en dónde se encontraba. Tuvo buen cuidado de no aventurarse entre
los dientes, que lo hubieran aplastado; mas no pudo evitar resbalar hasta el estómago.
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—He aquí una pequeña habitación a la que se omitió ponerle ventanas —se dijo—Y no
entra el sol y tampoco es fácil procurarse una luz.
Esta morada no le gustaba nada, y lo peor era que continuamente entraba más paja por la
puerta y que el espacio iba reduciéndose más y más. Entonces, angustiado, decidió gritar
con todas sus fuerzas:
—¡Ya no me envíen más paja! ¡Ya no me envíen más paja!
La criada estaba ordeñando a la vaca y cuando oyó hablar sin ver a nadie, reconoció que
era la misma voz que había escuchado por la noche, y se sobresaltó tanto que resbaló de
su taburete y derramó toda la leche.
Corrió a toda prisa donde se encontraba el amo y él gritó:
—¡Ay, Dios mío! ¡Señor cura, la vaca ha hablado!
—¡Está loca! —respondió el cura, quien se dirigió al establo a ver de qué se trataba.
Apenas cruzó el umbral cuando Pulgarcito se puso a gritar de nuevo:
—¡Ya no me enviéis más paja! ¡Ya no me enviéis más paja!
Ante esto, el mismo cura tuvo miedo, suponiendo que era obra del diablo y ordenó que se
matara a la vaca. Entonces se sacrificó a la vaca; solamente el estómago, donde estaba
encerrado Pulgarcito, fue arrojado al estercolero. Pulgarcito intentó por todos los medios
salir de ahí, pero en el instante en que empezaba a sacar la cabeza, le aconteció una
nueva desgracia.
Un lobo hambriento, que acertó a pasar por ahí, se tragó el estómago de un solo bocado.
Pulgarcito no perdió ánimo. “Quizá encuentre un medio de ponerme de acuerdo con el
lobo”, pensaba. Y, desde el fondo de su panza, su puso a gritarle:
—¡Querido lobo, yo sé de un festín que te vendría mucho mejor!
—¿Dónde hay que ir a buscarlo? —contestó el lobo.
—En tal y tal casa. No tienes más que entrar por la trampilla de la cocina y ahí encontrarás
pastel, tocino, salchichas, tanto como tú desees comer.
Y le describió minuciosamente la casa de sus padres.
El lobo no necesitó que se lo dijeran dos veces. Por la noche entró por la trampilla de la
cocina y, en la despensa, disfrutó todo con enorme placer. Cuando estuvo harto, quiso
salir, pero había engordado tanto que ya no podía usar el mismo camino. Pulgarcito, que
ya contaba con que eso pasaría, comenzó a hacer un enorme escándalo dentro del vientre
del lobo.
—¡Te quieres estar quieto! —le dijo el lobo—. Vas a despertar a todo el mundo.
—¡Tanto peor para ti! —contestó el pequeño—. ¿No has disfrutado ya? Yo también quiero
divertirme.
Y se puso de nuevo a gritar con todas sus fuerzas. A fuerza de gritar, despertó a su padre y
a su madre, quienes corrieron hacia la habitación y miraron por las rendijas de la puerta.
Cuando vieron al lobo, el hombre corrió a buscar el hacha y la mujer la hoz.
—Quédate detrás de mí —dijo el hombre cuando entraron en el cuarto—. Cuando le haya
dado un golpe, si acaso no ha muerto, le pegarás con la hoz y le desgarrarás el cuerpo.
Cuando Pulgarcito oyó la voz de su padre, gritó:
—¡Querido padre, estoy aquí; aquí, en la barriga del lobo!
—¡Al fin! —dijo el padre—.¡Ya ha aparecido nuestro querido hijo!
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Le indicó a su mujer que soltara la hoz, por temor a lastimar a Pulgarcito. Entonces, se
adelantó y le dio al lobo un golpe tan violento en la cabeza que éste cayó muerto. Después
fueron a buscar un cuchillo y unas tijeras, le abrieron el vientre y sacaron al pequeño.
—¡Qué suerte! —dijo el padre—. ¡Qué preocupados estábamos por ti!
—¡Si, padre, he vivido mil desventuras. ¡Por fin, puedo respirar el aire libre!
—Pues, ¿dónde te metiste?
—¡Ay, padre!, he estado en la madriguera de un ratón, en el vientre de una vaca y dentro
de la panza de un lobo. Ahora, me quedaré a vuestro lado.
—Y nosotros no te volveríamos a vender, aunque nos diesen todos los tesoros del mundo.
Abrazaron y besaron con mucha ternura a su querido Pulgarcito, le sirvieron de comer y de
beber, y lo bañaron y le pusieron ropas nuevas, pues las que llevaba mostraban los rastros
de las peripecias de su accidentado viaje.

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Comunicación Integral 6º.doc

  • 1. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 1 T TO OD DO OS S N NO OS S C CO OM MU UN NI IC CA AM MO OS S S SE EC CR RE ET TO OS S D DE E V VO OC CE ES S Si quieres hablar con un amigo que vive lejos de tu casa, marcas su número de teléfono y ¡Ya esta! Pero ¿Qué pasaría si no existieran los teléfonos? ¿Qué hacían antes las personas para comunicarse a distancia?. Las tribus indias que vivían en Estados Unidos utilizaban las señales de humo para contarse cosas. Así se enteraban del resultado de una batalla o se ponían en pie de guerra. Para muchos pueblos del Centro de África, el Tam – Tam era el teléfono de la selva. Si una persona oía el Tam – Tam de un tambor, a su vez lo repetía para que se encuentren otras personas. ¡Las noticias corrían como la pólvora por toda la selva!. En el Perú, los Incas utilizaban corredores entrenados para enviar sus mensajes. Cada corredor hacia una parte del trayecto, como en las carreras de relevos. ¡Algunos corredores llegaban a igualar la velocidad de un caballo!. Y en España, en la isla de la Gomera, se inventó un original sistema de comunicación: el silbo. Para no tener que andar subiendo y bajando montes, las noticias se transmitían mediante complicados silbidos. Todavía hoy pueden oírse esos silbidos en esta hermosa isla. ¿Sabes que tenían de malo estas formas de comunicarse a distancia? ¡Que todo el mundo se enteraba de tus secretos!.
  • 2. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 2 A B C Piensa y responde: 1. Colorea el tema principal de la lectura. 2. Encaje el medio empleado en la comunicación y el país donde se empleo. 3. ¿Cuál de estas ideas es correcta según el texto? Encierra en circulo. 4. ¿De que manera la comunicación ayuda a la vida social? ............................................................................................................................................ ............................................................................................................................................ ............................................................................................................................................ La comunicación a la distancia en la antigüedad. Las principales costumbres de los pueblos antiguos. Diferencias y semejanzas culturales de los pueblos. Los mensajes más usuales en tiempos de guerra. Todos los africanos se comunicaban con el tambor. La forma de comunicación de los incas fue mucho mejor. Los medios empleados para la comunicación varían según el lugar y la época
  • 3. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 3 5. ¿Qué pasaría con los humanos si no hubiera comunicación? ............................................................................................................................................ ............................................................................................................................................ ............................................................................................................................................ Del texto anterior, nos damos cuenta que la comunicación es un hecho cotidiano y esencial, por que permite nuestra interrelación con las demás personas. Esto garantiza la vida y el desarrollo de los integrantes de a comunidad. Diariamente nos desenvolvemos dentro de la familia, la escuela, la calle, etc. Y entablamos la comunicación: saludamos, informamos, mandamos, etc. Buscando satisfacer nuestras diversas necesidades. El desarrollo de la comunicación, principalmente la transmisión de la información, ha sido tan acelerado en los últimos tiempos, gracias al gran avance tecnológico: celulares, Internet, satélites. Hoy podemos enterarnos de lo que pasa en el mundo de manera instantánea. Hasta podemos establecer comunicación directa con amigos o familiares que se encuentran en cualquier parte del mundo. Pero este desarrollo también implica riesgos como asimilación acrítica de la información ajena a nuestras necesidades apremiantes. Hoy en día existe el peligro de la homogenización tanto del pensamiento como de las actitudes estereotipadas y consumidas. Debes saber: La palabra comunicación procede del latín comunication, que significa poner en común y en este caso compartir los pensamientos, sentimientos, dudas, etc.
  • 4. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 4 Para recordar: La comunicación humana es el intercambio de información (pensamientos, sentimientos, deseos, etc.) entre dos o más personas mediante palabra, gestos, colores, etc. Lee detenidamente la siguiente lectura y desarrolla las actividades en relación a ella: MIS EXPERIENCIAS COMUNICATIVAS EN UNA MAÑANA RUMBO AL COLEGIO Sonó el despertador y miré el reloj, eran las seis de la mañana. Me levanté como impulsado por los resortes de mi cama y me dirigí a la ducha. Al salir, escuché la voz dulce de mi madre que nos llamaba: ¡A desayuna...aaar! Ya en la mesa, después de los buenos días, compartimos el desayuno habitual: pan con té. En el rostro de los más pequeños se veía el malestar por el desayuno que era el de siempre. Ya en el paradero, esperando la llegada de la combi, que me llevaría al colegio, miraba los carteles que en su mayoría mostraban mujeres rubias y semi desnudas que ofrecían la felicidad a los sufridos y agobiados por la vida, a través del consumo de gaseosas, cigarrillos, cerveza, ropa, etc. Después de unos minutos de espera, por fin apareció mi carro y levanté la mano para subir. Ubicado ya en uno de los asientos, de rato en rato escuchaba la voz del cobrador: ¡Arica! ¡Arica! ¡Al fondo hay sitio! ¡Avancen!, voz que alternaba con la música del momento: “sufriendo estoy ... desde el día que te fuiste”. Al bajar de la combi, en la esquina me detuve a observar los titulares de los diarios que sólo ofrecían notas sangrientas v mujeres desnudas, que disminuyeron en parte mi buen ánimo de esa mañana. Miré mi reloj y faltaban sólo cinco minutos para llegar a tiempo/ entonces preocupado aceleré los pasos pero para mi sorpresa el director me recibió en la puerta del colegio con un abrazo diciéndome:
  • 5. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 5 ¡Hoy madrugaste! ¿Qué pasó? Luego dije para mis adentros ya es tiempo de llevarlo al relojero. RESUELVE LAS SIGUIENTES INTERROGANTES: 1. Clasifica en el recuadro los actos comunicativos enumerados en el texto anterior. 2. Responde y recorre con el chasqui la ruta de la comunicación. ¿Cuál es el medio en que se manifiestan las siguientes formas de comunicación? 3. Según el texto los medios de comunicación de nuestro país cumplen la tarea formativa o no ¿Por qué? ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ 4. Según el texto, el cartel y la radio transmitían mensajes de tipo. a) engañoso y pesimista b) educativo y atractivo c) dinámico e importante d) falso y violento 5. En el texto leído los periódicos nos muestran principalmente hechos de carácter a) entretenido b) violento c) variado d) cultural A Z C L D T R R R P D C S D 1. TÁCTIL 2. GRÁFICA 3. SONORA 4. GESTUAL 5. ESCRITA 6. ORAL 7.
  • 6. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 6 6. Analiza y discute en grupo los siguientes hechos comunicativos y responde  ¿Qué formas de comunicación observamos en este afiche?  ¿Qué opinas sobre el mensaje que se da en el afiche anterior? ________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________  ¿Cuál es el mensaje que se transmite en el siguiente gráfico?
  • 7. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 7  Lee atentamente el siguiente texto y responde: ¿Estas de acuerdo en que el problema más grave sea el abandono infantil? ¿Por qué? ________________________________________________________ ________________________________________________________ ________________________________________________________
  • 8. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 8 Observa la siguiente ilustración: Ahora, responde: ¿Quién envía el mensaje? ¿Qué dice? ¿Quién recibe el mensaje? ¿Cómo llega el mensaje? ¿Qué tipo de lenguaje se utiliza? ¿Dónde se realiza el acto comunicativo? (EMISOR) (MENSAJE) (RECEPTOR) (CANAL) (CÓDIGO) (CONTEXTO) APRENDE: La comunicación es un acto a través del cual el hombre se relaciona con otras personas dando a conocer una opinión, un deseo, una información, un sentimiento, etc. Sólo se produce un acto comunicativo cuando dos o más personas pueden comprenderse. En todo acto comunicativo hay elementos. Completa el cuadro con la definición de cada elemento de la comunicación. Puedes ayudarte leyendo las preguntas anteriores. ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN Emisor Receptor Mensaje Canal Código Contexto pasajero Su pasaje señorita por, favor Manuel pagas mi pasaje, yo pago el regreso
  • 9. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 9 Lee la oración del recuadro, luego relaciona cada elemento de la comunicación escribiendo el número en el paréntesis. Pablo detuvo su auto al escuchar el silbato del policía de tránsito, quien se dirigía a él. Emisor Receptor Mensaje Código Canal Contexto ( ) Pablo ( ) Calle ( ) Lenguaje auditivo ( ) Policía de tránsito ( ) Sonido del silbato ( ) ¡Deténgase! Observa la siguiente ilustración y completa los elementos de la comunicación: Emisor Receptor Mensaje Código Canal Contexto Identifica los elementos de cada acto comunicativo: Daniel fue al aeropuerto a recoger a Sandro. Al verlo, Daniel le dio un fuerte abrazo. Emisor ______________ Código ______________ Receptor ______________ Canal ______________ Mensaje ______________ Contexto ______________ La profesora y sus alumnos fueron al Parque de las Leyendas. Al acercarse a ver a los animales vieron un cartel que decía: "No dar de comer a los animales". Emisor ______________ Código ______________ Receptor ______________ Canal ______________ Mensaje ______________ Contexto ______________ Al llegar a casa de mi abuelita, toqué el timbre para que me abrieran la puerta. Emisor ______________ Código ______________ Receptor ______________ Canal ______________ Mensaje ______________ Contexto ______________
  • 10. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 10 En toda comunicación, de manera expresa o sobreentendida, intervienen los siguientes elementos comunicativos:
  • 11. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 11 ACTIVIDADES Lee atentamente los siguientes textos e identifica los elementos de la comunicación. 1. En la formación del día lunes en conmemoración al día internacional de la mujer, el alumno Mauro Quispe del 6to. grado pidió acabar con el machismo porque es uno de los males que provoca desunión entre nosotros. 2. Después de varios años, la nostalgia me llevó a mi querida Huancavelica. Al entrar a la plaza, me encontré con Miguel, el chacarero y con un abrazo fuerte e interminable expresamos el inmenso cariño que sentíamos el uno por el otro. 3. Aquella mañana llegamos felices a la playa pero lamentablemente estaba señalizada con banderines rojos; entonces con malestar emprendimos el retomo. Emisor ______________ Código ______________ Receptor ______________ Canal ______________ Mensaje ______________ Referente ______________
  • 12. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 12 4. Traduzca el siguiente acto comunicativo gestual en oral e indica sus elementos. 5. Completa correctamente el siguiente texto mediante dibujos y coloréalos.
  • 13. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 13 P PR RI IM ME ER R D DÍ ÍA A D DE E C CL LA AS SE ES S Hoy, primer días de clases ¡Se fueron como un sueño los tres meses de vacaciones pasados en el campo! Mi madre me llevó esta mañana a la sección Baretti para inscribirme en la tercera elemental. Me acordaba del campo e iba de mala gana. Todas la calles que desembocan cerca de la escuela hormigueaban de chiquillos; las dos librerías próximas estaban llenas de padres y madres que compraban carteras, cuadernos, cartillas, plumas, lápices; en la puerta misma se apiñaba tanta gente, que el bedel, auxiliado por los guardias municipales, tuvo que poner orden. Al llegar a la puerta sentí un golpecito en el hombro; volví la cara: era mi antiguo maestro de la segunda, jovial, simpático, con su cabello hirsuto, que me dijo: -Conque, ¿nos separamos para siempre, Enrique? De sobra lo sabía yo; y, sin embargo, ¡aquellas palabras me hicieron daño! Entramos, por fin, a empellones.- Señoras, caballeros, mujeres del pueblo, obreros, oficiales, abuelas, criadas, todos con niños de la mano y cargados con los libros y objetos antes mencionados, llenaban vestíbulo y escaleras, produciendo un rumor como el de la salida del teatro. Volví a ver con alegría aquel gran zaguán del piso bajo, con las siete puertas de las siete clases por donde había pasado casi a diario durante tres años. Las maestras de párvulos iban y venían entre el gentío. La que había sido mi profesora de la primera superior me saludó diciendo: -¡Enrique, tú vas este año al piso principal, y ni siquiera te veré entrar o salir! y me miró apenada. El director, rodeado de madres que le pedían puesto para sus hijos, me pareció que tenía más canas que el año anterior... Encontré algunos chicos más gordos y más altos de cómo los dejé; abajo, donde ya cada cual estaba en su sitio, vi algunos, pequeñines que no querían entrar en el aula y se defendían como potrillos, encabritándose; pero a la fuerza los introducían. Aun así, algunos se escapaban después de estar asentados en los bancos; otros, al ver que sus padres se marchaban, rompían a llorar y era preciso que volvieran las mamás. Esta situación
  • 14. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 14 desesperaba a la profesora. Mi hermanito se quedó en la clase de la maestra Delcato; a mí me tocó el maestro Perbono, en el piso primero. A las diez, cada cual estaba en su sección: cincuenta y cuatro en la mía; sólo quince o dieciséis eran antiguos condiscípulos míos de la segunda, entre ellos Deroso, que siempre sacaba el primer premio. ¡Qué triste me pareció la escuela recordando los bosques y las montañas donde acababa de pasar el verano! Me acordaba ahora también con nostalgia de mi antiguo maestro, tan bueno, que se reía tanto con nosotros; tan chiquitín, que casi parecía un compañero; sentía no verlo allí con su negro cabello enmarañado. El profesor que ahora nos toca es alto, sin barba, con el cabello gris, es decir, con algunas canas, y tiene una arruga recta que parece cortarle la frente; su voz es ronca y nos mira fijamente, uno después de otro, como si quisiera leer dentro de nosotros; no se ríe nunca. Yo decía para mí: "He aquí el primer día. ¡Nueve meses por delante! ¡Cuántos trabajos, cuántos exámenes mensuales, cuántas fatigas!". Sentía verdadera necesidad de volver al encuentro de mi madre, y al salir corrí a besarle la mano. Ella me dijo: -¡Ánimo, Enrique! Estudiaremos juntos las lecciones! De Edmundo Amicis: Corazón Piensa y responde 1. En cada afirmación coloque verdadero (V) o falso (F) según corresponda. El primer día clase acudió mucha gente a la escuela. Algunos niños no quisieron quedarse el primer día en la escuela. El año anterior, Enrique estudió el tercero elemental. El profesor actual de Enrique es un hombre pequeño y muy alegre. Deroso era el alumno más aplicado en la escuela de Enrique. ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
  • 15. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 15 2. Relaciona los siguientes personajes con sus respectivas características. Deroso Enrique Perbono 3. Colorea con rojo los sinónimos y con azul los antónimos de la palabra encerrada en el círculo. No pinte sino es sinónimo o antónimo. 4. El texto trata principalmente: A) De las vacaciones de Enrique. B) Del entusiasmo con que se inician las clases. C) Del reencuentro de Enrique con su maestro anterior. D) Sobre el rendimiento de su amigo Deroso. 5. Señale la afirmación correcta sobre Enrique. A) Estudiaba en un colegio de prestigio. B) Coincidió en el aula con la mayoría de sus amigos anteriores. C) Se alegró que terminará sus vacaciones. D) Su nuevo maestro era un hombre muy joven. * lampiño * amigable * estudioso * serio * canoso * serio * gordo * cariñoso * ronco
  • 16. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 16 6. En rompía a llorar lo resaltado se entiende como: A) quería B) gritaba C) empezaba D) provocaba 7. ¿Cuáles crees que son las más probables causas del desgano con que inicia sus clases Enrique? ¿Por qué? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 8. Si tú fueras su maestro de Enrique ¿Qué consejo le darías para animarlo en el estudio?
  • 17. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 17 PARA CASA 1. Verifica en el diccionario el significado de las siguientes palabras y completa. 2. Completa adecuadamente con una de las palabras anteriores. - El ..................... me felicitó por madrugar a la escuela. - Un ..................... de mi amigo me hizo caer. - Quince ..................... aproximadamente estudian en el jardín de mi escuela. 1 3 4 2 5 6 7
  • 18. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 18 Existen diversas formas de comunicación, según el punto de vista que se tome en cuenta. Así tenemos: Según el código empleado Podemos reconocer dos grandes grupos con sus respectivos subgrupos, tal como nos muestra el gráfico.
  • 19. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 19 Según el emisor y el receptor FACTORES QUE CONTRIBUYEN A LA COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA EFICAZ Son aspectos que contribuyen a que el mensaje llegue con claridad al receptor. Entre ellos tenemos En el emisor  La claridad y sencillez en el envío del mensaje. Esto requiere el conocimiento y la organización del tema.  Reforzar con gesto la expresión oral, pero en forma natural.  Tener una correcta pronunciación y entonación que motive y conserve la atención del receptor. En el receptor  Una buena participación que permita la comprensión adecuada del mensaje.  Participación activa que permita despejar dudas y entender bien el mensaje. Canal  Evitar cualquier ruido o interferencia (como bulla, borrones, etc.). Directa Indirecta Unilateral Bilateral (bi=dos, lateral=lados) Es la comunicación en la cual el emisor y el receptor se encuentran frente a frente. Es aquella en la que el emisor y el receptor están separados por el espacio y/o el tiempo. ES cuando la información va en un solo sentido. El emisor y el receptor no intercambian su papel. Es cuando la información va en las dos direcciones. Esto es, el emisor y el receptor intercambian su papel.
  • 20. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 20 ACTIVIDADES Ayuda al niño a relacionar correctamente el acto comunicativo con el tipo de comunicación. Usa diferentes colores.
  • 21. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 21 Investiga y desarrolla las siguientes preguntas en tu cuaderno: 1. ¿Qué forma de comunicación usan principalmente los invidentes? Explica. 2. ¿Cómo se llama la escritura de los invidentes? ¿En qué consiste? 3. Pregunta a un invidente si alguna vez fue víctima de marginación en algún lugar. 4. Expresa los siguientes actos comunicativos a través de láminas. Lámina No 1 Lámina No 2 "Prohibido asistir a clase desaseados" "Evita hablar lisuras" Desarrolla la siguiente entrevista:
  • 22. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 22 L LA A V VI ID DA A D DE E V VA AL LL LE EJ JO O ¿Quién es César Vallejo? César Vallejo es nuestro más grande poeta peruano, y uno de los más destacados de la lengua española del siglo XX. Las traducciones de sus obras a diversas lenguas, los estudios, las lecturas frecuentes corroboran en parte lo planteado. ¿Por qué es importante? Porque en sus obras se aprecia un profundo contenido humanista. Rescata valores como la justicia, solidaridad y lealtad con el pueblo. Expresado a través de un estilo o lenguaje nuevo; alcanzando así una belleza artística muy elevada. En la obra vallejiana no hay cabida para el arte banal, el arte por el arte. Cuando leemos las obras de Vallejo nos emocionamos, reflexionamos y nos solidarizamos con el sufrimiento, el dolor y las justas aspiraciones de las mayorías explotadas. ¿Dónde nace y estudia Vallejo? Nace un 16 de marzo de 1892 en la provincia de Santiago de Chuco, departamento de La Libertad, en la cuna de un hogar humilde; Vallejo es el último de once hermanos y su niñez está llena de experiencias gratas y también desagradables que luego se reflejarán en la mayoría de sus obras. Estudió primaria en su tierra natal y secundaria en el colegio San Nicolás de Huamachuco, donde destacó como buen estudiante gracias a su esfuerzo y disciplina.
  • 23. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 23 Estudió Filosofía y Letras en la universidad de Trujillo. Aquí hace su aparición como poeta, Antenor Orrego lo presenta en los círculos literarios de Trujillo, ganándose el apodo de "El cholo". En Trujillo trabaja de cajero y luego de docente (donde tuvo por alumno a Ciro Alegría) para ayudarse en los gastos de estudio. Más tarde en Lima inicia estudios de Medicina que los deja inconclusos, pasa muchas dificultades siendo una de las más terribles la muerte de su madre. El reproche y menosprecio a su obra por parte probablemente de Clemente Palma no lo amilana, sino que le da mayor firmeza y constancia en sus propósitos. Viaja a Francia y España. En España lucha contra la monarquía. Fallece en Francia, en 1938 para vivir en el corazón de los más humildes que sufren hambre y abuso como una luz que ilumina sus pensamientos en la búsqueda de una sociedad más justa. ¿Cuáles son sus obras más importantes? ¿De qué tratan estas obras vallejianas?
  • 24. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 24 Los Heraldos Negros En este su primer poemario, Vallejo toca temas como la insatisfacción del hombre frente a la vida, la muerte y el recuerdo triste de su ambiente familiar, expresado en un lenguaje que se preocupa por el ritmo y la melodía (modernista). Trilce Según los críticos es la mejor obra de César Vallejo, ya que el poeta logra renovar radicalmente la poesía, desarrollando un lenguaje propio. Vallejo deja la forma tradicional de hacer poesía. Los temas que toca son la nostalgia por su familia, la cárcel, el erotismo, la soledad. Se afirma que este libro lo escribió estando en prisión. España aparta de mí este cáliz y Poemas humanos En un lenguaje sencillo, Vallejo habla del dolor y la angustia humana, pero también nos hace ver la fe, la esperanza humana de resolver los grandes problemas con el aporte solidario y consciente de los hombres como lo manifiesta en su poema "Masa". Paco Yunque Es un cuento infantil, pero que refleja el mundo adulto injusto: la lucha entre el explotador y explotado. La historia transcurre en una escuela, donde Humberto Grieve, hijo del gerente de una compañía extranjera, abusa y humilla reiteradamente de Paco Yunque, que es hijo de su empleada. Todo esto ante la actitud temerosa, sumisa y hasta cómplice del profesor, debido al poder económico de los Grieves. Paco Yunque ingresa temeroso al aula y es ubicado en un asiento al lado de Paco Fariña; pero Grieve que llega tarde y lleno de soberbia y desvergüenza intenta llevárselo a rastras hasta su asiento. Al no lograrlo debido a la protesta de los demás, principalmente de Fariña golpea a éste a escondidas y amenaza a Yunque. No atiende a las explicaciones del profesor y responde con disparates a sus preguntas, generando carcajadas en los demás. En el recreo, Grieve obliga a Yunque a jugar meló, lo salta varias veces, dándole patadas en cada una de ellas. Yunque termina llorando de los golpes y en eso Fariña y otros niños saltan en su defensa y otro tanto a favor de Grieve y se arma una gresca. Al sonido de la campana ingresaron al aula. El profesor empezó a recoger los trabajos para premiar al niño más destacado. Paco Yunque abrió su cuaderno para entregar su trabajo, pero había sido arrancado por Grieve. Éste se había apoderado del trabajo ajeno, como lo hace el Capitalista con el trabajo del obrero para entregarlo como suyo y ser premiado. El cuento finaliza cuando Paco Yunque termina en llanto de impotencia frente a la injusticia.
  • 25. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 25 Aprende los siguientes poemas para que los declames en el aula. A mi madre Madre, me voy mañana a Santiago a mojarme en tu bendición y en tu llanto. Acomodando estoy mis desengaños y el rosado de llaga de mis falsos trajines. Me esperará tu arco de asombro, las tonsuradas columnas de tus ansias que se acaban la vida. Me esperará el patio, el corredor de abajo con sus tondos y repulgos de fiesta. Me esperará mi sillón ayo, aquel buen quijarudo trasto de dinástico cuero, que para no más rezongando a las nalgas tataranietas, de correhuela. Estoy cribando mis cariños más puros. Estoy ejeando, ¿no oyes jadear la sonda? ¿no oyes tascar dianas? estoy plasmando tu fórmula de amor para todos los huecos de este suelo oh si se dispusieran los tácitos volantes para todas las cintas más distantes, para todas las citas más distintas. Así, muerta inmortal. Así Bajo los dobles arcos de tu sangre, por donde Hay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padre para ir por allí, humildóse hasta menos de la mitad del hombre, hasta ser el primer pequeño que tuviste. Así, muerta inmortal. Entre la columnata de tus huesos y que no puede caer ni a lloros, y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometer ni un solo dedo suyo. Así, muerta inmortal Así. César Vallejo
  • 26. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 26 MASA Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: "iNo mueras, te amo tanto!" Pero el cadáver iay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: ¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!" Pero el cadáver iay! siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: "tanto amor y no poder nada contra la muerte!" pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, con un ruego, común: ¡Quédate hermano!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Entonces, todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado, incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre; echóse a andar...
  • 27. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 27 ACTIVIDADES Consulta con tus profesores de Lengua y Literatura. 1. ¿Por qué es importante leer a Vallejo? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 2. ¿Cuáles son los dos poemas u obras que más les gusta? ¿Por qué? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 3. ¿Qué significa Trilce, título de una de sus obras? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 4. ¿Por qué estuvo en la cárcel César Vallejo y cómo influyó esto en su creación literaria? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 5. En grupo discute sobre el significado de las siguientes frases de César Vallejo.  ¡Hay hermanos muchísimo que hacer! ___________________________________________________________________ ___________________________________________________________________ ___________________________________________________________________  Yo amo las plantas no por sus flores sino por su raíz. ___________________________________________________________________ ___________________________________________________________________ ___________________________________________________________________ 6. Lee el cuento de Paco Yunque y elabora una breve historia en tu cuaderno.
  • 29. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 29 Nuestro país es muy variado. Sus regiones naturales muestran muchos paisajes distintos. Además alberga personas de diferentes culturas, razas y costumbres. Geográficamente, es sorprendente la cantidad de paisajes y climas que hay en nuestro territorio. La costa, estrecha y desértica, es bañada por las aguas del océano Pacífico, cuyas corrientes son cálidas en el norte y frías en el sur. Por eso nuestro mar es uno de los más ricos del mundo: en él vive una gran variedad de especies. Además, los ríos costeños originan valles fértiles, donde se cultivan distintos productos. La sierra, atravesada por la Cordillera de los Andes, tiene impresionantes paisajes: enormes nevados, hermosas lagunas, profundos abismos y desfiladeros estrechos. La selva, tropical y húmeda, alberga miles de especies animales. Entre sus caudalosos ríos se encuentra el Amazonas, que es uno de los ríos. Los científicos han identificado en nuestro país 84 de los 104 ambientes naturales distintos que hay en todo el mundo. ¿Te imaginas la diversidad de especies animales y vegetales que pueden vivir en el Perú?. Además, en nuestra patria conviven muchas culturas diferentes. Algunas han nacido en nuestro país, pero otras tienen su origen en Europa, África y Asia. Frutos de estas culturas son los distintos idiomas que se hablan en el Perú, la riqueza de nuestras costumbres, la variedad de nuestra música.
  • 30. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 30 PIENSA Y DESARROLLA 1. Colorea la figura que indica mejor las características de la geografía peruana. 2. Relacione entre los rasgos y la geografía correspondiente. 3. Escribe V (verdadero) o F (falso) en los rectángulos. Nuestra riqueza cultural está en la variedad. El Perú es rico en recursos naturales por su geografía especial. La existencia de muchas culturas en nuestro país es un problema. ( ) ( ) ( ) 4. Crees que en nuestro país hay respeto y valoración a las costumbres y lenguas de nuestros pueblos. ¿Por qué? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 5. Si el Perú tiene una riqueza marítima, valles fértiles, etc. ¿Por qué los peruanos sufren hambre? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 6. ¿Qué crees que debemos hacer los peruanos para resolver nuestros problemas? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________
  • 31. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 31 Sabemos que: Nuestro país se caracteriza por tener diversas razas, costumbres y lenguas; determinado por aspectos históricos, geográficos y políticos. Debemos conocerlos, valorarlos y desarrollarlos, para alcanzar una integración e identidad nacional, para el progreso de nuestros pueblos. La relación entre las lenguas extranjeras y nativas La relación entre las lenguas extranjeras y nativas De estas lenguas la más difundida es el español, ya que se da mejor valoración social. Por lo tanto, cuenta con medios como la escuela, los libros, la televisión, la radio, etc. que la desarrollan y la difunden continuamente. Casi la misma preocupación y atención se le da al inglés. En las escuelas es un curso obligatorio. Sin embargo, con las lenguas nativas sucede lo contrario. Son objetos de menosprecio y olvido, como sucede con el nativo o cholo que es el hablante. Por eso están en camino a desaparecer. Pero se debe tener presente que cuando una lengua desaparece, también desaparece la riqueza cultural de un pueblo: la sabiduría, las experiencias, las costumbres y sentimientos desarrollados a través de muchos años.
  • 32. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 32 Valoremos lo mejor de nuestra cultura. Así nos estaremos valorando también. Hagamos conocer y respetar la variedad cultural de nuestro país, hablando en nuestras lenguas nativas si sabemos y sino mostrando nuestro interés por aprender. Recuerda que: (que hablan dos lenguas) en nuestro país. ZONAS DONDE SE HABLAN LAS PRINCIPALES LENGUAS El español se habla en mayor parte de nuestro país, sobre todo en las ciudades. El quechua es hablado en la sierra, parte de costa y selva peruana. El aymara se habla en el Altiplano (Puno). Las demás lenguas nativas, excepto kauki, se encuentran dispersas en la selva.
  • 33. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 33 ACTIVIDADES Escribe en quechua las partes de tu cuerpo. Traduce los siguientes pensamientos al español.
  • 34. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 34 Relaciona los animales con sus respectivos nombres quechuas. Luego escribe en inglés. Arma el rompecabezas, descubre el mensaje y comenta: Frase: ___________________________________________________________________ ___________________________________________________________________ Comentario: ___________________________________________________________________ ___________________________________________________________________
  • 35. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 35 Completa el crucigrama según los conceptos.
  • 36. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 36 En el crucigrama anterior, las letras pintadas es un pensamiento de Mariátegui. Comenta dicho pensamiento. Escribe siete lenguas nativas. ¿Cuál es la importancia del aprendizaje del inglés? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ ________________________________________ ¿Crees que hay cultura del sector dominante y dominado? ¿Por qué? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ ________________________________________ ¿Qué debemos hacer como alumnos para desaparecer la discriminación cultural lingüística? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ ________________________________________
  • 37. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 37 Observa estas formas de lenguaje: Lenguaje visual Lenguaje táctil Lenguaje Olfativo A través del lenguaje se pueden comunicar no sólo ideas, sino también sentimientos, gustos, deseos, emociones. El lenguaje es, entonces, un sistema de comunicación a través del cual expresamos gustos, pensamientos, emociones, etc. Asimismo podemos transmitir información. Ahora, observa estas otras formas de lenguaje: Escribe en que tipo de lenguaje se comunican en cada ilustración:
  • 38. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 38 Lee los siguientes actos comunicativos y deduce los elementos: Durante la visita al museo, la guía llamó la atención a Pablo por su mala conducta. Museo _____________ La guía _____________ Pórtate bien _____________ El aire _____________ Lenguaje oral _____________ Pablo _____________ Un taxista tocó el claxon a un peatón para no atropellado. Peatón _____________ Cuidado _____________ La calle _____________ Taxista _____________ El aire _____________ Lenguaje auditivo _____________ En mi casa, leí un aviso publicado en el periódico en el que se solicitaba empleados para un restaurante. La casa _____________ Lenguaje escrito _____________ El aviso _____________ Los lectores _____________ Se necesita empleado _____________ Las letras _____________ En la iglesia, el sacerdote transmitía a los fieles las enseñanzas de Cristo. Enseñanzas de Cristo_____________ La iglesia _____________ Aire _____________ El sacerdote _____________ Lenguaje oral _____________ Los fieles _____________ Crea un acto comunicativo a partir de los siguientes datos: Javier _____________ emisor Lenguaje oral _____________ Código Daniel _____________ receptor Aire _____________ canal Me ahogo _____________ mensaje La playa _____________ contexto Escribe en la línea el mensaje que transmiten las siguientes ilustraciones:
  • 39. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 39 APRENDO JUGANDO A continuación observarás una serie de dibujos. Encierra la letra del dibujo que no pertenece a la serie: A B C D E A B C D E Resuelve el siguiente crucigrama: 1. Escenario donde se realiza el acto comunicativo. 2. Lenguaje que hace uso de gráficos. 3. Valor que implica el respeto por la forma de pensar y de actuar de los demás. 4. Lo que se dice al receptor. 5. Volver a redactar en forma corta un texto leído o escuchado. 6. Sinónimo de inculpado. 7. Forma cómo llega el mensaje en la comunicación. 8. Sistema de comunicación por el cual nos expresamos. 9. Palabras de significación pa- recida. 10.Sinónimo de agresión. Estas actividades pretenden el aprendizaje de conocimientos por medio de ejercicios lúdicos. Guiar los ejercicios según el grado de dificultad. Proponer ejercicios similares para el logro de los objetivos. Solicitar a los(as) alumnos(as) la creación de ejercicios parecidos para que sean desarrollados por otros(as) compañeros(as).
  • 40. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 40 ¿QUÉ APRENDÍ? Identifica los elementos de la comunicación en cada situación. Al embarcarse Andrea en un crucero, fue despedido por su mamá, quien le agitaba su pañuelo. Emisor _____________ Código _____________ Receptor _____________ Canal _____________ Mensaje _____________ Contexto _____________ Cuando terminó de llevar el equipaje de Elena, el botones del hotel estiró la mano para recibir su propina. Emisor _____________ Código _____________ Receptor _____________ Canal _____________ Mensaje _____________ Contexto _____________ Escribe qué tipo de lenguaje se ha usado en cada caso: Escribe las comas donde sean necesarias:  María entró a la casa subió a su cuarto cogió su chompa y salió.  Edgar me regaló una bata; Aurora unas pantuflas.  Fíjate por dónde caminas Eduardo.  Claudia la menor de mis primas viajó a Alemania.
  • 41. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 41 Reemplaza las palabras del paréntesis por un sinónimo David __________ tarde a la fiesta. El cocinero _________ un rico pastel. (llegó) (preparó) Revisa lo estudiado en esta unidad y marca con un aspa (x) tus logros: INDICADORES Logrado En proceso En inicio Soy tolerante con mis compañeros. Comprendo lo que leo. Escribo resúmenes. Identifico los elementos de la comunicación. Identifico los tipos de lenguaje en la comunicación. Uso la coma en textos y oraciones. Reconozco palabras sinónimas. o En esta sección el trabajo debe hacerse en forma individual. o La primera parte evalúa los conocimientos aprendidos en la unidad por medio de ejercicios; y la segunda, por medio de indicadores; de logro. o Dar incentivos (sticker, sello, etc.) a aquellos alumnos que no tuvieron errores.
  • 42. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 42 Carta de un padre a su hijo Mi querido Enrique; estoy seguro de que tu compañero Estuardo no se quejará nunca del mal genio del profesor, ni de su impaciencia. Piensa, tú, cuántas veces te impacientas con tus hermanos e incluso con tu madre y conmigo; ¿cómo no va él a hacerlo con unos muchachos a veces rebeldes, poco atentos y estudiosos? Piensa que hay muchos chicos bondadosos y de carácter agradable; pero hay muchos otros que no son agradecidos, sino que abusan de su bondad y no le hacen caso. Hasta el hombre más paciente de la tierra se dejaría llevar por la ira en algún momento si estuviera en su lugar. ¿Y tú sabes cuántas veces debe ir el profesor a dar clase estando enfermo, sólo porque piensa que no está lo bastante grave como para quedarse en cama? Pero es lógico que esté de mal humor y preocupado y con un disgusto al darse cuenta de que sus alumnos, en vez de ayudarle en ese día, quizá se ensañen con él hablando y enredando más que de costumbre. Ama mucho a tu maestro, hijo; quiérele, porque él te abre sendas de la virtud, y te enseña a ser un hombre en esta difícil vida. Yo le respeto, porque ayuda a los niños que luego le olvidan al hacerse hombres; porque les educa y les abre una luz en su corazón. Quiere a tu maestro porque es uno de los miles de miles que andan esparcidos por todo el mundo, educando las mentes infantiles; la primera persona a quien más debes querer después de tu familia. Pronuncia siempre dulcemente la palabra maestro, la más hermosa que puede recibir un hombre después de la palabra padre. Tu padre. (De Edmundo Amicis: Corazón)
  • 43. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 43 Piensa y responde. 1. ¿Qué busca principalmente el padre de Enrique en la lectura anterior? A) Informar a Enrique sobre los diversos problemas. B) Amonestar a Enrique sobre su mal comportamiento. C) Llamar la atención a los maestros irresponsables. D) Hacer tomar conciencia a Enrique sobre el esfuerzo de los maestros. 2. Según la lectura ¿por qué los maestros pierden la paciencia mayormente? A) Por su falta de carácter. B) Por su falta de dominio del tema. C) Por la indisciplina de algunos niños. D) Por el poco estudio de los alumnos. 3. Marque la afirmación verdadera sobre el padre de Enrique A) Crítica a los maestros. B) Siente rechazo por los niños. C) Odia a Enrique por sus actividades. D) Reconoce y valora el esfuerzo de los maestros. 4. La palabra rebelde es equivalente en el texto a: A) desobediente C) lento B) malvado D) intranquilo 5. El texto leído tiene la forma de A) un oficio C) una carta B) un documento D) una solicitud 6. ¿Qué opinas sobre la justificación del malestar del maestro por parte del padre de Enrique? ¿Por qué? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________
  • 44. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 44 En la mayoría de palabras podemos identificar las siguientes partes: o Raíz lexema. Es la parte que no varía y contiene el significado básico de la palabra. o Prefijo. Es la parte que va antes de la raíz o Sufijo. Es la parte que va después de la raíz El conocimiento de la estructura de la palabra nos permite ampliar y enriquecer nuestro vocabulario. Así también nos permitirá el uso adecuado de las letras o grafías, ya que toda familia de palabras conservan las letras de su raíz. Por ejemplo al escribir camisita y no tengo la seguridad de sí se escribe con "s" o con "c"; para salir de dudas recurriré a la raíz (camis-) la cual me indica que debe escribirse así: camisita conservando la raíz para las demás palabras que se deriven de ésta, a cuyo conjunto se le denomina familia de palabras. Como podemos ver el lenguaje es dinámico y evoluciona, se van formando nuevas palabras a partir de la raíz. Existen dos tipos de palabras: palabras simples y palabras compuestas. 1. Palabras simples: Son las que no provienen de otras palabras, ejemplo: sol, pan, vivir, papel, casa, etc. 2. Palabras compuestas: Son las que se forman a partir de otras, ejemplo: insolación, panificador, sobrevivir, empapelar.
  • 45. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 45 ¿CUÁLES SON LOS PROCESOS DE FORMACIÓN DE PALABRAS? Existen tres procesos para la formación de palabras: derivación, composición y parasíntesis. Derivación Consiste en formar palabras agregando a la raíz prefijos o sufijos. Prefijación Raíz Sufijación em - papel ar im - plant libr ar ero in- humano 1. Forma palabras derivadas completando los círculos con los sufijos. 2. Forma palabras derivadas relacionado correctamente entre los prefijos y las palabras simples. PREFIJOS PALABRAS SIMPLES PALABRAS DERIVADAS Re Leal 1. Anti Considerar 2. archi Nutrido 3. Bi Vivir 4. Des Millonario 5. in virus 6.
  • 46. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 46 3. Descubre palabras y escribe su familia Composición Consiste en formar palabras uniendo dos palabras simples. 1. Observa los dibujos e indica a qué palabra compuestas se refiere en cada caso. Haz volar tu imaginación y crea palabras compuestas y sus dibujos como la anterior en tu cuaderno.
  • 47. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 47 2. Uniendo las palabras simples de cada figura geométrica forme palabras compuestas. Parasíntesis Es la formación de palabras donde intervienen a la vez la derivación y la composición. 1. Complete en el laberinto la familia de la palabra escrita en la flecha. por + dios + ero quince + años + era composición composición derivación derivación
  • 48. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 48 2. Forma familia de palabras y completa las oraciones con ellas. 3. Indica mediante que proceso se han formado las palabras de cada oruguita.
  • 49. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 49 ACTIVIDADES Con las siguientes palabras derivadas y compuestas ayúdale a la niña a escribir una historia. Relaciona correctamente los prefijos con las palabras simples y obtendrás nuevas palabras
  • 50. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 50 Un reporte es un informe detallado de un acontecimiento que has visto. Cuenta además con testimonio propio y de la gente que presenció los hechos. Para redactar un reporte debes tener en cuenta los siguientes aspectos:  Escribe todos los detalles posibles (fecha, hora, lugar, en que circunstancias ocurrió, las posibles causas, etc.)  La información debe ser verdadera y constatada.  Debes ser objetivo, es decir, dejar de decir todo lo que en ese momento piensas y sientes. Escribe un reporte teniendo en cuenta las ilustraciones y las palabras claves que se te presentan. Crea un título impactante y escríbelo en la línea. TITULO: ____________________________________ Primer Párrafo: Habla de los antecedentes del desastre puerto crucero diversión tranquilidad despedida Familiares Segundo párrafo: Habla del desastre en sí perdió maremoto comunicación tragedia destrucción afectados
  • 51. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 51 TERCER PÁRRAFO BÚSQUEDA ESPERANZA NAÚFRAGOS AVIONES CANALES DESAPARECIDOS Islas desiertas hallados Ahora escribe tu reporte aquí, hazlo en tres párrafos: __________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ “Recuerda revisar tu ortografía y caligrafía antes de presentar tu trabajo”
  • 52. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 52 El 1° de mayo se celebra el Día del Trabajo para conmemorar el incidente ocurrido en Chicago, en el cual los obreros de Estados Unidos sacrificaron su vida por conquistar la jornada diaria de 8 horas. Los protagonistas de esta sangrienta lucha dejaron como precedente las bases de la jurisprudencia obrera: Hecho y Derecho. En este acontecimiento murieron 80 manifestantes y fueron tomados muchos prisioneros, de los cuales 5 fueron condenados a la horca; 2, a cadena perpetua y uno, a prisión por 15 años. En el Perú, las 8 horas laborales se instituyeron en el gobierno de José Pardo y Barreda, en 1919. Lee la siguiente anécdota sobre el trabajo y coméntala: Hatentai era, entre los árabes de su época, el más liberal y generoso. Un día le preguntaron si había conocido algún hombre de corazón más generoso y noble que el suyo y el contestó: "Un día me paseaba por el campo con algunos amigos, y vi un hombre que había recogido una carga de espinos secos para la lumbre. Le dije que fuera a casa de Hatentai mi casa donde se daba pan y carne. El hombre respondió que el que puede comer el pan con el trabajo de sus manos, no quiere deber nada a Hatantai. Aquel hombre, valía más que yo". El 2 de mayo, se recuerda un episodio de la guerra con España: el sacrificio heroico de José Gálvez. Luego del combate de Abtao y el bombardeo a Valparaíso, la flota española se dirigió al Callao. El 2 de mayo de 1866 se produjo el combate. La superioridad española no intimidaba a los patriotas la sangrienta lucha duró cuatro horas, luego de las cuales la escuadra española se dirigiría, derrotada a la isla de San Lorenzo. De ahí, partirían a España y nunca más trataron de retomar a nuestro país. Además de José Gálvez, muchos otros soldados ofrendaron sus vidas en defensa de la patria.  Solicitar a los alumnos(as) que lean el recuadro que está asociado con la fecha cívica.  El (la) profesor(a) deberá profundizar más la información.  Buscar otras poesías o frases en relación a la fecha cívica.
  • 53. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 53 EL SALUDO La muestra más delicada, la más exquisita de civilidad, es el saludo. En la manera de saludar se conoce a las personas, y por el acto del saludo se diferencian sustancialmente las personas de las bestias. Si éste es culto y refinado, el otro torpe o muy patan, y el de más allá grosero o truhán, los conoceréis por el saludo. Por el saludo, también, vendréis en la cuenta de quien peca de muy pegado de sí mismo; se os revelará la altivez que no se justifica o la nobleza de espíritu que en sencillez se envuelve. Un rostro, unos ojos, unos labios que se iluminan al saludar, quedarán en vuestro recuerdo por toda la vida. Ahora, que no todos saludan del mismo modo; y aún, algunos, ni saludan. Estamos sobre el borde de un corral. Hay en el corral algunos animales: caballos, vacas o mulos. Entran de pronto otros mulos, vacas o caballos. No advertiremos en ellos ninguna señal de inteligencia. A lo más, se miran o se olfatean, y luego quedan tan tranquilos. Pues bien: elocuente semejanza notáis entre estos honestos cuadrúpedos y la persona que, al entrar en un recinto donde se hallan otra u otras, no se acuerda de que es persona y olvida el saludo. Las fórmulas del saludo en Oriente no son como se creen signos de humillación y abyección ante el extranjero, sino simplicidad adorable. Basándose en un sentimiento noble, expresan anhelo de que el sujeto a quien se dirigen goce de paz: soberano bien para un pueblo pastoril. En Occidente, el saludo, menos estático, más efusivo, libre y cordial, aparece lleno de simpatía. Ya saludaban los egipcios. Hacíanlo - según Herodoto – inclinando el cuerpo en señal de respeto y bajando la mano hasta la rodilla. A veces, ponían la mano sobre el pecho, o curvaban el tronco con una o ambas manos al nivel de la rodilla. Pero el modo ordinario de permanecer en presencia de un superior era con la mano puesta a través del pecho hacia el hombro opuesto; después se inclinaban bajando la otra mano hasta la rodilla.
  • 54. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 54 Más que en actitudes, el saludo consistía en palabras entre griegos y romanos. La expresión salutatoria del griego era: "Hállate bien", o a más a menudo: "¡Regocíjate!", concepto este último revelador de que en la luminosa Hélade, lo principal y más importante era llenar la vida de alegría . Los romanos decían: "¡Ave!" por la mañana, y "¡Salve!" (sé salvo) por la tarde; y era "¡Vale!" (sé fuerte) su palabra de despedida. Acostumbraban además, unos y otros - como nosotros - darse la mano derecha; tal acto era prenda de fidelidad, devoción hospitalaria. Los propios bárbaros copian de los antiguos - espejo de elegancias - el saludo. Se extrema y refina éste más acá del período medieval. En el siglo XVI, los hombres saludan descubriéndose, y las damas doblando la rodilla con mucho hechizo y gentileza. Árabes y hebreos persisten en aquel su arraigado concepto de "La paz sea contigo", en su "Salam aleika" y en su "Shalom". En otros pueblos, el saludo va de acuerdo con el clima: "¿Cómo va la transpiración? Transpire usted abundantemente", dicen los egipcios; en tanto que en los chinos - según me cuentan - el pensamiento salutatorio es delicadamente gastronómico: "¿Ha tomado usted su arroz? Y el estómago, ¿va bien?" Los persas, por el contrario, en cuyo país, quemados por el sol, no se tienen delante sino luz ardiente y espesas sombras, y donde abanico y quitasol son emblemas supremos, no encuentran ni usan mejor saludo que éste: "Pueda tu sombra no, disminuir jamás." Viniendo ahora a nosotros, ¿quién duda que hemos gozado siempre fama de saludadores y corteses? Nuestro ceremonial ha sido y es vasto y complicado. Nadie puede trasponer, sino al cabo de no pocas pamemas, una puerta. "Pase usted" "No, de ninguna manera: usted primero." "Hágame usted favor..." "Sírvase usted..." el primer tipo con quien nos encontramos en la calle, le ofrecemos la propia casa, asegurándole que es suya. Es signo de extremada cortesía que, en la mesa, el invitado con no a su gusto y talante, sino con riesgo de que al abandonar los manteles se derrumbe víctima de un "miserere". Somos "servidores" de todo el mundo, aunque maldito lo que pensemos servirle. ¡Y ni qué hablar de fórmulas ya en desuso, como la del ya tiene usted un nuevo criadito a quien mandar", que por el treinta y tantos del otro siglo puso en aprietos a la ínclita señora Calderón de la Barca! ¡Simplezas! - se argüirá-. ¡Palabras vacíala
  • 55. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 55 sentido! No del todo, sin embargo. Tienen y muy importante, por cierto: el de suavizar el trato humano. Ante todo hay que saludar. Y por más que algunos adopten la costumbre yanqui del "buenos días" o "buenas noches" las manos en los bolsillos, y que tal o cual señorita enarbole y agite el brazo derecho para saludar de lejos. Ha una amiga o amigo, seguimos creyendo, los más, que el saludo es la piedra de toque de cortesía. Dime cómo saludas, y te diré quién eres. Pero, si no saludas no eres nadie. Carlos González Peña (México). Lecturas Dirigidas 6to. Grado Piensa y desarrolla. 1. Marque SÍ, s¡ la afirmación es cierta; o un NO, si es falsa. SI NO Existen diversas formas de saludar. La forma de saludo permite conocer la personalidad. El autor dice que el saludo es optativo (no obligatorio). El saludo puede ser de manera gestual. Lo soberbio, lo creído se puede notar a través del saludo. Existe una semejanza entre el hombre que no saluda y los animales. 2. Pinte de un mismo color entre la persona y su saludo correspondiente 3. En la expresión: “Al entrar en un recinto ...”. La palabra resaltada es equivalente a A) grupo B) lugar C) plaza D) habitación 4. Principalmente, el autor habría escrito la lectura anterior para A) hablar de la historia de los saludos. B) informar que existen diversos saludos. C) convencer a la gente sobre la importancia del saludo. D) la necesidad de comunicarse permanentemente entre los hombres.
  • 56. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 56 5. Escribe en el recuadro, si la relación de cada par de palabras es sinónima, antónima o de inclusión.  advertir - percatar  ordinario-inusual  nobleza-refinado  hospitalario - acogedor  abyección – ruindad  animal - caballo  soberano-vasallo  vasto - reducido 6. ¿Qué aconsejarías a tus compañeros para que nunca dejen de saludar? ______________________________________________________________________ ________________________________________________ 7. Copie en su cuaderno las palabras en negritas del texto e investigue su significado. 8. Crea y dibuja tu propia forma de saludar.
  • 57. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 57 ASPECTOS PREVIOS Al estudiar cualquier ser o cosa que nos rodea, nos daremos cuenta que presenta una organización o estructura en la cual se puede distinguir sus elementos o partes que tienen una naturaleza o función específica. Por ejemplo, el cuerpo humano es un todo en el que podemos distinguir: órganos, piel, huesos, músculos y sangre cumpliendo cada uno de ellos una función específica. Del mismo modo, en la estructura de la oración podemos reconocer las siguientes clases de palabras.
  • 58. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 58 ¿Qué es el sustantivo? Al salir de casa rumbo al colegio, en el trayecto, seguramente has visto a muchas personas y diversidad de cosas, a la vez debes haber sentido emociones y sentimientos diversos (cólera, alegría, miedo, etc). Y a las palabras que son nombres de todas estas cosas y sentimientos se llaman sustantivos o nombres. Los sustantivos son palabras variables que en la oración cumplen la función de núcleo del sujeto. RECUERDA QUE “El sustantivo es el nombre de personas, animales y cosas materiales e inmateriales” 1. Descubre el sustantivo al que se refieren las palabras de la huellita. 2. Ordena los sustantivos de lo general a lo particular.
  • 59. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 59 ACTIVIDADES Teniendo en cuenta la lectura anterior extrae de la siguiente sopa de letras los sustantivos referidos a personas, cosas y sentimientos. Sustantivos que indican  Animales: ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________  Cosas: ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________  Procedencia: ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________  Actitudes o hechos: ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ Guiándote con los conceptos descubre los sustantivos. 1. Herramienta para cortar el pasto. 2. Árbol cuyo fruto es la aceituna. 3. Insecto volador que se alimenta de sangre. 4. Ave corredora de gran tamaño. 5. Artefacto que propaga aire. 6. Reloj de gran precisión.
  • 60. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 60 Forma sustantivos al completar los recuadros, tal como muestra el ejemplo y elabora oraciones. ORACIONES 1. ....................................................................... 6. ....................................................................... 2. ....................................................................... 7. ....................................................................... 3. ....................................................................... 8. ....................................................................... 4. ....................................................................... 9. ....................................................................... 5. ....................................................................... 10. ...................................................................... Recuerda que el núcleo (palabra más importantes) del sujeto es un sustantivo. Ahora colorea las palabras que sean sustantivos. El campesino trabaja mucho. El hombre campesino labra la tierra. El Aymara es una lengua nativa. La muchacha joven es muy estudiosa. El rojo es mi favorito El pequeño lloraba por su madre. Mi zapatilla blanca se manchó. La joven charlaba con su madre. Pin tor 7 6 5 4 3 2 8 1
  • 61. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 61 C CR RI IS SI IS S No hace mucho, ciudadanos, vi pasar un vehículo cargado de ladrillos. ¡Dios mío! El corazón me dio un vuelco de alegría. Pues eso significa que estamos, por así decirlo, edificando. iNo se transportan tabiques sin motivo! Quiere decir que, en alguna parte, construyen una casita. Tal vez, dentro de veinte años - o menos, creo yo -, cada ciudadano tendrá un cuarto para él solo. Y si la población no aumenta mucho y, por ejemplo, permiten el aborto, habrá hasta dos habitaciones por persona. E incluso tres. Con cuarto de baño y todo. Entonces viviremos en grande, ciudadanos! En una pieza se podrá dormir, en otra recibir visitas, y en la tercera... Bueno, cuando se lleve una vida tan libre y llena de comodidades, se sabrá qué hacer con esa tercera habitación. Por ahora, sin embargo el asunto de la vivienda es algo complicado, diría yo. Aún podría calificarse de crítico. Tómenme a mí como ejemplo. Acabo de llegar de Moscú. Experimenté esta crítica situación en carne propia, como suele decirse. Figúrense ustedes que llego a Moscú, ando por las calles con mis trebejos y no encuentro casa. Ni siquiera hallo dónde dormir, pues en ninguna parte quepo con mis cachivaches. Entonces durante dos semanas voy y vengo, greñudo y con unas barbas así de crecidas, cargado de mis cosas, hasta que decido regalarlas a mi paso. Es más fácil buscar vivienda sin estorbos. Camino y camino, y al fin un hombre me dice: Por treinta rublos, puedo acomodarlo en el cuarto de baño. El apartamento es de lujo... allí vivirá usted. A falta de ventana, tiene puerta. ¡Y agua al alcance de la mano! Si quiere, se puede llenar la tina y zambullirse en ella todo el día. -Estimado compañero - respondo -, no soy pez ni necesito vivir mojado, sino seco. Y ya que el lugar es húmedo, redúzcame el precio del alquiler.
  • 62. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 62 -No puedo, compañero. Lo haría con gusto, pero no puedo. No depende únicamente de mí. El piso es comunal y, entre todos los inquilinos hemos fijado el alquiler del cuarto de baño. -Bueno ¿qué remedio me queda? Tome los treinta rublos y déjeme entrar enseguida. Llevo caminando tres semanas y estoy a punto de desmayarme. -Está bien. Y me instalé en el cuarto de baño. A decir verdad, es de lujo, con tina de mármol. Pero no hay donde sentarse, pues si trata uno de hacerlo en el borde de la bañera, se resbala hasta el fondo del mármol. Entonces, decido cubrir la tina con tablones. Y así vivo. Pasa un mes y me caso. Con una muchacha jovencita, muy buena ella. Sin habitación. Al principio, temo que no le guste nuestro hogar y que me deje por la falta de comodidades; pero no, sólo se enfurruña un poquito y dice: - Después de todo, no por vivir en cuarto de baño deja uno de ser decente. Además, en último caso, podríamos colocar unos canceles. Ahí por ejemplo, iría la recámara, y aquí el comedor. - Podríamos hacerlo, ciudadana, pero los malditos arrendadores no lo permiten. Ya me han dicho varias veces: iNada de modificaciones!. - Está bien. Ni modo. Y vivimos como se puede. En menos de un año, mi mujer tiene un bebé. Le llamamos Volodia y lo bañamos allí donde vivimos. La cosa va muy bien. Aunque el niño se moja todos los días, no se constipa. Lastima que, por las tardes, los del apartamento vengan a lavarse a nuestro hogar. Mientras ellos están en el cuarto de baño, la familia entera tiene que esperar en el pasillo. - Ciudadanos, báñense los sábados. No es posible hacerlo todos los días. ¿Cómo vamos a vivir mi familia y yo? iPóngase en mi lugar! Pero los muy infames que son treinta y dos, se enojan y amenazan con romperme la nariz. Pasado algún tiempo, llega mi suegra de la provincia. Se instala detrás del calentador. - Siempre he soñado - me dice - con arrullar en mis brazos a mi nieto. No puede usted negarme esa pequeña satisfacción. - No se la niego - respondo - Arrúllelo usted. El diablo se la lleve. También puede llenar de agua con su nieto. Y le pregunto a mi esposa: - Ciudadana, ¿quieres traer más parientes a casa? De ser así, dímelo de una vez. No te dé vergüenza. Pues... No estaría mal que mi hermanito pasara con nosotros las vacaciones. Sin esperar al hermanito, abandoné Moscú. Por correo, envío dinero a mi familia. Hernán Alvarado: Lecturas Inolvidables.
  • 63. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 63 Piensa y responde. 1. El mayor problema que aborda el texto es: ______________________________________________________________________ ________________________________________________ 2. ¿Cuál es la secuencia correcta de hechos del relato? I. Llegada del personaje principal a Moscú. II. Establecimiento y convivencia en el baño. III. La dura caminata del autor en busca de habitación. IV. El hastío del problema de habitación y el abandono a su familia. Secuencia: ________________________________________ 3. Coloque V o F según convenga. El autor narra en primera persona. El autor hace notar su individualismo. Le alegró mucho ver una camión con ladrillos. La lectura es plenamente realista y no hay exageración. ( ) ( ) ( ) ( ) 4. ¿Cuál es su mayor ilusión del autor? A) Una vivienda cómoda donde vivir. B) Tener una familia muy unida. C) Conseguir una habitación aunque sea pobre. D) Sobrellevarse con los demás inquilinos. 5. ¿Qué recurso usa el autor para sensibilizarnos? A) La exageración B) Comparación C) El realismo puro 6. ¿Por qué abandonó Moscú el personaje principal? A) Por la incomodidad de la habitación y la desconsideración de su esposa. B) Por mejores oportunidades de trabajo. C) Por la incompatibilidad de caracteres. D) Por la amenaza de los otros inquilinos 7. ¿Qué hubieras hecho tú frente a la idea de la esposa en traer más familiares a la casa? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________
  • 64. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 64 ¿CUÁNTAS CLASES DE SUSTANTIVOS EXISTEN? Existen varias clasificaciones según el punto de vista que se tome en cuenta. En sexto grado lo veremos desde le punto de vista semántico, es decir, considerando el significado de los sustantivos.
  • 65. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 65 ACTIVIDADES Teniendo en cuenta la imagen, coloca dentro del recuadro un sustantivo concreto y un sustantivo abstracto que se relaciones con este. A cada sustantivo individual completa con su sustantivo colectivo del recuadro.
  • 66. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 66 Palmas cruzadas - Mamífero marino de gran tamaño. - Instrumento manual para darse aire. - Natural de Líbano. - Enfrentamiento armado que se da en el mar. - Plural de instrumento de limpieza. - Fruta ácida de pulpa blanca, parecida a la chirimoya. Transforma los siguientes adjetivos y verbos en sustantivos abstractos. Combinando las letras (sin agregar ni repetir la letra) dadas escribe como mínimo un sustantivo común y otro propio).
  • 67. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 67 Coloca el sustantivo colectivo y el sustantivo individual según los gráficos Clasifica cada sustantivo según su significado en el cuadro de la siguiente página. - libro - número - tubérculo - risa - Huascarán - cancionero - verdad - Ayacucho
  • 68. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 68 Llenamos el crucigrama y comprobamos lo aprendido sobre el curso. 1. Clase de sustantivo que indica a algo inmaterial. 2. Medio de comunicación audio visual de masas. 3. Elemento de comunicación que transmite el mensaje. 4. Conjunto de soldados. 5. Signo de puntuación que indica una pausa breve. 6. Sinónimo de valiente. 7. Lengua nativa del altiplano. 8. Lluvia fina, suave. 9. Conjunto de signos y reglas usados en la comunicación. 10.Conjunto de malhechores o delincuentes. 11.Relato literario donde los animales hablan. 12.Cien años. 13.Elemento comunicativo físico por donde circula la comunicación. 14.Contrario de noche. 15.Arte que consiste en el movimiento armonioso del cuerpo. 16.Que regula el tránsito. 17.Autor de Poemas Humanos. 18.Instrumento antiguo para calcular. 19.Tipo de comunicación en que el emisor y el receptor están juntos.
  • 70. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 70 EL HOMBRE QUE NO TENIA PIES Acostumbraba preocuparme mucho, pero un día de primavera caminaba por las calles, cuando vi algo que desterró todas mis preocupaciones. Todo sucedió en cuestión de diez segundos, pero durante esos diez segundos aprendí más acerca de cómo vivir de lo que había aprendido en los diez años anteriores. Perdí no solamente todos mis ahorros, sino que también incurrí en tantas deudas que necesité dos años para saldarlas. Había cerrado mi tienda y, en ese momento, me dirigía al banco a solicitar un préstamo. Caminaba como un derrotado; había perdido todos mis deseos de lucha y mi fe. De pronto vi venir por la calle a un hombre a quien le faltaban las piernas. Iba sentado sobre una pequeña plataforma de madera equipada con ruedas de patines y se impulsaba a lo largo de la calle ayudándose con un trozo de madera que llevaba en cada mano. Me crucé con él justamente cuando acababa de cruzar la calle y empezaba a levantarse unos centímetros del suelo, sobre la curva, para subir a la acera. Mientras ladeaba su pequeña plataforma de madera en cierto ángulo, sus ojos se tropezaron con los míos y me saludó con amplia y maravillosa sonrisa. "Buenos días, señor. Hace una linda mañana, ¿no es verdad?" me comentó animoso. Mientras me quedaba mirándolo, comprendí lo rico que era; yo tenía dos piernas. Podía caminar. Me sentí avergonzado de mi autocompasión. Y me dije a mí mismo, si él puede sentirse feliz: y mostrarse animoso y confiado sin piernas; ciertamente, yo puedo hacerlo con mis piernas. Empezaba a sentir que mi pecho se levantaba. Pretendía solicitar un préstamo de únicamente cien dólares, pero ahora tuve el ánimo de pedir doscientos. Tenía intenciones de decir que me dirigía a otra ciudad para tratar de encontrar un trabajo, pero ahora les anuncié confiado que iba para obtener un trabajo. Logré que concedieran el préstamo y obtuve el trabajo. Ahora, en el espejo de mi baño, he pegado las siguientes palabras y acostumbro leerlas cada mañana mientras me rasuro: Me sentía triste porque no tenía zapatos, hasta que en la calle me encontré con un hombre que no tenía pies. Ángel García Casas: Manantial G.
  • 71. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 71 Adjetivo Es la palabra que ................ al ........................... para ................................. Clases de Adjetivos - Adjetivos calificativos - Adjetivos determinativos El adjetivo calificativo indica una cualidad, rasgo o característica de las personas, animales y cosas. Ejemplos: Conocemos los grados del adjetivo calificativo Se llama grados del adjetivo a la mayor o menor intensidad con que se presente la cualidad. Pueden ser:
  • 72. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 72 EL PEQUEÑO HÉROE DE HARLEM Muy lejos, a través del océano, hay una nación famosa por sus flores que se llama Holanda. Allí la superficie de la tierra es más baja que el mar, por lo que los holandeses han tenido que sus flores que su superficie de la tierra es más baja que el mar, por lo que los holandeses fabrican unos grandes y anchos diques, son los que impiden que el agua del mar entre e inunde el país. Como de ellos depende la vida y la seguridad de Holanda, hombres y mujeres los vigilan noche y día para descubrir las grietas que el batir de las olas haya podido abrir. Un hoyo mínimo en el dique, y esto hasta los niños holandeses lo saben, puede en pocos minutos convertirse en una gran abertura la que el mar arrasaría el país. Pues en esa tierra y en la ciudad de Haarlem vivió una vez un niño que se llamaba Hans. Una mañana, muy temprano, Hans y su hermanito decidieron ir a pasear por los campos próximos al dique, donde como no había casas, podían jugar a sus anchas. Al cabo de un rato, Hans se subió al muro para ver cómo rompían las olas contra el dique; de improviso el hermanito, que había quedado abajo, le gritó: ¡Hans! ¡Hans! ¡Mira que hoyito más raro hay aquí! ¿Un hoyito dices? - preguntó Hans alarmado ¿Dónde? Aquí en el muro, Hans... ¡Y está saliendo Al oír estas palabras, Hans se deslizó al suelo tan rápido como pudo y fue al lugar que su hermano le señalaba. ¡Es una grieta en el dique! - exclamó - ¿Qué podremos hacer? Miró a su alrededor en busca de ayuda: no se veía una casa, una persona nada. Comprendió el niño que no tenía un momento que perder: si no ideaba algo bien pronto, aquel hoyito se haría más grande y el dique entero se vendría abajo. El pueblo quedaba muy lejos y no había tiempo de correr los dos a pedir auxilio. Trató de tapar el hueco con alguna piedra, pero fue inútil: había pocas y ninguna se ajustaba al tamaño de la grieta. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? - dijo por fin - ¡Mi dedo índice!
  • 73. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 73 Probó entonces a introducir el dedo en la grieta y con gran satisfacción vio que quedaba bien apretado y no dejaba pasar el agua. ¡Corre, Dieting! ¡Corre! - gritó enseguida al hermanito - ve al pueblo y di que hay una grieta en el dique, que yo aguantaré hasta que los hombres lleguen. iDiles que se apuren, Dieting! ¡Que se apuren! El hermano pequeño no entendía bien, pero comprendió por la cara de Hans que algo grave pasaba y que él tenía que dar la alarma. No se lo hizo decir dos veces y echó a correr tan veloz como sus piernecitas podían. Hans, de rodillas, quedó sólo entre la tierra y el mar, con su dedo hundido firmemente en el dique. Detrás se oía el incesante batir de las olas, que cada vez le parecía más próximo. Pasaron las horas y, de pronto, una rara sensación le recorrió primero el dedo y después toda la mano. Un frío le invadió el brazo y se le extendió por el hombro hasta helarle la espalda. El dedo le dolía y sentía calambres... - ¿Faltará mucho para que lleguen? - se preguntó angustiado. A Hans le pareció que su hermanito se había marchado hacía ya muchas horas. Miró el camino y nada... El dolor en el brazo crecía, y crecía, y, por fin, agotado, apoyó la cabeza en el dique para descansar un poco. Al pegar el oído a la pared, oyó al mar que murmuraba contra el muro, y el sonido que hacía parecía decirle: - Soy el inmenso mar. Nadie puede luchar contra mí ¿Quién eres tú, pequeño niño, para tratar de que no entre en tu país? Ten cuidado, niñito, mucho cuidado. El corazón de Hans latió con fuerza. ¿No vendrían nunca los hombres? ¿Se habría perdido el hermanito? Hans se sintió más solo que nunca y tuvo miedo. El agua seguía batiendo contra el muro y él imaginaba que le decía: - Voy a entrar, niño porfiado. Soy el poderoso mar y entraré y te arrastraré. Corre, niño, huye antes de que yo entre. Hans sintió pánico y comenzó a sacar el dedo, ya lo tenía casi fuera cuando recordó todo lo que dependía de él: las tierras. las cosechas, el pueblo entero... apretando los dientes, se volvió hacia el muro: - No entrarás - susurró - no entrarás, porque no huiré. Y metió aún más el dedo en el dique. No había terminado de hablar, cuando un ruido le hizo levantar la cabeza y mirar hacia la carretera. Allá, por lo último del camino, una nube de polvo avanzaba. iEran los hombres del pueblo! ¡Ya no estaba solo en su lucha contra el mar! Al poco, Hans pudo distinguir que venían armados con pico y palas y oyó que le gritaban: - ¡Resiste, Hans, resiste, que ya llegamos! Una vez que estuvieron cerca y vieron cómo, pálido por el dolor, mantenía el dedo bien firme en el dique, todos aclamaron conmovidos su heroísmo y le dijeron que había salvado a la ciudad Luego que repararon el dique, volvieron a sus casas con Hans sobre los hombros; y así lo entraron en Haarlem, como se entra a los hombres que han realizado una hazaña en pro de su país. Adaptación del cuento de Joseph Esenwein y Marieta Stokard
  • 74. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 74 PIENSA Y DESARROLLA 1. En orden de importancia, enumere los personajes de la lectura. 2. Relacione correctamente entre las palabras en negritas de la caja con globos que contienen sus sinónimos. 3. Copia las palabras dentro de las figuras según la amplitud de la ideas. Haarlem Holanda Europa 4. Complete las oraciones - Hans se subió al muro para .......... como rompían las ..................... contra el dique. - El pueblo ................. de día y noche para descubrir las .......... que el batir de las olas haya podido abrir. - Los ............ impiden que el agua del mar entre ........... al país. 5. ¿Por qué se sacrifico Hans? - Porque su dedo quedó atrapado. - Porque tenía mucho miedo a la muerte. - Porque quería evitar la inundación del pueblo. - Porque el pueblo no quiso apoyarlo ante el peligro.
  • 75. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 75 6. ¿Qué alternativa presenta dos virtudes de Hans? A) Justo y humilde B) Valiente y solidario C) Fuerte y alegre D) Sincero y sereno 7. ¿Crees que es importante el sacrificio por los demás? ¿Por qué? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ 8. ¿Qué harías tú si se presentase en tu distrito una situación parecida? ______________________________________________________________________ ______________________________________________________________________ IMPORTANTE, LO QUE DEBEMOS CONOCER SOBRE LA COMA La coma es el signo de puntuación que indica una pausa breve en el escrito. Sirve para dar mayor claridad al mensaje. Es uno de los signos de puntuación más usados, por eso es fundamental que la conozcamos y apliquemos bien. Su ubicación es determinante, porque una misma oración se puede entender de manera contraria. A manera de ilustración presentamos el siguiente caso anecdótico: En una guerra civil de cierto país (hace muchos años) capturan al general rebelde enemigo y preguntan, por telégrafo, a la capital si lo perdonan o lo fusilan. La capital respondió así en el telegrama: PERDONARLO, NO FUSILARLO. Pero el telegrafista, poco conocedor de la ortografía, copia fatalmente así: PERDONARLO NO, FUSILARLO. En este caso, el cambio de posición de la coma, por error, le ha dado a la expresión el sentido contrario. La orden de la capital era mantener la vida del general, pero el uso erróneo de la coma hizo entender que tenía que ejecutarse.
  • 76. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 76 Aplicando la coma enumerativa 1. Escribe en la redondela las palabras cuyos conceptos aparecen y luego forma dos oraciones. 2. Siguiendo las letras encontrarás nombres de productos, forma dos oraciones. 3. Relacionando las silabas encontrarás objetos, forme dos oraciones. No olvidemos: La coma vocativa separa el nombre o expresión con que mandamos o pedimos a alguien.
  • 77. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 77 Observa que su presencia cambia el sentido de la oración. 1. Coloca la coma donde corresponde. 2. Descubre la oración de mandato y coloca la coma vocativa. Recuerda La coma elíptica es la que va en lugar de un verbo o frase suprimida, para no repetir innecesariamente. Sabemos que La coma explicativa es aquella que encierra a la expresión que aclara o precisa algo en la oración.
  • 78. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 78 Ejemplo: Julio alumno de 6to. Grado, es mi amigo. expresión aclarativa Como hemos visto en el ejemplo anterior, la expresión aclara o precisa respecto a Julio y por lo cual va entre comas. Resuelve Relaciona cada oración con el tipo de coma que se ha usado, escribiendo el número en el paréntesis: 1. En enumeraciones 2. Para separar el nombre de la frase 3. Para interrumpir la oración 4. Para hacer aclaraciones 5. Para encerrar frases adverbiales 6. Para reemplazar al verbo ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) Julio viajó a Londres; Rosa, a Roma. Comieron chizitos, papitas, cancha y galletas. Andrés, saca la basura por favor. Todos dieron la cuota, por lo tanto, todos irán. Alicia, mi profesora, es puntual. En Lima, informaba un periodista, hay mucha delincuencia. Escribe el tipo de coma que se ha utilizado en cada oración: 1. Cuenta conmigo, hermano. _______________________ 2. Machu Picchu, ciudadela inca, está en Cusco. _______________________ 3. Dijo que vendría, no obstante, faltó. _______________________ 4. Trajo fruta, verduras, carne y embutidos. _______________________ 5. Olga se fue temprano; Irma, tarde. _______________________ Coloca las comas en donde convengan: 1. Alumnos fórmense bien. 2. La Tierra nuestro planeta pertenece al Sistema Planetario Solar. 3. Hoy te acompañaré sin embargo mañana no podré hacerlo. 4. Para aprender mejor chicos deben prestar mucha atención. 5. Ángel siempre llega temprano a clases; Jorge, nunca. 6. Llegaron empacaron cogieron sus maletas y salieron. 7. Hernán Cortés Conquistador de México llegó a Tenochtitlan en 1519. 8. Tú prometiste visitar a tu abuelita por consiguiente debes hacerlo. 9. El cocinero preparó suculentos platos apetitosos dulces agradables ensaladas y ricos bocados. 10.Alfredo es tolerante; Javier impaciente. Recuerda que... Cuando la frase aclarativa se encuentra al final de la oración, esta frase es encerrada entre una coma y el punto final.
  • 79. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 79 Crea frases explicativas para las siguientes oraciones y escríbelas en las líneas en blanco: - Mis padrinos, _________________, me trajeron un perrito. - Pedro, ___________________, llegó de visita a mi casa. - Don Iván, ___________________ , vivió con su hijo por muchos años. - Cristóbal Colón, __________________, llegó a América en 1492. - El primer Inca, ___________________ , fundó el Tahuantinsuyo. - Ya viene José Alberto,_____________________. Completa las siguientes oraciones haciendo uso de la coma para reemplazar a un verbo: - David vendió su auto; _______________________________. - Yanina estudió secretariado; __________________________. - Gian Lúca viajó a Brasil; ______________________. - El frutero me ofreció chirimoya; ______________________. Vuelve a copiar las siguientes oraciones colocando las comas donde correspondan: - Teodoro mi mejor amigo estudió conmigo desde los 4 años. __________________________________________________________ - Te necesito con urgencia hermano. __________________________________________________________ - Compró cemento fierros arena clavos y un martillo. __________________________________________________________ - Trataré de ir sin embargo no creo que pueda. __________________________________________________________ - La lección de hoy muchachos y muchachas trata sobre la tolerancia. __________________________________________________________ En el siguiente grupo de oraciones,, hay tres en las que se ha usado incorrectamente leí coma, ubícalas y subráyalas:  Llegó ayer, pero regresará mañana temprano.  Son cuatro mis mejores amigos Fermín, Toño, Héctor, y Ángel.  Cervantes, es decir, el Manco de Lepanto, fue un gran literato español.  Procura llegar temprano, Daniela, tu mamá siempre, se preocupa.  Le advertí que no debía viajar, pero no me hizo caso.  Déjame que te cuente, limeño.  Voy al colegio aunque, quizá viaje a estudiar a, Canadá. Crea dos oraciones en las que hagas uso de la coma: ______________________________________________________________ ______________________________________________________________
  • 80. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 80 En nuestra conversación diaria, cuando nos referimos a algo buscamos precisar para ser claros. Lo hacemos indicando una característica propia de la cosa (adjetivo calificativo) o acompañándolo con un determinante. Por ejemplo: • Esta casa se vende. • Tu padre se sacrifica. • Véndeme dos cuadernos. • El niño volvió al estudio. En el primer ejemplo, cuando hablamos de casa nos referimos a una en particular: La que está junto al hablante (esto lo sabemos por el determínate esta). En el segundo ejemplo nos referimos a un padre en específico, el del oyente. De la misma forma en los ejemplos tres y cuatro. En este último, el artículo el precisa que nos referimos a un niño previamente conocido por quienes dialogan. Dentro del grupo de determinantes tenemos un grupo de palabras que acompañan al nombre común para indicarnos que nos referimos a algo previamente conocido y son: ¿QUÉ ES UN ARTÍCULO? ¿CUALES SON? El artículo es la palabra que precede al nombre o sustantivo ya conocido
  • 81. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 81 ¿CUALES SON LAS CARACTERÍSTICAS DEL ARTÍCULO? Es presentador del sustantivo Acompaña al sustantivo indicando que es algo previamente conocido por los dialogantes: Alcánzame la llave y apaga la luz, pues el bus nos espera. Es sustantivador universal Quiere decir que toda palabra acompañada por el artículo se convierte automáticamente en sustantivo. - El mañana preocupa. - Lo justo se debe reclamar. La palabra mañana es un adverbio de tiempo, mientras justo es un adjetivo; pero la presencia del artículo los convierte en sustantivos. Es diferenciador de género y número de algunos sustantivos En ambos ejemplos el artículo es el que determina el género del sustantivo, sin ello el género no se distingue. Aquí el número del sustantivo es precisado por el artículo en cada caso. ¿QUÉ ES EL ARTÍCULO NEUTRO "LO"? Es aquel que convierte el adjetivo en sustantivo.
  • 82. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 82 LOS CONTRACTOS Es el que se ha fusionado o unido con las preposiciones "a" y "de". ¿CUÁNDO EL ARTÍCULO ACOMPAÑA AL NOMBRE PROPIO? Los nombres propios se refieren a seres específicos por eso no necesitan del artículo. Salvo algunos casos: INCORRECTO CORRECTO El Carlos llegó tarde. Carlos llegó tarde. Rosa se sacó veinte. La Rosa se sacó veinte. EXCEPCIONES - Los nombres y apellidos pluralizados. Los pepes se saludan. Los Gonzáles son gordos por herencia. Los Quispes son provincianos. - Los nombres de algunos países o ciudades aceptan y en otros casos son parte necesaria del nombre. El Perú tiene muchos recursos. El Ecuador es un país vecino. Viajó a la Argentina. CONCORDANCIA DEL ARTÍCULO CON EL SUSTANTIVO Concordancia en género y número.
  • 83. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 83 ¿EN QUE ACCIDENTE COINCIDEN EL ARTÍCULO CON EL SUSTANTIVO Y EL ADJETIVO? Pero ¿qué sucede en este caso?, explique. La aula  El aula  El hacha  El hacha ____________________________________________________ ____________________________________________________ ACTIVIDADES Complete el siguiente texto con los artículos de la nube. __ término __ bimestre, comprendí que era necesario hacer mi balance de todo lo que hice en _ aula: _bueno y_ malo. La finalidad era corregir _ errores y seguir mejorando en __ parte buena y así y formándome para servir mejor a mi comunidad y a mi familia, muy aparte dé _ promesas de mi padre de llevarme a las playas de _ Chira. Los niños y jóvenes debemos desarrollar nuestra formación por la voluntad, de los demás para que poco a poco mejoren sus condiciones muy lamentables de ignorancia.
  • 85. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 85 HACER AVISOS PUBLICITARIOS Un aviso publicitario es una forma de comunicación escrita cuya intención es no sólo informar, sino tratar de convencer al público, al que está dirigido, de consumir o acudir el producto del cual se habla. Observa Responde: ¿Qué producto se anuncia? __________________________________ ¿Cómo se llama? __________________________________ ¿Qué palabras resultan atrayentes? __________________________________ Para escribir un aviso publicitario debes tener en cuenta: - Una ilustración llamativa y creativa. - Un titulo sugerente - Un eslogan que llame la atención del público. - La información que dé a conocer los beneficios del producto que se publicita. Imagínate que quieres vender el siguiente producto. ¿Qué beneficios ofrece a los usuarios? 1. ___________________________________________________ 2. ___________________________________________________ 3. ___________________________________________________ - Presentar una lámina para que pueda ser vista por la clase entera. - Solicitar a los alumnos(as) que digan características físicas de lo que observan. - El(la) profesor(a) deberá leer un breve texto a partir de la ilustración, del cual desprenderán los rasgos del producto.
  • 86. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 86 - Solicitar a los alumnos (as) que primero hagan descripciones en forma oral para poder corregir los errores. Escribe títulos atractivos para los siguientes productos: _____________ _____________ _____________ Ahora piensa en un eslogan para cada producto: 1. _________________________________________________ 2. _________________________________________________ 3. _________________________________________________ Elige uno de ellos y haz un aviso publicitario. Recuerda que el mensaje está relacionado con las personas que quieres que consuman tu producto: niños, jóvenes, madres de familia, varones, etc.: Ahora decide tú qué producto te gustaría publicitar y dibújalo. Usa colores motivadores. Escribe el título en forma llamativa y señala las ventajas del producto:
  • 87. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 87 REFORZANDO LO APRENDIDO Clasifica los siguientes sustantivos marcando con un aspa (X) en el lugar que le corresponda: Escribe cinco sustantivos compuestos y con qué palabras se forman: _______________ + _______________ = _______________ _______________ + _______________ = _______________ _______________ + _______________ = _______________ _______________ + _______________ = _______________ _______________ + _______________ = _______________ Escribe el sustantivo colectivo de cada sustantivo individual: ave ___________ oveja ____________ abeja ___________ álamo ____________ soldado ___________ vaca ____________ isla ____________ estrella ____________ alumno ____________ sacerdote ____________ Transforma los siguientes adjetivos en sustantivos abstractos: cariñoso ___________ cuidadosa ____________ justiciero ___________ amorosa ____________ miedoso ___________ temeroso ____________ caritativa ____________ bello ____________ En tu cuaderno: Recorta un artículo periodístico y pégalo en tu cuaderno. Luego, subraya en él todos los sustantivos que encuentres.
  • 88. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 88 Nos afianzamos en el uso de la G y J Maritza Crespo nos trae esta bellísima historia de gansos, que escuchó de su profesor cuando estaba estudiando en Los Estados Unidos: “El próximo otoño, cuando veas los gansos dirigiéndose hacia el sur para el invierno, fíjate que vuelan formando una V. Tal vez te interese saber lo que la ciencia ha descubierto acerca del por qué vuelan en esa forma. Se ha comprobado que cuando cada pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él. Volando en V la bandada completa aumenta por lo menos en un 71 por ciento más de su poder que si cada pájaro volara solo. Cada vez que un ganso se sale de la formación siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación para beneficiarse del poder del compañero que va delante. Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar. Los gansos que: detrás graznan para alentar a los que van adelante a mantener la velocidad. Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae por herido un disparo, otros dos gansos se salen de la formación y lo ayudan y protegen. Se quedan acompañándolo hasta que nuevamente esté en condiciones de volar o hasta que muere y solo entonces los dos acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo. También los delfines son unos animales prodigiosos. Nadan en grupo para apoyarse y protegerse. Si uno se enferma en la travesía, se le acercan dos que lo sostienen y ayudan. Se van turnando hasta que el enfermo se cura. Son también muy serviciales con las personas y se conocen casos comprobados en que han socorrido y salvado a algunos náufragos. Antonio Pérez Esclarín: Educar en valores y el valor de educar.
  • 89. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 89 Piensa y desarrolla. 1. Marca convenientemente, si la afirmación es cierta un SI y si es falsa un NO. SI NO Para el autor el trabajo colectivo sería mucho mejor. Los delfines tienen algunos hábitos parecidos a los de los gansos. Los gansos viajan al sur en el invierno. El ganso líder no es eterno en su puesto. 2. Colorea de azul los valores humanos que se resaltan en la lectura. 3. ¿Qué palabra reemplazaría mejor a la palabra resaltada? Los delfines son animales prodigiosos gigantes inteligentes extraordinarios 4. Ordena los hechos escribiendo números en los recuadros. ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) Salen dos gansos para auxiliarlo. El vuelo de estas aves en forma de V. Un ganso cae herido gravemente. Viaje de los gansos en otoño al sur. Muerte del ganso herido o enfermo. 5. Señala la afirmación verdadera. A) Los gansos viajan a¡ sur en invierno. B) El ganso que vuela solo tendrá menor dificultad. C) Los gansos tiene una forma especial de vuelo. D) Los gansos no muestran ningún grado de organización. 6. ¿Qué crees que podría ocurrir si las sociedades aprendieran de los gansos y delfines? _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________ _________________________________________________________
  • 90. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 90 7. Conjuga estos verbos.
  • 91. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 91 Completa correctamente con g o j, luego escribe el caso en que se usa dicha letra. Uniendo las silabas forme el mayor número de palabras y después escribe el caso al que corresponde. RE A CO PRO EN TE + GER ES MER E MU FIN SUR FRI TRIN SU E RES
  • 92. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 92 Escribe las palabras que contiene cada caja y luego forma tres oraciones con cualquiera de ellas.
  • 93. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 93 Completa las palabras, encajando una letra por redondela y haz tu trabalengua con esas palabras. Encuentra en el crucigrama oficios y ocupaciones y escribe el caso al que se adecúan.
  • 96. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 96 Las cartas comerciales son documentos escritos formales, a través de las cuales nos dirigimos a un funcionario para hacerle una petición o información sobre algo. Las partes de una carta comercial son: 1. Lugar y fecha 6. Cuerpo 2. Destinatario 7. Despedida 3. Lugar o dirección del destinatario 8. Remitente 4. Saludo 5. Cuerpo
  • 97. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 97 Elije un motivo para hacer una carta comercial. Colorea el recuadro con tu respuesta. Un evento deportivo Precio de una bicicleta Partido amistoso de vóley. Ahora, completa la ficha: - ¿A quien te vas a dirigir? __________________________________________________________ - ¿Cuál es su domicilio? __________________________________________________________ - ¿Qué vas a pedir? __________________________________________________________ - ¿Cuál será el motivo? __________________________________________________________ Recuerda que: En una carta comercial los nombres y apellidos tanto del remitente como el destinatario, se escriben completos. Es hora de escribir. Usando los datos escritos en la ficha, envía una carta comercial: ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________ ___________________________________________________________
  • 98. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 98 Escribir dos cualidades físicas y dos cualidades espirituales de tu mejor amigo. Regla general El sustantivo concuerda con el adjetivo en género y número. Regla particular Si el adjetivo modifica a sustantivos de diversos géneros, deben terminar en masculinos y plural.
  • 99. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 99 ACTIVIDADES Descubre y escribe el sustantivo a que se refieren los siguientes adjetivos en cada caso.
  • 100. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 100 Vivir es luchar. Sé constante y vencerás. Para ganar hay que saber perder y seguir intentándolo. La gloria más grande no consiste en no caer, sino en levantarse cada vez que uno cae. Las dificultades forjan el corazón. Los problemas pueden ser extraordinarios retos para superarse. Podemos convertir el error en una maravillosa oportunidad de desarrollo. Los jóvenes deben entender que el estudiar supone esfuerzo sostenido, que las metas importantes exigen mucho trabajo, tesón, voluntad firme, vencimiento. Napoleón decía que la victoria le pertenece al que más persevera, y Bolivar escribió: "El arte de vencer se aprende de las dificultades". Con frecuencia, los grandes hombres levantaron su éxito de las cenizas de sus derrotas que nunca aceptaron que fueran definitivas. El extraordinario actor y bailarín Fred Astaire tenía pegado en la chimenea de su mansión de Beverly Hills el informe del director cuando actuó por primera vez: "¡No tiene la menor idea de actuación! ¡Poco audaz! Tal vez con mucho esfuerzo pueda llegar a bailar un poco". Darwin escribió en su autobiografía: "Todos mis profesores y mi padre me consideraban un muchacho común, por debajo del nivel intelectual". El director de diario despidió a Walt Disney por falta de ideas. El propio Walt Disney quebró varias veces antes de construir Disneylandia. Los maestros de Thomas Edinson decían que era demasiado tonto para aprender. El propio Edinson hizo casi 10,000 ensayos para encontrar el filamento que trajo la luz eléctrica. Albert Einstein no habló hasta los cuatro años y no leyó hasta los siete. Su maestra lo describió como "mentalmente lento, - insociable y encerrado siempre en sueños tontos". Lo expulsaron del colegio y no lo dejaron ingresar en la Escuela Politécnica de Zurich. Louis Pasteur fue un alumno mediocre y ocupaba el puesto número 15 sobre 22. El padre del escultor Rodin decía: 'Tengo un hijo idiota". Descrito como el peor alumno de la escuela, Rodín fracasó tres veces en su intento por ingresar en la Escuela de Bellas Artes. Su tío decía que era ineducable. León Tolstoi, el autor de la extraordinaria novela: La Guerra y La Paz abandonó el colegio y era considerado "sin capacidad, ni voluntad para aprender". Babe Ruth, considerado por ¿algunos como el mejor beisbolista de todos los tiempos, bien batió el record de carreras, también tiene el récord lanzamientos fallados. Winston Churchill no aprobó "sexto grado. Llegó a primer ministro a los 62 años después de una vida de derrotas y reveses.
  • 101. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 101 Indican cantidad del sustantivo al que se refiere. Indican ubicación de los seres del hablante. Se refieren vagamente al sustantivo Indica pertenencia respecto de los que intervienen en el diálogo. NUMERALES INDEFINIDOS DEMOSTRATIVOS POSESIVOS ADJETIVOS DETERMINATIVOS
  • 102. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 102  Aprender  Construir  Dificultad  Esfuerzo  Extraordinario  Fracaso  Ideas  retos
  • 103. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 103 Subraya los adjetivos numerales y clasifícalos. Escribe los ordinales de: Escribe expresiones utilizando los adjetivos indefinidos y sustantivos siguientes:
  • 104. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 104 de Hans Christian Andersen ¡Qué lindos eran los días de verano!, ¡qué agradable resultaba pasear por el campo y ver el trigo amarillo, la verde avena y las parvas de heno apilado en las llanuras! Sobre sus largas patas rojas iba la cigüeña junto a algunos flamencos, que se paraban un rato sobre cada pata. Alrededor de los campos había grandes bosques, en medio de los cuales se abrían hermosísimos lagos. Sí, era realmente encantador estar en el campo. Bañada de sol se alzaba allí una vieja mansión solariega a la que rodeaba un profundo foso; desde sus paredes hasta el borde del agua crecían unas plantas de hojas gigantescas, las mayores de las cuales eran lo suficientemente grandes para que un niño pequeño pudiese pararse debajo de ellas. Aquel lugar resultaba tan enmarañado y agreste como el más denso de los bosques, y era allí donde cierta pata había hecho su nido. Ya era tiempo de sobra para que naciesen los patitos, pero se demoraban tanto, que la mamá comenzaba a perder la paciencia, pues casi nadie venía a visitarla. A los otros patos les interesaba más nadar por el foso que llegarse a conversar con ella. Al fin los huevos se abrieron uno tras otro. "¡Pip, pip!", decían los patitos conforme iban asomando sus cabezas a través del cascarón. —¡Cuac, cuac! —dijo la mamá pata, y todos los patitos se apresuraron a salir tan rápido como pudieron, dedicándose enseguida a escudriñar entre las verdes hojas. La mamá los dejó hacer, pues el verde es muy bueno para los ojos. —¡Oh, qué grande es el mundo! —dijeron los patitos. Y ciertamente disponían de un espacio mayor que el que tenían dentro del huevo. —¿Creen acaso que esto es el mundo entero? —preguntó la pata—. Pues sepan que se extiende mucho más allá del jardín, hasta el prado mismo del pastor, aunque yo nunca me he alejado tanto. Bueno, espero que ya estén todos —agregó, levantándose del nido—. ¡Ah, pero si todavía falta el más grande! ¿Cuánto tardará aún? No puedo entretenerme con él mucho tiempo. Y fue a sentarse de nuevo en su sitio. —¡Vaya, vaya! ¿Cómo anda eso? —preguntó una pata vieja que venía de visita. —Ya no queda más que este huevo, pero tarda tanto… —dijo la pata echada—. No hay forma de que rompa. Pero fíjate en los otros, y dime si no son los patitos más lindos que se hayan visto nunca. Todos se parecen a su padre, el muy bandido. ¿Por qué no vendrá a verme?
  • 105. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 105 —Déjame echar un vistazo a ese huevo que no acaba de romper —dijo la anciana—. Te apuesto a que es un huevo de pava. Así fue como me engatusaron cierta vez a mí. ¡El trabajo que me dieron aquellos pavitos¡ ¡Imagínate! Le tenían miedo al agua y no había forma de hacerlos entrar en ella. Yo graznaba y los picoteaba, pero de nada me servía… Pero, vamos a ver ese huevo… ¡Ah, ése es un huevo de pava, puedes estar segura! Déjalo y enseña a nadar a los otros. —Creo que me quedaré sobre él un ratito aún —dijo la pata—. He estado tanto tiempo aquí sentada, que un poco más no me hará daño. —Como quieras —dijo la pata vieja, y se alejó contoneándose. Por fin se rompió el huevo. "¡Pip, pip!",, dijo el pequeño, volcándose del cascarón. La pata vio lo grande y feo que era, y exclamó: —¡Dios mío, qué patito tan enorme! No se parece a ninguno de los otros. Y, sin embargo, me atrevo a asegurar que no es ningún crío de pavos. Habrá de meterse en el agua, aunque tenga que empujarlo yo misma. Al otro día hizo un tiempo maravilloso. El sol resplandecía en las verdes hojas gigantescas. La mamá pata se acercó al foso con toda su familia y, ¡plaf!, saltó al agua. —¡Cuac, cuac! —llamaba. Y uno tras otro los patitos se fueron abalanzando tras ella. El agua se cerraba sobre sus cabezas, pero enseguida resurgían flotando magníficamente. Movíanse sus patas sin el menor esfuerzo, y a poco estuvieron todos en el agua. Hasta el patito feo y gris nadaba con los otros. —No es un pavo, por cierto —dijo la pata—. Fíjense en la elegancia con que nada, y en lo derecho que se mantiene. Sin duda que es uno de mis pequeñitos. Y si uno lo mira bien, se da cuenta enseguida de que es realmente muy guapo. ¡Cuac, cuac! Vamos, vengan conmigo y déjenme enseñarles el mundo y presentarlos al corral entero. Pero no se separen mucho de mí, no sea que los pisoteen. Y anden con los ojos muy abiertos, por si viene el gato. Y con esto se encaminaron al corral. Había allí un escándalo espantoso, pues dos familias se estaban peleando por una cabeza de anguila, que, a fin de cuentas, fue a parar al estómago del gato. —¡Vean! ¡Así anda el mundo! —dijo la mamá relamiéndose el pico, pues también a ella la entusiasmaban las cabezas de anguila—. ¡A ver! ¿Qué pasa con esas piernas? Anden ligeros y no dejen de hacerle una bonita reverencia a esa anciana pata que está allí. Es la más fina de todos nosotros. Tiene en las venas sangre española; por eso es tan regordeta. Fíjense, además, en que lleva una cinta roja atada a una pierna: es la más alta distinción que se puede alcanzar. Es tanto como decir que nadie piensa en deshacerse de ella, y que deben respetarla todos, los animales y los hombres. ¡Anímense y no metan los dedos hacia adentro! Los patitos bien educados los sacan hacia afuera, como mamá y papá… Eso es. Ahora hagan una reverencia y digan ¡cuac! Todos obedecieron, pero los otros patos que estaban allí los miraron con desprecio y exclamaron en alta voz: —¡Vaya! ¡Como si ya no fuésemos bastantes! Ahora tendremos que rozarnos también con esa gentuza. ¡Uf!… ¡Qué patito tan feo! No podemos soportarlo. Y uno de los patos salió enseguida corriendo y le dio un picotazo en el cuello. —¡Déjenlo tranquilo! —dijo la mamá—. No le está haciendo daño a nadie.
  • 106. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 106 —Sí, pero es tan desgarbado y extraño —dijo el que lo había picoteado—, que no quedará más remedio que despachurrarlo. —¡Qué lindos niños tienes, muchacha! —dijo la vieja pata de la cinta roja—. Todos son muy hermosos, excepto uno, al que le noto algo raro. Me gustaría que pudieras hacerlo de nuevo. —Eso ni pensarlo, señora —dijo la mamá de los patitos—. No es hermoso, pero tiene muy buen carácter y nada tan bien como los otros, y me atrevería a decir que hasta un poco mejor. Espero que tome mejor aspecto cuando crezca y que, con el tiempo, no se le vea tan grande. Estuvo dentro del cascarón más de lo necesario, por eso no salió tan bello como los otros. Y con el pico le acarició el cuello y le alisó las plumas. —De todos modos, es macho y no importa tanto —añadió—, Estoy segura de que será muy fuerte y se abrirá camino en la vida. —Estos otros patitos son encantadores —dijo la vieja pata—. Quiero que se sientan como en su casa. Y si por casualidad encuentran algo así como una cabeza de anguila, pueden tráermela sin pena. Con esta invitación todos se sintieron allí a sus anchas. Pero el pobre patito que había salido el último del cascarón, y que tan feo les parecía a todos, no recibió más que picotazos, empujones y burlas, lo mismo de los patos que de las gallinas. —¡Qué feo es! —decían. Y el pavo, que había nacido con las espuelas puestas y que se consideraba por ello casi un emperador, infló sus plumas como un barco a toda vela y se le fue encima con un cacareo, tan estrepitoso que toda la cara se le puso roja. El pobre patito no sabía dónde meterse. Sentíase terriblemente abatido, por ser tan feo y porque todo el mundo se burlaba de él en el corral. Así pasó el primer día. En los días siguientes, las cosas fueron de mal en peor. El pobre patito se vio acosado por todos. Incluso sus hermanos y hermanas lo maltrataban de vez en cuando y le decían: —¡Ojalá te agarre el gato, grandulón! Hasta su misma mamá, deseaba que estuviese lejos del corral. Los patos lo pellizcaban, las gallinas lo picoteaban y, un día, la muchacha que traía la comida a las aves le asestó un puntapié. Entonces el patito huyó del corral. De un revuelo, saltó por encima de la cerca, con gran susto de los pajaritos que estaban en los arbustos, que se echaron a volar por los aires. "¡Es porque soy tan feo!" —pensó el patito, cerrando los ojos. Pero así y todo siguió corriendo hasta que, por fin, llegó a los grandes pantanos donde viven los patos salvajes, y allí se pasó toda la noche abrumado de cansancio y tristeza. A la mañana siguiente, los patos salvajes remontaron el vuelo y miraron a su nuevo compañero. —¿Y tú qué cosa eres? —le preguntaron, mientras el patito les hacía reverencias en todas direcciones, lo mejor que sabía. —¡Eres más feo que un espantapájaros! —dijeron los patos salvajes—. Pero eso nos importa, con tal que no quieras casarte con una de nuestras hermanas.
  • 107. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 107 ¡Pobre patito! Ni soñaba él con el matrimonio. Sólo quería que lo dejasen estar tranquilo entre los juncos y tomar un poquito de agua del pantano. Unos días más tarde aparecieron por allí dos gansos salvajes. No hacía mucho que habían dejado el nido: por eso eran tan impertinentes. —Mira, muchacho —comenzaron diciéndole—, eres tan feo que nos caes simpático. ¿Quieres emigrar con nosotros? No muy lejos, en otro pantano, viven unas gansitas salvajes muy presentables, todas solteras, que saben graznar espléndidamente. Es la oportunidad de tu vida, feo y todo como eres. —¡Bang, bang! —se escuchó en ese instante por encima de ellos, y los dos gansos cayeron muertos entre los juncos, tiñendo el agua con su sangre. Al eco de nuevos disparos se alzaron del pantano las bandadas de gansos salvajes, con lo que menudearon los tiros. Se había organizado una importante cacería y los tiradores rodeaban los pantanos; algunos hasta se habían sentado en las ramas de los árboles que se extendían sobre los juncos. Nubes de humo azul se esparcieron por el oscuro boscaje, y fueron a perderse lejos, sobre el agua. Los perros de caza aparecieron chapaleando entre el agua, y, a su avance, doblándose aquí y allá las cañas y los juncos. Aquello aterrorizó al pobre patito feo, que ya se disponía a ocultar la cabeza bajo el ala cuando apareció junto a él un enorme y espantoso perro: la lengua le colgaba fuera de la boca y sus ojos miraban con brillo temible. Le acercó el hocico, le enseñó sus agudos dientes, y de pronto… ¡plaf!… ¡allá se fue otra vez sin tocarlo! El patito dio un suspiro de alivio. —Por suerte, soy tan feo, que ni los perros tienen ganas de comerme —se dijo. Y se tendió allí muy quieto, mientras los perdigones repiqueteaban sobre los juncos, y las descargas, una tras otra, atronaban los aires. Era muy tarde cuando las cosas se calmaron, y aún entonces el pobre no se atrevía a levantarse. Esperó todavía varias horas antes de arriesgarse a echar un vistazo, y, en cuanto lo hizo, enseguida se escapó de los pantanos tan rápido como pudo. Echó a correr por campos y praderas; pero hacía tanto viento, que le costaba no poco trabajo mantenerse sobre sus pies. Hacia el crepúsculo llegó a una pobre cabaña campesina. Se sentía en tan mal estado que no sabía de qué parte caerse, y, en la duda, permanecía de pie. El viento soplaba tan ferozmente alrededor del patitoo, que éste tuvo que sentarse sobre su propia cola, para no ser arrastrado. En eso notó que una de las bisagras de la puerta se había caído, y que la hoja colgaba con una inclinación tal que le sería fácil filtrarse por la estrecha abertura. Y así lo hizo. En la cabaña vivía una anciana con su gato y su gallina. El gato, a quien la anciana llamaba "Hijito", sabía arquear el lomo y ronronear; hasta era capaz de echar chispas si lo frotaban a contrapelo. La gallina tenía unas patas tan cortas que le habían puesto por nombre "Chiquitita Piernascortas". Era una gran ponedora y la anciana la quería como a su propia hija. Cuando llegó la mañana, el gato y la gallina no tardaron en descubrir al extraño patito. El gato lo saludó ronroneando y la gallina con su cacareo.
  • 108. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 108 —Pero, ¿qué pasa? —preguntó la vieja, mirando a su alrededor. No andaba muy bien de la vista, así que se creyó que el patito feo era una pata regordeta que se había perdido—. ¡Qué suerte! —dijo—. Ahora tendremos huevos de pata. ¡Con tal que no sea macho! Le daremos unos días de prueba. Así que al patito le dieron tres semanas de plazo para poner, al término de las cuales, por supuesto, no había ni rastros de huevo. Ahora bien, en aquella casa el gato era el dueño y la gallina la dueña, y siempre que hablaban de sí mismos solían decir: "nosotros y el mundo", porque opinaban que ellos solos formaban la mitad del mundo , y lo que es más, la mitad más importante. Al patito le parecía que sobre esto podía haber otras opiniones, pero la gallina ni siquiera quiso oírlo. —¿Puedes poner huevos? —le preguntó. —No. —Pues entonces, ¡cállate! Y el gato le preguntó: —¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas? —No. —Pues entonces, guárdate tus opiniones cuando hablan las personas sensatas. Con lo que el patito fue a sentarse en un rincón, muy desanimado. Pero de pronto recordó el aire fresco y el sol, y sintió una nostalgia tan grande de irse a nadar en el agua que —¡no pudo evitarlo!— fue y se lo contó a la gallina. —¡Vamos! ¿Qué te pasa? —le dijo ella—. Bien se ve que no tienes nada que hacer; por eso piensas tantas tonterías. Te las sacudirías muy pronto si te dedicaras a poner huevos o a ronronear. —¡Pero es tan sabroso nadar en el agua! —dijo el patito feo—. ¡Tan sabroso zambullir la cabeza y bucear hasta el mismo fondo! —Sí, muy agradable —dijo la gallina—. Me parece que te has vuelto loco. Pregúntale al gato, ¡no hay nadie tan listo como él! ¡Pregúntale a nuestra vieja ama, la mujer más sabia del mundo! ¿Crees que a ella le gusta nadar y zambullirse? —No me comprendes —dijo el patito. —Pues si yo no te comprendo, me gustaría saber quién podrá comprenderte. De seguro que no pretenderás ser más sabio que el gato y la señora, para no mencionarme a mí misma. ¡No seas tonto, muchacho! ¿No te has encontrado un cuarto cálido y confortable, donde te hacen compañía quienes pueden enseñarte? Pero no eres más que un tonto, y a nadie le hace gracia tenerte aquí. Te doy mi palabra de que si te digo cosas desagradables es por tu propio bien: sólo los buenos amigos nos dicen las verdades. Haz ahora tu parte y aprende a poner huevos o a ronronear y echar chispas. —Creo que me voy a recorrer el ancho mundo —dijo el patito. —Sí, vete —dijo la gallina. Y así fue como el patito se marchó. Nadó y se zambulló; pero ningún ser viviente quería tratarse con él por lo feo que era. Pronto llegó el otoño. Las hojas en el bosque se tornaron amarillas o pardas; el viento las arrancó y las hizo girar en remolinos, y los cielos tomaron un aspecto hosco y frío. Las nubes colgaban bajas, cargadas de granizo y nieve, y el cuervo, que solía posarse en la
  • 109. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 109 tapia, graznaba "¡cau, cau!", de frío que tenía. Sólo de pensarlo le daban a uno escalofríos. Sí, el pobre patito feo no lo estaba pasando muy bien. Cierta tarde, mientras el sol se ponía en un maravilloso crepúsculo, emergió de entre los arbustos una bandada de grandes y hermosas aves. El patito no había visto nunca unos animales tan espléndidos. Eran de una blancura resplandeciente, y tenían largos y esbeltos cuellos. Eran cisnes. A la vez que lanzaban un fantástico grito, extendieron sus largas, sus magníficas alas, y remontaron el vuelo, alejándose de aquel frío hacia los lagos abiertos y las tierras cálidas. Se elevaron muy alto, muy alto, allá entre los aires, y el patito feo se sintió lleno de una rara inquietud. Comenzó a dar vueltas y vueltas en el agua lo mismo que una rueda, estirando el cuello en la dirección que seguían, que él mismo se asustó al oírlo. ¡Ah, jamás podría olvidar aquellos hermosos y afortunados pájaros! En cuanto los perdió de vista, se sumergió derecho hasta el fondo, y se hallaba como fuera de sí cuando regresó a la superficie. No tenía idea de cuál podría ser el nombre de aquellas aves, ni de adónde se dirigían, y, sin embargo, eran más importantes para él que todas las que había conocido hasta entonces. No las envidiaba en modo alguno: ¿cómo se atrevería siquiera a soñar que aquel esplendor pudiera pertenecerle? Ya se daría por satisfecho con que los patos lo tolerasen, ¡pobre criatura estrafalaria que era! ¡Cuán frío se presentaba aquel invierno! El patito se veía forzado a nadar incesantemente para impedir que el agua se congelase en torno suyo. Pero cada noche el hueco en que nadaba se hacía más y más pequeño. Vino luego una helada tan fuerte, que el patito, para que el agua no se cerrase definitivamente, ya tenía que mover las patas todo el tiempo en el hielo crujiente. Por fin, debilitado por el esfuerzo, quedóse muy quieto y comenzó a congelarse rápidamente sobre el hielo. A la mañana siguiente, muy temprano, lo encontró un campesino. Rompió el hielo con uno de sus zuecos de madera, lo recogió y lo llevó a casa, donde su mujer se encargó de revivirlo. Los niños querían jugar con él, pero el patito feo tenía terror de sus travesuras y, con el miedo, fue a meterse revoloteando en la paila de la leche, que se derramó por todo el piso. Gritó la mujer y dio unas palmadas en el aire, y él, más asustado, metióse de un vuelo en el barril de la mantequilla, y desde allí lanzóse de cabeza al cajón de la harina, de donde salió hecho una lástima. ¡Había que verlo! Chillaba la mujer y quería darle con la escoba, y los niños tropezaban unos con otros tratando de echarle mano. ¡Cómo gritaban y se reían!… Fue una suerte que la puerta estuviese abierta. El patito se precipitó afuera, entre los arbustos, y se hundió, atolondrado, entre la nieve recién caída. Pero sería demasiado cruel describir todas las miserias y trabajos que el patito tuvo que pasar durante aquel crudo invierno. Había buscado refugio entre los juncos cuando las alondras comenzaron a cantar y el sol a calentar de nuevo: llegaba la hermosa primavera. Entonces, de repente, probó sus alas: el zumbido que hicieron fue mucho más fuerte que otras veces, y lo arrastraron rápidamente a lo alto. Casi sin darse cuenta, se halló en un vasto jardín con manzanos en flor y fragantes lilas, que colgaban de las verdes ramas sobre un sinuoso arroyo. ¡Oh, qué agradable era estar allí, en la frescura de la primavera! Y en eso surgieron frente a él de la espesura tres hermosos cisnes blancos, rizando sus plumas y dejándose llevar con suavidad por la corriente. El patito feo reconoció a aquellas
  • 110. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 110 espléndidas criaturas que una vez había visto levantar el vuelo, y se sintió sobrecogido por un extraño sentimiento de melancolía. —¡Volaré hasta esas regias aves! —se dijo—. Me darán de picotazos hasta matarme, por haberme atrevido, feo como soy, a aproximarme a ellas. Pero, ¡qué importa! Mejor es que ellas me maten, a sufrir los pellizcos de los patos, los picotazos de las gallinas, los golpes de la muchacha que cuida las aves y los rigores del invierno. Y así, voló hasta el agua y nadó hacia los hermosos cisnes. En cuanto lo vieron, se le acercaron con las plumas encrespadas. —¡Sí, mátenme, mátenme! —gritó la desventurada criatura, inclinando la cabeza hacia el agua en espera de la muerte. Pero, ¿qué es lo que vio allí en la límpida corriente? ¡Era un reflejo de sí mismo, pero no ya el reflejo de un pájaro torpe y gris, feo y repugnante, no, sino el reflejo de un cisne! Poco importa que se nazca en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo de cisne. Se sentía realmente feliz de haber pasado tantos trabajos y desgracias, pues esto lo ayudaba a apreciar mejor la alegría y la belleza que le esperaban… Y los tres cisnes nadaban y nadaban a su alrededor y lo acariciaban con sus picos. En el jardín habían entrado unos niños que lanzaban al agua pedazos de pan y semillas. El más pequeño exclamó: —¡Ahí va un nuevo cisne! Y los otros niños corearon con gritos de alegría: —¡Sí, hay un cisne nuevo! Y batieron palmas y bailaron, y corrieron a buscar a sus padres. Había pedacitos de pan y de pasteles en el agua, y todo el mundo decía: —¡El nuevo es el más hermoso! ¡Qué joven y esbelto es! Y los cisnes viejos se inclinaron ante él. Esto lo llenó de timidez, y escondió la cabeza bajo el ala, sin que supiese explicarse la razón. Era muy, pero muy feliz, aunque no había en él ni una pizca de orgullo, pues este no cabe en los corazones bondadosos. Y mientras recordaba los desprecios y humillaciones del pasado, oía como todos decían ahora que era el más hermoso de los cisnes. Las lilas inclinaron sus ramas ante él, bajándolas hasta el agua misma, y los rayos del sol eran cálidos y amables. Rizó entonces sus alas, alzó el esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón: —Jamás soñé que podría haber tanta felicidad, allá en los tiempos en que era sólo un patito feo.
  • 111. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 111 Había una vez... ...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada Hamelin. Su paisaje era placentero y su belleza era exaltada por las riberas de un río ancho y profundo que surcaba por allí. Y sus habitantes se enorgullecían de vivir en un lugar tan apacible y pintoresco. Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible plaga: ¡Hamelin estaba lleno de ratas! Había tantas y tantas que se atrevían a desafiar a los perros, perseguían a los gatos, sus enemigos de toda la vida; se subían a las cunas para morder a los niños allí dormidos y hasta robaban enteros los quesos de las despensas para luego comérselos, sin dejar una miguita. ¡Ah!, y además... Metían los hocicos en todas las comidas, husmeaban en los cucharones de los guisos que estaban preparando los cocineros, roían las ropas domingueras de la gente, practicaban agujeros en los costales de harina y en los barriles de sardinas saladas, y hasta pretendían trepar por las anchas faldas de las charlatanas mujeres reunidas en la plaza, ahogando las voces de las pobres asustadas con sus agudos y desafinados chillidos. ¡La vida en Hamelin se estaba tornando insoportable! ...Pero llegó un día en que el pueblo se hartó de esta situación. Y todos, en masa, fueron a congregarse frente al Ayuntamiento. ¡Qué exaltados estaban todos! No hubo manera de calmar los ánimos de los allí reunidos. -¡Abajo el alcalde! -gritaban unos. -¡Ese hombre es un pelele! -decían otros. -¡Que los del Ayuntamiento nos den una solución! -exigían los de más allá. Con las mujeres la cosa era peor. -Pero, ¿qué se creen? -vociferaban-. ¡Busquen el modo de librarnos de la plaga de las ratas! ¡O hallan el remedio de terminar con esta situación o los arrastraremos por las calles! ¡Así lo haremos, como hay Dios! Al oír tales amenazas, el alcalde y los concejales quedaron consternados y temblando de miedo. ¿Qué hacer? Una larga hora estuvieron sentados en el salón de la alcaldía discurriendo en la forma de lograr atacar a las ratas. Se sentían tan preocupados, que no encontraban ideas para lograr una buena solución contra la plaga. Por fin, el alcalde se puso de pie para exclamar: -¡Lo que yo daría por una buena ratonera!
  • 112. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 112 Apenas se hubo extinguido el eco de la última palabra, cuando todos los reunidos oyeron algo inesperado. En la puerta del Concejo Municipal sonaba un ligero repiqueteo. -¡Dios nos ampare! -gritó el alcalde, lleno de pánico-. Parece que se oye el roer de una rata. ¿Me habrán oído? Los ediles no respondieron, pero el repiqueteo siguió oyéndose. -¡Pase adelante el que llama! -vociferó el alcalde, con voz temblorosa y dominando su terror. Y entonces entró en la sala el más extraño personaje que se puedan imaginar. Llevaba una rara capa que le cubría del cuello a los pies y que estaba formada por recuadros negros, rojos y amarillos. Su portador era un hombre alto, delgado y con agudos ojos azules, pequeños como cabezas de alfiler. El pelo le caía lacio y era de un amarillo claro, en contraste con la piel del rostro que aparecía tostada, ennegrecida por las inclemencias del tiempo. Su cara era lisa, sin bigotes ni barbas; sus labios se contraían en una sonrisa que dirigía a unos y otros, como si se hallara entre grandes amigos. Alcalde y concejales le contemplaron boquiabiertos, pasmados ante su alta figura y cautivados, a la vez, por su estrambótico atractivo. El desconocido avanzó con gran simpatía y dijo: -Perdonen, señores, que me haya atrevido a interrumpir su importante reunión, pero es que he venido a ayudarlos. Yo soy capaz, mediante un encanto secreto que poseo, de atraer hacia mi persona a todos los seres que viven bajo el sol. Lo mismo da si se arrastran sobre el suelo que si nadan en el agua, que si vuelan por el aire o corran sobre la tierra. Todos ellos me siguen, como ustedes no pueden imaginárselo. Principalmente, uso de mi poder mágico con los animales que más daño hacen en los pueblos, ya sean topos o sapos, víboras o lagartijas. Las gentes me conocen como el Flautista Mágico. En tanto lo escuchaban, el alcalde y los concejales se dieron cuenta que en torno al cuello lucía una corbata roja con rayas amarillas, de la que pendía una flauta. También observaron que los dedos del extraño visitante se movían inquietos, al compás de sus palabras, como si sintieran impaciencia por alcanzar y tañer el instrumento que colgaba sobre sus raras vestiduras. El flautista continuó hablando así: -Tengan en cuenta, sin embargo, que soy hombre pobre. Por eso cobro por mi trabajo. El año pasado libré a los habitantes de una aldea inglesa, de una monstruosa invasión de murciélagos, y a una ciudad asiática le saqué una plaga de mosquitos que los mantenía a todos enloquecidos por las picaduras. Ahora bien, si los libro de la preocupación que los molesta, ¿me darían un millar de florines? -¿Un millar de florines? ¡Cincuenta millares!- respondieron a una el asombrado alcalde y el concejo entero. Poco después bajaba el flautista por la calle principal de Hamelin. Llevaba una fina sonrisa en sus labios, pues estaba seguro del gran poder que dormía en el alma de su mágico instrumento. De pronto se paró. Tomó la flauta y se puso a soplarla, al mismo tiempo que guiñaba sus ojos de color azul verdoso. Chispeaban como cuando se espolvorea sal sobre una llama. Arrancó tres vivísimas notas de la flauta.
  • 113. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 113 Al momento se oyó un rumor. Pareció a todas las gentes de Hamelin como si lo hubiese producido todo un ejército que despertase a un tiempo. Luego el murmullo se transformó en ruido y, finalmente, éste creció hasta convertirse en algo estruendoso. ¿Y saben lo que pasaba? Pues que de todas las casas empezaron a salir ratas. Salían a torrentes. Lo mismo las ratas grandes que los ratones chiquitos; igual los roedores flacuchos que los gordinflones. Padres, madres, tías y primos ratoniles, con sus tiesas colas y sus punzantes bigotes. Familias enteras de tales bichos se lanzaron en pos del flautista, sin reparar en charcos ni hoyos. Y el flautista seguía tocando sin cesar, mientras recorría calle tras calle. Y en pos iba todo el ejército ratonil danzando sin poder contenerse. Y así bailando, bailando llegaron las ratas al río, en donde fueron cayendo todas, ahogándose por completo. Sólo una rata logró escapar. Era una rata muy fuerte que nadó contra la corriente y pudo llegar a la otra orilla. Corriendo sin parar fue a llevar la triste nueva de lo sucedido a su país natal, Ratilandia. Una vez allí contó lo que había sucedido. -Igual les hubiera sucedido a todas ustedes. En cuanto llegaron a mis oídos las primeras notas de aquella flauta no pude resistir el deseo de seguir su música. Era como si ofreciesen todas las golosinas que encandilan a una rata. Imaginaba tener al alcance todos los mejores bocados; me parecía una voz que me invitaba a comer a dos carrillos, a roer cuanto quería, a pasarme noche y día en eterno banquete, y que me incitaba dulcemente, diciéndome: "¡Anda, atrévete!" Cuando recuperé la noción de la realidad estaba en el río y a punto de ahogarme como las demás. ¡Gracias a mi fortaleza me he salvado! Esto asustó mucho a las ratas que se apresuraron a esconderse en sus agujeros. Y, desde luego, no volvieron más a Hamelin. ¡Había que ver a las gentes de Hamelin! Cuando comprobaron que se habían librado de la plaga que tanto les había molestado, echaron al vuelo las campanas de todas las iglesias, hasta el punto de hacer retemblar los campanarios. El alcalde, que ya no temía que le arrastraran, parecía un jefe dando órdenes a los vecinos: -¡Vamos! ¡Busquen palos y ramas! ¡Hurguen en los nidos de las ratas y cierren luego las entradas! ¡Llamen a carpinteros y albañiles y procuren entre todos que no quede el menor rastro de las ratas! Así estaba hablando el alcalde, muy ufano y satisfecho. Hasta que, de pronto, al volver la cabeza, se encontró cara a cara con el flautista mágico, cuya arrogante y extraña figura se destacaba en la plaza-mercado de Hamelin. El flautista interrumpió sus órdenes al decirle: -Creo, señor alcalde, que ha llegado el momento de darme mis mil florines. ¡Mil florines! ¡Qué se pensaba! ¡Mil florines! El alcalde miró hoscamente al tipo extravagante que se los pedía. Y lo mismo hicieron sus compañeros de corporación, que le habían estado rodeando mientras mandoteaba. ¿Quién pensaba en pagar a semejante vagabundo de la capa coloreada? -¿Mil florines... ?-dijo el alcalde-. ¿Por qué? -Por haber ahogado las ratas -respondió el flautista.
  • 114. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 114 -¿Que tú has ahogado las ratas? -exclamó con fingido asombro la primera autoridad de Hamelin, haciendo un guiño a sus concejales-. Ten muy en cuenta que nosotros trabajamos siempre a la orilla del río, y allí hemos visto, con nuestros propios ojos, cómo se ahogaba aquella plaga. Y, según creo, lo que está bien muerto no vuelve a la vida. No vamos a regatearte un trago de vino para celebrar lo ocurrido y también te daremos algún dinero para rellenar tu bolsa. Pero eso de los mil florines, como te puedes figurar, lo dijimos en broma. Además, con la plaga hemos sufrido muchas pérdidas... ¡Mil florines! ¡Vamos, vamos...! Toma cincuenta. El flautista, a medida que iba escuchando las palabras del alcalde, iba poniendo un rostro muy serio. No le gustaba que lo engañaran con palabras más o menos melosas y menos con que se cambiase el sentido de las cosas. -¡No diga más tonterías, alcalde! -exclamó-. No me gusta discutir. Hizo un pacto conmigo, ¡cúmplalo! -¿Yo? ¿Yo, un pacto contigo? -dijo el alcalde, fingiendo sorpresa y actuando sin ningún remordimiento pese a que había engañado y estafado al flautista. Sus compañeros de corporación declararon también que tal cosa no era cierta. El flautista advirtió muy serio: -¡Cuidado! No sigan excitando mi cólera porque darán lugar a que toque mi flauta de modo muy diferente. Tales palabras enfurecieron al alcalde. -¿Cómo se entiende? -bramó-. ¿Piensas que voy a tolerar tus amenazas? ¿Que voy a consentir en ser tratado peor que un cocinero? ¿Te olvidas que soy el alcalde de Hamelin? ¿Qué te has creído? El hombre quería ocultar su falta de formalidad a fuerza de gritos, como siempre ocurre con los que obran de este modo. Así que siguió vociferando: -¡A mí no me insulta ningún vago como tú, aunque tenga una flauta mágica y unos ropajes como los que tú luces! -¡Se arrepentirán! -¿Aun sigues amenazando, pícaro vagabundo?- aulló el alcalde, mostrando el puño a su interlocutor-. ¡Haz lo que te parezca, y sopla la flauta hasta que revientes! El flautista dio media vuelta y se marchó de la plaza. Empezó a andar por una calle abajo y entonces se llevó a los labios la larga y bruñida caña de su instrumento, del que sacó tres notas. Tres notas tan dulces, tan melodiosas, como jamás músico alguno, ni el más hábil, había conseguido hacer sonar. Eran arrebatadoras, encandilaban al que las oía. Se despertó un murmullo en Hamelin. Un susurro que pronto pareció un alboroto y que era producido por alegres grupos que se precipitaban hacia el flautista, atropellándose en su apresuramiento. Numerosos piececitos corrían batiendo el suelo, menudos zuecos repiqueteaban sobre las losas, muchas manitas palmoteaban y el bullicio iba en aumento. Y como pollos en un gran gallinero, cuando ven llegar al que les trae su ración de cebada, así salieron corriendo de casas y palacios, todos los niños, todos los muchachos y las jovencitas que los habitaban, con sus rosadas mejillas y sus rizos de oro, sus chispeantes ojitos y sus
  • 115. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 115 dientecitos semejantes a perlas. Iban tropezando y saltando, corriendo gozosamente tras del maravilloso músico, al que acompañaban con su vocerío y sus carcajadas. El alcalde enmudeció de asombro y los concejales también. Quedaron inmóviles como tarugos, sin saber qué hacer ante lo que estaban viendo. Es más, se sentían incapaces de dar un solo paso ni de lanzar el menor grito que impidiese aquella escapatoria de los niños. No se les ocurrió otra cosa que seguir con la mirada, es decir, contemplar con muda estupidez, la gozosa multitud que se iba en pos del flautista. Sin embargo, el alcalde salió de su pasmo y lo mismo les pasó a los concejales cuando vieron que el mágico músico se internaba por la calle Alta camino del río. ¡Precisamente por la calle donde vivían sus propios hijos e hijas! Por fortuna, el flautista no parecía querer ahogar a los niños. En vez de ir hacia el río, se encaminó hacia el sur, dirigiendo sus pasos hacia la alta montaña, que se alzaba próxima. Tras él siguió, cada vez más presurosa, la menuda tropa. Semejante ruta hizo que la esperanza levantara los oprimidos pechos de los padres. -¡Nunca podrá cruzar esa intrincada cumbre! -se dijeron las personas mayores-. Además, el cansancio le hará soltar la flauta y nuestros hijos dejarán de seguirlo. Mas he aquí que, apenas empezó el flautista a subir la falda de la montaña, las tierras se agrietaron y se abrió un ancho y maravilloso portalón. Pareció como si alguna potente y misteriosa mano hubiese excavado repentinamente una enorme gruta. Por allí penetró el flautista, seguido de la turba de chiquillos. Y así que el último de ellos hubo entrado, la fantástica puerta desapareció en un abrir y cerrar de ojos, quedando la montaña igual que como estaba. Sólo quedó fuera uno de los niños. Era cojo y no pudo acompañar a los otros en sus bailes y corridas. A él acudieron el alcalde, los concejales y los vecinos, cuando se les pasó el susto ante lo ocurrido. Y lo hallaron triste y cariacontecido. Como le reprocharon que no se sintiera contento por haberse salvado de la suerte de sus compañeros, replicó: -¿Contento? ¡Al contrario! Me he perdido todas las cosas bonitas con que ahora se estarán recreando. También a mí me las prometió el flautista con su música, si le seguía; pero no pude. -¿Y qué les prometía? -preguntó su padre, curioso. -Dijo que nos llevaría a todos a una tierra feliz, cerca de esta ciudad donde abundan los manantiales cristalinos y se multiplican los árboles frutales, donde las flores se colorean con matices más bellos, y todo es extraño y nunca visto. Allí los gorriones brillan con colores más hermosos que los de nuestros pavos reales; los perros corren más que los gamos de por aquí. Y las abejas no tienen aguijón, por lo que no hay miedo que nos hieran al arrebatarles la miel. Hasta los caballos son extraordinarios: nacen con alas de águila. -Entonces, si tanto te cautivaba, ¿por qué no lo seguiste? -No pude, por mi pierna enferma- se dolió el niño-. Cesó la música y me quedé inmóvil. Cuando me di cuenta que esto me pasaba, vi que los demás habían desaparecido por la colina, dejándome solo contra mi deseo.
  • 116. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 116 ¡Pobre ciudad de Hamelin! ¡Cara pagaba su avaricia! El alcalde mandó gentes a todas partes con orden de ofrecer al flautista plata y oro con qué rellenar sus bolsillos, a cambio de que volviese trayendo los niños. Cuando se convencieron de que perdían el tiempo y de que el flautista y los niños habían partido para siempre, ¡cuánto dolor experimentaron las gentes! ¡Cuántas lamentaciones y lágrimas! ¡Y todo por no cumplir con el pacto establecido! Para que todos recordasen lo sucedido, el lugar donde vieron desaparecer a los niños lo titularon Calle del Flautista Mágico. Además, el alcalde ordenó que todo aquel que se atreviese a tocar en Hamelin una flauta o un tamboril, perdiera su ocupación para siempre. Prohibió, también, a cualquier hostería o mesón que en tal calle se instalase, profanar con fiestas o algazaras la solemnidad del sitio. Luego fue grabada la historia en una columna y la pintaron también en el gran ventanal de la iglesia para que todo el mundo la conociese y recordasen cómo se habían perdido aquellos niños de Hamelin. BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANITOS Había una vez... ...Una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía un cutis blanco como la nieve, labios y mejillas rojos como la sangre, y cabellos negros como el azabache. Su nombre era Blancanieves. A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día tras día hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa. Llegó un día en que la malvada madrastra no pudo tolerar más su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque y la matara. Como ella era tan joven y bella, el cazador se apiadó de la niña y le aconsejó que buscara un escondite en el bosque. Blancanieves corrió tan lejos como se lo permitieron sus piernas, tropezando con rocas y troncos de árboles que la lastimaban. Por fin, cuando ya caía la noche, encontró una casita y entró para descansar. Todo en aquella casa era pequeño, pero más lindo y limpio de lo que se pueda imaginar. Cerca de la chimenea estaba puesta una mesita con siete platos muy pequeñitos, siete tacitas de barro y al otro lado de la habitación se alineaban siete camitas muy ordenadas. La princesa, cansada, se echó sobre tres de las camitas, y se quedó profundamente dormida. Cuando llegó la noche, los dueños de la casita regresaron. Eran siete enanitos, que todos los días salían para trabajar en las minas de oro, muy lejos, en el corazón de las montañas. -¡Caramba, qué bella niña! -exclamaron sorprendidos-. ¿Y cómo llegó hasta aquí? Se acercaron para admirarla cuidando de no despertarla. Por la mañana, Blancanieves sintió miedo al despertarse y ver a los siete enanitos que la rodeaban. Ellos la interrogaron tan suavemente que ella se tranquilizó y les contó su triste historia. -Si quieres cocinar, coser y lavar para nosotros -dijeron los enanitos-, puedes quedarte aquí y te cuidaremos siempre.
  • 117. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 117 Blancanieves aceptó contenta. Vivía muy alegre con los enanitos, preparándoles la comida y cuidando de la casita. Todas las mañanas se paraba en la puerta y los despedía con la mano cuando los enanitos salían para su trabajo. Pero ellos le advirtieron: -Cuídate. Tu madrastra puede saber que vives aquí y tratará de hacerte daño. La madrastra, que de veras era una bruja, y consultaba a su espejo mágico para ver si existía alguien más bella que ella, descubrió que Blancanieves vivía en casa de los siete enanitos. Se puso furiosa y decidió matarla ella misma. Disfrazada de vieja, la malvada reina preparó una manzana con veneno, cruzó las siete montañas y llegó a casa de los enanitos. Blancanieves, que sentía una gran soledad durante el día, pensó que aquella viejita no podía ser peligrosa. La invitó a entrar y aceptó agradecida la manzana, al parecer deliciosa, que la bruja le ofreció. Pero, con el primer mordisco que dio a la fruta, Blancanieves cayó como muerta. Aquella noche, cuando los siete enanitos llegaron a la casita, encontraron a Blancanieves en el suelo. No respiraba ni se movía. Los enanitos lloraron amargamente porque la querían con delirio. Por tres días velaron su cuerpo, que seguía conservando su belleza -cutis blanco como la nieve, mejillas y labios rojos como la sangre, y cabellos negros como el azabache. -No podemos poner su cuerpo bajo tierra -dijeron los enanitos. Hicieron un ataúd de cristal, y colocándola allí, la llevaron a la cima de una montaña. Todos los días los enanitos iban a velarla. Un día el príncipe, que paseaba en su gran caballo blanco, vio a la bella niña en su caja de cristal y pudo escuchar la historia de labios de los enanitos. Se enamoró de Blancanieves y logró que los enanitos le permitieran llevar el cuerpo al palacio donde prometió adorarla siempre. Pero cuando movió la caja de cristal tropezó y el pedazo de manzana que había comido Blancanieves se desprendió de su garganta. Ella despertó de su largo sueño y se sentó. Hubo gran regocijo, y los enanitos bailaron alegres mientras Blancanieves aceptaba ir al palacio y casarse con el príncipe. RUMPELSTIKIM Jacob Karl Grimm y Wilhelm Grimm Había una vez... ... Un pobre molinero que tenía una bellísima hija. Y sucedió que en cierta ocasión se encontró con el rey, y, como le gustaba darse importancia sin medir las consecuencias de sus mentiras, le dijo: -Mi hija es tan hábil y sabe hilar tan bien, que convierte la hierba seca en oro. -Eso es admirable, es un arte que me agrada -dijo el rey-. Si realmente tu hija puede hacer lo que dices, llévala mañana a palacio y la pondremos a prueba.
  • 118. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 118 Y en cuanto llegó la muchacha ante la presencia del rey, éste la condujo a una habitación que estaba llena de hierba seca, le entregó una rueca y un carrete y le dijo: -Ahora ponte a trabajar, y si mañana temprano toda esta hierba seca no ha sido convertida en oro, morirás. Y dichas estas palabras, cerró él mismo la puerta y la dejó sola. Allí quedó sentada la pobre hija del molinero, y aunque le iba en ello la vida, no se le ocurría cómo hilar la hierba seca para convertirla en oro. Cuanto más tiempo pasaba, más miedo tenía, y por fin no pudo más y se echó a llorar. De repente, se abrió la puerta y entró un hombrecito. -¡Buenas tardes, señorita molinera! - le dijo-. ¿Por qué está llorando? -¡Ay de mí! -respondió la muchacha.- Tengo que hilar toda esta hierba seca de modo que se convierta en oro, y no sé cómo hacerlo. -¿Qué me darás -dijo el hombrecito- si lo hago por ti? -Mi collar -dijo la muchacha. El hombrecito tomó el collar, se sentó frente a la rueca y... ¡zas, zas, zas! , dio varias vueltas a la rueda y se llenó el carrete. Enseguida tomó otro y... ¡zas, zas, zas! . con varias vueltas estuvo el segundo lleno. Y así continuó sin parar hasta la mañana, en que toda la hierba seca quedó hilada y todos los carreteles llenos de oro. Al amanecer se presentó el rey. Y cuando vio todo aquel oro. sintió un gran asombro y se alegró muchísimo: pero su corazón rebosó de codicia. Hizo que llevasen a la hija del molinero a una habitación mucho mayor que la primera y también atestada de hierba seca, y le ordenó que la hilase en una noche si en algo estimaba su vida. La muchacha no sabía cómo arreglárselas, y ya se había echado a llorar, cuando se abrió la puerta y apareció el hombrecito. -¿Qué me darás -preguntó- si te convierto la hierba seca en oro? -Mi sortija -contestó la muchacha. El hombrecito tomó la sortija, volvió a sentarse a la rueca, y, al llegar la madrugada, toda la hierba seca estaba convertida en reluciente oro. Se alegró el rey a más no poder cuando lo vio, pero aún no tenía bastante; y mandó que llevasen a la hija del molinero a una habitación mucho mayor que las anteriores y también atestada de hierba seca. -Hilarás todo esto durante la noche -le dijo-, y si logras hacerlo, serás mi esposa. Tan pronto quedó sola, apareció el hombrecito por tercera vez y le dijo: -¿Qué me darás si nuevamente esta noche te convierto la hierba seca en oro? -No me queda nada para darte -contestó la muchacha. -Prométeme entonces -dijo el hombrecito- que, si llegas a ser reina, me entregarás tu primer hijo. La muchacha dudó un momento. «¿Quién sabe si llegaré a tener un hijo algún día, y esta noche debo hilar este heno seco?» se dijo. Y no sabiendo cómo salir del paso, prometió al hombrecito lo que quería y éste convirtió una vez más la hierba seca en oro. Cuando el rey llegó por la mañana y lo encontró todo tal como lo había deseado, se casó enseguida con la muchacha, y así fue como se convirtió en reina la linda hija del molinero. Un año más tarde le nació un hermoso niño, sin que se hubiera acordado más del hombrecito. Pero. de repente, lo vio entrar en su cámara:
  • 119. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 119 -Vine a buscar lo que me prometiste -dijo. La reina se quedó horrorizada, y le ofreció cuantas riquezas había en el reino con tal de que le dejara al niño. Pero el hombrecito dijo: -No. Una criatura viviente es más preciosa para mí que los mayores tesoros de este mundo. Comenzó entonces la reina a llorar, a rogarle y a lamentarse de tal modo. que el hombrecito se compadeció de ella. -Te daré tres días de plazo -le dijo-. Si en ese tiempo consigues adivinar mi nombre. te quedarás con el niño. La reina se pasó la noche tratando de recordar todos los nombres que oyera en su vida, y como le parecieron pocos envió un mensajero a recoger, de un extremo a otro del país, los demás nombres que hubiese. Cuando el hombrecito llegó al día siguiente, empezó por Gaspar, Melchor y Baltasar, y fue luego recitando uno tras otro los nombres que sabía; pero el hombrecito repetía invariablemente: -¡No! Así no me llamo yo. Al segundo día la reina mandó averiguar los nombres de las personas que vivían en los alrededores del palacio y repitió al hombrecito los más curiosos y poco comunes. -¿Te llamarás Arbilino, o Patizueco, o quizá Trinoboba? Pero él contestaba invariablemente: -¡No! Así no me llamo yo. Al tercer día regresó el mensajero de la reina y le dijo: -No he podido encontrar un sólo nombre nuevo; pero al subir a una altísima montaña, más allá de lo más profundo del bosque, allá donde el zorro y la liebre se dan las buenas noches, vi una casita diminuta. Delante de la puerta ardía una hoguera y, alrededor de ella un hombrecito ridículo brincaba sobre una sola pierna y cantaba: Hoy tomo vino y mañana cerveza, después al niño sin falta traerán. Nunca, se rompan o no la cabeza, el nombre Rumpelstikin adivinarán. ¡Imagínense lo contenta que se puso la reina cuando oyó este nombre! Poco después entró el hombrecito y dijo: -Y bien, señora reina, ¿cómo me llamo yo? -¿Te llamarás Conrado? -empezó ella. -¡No! Así no me llamo yo. -¿Y Enrique? -¡No! ¡Así no me llamo yo! -replicó el hombrecito con expresión triunfante. Sonrió la reina y le dijo: -Pues... ¿quizás te llamas... Rumpelstikin? -¡Te lo dijo una bruja! ¡Te lo dijo una bruja! -gritó el hombrecito, y, furioso, dio en el suelo una patada tan fuerte, que se hundió hasta la cintura. Luego, sujetándose al otro pie con ambas manos, tiró y tiró hasta que pudo salir; y entonces, sin dejar de protestar, se marchó corriendo y saltando sobre una sola pierna, mientras en palacio todos se reían de él por haber pasado en vano tantos trabajos.
  • 120. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 120 EL SOLDADITO DE PLOMO Había una vez veinticinco soldaditos de plomo, hermanos todos, ya que los habían fundido en la misma vieja cuchara. Fusil al hombro y la mirada al frente, así era como estaban, con sus espléndidas guerreras rojas y sus pantalones azules. Lo primero que oyeron en su vida, cuando se levantó la tapa de la caja en que venían, fue: "¡Soldaditos de plomo!" Había sido un niño pequeño quien gritó esto, batiendo palmas, pues eran su regalo de cumpleaños. Enseguida los puso en fila sobre la mesa. Cada soldadito era la viva imagen de los otros, con excepción de uno que mostraba una pequeña diferencia. Tenía una sola pierna, pues al fundirlos, había sido el último y el plomo no alcanzó para terminarlo. Así y todo, allí estaba él, tan firme sobre su única pierna como los otros sobre las dos. Y es de este soldadito de quien vamos a contar la historia. En la mesa donde el niño los acababa de alinear había otros muchos juguetes, pero el que más interés despertaba era un espléndido castillo de papel. Por sus diminutas ventanas podían verse los salones que tenía en su interior. Al frente había unos arbolitos que rodeaban un pequeño espejo. Este espejo hacía las veces de lago, en el que se reflejaban, nadando, unos blancos cisnes de cera. El conjunto resultaba muy hermoso, pero lo más bonito de todo era una damisela que estaba de pie a la puerta del castillo. Ella también estaba hecha de papel, vestida con un vestido de clara y vaporosa muselina, con una estrecha cinta azul anudada sobre el hombro, a manera de banda, en la que lucía una brillante lentejuela tan grande como su cara. La damisela tenía los dos brazos en alto, pues han de saber ustedes que era bailarina, y había alzado tanto una de sus piernas que el soldadito de plomo no podía ver dónde estaba, y creyó que, como él, sólo tenía una. “Ésta es la mujer que me conviene para esposa”, se dijo. “¡Pero qué fina es; si hasta vive en un castillo! Yo, en cambio, sólo tengo una caja de cartón en la que ya habitamos veinticinco: no es un lugar propio para ella. De todos modos, pase lo que pase trataré de conocerla.” Y se acostó cuan largo era detrás de una caja de tabaco que estaba sobre la mesa. Desde allí podía mirar a la elegante damisela, que seguía parada sobre una sola pierna sin perder el equilibrio. Ya avanzada la noche, a los otros soldaditos de plomo los recogieron en su caja y toda la gente de la casa se fue a dormir. A esa hora, los juguetes comenzaron sus juegos, recibiendo visitas, peleándose y bailando. Los soldaditos de plomo, que también querían participar de aquel alboroto, se esforzaron ruidosamente dentro de su caja, pero no consiguieron levantar la tapa. Los cascanueces daban saltos mortales, y la tiza se divertía escribiendo bromas en la pizarra. Tanto ruido hicieron los juguetes, que el canario se
  • 121. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 121 despertó y contribuyó al escándalo con unos trinos en verso. Los únicos que ni pestañearon siquiera fueron el soldadito de plomo y la bailarina. Ella permanecía erguida sobre la punta del pie, con los dos brazos al aire; él no estaba menos firme sobre su única pierna, y sin apartar un solo instante de ella sus ojos. De pronto el reloj dio las doce campanadas de la medianoche y —¡crac!— abrióse la tapa de la caja de rapé... Mas, ¿creen ustedes que contenía tabaco? No, lo que allí había era un duende negro, algo así como un muñeco de resorte. —¡Soldadito de plomo! —gritó el duende—. ¿Quieres hacerme el favor de no mirar más a la bailarina? Pero el soldadito se hizo el sordo. —Está bien, espera a mañana y verás —dijo el duende negro. Al otro día, cuando los niños se levantaron, alguien puso al soldadito de plomo en la ventana; y ya fuese obra del duende o de la corriente de aire, la ventana se abrió de repente y el soldadito se precipitó de cabeza desde el tercer piso. Fue una caída terrible. Quedó con su única pierna en alto, descansando sobre el casco y con la bayoneta clavada entre dos adoquines de la calle. La sirvienta y el niño bajaron apresuradamente a buscarlo; pero aun cuando faltó poco para que lo aplastasen, no pudieron encontrarlo. Si el soldadito hubiera gritado: "¡Aquí estoy!", lo habrían visto. Pero él creyó que no estaba bien dar gritos, porque vestía uniforme militar. Luego empezó a llover, cada vez más y más fuerte, hasta que la lluvia se convirtió en un aguacero torrencial. Cuando escampó, pasaron dos muchachos por la calle. —¡Qué suerte! —exclamó uno—. ¡Aquí hay un soldadito de plomo! Vamos a hacerlo navegar. Y construyendo un barco con un periódico, colocaron al soldadito en el centro, y allá se fue por el agua de la cuneta abajo, mientras los dos muchachos corrían a su lado dando palmadas. ¡Santo cielo, cómo se arremolinaban las olas en la cuneta y qué corriente tan fuerte había! Bueno, después de todo ya le había caído un buen remojón. El barquito de papel saltaba arriba y abajo y, a veces, giraba con tanta rapidez que el soldadito sentía vértigos. Pero continuaba firme y sin mover un músculo, mirando hacia adelante, siempre con el fusil al hombro. De buenas a primeras el barquichuelo se adentró por una ancha alcantarilla, tan oscura como su propia caja de cartón. "Me gustaría saber adónde iré a parar”, pensó. “Apostaría a que el duende tiene la culpa. Si al menos la pequeña bailarina estuviera aquí en el bote conmigo, no me importaría que esto fuese dos veces más oscuro." Precisamente en ese momento apareció una enorme rata que vivía en el túnel de la alcantarilla. —¿Dónde está tu pasaporte? —preguntó la rata—. ¡A ver, enséñame tu pasaporte! Pero el soldadito de plomo no respondió una palabra, sino que apretó su fusil con más fuerza que nunca. El barco se precipitó adelante, perseguido de cerca por la rata. ¡Ah! había que ver cómo rechinaba los dientes y cómo les gritaba a las estaquitas y pajas que pasaban por allí. —¡Deténgalo! ¡Deténgalo! ¡No ha pagado el peaje! ¡No ha enseñado el pasaporte!
  • 122. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 122 La corriente se hacía más fuerte y más fuerte y el soldadito de plomo podía ya percibir la luz del día allá, en el sitio donde acababa el túnel. Pero a la vez escuchó un sonido atronador, capaz de desanimar al más valiente de los hombres. ¡Imagínense ustedes! Justamente donde terminaba la alcantarilla, el agua se precipitaba en un inmenso canal. Aquello era tan peligroso para el soldadito de plomo como para nosotros el arriesgarnos en un bote por una gigantesca catarata. Por entonces estaba ya tan cerca, que no logró detenerse, y el barco se abalanzó al canal. El pobre soldadito de plomo se mantuvo tan derecho como pudo; nadie diría nunca de él que había pestañeado siquiera. El barco dio dos o tres vueltas y se llenó de agua hasta los bordes; hallábase a punto de zozobrar. El soldadito tenía ya el agua al cuello; el barquito se hundía más y más; el papel, de tan empapado, comenzaba a deshacerse. El agua se iba cerrando sobre la cabeza del soldadito de plomo… Y éste pensó en la linda bailarina, a la que no vería más, y una antigua canción resonó en sus oídos: ¡Adelante, guerrero valiente! ¡Adelante, te aguarda la muerte! En ese momento el papel acabó de deshacerse en pedazos y el soldadito se hundió, sólo para que al instante un gran pez se lo tragara. ¡Oh, y qué oscuridad había allí dentro! Era peor aún que el túnel, y terriblemente incómodo por lo estrecho. Pero el soldadito de plomo se mantuvo firme, siempre con su fusil al hombro, aunque estaba tendido cuan largo era. Súbitamente el pez se agitó, haciendo las más extrañas contorsiones y dando unas vueltas terribles. Por fin quedó inmóvil. Al poco rato, un haz de luz que parecía un relámpago lo atravesó todo; brilló de nuevo la luz del día y se oyó que alguien gritaba: —¡Un soldadito de plomo! El pez había sido pescado, llevado al mercado y vendido, y se encontraba ahora en la cocina, donde la sirvienta lo había abierto con un cuchillo. Cogió con dos dedos al soldadito por la cintura y lo condujo a la sala, donde todo el mundo quería ver a aquel hombre extraordinario que se dedicaba a viajar dentro de un pez. Pero el soldadito no le daba la menor importancia a todo aquello. Lo colocaron sobre la mesa y allí… en fin, ¡cuántas cosas maravillosas pueden ocurrir en esta vida! El soldadito de plomo se encontró en el mismo salón donde había estado antes. Allí estaban todos: los mismos niños, los mismos juguetes sobre la mesa y el mismo hermoso castillo con la linda y pequeña bailarina, que permanecía aún sobre una sola pierna y mantenía la otra extendida, muy alto, en los aires, pues ella había sido tan firme como él. Esto conmovió tanto al soldadito, que estuvo a punto de llorar lágrimas de plomo, pero no lo hizo porque no habría estado bien que un soldado llorase. La contempló y ella le devolvió la mirada; pero ninguno dijo una palabra. De pronto, uno de los niños agarró al soldadito de plomo y lo arrojó de cabeza a la chimenea. No tuvo motivo alguno para hacerlo; era, por supuesto, aquel muñeco de resorte el que lo había movido a ello. El soldadito se halló en medio de intensos resplandores. Sintió un calor terrible, aunque no supo si era a causa del fuego o del amor. Había perdido todos sus brillantes colores, sin que nadie pudiese afirmar si a consecuencia del viaje o de sus sufrimientos. Miró a la bailarina, lo miró ella, y el soldadito sintió que se derretía, pero continuó impávido con su fusil al hombro. Se abrió una puerta y la corriente de aire se apoderó de la bailarina, que
  • 123. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 123 voló como una sílfide hasta la chimenea y fue a caer junto al soldadito de plomo, donde ardió en una repentina llamarada y desapareció. Poco después el soldadito se acabó de derretir. Cuando a la mañana siguiente la sirvienta removió las cenizas lo encontró en forma de un pequeño corazón de plomo; pero de la bailarina no había quedado sino su lentejuela, y ésta era ahora negra como el carbón. LA SIRENITA Había una vez... ...Un hermoso lugar, en lo más profundo de los mares donde el agua es pura y transparente como el cristal, y en ella abundan las plantas, las flores y los peces de formas extraordinarias. Allí existía un esplendoroso palacio que pertenecía al Rey de los Mares. Estaba realizado de coral y de caracolas y adornado con perlas de todos tamaños, estrellas y esponjas, y allí vivía el rey junto con sus seis lindas hijitas. Sirenita, la más joven, además de ser la más bella, poseía una voz maravillosa; cuando cantaba acompañándose con el arpa, los peces acudían de todas partes para escucharla, las conchas se abrían, mostrando sus perlas, y las medusa al oírla dejaban de flotar. La pequeña sirena casi siempre estaba cantando, y cada vez que lo hacía levantaba la vista buscando la débil luz del sol, que a duras penas se filtraba a través de las aguas profundas. "¡Oh!, ¡Cuánto me gustaría salir a la superficie para ver por fin el cielo que todos dicen que es tan bonito, y escuchar la voz de los hombres y oler el perfume de las flores!" "Todavía eres demasiado joven". Respondió la madre. "Dentro de unos años, cuando tengas quince, el rey te dará permiso para salir a la superficie, como a tus hermanas". Sirenita soñaba con el mundo de los hombres, el cual conocía a través de los relatos de sus hermanas, a quienes interrogaba durante horas para satisfacer su inagotable curiosidad cada vez que volvían de la superficie. En este tiempo, mientras esperaba salir a la superficie para conocer el universo ignorado, se ocupaba de su maravilloso jardín ornado con flores marítimas. Los caballitos de mar le hacían compañía y los delfines se le acercaban para jugar con ella; únicamente las estrellas de mar, quisquillosas, no respondían a su llamada. Por fin llegó el cumpleaños tan esperado y, durante toda la noche precedente, no consiguió dormir. A la mañana siguiente el padre la llamó y, al acariciarle sus largos y rubios cabellos, vio esculpida en su hombro una hermosísima flor. "¡Bien, ya puedes salir a respirar el aire y ver el cielo! ¡Pero recuerda que el mundo de arriba no es el nuestro, sólo podemos admirarlo! Somos hijos del mar y no tenemos alma como los hombres, Sé prudente y no te acerques a ellos. ¡Sólo te traerían desgracias!" Apenas su padre terminó de hablar, Sirenita le di un beso y se dirigió hacia la superficie, deslizándose ligera. Se sentía tan veloz que ni siquiera los peces conseguían alcanzarla. De repente emergió del agua. ¡Qué fascinante!
  • 124. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 124 Veía por primera vez el cielo azul y las primeras estrellas centelleantes al anochecer . El sol, que ya se había puesto en el horizonte, había dejado sobre las olas un reflejo dorado que se diluía lentamente. Las gaviotas revoloteaban por encima de Sirenita y dejaban oír sus alegres graznidos de bienvenida. "¡Qué hermoso es todo!" exclamó feliz, dando palmadas. Pero su asombro y admiración aumentaron todavía: una nave se acercaba despacio al escollo donde estaba Sirenita. Los marinos echaron el ancla, y la nave, así amarrada, se balanceó sobre la superficie del mar en calma. Sirenita escuchaba sus voces y comentarios. "¡Cómo me gustaría hablar con ellos!". Pensó. Pero al decirlo, miró su larga cola cimbreante, que tenía en lugar de piernas, y se sintió acongojada: "¡Jamás seré como ellos!". A bordo parecía que todos estuviesen poseídos por una extraña animación y, al cabo de poco, la noche se llenó de vítores: "¡Viva nuestro capitán! ¡Vivan sus veinte años!". La pequeña sirena, atónita y extasiada, había descubierto mientras tanto al joven al que iba dirigido todo aquel alborozo. Alto, moreno, de porte real, sonreía feliz. sirenita no podía dejar de mirarlo y una extraña sensación de alegría y sufrimiento al mismo tiempo, que nunca había sentido con anterioridad, le oprimió el corazón. La fiesta seguía a bordo, pero el mar se encrespaba cada vez más. Sirenita se dio cuenta enseguida del peligro que corrían aquellos hombres: un viento helado y repentino agitó las olas, el cielo entintado de negro se desgarró con relámpagos amenazantes y una terrible borrasca sorprendió a la nave desprevenida. "¡Cuidado! ¡El mar...!" En vano Sirenita gritó y gritó. Pero sus gritos, silenciados por el rumor del viento, no fueron oídos, y las olas, cada vez más altas, sacudieron con fuerza la nave. Después, bajo los gritos desesperados de los marineros, la arboladura y las velas se abatieron sobre cubierta, y con un siniestro fragor el barco se hundió. Sirenita, que momentos antes había visto cómo el joven capitán caía al mar, se puso a nadar para socorrerlo. Lo buscó inútilmente durante mucho rato entre las olas gigantescas. Había casi renunciado, cuando de improviso, milagrosamente, lo vio sobre la cresta blanca de una ola cercana y, de golpe lo tuvo en sus brazos. El joven estaba inconsciente, mientras Sirenita, nadando con todas sus fuerzas, lo sostenía para rescatarlo de una muerte segura. Lo sostuvo hasta que la tempestad amainó. Al alba, que despuntaba sobre un mar todavía lívido, Sirenita se sintió feliz al acercarse a tierra y poder depositar el cuerpo del joven sobre la arena de la playa. Al no poder andar, permaneció mucho tiempo a su lado con la cola lamiendo el agua, frotando las manos del joven y dándole calor con su cuerpo. Hasta que un murmullo de voces que se aproximaban la obligaron a buscar refugio en el mar. "¡Corred! ¡Corred!" gritaba una dama de forma atolondrada. "¡Hay un hombre en la playa!" "¡Está vivo! ¡Pobrecito! ¡Ha sido la tormenta...! ¡ Llevémosle al castillo!" "¡No!¡No! Es mejor pedir ayuda..." La primera cosa que vio el joven al recobrar el conocimiento, fue el hermoso semblante de la más joven de las tres damas. "¡Gracias por haberme salvado!" Le susurró a la bella desconocida. Sirenita, desde el agua, vio que el hombre al que había salvado se dirigía hacia el castillo, ignorante de que fuese ella y no la otra, quién lo había salvado. Pausadamente nadó hacia el mar abierto; sabía que, en aquella playa, detrás suyo, había dejado algo de lo que nunca hubiera querido separarse. ¡Oh! ¡Qué maravillosas habían sido las horas transcurridas durante la tormenta teniendo al joven entre sus brazos! Cuando llegó a la mansión paterna, Sirenita empezó su relato, pero de pronto sintió un nudo en su garganta y, echándose a llorar, se refugió en su habitación. Días y más días permaneció encerrada sin querer ver a nadie, rehusando incluso hasta los alimentos. Sabía
  • 125. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 125 que su amor por el joven capitán era un amor sin esperanza, porque ella, Sirenita, nunca podría casarse con un hombre. Sólo la Hechicera de los Abismos podía socorrerla. Pero, ¿a qué precio? A pesar de todo decidió consultarla. "¡...por consiguiente, quieres deshacerte de tu cola de pez! Y supongo que querrás dos piernas. ¡De acuerdo! Pero deberás sufrir atrozmente y, cada vez que pongas los pies en el suelo sentirás un terrible dolor." "¡No me importa" respondió Sirenita con lágrimas en los ojos, "a condición de que pueda volver con él!" "¡No he terminado todavía!" dijo la vieja." Deberás darme tu hermosa voz y te quedarás muda para siempre! Pero recuerda: si el hombre que amas se casa con otra, tu cuerpo desaparecerá en el agua como la espuma de una ola. "¡Acepto!" dijo por último Sirenita y, sin dudar un instante, le pidió el frasco que contenía la poción prodigiosa. Se dirigió a la playa y, en las proximidades de su mansión, emergió a la superficie; se arrastró a duras penas por la orilla y se bebió la pócima de la hechicera. Inmediatamente, un fuerte dolor le hizo perder el conocimiento y cuando volvió en sí, vio a su lado, como entre brumas, aquel semblante tan querido sonriéndole. El príncipe allí la encontró y, recordando que también él fue un náufrago, cubrió tiernamente con su capa aquel cuerpo que el mar había traído. "No temas" le dijo de repente,"estás a salvo. ¿De dónde vienes?" Pero Sirenita, a la que la bruja dejó muda, no pudo responderle. "Te llevaré al castillo y te curaré." Durante los días siguientes, para Sirenita empezó una nueva vida: llevaba maravillosos vestidos y acompañaba al príncipe en sus paseos. Una noche fue invitada al baile que daba la corte, pero tal y como había predicho la bruja, cada paso, cada movimiento de las piernas le producía atroces dolores como premio de poder vivir junto a su amado. Aunque no pudiese responder con palabras a las atenciones del príncipe, éste le tenía afecto y la colmaba de gentilezas. Sin embargo, el joven tenía en su corazón a la desconocida dama que había visto cuando fue rescatado después del naufragio. Desde entonces no la había visto más porque, después de ser salvado, la desconocida dama tuvo que partir de inmediato a su país. Cuando estaba con Sirenita, el príncipe le profesaba a ésta un sincero afecto, pero no desaparecía la otra de su pensamiento. Y la pequeña sirena, que se daba cuenta de que no era ella la predilecta del joven, sufría aún más. Por las noches, Sirenita dejaba a escondidas el castillo para ir a llorar junto a la playa. Pero el destino le reservaba otra sorpresa. Un día, desde lo alto del torreón del castillo, fue avistada una gran nave que se acercaba al puerto, y el príncipe decidió ir a recibirla acompañado de Sirenita. La desconocida que el príncipe llevaba en el corazón bajó del barco y, al verla, el joven corrió feliz a su encuentro. Sirenita, petrificada, sintió un agudo dolor en el corazón. En aquel momento supo que perdería a su príncipe para siempre. La desconocida dama fue pedida en matrimonio por el príncipe enamorado, y la dama lo aceptó con agrado, puesto que ella también estaba enamorada. Al cabo de unos días de celebrarse la boda, los esposos fueron invitados a hacer un viaje por mar en la gran nave que estaba amarrada todavía en el puerto. Sirenita también subió a bordo con ellos, y el viaje dio comienzo. Al caer la noche, Sirenita, angustiada por haber perdido para siempre a su amado, subió a cubierta. Recordando la profecía de la hechicera, estaba dispuesta a sacrificar su vida y a desaparecer en el mar. Procedente del mar, escuchó la llamada de sus hermanas: "¡Sirenita! ¡Sirenita! ¡Somos nosotras, tus hermanas! ¡Mira! ¿Ves este puñal? Es un puñal mágico que hemos obtenido de la bruja a cambio de nuestros cabellos. ¡Tómalo y, antes de que amanezca, mata al príncipe! Si lo haces, podrás volver a ser una sirenita como
  • 126. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 126 antes y olvidarás todas tus penas." Como en un sueño, Sirenita, sujetando el puñal, se dirigió hacia el camarote de los esposos. Mas cuando vio el semblante del príncipe durmiendo, le dio un beso furtivo y subió de nuevo a cubierta. Cuando ya amanecía, arrojó el arma al mar, dirigió una última mirada al mundo que dejaba y se lanzó entre las olas, dispuesta a desaparecer y volverse espuma. Cuando el sol despuntaba en el horizonte, lanzó un rayo amarillento sobre el mar y, Sirenita, desde las aguas heladas, se volvió para ver la luz por última vez. Pero de improviso, como por encanto, una fuerza misteriosa la arrancó del agua y la transportó hacia lo más alto del cielo. Las nubes se teñían de rosa y el mar rugía con la primera brisa de la mañana, cuando la pequeña sirena oyó cuchichear en medio de un sonido de campanillas: "¡Sirenita! ¡Sirenita! ¡Ven con nosotras!" "¿Quienes sois?" murmuró la muchacha, dándose cuenta de que había recobrado la voz "¿Dónde estáis?" "Estas con nosotras en el cielo. Somos las hadas del viento. No tenemos alma como los hombres, pero es nuestro deber ayudar a quienes hayan demostrado buena voluntad hacia ellos." Sirenita , conmovida, miró hacia abajo, hacia el mar en el que navegaba el barco del príncipe, y notó que los ojos se le llenaban de lágrimas, mientras las hadas le susurraban: "¡Fíjate! Las flores de la tierra esperan que nuestras lágrimas se transformen en rocío de la mañana. ¡Ven con nosotras! Tenemos mucho trabajo. ¿Quieres ayudarnos? -¡Claro que quiero! -gritó con alborozo la sirenita. Y calmada, contenta, ligera, se lanzó en seguimiento de las hijas del aire. LA BELLA Y LA BESTIA Había una vez... ...Un mercader muy rico que tenía seis hijos, tres varones y tres mujeres; y como era hombre de muchos bienes y de vasta cultura, no reparaba en gastos para educarlos y los rodeó de toda suerte de maestros. Las tres hijas eran muy hermosas; pero la más joven despertaba tanta admiración, que de pequeña todos la apodaban “la bella niña”, de modo que por fin se le quedó este nombre para envidia de sus hermanas. No sólo era la menor mucho más bonita que las otras, sino también más bondadosa. Las dos hermanas mayores ostentaban con desprecio sus riquezas antes quienes tenían menos que ellas; se hacían las grandes damas y se negaban a que las visitasen las hijas de los demás mercaderes: únicamente las personas de mucho rango eran dignas de hacerles compañía. Se lo pasaban en todos los bailes, reuniones, comedias y paseos, y despreciaban a la menor porque empleaba gran parte de su tiempo en la lectura de buenos libros. Las tres jóvenes, agraciadas y poseedoras de muchas riquezas, eran solicitadas en matrimonio por muchos mercaderes de la región, pero las dos mayores los despreciaban y rechazaban diciendo que sólo se casarían con un noble: por lo menos un duque o conde
  • 127. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 127 La Bella —pues así era como la conocían y llamaban todos a la menor - agradecía muy cortésmente el interés de cuantos querían tomarla por esposa, y los atendía con suma amabilidad y delicadeza; pero les alegaba que aún era muy joven y que deseaba pasar algunos años más en compañía de su padre. De un solo golpe perdió el mercader todos sus bienes, y no le quedó más que una pequeña casa de campo a buena distancia de la ciudad. Totalmente destrozado, lleno de pena su corazón, llorando hizo saber a sus hijos que era forzoso trasladarse a esta casa, donde para ganarse la vida tendrían que trabajar como campesinos. Sus dos hijas mayores respondieron con la altivez que siempre demostraban en toda ocasión, que de ningún modo abandonarían la ciudad, pues no les faltaban enamorados que se sentirían felices de casarse con ellas, no obstante su fortuna perdida. En esto se engañaban las buenas señoritas: sus enamorados perdieron totalmente el interés en ellas en cuanto fueron pobres. Puesto que debido a su soberbia nadie simpatizaba con ellas, las muchachas de los otros mercaderes y sus familias comentaban: —No merecen que les tengamos compasión. Al contrario, nos alegramos de verles abatido el orgullo. ¡Qué se hagan las grandes damas con las ovejas! Pero, al mismo tiempo, todo el mundo decía: —¡Qué pena, qué dolor nos da la desgracia de la Bella! ¡Esta sí que es una buena hija! ¡Con qué cortesía le habla a los pobres! ¡Es tan dulce, tan honesta!… No faltaron caballeros dispuestos a casarse con ella, aunque no tuviese un centavo; mas la joven agradecía pero respondía que le era imposible abandonar a su padre en desgracia, y que lo seguiría a la campiña para consolarlo y ayudarlo en sus trabajos. La pobre Bella no dejaba de afligirse por la pérdida de su fortuna, pero se decía a sí misma: —Nada obtendré por mucho que llore. Es preciso tratar de ser feliz en la pobreza. No bien llegaron y se establecieron en la casa de campo, el mercader y sus tres hijos con ropajes de labriegos se dedicaron a preparar y labrar la tierra. La Bella se levantaba a las cuatro de la mañana y se ocupaba en limpiar la casa y preparar la comida de la familia. Al principio aquello le era un sacrificio agotador, porque no tenía costumbre de trabajar tan duramente; mas unos meses más adelante se fue sintiendo acostumbrada a este ritmo y comenzó a sentirse mejor y a disfrutar por sus afanes de una salud perfecta. Cuando terminaba sus quehaceres se ponía a leer, a tocar el clavicordio, o bien a cantar mientras hilaba o realizaba alguna otra labor. Sus dos hermanas, en cambio, se aburrían mortalmente; se levantaban a las diez de la mañana, paseaban el día entero y su única diversión era lamentarse de sus perdidas galas y visitas. —Mira a nuestra hermana menor —se decían entre sí—, tiene un alma tan vulgar, y es tan estúpida, que se contenta con su miseria. El buen labrador, el padre, en cambio, sabía que la Bella era trabajadora, constante, paciente y tesonera, y muy capaz de brillar en los salones, en cambio sus hermanas... Admiraba las virtudes de su hija menor, y sobre todo su paciencia, ya que las otras no se contentaban con que hiciese todo el trabajo de la casa, sino que además se burlaban de ella.
  • 128. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 128 Hacía ya un año que la familia vivía en aquellas soledades cuando el mercader recibió una carta en la cual le anunciaban que cierto navío acababa de arribar, felizmente, con una carga de mercancías para él. Esta noticia trastornó por completo a sus dos hijas mayores, pues imaginaron que por fin podrían abandonar aquellos campos donde tanto se aburrían y además lo único que se les cruzaba por la cabeza era volver a la ociosa y fatua vida en las fiestas y teatros, mostrando riquezas; por lo que, no bien vieron a su padre ya dispuesto para salir, le pidieron que les trajera vestidos, chalinas, peinetas y toda suerte de bagatelas, La Bella no dijo una palabra, pensando para sí que todo el oro de las mercancías no iba a bastar para los encargos de sus hermanas. —¿No vas tú a pedirme algo? —le preguntó su padre. —Ya que tenéis la bondad de pensar en mí —respondió ella—, os ruego que me traigáis una rosa, pues por aquí no las he visto. No era que la desease realmente, sino que no quería afear con su ejemplo la conducta de sus hermanas, las cuales habían dicho que si no pedía nada era sólo por darse importancia. Partió, pues, el buen mercader; pero cuando llegó a la ciudad supo que había un pleito andando en torno a sus mercaderías, y luego de muchos trabajos y penas se halló tan pobre como antes. Y así emprendió nuevamente el camino hacia su vivienda. No tenía que recorrer más de treinta millas para llegar a su casa, y ya se regocijaba con el gusto de ver otra vez a sus hijas; pero erró el camino al atravesar un gran bosque, y se perdió dentro de él, en medio de una tormenta de viento y nieve que comenzó a desatarse. Nevaba fuertemente; el viento era tan impetuoso que por dos veces lo derribó del caballo; y cuando cerró la noche llegó a temer que moriría de hambre o de frío; o que lo devorarían los lobos, a los que oía aullar muy cerca de sí. De repente, tendió la vista por entre dos largas hileras de árboles y vio una brillante luz a gran distancia. Se encaminó hacia aquel sitio y al acercarse observó que la luz salía de un gran palacio todo iluminado. Se apresuró a refugiarse allí; pero su sorpresa fue considerable cuando no encontró a persona alguna en los patios. Su caballo, que lo seguía, entró en una vasta caballeriza que estaba abierta, y habiendo hallado heno y avena, el pobre animal, que se moría de hambre, se puso a comer ávidamente. Después de dejarlo atado, el mercader pasó al castillo, donde tampoco vio a nadie; y por fin llegó a una gran sala en que había un buen fuego y una mesa cargada de viandas con un solo cubierto. Quizás pecaría de atrevido, pero se dirigió hacia allí. La tentación fue muy grande, pues la lluvia y la nieve lo habían calado hasta los huesos, se arrimó al fuego para secarse, diciéndose a sí mismo. “El dueño de esta casa y sus sirvientes, que no tardarán en dejarse ver, sin duda me perdonarán la libertad que me he tomado.” Se quedó aún esperando un rato largo, observaba hacia los otros recintos para tratar de ubicar a algún habitante en la mansión, pero cuando sonaron once campanadas sin que se apareciese nadie. no pudo ya resistir el hambre, y apoderándose de un pollo, se lo comió con dos bocados a pesar de sus temblores. Bebió también algunas copas de vino, y ya con nueva audacia abandonó la sala y recorrió varios espaciosos aposentos, magníficamente amueblados. En uno de ellos encontró una cama dispuesta, y como era pasada la medianoche, y se sentía rendido de cansancio, entumecido y aturdido de la aventura pasada hasta encontrar este cobijo, decidió cerrar la puerta y acostarse a dormir.
  • 129. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 129 Eran las diez de la mañana cuando se levantó al día siguiente, y no fue pequeña su sorpresa al encontrarse un traje como hecho a su medida en vez de sus viejas y gastadas ropas. “Sin duda”, se dijo, “o no he despertado, o este palacio pertenece a un hada buena que se ha apiadado de mí.” Miró por la ventana y no vio el menor rastro de nieve, sino de un jardín cuyos floridos canteros encantaban la vista. Entró luego en la estancia donde cenara la víspera, y halló que sobre una mesita lo aguardaba una taza de chocolate. —Os doy las gracias, señora hada —dijo en alta voz—, por haber tenido la bondad de albergarme en noche tan inhóspita y de pensar en mi desayuno. El buen hombre, después de tomar el chocolate, salió en busca de su caballo, y al pasar por un sector lleno de rosas blancas recordó la petición de la Bella y cortó una para llevársela. En el mismo momento se escuchó un gran estruendo y vio que se dirigía hacia él una bestia tan horrenda, que le faltó poco para caer desmayado. —¡Ah, ingrato! —le dijo la Bestia con una voz terrible—. Yo te salvé la vida al recibirte y darte cobijo en mi palacio, y ahora, para mi pesadumbre, tú me arrebatas mis rosas, ¡a las que amo sobre todo cuanto hay en el mundo! Será preciso que mueras, a fin de reparar esta falta. El mercader se arrojó a sus pies, juntó las manos y rogó a la Bestia: —Monseñor, perdóname, pues no creía ofenderte al tomar una rosa; es para una de mis hijas, que me la había pedido. —Yo no me llamo Monseñor —respondió el monstruo—sino la Bestia. No me gustan los halagos, y sí que los hombres digan lo que sienten; no esperes conmoverme con tus lisonjas. Mas tú me has dicho que tienes hijas; estoy dispuesto a perdonarte con la condición de que una de ellas venga a morir en lugar tuyo. No me repliques: parte de inmediato; y si tus hijas rehúsan morir por ti, júrame que regresarás dentro de tres meses. No pensaba el buen hombre sacrificar una de sus hijas a tan horrendo monstruo, pero se dijo: “Al menos me queda el consuelo de darles un último abrazo.” Juró, pues, que regresaría, y la Bestia le dijo que podía partir cuando quisiera. —Pero no quiero que te marches con las manos vacías —añadió—. Vuelve a la estancia donde pasaste la noche: allí encontrarás un gran cofre en el que pondrás cuanto te plazca, y yo lo haré conducir a tu casa. Dicho esto se retiró la Bestia, y el hombre se dijo: “Si es preciso que muera, tendré al menos el consuelo de que mis hijas no pasen hambre.” Volvió, pues, a la estancia donde había dormido, y halló una gran cantidad de monedas de oro con las que llenó el cofre de que le hablara la Bestia, lo cerró, fue a las caballerizas en busca de su caballo y abandonó aquel palacio con una gran tristeza, pareja a la alegría con que entrara en él la noche antes en busca de albergue. Su caballo tomó por sí mismo una de las veredas que había en el bosque, y en unas pocas horas se halló de regreso en su pequeña granja. Se juntaron sus hijas en torno suyo y, lejos de alegrarse con sus caricias, el pobre mercader se echó a llorar angustiado mirándolas. Traía en la mano el ramo de rosas que había cortado para la Bella, y al entregárselo le dijo: —Bella, toma estas rosas, que bien caro costaron a tu desventurado padre.
  • 130. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 130 Y enseguida contó a su familia la funesta aventura que acababa de sucederle. Al oírlo, sus dos hijas mayores dieron grandes alaridos y llenaron de injurias a la Bella, que no había derramado una lágrima. —Miren a lo que conduce el orgullo de esta pequeña criatura —gritaban—. ¿Por qué no pidió adornos como nosotras? ¡Ah, no, la señorita tenía que ser distinta! Ella va a causar la muerte de nuestro padre, y sin embargo ni siquiera llora. —Mi llanto sería inútil —respondió la Bella—. ¿Por qué voy a llorar a nuestro padre si no es necesario que muera? Puesto que el monstruo tiene a bien aceptar a una de sus hijas, yo me entregaré a su furia y me consideraré muy dichosa, pues habré tenido la oportunidad de salvar a mi padre y demostrarle a ustedes y a él, mi ternura. —No, hermana —dijeron sus tres hermanos—, tampoco es necesario que tú mueras; nosotros buscaremos a ese monstruo y lo mataremos o pereceremos bajo sus golpes. —No hay que soñar, hijos míos —dijo el mercader—. El poderío de esa Bestia es tal que no tengo ninguna esperanza de matarla. Me conmueve el buen corazón de Bella, pero jamás la expondré a la muerte. Soy viejo, me queda poco tiempo de vida; sólo perderé unos cuantos años, de los que únicamente por ustedes siento desprenderme, mis hijos queridos. —Te aseguro, padre mío —le dijo la Bella—, que no irás sin mí a ese palacio; tú no puedes impedirme que te siga. En parte fui responsable de tu desventura. Como soy joven, no le tengo gran apego a la vida, y prefiero que ese monstruo me devore a morirme de la pena y el remordimiento que me daría tu pérdida. Por más que razonaron con ella no hubo forma de convencerla, y sus hermanas estaban encantadas, porque las virtudes de la joven les había inspirado siempre unos celos irresistibles. Al mercader lo abrumaba tanto el dolor de perder a su hija, que olvidó el cofre repleto de oro; pero al retirarse a su habitación para dormir su sorpresa fue enorme al encontrarlo junto a la cama. Decidió no decir una palabra a sus hijos de aquellas nuevas y grandes riquezas, ya que habrían querido retornar a la ciudad y él estaba resuelto a morir en el campo; pero reveló el secreto a la Bella, quien a su vez le confió que en su ausencia habían venido de visita algunos caballeros, y que dos de ellos amaban a sus hermanas. Le rogó que les permitiera casarse, pues era tan buena que las seguía queriendo y las perdonaba de todo corazón, a pesar del mal que le habían hecho. El día en que partieron la Bella y su padre, las dos perversas muchachas se frotaron los ojos con cebolla para tener lágrimas con que llorarlos; sus hermanos en cambio, lloraron de veras, como también el mercader, y en toda la casa la única que no lloró fue la Bella, pues no quería aumentar el dolor de los otros. Echó a andar el caballo hacia el palacio, y al caer la tarde apareció éste todo iluminado como la primera vez. El caballo se fue por sí solo a la caballeriza, y el buen hombre y su hija pasaron al gran salón, donde encontraron una mesa magníficamente servida en la que había dos cubiertos. El mercader no tenía ánimo para probar bocado, pero la Bella, esforzándose por parecer tranquila, se sentó a la mesa y le sirvió, aunque pensaba para sí: “La Bestia quiere que engorde antes de comerme, puesto que me recibe de modo tan espléndido.” En cuanto terminaron de cenar se escuchó un gran estruendo y el mercader, llorando, dijo a su pobre hija que se acercaba la Bestia. No pudo la Bella evitar un estremecimiento
  • 131. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 131 cuando vio su horrible figura, aunque procuró disimular su miedo, y al interrogarla el monstruo sobre si la habían obligado o si venía por su propia voluntad, ella le respondió que sí, temblando, que era decisión propia. —Eres muy buena —dijo la Bestia—, y te lo agradezco mucho. Tú, buen hombre, partirás por la mañana y no sueñes jamás con regresar aquí. Nunca. Adiós, Bella. —Adiós, señor —respondió la muchacha. Y enseguida se retiró la Bestia. —¡Ah, hija mía —dijo el mercader, abrazando a la Bella— yo estoy casi muerto de espanto! Hazme caso y deja que me quede en tu sitio. —No, padre mío —le respondió la Bella con firmeza—, tú partirás por la mañana. Fueron después a acostarse, creyendo que no dormirían en toda la noche; mas sus ojos se cerraron apenas pusieron la cabeza en la almohada. Mientras dormía vio la Bella a una dama que le dijo: —Tu buen corazón me hace muy feliz, Bella. No ha de quedar sin recompensa esta buena acción de arriesgar tu vida por salvar la de tu padre. Le contó el sueño al buen hombre la Bella al despertarse; y aunque le sirvió un tanto de consuelo, no alcanzó a evitar que se lamentara con grandes sollozos al momento de separarse de su querida hija. En cuanto se hubo marchado se dirigió la Bella a la gran sala y se echó a llorar; pero, como tenía sobrado coraje, resolvió no apesadumbrarse durante el poco tiempo que le quedase de vida, pues tenía el convencimiento de que el monstruo la devoraría aquella misma tarde. Mientras esperaba decidió recorrer el espléndido castillo, ya que a pesar de todo no podía evitar que su belleza la conmoviese. Su asombro fue aún mayor cuando halló escrito sobre una puerta: Aposento de la Bella La abrió precipitadamente y quedó deslumbrada por la magnificencia que allí reinaba; pero lo que más llamó su atención fue una bien provista biblioteca, un clavicordio y numerosos libros de música, lo que reunía todo lo que a ella le hacía la vida placentera. —No quiere que esté triste —se dijo en voz baja, y añadió de inmediato—: para un solo día no me habría reunido tantas cosas. Este pensamiento reanimó su valor, y poco después, revisando la biblioteca, encontró un libro en que aparecía la siguiente inscripción en letras de oro: Disponed, ordenad, vos sois aquí la reina y señora. —¡Ay de mí —suspiró ella—, nada deseo sino ver a mi pobre padre y saber qué está haciendo ahora! Había dicho estas palabras para sí misma: ¡cuál no sería su asombro al volver los ojos a un gran espejo y ver allí su casa, adonde llegaba, entonces su padre con el semblante lleno de tristeza! Las dos hermanas mayores acudieron a recibirlo, y a pesar de los aspavientos que hacían para aparecer afligidas, se les reflejaba en el rostro la satisfacción que sentían por la pérdida de su hermana, por haberse desprendido de la hermana que les hacía sombra con su belleza y bondad. Desapareció todo en un momento, y la Bella no pudo dejar de decirse que la Bestia era muy complaciente, y que nada tenía que temer de su parte.
  • 132. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 132 Al mediodía halló la mesa servida, y mientras comía escuchó un exquisito concierto, aunque no vio a persona alguna. Esa tarde, cuando iba a sentarse a la mesa, oyó el estruendo que hacía la Bestia al acercarse, y no pudo evitar un estremecimiento. —Bella —le dijo el monstruo—, ¿permitirías que te mirase mientras comes? —Vos sois el dueño de esta casa —respondió la Bella, temblando. —No —dijo la Bestia—, no hay aquí otra dueña que tú. Si te molestara no tendrías más que pedirme que me fuese, y me marcharía enseguida. Pero dime: ¿no es cierto que me encuentras muy feo? —Así es —dijo la Bella—, pues no sé mentir; pero en cambio creo que sois muy bueno. —Tienes razón —dijo el monstruo—, aun cuando yo no pueda juzgar mi fealdad, pues no soy más que una bestia. —No se es una bestia —respondió la Bella— cuando uno admite que es incapaz de juzgar sobre algo. Los necios no lo admitirían. —Come, pues —le dijo el monstruo—, y trata de pasarlo bien en tu casa, que todo cuanto hay aquí te pertenece, y me apenaría mucho que no estuvieses contenta. —Sois muy bondadoso —respondió la Bella—. Os aseguro que vuestro buen corazón me hace feliz. Cuando pienso en ello no me parecéis tan feo. —¡Oh, señora —dijo la Bestia— , tengo un buen corazón, pero no soy más que una bestia! —Hay muchos hombres más bestiales que vos —dijo la Bella—, y mejor os quiero con vuestra figura, que a otros que tienen figura de hombre y un corazón corrupto, ingrato, burlón y falso. La Bella, que ya apenas le tenía miedo, comió con buen apetito; pero creyó morirse de pavor cuando el monstruo le dijo: —Bella, ¿querrías ser mi esposa? Largo rato permaneció la muchacha sin responderle, ya que temía despertar su cólera si rehusaba, y por último le dijo, estremeciéndose: —No, Bestia. Quiso suspirar al oírla el pobre monstruo, pero de su pecho no salió más que un silbido tan espantoso, que hizo retemblar el palacio entero; sin embargo, la Bella se tranquilizó enseguida, pues la Bestia le dijo tristemente: —Adiós, entonces, Bella —y salió de la sala volviéndose varias veces a mirarla por última vez. Al quedarse sola, la Bella sintió una gran compasión por esta pobre Bestia. “¡Ah, qué pena”, se dijo, “que siendo tan bueno, sea tan feo!” Tres apacibles meses pasó la Bella en el castillo. Todas las tardes la Bestia la visitaba, y la entretenía y observaba mientras comía, con su conversación llena de buen sentido pero jamás de aquello que en el mundo llaman ingenio. Cada día la Bella encontraba en el monstruo nuevas bondades, y la costumbre de verlo la había habituado tanto a su fealdad, que lejos de temer del momento de su visita miraba con frecuencia el reloj para ver si eran las nueve, ya que la Bestia jamás dejaba de presentarse a esa hora, Sólo había una cosa que la apenaba, y era que la Bestia, cotidianamente antes de retirarse, le preguntaba cada noche si quería ser su esposa, y cuando ella rehusaba parecía traspasado de dolor. Un día le dijo:
  • 133. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 133 —Mucha pena me dais, Bestia. Bien querría complaceros, pero soy demasiado sincera para permitiros creer que pudiese hacerlo nunca. Siempre he de ser vuestra amiga: tratad de contentaros con esto. —Forzoso me será —dijo la Bestia—. Sé que en justicia soy horrible, pero mi amor es grande. Entretanto, me siento feliz de que quieras permanecer aquí. Prométeme que no me abandonarás nunca. La Bella enrojeció al escuchar estas palabras. Había visto en el espejo que su padre estaba enfermo de pesar por haberla perdido, y deseaba volverlo a ver. —Yo podría prometeros —dijo a la Bestia—que no os abandonaría nunca, si no fuese porque tengo tantas ansias de ver a mi padre, que me moriré de dolor si me negáis ese gusto. —Antes prefiero yo morirme —dijo el monstruo—que causarte el pesar más pequeño. Te enviaré a casa de tu padre, y mientras estés allí morirá tu Bestia de pena. —¡Oh, no —respondió la Bella llorando—, os quiero demasiado para tolerarlo! Prometo regresar dentro de ocho días. Me habéis hecho ver que mis hermanas están casadas y mies hermanos en el ejército. Mi padre se ha quedado solo. Permitidme que pase una semana en su compañía. —Mañana estarás con él —dijo la Bestia—, pero acuérdate de tu promesa. Cuando quieras regresar no tienes más que poner tu sortija sobre la mesa a la hora del sueño. Adiós, Bella. La Bestia suspiró, según su costumbre, al decir estas palabras, y la Bella se acostó con la tristeza de verlo tan apesadumbrado. Cuando despertó a la mañana siguiente se hallaba en casa de su padre. Sonó a poco una campanilla que estaba junto a la cama y apareció la sirvienta, quien dio un gran grito al verla. Acudió rápidamente a sus voces el buen padre, y creyó morir de alegría porque recobraba a su querida hija, con la cual estuvo abrazado más de un cuarto de hora. Luego de estas primeras efusiones, la Bella recordó que no tenía ropas con que vestirse, pero la sirvienta le dijo que en la vecina habitación había encontrado un cofre lleno de magníficos vestidos con adornos de oro y diamantes. Agradecida a las atenciones de la Bestia, pidió la Bella que le trajesen el más modesto de aquellos vestidos y que guardasen los otros para regalárselos a sus hermanas; pero apenas había dado esta orden desapareció el cofre. Su padre comentó que sin duda la Bestia quería que conservase para sí los regalos, y al instante reapareció el cofre donde estuviera antes. Se vistió la Bella, y entretanto avisaron a las hermanas, que acudieron en compañía de sus esposos. Las dos eran muy desdichadas en sus matrimonios, pues la primera se había casado con un gentilhombre tan hermoso como Cupido, pero que no pensaba sino en su propia figura, a la que dedicaba todos sus desvelos de la mañana a la noche, menospreciando la belleza de su esposa. La segunda, en cambio, tenía por marido a un hombre cuyo gran talento no servía más que para mortificar a todo el mundo, empezando por su esposa. Cuando vieron a la Bella ataviada como una princesa, y más hermosa que la luz del día, las dos creyeron morir de dolor. Aunque la Bella les hizo mil caricias no les pudo aplacar los celos, que se recrudecieron cuando les contó lo feliz que se sentía. Bajaron las dos al jardín para llorar allí a sus anchas.
  • 134. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 134 —¿Por qué es tan dichosa esa pequeña criatura? ¿No somos nosotras más dignas de la felicidad que ella? —Hermana —dijo la mayor—, se me ocurre una idea. Tratemos de retenerla aquí más de ocho días: esa estúpida Bestia pensará entonces que ha roto su palabra, y quizás la devore. —Tienes razón, hermana mía —respondió la otra—. Y para conseguirlo la llenaremos de halagos. Y tomada esta resolución, volvieron a subir y dieron a su hermana tantas pruebas de cariño, que la Bella lloraba de felicidad. Al concluirse el plazo comenzaron a arrancarse los cabellos y a dar tales muestras de aflicción por su partida, que les prometió quedarse otros ocho días. Sin embargo, la Bella se reprochaba el pesar que así causaba a su pobre monstruo, a quien amaba de todo corazón, y se entristecía de no verlo. La décima noche que estuvo en casa de su padre, soñó que se hallaba en el jardín del castillo, y que veía cómo la Bestia, inerte sobre la hierba, a punto de morir, la reconvenía por sus ingratitudes. Despertó sobresaltada, con los ojos llenos de lágrimas. “¿No soy yo bien perversa”, se dijo, “pues le causo tanto pesar cuando de tal modo me quiere? ¿Tiene acaso la culpa de su fealdad y su falta de inteligencia? Su buen corazón importa más que todo lo otro. ¿Por qué no he de casarme con él? Seré mucho más feliz que mis hermanas con sus maridos. Ni la belleza ni la inteligencia hacen que una mujer viva contenta con su esposo, sino la bondad de carácter, la virtud y el deseo de agradar; y la Bestia posee todas estas cualidades. Aunque no amor, sí le tengo estimación y amistad. ¿Por qué he de ser la causa de su desdicha, si luego me reprocharía mi ingratitud toda la vida? Con estas palabras la Bella se levantó, puso su sortija sobre la mesa y volvió a acostarse. Apenas se tendió sobre la cama se quedó dormida, y al despertarse a la mañana siguiente vio con alegría que se hallaba en el castillo de la Bestia. Se vistió con todo esplendor por darle gusto, y creyó morir de impaciencia en espera de que fuesen las nueve de la noche; pero el monstruo no apareció al dar el reloj la hora. Creyó entonces que le habría causado la muerte, y exhalando profundos suspiros, a punto de desesperarse, recorrió la Bella el castillo entero, buscando inútilmente por todas partes. Recordó entonces su sueño y corrió por el jardín hacia el estanque junto al cual lo viera en sueños. Allí encontró a la pobre Bestia sobre la hierba, perdido el conocimiento, y pensó que había muerto. Sin el menor asomo de horror se dejó caer a su lado, y al sentir que aún le latía el corazón, tomó un poco de agua del estanque y le roció la cabeza. Abrió la Bestia los ojos y dijo a la Bella: —Olvidaste tu promesa, y el dolor de haberte perdido me llevó a dejarme morir de hambre. Pero ahora moriré contento, pues tuve la dicha de verte una vez más. —No, mi Bestia querida, no vas a morirte —le dijo la Bella—, sino que vivirás para ser mi esposo. Desde este momento te prometo mi mano, y juro que no perteneceré a nadie sino a ti. ¡Ah, yo creía que sólo te tenía amistad, pero el dolor que he sentido me ha hecho ver que no podría vivir sin verte! Apenas había pronunciado estas palabras la Bella vio que todo el palacio se iluminaba con luces resplandecientes: los fuegos artificiales, la música, todo era anuncio de una gran fiesta; pero ninguna de estas bellezas logró distraerla, y se volvió hacia su querido
  • 135. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 135 monstruo, cuyo peligro la hacía estremecerse. ¡Cuál no sería su sorpresa! La Bestia había desaparecido y en su lugar había un príncipe más hermoso que el Amor, que le daba las gracias por haber puesto fin a su encantamiento. Aunque este príncipe mereciese toda su atención, no pudo dejar de preguntarle dónde estaba la Bestia. —Aquí, a tus pies —le dijo el príncipe—. Cierta maligna hada me ordenó a permanecer bajo esa figura, privándome a la vez del uso de mi inteligencia, hasta que alguna bella joven consintiera en casarse conmigo. En todo el mundo tú sola has sido capaz de conmoverte con la bondad de mi corazón, ni aun ofreciéndote mi corona podría demostrarte la gratitud que te guardo y nunca podré pagar la deuda que he contraído contigo. La Bella, agradablemente sorprendida, tendió su mano al hermoso príncipe para que se levantase. Se encaminaron después al castillo, y la joven creyó morir de dicha cuando encontró en el gran salón a su padre y toda la familia, a quienes la hermosa dama que viera en sueños había traído hasta allí. —Bella —le dijo esta dama, que era un hada poderosa—, ven a recibir el premio de tu buena elección: has preferido la virtud a la belleza y a la inteligencia, y por tanto mereces hallar todas estas cualidades reunidas en una sola persona. Vas a ser una gran reina: yo espero que tus virtudes no se desvanecerán en el trono. Y en cuanto a vosotras, señoras —agregó el hada, dirigiéndose a sus hermanas—, conozco vuestro corazón y toda la malicia que encierra. Convertíos en estatuas, pero conservad vuestra razón adentro de la piedra que va a envolveros. Estaréis a la puerta del palacio de vuestra hermana, y no os pongo otra pena que la de ser testigos de su felicidad. No podréis volver a vuestro primer estado hasta que reconozcan vuestras faltas; pero me temo mucho que no dejaréis jamás de ser estatuas. Pues uno puede recobrarse del orgullo, la cólera, la gula y la pereza; pero es una especie de milagro que se convierta un corazón maligno y envidioso. En este punto dio el hada un golpe en el suelo con una varita y transportó a cuantos estaban en la sala al reino del príncipe. Sus súbditos lo recibieron con júbilo, y a poco se celebraron sus bodas con la Bella, quien vivió junto a él muy largos años en una felicidad perfecta, pues estaba fundada en la virtud.
  • 136. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 136 PULGARCITO Había una vez un pobre campesino. Una noche se encontraba sentado, atizando el fuego, y su esposa hilaba sentada junto a él, a la vez que lamentaban el hallarse en un hogar sin niños. —¡Qué triste es que no tengamos hijos! —dijo él—. En esta casa siempre hay silencio, mientras que en los demás hogares todo es alegría y bullicio de criaturas. —¡Es verdad! —contestó la mujer suspirando—.Si por lo menos tuviéramos uno, aunque fuera muy pequeño y no mayor que el pulgar, seríamos felices y lo amaríamos con todo el corazón. Y ocurrió que el deseo se cumplió. Resultó que al poco tiempo la mujer se sintió enferma y, después de siete meses, trajo al mundo un niño bien proporcionado en todo, pero no más grande que un dedo pulgar. —Es tal como lo habíamos deseado —dijo—. Va a ser nuestro querido hijo, nuestro pequeño. Y debido a su tamaño lo llamaron Pulgarcito. No le escatimaban la comida, pero el niño no crecía y se quedó tal como era cuando nació. Sin embargo, tenía ojos muy vivos y pronto dio muestras de ser muy inteligente, logrando todo lo que se proponía. Un día, el campesino se aprestaba a ir al bosque a cortar leña. —Ojalá tuviera a alguien para conducir la carreta —dijo en voz baja. —¡Oh, padre! —exclamó Pulgarcito— ¡yo me haré cargo! ¡Cuenta conmigo! La carreta llegará a tiempo al bosque. El hombre se echó a reír y dijo: —¿Cómo podría ser eso? Eres muy pequeño para conducir el caballo con las riendas. —¡Eso no importa, padre! Tan pronto como mi madre lo enganche, yo me pondré en la oreja del caballo y le gritaré por dónde debe ir. —¡Está bien! —contestó el padre, probaremos una vez. Cuando llegó la hora, la madre enganchó la carreta y colocó a Pulgarcito en la oreja del caballo, donde el pequeño se puso a gritarle por dónde debía ir, tan pronto con “¡Hejjj!”, como un “¡Arre!”. Todo fue tan bien como con un conductor y la carreta fue derecho hasta el bosque. Sucedió que, justo en el momento que rodeaba un matorral y que el pequeño iba gritando “¡Arre! ¡Arre!” , dos extraños pasaban por ahí. —¡Cómo es eso! —dijo uno— ¿Qué es lo que pasa? La carreta rueda, alguien conduce el caballo y sin embargo no se ve a nadie. —Todo es muy extraño —asintió el otro—. Seguiremos la carreta para ver en dónde se para. La carreta se internó en pleno bosque y llegó justo al sitio sonde estaba la leña cortada. Cuando Pulgarcito divisó a su padre, le gritó: —Ya ves, padre, ya llegué con la carreta. Ahora, bájame del caballo.
  • 137. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 137 El padre tomó las riendas con la mano izquierda y con la derecha sacó a su hijo de la oreja del caballo, quien feliz se sentó sobre una brizna de hierba. Cuando los dos extraños divisaron a Pulgarcito quedaron tan sorprendidos que no supieron qué decir. Uno y otro se escondieron y se dijeron entre ellos: —Oye, ese pequeño valiente bien podría hacer nuestra fortuna si lo exhibimos en la ciudad a cambio de dinero. Debemos comprarlo. Se dirigieron al campesino y le dijeron: —Véndenos ese hombrecito; estará muy bien con nosotros. —No —respondió el padre— es mi hijo querido y no lo vendería por todo el oro del mundo. Pero al oír esta propuesta, Pulgarcito se trepó por los pliegues de las ropas de su padre, se colocó sobre su hombro y le dijo al oído: —Padre, véndeme; sabré cómo regresar a casa. Entonces, el padre lo entregó a los dos hombres a cambio de una buena cantidad de dinero. —¿En dónde quieres sentarte? —le preguntaron. —¡Ah!, pónganme sobre el ala de su sombrero; ahí podré pasearme a lo largo y a lo ancho, disfrutando del paisaje y no me caeré. Cumplieron su deseo, y cuando Pulgarcito se hubo despedido de su padre se pusieron todos en camino. Viajaron hasta que anocheció y Pulgarcito dijo entonces: —Bájenme al suelo, tengo necesidad. —No, quédate ahí arriba —le contestó el que lo llevaba en su cabeza—. No me importa. Las aves también me dejan caer a menudo algo encima. —No —respondió Pulgarcito—, sé lo que les conviene. Bájenme rápido. El hombre tomó de su sombrero a Pulgarcito y lo posó en un campo al borde del camino. Por un momento dio saltitos entre los terrones de tierra y, de repente, enfiló hacia un agujero de ratón que había localizado. —¡Buenas noches, señores, sigan sin mí! —les gritó en tono burlón. Acudieron prontamente y rebuscaron con sus bastones en la madriguera del ratón, pero su esfuerzo fue inútil. Pulgarcito se introducía cada vez más profundo y como la oscuridad no tardó en hacerse total, se vieron obligados a regresar, burlados y con la bolsa vacía. Cuando Pulgarcito se dio cuenta de que se habían marchado, salió de su escondite. “Es peligroso atravesar estos campos de noche, cuando más peligros acechan”, pensó, “se puede uno fácilmente caer o lastimar”. Felizmente, encontró una concha vacía de caracol. —¡Gracias a Dios! —exclamó—, ahí dentro podré pasar la noche con tranquilidad; y ahí se introdujo. Un momento después, cuando estaba a punto de dormirse, oyó pasar a dos hombres, uno de ellos decía: —¿Cómo haremos para robarle al cura adinerado todo su oro y su dinero?
  • 138. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 138 —¡Yo bien podría decírtelo! —se puso a gritar Pulgarcito. —¿Qué es esto? —dijo uno de los espantados ladrones, he oído hablar a alguien. Pararon para escuchar y Pulgarcito insistió: —Llévenme con ustedes, yo los ayudaré. —¿En dónde estás? —Busquen aquí, en el piso; fíjense de dónde viene la voz — contestó. Por fin los ladrones lo encontraron y lo alzaron. —A ver, pequeño valiente, ¿cómo pretendes ayudarnos? —¡Eh!, yo me deslizaré entre los barrotes de la ventana de la habitación del cura y les iré pasando todo cuanto quieran. —¡Está bien! Veremos qué sabes hacer. Cuando llegaron a la casa, Pulgarcito se deslizó en la habitación y se puso a gritar con todas sus fuerzas. —¿Quieren todo lo que hay aquí? Los ladrones se estremecieron y le dijeron: —Baja la voz para no despertar a nadie. Pero Pulgarcito hizo como si no entendiera y continuó gritando: —¿Qué quieren? ¿Les hace falta todo lo que aquí? La cocinera, quien dormía en la habitación de al lado, oyó estos gritos, se irguió en su cama y escuchó, pero los ladrones asustados se habían alejado un poco. Por fin recobraron el valor diciéndose: —Ese hombrecito quiere burlarse de nosotros. Regresaron y le cuchichearon: —Vamos, nada de bromas y pásanos alguna cosa. Entonces, Pulgarcito se puso a gritar con todas sus fuerzas: —Sí, quiero darles todo: introduzcan sus manos. La cocinera, que ahora sí oyó perfectamente, saltó de su cama y se acercó ruidosamente a la puerta. Los ladrones, atemorizados, huyeron como si llevasen el diablo tras de sí, y la criada, que no distinguía nada, fue a encender una vela. Cuando volvió, Pulgarcito, sin ser descubierto, se había escondido en el granero. La sirvienta, después de haber inspeccionado en todos los rincones y no encontrar nada, acabó por volver a su cama y supuso que había soñado con ojos y orejas abiertos. Pulgarcito había trepado por la paja y en ella encontró un buen lugarcito para dormir. Quería descansar ahí hasta que amaneciera y después volver con sus padres, pero aún le faltaba ver otras cosas, antes de poder estar feliz en su hogar. Como de costumbre, la criada se levantó al despuntar el día para darles de comer a los animales. Fue primero al granero, y de ahí tomó una brazada de paja, justamente de la pila en donde Pulgarcito estaba dormido. Dormía tan profundamente que no se dio cuenta de nada y no despertó hasta que estuvo en la boca de la vaca que había tragado la paja. —¡Dios mío! —exclamó—. ¿Cómo pude caer en este molino triturador? Pronto comprendió en dónde se encontraba. Tuvo buen cuidado de no aventurarse entre los dientes, que lo hubieran aplastado; mas no pudo evitar resbalar hasta el estómago.
  • 139. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L 6 6T TO O G GR RA AD DO O D DE E P PR RI IM MA AR RI IA A 139 —He aquí una pequeña habitación a la que se omitió ponerle ventanas —se dijo—Y no entra el sol y tampoco es fácil procurarse una luz. Esta morada no le gustaba nada, y lo peor era que continuamente entraba más paja por la puerta y que el espacio iba reduciéndose más y más. Entonces, angustiado, decidió gritar con todas sus fuerzas: —¡Ya no me envíen más paja! ¡Ya no me envíen más paja! La criada estaba ordeñando a la vaca y cuando oyó hablar sin ver a nadie, reconoció que era la misma voz que había escuchado por la noche, y se sobresaltó tanto que resbaló de su taburete y derramó toda la leche. Corrió a toda prisa donde se encontraba el amo y él gritó: —¡Ay, Dios mío! ¡Señor cura, la vaca ha hablado! —¡Está loca! —respondió el cura, quien se dirigió al establo a ver de qué se trataba. Apenas cruzó el umbral cuando Pulgarcito se puso a gritar de nuevo: —¡Ya no me enviéis más paja! ¡Ya no me enviéis más paja! Ante esto, el mismo cura tuvo miedo, suponiendo que era obra del diablo y ordenó que se matara a la vaca. Entonces se sacrificó a la vaca; solamente el estómago, donde estaba encerrado Pulgarcito, fue arrojado al estercolero. Pulgarcito intentó por todos los medios salir de ahí, pero en el instante en que empezaba a sacar la cabeza, le aconteció una nueva desgracia. Un lobo hambriento, que acertó a pasar por ahí, se tragó el estómago de un solo bocado. Pulgarcito no perdió ánimo. “Quizá encuentre un medio de ponerme de acuerdo con el lobo”, pensaba. Y, desde el fondo de su panza, su puso a gritarle: —¡Querido lobo, yo sé de un festín que te vendría mucho mejor! —¿Dónde hay que ir a buscarlo? —contestó el lobo. —En tal y tal casa. No tienes más que entrar por la trampilla de la cocina y ahí encontrarás pastel, tocino, salchichas, tanto como tú desees comer. Y le describió minuciosamente la casa de sus padres. El lobo no necesitó que se lo dijeran dos veces. Por la noche entró por la trampilla de la cocina y, en la despensa, disfrutó todo con enorme placer. Cuando estuvo harto, quiso salir, pero había engordado tanto que ya no podía usar el mismo camino. Pulgarcito, que ya contaba con que eso pasaría, comenzó a hacer un enorme escándalo dentro del vientre del lobo. —¡Te quieres estar quieto! —le dijo el lobo—. Vas a despertar a todo el mundo. —¡Tanto peor para ti! —contestó el pequeño—. ¿No has disfrutado ya? Yo también quiero divertirme. Y se puso de nuevo a gritar con todas sus fuerzas. A fuerza de gritar, despertó a su padre y a su madre, quienes corrieron hacia la habitación y miraron por las rendijas de la puerta. Cuando vieron al lobo, el hombre corrió a buscar el hacha y la mujer la hoz. —Quédate detrás de mí —dijo el hombre cuando entraron en el cuarto—. Cuando le haya dado un golpe, si acaso no ha muerto, le pegarás con la hoz y le desgarrarás el cuerpo. Cuando Pulgarcito oyó la voz de su padre, gritó: —¡Querido padre, estoy aquí; aquí, en la barriga del lobo! —¡Al fin! —dijo el padre—.¡Ya ha aparecido nuestro querido hijo!
  • 140. C CO OM MU UN NI IC CA AC CI IÓ ÓN N I IN NT TE EG GR RA AL L P PR RI IM ME ER R T TR RI IM ME ES ST TR RE E 140 Le indicó a su mujer que soltara la hoz, por temor a lastimar a Pulgarcito. Entonces, se adelantó y le dio al lobo un golpe tan violento en la cabeza que éste cayó muerto. Después fueron a buscar un cuchillo y unas tijeras, le abrieron el vientre y sacaron al pequeño. —¡Qué suerte! —dijo el padre—. ¡Qué preocupados estábamos por ti! —¡Si, padre, he vivido mil desventuras. ¡Por fin, puedo respirar el aire libre! —Pues, ¿dónde te metiste? —¡Ay, padre!, he estado en la madriguera de un ratón, en el vientre de una vaca y dentro de la panza de un lobo. Ahora, me quedaré a vuestro lado. —Y nosotros no te volveríamos a vender, aunque nos diesen todos los tesoros del mundo. Abrazaron y besaron con mucha ternura a su querido Pulgarcito, le sirvieron de comer y de beber, y lo bañaron y le pusieron ropas nuevas, pues las que llevaba mostraban los rastros de las peripecias de su accidentado viaje.