La congelación de alimentos implica disminuir la temperatura para inhibir las reacciones bioquímicas y la actividad microbiana. Factores como la velocidad y temperatura de congelación y descongelación, así como el tipo de embalaje, afectan la calidad nutricional y sensorial del alimento congelado. En particular, la congelación puede romper la estructura celular de la fruta y verdura, alterando su color, textura y aroma al descongelarse.