La crisis económica en Europa causó un fuerte aumento del desempleo en España en 2008 debido al cierre de muchas empresas. El sector de la construcción se vio especialmente afectado por el fin del boom inmobiliario, lo que llevó a la suspensión de pagos de importantes empresas constructoras. Los efectos de la crisis también tuvieron un gran impacto en el sistema financiero español, lo que requirió la intervención del estado en algunas entidades financieras.