Los residuos peligrosos biológicos-infecciosos (RPBI) provienen de actividades en centros de salud y laboratorios, y pueden contener agentes infecciosos que representan un riesgo para la salud y el medio ambiente. Su manejo incluye identificación, separación, almacenamiento, recolección, transporte y tratamiento adecuados para asegurar su eliminación segura y su disposición final en rellenos sanitarios. Los RPBI deben ser tratados mediante métodos que aseguren la eliminación de microorganismos patógenos, tornándolos irreconocibles.