La fibra óptica se utiliza principalmente para telecomunicaciones a larga distancia y redes locales debido a que puede transmitir grandes cantidades de datos a alta velocidad. Está compuesta de filamentos de vidrio u otros materiales con un núcleo y revestimiento que guían la luz a lo largo de su longitud mediante reflexión interna total. Existen dos tipos principales: fibras multimodo y monomodo, que se diferencian en el número de modos en que puede propagarse la luz.