La iglesia de Sardis se jactaba de su pasado esplendor pero carecía de vida espiritual. Aunque tenía buena reputación, sus obras no eran perfectas ante Dios. Jesús advierte que debe despertar de su letargo espiritual y recordar lo que recibió al principio o será juzgada inesperadamente. Aunque la mayoría estaba muerta, algunos pocos guardaron su fe pura y andarán con Cristo vestidos de blanco.