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Organización Nacional de Ciegos Españoles
Manuales




         Primera edición: septiembre de 2011



                 © De esta edición:
  Organización Nacional de Ciegos Españoles (once)
         Dirección de Autonomía Personal,
         Atención al Mayor, Ocio y Deporte
                 Calle del Prado, 24
                   28014 Madrid



© Organización Nacional de Ciegos Españoles, 2011



               Coordinación editorial:
    Departamento de Promoción Cultural y Braille
Dirección de Educación, Empleo y Promoción Cultural
               Dirección General, once
           Diseño y fotografía de cubierta,
                cuidado de la edición:
           Francisco Javier Martínez Calvo
                      Impresión:
                  irc, s.a. (Madrid)




            Depósito legal: M. 32.266-2011
              ISBN: 978-84-484-0277-8

      Impreso en España ― Printed in Spain




Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro,
   su inclusión en un sistema informático, su transmisión
en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico,
     mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos,
     sin el permiso previo y por escrito de los titulares
                  de los derechos de autor.
Coordinadora de la edición:
           Purificación Ortiz Ortiz
    (Jefa del Departamento de Autonomía
           Personal y Accesibilidad)

            Coordinación técnica:
       María Ángeles Matey García
    (Técnica de Rehabilitación y Asesora
   de la Dirección de Autonomía Personal,
    Bienestar Social y Atención al Mayor)



     La elaboración y redacción de este
   manual ha estado a cargo de un equipo
  de Técnicos de Rehabilitación de la once:

    María Pilar Basterrechea Estella
Delegación Territorial de Cataluña (Barcelona)

       Concepción Blocona Santos
      Delegación Territorial de Madrid.
    Asesora de la Dirección de Autonomía
Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor
8                              Discapacidad visual y autonomía personal


        María Jesús Echeverría Arellano
    Delegación Territorial de Navarra (Pamplona)

           Rosa María Lagrava Alcañiz
     Delegación Territorial de Aragón (Zaragoza)

           María Ángeles Matey García
    Delegación Territorial de Cataluña (Barcelona).
        Asesora de la Dirección de Autonomía
    Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor

               David Reyes Llavero
     Delegación Territorial de Andalucía (Sevilla)

       María Rosario Rodríguez de Luengo
               Delegación Territorial
       de la Comunidad Valenciana (Valencia)

          María Jesús Vicente Mosquete
          Delegación Territorial de Madrid.
        Asesora de la Dirección de Autonomía
    Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor




               Autoras de los capítulos
       de intervención con grupos específicos:

             María Reyes Pérez Rus
Centro de Recursos Educativos de Madrid (capítulo 11)

             Beatriz Arregui Noguer
    Unidad Técnica de Sordoceguera (capítulo 12)
                                                    9


                   Revisión técnica:

    Asesoría de Servicios Sociales – Documentación
        María Isabel Salvador Gómez-Rey
             (contenidos y documentación)
        y María Dolores Cebrián de Miguel
                 (glosario de términos)




                     Ilustraciones:
               Silvia A. Lucas Fandos
Libro once
Índice




Presentación...................................................................... 27
Prefacio............................................................................... 31
Lista de autores................................................................. 39
Primera       parte.     Aspectos        introductorios..................... 43
Referencias bibliográficas.
                          ................................................ 46
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación
  de personas con discapacidad visual.......................... 49
1. Hechos históricos relevantes............................................. 51
2. Situación actual y perspectivas de futuro. ........................ 58
                                            .
3. Evolución de la rehabilitación en la               once. .......................... 64

   3.1. Servicio de Rehabilitación Integral............................. 70
Referencias bibliográficas...................................................... 72
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia
  en la autonomía. ........................................................... 77
1.  erminología, definiciones y clasificaciones
   T
   sobre discapacidad visual............................................. 79
   1.1. Terminología.
                    ........................................................ 79
   1.2. Definiciones y clasificaciones.................................. 81
2.  actores que inciden en la autonomía
   F
   de las personas con discapacidad visual. .......................... 92
   2.1. Relacionados con la patología ocular.......................... 92
12                                                 Discapacidad visual y autonomía personal

           2.1.1.  érdida de campo visual central
                  P
                  (con escotoma central).................................... 93
           2.1.2. Pérdida del campo visual periférico. ................ 96
                  2.1.2.1. Reducción concéntrica........................ 96
                  2.1.2.2. Hemianopsias..................................... 98
           2.1.3.  isión borrosa sin alteraciones
                  V
                  en el campo visual ....................................... 100
           2.1.4. Nistagmus. ................................................... 102
                              .
     2.2. Aspectos psicosociales............................................         103
          2.2.1. Momento de aparición y edad........................                 103
          2.2.2. Características personales. ...........................             104
          2.2.3. Familia y entorno próximo.............................              105
3.  spectos diferenciales según los distintos grupos
   A
   de población.................................................................. 106
     3.1. Niños...................................................................... 106
     3.2. Ancianos................................................................. 106
     3.3. Con otras deficiencias concurrentes. ....................... 107
                                             .
Referencias bibliográficas................................................... 108
Lecturas recomendadas..................................................... 110
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación. ................. 111
1.  ipos de programas y fases de la intervención.
   T                                             ............... 112
     1.1. Tipos de programas.
                            ................................................ 112
     1.2. Fases de la intervención.......................................... 114
     1.3. Ámbitos de trabajo.................................................. 116
2.  l especialista en autonomía personal: perfil, formación
   E
   y competencias.............................................................. 117
     2.1. Formación del especialista....................................... 119
     2.2. Perfil profesional..................................................... 121
     2.3. Estilo de intervención.............................................. 123
Referencia bibliográfica...................................................... 125

Segunda        parte.     Evaluación,         programación
   y habilidades perceptivas.......................................... 129
Referencia bibliográfica...................................................... 131
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa............. 133
1. Características de la evaluación...................................... 134
Índice                                                                            13

2. Objetivos de la evaluación.............................................. 135
3. Recogida de información................................................ 137
    3.1. Entrevista inicial...................................................... 138
    3.2. Evaluación funcional................................................    139
         3.2.1. Metodología..................................................    139
         3.2.2. Áreas a evaluar.............................................     140
         3.2.3. Pruebas de evaluación. .................................         140
4. Programación en rehabilitación: sesiones de trabajo....... 142
    4.1. Programación de cada sesión. ................................. 142
5. Valoración de sesiones y objetivos.
                                     ................................. 143
    5.1. Sesiones................................................................. 144
    5.2. Objetivos................................................................ 144
    5.3.  juste de los objetivos y finalización del programa. . 145
         A
Referencias bibliográficas................................................... 147

Capítulo 5. Optimización perceptiva
  y organización espacial.............................................. 149
1.  l entrenamiento para el desarrollo
   E
   de la percepción sensorial ............................................. 150
    1.1. Características del entrenamiento. .......................... 152
    1.2.  rocedimiento para la optimización sensorial........... 155
         P
         1.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 155
2. Percepción visual........................................................... 157
    2.1. Habilidades perceptivas .......................................... 159
    2.2.  a percepción visual en personas con baja visión. ... 161
         L
         2.2.1.  abilidades alteradas según el tipo
                H
                de afectación visual....................................... 164
    2.3. Entrenamiento visual. .............................................     166
         2.3.1. Proceso de entrenamiento.............................            169
         2.3.2.  ntrenamiento específico según
                E
                la afectación en el campo visual....................             172
                2.3.2.1. Pérdida de campo visual central.            .......     172
                2.3.2.2. Pérdida de campo visual periférico. ..          .       175
3. Percepción auditiva........................................................ 178
    3.1. Habilidades perceptivas........................................... 178
    3.2. Entrenamiento auditivo........................................... 181
14                                              Discapacidad visual y autonomía personal

           3.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 181
4. Percepción háptico–táctil. .............................................. 187
                            .
     4.1. Habilidades perceptivas........................................... 188
     4.2. Entrenamiento háptico-táctil. .................................. 189
          4.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 192
5. Percepción del olfato y el gusto...................................... 196
     5.1. Habilidades perceptivas........................................... 197
     5.2. Entrenamiento olfativo y gustativo.......................... 198
6. Percepción cinestésica................................................... 198
     6.1. Habilidades perceptivas........................................... 200
     6.2. Entrenamiento cinestésico.
                                   ...................................... 202
          6.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 202
7. Organización espacial..................................................... 217
     7.1. Habilidades a desarrollar.
                                   ......................................... 219
Referencias bibliográficas................................................... 229
Lecturas recomendadas..................................................... 233

Tercera       parte.    Habilidades       para la autonomía:
  desarrollo del programa........................................... 237
Referencias bibliográficas................................................... 241
Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento............ 243
1. Estrategias para la planificación del entrenamiento......... 244
     1.1. Secuenciación de la actividad.................................. 244
     1.2. Comprobación del nivel de realización..................... 246
2.  strategias a utilizar durante el entrenamiento............... 248
   E
     2.1. Aplicación de las habilidades perceptivas................. 249
     2.2. Habilidades sociales................................................ 249
     2.3. Incorporación de materiales y recursos................... 250
     2.4.  decuación de los espacios, orden y ergonomía.
          A                                             ...... 252
3.  strategias profesionales para fomentar la autonomía.... 253
   E
Referencias bibliográficas................................................... 255
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico. .... 257
1. El bastón de movilidad................................................... 257
     1.1. Funciones del bastón............................................... 258
     1.2. Partes del bastón.................................................... 260
Índice                                                                               15

    1.3. Características del bastón....................................... 263
    1.4.  ariables relevantes para la elección del bastón. ..... 264
         V
    1.5. Técnicas de utilización.............................................        267
         1.5.1. Sujeción del bastón.......................................           269
         1.5.2. Técnicas de uso del bastón de movilidad. ......                      272
         1.5.3. Aplicaciones de las técnicas. .........................              286
2.  roductos de apoyo ópticos, electro-ópticos y filtros....... 302
   P
    2.1. Tipos de productos de apoyo...................................              303
         2.1.1. Microscopios. ................................................       304
         2.1.2. Telemicroscopios...........................................          306
         2.1.3. Lupas. ...........................................................   308
         2.1.4. Telescopios...................................................       310
         2.1.5. Lupas televisión............................................         312
         2.1.6. Filtros...........................................................   316
    2.2. Entrenamiento........................................................ 319
         2.2.1.  abilidades visuales para el uso
                H
                de productos de apoyo ópticos...................... 320
                2.2.1.1. Localizar la distancia focal. ............... 321
                2.2.1.2. Fijación............................................ 325
                2.2.1.3. Localización...................................... 325
                2.2.1.4. Exploración. ..................................... 327
                2.2.1.5. Específicas para el uso de telescopios.. 327
         2.2.2.  spectos específicos para
                A
                el entrenamiento con lupa televisión. ............ 334
         2.2.3. Entrenamiento con filtros.............................. 336
    2.3. Elección de un producto.......................................... 339
Referencias bibliográficas................................................... 341
Lecturas recomendadas..................................................... 342

Capítulo 8. Lectura y escritura...................................... 345
1. Lectura en personas con baja visión............................... 348
2.  ntrenamiento para optimizar la lectura en personas
   E
   con baja visión............................................................... 351
    2.1.  érdida de campo visual central
         P
         (con escotoma central)............................................ 352
          2.1.1. ncorporación de productos de apoyo ópticos,
                 I
                 electrónicos y no ópticos................................ 357
16                                               Discapacidad visual y autonomía personal

     2.2. Pérdida del campo visual periférico. ........................ 358
          2.2.1. Reducción concéntrica.   .................................. 359
          2.2.2. Hemianopsias............................................... 361
     2.3.  isión borrosa sin alteraciones en el campo visual .. 363
          V
     2.4. Nistagmus.
                   .............................................................. 364
3.  spectos a considerar en el rendimiento lector............... 364
   A
4. Características de la escritura........................................ 365
5.  rincipales problemas de la escritura
   P
   para las personas con baja visión................................... 366
6.  spectos específicos del entrenamiento para escritura... 367
   A
Referencias bibliográficas................................................... 368
Lectura recomendada. ....................................................... 370

Capítulo 9. Actividades cotidianas................................ 371
1.  spectos generales comunes a todas las actividades...... 374
   A
     1.1. Habilidades previas al entrenamiento.
                                              ...................... 374
     1.2.  omprobación del nivel de ejecución de las tareas. . 375
          C
     1.3. Utilización de productos de apoyo ópticos................ 376
     1.4.  decuación de espacios: disposición
          A
          del mobiliario, iluminación y contraste..................... 377
     1.5. Orden, ergonomía y sistematización........................ 379
2. Entrenamientos y otros recursos comunes..................... 381
     2.1.  étodos de búsqueda sistemática de objetos. ......... 381
          M
     2.2.  revención de accidentes y medidas de seguridad... 383
          P
          2.2.1. Protegerse de caídas y golpes....................... 384
          2.2.2. Evitar descargas eléctricas............................ 384
          2.2.3. Prevenir intoxicaciones.................................. 385
          2.2.4. Evitar quemaduras, cortes, heridas............... 385
     2.3.  daptación personalizada de materiales (marcajes). . 387
          A                                                 .
     2.4. Medidas y dosificación............................................. 391
     2.5.  abilidades para enchufar electro-domésticos
          H
          y otros aparatos eléctricos...................................... 392
3. Actividades esenciales.
                         ................................................... 392
     3.1. Higiene y arreglo personal....................................... 393
          3.1.1. Baño o ducha................................................ 393
          3.1.2. Higiene dental............................................... 395
Índice                                                                             17

          3.1.3. Eliminación del pelo/vello.............................. 397
          3.1.4. Cuidado del cabello....................................... 401
          3.1.5. Cuidado de las uñas...................................... 402
          3.1.6. Cuidado de la piel y maquillaje...................... 404
          3.1.7. Menstruación................................................. 410
    3.2. Autonomía en la comida..........................................          411
         3.2.1. Organización en el espacio............................             411
         3.2.2. Organización en la mesa...............................             411
         3.2.3.  écnicas específicas de orientación en la mesa..
                T                                                                  412
         3.2.4. Utilización de cubiertos.................................          413
         3.2.5. Técnicas facilitadoras durante la comida........                   415
         3.2.6. Servirse........................................................   420
         3.2.7. Uso de bandejas............................................        425
    3.3. Autonomía con el dinero..........................................         426
         3.3.1. Reconocimiento de monedas.........................                 426
         3.3.2. Reconocimiento de billetes............................             428
         3.3.3. Utilización autónoma del dinero . ..................               431
    3.4. Uso de teléfonos. .................................................... 433
         3.4.1. Técnica de marcación por tacto..................... 434
    3.5. Administración de medicamentos............................ 436
         3.5.1. Organización ................................................ 436
         3.5.2. Dosificación de medicamentos. ..................... 438
4. Tareas domésticas......................................................... 440
    4.1. Arreglo y limpieza del hogar.................................... 441
         4.1.1. Hacer las camas............................................ 441
         4.1.2.  impieza de muebles y superficies acristaladas .. 442
                L
         4.1.3.  impieza de suelos: barrer, pasar la mopa,
                L
                fregar, aspirar, etc.. ...................................... 444
    4.2. Cuidado de la ropa y del calzado............................. 446
         4.2.1. Cepillado o limpieza en seco de la ropa. ........ 446
         4.2.2. Limpieza de manchas.................................... 446
         4.2.3. Lavar............................................................ 447
         4.2.4. Secar............................................................ 449
         4.2.5. Doblar ropa. ................................................. 449
         4.2.6. Planchar. ...................................................... 450
         4.2.7. Coser............................................................ 453
18                                                 Discapacidad visual y autonomía personal

           4.2.8. Cuidado del calzado...................................... 459
     4.3. Cocina. ................................................................... 460
          4.3.1.  ctividades culinarias. Habilidades
                 A
                 y utensilios para cocinar ............................... 461
          4.3.2.  écnicas básicas de cocina: hervir, freír,
                 T
                 asar y hornear.............................................. 465
          4.3.3.  ráctica final general: realización de receta tipo.. 470
                 P
          4.3.4.  lectrodomésticos para cocinar.
                 E
                 Encendido y centrado de útiles...................... 470
Referencias bibliográficas................................................... 475
Lecturas recomendadas..................................................... 476

Capítulo 10. Desplazamiento......................................... 477
1.  equerimientos previos para desplazarse con seguridad. . 480
   R
     1.1. Desarrollo sensorial y cinestésico............................ 480
     1.2. Comprensión de conceptos. .................................... 481
                                  .
     1.3. Habilidades cognitivas............................................. 482
2. La orientación................................................................ 483
     2.1. Principios de la orientación espacial......................... 484
          2.1.1. Actualización perceptiva: ¿dónde estoy?. ....... 484
          2.1.2.  isposición espacial: ¿dónde está mi objetivo?.. 485
                 D
          2.1.3.  onocimiento de conceptos y sistemas
                 C
                 espaciales: ¿cómo puedo llegar hasta allí?..... 485
     2.2.  omponentes para mantener la orientación.
          C                                                   ............ 486
          2.2.1. Puntos de referencia..................................... 486
          2.2.2. ndicadores: utilización de claves ambientales.. 487
                 I
          2.2.3.  so de puntos de referencia
                 U
                 y claves ambientales..................................... 488
          2.2.4. Estructuras ambientales................................ 491
          2.2.5. Estimación de la distancia recorrida. ............. 492
     2.3. Métodos y ayudas para la orientación......................                 492
          2.3.1. En espacios interiores...................................           493
                 2.3.1.1. Método del perímetro. ......................               493
                 2.3.1.2. Método de barras o cuadrículas. .......                    495
                 2.3.1.3.  amiliarización con ayuda
                          F
                          de otra persona................................            496
          2.3.2. En espacios exteriores..................................            498
Índice                                                                            19

                  2.3.2.1. Exploración independiente................ 498
                  2.3.2.2. Exploración con ayuda de otra persona.. 499
    2.4. Rutas según el tipo de orientación........................... 500
         2.4.1. Rutas memorizadas....................................... 500
         2.4.2. Rutas configuracionales. ............................... 501
    2.5. Procesos de reorientación.......................................         503
         2.5.1.  roceso de solución de problemas aplicado
                P
                a la orientación.............................................     503
         2.5.2.  strategias de reorientación aplicadas
                E
                a situaciones concretas.................................          505
                2.5.2.1. En interiores.....................................       505
                2.5.2.2. En exteriores. ..................................        505
    2.6.  yudas para la orientación (planos, maquetas…). ....
         A                                                                        506
         2.6.1. Tipos de ayudas............................................       507
         2.6.2. Elección de la ayuda. ....................................        509
         2.6.3. Habilidades para su uso................................           509
         2.6.4. Secuencias de enseñanza..............................             510
3.  spectos generales del entrenamiento
   A
   en el desplazamiento..................................................... 512
    3.1. Relativos a los objetivos.......................................... 512
    3.2. Relativos a la metodología....................................... 512
    3.3. En cuanto a las sesiones de entrenamiento. ............ 513
    3.4. Otros aspectos del aprendizaje................................ 514
4. Desplazamiento por espacios interiores.......................... 516
    4.1. Procedimiento para el entrenamiento. ..................... 516
    4.2. Acompañado de un guía..........................................          517
         4.2.1. ¿Cómo localizar al guía?. ...............................         519
         4.2.2. ¿Cómo cogerse al guía?.        ................................   519
         4.2.3. Paso por lugares estrechos...........................             521
         4.2.4. Escaleras......................................................   521
         4.2.5. Paso por puertas. .........................................       522
         4.2.6. Cambiar de brazo. ........................................
                                      .                                           522
         4.2.7. Cambiar el sentido de la marcha.            ...................   523
         4.2.8. Localizar asientos. ........................................      523
    4.3. Protección personal (autoprotección)....................... 524
         4.3.1.  écnica de protección de la parte alta del cuerpo. 525
                T
20                                               Discapacidad visual y autonomía personal

           4.3.2. Técnica de protección baja............................ 526
           4.3.3. Técnica de protección mixta.......................... 527
     4.4. Seguimiento de superficies...................................... 527
          4.4.1. Con puertas abiertas..................................... 530
          4.4.2. Atravesar espacios amplios........................... 530
     4.5. Desplazamiento con bastón..................................... 531
5.  esplazamiento en exteriores
   D
   con diferentes grados de complejidad. ........................... 532
                                       .
     5.1.  actores básicos en el desplazamiento por exteriores...
          F                                                                        533
           5.1.1. Desarrollo perceptivo....................................        533
           5.1.2. Línea de desplazamiento...............................           533
           5.1.3. Posición en la acera. .....................................      535
           5.1.4. Aplicación de las técnicas de bastón..............               535
           5.1.5. Utilización de productos de apoyo ópticos......                  537
           5.1.6. Ayuda ocasional de otras personas................                538
     5.2. Desplazamiento en las diferentes zonas. ................. 540
          5.2.1. Zona de complejidad baja u homogénea........ 541
                 5.2.1.1. Características físicas....................... 542
                 5.2.1.2. Objetivos del entrenamiento............. 543
                 5.2.1.3.  etodología del proceso
                          M
                          de entrenamiento............................. 546
                 5.2.1.4. Logros.............................................. 548
          5.2.2. Zona de complejidad media o diversa.                 ........... 549
                 5.2.2.1. Características físicas....................... 550
                 5.2.2.2. Objetivos del entrenamiento............. 552
                 5.2.2.3.  etodología del proceso
                          M
                          de entrenamiento............................. 554
                 5.2.2.4. Logros.............................................. 556
          5.2.3. Zona de complejidad elevada o intrincada..... 557
                 5.2.3.1. Características físicas....................... 558
                 5.2.3.2. Objetivos del entrenamiento............. 559
                 5.2.3.3.  etodología del proceso
                          M
                          de entrenamiento............................. 561
                 5.2.3.4. Logros.............................................. 562
          5.2.4. Zona rural. .................................................... 563
                 5.2.4.1. Características físicas....................... 563
                 5.2.4.2. Objetivos del entrenamiento............. 564
Índice                                                                                21

                   5.2.4.3.  etodología del proceso
                            M
                            de entrenamiento............................. 565
                   5.2.4.4.  ecomendaciones para
                            R
                            el desplazamiento en zonas rurales... 567
    5.3. Cruces.................................................................... 576
         5.3.1. Habilidades previas....................................... 577
         5.3.2. Metodología de enseñanza............................ 579
                5.3.2.1.  ocalización del cruce y del lugar
                           L
                           adecuado para cruzar....................... 580
                5.3.2.2. Cruce de seguridad ......................... 580
                5.3.2.3. Cruce paralelo.................................. 581
         5.3.3. Secuencia de realización del cruce................ 581
                5.3.3.1. Localizar el bordillo........................... 581
                5.3.3.2. Alinearse.......................................... 582
                5.3.3.3. Explorar la calzada............................582
                5.3.3.4. Analizar el tráfico.         ..............................583
                5.3.3.5. Decisión de cruce............................. 584
                5.3.3.6. Realizar el cruce............................... 585
                5.3.3.7. Abordar la acera contraria.               ................ 586
         5.3.4. Tipos de cruce.............................................. 587
                5.3.4.1.  riterios para su clasificación
                           C
                           y estrategias para reconocer
                           los tipos de cruce. ............................ 587
                                                      .
                5.3.4.2. Cruces sin semáforo (s/S).                ................ 589
                5.3.4.3. Cruces con semáforo (c/S). .............. 591
                                                                    .
                5.3.4.4. Cruces con características especiales.. 594
6. Transporte público......................................................... 599
    6.1.  equisitos previos necesarios para el uso
         R
         de transporte público.............................................. 599
    6.2. Taxi. ....................................................................... 601
         6.2.1. Localización del vehículo. .............................. 601
         6.2.2. Acceso.      ......................................................... 601
    6.3. Autobús.................................................................. 602
         6.3.1. Autobús urbano. ........................................... 602
                6.3.1.1. Localización de la parada.................. 602
                6.3.1.2. Acceso. ............................................ 604
                6.3.1.3. Desplazamiento interior.................... 605
22                                                  Discapacidad visual y autonomía personal

           6.3.2. Autobús interurbano..................................... 607
                  6.3.2.1. Localización de la parada.................. 607
                  6.3.2.2. Acceso y desplazamiento interior...... 607
     6.4. Metro......................................................................   607
          6.4.1. Localización y acceso....................................              608
          6.4.2. Desplazamiento interior................................                612
          6.4.3. Bajada..........................................................       613
     6.5. Ferrocarril............................................................... 614
     6.6. Transporte aéreo. ................................................... 615
                          .
7. Facilitadores del desplazamiento.
                                   .................................... 617
     7.1. El perro guía............................................................ 617
     7.2.  roductos de apoyo electrónicos para la orientación.. 619
          P
Referencias bibliográficas................................................... 621

Cuarta       parte.     Población         infantil
   y personas con sordoceguera................................... 627

Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes. . 633
1. mplicaciones y necesidades derivadas de la discapacidad
   I
   visual para la adquisición de habilidades para la autonomía.. 635
2. Evaluación..................................................................... 641
     2.1. Objetivo y procedimiento. ....................................... 641
                                  .
     2.2. Valoración cuantitativa de la visión.......................... 645
     2.3. Valoración funcional de la visión.............................. 648
3. Programas de rehabilitación en niños............................. 654
     3.1. Criterios de atención............................................... 654
     3.2. Espacios. ................................................................ 655
     3.3. Modalidades de intervención. .................................. 656
4. Diseño del programa...................................................... 657
     4.1. Consideraciones previas.......................................... 657
     4.2.  iños de 3 a 6 años (primeros años escolares)........ 661
          N
           4.2.1.  abilidades necesarias para adquirir
                  H
                  autonomía. .................................................... 662
                  4.2.1.1. Percepción visual.............................. 662
                  4.2.1.2. Percepción auditiva. ......................... 664
                  4.2.1.3. Percepción háptico-táctil................... 666
                  4.2.1.4. Percepción cinestésica...................... 667
Índice                                                                              23

                 4.2.1.5. Desarrollo conceptual....................... 668
                 4.2.1.6. Habilidades motoras......................... 673
          4.2.2. Autonomía.................................................... 675
                 4.2.2.1. Habilidades de la vida diaria. ............ 676
                                                                 .
                 4.2.2.2. Orientación y movilidad.................... 679
    4.3. Niños de 7 a 12 años (Educación Primaria) . ............ 684
         4.3.1. Habilidades para adquirir autonomía.            ............. 685
         4.3.2. Autonomía ................................................... 686
                4.3.2.1. Habilidades de la vida diaria.         ............. 691
                4.3.2.2. Orientación y movilidad.................... 692
    4.4.  lumnos de 13 a 15 y de 16 a 18 años
         A
         (Niveles Secundario y Superior) .  ............................. 696
          4.4.1. Habilidades de la vida diaria.......................... 697
          4.4.2. Orientación y movilidad ................................ 698
5. Ámbitos de intervención.
                          ................................................ 700
    5.1. En el contexto familiar............................................. 700
    5.2. En el contexto escolar.............................................       701
         5.2.1. Actuaciones con el alumno ...........................              701
         5.2.2. Actuaciones con el profesor-tutor..................                702
         5.2.3.  ctuaciones con el grupo-clase u otro alumnado..
                A                                                                  703
         5.2.4. Valoración de la accesibilidad en el centro.....                   704
Recursos . ......................................................................... 705
Referencias bibliográficas................................................... 706

Capítulo 12. Intervención con personas
  con sordoceguera........................................................ 713
1. Personas con sordoceguera............................................ 713
    1.1. Definición de sordoceguera. .................................... 713
         1.1.1. Definiciones clínicas y cuantitativas. .............. 714
         1.1.2. Definiciones funcionales................................ 715
    1.2.  rupos de población y sistemas de comunicación....
         G                                                                         717
         1.2.1. Factores determinantes ................................            717
         1.2.2.  rupos de población según el momento
                G
                en que se produce cada deficiencia sensorial
                y su grado de pérdida....................................          718
         1.2.3.  lasificación según los niveles
                C
                de funcionamiento........................................          722
24                                                 Discapacidad visual y autonomía personal

2. Programas de rehabilitación........................................... 722
     2.1. Evaluación. .............................................................   722
          2.1.1. Recogida de información. ..............................              722
          2.1.2. Proceso de evaluación...................................             726
                 2.1.2.1. Factores condicionantes y recursos ..                       726
                 2.1.2.2.  valuación funcional
                           E
                           de las capacidades perceptivas.........                    726
     2.2. Diseño del programa...............................................          735
          2.2.1. Comunicación durante las clases...................                   735
          2.2.2.  a intervención a través
                 L
                 del guía-intérprete o del mediador . ..............                  735
          2.2.3. Por dónde empezar.......................................             737
          2.2.4. Entornos de entrenamiento...........................                 738
          2.2.5. Tiempos de intervención...............................               739
          2.2.6.  ersonas de apoyo.
                 P
                 Coordinación con otros profesionales. ...........                    739
          2.2.7. Ámbitos de intervención................................              740
     2.3.  omunicación con personas
          C
          que desconocen los sistemas . ................................              740
          2.3.1.  strategias de comunicación con el público . .
                 E                                                                    744
          2.3.2.  strategias para la comunicación expresiva...
                 E                                                                    746
          2.3.3. Estrategias para la comunicación receptiva. ..                       751
     2.4.  prendizajes para la realización de las actividades. .
          A                                                                   .       760
           2.4.1. Desarrollo sensorial.   ......................................      760
           2.4.2. Comunicación...............................................         764
           2.4.3. Actividades habituales...................................           773
           2.4.4. Tareas domésticas. .......................................          775
           2.4.5.  ealización de actividades con ayuda de terceros.
                  R                                                             .     776
           2.4.6. Productos de apoyo.     ......................................      777
           2.4.7. Desplazamientos...........................................          782
Referencias bibliográficas................................................... 795
Anexos,        glosario y bibliografía.................................. 799

Anexos............................................................................. 801
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía.. 801
     1. Tipos de escotoma..................................................... 801
     2.  iveles de reducción de campo visual.
        N                                    ........................ 803
Índice                                                                               25

Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa..................... 805
    Registro de evaluación para rehabilitación......................                805
         1. Situación inicial en autonomía personal...............                  806
         2.  ivel de autonomía en la realización de actividades.
            N                                                            .          807
         3.  areas a evaluar organizadas por áreas
            T
            perceptivas...................................................          807

Capítulo 8. Lectura y escritura. .......................................... 812
    1. Factores que facilitan la lectura..................................          812
         1.1. Tipografía........................................................    813
         1.2. Espacio interlineal............................................       814
         1.3. Espacio entre las letras....................................          815
         1.4. Calidad del papel. ............................................       815
         1.5. Longitud del renglón........................................          815
         1.6. Distribución del texto.......................................         816
    2. Proceso lector ...........................................................   816
         2.1.  eriodos de fijación y movimientos sacádicos...
              P                                                                     816
         2.2. Movimientos oculares.        ......................................   817
         2.3. Otros aspectos que influyen en la lectura.........                    817

Capítulo 9. Actividades cotidianas.
                                  ...................................... 818

Secuencias específicas para la realización
de las tareas domésticas.................................................... 818
    1. Enchufar.................................................................... 818
    2. Uso de teléfonos........................................................ 820
    3. Doblar ropa.
                  ............................................................... 822
    4. Planchar. ................................................................... 822
               .
    5. Costura.
              ..................................................................... 831
    6.  oser. Técnicas básicas de costura. Coser dobladillos... 836
       C
    7. Cocina........................................................................ 837
Capítulo 12........................................................................ 845
    1.  lasificación de la deficiencia auditiva. ....................... 845
       C                                        .
    2. Criterios de reconocimiento........................................ 847
    3.  ariables que determinan las características
       V
       de cada persona sordociega....................................... 848
    4.  ersonas con sordoceguera congénita. Características. . 850
       P                                                    .
    5.  eficiencia auditiva congénita y visual adquirida......... 852
       D
26                                                 Discapacidad visual y autonomía personal

     6.  eficiencia visual congénita y auditiva adquirida.
        D                                                 ........ 853
     7.  érdida visual y auditiva adquiridas............................ 853
        P
     8. Niveles de funcionamiento.
                                 ......................................... 854
     Recursos .
              ...................................................................... 855
     Referencias bibliográficas............................................... 855
Glosario........................................................................... 857
Bibliografía sobre rehabilitación de personas
  con discapacidad visual: una selección básica.
                                               ........ 889
Un manual general fundamental......................................... 891
Orientación y movilidad.
                       ..................................................... 891
Rehabilitación visual.
                     .......................................................... 893
Congresos y conferencias. ................................................. 895
                        .
Revistas............................................................................. 895
Bibliografía complementaria: terminología, intervención
educativa, accesibilidad, intervención psicológica, tecnología.. 896
Referencias bibliográficas................................................... 897
Presentación




  Escribir estas líneas de presentación del libro Disca-
pacidad visual y autonomía personal: enfoque práctico
de la rehabilitación es una gran satisfacción y también
motivo de orgullo. La obra reúne una serie de cualidades
que no quiero que escapen al conocimiento del lector.

   Se trata de una publicación de la Organización Na-
cional de Ciegos Españoles (once), entidad que pone
a disposición de sus afiliados, en forma de servicios
especializados distribuidos por todo el territorio estatal,
una de las redes más completas y eficaces del mundo
para atender las necesidades derivadas de la disca-
pacidad visual: educación, empleo, apoyo psicosocial,
rehabilitación, comunicación y acceso a la información,
ocio y deporte, bienestar social, etc. La rehabilitación
suscita un gran interés y representa casi un tercio de
la demanda respecto al conjunto de servicios, siendo
además la puerta de entrada para atender más tar-
de otras necesidades. En el caso de los niños, es un
apoyo importante en el engranaje educativo, y para los
28                               Discapacidad visual y autonomía personal


padres, un motivo de confianza para el futuro. No en
vano son más de 8000 los usuarios que anualmente son
atendidos en sus servicios de rehabilitación.

   Desde la perspectiva institucional, la once contribuye
con este manual técnico a potenciar las herramientas
imprescindibles para la consecución de sus objetivos
preferentes, como son la autonomía personal, la plena
inclusión social y los derechos de ciudadanía, la igualdad
de oportunidades y no discriminación, y la minimización
del impacto que la ceguera o deficiencia visual grave
presenta en la vida de sus afiliados, porque es induda-
ble que cuando se alimenta y enriquece el conocimiento
sobre una discapacidad, la repercusión en las personas
afectadas siempre es positiva.

   En el año 1999, la once realiza una apuesta por la
integración de los dos programas diferenciados con
los que contaba: rehabilitación básica y visual. En esta
obra se presentan los contenidos unificados de ambas
disciplinas, una prueba más de que este modelo está
consolidado y de que las actuaciones que se realizan
inciden en la globalidad del individuo. En definitiva, es
un reflejo del modo de llevar a cabo la rehabilitación
en nuestra institución, y también de la evolución que
han tenido los sistemas de intervención en función del
entorno, del perfil de las personas con discapacidad
visual y de las instituciones, todos ellos factores clave
en la construcción de modelos únicos, seguramente
irrepetibles en otros lugares.

  Soy consciente, pues, del valor que tiene un manual
tan amplio como este, escrito íntegramente en español,
Presentación                                             29


tanto para los profesionales de España como para los
de América Latina. Muchos de ellos han tenido la opor-
tunidad de conocer directamente el trabajo de nuestra
institución, pues la once ha colaborado en su formación
durante muchos años.

   No quiero olvidarme de mencionar una de las carac-
terísticas importantes de este volumen, como es el he-
cho de haber sido redactado por un equipo de técnicos
de rehabilitación de la institución que, a partir de la
documentación existente y de su propia experiencia,
exponen de un modo claro y rotundo el estado de sus
conocimientos. Para ello, han debatido largamente los
criterios y las técnicas utilizadas, cosa lógica si se tiene
en cuenta la complejidad y la amplitud de la formación
que necesitan para el ejercicio de su profesión, que
precisa además una dedicación intensa y prolongada.

   He tenido el privilegio de vivir muy de cerca el difícil,
pero apasionante, camino que ha permitido transformar
un puñado de ideas en un libro de esta envergadura.
Les pido que lo lean con atención, que lo usen como
referencia, que reflexionen y que debatan sobre los
temas que se plantean. Seguro que llegarán, como yo,
a la conclusión de que las personas con discapacidad
visual, a través de la rehabilitación, obtenemos las he-
rramientas que nos dan la oportunidad de ser cada vez
más autónomas.

   No puedo acabar sin mencionar otro mérito más de
la publicación: a nadie se le escapa el momento difícil
que atravesamos, inmersos en una crisis económica
que empieza a tener efectos devastadores en los servi-
30                                  Discapacidad visual y autonomía personal


cios sociales. Pero el lector tiene el libro en sus manos,
fruto de un importante esfuerzo, especialmente de sus
autores y del resto de personas implicadas.

 Suficientes razones, creo yo, para que todos poda-
mos felicitarnos.




Patricia Sanz Cameo
Directora General Adjunta de Servicios Sociales para Afiliados
Prefacio




   Aunque los avances en la cirugía y en los tratamien-
tos oftalmológicos han sido notables en las últimas
décadas, convivir con una discapacidad visual no puede
considerarse todavía un hecho aislado. Según datos de
la Organización Mundial de la Salud (oMs), el número
de personas afectadas (mayo de 2009) se cifra en 314
millones, de las cuales 45 millones son ciegas. Con-
cretamente en España, del total de la población mayor
de 6 años censada en 2008,1 en torno al 2,3 % (casi
1100000 personas) manifestaron dificultades para ver
con normalidad.

  Los trastornos visuales son un gran impedimento
para desempeñar muchas actividades. Cuando el daño
es congénito, el niño debe realizar la conexión con el
medio y los aprendizajes de un modo diferente, mien-


1. ine (2010). Encuesta sobre discapacidades, autonomía personal y si-
tuaciones de dependencia 2008 [edad 2008]. Madrid: Instituto Nacional de
Estadística. [Disponible en cd-roM, y en http://www.ine.es/jaxi/menu.
do?type=pcaxispath=/t15/p418file=inebaseL=0.]
32                              Discapacidad visual y autonomía personal


tras que una pérdida en cualquier momento de la vida
paraliza inicialmente el acceso a la lectura, las posi-
bilidades de moverse y, en definitiva, la capacidad de
efectuar múltiples tareas que, gracias al sentido de la
vista, se realizan de forma automática. Aparecen, ade-
más, temores, inseguridades y sentimientos de torpeza,
se producen cambios personales por la incertidumbre
de mantener el empleo y los cometidos familiares y,
paralelamente, el entorno suele mostrar actitudes de
protección y desconfianza en las capacidades. Todos
estos factores merman las oportunidades de tomar
decisiones y de actuar con independencia.

   Afortunadamente, en la otra cara de la moneda
se encuentran las personas con discapacidad visual
que habitualmente acuden a sus puestos de trabajo,
acompañan a sus hijos a la escuela, realizan gestiones
y pueden llevar una vida de manera autónoma. Para
conseguirlo, han tenido que buscar recursos, adecuar
su entorno y, probablemente, han pasado por un pro-
ceso de rehabilitación durante el que han desarrollado
la capacidad de sustituir la información visual por otro
tipo de percepciones.

   La atención especializada a personas con discapa-
cidad visual ha sido el objetivo esencial de muchas
instituciones en todo el mundo. En nuestro país, la once
—Organización Nacional de Ciegos Españoles—, entidad
pionera desde hace muchas décadas, facilita y apoya
la autonomía personal y la plena integración social y
laboral de sus 70195 miembros (diciembre de 2010).
La rehabilitación, como uno de sus servicios, tiene el
cometido de dotar de técnicas, estrategias y recursos
Prefacio                                              33


que permitan paliar los efectos negativos que tiene la
pérdida visual. Los programas específicos para este fin
se llevan a cabo a lo largo de la geografía española en
44 centros, que cuentan con unos 170 profesionales,
entre oftalmólogos, ópticos-optometristas y técnicos de
rehabilitación (en adelante, tr).

   La dilatada experiencia de la institución en propor-
cionar servicios sociales para personas con discapaci-
dad visual ha quedado patente con la publicación de
muchos libros especializados. Este manual es un fruto
más, una aspiración que se pretendía desde tiempo
atrás pero que no se había podido asumir por ser prio-
ritaria la atención al número elevado de personas que
necesitaban un programa de rehabilitación.

   En el año 2004, dos acontecimientos clave determi-
naron la puesta en marcha del proyecto. Por un lado, la
recopilación de los apuntes (confeccionados por buena
parte de los tr con los que cuenta la once) que fueron
el soporte para la formación de nuevos especialistas, y,
por otro, la ampliación de la plantilla con estos profe-
sionales, lo que permitió reducir considerablemente el
tiempo de espera de los afiliados para ser atendidos en
el servicio de rehabilitación.

   Las primeras acciones para su elaboración se remon-
tan al año 2006 con la creación de un equipo de ocho tr
que desarrollan su actividad desde hace muchos años
en diferentes ciudades y cuyo origen profesional proce-
día de una de las dos áreas antiguas de la rehabilitación
en la once (capítulo 1). De esta forma se garantizaba
la representación de diferentes modelos en base a las
34                               Discapacidad visual y autonomía personal


características del entorno, al tipo de población, a los
recursos disponibles y al bagaje profesional. El propó-
sito inicial fue sistematizar los citados apuntes y darles
un formato adecuado para su edición.

   Durante la travesía, muchos han sido los escollos que
han frenado el progreso. Pronto fuimos conscientes de
que, a pesar de la simplicidad del planteamiento, el
proyecto tenía una gran envergadura. Desde las tareas
preliminares para establecer objetivos, metodología de
trabajo y lograr una estructura capaz de dar respuesta
a nuestras pretensiones, han transcurrido cuatro años,
en los que se han escrito muchos folios: diferentes
índices, esquemas, planteamientos y formas de refle-
jar los contenidos, y en los que ni un solo día hemos
podido olvidar lo que teníamos entre manos. Encuen-
tros presenciales y multiconferencias han servido para
consensuar, debatir aspectos controvertidos, buscar
soluciones flexibles y ensamblar estilos de trabajo sig-
nificativamente distintos, pero todos indudablemente
válidos.

   En el momento de finalizar el trayecto, queremos
compartir con el lector algunas de estas dificultades.
Una de ellas fue establecer el «receptor del libro». Se
resolvió extendiéndolo a todas las personas que tienen
relación con la discapacidad visual. Las que intervienen
directamente en el ámbito de la rehabilitación, como ex-
pertos en la materia, pueden encontrar un instrumento
estructurado para su trabajo. También los estudiantes,
futuros especialistas, que creemos hallarán el apoyo
teórico necesario para su formación. Considerando que
la rehabilitación precisa del uso de los recursos sociales
Prefacio                                               35


y educativos, no podíamos olvidar a los profesionales
«no específicos», que requieren unos conocimientos
más generales y a los que puede ayudar la lectura
de algunos capítulos. Y, por último, los verdaderos
protagonistas: la persona con discapacidad visual, eje
de su rehabilitación, y también su familia, que juega
un papel fundamental y que, junto con el interesado
y el especialista, forman una unidad, asumiendo cada
uno las responsabilidades que hacen posible el logro de
la autonomía. En definitiva, aspiramos a que el texto
sea útil para personas con intereses muy distintos, y
esperamos que no haya sido una ambición excesiva por
nuestra parte.

   El manual se ha organizado en doce capítulos, dividi-
dos a su vez en cuatro partes. En la primera se tratan
los aspectos introductorios, básicos para entender lo
que representa la discapacidad visual, la importancia de
la rehabilitación y las bases que la sostienen. Entrando
en materia, la segunda parte profundiza en la evalua-
ción de necesidades, la confección de un programa y
en el peso del desarrollo sensorial. La tercera, con un
carácter eminentemente práctico, es una recopilación
de estrategias para entrenar el funcionamiento en
actividades cotidianas: entre otras, la lectura, la escri-
tura y el desplazamiento. En la última parte, dos tr
especialistas en intervención con niños, adolescentes y
personas con sordoceguera, exponen las peculiaridades
de los programas de rehabilitación para esta población
específica.

   Puede sorprender que no se traten contenidos sobre
oftalmología y óptica, hecho que nos ha generado no
36                              Discapacidad visual y autonomía personal


pocas dudas. Su no inclusión, ha obedecido a varias
cuestiones a las que queremos dedicar unas líneas. El
especialista debe entender a fondo la deficiencia visual,
manejar conceptos de optometría y conocer las carac-
terísticas ópticas de los productos de apoyo específicos
para optimizar la visión, aspectos indispensables en la
rehabilitación. Los oftalmólogos y los ópticos son los
responsables directos de realizar el diagnóstico, la eva-
luación y la prescripción de los materiales ópticos. Su
presencia es imprescindible como parte de los equipos
de rehabilitación, para que pueda planificarse desde
una perspectiva multidisciplinar. Pero estas materias,
que tienen un carácter eminentemente técnico y muy
especializado, son difíciles de comprender sin una base
formativa y, por tanto, consideramos que es compro-
metido difundirlas en una publicación que se diseñó con
el objetivo de dar a conocer las características de la
rehabilitación desde un punto de vista básico y desde la
problemática general de la persona. Por otra parte, los
lectores interesados pueden obtener estos conocimien-
tos por otras vías, y aprovechamos para emplazarles a
conocer las buenas publicaciones científicas existentes,
elaboradas con distintos niveles de profundidad, algu-
nas de ellas referenciadas en el capítulo 2.

   Otra cuestión a clarificar es el uso que hacemos del
término «especialista en rehabilitación». Algunas pro-
fesiones cuentan con una denominación internacional
unificada, no así la nuestra. Los autores de este manual
somos Técnicos de Rehabilitación de la once, pero en
otras instituciones y países esta categoría laboral re-
cibe el nombre de instructor, terapeuta, profesor, etc.
Para evitar confusiones, hemos buscado una expresión
Prefacio                                                37


poco utilizada, pero que, desde nuestro punto de vista,
define bien el trabajo que realizamos.

   Nuestra pretensión al escribir este manual ha sido,
por una parte, compilar la formación recibida y la ex-
periencia adquirida directamente en el trabajo diario
con los usuarios de los Servicios de Rehabilitación de
la once durante muchos años, y aglutinar, por otra, los
conocimientos de nuestros compañeros, plasmados
en los apuntes a los que hemos hecho referencia, en
artículos publicados, en materiales que confeccionaron
para cursos de formación anteriores o que nos han
transmitido a través del contacto diario. Partiendo de
estas bases, hemos pretendido que nuestro modelo
de rehabilitación, todavía joven aunque cada día más
consolidado (capítulo 1), estuviera presente a lo largo
de cada una de las páginas, labor que tampoco ha re-
sultado simple, máxime si se tiene en cuenta nuestra
procedencia de un único ámbito de la rehabilitación:
básica (orientación y movilidad y actividades cotidianas)
o visual (optimización de la baja visión y recomendación
de ayudas ópticas).

   No quiero terminar esta introducción sin agradecer
la colaboración y el apoyo de quienes, de una forma u
otra, incluso sin saberlo, son partícipes de la publicación
de este libro, y es evidente que podemos perdernos en
el recuento. En primer lugar, a la once, la institución en
la que trabajamos, editora del libro, cuyos directivos,
en sus inicios, confiaron en nosotros para poner en
marcha el proyecto y han potenciado su continuidad
más tarde. Queremos recordar todas las veces que han
escuchado nuestras cuitas y esperaron pacientemente
38                              Discapacidad visual y autonomía personal


resultados. A los profesionales de Documentación de
la Asesoría de Servicios Sociales, cuyas orientaciones
durante la revisión técnica y su conocimiento profuso
de la bibliografía y la terminología han sido impulsos
vitales para la finalización del texto. Por supuesto, a
todos los tr que participaron en los apuntes y a los
que, aun sin hacerlo, compartieron sus conocimientos y
experiencias en el trabajo diario, porque ellos también
son parte de este manual.

   Es inevitable pensar que podíamos haberlo hecho
mejor, pero hemos tenido la oportunidad de aprender y
el esfuerzo ha merecido la pena. Es de justicia decir que
no hemos escatimado horas de trabajo, privándonos de
nuestro tiempo personal, y lo es también elogiar nues-
tra flexibilidad, cediendo en más de una ocasión, lo que
sin duda ha sido clave para la culminación del proyecto.
Y también decir, ya para acabar, que se ha demostrado
una vez más que la práctica de esta profesión nos re-
sulta emocionante.




M.ª Ángeles Matey
Lista de autores




   La «materia prima» del presente manual la confor-
man, por una parte, la amplia experiencia de todos los
profesionales de la rehabilitación que han venido tra-
bajando en los servicios de la once desde su creación,
plasmada en numerosos escritos, y, por otra, los apun-
tes elaborados por un grupo de ellos, que se utilizaron
para la formación de especialistas en esta disciplina en
el año 2004. Estos apuntes han sido revisados y orga-
nizados para esta publicación, pero estamos seguros de
que todos podrán reconocerse en el texto.

   Nuestro agradecimiento y cariño a los compañeros
que han compartido su experiencia y nos han facilitado
sus materiales —apuntes, artículos y archivos fotográ-
ficos—, esos que les han acompañado durante su vida
profesional. Sus «tesoros» han tenido un valor incalcu-
lable.

  Técnicos de rehabilitación: Susana Alfonso Ron-
da, Angel Antón Gómez, María Ángela Arnau Gilberte,
40                              Discapacidad visual y autonomía personal


Beatriz Arregui Noguer, María Pilar Basterrechea Estella,
María Jesús Bellón Fernández, María de los Desampa-
rados Bercedo Sanz, Rosa María Blanco Sanz, Laura
Blanco Zárate, Juan José Cantalejo Cano, María Mer-
cedes Carrió Gallego, Gemma Cerdà Clusella, María del
Carmen Cruz Pedraza, María Jesús Echeverría Arellano,
Yolanda Fernández de Landa Insagurbe, María Ángeles
Fernández de Usera González, Esther Gallego Villegas,
María José Guijarro Herreros, Joaquín Herrera Medina,
Rosa María Lagrava Alcañiz, Soledad Luengo Jusdado,
Rosario Machado Calvo, Ramiro Martín Hijano, Manuel
Antonio Martín Salinas, Justo Martínez Guri, María Lore-
to Martínez Jiménez, Miguel Ángel Martínez Merchante,
María Ángeles Matey García, Marina Luisa Milo Heras,
Flor de Lis Mouchet García, Gerardo Pastor Martínez,
María Reyes Pérez Rus, Ana Isabel Rabinal Peña, Manuel
Rivero Coín, María Rosario Rodríguez de Luengo, María
Isabel Ruiz Enríquez, Carmen Laura Salvador Esteban,
Carlos Manuel Santos Plaza, Marta Senís Gilmartín, Ma-
ría José Seseña Hidalgo, Araceli Soto Dobarro, Antonio
Tomás Tomás, María Teresa Torres Gil, y María Jesus
Vicente Mosquete.

     Oftalmóloga: María Antonia Ramos Martinez.

     Óptica-optometrista: Margarita Prunera Ramón.

  Psicólogos: Miguel Díaz Salabert, y Rafael Pallero
González.

  Maestros: Pablo Miguel Martín Andrade, Albert Ruf
Urbea, y Teresa Torrents Llistuella.
PRIMERA PARTE
ASPECTOS INTRODUCTORIOS
Libro once
Primera parte.
Aspectos introductorios




   Esta primera parte del manual, va a centrarse en
lo que hemos denominado «aspectos introductorios».
Aunque no tienen una aplicación directa en la rehabili-
tación, los capítulos aquí desarrollados son de suma im-
portancia para entender qué es la discapacidad visual,
cuál es la problemática de las personas que la padecen,
los progresos que se han producido a lo largo de la
historia en su rehabilitación y los modelos actuales de
atención, que les proporcionan muchas posibilidades
para conseguir ser autónomos.

   El capítulo inicial se centra en la recopilación de
los hechos históricos más relevantes que han tenido
alguna influencia en cómo hoy en día se les atiende.
También se presentan algunas cuestiones que confi-
guran la situación actual y que marcan las líneas del
trabajo futuro. Finalmente, se expone el modelo del
Servicio de Rehabilitación de la once: pautas y cri-
terios que han marcado su evolución, objetivos que
44                              Discapacidad visual y autonomía personal


persigue, características, áreas de atención, servicios
complementarios, etc.

   El segundo capítulo se ha redactado con la preten-
sión de clarificar el uso de la terminología específica
de discapacidad visual y de recopilar las definiciones
y clasificaciones existentes. Aspectos ambos de suma
dificultad y muy controvertidos, pues, sin ir más lejos,
en el caso de la baja visión se cuenta con muchas
definiciones, y cada una de ellas se relaciona con el
propósito que las motivó (legal, clínico, educativo,
internacional…). De acuerdo con Geruschat y Smith
(2010), a lo largo de los años han sido muchos los in-
tentos para desarrollar una definición aceptada (Apple,
Apple y Blasch, 1980; Colenbrander, 1977; Corn, 1983
y 1986; Corn y Erin, 2010; Faye, 1984; Genensky,
1976; Jose, 1983; Kirchner y Lowman, 1988; Mehr y
Fried, 1975; Smith, 1990), «un noble pero incumplido
objetivo».

   El objetivo de la segunda parte del capítulo se ha
centrado en recopilar los aspectos y problemas que
inciden en la autonomía de las personas con discapa-
cidad visual, pero no se tratan todavía las alternativas
ni los recursos que se utilizan en la rehabilitación para
paliarlos, ya que estos se contemplarán posteriormen-
te, organizados por temas, a lo largo de los demás
capítulos.

   Aunque no puede considerarse, ni mucho menos,
el único, la afectación visual producida por la patolo-
gía, es un factor muy importante, y las repercusio-
nes que produce en la vida cotidiana son variadas,
Primera parte. Aspectos introductorios                45


lo que hace que cada persona con baja visión tenga
un funcionamiento visual distinto. La compresión de
la problemática reflejada en el capítulo implica tener
un buen nivel de conocimiento de la anatomía y fisio-
logía oculares, y también de las patologías más fre-
cuentes, del tipo de afectación y de la sintomatología
que producen. Aunque estos temas no se abordan en
este manual por considerar que es muy abundante
la bibliografía especializada a la que puede dirigirse
el lector, para el especialista en autonomía es funda-
mental tener un cierto dominio que le ayude a prever
los problemas que tendrá el alumno y las posibles
alternativas que podrá utilizar. Por ejemplo, si la
patología es una retinosis pigmentaria, su reducción
de campo visual tendrá repercusiones negativas en
el desplazamiento, la lectura, la adaptación a la luz,
etc. (v. capítulo 2).

   Para complementar los contenidos desarrollados en
el capítulo, en los anexos se ha incluido información
complementaria relacionada con el apartado 2.1.

    Emplazamos al lector interesado a profundizar en la
anatomía, fisiología y patología oculares en la biblio-
grafía recomendada en el capítulo 2, y señalamos la
importancia de que en la formación de futuros especia-
listas en rehabilitación se contemple la participación de
un oftalmólogo para impartir estas doctrinas, de forma
que se consiga un manejo adecuado de los conceptos
más básicos.

  En el tercer capítulo se define la rehabilitación,
haciendo hincapié en una serie de características que
46                                        Discapacidad visual y autonomía personal


deben reunir los programas. Se tratan específicamente
los distintos tipos de intervención, sus fases y los ám-
bitos de trabajo.

   Y, ya para finalizar, se ha dedicado un punto a las
competencias del especialista en rehabilitación, profe-
sional que aplica los programas y que, para desempeñar
su trabajo, debe tener un perfil que garantice la flexibi-
lidad, empatía, buena disposición hacia la colaboración
y el trabajo en equipo, etc., y también una formación
exhaustiva y empírica, con contenidos muy variados de
diferentes disciplinas.

Referencias bibliográficas

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     can Foundation for the Blind.
Primera parte. Aspectos introductorios                                47


Faye, E. E. (dir.) (1984). Clinical low vision, 2.ª ed. Boston: Little
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Smith, A. J. (1990). Mobility problems related to vision loss: per-
    ceptions of mobility practitioners and persons with low vision.
    Filadelfia: University of Pennsylvania [tesis doctoral sin publicar].
Libro once
Capítulo 1.
Perspectiva general de la rehabilitación
de personas con discapacidad visual




  En torno a la ceguera se han mantenido durante siglos
mitos y creencias que han estigmatizado a las personas
que la padecían. Algunos de ellos han perdurado hasta
nuestros días y sigue siendo una condición muy temida
por la sociedad.

   Desde la prehistoria, las personas ciegas han estado
discriminadas y vivían abocadas a la mendicidad. En la
Edad Moderna se mantuvieron convicciones erróneas
sobre ellas, rehuyendo su trato y negándoles el trabajo.
Paulatinamente, se empezó a exaltar su capacidad de
orientación, de memoria y la fina percepción sensorial
que demostraban (Montoro, 1992). A excepción de los
más privilegiados, los privados de visión también lo
estaban de la enseñanza.

  No obstante, las personas ciegas habían discurrido
desde muy antiguo sistemas propios para realizar
50                               Discapacidad visual y autonomía personal


algunas actividades. Para comunicarse, utilizaron pro-
cedimientos aislados y sofisticados, pero difíciles de
propagar. Las posibilidades de desplazarse eran tam-
bién muy restringidas, pero hay constancia de que uti-
lizaron cuerdas, animales, palos y barras para realizar
pequeños itinerarios, recurriendo a los lazarillos para
desplazamientos más largos.

   Pocas referencias existen de las personas con algún
resto de visión hasta principios del siglo xx, porque eran
consideradas ciegas y tratadas como tales. Las que po-
dían funcionar visualmente no tenían más remedio que
disimular su «defecto» para mantener el trabajo y no
vivir marcados. La medicina y la óptica no proporciona-
ban alternativas, y los especialistas sugerían adaptarse
a la «ceguera».

   La relación entre discapacidad visual y «dependen-
cia» ha sido una constante en todas las sociedades.
Esta concepción y la baja prevalencia son las causas
de que, hasta épocas muy recientes, no se hayan
potenciado las posibilidades de las personas que la
padecen.

   La situación actual es sustancialmente distinta, pero
queda mucho por hacer. Para entender el presente y
afrontar el futuro de la rehabilitación, dando una res-
puesta ajustada a los nuevos retos, es necesario conocer
los acontecimientos que han marcado una línea hasta
llegar al modelo actual de la Organización Nacional de
Ciegos Españoles (once).
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   51


1. Hechos históricos relevantes

   Diderot (1713-1784) es considerado el pionero en
preconizar que las personas ciegas podían ser educa-
das para desarrollar sus facultades, defendiendo en
el siglo xviii que, para ello, la sociedad debía cambiar
radicalmente su actitud. En 1784, Valentin Haüy (1745-
1822) fundó la primera escuela de ciegos, en la que
enseñaba a leer utilizando los caracteres de imprenta
en alto relieve, iniciativa que se amplió a otros centros
de Europa y de Estados Unidos. Los niños con algún
resto visual se educaban en estas escuelas utilizando
las mismas técnicas que los ciegos.

   Las posibilidades de aprendizaje y comunicación
mejoraron a partir de 1829, año en el que Louis Braille
(1809-1852) inventó el sistema de lectoescritura que
lleva su nombre. El método se impuso muy pronto por
su versatilidad para reproducir todas las lenguas y la
facilidad para adaptar las matemáticas, la música, etc.

   La visión no podía «cuantificarse» objetivamente y,
aunque Hermann Snellen dio a conocer su escala de op-
totipos y estandarización científica en 1862, el test no
tuvo difusión hasta la Primera Guerra Mundial. A prin-
cipios del siglo xx, se empezó a tomar en consideración
que algunos «veían», pero no supuso más cambio que
el fomentar su preservación para evitar un daño todavía
mayor. Este razonamiento se contradijo desde el ámbito
médico ya entonces, pero no fue suficiente para evitar
que muchas generaciones de niños con baja visión se
educaran como ciegos, sin posibilidades de desarrollar
el potencial visual y «mirando» a escondidas.
52                              Discapacidad visual y autonomía personal


   El primer intento de «diferenciar» la educación de
niños ciegos y con algún resto de visión (baja visión),
se materializó con la fundación de la Myope School en
Londres (1908), precursora de escuelas similares en
otros países. Utilizaban técnicas orales, pero el uso de
la visión estaba vetado, para resguardarla y para que
no entorpeciera el desarrollo de las habilidades auditi-
vas y táctiles. Aunque resulte contradictorio, estos cen-
tros contribuyeron a fomentar el empleo de la visión,
porque la evolución les condujo a enseñar a leer con
grafías ampliadas y a promover la impresión de libros
con tamaños y fuentes más legibles.

   En 1925, Snell, avanzándose a su tiempo, fue el an-
tecesor de las definiciones funcionales de baja visión
que tuvieron su auge en los años setenta, establecien-
do una relación directa entre la agudeza visual y la
capacidad para cumplir con las exigencias del trabajo
en aquellos años. Pero la influencia de la terminología y
de las definiciones no ayudaba. Por ejemplo, la expre-
sión «ciego parcial» llevaba implícita una categoría de
«ceguera» que paralizaba cualquier intento de cambio.
En 1934, la American Medical Association (ama) definió
la «ceguera legal» como la agudeza visual de 20/200 o
menor (en el mejor ojo y con la mejor corrección) o el
campo visual inferior a 20º, y aunque la pretensión era
establecer un marco legal para proporcionar ayudas y
servicios, «encasillar» en el concepto de «ceguera» a
personas con visión siguió perpetuando la idea de que
su visión era inútil desde el punto de vista funcional.
La definición tuvo muchos detractores, pero su rápida
utilización en organismos públicos y privados impidió
su modificación.
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   53


   La escasez de dispositivos ópticos frenaba también
los avances. En 1910 se empezaron a construir los pri-
meros telescopios, microscopios y lupas —con sistemas
ópticos muy similares a los actuales—, pero eran caros,
pesados y de fabricación limitada. La Segunda Guerra
Mundial favoreció que en su producción se pudieran
utilizar materiales diseñados específicamente para la
contienda. De esta forma, se pudieron mejorar y aba-
ratar.

   Mientras tanto, los psicólogos de la Gestalt estudia-
ban la percepción visual y aportaban luz a aspectos tan
innovadores como el aprendizaje visual, formulando las
leyes de organización perceptiva. Esto fue de suma im-
portancia para defender más tarde que los que tenían
resto visual podían aprender a ver y mejorar su visión
funcional.

   Respecto al desplazamiento autónomo, con ante-
rioridad a la aparición del bastón largo de movilidad,
era ya frecuente el uso de otros bastones. Utilizaban
técnicas poco fiables, enseñadas por profesores ciegos,
con un grado de seguridad dudoso (Yablonski, 2000).
Después de la Primera Guerra Mundial se empezaron a
entrenar perros guía, y en Estados Unidos se fundó The
Seeing Eye, la primera escuela de adiestramiento, cuya
fundadora fue Dorothy Harrison Eustis en 1929.

  El panorama cambió por completo en la década de
1940, cuando Richard E. Hoover diseñó un bastón lar-
go —con un tubo de aluminio que se utilizaba para los
aviones militares— y desarrolló un método para su uso,
del que se beneficiaron los soldados estadounidenses
54                                Discapacidad visual y autonomía personal


que habían perdido la visión en la Segunda Guerra
Mundial. Estas técnicas fueron descritas por Bledsoe,
colaborador de Hoover, en el Manual for orientors
(1947), suscitando tal interés que muchos empezaron a
enseñarlas, y acudieron a profundizar en su aprendizaje
a los centros de Maryland y de Hines. El propio Bledsoe
(1980), relató exhaustivamente cómo se produjo el
proceso que permitió diseñar las técnicas de uso del
bastón de movilidad.

   Las doctrinas de Hoover transformaron por completo
las posibilidades de las personas ciegas, y fueron también
el origen del perfil profesional del instructor de Orienta-
ción y Movilidad. El Centro de Hines, en Illinois, fue el
primero en incorporar instructores con visión y, a pesar
de las discrepancias, el Centro St. Paul, fundado en 1954,
instituyó el «técnico vidente de movilidad». Esto se for-
taleció todavía más en 1959, cuando, en las conclusiones
del congreso convocado por la American Foundation for
the Blind, se recomendó que la formación de técnicos de
movilidad durase al menos un año, se abogó porque las
personas ciegas no ejercieran dicha profesión —debido
a que no podían ver los peligros (Koestler, 1976)— y se
implantó el requisito de que los instructores aprendiesen
estrategias con los ojos tapados.

   Los avances en la fabricación de ayudas ópticas y
en el conocimiento de la percepción visual, junto con
el aumento del número de personas que tenían baja
visión, contribuyeron a que en el año 1953, Industrial
Home for the Blind, actualmente Helen Keller Services
for the Blind, estableciera en Estados Unidos la primera
clínica de baja visión, siguiéndole a la zaga Lighthouse
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   55


International. En Europa, los países escandinavos fue-
ron pioneros en este tipo de servicios, estableciendo
el primero en Dinamarca en 1958. Aunque el uso de la
visión seguía siendo polémico, la labor de estos centros
fue sumamente beneficiosa, pues se consideraban las
necesidades reales de niños y adultos.

   Berthold Lowenfeld (1955, 1963, 1980), educador
innovador, escribió sobre los problemas psicológicos
que los niños con baja visión tienen que afrontar. Era la
primera vez que se ponía el acento en su problemática
específica, considerando que su desarrollo difería del de
los ciegos congénitos o que habían perdido la visión a
una edad muy temprana.

  Los primeros en utilizar el término «baja visión», mu-
cho más acorde que «ciego parcial» o «vidente parcial»,
fueron Gerald Fonda y Eleonor Faye.

   Todo apuntaba a una transformación que en los se-
senta tuvo su punto álgido, cuando Natalie Barraga dio
a conocer los resultados de sus investigaciones sobre
desarrollo y eficiencia ocular. Su interés partió de su
propia hija, que asistía a una escuela para ciegos y era
educada en braille, a pesar de que podía leerlo de forma
visual. Paralelamente, en los países escandinavos se fue
forjando el concepto de «entrenamiento en baja visión».
La implantación de servicios seguía siendo, no obstante,
difícil, porque muchos creían que la inversión restaría
apoyo financiero y recursos de los programas para ciegos.

  Genensky, matemático con baja visión, fue el artífice
en 1969 del primer prototipo de un Circuito Cerrado
56                              Discapacidad visual y autonomía personal


de Televisión (cctv). Su propia experiencia fue deter-
minante en la búsqueda de recursos, porque aunque
fue educado en una escuela para ciegos, se sentía más
identificado como «vidente».

  En la década de los setenta, los avances se dirigie-
ron a la formación de profesionales, al establecimiento
de modelos para la atención y se potenció el trabajo
desde las Sociedades Americanas de Oftalmología y
Optometría. El modelo interdisciplinar fue defendido
por Eleonor Faye, oftalmóloga experta y muy influyente
en el ámbito de la baja visión.

   La oms (Organización Mundial de la Salud) favoreció
los estudios para contar con clasificaciones de disca-
pacidad visual, que se detallan en el capítulo 2 de este
manual, en los que Colenbrander ha tenido una gran
influencia.

    La orientación y movilidad era una disciplina muy
consolidada en los años setenta, cuando se empezaron
a considerar las necesidades específicas de las perso-
nas con baja visión (Smith, 1974). En 1980, Welsh y
Blasch, publicaron Fundamentos de orientación y mo-
vilidad, manual de referencia del que ya se dispone de
dos ediciones revisadas (1997, 2010).

   Dos congresos, The International Mobility Confe-
rence y The International Conference on Low Vision,
constituyen los foros para que los expertos en orien-
tación y movilidad y baja visión puedan compartir sus
experiencias, presentar estudios, debatir sobre mode-
los de atención y, en definitiva, seguir avanzando en
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   57


ambos campos. La primera se celebra periódicamente
desde 1979, y Marburg fue la ciudad anfitriona de la
decimotercera edición (2009). La segunda se organiza
desde el año 1978, y Kuala Lumpur reunió a los exper-
tos en el mes de febrero de 2011, en la décima edición
del congreso. La once organizó la sexta edición de la
Conferencia Internacional de Movilidad en 1991 y la 5.ª
Conferencia Internacional de Baja Visión —Visión 96—,
ambas celebradas en Madrid.

   La década de los ochenta puede considerarse el inicio
de la expansión de los servicios de rehabilitación visual.
Suecia proporcionó ayuda a muchos países (Siddiqui,
Bäckman y Awan, 1997) y difundió su modelo interdis-
ciplinar, que cuenta con oftalmólogos, optometristas,
terapeutas en baja visión e instructores en orientación
y movilidad, entre otros. En el año 1985, profesionales
de la once se formaron con los especialistas suecos en
esta materia.

   En nuestro país, un evento importante fue el Congre-
so Estatal sobre Prestación de Servicios para personas
ciegas y deficientes visuales, organizado por la once
en 1994, en el que participaron más de 1300 congre-
sistas (profesionales de Servicios Sociales de la once,
administraciones públicas, universidades, etc.) y que
sirvió para poner en común criterios de trabajo y de
coordinación en la intervención con la población con
discapacidad visual.

  Desde los años setenta, han proliferado las publi-
caciones sobre distintos ámbitos de la rehabilitación:
optometría, evaluación, modelos de intervención, entre-
58                              Discapacidad visual y autonomía personal


namiento, etc. También en 1994, la once editó Apuntes
sobre rehabilitación visual, elaborado por un grupo de
profesionales de la institución dirigidos por José Miguel
Vila. La revista cuatrimestral Integración: revista so-
bre discapacidad visual, publicada por la once, y en la
actualidad la Biblioteca Técnica Digital y la Intranet de
Servicios Sociales son instrumentos muy valiosos para
la difusión y el intercambio de conocimientos teóricos y
prácticos sobre discapacidad visual.

   Aunque previamente había en España muchos usuarios
de perros guía, procedentes básicamente de otros países,
un hecho relevante fue la puesta en marcha, en 1991, de
la Fundación once del Perro Guía en Madrid, que, entre
otros recursos, cuenta con una escuela de perros guía.

2. Situación actual y perspectivas de futuro

    En los países desarrollados, los servicios de rehabi-
litación han estado en expansión durante los últimos
treinta años. El acceso a los mismos y su financiación
son diferentes: algunos se proporcionan desde la sani-
dad pública o los servicios sociales comunitarios, otros
desde el ámbito educativo. El aumento de la demanda
y la mejora de las posibilidades económicas han propi-
ciado el surgimiento de centros privados. Aunque el cri-
terio de intervención multidisciplinar está asumido por
todos, en estos últimos priman a veces la evaluación
óptica y la venta de productos sobre el entrenamiento
sistemático que se requiere para optimizar la visión.
Esta carencia tiene relación directa con el abandono
del uso posterior de las ayudas prescritas (Myrberg,
Bäckman y Lennerstrand, 1996; Nilsson, 1990).
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   59


   La mayoría de las instituciones realizan los pro-
gramas de rehabilitación visual (baja visión), por un
lado, y de orientación y movilidad y actividades para
la vida diaria, por otro, como servicios independientes,
aunque existe una gran coordinación entre ambos. El
modelo escandinavo es sustancialmente distinto, pues
las clínicas de baja visión están integradas en hospi-
tales oftalmológicos y su financiación es asumida por
los servicios sociales comunitarios. En España, la once
ha unificado los dos ámbitos de la rehabilitación, y el
mismo especialista —el Técnico de Rehabilitación (tr)—
realiza todos los entrenamientos.

   En cuanto a la formación para los especialistas, la
tendencia internacional es la implantación de certifica-
ciones que capaciten para el ejercicio de la profesión.
En algunos países (Estados Unidos, Canadá, Australia
y Nueva Zelanda) las universidades ofrecen programas
de formación, siendo igualmente necesario superar la
certificación. En muchos casos, la formación es asumida
por las asociaciones que prestan los servicios o por so-
ciedades profesionales que difunden los conocimientos
técnicos. La once, además de formar a sus especialistas,
ha contribuido en la preparación de muchos equipos en
Latinoamérica.

   Gracias a la prevención y a los cuidados médicos,
en los países desarrollados ha descendido el número
de personas con ceguera total y también el de jóve-
nes con discapacidad visual. Como contrapartida, ha
aumentado el riesgo de discapacidad en personas
mayores, debido a que la esperanza de vida es mayor,
incrementándose también el número de aquellos que
60                              Discapacidad visual y autonomía personal


presentan otras deficiencias concurrentes. La distribu-
ción de afiliados a la once por tramos de edad es un
reflejo de esta evolución: el número de personas con
ceguera total se ha reducido del 25 % (año 2001) al
20 % (junio de 2010), los menores de 30 años repre-
sentan el 13 %, mientras que en 2001 eran el 18 %,
y el porcentaje de mayores de 65 años era del 38 %
frente al 43 % actual.

   El colectivo de mayores tiene unas necesidades
muy específicas y apenas se dispone de propuestas de
intervención dirigidas a aquellas personas que, debido
a limitaciones funcionales, no pueden acceder a los
tradicionales programas de rehabilitación (Díaz, 2008).
Esto debe suponer, necesariamente, un reto para los
servicios de rehabilitación, que, además de adaptarse
a los usuarios, tienen que dar apoyo a otros recursos
comunitarios disponibles y asesorar a sus profesionales
(residencias, centros de día, etc.).

   Todavía no existen tratamientos definitivos para
patologías como la degeneración macular asociada a
la edad (dmae), la retinopatía diabética y la retinosis
pigmentaria, y los existentes solo son efectivos para
frenar la evolución en algunos casos, pero no para su
curación. No obstante, la terapia genética, los implantes
y trasplantes retinianos y los tratamientos farmacéuti-
cos siguen avanzando, y es posible, incluso, que en un
futuro consigan devolver la visión a las personas que
no ven nada. Esto seguirá modificando, sin duda, las
características de la población con discapacidad visual
y tendrá una clara repercusión en los programas de
rehabilitación.
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   61


    Se cuenta con más medios para la evaluación
funcional y también oftalmológica: por ejemplo, el
Oftalmoscopio de Barrido Láser, con el que se obtie-
nen imágenes muy precisas del fondo de ojo, y que
ha revolucionado las posibilidades de entrenamiento en
fijación excéntrica (Fletcher y Schuchard, 1997). Según
Eleonor Faye (2000), la investigación debe seguir dos
caminos: el desarrollo de pruebas de funcionalidad
visual más eficaces y efectivas —que proporcionen una
medida precisa del potencial visual— y la creación de
nuevas y sofisticadas ayudas visuales electrónicas que
proporcionen una réplica más realista de la visión.

   En el entrenamiento para el desplazamiento, las téc-
nicas compensatorias de la orientación y movilidad se
complementan con el uso del resto visual, aunque todavía
hay que avanzar en el conocimiento de la influencia de
las alteraciones del campo visual y en paliar los efectos
del deslumbramiento de una manera objetiva y eficaz.
Se ha avanzado también en el campo de la orientación
y movilidad en niños pequeños, y se ha estudiado la
conveniencia de introducir el bastón cuanto antes.

   Se siguen comercializando materiales novedosos
para la lectura, actividades de vida diaria y movilidad.
Los productos de apoyo electro-ópticos para la lectura
(lupa televisión) son pequeños y portátiles, y pueden
utilizarse fuera del domicilio o del lugar de trabajo.
El acceso a la información es una realidad mediante
adaptaciones visuales, sonoras o en braille. También
se vislumbra un futuro prometedor en la aplicación de
los sistemas de navegación y de productos de apoyo
electrónicos para la orientación.
62                                Discapacidad visual y autonomía personal


   Se ha producido un crecimiento considerable de pro-
ductos, bienes y servicios rotulados en braille, y buena
prueba de ello es el catálogo recopilatorio publicado
recientemente por la once (www.once.es). No obstante,
muchos teclados, teléfonos, electrodomésticos, envases,
etc., no están todavía debidamente diseñados, ni se
acompañan de instrucciones a las que puedan acceder
todas las personas con discapacidad visual (Cruz, 2006).

   Tener una discapacidad visual ya no es un impedi-
mento para acceder al mundo laboral. Los datos indican
que el porcentaje de personas con discapacidad visual
que trabajan es muy alto en comparación con otras
discapacidades. La legislación, el apoyo de las institu-
ciones específicas, la sensibilización social, la tecnología
y la confianza del mundo empresarial son algunos de
los factores que han forjado esta realidad, pero será
necesario continuar invirtiendo en la búsqueda de alter-
nativas laborales.

   La adaptación del entorno —hogar, puesto de tra-
bajo, escuela— incorporando medidas encaminadas a
reducir los riesgos y a localizar objetivos, así como la
planificación de la iluminación y el contraste, se tienen
muy en cuenta y son objeto de normativa y legislación
para que su cumplimiento sea real en todos los ámbi-
tos. La ergonomía y el diseño para todos llegan a las
calles de las ciudades, los museos, los parques, etc.,
y cada vez con más frecuencia alcanzan a edificios y
transportes públicos. No obstante, las investigaciones
no pueden darse ni mucho menos por finalizadas, pues
la rápida evolución del desarrollo tecnológico obliga a
seguir avanzando en la implantación de nuevas me-
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   63


didas de accesibilidad. La televisión digital terrestre
(tdt), por ejemplo, cuya instauración es un hecho y que
pretende conectar a la comunicación digital interactiva
a todas las personas, limita la capacidad de acceso
de las que tienen una discapacidad visual, tanto por
las dificultades de manejo del receptor como por no
poder disponer de contenidos accesibles (programas de
televisión), lo que hace necesaria tanto la transcripción
sonora de los textos que aparecen en pantalla como la
«audiodescripción» de los programas. La domótica es
otro de los servicios en auge, y el objetivo es que los
mandos de sus sistemas puedan ser usados de forma
fácil, para que constituyan un apoyo a la higiene diaria,
al traslado por la casa, a la hora de comer, etc.

   Esta evolución es un indicador de que hoy nadie
pone en duda las capacidades y posibilidades de las
personas con discapacidad visual, pero la situación es
todavía muy precaria en los países en vías de desarro-
llo, donde la falta de recursos para tratar enfermedades
que tienen curación es la causa de muchos casos de
discapacidad visual entre niños y jóvenes. El desafío
está en conseguir que estos países dispongan de los
servicios que permitan una evolución positiva.

   Aunque la propagación de los servicios es una rea-
lidad, será preciso diseñar instrumentos para medir la
calidad de los mismos, tanto en el grado de satisfacción
de los usuarios como en la valoración de los resultados
que obtienen.

  En definitiva, mirando al futuro, es necesario que los
avances continúen en la dirección de adaptar los pro-
64                              Discapacidad visual y autonomía personal


gramas de rehabilitación a las necesidades que marque
la evolución de la población con discapacidad visual, en
particular, y de la sociedad en general.

3. Evolución de la rehabilitación en la once

   El Servicio de Rehabilitación en la once, siendo
específico, es esencial para conseguir la autonomía y
plena integración de los afiliados en la sociedad, ya que
tiene como objetivo dotarles de técnicas, estrategias
y recursos que les permitan realizar las actividades
cotidianas, participando de forma activa en cualquier
ámbito (educativo, laboral, cultural, de ocio…). Para al-
canzar este objetivo, en primer lugar, hay que resolver
las dificultades derivadas directamente de la ceguera o
deficiencia visual y atender a las necesidades básicas
de orientación en el entorno, desplazamiento autóno-
mo, acceso a la información, etc.

   Los inicios de la rehabilitación en la Organización
se ubican en el año 1969. Jesús Cabrera, fisiotera-
peuta de la Escuela de Fisioterapia, realizó en París
un curso de formación patrocinado por la Unesco para
la enseñanza de técnicas de orientación y movilidad
(OyM) y actividades para la vida diaria a personas
ciegas y deficientes visuales (en adelante, avd). En
julio de 1970 se convocaron dos cursos con el fin de
formar especialistas que impartieran con posteriori-
dad las técnicas formales de uso del bastón largo a
los afiliados.

  Posteriormente, en 1971, la enseñanza de OyM y avd
se inicia en el recién creado Centro de Rehabilitación
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   65


Social para Ciegos Adultos de Sabadell (que fue más
tarde Centro de Rehabilitación «Ignacio de Satrústegui
y Fernández»). Debido a los resultados obtenidos y
al incremento de la demanda que se crea en la once,
en 1984 se imparte una formación más especializada,
apareciendo el colectivo de técnicos en rehabilitación
básica (trb). No obstante, como uno de los objetivos
de estos servicios es propiciar que se encuentren lo
más cerca posible de los usuarios, para atender esta
necesidad se organizan desde 39 centros repartidos por
toda la geografía española.

  La organización de este servicio de rehabilitación
básica estaba configurada por cuatro modalidades or-
gánicas:

    •	 Equipos Multiprofesionales de Atención Básica, en
       los que aun no manteniendo una especialización
       exclusiva en programas de rehabilitación, era
       también su responsabilidad la aplicación de estos
       en su ámbito.

    •	 Unidades de Rehabilitación Básica de Madrid y
       Sevilla, en las que se desarrollaban los programas
       con el apoyo de otro tipo de servicios.

    •	 Centro de Rehabilitación Social de Sabadell. El
       aspecto diferenciador más significativo era su
       modalidad residencial, lo que permitía que los
       programas de rehabilitación se desarrollaran de
       forma intensiva por incidir en una pluralidad de
       aspectos que no podían cubrirse en el centro más
       cercano.
66                               Discapacidad visual y autonomía personal


     •	 Centros de Recursos Educativos. La rehabilitación
        se ejercía dentro de un programa global de edu-
        cación de acuerdo con los criterios organizativos
        establecidos por estos centros.

   Paralelamente, y teniendo en cuenta que de los afi-
liados a la once más del 60 % disponían de un resto
visual que podían utilizar para la realización de activi-
dades cotidianas, en diciembre de 1985 se incorpora
la rehabilitación visual en la estructura de los servicios
sociales. Este programa iba dirigido a proporcionar los
entrenamientos y las ayudas necesarias para la optimi-
zación de su visión.

   Para llevar a cabo estos programas, en el año 1985
se creó el Centro de Rehabilitación Visual de la once
(cervo), en el que se adoptó el modelo de intervención
interdisciplinar, siguiendo las recomendaciones de la
Reunión de Expertos en Rehabilitación Visual de Upsala
(Suecia, 1978). Dichos equipos estaban formados por
un oftalmólogo, un óptico y un técnico de rehabilitación
visual (trv). Posteriormente, este servicio, se implantó
en ocho centros distribuidos por el territorio nacional,
de forma que se pudieran atender las demandas en
toda España.

  En 1993, se crea el Centro de Rehabilitación Básica
y Visual de la once (cerbvo) en Madrid, en el que se
unificaron los servicios prestados hasta ese momento
por el cervo y por la Unidad de Rehabilitación Básica
(urb) de dicha ciudad. En la unidad se atendían las
áreas de: ajuste psicosocial, orientación y movilidad,
actividades para la vida diaria, tiflotecnología, braille
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   67


y terapia ocupacional. Esta fórmula serviría de base,
en distintos foros de discusión, para dar forma a los
nuevos planteamientos acerca de la conveniencia de
unificar rehabilitación básica y visual.

   Coexistían, por tanto, dos estructuras, en las que se
prestaban los servicios de rehabilitación básica y visual,
diferentes fundamentalmente en cuanto al número de
centros en los que se ofertaban. Sin embargo, el tipo
de necesidades que cubrían, el concepto finalista de la
intervención que realizaban, la naturaleza de la misma
y la presencia mayoritaria de un usuario común, con-
tribuyeron al impulso de un planteamiento integral y
único de la rehabilitación, que tendría su reflejo en el
Plan de Actuación de la once 1997-2000, regulándose
finalmente en el Modelo de Servicios Sociales, y que
tenía como objetivo «dar a los programas de rehabilita-
ción un carácter globalizador tendente a capacitar a la
persona con deficiencia visual para su desenvolvimiento
lo más autónomo posible, flexibilizando la estructura de
los recursos existentes con el fin de mejorar la atención
en todo el territorio nacional».

   Pero, además, estos programas tenían otras carac-
terísticas comunes, detalladas por Vicente y Martín
(2002):

    •	   Gratuidad.
    •	   Atención individualizada.
    •	   Extensión por todo el territorio nacional.
    •	   Trabajo multidisciplinar.
    •	   Flexibilidad para responder a la diversidad que
         presentan los usuarios.
68                                 Discapacidad visual y autonomía personal


   Utilización de los recursos globales de que dispone
la Organización para resolver la problemática particular
de cada usuario.

  Sin embargo, de la experiencia acumulada en la
especialización alcanzada en la prestación de estos
servicios, se pudo observar que:

     •	 De las nuevas afiliaciones, aproximadamente cuatro
        quintas partes tenían resto visual, lo que les con-
        vertía en probables usuarios de ambos programas.

     •	 Al proporcionarse la atención de estos programas
        en centros distintos, en ocasiones el usuario tenía
        que desplazarse para recibir estos servicios, obser-
        vando, con el tiempo, que este inconveniente influía
        a la hora de solicitar la atención en los mismos.

     •	 Al haber un número muy superior de personas con
        resto visual, las demandas de rehabilitación visual
        aumentaban, mientras que las de rehabilitación
        básica iban disminuyendo, cuando se contaba con
        muchos más centros en los que se prestaba este
        último servicio.

   Por todo ello, en ese momento se estimó conveniente
integrar las rehabilitaciones básica y visual, naciendo así
el Servicio de Rehabilitación Integral el 28 de abril de
1999, mediante acuerdo del Consejo General de la once
(máximo órgano de representación de la institución).

  Este planteamiento de integrar los dos programas
de rehabilitación (básica y visual) ya se contemplaba
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   69


en el nuevo Modelo de Servicios Sociales aprobado
por acuerdo 3/98-2.1, de 26 de mayo, y, por tanto, se
enmarcaba dentro de los requisitos y estándares de
calidad recogidos en este modelo.

   La nueva fórmula, además de por los debates in-
ternos que se iban generando, surge por la evolución
experimentada en la prestación de servicios en esta
organización —consistente en una fuerte expansión y
profesionalización—, así como por un notable aumento
de la población afiliada o por la modificación de las
características de la misma (incremento de los afilia-
dos mayores de 65 años, con resto visual, con otras
deficiencias, etc.). En el contexto externo también se
produjeron transformaciones significativas con inciden-
cia en el modelo de prestación de servicios de la once,
entre las que cabría destacar el aumento de recursos
sociales, las políticas de integración y normalización o
el desarrollo tecnológico.

  Para adaptarse a esta nueva realidad, este modelo
de prestación de servicios se basa en:

    •	 Atención personalizada (a través de la figura de
       un coordinador de caso).

    •	 Enfoque integral de sus necesidades (mediante
       la elaboración de un plan individual de atención,
       pia).


    •	 Participación activa del usuario en la identificación
       de sus necesidades y, por tanto, de los servicios
       a recibir.
70                                Discapacidad visual y autonomía personal


     •	 Mejora continua de la calidad de los servicios, en
        función de los resultados obtenidos y de la satis-
        facción del usuario.

     •	 Utilización de protocolos estandarizados para el
        registro de datos y evolución de los programas de
        intervención.

  En este contexto, el servicio de rehabilitación es uno
más de los servicios que el afiliado a la once recibe
cuando se incorpora a la institución como nuevo miem-
bro, o cuando es solicitado por él ºmismo.



3.1. Servicio de Rehabilitación Integral

   La unificación de los servicios de rehabilitación bási-
ca y visual se realizó con la finalidad de acercar estos
al usuario, facilitando así un acceso más igualitario.
Ello fue posible gracias a la intervención de un único
profesional (tr) que iba a desarrollar ambos programas
simultáneamente y en el mismo lugar, en las áreas de
optimización del funcionamiento visual, orientación y
movilidad, cuidado personal y tareas domésticas. Los
servicios fueron entonces introducidos en todos los
centros de la once, repartidos por toda la geografía
española.

   La implantación se llevó a cabo de forma paulatina,
redefiniendo las funciones de los profesionales que
intervenían. Hubo que abordar el proceso de formación
de los trb y trv, que pasarían a ser denominados «téc-
nicos de rehabilitación» (tr).
Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual   71


   Continuaron siendo elementos imprescindibles los
oftalmólogos y los ópticos-optometristas, que realizan
su intervención en función de las necesidades plantea-
das en cada momento.

  La intervención del Servicio de Rehabilitación, en la
actualidad, se centra en:

    •	 La optimización sensorial: visual, auditiva, táctil y
       cinestésica.

    •	 Los entrenamientos aplicados a las actividades
       cotidianas.

    •	 La recomendación de las ayudas técnicas nece-
       sarias.

   Dada la importancia que tienen en el logro de la
autonomía y la integración en su entorno, son también
ámbitos de intervención propios el asesoramiento a
la familia, a las personas del entorno próximo, en la
formación/orientación a profesionales externos, al vo-
luntariado y a otras instituciones, sobre la accesibilidad
y adecuación del medio físico, las pautas de comporta-
miento, etc.

   Hoy, el servicio de rehabilitación es considerado
como una necesidad prioritaria para los afiliados a la
once por la incidencia que tiene en el logro de su auto-
nomía. Tanto es así, que es el primer servicio al que, en
general, acceden los usuarios cuando se incorporan a la
institución, intervención que representa un 61,2 % del
total de las atenciones prestadas.
72                                         Discapacidad visual y autonomía personal



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Libro once
Capítulo 2.
Discapacidad visual
e incidencia en la autonomía




   La visión es, de todos los sentidos, el que más in-
formación proporciona, y es crucial para realizar las
actividades cotidianas. Tiene un papel muy importante
en la comunicación y, por tanto, en las relaciones que
se precisan para vivir en sociedad.

   Cuando una persona tiene una discapacidad visual,
sufre un descenso, en cualquier grado, de la visión
considerada «normal». Sin embargo, esto no dice prác-
ticamente nada sobre la propia discapacidad y mucho
menos sobre la incidencia que puede tener en su auto-
nomía. No obstante, la pérdida visual, ya sea originada
por una patología ocular o por una lesión cerebral, re-
duce la capacidad para llevar a cabo las tareas de forma
independiente y repercute en la forma de realizarlas.

   Tradicionalmente, ha sido un reto —en el que se han
visto implicados instituciones, profesionales y los pro-
78                                Discapacidad visual y autonomía personal


pios usuarios— encontrar una definición que permitiera
«enmarcar» la discapacidad y facilitara la identificación
de la problemática que representa. La cuestión no es
sencilla, por las razones que veremos más adelante.

   Aunque el grado de afectación visual tiene su impor-
tancia, cualquier intento de definición debería tener en
cuenta no solo los aspectos visuales, sino también todos
aquellos que tienen relación con la persona y su entor-
no. En este sentido, la referencia más importante es la
clasificación internacional de la Organización Mundial de
la Salud (oms). Esta ha evolucionado desde su primera
versión, denominada Clasificación Internacional de De-
ficiencias, Discapacidades y Minusvalías (Organización
Mundial de la Salud, 1980), en la que estos conceptos
se consideraban «consecuencias de enfermedades», a
la actual Clasificación Internacional del Funcionamiento,
la Discapacidad y la Salud (Organización Mundial de la
Salud, 2001), que ordena en función de «componentes
de salud», mientras que las «consecuencias» se centran
en el impacto de la propia enfermedad y otras condi-
ciones. Esta clasificación, diseñada como herramienta
estadística, de investigación, clínica y de política social
y educativa, es utilizada por distintas disciplinas y sec-
tores. Basándose en estos estudios, algunos grupos de
trabajo, formados por expertos internacionales, siguen
profundizando en estos temas.

  Sin embargo, en pleno siglo xxi, el estudio no puede
darse ni mucho menos por concluido, y solo teniendo
en cuenta diferentes aspectos —clínicos y funcionales—
podremos abordar la problemática y dar respuesta a las
necesidades de las personas con discapacidad visual.
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   79


1. Terminología, definiciones
   y clasificaciones sobre discapacidad visual

1.1. Terminología

   La terminología es «un aspecto clave del lenguaje que
contribuye a la construcción social de la discapacidad»
(Barton, 2001). Los términos para definir la pérdida
visual han ido evolucionado paralelamente al modelo
social de discapacidad, con la tendencia a utilizar solo
aquellos que denotan deficiencia visual (Bolt, 2005)
en detrimento de los que llevan implícita una carga de
significados innecesarios y erróneos.

   Organismos y estamentos del ámbito internacional
han aunado esfuerzos para brindar un marco conceptual
que describa las distintas circunstancias. El referente
actual más importante son las resoluciones adoptadas
por el Consejo Internacional de Oftalmología en su re-
unión de Sídney (Australia) del año 2002, que propone
la utilización de la siguiente terminología:

    •	 Ceguera: pérdida total de visión. Funcionalmente,
       se utilizan habilidades para sustituirla.

    •	 Baja visión: grado menor de pérdida. Se optimiza
       el funcionamiento visual utilizando productos de
       apoyo.

    •	 Visión útil: no describe ni indica casi nada sobre
       la capacidad visual, porque la valoración de «uti-
       lidad» es subjetiva y depende del observador.
       Es habitual recurrir a esta expresión en bebés y
80                                 Discapacidad visual y autonomía personal


        niños muy pequeños, que no pueden colaborar en
        las pruebas estandarizadas pero que manifiestan
        una respuesta visual ante estímulos apropiados
        en cuanto a tamaño, contraste, movimiento, etc.

     •	 Deficiencia visual: pérdida de funciones visuales
        (agudeza, campo visual, etc.) que pueden medirse
        cuantitativamente.

     •	 Visión funcional: capacidad de una persona para
        usar la visión en todas las actividades de la vida
        diaria: lectura, cuidado personal, orientación
        y movilidad, etc. Al contrario que las funciones
        visuales, que pueden valorarse en cada ojo por
        separado, la visión funcional se refiere a las posi-
        bilidades totales del individuo.

     •	 Pérdida de visión: término general que incluye
        tanto la pérdida total (ceguera) como la parcial
        (baja visión), consecuencia de una deficiencia
        visual o una disminución de visión funcional.

     •	 Discapacidad visual: en la ciddm 80, se utilizó
        para describir una pérdida de capacidades visua-
        les. El Consejo Internacional de Oftalmología, en
        el año 2002, establece que su empleo puede ser
        desalentador y propone el uso de «pérdida de
        capacidad».

     •	 Minusvalía visual: también fue un término utiliza-
        do en la ciddm 80. En la cif 2001 se describe esta
        condición como las barreras para la participación
        social. En la actualidad, tanto por los desarrollos
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   81


          legislativos como por el propio significado peyora-
          tivo del término, la tendencia es dejar de utilizarlo.

   No obstante, el uso del término «discapacidad vi-
sual» es cada vez más consistente. A lo largo de este
manual se utilizará con bastante frecuencia, porque
cubre los rangos comprendidos entre la pérdida visual
leve y la ceguera total, y, además, no solo contempla la
afectación de las estructuras oculares, sino también las
limitaciones que puede representar, pilar sobre el que
se apoya la rehabilitación.

1.2. Definiciones y clasificaciones

    Para comprender el alcance de las definiciones y cla-
sificaciones que trataremos en este punto, es necesario
conocer el significado de los parámetros que definen la
función visual.

Agudeza visual

   Es el poder de resolución o potencia visual para
distinguir detalles y formas de los objetos, a corta y
larga distancia. Se mide por el objeto más pequeño que
el ojo puede distinguir, e influyen: el tamaño real del
objeto, la distancia desde este al ojo, y su iluminación y
contraste con el fondo.

  La agudeza visual evalúa el funcionamiento de la
zona central de la retina.

  Los valores de agudeza visual se obtienen en las
pruebas realizadas con «optotipos» —láminas con filas
82                                           Discapacidad visual y autonomía personal


de letras, números o símbolos de tamaño decrecien-
te—. Los modelos de cada fila están calculados para
responder a una determinada agudeza visual, y la fila
más pequeña que se pueda leer dará la medida.




     Foto 1. Optotipos ETDRS y Lea Symbols, para agudeza visual de lejos




          Foto 2. Test de lectura Zeiss, para agudeza visual de cerca



   En términos clínicos, se utiliza la medida de agudeza,
como la razón que existe entre la distancia a la que
se realiza la prueba (6 m) y la distancia a la que un
observador con visión «normal» puede discriminar las
letras o cifras de ese tamaño. La agudeza visual nor-
mal, por tanto, será la representada por el quebrado
6/6, donde el numerador significa la distancia a la que
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   83


puede discriminar un detalle una persona concreta, y el
denominador a la que lo discrimina un observador con
visión normal.

   La notación de la agudeza visual puede hacerse en
forma de quebrado o decimal, que es el resultado de
esa fracción (ej.: av 6/60 = 0,1). En términos coloquia-
les, a veces se expresa en forma porcentual, que se
obtiene al multiplicar por 100 la av decimal (ej.: av 0,1
= 10 %).

Campo visual

   El conjunto de lo que el ojo puede abarcar con un
solo golpe de vista se denomina campo visual. Faye
(1984) lo define como: «zona monocular desde los 60º
en dirección nasal, hasta los 180º en dirección temporal
que es visible sin mover el ojo».

   El campo visual presenta dos zonas diferenciadas: la
central y la periférica. La primera corresponde a los 30º
desde la fijación y proporciona información de las for-
mas, los detalles y los objetos, así como de la posición
de estos. La parte periférica abarca el resto del campo
y se utiliza preferentemente para analizar las relaciones
espaciales y favorecer los desplazamientos.

    La extensión del campo visual está limitada por la
nariz y las cejas. El campo visual monocular normal
es un óvalo ligeramente irregular que mide, desde la
fijación, aproximadamente 60º hacia arriba y 60º hacia
la parte interna, entre 70º y 75º hacia abajo, y de 100º
a 110º hacia la parte externa.
84                                   Discapacidad visual y autonomía personal




               Figura 1. Límites del campo visual



  El campo binocular tiene una forma oval que se
extiende lateralmente hasta casi 200º y verticalmente
hasta 130º.

Sensibilidad al contraste

   El contraste es la diferencia de luminancias entre la
figura y el fondo donde se sitúa.

   La sensibilidad al contraste es la capacidad para
percibir objetos, que aun pudiendo ser vistos por su
tamaño, tienen poca diferencia de luminancia. No siem-
pre está asociada a una disminución de agudeza visual,
y su pérdida puede suponer un problema significativo
a la hora de realizar gran parte de las actividades de la
vida cotidiana.
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía    85


  Se mide con tablas de figuras en las que va disminu-
yendo la frecuencia (el contraste).




                            Foto 3. Test de contraste Vistech



   Centrándonos ya en las definiciones que conciernen a
la discapacidad visual, pueden considerarse diferentes
aspectos:

    •	 Clínicos: los parámetros más utilizados en estas
       definiciones son la agudeza visual y el campo
       visual. Siendo estos los más significativos, no
       debemos olvidar la sensibilidad al contraste, pues
       tiene una influencia directa en la funcionalidad
       visual.

          En el contexto oftalmológico, las mediciones de la
          «deficiencia» se utilizan como prueba diagnóstica,
          ya que proporcionan «pistas» para confirmarla o
          descartarla. También tienen utilidad para com-
86                                  Discapacidad visual y autonomía personal


        probar los resultados obtenidos en la corrección
        de los errores de refracción y para determinar el
        éxito de una intervención quirúrgica, mediante la
        comparación con los datos anteriores.

     •	 Funcionales: «la habilidad que cada persona tiene
        para utilizar su visión es la que determina su funcio-
        namiento visual, no encontrándose relación directa
        con la medición clínica o la patología» (Faye, 1976).

        Esta afirmación es la clave de cualquier definición
        funcional para abordar la discapacidad visual.

   Las definiciones basadas en los parámetros de agu-
deza y campo visual se complementan con aquellas que
contemplan otros factores de la función visual (agudeza
visual de cerca, sensibilidad al contraste, visión cromá-
tica, visión binocular, control del deslumbramiento, etc.)
y también las características personales y del entorno,
que tienen una influencia considerable en el funciona-
miento visual.

Ceguera legal

   Son definiciones que se utilizan para delimitar «le-
galmente» la situación visual y calificar la discapacidad,
básicamente con la finalidad de otorgar ayudas econó-
micas, servicios educativos especiales, pensiones, etc.
No debe confundirse «ceguera legal» con «ceguera to-
tal». Solo contemplan parámetros clínicos, y la mayoría
de los países occidentales ha adoptado como límites de
la ceguera legal una agudeza visual de 20/200 (0,1) en
el mejor ojo y con la corrección correspondiente, o un
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   87


campo visual inferior a 20 grados. No obstante, algunos
la sitúan por debajo de estos parámetros.

   En España, la legislación sobre Asistencia en la Segu-
ridad Social a los subnormales (Orden de 8 de mayo de
1970), dictada a efectos de reconocimiento de derechos
y prestación de ayudas económicas, reconocía como cie-
gas a las personas con agudeza visual menor de 20/200
en ambos ojos, después de la oportuna corrección.

   Con posterioridad a la entrada en vigor de la Ley de
Integración Social de los Minusválidos (Ley 13/1982),
el organismo competente ha desarrollado los baremos
aplicables en cada momento para el reconocimiento de
la condición de discapacidad visual, los cuales están
siendo revisados en la actualidad para adaptarlos a las
clasificaciones internacionales (cif y cie-10).

Organización Nacional
de Ciegos Españoles (once)

   La once, constituida en 1938 y auspiciada por el esta-
do, es un referente por la atención que proporciona, en
diferentes ámbitos, a la población con discapacidad visual
de este país. Para pertenecer a dicha entidad, se debe po-
seer la nacionalidad española y disponer en ambos ojos,
al menos, de una de las siguientes condiciones visuales:

    •	 Agudeza visual igual o inferior a 0,1 (1/10 de la
       escala de Wecker) obtenida con la mejor correc-
       ción óptica posible.

    •	 Campo visual reducido a 10 grados o menos.
88                                  Discapacidad visual y autonomía personal


August Colenbrander (1977)

   Oftalmólogo holandés que centró su vida profesional
en la investigación y la dirección de Servicios de Baja
Visión, ha aportado numerosos estudios sobre termino-
logía y clasificación de la discapacidad visual. Establece
seis categorías de visión funcional, que constituyen la
base de otros trabajos posteriores:

     •	 Deficiencia visual ligera: capacidad para poder fun-
        cionar visualmente, reduciendo ligeramente la dis-
        tancia de trabajo y/o utilizando gafas convencionales.

     •	 Deficiencia visual moderada: se pueden realizar las
        tareas visuales de forma casi normal con una sencilla
        ayuda, como una lupa de pocos aumentos.

     •	 Deficiencia visual grave: capacidad suficiente para
        efectuar una actividad apoyándose en la visión,
        pero con productos de apoyo para ver y necesitan-
        do más tiempo y/o con mayor fatiga.

     •	 Deficiencia visual profunda: incluso utilizando
        productos de apoyo para leer y desplazarse, los
        resultados son limitados, por lo que necesitan el
        uso complementario del resto de los sentidos.

     •	 Deficiencia visual casi total: la visión no es fiable,
        y es imprescindible el uso de la información que
        llega a través de otros sentidos.

     •	 Deficiencia visual total: es necesario el apoyo total
        en otros sentidos.
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía          89


Eleanor Faye (1984)

   Asesora médica del Lighthouse National Center for
Vision and Aging de Nueva York, dice:

             [...] en la definición de baja visión está implícita la dis-
             minución del nivel de rendimiento, ya sea con arreglo
             a los estándares habituales del paciente o a los im-
             puestos en su puesto de trabajo, el sistema educa-
             tivo o las leyes federales o estatales. El rendimiento
             no puede juzgarse solo por criterios visuales. Algunas
             áreas de la disfunción pueden estar relacionadas con
             la deficiencia visual, mientras que otras son produci-
             das por la reacción de la persona ante dicha deficien-
             cia visual. El nivel de rendimiento puede estar rela-
             cionado con la edad. La baja visión es más un estado
             funcional que una notación matemática.



Grupo Consultor de la oms (1992)

   El informe del Grupo Consultor de la oms, Programa
de Prevención de la Ceguera —Bangkok, 24-25 de julio
de 1992—, establece que una persona con baja visión es
quien tiene un impedimento del funcionamiento visual
y, aun después de tratamiento y/o corrección, tiene una
agudeza visual de 6/18 (0,3) hasta percepción de luz, o
un campo visual de 10º desde el punto de fijación, pero
que usa la visión para la planificación y/o ejecución de
una tarea visual.

Consejo Internacional
de Oftalmología (Sídney, 2002)

   Ratificando las recomendaciones realizadas en Kioto
(1978), se establecieron, para describir con mayor de-
90                                        Discapacidad visual y autonomía personal


talle la disminución de la visión, unos rangos de pérdida
basados en la agudeza visual que se reflejan en la
siguiente tabla:

 Rangos de pérdida visual                     Agudeza visual

                 Visión normal                  Mayor que 0,8
 (Casi) Visión
   normal
                     Leve         Menor que 0,8 y mayor o igual que 0,3


                  Moderada       Menor que 0,3 y mayor o igual que 0,125


 Baja visión                               Menor que 0,125
                    Grave
                                        y mayor o igual que 0,05

                   Profunda      Menor que 0,05 y mayor o igual que 0,02


                                     Menor que 0,02 y mayor que        npl
                 Casi ceguera
      (Casi)                             (no percepción de luz)
     Ceguera
                   Ceguera              npl   (no percepción de luz)



  La pérdida de campo visual (cv) es otro factor que
se contempla, y que puede presentarse independien-
temente de que la agudeza visual esté o no alterada.
En esta reunión se establecieron también los rangos
de reducción de campo visual y sus repercusiones,
considerando que cuando es de 10º o inferior, debe
encuadrarse como pérdida visual grave.

cie10: Clasificación estadística Internacional
de Enfermedades y problemas relacionados
con la salud (Túnez, 2006; ratificada
en Seúl, 2009)

   La cie10 (icd10 en inglés, International Statistical
Classification of Diseases and Related Health Problems),
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía                    91


publicada por la oms en la reunión celebrada en Túnez
en el año 2006 (ratificada en Seúl, en octubre de 2009)
revisó las categorías de deficiencia visual, conforme
figuran en la tabla siguiente. Esta actualización entró
en vigor en enero de 2010.


 Categoría de deficiencia                 Agudeza visual         Agudeza visual
         visual                            menor que:          igual o mayor que:


 Leve o sin deficiencia visual
                                                                      0,3
        (categoría 0)


 Deficiencia visual moderada
                                                   0,3                0,1
         (categoría 1)


    Deficiencia visual grave
                                                   0,1                0,05
          (categoría 2)


     Ceguera (categoría 3)                        0,05                0,02


     Ceguera (categoría 4)                        0,02          Percepción de luz


     Ceguera (categoría 5)              No percepción de luz




  Cuando el campo visual es menor de 10º alrededor
del punto de fijación central, la deficiencia visual se
encuadra en la categoría 3 de la tabla.

   Un cambio significativo de esta clasificación, respec-
to a otras anteriores, es la consideración de «ceguera»
cuando las condiciones visuales son las correspondien-
tes a la categoría 3, que hasta ahora se encuadraban en
el grupo de «deficiencia visual profunda».

  También respecto a otras clasificaciones previas, se
prescinde del uso del término baja visión para evitar
92                              Discapacidad visual y autonomía personal


confusiones con el «cuidado de la baja visión», referido
más concretamente a los programas de intervención y
uso de productos ópticos.

   A pesar de estos intentos por establecer definiciones
y clasificaciones, sigue existiendo la controversia sobre
cómo concretar los niveles de visión que cada persona
tiene en relación con su autonomía. La solución no es
fácil, pues, como veremos a continuación, son muchos
los factores que inciden en el uso de la visión y, por
tanto, en la autonomía personal, entre los cuales, el
resto de visión es solo uno más.

2. Factores que inciden en la autonomía
   de las personas con discapacidad visual

2.1. Relacionados con la patología ocular

   La patología visual puede afectar a la agudeza y al
campo visual, de manera independiente o conjunta, así
como a la sensibilidad al contraste y a la visión cro-
mática, y esto determina las características visuales de
cada persona. Se puede ampliar la información sobre
las patologías oculares y pruebas oftalmológicas con-
sultando la bibliografía recomendada.

  Para conocer la repercusión que esto tiene en el
funcionamiento visual, y basándonos en los estudios
de Eleanor Faye (1984, 1996), hemos establecido un
agrupamiento basado en los parámetros de agudeza
y campo visual que permite entender la problemática,
pero que no debe usarse para clasificar a las personas,
pues no habrá dos que funcionen de forma similar.
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   93


   Es habitual presentar afectaciones de más de un grupo
de los relacionados en los siguientes apartados. En estos
casos, el funcionamiento visual mostrará conjuntamente
las características típicas de cada uno de ellos.

2.1.1. Pérdida de campo visual central
       (con escotoma central)

   Se incluyen aquí las patologías que dañan la zona
central de la retina, como las maculopatías, la retinopa-
tía diabética y la miopía magna. Presentan un escotoma
central, de mayor o menor grado, pero la visión perifé-
rica se mantiene intacta.

   El escotoma es una zona del campo visual en la que
la visión está disminuida o es nula. Dependiendo de su
posición, pueden subdividirse en centrales, pericentra-
les, paracentrales y periféricos (v. anexos). Se denomina
«central» cuando se produce precisamente en esa zona
de la retina (mácula), conservando la visión periférica.
La agudeza visual varía según el grado de afectación de
la mácula (Faye, 1984).

   El tamaño de un escotoma puede variar desde un
diámetro inferior a un grado hasta un área de ceguera
absoluta que abarque prácticamente todo el campo
visual central. También pueden tener diferentes inten-
sidades, variando desde la ceguera absoluta hasta una
pérdida mínima de agudeza visual. Pueden ser unilate-
rales o bilaterales.

  Algunos escotomas son positivos y se presentan
como un obstáculo que impide que la luz entre en el
94                                    Discapacidad visual y autonomía personal


ojo, siendo la persona consciente de que existe «una
mancha que se desplaza a medida que se mueve el
ojo y se pone delante al mirar». Cuando son negativos,
se genera una especie de vacío visual, y en este caso
pueden ser absolutos o relativos. Un escotoma negativo
absoluto corresponde a una zona donde no funcionan
los conos y, por tanto, no hay imagen. Sin embargo, en
los escotomas negativos relativos las imágenes se ven
difuminadas y cambian los matices de los colores, pero
algunos conos pueden funcionar.




             Figura 2. Efecto de un escotoma positivo




Características funcionales
de las personas con escotoma central

  Las dificultades se centran en las actividades que re-
quieren visión de detalles, puesto que la mácula —zona
donde se concentra el mayor número de conos (respon-
sables de la visión nítida de las imágenes pequeñas)—
está dañada. Así pues, tendrán problemas para leer los
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía                95


tamaños habituales de letra, escribir, coser y todas las
actividades manuales, reconocer caras, ver la televisión
y leer los paneles informativos: nombres de calles, rótu-
los, números de autobuses, etc. La visión de los colores
puede estar alterada.




        Figura 3. Efecto de los escotomas negativos (absoluto y relativo)




                        Figura 4. Lectura con escotoma central
96                                    Discapacidad visual y autonomía personal


   Por el contrario, presentan menos dificultades en
los desplazamientos, al poder utilizar la visión perifé-
rica, sobre todo si la agudeza visual es mayor a 0,05
(20/400), en reconocer letras de gran tamaño y en leer
palabras cortas (aproximadamente de 4 o 5 letras).




               Foto 4. Visión con escotoma central



2.1.2. Pérdida del campo visual periférico

   El campo visual periférico se emplea principalmente
en la movilidad, y es muy útil para detectar obstáculos
y evitarlos. Las alteraciones pueden ser de dos tipos:

2.1.2.1. Reducción concéntrica

   Patologías como la retinosis pigmentaria y el glauco-
ma suelen ocasionar pérdida de visión periférica y, por
tanto, una reducción campimétrica. Los fotorreceptores
que se dañan son los bastones, que se encuentran
distribuidos por la periferia de la retina y son sensibles
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía        97


a los niveles bajos de iluminación. Las repercusiones
funcionales serán más graves cuanto mayor sea la re-
ducción (v. anexos).

Características funcionales
de las personas con reducción concéntrica

   Tienen problemas en la orientación y la movilidad,
porque ven una parte muy pequeña del entorno y tro-
piezan con lo que encuentran en su camino, además
de resultar muy difícil relacionar las zonas visibles y
calcular las distancias. Suelen padecer ceguera noctur-
na, por lo que la visión se reduce en la oscuridad y
con niveles bajos de iluminación, y también problemas
de deslumbramiento y de adaptación a los cambios de
iluminación (luz-oscuridad y viceversa), ya que requie-
ren periodos de tiempo muy largos para adaptarse, e
incluso, en algunos casos, no lo consiguen.




                  Figura 5. Reducción concéntrica de campo visual
98                                     Discapacidad visual y autonomía personal


   En cambio, tienen menos dificultad para leer textos
y ver detalles pequeños, aunque en función del tama-
ño del campo visual restante y de que la mácula esté
afectada o no, también pueden tener problemas. En
estos casos la lectura es muy difícil, y se pierden con
frecuencia debido a la falta de referencias espaciales.
También es costosa la localización de objetos: se verán
mejor cuanto más lejos estén (si la visión central no
está afectada), pues al aumentar la distancia disminuye
su tamaño.




            Figura 6. Lectura con campo visual reducido


2.1.2.2. Hemianopsias

   Es la pérdida de visión de la mitad del campo vi-
sual, causada por una lesión del nervio óptico a nivel
cerebral. Tienen su origen en traumatismos, tumores,
etc., por lo tanto, las secuelas neurológicas, en algunos
casos, afectan también al funcionamiento visual. Las
dificultades varían en función de los diferentes tipos de
hemianopsias.
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   99




                                   Figura 7. Hemianopsia



Características funcionales
de las personas con hemianopsia

   Cuando la hemianopsia es homónima derecha, la
parte afectada es la zona temporal derecha y nasal
izquierda. Es bilateral. La línea divisoria que separa las
zonas con y sin visión puede eludir la mácula, respetán-
dola totalmente. Tienen dificultades para detectar los
objetos situados en el lado derecho. Si es homónima
izquierda, la zona afectada es la temporal izquierda y
nasal derecha, por lo que las dificultades se centran en
la detección de los objetos situados en el lado izquierdo.
Las hemianopsias altitudinales, afectan a la mitad del
campo visual superior o inferior. En el primer caso, solo
repercuten en la apreciación de objetos altos y que so-
bresalgan por la parte superior (por ejemplo, un toldo
100                                  Discapacidad visual y autonomía personal


de un comercio). Las inferiores pueden interferir en los
desplazamientos, pues impiden la detección del suelo
y se precisan exagerados movimientos de cabeza para
compensar esa zona dañada. Generalmente, no ocasio-
nan problemas en la lectura. Finalmente, las personas
que tienen una hemianopsia temporal se sienten muy
confusas, porque los objetos le aparecen y desapa-
recen. Su visión desciende en condiciones de escasa
iluminación y de noche.




                 Figura 8. Tipos de hemianopsia



2.1.3. Visión borrosa sin alteraciones
       en el campo visual

   Las patologías que ocasionan este tipo de visión son
muy variadas y pueden deberse a alteraciones en cór-
nea, pupila, cristalino, o por afecciones en la fóvea y la
retina.
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía     101


Características funcionales
de las personas con visión borrosa

   Realizar las actividades que requieren ver el deta-
lle (lectura, manualidades, escritura, costura) resulta
complicado, y más cuando los niveles de contraste son
bajos. Los colores se ven menos saturados y no se
perciben correctamente. También padecen deslumbra-
mientos por luces y reflejos.




                          Figura 9. Lectura con visión borrosa




                                   Foto 5. Visión borrosa
102                             Discapacidad visual y autonomía personal


  En función de la agudeza visual que mantengan, los
desplazamientos, sobre todo si se realizan por lugares
conocidos, son eficaces y seguros.

2.1.4. Nistagmus

   El nistagmus es un movimiento incontrolado de los
ojos. Puede presentarse o no asociado a las patologías
de los grupos anteriores o, por el contrario, tener ca-
rácter neurológico, generando por sí mismo baja visión.
Ocasiona visión borrosa, y solo se estabiliza en el punto
neutro donde la imagen es más clara. Es importante
poder compensarlo, con la posición de la cabeza o con
desplazamientos del texto (en el caso de la lectura).

   Existen diferentes tipos de nistagmus. Cuando es
pendular, los movimientos pueden ser horizontales,
verticales, diagonales o rotatorios, dependiendo del
eje sobre el que se produzca. Siempre tienen la misma
velocidad en cada dirección. En resorte, indica que está
formado por un movimiento lento en una dirección y
un componente rápido en la otra, siendo el rápido el
que define la dirección del nistagmus. En el nistagmus
mixto, primariamente hay movimientos pendulares,
pero cuando los ojos se desvían de manera lateral, hay
en resorte.

Características funcionales
de las personas con nistagmus

   Las dificultades visuales tienen relación directa con
el tipo. Cuando el nistagmus es pendular, no hay sen-
sación de que el objeto se está moviendo. En cambio,
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   103


en los otros dos tipos, el desplazamiento de los objetos
dificulta mucho el uso de la visión y la interpretación de
la imagen. La velocidad y la amplitud del movimiento
tienen una relación directa con los problemas: cuanto
más rápido es, más difícil resulta la fijación.

  El nistagmus aumenta y su control es más difícil
cuando la persona está nerviosa, cansada, o como
consecuencia de alguna enfermedad, etc.

2.2. Aspectos psicosociales

   La pérdida de visión, ya sea total o parcial, supone
un cambio que determina las relaciones familiares y
sociales. La imposibilidad de seguir realizando la activi-
dad laboral habitual tiene efectos negativos, tanto por
la percepción de inutilidad como por las consecuencias
económicas que pueda tener. Pero estas repercusiones
no son similares en todas las personas y dependen de
muchos factores.

2.2.1. Momento de aparición y edad

   Las consecuencias de la discapacidad visual son
bien distintas en función de que haya aparecido en un
momento u otro de la vida. Esto es lógico, porque las
necesidades no son iguales. Por otro lado, la edad está
directamente relacionada con las capacidades para
realizar nuevos aprendizajes y desarrollar habilidades.

  Una pérdida de visión en los primeros años de vida,
puede afectar al desarrollo global del niño, ya que el
mayor sustento del aprendizaje es la información vi-
104                             Discapacidad visual y autonomía personal


sual. Si la discapacidad se produce en los años poste-
riores, el desarrollo de la autonomía y las habilidades
para relacionarse pueden estar afectados por la falta
de control visual. Más tarde, cuando la pérdida coincide
con el momento de incorporación al mundo laboral, la
repercusión se centrará en el nivel de exigencia reque-
rido para desarrollar un puesto de trabajo. Las personas
mayores, grupo de población en aumento y en el que
la discapacidad visual tiene una incidencia importante,
tendrán que afrontar, además de las dificultades de la
falta de visión, las añadidas por la reducción de otro
tipo de capacidades.

2.2.2. Características personales

   Las características personales, las experiencias an-
teriores, las actitudes ante las diferentes situaciones
cotidianas, la capacidad para resolver problemas y el
ajuste personal a la pérdida visual, tienen una relación
directa en el mantenimiento o consecución de la auto-
nomía. El bagaje emocional y las actitudes determinan
la necesidad de ser autónomo.

   La motivación, entendida como la capacidad que
empuja a realizar actividades, merece una atención
especial. Se necesita, además de tener la voluntad para
hacer algo, hacer el esfuerzo que requiera y durante el
tiempo preciso para conseguirlo.

   Las actitudes, percepciones y expectativas per-
sonales influyen directamente en la motivación. La
discapacidad visual puede alterar la percepción de
uno mismo de forma negativa (desajuste), y todo ello,
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   105


unido a la apatía para realizar una tarea —aun cuando
previamente hubiera sido satisfactoria—, constituyen
factores de primer orden que van a determinar el grado
de autonomía que se consiga.

   En definitiva, es necesario que exista disposición,
intención y motivación suficiente para recuperar la au-
tonomía. Tener «voluntad» es tan determinante como
tener «habilidad», y los resultados van a ser conse-
cuencia de la integración de ambos aspectos.

2.2.3. Familia y entorno próximo

   En un principio, la presencia de una persona con
discapacidad visual cambia la dinámica habitual en la
familia. No obstante, el núcleo familiar y el entorno
próximo constituyen un factor clave para fomentar su
independencia, siempre y cuando asuman sus capaci-
dades de forma realista y positiva, proporcionándole un
papel activo.

   Por lo general, la persona afectada no confía en su
validez para realizar las actividades cotidianas, y es la
familia quien busca recursos o alternativas para ayu-
darle a recuperar la autonomía. Para ello, necesitan
tener la información necesaria, con el fin de potenciar
al máximo su independencia, eliminando actitudes de
sobreprotección o exceso de exigencia. Así mismo, la
familia es un vehículo importante para facilitar las rela-
ciones sociales.

   En el caso de los niños, la familia cobra aún mayor
relevancia, ya que es la que resuelve sus necesidades
106                             Discapacidad visual y autonomía personal


básicas (higiene personal, comida, vestido, etc.) desde
el momento del nacimiento, respondiendo a sus deman-
das y exigencias, siendo la responsable de que adquiera
sus primeros hábitos.

3. Aspectos diferenciales según los distintos
   grupos de población

3.1. Niños

   Los niños aprenden por imitación, por lo que la dis-
capacidad visual puede suponer un retraso o ausencia
en las adquisiciones de hábitos de autonomía. Deberá
vigilarse la adecuada consecución de estos, en función
de la edad y la capacidad personal.

   Aunque cada vez cobra más fuerza la teoría de que a
lo largo de la vida el ser humano tiene capacidad para
aprender, el periodo comprendido entre el primer año
y los 12 es fundamental para adquirir habilidades para
la autonomía. La escuela, entendida como agente de
socialización, y responsable junto a la familia de que el
niño desarrolle sus capacidades, tiene una gran impor-
tancia. Del mismo modo, la actitud de los maestros y
los compañeros es fundamental.

   En el capítulo 11 se recogen los aspectos referentes
a la intervención con niños.

3.2. Ancianos

 La incidencia de la discapacidad visual es cada vez
mayor en el caso de los ancianos. Este grupo de pobla-
Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía   107


ción tiene una serie de dificultades propias de la edad
que limitan la movilidad, las habilidades motrices, las
capacidades mentales, etc., y que son mayores cuando
coexisten con la pérdida visual.

3.3. Con otras deficiencias concurrentes

   Es un grupo amplio y muy heterogéneo, cuyas carac-
terísticas vienen determinadas por el tipo de deficiencia
concurrente con la visual, los recursos que posea el
individuo y la intervención de los integrantes de su en-
torno habitual: familia y centro en el que se encuentre.

  A diferencia de los ancianos, que a menudo presentan
múltiples deficiencias leves, en este caso suele tratarse
de una sola, asociada con un mayor grado de afectación.

   Los niveles de autonomía estarán directamente
relacionados con las competencias sensoriales, funda-
mentalmente visuales, ya que son muy útiles para las
tareas de desplazamiento, relación y alimentación.

   Es necesario valorar el peso de la(s) otra(s) deficiencia(s)
con la colaboración de otros profesionales y determinar
la influencia de cada discapacidad, ya que, en muchos
casos, las dificultades de autonomía no las genera prio-
ritariamente la pérdida visual.

   La sordoceguera merece una atención especial.
Cuando la deficiencia auditiva aparece conjuntamente
con la visual se produce una limitación de la entrada
de información a distancia, y la persona va a tener di-
ficultad en conocer y comprender de manera global los
108                                    Discapacidad visual y autonomía personal


acontecimientos que se desarrollan en su entorno. La
posibilidad de comunicarse con un interlocutor directa-
mente, de manera fluida y eficaz, se ve afectada, lo que
le ocasionará dificultad para realizar con independencia
todas las actividades que requieren comunicación: com-
pras, gestiones de diversa índole de manera presencial
o por teléfono, etc. También se agravarán los problemas
de desplazamiento, pues el conocimiento del espacio no
va a poder realizarse mediante la información auditiva,
por lo que deberá pedir ayuda o información de un
modo diferente.

   En el capítulo 12 se recogen los aspectos referentes
a la intervención con personas con sordoceguera.

Referencias bibliográficas

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   De «ceguera» a «discapacidad visual»: la tipología terminológica
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   de traducción sobre discapacidad visual, 33, 65-76].

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    que se aprueba el texto refundido de los Decretos 2421/1968,
    de 20 de septiembre, y 1076/1970, de 9 de abril, por los que
    se establece y regula la asistencia en la Seguridad Social a los
    subnormales. Boletín Oficial del Estado, 121 (21 de mayo de
    1970), 7871-7872.

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Lecturas recomendadas

Checa, F. J., Díaz, P.   y   Pallero, R. (coords.) (2003). Psicología y
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K anski, J. J. (2009). Oftalmología clínica, 6.ª ed. Barcelona: Else-
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Perucho, S., y Toledano, N. (2008). Actualización e interpretación
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Saraux, H. (1996). Oftalmología fundamental. Barcelona: Toray-
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Silverstone, B., L ang, M. A., Rosenthal, B.,y Faye, E. E. (2000).
   The Lighthouse Handbook on Vision Impairment and Vision
   Rehabilitation. Nueva York: Oxford University Press.
Capítulo 3.
Intervención en rehabilitación




   La Asamblea General de las Naciones Unidas (1982)
definió la rehabilitación como «un proceso de dura-
ción limitada y con un objetivo definido, encaminado a
permitir que una persona con deficiencias alcance un
nivel físico, mental y/o social funcional óptimo, propor-
cionándole así los medios de modificar su propia vida.
Puede comprender medidas encaminadas a compensar
la pérdida de una función o una limitación funcional (por
ejemplo, ayudas técnicas)2 y otras medidas encamina-
das a facilitar ajustes o reajustes sociales».

  La Convención sobre los derechos de las personas
con discapacidad (Organización de las Naciones Unidas,
2006), constituye el primer instrumento del siglo xxi
que precisa cómo se aplican a las personas con disca-


2.  En este manual, en lugar de la expresión «ayudas técnicas» se utilizará
«productos de apoyo», nuevo concepto que establece la norma aenor (Aso-
ciación Española de Normalización y Certificación) denominada Productos de
apoyo para personas con discapacidad: clasificación y terminología.
112                              Discapacidad visual y autonomía personal


pacidad todas las categorías de derechos, indicando las
adaptaciones que precisan para que puedan ejercerlos.
Su artículo 26 reconoce el derecho a la habilitación y
rehabilitación, que deberá comenzar en la etapa más
temprana posible y cuyos servicios apoyarán la partici-
pación comunitaria y la inclusión social. Establece tam-
bién que los Estados Partes promoverán el desarrollo
de formación, inicial y continua, para los profesionales y
el personal que trabajen en estos servicios. Así mismo,
impulsarán el conocimiento y el uso de la tecnología
destinada a personas con discapacidad.

   En el caso de las personas con discapacidad visual,
la rehabilitación pretende, a través de técnicas, estra-
tegias y recursos especializados, lograr su autonomía.
Debe adecuarse a las características físicas, médicas y
emocionales de cada uno, y también a sus capacidades
y necesidades. Se prolongará en el tiempo mientras la
evolución del caso lo aconseje, para que sea efectiva
y puedan conseguirse los objetivos previstos. Parale-
lamente, debe incidir en el entorno próximo —familia,
escuela, residencias de mayores y centros especializa-
dos— y contar con la colaboración de familiares, maes-
tros, cuidadores, etc.

1. Tipos de programas y fases
   de la intervención

1.1. Tipos de programas

   La experiencia previa del alumno ante determinadas
tareas marcará el modelo de intervención, que puede
ser de habilitación o de rehabilitación.
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación            113


   Habilitar es dotar de estrategias para realizar una ac-
tividad no aprendida —en este caso— de forma visual.
En esta situación se encuentran los niños —ya sea su
discapacidad congénita o adquirida en los primeros años
de vida— y también las personas adultas, que precisan
realizar una actividad no practicada anteriormente.
Por ejemplo, un joven que se independiza del domicilio
familiar y nunca ha llevado a cabo las tareas del hogar,
o futuros padres que requieren asesoramiento para
adquirir estrategias de cuidado del bebé.

   La visión proporciona modelos a imitar para aprender
a realizar las actividades. Cuando hay una discapacidad
visual, los aprendizajes son complicados y requieren
mucho tiempo y esfuerzo, aunque aparentemente se
trate de algo muy sencillo (por ejemplo, la posición de
la mano y del cuchillo para pelar y el movimiento de
flexión/extensión).

   Rehabilitar, en cambio, significa «volver a habilitar».
Las actividades se realizaban con autonomía, pero la
pérdida visual produce limitaciones —algunas leves y
puntuales, y otras que ocasionan una dependencia to-
tal—. Por eso, y como veremos en diferentes apartados
de este manual, los problemas observados al comprobar
la ejecución de cada actividad, permiten la planificación
del entrenamiento más adecuado, que, a veces, consiste
en proporcionar orientaciones concretas, pero otras
requiere un adiestramiento más completo y secuenciado
para desarrollar habilidades que faciliten la autonomía.

  Por tanto, las necesidades de intervención son la base
para clasificar los tipos de programas.
114                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Programas completos: Se llevan a cabo con
     personas que no son autónomas, desarrollando
     las habilidades que se aplicarán progresivamente
     a todas las áreas.

  •	 Programas puntuales: Destinados a personas
     que ya tienen autonomía, pero que presentan
     nuevas necesidades y/o intereses, como em-
     prender una actividad que nunca han realizado
     de forma independiente o con suficiente eficacia,
     conocer un entorno desconocido (cambio de do-
     micilio, lugar de trabajo, etc.), incorporar nuevos
     recursos para compensar ligeras variaciones en
     la visión, etc.

  •	 Intervenciones de asesoramiento: Se realizan
     recomendaciones para mejorar un aspecto con-
     creto e incrementar la eficiencia.

1.2. Fases de la intervención

   Aunque no hay una forma única de acometer la reha-
bilitación, deben tenerse en cuenta unas fases.

Recogida y análisis de la información

   La información sobre aspectos personales, sociales,
familiares, de salud, psicológicos, etc., debe contras-
tarse y completarse en una entrevista, en la que se le
ofrecerán al alumno las aclaraciones necesarias para
que conozca de forma ajustada su deficiencia visual,
sus capacidades, posibilidades, etc., perfilando un bo-
ceto de los contenidos a trabajar.
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación                 115


   Se concretarán también las cuestiones organizativas
(sesiones, contactos, etc.) y los compromisos que deben
adoptarse por cada parte, para evitar confusiones que pue-
dan influir negativamente en el desarrollo del programa.

Evaluación funcional

   El objetivo es conocer las capacidades sensoriales y
el desarrollo de conceptos que posee el alumno.

Diseño del programa

   Los objetivos y las actividades que configurarán el
programa de entrenamiento se diseñan con la informa-
ción de las dos fases anteriores. Es necesario definir,
junto con el alumno, las áreas en las que se intervendrá
y los entrenamientos necesarios, siempre en función de
sus necesidades e intereses.

Entrenamiento

    Está encaminado a conseguir los objetivos mediante la
realización de diferentes actividades. La preparación de la
sesión se realiza teniendo en cuenta los contenidos a impar-
tir, las estrategias a desarrollar, los materiales más idóneos,
el tiempo y el tipo de instrucción. La evaluación continua es
fundamental en esta fase para confirmar la idoneidad tanto
de los contenidos como de la metodología empleada.

Resultados y seguimiento

  La intervención finaliza con el logro de los objetivos,
pero es fundamental su integración en la vida diaria.
116                              Discapacidad visual y autonomía personal


Ello requiere contactos esporádicos para comprobarla,
una vez finalizado el entrenamiento, para constatar
que se han afianzado los aprendizajes y que aplica y
mantiene los resultados obtenidos.

   Es posible que surjan nuevas necesidades de aten-
ción por distintas causas (cambios en las capacidades
visuales, en su situación personal, motivación para
hacer nuevas tareas, etc.). Cuando requieran un nuevo
aprendizaje, se abordarán como otro objetivo. En oca-
siones, la demanda consiste en ampliar conocimientos
sobre una tarea, familiarizarse con un entorno por el
que precisa desplazarse, o adaptar de nuevo los mate-
riales. En estos casos es fundamental la colaboración y
el apoyo del ámbito familiar y del entorno.

1.3. Ámbitos de trabajo

  La rehabilitación debe abarcar los ámbitos individual,
familiar, entorno social y medio físico.

   El trabajo directo comprende tareas de evaluación, de
enseñanza, de información sobre aspectos relacionados
con su proceso visual, etc. El profesional no solo debe
instruir en la adquisición de conceptos y procedimientos,
sino también potenciar su capacidad para tomar el con-
trol sobre el análisis del entorno, dirigiendo la atención
hacia los aspectos relevantes que favorezcan la toma de
decisiones y la resolución de problemas. En definitiva, el
objetivo último del proceso de rehabilitación es potenciar
la capacidad para generalizar los aprendizajes, generan-
do por sí mismo estrategias para responder eficazmente
a las distintas situaciones que se le presenten.
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación           117


   La intervención debe también dirigirse al ámbito
familiar y al entorno más próximo, para que colaboren
en el fomento y la consolidación de los aprendizajes,
apoyando la realización de las tareas y manteniendo los
niveles de motivación. La familia debe estar implicada
desde el inicio del proceso; se trabajará estrechamente
con ella para desarrollar comportamientos y actitudes
que propicien la independencia.

   Se hará igualmente extensible a su entorno social,
prestando atención a la influencia que ejerce en el pro-
ceso, informando y asesorando para que la relación con
amigos, compañeros, profesores, monitores, etc., esté
lo mas normalizada posible.

   Además de la influencia de las relaciones personales,
el entorno físico en el que se desenvuelve cada persona
tiene una importancia decisiva. De ahí la necesidad de
supervisar si ofrece las garantías mínimas de accesibi-
lidad y mostrar al alumno los cauces disponibles para
eliminar las barreras físicas, de comunicación, etc., que
limiten en algún momento su autonomía.

   Así mismo, realizará charlas, seminarios y cursos de
formación dirigidos a profesionales, estudiantes y otros
sectores sociales, para dar a conocer las características
y necesidades de las personas con discapacidad visual.

2. El especialista en autonomía personal:
   perfil, formación y competencias

  La función principal del especialista consiste en dise-
ñar y aplicar programas de rehabilitación que potencien
118                               Discapacidad visual y autonomía personal


las capacidades de la persona con discapacidad visual,
proporcionando estrategias que le sirvan para adaptar-
se a su nueva situación, con la finalidad de que pueda
realizar de forma autónoma las actividades de la vida
diaria.

  La intervención es especializada, debe incidir en
muchos aspectos y contemplar diversas variables. Es
preciso que colabore y se coordine con otros profesio-
nales, que implique a la familia y que intervenga en el
entorno social y en el medio físico, en la medida que
sea necesario.

   Se requiere que tenga un perfil determinado y una
formación específica para garantizar una intervención
de calidad, porque en la práctica profesional la aplicación
de los conocimientos técnicos a las diversas situaciones
es compleja. Veamos algunos ejemplos:

  •	 El desplazamiento es fundamental para cualquier
     persona y debe realizarse de forma segura,
     porque puede entrañar riesgos: obstáculos en
     el camino, realización de cruces, tráfico, etc. Las
     personas con discapacidad visual pueden hacerlo
     de forma eficiente si reciben el adiestramiento
     adecuado: entrenamiento auditivo, orientación,
     técnicas de bastón, uso del transporte, etc., pero
     no todas requieren que se incida en los mismos
     aspectos ni en la misma medida. La intervención
     debe, pues, ajustarse a cada uno, adaptándose a
     sus características, a la necesidad que tenga de
     realizar desplazamientos y a su capacidad inicial
     para realizarlos, al tipo de entorno en el que vive,
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación           119


         a sus preferencias por un medio de transporte u
         otro, etc.

    •	 El resto de visión —en caso de que haya— es útil
       para realizar la mayor parte de las actividades
       cotidianas, pero, para incrementar su eficiencia,
       se debe potenciar su uso, reforzar las habilida-
       des visuales básicas e incorporar los productos
       de apoyo más adecuados. Las características del
       resto visual y su funcionalidad serán variables, a
       tener en cuenta para orientar la intervención.

   Son muchas las situaciones en las que se puede in-
tervenir, y es evidente que no existen «recetas» para
cada una de ellas.

   El especialista en autonomía personal fundamenta
su trabajo en la integralidad, y, para ello, debe evaluar
el potencial personal, para proporcionar recursos y
estrategias que conduzcan al progreso. La enseñanza
de habilidades aisladas, sin tener en cuenta su interde-
pendencia, no tiene utilidad.

  Todo esto exige de este profesional un esfuerzo de
adaptación, integración y coordinación, por lo que debe
reunir unas características que le ayuden a afrontar
cada intervención de forma individualizada y, también,
una sólida formación que lo posibilite.

2.1. Formación del especialista

  No existe homogeneidad en cuanto a la formación que
en los diferentes países tienen estos profesionales, pero
120                               Discapacidad visual y autonomía personal


es evidente que, poco a poco, el trabajo en rehabilitación
de la discapacidad visual va situándose en perfiles con una
preparación académica ligada a la disciplina educativa.

   En España, y concretamente en la once, los técnicos
de rehabilitación son los profesionales que realizan
estas intervenciones. Su formación básica procede,
mayoritariamente, de los campos de la educación y de
la salud: magisterio, psicología, terapia ocupacional,
psicopedagogía. Tienen además una formación adicio-
nal específica sobre la discapacidad visual y su rehabili-
tación, que proporciona la propia institución.

  Se precisan, fundamentalmente, habilidades peda-
gógicas y conocimientos sobre los principios didácticos
que rigen los procesos de enseñanza–aprendizaje.

  La formación teórica debe incluir:

  •	 Conocimientos sobre la discapacidad visual y su
     incidencia en la funcionalidad.

  •	 Aspectos sociales, médicos, oftalmológicos, ópti-
     cos, etc., que faciliten el análisis y la interpretación
     de la situación del alumno.

  •	 Conocimientos teóricos sobre entrenamiento
     en optimización sensorial, técnicas para realizar
     distintas actividades y manejo de productos y
     herramientas específicas.

  Las prácticas de simulación constituyen un aspecto
fundamental para experimentar, en cierta medida,
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación          121


las dificultades que entraña la realización de una ta-
rea —aparentemente simple— cuando no hay visión.
Por ejemplo, bajar una escalera produce sensación
de inestabilidad. Durante las prácticas, el futuro es-
pecialista aprende las técnicas haciendo uso de los
demás sentidos y, paralelamente, las enseña a otro
compañero. Se afianza así la teoría y se adquieren
estrategias para enseñar a los futuros alumnos,
comprobando por sí mismo la importancia de dar las
instrucciones adecuadas para que se produzcan los
resultados esperados. Por ejemplo, expresar todas
las acciones que requiere cortar un filete, para que lo
haga una persona que no ve, exige explicaciones con
matices muy precisos.

   El especialista debe actualizar constantemente su
formación para conocer los nuevos productos de apoyo
que se comercializan, así como las primicias en ha-
bilidades para el entrenamiento y los avances en los
tratamientos médicos y quirúrgicos para las patologías
visuales.

2.2. Perfil profesional

  El especialista debe reunir habilidades que le permi-
tan mantener una interacción eficaz con su alumno:

    •	 Habilidades para entrevistar: En muchos mo-
       mentos del proceso de rehabilitación tendrá que
       recabar información, tanto del usuario como de
       su familia y otros agentes sociales. Debe ser ca-
       paz de captar las señales del oyente y hacer las
       preguntas adecuadas.
122                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Habilidades de comunicación que le permitan
     transmitir información de forma fácilmente com-
     prensible. Es sumamente importante saber trans-
     mitir las instrucciones de forma adecuada, sin
     ambigüedades ni contradicciones, favoreciendo la
     comprensión de las mismas, adaptándose al nivel
     socio-cultural del alumno.

  •	 Habilidades de persuasión y reforzamiento para
     llegar a acuerdos con su alumno, ajustando las ex-
     pectativas de la persona y de su entorno influyente,
     planificando, aceptando objetivos y actividades, y
     aportando información sobre los progresos.

  •	 Habilidades personales para mostrar:

      ◦◦ Un adecuado autocontrol emocional que le
         permita, por una parte, modular su respuesta
         ante la ansiedad generada por la propia actua-
         ción profesional o por la ejecución del alumno,
         y, por otra, equilibrar los sentimientos de agra-
         do, desagrado o irritabilidad que se puedan
         generar entre ambos. Durante el programa
         pueden producirse situaciones de riesgo —por
         ejemplo, en la calle— que deben estar siempre
         bajo control.

      ◦◦ La flexibilidad necesaria durante el proceso
         educativo, adaptando las secuencias a la
         complejidad que represente la tarea para el
         alumno, utilizando los procedimientos más
         adecuados a sus necesidades y adaptando la
         enseñanza al alumno y no a la inversa.
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación            123


2.3. Estilo de intervención

   El estilo de intervención profesional conjugado con
el carácter del usuario puede alentar u obstaculizar la
consecución de autonomía.

   Debe fundamentarse en entender que la persona
que ha sufrido la pérdida visual afronta un proceso
complejo de adaptación, en el que irá adecuando a la
nueva realidad tanto el concepto de sí mismo como las
expectativas de eficacia. Para que este modifique su
percepción de fracaso y dependencia es esencial que
adquiera estrategias que le permitan realizar las ta-
reas que hacía anteriormente, aunque ello implique un
nuevo aprendizaje y un mayor esfuerzo. Los progresos
incrementarán la motivación y la percepción de que
la autonomía es posible. La labor del especialista es
esencial para guiar al usuario hacia el éxito, mientras
evoluciona hacia la adaptación al déficit.

   La intervención, en la mayor parte de los casos,
es individual, aunque las sesiones de grupo con otros
alumnos o con familiares son muy útiles.

   El estilo de instrucción y relación debe ser participa-
tivo o directivo, según lo requiera cada situación, pero,
sobre todo, cercano y flexible, para adaptarse a las
posibilidades de cada alumno.

   Es conveniente desarrollar una empatía profesional,
pero alejada de actitudes sobreprotectoras que dificulten
la autonomía. El alumno con pérdida de visión reciente
puede estar emocionalmente inestable o muy sensible,
124                             Discapacidad visual y autonomía personal


por lo que el especialista debe mantener su profesiona-
lidad y alejarse de otro tipo de relaciones afectivas que
puedan llevar a confusión sobre la relación establecida
durante el proceso de enseñanza–aprendizaje.

  La relación que el profesional establece con el alum-
no tiene mucha influencia en la evolución del programa,
y no debe olvidarse que:

  •	 El alumno es responsable de dirigir sus progresos
     y debe ser partícipe de las decisiones. El especia-
     lista no puede tomarlas en su nombre, aunque le
     parezcan las más convenientes para él.

  •	 Deben mantenerse los niveles de motivación para
     que perciba la rehabilitación como una herra-
     mienta eficaz para mejorar a través de su propio
     esfuerzo.

  •	 Muchas veces, la adaptación real a la nueva si-
     tuación implica un cambio de actitud por parte
     del alumno.

  •	 Las actitudes intervencionistas, reduciendo al
     mínimo el esfuerzo del alumno, desvirtúan la
     finalidad principal, que no es otra que conseguir
     que sea capaz de generalizar los aprendizajes
     para adaptarlos a las distintas situaciones de la
     vida cotidiana.

  •	 La función del especialista consiste en enseñar
     destrezas y técnicas adecuadas para tener efica-
     cia y seguridad, pero no debe asumir la enseñan-
Capítulo 3. Intervención en rehabilitación                    125


         za de tareas propias de otros ámbitos: cursos de
         cocina, informática, etc.

Referencia bibliográfica

Organización   de las Naciones Unidas (2006). Convención sobre los
    derechos de las personas con discapacidad y protocolo faculta-
    tivo. Nueva York: Organización de las Naciones Unidas.
Libro once
SEGUNDA PARTE.
EVALUACIÓN, PROGRAMACIÓN
 Y HABILIDADES PERCEPTIVAS
Libro once
Segunda parte.
Evaluación, programación
y habilidades perceptivas




   La finalidad de la evaluación es adecuar las técnicas,
recursos y estrategias de la rehabilitación a las carac-
terísticas y necesidades reales del alumno al comienzo
del programa, para realizar una previsión de objetivos
y contenidos lo más ajustada posible.

  Desde el punto de vista educativo, Monedero apuntó
en 1998 que la evaluación permite conocer si el sujeto
posee un potencial intelectual, actitudinal, de conoci-
mientos… que le permita llevar a cabo cierto tipo de
actividades o estudios con un nivel de logros aceptable.
Esta idea es perfectamente aplicable al ámbito de la
rehabilitación de las personas con discapacidad visual.

  Para escribir el capítulo 4 se manejaron un buen
número de informes que habitualmente utilizan los
profesionales de la once, así como también registros y
pruebas validadas. Fueron muchas las ideas y reflexio-
130                             Discapacidad visual y autonomía personal


nes que estos materiales de evaluación sugirieron al
equipo de redacción.

   Se barajó, en principio, la posibilidad de incluir
algunos protocolos y pruebas, pero entre tantos la
selección resultaba comprometida y, seguramente,
no hubiera sido acertada. Finalmente, se optó por ex-
presar únicamente los puntos clave de la evaluación,
para entender su importancia y clarificar qué se debe
evaluar y cómo hacerlo, de forma que el profesional
que lo precise pueda planificarla de una forma flexible,
individualizada y adaptada a cada situación, teniendo
en cuenta el entorno, las necesidades de los alumnos
y otras variables, como su motivación y su capacidad
de aprendizaje.

   La profundización en las áreas o componentes de la
evaluación, por otro lado, implicaba una anticipación de
contenidos no tratados todavía en el manual, lo que po-
día resultar «incoherente» al leer el texto en su orden
de presentación. Por eso, se centró el desarrollo del
tema en los aspectos más filosóficos, incorporando en
los anexos un registro de áreas a evaluar, cuyos ítems
pueden ampliarse en los próximos capítulos.

   También se abordan —en el mismo capítulo 4— las
características de la programación, entendida como el
conjunto de actividades de entrenamiento a desarro-
llar durante un periodo de tiempo determinado, cuya
finalidad es conseguir el logro de los objetivos. Tiene
varias etapas: la planificación, la ejecución y la eva-
luación de los objetivos, todas ellas desarrolladas en
dicha sección.
Segunda parte. Evaluación, programación y habilidades perceptivas   131


   En definitiva, para que la rehabilitación tenga éxito,
debe evaluarse la situación inicial y programar una
serie de objetivos y tareas para que el alumno consiga
ser autónomo en la realización de las actividades de la
vida cotidiana.

   La optimización perceptiva y la organización espa-
cial, cuyos contenidos se desarrollan en el capítulo 5,
constituyen los pilares sobre los que se sustenta la
rehabilitación. A menudo, las personas poco familiari-
zadas con la discapacidad visual se preguntan cómo
alguien que no ve puede realizar ciertas actividades,
y el fondo de la cuestión está en el uso de la informa-
ción que proporcionan el resto de los sentidos y en la
capacidad de orientación. El desarrollo sensorial es, por
tanto, muy importante, y una buena optimización pue-
de garantizar, en mayor medida, el éxito del programa
de rehabilitación, y su carencia, por el contrario, puede
suponer que los resultados no sean satisfactorios.

   No se facilita en este capítulo un listado amplio de
ejercicios para la optimización sensorial, pero sí se
proporcionan las directrices que, bajo un enfoque sis-
temático, pueden ayudar a evaluar el punto de partida
de cada alumno, planificar el programa y diseñar las
actividades más apropiadas para su desarrollo.

Referencia bibliográfica

Monedero, J. J. (1998). Bases teóricas de la evaluación educativa.
    Málaga: Aljibe.
Libro once
Capítulo 4.
Evaluación y diseño del programa




  La evaluación es un proceso imprescindible que se
realiza antes de la instrucción. Sus resultados sirven
para establecer las metas y el entrenamiento preciso.

   El diseño del programa debe hacerse partiendo de
los datos obtenidos en la evaluación (potencial per-
ceptivo, motivación/interés, nivel de autonomía previo,
capacidad de aprendizaje, situación socio-familiar, etc.).
Implica, además, una reflexión que asegure que se
contemplan todos los factores que influyen en un pro-
ceso de aprendizaje, que, según Shuell, es un cambio
perdurable en la conducta o en la capacidad de com-
portarse de una determinada manera, la cual resulta
de la práctica o de alguna otra forma de experiencia
(interpretación de Schunk (1991)).

  Diferentes corrientes pedagógicas han aportado
sus modelos de programación a lo largo de la historia,
como el conductismo, el cognitivismo y, más tarde,
134                             Discapacidad visual y autonomía personal


el constructivismo, y sus teorías proporcionan estra-
tegias, tácticas y técnicas que pueden adaptarse a la
rehabilitación. En cualquier caso, la intervención debe
consensuarse con el usuario. Su cumplimiento no es, en
ningún caso, una exigencia, porque debe evolucionar de
forma abierta, coherente, realista y actualizarse con las
modificaciones necesarias.

1. Características de la evaluación

   La evaluación debe ser rigurosa, identificar las ne-
cesidades reales y permitir la toma de decisiones que
faciliten la posterior intervención.

  Será coherente en todos sus pasos, para asegurar la
recogida sistemática de información y la interpretación
objetiva de la misma. Solo de esta forma servirá para
tomar decisiones ajustadas a las posibilidades del alum-
no y a su realidad.

  Para garantizar su validez, la evaluación debe ser:

  •	 Abierta, dinámica, flexible, continua y sistemá-
     tica.

  •	 Revisada constantemente, con el fin de ajustar ob-
     jetivos, metodología y aprendizajes a la evolución
     que se experimente durante el entrenamiento.

  •	 Lo más objetiva posible, teniendo en cuenta las
     necesidades y el estado de ánimo de la persona,
     así como otras variables que aconsejen cambiar
     de ritmo, de estrategia, etc.
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa           135


   Uno de los aspectos más destacados en la evaluación
es su carácter formativo. En nuestro ámbito, es fre-
cuente que durante el proceso evaluativo se produzcan
situaciones que propicien la introducción de técnicas
facilitadoras o se informe de materiales y recursos
apropiados.

2. Objetivos de la evaluación

  La finalidad principal del proceso evaluativo es la
toma de decisiones para cada una de las fases de la
rehabilitación.

    Los objetivos de la evaluación son:

    •	 Concretar las necesidades reales en todos los
       ámbitos: social, familiar, laboral, escolar, etc.

    •	 Conocer los intereses del usuario y sus expec-
       tativas ante la rehabilitación.

    •	 Explorar las capacidades:

         ◦◦ Desarrollo sensorial y posibilidades de optimi-
            zar los sistemas perceptivos.

         ◦◦ Capacidad de aprendizaje: memoria, atención,
            comprensión, etc.

         ◦◦ Conocimiento de conceptos.

   La conjunción de estos aspectos servirá para concre-
tar las áreas o tareas en las que será preciso propor-
136                              Discapacidad visual y autonomía personal


cionar entrenamiento, los recursos y las ayudas más
adecuados, la metodología de trabajo, la secuenciación
de las actividades y decidir los entornos apropiados
para llevarlas a cabo. En definitiva, será la base de una
buena programación.

  Además de lo anterior, se pueden lograr otros pro-
pósitos:

  •	 Conocer el nivel de autonomía anterior a la pérdi-
     da de visión.

  •	 Aumentar la motivación, a través del conocimien-
     to de lo que puede aportarle la rehabilitación y de
     sus posibilidades personales reales.

  •	 Implicar a cada usuario, haciendo que sea el eje
     de su programa, participando de los resultados de
     la evaluación: errores, conflictos, incidencias, etc.,
     dejando patente la necesidad de colaboración y
     compromiso personal.

  •	 Conseguir la cooperación de la familia en el
     grado adecuado, concretando la necesidad de
     información, formación o concienciación, el apoyo
     especializado que requieren y detectar, así mis-
     mo, actitudes que puedan entorpecer el proceso:
     sobreprotección, abandono, etc.

  •	 Determinar la conveniencia de que intervengan
     otros profesionales antes, después o de forma
     paralela.
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa                              137


3. Recogida de información

   El especialista tendrá que planificar los distintos mo-
mentos para obtener información relevante, diseñando
instrumentos de recogida que sean válidos y fiables.
Cada fase del programa puede requerir nuevos datos,
que se conseguirán mediante informes, entrevistas o
sesiones concretas de evaluación.

   Existen distintas técnicas para la recogida de informa-
ción durante la práctica profesional. Tradicionalmente,
se ha reconocido la validez de las pruebas (estandariza-
das o no), de la observación libre, de los cuestionarios
cerrados, de las entrevistas y de los informes. Cada uno
de estos métodos puede ser útil para que el especialista
obtenga la información que necesite, siempre que tenga
la destreza suficiente en su uso y en el registro de los
datos.

      TÉCNICAS
                                               Informes    Pruebas
                        Entre-      Cues-                              Obser-
                                               profesio-   específi-
                         vista     tionario                            vación
 OBJETIVO                                        nales       cas

 Expectativas
                           SÍ           SÍ
 y necesidades

 Motivación                SÍ           SÍ

 Capacidades
 sensoriales                                      SÍ          SÍ         SÍ
 cognitivas

 Nivel
                           SÍ          SÍ                     SÍ         SÍ
 de autonomía

 Capacidad
                                                  SÍ          SÍ         SÍ
 de aprendizaje

 Características
                           SÍ                                            SÍ
 del entorno
138                              Discapacidad visual y autonomía personal


  En el cuadro se establecen las técnicas que pueden
resultar más adecuadas para cada aspecto sobre el que
se requiera obtener información.

  En la evaluación deben recabarse datos, aspectos
y circunstancias (entrevista inicial) y conocer las ca-
pacidades sensoriales, los niveles de autonomía y la
capacidad de aprendizaje (evaluación funcional).

3.1. Entrevista inicial

   Pretende conocer la demanda y confirmar los datos
disponibles sobre el usuario. Durante la entrevista, se
obtendrá información sobre los aspectos:

  •	 Sociales: Estructura familiar y entorno, nivel de
     estudios, situación laboral y económica, etc.

  •	 Psicológicos: Estado de ánimo, ajuste y adapta-
     ción, actitudes hacia el proceso rehabilitador, etc.

  •	 Médicos: Estado de salud general, patologías
     relevantes y/o deficiencias añadidas, datos oftál-
     micos u ópticos (causas, momento de aparición,
     etc.), capacidad de audición, deambulación/equili-
     brio, resistencia al cansancio, etc.

   La entrevista debe planificarse con una estructura
más o menos flexible, determinando qué se quiere
conocer e informando a la persona entrevistada de la
finalidad que tiene. Debe servir para:

  •	 Explicar al sujeto en qué consiste la rehabilitación.
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa          139


    •	 Validar los datos generales.

    •	 Analizar el nivel de autonomía actual y el previo a
       la pérdida de visión.

3.2. Evaluación funcional

   La evaluación funcional trata de objetivar el nivel
de desarrollo de las distintas destrezas sensoriales del
alumno y de analizar sus capacidades física y cognitiva.
Se lleva a cabo mediante la observación directa de la
realización de actividades, analizando las dificultades y
las reacciones.

   La planificación de la evaluación funcional contem-
plará el lugar más idóneo para realizarla: domicilio del
alumno o centro de trabajo del especialista. Es posible
que en su casa se encuentre más relajado y se compor-
te con más espontaneidad (Watson, 2000), pudiendo
observar más detalles personales y sociales. Si se
realiza en el centro de trabajo, se podrán modificar los
elementos del entorno y utilizar materiales diversos,
pero su comportamiento no será tan natural.

3.2.1. Metodología

   En la evaluación funcional se centra la atención en
la realización de las tareas cotidianas —estudiando las
claves, la complejidad y la seguridad del ambiente—
con ejercicios específicos, realizados tanto en interiores
como en exteriores —en este caso, el alumno realiza la
prueba acompañado de una persona que actúa como
guía, para proporcionarle seguridad y tranquilidad.
140                              Discapacidad visual y autonomía personal


   En el caso de tener resto de visión, se observará la
utilidad que le proporciona y el sentido prioritario para
obtener la información.

3.2.2. Áreas a evaluar

   La base del aprendizaje es la modificación en la
forma de captar la información útil del entorno, por
lo que el análisis de las capacidades sensoriales es un
aspecto fundamental de la evaluación. También deben
recabarse datos sobre el conocimiento de conceptos y
adaptación a la nueva situación.

   Cada una de las áreas perceptivas —visual, auditiva,
táctil, cinestésica y espacial—, definidas y desarrolladas
en el capítulo 5, requerirá sesiones de evaluación para
obtener la información necesaria. Excepto en el caso de
los niños, que debe contemplar otras variables por su
desarrollo evolutivo, la evaluación perceptiva se reali-
zará en estrecha relación con las actividades cotidianas
(capítulos 8, 9 y 10).

   En los anexos pueden consultarse otros contenidos
que amplían este apartado: un registro general de los
aspectos más relevantes que se deben considerar al
planificar la evaluación y una recopilación de tareas a
evaluar, organizadas por áreas perceptivas.

3.2.3. Pruebas de evaluación

  No existe ningún instrumento estandarizado que
permita evaluar conjuntamente todas las áreas de la
rehabilitación. La mayoría de pruebas están diseñadas
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa         141


para un ámbito o aspecto concreto y muchas de ellas
están dirigidas a niños y adolescentes.

   El especialista necesita, por tanto, recurrir a más de
un instrumento y, muchas veces, a confeccionar sus
propios materiales e inducir situaciones que le propor-
cionen los datos que desea obtener.

  Benoff y Lang (2005), en su publicación de instru-
mentos para la evaluación de habilidades e intereses
de individuos con discapacidad visual o discapacidades
múltiples, presentan las características de casi 200
pruebas clasificadas por áreas y por edades, para ayu-
dar al profesional a seleccionar la más adecuada. Este
compendio fue actualizado en el año 2005 y resulta
muy útil para conocer los instrumentos existentes.

   La sistematización de pruebas de evaluación ha
sido también un reto para los profesionales de la once.
Cabe citar los estudios realizados en los años 2000
y 2005 para poner en común las pruebas utilizadas,
analizar su utilidad funcional y detectar carencias de
instrumentos para la valoración de algunos usuarios.
En el primero, se recopilaron fundamentalmente
pruebas dirigidas al ámbito de niños, mientras que
en el segundo se dio prioridad a las que se usa-
ban para la evaluación en rehabilitación. En ambos
casos, el trabajo culminó con la confección de una
ficha técnica de cada prueba, con la que se preten-
día facilitar su uso a los profesionales y delimitar
el ámbito de intervención. En total, fueron más de
70 en el primer estudio y casi 90 en el segundo las
pruebas estudiadas.
142                              Discapacidad visual y autonomía personal


4. Programación en rehabilitación: sesiones
de trabajo

   Los resultados obtenidos en la evaluación determinan
las necesidades para diseñar el programa.

   El programa de rehabilitación, como cualquier pro-
ceso de aprendizaje, debe contar con objetivos bien
definidos que se irán logrando en el transcurso de la
enseñanza. No deberán ser excesivamente formales
ni rígidos, para que se adecuen a la evolución del
alumno. La programación más adecuada es la de tipo
«semiestructurado», con flexibilidad para introducir
nuevas metas y hacer los cambios que aconseje la
evolución.

   Los objetivos generales van dirigidos a la recupera-
ción de la autonomía, y para su consecución se plani-
ficarán objetivos específicos con sus correspondientes
actividades para lograrlos.

   Es importante insistir en la necesidad de que los
criterios de individualidad, flexibilidad, evaluación con-
tinua y reajuste de los objetivos estén presentes a lo
largo de todo el proceso.

4.1. Programación de cada sesión

  Las sesiones se programarán seleccionando los
contenidos, y en cada una de ellas se trabajará una
actividad, con principio y final, o, si el nivel de difi-
cultad así lo requiere, se retomará en la siguiente
sesión.
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa               143


   Los contenidos, su orden de presentación y el tiempo
dedicado a cada uno de ellos no son iguales para todos
los alumnos. En cambio, sí es común la necesidad de
organizar cada sesión y de valorar su eficacia cuando
finaliza.

  En la programación se tendrán en cuenta los as-
pectos señalados en el capítulo 6, Estrategias para el
entrenamiento.

Ejemplo de programación de actividad

        N.º de sesión:                         Fecha:

        Objetivo general: Desarrollar la capacidad
        sensorial (auditiva).

        Objetivo específico: Desarrollar la localización
        del sonido.

        Actividad: Diferenciar la dirección del tráfico.

        Lugar de entrenamiento: Calle con tráfico de
        doble sentido.

        Temporalización: 30 minutos.

        Secuencia: Inicialmente, estando parado, se le
        pedirá que señale cuándo el tráfico viene de la
        derecha o de la izquierda, y, posteriormente, se
        realizará la misma actividad caminando, acom-
        pañado en técnica guía.



5. Valoración de sesiones y objetivos

   La valoración sirve para comprobar el grado de
consecución de los objetivos y la adecuación de la in-
tervención del especialista.
144                             Discapacidad visual y autonomía personal


5.1. Sesiones

  Al finalizar cada sesión, y para valorar el trabajo
realizado, se analizará el desarrollo desde diferentes
puntos de vista:

  •	 Adecuación de:
     ◦◦ Contenidos.
     ◦◦ Secuencia.
     ◦◦ Temporalización.
     ◦◦ Materiales.

  •	 Respuesta del alumno:
     ◦◦ Incorporación-aplicación de contenidos ante-
        riores (si intervienen aspectos previos).
     ◦◦ Asimilación de los nuevos.
     ◦◦ Respuestas/reacciones significativas.
     ◦◦ Generalización de aprendizajes.

  •	 Actuación del especialista:
     ◦◦ Secuenciación.
     ◦◦ Ritmo.
     ◦◦ Correcciones.
     ◦◦ Refuerzos.
     ◦◦ Dinámica general.

5.2. Objetivos

   Deben evaluarse manteniendo los criterios de flexi-
bilidad e individualidad, mediante la observación siste-
mática:

  •	 Comprensión teórica de lo que se le pide.
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa           145


    •	 Aplicación práctica.

    •	 Capacidad de generalización a distintas situaciones.

    •	 Incorporación a su vida cotidiana.

   Este último aspecto es la finalidad que se persigue
en los programas de rehabilitación. Esta incorporación
marca el cambio progresivo y continuo, que se manifes-
tará con un aumento de la autonomía y corroborará la
adecuada línea de actuación, tanto en la forma como en
el contenido. En caso contrario, habrá que determinar
dónde radica el problema que impide la consecución del
fin pretendido.

5.3. Ajuste de los objetivos y finalización
     del programa

   Puede ocurrir que los objetivos planteados para el
alumno resulten poco ajustados, y puede deberse a que:

    •	 Sus intereses y/o necesidades son superiores o
       inferiores a sus posibilidades.

    •	 Sus capacidades se han sobre- o infravalorado.

   Si el programa resulta poco eficaz por alguna de las
dos razones anteriores, se realizará un nuevo plantea-
miento, teniendo presente el objetivo que se pretende e
iniciando el trabajo desde la nueva perspectiva.

   El programa finalizará cuando los objetivos genera-
les planteados se hayan cumplido. En la práctica, esto
146                             Discapacidad visual y autonomía personal


supone haber llevado a cabo un número suficiente de
prácticas de cada actividad planteada y en todo tipo
de circunstancias (favorables y desfavorables). También
conlleva la aplicación de los aprendizajes, mostrando
recursos suficientes para resolver los problemas que se
presenten.

  En algunas ocasiones, la consecución de los objetivos
presenta matices a tener en cuenta y se producen dife-
rentes situaciones:

  •	 Se supera el nivel de autonomía previsto inicial-
     mente, por un aumento de la motivación y/o de
     los intereses, al ser consciente de sus avances y
     posibilidades.

  •	 Se alcanza el nivel de autonomía previsto inicial-
     mente, pero con restricciones.

  •	 No se consiguen en su totalidad los objetivos
     planteados, porque solo se han podido trabajar
     parte de los mismos. En este caso, puede ser útil
     la realización de un programa discontinuo, a me-
     dida que se vayan produciendo las necesidades y
     los avances.

  •	 No se consiguen los objetivos por la existencia
     de causas que han obligado a interrumpir el
     proceso

  El especialista utilizará modelos de registro para los
resultados y cumplimentará un informe con los resulta-
dos finales para entregar al alumno.
Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa                                147


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Capítulo 5.
Optimización perceptiva
y organización espacial




   La información del entorno se recibe básicamente a
través de la visión y se complementa con la participación
del resto de los sentidos. Cuando hay una limitación visual,
es fundamental el desarrollo de todas las vías sensoriales.

   La percepción sensorial depende del órgano respon-
sable, así como del cerebro y de su capacidad para in-
terpretar, guardar y relacionar la información recibida.
Según Gibson (1966), el perceptor desempeña un papel
activo, poniendo en marcha los movimientos explora-
torios para escuchar, tocar, mirar, olfatear, etc., para
encontrar las propiedades del entorno que son útiles
para la vida diaria.

  La percepción es un proceso cognitivo que permi-
te recibir y elaborar los estímulos que provienen del
exterior y convertirlos en información útil, dotándolos
de significado y asociándolos a experiencias anteriores.
150                              Discapacidad visual y autonomía personal


Se produce cuando hay una conexión efectiva con el
entorno, y las sensaciones que de él se recogen pueden
codificarse e interpretarse para utilizarlas con un fin.
De hecho, estamos rodeados de multitud de estímulos
aprovechables, a los que se presta atención y se da
sentido en función de las vivencias propias.

   El desarrollo sensorial, junto con la adquisición de
las destrezas cinestésicas y de orientación, constituye
la base para que una persona con discapacidad visual
construya una nueva forma de recoger la información,
de manera que aumente sus recursos para desen-
volverse con eficacia en los desplazamientos y en la
realización de las tareas cotidianas.

   Los estímulos del entorno constituyen la forma de rela-
cionarse con el medio y su utilización es una prioridad en
cualquier entrenamiento. Optimizar el uso de los sentidos
y aplicar la información obtenida permitirá conseguir los
mejores resultados del potencial sensorial y cinestésico
de cada persona. Así mismo, la organización de los di-
ferentes elementos del espacio ayudará a situarse en el
mismo. El resultado de la interrelación de estos aspectos
es la base de una nueva forma de funcionamiento, que
implica una relación con el entorno esencialmente distinta
a la que se produce cuando hay visión.

1. El entrenamiento para el desarrollo
   de la percepción sensorial

   Al emprender el entrenamiento hay que contemplar
los aspectos específicos de cada sentido y los comunes
a todos ellos.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   151


   En el caso de la visión, hay que tener en cuenta que
a excepción de las personas con discapacidad visual
congénita, el resto han tenido previamente un funcio-
namiento visual normal. Mientras han visto así, también
han escuchado, tocado y realizado movimientos, pero
ello solo les ha supuesto prestar una atención mínima
y casi involuntaria al sentido implicado. Por eso, el
entrenamiento debe centrarse en tomar conciencia de
las posibilidades de cada sentido, entendiendo su fun-
cionamiento, la información que puede proporcionarle
y el uso que podrá darle.

   Cuando hay resto visual, es probable que la visión
siga constituyendo el canal principal de entrada de
información, mientras que los demás sentidos apenas
se utilizan. Este hecho debe tenerse en cuenta para
concienciar al alumno de la necesidad de integrar
las percepciones sensoriales, de lograr más recursos
y un nivel de seguridad óptimo. No obstante, los
objetivos del entrenamiento y los resultados serán
distintos a los que se planteen para una persona
con ceguera total, pues para esta el resto de los
sentidos son las únicas vías posibles para obtener la
información.

   Como ya se ha apuntado en otros apartados de este
manual, el entrenamiento se iniciará con la recogida
y el análisis de los datos biográficos, médicos y de
las pruebas específicas (audiometría, campimetría,
etc.), que, junto con los resultados de la evaluación
funcional, son el punto de partida para el diseño del
programa. No todos los alumnos precisan que se incida
específicamente en la optimización de cada sentido, ni
152                             Discapacidad visual y autonomía personal


tampoco con la misma intensidad, pero la única forma
de determinarlo es evaluándolos.

   Si se detectan dificultades en el funcionamiento de
algún sentido (problemas de audición, tacto, etc.) que
puedan interferir en el entrenamiento, se orientará ha-
cia un profesional especializado para clarificar las cau-
sas, las repercusiones, las posibilidades de mejora, las
adaptaciones que se pueden realizar y su colaboración.

   La secuencia para el entrenamiento que se desarrolla
en los apartados siguientes es completa para cada sen-
tido, siendo el especialista el responsable de adaptarla
a las necesidades de cada persona.

   Para profundizar en estos contenidos, se sugiere
la consulta de la bibliografía recomendada al final del
capítulo.

1.1. Características del entrenamiento

  El entrenamiento será sistemático y partirá de las
estrategias que haya desarrollado el alumno, pues la
modificación de hábitos adquiridos es costosa, sobre
todo para las personas adultas.

   Se realiza con ejercicios y tareas que pueden plan-
tearse desde distintas perspectivas, tanto en función
del entorno en el que se trabaja como del momento de
la intervención respecto al proceso global. Las opciones
no son excluyentes y pueden combinarse para disponer
de una mayor variedad y riqueza de estímulos, lo que
permitirá obtener los mejores resultados.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   153


•	 Entorno. El entrenamiento puede desarrollarse:

      ◦◦ En interior: Permite controlar los estímulos
         adiestrando las habilidades sin interferencias,
         facilita además la división de la tarea en tan-
         tas partes o niveles como sea necesario para
         adaptarse al ritmo del alumno. Pueden elegirse
         espacios y materiales pensados especialmente
         para conseguir el objetivo (sonidos artificiales,
         texturas diferentes, colores y contrastes, etc.).

      ◦◦ En exterior: Permite entrenar en situaciones
         reales, eligiendo el entorno y la hora del día, en
         función de la habilidad a trabajar y del objetivo
         previsto.

•	 Momento de la intervención. Puede plantearse:

      Previamente al aprendizaje de actividades

      Permite trabajar cada habilidad perceptiva en sí
      misma. Sus características son:

      •	 Facilita la concentración en los estímulos que
         se presentan sin inhibiciones, ni miedos y con
         menos ansiedad.

      •	 Desarrolla una mayor conciencia de las habilida-
         des, porque resalta la importancia del sentido
         que se está trabajando.

      •	 Permite planificar y secuenciar la instrucción,
         adaptando el grado de dificultad a cada alumno.
154                                Discapacidad visual y autonomía personal


      •	 Proporciona un mayor control de los estímulos
         ambientales, evitando perturbaciones o situa-
         ciones imprevistas que impidan el desarrollo
         previsto de la actividad.

      •	 Ofrece la posibilidad de repetición utilizando ma-
         teriales distintos, modificando los estímulos, las
         condiciones ambientales, etc.

      •	 Pueden hacerse muchas prácticas en poco tiempo.

      •	 Aporta mayor seguridad antes de poner en prác-
         tica las habilidades en espacios reales.

      Integrado con el aprendizaje de actividades

      Se puede incidir, reforzar o matizar la aplicación de
      la(s) habilidad(es) a una determinada actividad. Sus
      características son:

      •	 Ayuda a discernir y seleccionar la información
         útil de la que no lo es.

      •	 Permite comprobar la utilidad de las habilidades
         en situaciones reales.

      •	 Es más motivador.

      •	 Facilita la detección de niveles de desarrollo de-
         ficitarios que pueden repercutir en otras tareas.

   Hay que tener en cuenta que la mayoría de las in-
tervenciones requieren trabajar exhaustivamente mu-
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   155


chas de las habilidades sensoriales. Se inician con un
entrenamiento previo y en un interior controlado, para
pasar posterior o paralelamente al integrado, tanto en
interiores como exteriores, según sea la actividad.

   En cualquier caso, lo más importante es que el alumno
adquiera, progresivamente, seguridad, y que en cada
actividad se realice la identificación, verificación, con-
firmación y procesamiento de los estímulos sensoriales.

1.2. Procedimiento para la optimización
     sensorial

  El procedimiento que se aplica para la optimización de
todos los sistemas sensoriales sigue un mismo proceso
que se recoge en este apartado de forma global, aun-
que posteriormente se detallan los aspectos específicos
de cada sentido en su apartado correspondiente.

1.2.1. Proceso de entrenamiento

Explicación de la habilidad (qué vamos a trabajar)

   Debe explicársele al alumno en qué consiste la habi-
lidad perceptiva que se va a trabajar y la información
que le puede proporcionar, siempre adaptando los con-
tenidos a su capacidad de comprensión, nivel cultural y
experiencia previa.

Implicación funcional (para qué sirve)

   El siguiente paso es concienciarle de la importancia de
la habilidad en la realización de las tareas cotidianas y la
156                                Discapacidad visual y autonomía personal


incidencia que tendrá en su autonomía. De esta forma,
adoptará una posición activa, abierta y cooperadora, funda-
mental para recibir la información sensorial e interpretarla.

Entrenamiento (cómo se desarrolla)

   El entrenamiento supone un proceso cognitivo en el
que la alerta sensorial, la atención, la identificación, la
selección y el análisis de la información provocan una
respuesta y conducen a tomar una decisión. Requiere
practicar cada habilidad con ejercicios específicos que
harán referencia a situaciones reales, aunque se traten
de forma controlada.

Incorporación (nueva forma de percibir)

   El objetivo es lograr un desarrollo perceptivo que
proporcione recursos para desenvolverse y mejorar la
autonomía. El entrenamiento optimizará dicho desarro-
llo, pero lo más importante es incorporarlos en la vida
cotidiana. Esto solo se logrará si se produce:

  •	 Automatización: La destreza perceptiva se utili-
     za sin tener que prestarle una atención concreta,
     es decir, es capaz de hacerlo de forma automática
     y constituye una manera natural de captar e in-
     terpretar la información del entorno.

  •	 Generalización: Utiliza la destreza perceptiva en
     cualquier situación que se precise.

 En cada sistema sensorial se abordará específica-
mente el proceso concreto, siempre siguiendo el es-
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   157


quema propuesto más arriba. Se desarrollarán en cada
apartado la implicación funcional y el entrenamiento. El
resto de los pasos no requiere una aclaración específica.
La explicación de la habilidad se realizará adecuándola
al nivel del alumno, y respecto a la incorporación, el es-
pecialista observará que se lleva a cabo durante todo el
programa y servirá para confirmar que las habilidades
adquiridas tienen una aplicación en la vida cotidiana. En
caso de no producirse los procesos de automatización
o generalización, se detectará el origen del problema
para reforzar el entrenamiento si fuera necesario.

2. Percepción visual

   La especie humana ha evolucionado apoyándose prin-
cipalmente en la vista, que interviene en la mayoría de
los aprendizajes que realizamos. Algunas estimaciones
sugieren que entre el 80 y el 90 % de la información se
obtiene a través de la visión (Geruschat y Smith, 2010).
Constituye el canal principal de entrada de información
y reúne unas características que lo configuran como el
sentido más básico. Es el más global, porque permite
captar simultáneamente múltiples matices del entorno,
así como anticipar acontecimientos.

   La recepción de las imágenes a través de la visión
es involuntaria, por lo que el cerebro debe seleccionar-
las, ordenarlas, asociarlas y compararlas para poder
interpretar y generalizar, utilizando las experiencias
adquiridas previamente.

  La percepción visual no es innata, sino que se consi-
gue a través del aprendizaje que se lleva a cabo en los
158                            Discapacidad visual y autonomía personal


primeros años de vida y de la maduración del sistema
visual. Natalie Barraga (1964, 1997) estudió en profun-
didad el desarrollo visual, determinando que este se
caracteriza por la aparición y dominio de las funciones
ópticas, óptico-perceptivas y perceptivas, términos que
pueden considerarse sinónimos de «habilidades visua-
les». Según la misma autora, estas se adquieren de
forma interrelacionada y con un orden variable, al mis-
mo tiempo que las estructuras oculares, que no están
del todo desarrolladas en el momento del nacimiento,
se van perfeccionando a través de la experiencia.

   Cuando el ojo y las vías cerebrales están sanos, los
estímulos visuales del entorno —primero en el hogar y
más tarde en la escuela— son suficientes para que el
desarrollo se realice con normalidad, porque la visión
ofrece la oportunidad de experimentar de diferentes
formas y corroborar los resultados observando las ac-
ciones de otros.

  Para entender la importancia de la percepción visual,
se puede recurrir a algunos ejemplos. Un recién nacido
no es capaz de ver porque tiene que «aprender» a ha-
cerlo, pero más contundente es la falta de eficacia que
muestra una persona adulta, que recupera la capacidad
de ver después de haber pasado toda su vida o una
buena parte de la misma con una discapacidad visual
grave. Solo en la medida que ejercite las facultades
perceptivas, logrará que su visión sea eficiente.

   El nivel más alto de percepción visual coincide con
el momento de máximo desarrollo del cerebro, que
se consigue a los 14 años, aproximadamente. Pero la
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   159


percepción sigue consolidándose con la experiencia a
lo largo de la vida y es algo único para cada persona,
por la influencia que tienen los procesos psicológicos,
que repercuten en el conocimiento de las cosas y de los
acontecimientos y, por tanto, en la interpretación.

2.1. Habilidades perceptivas

   Barraga (1964, 1997), Beliveau y Smith (1980), Fros-
tig (1987, 2003), Topor (1999) y Erin y Topor (2010b)
son algunos de los investigadores que han trabajado
ampliamente en el estudio de las habilidades visuales.
Entre ellas, cabe distinguir las que tienen una base
fisiológica de las que son puramente cognitivas o per-
ceptivas. Algunas de ellas se producen en las primeras
etapas del desarrollo visual, como la respuesta a la
luz.

Habilidades de eficacia visual

    •	 Fijación: Capacidad para dirigir y mantener la
       mirada sobre un objeto, para que la imagen del
       mismo se proyecte en el centro de la fóvea.

    •	 Seguimiento: Facultad para perseguir con
       los ojos y/o la cabeza el desplazamiento de un
       objeto, manteniendo el cuerpo fijo o en movi-
       miento.

    •	 Cambio de mirada: Habilidad para cambiar la
       fijación de un punto a otro.

    La habilidad relacionada con la acomodación es el:
160                            Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Enfoque: Capacidad para mantener la imagen
     nítida a diferentes distancias, cambiando de
     lejos a cerca, y viceversa, cómodamente y du-
     rante el tiempo necesario.

Habilidades de campo visual

  Por su relación con la atención y la búsqueda, tienen
un componente perceptivo importante. La más básica
es la consciencia de la visión periférica, es decir, la
capacidad para ver e identificar lo que está alrededor
del objeto o suceso principal. Además, se incluyen en
este grupo:

  •	 Localización: Pericia necesaria para encontrar
     algo en un espacio determinado.

  •	 Exploración: Reconocimiento sistemático de un
     objeto o entorno con una finalidad concreta.

Habilidades de análisis
y procesamiento de la información visual

  •	 Discriminación: Reconocimiento de los rasgos
     diferenciadores: distinciones y semejanzas —por
     pequeñas que sean— y cambios de forma, orien-
     tación y color en los objetos.

  •	 Distinción figura-fondo: La imagen está inte-
     grada por la figura —elemento central o foco de
     atención— y el fondo —que se percibe como im-
     preciso e indiferenciado—. Esta habilidad permite
     priorizar la figura respecto de su fondo.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   161


    •	 Constancia de la forma: Reconocimiento de
       un objeto desde cualquier posición espacial y a
       pesar de las variaciones de medida, color, forma,
       detalles, etc., ya sea visualizado de forma real o
       representado mediante un dibujo o fotografía.

    •	 Cierre visual: Esta capacidad permite reconocer
       un objeto a pesar de no contar con todos los de-
       talles que lo definen. Por ejemplo, reconocer un
       coche aunque no tenga las ruedas.

    •	 Memoria visual: Almacén en el que se conservan
       imágenes vistas con anterioridad para recordarlas
       y reconocerlas en diferentes contextos.

    •	 Coordinación óculo-manual: Permite dirigir los
       movimientos de la mano por la visión.

  Solo cuando todas las habilidades están desarrolladas
y se integran para su utilización, la percepción visual
es eficiente. Hay que tener en cuenta que «ninguna
persona puede funcionar visualmente más allá del nivel
de su desarrollo perceptivo y de su capacidad mental
general» (Barraga, 1964; 1997).

2.2. La percepción visual en personas
     con baja visión

   Al igual que sucede cuando las estructuras oculares
y las vías de transmisión cerebral no están dañadas, el
desarrollo de la percepción visual es necesario para que
las personas con baja visión puedan utilizarla de forma
eficaz.
162                               Discapacidad visual y autonomía personal


   Aunque la imagen se recibe de forma automática y
espontánea en la retina, llegar a reconocerla es un pro-
ceso cognitivo-perceptivo muy complejo, mucho más
cuando existe una pérdida de visión. Las personas con
discapacidad visual, necesitan utilizar su resto de visión
de forma analítica e intencionada, para suplir la afec-
tación producida en estas capacidades, por lo que los
factores perceptivos tienen todavía más importancia.

   Cuando la deficiencia está presente en el momento
del nacimiento, la información visual útil es inferior y las
experiencias visuales limitadas, y esto afecta tanto a
la evolución de las estructuras y a la adquisición de las
funciones como a la consecución y el perfeccionamien-
to de las habilidades perceptivas. El desarrollo visual
dependerá de la estimulación recibida —es decir, de las
oportunidades de utilizar la visión—, consolidándose e
integrándose con la recibida a través del resto de los
sentidos. Existen diferentes métodos y materiales para
llevar a cabo esta estimulación (v. capítulo 11, 2.3).

   La «estimulación visual» tiene como principal obje-
tivo que los niños con baja visión «aprendan a ver» y
adquieran unos niveles ajustados de desarrollo visual.
Los estudios que la Dra. Natalie Barraga, pionera en
esta materia, desarrolló en la década de los sesenta, se
apoyaban en el supuesto de que aunque el proceso de
desarrollo perceptivo-visual de los niños con baja visión
esté afectado, los principios por los que se produce son
los mismos que cuando la visión es normal.

 Sin embargo, existen pruebas más recientes que
muestran que la secuencia del desarrollo visual presen-
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   163


ta algunas diferencias entre los niños con visión normal
y con baja visión en el orden de adquisición de las ha-
bilidades, sobre todo cuando existen otras deficiencias
concurrentes. Estas hipótesis se confirmaron en el Pro-
yecto Prisma (Ferrell, 1998), cuyos estudios corroboran
que la habilidad visual en los niños con baja visión es
muy heterogénea, incluso en condiciones visuales de
patología, agudeza y campo visual muy similares. Otro
aspecto controvertido, respecto a la filosofía que ha
sustentado el uso de la visión en las últimas décadas,
es la comprobación de que el funcionamiento visual
de estos niños mejora con el tiempo (Ferrell, 1984 y
1998; Hatton, Bailey, Burchinal y Ferrell, 1997; Leguire,
Fellows, Rogers y Fillman, 1992; Mamer, 1999), tanto
con intervención como sin ella. Estas conclusiones pue-
den cambiar el enfoque de la estimulación visual en el
futuro, y necesariamente el fomento de las capacidades
visuales tendrá que ser más flexible y adaptado a la
evolución de cada niño, quedando la secuencia de de-
sarrollo visual como una pauta orientativa.

   Si la deficiencia es adquirida, también hay una reduc-
ción del funcionamiento perceptivo. Aspectos visuales
como la percepción de movimiento, la profundidad, la
distinción de contrastes, el reconocimiento en condi-
ciones de iluminación desfavorables, la capacidad para
reconocer detalles definitorios de un objeto, la interpre-
tación de gestos y el contacto visual con los demás, se
presentan claramente alterados. También las destrezas
perceptivas están perturbadas, muchas veces por el
tipo de afectación funcional que produce la patología.
En los adultos, la mejora de las habilidades visuales
está determinada por los siguientes factores:
164                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Patología: Según las estructuras afectadas,
     serán unas u otras las destrezas perceptivas
     alteradas, y en mayor o menor grado.

  •	 Nivel previo de percepción visual: La falta de
     pericia en una destreza puede compensarse por
     la globalidad de la visión y por la integración de
     diversas habilidades. Esto es más difícil cuando
     hay una afectación visual.

  •	 Edad: En general, las dificultades son más gra-
     ves en las personas mayores.

  •	 Tiempo transcurrido sin utilizar la visión: La
     aparición de la deficiencia visual suele producir
     una paralización del uso de la misma, ya sea
     por temor a deteriorarla más o por los malos
     resultados conseguidos. Esto tiene una reper-
     cusión todavía más negativa en las destrezas
     visuales.

   Además, y como ya hemos apuntado en otros ca-
pítulos de este manual, es evidente la influencia de la
situación física, intelectual y psicológica, las actitudes
de las personas más próximas y las condiciones físicas
del medio ambiente, que pueden facilitar o inhibir el uso
de la visión.

2.2.1. Habilidades alteradas según el tipo
       de afectación visual

   La afectación funcional determina que sean unas u
otras las habilidades más alteradas (v. capítulo 2).
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   165


Pérdida de campo visual central
(con escotoma central)

   A causa de la afectación macular, ven los objetos a
trozos, torcidos o inclinados, y con frecuencia desapa-
recen de su campo visual. Esto sucede porque realizan
la fijación en la zona central, que coincide con el es-
cotoma, y, dependiendo de las características de este,
presentan un tipo de problemática u otro.

Pérdida del campo visual periférico

   No pueden visualizar una zona en su totalidad y, en
función de la pérdida de campo, puede resultar impo-
sible ver un objeto completo. Incluso cuando la visión
central es buena, tienen problemas para la localización,
la exploración, el seguimiento, el cierre visual, la relación
de las partes con el todo y para establecer relaciones
espaciales.

Visión borrosa sin alteraciones
en el campo visual

   La pérdida de agudeza determina la puesta en prác-
tica de las habilidades perceptivas, y todas ellas pueden
verse afectadas en mayor o menor medida.

Nistagmus

    El movimiento constante del ojo ocasiona una visión
muy borrosa, y debe lograrse la estabilidad aprendien-
do a compensar el movimiento ocular para estabilizar la
fijación y el resto de las destrezas perceptivas.
166                             Discapacidad visual y autonomía personal


2.3. Entrenamiento visual

   Tiene como finalidad la utilización eficiente de la
visión, a pesar del campo reducido, las zonas sin
visión y/o la escasa capacidad para ver los detalles.
El entrenamiento debe contribuir a que consiga un
procesamiento adecuado de la información visual
recibida, para integrarla junto con la proporcionada
por otros sentidos, consiguiendo así un óptimo ren-
dimiento.

   Cabe señalar la diferencia entre las personas con
pérdida de visión reciente y los niños que nunca han
visto con normalidad. En el primer caso, la experien-
cia visual acumulada conlleva un nivel perceptivo
adecuado, por lo que el entrenamiento se dirigirá
fundamentalmente a las habilidades visuales. En
cambio, los niños deben desarrollar progresivamente
su percepción al tiempo que aprenden a utilizar su
visión.

   Por tanto, y de acuerdo con Corn y Lusk (2010),
la secuencia de desarrollo visual normal, no es apli-
cable al trabajo con los adultos. Las mismas autoras
consideran que otro modelo de funcionamiento visual
válido es el que proponen Hall y Bailey (1989), quienes
plantean un entrenamiento basado en el aprendizaje
de las habilidades visuales, dirigido a la planificación
adecuada del ambiente, la enseñanza sistemática de
comportamientos visuales y el uso de estas conductas
en las tareas específicas. Este tipo de intervención se
ajusta también a los requerimientos de las personas
que han perdido la visión en la edad adulta.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   167


   Para realizar cualquier tarea visual, se deben utili-
zar diferentes destrezas visuales. Por ejemplo, ¿qué
nivel de implicación tiene cada habilidad a la hora de
ver si un semáforo está verde para poder cruzar la
calle?

  Además de los aspectos puramente relacionados
con la capacidad visual (agudeza visual suficiente
en función de la distancia, buena visión cromática,
control de la iluminación, etc.), se precisa:

    •	 Ubicar visualmente el semáforo, realizando una
       exploración horizontal, ya que el poste está
       dispuesto en vertical (exploración, localiza-
       ción).

    •	 Dirigir la mirada hacia él para que la imagen
       se proyecte en la mejor zona de la retina (fi-
       jación).

    •	 Seguir con los ojos y/o la cabeza la parte
       localizada, recorrer el poste, manteniendo la
       fijación, hasta encontrar la pantalla que infor-
       ma de la situación del semáforo (fijación y
       seguimiento).

    •	 Interpretar en su totalidad la imagen que pro-
       porciona la información, aunque solo se vea una
       parte del icono o figura con la que se representa
       (cierre visual).

    •	 Reconocer las características definitorias y úni-
       cas del semáforo (memoria visual).
168                                    Discapacidad visual y autonomía personal




               Foto 6. Uso de las destrezas visuales


   Se podrían citar otros muchos ejemplos y todos ten-
drían en común la contribución de diversas destrezas
perceptivas. De ahí la importancia del entrenamiento,
que debe realizarse teniendo en cuenta que:

  •   No existe una relación directa entre la agudeza
      junto al campo visual y el funcionamiento percep-
      tivo-visual. Personas con potenciales muy bajos
      pueden funcionar con un alto nivel de eficiencia,
      pudiéndose dar también el caso contrario.

  •   La visión no se deteriora por utilizarla, más bien
      al contrario: cuanto más se usa, mejor será el
      funcionamiento que se consigue. Eso sí, el alumno
      debe conocer las características de su resto visual
      y las posibilidades de incrementar su eficacia.

  •   El entrenamiento debe servir para «aprender a
      ver». A pesar del deterioro visual no mejorará
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   169


          la capacidad (agudeza y campo), pero sí las po-
          sibilidades de reconocer, discriminar, explorar,
          etc.

    •	 Incrementar la percepción visual siempre es posi-
       ble, pero, a veces, es un proceso lento que debe
       secuenciarse.

2.3.1. Proceso de entrenamiento

  Se seguirá el procedimiento global descrito en el
apartado 1.2.

Habilidades de eficacia visual

Implicación funcional

  Las habilidades de fijación, seguimiento y enfo-
que son básicas en el proceso visual y deben afianzarse
para lograr incrementar el funcionamiento perceptivo.

  En el niño que nace con baja visión, se adquieren
con la presentación secuenciada de estímulos visuales.
En las personas adultas, sin embargo, su puesta en
práctica es costosa y los resultados son fluctuantes. Se
requiere un cambio de hábitos, tanto en los movimien-
tos oculares como en la forma de situarse para ver los
objetos.

Entrenamiento

    •	 Tomar conciencia del punto de visión más nítido,
       dirigiendo esa fijación hacia el blanco deseado
170                             Discapacidad visual y autonomía personal


      y manteniéndola durante periodos cada vez más
      largos y estables.

  •	 Realizar el seguimiento de un objeto, prac-
     ticando la combinación de movimientos de
     ojos-cabeza-cuerpo, manteniendo la fijación sin
     perder el objeto. En la fase inicial, el movimiento
     debe ser regular y previsible.

  •	 Seguir objetos que se muevan irregular e im-
     previsiblemente.

Habilidades de campo visual

Implicación funcional

  Requieren una intencionalidad para compensar los
problemas de la afectación de campo visual. Solo si-
guiendo un patrón lógico y ordenado pueden obtenerse
resultados eficaces con el menor esfuerzo posible.

  •	 Localización: El entrenamiento se centrará en lo-
     calizar objetos, informaciones o referencias que se
     encuentren en diferentes posiciones del espacio.

  •	 Exploración: Realizar rastreos sistemáticos.

Entrenamiento

  •	 Localización de diferentes objetos, colocados ex-
     presamente en un lugar para realizar la práctica.
     Esta fase se desarrollará en una mesa y el sujeto
     permanecerá sentado.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   171


    •	 Adquirir patrones de exploración sistemática. Al
       principio en espacios pequeños, que se ampliarán
       progresivamente. Se realizarán exploraciones
       horizontales, verticales y circulares.

    •	 Localizar objetos que forman parte de un entorno,
       primero en interiores y después en exteriores: el
       nombre de una calle, el número de un portal, el
       semáforo, etc.

    •	 Explorar espacios con una finalidad: encontrar una
       puerta, un comercio, una parada de autobús, etc.

Habilidades de análisis de la información visual

Implicación funcional

  El objetivo de estas destrezas es asegurar la inter-
pretación de la información visual que se recibe.

   Las habilidades a entrenar son la discriminación, la
distinción figura-fondo, la constancia de la forma,
el cierre visual, la memoria visual y la coordinación
óculo-manual. Teniendo en cuenta que son puramente
perceptivas, su uso efectivo requiere estrategias paralelas.
Ante la duda de que un objeto sea un vaso o una taza, la
confirmación consiste en buscar el detalle que diferencia
a ambos, es decir, el asa. También necesitará utilizar las
relaciones lógicas: por ejemplo, si se busca una farmacia
en un tramo concreto de una calle, la localización de un
estímulo luminoso grande, de color rojo o verde, será
suficiente para saber dónde se encuentra, aunque la cruz
no se haya visto nítidamente ni en su totalidad.
172                             Discapacidad visual y autonomía personal


Entrenamiento

  •	 Discriminar objetos similares.

  •	 Fomentar la distinción figura-fondo con activi-
     dades de selección de objetos por categorías,
     identificación de cualidades, etc.

  •	 Reconocer y clasificar objetos en distintas posicio-
     nes y en diversas modalidades de representación
     (constancia de la forma).

  •	 Reconocer objetos que no están completos (cierre
     visual).

  •	 Favorecer la memoria visual realizando ejercicios
     que requieran memorizar objetos aislados, mo-
     delos abstractos complejos, secuencias visuales
     y acciones.

  •	 Potenciar la coordinación visomotora con acti-
     vidades de recortado, enhebrado de cuentas,
     abotonar/desabrochar, atar/desatar, uso de he-
     rramientas sencillas, etc.

2.3.2. Entrenamiento específico según
       la afectación en el campo visual

2.3.2.1. Pérdida de campo visual central

   La musculatura del ojo está fortalecida para dirigir
la mirada al frente (posición primaria). Al aparecer un
escotoma central, la fijación se sitúa de forma refleja
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   173


sobre el mismo, impidiendo ver los objetos o mostrán-
dose incompletos, borrosos, torcidos o inclinados.

   Para evitar estas dificultades, deben encontrar una
zona que les proporcione un espacio sano lo más am-
plio posible y, a su vez, cercano a la mácula. Es decir,
utilizar una visión excéntrica.

   La modificación de la posición de mirada puede apli-
carse a muchas tareas: ver mejor la cara de un familiar,
localizar con mayor facilidad la luz de un semáforo, etc.
En el capítulo 8 se profundizará en el entrenamiento
requerido para la aplicación de la visión excéntrica en
la lectura.

   Mantener la visión excéntrica no es tarea fácil y altera
la eficiencia en el uso de destrezas, como la localización,
el seguimiento y la exploración. Los músculos oculares
no están preparados para modificar el punto de fijación
y sufren los mismos efectos que al realizar un ejercicio
físico para el que no se está entrenado.

   La necesidad o no de realizar un cambio de fijación
estará en función del tipo de escotoma y de los apren-
dizajes de fijación que haya realizado previamente la
persona. El entrenamiento es útil cuando existen esco-
tomas negativos absolutos o positivos de gran tamaño.

   En el adiestramiento deben contemplarse dos aspec-
tos:

    a.	 Toma de conciencia de la existencia de una
        «nueva forma de mirar». Dirigir sus ojos en
174                              Discapacidad visual y autonomía personal


      una posición diferente a la primaria, con la fi-
      nalidad de «ver» el objeto y no necesariamente
      «mirarlo».

  b.	 Creación de una falsa mácula (uso de la visión
      excéntrica). Tras conocer la posibilidad de mirar
      de otra forma, se deberá localizar la zona más
      próxima a la mácula (con mejor visión), entre-
      narla y mantenerla en diferentes situaciones y
      actividades.

  Este entrenamiento se realiza en dos fases.

Fase estática: localización
y mantenimiento de la visión excéntrica

Localización de la visión excéntrica

  El alumno mirará de frente, a la cara del especialista.
Este, con un material bien contrastado (por ejemplo,
un rotulador), irá señalando diferentes partes de su
cara (barbilla, frente, oreja derecha, oreja izquierda) y
observará la posición en la que, mirando el rotulador,
«ve con mas claridad». Esto no quiere decir que lo haga
con total nitidez, pero sí obtendrá una visión mejor que
cuando mira de frente.

Entrenamiento

   Practicar la visión excéntrica en el domicilio, durante
periodos cortos de tiempo, intentando afianzarla y con-
solidarla. Puede usar la pantalla del televisor, un reloj
de pared, un cuadro, un florero, etc. El entrenamiento
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   175


proseguirá hasta que pueda realizarla casi de forma
automática, sin sentir molestias (picor, escozor) y de
forma duradera.

Fase dinámica

Seguimiento con la visión excéntrica

  El objetivo es la utilización de la visión excéntrica para
seguir objetos y personas que se mueven. Al principio
se hará estando parado y, posteriormente, mientras se
desplaza.

   Puede utilizar el movimiento de cualquier familiar
mientras camina, el de vehículos que circulen lenta-
mente, etc. Se deberá mantener la visión excéntrica
el mayor tiempo posible, abandonándola cuando note
algún dolor en el ojo.

Coordinación ojo-mano con la visión excéntrica

  Todos los ejercicios anteriores, que intentan fortale-
cer los músculos oculares, deben servir también para
que se consolide la coordinación ojo-mano con la visión
excéntrica. Para ello, tratará de coger cosas que se
encuentren cerca de él, utilizando la nueva posición de
mirada.

2.3.2.2. Pérdida de campo visual periférico

  Tienen que interpretar el «todo» a través de una
de sus «partes», y es esta su mayor dificultad, que se
agrava cuanto mayor es la reducción.
176                              Discapacidad visual y autonomía personal


   Las habilidades de exploración, localización, memoria
visual y, en general, todas las de tipo perceptivo, tienen
mucha importancia.

  El objetivo del entrenamiento es lograr la exploración
mediante movimientos oculares eficaces, para com-
pensar la reducción de campo. Se requiere para ello
practicar las siguientes habilidades.

Exploración

   La exploración sistemática del entorno es la única
forma de obtener información visual correcta, y la forma
más eficiente de realizarla es a través de movimientos
oculares.

  Las actividades pueden realizarse con diferentes
materiales y en entornos diversos. Deben planificarse
pasando por las siguientes fases:

  •	 Establecer los límites del campo visual. El
     alumno debe conocer la repercusión que tiene su
     reducción de campo, así como la influencia del
     tamaño y la distancia a la que están situados los
     objetos. Debe ser consciente de las cosas que
     «caben» dentro de su campo en una sola fijación
     y cuándo deberá poner en práctica los movimien-
     tos exploratorios.

  •	 Efecto del movimiento de los ojos. Se consta-
     tará la funcionalidad obtenida cuando se mueven
     los ojos cuidadosamente y se explora el entorno
     más próximo al campo visual estático.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   177


    • Exploración de zonas limitadas. El alumno
      deberá explorarlas con el objetivo de no perder
      detalle, realizando movimientos oculares.

    • Exploración en movimiento. Desarrollar patro-
      nes eficaces de exploración mientras camina, pri-
      mero lentamente y después a su ritmo de marcha
      normalizado.

   Los ejercicios de práctica que pueden realizarse son
los propuestos para desarrollar la habilidad de explo-
ración (punto 2.3.1, apartado Habilidades de campo
visual, de este mismo capítulo).

  Durante el entrenamiento, el alumno mantendrá y
estabilizará la fijación. Esto requiere un gran esfuerzo,
pero con la práctica se logra que los periodos sean cada
vez más largos.

Percepción

  Mientras se practican los movimientos exploratorios,
se incidirá en las habilidades puramente perceptivas
para:

    •	 Interpretar el todo a través de una parte. «Coger»
       cada una de las piezas que puede ver e identificar
       su puesto correspondiente, para llegar a la inter-
       pretación correcta de lo que está visualizando.

    •	 Desarrollar la memoria visual. Buscando en ella
       se podrán procesar y dar un sentido a las partes
       del objeto que se están viendo.
178                               Discapacidad visual y autonomía personal


3. Percepción auditiva

   La audición proporciona información relevante sobre
el medio y, al igual que la visión, es un sentido global
mediante el que se perciben los estímulos de la totali-
dad del entorno, favorece la percepción en la distancia
—proporcionando una conciencia esencial sobre los
acontecimientos que tienen lugar en el espacio inmedia-
to— y facilita también la identificación y localización de
muchos objetos y características ambientales (Neuhoff,
2004). No obstante, tiene limitaciones, debidas a la in-
termitencia, la variabilidad (según la zona o la hora del
día) y la temporalidad. Muchos estímulos auditivos se
disipan rápidamente, no siendo posible el acceso direc-
to a los mismos de forma intencionada, por lo que hay
que reconocerlos y codificarlos con rapidez. Además,
no proporciona información sobre ciertas característi-
cas físicas de los objetos, como su forma, tamaño, etc.
(Lowenfeld, 1980). En cambio, los estímulos visuales,
por lo general, permanecen durante más tiempo, y no
es tan apremiante su procesamiento.

   El uso eficiente del sonido es esencial si la persona
con discapacidad visual desea desplazarse con buena
orientación (Lawson y Wiener, 2010) y realizar las ta-
reas cotidianas, por lo que la optimización auditiva es
uno de los principales objetivos de los programas de
rehabilitación.

3.1. Habilidades perceptivas

  El alumno ha de desarrollar y/o potenciar unas habili-
dades que faciliten la interpretación efectiva de la infor-
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   179


mación auditiva. De este modo, captará referencias del
entorno para utilizar en multitud de actividades.

    Las habilidades a desarrollar son:

    •	 Atención: Es el inicio de la percepción; consiste
       en estar receptivo a los sonidos el entorno.

    •	 Identificación: Reconocimiento e interpretación
       de la fuente sonora.

    •	 Discriminación: Habilidad para seleccionar entre
       los sonidos identificados; permite distinguir uno
       concreto que está entremezclado con otros, de-
       tectando las diferencias entre ellos. La capacidad
       de discriminación figura-fondo permite diferenciar
       los estímulos auditivos relevantes de los que no
       lo son.

    •	 Localización: El sonido tiene una serie de carac-
       terísticas —intensidad, posición de fase de la onda
       sonora y composición espectral de la señal recibi-
       da— que, según las diferencias en el momento de
       llegada a cada oído, permiten localizarlo. De esta
       forma, se logra ubicar la procedencia del sonido,
       conocer su dirección, altura y distancia.

    •	 Seguimiento: Permite determinar la dirección
       de una fuente sonora móvil.

    •	 Sonido reflejado: Informa de la presencia o au-
       sencia de obstáculos. Se basa en las propiedades
       del sonido: reflexión, eco, reverberación, difrac-
180                                  Discapacidad visual y autonomía personal


      ción, refracción y absorción. Dentro del sonido
      reflejado destacan dos aspectos:

      ◦◦ Ecolocación (localización del eco): Ayuda a
         determinar la presencia o ausencia de sonido
         reflejado en una superficie y, por tanto, si hay
         objetos o pared a los lados de la línea de des-
         plazamiento.

      ◦◦ Detección de obstáculos: Se produce gracias
         a la audición de las altas frecuencias reflejadas
         por el objeto. Permite determinar la presencia
         de un obstáculo en la línea de desplazamiento.

  •	 Sombra del sonido: Facilita la detección de
     obstáculos interpuestos entre una fuente sonora
     y el receptor de la misma por la alteración en
     la percepción del sonido. Es similar a la sombra
     visual: un objeto situado entre la fuente sonora y
     un observador bloquea o amortigua el sonido.




                   Foto 7. Sombra del sonido
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   181


   El desarrollo de habilidades para el sonido reflejado
y para la sombra del sonido requiere una buena ca-
pacidad auditiva, ya que intervienen las frecuencias
altas. En caso contrario, el entrenamiento no incre-
mentará la eficiencia o esta será poco significativa.
Por otro lado, la incorporación de estas habilidades
puede requerir más tiempo que otras. Es importante
que la persona las conozca y que esté atenta a estas
sensaciones.

3.2. Entrenamiento auditivo

  El entrenamiento pretende optimizar el uso de este
sentido, que resulta básico en el desplazamiento in-
dependiente y en la ejecución autónoma de las tareas
cotidianas. En general, el oído se habrá utilizado poco
antes de la pérdida de visión, al menos con los matices
que se abordan en este apartado.

   Las condiciones climatológicas afectan a la percep-
ción del sonido, por lo que las prácticas se realizarán en
distintas condiciones.

3.2.1. Proceso de entrenamiento

  Se seguirá el procedimiento global descrito en el
apartado 1.2 de este capítulo.

   El uso de un espacio específico denominado «sala de
sonido» es muy útil para el entrenamiento auditivo. En
ella se pueden manipular de forma controlada todas las
variables de los sonidos y realizar un adiestramiento
previo antes del entrenamiento en exteriores. Aunque
182                               Discapacidad visual y autonomía personal


no se disponga de este recurso, es recomendable iniciar
el adiestramiento en un espacio interior.

Identificación

Implicación funcional

  Captar la mayor parte de los sonidos del entorno, reco-
nocerlos y saber cómo pueden utilizarse. Es un aspecto
fundamental para el desarrollo de conceptos. Ejemplos:

  •	 Interiores: teléfono, puerta, máquina de escribir, etc.
  •	 Exteriores: coches, personas, obras, tiendas.

   El alumno ha de aprender a identificar los sonidos en
función de la situación y del objetivo que tenga. Aunque
no se puede manipular la información auditiva, sí es po-
sible priorizarla en función de la finalidad que se busca.

Entrenamiento

   Se planificarán ejercicios con diferentes sonidos, va-
riando la complejidad, la familiaridad y el entorno en que
se presentan (sonidos comunes-no comunes, interior-
exterior…). El objetivo es captar el mayor número posible.

Discriminación

Implicación funcional

   La discriminación de las diferencias y similitudes de
los sonidos y la capacidad para asociarlos, es útil en
la orientación y movilidad en exteriores, ya que ayuda
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   183


a priorizar los sonidos más importantes para tomar
decisiones.

   Al comenzar el entrenamiento auditivo y descubrir la
riqueza de estímulos del ambiente, se necesita apren-
der a diferenciar, asociar y captar los más relevantes
en un momento dado. Se puede hacer de forma vo-
luntaria, con una finalidad concreta, como llamada de
atención ante un peligro, cambio de orientación, etc.

Entrenamiento

    Se realizarán ejercicios con:

    •	 Dos sonidos claramente distintos.
    •	 Sonidos cada vez más similares.
    •	 Secuencias de sonidos: simultáneos y en tiempos
       distintos.
    •	 Sonidos relevantes — sonidos irrelevantes.

Localización

Implicación funcional

   Precisar de dónde procede un sonido o, al menos, su
situación general, intentando percibir:

    •	 Distancia a la que está.
    •	 Dirección: de dónde viene en relación con el cuerpo.
    •	 Intensidad: ayuda a identificar la procedencia.

  Ser capaz de localizar un sonido sirve para dar una
respuesta más ajustada, planificar, anticipar y ganar
seguridad en la ejecución de una tarea concreta.
184                             Discapacidad visual y autonomía personal


Entrenamiento

   La localización auditiva se realiza habitualmente con
la comprobación visual, por lo que mejora significativa-
mente con la práctica. Ejercitar esta habilidad redunda
en una mayor seguridad.

  Los ejercicios se realizarán combinando:

  •	 Posición: estática y dinámica, tanto de la fuente
     sonora como del alumno.

  •	 Pedirle que se gire hacia la fuente sonora, la se-
     ñale, se desplace hacia ella y coloque su cuerpo
     de forma paralela y perpendicular al sonido.

  •	 El sonido se presentará delante, a los lados, detrás
     y simultáneamente en todas estas posiciones.

  •	 Se situará a diferentes alturas: en la cabeza, por
     encima de ella y en el suelo.

  •	 Se variarán también las distancias: cercana (me-
     nos de un metro), intermedia (entre uno y tres
     metros) y lejana (más de tres metros).

Seguimiento

Implicación funcional

  Utilizar una fuente de sonido, constante o variable,
como apoyo a la movilidad, verificando posiciones en el
espacio.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   185


  El movimiento del sonido ayuda a tomar decisiones
para resolver problemas. Por ejemplo, el tráfico rodado
constituye una fuente sonora que ayuda a situarse y
desplazarse con el cuerpo paralelo o perpendicular al
mismo y, por tanto, permite caminar en línea recta,
buscar el lugar adecuado para cruzar una calle, tomar
decisiones para recuperar la orientación o reubicar la
posición en el entorno.

Entrenamiento

    •	     Sonido delante. Alejándose-acercándose.

    •	 Sonido al lado. Derecha e izquierda. Alejándose-
       acercándose.

    •	 Sonido detrás. Alejándose-acercándose.

    •	 Desplazarse caminando de forma paralela al tráfi-
       co. Derecha e izquierda.

    •	 Colocarse con el tráfico: en paralelo (derecha e
       izquierda) y en perpendicular (delante-detrás).

    •	 Seguir fuentes de sonido (pasos, carros…).

Detección de obstáculos

Implicación funcional

  Ayuda a detectar la presencia de un obstáculo antes
de tener contacto físico con él. Aumenta la seguridad
en los desplazamientos, complementando el uso del
186                             Discapacidad visual y autonomía personal


bastón (por ejemplo: detectar objetos que sobresalen y
no se prolongan hasta el suelo).

Entrenamiento

  Se realizarán ejercicios situando obstáculos elevados
(pantallas móviles) o fijos (pared). El objetivo es ser
consciente de su presencia antes de tomar contacto
con ellos. Se facilita si inicialmente se le acompaña o
se emite algún sonido. Estas ayudas se irán retirando
progresivamente:

  •	 Exponer primero a obstáculos frontales, después
     laterales (derecha e izquierda).

  •	 Son necesarias muchas repeticiones.

  •	 Comprobar con la mano cuando crea que está
     cerca.

  •	 Iniciar con elementos consistentes (pared).

  •	 En exteriores se puede seguir la misma secuencia.

Ecolocación

Implicación funcional

   Para detectar claves ambientales que ayuden a des-
plazarse con mayor seguridad. Facilita la orientación
(percibir las esquinas, las plazas…), caminar en línea
recta siguiendo la pared y anticipar situaciones de ries-
go (garaje, etc.).
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   187


Entrenamiento

   Se caminará en paralelo a la pared y cerca de la
misma, al principio acompañado de un guía y después
solo. El objetivo es localizar las puertas y reconocer el
tamaño de un lugar (grande o pequeño) por el nivel de
absorción de sonido. Se practicará con ambos oídos,
primero en interiores, siguiendo después la misma se-
cuencia en exteriores.

Sombra del sonido

Implicación funcional

   Para detectar la presencia de un obstáculo lateral, a
través de una variación del sonido. Proporciona mayor
seguridad y eficacia en los desplazamientos. Por ejem-
plo, advertir la marquesina de una parada de autobús o
un vehículo situado en la calzada.

Entrenamiento

   Situar obstáculos entre el alumno y el sonido. Al prin-
cipio se le acompañará en guía e interponiendo objetos
grandes; progresivamente realizará los ejercicios de
forma independiente y se utilizarán objetos de menor
tamaño.

4. Percepción háptico–táctil

   Aunque la vista y el oído están considerados como
los sentidos más importantes, el tacto es potencial-
mente una vía perceptiva que proporciona informa-
188                               Discapacidad visual y autonomía personal


ción que puede ser utilizada funcionalmente. Para las
personas ciegas, constituye la principal modalidad
para percibir, procesar y almacenar la información
sobre las formas en relieve, los objetos y las super-
ficies a pequeña y a gran escala (Ballesteros, 1999).
Su uso es continuo, ya que no se ejerce en un órgano
concreto, sino que se encuentra extendido por todo
el cuerpo, aunque la capacidad sensitiva no es igual
en toda la piel.

    Tocar implica dos tipos de percepciones: la que se
obtiene al imponer una estimulación sobre la piel (tác-
til) y la que se consigue cuando se toca activamente
(háptica). La percepción háptica utiliza una combina-
ción de información táctil y cinestésica en la que están
involucrados no solo los sensores de la piel, sino tam-
bién los músculos, tendones y articulaciones (Jansson,
2008). El sistema háptico puede considerarse, según
Ballesteros (1994), como un «sistema experto» para
relacionarse eficazmente con el mundo, sobre todo en
el caso de las personas con discapacidad visual.

   A través del tacto se percibe contacto, presión y
temperatura, y con el registro e interpretación de esta
información, ya sea involuntaria o intencionada, se
adquieren recursos y estrategias fundamentales para
recuperar la autonomía. Por ello, el desarrollo háptico-
táctil debe contemplarse entre los objetivos de un pro-
grama de rehabilitación.

4.1. Habilidades perceptivas

  Las habilidades táctiles son:
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   189


    •	 Atención: Es el inicio del proceso perceptivo.
       Consiste en estar receptivo a la captación o bús-
       queda de estímulos táctiles. Es el mecanismo que
       controla y regula los procesos cognitivos.

    •	 Localización: Permite tomar contacto con una
       superficie u objeto y puede ser casual o inten-
       cional. En el primer caso, la información inicial
       recibida determina la necesidad de continuar o no
       con el proceso perceptivo. Si es intencional, se
       requiere de la participación de otras habilidades
       perceptivas que ayuden a localizar el objeto: au-
       ditivas, olfativas, cinestésicas, etc.

    •	 Exploración: Habilidad para reconocer un objeto
       o superficie.

    •	 Identificación: Permite reconocer el objeto ex-
       plorado.

    •	 Discriminación: Establecer diferencias entre
       objetos similares; implica ser capaz de identificar
       de manera exhaustiva y específica.

4.2. Entrenamiento háptico-táctil

  Como en el resto de los sentidos, se trata de un
procedimiento sistemático que consiste en adiestrar las
habilidades descritas.

   Hay que considerar dos aspectos que influyen en el
procedimiento de tocar: la manera de abordar el objeto
y las cualidades físicas que se pueden analizar.
190                               Discapacidad visual y autonomía personal


   Se puede tocar directamente un objeto o superficie, a
través de cualquier parte de la piel, sin ningún elemento
interpuesto entre la sensación y esta. Se denomina tacto
directo. La información percibida dependerá del núme-
ro de receptores por metro cuadrado de la región de la
piel afectada. Esta modalidad de tacto es fundamental
para que las personas con ceguera puedan localizar y
reconocer las cualidades físicas de los objetos.

   Se puede tocar a través de objetos o texturas, in-
terpuestas entre lo explorado y la piel. Se denomina
tacto indirecto, y los elementos de contacto pueden ser
la ropa, los cubiertos, el bastón, etc. Su interpretación
efectiva requiere más entrenamiento, ya que hay que
conjugar las habilidades táctiles con las destrezas pro-
pias de utilización del elemento interpuesto: bastón,
cubiertos, etc.).

   Ya sea de forma directa o indirecta, el tacto proporciona
mucha información del entorno, en función del propósito
—temperatura (sol), presión, vibración, peso, medidas,
tipo de superficie, relieve, bordes o formas—, que debe
aprender a utilizarse según el propósito planteado.

   Cualquier elemento tiene cualidades físicas con gran
valor informativo, a las que hay que prestar más aten-
ción durante el entrenamiento:

  •	 Peso: Se utilizan materiales de distintos pesos,
     buscando la discriminación más fina posible.

  •	 Forma: Se presentan figuras básicas (círculo,
     cuadrado, rectángulo y triángulo), aumentando la
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   191


          complejidad y la irregularidad de las mismas. Son
          útiles los ejercicios de ensamblar (encajes).




                             Foto 8. Cualidades perceptivas


    •	 Tamaño: Se entrena con objetos muy diferen-
       ciados al principio, que cada vez serán más
       parecidos.

    •	 Textura: Los juegos de texturas sirven para re-
       conocer y diferenciar las características de liso,
       rugoso, suave, áspero, etc., haciéndolo con dife-
       rentes materiales: madera, metal, vidrio, etc.

    •	 Temperatura: Se entrena reconociendo fuentes
       de calor, su distancia, el calor que desprenden,
       etc. Dependiendo de la actividad, la percepción
       puede realizarse en estático o dinámico (movien-
       do las manos).
192                              Discapacidad visual y autonomía personal


  El reconocimiento de estas cualidades se debe reali-
zar utilizando tanto el tacto directo como el indirecto y
en espacios interiores y exteriores.

  El desarrollo óptimo de la percepción háptico-táctil
requiere un buen nivel de sensibilidad, agilidad y destre-
za manual (fina y gruesa), que pueden estar alteradas
por alguna problemática física.

  Es importante exponer al alumno a una amplia gama
de situaciones y estímulos, potenciando su curiosidad
y mostrándole la riqueza de información que se puede
recibir a través del tacto.

4.2.1. Proceso de entrenamiento

  Se seguirá el procedimiento global descrito en el
apartado 1.2.

Localización

Implicación funcional

  La localización intencionada, es decir, la búsqueda
con una finalidad, permite recoger los estímulos del
entorno que ayuden a tomar decisiones, orientarse,
resolver problemas o, simplemente, conocer mejor lo
que nos rodea.

Entrenamiento

  La realización de la actividad implica movimiento,
por lo que se han de incorporar técnicas específicas
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   193


(rastreo, protección personal, etc.) y tener en cuenta la
orientación.

   Se utilizarán para los ejercicios objetos comunes,
próximos (mesa) y de acceso fácil o habitual, y se irán
complicando con materiales menos frecuentes cuya
localización implique planificación, búsqueda de alter-
nativas o la realización de inferencias a través de otros
estímulos. Se combinarán ejercicios de tacto directo e
indirecto.

Exploración

Implicación funcional

   El desarrollo de un sistema de exploración organi-
zado permite extraer datos relevantes, separando la
información fundamental de la complementaria, para
identificar los objetos de la forma más rápida y funcio-
nal posible.

   Para ello, se someterá al alumno a múltiples expe-
riencias que fomenten la adquisición de estrategias de
exploración efectiva, reduciendo el tiempo necesario
para realizarlas, para incorporar así una nueva forma de
percibir, efectiva y funcional, que pueda generalizarse.

Entrenamiento

   Como en otras actividades, se partirá de la observa-
ción del sistema de exploración que ya está utilizando
el alumno, pues tal vez requiera únicamente alguna
indicación para que sea más efectivo.
194                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Todos los ejercicios se realizarán bajo las premisas
del orden y el método. El objeto ha de recorrerse por
completo y de forma organizada: derecha-izquierda,
arriba-abajo, con un sistema lógico. De esta forma, se
obtendrá la información precisa en un tiempo adecuado.

   No hay un único sistema válido. En diversos estu-
dios los resultados obtenidos son diferentes, aunque
coinciden en afirmar que la percepción háptica es una
conducta activa. Hay descritos diversos métodos: por
poner un ejemplo, se describe el método en tres etapas
generales de exploración de Ananiev, Lomov, Vekker y
Iarmolenko (1959).

   1) Fase de orientación: Implica movimientos de
las dos manos, en el aire o sobre la mesa donde se
sitúa el objeto, y movimientos de alejamiento de estas
respecto al cuerpo, deslizándose, una vez localizado el
objeto, a lo largo de la forma, hasta alcanzar un borde
distante. Quedará fijada la posición relativa del objeto.

  2) Fase de tanteo: Las dos manos circundan el
objeto, sin profundizar en los detalles, para formarse
una idea general del mismo.

  3) Segunda fase de tanteo: Se coordinan los mo-
vimientos de las dos manos, tendiéndose a moverse
en sucesión y, aparentemente, una actúa como punto
de referencia mientras la otra se mueve. Si el objeto
se explora con una sola mano, los movimientos de los
dedos están coordinados: uno de los dedos queda fijo,
como si intentara establecer un punto de referencia,
mientras los otros se mueven. Se determina el detalle.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   195




                                Figura 10. Fases del tacto


Identificación

Implicación funcional

    El desarrollo de la capacidad de observación y aná-
lisis facilita el reconocimiento de los objetos. Cuantos
más recursos tenga el alumno, más fácil le resultará
distinguir los aspectos significativos de los secundarios
y más efectivas serán las identificaciones.

  Los estímulos auditivos que nos rodean son abun-
dantes y no siempre pueden percibirse. Algunas veces
pueden provocar más bloqueo que ayuda.

   El alumno debe conocer la influencia que tienen en
la identificación el tiempo disponible para explorar, los
aspectos psicofísicos (cómo cambia la percepción al
variar las dimensiones «puras» del estímulo), las ilu-
siones perceptivas, etc. De esta forma, podrá poner las
medidas necesarias y reaccionar correctamente ante
196                               Discapacidad visual y autonomía personal


posibles distorsiones, sacando un mayor partido de una
situación concreta.

Entrenamiento

  Se realizarán ejercicios de tacto directo e indirecto
con diversidad de objetos, de más conocidos y comunes
a más novedosos y poco frecuentes. Como siempre, se
variarán las formas, pesos y texturas de los materiales,
con dificultad creciente.

Discriminación

Implicación funcional

  Permite distinguir objetos similares entre sí, ya sea
por diferencias o similitudes en su forma, naturaleza,
tamaño, peso, temperatura, textura, etc.

Entrenamiento

  Se realizarán ejercicios de tacto directo e indirecto con:

  •	 Objetos claramente distintos.
  •	 Objetos cada vez más similares.

5. Percepción del olfato y el gusto

   El gusto y el olfato funcionan de forma complemen-
taria. El olfato informa de los cambios que ocurren en el
medio aéreo y el gusto en el medio acuoso de la saliva.
Ambos se complementan en la percepción del sabor,
y cumplen requisitos similares de estructura química,
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   197


grados de concentración, solubilidad, temperatura, hu-
medad y tiempo de presentación.

   Aunque habitualmente se considera que el oído y el
tacto son los sentidos más importantes para las personas
con discapacidad visual, el olfato y el gusto son también
de gran utilidad, ya que contribuyen a complementar
la entrada de información sensorial, incrementando la
seguridad y eficacia en la realización de las actividades
cotidianas. Son pocas las investigaciones sobre el olfato
y el gusto, pero el panorama puede cambiar si se con-
firman los resultados preliminares de un estudio llevado
a cabo por Ferdenzi, Coureaud, Camos y Schaal (2010),
que indica que los niños con deficiencia visual prestan
más atención y reaccionan con más frecuencia a las
percepciones olfativas, y que estas les proporcionan
una interesante información sobre las características,
no solo de los elementos del entorno, sino también de
las personas con las que interactúan.

5.1. Habilidades perceptivas

    Las habilidades perceptivas que proporcionan son:

    •	 Atención: Es el inicio del proceso perceptivo;
       consiste en estar receptivo a los estímulos olfati-
       vos y gustativos.

    •	 Identificación: Conlleva reconocer el máximo
       de olores y sabores.

    •	 Descripción: Se potencia la explicación detallada
       de las cualidades, características o circunstancias de
198                              Discapacidad visual y autonomía personal


      algo o alguien, para aumentar la capacidad receptiva
      de estos estímulos. Las principales cualidades son:

      ◦◦   Fuerte/suave.
      ◦◦   Agradable/desagradable.
      ◦◦   Dulce/amargo.
      ◦◦   Seco/húmedo.

  •	 Reconocimiento: Distinguir algo por sus rasgos
     o características, logrando establecer asociacio-
     nes de objetos, lugares o personas por su olor.

  •	 Discriminación: Permite diferenciar objetos
     similares e implica un nivel de identificación ex-
     haustivo y específico.

5.2. Entrenamiento olfativo y gustativo

   Se realizarán ejercicios presentando distintos pro-
ductos y alimentos, con grado decreciente de fami-
liaridad. Se debe intentar presentar una gran riqueza
de estímulos para dotar del máximo de recursos y así
potenciar todas las habilidades descritas.

   El objetivo es establecer asociaciones de objetos,
lugares o personas con su olor o sabor, para conseguir
una nueva vía de información útil.

6. Percepción cinestésica

  Cuando la visión es deficiente, todos los sistemas
sensoriales contribuyen a la toma de conciencia de la
propia posición y de la del resto de personas y objetos,
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   199


con respecto a uno mismo y entre sí. Pero existe una
percepción que ayuda a integrar toda esta información y
que tiene un peso fundamental en el logro de autonomía:
la cinestesia, también denominada «propiocepción».

   El sentido cinestésico es interno y somático, e
informa de la posición del cuerpo y de sus segmen-
tos, del movimiento y de la intensidad del mismo, de
los desplazamientos de las partes y de cómo están
orientadas. Proporciona también datos sobre la posi-
ción relativa y el esfuerzo muscular. Una determinada
posición especifica la posición de un miembro respecto
al cuerpo, y este, a su vez, su posición respecto al
espacio en que se encuentra. Esta armonía se rige en
muchas ocasiones de forma visual.

   A nivel funcional, podemos decir que el sentido cutá-
neo informa, a través de los receptores situados en la
piel y de sus fibras nerviosas asociadas, de la estimula-
ción recibida en la superficie externa del cuerpo. Por su
parte, el sistema cinestésico lo hace sobre la posición,
estática o dinámica, de sus distintas partes.

   La visión ayuda a compensar estos referentes. En el
caso de la persona con discapacidad visual, el control
pasa a ser interno, utilizando el sentido cinestésico. A
diferencia de otras destrezas motoras, que se adquieren
básicamente durante unos momentos concretos del de-
sarrollo, la propiocepción puede mejorarse en cualquier
edad (Rosen, 2010).

   En definitiva, gracias al sentido cinestésico se con-
siguen la locomoción y el desplazamiento seguro. Las
200                              Discapacidad visual y autonomía personal


personas con problemas visuales pueden presentar
alteraciones específicas, y hay que tener en cuenta
que en la evaluación y desarrollo de estos aspectos es
esencial el trabajo en equipo, con la participación de
fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, expertos
en el conocimiento del desarrollo motor. Rosen (2010)
sugiere también la importancia de la colaboración de la
familia, de los profesionales de educación física adapta-
da y de otros educadores.

6.1. Habilidades perceptivas

   El desarrollo y potenciación de las habilidades cines-
tésicas ayuda a conseguir el control del cuerpo, aspecto
fundamental para recuperar la autonomía. Estas son
distintas a las del resto de los sentidos, ya que, en este
caso, los estímulos proceden del propio cuerpo.

  Se precisan las siguientes habilidades:

  •	 Atención: Es el inicio del proceso perceptivo;
     consiste en estar receptivo a las sensaciones
     internas, notar movimientos, compensaciones o
     posturas desajustadas.

  •	 Postura: Percepción precisa de la verticalidad;
     está en función de la conciencia visual y cines-
     tésica; es complicado evaluar la posición en el
     espacio al carecer de claves visuales.

  •	 Girar: Acción de moverse, desviarse o cambiar
     de dirección, siendo consciente de los cambios en
     la posición del cuerpo.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   201


    •	 Sensación de inclinación: Implica notar la des-
       viación del cuerpo con respecto a su eje vertical.
       Aporta información sobre la presencia de una
       pendiente.

    •	 Equilibrio: Capacidad para adaptar o mantener
       cualquier posición corporal en relación a la fuerza
       de gravedad. En un estado de equilibrio corporal,
       la localización exacta del centro de gravedad
       variará de un individuo a otro, según lo haga la
       distribución del peso. Sin embargo, cuando se
       habla de «estabilidad», ya no es necesario el
       prerrequisito de una distribución del peso propor-
       cionado de modo preciso: basta con que el centro
       y la línea de gravedad permanezcan dentro de
       ciertos límites.

    •	 Memoria muscular: Apreciación de la ejecución
       de un movimiento o del espacio recorrido en una
       distancia concreta.

    •	 Línea recta: Mantenerla es una de las tareas
       más difíciles y, a la vez, más importantes para
       lograr un desplazamiento eficaz y gratificante.
       La influencia de la visión para conservarla es
       tan primordial como intentar recuperarla a tra-
       vés del control consciente de los movimientos
       corporales.

  Estas destrezas se producen interactuando entre sí
y están directamente relacionadas con los conceptos
espaciales de verticalidad, horizontalidad, paralelismo y
perpendicularidad.
202                               Discapacidad visual y autonomía personal


6.2. Entrenamiento cinestésico

    El control del cuerpo y sus movimientos podrán fa-
cilitar o dificultar, en gran medida, las relaciones espa-
ciales. A través del entrenamiento, se pretende tomar
conciencia de la importancia de desarrollar todas las
habilidades hasta unos niveles óptimos, por la enorme
repercusión que tienen en la mayoría de las actividades
que habitualmente se realizan.

6.2.1. Proceso de entrenamiento

  Se seguirá el procedimiento global descrito en el
apartado 1.2.

Postura corporal

Implicación funcional

   Mantener una postura correcta es fundamental para
lograr un desplazamiento adecuado. El alumno debe im-
plicarse activamente en las correcciones de su postura.

   Hay que diferenciar entre una postura socialmente
correcta y un error postural que provoca desviaciones y
alteraciones en la marcha, la deambulación y el equilibrio.

Entrenamiento

   Si se producen desviaciones (compensatorias o no),
se determinará el origen de las mismas, introduciendo
las modificaciones que puedan ayudar a contrarrestar-
las, reforzándolas si es necesario con el uso del bastón.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial     203


   Los cambios posturales son difíciles de incorporar y
pueden producir malestar físico, sobre todo inicialmen-
te, por lo que se requiere del seguimiento y apoyo del
entorno familiar.

    Los ejercicios se realizarán:

    •	 Primero, el alumno parado (en estático). Se ob-
       servará la colocación de la estructura corporal:
       cabeza, hombros y cadera, así como la correcta
       alineación entre ellas.

    •	 Se repetirán en movimiento (andando y corrien-
       do), ya que así, gran parte de las desviaciones se
       hacen más visibles.

   Una vez determinada la desviación, se le hará cons-
ciente de cómo compensarla: colocando los pies de una
forma determinada, logrando el equilibrio de hombros o
tal vez evitando una rotación de cadera.




                      Foto 9. Fases de una marcha normalizada



   Hay que insistir en la importancia del efecto compen-
satorio, cuya corrección puede exceder las competen-
cias del especialista. En este caso, se buscarán profe-
204                             Discapacidad visual y autonomía personal


sionales de apoyo o se intentarán paliar las deficiencias
con otro tipo de estrategias. Por ejemplo, si la postura
afecta a la marcha, se reforzará el entrenamiento au-
ditivo, se compensará con las técnicas de bastón o se
seguirá manteniendo contacto constante con la pared,
dependiendo de cada caso.

Girar

Implicación funcional

   El alumno tomará conciencia de los movimientos
a realizar, ya que lo contrario es la causa más fre-
cuente de desorientación. Para ello, se «visualizará»
en el espacio y planificará los movimientos exactos
necesarios para localizar un objeto o para ir a algún
lugar. También conseguirá calcular y adecuar sus mo-
vimientos cuando no localice el objetivo deseado. La
finalidad es realizar el movimiento con éxito, lo cual
implica, en su caso, ser capaz de analizar las causas
de la falta de exactitud para corregirlas adecuada-
mente.

  El alumno debe ser consciente de la importancia de
conocer los cambios en la posición de su cuerpo, princi-
palmente cuando realiza giros, incluso si son mínimos.
Para ello, deberá desarrollar criterios para estimar la
magnitud o el ángulo del giro.

Entrenamiento

   Se realiza partiendo de tres requisitos: conciencia de
la posición corporal, postura correcta y buen equilibrio.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial      205


Paralelamente, hay que tener en cuenta los dos compo-
nentes del giro:

    •	 Motórico: movimientos necesarios para realizar
       los diferentes giros.

    •	 Conceptual: implica relaciones espaciales cada
       vez que se realiza cualquier movimiento.




                         Figura 11. Planos corporales del giro


  En este apartado, nos centraremos en los compo-
nentes motóricos. Los conceptuales llevan implícitos
aspectos más abstractos y directamente relacionados
con la orientación, por lo que se detallará su entrena-
miento en el apartado de organización espacial.
206                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Los ejercicios serán primero en estático y luego en
dinámico, trabajando los siguientes movimientos: media
vuelta, cuarto de vuelta, 180º, 90º, etc. La terminología
a utilizar se acuerda inicialmente con el alumno, para
asegurar la comprensión. Durante las sesiones se le
observará de frente y a ambos lados, comprobando la
exactitud de sus movimientos (pies, hombros, caderas
o una combinación de ambos).

  Los giros implican un cambio de la posición del cuer-
po en el espacio, por lo que se buscarán elementos
que sirvan de referencia para confirmar su adecuación
(pared, barandilla, etc.).

   Si presenta dificultades, se comprobará si son des-
viaciones similares y hacia el mismo lado. Si estas se
repiten y se puede determinar el origen se intentará su
concienciación y reajuste. El entrenamiento es costoso
y puede deberse a problemas posturales antiguos. En
estos casos, la motivación y las correcciones de las
personas del entorno son fundamentales. Si es preciso,
se consultará con un fisioterapeuta.

   Si al trabajar con la persona parada no hay una
mejora perceptible, será difícil conseguir cambios
cuando se introduzca el movimiento. De igual forma,
algunas presentan diferentes niveles de ejecución
en estático y en dinámico, porque en el primer caso
solo deben concentrarse en un aspecto, mientras
que en movimiento intervienen diferentes variables,
como percepción auditiva, táctil, línea recta, etc., que
pueden alterar tanto en positivo como en negativo su
funcionamiento.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   207


   Cuando se trabaja en movimiento, la marcha será
fluida, evitando un error frecuente que consiste en
interrumpirla bruscamente, es decir, pararse para rea-
lizar el giro y reanudar a continuación la marcha. Es
necesario que el alumno normalice sus movimientos en
la medida de lo posible.

   Inicialmente, el especialista acompañará la realiza-
ción del giro en movimiento, para después limitarse al
apoyo verbal.

Percepción de la inclinación

Implicación funcional

   Adquirir conciencia de la posición del cuerpo con
respecto al eje vertical. La percepción de inclinación es
diferente si se trata de una subida o de una bajada y,
en cualquier caso, requiere un reajuste del equilibrio y
la postura.

  Percibir la inclinación es útil para tomar decisiones
y captar referencias, y asociada a otras percepciones
sensoriales (visuales, auditivas o táctiles) permite
ubicarse en el espacio y determinar posibles puntos
conflictivos (vados, garajes y cruces) o característicos
(una calle muy empinada).

Entrenamiento

   Se expondrá al alumno a desniveles de subida y, pos-
teriormente de bajada, de mayor a menor inclinación.
La percepción de la inclinación será cada vez mayor
208                            Discapacidad visual y autonomía personal


y conseguirá compensar la postura y el equilibrio, con
mayor rapidez y eficacia.

Equilibrio

Implicación funcional

   Conseguir que el centro de gravedad permanezca
dentro de los límites para lograr el equilibrio, de-
pende de la equiparación de las fuerzas que actúan
sobre el cuerpo. Si el alumno no posee referentes
sensoriales eficaces, dependientes del oído o de la
visión, ha de ser capaz de compensarlos a través del
control muscular.

   La finalidad es ser consciente de cuándo se produce
un desequilibrio, y poner en marcha los mecanismos
precisos para compensarlo. Si no se consigue, se
desarrollarán otras alternativas para lograr la estabi-
lidad necesaria, la cual garantice la seguridad durante
la marcha.

Entrenamiento

  Es necesario tener en cuenta que algunos trastornos
posturales producen alteraciones del equilibrio:

  •	 Referidos a la columna vertebral.

  •	 Escasa movilidad de la cabeza, acompañada de
     contracción muy marcada de la nuca y de la cin-
     tura escapular (articulación de los hombros y de
     la espalda).
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   209


    •	 Perturbaciones del modo normal de colocar el pie
       y de la forma de moverlo.

   El entrenamiento se realizará en estático y dinámi-
co. Se inicia en interior, con la ejecución de ejercicios
controlados y desarrollando pautas para compensar las
dificultades corporales.

  El alumno ha de lograr un mínimo equilibrio antes
de iniciar el desplazamiento con el bastón en exterio-
res. Si no se alcanza, hay que plantear alternativas,
que pueden ser el control de la velocidad de la marcha
(más lenta), el uso de un bastón de apoyo o limitar los
recorridos a zonas muy conocidas. En cualquier caso,
es fundamental que prime la seguridad.

Memoria muscular

Implicación funcional

  Es una habilidad de los músculos para repetir movi-
mientos idénticos durante un periodo de tiempo. Está
presente en multitud de actividades cotidianas, desde
comer hasta moverse por lugares conocidos. Este tipo
de movimientos permite realizar las tareas de manera
rápida, segura y eficaz.

   Su aplicación tiene muchas posibilidades, tanto en
interiores como en exteriores, siempre y cuando sean
tareas periódicas y repetitivas. Por ejemplo, permite de-
terminar la longitud de tramos concretos, de un itinerario
o un recorrido habitual, y facilita la ejecución de movi-
mientos que requieren tareas frecuentes y repetitivas.
210                              Discapacidad visual y autonomía personal


  Puede utilizarse para:

  •	 Calcular distancias en recorridos o usarlas como
     referencias para la orientación.

  •	 Localizar objetos y manipularlos: alcanzar, pulsar,
     asir, sostener, soltar, etc. Se calcula la distancia,
     el movimiento, la intensidad necesaria, etc.

Entrenamiento

   El entrenamiento empieza por explicar al sujeto la
cotidianeidad de estos movimientos, y cómo puede
conseguir su automatización para ganar eficacia en sus
tareas.

  Tipos de ejercicios:

  •	 Sentado: movimiento de brazos (subir y bajar),
     de manos (abrir y cerrar), de piernas (delante y
     detrás).

  •	 De pie: movimiento de brazos, manos y piernas.

  •	 Andando: distancias cortas, incrementando su
     longitud progresivamente.

Línea recta

Implicación funcional

 Mantener la línea recta durante el desplazamiento
mejorará la eficacia y la seguridad. Es importante deli-
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   211


mitar la influencia que tiene cada sentido en su correcta
ejecución: referencias visuales, compensación auditiva
o aspectos cinestésicos (desviaciones posturales).

   Cuando se observan desviaciones en la línea de des-
plazamiento es importante analizar la frecuencia con
que se producen y hacia qué lado. Localizar la posible
implicación de las áreas anteriores ayudará a seleccio-
nar la estrategia más adecuada para compensarlas.

  Si se produce una desviación, el alumno conocerá
hacia donde, así como la forma más adecuada para
corregirla, y tendrá en cuenta que necesitará trabajar
constantemente para incorporar la compensación.

Entrenamiento

   Se detectarán posibles desviaciones haciendo que
camine sin auxiliares de movilidad y sin el apoyo de
referencias auditivas, táctiles o visuales. Los espacios
amplios y poco transitados (pasillo largo, salón diáfano,
patio interior, una plaza, la azotea de un edificio) son
lugares adecuados.

   Durante la marcha, se le observará por detrás, por
delante y de lado, y se determinará si la desviación se
repite sistemáticamente, hacia donde y los grados de
la misma. Puede repetirse durante la marcha rápida o
incluso corriendo, ya que los mecanismos de control
disminuyen y afloran los posibles problemas.

  Una vez determinado el origen del problema (pies,
hombros, caderas, etc.), se intentará compensar con
Cuadro 1. Habilidades perceptivas
                                                                                                                                                            212


                      PERCEPCIÓN
                        VISUAL                                                       PERCEPCIÓN        PERCEPCIÓN
                                                                 PERCEPCIÓN                                              PERCEPCIÓN      PERCEPCIÓN
                                                                                      HÁPTICO-          OLFATIVA-
                                                                  AUDITIVA                                               CINESTÉSICA      ESPACIAL
                                                  Tipo de                              TÁCTIL           GUSTATIVA
             Desarrollo Visual
                                                 alteración

  Eficacia        Campo        Análisis y pro-    Perdida de                                                                              Repertorio
                                                                     Atención           Atención          Atención          Atención
   Visual         Visual        cesamiento       campo visual                                                                             conceptual

                                                  Pérdida de
                                                                                                                                          Habilidades
  Fijación      Localización   Discriminación    campo visual     Identificación      Localización      Identificación      Postura
                                                                                                                                           motoras
                                                   periférica

                                 Distinción         Visión                                                                                Habilidades
Seguimiento     Exploración                                       Discriminación      Exploración       Descripción          Giros
                               Figura-fondo        borrosa                                                                                sensoriales


Movimientos                    Constancia de                                                                              Sensación de    Habilidades
                                                  Nistagmus        Localización       Identificación   Reconocimiento
 sacádicos                       la forma                                                                                  inclinación    cognitivas


 Enfoque                        Cierre visual                      Seguimiento       Discriminación    Discriminación      Equilibrio


                                  Memoria                        Sonido reflejado:                                          Memoria
                                   visual                          Ecolocación                                              muscular



                                                                 Sonido Reflejado:
                                                                      Sentido                                              Línea recta
                                                                   del obstáculo



                                                                     Sombra
                                                                    del sonido
                                                                                                                                                        Discapacidad visual y autonomía personal
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial               213


ejercicios posturales y de reestructuración de los movi-
mientos, teniendo en cuenta los conceptos que se han
ido exponiendo.

   No siempre resulta fácil corregir las desviaciones, por
lo que se pueden complementar con ayuda del bastón
de movilidad o con la utilización de sonidos.

Observación general
de todos los sistemas perceptivos

   La optimización de la percepción sensorial tiene
como objetivo dotar de nuevos recursos y estrategias
para afrontar la pérdida de visión de forma más ajus-
tada. Su desarrollo y aplicación es la base de todos los
aprendizajes posteriores. Por ello, se han recogido en
un esquema (cuadro 1) las implicaciones funcionales
que cada habilidad perceptiva tiene en la realización
de las distintas actividades, a las que se irá haciendo
referencia a lo largo del manual.

  Igualmente, se detallan en otro cuadro las habilida-
des perceptivas a desarrollar (cuadro 2) para obtener
una optimización sensorial adecuada.

         Cuadro 2. Implicación funcional de las habilidades perceptivas
                en la realización de las actividades cotidianas




    PERCEPCIÓN VISUAL, servirá para:

     • Dirigir la mirada.
     • Seguir distintos estímulos.
214                                   Discapacidad visual y autonomía personal



      • Mantener la visión nítida a distintas distancias.
      • Encontrar un objetivo en el entorno.
      • Recorrer de forma sistemática un espacio
      • Usar funcionalmente la visión excéntrica.
      • Controlar el campo visual.
      • Interpretar correctamente la información visual.
      • Establecer la posición en el espacio.
      • Sortear obstáculos.
      • Detectar desniveles.
      • Percibir la profundidad.
      • Mantener una línea recta.
      • Controlar el tráfico.
      • Identificar, localizar y discriminar colores, contrastes,
        formas, tamaños de letras y números, técnicas de bús-
        queda sistemática, etc.
      • Utilizar de forma eficiente las ayudas ópticas, electró-
        nicas y los filtros, en el caso de utilizarlos.
      • Lograr una coordinación óculo-manual en el uso de las
        ayudas ópticas, electrónicas y los filtros.
      • Acceder a la información escrita.



  PERCEPCIÓN AUDITIVA, servirá para:


  • Identificar y discriminar sonidos relevantes, simultá-
    neos y necesarios.
  • Seguir una pared.
  • Mantener la línea recta.
  • Localizar objetivos.
  • Interpretar entornos: huecos, obras, etc.
  • Detectar y evitar obstáculos laterales y frontales.
  • Determinar la distancia y dirección de un sonido.
  • Escuchar descripciones espaciales.
  • Disponer de información de aspectos lejanos.
  • Apreciar profundidad.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   215



      • Localizar e identificar referencia e indicadores.
      • Interpretar el tráfico y tomar decisiones de cruce.
      • Advertir situaciones de peligro.
      • Anticipar situaciones.
      • Planificar alternativas.
      • Controlar el entorno.
      • Ayudar a la orientación.
      • Detectar claves ambientales.
      • Advertir de situaciones cotidianas: punto de ebullición,
        transvase de líquidos, etc.
      • Alinearse en los cruces.



   PERCEPCIÓN HÁPTICO-TÁCTIL, servirá para:


     • Discriminar: marcas, teclados, consistencia de alimen-
       tos, derecho y revés de las prendas, etc.
     • Identificar: dobleces, pinzas, arrugas, modelos, formas,
       texturas, etc.
     • Manipular: fundas, bajeras, embozos, dobleces, alisar,
       etc.
     • Diferenciar: texturas, pesos, tamaños, temperaturas,
       formas, restos de suciedad, materiales o composición,
       estado de la piel y cabello, etc.
     • Interpretar la información recibida a través del bastón
       (tacto indirecto) o los cubiertos (técnicas de comida).
     • Alinearse con una superficie.
     • Interpretar sensaciones a través de la piel: calor, vien-
       to.
     • Interpretar información recibida con los pies (tacto
       indirecto).
     • Interpretar la información con el seguimiento de super-
       ficies o utilizando las protecciones.
     • La lectura de planos en relieve.
     • Manejo de ayudas ópticas: colocar lentes supletorias,
       pilas, montar suplementos, etc.
216                                    Discapacidad visual y autonomía personal



      •   Localizar objetos y obstáculos.
      •   Permitir seguimiento de superficies.
      •   Permitir localizar objetos caídos.
      •   Facilitar la movilidad activa en técnica guía.
      •   Reconocer marcajes adaptados.
      •   Notar la intensidad de una fuente de calor.
      •   Establecer un sistema de exploración efectivo.
      •   Leer en braille.


  PERCEPCIONES OLFATIVA Y GUSTATIVA


      • Identificar y discriminar alimentos y productos (carac-
        terísticas, caducidad, etc.).
      • Interpretar referencias.
      • Localizar objetivos.


  PERCEPCIÓN CINESTÉSICA, servirá para:


  • Mantener la línea recta.
  • Caminar con naturalidad.
  • Establecer paralelismo y perpendicularidad con objetos
    o superficies.
  • Calcular distancias.
  • Localizar, apartar y reubicar objetos.
  • Realizar movimientos coordinados de manos y brazos
    al extender, sacudir, arrastrar, recorrer, escurrir, trans-
    portar objetos, conocer partes del cuerpo, cara, etc.
  • Percibir la posición de nuestro cuerpo.
  • Mantener una postura y marcha adecuadas.
  • Controlar y ser conscientes de los giros que se ejecu-
    tan.
  • Detectar desniveles.
  • Lograr seguridad al subir y bajar escaleras.
  • Mantener la estabilidad.
  • Notar irregularidades.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   217



      • Establecer relaciones espaciales al desplazarse.
      • Poseer una imagen corporal adecuada.
      • Lograr una gama de movimientos articulares adecua-
        da.




7. Organización espacial

   Para cualquier persona, desplazarse por un entorno,
conocido o desconocido, y hacerlo con seguridad, efica-
cia e independencia, es básico. Para proceder de forma
adecuada, ha de ser capaz de mantener la orientación
en cada momento de la marcha y conocer los elementos
que configuran el entorno y su disposición.

   La orientación es un proceso complejo que se cons-
truye desde la infancia y en el que intervienen diferen-
tes componentes. Requiere de la codificación espacial,
la cual —de acuerdo con Millar (2008)—, para que se
produzca, es crucial que tenga información de claves
de referencia, que, en el caso de las personas sin vi-
sión, están centradas en el propio cuerpo y se nutren
de inputs sensoriales. De esta forma, se produce la
organización del espacio, basada en la estructuración
espacial y la orientación espacial.

   La estructuración espacial es la capacidad para esta-
blecer relaciones entre los elementos. No es innata, se
elabora y construye mediante la acción y la interpreta-
ción de todos los datos registrados por los sentidos, por
lo que debe tenerse especialmente en cuenta en el caso
de los niños pequeños. Según Piaget (1970), los niños
218                             Discapacidad visual y autonomía personal


ciegos tienen la gran desventaja de no poder hacer las
mismas coordinaciones en el espacio que los que tienen
una visión normal, por lo que el desarrollo de su in-
teligencia sensorio-motora (0-2 años) está seriamente
impedida. Por esta causa, se produce un mayor retraso
en el desarrollo de su pensamiento representacional, y
el lenguaje no es suficiente para compensar la deficien-
cia en la coordinación de acciones.

  La orientación espacial es el proceso mediante el
cual la persona emplea los sentidos para establecer su
posición y relación con los demás objetos significativos
del medio (Hill y Ponder, 1976).

   La organización mental del espacio constituye el mar-
co de referencia que utilizamos para el desplazamiento,
y puede realizarse en función de:

  •	 la posición de uno mismo (sistema egocéntrico),

  •	 las claves dominantes del medio (sistema topo-
     céntrico),

  •	 las estructuras externas —por medio de patrones
     geométricos— (sistema cartográfico), y

  •	 los puntos cardinales (sistema polarcéntrico).

   La discapacidad visual limita y condiciona las posi-
bilidades de autonomía en el espacio. El especialista
debe conocer en profundidad los procesos que rigen la
orientación espacial, facilitando claves y recursos que
favorezcan su consecución.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   219


   En este manual, el entrenamiento en orientación se
plantea en dos etapas: la perceptiva (en este apartado)
y su aplicación en los desplazamientos (v. capítulo 10).

7.1. Habilidades a desarrollar

   Mediante la visión, colocamos el cuerpo y lo relacio-
namos con algún punto significativo del entorno para
establecer una orientación espacial. Las personas con
discapacidad visual deben sustituir o complementar
esa capacidad que proporciona la visión por otras ha-
bilidades perceptivas específicas. Han de disponer de
una imagen corporal adecuada, explorar el entorno y
establecer límites entre el propio cuerpo y el exterior.
Muchas de las habilidades se han ido desarrollando des-
de la infancia, por lo que, en ocasiones, solo requerirán
una adaptación y un ajuste. Estas son:

    •	 Repertorio conceptual: Es prioritario y previo
       para poder desplazarse y establecer cualquier tipo
       de relación con el medio. Lowenfeld (1948, 1980)
       se refirió al control del entorno y a la relación con
       este como una de las limitaciones básicas de la
       ceguera, porque la visión es el único sentido que
       permite conocer múltiples detalles de los objetos
       de forma global y, por tanto, adquirir conocimien-
       tos de las relaciones de forma, tamaño y posición.

    •	 Habilidades motoras: El marco de referencia
       que principalmente utilizan las personas con
       discapacidad visual es su propio cuerpo, indepen-
       dientemente de la situación espacial en que se
       encuentren y de sus relaciones con los objetos.
220                             Discapacidad visual y autonomía personal


      Cuando no hay problema visual, los referentes
      son menos egocéntricos y, por ello, más estables.
      Es un cambio a tener en cuenta.

  •	 Habilidades sensoriales: Para lograr la orien-
     tación, precisan obtener la información ambiental
     que proporcionan la visión, el oído, el tacto, el
     olfato y el gusto.

  •	 Habilidades cognitivas: La orientación es un
     proceso cognitivo que se inicia con la recogida de
     información del entorno, su organización y, por
     último, su almacenamiento, para luego poder evo-
     carla. Este proceso variará en la medida en que lo
     hagan cualquiera de los aspectos físicos, emocio-
     nales, simbólicos, etc., que conforman el entorno.

Entrenamiento

   El proceso de orientación es complejo, por lo que
es importante plantearlo como un objetivo a trabajar
desde el inicio del programa. El punto de partida será
el nivel de orientación previo. Es frecuente que algunas
personas tengan más facilidad para orientarse que
otras, probablemente por carencias anteriores a la
pérdida de visión.

  El entrenamiento de algunas de las habilidades
descritas (sensoriales) se ha desarrollado en puntos
anteriores de este mismo capítulo.

  Se seguirá el procedimiento global descrito en el
apartado 1.2.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   221


Repertorio conceptual

Implicación funcional

   Según Hill y Blasch (1980), el concepto es una re-
presentación mental, imagen o idea de lo que algo
debería ser. El desarrollo conceptual facilita entender
las características de los objetos y sus relaciones, la
comprensión y aplicación de los mismos resulta primor-
dial para desenvolverse en el entorno. Se valorará si
está adquirido e interiorizado, y, en caso contrario, será
necesario trabajarlo previamente.

Entrenamiento

   El desarrollo conceptual no solo influye en la per-
cepción espacial, pero se aborda en este apartado por
considerar que interviene en la mayoría de las activida-
des cotidianas que realiza la persona con discapacidad
visual. Es importante tener en cuenta el nivel cultural
y social para valorar y entrenar estos aspectos. Los
conceptos que se necesitan para realizar gran parte de
los aprendizajes son:

    •	    Temporales.
    •	    Cuantitativos.
    •	    Dirección y posición.
    •	    Forma.
    •	    Medida.
    •	    Acción.
    •	    Objetos ambientales.
    •	    De topografía.
    •	    De textura.
222                              Discapacidad visual y autonomía personal


  El objetivo es lograr un desarrollo básico de:

  •	 los conceptos espaciales, para ser capaz de esta-
     blecer posiciones;

  •	 la posición de uno mismo, para entender la dispo-
     sición de un lugar con respecto a sí mismo;

  •	 la posición, las características y las relaciones de
     los objetos, para orientarse.

Habilidades motoras

Implicación funcional

   Cuando hay un problema visual, cualquier ligero
cambio en la posición inicial del cuerpo, puede signi-
ficar desviaciones grandes en el espacio. El inicio del
desplazamiento parte del propio cuerpo, su movimiento
va dirigido a ejecutar una acción con una finalidad de-
terminada. Tomar conciencia de esto es el primer paso
para lograr la orientación.

Entrenamiento

  En la organización espacial están implicados diferen-
tes aspectos:

  • Esquema corporal: Su adquisición es un proceso
    evolutivo que se inicia en los primeros meses de
    vida. En el trabajo con niños con discapacidad visual,
    debe incluirse dentro de los programas (v. capítulo
    11). Con adultos se valora si está bien incorporado.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   223


    •	 Lateralidad: Forma parte del esquema corporal
       y es consecuencia de la actividad motriz, se define
       como el sentimiento interno de la direccionalidad o
       del movimiento corporal en relación con el espacio
       circundante. Se desarrolla junto con la concep-
       tualización verbal de los componentes espaciales:
       arriba-abajo, derecha-izquierda, delante-atrás.
       Al igual que en el caso del esquema corporal, su
       desarrollo es evolutivo.

    •	 Equilibrio: En el punto 6 de este capítulo, se ha
       explicado la importancia del control del cuerpo, su
       entrenamiento y optimización.

    •	 Giros: Tienen un componente motórico (tratado
       igualmente en el punto 6) y otro conceptual, que
       implica la actualización de las relaciones espa-
       ciales cada vez que se realiza un movimiento.
       El componente conceptual afecta directamente
       a la orientación y es básico para las personas
       con discapacidad visual. Implica pasar de utilizar
       referentes externos para establecer relaciones
       espaciales, a emplear otros de tipo interno por la
       ausencia o menor fiabilidad de los primeros.

  Los giros implican control corporal, lateralidad, orien-
tación, imagen espacial y relaciones espaciales, aspec-
tos fundamentales para una movilidad independiente.

   El entrenamiento debe realizarse combinando los
ejercicios de tipo motórico y conceptual. Para llevarlo a
cabo, se parte del establecimiento de cuatro puntos de
referencia, dos en el plano sagital (derecha–izquierda)
224                              Discapacidad visual y autonomía personal


y dos en el frontal (anterior–posterior). Por ejemplo:
delante «mesa», detrás «puerta», derecha «silla» e
izquierda «pared». El alumno deberá repetir las refe-
rencias antes de iniciar la secuencia, que se realizará en
posición estática:

  •	 Organización espacial simple. Ubica las referen-
     cias con respecto a sí mismo tras realizar el giro.
     Ejemplo: «Gira un cuarto de vuelta a tu derecha,
     ¿qué tienes de frente, a la derecha, a la izquierda,
     detrás?».

  •	 Reorganización espacial simple. Anticipa el movi-
     miento a realizar para ubicarse respecto a unas
     referencias. Ejemplos: «¿Qué giro has de realizar
     para tener a tu derecha la silla?», «¿Qué giro has
     de realizar para tener detrás la pared?».

  •	 Organización espacial compleja. Ubica referencias
     con respecto a otra persona. Ejemplo: el espe-
     cialista situado frente a él, «¿Qué tengo yo a mi
     izquierda?».

  •	 Reorganización espacial compleja. Anticipa el
     movimiento a realizar para establecer relaciones
     espaciales respecto a otra persona. Ejemplo: el
     especialista situado frente a él, «¿Qué giro tengo
     que realizar para tener la silla a mi derecha?».

  Con los resultados se determina el nivel de partida. Si
no es satisfactorio, hay que realizar un entrenamiento
pautado y sistemático que empezará con objetos con-
cretos y que se puedan tocar, situados en un espacio
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   225


reducido. Es preferible iniciar el trabajo sobre el propio
cuerpo: sujeto frente a una pared, y a su espalda y
a los lados colocar elementos fácilmente identificables
(silla, mesa, papelera, etc.), para que al girar pueda
ubicarlos, comprobando táctilmente la corrección de
la organización espacial. Poco a poco, realizar razona-
mientos abstractos, pasar a dos dimensiones con obje-
tos sobre una mesa que le permitan llegar a interpretar
esquemas espaciales más o menos sencillos (v. capítulo
10, 2.6. Uso de planos, maquetas y otras ayudas a la
orientación).

Habilidades cognitivas

Implicación funcional

   Los datos sensoriales son percibidos de forma con-
tinua, pero es mediante un proceso de análisis que se
juzga la información relevante para el propósito desea-
do. Tras esa selección, se elabora un plan, y únicamente
en la ejecución es cuando se advierte si ha habido un
error. También puede ocurrir que durante la selección
y planificación se perciban nuevos datos sensoriales
que alteren la estrategia. En definitiva, la orientación
no es un proceso único, sino que se compone de varios
procesos cognitivos: percepción, análisis de los datos
perceptivos, selección, planificación y ejecución.

   La finalidad es crear un mapa cognitivo, que es la
imagen espacial o el esquema mental de la información
relevante y organizada del espacio, para conseguir des-
plazamientos eficaces por el entorno (Tolman, 1948). El
objetivo de los mapas cognitivos es facilitar la movilidad
226                                  Discapacidad visual y autonomía personal


entre diferentes puntos con la posibilidad de poder elegir
rutas alternativas. Por ejemplo, si se conoce el camino
entre los puntos A y B, y entre el B y el C, se debería po-
der ir directamente del A al C, aunque fuera desconocido.




                   Figura 12. Mapa cognitivo



   Una vez que el alumno posea un mapa cognitivo a
cualquier nivel de organización, puede manipularlo o
transformarlo, variando los puntos de referencia o las
claves ambientales. La información puede ser organi-
zada, procesada y transformada. Existen componentes
para mantener la orientación que facilitan la organiza-
ción y el procesamiento de esta información (v. capítulo
10, apartado 2.2).

Entrenamiento

   Se centrará en las cinco fases del proceso básico de
la orientación, teniendo en cuenta que estas son las
mismas cuando no hay problemas visuales, por lo que
el entrenamiento irá dirigido a su ajuste.
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial   227


   1. Percepción: Con los datos perceptivos, el indivi-
duo se desplaza por el espacio, acumula experiencias
que le permiten representar un entorno e incluso desa-
rrolla una capacidad de «anticipación perceptiva» que
le permite prever elementos y situaciones. Todos los
sentidos intervienen en este proceso, pero la visión es
el principal.

   La persona con discapacidad visual deberá captar
dicha información con las nuevas habilidades que se ha-
brán potenciado y/o desarrollado, pero la recopilará de
forma más lenta y fragmentaria, exigiéndole un mayor
esfuerzo cognitivo y con limitaciones en la anticipación.
Tomar conciencia de las posibilidades y limitaciones es
el inicio del proceso.

  2. Análisis: Se organizan los datos percibidos en
categorías, según su:

    •	 Coherencia.

    •	 Competencia.

    •	 Fiabilidad.

    •	 Familiaridad.

    •	 Fuente de origen.

    •	 Tipo de sensación.

    •	 Intensidad.

   3. Selección: Búsqueda en la memoria de los da-
tos, analizando los más útiles para orientarse en cada
situación ambiental determinada. Para ello, se aplica
228                             Discapacidad visual y autonomía personal


la «anticipación cognitiva», que permite adelantarse a
la percepción de determinados estímulos del entorno,
utilizando los recuerdos y las experiencias.

   La limitación de la información perceptiva del en-
torno que tiene una persona con discapacidad visual
origina problemas en la anticipación perceptiva y obliga
a realizar habitualmente procesos de anticipación cog-
nitiva. Esto ocupa gran parte de la capacidad funcional
del sistema cognitivo, mientras que con el apoyo de la
visión solo tienen que ponerse en funcionamiento estos
procesos superiores en espacios muy complejos. Los
ejercicios se dirigirán a elegir los datos que mejor se
ajusten a las necesidades de orientación para el entor-
no concreto. Es importante la diversidad de situaciones
para adquirir una riqueza de experiencias.

  4. Plan (planificación): Línea de acción en función
de la selección de los datos. En su entrenamiento, se
tendrá en cuenta que la información sensorial obtenida
puede ser secuencial y fragmentada, por lo que puede
resultar muy difícil organizar el contenido de las repre-
sentaciones espaciales de forma coordinada y global.
La riqueza de experiencias también resulta básica en
este proceso.

   5. Ejecución: Realización de la línea de acción que
se ha planteado la persona. El éxito de un desplaza-
miento depende de la cantidad, la relevancia, el ajuste
y la especificidad de la información espacial adquirida y
recordada.

  Todos los procesos están integrados:
Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial                    229




                     Figura 13. Proceso básico de la orientación




   Las fases del proceso de orientación, influyen mutua-
mente, se pueden repetir, su tiempo de duración puede
variar y la persona debe ser capaz de llevarlas a cabo
e integrarlas.

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Lecturas recomendadas

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Libro once
TERCERA PARTE
             HABILIDADES
      PARA LA AUTONOMÍA:
DESARROLLO DEL PROGRAMA
Libro once
Tercera parte.
Habilidades para la autonomía:
desarrollo del programa




   Tras evaluar la situación inicial, las necesidades indi-
viduales, el potencial perceptivo, las capacidades para el
aprendizaje, etc., el programa de rehabilitación continúa
con la adquisición de las habilidades y técnicas, así como
con el aprendizaje para utilizar los productos de apoyo.

   Teniendo en cuenta que el eje central de este ma-
nual es la autonomía de las personas con discapacidad
visual, es lógico que esta tercera parte sea la más
extensa. Está integrada por cinco capítulos, en los que
se pueden encontrar secuencias para el aprendizaje,
estrategias para llevarlas a cabo, técnicas para utilizar
los productos de apoyo, metodologías de trabajo y tam-
bién muchas consideraciones a tener en cuenta durante
los entrenamientos.

   Anteriormente, ya se plantearon las aptitudes que
el especialista debe reunir para favorecer en el alumno
238                              Discapacidad visual y autonomía personal


con discapacidad visual la consecución de los objetivos
establecidos. Algunas de las estrategias están implícitas
en su perfil profesional, como la capacidad de trans-
mitir que es posible ser autónomo sin visión, y están
desarrolladas en el capítulo 6, en el que también se
han definido los recursos que necesariamente deben
utilizarse (secuenciación de la actividad y comprobación
previa del nivel de realización). Se considera, así mismo,
la importancia de incorporar las habilidades perceptivas
y el uso de productos de apoyo, al que se dedica el
capítulo 7 en su totalidad.

   La persona con discapacidad visual tiene a su al-
cance un buen número de productos de apoyo, pero
sin duda los que tienen un mayor protagonismo en
los programas de rehabilitación son el bastón de mo-
vilidad y las ayudas ópticas. Si bien es cierto que el
entrenamiento debe realizarse paralelamente al desa-
rrollo de otras técnicas, hemos apostado por «aislar»
las características de estos materiales y las técnicas
de utilización, sin cuyo aprendizaje las posibilidades
de obtener resultados eficaces se reducen conside-
rablemente. Y si un buen adiestramiento es básico,
también lo es su aplicación posterior en las distintas
actividades, aspecto que se tratará en los capítulos
siguientes.

   Las posibilidades de acceder a la información se
han incrementado en los últimos años, con la incor-
poración de adaptaciones informáticas basadas en la
ampliación de la imagen, la síntesis de voz y las salidas
braille. Gracias a estas tecnologías, las personas con
discapacidad visual pueden leer un periódico, consultar
Tercera parte. Habilidades para la autonomía: desarrollo del programa   239


sus recibos y conocer informaciones diversas, cosas
impensables hace pocos años.

   El denominado «libro hablado», grabación de textos
que puede ser escuchada con un reproductor especial,
es un sistema muy utilizado, cuya efectividad ha mejo-
rado gracias a la reproducción digital (sistema daisy).
No obstante, es necesario disponer de un código de
lectoescritura —que sigue siendo el sistema que inven-
tó Louis Braille, en el caso de las personas ciegas— y
del uso de la visión, cuando se dispone de un resto
funcional.

   El aprendizaje de los sistemas de acceso a la informa-
ción que hemos mencionado, se realizan generalmente
fuera del ámbito de la rehabilitación (profesor de braille,
instructor tiflotécnico). Las técnicas de entrenamiento
para optimizar la lectura y escritura utilizando el resto
de visión, en cambio, son asumidas por el especialista
en rehabilitación. En el capítulo 8 se profundiza en las
técnicas de entrenamiento para optimizar ambas ta-
reas, que en muchos casos incluye el uso de productos
de apoyo ópticos.

   Todos asumimos que las tareas que realizamos diaria-
mente son necesarias para nuestro desenvolvimiento.
El cuidado personal, la alimentación, la administración
de medicamentos y otras muchas situaciones están
integrados en nuestro día a día.

  Las habilidades para la vida diaria, se incorporan
como aprendizajes rutinarios en el proceso normal del
desarrollo humano, y, quizás por esa razón, por no pre-
240                              Discapacidad visual y autonomía personal


cisar de unos conocimientos específicos como sucede
con otros aprendizajes (Ponchillia y Ponchillia, 1996),
puede parecer un área de «menor importancia». Sin
embargo, estas actividades plantean a las personas con
discapacidad visual una serie de retos, y si no han te-
nido experiencia o instrucción para realizarlas, pueden
sentirse desalentadas. Y, si cabe, todavía adquieren más
importancia en el caso de los niños, que no han tenido
la oportunidad de aprender mediante la observación y
de imitar a las personas de referencia, en su medio,
para incorporar estas habilidades de manera natural.

   Las técnicas, las adaptaciones personalizadas y los
productos específicos para la realización de las activi-
dades de la vida diaria se tratan en el capítulo 9, en el
que pueden encontrarse las secuencias generales para
su realización, que deberán adaptarse a las necesida-
des de cada persona. En los anexos se han introducido
aspectos complementarios y más detallados sobre
algunas tareas. Sin ninguna duda, el aprendizaje de
estas habilidades produce un efecto positivo en la au-
toimagen de la persona con discapacidad visual, la cual,
cuando comprueba que puede volver a ser autónoma y
eficiente, muestra una gran motivación para aprender
nuevas habilidades adaptativas.

   Finalmente, en el capítulo 10, se tratan los requisitos
para desplazarse, el desarrollo de la orientación, las
técnicas de movilidad, la realización de cruces y el uso
del transporte público. Estos aspectos son de suma im-
portancia, porque desplazarse sin visión genera mucha
ansiedad y temor, tanto en el alumno como en su fa-
milia. Los entornos cuentan con obstáculos, situaciones
Tercera parte. Habilidades para la autonomía: desarrollo del programa   241


de riesgo imprevistas y un diseño difícil de interpretar
y generalizar.

   Aunque la orientación puede darse de forma efectiva
cuando se carece de visión, solo se consigue utilizando
estímulos y referencias que están infrautilizados en las
personas videntes. Las técnicas de orientación y movili-
dad, en su conjunto, dotan al alumno de las estrategias
para comprender y organizar el entorno, y constituyen
un método para sustituir el sistema visual (Yablonski,
2000). Se trata de un proceso complejo e individualizado
que permite realizar con seguridad los desplazamientos
por el hogar, el lugar de trabajo, el vecindario y el en-
torno más amplio. Todos estos aspectos son también
abordados exhaustivamente en este capítulo.

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Libro once
Capítulo 6.
Estrategias para el entrenamiento




   Autores del ámbito de la educación han definido
las estrategias a utilizar en los entrenamientos como
«procedimientos o recursos utilizados por un profesio-
nal para promover aprendizajes significativos» (West,
Farmer y Wolff, 1991). Esto es aplicable a los programas
de rehabilitación, dirigidos a adquirir conocimientos,
habilidades y actitudes a través de diferentes tipos de
entrenamientos, para conseguir que los efectos de la
discapacidad visual tengan una repercusión mínima
en la autonomía. El especialista en rehabilitación debe
dominar las técnicas específicas —de las que hablare-
mos ampliamente en los próximos capítulos—, pero,
además, conocer las estrategias que facilitan estos
aprendizajes y adaptarlas con flexibilidad a cada per-
sona y situación.

  Las estrategias que se presentan a continuación son
aplicables a todas las situaciones de entrenamiento.
244                               Discapacidad visual y autonomía personal


1. Estrategias para la planificación
del entrenamiento

   La visión marca desde el nacimiento un modelo de apren-
dizaje fundamental, basado en la imitación, que permite
reproducir las acciones necesarias para conseguir un fin y,
además, comprobar la idoneidad de los resultados. Mediante
la visión se compensan también la falta de habilidades nece-
sarias para realizar de manera efectiva algunas actividades.

   Con carácter general, se piensa que la falta de visión
incapacita totalmente para poder realizar las actividades
diarias. Aunque esto pueda ser así inicialmente, también
es verdad que casi todas las actividades pueden llevarse
a cabo aun cuando la visión no sea perfecta. Solo hace
falta articular mecanismos, desarrollar las habilidades
necesarias y recibir entrenamiento especializado.

   El profesional debe diseñar el programa de rehabilita-
ción teniendo en cuenta los recursos y estrategias que
ayudarán al alumno a mejorar su autonomía, indepen-
dientemente de que antes de la pérdida de visión reali-
zara o no las actividades. Se trata de enseñar conductas
y procedimientos concretos para realizar las tareas de
forma «no visual», o utilizando una visión muy deterio-
rada, y aplicar pautas para generalizarlas. Para ello, no
basta con enseñar secuencias concretas, sino que se
deben tener en cuenta muchos aspectos.

1.1. Secuenciación de la actividad

  Es necesario partir de la base de que cualquier tarea
es el resultado de la unión de diferentes habilidades que
Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento           245


encajan perfectamente, dando lugar a un desarrollo
exitoso de la misma. Pero el proceso para conseguirlo
es diferente en cada persona.

   Cuando se trata de enseñar a realizar una tarea de
forma no visual, lo primero que se necesita es analizar
los pasos que requiere, describiendo exhaustivamente
las acciones de las que se compone. Esto permite que:

    •	 el especialista pueda diseñar la enseñanza de
       técnicas y procedimientos concretos, sin saltarse
       ningún paso, y que

    •	 la persona pueda reproducir las acciones de forma
       secuenciada, sin que intervenga la imitación visual.

  El profesional debe dominar la secuencia de cada
actividad, analizándola paso a paso. Ejemplos:

¿Qué se requiere para cruzar una calle sin semáforo de
forma segura?

    ◦◦ Encontrar el punto adecuado para cruzar.
    ◦◦ Ser consciente de la dirección del tráfico.
    ◦◦ Calcular la distancia/velocidad de un posible vehí-
       culo que se aproxime.
    ◦◦ Ajustar la velocidad de la marcha para cruzar.
    ◦◦ Desplazarse en línea recta para llegar al otro lado.
    ◦◦ Mantener el equilibrio (bajada, subida del bordillo).

¿Qué debemos hacer para servir agua en un vaso?

    ◦◦ Localizar el vaso y la botella.
246                              Discapacidad visual y autonomía personal


  ◦◦   Abrirla.
  ◦◦   Aproximar la botella y el vaso.
  ◦◦   Verter el líquido.
  ◦◦   Determinar el nivel de líquido deseado.
  ◦◦   Dejar la botella en un lugar adecuado.

¿Cómo revisar una factura?

  ◦◦   Seleccionar el documento deseado.
  ◦◦   Localizar los datos relevantes.
  ◦◦   Leer los tamaños de letra de los mismos.
  ◦◦   Archivarla ordenadamente para encontrarla en
       otra ocasión.

   Se podrían «desgranar» aún más las acciones, pero lo
importante es determinar las habilidades que intervie-
nen en cada uno de los procesos y tener en cuenta que
el sentido visual es fundamental para la consecución de
los resultados. De ahí que se insista en la necesidad de
conocer perfectamente los pasos necesarios y buscar
la forma de adaptarlos cuando la visión no existe o está
deteriorada.

1.2. Comprobación del nivel de realización

  A lo largo de la vida, se realizan muchas actividades
que se van consolidando con la práctica continuada.
Cuando aparece una deficiencia visual hay que incor-
porar nuevos recursos para poder seguir realizándolas.

   La experiencia previa es fundamental, por lo que se
partirá (en el caso de que se tenga) del nivel de ejecu-
ción actual para analizar las dificultades que presenta y
Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento             247


determinar el entrenamiento necesario. La comproba-
ción tiene la finalidad de observar:

    •	 la seguridad y eficacia que tiene,

    •	 el dominio y la propia percepción sobre su eficacia,

    •	 las habilidades conceptuales y sensoriales, y

    •	 los recursos para suplir la visión y la eficacia del
       resto visual.

   Este último aspecto es muy importante, ya que
hay connotaciones que se considerarán al planificar el
programa. Con visión normal, para realizar algunas ac-
tividades se utilizan componentes motores y cognitivos
que se compensan visualmente sin ser conscientes de
ello. Por ejemplo:

    •	 Se camina en línea recta porque se utilizan refe-
       rencias visuales. Cuando estas no son efectivas,
       se precisa el apoyo del control corporal para
       conseguirlo y pueden aparecer problemas que
       antes estaban compensados (posición de los pies,
       caderas y hombros).

    •	 Somos capaces de colocar la botella al lado del vaso
       utilizando la visión, y así se subsanan alteraciones de
       manipulación, presión, control del peso y equilibrio.

    •	 Buscamos la información en una factura porque
       podemos visualizarla en su totalidad, y no es
       necesario organizar exhaustivamente el espacio
248                             Discapacidad visual y autonomía personal


      para una búsqueda de información selectiva y
      sistemática.

   La interpretación adecuada de los datos obtenidos,
cuando se comprueba la realización de la actividad,
sirve para plantear el entrenamiento específico nece-
sario y para volver a realizarla con eficiencia. Marca
necesariamente el punto de partida y la secuencia
de contenidos a trabajar en las sesiones de entrena-
miento.

   Pero no hay una sola manera de ejecutar una tarea.
Cada persona es única, desarrolla estrategias propias
y tiene la influencia de las costumbres sociales y cultu-
rales, que se deben respetar. La comprobación valora-
rá las posibilidades de incrementar la eficiencia, pero
sin modificar la manera de hacerla, si esta proporciona
buenos resultados.

2. Estrategias a utilizar
   durante el entrenamiento

  En la planificación de una actividad concreta, además
de los objetivos que se pretenden conseguir, deben
contemplarse otros aspectos.

   En primer lugar, la capacidad de comprensión, el
nivel cultural y la experiencia previa del alumno deter-
minarán el tipo de actividades que se seleccionarán, las
explicaciones que necesitará, etc.

   Por otro lado, la rehabilitación debe permitir aplicar
lo aprendido a nuevas situaciones (generalizar).
Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento        249


2.1. Aplicación de las habilidades perceptivas

   Como ya se ha dicho en el capítulo 5, el entrenamien-
to parte de un aspecto básico y común: el desarrollo
sensorial. La nueva forma de percibir es una estrategia
necesaria para afrontar los aprendizajes e imprescindi-
ble para realizar las actividades.

   A medida que se afianzan las habilidades percepti-
vas, se aplicarán al entrenamiento, para automatizarlas
y generalizarlas.

   Si existe resto visual, se valorará su eficacia, y se
incorporarán la iluminación y el contraste que faciliten
su uso.

   Además de las habilidades sensoriales, se deben
tener en cuenta las motoras: motricidad fina, la coordi-
nación óculo-manual y las destrezas manipulativas. La
discapacidad visual grave puede alterarlas, sobre todo
en personas mayores y/o con deficiencias concurrentes.

2.2. Habilidades sociales

   La relación con otras personas es necesaria para la
vida en sociedad. Se precisan conductas y gestos para
manifestar sentimientos, actitudes, deseos y derechos
para interactuar de forma satisfactoria con los demás
(habilidades sociales).

  Muchas de estas habilidades tienen relación con as-
pectos visuales. Las expresiones y los gestos manifies-
tan emociones (alegría, tristeza, miedo, etc.). La mirada
250                             Discapacidad visual y autonomía personal


se utiliza para acompañar la conversación, animando
de esta forma a la otra persona a comunicarse y a ha-
cerla partícipe de nuestras necesidades. La sonrisa, la
proximidad física, la postura corporal y la gesticulación
manual denotan cercanía, suavizan tensiones y facilitan
la comunicación. Esto puede ser una desventaja para
las personas con deficiencia visual, que, con frecuencia,
precisan ayuda de los demás para interactuar.

   Durante el entrenamiento se deben fomentar aque-
llas que permitan:

  •	 explicar su problemática, tanto en relación a su
     situación visual como las dificultades que conlleva;

  •	 solicitar con exactitud lo que necesitan, y

  •	 resolver adecuadamente conflictos y malentendi-
     dos.

   Esto requiere poder mantener conversaciones y uti-
lizar la terminología social adecuada (agradecimientos,
disculpas…).

2.3. Incorporación de materiales y recursos

  Muchos son los materiales que facilitan la realización
de una actividad cuando la visión es deficiente. Pode-
mos agruparlos en:

  •	 Convencionales: Son los de uso ordinario, es
     decir, que no han sido específicamente diseñados
     para personas con discapacidad visual. Su utilidad
Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento                           251


         estará en función de las habilidades para su ma-
         nipulación —sujeción, apertura, dosificación— y
         también de las posibilidades de adaptación de
         los mandos, funciones, acceso a la información,
         seguridad, dificultades de funcionamiento, etc. El
         listado Materiales no específicos para cocina con
         utilidad para el colectivo de ciegos y deficientes
         visuales (Cruz, 2007) es un ejemplo. Un aspecto
         a considerar es la probabilidad de encontrar estos
         materiales en el mercado.

    •	 Específicos: Diseñados para personas con
       discapacidad visual, se sirven de adaptaciones
       sonoras, parlantes o táctiles, en braille, etc.
       Facilitan la orientación, la movilidad, el uso del
       transporte público y otras tareas cotidianas. Cada
       día aparecen nuevas tecnologías que representan
       un gran avance, porque permiten realizar tareas
       impensables hasta hace poco tiempo. El catálogo
       del cidat3 recoge diferentes tipos.

    • Adaptados: Creados de forma «artesanal» y «a
      medida» para cubrir una necesidad específica. La
      creatividad impera en su diseño y, generalmente,
      es el especialista quien lo hace o quien sugiere
      a un tercero las características que debe reunir.
      Ejemplos de estos materiales son las plantillas
      para cocina de inducción, la bolsa de plástico mar-
      cada para almacenar medias de colores, los rollos
      de papel higiénico para almacenar calcetines, etc.


3. cidat: Centro de Investigación, Desarrollo y Aplicación Tiflotécnica de la
once, http://cidat.once.es.
252                              Discapacidad visual y autonomía personal


  Dentro de los programas, su uso constituye una ayu-
da valiosa para resolver necesidades individuales.

   Es muy importante preparar previamente los mate-
riales a utilizar en las sesiones de entrenamiento. Se
enseñarán las características más importantes (com-
ponentes, mandos, interpretación de sus indicadores,
cuidados que precisan, etc.) y se anticipará la apariencia
final, por ejemplo, cómo serán los productos de apoyo
ópticos una vez montados.

2.4. Adecuación de los espacios, orden
     y ergonomía

   Estos tres aspectos deben ser hábitos diarios, pues
facilitan la autonomía.

   Disponer del entorno en condiciones óptimas —mo-
biliario adecuado, espacios y materiales organizados—
garantiza que la realización de las actividades sea más
fácil y segura.

   Las personas con discapacidad visual no pueden
controlar el espacio de forma global y rápida, es decir,
no pueden localizar objetos con un «golpe de vista».
Esto afecta a muchas situaciones: localizar un arma-
rio, encontrar un objeto en su interior, seleccionar un
producto entre varios similares, etc. Por eso, antes
de iniciar aprendizajes concretos, es fundamental que
se adquieran recursos para adecuar el espacio. La
disposición organizada de los elementos en estantes,
cajones y armarios facilita la identificación y localiza-
ción de los materiales. El orden es fundamental para
Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento         253


tareas como utilizar monederos, carteras, medica-
mentos, etc.

   En el mismo sentido, es necesario adaptar las carac-
terísticas de los distintos elementos a las necesidades
humanas (ergonomía) para desempeñar las tareas de
forma eficiente, segura y más cómoda.

3. Estrategias profesionales para fomentar
   la autonomía

   El profesional tiene a su alcance una serie de es-
trategias que debe tener presentes durante todo el
programa. No se trata de recursos a enseñar en un
momento dado, sino, más bien, de una filosofía que se
manifestará durante todo el proceso.

    •	 Reforzar la idea de que es posible hacer las cosas
       de una forma distinta y ayudarle a descubrir las
       posibilidades de los sentidos.

    •	 Fomentar la utilización de forma reiterada de las
       estrategias aprendidas. El objetivo final es lograr
       un cambio en la forma de hacer las actividades
       llegando a la generalización, que permitirá recu-
       perar la autonomía.

    •	 Proporcionar al alumno información sobre todos
       los aspectos relativos a su programa de rehabili-
       tación. Debe conocer:

         ◦◦ Su visión funcional: características y tareas
            para las que le será útil. Darle claves para
254                              Discapacidad visual y autonomía personal


         traspasar esta información a las personas de
         su entorno.

      ◦◦ Las características de los materiales específicos
         y convencionales que usará, sus propiedades
         técnicas, ventajas y desventajas, precauciones
         para su cuidado, etc. A las personas con pro-
         blemas de memoria se les puede proporcionar
         información escrita, sencilla y asequible, reco-
         giendo las utilidades y requisitos.

  •	 Elegir entornos de trabajo adecuados a las po-
     sibilidades del alumno: interiores tranquilos, con
     pocos estímulos al principio y exteriores cada vez
     más complicados, cuando muestre un desarrollo
     adecuado de las habilidades.

  •	 Transmitir el objetivo que se pretende con cada
     sesión o entrenamiento a realizar.

  •	 Utilizar la técnica del modelado, guiando sus ma-
     nos para que la realice, o haciendo que toque las
     manos del especialista mientras este lleva a cabo
     la acción. De esta forma, podrá «copiar» o «imitar»
     y reproducir la tarea.

  •	 Aumentar progresivamente el grado de dificultad de las
     actividades, planteándolas de forma que los resultados
     sean exitosos en cada sesión, y sin olvidar que debe
     finalizar con la aplicación práctica de lo aprendido.

  •	 Alejarse del alumno a medida que progresa. Es fun-
     damental, por un lado, ir apartándose físicamente
Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento                    255


         para que vaya experimentando solo las diferentes
         situaciones y, por otro, reducir instrucciones, acla-
         raciones y pautas que serán solo indicaciones pun-
         tuales al final. De acuerdo con Cantalejo (2000),
         esta estrategia se basa en el «apoyo coactivo,
         cooperativo y reactivo» y se aplica de manera su-
         cesiva, a medida que se alcanza un nivel superior
         de destreza.

    •	 Intervenir paralelamente en el núcleo familiar y
       hacerles participar como observadores en algu-
       nas sesiones con el alumno.

Referencias bibliográficas

Cantalejo, J. J. (2000). Entrenamiento en habilidades de autono-
  mía personal. En: M. R. Villalba (dir.), e I. Martínez (coord.),
    Aspectos evolutivos y educativos de la deficiencia visual, vol. II
    (105-142). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.

Cruz, M. (2007). Materiales no específicos para cocina, con utilidad
    para el colectivo de ciegos y deficientes visuales. [Informe].
    Lérida: Organización Nacional de Ciegos Españoles.

West, C. K., Farmer, J. A.,    y Wolff, P. M. (1991). Instructional
    designs: implications from cognitive science. Englewoods Cliffs:
    Prentice Hall.
Libro once
Capítulo 7.
Materiales y entrenamiento específico




1. El bastón de movilidad

   El auxiliar de movilidad por excelencia es el bastón,
también llamado, por sus características, bastón largo,
blanco o, simplemente, bastón de movilidad. Es el ins-
trumento más utilizado por las personas con discapaci-
dad visual para desplazarse.

  Aunque anteriormente ya se utilizaban otros tipos de
bastones, fue en la década de 1940 cuando Richard
Hoover y sus colaboradores diseñaron un bastón largo
que, utilizado con un sistema de barrido, permitía el
desplazamiento autónomo a los soldados que se queda-
ron ciegos en la Segunda Guerra Mundial.

  Desde entonces, ha sido un elemento clave para la movili-
dad que sigue vigente en la actualidad. Existen gran variedad
de modelos, y la elección del más adecuado está en función
de las características y necesidades de cada persona.
258                             Discapacidad visual y autonomía personal


   En este capítulo se repasan los aspectos a tener en
cuenta para conseguir una adecuada utilización: tipos,
técnicas de uso, aplicaciones, etc. Para ampliarlos, se
recomiendan diversos textos al final del capítulo.

1.1. Funciones del bastón

  El uso de un bastón tiene diferentes aplicaciones. Las
funciones que cumple son:

  •	 Protectora: Empleando las técnicas adecuadas,
     detecta los obstáculos que se encuentran en la
     línea de desplazamiento y que están situados a
     la altura de la parte inferior del cuerpo, evitando
     posibles choques contra los mismos.

  •	 Informativa: Transmite las características del
     suelo y otras superficies o elementos. Su uso es
     imprescindible para:

      ◦◦ Reconocer el entorno sin necesidad de explo-
         rar directamente con las manos.

      ◦◦ Obtener información sobre la naturaleza y las
         condiciones de la superficie que toca: rugosi-
         dad, texturas, desniveles, pendientes, etc.

      ◦◦ Ofrecer claves sonoras que proporcionan in-
         formación añadida del entorno inmediato.

  •	 Simbólica: Su color blanco es un símbolo uni-
     versal, distintivo de discapacidad visual y, por
     tanto:
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico        259


         ◦◦ Facilita que la gente se acerque a ofrecer ayu-
            da cuando pueda necesitarse: cruzar calles,
            pasar zonas complicadas (obras…), informar
            del número del autobús, etc.

         ◦◦ Cuando se camina por una zona congestionada,
            disminuye la posibilidad de tropezar con otros
            transeúntes, ya que suelen apartarse cuando
            ven que alguien se acerca con un bastón.

         ◦◦ Ayuda a las demás personas a entender si-
            tuaciones habituales: tropiezos, choques o
            solicitud de ayuda.

  Teniendo en cuenta que las condiciones y necesida-
des de los usuarios son bien distintas, el bastón:

    •	 Facilita la adopción de una postura corporal co-
       rrecta en las personas que tienen resto visual, ya
       que disminuye la necesidad de encorvarse para
       comprobar lo que hay en el suelo. De esta forma,
       la visión, si el resto es suficiente, puede utilizarse
       para orientarse y detectar obstáculos altos.

    •	 Puede adaptarse a las características físicas de
       la mayoría de los usuarios y, en algunos casos, a
       sus discapacidades concurrentes, seleccionando
       el más adecuado dentro de la amplia gama de
       modelos existentes.

    •	 Permite aumentar la velocidad de la marcha y
       mejorar el paso inseguro, pues proporciona ma-
       yor distancia de reacción.
260                              Discapacidad visual y autonomía personal


  Algunos de sus inconvenientes más importantes son:

  •	 Falta de protección de la parte superior del cuer-
     po, que, en algunas ocasiones, puede suplirse
     con otras estrategias sensoriales, como el rastreo
     visual, la percepción auditiva o utilizando técnicas
     de protección.

  •	 Puede provocar tropiezos a otros peatones si
     estos no detectan la presencia del bastón, en
     zonas congestionadas o ante otras personas con
     movilidad reducida (mayores, usuarios de sillas de
     ruedas, etc.).

  •	 Ante situaciones climatológicas desfavorables,
     como el viento, puede desviarse o levantarse,
     disminuyendo la seguridad.

1.2. Partes del bastón

  Consta de tres partes:

Mango o empuñadura

   Es la parte por la que se sujeta, y puede ser de goma,
forrada de hilo, caucho, polipropileno u otros materiales,
que permiten una buena transmisión de la información
que llega hasta la mano. No deben ser conductores de
energía térmica y sí tener un alto coeficiente de fricción
para que no resbalen, especialmente en situaciones que
producen sudor (altas temperaturas, ansiedad, etc.).
Deben ser de fácil limpieza y no producir irritaciones
en la piel.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico    261


  Algunas empuñaduras tienen un lado plano para
facilitar la posición de la mano y la sujeción ade-
cuada.

   Las empuñaduras suelen tener unos 20 cm de lon-
gitud y 2,5 cm de diámetro aproximadamente.

  En el mercado existen modelos de bastones que se
presentan también sin empuñadura.

   Algunos bastones largos incorporan el cayado (ex-
tremo superior en forma de arco), que evita que ruede
cuando se cae al suelo, proporciona protección a los
nudillos de la mano cuando se utiliza en técnica diago-
nal (descrita más adelante) y puede servir para colgarlo
cuando no se utiliza.

  Otros incorporan una empuñadura tipo «muleta»,
que sirve de apoyo, además de ser distintivo de disca-
pacidad visual, indicados para personas que necesitan
ambos tipos de bastón.

Caña o cuerpo

   Parte principal y más larga que se extiende desde
la empuñadura hasta la contera. Los materiales que
se utilizan suelen ser aluminio, fibra de vidrio, caña
de bambú, etc. De acuerdo con Rodgers y Emerson
(2005), deben ser buenos transmisores de la in-
formación y ligeros, para optimizar su utilidad en la
discriminación de las características de las superficies,
así como resistentes a los golpes, para garantizar la
durabilidad.
262                             Discapacidad visual y autonomía personal


   En algunos bastones, la caña puede disminuir gra-
dualmente de grosor desde la empuñadura hasta la
contera. Normalmente, están cubiertas de cinta re-
flectante en toda su extensión o en una banda, para
aumentar su visibilidad.

Contera

   Es la parte más baja y toma contacto con el suelo.
El material más adecuado es el nailon blanco, aunque
también se fabrican de plástico y acero.

   Suelen tener forma ovalada, redondeada, ci-
líndrica o de pera, y una longitud de entre 2 y 5
cm. Existen fijas o giratorias. Estas incorporan un
sistema de rodamiento que facilita el deslizamiento
y evita enganches en las irregularidades del pavi-
mento.

   Debe estar bien sujeta a la caña del bastón, enros-
cada o metida a presión, y, en el caso de los bastones
plegables, unida al extremo opuesto por medio de una
goma simple o doble.

   Es importante que sean resistentes a la dilatación y
contracción ocasionadas por los cambios de tempera-
tura y la humedad. No serán conductoras de energía
térmica o eléctrica, pero sí buenas transmisoras de la
información sensorial (táctil y sonora) del terreno o de
los obstáculos.

  Se desgastan con el uso y se deben sustituir antes de
que afecte a la caña.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico     263


   El mantenimiento de las diferentes partes del bastón
—cambio de la contera, tensión o sustitución de la goma
y lubricación de las juntas (plegables)— puede requerir,
en algunos casos, instrucciones o práctica previa.

1.3. Características del bastón

    •	 Longitud: Generalmente se comercializan desde
       0,90 m hasta 1,60 m, aumentando en tramos de 5
       y 10 cm, dependiendo del fabricante. La mayoría
       de los modelos son adaptables a la medida que
       se necesite. La elección de la altura para cada
       usuario depende de diferentes aspectos, que se
       detallarán más adelante.

    •	 Pueden ser de un solo cuerpo —también llamados
       rígidos— o plegables. Estos últimos están forma-
       dos por varios elementos que se encajan al ser
       desplegados, unidos interiormente por una goma
       que va desde la empuñadura hasta la contera
       y que le aporta consistencia. La goma permite,
       además, doblarlo en tantas partes como elemen-
       tos lo formen.

    •	 Peso: Varía desde los 180 g hasta los 280 g, en
       proporción a su longitud.

    •	 Conductividad: Las decisiones que tome el usuario
       van a depender de la información (táctil y sonora)
       que reciba a través de la contera.

    •	 Duración: Debe ser resistente a los golpes y engan-
       ches que se produzcan durante el desplazamiento.
264                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Firmeza: Debe ser firme para que no se perciban
     vibraciones que puedan reducir la seguridad. Los
     bastones plegables deben tener un buen sistema
     de unión de todos sus tramos.

   Existen también opciones diferentes para niños: pro-
totipos adaptados, andadores, etc.

1.4. Variables relevantes para la elección
     del bastón

   La elección del tipo de bastón debe formar parte de
la valoración que precede al entrenamiento en orienta-
ción y movilidad. Básicamente, afecta a dos aspectos:
el tipo y la longitud, teniendo como base la presencia o
ausencia de resto de visión y valorando la funcionalidad
que este proporciona.

  Se tendrá en cuenta para esta decisión:

Modelo

   El bastón que se elija dependerá de las preferencias
del usuario hacia un tipo determinado en base a su peso,
material, firmeza, comodidad, forma de plegado, etc.,
y, fundamentalmente, de las características del terreno
por el que se mueve, la complejidad de los itinerarios
que realiza y la frecuencia de uso.

Longitud

  Establecer la longitud adecuada del bastón depende
del análisis combinado de las siguientes variables:
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico      265


    •	 Altura del usuario: la longitud mínima del bastón
       está determinada por la distancia que hay desde
       el final de su esternón hasta el suelo.

    •	 Longitud de la zancada y velocidad de su marcha:
       a mayor longitud y velocidad, menor distancia de
       reacción y, por tanto, mayor riesgo de golpes.

    •	 Capacidad de reacción en la percepción de obstá-
       culos y desniveles, condicionada por otros facto-
       res diferentes a los mencionados anteriormente.

  En la medida en que se den uno o los dos últimos
aspectos, se aumentará la longitud del bastón.

   En definitiva, la medida será mayor si la longitud del
paso y la velocidad de marcha son superiores a la me-
dia, o cuando no se anticipan con suficiente antelación
los obstáculos o desniveles de bajada.

Funcionalidad del resto de visión

   Los resultados de la valoración del resto visual permi-
tirán decidir el tipo de bastón, la longitud y las técnicas
más adecuadas. Así mismo, servirán para concretar las
situaciones en las que se precisa su uso y su función.

  La funcionalidad del resto visual ayudará a tomar la
decisión sobre la necesidad o no de usar un bastón,
analizando:

    •	 Distancia de seguridad: se considera que una
       persona tiene un resto de visión funcional para
266                              Discapacidad visual y autonomía personal


      el desplazamiento cuando puede utilizar e inter-
      pretar claves visuales del entorno con seguridad
      suficiente para que no peligre su integridad física.

      Se deberá comprobar la distancia a la que reac-
      ciona con seguridad ante situaciones que pueden
      suponer un peligro: obstáculos, desniveles, bor-
      dillos y cruces. Esta distancia de seguridad se
      mantendrá en todas las situaciones, incluso ante
      los cambios de luminosidad.

      Si la seguridad es suficiente, no precisará uti-
      lizar el bastón como auxiliar protector e infor-
      mador, aunque pueda ser útil como elemento
      distintivo.

  •	 Variabilidad de la funcionalidad en base a factores
     ambientales: El bastón puede utilizarse de forma
     esporádica en situaciones concretas (bulliciosas,
     lugar desconocido, etc.) con una función mera-
     mente simbólica. Bastará con llevarlo en la mano
     para alertar de la presencia de una persona con
     discapacidad visual. Los bastones plegables, más
     cortos y ligeros, son los más adecuados para
     cumplir esta función.

      Es frecuente que la luz intensa provoque deslum-
      bramiento, que reduce el contraste y ocasiona
      que la detección de objetos, tanto pequeños como
      grandes, sea muy difícil (Faye, 2000). También los
      cambios de iluminación u otras condiciones am-
      bientales hacen disminuir la distancia de reacción,
      en cuya situación el bastón se deberá emplear con
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico      267


         las técnicas oportunas para poder desplazarse sin
         dificultades. Por tanto, puede suceder que una
         misma persona precise un tipo de bastón distinto
         para cada circunstancia (viajes de placer, paseos,
         día-noche, zonas complejas, etc.).

         Cuando el resto visual es muy reducido y su fun-
         cionalidad escasa, es aconsejable utilizar siempre
         el bastón, con las técnicas de uso apropiadas.
         Se elegirán, en estos casos, bastones duros,
         resistentes y ligeros, que pueden ser rígidos o
         plegables y con empuñadura o sin ella.

Usuarios con discapacidades concurrentes

   Las personas con dificultades físicas, de edad avan-
zada o con problemas motores, utilizarán bastones
blancos de apoyo, cortos, rígidos, gruesos y resisten-
tes, con buena sujeción (bien con cayado o en forma
de «T»). En algunos casos, pueden precisar un andador
convencional o con ruedas.

   En algunos países, la condición de sordoceguera
se identifica coloreando el tramo inferior del bastón
de rojo, o intercalando bandas de este color en cada
elemento.

1.5. Técnicas de utilización

   Desde la primera técnica de bastón conocida, sis-
tematizada por Hoover en la década de los cuarenta,
la experiencia cotidiana ha permitido evolucionar hasta
las técnicas actuales.
268                            Discapacidad visual y autonomía personal


  Mediante su aprendizaje y puesta en práctica se
pretende un desplazamiento autónomo en las mejores
condiciones de seguridad.

   Todas parten de dos fundamentales: «la técnica dia-
gonal» y «la técnica de dos puntos», también llamada
«técnica base», que, aunque continúan en vigor, han
ido incorporando modificaciones y ampliaciones para
adaptarse a las diferentes situaciones que se presentan
en el desplazamiento.

  Antes de desarrollar cada técnica, es conveniente
destacar algunas consideraciones generales:

  •	 Es importante transmitir el objetivo que se pre-
     tende con el uso de cada técnica concreta y la
     sustentación teórica de su ejecución.

  •	 Una técnica tiene dos fases en su incorpora-
     ción: la mecánica, o de protección, y la táctil o
     sensorial, de captar información del entorno. Es
     imprescindible que la primera se automatice para
     iniciar la segunda, y poder atender a las claves
     ambientales y a la orientación.

  •	 La protección que aporta el uso del bastón con
     una técnica concreta se mide por la distancia y
     el tiempo de reacción que proporciona. De ahí la
     importancia de un buen entrenamiento que ga-
     rantice la máxima seguridad posible.

  •	 El bastón solamente protege la parte inferior del
     cuerpo. Los obstáculos altos, si no se prolongan
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico                  269


         hasta el suelo, no pueden detectarse, por lo que
         se combinará su uso con las técnicas de protec-
         ción de la parte superior del cuerpo (v. capítulo
         10, punto 4.3). Durante el entrenamiento se
         propiciarán estas situaciones para su práctica y
         generalización.

   Las técnicas se explican a partir del modo de sujetar
el bastón, con una ficha de cada una en la que figura su
nombre, descripción, usos y metodología.

1.5.1. Sujeción del bastón

   En base a la posición de la mano en la empuñadura,
el bastón se puede sujetar de tres formas.

Forma básica




                    Foto 10. Sujeción del bastón en forma básica
270                                     Discapacidad visual y autonomía personal


  Colocar la mano lateralmente en la empuñadura,
apoyando la palma en la parte plana de la misma; el
dedo índice estirado y proyectado hacia la contera; el
pulgar sobre la parte superior de la empuñadura y el
resto rodeándola por el lado inferior.

   La mano se coloca en la línea media del cuerpo, con
el brazo extendido hacia delante.



Forma diagonal

  Rodear la empuñadura con los dedos, extendiendo
sobre ella el índice o el pulgar (las dos opciones son
válidas); los nudillos quedan hacia arriba.

   Si la empuñadura del bastón presenta un lado plano,
facilita la sujeción y evita enganches.




      Foto 11. Opciones de sujeción del bastón en forma diagonal
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico                  271


Forma lápiz

   La posición de los dedos es semejante a la que se
adopta cuando se coge un lápiz. El bastón se sujeta por
la parte de la empuñadura más cercana a la caña, ejer-
ciendo la fuerza con los dedos índice y pulgar, mientras
los demás estarán doblados y juntos, dirigidos hacia la
contera.




                     Foto 12. Sujeción del bastón en forma lápiz



Cambios en la forma de sujetar el bastón

   Para cambiar de la forma básica a la diagonal, se rea-
lizará una rotación interna de la mano y el antebrazo.

  Para cambiar de la diagonal a la básica, la rotación
será externa.
272                                  Discapacidad visual y autonomía personal


Sujeción del bastón cuando
se camina acompañado

   Cuando se camina agarrado a alguien, la mano libre
puede sujetar el bastón de forma básica, diagonal o lá-
piz, pero con el brazo encogido, manteniendo el bastón
cercano al cuerpo y evitando que la contera sobresalga,
porque puede provocar tropiezos.

  Dependiendo del nivel de seguridad que le proporcio-
ne el guía, puede realizar un ligero deslizamiento con el
bastón, o llevarlo despegado del suelo.

1.5.2. Técnicas de uso del bastón de movilidad

Técnica diagonal




                   Foto 13. Técnica diagonal
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico      273


  Descripción: El bastón se coloca cruzando el cuerpo
en diagonal.

    •    Se sujeta en la forma diagonal.

    •    El brazo se extiende hacia delante, quedando la
         empuñadura aproximadamente a la altura de la
         cintura y en el lado de la mano que lo sujeta. La
         contera sobresaldrá unos 5 cm del extremo del
         hombro opuesto.

    •	 Se deslizará por el suelo mientras se camina.

    Usos principales

    •	 Interiores conocidos.

    •	 Zonas conocidas (si hay resto visual funcional),
       lugares congestionados y andenes.

    •	 Subida de escaleras.

    •	 Localización de puertas de tren y autobús.

    Metodología de enseñanza

   Para entender la posición correcta de la mano, se
puede comparar con la que se adopta para sujetar con
las dos manos una barra horizontal (carro de supermer-
cado, coche de bebé) y soltar la mano no dominante.

  Explicar que esta posición en diagonal protege el
cuerpo a modo de «escudo».
274                            Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Entrenar con ambas manos, comenzando con la
     dominante.

  •	 El profesional debe observar al alumno:

      ◦◦ De frente: Para comprobar la adecuación
         de la postura corporal y asegurarse de que
         el bastón le protege. Un error frecuente es
         situar el brazo que sujeta el bastón en medio
         del cuerpo, en lugar de mantenerlo en el
         lateral.

      ◦◦ De lado: Para confirmar que son correctos
         la distancia entre el bastón y el cuerpo, el
         tiempo de reacción al detectar los obstáculos
         y la posición adelantada de la contera.

      ◦◦ Por detrás: Para controlar que la contera so-
         bresale correctamente.

  Secuencia de aprendizaje

  •	 Parado, sujetando el bastón con la mano domi-
     nante.

  •	 Caminando, en línea recta, sin seguir ninguna
     superficie lateral.

  •	 Seguir superficies continuas, tanto con la contera
     como con la empuñadura.

  •	 Seguir superficies discontinuas (puertas, huecos,
     columnas).
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico               275


    •	 Realizar la misma secuencia también con la mano
       no dominante, si es posible.

Técnica diagonal modificada

  Se adopta desde la técnica que se esté utilizando al
contactar con un obstáculo, desnivel u objeto, realizando:

    •	 una rotación interna de la muñeca, para colocar el
       bastón en vertical delante del centro del cuerpo,

    •	 deslizándolo hacia derecha e izquierda, para com-
       probar la forma, volumen y altura.

   Con el dorso de los dedos que sujetan la empuñadura
se puede tocar para obtener información complementa-
ria del objeto.




                         Foto 14. Técnica diagonal modificada
276                            Discapacidad visual y autonomía personal


  Usos principales

  •	 Exploración de desniveles y de objetos, puertas,
     manivelas, etc.

  •	 Alineación de frente o lateral con diferentes su-
     perficies u objetos (paredes, puertas, muebles,
     coches) o desniveles (escaleras, escalones aisla-
     dos, bordillos, alcorques).

  •	 Cálculo o comprobación de la distancia entre el
     propio cuerpo y el objeto o desnivel detectado
     desde la vertical del bastón.

  •	 Se utiliza constantemente desde cualquier técnica
     y en todas las situaciones que requieren com-
     probación, exploración o alineación durante el
     desplazamiento: interiores, exteriores, bordillos,
     cruces, escaleras, transportes, etc.

Técnica de dos puntos y deslizamiento

  Descripción: El bastón se mueve de un lado a otro,
haciendo un arco desde el centro del cuerpo y sobrepa-
sando ligeramente el ancho del mismo.

   En la técnica de dos puntos, la contera del bastón
toca el suelo únicamente en ambos extremos del arco,
elevándose unos 3 cm en el centro de la trayectoria de
este.

  En la técnica de deslizamiento, el contacto con el
suelo es constante.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico              277




                           Foto 15. Técnica de deslizamiento



    •	 Se sujeta en la forma básica.

    •	 El arco se realiza moviendo la muñeca de izquier-
       da a derecha, con un movimiento de flexión-
       extensión (nunca rotación).

    •	 Se coordina el arco con los pasos, para lo que se
       precisa:

         ◦◦ Ritmo: A cada paso le corresponde un movi-
            miento de bastón.

         ◦◦ Coordinación: El bastón tocará anticipadamen-
            te la superficie que pisará el pie. La contera se
            desplaza simultáneamente al lado opuesto del
            pie que se adelanta (si el pie adelantado es el
278                             Discapacidad visual y autonomía personal


         derecho, el recorrido del arco es a la izquierda
         y viceversa).

  Usos principales

  •	 Desplazamiento por exteriores (en general, la téc-
     nica de deslizamiento se considera muy segura, y la
     de dos puntos adecuada para superficies rugosas).

  •	 Interiores desconocidos.

  Metodología de enseñanza

  Para facilitar el aprendizaje e interiorizar la técnica
pueden ser útiles los siguientes recursos:

  •	 Posición de la mano: forma básica; explicarle que
     la coloque en el centro del cuerpo, a modo de sa-
     ludo, en la posición comúnmente conocida como
     «dar la mano».

  •	 Mantenimiento del bastón en la línea central del
     cuerpo con el brazo extendido hacia delante. La
     separación del cuerpo es aproximadamente de un
     palmo. Para mantenerla, se puede comprobar con
     la mano libre una referencia (hebilla del cinturón,
     botón del pantalón…) o sujetando el codo.

  •	 Movimiento de la muñeca para realizar el arco:
     Para practicar el movimiento de flexión-extensión,
     apoyar la mano que sujetará el bastón sobre una
     superficie horizontal —por el lado más cercano al
     dedo meñique— y mover la muñeca.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico       279


    •	 Amplitud del arco: Se puede marcar con topes
       (tacos, los pies del profesional) el ancho requerido,
       tomando como referencia la parte más ancha del
       cuerpo (generalmente los hombros), y practicar el
       movimiento.

    •	 Ritmo en la marcha: Comenzar a caminar siempre
       con el mismo pie o utilizar palmadas, metrónomo,
       voz (uno-dos, uno-dos…).

    •	 Mantener la coordinación: Estando parado, se
       colocará la contera en el lado del pie con el que se
       inicia la marcha y, a continuación, se llevará hacia
       el otro lado al tiempo que inicia la marcha. En
       ocasiones, es más sencillo utilizar inicialmente la
       técnica de dos puntos (por el movimiento y sonido
       que produce), y, cuando esté automatizada, pasar
       a deslizamiento.

    •	 Recuperar la coordinación: Sin detenerse, man-
       tener la contera en el mismo lado dos pasos con-
       secutivos, o pararse e iniciar de nuevo la marcha.

    •	 El profesional debe observar al alumno:

         ◦◦ De frente: Para comprobar la posición centrada
            de la mano y el dedo índice estirado, asegu-
            rarse de que el movimiento de la muñeca es
            adecuado y que el brazo está extendido, sin
            que sobresalga el codo.

         ◦◦ De lado: Para comprobar la separación de la
            muñeca del cuerpo, que la posición del brazo
280                             Discapacidad visual y autonomía personal


         es fija, las posibles desviaciones del hombro y
         el tiempo de reacción ante los obstáculos.

      ◦◦ Por detrás: Para evitar que se eleve el hombro
         y controlar el ancho del arco.

  Secuencia de aprendizaje

  •	 Sujeción de bastón y mano en la línea media del
     cuerpo; observarla primero parado y después
     caminando, manteniendo la posición del brazo y
     del hombro.

  •	 Iniciar el movimiento del arco parado, utilizando
     topes, ir retirándolos paulatinamente y comenzar
     a caminar.

  •	 Introducir el ritmo caminando; una vez interiori-
     zado, variar la velocidad: lenta, rápida, etc.

  •	 Coordinación, también con diferente velocidad de
     marcha y con prácticas para recuperarla.

  Consideraciones

  •	 Si por alguna circunstancia (edad del usuario,
     problemas físicos u otras) no se consiguiera la
     coordinación adecuada, se recomendará que el
     movimiento de la mano con el bastón sea más
     rápido que el paso.

  •	 Cuando se presenten dificultades añadidas para
     conseguir la coordinación con técnica de desliza-
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico              281


         miento, se puede trabajar con la de dos puntos,
         porque el sonido que produce ayuda a automati-
         zarla.

    •	 Se debe aumentar el ancho del arco ante algunas
       situaciones (obras, andamios, llevando un niño de
       la mano, utilizando un carro de la compra, etc.).

Técnica de tres puntos

  Descripción: El bastón parte de la técnica de dos
puntos o deslizamiento, añadiendo un tercer punto de
contacto en uno de los lados, en el que interese localizar
un objetivo.




                           Figura 14. Técnica de tres puntos



    •	 Se sujeta en la forma básica.

    •	 Se realizan dos toques (al ritmo de uno solo) en
       el lado que interesa, y otro toque en el lado con-
       trario.
282                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 El segundo toque del lado en el que se busca el
     objetivo se realiza elevando ligeramente la conte-
     ra, calculando la altura del mismo.

  •	 Situarse en la acera, senda, etc., paralelo y
     próximo al objetivo, reduciendo la longitud del
     paso.

  Usos principales

   Localización de objetivos concretos (puertas, sen-
das...) situados en un lado de la línea de desplazamien-
to y a un nivel más alto de la superficie por la que se
camina.

  Metodología de enseñanza

  •	 Se introducirá cuando se dominen las técnicas
     anteriores en exteriores.

  •	 Si resulta difícil realizarla o mantener el ritmo,
     el alumno se parará y hará tres puntos en cada
     paso.

  •	 Se localizarán objetivos en ambos lados (derecho
     e izquierdo).

  Secuencia de aprendizaje

  •	 Parado, para interiorizar el movimiento rítmico del
     bastón (1-2, 3).

  •	 Caminando, buscar objetivos.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico   283


Técnicas reducidas

  Descripción: Desde las distintas formas de sujeción
del bastón, se recoge el brazo flexionando el codo y
acercándolo al cuerpo, a partir de cualquier técnica de
uso.

    Usos principales

  Zonas congestionadas o con aglomeraciones, para
evitar tropiezos de los peatones con el bastón.

    Consideraciones

    •	 Con esta variación se reduce el arco y la dis-
       tancia de reacción, pero también la seguridad.
       Por esta razón, es conveniente disminuir la
       velocidad.

    •	 Se utilizará de nuevo la técnica convencional
       cuando la aglomeración disminuya.

Técnica de tocar y deslizar

   Descripción: El bastón tocará la superficie a cada
lado del arco, deslizándolo hacia delante entre 3 y 5
cm, hasta levantarlo del suelo.

    Usos principales

    •	 Detectar cambios de textura e irregularida-
       des que se encuentran perpendiculares a la
       marcha.
284                                    Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Localizar cambios en el terreno o desniveles, o
     para percibir la acera y evitar desviaciones cuan-
     do se camina sobre la nieve o capas de hojas.




              Figura 15. Técnica de tocar y deslizar


  Consideraciones

  Es aconsejable reducir la velocidad de la marcha para
aumentar el tiempo de reacción.

Técnica de tacto y arrastre

  Descripción: Combinación de las técnicas de desli-
zamiento y dos puntos.

   La contera se desliza hasta detectar el objeto (bor-
dillo, junta…):

  •   Reducir la velocidad de la marcha y alinearse de
      forma paralela cerca de la superficie de rastreo
      (bordillo, junta o descenso brusco).
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico                285


    •	 Después se volverá al lado opuesto, con el arco
       elevado (dos puntos).

    Usos principales

    •	 Mantener una marcha paralela a bordillos, juntas,
       cunetas, etc.

    •	 Mantener una línea de dirección —evitando
       enganches del bastón— mientras se sigue una
       superficie diferenciada (hierba, maleza), en zonas
       abiertas, como caminos rurales o parques.

    Consideraciones

   Para mayor seguridad, el alumno aumentará la
distancia en el lado que se encuentra la superficie de
rastreo, por lo que el arco también será más amplio.




                        Figura 16. Técnica de tacto y arrastre
286                             Discapacidad visual y autonomía personal


1.5.3. Aplicaciones de las técnicas

   Las técnicas de bastón pueden utilizarse en
situaciones muy diversas. Las más significativas
son:

  •	 Seguir superficies laterales.
  •	 Contactar, explorar y bordear elementos, obs-
     táculos o desniveles.
  •	 Alineación con elementos del entorno.
  •	 Girar.
  •	 Pasar por puertas.
  •	 Subir y bajar escaleras.
  •	 Utilizar ascensores y escaleras mecánicas.

Seguimiento de superficies

  Finalidad

  •	 Localizar un objetivo concreto que está en la pa-
     red de un interior (por ejemplo, una puerta), o

  •	 utilizar una superficie como referencia a seguir.

  Con técnica diagonal

   Se desliza la contera o la empuñadura del bastón
ligeramente por la superficie, de manera continuada.

   En el caso de realizar el seguimiento con la contera,
se deslizará por el ángulo que forma con el suelo. Si-
multáneamente, en caso de necesidad, puede seguirse
la pared con la mano libre.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico             287


    Con técnicas de deslizamiento y tres puntos

    •	 Situado de forma paralela a la               pared, a una
       distancia que permita un arco                simétrico, se
       avanzará —manteniendo el ritmo               y la coordina-
       ción— tocando la pared cada vez              que el bastón
       se dirige hacia ese lado.

    Consideraciones

    •	 Comenzar en superficies uniformes e introducir
       paulatinamente paredes con obstáculos, hue-
       cos, etc.

    •	 Si la contera no toca la pared dos veces con-
       secutivas, habrá que comprobar la dirección,
       girando hacia el lado donde esta se encuen-
       tra.

    •	 Los toques deben ser ligeros para evitar que
       rebote y se produzca una descompensación en
       la anchura del arco.

Contactar y explorar

    Finalidad

    •	 Detectar o reconocer elementos, obstáculos o
       desniveles.

  Se detectan con la técnica que se esté utilizando,
y si se decide explorarlo, se cambia a la diagonal
modificada.
288                             Discapacidad visual y autonomía personal


  Con técnica diagonal modificada

  Una vez detectado el elemento con la técnica que se
esté utilizando, se puede decidir explorarlo o simple-
mente bordearlo, en el sentido de «esquivarlo».

  •	 Explorarlo: se adopta la técnica diagonal modificada
     para reconocerlo, deslizando el bastón a derecha e
     izquierda, comprobando forma, volumen, altura, etc.

  •	 Bordearlo: se analizarán las claves ambientales
     para decidir la forma más adecuada de recuperar
     la línea de desplazamiento que se llevaba (véase
     Bordear, más abajo).

  Consideraciones

  •	 Al explorar, el dorso de los dedos que sujetan la
     empuñadura pueden ayudar a buscar detalles
     pequeños del objeto.

  •	 Hay que prestar atención a los desniveles, ya que
     son más difíciles de detectar y generan inseguridad.

  •	 Es una acción previa a la decisión de bordear,
     bajar/subir, alinear, etc.

Bordear

  Finalidad

  •	 Sortear un obstáculo sin perder la línea de direc-
     ción.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico        289


    Desde cualquier técnica

    •	 Una vez detectado e identificado el obstáculo, se
       determina su posición con respecto a la marcha
       (frontal o lateral) y si permite el paso total o par-
       cialmente.

    •	 Explorar sus lados para comprobar si el paso es
       suficientemente amplio. En exteriores, se sortea-
       rá preferentemente por el lado más cercano a la
       pared o, en su defecto, el más alejado del bordillo
       o desnivel cercano.

    •	 Mantener el contacto con el obstáculo permanen-
       temente, mientras se bordea con la técnica de
       deslizamiento (no debe utilizarse la diagonal en ex-
       teriores, a no ser que el resto de visión lo permita).

    •	 Percibir el paso libre y recuperar la dirección de
       la marcha.

    Consideraciones

    •	 La información táctil y auditiva del contacto inicial
       del bastón con el objeto proporciona claves que
       ayudarán a identificarlo.

    •	 Si se percibe un saliente (u otro obstáculo alto),
       se recomienda utilizar la técnica de protección
       personal.

    •	 En el caso de huecos o socavones en el suelo, se
       realizará el mismo procedimiento.
290                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Si el obstáculo es grande y ocupa toda la zona
     libre de paso —por ejemplo, en una acera—, se
     debe valorar el sitio más seguro para pasar, te-
     niendo en cuenta:

      ◦◦ Los riesgos del tráfico rodado y la presencia
         de vehículos aparcados; si los coches vienen
         por detrás, la visibilidad será menor y mayor
         el riesgo.

      ◦◦ La conveniencia de bajarse de la acera y se-
         guir por la calzada junto al bordillo, tocando
         el objeto con la técnica de tres puntos, hasta
         que haya espacio libre para volver a subir a la
         acera y recuperar la dirección.

      ◦◦ La posibilidad de cambiar de acera, si es ese el
         método más seguro.

      ◦◦ La necesidad de pedir ayuda a otras personas.

      ◦◦ Se entrenará con distintos tipos de obstáculos
         y situaciones.

Alineación

  Con técnica diagonal modificada

   Al contactar con el bastón la superficie elegida
y adoptar esta técnica, deslizarlo de un lado a otro
(delante-detrás/izquierda-derecha), con el objeto de
adecuar la posición del cuerpo con respecto a dicha
referencia:
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico      291


    •	 Alinearse con la superficie de forma paralela,
       lateralmente (delante-detrás).

    •	 Alinearse con la superficie de forma perpendicu-
       lar, frente a la misma (izquierda-derecha).

Girar

    Finalidad

    •	 Realizar un cambio de dirección, bien de 90º o de
       180º, evitando que otras personas tropiecen con
       el bastón.

    Desde cualquier técnica

    •	 Una vez parado, recoger el bastón acercándolo al
       cuerpo, de forma que quede en posición vertical.

    •	 Realizar el giro y rastrear el espacio por el que se
       va a continuar la marcha, antes de iniciarla.

    •	 Continuar el desplazamiento con la técnica de
       bastón necesaria.

    Consideraciones

    •	 Se utiliza en espacios reducidos (aceras estre-
       chas, esquinas, zonas congestionadas, etc.) o
       para volver por donde se venía (giro de 180º). En
       lugares más amplios, puede realizarse el giro con
       naturalidad, sin modificar la técnica usada y sin
       interrumpir la marcha.
292                            Discapacidad visual y autonomía personal


Pasar puertas

  Finalidad

  •   Atravesar una puerta, al ir utilizando cualquier
      técnica de desplazamiento.

   En grandes espacios y puertas automáticas esta
técnica no es aplicable.

  Con técnica diagonal modificada

  •	 Tomar contacto con la puerta y apoyar en ella el
     bastón, adoptando la técnica diagonal modificada.

  •	 Explorarla, manteniendo el contacto de la totali-
     dad del bastón con la puerta, moverlo de forma
     horizontal (izquierda–derecha) hasta localizar el
     pomo o tirador (si lo hubiera).

  •	 Abrir y pasar con técnica diagonal, deslizando
     la contera por el suelo, por si hubiera algún
     desnivel.

  Consideraciones

  •	 En algunos casos, ha de elevarse un poco el
     bastón, si se prevé que el pomo puede hallarse a
     mayor altura de la explorada.

  •	 Si se percibe contacto con el pomo, pero no se
     detecta con el dorso de los dedos que sujetan la
     empuñadura:
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico     293


         ◦◦ Se baja la mano que sujeta el bastón hasta
            encontrarlo.

         ◦◦ La mano contraria se desplaza directamente
            a buscarlo, o se desliza por la caña hasta
            contactar.



Subir y bajar escaleras

    Finalidad

    •	 Abordar una escalera con seguridad, en un entor-
       no conocido o desconocido.

    Aspectos generales

    •	 Se inicia cuando ya se dominan las técnicas de
       movilidad.

    •	 La escalera se subirá y bajará preferentemente
       por el lado derecho, especialmente en espacios
       congestionados.

    •	 Es útil entrenar la sujeción del bastón con ambas
       manos.

    •	 Si hay problemas de equilibrio, sobrepeso u
       otras dificultades físicas, se utilizará el pasama-
       no y se contemplará la posibilidad de realizar la
       subida o bajada peldaño a peldaño, sin alternar
       los pies. El bastón, en ningún caso debe usarse
       como apoyo.
294                            Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Deberán adaptarse las técnicas a las posibilidades
     del alumno.

  •	 Comenzar el entrenamiento siempre con subida,
     y en las primeras sesiones de bajada utilizar los
     pasamanos para reducir la inseguridad.

  •	 El especialista se situará por detrás del alumno
     en los entrenamientos de subida, y se manten-
     drá dos o tres escalones por delante en los de
     bajada.

  Procedimiento común previo a subir y bajar

  •	 Al detectar el primer peldaño, bien porque el
     bastón cae —bajada— o bien porque tropieza
     —subida—, adoptar la técnica diagonal modifi-
     cada, apoyando el último tramo de la caña y la
     contera contra la tabica.

  •	 Alinearse de forma perpendicular con el escalón,
     extendiendo el movimiento a izquierda y derecha
     para centrarse, explorarlo en su totalidad o loca-
     lizar el pasamano.

Procedimiento para subir

   Se utiliza el mismo procedimiento con las técnicas
diagonal, diagonal modificada o con sujeción en forma
lápiz, únicamente varía la forma de sujetar el bastón.

  •	 Sujetar el bastón en posición más baja, deslizando
     la mano por la caña.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico                           295


    •	 La contera se apoyará en el segundo escalón
       (puede variar según las necesidades de la per-
       sona) hasta tocar la tabica del siguiente, para
       calcular la anchura del peldaño.

    •	 Se elevará la contera unos centímetros, sin que
       sobresalga del escalón.

    •	 Subir, manteniendo el brazo extendido en la posi-
       ción fijada. El bastón contactará con cada uno de
       los peldaños.

    •	 La falta de contacto con un peldaño identifica el final
       de la escalera, es decir, la técnica alerta en el penúl-
       timo escalón, cuando todavía queda uno por subir.

    •	 Se comprobará la superficie del rellano con el
       bastón, antes de continuar la marcha.




      Foto 16. Subida de escaleras (técnica diagonal y sujeción en lápiz)



    Consideraciones

    •	 Es importante la alineación previa con la escalera,
       para subir en línea recta.
296                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Hay que situarse a la distancia correcta del primer
     escalón, evitando pegar las puntas de los pies en
     la tabica, para evitar tropiezos.

  •	 Si se advierten dificultades para contactar con los
     escalones, el especialista ayudará a colocar el bas-
     tón correctamente y a mantener el brazo extendido.

Procedimiento para bajar

  Con técnica base (centrado sin contacto)

  •	 Sujetar el bastón de forma básica desde el centro
     del cuerpo y deslizar la contera hasta el segundo
     escalón, para comprobar la altura y anchura de
     los peldaños. A continuación, elevarlo levemente
     (solo unos centímetros).

  •	 Se bajará manteniendo la posición del brazo,
     bastón y altura de la contera con respecto a los
     escalones.

  •	 Al tocar el rellano, el bastón se deslizará, lo que
     identifica el final de la escalera, quedando un
     peldaño por bajar.

  •	 Se comprobará el espacio antes de continuar la
     marcha.

  Consideraciones

   Uno de los aspectos más difíciles de interiorizar es la
distancia entre la contera y los escalones. La elevación
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico   297


excesiva no informa adecuadamente y se reduce la
seguridad, y si es muy escasa, produce el contacto con
el escalón, pudiendo interpretarse como un falso final
de la escalera.

   Para prevenir posibles desequilibrios por escalones
irregulares, se aconseja realizar una comprobación de
la altura del último antes de bajar.

    Con técnica base (centrado en péndulo)

   La forma de sujeción, de posición del brazo y de co-
locación de la contera se realizan igual que en el punto
anterior —con técnica base (centrado sin contacto),
pasos 1 y 2.

 Bajar la escalera, describiendo un movimiento con la
muñeca en flexión-extensión, de derecha e izquierda (a
modo de péndulo) mientras se desciende.

  El movimiento ha de realizarse de forma coordinada
y al ritmo de los pasos al descender. Cada paso su-
pondrá un movimiento de muñeca y, por consiguiente,
del bastón al lado contrario del pie que desciende (el
mismo ritmo que para la técnica de dos puntos o de
deslizar).

    Consideraciones

    •	 Se asegura la protección ante obstáculos impre-
       vistos, pero bajar sin contacto puede generar
       mayor inseguridad y afectar a la alineación, con
       el consiguiente peligro.
298                                     Discapacidad visual y autonomía personal


  Con técnica de deslizamiento
  (lateral con contacto constante)

  •	 Se sujeta el bastón por la empuñadura en la for-
     ma básica, pero manteniendo el brazo caído, de
     forma natural, en el costado del cuerpo.

  •	 Bajar, deslizando la contera sin forzarla, que con-
     tactará con todos los peldaños. Al prolongarse el
     deslizamiento se advierte el final de la escalera,
     previamente al último escalón, es decir, en el
     penúltimo.

  •	




                    Foto 17. Bajada de escaleras
           (técnica base y lateral con contacto constante)


  Consideraciones

   Esta técnica proporciona seguridad en la bajada, ya
que el bastón mantiene contacto continuo y aporta con-
firmación previa al apoyo del pie en el siguiente escalón.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico           299


   Combinada con la sujeción al pasamano, es muy
apropiada para personas mayores que no precisan ba-
jar peldaño a peldaño.

Uso de ascensores

    Finalidad

    •	 Utilizar el ascensor de manera segura.

    Desde cualquier técnica

   El alumno deberá conocer las características genera-
les de un ascensor. Después tendrá que:

    •	 identificarlo mediante las claves ambientales (sonido,
       textura o referencia visual), o con ayuda de otra persona;

    •	 localizar el pulsador y, por precaución, esperar a
       un lado de la puerta;

    •	 atravesar la puerta con la técnica de bastón de
       «paso por puertas», verificando al tiempo la pla-
       taforma antes de entrar;

    •	 pulsar el botón deseado;

    •	 comprobar el espacio inmediato antes de salir.

    Consideraciones

    •	 Para asegurarse de que ha parado en el piso de-
       seado, podrá recurrir a alguno de estos métodos:
300                             Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ Al abrirse la puerta, pulsar de nuevo el botón
         de la planta deseada; si esta se vuelve a abrir,
         generalmente confirmará que se encuentra en
         el piso seleccionado.

      ◦ ◦ Pulsar todos los botones y contar cada
          parada.

      ◦◦ Solicitar ayuda a otra persona.

  •	 Actualmente, los ascensores se diseñan incor-
     porando recursos que facilitan un uso accesible:
     pavimentos señalizadores, información sonora y
     botoneras con numeración en braille y en altorre-
     lieve contrastado.

Uso de escaleras mecánicas

  Finalidad

  •	 Utilizar las escaleras mecánicas con seguridad.

  Con técnicas de deslizamiento, diagonal
  y diagonal modificada o sujeción en forma lápiz

  •	 Localizar la escalera, atendiendo a su sonido,
     textura de la plataforma, o con ayuda de otra
     persona.

  •	 Acercarse a ella, reduciendo la velocidad.

  •	 Al contactar con la plataforma metálica, parar y
     localizar el pasamano.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico       301


    •	 Tocarlo, para comprobar la dirección de la escale-
       ra (subida o bajada).

    •	 Avanzar hasta localizar con el bastón el borde de
       la placa metálica, inmediata a los escalones, y
       fijar la contera en él.

    •	 Acercar los pies justo hasta el borde y dar un paso
       corto hasta contactar con el primer peldaño.

    •	 Una vez en la escalera, mantener los pies sepa-
       rados.

    •	 Colocar el bastón en vertical, un escalón por
       delante. Al subir, los pies pueden ir uno en cada
       escalón y en el mismo al bajar.

    •	 Al notar la zona de enrasamiento, elevar ligera-
       mente la punta del pie.

    •	 Cuando se advierta el borde de la placa, avanzar
       con decisión, utilizando la técnica de deslizamiento.

    •	 Caminar unos pasos para alejarse de la escalera,
       nunca se parará al final de la misma.

    Consideraciones

    •	 El procedimiento es idéntico para tapices ro-
       dantes.

    •	 Inicialmente, se practicará en escaleras poco
       concurridas.
302                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Se aconseja utilizar el lado derecho de la escalera,
     para que puedan pasar las personas que deseen
     avanzar.

  •	 La elección de la posición de los pies en el escalón
     (los dos en el mismo o en distinto), dependerá de
     la seguridad que cada forma proporcione.

  •	 Ante una pérdida del equilibrio, para evitar una
     caída se recomienda sentarse en el escalón si se
     está bajando y arrodillarse si se está subiendo.

2. Productos de apoyo ópticos,
   electro-ópticos y filtros

  Los instrumentos auxiliares para favorecer el uso
del resto de visión en las mejores condiciones son los
productos de apoyo ópticos, electro-ópticos y los filtros.
Deben seleccionarse y entrenarse minuciosamente en
función de las características visuales de cada persona,
teniendo en cuenta sus necesidades y sus posibilidades.
Previamente a su utilización, las habilidades visuales (v.
capítulo 5) deben estar plenamente desarrolladas.

   Dentro del proceso, es necesaria la intervención del
oftalmólogo y del óptico, para evaluar el resto visual y
proponer las ayudas para las diferentes tareas requeri-
das. El especialista entrenará, adaptará y determinará,
junto con el alumno, las que finalmente resuelvan la
situación planteada.

  Existen diferentes tipos de productos ópticos, con
una amplia gama de aumentos. Aunque están diseñados
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico      303


para un uso concreto, no tienen la misma utilidad para
cualquier persona con baja visión. Esto es debido a que
la adaptación depende de factores de distinta índole:
las condiciones visuales, las características de la tarea,
las habilidades personales y el entorno en que van a
utilizarse. Puede suceder que un producto proporcione
un rendimiento excelente a una persona, pero que no
tenga ninguna utilidad para otra, aun cuando ambas
tengan la misma patología.

   Raramente puede utilizarse el mismo producto
para más de una tarea y es habitual necesitar tantos
como actividades se deseen llevar a cabo. Esto es,
sin duda, un indicador de que se utiliza al máximo
la visión a lo largo del día y, contrariamente a lo que
puede parecer, es algo muy positivo y un aspecto a
fomentar dentro del programa de rehabilitación de la
baja visión.

   Al final de este capítulo se recomiendan algunas
lecturas específicas sobre los productos de apoyo para
optimizar el resto de visión.

2.1. Tipos de productos de apoyo

  Además de las características propias de cada tipo,
presentan otras comunes:

    •    Valor dióptrico: El principio básico es el aumento
         que consiguen, que favorece la posibilidad de
         acercarse a distancias muy cortas para ver el
         objeto, consiguiendo una imagen ampliada en la
         retina. El aumento se reconoce por el número de
304                               Discapacidad visual y autonomía personal


      dioptrías, y se rige por la siguiente fórmula de
      correspondencia:

  •	 4 Dioptrías (D) = 1 aumento de la imagen retinia-
     na (1x).

  •	 Distancia de trabajo: Se establece en función del
     número de dioptrías que tenga la lente. General-
     mente, se enfocan a una distancia corta y fija.
     Cualquier movimiento, por ligero que sea, produce
     borrosidad en la imagen que se visualiza.

  •	 Campo visual: El aumento produce reducción del
     espacio que se ve a través de la ayuda óptica.

  Estos efectos se incrementan proporcionalmente a la
potencia de la ayuda, es decir, son mayores cuanto más
aumento tienen.

  Los productos se dividen en microscopios, telemi-
croscopios, lupas, telescopios, lupas televisión y filtros.

2.1.1. Microscopios

  Se consideran microscopios las adiciones superiores
a 4 D montadas en gafas. Normalmente son lentes
positivas, aunque, en el caso de una persona miope,
una lente negativa puede actuar también como mi-
croscopio.

  Usos: lecturas prolongadas, escritura, costura, etc.

  Pueden ser:
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico               305


    •	 Monofocales. La lente solo tiene una graduación,
       que corresponde a la del microscopio. Se denomi-
       nan también «de campo completo». Se fabrican
       desde 1x hasta 20x.

    •	 Bifocales. Lente combinada para dos distancias.
       Habitualmente, la parte superior permite la visión
       lejana y la inferior la cercana, pero puede haber
       otras combinaciones.

    •	 Trifocales. La lente dispone de tres graduaciones
       diferentes: generalmente, una para lejos y dos
       para distintas actividades de cerca.




                      Foto 18. Microscopios montados en gafas


    A su vez, pueden ser:

    •	 Monoculares. Hasta 20x aproximadamente.

    •	 Binoculares. Solo es posible hasta 4x.
306                             Discapacidad visual y autonomía personal


  La utilización de microscopios presenta una serie de
ventajas e inconvenientes:

Ventajas

  Dejan las manos libres y son bastante estéticos. Su
campo visual es mayor que el de otros productos.

Inconvenientes

   Los monofocales solo proporcionan una imagen nítida
a la distancia de enfoque determinada por su potencia,
por lo que no se puede caminar, mirar de lejos, o ver
con nitidez la cara de las personas.

   Los sistemas bifocales de más de 4 D no son prác-
ticos para los desplazamientos, porque la zona de la
lente destinada a la visión de lejos es reducida. Esto
obliga a disponer de otras gafas de lejos para caminar.

2.1.2. Telemicroscopios

   Telescopios montados en gafas, enfocados para una
distancia corta (inferior a un metro), o bien telescopios
a los que se les añade una lente de aproximación, para
enfocar a una distancia media o cercana.

  Usos: lectura, escritura, música, costura, etc.

  Pueden ser:

  •	 De foco fijo: El telescopio está enfocado a una
     distancia determinada y se superpone una lente
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico          307


         de aproximación para la visión a media distancia
         o cercana. Otros suman directamente al objetivo
         la lente de aproximación, por lo que no permiten
         ver de lejos.

    •	 Enfocables: Su funcionamiento es similar a los
       telescopios manuales que se utilizan para visión
       lejana, pero la distancia entre el objetivo y el ocu-
       lar es mayor, y así se evita la acomodación.

  Unos y otros se fabrican de forma monocular y bino-
cular; estos últimos solo hasta tres aumentos.




                                Foto 19. Telemicroscopio


Ventajas

    •	 A idéntico aumento, proporcionan una distancia
       mayor que los microscopios.

    •	 Se puede combinar la realización de dos tareas
       con el mismo sistema.
308                             Discapacidad visual y autonomía personal


Inconvenientes

  •	 El campo visual es muy reducido.

  •	 Un movimiento mínimo de cabeza o del texto
     produce una imagen borrosa.

2.1.3. Lupas

   Lentes convergentes montadas sobre un aro de suje-
ción que puede ser circular, cuadrado o rectangular, que
aumentan el tamaño de lo que se mira, produciendo
una imagen derecha y virtual.

  Usos: lecturas breves y comprobaciones, consulta de
mapas, diccionarios, etc. Ver detalles de objetos (man-
dos de electrodomésticos, etc.), costura y manualidades.

  Pueden ser:

  •	 Manuales: Tienen un mango para sujetarlas y el au-
     mento disminuye cuando la lente se acerca al papel.

  •	 Con soporte: Se arrastran por el papel y es el pro-
     pio soporte el que marca la distancia idónea.

   Además, pueden tener luz incorporada. Su uso está
indicado en función de las condiciones ambientales y de
las necesidades de cada persona.

Ventajas

  •	 Mayor distancia de trabajo que con los microscopios.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico              309


    •	 El mantenimiento de la fijación excéntrica es más
       sencillo que con otras ayudas.

    •	 Al contrario de lo que sucede con los productos
       ópticos montados en gafas, resulta más fácil y
       práctico mantener el contacto visual con el en-
       torno.




                          Foto 20. Lupas de diferentes tipos


Inconvenientes

    •	 Con las lupas manuales de mayor potencia es
       difícil encontrar y mantener la distancia de en-
       foque.

    •	 A igual potencia, el campo visual es más reducido
       que con los microscopios.

    •	 Las dos manos están ocupadas, una para dirigir la
       lupa y otra para sujetar el texto.
310                                 Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 La velocidad lectora es menor que con los mi-
     croscopios, porque el cambio de renglón precisa
     bastante tiempo.

2.1.4. Telescopios

   Instrumentos ópticos que constan de dos lentes
(ocular —se sitúa más próxima al ojo— y objetivo —más
alejada—) que se separan y se acercan mediante un
mecanismo, normalmente manual, que permite enfocar
lo que se mira. Los objetos lejanos se ven con más
detalle que a simple vista.




                     Foto 21. Telescopios


   Usos: ver detalles lejanos en edificios, rótulos, car-
teles informativos, semáforos, números de autobús,
etc. Ver la pizarra en la escuela, seguir presentaciones
con medios visuales, etc.

  Según sean las lentes —ocular y objetivo—, pueden
ser de dos tipos:

  •	 Galileo: Son bastante pequeños y ligeros, pero
     tienen pocos aumentos.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico    311


    •	 Kepler: Tienen más aumentos, pero son más lar-
       gos y pesados.

    Y, a su vez:

    •	 Monoculares, muy utilizados en baja visión.

    •	 Binoculares, más grandes e incómodos y, nor-
       malmente, no pueden enfocarse a distancias
       cortas.

    Pueden usarse de forma:

    •	 Manual.

    •	 Montados en gafas, en cualquier posición,
       prioritariamente en la parte central y/o en la
       superior. Pueden ser enfocables o de foco fijo.
       En posición central, resultan útiles para activi-
       dades en las que no se requiere el uso de la
       visión para otra distancia. En la parte superior,
       permiten la visión a través de la lente soporte,
       que puede tener la graduación de lejos o para
       otra distancia. De esta forma, se pueden reali-
       zar dos actividades sin cambiar de gafas, como,
       por ejemplo, leer y mirar la pizarra. Los que se
       adaptan en gafas requieren una montura que
       soporte el peso.

Ventajas

  Son bastante pequeños, y se pueden llevar encima
permanentemente y usarse cuando es necesario.
312                             Discapacidad visual y autonomía personal


Inconvenientes

  •	 La imagen se percibe en movimiento.

  •	 El campo visual es muy reducido.

  •	 Distorsionan la «distancia real»; el acercamiento
     de la imagen hace que se pierda la noción de la
     distancia a la que está situado el objeto.

2.1.5. Lupas televisión

   Son productos de apoyo electro-ópticos que constan
de una cámara de televisión que transmite una ima-
gen aumentada a la pantalla de un monitor. Se puede
regular el aumento, el brillo, el contraste, la polaridad
(positivo/negativo) y, en algunos casos, el color. Algu-
nos modelos disponen de mesa xy, soporte móvil que
se desplaza sobre los ejes horizontales y verticales en
el que se coloca el material impreso, resultando más
fácil el desplazamiento por el texto y el retroceso sobre
la línea leída para cambiar a la siguiente. Se conocen
también como cctv (Circuito Cerrado de Televisión).

  Usos: lectura, escritura, ver la pizarra, actividades
de la vida diaria que requieran precisión, etc.

   Son muy útiles para personas que necesitan muchos
aumentos, no logran adaptarse a los instrumentos ópti-
cos, han perdido la práctica lectora o tienen un campo
visual muy reducido. También son aconsejables cuando
hay necesidad de leer durante periodos muy largos, por
motivos de trabajo o estudio.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico              313


    Se encuentran en diferentes formas:

    •	 Compactas. Incluyen los tres componentes bási-
       cos del sistema: cámara con zoom óptico, monitor
       y mesa de lectura xy. Algunos modelos incorporan
       también la pantalla.




                         Foto 22. Lupas televisión compactas



    •	 Transportables. Tienen los mismos elementos,
       pero su diseño permite llevarlas de un sitio a otro
       con facilidad. Suelen tener la pantalla de mayor
       tamaño que los sistemas portátiles, y su peso
       también es superior al de estos.

    •	 Portátiles. Con cámara y una pequeña pantalla, muy
       fáciles de transportar dado su reducido tamaño y
       peso. Son adecuadas para consultas puntuales.

    •	 Compatibles con el ordenador, permiten la división
       de la pantalla en dos partes, una para proyectar
       la imagen del pc y otra, a través de la cámara,
       para ver el texto situado debajo.

  Algunos modelos incorporan cámara de lejos que
permite seguir una conferencia, ver la pizarra en la
314                                   Discapacidad visual y autonomía personal


escuela, etc., e incluso tienen la opción de guardar en
el ordenador archivos de fotografía o vídeos con las
imágenes captadas por la cámara.




                Foto 23. Lupa televisión portátil


Prestaciones

   No todos los modelos de lupa televisión tienen las
mismas prestaciones. Algunos solo disponen de las
más básicas, mientras que otros son muy sofisticados
e incluyen diferentes posibilidades, entre las que están:

  •	 Zoom fijo o regulable (distintos niveles de aumento).

  •	 Enfoque manual o automático.

  •	 Imagen: blanco y negro, colores naturales y arti-
     ficiales, gama de grises.

  •	 Cambio de polaridad (diferente color para las
     letras y el fondo).
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico      315


    •	 Regulador de brillo y contraste.

    •	 Líneas de referencia, horizontales o verticales.

    •	 Cortina que tapa una parte de la imagen: horizon-
       tal o vertical.

    •	 División de pantalla, para uso compartido con
       cámara de lejos o con ordenador.

Ventajas

    •	 Permiten la lectura a mayor distancia que los
       productos de apoyo ópticos.

    •	 Es posible potenciar el contraste de cualquier
       texto a leer, mediante las opciones de polaridad y
       control de brillo.

    •	 Para lecturas prolongadas ofrece mayor rendi-
       miento, porque el tiempo de resistencia es mayor
       que con cualquier otro sistema óptico.

    •	 Facilita el entrenamiento y uso de la fijación ex-
       céntrica.

    •	 El sistema de enfoque es mucho más sencillo, y
       es fácil apreciar la nitidez.

    •	 Espacio de trabajo amplio que permite realizar acti-
       vidades manuales (escritura, costura, manicura…).

    •	 Se puede utilizar la visión binocular.
316                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 El campo visual es bastante mayor.

Inconvenientes

  •	 Dependiendo del modelo, son difíciles de
     mover y cambiar de ubicación, por lo que re-
     quieren un espacio estable y concreto donde
     situarlas.

  •	 Las portátiles, aun mejorando las posibilidades
     de contraste, suelen tener la pantalla pequeña,
     resultando incómoda y poco funcional para la
     lectura. Su uso se limita a realizar consultas
     puntuales.

  •	 Son bastante caras.

  •	 Las reparaciones no son fáciles de resolver y
     requieren la intervención de un servicio técnico
     especializado, difícil de encontrar en algunos
     lugares.

2.1.6. Filtros

   Un filtro es una lente orgánica o mineral que absorbe
las radiaciones nocivas que llegan al ojo (ultravioleta
—uv— y luz azul) y que disminuyen la transmisión de
luz.

   Usos: problemas de deslumbramiento en diferentes
situaciones, baja sensibilidad al contraste y tiempos de
adaptación luz-oscuridad —y viceversa— anormalmen-
te largos.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico                           317




                          Foto 24. Diferentes tipos de filtros


    Pueden ser:

    •	 De densidad neutra: No modifican el color aparen-
       te de los objetos, tan solo reducen la intensidad
       luminosa y se acompañan de una capa absorbente
       de radiación uv. El color del filtro no es indicati-
       vo de la protección que ofrece: una lente muy
       oscura no tiene por qué filtrar correctamente la
       luz uv pero sí la visible, por lo que la radiación
       que recibe el ojo aumenta. Existen en diferentes
       colores: marrón, gris, verde, etc. Se expresan en
       porcentaje de luz transmitida, reconocible por la
       denominación alfabética que se les asigna. Según
       la actual reglamentación europea (norma iso/dis
       8980-3), hay cinco categorías de filtros solares:

             Categoría                Tono          Porcentaje de transmisión

                   0                     A                  de 80 a 100

                   1                     B                  de 43 a 80

                   2                     C                  de 18 a 43

                   3                     D                   de 8 a 18

                   4                     E                       de 3 a 8
318                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 De absorción: La protección se mide por su longi-
     tud de onda en nanómetros (nm). Son selectivos,
     eliminando las radiaciones superiores a 400 nm.
     Cambian la percepción de los colores y disminuyen
     la luminosidad. Por ejemplo, un filtro 500 filtra toda
     la luz azul por debajo de los 500 nm, mientras que
     un 527 filtra más: en este caso, toda la luz por
     debajo de los 527 nm. Algunos son fotocromáticos
     (cambian temporalmente su color en función de la
     intensidad de luz solar que reciben): en exteriores
     se oscurecen y en interiores se aclaran. Cuánto
     más alta es la eliminación del espectro, mayor es
     la reducción luminosa del filtro y, paralelamente,
     menor es la agudeza visual que permiten.

  •	 Polarizados: Permiten el paso de la luz solo en
     un plano, minimizando los deslumbramientos al
     eliminar los reflejos en ciertos ángulos de superfi-
     cies como el agua, la nieve, etc. Poseen protección
     a la luz uv.

  •	 De absorción polarizados: Reúnen las propiedades
     de un filtro de absorción más uno polarizado.

Modalidades de presentación

  Los filtros pueden utilizarse en:

  •	 Suplemento: Se colocan encima de las gafas
     convencionales, por lo que son una buena opción
     para los usuarios de estas. Se requiere bastante
     destreza para ponerlos y quitarlos ágilmente.
     Existen dos tipos:
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico       319


         ◦◦ Elevables: La sujeción se hace a través de una
            pinza que permite levantar o bajar el filtro sin
            quitarlo. Cuando no se necesita (interiores,
            paso por zonas de sombra, etc.), se sube y se
            mira a través de las gafas; en el momento en
            que se precisa la protección, se baja de forma
            rápida y sencilla.

         ◦◦ Fijos: La sujeción se realiza con unos en-
            ganches que mantienen el suplemento sobre
            la montura de las gafas, pero, cuando no se
            desea utilizar, el filtro debe quitarse.

    •	 Gafas: Filtros con graduación o sin ella. Para ase-
       gurar la protección, se intentará que las monturas
       elegidas ofrezcan el máximo ajuste lateral y fron-
       tal, para evitar que la luz cause molestias.

2.2. Entrenamiento

   Para conseguir el máximo aprovechamiento de las
prestaciones que ofrecen los productos ópticos, electro
ópticos y filtros, es imprescindible realizar un entrena-
miento personalizado. La práctica y su incorporación en
la vida cotidiana son aspectos esenciales para garanti-
zar el uso posterior.

   Se pretende con el entrenamiento que el alumno
conozca perfectamente los productos de apoyo ópticos
que va a utilizar, sus características y su funcionamien-
to, con sus ventajas e inconvenientes, y adquiera des-
trezas para su manejo autónomo, así como habilidades
para su uso. Debe ir dirigido, además, a minimizar los
320                             Discapacidad visual y autonomía personal


efectos de la corta distancia de trabajo y la reducción
de campo visual, desarrollando habilidades para saber
buscar la distancia focal y mantenerla durante toda la
actividad, así como para saber explorar correctamente
todo el espacio que se pretende ver.

  El entrenamiento debe servir también para:

  •	 Desarrollar destrezas manipulativas para colocar
     lentes accesorias, pilas, montar suplementos en-
     cima de las gafas, etc.

  •	 Utilizar correctamente los mandos de los produc-
     tos electro-ópticos.

  •	 Incorporarlas a situaciones reales: espectáculos,
     compras, etc.

  •	 Optimizar las habilidades visuales.

2.2.1. Habilidades visuales para el uso
       de productos de apoyo ópticos

   Es necesario que se revisen y entrenen, en primer lu-
gar, las habilidades visuales básicas, que forman parte
del proceso de percepción visual. Así mismo, hay que
integrar la visión y la fijación excéntrica, así como las
estrategias específicas para personas con pérdida del
campo visual periférico (v. capítulo 5).

  Para afianzar las habilidades visuales utilizando pro-
ductos de apoyo ópticos se pueden realizar ejercicios
sencillos con objetos y en papel, utilizando dibujos de
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico       321


símbolos, letras, números, etc., fácilmente adaptables
a las necesidades de cada persona. Un recurso útil es
partir de dispositivos de menor potencia para conseguir
el mayor campo visual posible, aumentando el tamaño
de los símbolos utilizados en los materiales de entrena-
miento.

  Se estudian a continuación las habilidades para utili-
zar correctamente los productos de apoyo ópticos.

2.2.1.1. Localizar la distancia focal

   Finalidad: Encontrar el punto de visión más nítido a
través de la ayuda óptica.

Con microscopios y telemicroscopios de foco fijo
montados en gafas

    •	 Ocluir el ojo que no se usa (solo si el ojo no do-
       minante interfiere en la visión, produciendo una
       imagen doble o sensación de incomodidad).

    •	 Mirar por el centro de la lente.

    •	 Tras ponerse las gafas, acercarse y alejarse del
       papel hasta obtener una imagen nítida. Si el ma-
       terial se sitúa sobre un atril, acercará y alejará la
       cabeza; si lo sujeta con las manos, lo acercará a la
       cara y, lentamente, irá alejándolo hasta encontrar
       el punto más claro posible. En este caso man-
       tendrá los brazos apoyados sobre la mesa para
       conseguir una fijación más estable y una correcta
       postura de trabajo.
322                                Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Una vez localizada la distancia, deberá mantenerla
     durante la exploración del material, desplazando
     este con movimientos de brazos, en sentido hori-
     zontal (izquierda-derecha). También puede acom-
     pañarse de movimientos combinados de cabeza.

  •	 Se confirmará que se ha situado a la distancia
     adecuada pidiendo al alumno que mueva ligera-
     mente el papel hacia adelante y hacia atrás, y
     compruebe dónde lo ve mejor. Se puede saber si
     el enfoque es correcto comparando la distancia
     a la que se sitúa con la resultante del cálculo
     en función de los aumentos. Si no coinciden, el
     óptico deberá revisar la refracción del alumno.
     Para conocer más detalles sobre el cálculo de la
     distancia, se aconseja consultar la bibliografía
     recomendada al final del capítulo.


  Dificultades y alternativas

  •   Con microscopios de potencias elevadas pueden
      presentarse dificultades de enfoque. Para resol-
      verlas, es útil fabricar una especie de «soporte» de
      plástico duro, de la misma medida que la distancia a
      la que debe situarse. Se sujetará con papel adhesivo
      a la montura de las gafas, en la parte temporal, y se
      practicará con él hasta que se haya adquirido cier-
      ta pericia; después se quitará y se comprobará que
      puede mantener la distancia de enfoque por sí solo.

  •   Se puede utilizar una lupa con soporte para que
      comprenda el mecanismo de enfoque y despla-
      zamiento, y continuar posteriormente el entrena-
      miento con el microscopio o telemicroscopio.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico            323


Con telemicroscopios
enfocables montados en gafas

    •	 Tras ponerse las gafas, se situará a la distancia
       adecuada para realizar la tarea de la que se trate,
       y enfocará el telescopio.

         La secuencia será similar a la descrita para los mi-
         croscopios, introduciendo, eso sí, estrategias para
         suplir el escaso campo visual de estos sistemas y
         la borrosidad que producen al menor movimiento
         de cabeza.



     Dificultades y alternativas

     Con estos productos son frecuentes las pérdidas al
     realizar la exploración para ver todo el material. Para
     mejorar este aspecto, se pueden utilizar referencias en
     los laterales: el propio dedo, dibujos y formas adhesi-
     vas de colores, etc. De esta forma se facilita la locali-
     zación a través del campo visual de la ayuda.




Con lupas manuales

    •	 Utilizar un atril para colocar el material,

    •	 sostener el mango de la lupa firmemente con la
       mano que prefiera (generalmente la dominante),

    •	 acercar totalmente la lente de la lupa a lo que se
       quiere visualizar (texto, mando de electrodomés-
       ticos, etiqueta…),
324                                 Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 ir levantando lentamente la lupa, hasta que se
     obtenga una imagen nítida,

  •	 deslizar la lupa de izquierda a derecha, para vi-
     sualizar el material, manteniendo la distancia de
     enfoque.



  Dificultades y alternativas

  •   Si se presentan dificultades para mantener el en-
      foque, puede ser útil introducir previamente una
      lupa con soporte. De esta forma, podrá adquirir la
      práctica necesaria, para que sea más sencillo pos-
      teriormente el manejo de la lupa manual.

  •   Si el material es rígido, será suficiente con apoyarlo
      en la palma de la mano que no maneja la lupa.

  •   Los materiales no rígidos (prospectos de medica-
      mentos, tiques, facturas, etc.), y cuando no sea
      posible el uso del atril, se apoyarán en un trozo
      de cartón duro, cartera o cualquier objeto que se
      tenga a mano.

  •   Confirmar que se utilizan las gafas convencionales
      (si las precisa).

  •   Parra mantener la distancia más nítida, se puede
      apoyar el dedo meñique de la mano que sujeta la
      lupa en el papel u objeto que se esté mirando. Este
      dedo se utilizará como soporte mientras dure la ta-
      rea.




Con lupas con soporte

  •	 Sujetar el papel, sobre la palma de la mano o
     sobre un atril,
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico          325


    •	 apoyar el soporte de la lupa sobre el texto o ma-
       terial a ver,

    •	 desplazar la lupa de izquierda a derecha.

2.2.1.2. Fijación

 Finalidad: Utilizar el punto de visión más nítido y
mantenerlo durante toda la actividad.

    •	 Encontrar el punto de visión más nítido (fijación),
       incluso si se encuentra fuera de la zona foveal.

    •	 Con la ayuda óptica puede utilizarse material im-
       preso; mantener la fijación a lo largo de las líneas
       para afianzarla.



     Dificultades y alternativas

     Si se presentan problemas, se puede:

     •     Ampliar el tamaño del material o entrenar con una
           ayuda de menos potencia.

     •     Utilizar tiposcopios que aíslen la palabra que se
           debe leer.




2.2.1.3. Localización

  Finalidad: Conocer la distribución del espacio que
se quiere visualizar, para compensar la reducción de
campo del producto de apoyo óptico.
326                                Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Sin la ayuda óptica, visualizar todo el espacio
     que se quiere ver y, posteriormente, con ella
     y a la distancia de enfoque permitida, locali-
     zar ordenadamente todos los elementos que
     contiene, utilizando los puntos de referencia
     adecuados.

  •	 El objetivo de la localización es buscar una
     referencia (generalmente, el extremo superior
     izquierdo) y dirigirse a mirar, ordenadamente,
     los elementos importantes para ver sus de-
     talles. Para ello, puede situar su dedo en el
     punto de inicio y buscarlo después a través de
     la ayuda.



  Dificultades y alternativas

  Si se presentan problemas, se pueden usar tiposcopios
  que marquen el principio, o señalizar este inicio con
  números o puntos de color.




                    Foto 25. Tiposcopios
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico                     327


2.2.1.4. Exploración

  Finalidad: Afianzar las habilidades anteriores, man-
teniendo la visión por todo el espacio a visualizar.

    •	 Después de localizar un punto concreto, recorrer
       en sentido horizontal todo el espacio a ver, con
       movimientos de ida y vuelta.



     Dificultades y alternativas

     Cuando hay problemas, o como tareas complementa-
     rias, se pueden realizar ejercicios con líneas de refe-
     rencia, con un número/letra/dibujo en el inicio y otro
     en el final. Recorrer la línea completa y retroceder por
     la misma, hasta encontrar el primer elemento, y des-
     de ahí, bajar hasta encontrar el símbolo que inicia el
     siguiente renglón.




                 Figura 17. Ejercicios para fomentar la exploración




2.2.1.5. Específicas para el uso de telescopios

  La secuencia de entrenamiento con telescopios puede
realizarse con mayor o menor exhaustividad, en función
de la pericia de cada persona. La finalidad es adquirir
328                               Discapacidad visual y autonomía personal


habilidades para la localización, la fijación y el enfoque,
el recorrido, el seguimiento y la exploración.

Localización

  Es una habilidad necesaria para garantizar un uso
correcto del telescopio, pero que resulta difícil de con-
seguir.

  Incluye tres aspectos:

  •	 Sujeción de la ayuda: Debe hacerse con firme-
     za para minimizar el movimiento. Se envuelve con
     todos los dedos de la mano, y el círculo formado
     por el índice y el pulgar se sitúa contra la cara,
     para mantener firme la ayuda e impedir el paso
     de la luz. En caso de dificultades para estabilizar-
     lo, se deberá:

      ◦◦ Apoyar el codo del brazo que sujeta el tele-
         scopio en una mesa o en el apoyabrazos de la
         silla.

      ◦◦ Pegar el brazo al cuerpo y sujetar el codo de
         la mano que tiene el telescopio con la palma
         de la otra.

  •	 Alineación de ojo-ocular-objetivo: Es fun-
     damental para realizar una localización eficien-
     te. Se trata de poner en línea recta estos tres
     elementos: ojo, ocular y objetivo a visualizar. Se
     utilizará la mejor fijación, sea central o excéntri-
     ca. Para ello:
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico       329


         ◦◦ Localizará visualmente lo que desea mirar sin
            la ayuda. Sin mover el ojo, levantará despacio
            el telescopio hasta situarlo delante del mismo,
            comprobando que ve el objeto. Se repetirá
            este ejercicio varias veces, cambiando de
            estímulo.

         ◦◦ La ayuda debe dirigirse hacia el frente y si-
            tuarse perpendicularmente a la cara. De lo
            contrario, es posible que no se vea toda la
            zona circular que capta el telescopio, y apare-
            cerán de color negro las paredes del mismo.

    •	 Búsqueda de objetos: Una vez afianzados
       los pasos anteriores, se localizarán distintos
       objetos del entorno. Se entregará la ayuda en-
       focada al alumno. Si surgen dificultades, puede
       recurrirse a:

         ◦◦ Continuar el entrenamiento con un telescopio
            de menos aumento (con mayor campo visual)
            que el que precisará definitivamente.

         ◦◦ Practicar con telescopios montados en gafas.

         ◦◦ Oscurecer la sala, dejando solo una luz que sir-
            va de referencia para la localización, situando
            delante tarjetas con dibujos, números o letras,
            y pedirle que las visualice.

         ◦◦ Modificar las condiciones del objeto utilizado
            (más contraste, color más perceptible, menor
            distancia, etc.).
330                             Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ Proporcionar consignas verbales o sonoras
         para facilitar la localización.

Fijación y enfoque

  Cuando el alumno localiza sin dificultad está capaci-
tado para fijar la visión en ese punto y podrá aprender
a enfocar la imagen. A veces es difícil entender el con-
cepto de «nitidez» o «borrosidad», pues la tendencia es
conformarse con descifrar la imagen y verla «un poco
mejor». En la fase de enfoque, hay que insistir para que
consiga la mejor nitidez.

  •	 Se entrega el telescopio totalmente girado en una
     dirección. El alumno debe moverlo de forma lenta
     y suave, hasta ver la imagen clara. Apreciará que
     la borrosidad aparece cuando sobrepase el punto
     correcto de enfoque.

  •	 Para comprobar si el enfoque es correcto, es con-
     veniente utilizar materiales que requieran identifi-
     cación o discriminación (números, letras etc.).

Detección

   Es el resultado de las dos habilidades anteriores.
Requiere encontrar el objeto sin la ayuda, elevar esta
lentamente —para que se produzca la alineación ojo-
objeto— y enfocarla con nitidez.

  •	 En una pizarra o sobre la pared se sitúan números
     o letras grandes y con buen contraste. El alumno
     los visualizará sin el telescopio (normalmente solo
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico        331


         podrá detectar su presencia, sin llegar a leerlos o
         identificarlos), se colocará el telescopio, lo enfo-
         cará y reconocerá los símbolos.

    •	 Repetir la actividad modificando la distancia y el
       tamaño de los símbolos presentados.

    •	 Practicar con diferentes objetos del entorno.

   A veces surgen problemas para conservar la direc-
ción mientras se desplaza la ayuda a través del espacio
que quiere ver. En ese caso:

    •	 Practicar con un cilindro hueco de cartulina o con
       un telescopio de potencia menor.

    •	 Esta habilidad es más complicada cuando se usa
       un telescopio bióptico (situado generalmente en
       posición superior, que permite la visión por la
       parte inferior de la lente soporte). Para afianzarla,
       se localizará el objeto con la lente convencional,
       situándolo dentro del campo visual, y se inclinará
       la cabeza para verlo a través del telescopio. La
       dificultad para mantener la imagen en el campo
       del telescopio aumenta cuando se debe mover la
       cabeza para realizar un seguimiento.

Recorrido

   Implica la capacidad de seguir una línea inmóvil, en
diferentes direcciones, para llegar a realizar movimien-
tos con «líneas imaginarias» y reconocer visualmente
objetos que no «caben» enteros en el campo visual.
332                                     Discapacidad visual y autonomía personal


  El proceso debe contemplar los pasos siguientes:

  •	 Localización y visualización de la línea sin el telescopio.

  •	 Subida de la ayuda hacia el ojo, alineando el tele-
     scopio, el campo visual y la línea.

  •	 Enfoque del telescopio.

  •	 Desplazamiento de la cabeza y el telescopio de for-
     ma simultánea, con movimientos lentos y suaves.

  •	 Tras diferentes ejercicios con líneas horizontales,
     verticales, diagonales y con figuras geométricas,
     se recorrerán otras que se proyectan alejándose,
     lo que implica modificar el enfoque porque la dis-
     tancia del objeto va cambiando. Se puede practicar
     con una línea en el suelo (de cinta adhesiva, por
     ejemplo) que empieza donde está el alumno y que
     se aleja de él, sobre la que se colocarán tarjetas
     con números o letras que deberá reconocer. De
     esta forma, se confirma que la está recorriendo
     con el enfoque más adecuado en cada momento.




                 Figura 18. Ejercicios de recorrido
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico      333


  Una dificultad frecuente es mover el ojo mientras se
realiza un recorrido, porque se pierde la alineación. Si
esto sucediera:

    •	 Apoyar con firmeza los dedos en la cara para que
       el telescopio se mueva al mismo tiempo que la
       cabeza.

Seguimiento

  Es la capacidad de «perseguir un objeto» que está en
movimiento. Es una habilidad difícil porque la velocidad
no se puede controlar.

    •	 Utilizar objetos visibles sin la ayuda, al menos al
       principio.

    •	 Practicar desplazamientos en diferentes direcciones:
       horizontal, vertical, alejándose, acercándose, etc.

    •	 Buscar situaciones reales: movimientos de un
       animal, deportista, niño, etc.

   A pesar de tener una gran destreza, hay algunos
objetos muy difíciles de seguir, por su velocidad o por
los cambios de rumbo imprevistos.

   A las personas con escotoma central puede resultar-
les difícil mantener la fijación excéntrica cuando reali-
zan seguimientos. Las que tienen el campo reducido,
acostumbradas a mover los ojos para compensar la
pérdida periférica, les es difícil mantener el ojo quieto y
mover solo la cabeza.
334                               Discapacidad visual y autonomía personal


Exploración

   Implica la búsqueda de objetos que no pueden visuali-
zarse sin la ayuda. Para conseguirlo, se deben realizar «ba-
rridos» organizados, sin dejar ninguna zona sin explorar.

  •	 Realizar exploraciones horizontales, verticales, pri-
     mero con líneas continuas, después discontinuas y,
     finalmente, sin líneas.

  •	 Explorar el entorno: encontrar el semáforo, com-
     probar la existencia de obstáculos en la línea de
     desplazamiento, explorar la pared para encontrar
     el nombre de la calle, el suelo para buscar un objeto
     que se ha caído, localizar objetivos en la acera, etc.

2.2.2. Aspectos específicos para
       el entrenamiento con lupa televisión

   Buena parte del entrenamiento con la lupa televisión
debe centrarse en adquirir autonomía para buscar el
aumento adecuado, colocarse a la mejor distancia,
poner la polaridad o el contraste óptimos y utilizar las
líneas de referencia cuando lo necesite.

   Así mismo, es imprescindible conocer los sistemas
para ubicar el texto u objeto en el soporte y en la posi-
ción adecuada, y el manejo de la mesa xy.

  Además de eso, hay que tener en cuenta:

  •	 Cada persona debe utilizar el aumento necesario;
     si es excesivo, se reducirá el campo de visión.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico       335


    •	 Es aconsejable iniciar el entrenamiento con el
       texto bien enfocado por el especialista.

    •	 Si el modelo dispone de mesa xy, deberá familiari-
       zarse con los movimientos horizontales y verticales
       para realizar la exploración y el cambio de línea.

    •	 Antes de iniciar la lectura o de ver los detalles de
       un objeto aumentado hay que tener una imagen
       global. Esto se consigue mirándolo directamente,
       sin la lupa televisión.

    •	 Para localizar la primera línea o la parte del objeto
       que se desea aumentar, se puede situar el dedo
       índice de la mano izquierda en el borde de la línea
       de inicio, desplazando la mesa hasta encontrarlo.

    •	 Realizar diferentes prácticas de lectura, con mo-
       vimientos de retorno para encontrar el renglón
       siguiente.

    •	 Si el texto corresponde a un libro grueso (tipo
       enciclopedia), las últimas palabras de la parte
       derecha de las líneas de la página izquierda, o las
       primeras de la izquierda de las líneas de la página
       derecha, pueden estar desenfocadas, ya que la
       distancia desde las letras del borde exterior hasta
       la cámara es diferente a la que existe desde el
       lomo. Para solucionarlo, se puede colocar debajo
       algo que nivele la superficie (puede ser otro libro),
       de forma que se iguala la distancia de todas la
       líneas a la cámara. También puede ser útil el re-
       curso explicado en el punto siguiente.
336                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 La utilización de planchas de metacrilato transpa-
     rente encima del texto para aplanarlo facilitan el
     mantenimiento de la misma distancia a lo largo de
     toda la línea.

  •	 La iluminación ambiente deberá regularse de forma
     que no produzca reflejos en la pantalla, y es prefe-
     rible una iluminación tenue a la oscuridad total.

2.2.3. Entrenamiento con filtros

   El deslumbramiento puede ser un problema muy
importante para personas con diversos trastornos
oculares (Fischer y Cole, 2000), aunque sus manifesta-
ciones obedecen a situaciones personales y concretas.
Las ventanas, la iluminación directa e incluso el brillo
de una pantalla de ordenador pueden interferir en el
funcionamiento (Legge, 2000). La patología visual tiene
mucho que ver en las molestias que ocasiona la luz,
pero no hay una relación exacta entre esta y el deslum-
bramiento o la capacidad de adaptación a los distintos
niveles, por lo que no se puede predecir el filtro que
necesitará el paciente solo a partir de la enfermedad
ocular que padece (Faye, 2000).

   Una adecuada recomendación de filtros requiere un
tiempo de adaptación al filtro y una serie de pruebas
individualizadas (Martín, Torres y Vicente, 1997).

  Las dificultades pueden presentarse en:

  •	 Interiores: Con algunos tipos de iluminación, so-
     bre todo cuando la luz es excesiva y muy brillante.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico        337


         Puede afectar a la realización de tareas cotidianas:
         lectura, manualidades, etc. Generalmente, las
         personas que lo padecen se deslumbran también
         en exteriores.

    •	 Exteriores: Los problemas pueden ser debidos al
       sol (en determinadas posiciones o momentos del
       día) y/o al paso por zonas con elementos que pro-
       ducen sombras intermitentes (arboledas). Algunas
       personas también padecen deslumbramiento en
       días nublados.

    •	 Adaptación: Al pasar de luz a oscuridad o vice-
       versa, situación que puede darse tanto en interio-
       res como en exteriores.

Cómo y dónde hacer la elección de los filtros

   Debe comenzar en un lugar que reúna las condiciones
adecuadas para realizar la selección inicial: una sala in-
terior que disponga de ventana al exterior, o un patio. Se
elegirán dos o tres para su prueba en las situaciones que
producen los problemas, cuya idoneidad se comprobará
mientras se trabaja en exteriores (v. capítulo 10).

Qué momento escoger y cuánto tiempo dedicarle

   Deben probarse en el momento del día y en la situa-
ción en la que el alumno tiene los problemas, dedicando
el tiempo suficiente para confirmar que el filtro elegido
inicialmente reduce sus molestias y le permite mante-
ner unos niveles de visión similares a los que consigue
cuando no tiene deslumbramiento.
338                                     Discapacidad visual y autonomía personal


Cómo valorar diferentes tipos
de filtros y seleccionar el más adecuado

  La gran variedad de filtros existentes obliga a tener
unos criterios claros a la hora de seleccionarlos. Se
puede:

  •	 Elegir un filtro de cada tipo;

  •	 valorar el confort, aumento del contraste, etc.,
     obtenidos con cada uno;

  •	 de la mejor gama, probar diferentes «intensida-
     des», del más claro al más oscuro;

  •	 probar los dos mejores en situaciones concretas,
     para comparar las ventajas.




        Foto 26. Aumento del contraste con filtro de absorción


  El mejor filtro será aquel que:

  •	 Reduzca al máximo el deslumbramiento.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico   339


    •	 Permita la mejor agudeza visual y la mejor sensi-
       bilidad al contraste.

    •	 Proporcione la mayor comodidad en los distintos
       niveles de luminosidad.

    •	 Posibilite una adaptación más rápida a la luz y a
       la oscuridad.

   Cuando los problemas de deslumbramiento sean
muy intensos o para mitigar los que se producen ante
diferentes situaciones, puede recurrirse a la combina-
ción de más de un filtro. Cantalejo (2001) propone la
combinación de «sistemas de filtros dobles», como una
alternativa más adecuada que el uso de dos gafas se-
paradas, por la incomodidad que representa tener que
cambiarlas cada vez que varía el nivel de iluminación.

Otros aspectos a tener en cuenta

   La modalidad de presentación también debe tratarse
durante el entrenamiento. De entre las opciones exis-
tentes, se elegirá la que más se ajuste a las necesi-
dades del usuario. En el caso de que se opte por un
suplemento, se realizarán prácticas para colocarlo en
la montura.

2.3. Elección de un producto

  La decisión sobre cuál es el producto de apoyo óptico
más idóneo debe contemplar la opinión del alumno,
pero también una serie de criterios que el especialista
debe tener en cuenta:
340                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Necesidades: Es imprescindible partir de lo que
     precisa y no al revés. Los hábitos no se crean
     por tener una ayuda óptica. Una lupa manual
     electrónica, con la que se obtenga una velocidad
     de lectura baja, puede ser muy útil para alguien
     que solo tenga necesidad de hacer lecturas oca-
     sionales de recibos, facturas, documentos cortos,
     pero no deberá recomendarse a un estudiante
     para leer un volumen grande de información. Este
     ejemplo puede extrapolarse a otras situaciones
     que el especialista y el alumno interpretarán y
     valorarán conjuntamente.

  •	 Resultados obtenidos: se tendrá en cuenta que la
     mejor ayuda es aquella que:

      ◦◦ Permite la mejor agudeza visual para realizar
         la tarea, sin sobrepasar los aumentos necesa-
         rios.

      ◦◦ Tiene más campo funcional.

      ◦◦ Da mayor distancia de trabajo.

      ◦◦ Proporciona el mejor rendimiento (menor fati-
         ga, más tiempo de resistencia y, en el caso de
         la lectura, mayor velocidad).

      ◦◦ Otros aspectos: situación económica, espacio
         disponible, etc.

  Como parte final del entrenamiento, no puede olvidar-
se la importancia de transmitir al alumno el rendimiento
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico            341


que consigue, así como las tareas que puede hacer con
la ayuda y las que no podrá realizar. Le informará de:

    •	 El nombre del producto.

    •	 Tarea para la que se va a utilizar.

    •	 Su aspecto físico final.

    •	 Características: potencia, distancia de enfoque,
       campo visual útil, etc.

    •	 Agudeza visual que consigue, referida al tamaño
       mínimo que puede ver.

    •	 Velocidad de lectura que le proporciona.

    •	 Iluminación necesaria: tipo y posición de la misma
       respecto a la tarea.

  Siempre que sea posible, todos estos datos deben
recopilarse en un informe escrito que pueda consultar-
se cuando sea preciso.


Referencias bibliográficas

Cantalejo, J. J. (2001). Prescripción de filtros: procedimientos
    de observación sistemática y proceso de toma de decisiones.
    Integración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 37,
    26-34.

Faye, E. E. (2000). The Lighthouse Ophthalmology resident training
    manual: a new look at low vision care. Nueva York: Lighthouse
    International.
342                                       Discapacidad visual y autonomía personal


Fischer, M. L.,  y Cole, R. G. (2000). Functional evaluation of
   the adult: optometric and ophthalmologic evaluations. En: B.
   Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.),
   The Lighthouse handbook on vision impairment and vision
   rehabilitation (ii, 833-854). Nueva York: Oxford University
   Press.

International Organization    for   Standardization (2003).8980-    iso
   3: Ophthalmic optics: Uncut finished spectacle lenses-Part 3:
   Transmittance specifications and test methods. Ginebra: Inter-
   national Organization for Standardization.

Legge, G. E. (2000). Low vision and psychophysics: methodologi-
   cal challenges. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal,
   y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impair-
   ment and vision rehabilitation (i, 213-224). Nueva York: Oxford
   University Press.

Martín, R.,Torres, M. T.,  y Vicente, M. J. (1997). Evaluación de
   filtros Corning para uso en baja visión. En: Visión 96: Actas de
   la v Conferencia Internacional sobre baja visión (i, 497-511).
   Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.

Rodgers, M. D., y Emerson, R. W. (2005). Materials testing in long
   cane design: sensitivity, flexibility and transmission of vibra-
   tion. Journal of Visual Impairment and Blindness, 11(1), 1-16.

Lecturas recomendadas

Orientación y movilidad

Hill, E. W.,   y   Ponder, P. (1976). Orientation and mobility tech-
   niques: a guide for the practitioner. Nueva York: American
   Foundation for the Blind.

Jacobson, W. H. (1993). The art and science of teaching orientation
   and mobility to persons with visual impairment. Nueva York:
   American Foundation for the Blind.
Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico              343


Rehabilitación visual

Faye, E. E. (1997). Clínica de la baja visión. Madrid: Organización
    Nacional de Ciegos Españoles. [Edición original: Clinical low
    vision. 2.ª ed. Boston: Little Brown, 1984.]

Jose, R. T. (1986). Visión subnormal. Madrid: Organización Nacio-
    nal de Ciegos Españoles. [Edición original: Understanding low
    vision. Nueva York: American Foundation for the Blind, 1983.]

Lueck, A. H. (2004). Functional vision: a practitioner’s guide to
    evaluation and intervention. Nueva York: American Foundation
    for the Blind.

Mehr, E. B.,    y Freid, A. N. (1995). El cuidado de la baja visión.
    Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. [Edición
    original: Low vision care. 3.ª ed. Chicago: Professional Press,
    1985.]

Vila, J. M. (dir.) (1994). Apuntes sobre rehabilitación visual. Ma-
    drid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.
Libro once
Capítulo 8.
Lectura y escritura




  Leer y escribir son actividades imprescindibles para
que exista una verdadera interacción social.

   La mayor parte de la información que se presenta en
diferentes variedades (papel, rótulos y carteles, panta-
llas) está diseñada para que llegue a través de la visión.

   El objetivo de este manual no es analizar todas las
posibilidades que pueden encontrarse, por lo que este
apartado se centrará únicamente en la información que
se recibe a través de la visión y que se presenta de
forma escrita, bien en papel, bien en otros soportes.
Las personas con ceguera disponen de sistemas táctiles
(braille) y sonoros que sin duda exceden el cometido de
este libro y merecen un tratamiento individualizado.

   Relacionadas con la facilidad o dificultad de poder
leer este tipo de información, algunos factores deter-
minan en gran medida esta accesibilidad. La lectura
346                             Discapacidad visual y autonomía personal


está en función, además de las características de
cada individuo, de la tipografía, del espacio interlineal
y del existente entre las letras, de la calidad del pa-
pel, la longitud del renglón y la distribución del texto
(v. anexos).

   Además de todo lo anterior, es fundamental entender
cómo se consigue la automatización de la lectura para
comprender con más facilidad las particularidades que
esta presenta para las personas con baja visión. Los
mecanismos que utilizamos para leer tienen que ver
con operaciones mentales, y deben darse previamen-
te a la incorporación de cualquier producto de apoyo
óptico.

  Para poder leer, es necesario:

a)	 Procesar los mensajes. Entender el mensaje es
    el objetivo de la lectura y requiere el siguiente
    proceso:

   •	 Extraer la información gráfica que hay en una
      página (letras), reteniéndola en la memoria
      sensorial para distinguirlas posteriormente como
      unidad lingüística.

   •	 Reconocer las palabras, bien conectando direc-
      tamente los signos gráficos con el significado
      o transformándolos en sonidos que tienen ese
      significado, tal como ocurre en el lenguaje oral.

   •	 Agruparlas en unidades mayores: frases y ora-
      ciones.
Capítulo 8. Lectura y escritura                     347


     •	 Extraer el mensaje para integrarlo con los co-
        nocimientos. Solo entonces se puede decir que
        termina el proceso comprensivo (Fry, 1983).

     Realizar movimientos sacádicos: Cuando leemos
     un texto, los ojos avanzan a pequeños saltos me-
     diante movimientos (sacádicos) que se alternan
     con periodos de fijación, en los que permanecen
     inmóviles. En estos periodos se percibe el material
     escrito y, mediante los movimientos sacádicos, los
     ojos se trasladan al siguiente punto del texto para
     que este quede situado frente a la fóvea, zona de
     máxima agudeza visual, y se pueda asimilar la
     información.

     Al leer se producen dos tipos de movimientos ocu-
     lares con diferente función: rápidos y lentos.

     La información parafoveal es muy pobre en cuan-
     to a los detalles, pero suficiente para poder ele-
     gir las palabras «largas» como objetivo, ya que
     estas, en general, suelen ser más informativas:
     de contenido, más que de función (como son las
     palabras más cortas). La imagen se fija en el
     centro de la retina (fóvea), en una zona muy pe-
     queña —de unos 0,5 mm—, pero la lectura sería
     muy lenta si no contribuyesen también las zonas
     «parafoveales».

b)	 Otros aspectos: Son muy importantes, igualmente,
    el campo de fijación, los movimientos de regresión,
    el cambio de renglón, la distancia de lectura y la
    agudeza visual de cerca.
348                             Discapacidad visual y autonomía personal


  En los anexos se puede ampliar la información sobre
este punto.

1. Lectura en personas con baja visión

   No cabe duda de que las personas con discapacidad
visual necesitan utilizar sistemas complementarios y/o
alternativos de acceso a la información para que la falta
de visión no represente más limitaciones que las estric-
tamente necesarias. Solo de esta forma se conseguirán
la comunicación con el medio y la participación social
autónoma.

   A la hora de acceder a la información se encuentran
con dificultades relacionadas con el texto —por ejem-
plo, el tipo de letra utilizada (Mansfield, Legge y Bane,
1996)— y también con la reducción de las capacidades
visuales, cuyos aspectos —que han sido objeto de
muchos estudios (Legge, Pelli, Rubin y Schleske, 1985;
Legge, Parish, Luebker y Wurm, 1990)— se resumen a
continuación:

  •	 Campo visual: El número de letras visibles en
     el campo visual es un factor que determina la
     eficiencia lectora.

  •	 Agudeza visual de cerca: Suele ser baja, y se
     deben utilizar ayudas de aumento para leer textos
     convencionales. Las complicaciones de uso de es-
     tos instrumentos se incrementarán cuanto mayor
     sea el aumento necesario, pues tanto el campo
     visual como la distancia de enfoque se reducirán
     (v. capítulo 7).
Capítulo 8. Lectura y escritura                        349


    •	 Sensibilidad al contraste: Las patologías vi-
       suales disminuyen la sensibilidad al contraste en
       mayor o menor grado, aspecto que complica la
       lectura, sobre todo cuando los caracteres están
       poco marcados o se utilizan colores poco contras-
       tados entre sí.

    •	 Cambio de renglón: Suele ocasionar muchas
       dificultades, ya sea por la propia afectación visual
       o por las características de los productos ópticos
       que se estén utilizando.

    •	 Control de los movimientos oculares: Los
       movimientos incontrolados de los ojos (nistag-
       mus) suelen tener efectos negativos en la lectura
       (cansancio y baja comprensión del texto). Esto
       requerirá de unas estrategias específicas: cono-
       cer el punto de bloqueo de los ojos y adoptar la
       posición en la que permanezcan estables. Puede
       ser más efectivo mover las manos para desplazar
       el texto a leer.

    •	 Sensibilidad a la luz: Hay que determinar en
       cada caso la iluminación más idónea, en cuanto a
       tipo, intensidad y ubicación de la misma, teniendo
       en cuenta las actividades a realizar.

    •	 Acomodación: Las dificultades para enfocar a
       distancias cercanas aumentan con la edad (pres-
       bicia). Existen movimientos de los ojos, como el
       pestañeo, que sirven para realizar acomodaciones
       automáticas. Independientemente de la edad, las
       personas con baja visión necesitan acercarse al
350                             Discapacidad visual y autonomía personal


      texto para lograr una imagen mayor en la retina,
      y esto lo consiguen con los productos de apoyo
      ópticos cuando el ojo por sí solo no es capaz de
      hacerlo.

   La lectura de las personas con baja visión suele ser
más lenta y presenta omisiones, confusiones, regre-
siones, sustituciones, saltos de línea, etc., aspectos
que dificultan enormemente la comprensión lectora
(Álvarez y González, 1996). Es también habitual que no
terminen de leer las palabras, reconociendo su forma
sin identificar cada letra, anticipando su final (Arjona,
González y Romero, 1994; Watson, 2000), pero esta
«anticipación» tiene a veces unos resultados muy ne-
gativos en la calidad de su lectura.

   A veces, es posible leer tamaños de letra «norma-
lizados» (entre 6 y 8 puntos), pero no se puede leer
durante mucho tiempo una letra tan pequeña. Ese
valor «umbral» solo puede utilizarse para una lectura
muy breve y en condiciones óptimas, por lo que será
necesario utilizar otros métodos no visuales para lectu-
ras largas (Legge, 2007). El tamaño de letra adecuado
para realizar una lectura fluida suele ser entre tres y
diez veces más grande que el «umbral» (Hyvärinen,
2000).

   El uso de productos de apoyo ópticos, por sus carac-
terísticas (v. capítulo 7), también tiene una influencia
importante en la calidad de la lectura. Los movimientos
de retorno para cambiar de renglón y la coordinación
ojo-mano cuando se utiliza un sistema de aumento
repercuten en la estabilización de la imagen retiniana
Capítulo 8. Lectura y escritura                               351


(Brinker, 1997), aunque, en general, estas ayudas con-
tribuyen a incrementar la comprensión.

2. Entrenamiento para optimizar la lectura
   en personas con baja visión

  Las patologías visuales ocasionan dificultades para
realizar las actividades cotidianas (v. capítulo 2). Estas
pueden paliarse a través de entrenamientos específicos
que, si bien no normalizan la situación, contribuyen a
una ejecución más eficaz y autónoma.

   La distancia de trabajo, las necesidades personales
de iluminación y la ergonomía en general, determinarán
la elección de los productos de apoyo no ópticos más
adecuados (atriles, flexos de luz, filtros de acetato para
incrementar el contraste, etc.).




                           Foto 27. Lectura con microscopio
352                              Discapacidad visual y autonomía personal


   El entrenamiento para optimizar la lectura requiere
tener en cuenta las repercusiones que la pérdida de
visión ocasiona.

2.1. Pérdida de campo visual central
     (con escotoma central)

  La pérdida de visión central impide acceder a la ma-
yoría de los tamaños de letra utilizados habitualmente.
Existe una dificultad real para discriminar las letras y,
en muchos casos, aunque lo hagan, es difícil juntarlas
para formar las palabras.

   Las repetidas regresiones y confusiones provocan
una lectura lenta y, en muchas ocasiones, sin sentido,
que hace que el lector se desanime y abandone la
tarea.

   En el capítulo 5 se ha tratado el entrenamiento di-
rigido a utilizar una zona externa a la lesión que se
encuentre lo más próxima posible a la mácula (visión
excéntrica). En este punto se considerarán los aspectos
dirigidos a conseguir una fijación, igualmente excén-
trica, que permita leer con mayor fluidez (localización
del punto retiniano preferente; en inglés, Preferential
Retinal Locus o prl) (Schuchard y Fletcher, 1994).

   Esto último no siempre se podrá conseguir, pues
requiere un entrenamiento costoso y exhaustivo. Para
decidir si es necesario realizar un cambio de fijación, se
utilizarán, por una parte, el diagrama del campo visual
donde se refleja el tipo de escotoma que tiene y, por
otra, la motivación que presente el usuario.
Capítulo 8. Lectura y escritura                        353


   No todos los escotomas requieren el cambio de fi-
jación para leer, es decir, localizar y entrenar el punto
retiniano preferente. Es imprescindible en el caso de los
positivos de gran tamaño o negativos absolutos, para
poder ver mayor número de letras.

   Debemos tener en cuenta que casi el 90 % de las
personas con baja visión tiene escotomas centrales
(Fletcher y Schuchard, 1997). La visión excéntrica (v.
capítulo 5) puede producirse de forma automática,
simplemente con el desplazamiento del ojo para evitar
la zona de visión deteriorada. Por el contrario, esto no
sucede con el punto retiniano preferente, para el que es
necesaria una fijación con un entrenamiento específico
que permita su localización y posterior consolidación
para una tarea concreta. Puede haber múltiples puntos
preferentes, unos dentro del escotoma (según el tipo
del que se trate) y otros fuera.

   Por lo tanto, no siempre que haya visión excéntrica
tiene que haber localización del punto retiniano prefe-
rente, pues depende del entrenamiento que se realiza
en los programas de rehabilitación, aunque la visión
excéntrica por sí sola sigue siendo una gran ayuda en
las actividades de la vida diaria y en la movilidad.

Entrenamiento

  El objetivo es la búsqueda del punto retiniano prefe-
rente y su consolidación.

   Es necesario contar con un alto nivel de motivación para
trabajar su entrenamiento, pues son ejercicios costosos
354                                   Discapacidad visual y autonomía personal


que ocasionan molestias. Es frecuente que en su fase
práctica aparezcan «agujetas» en los músculos oculares,
al trabajar con el cambio de posición de los mismos.

   Para aplicar esta visión a la lectura es necesario ajustar
el punto preferente, es decir, el de máxima agudeza visual.
Una alternativa es utilizar un campo visual funcional (simi-
lar a una rejilla de Amsler, pero con letras mayúsculas). Es
importante conocer el punto exacto de desviación, para
ver mayor número de letras en cada fijación.




                          Figura 19


  En el centro del campo, se sitúa la «O» y, mirando
hacia esta y sin mover los ojos, se intentará dibujar el
«mapa visual» que proporciona el escotoma.

  •	 El alumno estará sentado cómodamente, y de-
     lante de él se colocará, sobre un atril, el cuadro
     con las letras, a la distancia más favorable para
     verlas.

  •	 Empezar con uno de los ojos —por ejemplo, el
     derecho— y ocluir el otro.

  •	 Mirará fijamente a la «O» (letra que, obviamente,
     no puede ver, pues se supone que está dirigiendo
Capítulo 8. Lectura y escritura                          355


         sus ojos en la posición primaria de mirada, ocupa-
         da actualmente por el escotoma).

    •	 Deberá nombrar las letras que puede ver cuando
       está mirando en esta posición.

    •	 En papel aparte e idéntico al que él utiliza, se
       dibujarán aquellas letras que puede y las que no
       puede ver (mirando la «O»). Por ejemplo: color
       verde (no ve la letra), color rojo (sí ve la letra).

    •	 Posteriormente, se realizarán los mismos pasos
       con el otro ojo y, finalmente, de forma binocular.

  Este proceso resulta muy costoso, por lo que habrá
que realizar frecuentes descansos. Es muy importante
que la posición del ojo no varíe.

   Si en esta primera fase se ha dibujado la «forma del
escotoma», en la segunda se tratará de definir la zona
más nítida de visión. Ejemplo: Cuando mira de frente,
no ve las letras G y O, pero sí las que están en la línea
inferior (H, E, V, L, X). Es decir, si su visión se dirigiera
más arriba, el campo lineal aumentaría, pudiendo ver
cuatro o cinco letras (H, E, V, L, X).




                                  Figura 20
356                                  Discapacidad visual y autonomía personal


   En un cuadro de idénticas características se le pedirá
ahora que «vea» —aunque no la «mire»— la letra cen-
tral «O». Para ello deberá desviar la mirada, de forma
que consiga ver lo más claramente posible esta letra.




                         Figura 21


  Se dibujará en un gráfico la nueva situación que de-
berá consolidar.

  Se concretarán las letras que puede distinguir con
mayor nitidez y de qué forma tiene que «desviar la
mirada», obteniendo un mapa aproximado de su visión,
que deberá poner en práctica.

   En el ejemplo propuesto, deberá elevar la mirada y
desplazar el escotoma hacia arriba. Tendrá de frente
un espacio horizontal mayor para aprovecharlo en la
lectura.

  Posteriormente, y utilizando líneas de fijación de
acuerdo con la nueva posición (superiores, inferiores),
se practicará la lectura con letras que irán progresiva-
mente disminuyendo de tamaño hasta poder acceder
a textos convencionales, incorporando los materiales
ópticos oportunos.
Capítulo 8. Lectura y escritura                       357




                                  Figura 22


2.1.1. Incorporación de productos de apoyo
       ópticos, electrónicos y no ópticos

   La finalidad de esta fase del entrenamiento es utilizar
el punto retiniano preferente con los productos ópticos
y electrónicos.

   Los ejercicios pueden realizarse, en principio, sin ma-
teriales ópticos, utilizando textos de gran tamaño que
pueda ver con facilidad. Es aconsejable usar palabras
de un corto número de letras y con contenido en sí
mismas, para facilitar la tarea. De esta forma, estará
pendiente exclusivamente de la posición del ojo y no
tanto del contenido que está leyendo. Los productos
se incorporarán de forma paulatina, a medida que los
tamaños lo requieran, empezando el entrenamiento con
tamaños superiores a los habituales, que se reducirán
poco a poco.
358                                   Discapacidad visual y autonomía personal


   En algunas ocasiones, las lupas con soporte son
útiles para entrenar la nueva fijación, pues sus límites
(superiores o inferiores) sirven de referencia para dirigir
la mirada. Si la carcasa de la lupa es de color claro,
se puede marcar con una línea, utilizando un rotulador
indeleble. De esta forma, se aumentará el contraste y
se facilitará la localización del punto de fijación.

   Los productos electrónicos (lupa televisión), debido
a sus posibilidades de aumento (hasta 40-50x) y de
distancia, también son adecuados para iniciar un en-
trenamiento en lectura utilizando el punto retiniano
preferente, pudiendo considerarse como un paso previo
a la utilización de microscopios, lupas u otras ayudas.




               Foto 28. Lectura con lupa televisión



2.2. Pérdida del campo visual periférico

   La reducción de campo visual periférico tiene una
influencia importante en la lectura. Dos son las posibles
razones: la reducción concéntrica y las hemianopsias.
Capítulo 8. Lectura y escritura                       359


2.2.1. Reducción concéntrica

  El entrenamiento dependerá de la afectación del
campo visual y de la agudeza, pues si la mácula no
está dañada estará cercana a la normalidad. En algunos
casos, esto no ocurre y deben utilizarse ayudas de au-
mento para acceder al tamaño de letra que necesitan. El
funcionamiento en lectura será más efectivo con ayudas
que proporcionen el mínimo aumento imprescindible, el
máximo campo y la mayor distancia de trabajo.

Entrenamiento

    a) Determinar el campo de fijación funcional.

   En una lista de palabras con un número creciente de
letras, ver cuál es la más larga que puede leer en una
sola fijación, es decir, sin mover los ojos. El tamaño de
letra que se utilizará es el más habitual en la mayoría de
los textos (12 pt). Las letras serán mayúsculas.




                                  Figura 23


    Otra alternativa es presentar una palabra larga y,
fijando la mirada en su letra central, comprobar el nú-
mero de letras que puede ver en la misma fijación.
360                                   Discapacidad visual y autonomía personal




                          Figura 24


b)	 Aplicación a la lectura

   Una vez determinado el campo de fijación (en el
ejemplo será de cinco letras), se comenzará el entre-
namiento con listas de palabras de menor número de
letras que su campo de fijación (por ejemplo de tres y
cuatro), y se irán incrementando en función del avance
que se produzca.

c)	 Otras estrategias

  El cambio de renglón se realizará de forma distinta,
asegurando que el que se lee es el consecutivo, para lo
cual las estrategias a entrenar serán:

  •	 Retroceder por el leído antes de bajar al siguiente.

  •	 Mover el texto delante de los ojos en lugar de
     estos, lo que facilita el mantenimiento del campo
     de fijación en la zona óptima de mirada.

   Estas estrategias son extensivas a todas las activi-
dades de visión cercana para explorar láminas, dibujos,
etc., y obtener una idea más global.
Capítulo 8. Lectura y escritura                                     361




                 Figura 25. Estrategias para el cambio de renglón




2.2.2. Hemianopsias

   El rendimiento en lectura está influido no solo por el
lado del defecto de campo, sino también por su distan-
cia con respecto al centro y por el tiempo transcurrido
desde la aparición del trastorno (Brinker, 1997). Las
hemianopsias que requieren entrenamiento son las
homónimas y las altitudinales. Las estrategias serán
diferentes según el tipo del que se trate.

    •	 Hemianopsia homónima derecha:

         ◦◦ Mover la cabeza o el ojo hacia la parte derecha.

         ◦◦ Mover el texto hacia la izquierda.

         ◦◦ Girar ligeramente el texto hacia la izquierda.

         ◦◦ Girar el texto 90º hacia la izquierda y realizar
            la lectura de arriba hacia abajo.
362                                Discapacidad visual y autonomía personal




                       Figura 26



  •	 Hemianopsia homónima izquierda: Se intentará
     compensar igual que la anterior, pero moviendo o
     girando hacia la parte contraria.




                       Figura 27



  •	 Altitudinales: Pueden ser de dos tipos: superior o
     inferior. Las superiores no suelen presentar pro-
     blemas en las tareas de visión cercana. En cuanto
     a las inferiores, pueden tener dificultades en los
     cambios de línea. En este caso, es aconsejable,
     que desvíe ligeramente los ojos hacia abajo y se
     ayude con una inclinación de barbilla.
Capítulo 8. Lectura y escritura                       363


  Los ejercicios de rastreo indicados en la reducción
concéntrica pueden ser efectivos para explorar toda la
página, evitando «vacíos» y zonas no vistas.

2.3. Visión borrosa sin alteraciones
     en el campo visual

   El entrenamiento irá dirigido a controlar la distan-
cia de enfoque de las ayudas ópticas a lo largo del
texto.

   El número de aumentos determinará el campo vi-
sual, por lo que se medirá el número de letras que
se pueden leer en una fijación con la ayuda. De esta
forma, la persona será consciente de la limitación que
se produce al reducir la distancia. Se realizarán lectu-
ras que, de forma paulatina, irán aumentando el grado
de dificultad.

    La secuencia que debe practicarse es:

    •	 Localización de la primera línea del texto, buscan-
       do en la parte superior para encontrar el inicio.

    •	 Exploración de cada una de las líneas de izquierda
       a derecha y, retrocediendo por la misma, bajar a
       la siguiente, para efectuar el cambio de renglón.

    •	 Recorrer la página sistemáticamente, siguiendo
       siempre el mismo patrón.

    •	 Mantener la distancia, combinando movimientos
       de brazos y texto.
364                             Discapacidad visual y autonomía personal


  En todos los casos, para el entrenamiento con pro-
ductos de apoyo ópticos, deben tenerse en cuenta los
aspectos tratados en el capítulo 7.

2.4. Nistagmus

   La dificultad para mantener la fijación es un problema
generalizado de las personas con nistagmus (Legge,
2000). Es factible encontrar una posición de mirada en
la que el movimiento ocular incontrolado se bloquee y,
aunque no sea por largos periodos de tiempo, la fijación
sea más estable.

   En primer lugar, se debe animar a la persona a que
encuentre su posición de bloqueo, y situar el texto de
forma que esto le resulte más fácil.

  Como en otras situaciones, es aconsejable no utilizar
productos de apoyo ópticos al iniciar el entrenamiento,
que puede hacerse con textos grandes. Posteriormente,
se introducirán las ayudas, con las que se trabajarán las
habilidades habituales: distancia de enfoque, rastreo,
cambio de línea, etc.

3. Aspectos a considerar en el rendimiento
   lector

  El rendimiento puede evaluarse considerando dos
aspectos de la lectura:

  •	 Comprensión del texto. Una lectura eficiente
     implica una comprensión mínima del 65 %. Una
     forma sencilla y rápida de conocer si el texto se ha
Capítulo 8. Lectura y escritura                         365


         entendido es realizar alguna pregunta relacionada
         con el mismo. No obstante, es importante tener
         en cuenta las habilidades individuales, los niveles
         de desarrollo cognitivo-perceptivo y la familiari-
         dad con el contenido.

    •	 Velocidad de lectura. En un lector con visión
       normal, la velocidad puede oscilar entre 150 y
       400 palabras por minuto (pm). Para una persona
       con discapacidad visual, un promedio de unas 90
       PM puede considerarse útil. Whitaker y Lovie-
       Kitchin (1993) consideran que una velocidad de
       44 PM proporcionará un buen rendimiento para la
       lectura «ocasional»: correo, prospectos de medi-
       camentos, tarjetas, etc.

   Estos dos aspectos, junto con la resistencia a la fa-
tiga, servirán para decidir si el código visual puede ser
utilizado como sistema base de trabajo en las tareas
habituales de lectura. Esto tiene especial relevancia
cuando se trata de niños, pues la decisión debe tomarse
paralelamente al proceso de aprendizaje de la lectoes-
critura (v. capítulo 11).

4. Características de la escritura

   Actualmente se escribe muy poco a mano, pues se
dispone de otros sistemas alternativos (ordenador, telé-
fono, etc.) que suplen la escritura manuscrita.

  A la hora de seleccionar el tipo de ayuda, es impor-
tante diferenciar entre escritura continuada (tomar
apuntes largos, escribir cartas, etc.) y escritura puntual
366                             Discapacidad visual y autonomía personal


(firmar, cumplimentar un impreso). Si se precisa realizar
la actividad de forma frecuente, la ayuda óptica que se
recomiende, además de favorecer la escritura, deberá
permitir la lectura de lo escrito previamente. Cuando
solo se requiere una escritura puntual, el uso de un
rotulador que proporcione mayor contraste puede ser
suficiente.

   Por otro lado, hay que tener presente que al es-
cribir se desarrollan hábitos de trazo, espacio inter-
lineal, direccionalidad e inclinación, y preferencias
por un tipo de bolígrafo, papel, etc., que convierten
la caligrafía en algo único y muy particular para cada
persona.

5. Principales problemas de la escritura
   para las personas con baja visión

  •	 Trazo: Conseguir letras regulares y enlazarlas
     puede ser costoso, por lo que a veces resultan
     ilegibles.

  •	 Contraste: No todos los útiles de escritura
     facilitan un contraste adecuado para visualizar
     los trazos, ni mientras se realizan ni posterior-
     mente.

  •	 Tamaño: Si se mantiene el que se realiza-
     ba habitualmente, puede ser difícil releerlo.
     Realizar letras de mayor tamaño requiere
     modificar el control muscular, ya memorizado.
     Además, no siempre beneficia un tamaño más
     grande.
Capítulo 8. Lectura y escritura                        367


    •	 Localización y exploración: Encontrar el pun-
       to exacto de inicio y anticipar las palabras que
       cabrán en la línea para finalizarla correctamente
       es difícil. Son frecuentes las torsiones, sobre todo
       cuando no se utilizan papeles rayados o pautas
       para distribuir el papel.

    •	 Distancia: Al ser reducida, es difícil el control
       mano/bolígrafo y la realización del trazo. El acer-
       camiento impide, además, la entrada de la luz y
       produce sombras en el papel.

6. Aspectos específicos del entrenamiento
   para escritura

   Cualquier instrumento diseñado para visión cercana
puede adaptarse para la escritura, siempre que permita
los siguientes requisitos:

    •	 distancia mínima de 10 cm,
    •	 campo visual útil lo más amplio posible.

  El entrenamiento específico en escritura se realizará
según el siguiente proceso:

    •	 Localizar el punto de inicio y llevar el bolígrafo
       hasta él sin perder la fijación.

    •	 Mantener la fijación a través de la ayuda, encon-
       trando la distancia focal adecuada.

    •	 Escribir manteniendo la punta del bolígrafo dentro
       del campo de visión de la ayuda.
368                              Discapacidad visual y autonomía personal


   La elección de los materiales de escritura más ade-
cuados es un aspecto muy importante, al igual que la
adaptación de la iluminación adicional, si se precisa, por
lo que se determinarán el tipo y la posición idóneos. No
se deben olvidar los aspectos ergonómicos que favo-
rezcan una correcta posición a la hora de escribir, como
puede ser la incorporación de un atril que compense la
reducida distancia de trabajo que generalmente requie-
re la realización de esta tarea.


Referencias bibliográficas




Á
Capítulo 8. Lectura y escritura                                 369


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Lectura recomendada

Inde, K.,   y   Bäckman, Ö. (1988). El adiestramiento de la visión
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   les. [Edición original: Low vision training. Kristianstad: Liber-
   Hermods, 1979.]
Capítulo 9.
Actividades cotidianas




   Las actividades de la vida diaria permiten realizar las
tareas de cuidado personal, manejarse en el hogar y
relacionarse socialmente. Es presumible que cualquier
persona las realice con plena autonomía e independen-
cia, salvo en aquellas circunstancias en las que exista
una discapacidad condicionante.

   Ciertas clasificaciones incluyen entre las más básicas
las denominadas «habituales», «cotidianas» o «esen-
ciales», que se refieren a la higiene, el arreglo personal,
la alimentación, la comunicación, etc. Sin embargo,
realizar con autonomía las tareas domésticas puede ser
de gran relevancia para la independencia de multitud
de personas, según las necesidades individuales, el rol
que desempeñen, etc.

  Una persona con discapacidad visual tiene las mis-
mas necesidades que cualquier otra. Sin embargo, sus
posibilidades de realizar las diferentes actividades es-
372                              Discapacidad visual y autonomía personal


tán más limitadas. El impacto en la autonomía es muy
variable: factores como la motivación, las capacidades
visuales y personales, las expectativas, la experiencia
previa, etc., son determinantes.

   La pérdida de la visión supone, en la mayoría de
los casos, una redefinición de la persona, un nuevo
conocimiento de sí mismo y de sus posibilidades, no
solo de las carencias. Suelen intensificarse miedos e
inseguridades latentes que, anteriormente, se suplían
con el control visual de espacios y objetos.

   Muchas de estas actividades se realizan en el ám-
bito privado y, por tanto, se elude el reconocimiento
de las dificultades. Esto condiciona a algunas perso-
nas, que rechazan orientaciones o ayuda y prefieren
contar solo con sus propios recursos, aunque no sean
adecuados.

   Si se carece de visión desde el nacimiento o desde
una edad temprana, el aprendizaje se basará en las
experiencias guiadas por las personas de su entorno,
o se habrán suplido las referencias visuales con otras.
La labor del profesional consiste en habilitar, es decir,
mostrar las vías para la adquisición de estas habilidades,
trabajando directamente con la familia y con los edu-
cadores de forma integrada en su proceso formativo; a
veces, desde la falta de experiencias previas, e, incluso,
desde carencias en habilidades generales del desarrollo
(v. capítulo 11).

  Si, por el contrario, el aprendizaje de estas tareas
se realizó visualmente, las posibilidades de mantener la
Capítulo 9. Actividades cotidianas                    373


autonomía tras sobrevenir la discapacidad son mucho
más altas. El especialista reconstruirá o rehabilitará los
aprendizajes adquiridos con referencias visuales, que
dejaron de ser útiles cuando se produjo la deficiencia
visual. Se propiciará entonces un cambio en las estrate-
gias de resolución, pasando a priorizarse las referencias
táctiles, auditivas, cinestésicas, etc., y reforzándose
aquellas de tipo visual que puedan mantenerse, para
que continúe desarrollándose la actividad que realizaba
antes de la pérdida visual.

  En este capítulo, vamos a referirnos únicamente a las
destrezas necesarias para llevar a cabo las actividades
de cuidado personal y las que se realizan en el hogar,
describiendo los procesos y condicionantes para su
entrenamiento.

   Las actividades seleccionadas son las más represen-
tativas, pues no es la pretensión —ni sería posible—
describirlas todas en este manual.

   En el apartado de aspectos generales, se explican
aquellos que se deben contemplar en el diseño de
la enseñanza. Muchos se han tratado anteriormente,
pero se abordan ahora las particularidades específi-
cas que tienen más relevancia.

  Posteriormente, divididas en dos partes (actividades
esenciales y tareas domésticas), se define para cada
actividad un procedimiento básico para realizarlas que
contempla un modo de ejecución tipo para una persona
con discapacidad visual. También se proponen algunos
materiales facilitadores.
374                              Discapacidad visual y autonomía personal


   Si la visión funcional es suficiente, muchos de los
pasos descritos en el procedimiento básico para cada
tarea podrán simplificarse, desaparecer o sustituirse
por alternativas que contemplen la optimización del
resto de visión de forma particularizada.

  Finalmente, insistir en que cualquier forma de realizar
una tarea puede ser válida, siempre que proporcione
autonomía y seguridad.

1. Aspectos generales comunes
   a todas las actividades

1.1. Habilidades previas al entrenamiento

  •	 Antes de iniciar el entrenamiento, el especialista
     evaluará las competencias en:

  •	 Repertorio conceptual aplicable (conceptos espa-
     ciales, de medida, etc.).

  •	 Percepción táctil directa e indirecta, destreza
     manual y motricidad fina.

  •	 Cinestesia, motricidad gruesa, equilibrio, organi-
     zación e imagen espacial, memoria muscular y
     esquema corporal.

  •	 Identificación, localización y discriminación visual,
     auditiva, olfativa y gustativa.

  •	 Capacidades cognitivas básicas: habilidades de pla-
     nificación, seguimiento de órdenes y pautas, etc.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                   375


    •	 Uso de los productos de apoyo ópticos y posibili-
       dades de aplicación.

    •	 Técnicas aplicables de orientación y movilidad,
       incluidas las de búsqueda de objetos y rastreo
       organizado.

1.2. Comprobación del nivel de ejecución
     de las tareas

   Al planificar el entrenamiento, es preciso valorar
los conocimientos que el alumno tiene sobre la tarea
concreta: las destrezas específicas que utiliza para
realizarla, si forma parte de sus hábitos personales, los
recursos que ha buscado por sí mismo para resolverla
desde que ocurrió la pérdida visual y el asesoramiento
que haya podido recibir.

   Si las comprobaciones se realizan en su propio
domicilio (v. capítulo 4), se favorece la espontaneidad
y el acceso a sus recursos —que probablemente le
proporcionan mayor seguridad— y pueden valorarse
los condicionantes de su entorno familiar o personal,
que propiciarán o frenarán el progreso. En algunos
casos, esta información puede recabarse a través de
un cuestionario.

   Conviene conocer a fondo sus capacidades, por
lo que durante la comprobación verbalizará cada
paso que realiza para evidenciar sus criterios de
actuación, las referencias útiles, los conocimientos
teóricos que posee y aplica, y la capacidad de orga-
nización.
376                                Discapacidad visual y autonomía personal


   El profesional debe dominar la ejecución de la acti-
vidad a evaluar para fragmentarla en unidades simples
de acción (v. capítulo 6) según las necesidades de cada
usuario, evaluando cada paso a seguir.

   En muchos casos, un simple asesoramiento sobre
cómo resolver un aspecto concreto o un paso aislado
es suficiente para completar la tarea con éxito o para
incrementar la seguridad. La identificación, junto con el
alumno, de las dificultades y la valoración de las posi-
bles soluciones le permitirá generar futuras estrategias
para resolverlas por sí mismo.

1.3. Utilización de productos de apoyo ópticos

   El uso de las ayudas ópticas facilita la realización de
muchas actividades, principalmente las que requieren lec-
tura. Su adecuación para otras tareas cotidianas depende,
entre otros, de la precisión y del resto visual que requieren.

  Sin olvidar las habilidades necesarias, inicialmente, las
posibilidades de uso de los productos de apoyo ópticos
dependen de factores puramente visuales: agudeza,
campo visual y sensibilidad al contraste. Para realizar
una tarea concreta, deben recomendarse en función de:

  •	 La distancia de trabajo: permitirá la manipulación.
  •	 El campo visual: amplio, para abarcar una zona
     significativa de la tarea.
  •	 La capacidad para reconocer el detalle.

  Estas condiciones deben cumplirse simultáneamente
en el grado necesario para la tarea. Por ejemplo, una
Capítulo 9. Actividades cotidianas                    377


ayuda que proporcione agudeza visual suficiente para
afeitarse, a una distancia de 5 cm, evidentemente no
será útil, porque se requiere más espacio entre el espe-
jo y el rostro para introducir la maquinilla o la cuchilla
de afeitar. En cambio, la distancia no sería un impedi-
mento para leer las instrucciones de uso de la espuma
de afeitar.

   En las tareas que precisan distancia, las ayudas ten-
drán necesariamente pocos aumentos, por lo que es di-
fícil que las utilicen para estas actividades las personas
con resto visual muy bajo. Por otra parte, la mayoría de
las tareas requiere utilizar las manos, lo que limita el
uso de muchas de ellas.

   En función de todo lo anterior, pueden ser útiles los
microscopios de baja potencia (montados en gafas de
media luna y bifocales), las lupas manuales (con soporte
o adaptadas a las gafas con un clip), los telemicrosco-
pios, los telescopios y las lupas televisión compactas
o portátiles, principalmente para algún paso concreto
de la actividad. Las aplicaciones pueden ser múltiples:
ver detalles de monedas y billetes, teclados telefónicos,
mandos de electrodomésticos, medicamentos, televi-
sión, realizar bricolaje, cuidado de las uñas, labores de
punto o ganchillo, costura, manualidades, coleccionis-
mo, comprobaciones en las compras, etc.

1.4. Adecuación de espacios: disposición
     del mobiliario, iluminación y contraste

   No solo durante el entrenamiento, sino como aspectos
a incorporar en la vida cotidiana, se tendrán en cuenta:
378                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 El mobiliario y los electrodomésticos: Deben ser de
     líneas sencillas y sin salientes. Su ubicación debe
     permitir espacio suficiente para el desplazamiento,
     sin constituir un obstáculo de riesgo. La distribu-
     ción también facilita la ejecución de las tareas: por
     ejemplo, si el lavavajillas está cerca del fregadero
     y de los armarios donde se guarda la vajilla, se
     evitarán desplazamientos para transportarla.

  •	 El espacio: Dispondrá de elementos que favorez-
     can la localización/establecimiento de referencias
     táctiles, visuales o auditivas, adaptados a las
     necesidades personales.

  •	 La iluminación: Si está bien planificada, evitará
     problemas de deslumbramiento. Para ello, se
     pueden incorporar nuevos puntos de luz, modi-
     ficar la ubicación de los ya disponibles y contar
     con dispositivos que permitan aumentar o reducir
     su intensidad. Por ejemplo: persianas venecianas
     y cortinas, luces que iluminen la encimera en la
     cocina, etc.

  •	 El contraste y el color: La percepción de los ob-
     jetos y espacios se favorece al combinar colores
     claros y oscuros. Pueden hacerse adaptaciones
     como diferenciar en formas o colores los tiradores
     o picaportes, contrastar los marcos de las puertas,
     los interruptores, los enchufes, etc. También los
     materiales y complementos pueden elegirse para
     que contrasten con la superficie donde se van a
     utilizar: tablas de cortar, cucharones, baterías de
     cocina, salvamanteles, caminos de mesa, etc.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                               379




                       Foto 29. Uso de contrastes en la cocina



1.5. Orden, ergonomía y sistematización

   Si la adecuación de los diferentes espacios es impor-
tante, también lo es la disposición organizada de los
elementos (utensilios, productos, alimentos, etc.) en la
realización de cualquier actividad, tanto para facilitar su
localización, como su identificación o la distribución de
los mismos según las necesidades.

  Como destacan Guitart y Manresa (1994), todo
aprendizaje concreto de cada una de las actividades
presupone un adiestramiento previo de otras aptitudes
básicas, tales como el orden, el control del tiempo y del
espacio, la protección personal, el sentido de la orien-
tación, la movilidad, etc.

   El orden, además de ser un hábito a incorporar en
el repertorio conductual y el eje de la planificación de
380                             Discapacidad visual y autonomía personal


las actividades, debe constituir un principio de convi-
vencia. Un ambiente cambiante, sin control sobre las
cosas necesarias, limita las posibilidades de indepen-
dencia. No se trata solo de una rutina personal, sino
también de la familia y de los compañeros de trabajo/
escuela, que deben comprender la importancia de
colaborar en el mantenimiento de una organización
preestablecida.

   El orden debe hacerse extensible a todos los espacios
en los que se almacenan productos (de alimentación,
limpieza, ropa, etc.). Las bandejas o separadores para
clasificar contenidos facilitan la organización. Además,
se tendrá en cuenta la proximidad de los utensilios a la
zona de trabajo.

   Es necesario que los utensilios tengan unas caracte-
rísticas (peso, asas y mangos, dosificadores, aperturas
de roscas, tarros, etc.) que se adecuen a las necesida-
des manipulativas del alumno, para así fomentar la er-
gonomía. Si los problemas son graves, los facilitadores
que se comercializan en ortopedias son una opción a
tener en cuenta.

   Antes de realizar la tarea concreta, el alumno ana-
lizará o preparará —según el nivel de aprendizaje en
que se encuentre— el espacio, los elementos y los
materiales necesarios. La sistematización puede conse-
guirse verbalizando las acciones mientras se buscan y
ubican los materiales, siguiendo el orden de utilización
que tendrán durante la tarea. Es necesario un orden
continuo —dejando las cosas en su sitio y recogiendo lo
que ya no hace falta— y ser metódico, no dejando nada
Capítulo 9. Actividades cotidianas                    381


a la improvisación, pues las prisas pueden generar tro-
piezos o ligeros accidentes.

2. Entrenamientos y otros recursos comunes

2.1. Métodos de búsqueda sistemática
     de objetos

  Sirven para localizar o buscar objetos sobre una
superficie o que se han caído al suelo. Para conse-
guirlo, es necesario seguir un orden concreto en la
búsqueda.

   Si la persona cuenta con resto de visión funcional,
utilizará los métodos de exploración visual (véase en
el capítulo 5, el apartado 2.3.1). De lo contrario, la
búsqueda se realizará principalmente con las manos,
más concretamente con el dorso de los dedos ligera-
mente doblados, partiendo de la parte más próxima al
cuerpo.

   Si se trata de buscar objetos caídos, la primera infor-
mación a la que se debe atender es a la auditiva, para
intentar localizar, por el sonido que produce el objeto en
la caída, la zona donde se encuentra.

  Según las habilidades de cada persona o las diferen-
tes situaciones, los métodos a emplear son:

    •	 Longitudinal: Se usa generalmente para loca-
       lizar objetos situados sobre alguna superficie
       (mesa, estantería, etc.), y se puede utilizar de
       forma horizontal o vertical.
382                               Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ Realizar líneas paralelas con ambas manos,
         con movimientos de ida y vuelta por el mismo
         recorrido y desplazándolas al espacio contiguo,
         preferentemente de fuera hacia adentro.

      Existe la posibilidad de realizarlo con ambas ma-
      nos a la vez o dejando una de referencia.

  •	 En forma de árbol: Se utiliza para búsqueda de
     objetos caídos en el suelo.

      ◦◦ Se realiza con cada mano un movimiento de
         arco, desde un punto central.

      ◦◦ También con recorridos de ida y vuelta, hasta
         donde abarquen los brazos.

  •	 En espiral: Así mismo, se utiliza para buscar
     objetos que se caen al suelo. En exteriores puede
     hacerse con la punta del pie, para evitar tocar con
     las manos.

      ◦◦ Se realiza un movimiento en espiral, descri-
         biendo círculos concéntricos.

      ◦◦ Primero delante del cuerpo y después en am-
         bos lados, hasta donde abarquen los brazos o
         las piernas.

   La búsqueda se inicia una vez comprobado que el obje-
to no se encuentra en el espacio que queda entre los pies.
Si aplicado el método no se localiza el objeto en el espacio
inmediato, se avanza un paso continuando la búsqueda.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                               383




                    Figura 28. Métodos de búsqueda sistemática



2.2. Prevención de accidentes
     y medidas de seguridad

   Diariamente se producen accidentes en el hogar,
debidos, en su mayoría, a descuidos o a una falta de
prevención. La dificultad para anticipar visualmente
el peligro puede incrementar la posibilidad de que se
produzcan:

    •	 Caídas y golpes: Suelen originarse al resbalar en
       el baño o en la cocina, al fregar el suelo, tropezar
       con puertas de armarios, de hornos, etc.

    •	 Descargas eléctricas: Por manipulación incorrecta
       de los aparatos eléctricos.

    •	 Intoxicaciones: Puede confundirse un producto de
       limpieza, un medicamento, etc.

    •	 Quemaduras, cortes, heridas: al planchar, coser,
       cortar, cocinar, etc.

   De acuerdo con Fernández y Pedrós (1994), la
gran mayoría de personas ciegas totales manifiestan
inicialmente dificultades que se traducen en temor a
384                             Discapacidad visual y autonomía personal


quemarse, cortarse y recibir una descarga eléctrica, y
este recelo es muchas veces la causa de haber dejado
de realizar las tareas cotidianas. Para todas las perso-
nas con discapacidad visual es fundamental el poder
utilizar sus habilidades perceptivas, mantener el orden,
etc., pero también debe serlo el adoptar una serie de
medidas de seguridad.

2.2.1. Protegerse de caídas y golpes

  •	 Utilizar alfombrillas antideslizantes para la bañera
     o ducha y para el suelo del baño.

  •	 Colocar barras de sujeción y/o un asiento ergonó-
     mico para la ducha.

  •	 Cerrar cada puerta o cajón inmediatamente
     después de buscar, coger o colocar lo que se
     necesite.

  •	 Evitar calzado con suelas deslizantes.

  •	 Utilizar adecuadamente las técnicas de protección.

2.2.2. Evitar descargas eléctricas

  •	 Mantener los aparatos eléctricos alejados del agua
     o de superficies mojadas.

  •	 No tirar del cable para desenchufar.

  •	 Desenchufar aparatos antes de manipular sus
     componentes (bombillas, baterías, cuchillas, etc.).
Capítulo 9. Actividades cotidianas                       385


2.2.3. Prevenir intoxicaciones

    •	 Etiquetar adecuadamente y ubicar los medica-
       mentos, productos de limpieza y otros tóxicos en
       lugares protegidos.

2.2.4. Evitar quemaduras, cortes, heridas

    •	 Mantener la mano que no sujeta el utensilio (plan-
       cha, aguja, cuchillo) lejos de la trayectoria de este.
       Esto se realizará a través de referencias táctiles,
       memoria muscular, etc. Si se necesita contactar,
       se hará a través de auxiliares, como un dedal, un
       guante de carnicero, etc.

    •	 Colocar los cuchillos en los cestillos (lavavajillas u
       otros) con la punta hacia abajo.

    •	 Prever y reducir posibles escapes de vapor, chis-
       porroteos de aceite, llamaradas, etc.

    •	 Mantener una distancia de seguridad entre el bor-
       de de la encimera y el cuerpo, y aumentarla ante
       escapes de calor, al destapar sartenes o pucheros,
       al abrir el horno, etc.

    •	 Colocar los mangos de sartenes, cazuelas, etc.,
       lateralmente, hacia la derecha o izquierda, para
       que no sobresalgan de la placa o encimera y no
       puedan volcarse accidentalmente.

    •	 Alejar de las fuentes de calor los papeles, en-
       voltorios, trapos de cocina, etc. Estos no se
386                                      Discapacidad visual y autonomía personal


      colocarán sobre el hombro, sino enganchados en
      la cinturilla.




      Foto 30. Posición segura del mango y método de localización



  •	 Para encender cocinas, termos y estufas de gas,
     se recomienda utilizar encendedores de llama con
     aplicador alargado (mecheros de cocina). Los de
     fumador y de chispa no son aconsejables, ya que
     pueden ocasionar fogonazos.

  •	 Prestar especial atención a las corrientes de aire
     y a los fogones de gas encendidos: estos podrían
     apagarse y liberar el gas por la estancia.

  •	 El uso de cerillas no se recomienda, por el riesgo
     de que salten chispas a la ropa (las de madera por
     rotura, las de librillo porque pueden prenderlo). Si
     se utilizan, el raspado para encenderlas se reali-
     zará en dirección contraria al cuerpo, controlando
     el espacio y los elementos que se tienen delante
     y alrededor. Para apagarlas, no deben agitarse ni
Capítulo 9. Actividades cotidianas                   387


          tirar a la basura: es más recomendable hacerlo
          con agua.

    •	 Para el manejo del horno, utilizar manoplas de
       brazo largo, bien de silicona, bien con una cara
       de amianto.

    •	 Comprobar que se conocen las medidas básicas de
       respuesta o primeros auxilios ante una situación
       que comprometa la seguridad: ahogar llamaradas
       (con una tapadera, nunca con agua), usar pequeños
       extintores y tener el número de emergencia a mano.

2.3. Adaptación personalizada de materiales
     (marcajes)

   Cada día se encuentran más materiales en cuyo dise-
ño se ha contemplado su accesibilidad. En ocasiones, la
forma, el diseño, el tamaño, la textura o la ubicación de
cualquier objeto, botonera o utensilio, permite diferen-
ciarlo del resto y puede ser utilizado por una persona
con discapacidad visual.

   No obstante, todos aquellos que ofrecen alguna
dificultad para su uso independiente precisarán adap-
taciones o marcas reconocibles. Cabe destacar los
excelentes trabajos que se realizan para subsanar estas
deficiencias que todavía existen en la fabricación (Cruz,
2010). Pueden marcarse productos, mandos de electro-
domésticos, etc., con dos finalidades:

    •	 Facilitar su uso (mandos de cocinas, lavadoras,
       hornos, mandos a distancia, etc.).
388                                    Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Diferenciar los formatos similares (productos de
     aseo, limpieza, cd, etc.).

  Los marcajes pueden ser visuales, táctiles, sonoros
o combinados. Se diseñan individualmente, y, general-
mente, la forma más sencilla suele ser la más efectiva.
Un exceso de información puede saturar e impedir la
comprensión del marcaje (por ejemplo, en una lava-
dora, es suficiente con los dos o tres programas que
habitualmente se utilizan).

   Casi todos los aparatos pueden marcarse y existen
diferentes métodos y materiales. El alumno y su en-
torno deben conocer los recursos de adaptación para
utilizarlos cuando ya haya finalizado el programa de
rehabilitación.




            Foto 31. Marcaje sencillo con plomo líquido



  En cuanto a los elementos que pueden requerir mar-
caje, se encuentran:

  •   Los productos y utensilios del hogar, de aseo,
      limpieza, alimentación, etc.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                      389


    •	 Los recipientes, los tarros, las fiambreras, las
       bolsas de congelación.

    •	 Los mandos de los electrodomésticos.

    •	 Las superficies de cocción y los mandos digitales
       de cocinas vitrocerámicas.

    •	 Las teclas o los pulsadores de mandos a distancia,
       teléfonos, etc.

    Diversos materiales resultan útiles (Cruz, 2006):

    •	 Rotuladores indelebles de colores: para contras-
       tar, adecuar tamaños, etc.

    •	 Etiquetas adhesivas o dymo para escritura en
       braille: pueden utilizarse abreviaturas y letras o
       puntos sueltos. Se deterioran con el uso.

    •	 Plomo líquido, pinturas dimensionales: Se endure-
       cen tras el secado y se pueden utilizar para resal-
       tes en relieve (e incluso contrastarlos), delimitar
       contornos, etc.

    •	 Lágrimas de silicona autoadhesivas: Para mandos
       de electrodomésticos (en los digitales, las más
       pequeñas se pegan en los cuadrantes, sin inter-
       ferir el lector).

    •	 Brillantes de uñas: Útiles para superficies minús-
       culas, pulsadores pequeños que están muy juntos
       (teclados de teléfonos móviles, etc.).
390                                     Discapacidad visual y autonomía personal




           Foto 32. Marcaje de móvil con brillantes de uñas



  •   Etiquetas:

      ◦   Adhesivas de tela o magnéticas: La información
          se puede escribir en braille o con caracteres
          grandes y contrastados (rotuladores indelebles).

      ◦   Parlantes: Se graba una locución en el código
          de barras de la etiqueta, que se puede repro-
          ducir tantas veces como se necesite.

   También se realizan muescas o marcas de forma
manual —con una pequeña sierra o cuchillo— en los
materiales plásticos que lo admitan. Las formas más
usuales son en forma de «V». Las marcas de calor,
realizadas con un punzón caliente (al fuego) permiten
obtener señales en bajo relieve con reborde perceptible
al tacto.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                              391


2.4. Medidas y dosificación

   Medir cantidades de productos líquidos es necesario
para cocinar, usar productos de limpieza y administrar
los medicamentos. Una persona con discapacidad vi-
sual puede recurrir a diferentes métodos y materiales
para establecer medidas exactas: cucharillas y jarras
medidoras, vasitos, tapones, probetas, dispensadores
monodosis, pulverizadores, jeringuillas marcadas visual
y táctilmente, cánulas, etc.




                           Foto 33. Materiales para dosificar


    Una vez seleccionado el material, deberá:

    •	 Sujetar el recipiente con la mano dominante, apo-
       yando su base en el borde lateral del fregadero
       o lavabo. Mientras, con la otra mano, deslizar el
392                                Discapacidad visual y autonomía personal


      medidor por la superficie hasta llegar al cuello y
      detectar el saliente u orificio de salida.

  •	 Inclinar ambos hasta llenar el medidor. (En líqui-
     dos no bebibles, puede utilizarse el dedo como
     tope, introduciéndolo levemente en la superficie
     del medidor para detectar el nivel.)

  •	 Con una mano comprobar que el tapón o medidor
     está dentro de la zona que interesa y, con la otra,
     se inclina sobre su eje y se vierte el producto.

  En grandes envases (garrafas, botellas, etc.) se puede
dejar una cánula dentro del frasco y utilizar una jeringuilla
grande para extraer la cantidad necesaria de producto.

   Más adelante, en el punto 3.5, Administración de
medicamentos, se explican métodos específicos para
las gotas y jarabes.

2.5. Habilidades para enchufar electro-
     domésticos y otros aparatos eléctricos

   El uso de aparatos eléctricos es muy frecuente en la
realización de estas actividades, por lo que es impres-
cindible tener habilidades para enchufar con seguridad
y eficacia, y ello requiere el conocimiento de distintos
tipos y modelos de enchufes e interruptores (v. anexos).

3. Actividades esenciales

  Las habilidades relacionadas con la higiene y el
cuidado personal son parte fundamental de nuestra
Capítulo 9. Actividades cotidianas                   393


autonomía, pues contribuyen al fomento de una vida
saludable. Se van aprendiendo poco a poco en el entor-
no familiar, incorporándolas a pautas y hábitos que van
a acompañarnos durante toda la vida.

   La pérdida visual puede dificultar la adquisición o
el mantenimiento de estos hábitos. En caso de una
discapacidad visual adquirida, las experiencias visuales
anteriores facilitan la comprensión de muchas acciones
y el mantenimiento de referencias útiles.

  Se recuerda que el texto incluye en cada actividad
pasos y pautas concretas, con el objetivo de facilitar
una «secuencia tipo» para la evaluación y entrena-
miento.

3.1. Higiene y arreglo personal

3.1.1. Baño o ducha

    •	 Entrar en la bañera o ducha con precaución;
       algunas personas pueden necesitar un punto de
       apoyo (barra o asidero).

    •	 En el caso del baño, controlar la cantidad de agua
       tomando referencias directamente desde el borde
       superior o el fondo de la bañera.

    •	 Para controlar el vertido de gel en la esponja,
       colocar el dedo pulgar sobre ella en el mo-
       mento de dosificar el producto. Si se vuelca
       directamente en la mano, la verificación es
       más directa.
394                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 El orden a seguir en el enjabonado, aclarado y
     secado será desde arriba hacia abajo.



Aplicación de lociones corporales

  •	 El aceite se aplicará dentro de la bañera, antes de
     secarse. La aplicación de crema se hará una vez
     fuera y con el cuerpo seco.

  •	 Echarse en la mano pequeñas cantidades y
     extenderlas, empezando por la parte superior
     y terminando en los tobillos, nunca en la planta
     de los pies (para ellos hay cremas específicas).
     La cantidad de aceite corporal es más difícil de
     controlar.

  •	 En el caso del aceite, hay que esperar un poco
     antes de secarse o vestirse.



Desodorantes

  •	 Aplicar fuera de la ducha o bañera, en un espacio
     suficiente para mover los brazos.

  •	 El sistema dosificador de bola se desliza con
     movimientos suaves, esperando unos segundos
     antes de vestirse.

  •	 En aerosol, se comprobará táctilmente la orienta-
     ción de salida del producto y la presión necesaria,
     situándolo a la distancia conveniente.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                            395




     Facilitadores

     •     Mamparas en lugar de cortinas.

     •     Dosificadores diferenciados para cada producto.

     •     Textiles y complementos de colores que contrasten
           con el resto de elementos del baño.

     •     Perchas y estantes ubicados en lugares de localiza-
           ción rápida. Pueden ser de instalación fija o varia-
           ble (ventosas).

     •     Barras o tiradores de sujeción.




3.1.2. Higiene dental

Lavarse los dientes

    •	 Delante del lavabo, enjuagarse la boca con agua.

    •	 Realizar un breve cepillado, sin pasta, eliminando
       los residuos de comida, y volver a enjuagar.

    •	 Echar la pasta en el cepillo, de una de estas tres
       formas:

          ◦◦ Sujetar el cepillo entre los dedos índice y pul-
             gar, con las cerdas hacia arriba, y extender la
             pasta sobre ellas.

          ◦◦ Colocar el dedo índice a lo largo de las cerdas
             del cepillo, controlando, a través del tacto di-
             recto, la cantidad a echar.
396                                      Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ Aplicar directamente la pasta en el dedo e
         introducirlo en la boca.




          Foto 34. Sujeción del cepillo para aplicar la pasta


  •	 Cepillar la parte exterior e interior de los dientes,
     realizando movimientos verticales suaves, desde
     la raíz hacia su extremo. Empezar por la parte
     central, seguir por los laterales y acabar en la
     lengua.

  •	 Enjuagar la boca y el cepillo antes de guardarlo.

  •	 Repasar con la mano toda la superficie del lavabo
     por si han quedado restos de dentífrico.

Seda dental

  •	 Tirar de la punta del hilo hasta extraer una canti-
     dad suficiente (puede tomarse como referencia la
     longitud del antebrazo) y cortarlo.

  •	 Enrollar cada uno de los extremos de la seda den-
     tal en el dedo índice de la mano correspondiente,
Capítulo 9. Actividades cotidianas                            397


          haciendo que el hilo quede tenso, pero mante-
          niendo una postura cómoda.

    •	 Pasar el hilo dental por los espacios interdentales
       organizadamente, moviéndolo de atrás hacia de-
       lante, hasta que queden completamente limpios.

    •	 Repetir el procedimiento en toda la dentadura,
       evitando presionar demasiado sobre las encías,
       ya que podrían producirse cortes.




     Facilitadores

     •     Cepillos eléctricos.

     •     Tubo de pasta con dosificador.

     •     Cepillos interdentales (si hay dificultades de mani-
           pulación con la seda).

     •     Seda dental con aplicador.




3.1.3. Eliminación del pelo/vello

  Las técnicas, utensilios y productos que se proponen
a modo orientativo pueden ser utilizados para otras
zonas del cuerpo, según las preferencias y capacidades
personales.

Afeitado

    •	 Maquinilla de afeitar eléctrica
398                             Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ Sujetar la maquinilla con una mano y, con
         movimientos circulares, deslizarla suavemente
         por la cara.

      ◦◦ Con la otra mano, estirar la piel y tomar re-
         ferencias táctiles, delimitando las diferentes
         zonas de la cara.

      ◦◦ Comprobar el resultado y, si es necesario,
         volver a pasar la maquinilla.

      ◦◦ Limpiar los componentes.

  •	 Cuchilla de afeitar

      ◦◦ Echar una pequeña cantidad de gel o espuma en
         una mano y, con dos o tres dedos de la otra, ex-
         tender por toda la barba con movimientos suaves.

      ◦◦ Enjuagarse las manos y secarlas.

      ◦◦ Pasar la cuchilla de manera sistemática a partir
         de las referencias táctiles (patillas, bigote…),
         situando los dedos de la mano libre sobre ellas.
         Primero se pasará en la dirección del pelo y
         luego, para las partes más resistentes, en la
         contraria (apurar el afeitado).

      ◦◦ Las pasadas han de ser cortas y suaves.

      ◦◦ Enjuagar frecuentemente la cuchilla para reti-
         rar el gel o la espuma. Comprobar al tacto si
         alguna zona requiere otra pasada.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                      399


          ◦◦ Una vez completada la tarea, lavar la cara con
             agua para eliminar los restos de gel o espuma
             y secarse.

          ◦◦ Después del afeitado, se puede utilizar una
             loción o crema hidratante, poniendo una pe-
             queña cantidad en la mano y extendiéndola
             por la cara.



     Facilitadores

     •     Maquinillas de afeitar sin cables.

     •     Espejos de aumento.




Depilación

    •	 Piernas con maquinilla eléctrica

          ◦◦ Darse unas palmaditas en la pierna para acti-
             var la circulación y que la extracción del pelo
             sea menos dolorosa.

          ◦◦ Pasar la mano por la pierna a contrapelo an-
             tes de empezar la depilación, para facilitar el
             apurado.

          ◦◦ Conectar la máquina y deslizarla por la pierna
             (normalmente a contrapelo), recorriéndola or-
             denadamente. Asegurarse de que no quedan
             restos de vello.
400                             Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ Pasar la mano para ver el resultado y repetir el
         procedimiento en la otra pierna.

      ◦◦ Una vez depiladas las piernas, conviene apli-
         carse crema hidratante.

  •	 Axilas con crema depilatoria

      ◦◦ Untar la crema directamente en la axila, con la
         espátula o con la boquilla del tubo, realizando
         a la vez una pequeña presión y movimientos
         circulares.

      ◦◦ Esperar los minutos que aconsejen las indica-
         ciones del fabricante.

      ◦◦ Retirar la crema suavemente con la espátula,
         que ya no deberá estar enganchada al tubo.

      ◦◦ Tras cada pasada de la espátula por la axila
         para retirar la crema, se enjuagará bajo el
         grifo.

      ◦◦ Enjuagar las axilas con abundante agua en el
         lavabo o en la ducha.

      ◦◦ Aplicar posteriormente polvos de talco para
         suavizar.

  •	 Bigote con papeles de cera fría

      ◦◦ Limpiar y preparar la piel con la toallita pre-
         depilación.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                            401


          ◦◦ Mantener los papeles sobre las manos unos
             segundos.

          ◦◦ Separar las bandas lentamente y aplicar sobre la
             parte a depilar, presionando en el sentido del vello.

          ◦◦ Sin demora, levantar un extremo, tensar la piel
             y tirar a ras y a contrapelo. Cuanto más rápida
             sea esta operación, mejor será el resultado.

          ◦◦ Finalizada la depilación, aplicar la toallita post-
             depilación.


     Facilitadores

     •     Decolorantes del vello.

     •     Cera derivada de caña de azúcar o melazas: se ca-
           lienta en el microondas y se retira con tiras de pa-
           pel, los restos se diluyen con agua tibia.

     •     Acudir periódicamente a un servicio especializado
           (peluquería, esteticista, etc.).



3.1.4. Cuidado del cabello

   El lavado del cabello se realiza de forma convencional
(no se aplican adaptaciones o asesoramiento diferen-
ciado a las personas con discapacidad visual).

Secado y peinado

  El secado se realizará igualmente de la forma con-
vencional, excepto si se quiere moldear.
402                                  Discapacidad visual y autonomía personal


  Se requiere asesoramiento para dividir el cabello por
zonas de forma sistemática.

  Son útiles los rulos, las pinzas y los productos como
gomina, espuma, laca, etc.

   Se pueden utilizar difusores y espuma moldeadora, apre-
tando el cabello para mantener la ondulación o el rizo, o cepillo
redondo grueso para alisarlo. Se divide en mechones y se
trabajan estirando y deslizando suavemente hacia las puntas,
mientras recibe el aire caliente del secador en esa dirección.

   El peinado se realizará en la dirección deseada (ha-
cia atrás o adelante). Para hacer la raya, se tomarán
referencias en la cabeza con respecto al rostro (nariz,
coronilla, cejas, etc.).

3.1.5. Cuidado de las uñas

  La limpieza de las uñas no requiere adaptaciones o
asesoramiento diferenciado para las personas con dis-
capacidad visual.

Corte

  •	 Tanto con el cortaúñas como con las tijeras, se
     situará el utensilio totalmente alineado, con la
     curvatura orientada hacia el dedo, apoyado justa-
     mente en la parte central. Realizar un corte recto
     (esto dejará dos ángulos en la uña).

  •	 Después se repite en ambos ángulos, apoyando el
     utensilio todavía con más precaución.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                   403


    •	 Finalizar la tarea limando los ángulos resultantes
       del corte.

  El corte de uñas es una actividad muy difícil para
personas con discapacidad visual. En algunos casos, se
puede sugerir la sustitución del segundo paso (cortado
de los ángulos) por el limado.

Limado

    •	 Apoyar la parte plana de la lima contra la uña
       y frotar desde uno de los bordes del dedo ha-
       cia el centro y, posteriormente, desde el borde
       contrario. Finalizar repitiendo la operación solo
       en la parte central, para conseguir una forma
       redondeada.

    •	 Comprobar con la yema del otro dedo si quedan
       asperezas, y si así fuera, pasar de nuevo la lima
       sobre la parte interior de la uña con un movimien-
       to en forma de arco.

Uso de esmalte

   Aplicar esmalte es una de las tareas más complejas,
porque requiere mucha pericia. Si el producto se nota
frío a través de la uña, se apoya el pincel sobre el cen-
tro de la uña dando una pasada, deslizando después a
izquierda y derecha.

   Se puede repasar el resultado final pasando por
el borde un bastoncillo de los oídos mojado en ace-
tona.
404                                 Discapacidad visual y autonomía personal



   Facilitadores

   •   Lima pulidora.

   •   Se requiere mucha destreza para controlar que no
       se produzca la más mínima inclinación del utensi-
       lio al realizar el corte o al aplicar el esmalte. Son
       preferibles los de colores claros, de lo contrario,
       es conveniente solicitar ayuda de otras personas o
       acudir a servicios especializados.

   •   Se aconseja que una persona con visión examine
       periódicamente el estado del esmalte, especial-
       mente si este es de color.



3.1.6. Cuidado de la piel y maquillaje

Limpieza del rostro

  Se expone un procedimiento aplicable a cualquier
producto que se quiera extender en el rostro. La única
particularidad a tener en cuenta es realizar los movi-
mientos en la dirección adecuada y de forma organiza-
da, sin dejarse ninguna zona.

  1.	 Poner una cinta, diadema o felpa elástica en la
      frente, justo donde empieza la raíz del pelo, para
      protegerlo.

  2.	 Verter una pequeña cantidad de leche limpiadora
      en la palma de la mano, utilizando el dedo pulgar
      como referencia para la cantidad.

  3.	 Con los dedos índice y corazón, aplicar unos pun-
      tos de crema en la frente, nariz, pómulos y barbi-
Capítulo 9. Actividades cotidianas                      405


          lla, extendiéndola con las yemas de los dedos de
          ambas manos por toda la cara y el cuello:

          •	 hacia arriba y hacia fuera, desde el mentón
             hasta el hueso del oído;

          •	 hacia arriba, desde la punta de la nariz hasta
             la frente;

          •	 sobre la frente, con movimientos circulares,
             hacia las sienes;

          •	 suavemente, sobre los párpados, desde el
             lagrimal hacia el rabillo del ojo y en sentido
             contrario por debajo del ojo;

          •	 darse suaves golpecitos con las yemas de los
             dedos debajo de los ojos, para aliviar posibles
             inflamaciones;

          •	 a ambos lados de la nariz y sobre el mentón,
             con movimientos circulares;

          •	 sobre el cuello, hacia arriba;

          •	 echar la cabeza hacia atrás y darse golpecitos
             con el reverso de la mano sobre el cuello, por
             debajo de la mandíbula y el mentón.

    4.	 Limpiarse las manos con una toallita, algodón
        empapado en tónico, agua, etc. Después, limpiar
        el rostro y el cuello, evitando la zona del contorno
        de los ojos.
406                             Discapacidad visual y autonomía personal


Hidratación del rostro

   Para la hidratación de la cara y el cuello, seguir las
mismas pautas que para la leche limpiadora, la única
diferencia es que la leche se retira con una toallita,
tónico o agua, mientras que las cremas hidratantes se
dejan absorber por la piel.

Maquillaje

   Después de limpiar e hidratar la piel, el procedi-
miento sería: base de maquillaje, colorete, corrector
de ojeras, polvos traslúcidos, sombra y lápiz de ojos,
rímel, lápiz de labios y barra de labios, según gustos y
costumbres.

 Tras la aplicación de cada producto, limpiarse las
manos (lavándolas o con toallitas húmedas) para no
mezclar los colores.

Base de maquillaje

  La aplicación es difícil, requiere mucha habilidad.

  •	 Poner una pequeña cantidad sobre la palma de
     la mano y repartir por el rostro por medio de
     pequeños toques con el dedo. Se realizará de
     forma equilibrada: por ejemplo, dos toques en
     la frente y en cada mejilla, y uno en la nariz y el
     mentón.

  •	 Extender la base de maquillaje con la yema de
     los dedos por todo el rostro hasta el escote, con
Capítulo 9. Actividades cotidianas                    407


          el procedimiento anteriormente explicado (pasos
          1 a 4).

    •	 Difuminarla bien con una esponjita humedecida
       y escurrida en la toalla o con los dedos, teniendo
       especial cuidado en zonas como el nacimiento del
       pelo, las cejas y debajo de la mandíbula, procu-
       rando que no se manche el cuello.

Colorete

    •	 Presionar la brocha sobre la superficie de los pol-
       vos, con movimientos hacia derecha e izquierda.

    •	 Soplar, sacudir ligeramente o apoyar la brocha
       sobre un pañuelo, para retirar el exceso de co-
       lorete.

    •	 Dar el mismo número de pasadas, y con idéntica
       presión, en cada lado de la cara: desde el centro
       de la mejilla hasta el nacimiento del pelo a la al-
       tura de la oreja.

    •	 Difuminar con la brocha, realizando movimientos
       circulares.

Corrector de ojeras

   Aplicar directamente en el rostro, extendiéndolo con
las yemas de los dedos y fundiéndolo con la base. Si es
necesario, se puede aplicar también bajo las aletas de
la nariz, en el entrecejo y en la hendidura del mentón,
intentando así cubrir todas las zonas oscuras de la cara.
408                             Discapacidad visual y autonomía personal


Polvos traslúcidos

  Se aplican con una brocha gorda o con una borla,
«barriendo» la cara en todas direcciones, pero elimi-
nando previamente el exceso (véase el punto Colorete).

Ojos

   Si el producto tiene varios colores, se marcarán para
identificarlos.

  1. Utilizar la yema del dedo índice para coger el color
     de sombra deseado.

  2.	 Para comprobar la cantidad que se toma, contar el
      número de pasadas y hacer las mismas en ambos
      ojos, para que el color quede uniforme.

  3.	 Aplicar el producto con la yema del dedo índice
      o medio, desde el nacimiento de las pestañas
      hasta el comienzo de la ceja (con la mano dere-
      cha en el ojo del mismo lado y con la izquierda
      para el otro), sin extenderla más allá del final
      de esta.

  4.	 Utilizar la yema del dedo meñique para el color
      oscuro. De esta forma se controlan mejor la can-
      tidad y el trazo.

  5.	 Aplicar una sombra más oscura por el pliegue de
      la cuenca del ojo, manteniendo tirante la zona
      de la ceja con la otra mano, difuminándola hacia
      arriba sin llegar a la ceja.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                     409


    Para aplicar el lápiz de ojos y el rímel:

    •	 Primero, pintar el borde superior del párpado,
       justo por encima de las pestañas, empezando, por
       ejemplo, por el lagrimal y siguiendo la forma del
       ojo hasta el final del mismo, o al revés —según
       destreza o preferencia—, manteniendo tirante la
       zona con la otra mano.

    •	 El borde del nacimiento de las pestañas de abajo
       también se puede delinear, aunque la habilidad
       para utilizar el lápiz y el rímel dependerá de la
       experiencia anterior.

    •	 Sujetar el aplicador del rímel con los dedos pulgar
       e índice, apoyando el cepillo en el dedo corazón.
       Colocar la yema del pulgar con el que se sostiene
       el aplicador en el extremo exterior del ojo del mis-
       mo lado. Apoyar sobre el dedo pulgar el aplicador,
       sin moverse, y cerrar y abrir repetidamente el
       ojo, notando que las pestañas entran en contacto
       con el aplicador.

Boca

   Hay diferentes sistemas de aplicación: lápiz, barra,
pincel. Es aconsejable utilizar colores claros y de textu-
ra cremosa, pero no demasiado grasa.

    •	 Aplicar primero en el labio superior, desde el cen-
       tro a la comisuras, derecha e izquierda, y después
       el inferior, desde las comisuras hacia el centro.
       Normalmente se nota el contacto de la barra en
410                                  Discapacidad visual y autonomía personal


       la zona del labio en que se apoya. Según la des-
       treza se puede utilizar el dedo índice de la mano
       contraria como tope o límite.

  •	 Corregir los excesos de las comisuras abriendo
     la boca y retirando el sobrante con un pañuelo o
     con los dedos pulgar e índice. Hacer lo mismo en
     el centro del labio superior. Para fijar el color, se
     muerde con los labios un pañuelo de papel.


   Facilitadores

   •   Espejos de aumento.

   •   Rímel transparente.

   •   Coloretes, en crema o en polvos compactos, de to-
       nos suaves, en conjunción con la gama usada en
       ojos y labios. En crema facilita el control de la can-
       tidad seleccionada y su difusión en la zona de los
       pómulos.



3.1.7. Menstruación

  Dada la dificultad para acceder a la información
sobre este tema, eminentemente visual, se considera
importante explicar, en colaboración con la familia:

  •	 Las características del ciclo menstrual: inicio y final,
     interpretación de las sensaciones corporales, etc.

  •	 Los materiales disponibles en el mercado y su
     uso (compresas de mayor o menor absorción y
     tampones).
Capítulo 9. Actividades cotidianas                    411


3.2. Autonomía en la comida

   La comida es una tarea cotidiana con repercusiones
en el ámbito social, por lo que la adquisición de técnicas
específicas es importante para la persona con discapa-
cidad visual.

   Realizar con autonomía estas actividades implica el
dominio de muchas destrezas, que deben conjugarse
en la práctica real. En un proceso de rehabilitación,
inicialmente se trabajarán por separado, integrándolas
poco a poco en la actividad completa.

3.2.1. Organización en el espacio

   El primer objetivo es lograr el desplazamiento autó-
nomo hasta el lugar donde se va a comer. Ello requiere
conocer los elementos, en caso de acudir con frecuen-
cia al mismo sitio (acceso, barras, mesas, aseos, etc.).
Si no se domina el espacio, se puede solicitar ayuda
(camarero, personas conocidas, auxiliar, etc.), pidiendo
referencias (posicionales, visuales o auditivas).

  Será necesario tomar las referencias necesarias
para mantener una posición correcta. Para ello, podrá
deslizarse el dorso de ambas manos por el borde de la
superficie próxima (mesa o barra) para comprobar su
posición y distancia con otras personas.

3.2.2. Organización en la mesa

    •	 Mantener el contacto con la mesa y el plato en
       todo momento.
412                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Conocer la disposición tradicional de los cubiertos
     (servilletas, vasos, etc.) para generalizarlo a cual-
     quier evento.

  •	 Realizar exploraciones ordenadas para locali-
     zar los elementos. Deben ser lentas y suaves,
     tocando la superficie de la mesa con los dedos,
     ligeramente flexionados. Hay que advertir del
     riesgo que tiene la localización de los objetos
     (principalmente las copas) por su parte supe-
     rior.

  •	 Ubicarse en el lugar donde la iluminación sea más
     favorable para el alumno. Pueden preferirse zonas
     bien iluminadas o de penumbra.

3.2.3. Técnicas específicas de orientación
       en la mesa

   Existen varias formas de explicar la disposición de
la comida en el plato o de los utensilios en la mesa.
La elección de una u otra dependerá de los gustos y
posibilidades de cada uno. Es importante que también
las conozcan las personas que suelan prestarle apoyo
habitual en esta tarea.

  •	 Método basado en la analogía con la esfera
     de un reloj: Indicar la hora como referencia
     posicional para asociarla a una ubicación con-
     creta en el espacio. Pueden utilizarse los cuatro
     segmentos de hora (cuartos) para indicaciones
     generales y las horas concretas para las de
     mayor precisión.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                              413




                                     Foto 35



    •	 Lateralidad: La información es menos exacta pero
       igualmente válida. El espacio se separa por mita-
       des (derecha-izquierda, arriba-abajo).



     Facilitadores

     •     Vajillas, cristalerías y cuberterías contrastadas con los
           elementos textiles (manteles, servilletas, hules, etc.)
           y los alimentos.




3.2.4. Utilización de cubiertos

   Se identificarán las dificultades realizando las correc-
ciones oportunas antes de abordar las técnicas especí-
ficas. Se tendrán en cuenta:

    •	 Movimientos habituales: sujeción, acercamiento
       al plato, recogida del alimento y aproximación a la
       boca, así como la fuerza y coordinación manuales.
414                                     Discapacidad visual y autonomía personal


  •   Las estrategias más efectivas para corregir estos
      errores son la imitación y el modelado: el especia-
      lista guía las manos del alumno o este comprueba
      las posiciones y movimientos correctos mientras
      lo hace (v. capítulo 6). Si el resto de visión es
      suficiente, puede bastar para reproducir dichos
      movimientos, en las mejores condiciones de ilu-
      minación y contraste.

  •   Explicar las posiciones habituales de colocación
      de los cubiertos durante la comida:

      ◦     se cogen de fuera hacia dentro, según el orden
            de los platos, y se mantienen apoyados en el
            plato;

      ◦     si no cambian los cubiertos entre diferentes
            platos, se colocarán juntos sobre la mesa (el
            cuchillo apoyado entre los dientes del tenedor
            o al contrario);

      ◦     al finalizar cada plato, se colocarán dentro
            de este, con los mangos paralelos orientados
            hacia la derecha.


  Recomendaciones específicas para cada uno
  de los utensilios de un cubierto

  •       Cuchara: Para cargar alimentos, remover, servir y
          medir pequeñas cantidades. Comprobar la forma de
          cogerla, recoger la comida, apoyar la base sobre el
          plato para confirmar la horizontalidad, subirla con
          distinto peso y texturas, girar y alinear con la boca.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                               415



     •     Tenedor: Para recoger, cortar, separar, pinchar, ex-
           plorar, servir, aplastar, batir o arrastrar. Comprobar
           la forma de cogerlo en cada uno de estos usos.
           Para cargar, puede ayudarse con el cuchillo o un
           trozo pequeño de pan (las dos manos proporcio-
           nan más información). Para pinchar, se explicará la
           posición vertical inclinada que permita imprimir la
           fuerza suficiente con las puntas. Y para cortar, se
           debe presionar y aserrar al mismo tiempo con el
           filo lateral.

     •     Cuchillo: Para cortar, pelar, explorar, sujetar, car-
           gar o untar. Comprobar la forma de sujetarlo al pe-
           lar o cortar, prestando atención al tramo de hoja
           que interviene en el corte y a la inclinación del filo.




3.2.5. Técnicas facilitadoras durante la comida

  Se trata de obtener información mediante otras cla-
ves sensoriales, la incorporación de hábitos concretos
de organización espacial y la automatización de movi-
mientos, que mejoran el control sobre los alimentos.

Explorar y organizar el plato

    •	 Conocer la distribución de los alimentos en el
       plato, de forma visual o táctil.

    •	 Las exploraciones táctiles se harán con el tene-
       dor y el cuchillo (uno de ellos o ambos) y serán
       más efectivas si se hacen con la superficie mayor
       del cubierto (parte plana). Así, mediante tacto
       indirecto, se determinarán las formas, texturas y
       volúmenes.
416                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Se realizarán secuencias de búsqueda ordenada.
     Por ejemplo: exploración según las horas en la
     esfera de un reloj.

  •	 Conviene girar el plato para situar los alimentos
     en la posición que más convenga.

  •	 Dejar un espacio en la parte superior para los
     desperdicios. Si no es suficiente, se pondrán en
     otro plato.

  •	 Destinar la mitad inferior para cortar, recoger o
     separar los alimentos.

  •	 Comprobar frecuentemente que no han caído
     alimentos fuera del plato, explorando por fuera
     y a su alrededor con ambas manos. Si se hace
     desde la parte inferior a la superior, se facilita su
     colocación en la zona destinada a residuos.

  •	 Durante la comida, favorece la organización del
     plato comenzar por la guarnición o los alimentos
     sueltos. De esta forma, se dejan espacios útiles
     para el corte de los alimentos.

Cortar

  •	 Conocer previamente cómo es el alimento que se
     quiere cortar, explorando cada pieza con los cu-
     biertos: primero, en paralelo, acotando ambos lí-
     mites (horizontal y vertical) para comprobar forma
     y tamaño; después, se sujeta con el tenedor, y se
     reconocen los contornos y el grosor con el cuchillo.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                    417


    •	 Asegurarse de la posición correcta del filo del
       cuchillo, comprobando con el dedo pulgar la unión
       del mango con la hoja o friccionando dicha hoja
       con el tenedor.

    •	 Sujetar el alimento con el tenedor y localizar una
       punta por la que empezar a cortarlo.

    •	 Pinchar cerca del borde, comprobando con el
       cuchillo la cantidad que queda detrás del tene-
       dor: esta será la que se lleve posteriormente a
       la boca.

    •	 Si el trozo es del tamaño deseado, se corta, utili-
       zando como referencia el tenedor, pero separando
       ligeramente el cuchillo del mismo.

    •	 Una vez separado el trozo del resto, se levanta el
       tenedor y, con el cuchillo, se comprueba su suje-
       ción (si no es muy firme, se afianza un poco más),
       el tamaño y si el corte es limpio. Así se evita el
       llevarse a la boca un trozo desproporcionado o el
       tenedor vacío.

    •	 Si el trozo es demasiado grande, se trocea de
       nuevo. Puede ser suficiente cortándolo entre las
       púas del tenedor y separando cada trozo.

    •	 Cuando se considere que el corte se ha finali-
       zado, no hay que levantar el cuchillo, por si la
       impresión es errónea, ya que después resul-
       tará muy difícil volver a encontrar la fisura del
       corte.
418                                  Discapacidad visual y autonomía personal




           Foto 36. Comprobación del tamaño del corte



Quitar espinas de pescado

   En este caso, el movimiento será para separar y no
para cortar. Hay que conocer la forma y las texturas de
los pescados más habituales, así como la posición y la
distribución de las espinas.

  •	 Rodajas con espina central: Se explora hasta lo-
     calizarla y, sujetándola con el tenedor, se separan
     cuidadosamente los trozos. La espina se traslada-
     rá a la parte superior del plato antes de cortar los
     trozos resultantes y comerlos.

  •	 Piezas completas: Es bastante difícil, por lo que
     se suele necesitar ayuda para controlar adecua-
     damente cualquier parte del proceso. Se sujeta la
     pieza y se explora; localizadas cabeza y cola, se
     separan del resto; se realiza un corte longitudinal
     y se abre, separando finalmente cada trozo en el
     mismo sentido longitudinal del corte, procurando
     retirar la espina central entre un trozo y otro.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                        419


Pelar y partir fruta

   Se realizarán prácticas previas para aprender a con-
trolar la orientación de la pieza, la posición del cuchillo,
la forma de corte y la presión ejercida.

   La utilización de cuchillo y tenedor para pelar y cortar
la fruta proporciona gran agilidad y destreza manual,
ganando habilidad con el resto de alimentos, ya que la
variedad de texturas y formas es muy rica.

    •	 Frutas que pueden trocearse en cuartos (o por-
       ciones más pequeñas). Se pelan más fácilmente
       tras el troceado. Para dividirla, apoyar en el plato
       y colocar el cuchillo en la parte central. La mano
       que queda libre sujeta la pieza cubriendo el cuchi-
       llo sin tocarlo. Después, a cada trozo se le quita el
       corazón (si es el caso) y se pela en líneas o tiras
       paralelas.

    •	 Frutas con cáscara (naranja): Después de cortarle
       los polos, se hacen incisiones verticales desde la
       parte superior, prestando atención al ancho de las
       tiras y a su profundidad. Después se quitan con
       la mano.

Untar

    •	 Colocar el pan en el plato, para facilitar su mani-
       pulación y evitar que se rompa durante el untado.

    •	 Obtener la mantequilla (o similar) deslizando el cuchi-
       llo por su superficie y colocarla en el centro del pan.
420                                Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Sujetar el pan entre el índice y el pulgar, y extender
     la mantequilla hacia la parte inferior, deslizando el
     cuchillo en posición casi horizontal.

  •	 Girar el pan y extender en la parte restante si-
     guiendo el mismo procedimiento. También puede
     realizarse girando el cuchillo.



   Facilitadores

   •   Trozo de pan para empujar, recoger, rellenar el te-
       nedor, etc.



3.2.6. Servirse

   Como en el resto de tareas, es necesario conocer con
detalle la forma, el tamaño y la capacidad de bandejas,
fuentes, soperas, cazos, vasos, tazas, botellas, jarras,
etc.

En un plato (por ejemplo, desde una bandeja)

  •	 Acercar, deslizando por la mesa, el recipiente
     (bandeja) hasta tocar con el plato. La proximidad
     de ambos facilitará el traspaso.

  •	 Con el cubierto adecuado, localizar el alimento
     y recogerlo. La búsqueda será preferentemente
     desde el borde hacia el centro del recipiente.

  •	 Pasar el alimento al plato, manteniendo la hori-
     zontalidad y el equilibrio del cubierto.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                                      421


    •	 Introducir el cubierto en el plato, acercándolo a su
       base hasta percibir que se ha depositado.

En un vaso (por ejemplo, desde una botella)

    •	 Coger el vaso por su cuerpo (pulgar y corazón
       sujetarán la parte superior, dejando el índice sin
       contacto para servir de referencia con respecto a
       la jarra o botella). Se mantendrá en alto y vertical,
       salvo que el líquido requiera la inclinación del vaso
       (espumosos).

    •	 Contactar con el cuello de la botella tomando
       como referencia el dedo índice.

    •	 Centrar la botella en el borde del vaso, deslizán-
       dola hacia el gollete y a izquierda y derecha.

    •	 Verter inclinando la botella. El grado de inclinación
       dependerá de la cantidad de líquido que tenga la
       botella y de la cantidad que se desee servir.




                 Foto 37. Sujeción del vaso y la jarra al servir agua
422                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Cuando se nota que el líquido empieza a caer
     (inclinación, sonido, etc.), se puede separar lige-
     ramente la botella del vaso para notar el peso.

  •	 Se recomienda entrenar inicialmente sobre el
     fregadero con el vaso vacío, lleno, medio, etc. El
     cálculo del peso se realiza cogiéndolo y dejándolo
     sobre una superficie; con la práctica se consegui-
     rá mayor precisión.

  •	 Entrenar con distintos modelos: botella, jarra y
     vasos de distintas formas, con diferentes canti-
     dades.

  •	 Una vez adquirida la suficiente destreza, se rea-
     lizará la actividad en la mesa. Es recomendable
     partir de un vaso vacío y llenarlo hasta la mitad
     de su capacidad.

  •	 Los antebrazos no deben estar apoyados en la
     mesa, para notar mejor el cambio de peso en el
     vaso.

  •	 Se puede utilizar el sonido que produce el líquido al
     caer para calcular la cantidad que se vierte, pero
     el ruido ambiental puede dificultar su audición.

  •	 El cálculo del tiempo de llenado, la temperatura
     del líquido y el dedo en el interior para calcular el
     nivel, son otros sistemas alternativos.

  •	 Dejar los elementos comprobando previamente el
     espacio libre con el dedo meñique.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                       423


  Se recomienda servir los líquidos con un plato debajo,
para controlar posibles derrames.

Con vinagreras y aceiteras

    •	 La identificación del aceite y el vinagre se realizará
       mediante claves olfativas, texturas o referencias
       en los recipientes.

    •	 Coger el elemento con una mano y comprobar la
       dirección de salida del líquido.

    •	 Colocar la otra mano sobre la parte superior del
       plato a modo de límite.

    •	 Acercar el utensilio y verter el líquido en la mitad
       inferior, con pequeños movimientos circulares.

    •	 Girar el plato media vuelta y repetir de nuevo.

Con salero y pimentero

    •	 Echar el producto en el hueco de una mano, asegu-
       rándose antes del correcto ajuste del dosificador.

    •	 Pellizcar de ahí pequeñas cantidades y esparcirlo
       ordenadamente en el plato.

Granulados con cuchara
(por ejemplo, azúcar en una taza)

    •	 Bien apoyado sobre una superficie, sujetar el re-
       cipiente de la forma anteriormente descrita para
424                                 Discapacidad visual y autonomía personal


      el vaso (sujetando la parte superior con los dedos
      pulgar y corazón).

  •	 Con la cuchara en la otra mano, extraer el azúcar,
     eliminando la cantidad sobrante con movimientos
     laterales de la cuchara dentro del recipiente o
     dando pequeños golpes con el mango de esta
     sobre el azucarero.

  •	 Sujetar la taza de la misma forma que el recipien-
     te (el dedo índice sirve de referencia en el centro
     de la misma).

  •	 Aproximar la cuchara al dedo índice y, apoyándola
     en él ligeramente, girarla para vaciar el contenido.


  Observaciones

  •   Algunos alimentos pueden deshacerse al trasladar-
      los, por lo que deben conocerse la textura y la con-
      sistencia.

  •   Sujetar cada recipiente en el momento de actuar
      sobre él, tanto al extraer el alimento como al de-
      positarlo.

  •   Mantener la postura corporal correcta, evitando incli-
      nar cabeza o cuerpo, o acercar vaso y botella al oído.

  •   El uso de la memoria muscular facilita la repetición
      de las acciones descritas, sin tener que tomar con-
      tinuamente referencias.


  Facilitadores

  •   Indicador sonoro del nivel de líquidos.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                          425


3.2.7. Uso de bandejas

    •	 Organizar cuidadosamente la colocación de los
       objetos:

          ◦◦ los más altos en el centro y los más bajos en
             la periferia,

          ◦◦ tumbar los que no puedan derramarse para
             mejorar la estabilidad,

          ◦◦ repartir el peso para evitar desequilibrios.

    •	 Aproximar la bandeja al cuerpo al desplazarse.
       Colocarla sobre los antebrazos, separados entre
       sí, para garantizar la estabilidad.

    •	 Hay que calcular la propia capacidad para reco-
       rrer distancias sin referencias ,y considerar que,
       en ocasiones, es necesario sujetar la bandeja con
       una sola mano y utilizar la otra para protección
       personal o para seguir alguna referencia o a algu-
       na persona.

    •	 Comprobar la zona inmediata al borde de la mesa.
       Apoyar con cuidado el borde de la bandeja y ase-
       gurarse de que hay espacio libre delante de ella.

    •	 Adentrarla hasta que permanezca estable y segura.

  El uso de la bandeja en un autoservicio implica co-
nocer la secuencia de paso y recogida de alimentos. En
muchas ocasiones se suele necesitar ayuda.
426                                Discapacidad visual y autonomía personal




   Facilitadores

   •   Bandejas especiales: antideslizantes, con organiza-
       dores de elementos, etc.



3.3. Autonomía con el dinero

   Debido a la importancia que hacer compras tiene en la
vida cotidiana de cualquier persona y ante el estrés que
genera, en muchas ocasiones, al tener que interactuar
rápidamente en el momento de un pago, es necesario
que en el proceso de rehabilitación se planifiquen sesio-
nes específicas para conocer los detalles diferenciadores
de monedas y billetes, así como las técnicas y prácticas
necesarias para identificarlos con eficacia.

   El reconocimiento táctil es una técnica eficaz para que
las personas con discapacidad visual puedan identificar
el dinero, tengan o no resto visual. Conscientes de ello,
algunos países diseñan expresamente sus monedas y
billetes con marcas táctiles unificadas, como es el caso
del euro.

3.3.1. Reconocimiento de monedas

   Cada moneda tiene unas características táctiles pro-
pias (canto, peso, color…) que la definen. En el caso del
euro, se combinan texturas lisas con diferentes tipos de
estriado.

   Las referencias visuales de las monedas suelen ser
difíciles de reconocer, más aún en condiciones ambien-
Capítulo 9. Actividades cotidianas                              427


tales desfavorables y cuando no se dispone del suficien-
te tiempo. Por eso, es eficaz que el profesional facilite la
información suficiente sobre sus características (valor,
color, tamaño, peso y referencias táctiles), incluso a las
personas con baja visión.

    •	 Entregar las monedas ordenadas para que el
       alumno aprecie las diferencias del canto con la
       yema del dedo o la uña y compruebe su peso.

    •	 Definir las características de las monedas, una a
       una.

    •	 El profesional explicará la correspondencia de las
       marcas táctiles con su valor.

    •	 Posteriormente, se agruparán monedas iguales y
       se reconocerán las de un valor concreto, extraído
       de un conjunto desordenado.

    •	 Realizar ejercicios prácticos: dar cambios, com-
       binar distintas monedas para obtener una misma
       cantidad, etc.




     Facilitadores


     •     Plantillas guía que faciliten la asociación valor-can-
           to o que, durante la fase inicial de aprendizaje, per-
           mitan la clasificación y agrupamiento ordenado de
           todas las monedas.
428                                      Discapacidad visual y autonomía personal




       Foto 38. Plantilla guía para el reconocimiento de monedas


   •   Monederos con varios departamentos para ordenar
       las monedas y localizarlas de forma más rápida y
       efectiva.




3.3.2. Reconocimiento de billetes

   Es importante adquirir la suficiente destreza para
diferenciar la textura y la consistencia del papel de los
billetes reales con respecto al de otros falsos.

Uso de los dedos

  •	 Doblar un billete por la mitad juntando los extre-
     mos más lejanos, asegurándose de que coincidan
     las cuatro puntas y de que el doblez quede prieto.

  •	 Introducirlo entre los dedos índice y corazón es-
     tirados, con el doblez encajado en la comisura de
     los dedos. Comprobar que esté recto, es decir,
Capítulo 9. Actividades cotidianas                            429


          que sobresalga el mismo tramo a ambos lados de
          los dedos.

    •	 Apreciar el lugar al que llega el papel con relación
       al dedo elegido (a qué altura de este llega, toman-
       do como referencia las falanges, la yema o la uña,
       el nacimiento, el final, etc.).

    •	 Repetir la secuencia con todos los billetes (al me-
       nos los habituales) y emplear siempre la misma
       mano y los mismos dedos.




                              Foto 39. Medición de billetes


Plantillas

   Se confeccionan con materiales flexibles, ligeros y
resistentes a las deformaciones (acetato). Las medidas
se suelen realizar con las dimensiones del ancho de los
billetes. Pueden ser de tres tipos:
430                                  Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Con referencias escalonadas de todos los valores:
     Se introduce en el billete doblado, de manera que
     las pestañas sobrantes informen del valor del
     mismo.

  •	 Específica para billetes habituales: Se busca la
     coincidencia de cada ancho (uno de ellos estará
     marcado) con el billete deseado. Si coincide con
     uno de ellos, se advierte directamente el valor; si
     no, si es más pequeño que el menor de los anchos
     es el de 5 €, y si es más grande que la plantilla es
     el de 50 €.

  •	 Comercializadas: Disponen de marcas táctiles y
     en braille. Se introduce el billete, se dobla sobre
     un lateral y se comprueba la marca sobre la que
     coincide, identificándose su valor.




                 Foto 40. Plantilla escalonada
Capítulo 9. Actividades cotidianas                             431


Discriminación visual

  Se realiza reconociendo las características propias:
color, cifras, tamaño, etc.


     Facilitadores

     •     Billeteros con varios departamentos.



3.3.3. Utilización autónoma del dinero




                           Foto 41. Adaptación de la cartera


   Los aspectos básicos para fomentar la autonomía en
la realización de compras y gestiones son:

Organización personal

    •	 Asignar un lugar fijo para cada objeto que se
       introduzca en la cartera o monedero. Para faci-
432                             Discapacidad visual y autonomía personal


      litar la localización, se pueden remarcar bordes,
      pestañas y departamentos, o añadir texturas o
      marcas adicionales.

  •	 Colocar los billetes de una forma concreta y sis-
     temática (por ejemplo, doblándoles una punta o
     dos, con dos dobleces, etc.), para localizarlos con
     más agilidad.

Compras

  •	 Pagos con dinero:

      ◦◦ entregar el dinero al dependiente diciéndole la
         cantidad,

      ◦◦ esperar con la mano abierta la devolución,

      ◦◦ si el vendedor deja el dinero sobre el mos-
         trador, pedirle que se lo ponga sobre la
         mano,

      ◦◦ comprobar el cambio.

  •	 Pagos con tarjeta de crédito:

      ◦◦ Las principales dificultades serán la marcación
         del código personal (si es necesario) y la lo-
         calización del lugar para la firma en el recibo.
         En ambos casos, se solicitará la información
         oportuna al dependiente (características del
         teclado y ubicación, y tamaño del lugar para
         la firma).
Capítulo 9. Actividades cotidianas                      433


          ◦◦ Las tarjetas deben identificarse con las técni-
             cas de marcaje y organización más adecuadas
             para cada persona.

3.4. Uso de teléfonos

   En la actualidad, la tecnología permite realizar adap-
taciones de voz para funciones muy sofisticadas de
teléfonos fijos y móviles: agenda, mensajes de texto,
reconocimiento del número entrante, etc. Sin embargo,
no todas las personas con discapacidad visual tienen la
posibilidad de utilizarlos.

  El manejo del teclado, que permite marcar los nú-
meros, descolgar y colgar, acceder a los menús, etc.,
debe realizarse de forma visual o táctil. En los teléfo-
nos móviles, el reconocimiento visual es muy difícil, ya
que el espacio destinado a las teclas es reducido.

   Una dificultad frecuente es acceder a la agenda
telefónica. Para personas con resto de visión es útil
tener apuntados los números más frecuentes en un
tamaño adecuado a sus posibilidades visuales. Las
personas con discapacidad visual total que conocen
el braille pueden confeccionar su agenda en este
sistema y, si no es así, precisarán el uso de etique-
tas parlantes o de una grabadora. Algunos aparatos
de teléfono disponen de memorias, en las que se
pueden guardar números de teléfono y relacionar-
los con una tecla numérica para marcarlos, esto
facilita a las personas con problemas de memoria
la marcación de los números que utilizan con más
frecuencia.
434                              Discapacidad visual y autonomía personal


  La adaptación de los teclados es un recurso que no
excluye los métodos específicos ni los facilitadores que
se explicarán a continuación (v. anexos).

3.4.1. Técnica de marcación por tacto

   Consiste en la toma de referencias sobre el teclado
y el empleo de los tres dedos centrales de la mano.
Gracias a la universalidad de los teclados telefónicos,
se puede utilizar en cualquier aparato, siempre que las
teclas tengan suficiente relieve y separación entre ellas.

  Las primeras prácticas se realizarán de frente al
aparato, apoyado en una superficie y con el auricular
colgado. La técnica consiste en:

  •	 Situar los dedos índice, corazón y anular en la
     línea central del teclado numérico, haciendo
     coincidir el corazón con la tecla del número 5,
     reconocible por la marca en relieve que habitual-
     mente tiene.

  •	 Utilizar para cada tecla un dedo, situando los tres
     al mismo tiempo en la línea deseada. Realizando
     movimientos hacia la línea superior e inferior, el
     índice pulsará los números 1, 4 y 7, el corazón los
     números 2, 5, 8 y 0, y el anular el 3, 6 y 9.

  •	 Antes de descolgar el auricular se colocarán los
     dedos en la línea central, y posteriormente se
     marcará el número deseado. Para colgar se puede
     buscar el lugar para depositar el auricular con la
     mano libre.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                                  435




                   Foto 42. Colocación de los dedos en el teclado




     Consideraciones

     Si se observan dificultades para pulsar con los tres de-
     dos, se puede realizar exclusivamente con el dedo índi-
     ce sobre el número 5 (generalmente, señalado con un
     punto en relieve como referencia central) y efectuando
     movimientos en cruz y en diagonal, volviendo después
     al mismo número 5 (movimiento en cruz: subir 2, ba-
     jar 8, izquierda 4, derecha 6; movimiento en diagonal:
     subir 1-3, bajar 7-9).


     Facilitadores

     •     Teclas de marcación directa.

     •     Teclados de caracteres grandes y contrastados.

     •     Marcación por voz.

     •     Aplicación que reproduce en voz el número mar-
           cado.
436                                   Discapacidad visual y autonomía personal




             Foto 43. Teléfono convencional adaptado



3.5. Administración de medicamentos

  Es importante organizar e identificar cada medica-
mento, la capacidad del envase, la dosificación, la fecha
de caducidad, las normas de conservación, etc.

3.5.1. Organización

  Es imprescindible tener registradas las prescripciones
médicas (nombre del medicamento, dosis, duración, etc.).

  Hay distintas formas de clasificarlos: por su pre-
sentación, por el componente genérico, los principios
activos, la indicación terapéutica, etc.

  Si se clasifican según su presentación, puede hacerse
por:
Capítulo 9. Actividades cotidianas                                    437


    •	 Sólidos y encapsulados.

    •	 Líquidos.

    •	 Gotas.

    •	 Cremas.




         Foto 44. Marcaje de medicamentos y organizadores semanales




   También es importante el almacenaje. Un recurso
muy práctico para las pastillas son los organizadores
(semanales o diarios). Algunos se comercializan con
su nombre en letras grandes o en braille, pero otros
tendrán que adecuarse con marcas para su reconoci-
miento. En todo caso, lo esencial es que cada depar-
tamento quede claramente identificado, sin posibilidad
de confusión. Si conviven varias personas que tomen
medicamentos distintos, se deberán utilizar cajas dife-
rentes para cada una.
438                                   Discapacidad visual y autonomía personal


3.5.2. Dosificación de medicamentos

Con jeringuillas

   Pueden marcarse realizando cortes apreciables al
tacto en el émbolo o con rayas rotuladas, bien con-
trastadas, en el valor de la dosis prescrita, ya sea en la
propia jeringa (si la persona puede distinguir el líquido)
o en el émbolo. Se recomienda realizar estas tareas en
una bandeja o espacio bien acotado.




                 Foto 45. Jeringuillas adaptadas




  •	 Para obtener la cantidad deseada, se introduce
     la jeringuilla hasta el fondo del envase. Se carga
     una mayor cantidad y se reintroduce el líquido
     sobrante tomando como referencia con la uña la
     marca del émbolo. Debe quedar en la jeringuilla
     la cantidad exacta.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                       439


    •	 Cuando no se está seguro de la cantidad de líquido
       existente en un frasco, hay que utilizar, además de
       la jeringuilla, una cánula de plástico que se adapte
       a la punta de la misma y que permita llegar al
       fondo del envase. La extracción no puede hacerse
       directamente, ya que se formaría una cámara de
       aire que alteraría la dosis, por ello:

          ◦◦ se usará una jeringuilla de mayor calibre, al
             menos del doble de la dosis deseada, y una
             cánula que sobrepase ligeramente el largo del
             envase;

          ◦◦ se ajustará la cánula y se extraerá el líquido
             hasta el límite del émbolo, indicado por el tope
             que incorpora;

          ◦◦ se desprende la cánula (que contendrá líquido)
             y se dejará vaciar en el interior del frasco;

          ◦◦ para desechar la cantidad sobrante de aire,
             se coloca la jeringuilla en posición vertical
             con la boquilla para la aguja hacia arriba, y,
             presionando suavemente con un dedo en la
             abertura, se empuja lentamente el émbolo
             hasta escuchar la salida completa del aire;

          ◦◦ finalmente, se vierte la posible cantidad de
             líquido dentro del mismo frasco hasta la señal
             táctil indicada, obteniendo así la dosis.

   También se puede obtener la dosis deseada con un
trozo de plástico a modo de tope que encaje en el émbolo.
440                             Discapacidad visual y autonomía personal


Con cuentagotas

  Las gotas pueden contarse al escuchar el sonido que
producen al dejarlas caer sobre un vaso de plástico de
usar y tirar. Después, se disuelve el contenido del vaso
en agua u otro líquido y se bebe directamente.

Otros

   Existe material específico para facilitar la dosifica-
ción de jarabes, consistente en un tapón calibrador
con sistema de válvula que permite recoger 5 ml de
producto. El inconveniente es que no es válido ni para
dosis inferiores ni para aquellas que no sean múltiplos
de cinco. Además, no siempre se ajusta a las bocas de
los frascos.

  También puede encontrarse en farmacias un dis-
pensador de gotas oculares, que facilita su aplicación
manteniendo el párpado inmovilizado y dirigiendo el
aplicador directamente al ojo.

4. Tareas domésticas

   Es indudable que, para las personas con discapacidad
visual, la realización de las tareas cotidianas requiere
unas estrategias de funcionamiento que minimicen los
riesgos que algunas de ellas entrañan y favorezcan la
autonomía en su ejecución.

   Es especialmente importante el mantenimiento de la
limpieza y de un orden en el hogar, que deben respetar
el núcleo de convivencia y otras personas externas que
Capítulo 9. Actividades cotidianas                      441


colaboren en la realización de las tareas domésticas.
Solo de esta forma, la persona con discapacidad visual
podrá ser más rápida, eficiente y actuar con comodidad.

4.1. Arreglo y limpieza del hogar

4.1.1. Hacer las camas

    •	 Comprobar derecho y revés de la sábana por
       medio de las costuras.

    •	 Extenderla desde los pies de la cama, sujeta por
       las esquinas inferiores, con un movimiento enér-
       gico.

    •	 Medir el tramo de sábana colgante para equili-
       brarla, bien visualmente (por contraste con los
       travesaños) o por medio del tacto (midiéndolo en
       palmos y/o dedos).

    •	 Ajustar las esquinas y los laterales.

    •	 Alisar, ordenadamente, la totalidad de la superficie.

    •	 Para doblar el embozo, tensar, desde ambos lados
       del cabezal, utilizando la mano como referencia,
       para que caiga la parte doblada sobre ella. Des-
       pués, retirar despacio la mano y comprobar que
       queda bien lisa.

    •	 Poner la colcha, siguiendo los procedimientos
       anteriores para extenderla, equilibrar las partes
       que cuelgan y doblar el embozo.
442                                  Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Para cubrir la almohada con la colcha, colocar
     aquella sobre el embozo y voltear los dos juntos
     hacia el cabecero, desde ambos lados.

  •	 Se debe comprobar, alisar y tensar tras cada paso.



   Facilitadores

   •   Sábanas bajeras ajustables de colores contrasta-
       dos y fundas nórdicas.

   •   Si la diferencia entre la parte superior e inferior de
       la sábana es imperceptible, marcar con pintura de
       tela en relieve o coser un trozo de cinta.




4.1.2. Limpieza de muebles
       y superficies acristaladas

  •	 Retirar de la superficie a limpiar cualquier objeto
     que pueda dificultar la tarea.

  •	 Elegir el útil y el producto de limpieza adecuados:
     bayeta, papel de celulosa, cepillo, etc.

  •	 Aplicar el producto sobre la bayeta doblada, de
     forma que cubra aproximadamente el tamaño de
     la mano extendida.

  •	 Para conseguir cubrir la totalidad de una superficie
     plana, vertical u horizontal, empezar a limpiar en-
     marcando los límites, insistiendo en los rincones o
     las esquinas con los dedos índice y corazón.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                           443


    •	 Con la palma de la mano totalmente extendida
       y sujetando la bayeta o manopla, realizar movi-
       mientos lineales paralelos de izquierda a derecha
       y viceversa, bajando un palmo aproximadamente
       en cada línea realizada. Según sea la superficie,
       también se podrán hacer movimientos circulares,
       desde los límites externos hacia el interior o vice-
       versa.

    •	 Comprobar táctilmente si quedan restos de su-
       ciedad; en este caso, utilizar un trapo húmedo y
       secar.

    •	 En superficies muy extensas, fraccionarlas en
       partes y repetir la secuencia para limpiar cada
       una de ellas.




     Facilitadores


     •     Toallitas desechables o manoplas atrapa-polvo,
           plumeros, sacudidores, etc.

     •     Limpieza de cristales con un producto que limpia
           en dos fases y que no requiere el uso de la visión
           para comprobar un correcto acabado. En este caso
           se repite la operación, primero extendiendo el pro-
           ducto, que forma una película blanquecina, y reti-
           rándolo después cuando esté seco.

     •     Bayetas de algodón, microfibra, celulosa o papel de
           periódico, que no dejan pelusas o residuos.
444                            Discapacidad visual y autonomía personal


4.1.3. Limpieza de suelos: barrer, pasar la mopa,
       fregar, aspirar, etc.

  •	 Dividir y organizar mentalmente el espacio.

  •	 Distribuir en bandas anchas —a modo de pasi-
     llos o cuadrantes— utilizando los muebles como
     referencia, y realizar movimientos lineales y
     paralelos desde el límite interior (o fondo) de la
     habitación, desplazándose de espaldas hacia el
     exterior.

  •	 Empezar por debajo de los muebles, utilizando
     las patas como referencia, y continuar después
     por el resto de la habitación colocando el cubo,
     el recogedor u otros elementos en los límites de
     dichos cuadrantes, tanto para facilitar su uso
     —teniéndolos a mano a medida que se retroce-
     de— como para delimitar dichos cuadrantes o
     espacios.

   Barrer es la tarea más complicada y son muy útiles
los facilitadores. Específicamente hay que tener en
cuenta:

  •	 Deslizar suavemente el cepillo, procurando
     no levantarlo para no desperdigar la basu-
     ra.

  •	 Juntar los residuos por cuadrantes.

  •	 Recoger la basura, manteniendo las cerdas del
     cepillo paralelas al recogedor.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                    445


    •	 Pasar un trapo húmedo, para retirar posibles
       restos.

Escurrir la fregona convencional

    •	 Sujetar el cubo entre los pies (por su parte más
       estrecha si es rectangular) dejando la parte des-
       cubierta justo delante y la presa escurridora más
       alejada.

    •	 Meter la fregona y remover. Sacarla, con los brazos
       extendidos, tanteando con ella los lados interiores
       del cubo para calcular el eje de la prensa escu-
       rridora, tomando como referencia, igualmente, el
       eje del cuerpo, que coincidirá con el del palo (la
       vertical).

    •	 Sacar la fregona del agua contactando con la pre-
       sa, hasta calcular que se ha posicionado la parte
       mojada exactamente encima y en el centro de
       ella, sin apretar hacia abajo todavía, para que no
       se salga o rebase la presa.

    •	 Girar la fregona sobre su eje para enrollarla.
       Escurrirla girando y apretando hacia abajo a la
       vez. Este movimiento de apretar haciendo fuerza
       contra el suelo debe realizarse aprovechado la
       inercia de todo el cuerpo.

    •	 Si existen dificultades para escurrirla se puede
       utilizar la mano (con guante) para meter la
       fregona en la presa, o buscar utensilios ade-
       cuados.
446                               Discapacidad visual y autonomía personal




  Facilitadores

  •   Mopas automáticas, barredoras, robots que aspi-
      ran el polvo o limpian el suelo, cubos rectangulares
      con sistemas de escurrido sencillo, etc.

  •   Útiles de limpieza que contrasten con el suelo y
      demás superficies.




4.2. Cuidado de la ropa y del calzado

4.2.1. Cepillado o limpieza en seco de la ropa

  •	 Cepillar las zonas más rozadas (cuellos, puños y
     solapas).

  •	 Colgar la prenda de una percha y apoyarla sobre
     una superficie estable: el pomo de un armario, de
     una puerta, etc.

  •	 Cepillar de arriba hacia abajo recorriendo toda
     la prenda, calculando por palmos en las zonas
     extensas.

4.2.2. Limpieza de manchas

  •	 Señalizar las manchas solicitando ayuda para loca-
     lizarlas. Si no se relacionan con algún tramo muy
     concreto de la prenda, pueden marcarse con un
     imperdible o con un hilván por detrás de cada una,
     para así aplicar el producto antimanchas correspon-
     diente o para frotarlas con jabón antes de lavarlas.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                        447


    •	 En las prendas que no admiten lavado se puede
       utilizar un cepillo humedecido.


     Facilitadores

     •     Cepillos para pelusas. Productos absorbe-olores,
           quitamanchas en spray, en roll-on o bolígrafo.




4.2.3. Lavar

A mano

  Normalmente se realiza este tipo de lavado con pren-
das delicadas, aunque se puede utilizar la lavadora en
un programa especial.

    •	 Diluir el detergente en el agua a utilizar; dosificar
       con tapones u otros medidores (según el producto).

    •	 Sumergir la prenda, controlando la cantidad de
       agua con el tacto, y dejarla unos minutos. Remo-
       verla suavemente y frotar sobre las partes que
       puedan estar más sucias.

    •	 Escurrirla, apoyándola sobre una superficie, y
       retirarla para cambiar el agua.

    •	 Enjuagar, renovando el agua tantas veces como
       sea necesario.

    •	 Escurrir sin retorcer. Para quitar el exceso de agua,
       enrollar en una toalla (comprobando táctilmente
448                                Discapacidad visual y autonomía personal


      que esté en el centro de la misma) o realizar un
      centrifugado de prendas delicadas en la lavadora.
      Extender sobre una superficie plana.

A máquina

   En primer lugar, se reconocerán los diferentes ele-
mentos de la lavadora: cubetas, mandos, filtros, etc.,
y se marcarán —según se necesite— de forma visual,
táctil o sonora, los programas adecuados y los diferen-
tes mandos (v. 1. Aspectos generales comunes a todas
las actividades y anexos).

  •   Tener la ropa clasificada de antemano por colores
      mediante dos cubos o cestas (clara y oscura).

  •   Las prendas pequeñas o delicadas, como medias
      o lencería, pueden protegerse usando bolsas es-
      peciales para el lavado.




                         Foto 46
Capítulo 9. Actividades cotidianas                          449


    •	 Si se han marcado manchas difíciles, aplicar un
       producto quitamanchas antes de introducir en la
       lavadora (véase el apartado anterior).

    •	 Seleccionar el programa, incorporar los productos
       y poner en marcha la máquina.




     Facilitadores

     •     Si no se perciben colores o tonos, es necesario
           marcar táctilmente la prenda.

     •     Los calcetines pueden mantenerse unidos, hasta
           que vayan a utilizarse de nuevo, insertándolos en
           una anilla especial antes del lavado, evitando em-
           parejarlos de forma incorrecta.




4.2.4. Secar

    •	 Sacudir y estirar la prenda —desde las costuras—
       antes de tenderla o meterla en la secadora. Si se
       usan pinzas, ponerlas cerca de las costuras o en
       zonas no visibles para evitar marcas.

    •	 Seleccionar el programa según el grado de hume-
       dad deseado y poner en marcha la máquina.

4.2.5. Doblar ropa

    •	 Extender la prenda boca abajo sobre una super-
       ficie plana.
450                                       Discapacidad visual y autonomía personal


   •    Alisar con las palmas de ambas manos, juntándo-
        las en el centro y deslizándolas hacia afuera.

   •    Medir con las manos, sobre la misma prenda, la
        zona a plegar, controlando el lugar exacto donde
        realizará el doblez.

   •    Apoyar una mano con los dedos juntos y el pulgar
        hacia adentro sobre la prenda, a modo de límite.
        La otra mano levanta la zona contigua de la pren-
        da y la dobla, dejándola caer estirada sobre la
        mano que está apoyada.4



    Facilitadores

    •   Plantilla de cartón (de camisas nuevas) o de plásti-
        co con desplegables, sobre la que se doblan las di-
        ferentes partes al tiempo que se pliega la plantilla.




4.2.6. Planchar

   Entrenar la memoria muscular de ambas manos con
la plancha fría e iniciar el entrenamiento, según los
casos, sin vapor.

   •	 Preparar la plancha, señalizando la temperatura,
      la cantidad de agua (verter con dosificador) y la
      ubicación correcta en el soporte de la tabla.

   •	 Enchufar (véase la secuencia en anexos).

4.  Véase la secuencia de doblado de una camisa en los anexos.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                                         451


    •	 Planchar primero las partes pequeñas (puños, cue-
       llos o bolsillos), para evitar originar nuevas arrugas.

    •	 Estirar la prenda y colocarla sobre la tabla, ali-
       neando una de sus costuras o límites con uno de
       los bordes de la tabla.

    •	 Las zonas con curvaturas (hombros, canesú, frun-
       ces, etc.), se pueden encajar en la punta de la tabla.

    •	 Alisar con las palmas abiertas de ambas manos,
       desde el centro hacia afuera. Este movimiento se
       realizará suavemente —tras cada tramo plancha-
       do— antes de mover la pieza, a modo de compro-
       bación.

    •	 Apoyar la plancha sobre el centro de la prenda
       orientada horizontalmente, es decir, paralela al
       cuerpo y con la punta hacia la izquierda (diestros).




        Foto 47. Colocación de la plancha y dirección de los movimientos
452                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Realizar con la plancha líneas verticales paralelas
     entre sí, de forma que se cubra totalmente el
     trozo de tela expuesto (esto es más sencillo si
     se conoce el tramo de tela que se abarca con la
     superficie de cada plancha).

      ◦◦ Con este movimiento, la plancha bascula entre
         los dos límites de la tabla y, con el tacto indi-
         recto, se percibe, a través de la suela, que se
         ha cubierto el tramo totalmente. Así mismo, la
         línea que cubre cada pasada de planchado es
         más ancha.

      ◦◦ No obstante, dependiendo del tipo de prenda,
         de la forma del tramo a planchar (alargado,
         pernera, etc.) o de las preferencias persona-
         les, pueden realizarse movimientos de un lado
         a otro (a izquierda y derecha), siempre que se
         controle que se ha cubierto toda la superficie
         expuesta sobre la tabla.

      ◦◦ En cualquier caso, se evitará el movimiento de
         retorno para no arrastrar la prenda y hacer
         arrugas.

  •	 Descolgar la prenda por el borde de la tabla, co-
     giendo —con los dedos índice y pulgar de ambas
     manos— el límite de la parte ya planchada más
     cercano al cuerpo y desplazándolo hacia adelante.

  •	 Alisar de nuevo con las manos y repetir la ope-
     ración en cada tramo, hasta llegar al final de la
     prenda.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                             453




     Facilitadores

     •     Para marcar pinzas, pliegues, rayas, etc., se pue-
           den utilizar alfileres, pinzas de tender, etc. En los
           anexos pueden verse secuencias específicas para
           estos detalles o prendas concretas.

     •     Tabla de planchar ancha que abarque mayor tramo
           de tela y que posea una buena base de apoyo, es-
           table y ergonómica.

     •     Fundas de tabla intercambiables, para favorecer el
           contraste de la base con la prenda (claro/oscuro).

     •     Para evitar brillos, se puede utilizar un paño hú-
           medo sobre el tejido o bien una funda protectora
           para la base de la plancha, que también protege de
           quemaduras.

     •     Spray de planchado fácil o difusor de agua.

     •     Electrodomésticos de planchado (vertical, median-
           te vapor, y de armario).




4.2.7. Coser

  Es imprescindible tener las habilidades manipulativas
y táctiles muy desarrolladas para enhebrar y dar las
puntadas de forma adecuada.

Enhebrar

 Existen diferentes sistemas y cada uno requiere un
método de uso diferente.
454                             Discapacidad visual y autonomía personal


Enhebrador de ojal de alambre

  Tienen un asidero redondo metálico y ligero, similar
a una moneda, con un lazo metálico plegable en forma
de rombo.

  •	 Se introduce el lazo por el ojo de la aguja, se
     abre al otro extremo y se inserta el hilo a través
     de él.

  •	 Al sacar la aguja del lazo, quedará enhebrada.

Enhebrador automático

  Tienen uno o más orificios en forma de chimenea,
con una ranura al lado y un botón que se acciona para
enhebrar.

  •	 Se inserta la aguja, con el ojo hacia abajo, en el
     orificio descrito, y el hilo en la ranura contigua.
     Al deslizar o pulsar el botón, una pequeña varilla
     metálica empuja el hilo a través del ojo de la agu-
     ja, quedando esta enhebrada.

Agujas de autoenhebrado

   Tienen una abertura en forma de V en la parte su-
perior, por la que se encaja el hilo directamente desde
arriba.

   En los anexos pueden encontrarse utensilios y se-
cuencias específicas para enhebrar con el procedimien-
to elegido.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                           455




     Facilitadores

     •     Preparar los útiles sobre una superficie antidesli-
           zante y, en su caso, contrastada.




Hacer un nudo al final del hilo

    •	 Enrollar varias veces el hilo alrededor de la
       última falange del dedo índice de la mano do-
       minante.

    •	 Frotarlo y deslizarlo hacia la yema, con el dedo
       pulgar, al tiempo que se destensa.

    •	 Sujetarlo en la punta del dedo índice, por en-
       cima del rollo de hilo, con el pulgar y el dedo
       medio pinzándolo y llevándolo hacia el extremo
       a la vez.

    •	 Tensando, estirar hasta notar un nudo. Si falla,
       repetir la operación.

Sujeción de la aguja para dar puntadas

    •	 La aguja se sostiene entre los dedos pulgar e
       índice.

    •	 El dedo corazón se apoya igualmente sobre la
       aguja, por detrás de estos y sirve para balancear
       o empujar y orientar la puntada. Utilizar dedal si
       se tiene experiencia.
456                               Discapacidad visual y autonomía personal




   Facilitadores

   •   Para iniciar aprendizaje, practicar en plantillas
       gruesas con agujas de plástico.




Técnicas básicas de costura

a)	 Coser dobladillos

  (1)	Medir y colocar alfileres

   •	 Doblar el tramo de tela a meter sobre un trozo
      de cartón o plástico, cortado a la medida.

   •	 Desplazarlo por todo el contorno sujetando la
      tela, según esta medida, con alfileres alineados a
      media distancia del doblez.

  (2) Hilvanar

   •	 Con la aguja enhebrada con hilo sencillo —con-
      trastado con la tela, en caso de tener resto de
      visión—, meter y sacar la aguja siguiendo la línea
      de alfileres, de forma que quede una línea dis-
      continua de hilo, que sujetará adecuadamente la
      tela para coserla.

  (3) Coser

   •	 Sujetar la tela con la mano no dominante y con
      el doblez orientado hacia arriba.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                        457


     •	 Dar la primera puntada de forma que el nudo
        quede sobre el revés.

     •	 Mantener tirante la tela sobre la yema del dedo
        índice, para notar con la punta de la aguja que se
        cogen uno o dos hilos de la tela. (Este es el punto
        en que se necesita pericia para que la puntada
        no se note en el derecho de la tela.)

     •	 Estirar y dar una puntada en la zona interior del
        dobladillo. (En esta parte se puede coger más
        tela, ya que no se verá.) (Véase la aguja en la
        figura 52 de los anexos).

     •	 Si se tiene experiencia, se pueden realizar los dos
        pasos anteriores en uno. Es decir, coger el hilo de
        abajo y, deslizando al tiempo la aguja hacia arriba,
        se da una puntada en la zona interior de la tela do-
        blada. (Véase la aguja en la figura 53 de los anexos.)

     •	 Repetir la operación en cada puntada, calculando
        la distancia entre las mismas, tensando el hilo y
        midiendo con el dedo.

d)	Coser botones

    •	 Localizar el punto exacto donde ubicarlo. Si se
       trata de un botón caído recientemente, queda una
       protuberancia perceptible.

    •	 Alisar y abrochar la prenda sobre una superficie
       horizontal y clavar un alfiler en el centro del ojal
       del botón que falta.
458                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Con la aguja enhebrada con hilo doble, pinchar de
     abajo hacia arriba por el punto exacto donde esta
     el alfiler, quitar este e insertar el botón por uno de
     sus agujeros.

  •	 Colocar el botón con los agujeros alineados de
     forma vertical, tanteando con la punta de la
     aguja. Sujetar, cubriendo medio botón hasta los
     agujeros, con la punta del pulgar de la mano no
     dominante.

  •	 En los botones con cuatro agujeros, se cubrirán
     igualmente dos agujeros, en vertical y con el pul-
     gar, para no equivocarse.

  •	 Ahora será fácil calcular la distancia para insertar
     la aguja desde abajo por el centro del botón, tan-
     tear para sacarla por uno de los agujeros y volver
     a meterla desde arriba hacia abajo o viceversa. El
     tanteo se realiza deslizando la punta de la aguja
     hacia el pulgar y el borde del botón. Repetir hasta
     que se note bien sujeto.

  •	 En el caso de botones de cuatro agujeros, dar
     la vuelta y cubrir la parte cosida (ahora es más
     fácil por el bordón de hilo que ha cosido los dos
     primeros agujeros), dejando libre los otros dos
     restantes, y proceder de igual forma.

  •	 Una vez cosido, se puede rematar de varias mane-
     ras. La más sencilla es dando un par de puntadas
     sobre la zona cosida en el revés de la tela, justo
     por detrás del botón. Otra forma es sacar la aguja
Capítulo 9. Actividades cotidianas                           459


          entre el botón y la tela justo por el centro del
          botón, dar unas vueltas con el hilo alrededor de
          aquel y un par de puntadas sobre la zona de hilo
          enrollado.

4.2.8. Cuidado del calzado

    •	 Meter la mano no dominante, protegida con un
       guante de limpieza, dentro del calzado.

    •	 Frotar con un cepillo o gamuza toda la superficie
       para eliminar el polvo, y con un trapo humedecido
       las zonas de goma o plástico cercanas a la suela.

    •	 Extender la crema o el betún por el empeine, los
       laterales y el talón del calzado. Puede realizarse con
       diferentes productos: mediante el aplicador tipo
       esponjilla que incorporan los envases, o a través de
       una gamuza o calcetín viejo a modo de manopla.

    •	 Una vez seco se cepillará, igualmente, por zonas.



     Facilitadores

     •     Guardar el calzado rellenando su interior con papel
           u otro material para evitar que se deforme, así se
           extenderá mejor el betún.

     •     Esponja borradora: especial para limpieza de cal-
           zado deportivo.

     •     Esponjas abrillantadoras, frascos con aplicador y
           pulidores automáticos.
460                             Discapacidad visual y autonomía personal


4.3. Cocina

   Al igual que en el resto de las tareas del hogar, para
cocinar es necesario verificar que el alumno cuenta con
las habilidades previas requeridas y que conoce las me-
didas de seguridad y demás aspectos generales citados
al inicio de este capítulo.

   A continuación, se presentan —en el orden lógico que
requiere la tarea para facilitar su sistematización— las
técnicas de preparación y manipulación de alimentos,
así como las de cocinado de los mismos.

  Planificar con anterioridad los elementos que han de
usarse en cada uno de los pasos de la elaboración de
una receta es imprescindible para evitar imprevistos
que comprometan la seguridad del alumno y su éxito,
especialmente en esta tarea.

    Se exponen las secuencias básicas de cocina, así
como las de encendido, colocación y centrado del uten-
silio, cualquiera que sea el modelo utilizado.

  Los pasos para preparar la tarea son:

  •	 conocer la receta, los ingredientes y los utensilios
     que se han de emplear;

  •	 disponerlos en lugares cercanos y fácilmente ac-
     cesibles;

  •	 despejar la zona de trabajo de objetos innece-
     sarios, y colocar una bandeja o recipiente ancho
Capítulo 9. Actividades cotidianas                                      461


          (también puede ser papel de periódico o similar)
          para facilitar la limpieza.




           Foto 48. Organización de espacios y elementos en la cocina




4.3.1. Actividades culinarias. Habilidades
       y utensilios para cocinar

Pelar

   Requiere una buena sujeción del cuchillo. Controlar
la posición de los dedos índice y pulgar, así como el
deslizamiento del cuchillo con la hoja paralela a la piel
de la fruta, apenas un milímetro por debajo de la mis-
ma. En algunos alimentos, como las patatas, se puede
comprobar si quedan restos de piel (mediante el tacto
fino) colocándolas debajo del grifo, por presentar mayor
rugosidad la piel mojada.
462                                Discapacidad visual y autonomía personal




   Facilitadores

   •   Peladores con cuchillas basculantes, más eficaces
       si se realizan movimientos suaves y hacia fuera.




Cortar o trocear

   Partir en dos la pieza y apoyar la superficie lisa sobre
la tabla de cortar. Según el troceado que se quiera
conseguir (rodajas, tacos, cuadraditos, palotes, etc.),
se procederá de diferente forma: cortes paralelos para
hacer palotes, giros de 90º de la pieza para hacer cua-
drados, etc.

   Para medir la distancia de un corte al contiguo se
utilizan los dedos y la memoria muscular. Si se quie-
ren conseguir rodajas muy finas, se encogen todos los
dedos envolviendo la pieza, dejando libre la porción a
cortar.




   Facilitadores

   •   Tablas amplias y estables, de colores que contras-
       ten con el banco de la cocina; cuchillos lisos y de
       sierra con mangos ergonómicos.

   •   Cortadoras y picadoras eléctricas y manuales,
       algunas con cuchillas giratorias que cambian su
       orientación a medida que se accionan.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                             463


Picar, rallar, triturar, batir

  Dependiendo del tipo de alimento y de la textura de-
seada, se pueden utilizar mazos y morteros, pasapurés
o pequeños electrodomésticos.



     Facilitadores

     •     Cortador, rallador con recipiente, picadora y/o ba-
           tidora manual o eléctrica con recipientes cerrados
           incorporados, robot de cocina, etc.




Colar, verter, trasvasar

   Estas tareas se realizarán sobre una bandeja, un
recipiente ancho o en la pila de fregar. Colocar el co-
lador —preferiblemente de mango y que cubra toda la
superficie— sobre el recipiente que recibirá el líquido.
Verterlo poco a poco en el centro del colador, desde el
borde de la pila.

  Para vaciar el contenido del colador sobre una fuente
o recipiente, apoyar en el centro y voltear despacio
sobre sí mismo.



     Facilitadores

     •     Separadores-coladores, embudos, etc.

     •     Puchero con tapa encajable, que sirve de colador.
464                                     Discapacidad visual y autonomía personal


Medir

  Según el ingrediente (sólido o líquido) y la cantidad,
se elegirá el tipo de medidor:

  •	 Sólidos y poca cantidad (especias): Verterlas en la
     mano antes de esparcirlas.

  •	 Líquidos en pequeñas cantidades que requieran
     precisión: Se pueden contar las gotas dejándo-
     las caer en un pequeño vaso de plástico con un
     cuentagotas, para percibirlas auditivamente. Si se
     precisan cantidades mayores, utilizar medidores o
     vasos de distintos tamaños.




          Foto 49. Materiales facilitadores y dosificadores
Capítulo 9. Actividades cotidianas                       465




     Facilitadores (v. 2.4. Medidas y dosificación)

     •     Cucharillas medidoras.

     •     Medidores de líquido: dispensadores monodosis,
           pulverizadores, probetas, jeringuillas marcadas
           (visual y táctilmente), etc.

     •     Medidor de café (bote con aplicador).




4.3.2. Técnicas básicas de cocina: hervir, freír,
       asar y hornear

    •	 Preparar los alimentos (seleccionar, lavar, pelar,
       cortar, medir, mezclar, enharinar, rebozar, batir,
       etc., colocándolos en recipientes idóneos) antes
       de iniciar la tarea.

    •	 Colocar el útil (olla, cacerola, cazo, sartén, plan-
       cha, bandeja de horno, etc.) en la zona de trabajo
       elegida. Centrarlo en la zona de cocción y encen-
       der, o al contrario, encender y luego centrarlo,
       según sea la técnica sugerida por el profesional
       para cada alumno, situación, tipo de cocina, etc.
       (v. 4.3.4).

    •	 Controlar el tiempo de cocción.

    •	 Retirar los utensilios innecesarios.

    •	 Disponer el alimento ya preparado en la fuente,
       plato o bandeja destinados para servirlo.
466                                Discapacidad visual y autonomía personal


Hervir

  •	 Medir la cantidad de agua necesaria y verterla en
     el recipiente elegido.

  •	 Centrarlo en el fuego y encender.

  •	 Controlar auditivamente el momento de ebullición
     o medir con temporizador.

  •	 Apagar y esperar para retirar del fuego.

  Comenzar con recetas sencillas: hervir un huevo,
cocer arroz blanco, etc.



   Facilitadores

   •    Arroceras, hervidores de huevos, calentadores de
        agua o leche, microondas, etc.

   •    Pucheros con tapas coladoras.




Freír

  •	 Dosificar en frío la cantidad de aceite sobre la sartén.

  •	 Colocarla en la zona de cocción con el mango situa-
     do a la izquierda o derecha y sujetarlo cada vez que
     se manipule su contenido.

  •	 Cuando la temperatura sea idónea (se calcula el
     tiempo o se percibe el cambio del olor del aceite),
Capítulo 9. Actividades cotidianas                                 467


          incorporar el alimento a freír, bajando el fuego al
          mínimo para evitar reacciones del aceite.




                         Foto 50. Dosificación de aceite en frío



    •	 Cuidar que la cocción se realice de manera uni-
       forme. Usar una cuchara de madera o teflón
       para mover de fuera hacia dentro, volteando y
       aplanando.

    •	 Si se trata de porciones o piezas, se voltearán una
       por una sobre sí mismas y de fuera hacia adentro.
       Son muy útiles las pinzas medianas (no largas)
       con pala ancha de teflón.

   En cualquier caso, los movimientos se realizarán de
forma organizada en el sentido de las agujas del reloj
o viceversa.
468                                Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Controlar el tiempo.

  •	 Cuando ya esté preparado, apagar el fuego y
     servirlo con pinzas, espumadera, etc., sobre un
     recipiente adecuado con papel absorbente.




  Facilitadores

  •   Sartén, freidora manual o eléctrica, wok, etc., de
      buen peso y base estable.

  •   Tapaderas y rejillas antisalpicaduras.




Asar a la plancha

  •	 Para engrasar la asadora o plancha, se esparce
     una cantidad mínima de aceite mediante papel
     absorbente de cocina, brocha, vaporizador, spray,
     etc., cubriendo toda la base.

  •	 El resto de la actividad se realiza con el procedi-
     miento utilizado para freír, descrito en el apartado
     anterior.



  Facilitadores

  •   Asadoras eléctricas.

  •   Pinzas de pala ancha.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                            469


Asar-hornear

    •	 Una vez preparado el recipiente y los ingredientes,
       ponerse las manoplas.

    •	 Abrir el horno, colocando el cuerpo a un lado para
       evitar el «golpe» de calor.

    •	 Localizar la bandeja, desplazando la mano dere-
       cha de arriba hacia abajo, mientras la izquierda
       reposa en el extremo frontal de la portezuela.

    •	 Apoyar el recipiente sobre la bandeja o rejilla base
       sin extraerla.

    •	 Cuando ya esté cocinado, se trasladará a la enci-
       mera o base aislante.

    •	 Conviene esperar unos minutos antes de desmol-
       dar o servir el alimento cocinado.




     Facilitadores

     •     Manoplas y recipientes de silicona (se desmoldan
           con facilidad) y tapaderas con orificios para micro-
           ondas.




  En el anexo, se pueden consultar ejemplos de recetas
para practicar el procedimiento concreto de cada una
de las técnicas básicas.
470                               Discapacidad visual y autonomía personal


4.3.3. Práctica final general: realización
       de receta tipo

   Las habilidades para la cocina se aprenden mejor si
las prácticas se realizan obteniendo un «producto final»
o un resultado tangible que el alumno haya elegido
(Ponchillia y Ponchillia, 1996). En algunos casos, se
puede finalizar el entrenamiento realizando una receta
completa que incluya la mayoría de habilidades y técni-
cas culinarias, para comprobar que se han integrado los
aprendizajes y aspectos generales: orden, sistematiza-
ción, medidas de seguridad, etc. (véase la receta tipo
en anexos).



   Facilitadores

   •   Robots de cocina (algunos parlantes) que realizan
       la preparación de ingredientes (trocear, mezclar,
       amasar, triturar, etc.) y su cocinado.




4.3.4. Electrodomésticos para cocinar.
       Encendido y centrado de útiles

Cocinas de gas

  Tanto si son de butano como de gas ciudad, se debe-
rán conocer las características del sistema: válvulas de
apertura y cierre de las llaves de paso.

  •	 Explorar la cocina, quitando y volviendo a encajar
     la parrilla y los quemadores.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                      471


    •	 Relacionar cada quemador con su correspondien-
       te mando de control, siempre con el gas cerrado.

    •	 Reconocer el encendedor (se aconseja que sea de
       llama y con seguro).

    •	 Determinar las referencias para situar el encen-
       dedor.

    •	 Realizar un ensayo en frío sin activar el gas.

a) Encendido

    •	 Comprobar que los mandos se encuentran en
       posición de apagado.

    •	 Abrir la válvula de la bombona o la llave del
       gas.

    •	 Localizar el quemador con el encendedor y, con la
       otra mano, su mando correspondiente.

    •	 Comprobar el funcionamiento del encendedor,
       llevarlo hasta la referencia elegida por tacto indi-
       recto y situarlo junto al quemador.

    •	 Girar el mando hasta el mínimo y, sin demora,
       accionar el encendedor.

    •	 Comprobar el calor, situando la mano a la altura
       del pecho sobre la zona del quemador, con la pal-
       ma girada hacia el fuego. Se puede complementar
       escuchando el sonido del mismo.
472                                Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Si no ha prendido, cerrar el mando rápidamente y
     repetir la operación.

  •	 Dejar el encendedor en el lugar preestablecido.



  Facilitadores

  •   Encendedor largo de llama.

  •   Mandos analógicos ubicados frontalmente (en la
      parte delantera y debajo).

  •   Contraste visual de los diferentes elementos ex-
      traíbles y del mando con la base de la encimera.




b) Centrado de los recipientes en el quemador

  Puede realizarse —según el tamaño y el peso del
recipiente— de dos formas:

  •   Colocarlo sobre el quemador apagado y frío, y
      centrarlo mediante tacto directo. Encender. Si el
      recipiente es muy grande o pesado, retirar ligera-
      mente hacia las doce (parte superior) y encender
      en esa posición, comprobando después que está
      centrado usando referencias táctiles con el borde
      de la cocina o de la rejilla.

  •   Encender el fuego al mínimo y colocar el reci-
      piente sobre la fuente de calor. Centrarlo hasta
      notar que el calor está repartido por igual, para
      lo que se desplazan las palmas de las manos por
Capítulo 9. Actividades cotidianas                      473


          todo el contorno de la parte superior sin tocarlo,
          corrigiendo posibles desviaciones.

Cocinas eléctricas

a) Encendido

   Familiarizarse con los mandos de control y las carac-
terísticas de la cocina.

b) Centrado de los recipientes en la placa

  Situar en el centro del fogón apagado, y encender
posteriormente. Seleccionar la intensidad deseada,
contando los saltos con el mando o ayudándose de los
marcajes, de la posición, etc.

   En las vitrocerámicas de conducción eléctrica, el
fogón encendido adquiere rápidamente una tonalidad
rojiza, muy útil para centrar el recipiente cuando se
tiene resto visual.

   La colocación y centrado en el fogón es similar a la
explicada para las cocinas de gas, pero de forma más
segura. El recipiente puede colocarse antes o después
del encendido, y se hará tomando como referencia los
círculos de calor.

   Si la cocina tiene mandos digitales (generalmente
termosensibles y situados en la encimera), es recomen-
dable cambiarlos a modelos giratorios (analógicos) y
situarlos en la parte frontal. Unos y otros, dependiendo
del diseño, se podrán marcar táctil y visualmente.
474                                    Discapacidad visual y autonomía personal




           Foto 51. Centrado de un recipiente en el fogón



   Algunos mandos digitales emiten señales acústicas
estables y son accesibles, bien por su sistema de conteo
de pitidos y puesta a cero, o por su visibilidad (tamaño
y contraste de los números en pantalla).

Cocinas de inducción

  El calor residual es mínimo y desaparece a los pocos
minutos, por lo que están indicadas para personas con
problemas de tacto y de percepción de temperaturas.
La dificultad es que no tienen referencias de encendido
para las personas con discapacidad visual.

Hornos

•	 Eléctricos convencionales

   Es un sistema para cocinar eficaz y seguro para
   personas con discapacidad visual.
Capítulo 9. Actividades cotidianas                                  475


•	 Horno microondas

     Estos hornos permanecen fríos en su interior, por
     lo que son muy recomendables para las personas
     que, además de la discapacidad visual, tienen otros
     problemas asociados.

     Los mandos del temporizador, de nivel de potencia,
     etc., deben ser preferiblemente giratorios, para faci-
     litar su uso y su marcaje.

     Algunos mandos digitales emiten señales acústicas
     estables, y son accesibles por su sistema de conteo
     de pitidos y puesta a cero.


Referencias bibliográficas

Cruz, M. C. (2006). Los marcajes alternativos como ayudas a
    la vida diaria: pequeños recursos para grandes propósitos.
    Integración: revista sobre ceguera y discapacidad visual,
    47, 7-19.

Cruz, M. C. (2010). Adaptaciones visuales y táctiles en tecla-
    dos de ordenador: una opción para usuarios con deficiencia
    visual. Integración: revista sobre ceguera y discapacidad
    visual, 56.

Fernández, Y.,        y   Pedrós, M. P. (1994). Introducción a la cocina
    básica: prerrequisitos y medidas de seguridad. Sabadell: Orga-
    nización Nacional de Ciegos Españoles, Centro de Rehabilitación
    «Ignacio Satrústegui y Fernández».

Guitart, R.,  y Manresa, F. (1994). Importancia de la vida diaria en
    la persona ciega. Integración: revista sobre ceguera y discapa-
    cidad visual, 16, 63-65.
476                                        Discapacidad visual y autonomía personal



Ponchillia, P. E.,   y   Ponchillia, S. K. V. (1996). Foundations of
   rehabilitation teaching with persons who are blind or visually
   impaired. Nueva York: American Foundation for the Blind.

Lecturas recomendadas

Escuela   de   Hostelería   de   Leioa (2007). Cocinar a ciegas. León:
   Everest.

Phillips, B. (1998). Ideas y trucos para el hogar. León: Everest.
Capítulo 10.
Desplazamiento




   Muchas de las tareas que se realizan diariamente
requieren desplazarse: barrer, cocinar, coger la ropa
de un armario, hacer la compra, ir al lugar de trabajo,
participar en actividades de ocio, etc. El desplazamien-
to es una habilidad básica que forma parte de la vida
cotidiana y un pilar fundamental para medir el grado
de autonomía de una persona. Tiene dos componentes
principales: la orientación y la movilidad. Ambas están
interrelacionadas, porque para desplazarse es necesa-
rio tener un control del espacio además de ejecutar los
movimientos precisos para moverse por él de manera
segura y eficiente (Berube, 1991; Hill y Ponder, 1996;
Jansson, 2000; LaGrow y Weessies, 1994; Long y Hill,
1997).

  La disciplina que se encarga de dar respuesta a las
necesidades de las personas con discapacidad visual,
se denomina Orientación y Movilidad. Según LaGrow y
Weessies (1994), este término se refiere a las habilida-
478                             Discapacidad visual y autonomía personal


des y técnicas requeridas para el desplazamiento inde-
pendiente de las personas ciegas y deficientes visuales.

   La visión es uno de los aspectos básicos de este
proceso, ya que permite una interpretación global y
rápida de lo que nos rodea, facilitando, desde la niñez,
la adquisición de conductas motoras para realizar los
movimientos apropiados que permitan controlar el es-
pacio y alcanzar diferentes objetivos.

   Cuando hay una pérdida total o parcial de visión, se
altera el proceso que permite desplazarse con indepen-
dencia. Es función del profesional analizar la situación
global del alumno, detectar la pérdida funcional y dotar
de estrategias para recuperar la autonomía.

  Es fundamental considerar el choque emocional que
puede sufrir una persona cuando tiene que despla-
zarse con el bastón blanco, porque su uso identifica
socialmente la discapacidad visual. Esto supone un
enfrentamiento con la propia problemática y produce
un impacto en la familia y en personas significativas
del entorno. Por eso, la elección del momento más
adecuado para iniciar el entrenamiento y las prácticas
en exteriores es esencial, siendo necesaria, en algunos
casos, la intervención profesional desde el ámbito de la
psicología.

  El abanico de intervenciones para lograr un despla-
zamiento autónomo es muy amplio: desde procesos
completos, en los que se abordan los contenidos que
conforman las diferentes situaciones (espacios sencillos
y complejos, conocidos y desconocidos, uso de trans-
Capítulo 10. Desplazamiento                           479


portes públicos, etc.), hasta programas con objetivos
muy concretos y limitados, por decisión del alumno o
por falta de capacidad.

   En cualquier caso, su objetivo general será alcanzar
el mayor grado de autonomía y seguridad en los des-
plazamientos.

   Hay que tener en cuenta que la consecución de
dicho objetivo está condicionada también por factores
externos al entrenamiento. El impulso de los planes
de accesibilidad, que incluyen acciones encaminadas a
aumentar la seguridad y a facilitar el desplazamiento
autónomo, es uno de ellos. En este sentido, son de gran
utilidad los parámetros e indicadores que se recogen
en el manual, editado por la once, Accesibilidad para
personas con ceguera y deficiencia visual (2003).

    En este capítulo se tratan:

    •	 los requerimientos previos para un desplazamien-
       to independiente;

    •	 la orientación espacial: estrategias y ayudas faci-
       litadoras para conseguirla;

    •	 los aspectos generales del entrenamiento en
       orientación y movilidad;

    •	 las técnicas de movilidad para desplazarse por
       diferentes entornos: con guía, en espacios in-
       teriores, en exteriores, realización de cruces y
       utilización del transporte público;
480                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 los auxiliares alternativos para desplazarse.

   Se ha dedicado un apartado completo del capítulo 7
al bastón de movilidad, porque es el auxiliar más utili-
zado por las personas con discapacidad visual. Su uso
requiere un entrenamiento preciso y previo al desplaza-
miento. En este capítulo nos referiremos a la aplicación
de las técnicas de uso, aprendidas anteriormente.

1. Requerimientos previos para desplazarse
   con seguridad

   La interpretación del espacio requiere un procesa-
miento de toda la información sensorial y cinestésica,
que, junto con la adquisición de un repertorio concep-
tual y de habilidades cognitivas, más el aprendizaje de
diferentes técnicas para la movilidad, permitirán un
desplazamiento seguro.

1.1. Desarrollo sensorial y cinestésico

   La captación de la información perceptiva necesita
de la interacción con el entorno, y sirve para establecer
referencias encaminadas a la orientación y a la toma de
decisiones para una movilidad segura. En este proceso,
un buen desarrollo sensorial y cinestésico es la base
para analizar e interpretar correctamente la informa-
ción ambiental, que, como hemos dicho, permitirá
orientarse y desplazarse eficazmente. Las habilidades
susceptibles de entrenamiento y optimización se han
desarrollado en el capítulo 5 y se resumen en el cuadro
2, Implicación funcional de las habilidades perceptivas
en la realización de las actividades cotidianas.
Capítulo 10. Desplazamiento                              481


   Los sentidos implicados y el grado de intervención de
cada uno de ellos dependen de cada tarea. Por ejemplo,
para que una persona con ceguera pueda realizar un
cruce, necesita información táctil (percepción de la
textura de la acera, localización, posición y altura del
bordillo a través del bastón), auditiva (análisis del tráfico
y toma de decisión de cruzar) y cinestésica (percepción
de la inclinación del vado, mantenimiento del equilibrio,
alineación y ejecución del cruce en línea recta).

1.2. Comprensión de conceptos

   Para situarse en el espacio, una persona con disca-
pacidad visual debe conocer previamente los conceptos
que lo caracterizan y los que le informan de su posición
y de la de los elementos que lo conforman. Además, es
necesario conocer conceptos de acción para seguir las
instrucciones oportunas.

   Muchos de los conceptos (espaciales, de forma,
longitud y distancia, medida, cantidad, temperatura,
peso, etc.) forman parte de los contenidos del currículo
escolar y se tratan en el capítulo 11. Los que tienen
más influencia en el desplazamiento son los espaciales,
medioambientales y de forma, ya que se emplean para
la organización y comprensión de espacios (habitacio-
nes, calles, plazas, cruces…) e itinerarios. Si se detec-
tan problemas en su adquisición o comprensión, debe
abordarse su entrenamiento (capítulo 5).

  Los conceptos espaciales, partiendo de una imagen
corporal adecuada, permiten situar los objetos del
entorno con respecto al cuerpo y entre sí, y esto es
482                               Discapacidad visual y autonomía personal


esencial para mantener y recuperar la orientación. Los
objetos pueden estar delante, detrás, arriba, abajo,
enfrente, a la derecha, a la izquierda, junto a…, lejos
de…, paralelos, perpendiculares, al norte o al sur de…,
a un metro de…, etc. Además, los espacios e itinerarios
pueden tener forma de círculo, triángulo, cuadrado,
ángulo recto o agudo, o de letras como la T, L, H, U
(o, en su caso, letras braille), empleadas principalmente
para patrones de calles, manzanas, intersecciones o
itinerarios. Por otro lado, se requiere estar familiarizado
con los elementos, objetos y texturas que la persona se
encuentra mientras se desplaza: acera, calzada, rampa,
bordillo, alcorque, parterre, barandilla, cemento, grava,
etc. Igualmente, es imprescindible tener adquiridos
los conceptos de acción necesarios para cruzar, girar,
alinearse, etc.

  El tipo de entrenamiento para desarrollar estos con-
ceptos varía en función de la existencia o no de resto
de visión, de las experiencias previas y de la capacidad
cognitiva de la persona.

1.3. Habilidades cognitivas

   El manejo de conceptos es importante, porque mu-
chos de ellos se convierten en abstracciones cuando
se aplican al entorno. Esto ocurre en la representación
mental de un espacio, en la comprensión de direcciones
y en la utilización de los puntos cardinales para mante-
ner la orientación (v. capítulo 5).

   La organización del espacio en forma de representa-
ciones mentales, la puesta en práctica de estrategias
Capítulo 10. Desplazamiento                             483


y técnicas de movilidad, y la habilidad para solucionar
problemas presuponen la puesta en marcha de procesos
cognitivos necesarios para un desplazamiento eficaz.

  Las habilidades cognitivas que principalmente forman
parte de estos procesos son:

    •	   Atención y memoria.
    •	   Análisis e interpretación de la información.
    •	   Comprensión y ejecución de instrucciones.
    •	   Representación mental del espacio.
    •	   Resolución de problemas.
    •	   Generalización.

  Cuando están mermadas, o hay alguna dificultad, dis-
minuye la posibilidad de desplazarse de forma autónoma.
En estos casos, los programas ajustarán los objetivos
para consolidar los aprendizajes por medio de:

    •	 la memorización de características y referencias;

    •	 la ayuda de otras personas para orientarse, reali-
       zar cruces, encontrar objetivos;

    •	 las grabaciones (problemas de memoria).

2. La orientación

   La orientación es la capacidad sensorial y cognitiva
que permite comprender la posición en el entorno.
Millar (1994) la define como «codificación en función
de alguna forma de referencia», por lo que es preciso
especificar la ubicación, la distancia y la dirección que
484                               Discapacidad visual y autonomía personal


describen la posición de un objeto en relación con uno
mismo o con unos puntos de referencia o coordenadas
externas, o con ambos.

   Para una persona con discapacidad visual, la orientación
es el punto de partida para obtener una movilidad eficaz,
ejerciendo entre ambas un control sobre el entorno. Su
importancia, desarrollo y entrenamiento están descritos
en el capítulo 5, pero, al igual que ocurre con los siste-
mas sensoriales, es en el momento del desplazamiento
cuando se debe emplear. En este apartado se abordan las
estrategias de orientación aplicadas al desplazamiento.

2.1. Principios de la orientación espacial

  En cualquier desplazamiento, el individuo va respondién-
dose a las siguientes preguntas: «¿dónde estoy?», «¿dónde
está mi objetivo?» y «¿cómo puedo llegar hasta allí?».

   Para responderlas, entran en juego tres componen-
tes: la actualización perceptiva, la disposición espacial
y los conceptos y sistemas espaciales. Hill y Ponder
(1976) desarrollaron cómo se establece la orientación a
través de estas cuestiones.

2.1.1. Actualización perceptiva: ¿dónde estoy?

   Al iniciar la marcha, es necesario procesar la infor-
mación que proporcionan los sentidos, vincularla con la
posición de la persona y relacionar entre sí los estímulos
recibidos. Todo ello permite tomar la decisión adecuada
sobre el próximo movimiento a ejecutar, y se va actua-
lizando a medida que progresa el desplazamiento.
Capítulo 10. Desplazamiento                             485


   Esta actualización perceptiva se realiza automática-
mente a través de la visión. Las personas con disca-
pacidad visual, deben realizar este proceso de «saber
dónde están en cada momento» utilizando más tiempo
y poniendo en marcha todos sus recursos. Las habilida-
des que precisan están relacionadas con:

    •	 el esquema corporal;

    •	 la utilización de los sentidos, incluido el resto vi-
       sual, si se posee;

    •	 la capacidad para relacionar la posición del propio
       cuerpo con los objetos del entorno y percibir un
       objeto desde distintas posiciones.

2.1.2. Disposición espacial: ¿dónde está
       mi objetivo?

  Las percepciones seleccionadas e interpretadas se
convierten en marcas o referencias, que se secuencian
para crear rutas que conducen a objetivos concretos.

  Una persona con discapacidad visual debe conocer la
ruta a seguir para llegar a un destino, y las referencias
que le confirmen que va por el camino adecuado.

2.1.3. Conocimiento de conceptos y sistemas
       espaciales: ¿cómo puedo llegar hasta allí?

  El dominio de los conceptos espaciales (izquierda-
derecha, delante-detrás, paralelo-perpendicular) ayuda
a mantener la orientación durante el desplazamiento,
486                               Discapacidad visual y autonomía personal


porque contribuyen a la estructuración y organización
del entorno.

   Una vez recogida la información de un espacio con-
creto, se ponen en marcha los procesos cognitivos que
permiten su organización, simbolización y memorización,
para poder evocarla en sucesivas situaciones (Huertas,
Ochaíta y Espinosa, 1993). Esta información incluye la
localización de los elementos del espacio, las distancias
entre ellos y las direcciones. La interiorización e inte-
rrelación de las diferentes percepciones recibidas va
forjando la representación mental del espacio o «mapa
cognitivo», término introducido por Tolman (1948).

2.2. Componentes para mantener
     la orientación

  Cuando falta la visión, las restantes percepciones sen-
soriales ayudan a establecer y mantener la orientación
en el espacio, dando sentido al movimiento, por lo que se
deben integrar en las pautas de conducta motoras.

   El mantenimiento de la orientación requiere no
solo conocer la posición de los objetos, sino, además,
actualizar la que se va adoptando, con respecto a los
mismos, durante el desplazamiento. En este proceso,
es fundamental el uso de los puntos de referencia y de
las claves ambientales.

2.2.1. Puntos de referencia

   Definidos por Hill y Ponder (1976) como «cualquier ob-
jeto familiar, sonido, olor, temperatura o indicador táctil
Capítulo 10. Desplazamiento                            487


que se reconozca con facilidad, sea constante y tenga
una situación conocida y permanente en el entorno».

   Se identifican por una o varias de sus características:
visuales, táctiles, olfativas, cinestésicas o auditivas.
Tienen que diferenciarse fácilmente del resto de la in-
formación del entorno. Un punto de referencia es:

    •	 único (reconocible),
    •	 de fácil localización,
    •	 permanente en el espacio y en el tiempo.

  Una persona con discapacidad visual debe ser capaz
de utilizarlos con eficacia. Su conocimiento y su uso
adecuado en los desplazamientos son la base para
aprender sistemas de referencia más complejos. Por lo
tanto, uno de los objetivos iniciales y principales de los
programas de rehabilitación es aprender a identificarlos
y usarlos correctamente.

2.2.2. Indicadores: utilización de claves
       ambientales

   Un indicador o clave ambiental es «cualquier estímulo
auditivo, olfativo, táctil, cinestésico o visual que afecte
a los sentidos y que pueda convertirse, con rapidez, en
una información para determinar una situación o una
línea de dirección» (Hill y Ponder, 1976).

    Los indicadores son:

    •	 ocasionales,
    •	 dinámicos,
488                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 utilizables en diferentes espacios.

   Por tanto, una misma clave no es válida en todos
los espacios y no tiene unas características que la dife-
rencie de los demás objetos del medio. Puede pasar a
constituirse en referencia.

  Los puntos de referencia y las claves ambientales se
emplean para:

  •	 establecer y mantener la dirección y las relaciones
     de distancia,

  •	 localizar objetivos específicos,

  •	 reorientarse,

  •	 alinearse para emprender una línea recta de des-
     plazamiento,

  •	 obtener información sobre una zona equivalente.

2.2.3. Uso de puntos de referencia
       y claves ambientales

  Las personas con discapacidad visual dependen de
estos factores en mayor grado que las que tienen visión.
Pero los elementos ambientales no suelen ser estables
y permanentes, por lo que no es sencillo encontrar
puntos de referencia. La mayoría de las decisiones se
fundamentan en la utilización de claves. No todas son
válidas, algunas resultan innecesarias en un determi-
nado espacio y pueden inducir a equivocaciones. La
Capítulo 10. Desplazamiento                              489


consideración conjunta de varias claves ayuda a reducir
el margen de error.

   Los puntos de referencia y las claves medioambien-
tales que se utilizan principalmente son:

    •	 Sonidos del tráfico: Su densidad ayuda a diferen-
       ciar unas calles de otras, a determinar el tamaño
       y la importancia de estas y a reconocer el sentido
       de la circulación.

    •	 Sonidos propios: Se generan con la contera del
       bastón al caminar e indican la calidad del terreno, la
       ausencia/presencia de paredes, los obstáculos, etc.

    •	 Indicadores solares: Su posición ayuda a inter-
       pretar el lugar en que se encuentra y la dirección
       en una calle.

    •	 Indicadores del viento: En función de su proce-
       dencia, colaboran para identificar la ausencia/
       presencia de elementos, obstáculos, etc.

    •	 Sonidos ambientales: Permiten identificar el tipo
       de entorno (zonas comerciales, parques infantiles,
       patios de colegio, etc.).

    •	 Presencia y ausencia de paredes: sirve para de-
       tectar garajes, esquinas…

    •	 Mobiliario urbano: buzones, papeleras, barandi-
       llas, etc., cuya detección se realiza con el bastón
       o visualmente.
490                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Indicadores olfativos: ayudan a identificar y locali-
     zar diferentes elementos (basurero…) o comercios
     (farmacia, perfumería, panadería, etc.).

  •	 Texturas y desniveles del terreno: Para identificar
     y discriminar los entornos y localizar objetivos.
     Por ejemplo: pendientes repentinas, terminacio-
     nes de la acera, zonas de grava donde debería
     haber pavimento, etc.

  •	 Elementos específicos: El mar, la montaña, el
     ayuntamiento, una plaza importante del municipio,
     etc., sitúan los objetivos respecto a ellos mismos y
     favorecen la formación de la representación men-
     tal. Además, el resto de la población también los
     utiliza para orientarse, por lo que cuando se pide
     ayuda, facilitan la comunicación y la comprensión
     de las explicaciones proporcionadas.

  •	 Información visual: El color de las casas, la forma
     de los edificios significativos, los árboles, las va-
     llas, la posición de los números y de los carteles
     en las calles, los letreros informativos, comercia-
     les, y las condiciones de iluminación son claves
     importantes.

  •	 Sistemas de numeración: Utilizan un patrón, tanto
     en interiores (habitaciones de hoteles en relación
     a las plantas) como en exteriores (números de
     portales). Siguen la pauta de pares a la derecha
     e impares a la izquierda, partiendo la serie desde
     el extremo más cercano al ayuntamiento de cada
     ciudad.
Capítulo 10. Desplazamiento                           491


2.2.4. Estructuras ambientales

  El espacio tiene una forma, disposición y fundamen-
tación que sirven de ayuda para la orientación, ya que
permiten convertirlo en una representación o esquema
espacial, y anticipar, generalizar, realizar inferencias y
crear rutas.

   Generalmente, las ciudades tienen una estructura
lógica, organizada en barrios formados por un conjunto
de «manzanas» que, a su vez, reúnen edificios o grupos
de edificios y otros espacios (manzana sin edificación y
ocupada por parterres, por ejemplo), separadas por ca-
lles paralelas y perpendiculares y organizadas con una
disposición más o menos regular. En este entramado
se encuentran también otros elementos diferentes y
significativos: plazas, bulevares, etc.

   Para orientarse en una ciudad o pueblo, son im-
portantes los conceptos de «manzana», «bloque»,
«esquina» o «chaflán». Si son regulares, las manzanas
tienen cuatro esquinas y cuatro lados, y, habitualmente,
presentan diferencias que permiten identificarlas; pero
también pueden ser triangulares, hexagonales, etc. En
cuanto a las intersecciones de las calles, pueden tener
diferentes formas: en cruz, en «Y», en «T»…

   Los espacios con una estructura regular se represen-
tan mejor mentalmente y son más fáciles de generali-
zar, favoreciendo la creación de rutas. No obstante, a
veces presentan anomalías ocasionales que perturban
la orientación, por lo que deberán conocerse y memori-
zarse los rasgos particulares de cada ciudad.
492                             Discapacidad visual y autonomía personal


   En espacios interiores también hay diseños regula-
res que facilitan la generalización (homogeneidad de
las plantas de un mismo edificio o de espacios de uso
común, como los vestíbulos de diferentes edificios).

2.2.5. Estimación de la distancia recorrida

   Una manera de conocer el espacio es medirlo. Es-
tablecer la distancia exacta entre los puntos permite
ubicarlos y relacionarlos. Puede realizarse con métodos
objetivos (cinta métrica), con los pasos o estimando la
distancia que se recorre.

   Calcular, aunque sea de forma aproximada, la distan-
cia caminada es un importante recurso para una persona
con discapacidad visual, porque le permite situar puntos
de referencia y localizar objetivos sin tener que seguir
una línea de referencia continua o contar los pasos. El
sentido cinestésico y, más concretamente, la «memoria
muscular» son responsables de esta forma de estimar
la distancia recorrida, que es más efectiva que el resto
de sistemas mencionados. Su entrenamiento aparece
desarrollado en el capítulo 5.

2.3. Métodos y ayudas para la orientación

   Existen estrategias, métodos y ayudas que preten-
den que la persona con discapacidad visual adquiera un
control y una representación mental del espacio sobre
el que se desplaza. En este apartado se desarrollan los
procedimientos para utilizar estos métodos. Su puesta
en práctica requiere el manejo adecuado de las técnicas
de movilidad que se explican más adelante.
Capítulo 10. Desplazamiento                             493


2.3.1. En espacios interiores

   El objetivo del aprendizaje de estos métodos es fami-
liarizarse de forma sistemática con un espacio interior
desconocido. Son útiles para conocer cualquier habita-
ción, pasillo o planta de un edificio. Una vez entrenados,
se podrá transferir la habilidad a otros entornos.

  El proceso de aprendizaje se inicia en una habitación
pequeña con pocos elementos y, posteriormente, pue-
den utilizarse espacios de diferentes formas, dimensio-
nes mayores y con más mobiliario y objetos.

  Existen tres métodos para explorar un espacio: el
perímetro, el de barras o cuadrícula y la ayuda de otra
persona.

2.3.1.1. Método del perímetro

  Se trata de reconocer un espacio recorriendo organi-
zadamente su contorno.

    •	 Establecer un punto de partida, que será la re-
       ferencia para relacionar los objetos y, también,
       inicio y final de recorrido. Generalmente se elige la
       puerta, que se explora previamente para recono-
       cer sus características diferenciales (materiales,
       pomo, tamaño).

    •	 Recorrer de forma sistemática, en la dirección de
       las agujas del reloj o la contraria, el perímetro de
       la habitación, mediante la técnica de seguimien-
       to de superficies y con la adecuada protección
494                                 Discapacidad visual y autonomía personal


      personal (explicada más adelante en este mismo
      capítulo). De esta manera, se obtiene información
      de la forma, el tamaño y los objetos que la com-
      ponen. Puede resultar útil numerar las paredes
      para situar los elementos significativos.

  •	 Para conocer la disposición de los elementos situa-
     dos en el centro, así como la relación entre ellos
     y de estos con las paredes, cruzará la habitación
     desde el punto medio de una pared —utilizando
     la técnica de protección— hasta alcanzar el punto
     medio de la pared opuesta. Finalmente, se reali-
     zará un recorrido similar uniendo las otras pare-
     des, describiendo un recorrido en forma de cruz.
     Puede realizarse igualmente desde las esquinas,
     con recorridos en diagonal (en forma de «X»).




                        Figura 29
Capítulo 10. Desplazamiento                            495


   En un piso o planta el proceso es igual pero a mayor
escala. El pasillo se tratará como una habitación, y a
partir de él se irán añadiendo dependencias. Finalmen-
te, se determinará la forma general de la planta («L»,
«T», etc.).

  Para conocer un edificio entero, debe transferir lo
aprendido de una planta a las demás, incorporando las
excepciones de cada una de ellas.

2.3.1.2. Método de barras o cuadrículas

   Se trata de realizar líneas de recorrido paralelas entre
sí hasta abarcar un espacio en su totalidad. Se utiliza
cuando el recorrido central del método del perímetro no
aporta suficiente información.

    •	 Establecer un punto de partida o referencia: en
       este caso es recomendable utilizar una esquina.
       Desde este extremo en la pared (1), caminar
       perpendicularmente (2) hasta la pared contraria
       (3).

    •	 Desplazarse por la pared (3) unos pasos y caminar
       perpendicularmente hasta la pared contraria (4).

    •	 Repetir los movimientos hasta llegar al otro ex-
       tremo de la pared de referencia.

  Es importante mantener siempre una buena ali-
neación y la línea de dirección. Si fuese necesario, se
bordearán los objetos encontrados, utilizando simultá-
neamente la técnica de protección personal.
496                                 Discapacidad visual y autonomía personal




                        Figura 30


  Es de utilidad recorrer inicialmente una de las pare-
des y dividirla en partes iguales.

   Si hay dificultades, se pueden recorrer las paredes
por separado, volviendo a la puerta antes de abordar la
siguiente. De esta forma se consigue:

  •	 establecer múltiples contactos con los objetos
     para interiorizar su posición;
  •	 localizar objetos que se han pasado por alto;
  •	 recuperar la orientación, volviendo al lugar de
     procedencia.

2.3.1.3. Familiarización con ayuda
         de otra persona

  •	 La persona que guía explicará el tipo y la forma
     de la habitación, estableciendo un punto claro de
Capítulo 10. Desplazamiento                        497


         referencia (un punto de partida muy adecuado
         puede ser la puerta).

    •	 Después, en el sentido de las agujas del reloj,
       irá enumerando al alumno los elementos de
       cada pared y los objetos que se encuentran en
       el centro.

    •	 A continuación, será el alumno quién señale los
       objetos indicados, empezando por el punto de
       referencia.

    •	 Cuando el espacio resulta complejo, pueden
       desplazarse juntos para realizar comprobaciones,
       como refuerzo a la explicación verbal.




                              Figura 31
498                              Discapacidad visual y autonomía personal


   Los tres métodos se complementan, y pueden com-
binarse para obtener la imagen espacial, conocer la
forma de habitaciones, pasillos, etc., eligiéndose uno
u otro en función de las situaciones que se presenten.

2.3.2. En espacios exteriores

   Los desplazamientos por exteriores requieren un
aprendizaje previo de las técnicas para utilizar los auxi-
liares de movilidad y de la realización de operaciones
mentales/cognitivas que garanticen la orientación y
configuración espacial.

  El reconocimiento de un espacio exterior desconocido
puede realizarse de manera independiente o con ayuda
de otra persona.

2.3.2.1. Exploración independiente

  •	 Partir de un punto inicial que será el de referencia
     (suele elegirse una esquina de la manzana). Desde
     ahí, recorrer el perímetro de la misma, identificando
     cada lado con sus elementos propios (dimensión,
     textura, tiendas u otros establecimientos, garajes,
     mobiliario urbano, sentido y dirección del tráfico,
     etc.). Repetir el proceso en cada tramo y con cada
     esquina. De entre la información percibida, selec-
     cionar los puntos de referencia para obtener una
     imagen espacial de la manzana.

  •	 Cruzar a la contigua y repetir el procedimiento
     descrito. Relacionar los puntos de referencia ele-
     gidos y los de la primera manzana explorada.
Capítulo 10. Desplazamiento                             499


    •	 Continuar de idéntica forma con un grupo de
       manzanas que compongan un área o barrio de-
       terminado, formando la imagen espacial con una
       configuración determinada.

   Este método requiere tener desarrollados los requeri-
mientos previos, dominar las técnicas de bastón y realizar
los cruces con mucha seguridad. Su puesta en práctica
es un indicativo de buena orientación y, en consecuencia,
garantiza el logro de un elevado nivel de autonomía.

2.3.2.2. Exploración con ayuda de otra persona

   Para conocer un exterior, es necesario solicitar la
información concreta que se necesita para crear la
imagen espacial adecuada.

    •	 Pedir una descripción verbal del área o zona, in-
       cluyendo información sobre:

         ◦◦ las manzanas, con sus aceras y esquinas, y los
            elementos que las componen;

         ◦◦ las calles que conforman el área, su disposición
            y los espacios diferenciados.

    •	 Solicitar, si es necesario, acompañamiento para
       recorrer y conocer el itinerario.

  Se pueden combinar los dos métodos y aplicarlos en
función de las posibles situaciones. En muchos casos,
es conveniente familiarizarse inicialmente con un plano
adaptado (punto 2.6).
500                               Discapacidad visual y autonomía personal


2.4. Rutas según el tipo de orientación

  Los desplazamientos pueden efectuarse utilizando
dos tipos de orientación, que sirven para planificar
rutas, recorridos o itinerarios. Se utiliza uno u otro en
función de las necesidades y capacidades personales, e
implican distintos niveles de aprendizaje. Dependiendo
del tipo de orientación, las rutas pueden ser:

  •	 Concretas o memorizadas como consecuencia de
     un proceso repetitivo/memorístico.
  •	 Configuracionales.

2.4.1. Rutas memorizadas

   Son rutas específicas en las que se realizan itinera-
rios de un lugar a otro, mediante la memorización.

  •	 Se establece el recorrido a realizar, secuenciando
     las referencias, la estimación de las distancias y
     los giros pertinentes. La amplitud de los detalles
     a memorizar y su orden dependerán del itinerario
     y de las posibilidades de cada persona.

  •	 Se repetirá, remarcando en cada etapa los aspec-
     tos fundamentales antes descritos.

  •	 La repetición se lleva a cabo hasta lograr la me-
     morización de sus componentes y alcanzar su
     realización de forma autónoma.

   Este modo secuencial no permite planear desvíos u
otras rutas alternativas. Utilizar este proceso limita a la
Capítulo 10. Desplazamiento                             501


realización de rutas concretas, sin poder deducir rela-
ciones espaciales no experimentadas de forma directa.
Este es su mayor inconveniente, aunque en ocasiones
es el único factible (falta de capacidad, por decisión
personal, etc.).

   Si no puede alcanzarse un nivel de seguridad sufi-
ciente, se prioriza que la persona se sienta autónoma,
siempre y cuando conozca sus limitaciones en el des-
plazamiento y tenga recursos para resolver imprevistos
que le impidan seguir la secuencia entrenada (por
ejemplo: pedir ayuda a otra persona).

2.4.2. Rutas configuracionales

  La realización de rutas por medio de configuraciones
espaciales, permite inferir rutas alternativas, desvíos o
atajos entre distintos lugares.

    •	 Establecer el recorrido a realizar, elaborando un
       «mapa cognitivo» del entorno.

    •	 Recoger referencias, indicadores y cualquier informa-
       ción que ayude a ampliar la configuración espacial.

    •	 Integrar diferentes espacios en una globalidad.

    •	 Relacionar cada elemento del espacio con los de-
       más que lo componen, creando diferentes rutas
       dentro de él.

  Este proceso se adquiere de forma gradual, comen-
zando en espacios sencillos y regulares para pasar más
502                             Discapacidad visual y autonomía personal


tarde a otros más complejos. Su riqueza consiste en que
permite realizar diferentes rutas para un mismo recorri-
do, dotando de un nivel de autonomía más elevado. Pero
no todas las personas pueden conseguirlo, ni tampoco al
mismo nivel. Se puede lograr un proceso configuracional
en un entorno simple y no en otro más complejo. Por
este motivo, no es descartable la combinación de ambos,
según situaciones y necesidades. De igual forma, una
ruta planificada memorizando sus componentes puede
resultar necesaria para un recorrido con gran limitación
de referencias o claves ambientales, aunque se puedan
realizar configuraciones espaciales en otros entornos.

   Independientemente del proceso de orientación
utilizado, existen una serie de pautas comunes para
promover el aprendizaje de rutas:

  •	 Seleccionar los elementos importantes que pue-
     den constituirse en referencias o claves, eligiendo
     aquellos que proporcionen más información y
     que, previsiblemente, vayan a mantenerse en el
     ambiente de forma más estable.

  •	 Organizar estas referencias y claves en una
     secuencia estructurada de acciones, integrar su
     organización en la memoria y recuperar la se-
     cuencia cuando se necesite.

  •	 Llevar a cabo el recorrido según lo planificado.

  Posteriormente, el alumno valorará la utilidad que
han tenido las claves y la idoneidad de la organización
espacial adquirida.
Capítulo 10. Desplazamiento                            503


   La puesta en práctica de las instrucciones secuen-
ciadas que guían el desplazamiento se ejecutará de
manera efectiva cuando la imagen espacial concuerde
con las percepciones recibidas.

2.5. Procesos de reorientación

   En sus desplazamientos, las personas con discapaci-
dad visual están expuestas a perder la orientación por
diversos motivos:

    •	 Cambio inconsciente de dirección.

    •	 Errores en la transmisión o la recepción de la in-
       formación de los puntos de referencia o las claves
       ambientales.

    •	 Interpretación errónea de la información sensorial
       por despistes, contratiempos o ruidos ambienta-
       les intensos.

   Estas situaciones requieren que se disponga de re-
cursos personales para su resolución y para recuperar
la orientación.

2.5.1. Proceso de solución de problemas
       aplicado a la orientación

   El éxito en la movilidad depende tanto de la cantidad,
relevancia, ajuste y especificidad de la información adqui-
rida y recordada, como de la capacidad para resolver los
problemas que se presentan. El proceso general de solu-
ción de problemas está formado por las siguientes etapas:
504                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 reconocer que existe un problema;

  •	 identificarlo, definiendo y analizando los compo-
     nentes de la situación;

  •	 relacionar el problema con experiencias pasadas
     y formular hipótesis que podrían explicarlo;

  •	 analizar las posibles soluciones y las consecuen-
     cias de aplicar cada una de ellas;

  •	 elegir la mejor alternativa y ponerla en práctica.

  Este proceso aplicado al entrenamiento implica:

  •	 Hacer consciente al alumno de la desorienta-
     ción, cuando no coincida la información per-
     ceptiva.

  •	 Si no se consigue, comprobar la disonancia en-
     tre la que recibe del entorno y la que debería
     percibir.

  •	 Analizar conjuntamente dónde se ha producido
     el error y las acciones necesarias para volver al
     punto en el que se ha iniciado la pérdida, es decir,
     al de la última referencia conocida.

  •	 Si la hipótesis y la solución planteadas son correc-
     tas, animarle a ponerlas en práctica.

  •	 Si no es así, volver a analizar la información per-
     ceptiva para corregirlas.
Capítulo 10. Desplazamiento                                505


    •	 Si no es capaz de plantear la hipótesis correcta, el
       profesional le ayudará a regresar al punto inicial
       del error y analizarán conjuntamente las claves
       que ha utilizado erróneamente y las que debería
       haber empleado.

    •	 Realizar el itinerario correcto y evaluar la ejecución.

  Cuando existen dificultades para resolver situaciones
de desorientación, deberá solicitarse ayuda de otras
personas.

2.5.2. Estrategias de reorientación aplicadas
       a situaciones concretas

2.5.2.1. En interiores

    •	 Pararse.

    •	 Caminar en línea recta hasta encontrar una pared.

    •	 Siguiendo el perímetro, encontrar la puerta o un
       punto de referencia para ubicarse.

2.5.2.2. En exteriores

    •	 Detenerse, manteniendo la posición de los pies en
       la misma dirección que se traía.

    •	 Pensar «¿dónde estoy?». Analizar, poniendo en
       marcha el proceso de actualización perceptiva y los
       indicadores/claves, para comprender su posición
       (tráfico, disposición de objetos detectados, sol, etc.).
506                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Explorar el entorno para complementar la infor-
     mación (cambios de terreno, puntos de referencia
     táctiles).

  •	 Volver sobre sus pasos hasta encontrar una refe-
     rencia conocida y restablecer la marcha.

   Si estas estrategias fallan, se debe utilizar la ayuda
ocasional de otra persona. Hay que saber qué preguntar
y cómo hacerlo —teniendo en cuenta sus posibilidades
sensoriales— para que la respuesta sea útil.

2.6. Ayudas para la orientación
     (planos, maquetas…)

   Constituyen un apoyo al entrenamiento de la movi-
lidad en cualquier tipo de entorno. Ofrecen informa-
ción complementaria y facilitan la representación del
espacio.

   Teniendo en cuenta que las personas con disca-
pacidad visual no pueden acceder a datos como la
configuración de una plaza, la altura de los edificios,
la disposición de algunos elementos, etc., estas
ayudas resultan imprescindibles para completar la
información percibida, comprender situaciones y,
en definitiva, representar el espacio de una forma
global.

   Estas ayudas pueden comprender desde una senci-
lla descripción verbal a un sofisticado mapa en relieve
de una zona urbana, un parque natural, un edificio
público, etc.
Capítulo 10. Desplazamiento                          507


2.6.1. Tipos de ayudas

   Existen tantas ayudas a la orientación como
formas de ofrecer la información, pero se pueden
agrupar en:

    •	 Maquetas: Reproducciones a escala reducida y
       en tres dimensiones de objetos, monumentos,
       edificios, configuraciones espaciales, etc. Su
       elaboración es compleja.




                              Foto 52. Maquetas



    •	 Planos: Representaciones gráficas a escala de
       un espacio, una zona de una ciudad, la planta de
       un edificio, etc., realizadas en dos dimensiones
       y perceptibles a través de la visión, el tacto o
       ambos. Pueden ser:

         ◦◦ Visuales: Se modifica el tamaño, el contraste
            (a través de la combinación de colores) y la
            forma de plasmar la información.

         ◦◦ Tactovisuales: Contienen elementos percepti-
            bles táctil y visualmente.
508                                 Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ En relieve: Solo pueden reconocerse a través
         del tacto.




                  Foto 53. Plano tactovisual




                  Foto 54. Plano en relieve


  •	 Ayudas verbales: Descripciones sobre un entorno
     o ruta a realizar. Pueden ser sonoras (grabacio-
     nes, gps) o escritas (braille o tinta).
Capítulo 10. Desplazamiento                           509


2.6.2. Elección de la ayuda

   La elección depende del objetivo, de las capacidades
y de la propia discapacidad visual (total o con resto
visual, nivel de funcionalidad, etc.).

   Cuando la finalidad es la comprensión de conceptos
urbanísticos y estructurales (tipos de edificios, concepto
de «manzana», trazados de calles y sus cruces, vados,
rotondas, medianas, pasos de peatones, vías de tren) y
del interior de un edificio, son muy útiles las maquetas.
En cambio, si se pretende elaborar el mapa cognitivo de
una zona, un itinerario o conocer la red de transportes,
es más eficaz un plano.

2.6.3. Habilidades para su uso

  Para el uso adecuado de estas ayudas, es preciso
contar con habilidades sensoriales de:

    •	 reconocimiento, discriminación y exploración de
       objetos;

    •	 desarrollo de conceptos de forma, posición y ele-
       mentos del entorno;

    •	 desarrollo psicomotor-motricidad fina y coordina-
       ción bimanual.

   Si se utilizan para planificar rutas específicas o al-
ternativas y crear imágenes espaciales de un área, se
requiere capacidad de abstracción suficiente para pasar
de la representación gráfica a la mental.
510                             Discapacidad visual y autonomía personal


  Rieser, Guth y Hill (1986) y Lillo (1992) señalan que
por muy adecuada que sea la representación, puede
no ser de ninguna utilidad si el alumno no posee los
recursos cognitivos para interpretarla, relacionar su
proporción con la del objeto real y comprender cómo
sus desplazamientos afectan a su ubicación relativa,
tanto en el plano como en la realidad.

   Para la «lectura» de estas ayudas se requieren
destrezas específicas, desarrolladas a través de la
práctica, y el aprendizaje de métodos sistemáticos para
su reconocimiento. Las habilidades táctiles y visuales
(v. capítulo 5) tienen una aplicación directa. Hay dos
formas de reconocer un plano o maqueta:

  •	 Exploración general: Sirve para comprobar la
     orientación, conocer la escala utilizada, sus dimen-
     siones y verificar la cantidad de información repre-
     sentada, tanto en horizontal como en vertical.

  •	 Exploración desde un punto o referencia concreta
     hasta otro punto.

2.6.4. Secuencias de enseñanza

   El entrenamiento será progresivo: se iniciará con
planos de baja densidad de información y a gran escala,
y se irá reduciendo la misma.

   La secuencia de presentación de estas ayudas se
ofrece, por lo general, teniendo en cuenta distintos
niveles de información, partiendo de lo global hacia lo
concreto. Por ejemplo, en el caso de una ciudad:
Capítulo 10. Desplazamiento                             511


    •	 Plano de orientación general: Imagen global de los
       ejes y puntos destacados de la ciudad. Es acon-
       sejable representar las arterias principales y los
       elementos que faciliten la orientación en la misma
       (puntos cardinales, río, ayuntamiento, etc.).

    •	 Planos de zona: De mayor escala que el anterior. Se
       divide el plano de la ciudad en partes o cuadrantes,
       fácilmente manejables, en los que se ofrece la imagen
       espacial de la zona e información sobre la misma:
       nombre de las calles, paradas de autobús, etc.

    •	 Plano de zonas de interés común y de elevada
       dificultad: Se ofrece información detallada sobre
       el entorno, como el caso de una plaza muy concu-
       rrida, una estación de autobús o tren, etc.

  Los planos que representan ciudades, zonas grandes,
edificios públicos, redes de transportes, etc., constitu-
yen materiales de apoyo al entrenamiento utilizables
con diversas personas, pero los itinerarios o la repre-
sentación de una habitación, diseñados específicamente
para un alumno, son de difícil utilización con otro. En
cualquier caso, solo deben incluir la información que es
esencial para el propósito planteado.

   La elaboración de este tipo de ayudas requiere
bastante tiempo y creatividad, siendo este su principal
inconveniente. Una posibilidad es crearlas a partir de
imágenes obtenidas de Internet, y manipularlas con
las herramientas informáticas básicas, archivando las
matrices para ocasiones posteriores y adecuándolas a
cada situación (Blanco, 2006).
512                               Discapacidad visual y autonomía personal


3. Aspectos generales del entrenamiento
   en el desplazamiento

  En el entrenamiento de cualquier área del despla-
zamiento hay que tener en cuenta varios aspectos co-
munes. Para analizarlos, se agrupan en tres apartados,
según su repercusión: objetivos, metodología y otros
aspectos del aprendizaje.

3.1. Relativos a los objetivos

   La situación individual marca un enfoque diferenciado
en los objetivos que se planteen para el desplazamiento.
No es lo mismo vivir y desarrollar las actividades en un
entorno rural que en uno urbano, y dentro de cada uno
hay, a su vez, características que los diferencian. Esta
es la base para plantear el entrenamiento: la elección
de los tipos de cruce, la utilización de un medio u otro
de transporte, los recursos para la orientación y las
técnicas de movilidad para situaciones concretas.

3.2. Relativos a la metodología

  La interrelación entre la orientación y la movilidad no
impide que en el entrenamiento se aborde independiente-
mente el desarrollo de las técnicas para después aplicarlas
conjuntamente. Por ejemplo, cuando se entrenan técni-
cas de orientación en un espacio interior —como en una
habitación— se utilizan la autoprotección y el seguimiento
de la pared, por ser técnicas que garantizan la seguridad.

  De hecho, las técnicas y destrezas se construyen unas
encima de otras, mientras la secuencia de aprendizaje
Capítulo 10. Desplazamiento                         513


progresa desde el entrenamiento en interiores hacia el
exterior, y desde caminar acompañado de un guía hasta
el desplazamiento autónomo. Cuanta más atención se
preste en la introducción y uso de las técnicas, y en
su aplicación en las diferentes zonas, más probabilidad
hay de conseguir el éxito (LaGrow, 2010).

   Las secuencias de aprendizaje, como en el resto
de las tareas, serán graduales e irán de lo simple a lo
complejo. En el desplazamiento, además, tenderán de
lo próximo a lo lejano, del interior al exterior y de lo
conocido a lo desconocido.

  Un entorno desconocido contribuye a la evolución del
aprendizaje, porque el alumno amplía la información
perceptiva y desarrolla al máximo sus habilidades y
recursos personales.

   Es conveniente contemplar situaciones de desorien-
tación durante el proceso, fundamentales para com-
probar la idoneidad de los recursos empleados para
solucionarlas, ya que además, formarán parte de la
movilidad habitual una vez finalizado el aprendizaje.

  Cuando ya se ha afianzado una habilidad completa y
se ha integrado en posteriores aprendizajes, se acor-
dará con el alumno su aplicación paulatina a la vida
cotidiana.

3.3. En cuanto a las sesiones de entrenamiento

  El profesional debe preparar previamente los es-
pacios o rutas que se utilizarán, la cuales contarán
514                            Discapacidad visual y autonomía personal


con los elementos que interesen. Deberá prever, y
también aprovechar, las posibles variables que puedan
interferir.

  •	 Antes de realizar la ruta o itinerario, y una vez
     proporcionadas las instrucciones, hay que ase-
     gurarse de que el alumno las ha entendido. Es
     útil que este las repita, corrigiendo los posibles
     errores y omisiones.

  •	 El profesional informará de su posición durante
     la sesión y del nivel de intervención que tendrá
     (correcciones, ayuda, etc.).

  •	 Mientras el alumno progresa en la automatización
     de los aprendizajes perceptivos, el especialista
     confirmará, a través de distintas preguntas,
     que está utilizando correctamente los puntos de
     referencia/claves ambientales, y que realiza el
     proceso de actualización perceptiva.

  •	 Es conveniente mantener una comunicación fluida
     con el alumno que permita recoger sus aprecia-
     ciones y analizar la adecuación de la información
     utilizada, de las dificultades encontradas y sus
     soluciones, sus sensaciones durante el itinerario,
     etc., y siempre ayudarle a reorganizar sus conclu-
     siones.

3.4. Otros aspectos del aprendizaje

  •	 La separación física paulatina entre alumno y pro-
     fesional tiene mucha importancia, especialmente
Capítulo 10. Desplazamiento                             515


         cuando se trabaja en exteriores, porque no hay
         un control total sobre los obstáculos y situaciones
         imprevistas. El especialista irá tomando distancia
         de acuerdo con el grado de adquisición de las
         técnicas y habilidades que permitan al alumno
         resolver la situación con seguridad.

    •	 En algunos casos, y especialmente en el inicio
       del entrenamiento en exteriores, el alumno pue-
       de mostrar un nivel elevado de ansiedad que, si
       paulatinamente no remite, precisará la interven-
       ción de otros profesionales.

    •	 Cuando la funcionalidad visual del alumno va-
       ría en función de la luminosidad, se inicia el
       entrenamiento en las mejores condiciones, y,
       progresivamente, se realiza en otras más des-
       favorables.

    •	 Los entornos de trabajo pueden ser cambiantes,
       tanto en sus elementos estructurales (obras,
       objetos que interrumpen el paso, etc.), como en
       los que dependen del comportamiento de otras
       personas (coches mal aparcados, conductores
       que salen del aparcamiento sin avisar, peatones
       que facilitan información incorrecta, etc.). El
       profesional debe estar alerta y concienciar al
       alumno de esta realidad.

    •	 La práctica continuada y la exposición a numero-
       sas y diferentes situaciones proporcionará mayor
       autonomía, pues la riqueza de experiencias con-
       tribuye al aumento de recursos.
516                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Dependiendo de las características propias de la per-
sona y del entorno en el que se desenvuelve, se aplican
diferentes técnicas y procedimientos que se desarrollan
a continuación.

4. Desplazamiento por espacios interiores

   La adquisición de habilidades para el desplazamien-
to comenzará en espacios interiores, en un entorno
amplio, rico en estímulos sensoriales, y con diferentes
elementos y estancias (escaleras, ascensores, pasillos,
habitaciones, iluminación variada) para poner en prác-
tica las técnicas y propiciar la generalización a otros
espacios. En algunos casos, por diversas circunstan-
cias (discapacidad añadida, problemas de salud, difi-
cultades para el traslado), puede desarrollarse en el
domicilio.

   El entrenamiento en espacios interiores se puede rea-
lizar con y sin bastón, dependiendo de las necesidades
personales, relacionadas principalmente con el grado y
el uso de la visión (v. capítulo 7). Independientemente
de esto, el empleo de las técnicas de bastón se llevará
a cabo en espacios interiores poco habituales, ya que
en los conocidos la persona puede desenvolverse, ge-
neralmente, sin auxiliares de movilidad.

4.1. Procedimiento para el entrenamiento

   Es importante que la persona se sienta en un am-
biente seguro, por lo que se buscará la forma más
idónea de familiarizarse con el espacio elegido para los
aprendizajes.
Capítulo 10. Desplazamiento                               517


  Las habilidades y técnicas objeto de entrenamiento
se seleccionan para cada alumno, en función de los as-
pectos ya tratados. Así, un programa completo podría
seguir este orden de aplicación en el procedimiento:

    1.º.  écnica de acompañamiento en guía, simultanean-
         T
         do con la optimización sensorial, la introducción de
         conceptos y de habilidades básicas de orientación.

    2.º.  esplazamiento en espacios interiores: técnicas
         D
         de protección, seguimiento de superficies, alinea-
         ción, etc., y, una vez interiorizados, combinarlos
         y aplicarlos a la localización de objetivos, a hacer
         rutas y a familiarizarse con pasillos y habitaciones.

    3.º.  écnicas de bastón, tratadas en el capítulo 7,
         T
         integradas con las habilidades anteriores, inclu-
         yendo rutas más avanzadas en las que se con-
         temple: uso de escaleras, ascensores, creación
         de representaciones espaciales (de una y varias
         plantas) con rutas alternativas y, por último,
         generalizarlas a otros espacios.

4.2. Acompañado de un guía

   Para algunas personas con discapacidades concu-
rrentes, problemas de salud o de edad muy avanzada,
la técnica para caminar acompañado de un guía es la
única que pueden utilizar para sus desplazamientos.

  Constituye una forma de caminar que el alumno debe
conocer para enseñársela a las personas que, de forma
habitual u ocasional, ejerzan como guías.
518                             Discapacidad visual y autonomía personal


   El especialista tiene en esta forma de desplazamiento
un recurso muy útil para las distintas fases del progra-
ma —evaluación, desarrollo perceptivo e introducción
de las técnicas de orientación y movilidad—. Protege
al alumno de los obstáculos del entorno mientras se
acostumbra sin temores al desplazamiento, fomentan-
do la atención y la concentración en los cambios de
dirección, el tiempo y el espacio recorrido, el uso de la
información sensorial, las pistas motoras y el aprendi-
zaje de los conceptos ambientales y espaciales, hasta
conseguir la automatización o el empleo inconsciente
de las técnicas (LaGrow, 2010).

   Esta técnica consiste en un código de señales
corporales que, apoyado por indicaciones verbales,
permite el desplazamiento con una persona con vi-
sión, con seguridad y eficacia, en distintos entornos
y condiciones.

   La persona con discapacidad visual debe desempeñar
un papel activo durante el desplazamiento y compor-
tarse con naturalidad ante cualquier situación habitual,
mediante el empleo de las indicaciones no verbales que
recibe del guía. Es muy importante crear una relación
de confianza entre ambos.

Aspectos a tener en cuenta

  •	 Son adecuados los entornos que permiten gra-
     duar la dificultad.

  •	 Se potenciará que el alumno esté atento a los
     estímulos ambientales.
Capítulo 10. Desplazamiento                             519


    •	 Hay que prestar atención a las situaciones per-
       sonales, a los problemas de salud (ajustando
       la marcha a su ritmo, etc.) y a la motivación
       (seleccionando espacios y actividades que inte-
       resen).

   El guía debe caminar un paso por delante, y su ritmo
estará compaginado con el de la persona con discapa-
cidad visual.

  A continuación, se explica cómo debe actuar el guía
(en adelante G) y el alumno-persona acompañada (en
adelante A).

4.2.1. ¿Cómo localizar al guía?

   G avisará verbalmente o contactará con el brazo de
A para indicarle dónde se encuentra y para que pueda
detectar su posición. A lo hará deslizando su mano por
el brazo de G hasta el codo.

4.2.2. ¿Cómo cogerse al guía?

    •	 A sujetará a G por encima de su codo haciendo
       una pinza, de forma que el pulgar de A quede en
       el lateral exterior del brazo de G y los otros cuatro
       dedos en la parte interior. Se debe sujetar con
       firmeza pero sin apretar demasiado.

    •	 G llevará el brazo relajado, bien en ángulo recto
       o dejado caer.

    •	 Los hombros de ambos deben ir en paralelo.
520                                  Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 El brazo de A estará en ángulo recto, lo cual le
     obliga a situarse medio paso por detrás. Esto
     es muy importante para garantizar la protec-
     ción.




                           Foto 55




   Adaptaciones

   •   Niños o personas muy bajas: Se pueden agarrar
       de la mano, o sujetar la muñeca o el antebrazo del
       guía.

   •   Ancianos y personas con problemas de movilidad:
       Sujetarán el antebrazo, apoyándose en el guía y
       manteniendo una distancia adecuada, sin caminar
       al mismo nivel.




   Es conveniente que la persona con discapacidad
visual utilice ambos brazos indistintamente, porque al-
gunas situaciones (obstáculos, obras, paso por lugares
estrechos) obligan a cambiar de lado durante el despla-
zamiento.
Capítulo 10. Desplazamiento                         521


4.2.3. Paso por lugares estrechos

    •	 G dirige su brazo hacia atrás desde el hombro,
       para avisar con esta señal de la llegada a un es-
       trechamiento.




                              Foto 56


    •	 A se coloca detrás de G, estirando su brazo para
       distanciarse y no pisarle.

    •	 Se reduce el ritmo de la marcha.

4.2.4. Escaleras

    •	 Al llegar a una escalera, G se parará brevemente
       para advertir del inicio de la subida o bajada.

    •	 Iniciará el ascenso o descenso, e irá siempre un
       escalón por delante.
522                                 Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Al finalizar el tramo de escalera, G se parará (de
     nuevo brevemente) para indicar que ha termina-
     do. Es conveniente que el último paso sea más
     largo, para que A no quede muy cerca del borde.
     Si se pacta con él, otra alternativa sería dar un
     paso antes de pararse, lo que le proporcionará
     mayor tranquilidad al alejarse del desnivel del
     último escalón.




                          Foto 57


  Inicialmente, o ante situaciones de inseguridad, se
puede verbalizar la técnica, pero sin detenerse en cada
escalón. También se puede utilizar el pasamano, colo-
cándole la mano libre en el mismo.

4.2.5. Paso por puertas

  •	 G abrirá la puerta e indicará que se acercan a un
     paso estrecho (el brazo se colocará hacia atrás).

  •	 Una vez atravesada, debe ser A quien cierre la puerta.

4.2.6. Cambiar de brazo

   Si por alguna razón interesa cambiar de brazo (con-
diciones del lugar):
Capítulo 10. Desplazamiento                            523


    •	 G debe comunicarlo verbalmente.

    •	 A sujetará con la mano libre el mismo brazo de G
       que ya sujetaba, soltará la otra mano y la deslizará
       por la espalda de G hasta localizar su brazo libre.

    •	 Soltará la mano que sujeta el primer brazo y se
       cogerá con ella al segundo.

4.2.7. Cambiar el sentido de la marcha

  Se utiliza este procedimiento cuando en lugares muy
congestionados (ascensores, pasillos, vestíbulos) no
hay espacio suficiente para girar juntos.

    •	 Interrumpida la marcha, se vuelven el uno hacia
       el otro sin soltarse, realizando un giro de 90º.

    •	 A se sujeta al otro brazo de G y suelta el brazo
       inicial.

    •	 Ambos vuelven a girar otros 90º para completar
       la media vuelta que les permite el cambio de
       marcha.

4.2.8. Localizar asientos

    •	 Se le indicará verbalmente la situación del asiento
       o bien se le colocará la mano en el respaldo, para
       que calcule la altura y posición.

    •	 Si se aborda el asiento de frente, G aproximará
       a A hasta que la parte anterior de las piernas de
524                               Discapacidad visual y autonomía personal


      este tome contacto con el asiento, comprobando
      así que está libre. A dará entonces media vuelta
      para sentarse.

  •	 A buscará la mesa, sacará la silla y la explorará
     antes de sentarse, por si hubiese algún objeto en
     el asiento.




                        Foto 58



4.3. Protección personal (autoprotección)

  Estas técnicas proporcionan recursos para despla-
zarse de forma independiente y segura en espacios
cerrados, porque facilitan la detección de objetos en
zonas de paso que pueden entorpecer la marcha u
ocasionar daños.
Capítulo 10. Desplazamiento                         525


4.3.1. Técnica de protección de la parte alta
       del cuerpo

   Se utiliza para que la mano sea la primera en tomar
contacto con el obstáculo inesperado en la zona alta de
la trayectoria.

    •	 Extender el brazo hasta la altura del hombro y
       doblar el codo en un ángulo aproximado de 120º.

    •	 Colocar el antebrazo delante del cuerpo de forma
       que la palma de la mano quede adelantada y hacia
       afuera, con los dedos extendidos y relajados y a
       la altura de la cara, cubriendo todo el ancho del
       cuerpo hasta el hombro contrario.




                              Foto 59
526                                     Discapacidad visual y autonomía personal




   Consideraciones

   •      Si el hombro se adelanta, dificulta la alineación del
          cuerpo.

   •      En ocasiones, el brazo tiende a descender o caer,
          dejando al descubierto parte del rostro.

   •      La protección se reduce si el codo sobresale por el
          lado, siendo más vulnerable ante un eventual gol-
          pe.

   •      Mantener el brazo demasiado cerca de la cara dis-
          minuye la capacidad de reacción.



4.3.2. Técnica de protección baja

    Consiste en adelantar la mano para contactar con
cualquier obstáculo inesperado de cintura para abajo:
sillas, mesas u otros objetos.

  •	 Extender el brazo, caído, delante del cuerpo y
     cruzándolo en diagonal, de forma que la mano
     quede adelantada cubriendo la pelvis. En esta po-
     sición la palma de la mano queda orientada hacia
     el interior.



      Consideraciones

      •   Si se dobla el codo, el lateral contrario al brazo que
          se extiende queda desprotegido.

      •   Mantener el brazo demasiado cerca del cuerpo dis-
          minuye la capacidad de reacción.
Capítulo 10. Desplazamiento                         527




                              Foto 60



4.3.3. Técnica de protección mixta

  Consiste en combinar las dos anteriores, con el fin de
poder cubrir todo el cuerpo en el desplazamiento.

   En todas las técnicas detalladas es necesario mante-
ner una distancia adecuada entre el cuerpo y la mano,
para tener suficiente tiempo de reacción y que la pro-
tección personal sea efectiva.

4.4. Seguimiento de superficies

   El objetivo es seguir una línea de desplazamiento
recta, manteniendo contacto con una pared u objeto de
referencia, de forma que se permanezca consciente de
la situación en el espacio.
528                               Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Colocarse en paralelo a la línea de desplazamiento
     que se desee seguir (pared, mesa, etc.).

  •	 Extender el brazo hacia delante en toda su lon-
     gitud, a la altura de la cintura y en un ángulo
     cómodo, para mantener una posición constante.

  •	 Llevar los dedos de la mano juntos, relajados,
     ligeramente doblados y en contacto con la super-
     ficie a seguir.




                        Foto 61


  •	 Mantener la mano adelantada a una distancia del
     cuerpo no inferior a un paso, para recibir la in-
     formación y las referencias con tiempo suficiente
     para anticipar la reacción.

  •	 Según la rugosidad, en ocasiones es aconsejable
     realizar pequeños movimientos, tocando y soltan-
Capítulo 10. Desplazamiento                                   529


         do la superficie guía rápidamente y mientras se
         avanza, a fin de evitar enganches con pequeños
         salientes. Si es lisa, el contacto puede mantenerse
         de forma permanente.




     Recomendaciones

     •    Dependiendo de la zona por la que se camine, el án-
          gulo del brazo será más o menos acusado, ya que
          no es lo mismo buscar el picaporte de una puerta
          que el inicio de la barandilla de una escalera.

     •    En zonas transitadas, como pasillos o vestíbulos, el
          deslizamiento debe realizarse preferiblemente por
          el lado derecho, para seguir el flujo normal de cir-
          culación del resto de los viandantes.

     •    En ocasiones, es conveniente combinar esta técni-
          ca con la de protección personal alta o baja.

     •    Si se utiliza entre mesas o escritorios, se deslizará
          la mano por el borde para no descolocar los objetos
          que se hallen sobre los mismos.



     Consideraciones

     •    Disminuir la distancia entre la pared y el cuerpo
          puede provocar golpes en el hombro con los salien-
          tes altos; aumentarla, acorta la distancia de pro-
          tección.

     •    Apoyar la palma de la mano sobre la pared, con los
          dedos hacia delante, puede provocar enganches en
          los salientes, causando pequeñas heridas o lesio-
          nes en las uñas.
530                             Discapacidad visual y autonomía personal


4.4.1. Con puertas abiertas

   Permite seguir una línea de desplazamiento con la
seguridad de no salirse, por descuido, a un espacio
abierto (habitación, despacho, etc.) o de golpearse con
los quicios de las puertas.

  •	 Cuando al seguir la pared se localiza la jamba de
     una puerta que se quiere pasar de largo, se colo-
     cará el otro brazo en técnica de protección perso-
     nal alta —si no lo llevaba— y, sin perder contacto
     con la jamba, avanzará un paso, paralelamente a
     la abertura.

  •	 Con el brazo que protege la zona superior del
     cuerpo, localizará la otra jamba y hará contacto
     con ella con la mano que iba rastreando en un
     principio.

  •	 Desde esa posición reanudará el rastreo sin per-
     der la línea deseada de desplazamiento.

4.4.2. Atravesar espacios amplios

   En situaciones que requieren cruzar zonas abiertas
sin perder la línea de dirección (sin bastón), se pueden
utilizar dos formas de alineación:

  •	 Alinearse en perpendicular: Al llegar a la abertu-
     ra, girará y pegará la espalda y la parte posterior
     de los talones, utilizando alguna superficie para
     mantener la línea de dirección inicial. Desde esta
     posición, caminará recto hacia delante, utilizando
Capítulo 10. Desplazamiento                                531


         las técnicas de protección alta y/o baja, hasta
         encontrar la pared de enfrente.

    •	 Alinearse en paralelo: Se colocará paralelamente
       a la línea de la pared o superficie y deslizará por
       ella el dorso de la mano, adelante y atrás, com-
       probando su posición correcta respecto a la línea
       que traza y en perpendicular a la intersección.
       Utilizando las técnicas de protección personal,
       avanzará alejándose hacia la pared del lado
       opuesto.



     Recomendaciones

     •    En los primeros cruces el especialista se colocará
          frente al alumno, en la pared opuesta, y le guiará
          con su voz.

     •    En el caso de que el alumno se desvíe de su ruta,
          debe aprender a realizar ajustes, incidiendo en el
          control de los giros.




4.5. Desplazamiento con bastón

   Una vez entrenadas e interiorizadas las técnicas de
bastón (desarrolladas en el capítulo 7), su primera apli-
cación para el desplazamiento se realiza en espacios
interiores, según la siguiente secuencia:

    •	 Introducir la técnica diagonal, programando iti-
       nerarios con objetivos concretos, ampliando gra-
       dualmente la dimensión y el nivel de complejidad
532                              Discapacidad visual y autonomía personal


      del itinerario. Puntualmente, se debe intercalar la
      utilización combinada de técnicas de protección,
      seguimiento de superficies o alineación.

  •	 Incorporar posteriormente, y con los mismos
     criterios, la técnica de dos puntos y/o la de desli-
     zamiento, según los casos.

  •	 Incluir en los itinerarios técnicas de subida y ba-
     jada de escaleras.

  •	 Combinar con ejercicios o actividades de orienta-
     ción: dibujar o representar gráfica o táctilmente
     el dibujo de un espacio interior (habitación) o
     ruta, utilizar planos, actividades que requieran
     reorientarse, etc., todos ellos aplicados a las posi-
     bilidades y necesidades de cada persona.

5. Desplazamiento en exteriores
   con diferentes grados de complejidad

   El proceso de rehabilitación debe tener una secuen-
ciación organizada para conseguir su finalidad última:
recuperar o adquirir la autonomía. En esta fase se
inician las primeras salidas al exterior, lo que requiere
haber alcanzado ciertos logros en aspectos fundamen-
tales.

   En este punto se analizan las características básicas
de todas las zonas y se describen los posibles entrena-
mientos de acuerdo con el grado de complejidad que
presentan. Por último, se refleja la realización de cruces
y el uso de transporte público.
Capítulo 10. Desplazamiento                           533


5.1. Factores básicos en el desplazamiento
     por exteriores

   Durante los primeros desplazamientos en el exterior
se integrarán los aprendizajes adquiridos, reforzando su
aplicación para interiorizarlos y generalizarlos. Es posi-
ble que el aumento de estimulación ambiental, la utili-
zación del bastón o ciertos aspectos personales (miedo,
ansiedad, bloqueos, respuesta social, etc.) reduzcan la
eficacia, y sea necesario preverlos y reajustarlos.

5.1.1. Desarrollo perceptivo

   El entrenamiento perceptivo hay que integrarlo en
los desplazamientos. Durante las sesiones de trabajo
se observará su correcta ejecución, automatización y
generalización, ya que analizar el entorno es costoso y
debe hacerse de manera continuada. La incorporación
de todas las habilidades es cuestión de tiempo y disci-
plina. Los aspectos y modalidades a tener en cuenta,
independientemente de la complejidad de la zona, son
los reflejados en el cuadro de la implicación funcional
de las habilidades perceptivas en las actividades coti-
dianas.

5.1.2. Línea de desplazamiento

   Mantener una línea recta al caminar es una gran ayu-
da para orientarse y para conseguir un desplazamiento
seguro. A pesar de que se haya trabajado en interiores,
no siempre es posible mantenerla al transitar por una
acera. Cuando esto suceda, será necesario averiguar
las causas para paliar los efectos y buscar alternativas.
534                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Una posible causa puede ser la pérdida de eficacia
     de las técnicas de bastón al salir al exterior. Man-
     tener el paso y el arco constante facilita seguir la
     línea recta.

      Alternativa: Se incidirá para perfeccionar el uso
      y la aplicación de las técnicas, analizando:

      •	 el arco,
      •	 la coordinación,
      •	 el ritmo.

  •	 El nerviosismo o la tensión originados por los
     múltiples estímulos de la calle pueden modificar
     la postura del brazo, el ángulo del codo o la
     presión de la mano sobre la empuñadura, au-
     mentando tanto la apertura del ángulo formado
     por el bastón con el suelo, como la fricción de la
     contera sobre el pavimento, provocando conti-
     nuos enganches.

      Alternativa: Reforzar aspectos posturales, co-
      rregir la posición del brazo para que permanezca
      centrado y sin ángulo en el codo, e incidir en la re-
      ducción de la presión de la mano sobre el bastón.

  •	 Pueden existir problemas asociados (físicos, au-
     ditivos, etc.) que no permitan caminar en línea
     recta con el sistema convencional. Si estos no se
     pueden compensar con las técnicas del bastón,
     los recursos auditivos, cinestésicos u otros, se
     recurrirá al seguimiento de la pared para despla-
     zarse.
Capítulo 10. Desplazamiento                           535


5.1.3. Posición en la acera

   La posición recomendable al caminar por una acera es
mantenerse a unos 50 cm de la pared o en el centro de
la misma (si se es capaz y las condiciones lo permiten).
Esta proximidad facilita la localización de referencias y
de direcciones determinadas, así como la percepción de
huecos, esquinas y chaflanes.

  Al caminar tocando la pared, el bastón puede engan-
charse constantemente y tropezar con salientes, peato-
nes que entran o salen de establecimientos, portales, etc.

   Por el contrario, caminar próximo a la calzada aumen-
ta la probabilidad de encontrar el bordillo lateral, con
el consiguiente sobresalto o interpretación incorrecta
(final de acera en lugar de desviación). Así mismo, y
principalmente en aceras anchas, es el lugar destina-
do a la ubicación del mobiliario urbano, y suele haber
árboles con sus alcorques, o jardineras que habría que
bordear constantemente.

5.1.4. Aplicación de las técnicas de bastón

   En los desplazamientos, son prioritarias la seguridad
y la eficacia a la hora de aplicar las técnicas de bastón.

  Para ello, el alumno debe responder con antelación y
recuperar la línea de la marcha ante:

    •	 Obstáculos: Tanto laterales como frontales, locali-
       zándolos y bordeándolos correctamente, utilizan-
       do la cinestesia, el oído o el tacto.
536                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Paredes: laterales y frontales. Distinguir los es-
     trechamientos de acera o las desviaciones por
     giros incontrolados, como introducirse en un
     aparcamiento, etc. Ante estas circunstancias, se
     corregirá la posición utilizando la cinestesia, el
     oído o el tacto.

  •	 Bordillos: laterales y frontales. Es preciso
     diferenciar un bordillo lateral, que indica des-
     viación, de uno frontal, que señala el final de
     la acera. Este es un error frecuente de graves
     consecuencias (desorientación y riesgo de cruce
     en un lugar inapropiado). Para prevenirlo, es
     importante no modificar la posición del cuerpo
     en el momento en que se detecte el bordillo o
     desnivel, y analizar así —con el bastón y sin el
     más mínimo giro— la posición y alineación del
     cuerpo con respecto al mismo y a las demás
     claves ambientales, como el sonido del tráfico,
     de los viandantes, etc.

  •	 Desniveles: Obras desprotegidas, vados de
     garaje, paso de peatones…, cada caso implica
     tomar decisiones de diferente tipo. Un efecto
     frecuente en los vados o inclinaciones es que el
     bordillo lateral, por su pendiente, ocasiona una
     inercia hacia el desnivel, con consecuencias
     graves, como el salirse de la acera sin perci-
     birlo.

  •	 Huecos: Notar si es el final de una calle, una pla-
     za, un aparcamiento, un pasaje, etc. Los huecos
     ejercen una inercia que provoca el desvío de la
Capítulo 10. Desplazamiento                             537


         línea de dirección por la ausencia de pared (efecto
         de atracción).

    •	 Escaleras: subida y bajada. Detectarlas con ante-
       lación y reaccionar de forma adecuada.

    •	 Texturas: Son claves frecuentemente utilizadas en
       cualquier entorno. La percepción de cambios míni-
       mos es un recurso rico y variado. Las texturas se-
       ñalizadoras en el pavimento son claras referencias.

    •	 Localización de objetivos: Para cada objetivo
       concreto (portal, cabina telefónica, buzón…) es
       necesario utilizar la técnica de bastón idónea.

5.1.5. Utilización de productos de apoyo ópticos

   Las ayudas ópticas se incorporarán con el fin de
automatizar su uso y de generalizarlo a diferentes ac-
tividades cotidianas, aspecto que sin duda garantiza el
uso posterior (Basterrechea y Matey, 1996). Una vez
finalizado su entrenamiento específico, se planificarán
tareas en las que su uso sea un objetivo o permita su
consecución.

    Pueden ser:

    •	 Compras (localizar productos, marcas o precios).

    •	 Preparación de rutas con información de guía o
       planos.

    •	 Uso de filtros en distintas condiciones luminosas.
538                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Utilización de telescopios manuales para localizar
     objetivos: el número de una casa, un despacho
     profesional en un edificio, etc.

5.1.6. Ayuda ocasional de otras personas

   Un recurso imprescindible para desplazarse en el
exterior es solicitar la ayuda o la asistencia de otras
personas. Puede servir para mantener la línea de mar-
cha (mediante seguimiento auditivo o visual), resolver
situaciones de desorientación o pérdida, confirmar
direcciones, asegurar el paso en un cruce, etc.

  Para ello:

  •	 el alumno debe pararse y escuchar el paso de
     personas;

  •	 detectará la proximidad del peatón;

  •	 se dirigirá hacia él y utilizará un tono de voz ade-
     cuado para ser oído;

  •	 pedirá información específica solicitando, en su
     caso, aclaraciones verbales direccionales, como
     por ejemplo: «¿cuántas calles tengo que cruzar?»,
     «¿está a la derecha o a la izquierda?»;

  •	 si la ayuda implica acompañamiento, procurará
     ser él quién se coja del brazo de la persona;

  •	 al finalizar, agradecer siempre la ayuda pres-
     tada.
Capítulo 10. Desplazamiento                                            539



     Consideraciones

     •     Con cierta frecuencia, el peatón presta ayuda aun-
           que no haya sido requerida. Hay que tener presen-
           te que quien ayuda lo hace con buena voluntad y
           de la mejor forma que sabe, por lo que, aunque se
           rechace, se ha de procurar responder siempre con
           agradecimiento. Una mala experiencia al interac-
           tuar puede llevar a que el peatón no preste ayuda
           en otra ocasión.

     •     Si el peatón insiste en prestar la ayuda tirando del bra-
           zo, se puede utilizar la maniobra de zafarse o de Hines:

           •    al notar que le sujetan o tiran del brazo, lo le-
                vantará;

           •    con la mano contraria, alcanzará la muñeca del
                peatón y se soltará;

           •    a la vez que realiza la acción, manifestará su
                agradecimiento y justificará el rechazo de la
                ayuda, o se sujetará adecuadamente de su
                brazo, explicando el motivo del cambio.




                              Foto 62. Maniobra de Hines
540                             Discapacidad visual y autonomía personal


5.2. Desplazamiento en las diferentes zonas

  La configuración del medio físico en el que se des-
envuelve el viandante con discapacidad visual marca y
condiciona las necesidades de su entrenamiento.

   Cada pueblo o ciudad tiene unas particularidades
propias que dificultan la generalización de los apren-
dizajes, pero muchas de sus características esenciales
son comunes y, por tanto, el alumno debe aprender a
abstraerlas para aplicar las técnicas y recursos a otros
contextos similares.

   En este apartado se pretende abordar el entre-
namiento para la movilidad desde las peculiaridades
del entorno, presentando una clasificación del mismo
basada en zonas de complejidad creciente, para mos-
trar paralelamente sus diferentes fases, incorporando
contenidos e incrementando el grado de exigencia.
Se describe un proceso bastante completo, para que
tengan cabida todas las circunstancias posibles que
puedan darse. No obstante, esta organización solo
debe ser interpretada a modo de ejemplo, porque es
muy difícil encontrar entornos que reúnan todas las
características de configuración que definen cada tipo
de zona.

  Las zonas que se describen son:

  •	   De complejidad baja u homogéneas.
  •	   De complejidad media o diversas.
  •	   De complejidad alta o intrincadas.
  •	   Rurales.
Capítulo 10. Desplazamiento                            541


    Para cada zona se detallan sus características físicas,
formulando los objetivos que se deben programar, la me-
todología a seguir durante el proceso de entrenamiento
y, finalmente, los logros esperados, tanto para que pueda
iniciar el desplazamiento autónomo, como para continuar
el entrenamiento en una zona de dificultad superior.

   La realización de cruces y el uso de los transportes
públicos constituyen aspectos importantes del entre-
namiento en orientación y movilidad, que lógicamente
formarán parte del desplazamiento por las diferentes
zonas. Por razones de organización del capítulo, se
abordan en los puntos 5.3 y 6 el desarrollo de sus ele-
mentos diferenciadores y el proceso de adiestramiento.

  Finalmente, hay que tener en cuenta que la seguri-
dad del alumno es un factor que debe primar en todo
momento, y debe considerarse en cada una de las
sesiones de entrenamiento que se planifiquen.

5.2.1. Zona de complejidad baja u homogénea

  Nos referimos a zonas de complejidad baja u homo-
génea cuando hablamos de entornos regulares y tran-
quilos, que son los más adecuados para iniciar cualquier
entrenamiento en movilidad. Permiten integrar los
aspectos sensoriales y afianzar las diferentes técnicas,
evitando que el enlace entre los espacios interiores y
exteriores signifique un salto cualitativo y cuantitativo
que desborde las posibilidades de la persona.

   Habitualmente, en la estructura de los pueblos y en
los barrios de las grandes ciudades se encuentran zonas
542                                Discapacidad visual y autonomía personal


de complejidad baja u homogénea, cuyas característi-
cas físicas se describen a continuación.

5.2.1.1. Características físicas

   La zona elegida para el entrenamiento debe reunir
los siguientes requisitos:

  •	 Estructura regular en forma de cuadrícula o malla básica.
                      ,

  •	 Intersecciones sencillas, en forma de cruz. Esqui-
     nas y bordillos en ángulo recto y enfrentados.

  •	 Calles de dirección única en su mayoría, pudiendo ser
     alguna de doble sentido, con poca intensidad de tráfico.

  •	 Cruces sin semáforos.

  •	 Aceras regulares en cuanto a anchura y longitud,
     con escaso mobiliario urbano.

  •	 Línea de edificios continua y sin irregularidades.
     Bordillos bien definidos, con diferente nivel res-
     pecto a la calzada.

  •	 Desniveles y rampas (entradas de garaje).

  •	 Con variedad de claves ambientales y algún punto
     de referencia.

  •	 Tipología edificativa de manzanas cerradas, es
     decir, formadas por una línea de edificios rodea-
     dos de acera.
Capítulo 10. Desplazamiento                          543


    •	 Tránsito peatonal escaso.

    •	 Locales comerciales pequeños.




                              Figura 32

5.2.1.2. Objetivos del entrenamiento

    Los objetivos generales son:

    •	 Conocer y dominar los conceptos pertinentes a
       una zona regular u homogénea.

    •	 Perfeccionar los aprendizajes, el uso y la aplica-
       ción de las técnicas de bastón.

    •	 Establecer y mantener la línea recta durante el
       desplazamiento, e ir incorporando estrategias
       para corregir las desviaciones.
544                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Iniciar el proceso de integración de las habilidades
     perceptivas.

  •	 Analizar las claves ambientales disponibles, de-
     terminando su correcta utilidad en cada situación.

  •	 Buscar y establecer referencias útiles.

  •	 Detectar los bordillos, reaccionando a tiempo e
     interpretando su ubicación (frontal o lateral).

  •	 Bordear diferentes tipos de obstáculos.

  •	 Llevar a cabo itinerarios diseñados por el espe-
     cialista, aumentado progresivamente la dificultad
     (véanse los itinerarios propuestos más abajo).

  •	 Mantener la orientación a lo largo de la realiza-
     ción de un itinerario (véanse las estrategias para
     fomentar la orientación, más adelante).

  •	 Crear mapas cognitivos del entorno.

  •	 Adquirir estrategias para el uso de planos o ma-
     quetas sencillos.

  •	 Iniciar el proceso de análisis del tráfico y realizar
     algunos cruces sencillos.

  •	 Localizar objetivos simples.

  •	 Empezar a tomar decisiones y resolver problemas
     planteados en relación al desplazamiento.
Capítulo 10. Desplazamiento                                       545


    •	 Afianzar las habilidades necesarias para el uso de
       los productos de apoyo ópticos recomendados.

    •	 Utilizar las estrategias de reorientación.

    •	 Solicitar la ayuda ocasional de otras personas.



     Tipo de itinerarios para la zona de complejidad
     baja u homogénea

     •     Dar la vuelta a:

           ◦    una manzana;
           ◦    dos manzanas;
           ◦    tres manzanas, formando una «L»;
           ◦    cinco manzanas, formando una «U»;
           ◦    siete manzanas, formando una «H».

     •     Realizar un itinerario:

           ◦    con puntos de inicio y de final concretos y es-
                tablecidos previamente («punto a punto»); solo
                de ida;
           ◦    «punto a punto» de ida y vuelta;
           ◦    con un objetivo final (comercio, parada de
                transporte…), realizando la vuelta por la mis-
                ma ruta;
           ◦    con un objetivo final, realizando la vuelta por
                una ruta diferente;
           ◦    con un objetivo final, dando al alumno la al-
                ternativa de planificar una de las rutas (ida o
                vuelta) o ambas (ida y vuelta).
     •     Conectar distintos itinerarios y volver al punto de
           partida.
546                                     Discapacidad visual y autonomía personal




      Estrategias para fomentar la orientación

      •   Preguntar asiduamente al alumno:

          ◦   el nombre de la calle por la que camina;

          ◦   la dirección que lleva;

          ◦   el nombre de las calles paralelas;

          ◦   el nombre de las calles perpendiculares.

      •   Pedir al alumno, en diferentes momentos del reco-
          rrido, que sitúe, respecto a su posición:

          ◦   las calles paralelas;

          ◦   las calles perpendiculares.

      •   En un cruce, tras realizar un giro, pedir al alumno
          que identifique, respecto a su nueva posición:

          ◦   las calles paralelas;

          ◦   las calles perpendiculares.

      •   Verbalizar el tipo de giro que debe realizar en un
          cruce para tomar una dirección determinada (me-
          dia vuelta o cuarto de vuelta) y el sentido: hacia la
          derecha o la izquierda (v. capítulo 5).

      •   Emplazar al alumno para que lleve a cabo el proce-
          so de actualización espacial: dónde está, qué calles
          hay delante, detrás, a la derecha y a la izquierda.




5.2.1.3. Metodología del proceso
         de entrenamiento

  El especialista proporcionará información sobre las
características de la zona (tipo de calles, sentido de la
Capítulo 10. Desplazamiento                          547


circulación…) e indicará también las diferentes claves
sensoriales que pueden encontrarse y que serán útiles
para la orientación.

    Se seguirá la siguiente secuencia de entrenamiento:

    •	 Alinearse en paralelo a la pared y/o al tráfico y
       situarse en el centro de la acera.

    •	 Dar la vuelta a la manzana (si se detecta tensión,
       puede realizarse en técnica guía la primera vez)
       caminando en paralelo al sonido del tráfico, te-
       niendo en cuenta que:

         ◦◦ Deberá notar las esquinas y pararse cuando
            llegue a cada una de ellas.

         ◦◦ Finalizará en el punto de origen.

         ◦◦ Repetirá la vuelta en sentido contrario; hay
            que caminar tanto con la pared a la derecha
            como a la izquierda.

    •	 Recorrer dos manzanas, introduciendo la localiza-
       ción del cruce y realizándolo con confirmación del
       momento adecuado por parte del especialista.

   Progresivamente, se aumentará el nivel de dificultad
de los itinerarios, trabajando siempre los objetivos des-
critos anteriormente.

  El especialista observará la incorporación ordenada y
sucesiva de todos los objetivos en cada sesión.
548                             Discapacidad visual y autonomía personal


5.2.1.4. Logros

   Se considera que ha alcanzado un nivel de seguridad
idónea en este tipo de zona si:

  •	 Utiliza correctamente la terminología empleada
     para definir los conceptos pertinentes al tipo de
     zona y, progresivamente, los identifica, los discri-
     mina y toma la decisión adecuada ante cada uno
     de ellos.

  •	 Aplica adecuadamente las técnicas de movilidad
     con bastón, habiendo pasado de aceras anchas y
     lisas a otras estrechas y con obstáculos, sortean-
     do estos y manteniendo la línea de marcha.

  •	 Camina por el centro de la acera.

  •	 Manifiesta una progresiva automatización de las
     habilidades perceptivas.

  •	 Demuestra habilidad para permanecer orientado
     al realizar itinerarios cada vez más largos y com-
     plicados, y resuelve las situaciones de desorien-
     tación o las problemáticas sencillas que pueden
     aparecer.

  •	 Ha realizado de forma correcta y con total se-
     guridad un buen número de cruces, tanto de
     seguridad como en paralelo (v. 5.3).

  •	 Localiza algunos comercios y otros objetivos sim-
     ples.
Capítulo 10. Desplazamiento                          549


    •	 Pone de manifiesto la capacidad para interiorizar
       e interrelacionar las diferentes percepciones re-
       cibidas, creando una representación mental del
       espacio (mapa cognitivo).

    •	 Recurre a sus ayudas ópticas para ver nombres
       de calles, confirmar el lugar de destino, leer in-
       formaciones diversas, y muestra habilidad para
       utilizarlas.

    •	 Se relaciona con los demás —de forma cada vez
       más ajustada y satisfactoria— para obtener la in-
       formación y la ayuda necesaria en cada momento.

   Por diferentes razones —entre ellas, que el domicilio
del alumno esté ubicado en un barrio alejado de la zona
elegida—, puede ser necesario continuar el entrena-
miento en un entorno de mayor complejidad, aun sin
tener superados todos los objetivos. Los logros descritos
responden al máximo deseable para garantizar el paso
con éxito a la siguiente zona, pero su no consecución
no debe ser un impedimento para que algunos alumnos
sigan avanzando con objetivos más complejos. En esta
circunstancia, se adaptarán las técnicas y estrategias
para garantizar la seguridad.

5.2.2. Zona de complejidad media o diversa

  En estas zonas, es habitual encontrar variedad de
estructuras, de tráfico, de número de viandantes y de
estímulos. Conseguir que el alumno tome conciencia de
esta realidad y prepararle para ello son parte de los
objetivos. El nivel de intervención del especialista dis-
550                             Discapacidad visual y autonomía personal


minuirá y la generalización de los aprendizajes deberá
ponerse de manifiesto.

   Estas áreas suelen encontrarse en los sectores más
céntricos de pueblos y ciudades. Si es factible, resulta
más instructivo que la zona elegida esté conectada
físicamente con la zona de complejidad baja u homogé-
nea, pues permite pasar de una a otra en progresión,
sin realizar un corte en los aprendizajes.

5.2.2.1. Características físicas

   Además de las características de la zona homogénea,
la de complejidad media debe reunir los siguientes re-
quisitos:

  •	 Estructuras complejas: manzanas triangulares,
     hexagonales, pentagonales, etc.

  •	 Intersecciones dispares: tipo «T», «Y» y vías múl-
     tiples.

  •	 Cruces simples regulados por semáforo: de una y
     de dos direcciones.

  •	 Aceras variadas: en tamaño (estrechas, medianas
     y anchas), longitud, texturas (franjas-guía de di-
     rección) y nivel (cota cero, vados, etc.).

  •	 Línea de edificio desigual: entrantes y salientes.

  •	 Calles peatonales y semipeatonales (de coexis-
     tencia con el tráfico rodado).
Capítulo 10. Desplazamiento                          551


    •	 Esquinas y bordillos de formas diversas (redon-
       deadas, achaflanadas…).

    •	 Plazas, parques o espacios abiertos en general.

    •	 Estimulación ambiental alta.

    •	 Tránsito rodado y peatonal elevados.

    •	 Presencia de zona comercial y de servicios.

    •	 Transporte público (autobús, el más frecuente).

    •	 Elementos de accesibilidad: franjas-guía, paradas
       de autobús accesibles y semáforos acústicos.

    •	 Obras y andamios.




                              Figura 33
552                             Discapacidad visual y autonomía personal


5.2.2.2. Objetivos del entrenamiento

  Se requiere planif icar los siguientes objeti-
vos:

  •	 Conocer y dominar los conceptos pertinentes al
     tipo de zona.

  •	 Consolidar el uso del bastón:

      ◦◦ Incorporar las técnicas de tres puntos y de
         tocar y deslizar para la localización de objeti-
         vos (v. capítulo 7).

      ◦ ◦ Aplicar las técnicas para el uso del auto-
          bús.

  •	 Mantener la línea de desplazamiento, tanto en
     aceras muy estrechas como anchas. Adaptarse
     y adquirir una correcta posición con tránsito
     peatonal, obras, comercios, etc.

  •	 Consolidar las habilidades perceptivas.

  •	 Automatizar el uso de las claves ambientales.

  •	 Desarrollar la capacidad de generalización de las
     referencias para aplicarlas a un mayor número
     de situaciones.

  •	 Discriminar formas complejas de bordillos.

  •	 Bordear obstáculos correctamente.
Capítulo 10. Desplazamiento                          553


    •	 Realizar itinerarios (véanse los itinerarios pro-
       puestos más abajo).

    •	 Ser capaz de planificar y realizar rutas por medio
       de configuraciones espaciales.

    •	 Interpretar y utilizar correctamente diferentes
       tipos de planos.

    •	 Analizar el tráfico de patrones complejos y rea-
       lizar cruces irregulares y con semáforo.

    •	 Localizar objetivos y realizar gestiones (com-
       pras, trámites…).

    •	 Tomar decisiones y resolver los problemas
       que se plantean durante el desplazamien-
       to.

    •	 Usar con seguridad el transporte público (auto-
       bús).

    •	 Utilizar las ayudas ópticas para nuevas tareas,
       como visualizar los elementos de los cruces
       (semáforo, paso de peatones, etc.) o en las
       compras y gestiones (lectura de etiquetas, reci-
       bos, tarjetas, etc.), e incorporar las habilidades
       de seguimiento y exploración con el telescopio:
       número del autobús, localización de paradas de
       transporte, etc. (v. capítulo 7).

    •	 Solicitar la ayuda ocasional de otras perso-
       nas.
554                                     Discapacidad visual y autonomía personal




      Tipo de itinerarios para la zona de complejidad
      media o diversa

      •   Realizar itinerarios (propuestos por el especialis-
          ta).

          ◦   «punto a punto», de ida;

          ◦   «punto a punto», de ida y vuelta;

          ◦   con un objetivo final, realizando la vuelta por
              la misma ruta;

          ◦   con un objetivo final, realizando la vuelta por
              una ruta diferente;

          ◦   conexión de distintos itinerarios, y vuelta al ini-
              cio;

          ◦   con asistencia externa (ayuda de los peatones).

      •   Realizar itinerarios diseñados por el alumno.

      •   Realizar itinerarios que incluyan la utilización del
          autobús.




5.2.2.3. Metodología del proceso
         de entrenamiento

   El especialista proporcionará información sobre las
características de la zona, fomentando y apoyando la
adaptación a la nueva estimulación ambiental, mar-
cando pautas de atención selectiva para la búsqueda y
elección de referencias e indicadores.

   Durante el entrenamiento, se dará preferencia a
los procesos de incorporación y generalización de los
Capítulo 10. Desplazamiento                            555


aprendizajes, así como a la toma de la decisión más
correcta ante una situación imprevista.

   Es muy importante incrementar el nivel de dificultad
y ampliar la duración de los itinerarios. Las sesiones
deberán realizarse en distinta franja horaria, porque las
variaciones en un mismo lugar son muy significativas
en cuanto a iluminación, afluencia de tráfico, peatones,
etc.

   Las características de estos entornos requieren del
alumno un mayor nivel de exigencia en la puesta en
práctica de todo lo aprendido anteriormente. Todo ello
puede provocar:

    •	 reacciones de desconcierto o aumento de la an-
       siedad,

    •	 mayor probabilidad de tener incidentes con el
       bastón y con los demás peatones,

    •	 problemas de interacción con el público.

   El especialista debe estar alerta a estas posibles reac-
ciones, apoyando inicialmente al alumno, incorporando
estrategias para resolver estos conflictos e incidiendo
en el desarrollo positivo de las habilidades sociales.

    La secuencia de entrenamiento requiere:

    •	 Integrar en los primeros itinerarios los elementos
       nuevos de la zona: plazas, semáforo, aceras irre-
       gulares, manzanas, etc.
556                            Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Entrenar la alineación en los cruces, tanto por la
     configuración del bordillo como por la dirección
     del tráfico.

  •	 Trabajar específicamente la reorientación y ana-
     lizar la adecuación de las respuestas ante las
     situaciones de desorientación.

5.2.2.4. Logros

   Los que se describen a continuación son los
logros recomendables para que el alumno pueda
emprender el trabajo en una zona de complejidad
superior con garantía de éxito, y se conseguirán
si:

  •	 Muestra un buen desarrollo de las habilidades
     perceptivas.

  •	 Utiliza un sistema de representación espacial
     de tipo «configuracional» (v. 2.4.2), con ele-
     vado nivel en los procesos de actualización
     espacial.

  •	 Domina los diferentes procedimientos para
     cruzar calles secundarias y utiliza los métodos
     basados en las características de la vía y su
     configuración.

  •	 Demuestra que su repertorio de conceptos es
     amplio y ajustado.

  •	 Domina las técnicas de bastón.
Capítulo 10. Desplazamiento                            557


    •	 Emplea los productos ópticos espontáneamente,
       sabe en qué tareas le pueden ser útiles y domina las
       habilidades que se requieren para un uso eficiente.

    •	 Muestra habilidades sociales adecuadas, compor-
       tamientos adaptativos y control emocional ante
       cualquier tipo de situación.

   El desplazamiento por este tipo de zona es el nivel
más alto que pueden conseguir muchos alumnos, y no
siempre superarán todos los objetivos. Su consecución
les dotará de un nivel considerable de autonomía.

  Al igual que en la zona homogénea, si el alumno
reside en un tipo de entorno de complejidad más ele-
vada, se pueden plantear los objetivos propios de dicho
entorno, aun sin haber superado totalmente los corres-
pondientes a la zona de la que nos estamos ocupando.
Será necesario, en estos casos, dotarle de recursos que
garanticen su seguridad.

5.2.3. Zona de complejidad elevada o intrincada

  Muchas personas expresan motivación e interés por
adquirir niveles de autonomía que les permita despla-
zarse por cualquier tipo de entorno, incluyendo aquellos
que cuentan con gran afluencia de peatones y tráfico.
No obstante, no todos los alumnos pueden conseguirlo,
por lo que el especialista deberá ajustar las expectati-
vas a las posibilidades reales.

  Las zonas más céntricas y comerciales de las ciuda-
des se caracterizan por la variabilidad, complicación y
558                             Discapacidad visual y autonomía personal


confusión que generan, de ahí la denominación de zona
intricada o de complejidad elevada.

  En muchos casos, es necesario el uso del transporte
público para acceder y desplazarse por ellas.

5.2.3.1. Características físicas

   La zona a elegir deberá cumplir una serie de requi-
sitos, que incluirán los característicos de los entornos
homogéneos y diversos:

  •	 Las estructuras —manzanas, plazas, bulevares,
     rotondas, etc.— tendrán dimensiones mucho ma-
     yores que en las zonas anteriores.

  •	 Aceras muy amplias, calles peatonales, comercia-
     les y de coexistencia.

  •	 Intersecciones de todo tipo de vías.

  •	 Vías principales con carriles múltiples y tráfico
     muy intenso.

  •	 Cruces regulados por semáforos complejos y de
     ciclos irregulares.

  •	 Gran afluencia de peatones.

  •	 Estimulación ambiental elevada.

  •	 Oficinas y comercios de diferente índole, próximos
     unos de otros.
Capítulo 10. Desplazamiento                           559


    •	 Numerosos medios de transporte público.




                              Figura 34



5.2.3.2. Objetivos del entrenamiento

    Los objetivos a superar son:

    •	 Conocer y dominar los conceptos pertinentes al
       tipo de zona.

    •	 Incorporar las técnicas reducidas de bastón —uti-
       lizadas en zonas congestionadas— y la de tacto y
       arrastre, para detectar vías y andenes. Aplicar las
       técnicas de bastón para uso del tren y del metro.

    •	 Mantener la línea de desplazamiento en aceras
       muy anchas, peatonales y comerciales.
560                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Adaptarse al aumento cuantitativo y cualitativo de
     estimulación ambiental.

  •	 Utilizar con seguridad y destreza todas las estra-
     tegias de orientación y de reorientación.

  •	 Realizar itinerarios complejos, conocidos y des-
     conocidos, con o sin la utilización del transporte
     público (véanse los tipos de itinerarios más abajo).

  •	 Aplicar la representación configuracional como
     sistema de organización espacial.

  •	 Analizar el tráfico —de patrones muy complejos y
     ciclos irregulares— y realizar cruces de calles de
     gran amplitud, con bulevares centrales, isletas,
     etc.

  •	 Interpretar y utilizar planos de mayor complejidad.

  •	 Resolver los problemas imprevistos que se pre-
     senten, tomando las decisiones más adecuadas
     en cada momento.

  •	 Emplear las ayudas ópticas con eficiencia y en
     diversidad de situaciones.

  •	 Consolidar el uso de la ayuda ocasional de otras
     personas, concretando lo que necesita de ellas e
     interpretando las informaciones erróneas.

  •	 Usar los transportes públicos (autobús, metro y
     tren) con seguridad.
Capítulo 10. Desplazamiento                                        561


    •	 Ser capaz de desplazarse por grandes estaciones
       y centros comerciales.


     Tipo de itinerarios para la zona de complejidad
     elevada o intrincada

     •     Realizar itinerarios:

           ◦    punto a punto, con un nivel de dificultad ele-
                vado;

           ◦    desconocidos;

           ◦    realizando gestiones, con uso de puertas gira-
                torias, escaleras mecánicas, etc.;

           ◦    con diferentes niveles de complejidad, utilizan-
                do el transporte público.




5.2.3.3. Metodología del proceso
         de entrenamiento

   En la mayoría de los casos el alumno accede a estas
zonas por medio del transporte público, por lo que pre-
viamente deberá haber logrado autonomía en su uso y
manejo.

   Si el desplazamiento hasta la zona se realiza en tren
o autobús, el entrenamiento contemplará la movilidad
por una gran estación: espacios interiores, puntos clave
(información, servicios, etc.) y conexiones con el exte-
rior.

   Es muy importante que el alumno represente men-
talmente una estructura global de la zona en la que
562                             Discapacidad visual y autonomía personal


sitúe las vías principales y los puntos más emblemáti-
cos, y sea capaz de adaptarse al nuevo ambiente, que
le ofrece muchos y más variados estímulos.

  La supervisión por parte del especialista será mínima
en los aspectos superados en las zonas anteriores.

  El proceso de entrenamiento deberá contemplar:

  •	 Introducción de las nuevas técnicas de bastón y
     línea de desplazamiento en los nuevos itinerarios.

  •	 Realización de cruces, entrenando en todos los
     tipos existentes.

  •	 Ejecución de recorridos cada vez más complejos,
     con la inclusión de gran número de objetivos y el
     uso de transporte público.

  •	 Resolución de cualquier tipo de situación: per-
     sonal, de interacción con los peatones o de des-
     orientación.

  •	 Abordaje del nuevo enfoque de ayuda ocasional
     por parte de otras personas: en aglomeraciones,
     con prisas y falta de atención.

5.2.3.4. Logros

   Este tipo de zona será el objetivo final de un progra-
ma completo de orientación y movilidad, ello significa
tener independencia para desplazarse por cualquier
tipo de entorno, sea conocido o desconocido, utilizando
Capítulo 10. Desplazamiento                           563


cualquier transporte público y estando preparado para
resolver cualquier situación que se plantee.

   Al igual que en otras zonas, los logros estarán
ajustados al lugar de residencia, a la motivación y a la
capacidad del alumno.

5.2.4. Zona rural

  Las técnicas específicas de orientación y movilidad
a menudo requieren adaptarse a las características
urbanísticas que presentan las zonas rurales.

  Generalmente, solo se trabaja en este tipo de entor-
nos cuando es el lugar de residencia del alumno.

5.2.4.1. Características físicas

    •	 Población dispersa en pequeños núcleos.

    •	 Presentan dificultad en el acceso.

    •	 El trazado urbanístico es irregular.

    •	 Las calles no tienen aceras o son estrechas.

    •	 Hay caminos rurales.

    •	 Casas aisladas, de difícil localización.

    •	 Pavimentos en mal estado.

    •	 Desniveles pronunciados.
564                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Escasa o nula señalización vial.

  •	 Zona de tránsito peatonal a pie de carretera, lo
     que obliga a los viandantes a caminar cerca del
     tráfico (que suele circular a gran velocidad).

  •	 Grandes espacios o solares abiertos sin referen-
     cias (vallas, fachadas o líneas de bordillo).

  •	 Inexistencia de cruces regulados por semáforos.

  •	 Presencia de vehículos grandes (camiones o trac-
     tores).

5.2.4.2. Objetivos del entrenamiento

  •	 Conocer los conceptos propios de la zona rural:
     senderos, caminos de herradura, bancales, etc.

  •	 Analizar las claves ambientales típicas, y buscar y
     usar referencias (véase el cuadro de referencias
     específicas más abajo).

  •	 Utilizar los métodos de orientación, de acuerdo
     con las referencias específicas.

  •	 Incorporar las modificaciones necesarias en el
     bastón y en sus técnicas de uso, en función del
     tipo de terreno por el que se mueva.

  •	 Integrar el uso de protección alta (v. 4.3) y gafas
     protectoras para evitar daños con las ramas de
     árboles.
Capítulo 10. Desplazamiento                                    565


    •	 Dominar las estrategias para la realización de
       cruces de seguridad.


     Referencias específicas zona rural

     •    Táctiles: senderos, cunetas, prados, desniveles, ár-
          boles o cultivos.

     •    Auditivas: granjas, acequias, ríos, sonidos de ani-
          males, tractores…

     •    Visuales: contraste entre hierba y tierra, hileras de
          árboles…

     •    Olfativas: estiércol, plantaciones, hierba segada…

     •    Cinestésicas: inclinaciones del terreno, elevacio-
          nes…

     •    Elementos naturales: solares o del viento.




5.2.4.3. Metodología del proceso
         de entrenamiento

   El desplazamiento por las zonas rurales requiere la
incorporación de unas estrategias que el especialista
propondrá tras el análisis de cada situación, las caracte-
rísticas del alumno, el tipo de terreno y las necesidades
de movilidad.

  Es habitual que la población se encuentre dispersa en
pequeños núcleos y que, por tanto, la conexión entre estos
sea un camino o espacio abierto, con pocas referencias.

   Otro aspecto a tener en cuenta a la hora del en-
trenamiento es que en estos entornos las condiciones
566                                 Discapacidad visual y autonomía personal


climatológicas pueden ser adversas, con presencia de
nieve, charcos y barro.

   Por otra parte, la población con la que cuentan está
cada vez más envejecida, condición que influirá con-
siderablemente en las posibilidades del alumno para
interactuar con el público. Así mismo, algunos cuentan
con escasos recursos, y las opciones para contar con
servicios comunitarios son más limitadas.

  Al igual que en otras zonas, se iniciará el proceso pro-
porcionando información de las características de la zona.

    El hecho de no disponer de referencias claras, como el
tráfico o la pared, obliga a entrenar otras diferentes o a uti-
lizar claves ambientales que faciliten los desplazamientos
(véase el cuadro de referencias específicas más abajo).

   La realización inicial de los recorridos en técnica guía
es un recurso muy útil para describir de forma precisa las
características de los mismos y consensuar con el alumno
las referencias y claves ambientales que deberá utilizar.

   Sin duda, las técnicas de bastón deberán modificar-
se. El bastón deberá llevar una contera especial para
terrenos rugosos y el arco a realizar será más amplio.
En lugares con hierba difícilmente se podrá utilizar la
técnica de deslizamiento, siendo más aconsejable la de
dos puntos para evitar enganches.

  Si es imprescindible caminar por la carretera, deberá
hacerse por el arcén izquierdo y utilizar un chaleco o
banda para el hombro, ambos fluorescentes, todo ello
Capítulo 10. Desplazamiento                            567


para hacerse más visible a los conductores que circulan
de frente. Deberá abrir ligeramente el arco del bastón
hacia el lado derecho, para que también pueda ser visto
por los conductores que vienen por detrás. A ser posi-
ble, caminará pisando el arcén o zona verde próxima, y
evitará desviaciones hacia la calzada.

5.2.4.4. Recomendaciones para
         el desplazamiento en zonas rurales

    •	 El perro guía es un auxiliar adecuado para zonas ca-
       rentes de referencias o grandes espacios abiertos.
       El uso de brújulas parlantes y de nuevas tecnologías
       —como el gps— pueden facilitar la orientación.

    •	 La presencia de maquinaria agrícola es habitual
       en el entorno rural. Estos vehículos suelen tener
       elementos que sobresalen a cualquier altura, no
       detectables con el bastón, por lo que se hace
       imprescindible el uso de la técnica de protección
       alta para sortearlos.

    •	 Si se transita por zonas con arboledas, es acon-
       sejable proteger los ojos con gafas para evitar
       dañarse con las ramas bajas.

    •	 Un recurso facilitador para atravesar huertos,
       patios amplios, etc., es colocar una cuerda que
       sirva de guía para el recorrido.

   En los cuadros 3, 4, 5 y 6, que siguen a continuación,
figura la sinopsis de la programación completa para cada
una de las diferentes zonas analizadas en este apartado.
568                                     Discapacidad visual y autonomía personal

Cuadro 3. Zona de complejidad baja u homogénea



          Características físicas                           Objetivos


 • Estructura en cuadrícula.            • Conocer conceptos pertinentes.
 • Intersecciones tipo cruz.            • Perfeccionar las técnicas de bastón.
 • Calles con sentido único y alguna    • Establecer y mantener la línea recta.
      de doble dirección, con poca      • Integrar las habilidades perceptivas.
      afluencia de tráfico.             • Analizar las claves ambientales.
 • Cruces sin semáforo.                 • Buscar y establecer referencias.
 • Aceras regulares, con escaso         • Detectar bordillos e interpretar su
      mobiliario.                          ubicación.
 • Línea de edificio y bordillo bien    • Bordear obstáculos.
      definidos.                        • Realizar itinerarios de complejidad
 • Desniveles y rampas (garajes).          básica a creciente.
 • Claves ambientales y puntos de       • Mantener la orientación.
      referencia variados.              • Crear mapas cognitivos.
 • Manzanas cerradas.                   • Adquirir estrategias para usar planos
 • Poco tránsito peatonal.                 y maquetas.
 • Locales comerciales pequeños.        • Iniciar el análisis del tráfico y realizar
                                           cruces sencillos.
                                        • Localizar objetivos simples.
                                        • Tomar decisiones y resolver proble-
                                           mas.
                                        • Afianzar las habilidades para el uso
                                           de productos de apoyo ópticos.
                                        • Utilizar estrategias de reorientación.
                                        • Solicitar ayuda ocasional de otras
                                           personas.
Capítulo 10. Desplazamiento                                               569




              Metodología                                   Logros


• Información al alumno sobre las            • Utiliza la terminología y conoce
  características de la zona: calles,          los conceptos pertinentes.
  sentido del tráfico, claves sensoria-      • Aplica correctamente las técnicas
  les, etc.                                    de movilidad con bastón.
• Itinerarios:                               • Camina por el centro de la acera y
  ◦   Dar vuelta a una y dos manzanas,         bordea obstáculos.
      tres manzanas (forma «L»), cinco       • Ha automatizado las habilidades
      manzanas («U»), siete manzanas           perceptivas y generaliza la infor-
      («H»).                                   mación sensorial.
  ◦   «Punto a punto», solo ida.             • Permanece orientado mientras
  ◦   «Punto a punto», ida y vuelta.           realiza itinerarios y resuelve
  ◦   Con objetivo final y vuelta por la       situaciones de desorientación
      misma ruta.                              sencillas.
  ◦   Con objetivo final y vuelta por        • Realiza cruces de seguridad y en
      diferente ruta.                          paralelo.
  ◦   Con objetivo final, planificando el    • Localiza objetivos básicos.
      alumno la ida, la vuelta o ambas.      • Es capaz de interrelacionar las
  ◦   Conectar distintos itinerarios y         percepciones, creando un mapa
      volver al punto de partida.              cognitivo.
• Proceso:                                   • Usa sus ayudas ópticas con efi-
  ◦   Alineación en paralelo a la pared        ciencia.
      y/o al tráfico y situarse en el cen-   • Se relaciona con los demás para
      tro de la acera.                         obtener información y ayuda.
  ◦   Aumento del nivel de dificultad de
      los recorridos.
  ◦   Introducción ordenada y sucesiva
      de todos los objetivos.
570                                        Discapacidad visual y autonomía personal

Cuadro 4. Zona de complejidad media o diversa



          Características físicas                              Objetivos


 • Estructuras complejas.                  • Conocer y dominar conceptos perti-
 • Intersecciones dispares (T, Y) y          nentes.
      vías múltiples.                      • Incorporar técnicas de bastón.
 • Cruces con semáforo simple: una         • Mantener línea de desplazamiento
      y dos direcciones.                     en diferentes tipos de aceras y en
 • Aceras variadas: en tamaño, lon-          distintas situaciones.
      gitud, texturas y nivel.             • Consolidar habilidades perceptivas.
 • Línea de edificio desigual.             • Automatizar el uso de las claves
 • Calles peatonales y semipeato-            ambientales.
      nales.                               • Ser capaz de generalizar las referen-
 • Esquina y bordillos con pluralidad        cias.
      de texturas y formas.                • Discriminar bordillos con formas
 • Plazas y espacios abiertos.               complejas.
 • Estimulación ambiental alta.            • Bordear obstáculos.
 • Tránsito rodado y peatonal ele-         • Realizar itinerarios: reforzar los
      vados.                                 anteriores, solicitar ayuda, diseñados
 • Zona comercial y de servicios.            por el alumno y con autobús.
 • Transporte público (autobús).           • Mantener la orientación y reorien-
 • Elementos de accesibilidad: fran-         tarse.
      jas señalizadoras y guía de direc-   • Planificar y realizar rutas por orien-
      ción, semáforos sonoros, paradas       tación configuracional.
      de autobús accesibles.               • Manejar correctamente distintos
 • Obras y andamios.                         tipos de planos.
                                           • Analizar el tráfico y realizar cruces
                                             con semáforo.
                                           • Localizar objetivos y realizar gestio-
                                             nes.
                                           • Tomar decisiones y resolver proble-
                                             mas durante el desplazamiento.
                                           • Incorporar productos de apoyo
                                             ópticos.
                                           • Usar el transporte público: autobús.
                                           • Solicitar la ayuda ocasional de otras
                                             personas.
Capítulo 10. Desplazamiento                                               571




             Metodología                                     Logros


• Información al alumno sobre las             • Muestra buen desarrollo de las
  características de la zona.                   habilidades perceptivas.
• Itinerarios:                                • Utiliza un sistema de represen-
  ◦   Propuestos por especialista («pun-        tación espacial de tipo configura-
      to a punto» solo ida/ida y vuelta,        cional.
      con objetivo final y vuelta por la      • Domina los procedimientos para
      misma ruta/por diferente ruta,            realizar cruces.
      conectar distintos itinerarios…).       • Usa un amplio y ajustado reperto-
  ◦   Diseñados por el alumno.                  rio conceptual.
  ◦   Incluyendo transporte público           • Conoce y maneja correctamente
      (autobús).                                las técnicas de bastón.
• Proceso:                                    • Utiliza sus productos de apoyo
  ◦   Adaptación a la nueva estimula-           óptico en el momento adecuado y
      ción ambiental. Atención selec-           lo hace con eficiencia.
      tiva. Selección de referencias e        • Muestra habilidades sociales,
      indicadores.                              comportamientos adaptativos y
  ◦   Incorporación de nuevas técnicas          control emocional.
      y elementos estructurales.
  ◦   Alineación en los cruces.
• Observaciones:
  ◦   Apoyo inicial del especialista.
  ◦   Observar posibles reacciones de
      desconcierto o ansiedad.
  ◦   Incidentes con el bastón y con el
      resto de peatones.
  ◦   Ampliación de la duración y del ni-
      vel de dificultad de los itinerarios.
  ◦   Habilidades sociales al interactuar.
  ◦   Reorientación: adecuación de
      respuesta.
  ◦   Entrenamiento en distintas franjas
      horarias.
572                                       Discapacidad visual y autonomía personal

Cuadro 5. Zona de complejidad elevada o intrincada



             Características físicas                          Objetivos


  • Todo tipo de estructuras con          • Conocer y dominar conceptos perti-
      dimensiones muy grandes.               nentes.
  • Aceras de grandes dimensiones,        • Incorporar técnicas reducidas de
      calles peatonales y de coexisten-      bastón, tacto y arrastre e incorpora-
      cia.                                   ción para el uso de tren y metro.
  • Intersecciones de todo tipo de        • Mantener línea de desplazamiento
      vías.                                  en aceras muy anchas, peatonales y
  • Calles con carriles múltiples y          comerciales.
      tráfico intenso.                    • Adaptarse al aumento cuantitativo y
  • Cruces con semáforo de ciclo             cualitativo de estímulos ambientales.
      irregular.                          • Mantener la orientación.
  • Gran afluencia de peatones.           • Reorientarse.
  • Estimulación ambiental elevada.       • Realizar itinerarios complejos, con
  • Oficinas y comercios de diferente        muchos objetivos, con y sin trans-
      índole, próximos unos de otros.        porte público.
  • Numerosos medios de transporte        • Aplicar las representaciones configu-
      público.                               racionales.
                                          • Analizar el tráfico de patrones muy
                                             complejos y realizar cruces con se-
                                             máforos de ciclo irregular.
                                          • Utilizar planos para la orientación y
                                             movilidad.
                                          • Tomar decisiones y resolver proble-
                                             mas.
                                          • Utilizar los productos de apoyo ópti-
                                             cos con eficiencia.
                                          • Consolidar la ayuda ocasional de
                                             otras personas.
                                          • Usar con seguridad el autobús, me-
                                             tro y tren.
                                          • Desplazarse por grandes estaciones
                                             y centros comerciales.
Capítulo 10. Desplazamiento                                              573




             Metodología                                  Logros


• Movilidad en la estación de transpor-     • Se desplaza con independencia
  te: servicios y conexión exterior.          por cualquier tipo de entorno,
• Estructura global de la zona.               conocido o desconocido.
• Adaptación a la nueva estimulación        • Utiliza con autonomía todos los
  ambiental.                                  transportes públicos.
• Supervisión directa mínima.               • Resuelve cualquier situación im-
• Itinerarios:                                prevista.
  ◦   «Punto a punto» complejos.
  ◦   Desconocidos.
  ◦   Realizando gestiones, con uso
      de puertas giratorias y escaleras
      mecánicas.
  ◦   Con transporte público.
• Proceso:
  ◦   Incorporación de nuevas técnicas
      de bastón y línea de desplaza-
      miento.
  ◦   Realización de cruces complejos y
      variados.
  ◦   Recorridos cada vez más comple-
      jos, con la inclusión de transporte
      público.
  ◦   Resolución de cualquier situación:
      personal, de interacción o des-
      orientación.
  ◦   Ayuda ocasional de otras per-
      sonas: aglomeraciones, prisas
      y falta de atención implican un
      nuevo enfoque.
574                                      Discapacidad visual y autonomía personal

Cuadro 6. Zona rural



         Características físicas                             Objetivos


  • Población dispersa en pequeños       • Conocer y dominar conceptos perti-
      núcleos.                             nentes.
  • Dificultades de acceso.              • Analizar y entrenar las claves
  • Trazado urbanístico irregular.         ambientales específicas, utilizando
  • Calles sin aceras o estrechas.         diferentes referencias.
  • Caminos rurales.                     • Dominar los métodos de orientación
  • Casas aisladas.                        específicos.
  • Pavimentos en mal estado.            • Incorporar las modificaciones de las
  • Desniveles pronunciados.               técnicas y partes del bastón, según
  • Escasa o nula señalización vial.       tipos de terreno.
  • Zona de tránsito peatonal a pie de   • Integrar el uso de la técnica de pro-
      carretera.                           tección alta y de gafas protectoras,
  • Grandes espacios abiertos sin          para evitar daños con las ramas de
      referencias.                         los árboles.
  • Inexistencia de semáforos.           • Dominar las estrategias para realizar
  • Vehículos grandes (camiones,           cruces de seguridad.
      maquinaria agrícola…).
Capítulo 10. Desplazamiento                                              575




            Metodología                                   Logros


• Información al alumno de las carac-      • El perro guía y las ayudas espe-
  terísticas de la zona.                     cíficas para la orientación son
• Entrenamiento en la búsqueda de            adecuadas en estos entornos.
  referencias o claves ambientales         • Es imprescindible el uso de técni-
  específicas.                               cas de protección personal, para
• Recorridos en técnica guía para reali-     no dañarse con las partes salien-
  zar descripciones precisas y consen-       tes de la maquinaria agrícola.
  suar los aspectos a tener en cuenta.     • Es útil proteger los ojos en las
• Modificación de las técnicas de            arboledas.
  bastón.                                  • Un recurso facilitador para atrave-
• Recomendación de medidas de se-            sar huertos o patios amplios es la
  guridad específicas: caminar por el        utilización de cuerdas como guía.
  arcén izquierdo, chalecos y bandas
  fluorescentes, uso de gafas protec-
  toras, etc.
576                             Discapacidad visual y autonomía personal


5.3. Cruces

  La realización de cruces es una parte fundamental
del desplazamiento en exteriores que debe integrarse
en las diferentes zonas de trabajo, aumentando su
complejidad de forma paulatina.

   La sustitución de bordillos por vados, la implantación
paulatina de vehículos más silenciosos y la aplicación de
normas de giro aun cuando el peatón tiene el semáforo
en verde, son factores que dificultan a las personas con
discapacidad visual la ejecución de los cruces (Guth,
Rieser y Ashmead, 2010). En muchas ciudades se están
incorporando franjas señalizadoras de paso peatonal
—que suelen tener contraste cromático y táctil y que se
sitúan en la acera, perpendicularmente a la marcha—
y semáforos sonoros, que emiten señales acústicas
mientras está permitido el paso. Aunque incrementan
la seguridad, estas ayudas no sustituyen las estrategias
que se deben desarrollar para realizar los cruces con
autonomía, y es necesario adaptar el entrenamiento a
las nuevas exigencias.

   La variedad de cruces es una dificultad añadida,
razón por la que se le dedica un apartado específico
más adelante. Se van a describir los más frecuentes,
detallando las claves que permiten tomar la decisión
de cruzar siguiendo un patrón de regulación de tráfico
general. No obstante, en todas las ciudades hay cruces
«ilógicos o excepcionales», por lo que el alumno deberá
contar con las habilidades necesarias para analizar cada
situación y tomar la decisión correcta, o solicitar ayuda
para no correr riesgos innecesarios.
Capítulo 10. Desplazamiento                          577


  El entrenamiento para realizar cruces requiere una
serie de requisitos que, junto con la aplicación de una
metodología de enseñanza adecuada, prácticas se-
cuenciales y, finalmente, la combinación de todos estos
aspectos, permitan al alumno con discapacidad visual
cruzar las calles con total seguridad.

   Si existe resto de visión, este es de gran ayuda,
siempre y cuando permita localizar los pasos de
peatones, la luz del semáforo y/o el movimiento y
la ubicación de los vehículos, aunque es conveniente
complementarlo con las estrategias auditivas. No
siempre pueden confiar en la visión, pues esta es
inconsistente ante condiciones que fluctúan y que
son difíciles de controlar (pueden ver un semáforo en
un día nublado y no distinguirlo cuando le da el sol).
Geruschat y Smith (2010) consideran que la realiza-
ción de cruces es una de las situaciones más críticas
y que producen más ansiedad a los alumnos con baja
visión. El uso de productos de apoyo ópticos (filtros y
telescopios), si se han recomendado, debe integrarse
en las tareas inherentes a la realización de cruces.
Las características físicas del cruce —tipo de luz del
semáforo (incandescente, led), iluminación ambiental
(sol directo, reflejos), distancia entre las aceras, con-
traste de las líneas del paso de peatones— influyen
en los resultados que pueden obtenerse a través de
la visión.

5.3.1. Habilidades previas

 La utilización eficaz de las técnicas de orientación y
movilidad en exteriores, la capacidad de representar
578                             Discapacidad visual y autonomía personal


mentalmente el espacio y la interpretación de la infor-
mación sensorial tienen relación directa con la realiza-
ción de cruces.

  Más concretamente, las habilidades que se preci-
san son:

  •	 Auditivas: atención, identificación, discriminación,
     localización y seguimiento.

  •	 Visuales: localización, exploración sistemática,
     etc. Son muy útiles también las estrategias de
     optimización, como mirar el semáforo del lado por
     el que va a cruzar en lugar de buscar el que está
     enfrente.

  •	 Cinestésicas: conciencia del giro, línea recta,
     equilibrio, alineación, percepción de desniveles y
     pendientes, etc.

  •	 Cognitivas: terminología relacionada con el
     cruce (de seguridad, irregular, en chaflán,
     etc.) y los conceptos medioambientales (isleta
     de seguridad, bordillo rebajado, ceda el paso,
     etc.).

  Además, el alumno debe poseer:

  •	 Conciencia de las situaciones de riesgo.

  •	 Capacidad para solicitar ayuda efectiva al públi-
     co. Las personas con dificultad auditiva, física
     o intelectual tendrán un recurso eficaz si saben
Capítulo 10. Desplazamiento                           579


         utilizarla, y también será imprescindible en los
         cruces difíciles de interpretar.



5.3.2. Metodología de enseñanza

   Las prácticas se inician en zonas tranquilas, en ho-
rario de menor sonido ambiente y en cruces sin tráfico
intenso, para que la escucha y el análisis de la trayecto-
ria de los vehículos no genere dudas. Progresivamente,
se irá aumentando el nivel de dificultad.

   La intervención del especialista también irá dismi-
nuyendo. En la primera fase, ayudará a analizar las
diferentes situaciones: calles de sentido único, doble
sentido, giros de vehículos, etc. Su posición cercana al
alumno, pero sin interponerse entre este y el tráfico
para no interferir en la audición, le infundirá seguridad
y le permitirá detenerlo en caso de que tome una de-
terminación errónea.

   La dependencia ante la toma de decisión de cru-
zar será menor a medida que aumente la correcta
ejecución de cada una de las acciones necesarias (v.
5.3.3). Al principio, el alumno verbalizará el momento
adecuado para cruzar y esperará la confirmación del
especialista. Gradualmente, este se irá distanciando,
siempre de acuerdo con el alumno, que conocerá su
posición.

  Para una correcta toma de decisión a la hora de
cruzar se deben tener en cuenta los aspectos que co-
mentamos a continuación.
580                              Discapacidad visual y autonomía personal


5.3.2.1. Localización del cruce y del lugar
         adecuado para cruzar

   La presencia del cruce se determinará de acuerdo con
estrategias de orientación y movilidad: la proximidad de
la intersección, la franja de señalización de la acera (si
existe), el sonido del tráfico, etc.

  La elección del lugar más indicado para cruzar de-
penderá del tipo de zona, de la capacidad personal y
de otras circunstancias imprevistas, como atascos,
vehículos mal estacionados, etc.

  En las grandes ciudades, esta elección queda limi-
tada al ancho del paso peatonal, ya que el lugar viene
establecido por el trazado urbanístico y por los servicios
de análisis y control de tráfico. Generalmente, interesa
realizar el cruce por el centro del paso peatonal, para
no salirse del mismo de forma involuntaria, y también
para evitar algún vehículo que haya podido invadir este
ancho al pararse ante el semáforo o al aparcar.

5.3.2.2. Cruce de seguridad

   El alumno se adentrará por la acera de la calle a
atravesar, desviándose de la línea de dirección y bus-
cando un lugar para cruzar. Si existe paso de peatones,
se recomienda hacerlo por la parte interior del mismo,
pero sin abandonarlo, pues se perdería la prioridad de
paso.

   Se puede considerar igualmente cruce de seguridad
la situación descrita en el apartado 5.3.3.5. Decisión de
Capítulo 10. Desplazamiento                          581


cruce, sobre coches aparcados en las inmediaciones del
paso peatonal.

5.3.2.3. Cruce paralelo

  Se realiza siguiendo la línea de desplazamiento para
encontrar el paso de peatones. Cuando se llega a este,
se mantiene la línea y se ejecuta el cruce.

   Es muy importante que el alumno tome conciencia
del riesgo que corre si se desvía, pues puede invadir la
zona del tráfico perpendicular. Esta situación se agrava
en grandes intersecciones, cruces largos o con mucho
tráfico.

5.3.3. Secuencia de realización del cruce

   La realización de cualquier cruce conlleva una suce-
sión de acciones comunes.

5.3.3.1. Localizar el bordillo

  La contera del bastón contactará con él, recorrerá el
borde, bajará por el desnivel y se hundirá hasta tocar el
pavimento de la calzada.

  Se adoptará la técnica diagonal modificada para
explorar la forma y altura o el desnivel con la calzada.

  Los bordillos rebajados a «cota cero» (mismo nivel
que la calzada) pueden pasar desapercibidos y resultar
peligrosos, principalmente si tienen una pendiente muy
suave, incluso si poseen señalización táctil.
582                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Inicialmente, el especialista se situará al lado del
alumno para evitar que rebase el bordillo.

5.3.3.2. Alinearse

   Es fundamental tomar la dirección correcta para
llegar a la acera contraria. La persona debe ser cons-
ciente de la importancia que tiene para su seguridad.
La alineación debe realizarse:

  •	 Inicialmente con la línea del bordillo, por medio de
     la técnica diagonal reducida. Cuando la forma del
     bordillo es redondeada o está rebajado a «cota
     cero», no es posible dicha alineación.

  •	 Previamente y durante el cruce, escuchando el
     tráfico. Los coches que circulan en paralelo deben
     estar a uno de los lados del cuerpo (izquierda o
     derecha), y los de la calle que se va a cruzar se
     mantienen en perpendicular.

5.3.3.3. Explorar la calzada

   El siguiente paso consiste en realizar un movimiento
exploratorio con el bastón (arco) en el suelo de la cal-
zada, para verificar si existe algún impedimento que
pueda dificultar la marcha al iniciar el cruce. Hay que
tener precaución en calles muy transitadas por si al
invadir la calzada «atropellan» al bastón.

   Si hay algún vehículo estacionado o parado inva-
diendo la zona de cruce, se valorará la alternativa
más indicada para sortearlo (v. Bordear en el capí-
Capítulo 10. Desplazamiento                            583


tulo 7) en función de su ubicación, del tipo de cruce,
de la dirección del tráfico, etc., siempre intentando
que el desvío de la trayectoria se realice hacia el
interior de la calle a cruzar, para evitar invadir la
intersección.

5.3.3.4. Analizar el tráfico

   El análisis auditivo del tráfico es un aspecto clave en
la decisión acertada del momento de cruce. La inter-
pretación se hará específicamente de acuerdo con cada
tipo de cruce. El alumno debe entender el concepto de
tráfico paralelo (el que escucha por el lado derecho o
izquierdo de su línea de dirección, el tráfico de la calle
por la que camina) y tráfico perpendicular (el que es-
cucha frente a él, es decir, el de la calle que pretende
atravesar).

   El análisis del flujo del tráfico a través de claves au-
ditivas y visuales, en su caso, determinará:

    •	 la(s) dirección(es) del tráfico paralelo y perpendi-
       cular, así como sus opciones de giro al llegar a la
       intersección;

    •	 la posibilidad de reconocer la diferencia entre un
       motor en marcha y al ralentí;

    •	 el momento en que el tráfico paralelo y perpendi-
       cular arrancan y cuándo se detienen;

    •	 la distancia a la que se encuentra un vehículo que
       circula por la calle perpendicular.
584                              Discapacidad visual y autonomía personal


5.3.3.5. Decisión de cruce

   La decisión de cruzar —en intersecciones con patro-
nes lógicos de tráfico— se toma cuando el tráfico pa-
ralelo empieza a circular y, al mismo tiempo, el tráfico
perpendicular se detiene.

  Es muy importante:

  •	 No cruzar si no se tiene la certeza de que se
     hace de forma segura, y una vez iniciado el
     cruce, no hay que detenerse hasta haberlo
     finalizado (es muy peligroso titubear en mitad
     de la calzada).

  •	 Nunca se tomará la decisión de cruzar atendien-
     do únicamente a la información o actuación de
     otros peatones.

   En cruces sin semáforo y con poca densidad de tráfico,
la estimación de la distancia a la que circula un vehículo
por las calles perpendicular y paralela es fundamental
para tomar la decisión de cruzar sin riesgo.

   La presencia de coches aparcados en las inmedia-
ciones del paso peatonal —en el lado del que viene
el tráfico— en línea y, mayormente, en batería, difi-
culta la escucha y la posible visibilidad del peatón,
así como la del conductor. En estos casos, una vez
detectado el vehículo, se explorará para determinar
su posición, se bajará el bordillo y manteniendo el
contacto con él, se bordeará hasta situarse en su
extremo exterior pero sin sobrepasarlo. Desde esta
Capítulo 10. Desplazamiento                            585


posición el análisis del tráfico y la decisión de cruzar
serán más fiables.

5.3.3.6. Realizar el cruce

    •	 Proyectar una línea imaginaria hacia un punto
       situado enfrente, en la otra acera;

    •	 distribuir por igual el peso de su cuerpo entre los
       dos pies, inclinándose ligeramente hacia delante;

    •	 avanzar sin titubear, manteniendo un paso fluido
       y sin detenerse;

    •    actualizar la información auditiva y cinestésica
         durante todo el trayecto, para mantener la alinea-
         ción (v. 5.3.3.2).

  Para garantizar que el entrenamiento tiene un grado
de dificultad creciente:

    •    Los primeros cruces se realizarán cuando no se
         acerque ningún vehículo.

    •    Después, se estimará la distancia a la que se
         encuentra el vehículo y si se dispone de tiempo
         suficiente para cruzar sin riesgo.

    •    Se avanzará gradualmente, introduciendo semáfo-
         ros y situaciones más complejas o excepcionales:
         con tráfico de doble dirección, mayor número de
         carriles, ante un «atasco» o cuando no funcionan
         los semáforos.
586                                 Discapacidad visual y autonomía personal



   Errores más frecuentes

   •   Alineación incorrecta y, por tanto, línea de direc-
       ción inadecuada.
   •   Giros de cabeza que ocasionan desvíos.
   •   Indecisión.




   Indicadores para detectar un desvío

   •   Escuchar los motores al ralentí muy cerca o notar
       muy próximo el tráfico paralelo.
   •   Recorrer mayor distancia de la prevista sin encon-
       trar la acera.
   •   Percibir cambios en las referencias ambientales
       previstas: sol, viento, etc.



5.3.3.7. Abordar la acera contraria

   Al tocar el bordillo, adoptar la técnica diagonal mo-
dificada y acercarse al mismo tiempo. Antes de subir,
realizar un movimiento de exploración con el bastón (en
arco o en forma de T), para comprobar que el paso está
libre, y continuar la marcha.



   Consideraciones

   Puede haber vehículos mal estacionados que entorpez-
   can el acceso a la acera; en este caso, se valorará el
   lugar más recomendable para bordearlos. Siempre que
   se trate de una intersección, se realizará hacia el inte-
   rior de la calle cruzada.
Capítulo 10. Desplazamiento                              587


5.3.4. Tipos de cruce

   La clasificación de los cruces se ha realizado funda-
mentalmente atendiendo a la existencia o no de semá-
foro, a las pautas de circulación del tráfico rodado y a
su configuración.

   Esta tipificación no aporta la solución o decisión a adop-
tar en cada uno de ellos, más bien proporciona estrategias
de análisis para facilitar el reconocimiento de cada posible
configuración antes de tomar la decisión de cruzar.

5.3.4.1. Criterios para su clasificación
         y estrategias para reconocer
         los tipos de cruce

 Se diferencian dos tipos de calles para entender con
más facilidad la exposición posterior.

    •	 Calles de salida: Los vehículos proceden de la
       que se quiere atravesar y «salen» hacia la calle
       perpendicular.

    •	 Calles de entrada: Los vehículos proceden de la
       perpendicular y «entran» en la que se pretende
       atravesar.

  Los tipos de cruces —sin o con semáforo— que se
encuentran habitualmente en la vía pública, son:

•	 Sin semáforo

    ◦◦ Calles de salida con ceda el paso o stop.
588                            Discapacidad visual y autonomía personal


  ◦◦ Calles de entrada.
  ◦◦ Calles de entrada y salida.

•	 Con semáforo

  ◦◦ Calles de salida.
  ◦◦ Calles de entrada con semáforo intermitente.
  ◦◦ Calles de entrada y salida.

   El primer aspecto a tratar es una duda muy generali-
zada: ¿cómo determinar la existencia o no de semáforo
al llegar a una intersección?

  En ocasiones, se puede anticipar que la circulación
está regulada por un semáforo si durante el trayecto
por la acera se escuchan ciclos regulares de arranque y
parada de vehículos.

  El análisis auditivo permite establecer que el
cruce:

  •	 Está regulado por un semáforo de ciclo normal: se
     deduce porque se escuchan los ciclos sistemáticos
     de parada y arranque de los coches, que circulan
     en paralelo y en perpendicular.

  •	 No tiene semáforo: En este caso, los vehículos
     de la calle que se va a cruzar (entran o salen),
     disminuyen la marcha al llegar a la esquina, y se
     incorporan de forma irregular.

  Esta pauta también coincide cuando hay semáforos
con ciclo intermitente continúo.
Capítulo 10. Desplazamiento                     589


5.3.4.2. Cruces sin semáforo (s/S)

   Son característicos de las zonas homogéneas o de
complejidad baja. Su configuración es normalmente
en forma de cruz o de T. Generalmente no tienen un
tráfico intenso, por lo que son los cruces más apro-
piados para comenzar la secuencia de aprendizaje y
practicar los aspectos comunes tratados en el punto
anterior.

  Los pasos de peatones suelen estar ubicados en las
esquinas, pero también pueden encontrarse en mitad
de una calle, principalmente si las manzanas son muy
grandes.

Calles s/S de salida con ceda el paso o stop




                              Foto 63
590                                         Discapacidad visual y autonomía personal


 Claves para el reconocimiento             Atención auditiva (análisis)

 Los vehículos que circulan por la
 calle a atravesar disminuyen su       Al tráfico perpendicular, princi-
 velocidad o se detienen mientras      palmente, y también al paralelo.
 el tráfico paralelo circula.

 Consideraciones

 • Para bordear los coches atravesados en la zona de cruce, se reco-
   mienda adentrarse en la calle que se cruza.
 • Es frecuente que el conductor se detenga ante el paso de peatones
   para ceder el paso cuando observa que alguien se dispone a cruzar.
   El peatón con discapacidad visual indicará al conductor su decisión
   de cruzar (haciendo el gesto de parada con la mano) o de que no
   va a hacerlo (indicando con la mano que pase). Esto es común para
   todos los pasos sin semáforo, y es una habilidad de comunicación
   que debe contemplarse en el entrenamiento.
 • En algunas ciudades, las actuaciones urbanísticas en relación con
   el diseño de cruces modifican la ubicación de los pasos de cebra
   adentrándolos en la calle, dejando espacio entre la esquina con ceda
   el paso o stop y el inicio del paso de cebra, para que el vehículo se
   coloque entre ambas señalizaciones viales y no sobre el paso de
   peatones. Al analizar el cruce, el alumno debe conocer que deberá
   hacerlo por detrás del coche que realiza el ceda el paso o stop.



Calles s/S de entrada




                                 Foto 64
Capítulo 10. Desplazamiento                                              591

   Claves para el reconocimiento          Atención auditiva (análisis)

 Los vehículos entran en la calle que   Al tráfico paralelo que reduce velo-
 se quiere atravesar.                   cidad y se torna perpendicular.


   Consideraciones

   • Si el tráfico paralelo es muy fluido, se recomienda colocarse en la
     parte interna del paso de peatones para realizar el cruce, pues, de
     esta forma, el conductor puede ver mejor al peatón en el momento
     de girar.
   • Si no hay mucho tráfico paralelo no es necesario adentrarse, pues
     desde la parte más externa del paso de peatones se puede escuchar
     mejor el tráfico.




Calles s/S de entrada y salida (doble sentido)

   En estas calles concurren simultáneamente las dos
circunstancias anteriores. El cruce se realizará según
las pautas proporcionadas para ambos tipos, atendien-
do tanto al tráfico de la derecha como al de la izquierda.

5.3.4.3. Cruces con semáforo (c/S)

   Estos cruces se encuentran, normalmente, en las
zonas de complejidad media o elevada (v. 5.2). Su con-
figuración suele ser en forma de cruz, T o Y.

  Pueden estar en calles de uno o dos sentidos y tener
varios carriles. Dependiendo de sus características,
serán más o menos asequibles.

   En las grandes avenidas, con varios carriles de circula-
ción, los semáforos suelen incorporar un disco para regular
el tráfico de los carriles que tienen la opción, intermitente
o continua, de giro. Su realización es compleja, porque en
un único cruce hay que analizar diferentes ciclos. Según
592                                             Discapacidad visual y autonomía personal


sea el caso, se valorará con el alumno la eficiencia para
realizarlos y, si es necesario, se le orientará para que pida
asistencia externa. Es en este tipo de cruces cuando los
avisadores acústicos son más útiles, porque proporcionan
seguridad y permiten atravesar con autonomía.

  Las estrategias para cruzar calles tipo bulevar, con
zona de paseo central, se tratarán más adelante.

Calles c/S de salida




                                     Foto 65


  Claves para el reconocimiento                Atención auditiva (análisis)

  Los vehículos circulan por la            Al tráfico paralelo (en marcha),
  calle a atravesar y se van a in-         confirmando con la parada del
  corporar a la perpendicular.             perpendicular.


  Consideraciones
  Si la calle a cruzar es muy amplia o el paso de peatones está trazado
  en diagonal, se mantendrá la línea de dirección con ayuda del tráfico
  paralelo y del ralentí de los vehículos parados en la calle que se cruza,
  manteniendo una equidistancia entre ambas referencias.
Capítulo 10. Desplazamiento                                               593


Calles c/S de entrada




                                    Foto 66



   En este tipo de intersecciones es frecuente encontrar
semáforos con ciclo en ámbar intermitente para los ve-
hículos, al mismo tiempo que está verde para el peatón.

   Claves para el reconocimiento              Atención auditiva (análisis)

                                          Al tráfico paralelo (en marcha)
                                          y al que tras el giro, se torna
   Los vehículos proceden de la ca-
                                          perpendicular y que puede per-
   lle perpendicular y se introducen
                                          manecer parado junto al paso o
   en la que se quiere atravesar.
                                          circular de forma irregular, por
                                          tener ciclo intermitente.


   Consideraciones
   •    El ciclo intermitente —y sobre todo si es continuo (siempre inter-
        mitente para un carril determinado)— produce mucha inseguridad,
        porque la circulación es irregular y, aunque el peatón tiene priori-
        dad, genera dudas, al no poder determinar con exactitud el mejor
        momento para pasar.
   •    Es recomendable realizar el cruce de seguridad (v. 5.3.2.2. Cruce
        de seguridad), evitando la zona de giro.
594                               Discapacidad visual y autonomía personal


Calles c/S de entrada y salida

  Con carácter general, se tendrán en cuenta las indi-
caciones referidas en los dos apartados anteriores.

  Cuando este tipo de cruces se encuentra en grandes
avenidas, puede tener características especiales:

  •	 Isletas de seguridad en el centro de la intersec-
     ción: Se suelen abordar como si fuesen dos cruces
     independientes, pero, en función de su anchura y
     de otras circunstancias, se podrán realizar de una
     sola vez, siempre que se conozcan de antemano.

  •	 Bulevares (zonas de paseo) en el centro de la vía:
     Se suelen realizar como cruces independientes,
     uno de entrada y otro de salida.

  •	 En calles con múltiples carriles, el semáforo pue-
     de tener elementos añadidos con diferentes ciclos
     para cada carril en particular.

5.3.4.4. Cruces con características especiales

Rotondas y glorietas

  Los principales inconvenientes son:

  •	 La amplitud de los cruces, que dificulta el control
     auditivo del tráfico.

  •	 El elevado ruido ambiental, que enmascara los so-
     nidos e impide la realización del análisis del tráfico.
Capítulo 10. Desplazamiento                                  595


    •	 La variedad de tipos de rotondas: con pasos de
       peatones sin o con semáforo; con calles de entra-
       da, de salida o ambas, que, en este último caso,
       pueden tener isleta de seguridad en medio.




                              Figura 35. Tipos de rotondas


    Todo ello, obliga a analizar cada situación en concreto.

Cruces irregulares




                                       Figura 36
596                                 Discapacidad visual y autonomía personal


  No se ajustan a los patrones convencionales, ni por
su configuración ni por el número de calles que conflu-
yen en el mismo. Los indicadores ambientales, cuando
se analiza el tráfico, informarán de que se trata de un
cruce de estas características. Son muy complejos, ya
que es difícil interpretar los esquemas del tráfico, y
esto dificulta la alineación y la toma de decisión para
cruzar.

Cruces de aceras no alineadas

   La desviación se percibe al escuchar el tráfico pa-
ralelo, por lo que es muy importante prestar mucha
atención al mismo y alinearse con él.




                        Figura 37



  Se pueden dar dos situaciones al realizar el cruce:
Capítulo 10. Desplazamiento                          597


    •	 Tras cruzar y abordar la acera se encuentra una
       pared: Deberá retomar la línea de dirección bus-
       cando la esquina y escuchando el tráfico paralelo.

    •	 No encontrar el bordillo de la acera contraria:
       Tendrá que desviar su línea de dirección aden-
       trándose en la calle que cruza, alejándose de la
       intersección o hacia el lado en el que llevaba la
       pared.

Cruces en chaflán

   Se encuentran ubicados en las zonas de las ciudades
denominadas «ensanches», surgidas a finales del siglo
XIX y comienzos del XX. Las calles responden a un
criterio de cuadrícula con cierta anchura, y tienen uno
o dos sentidos de circulación.




                              Figura 38
598                              Discapacidad visual y autonomía personal


   La particularidad es que los pasos de peatones están
situados en las esquinas de 45º del chaflán. La irregula-
ridad del bordillo no permite alinearse y puede dificultar
el análisis del tráfico.

Cruces en el medio rural

  Los cruces de estas zonas suelen tener las siguientes
características:

  •   Calles sin aceras, lo que complica la localización
      de la zona de cruce.

  •	 Trazado de calles irregular.

  •	 Poca señalización vial.

  •	 Existencia de carreteras con tráfico de alta velo-
     cidad.

  •	 Escasez de semáforos.

   Estos motivos complican la realización de los cruces
siguiendo los patrones de análisis de tráfico.

  El especialista valorará la zona y aconsejará garanti-
zando siempre la máxima seguridad. Algunas recomen-
daciones son:

  •	 realizar los cruces en seguridad,

  •	 no cruzar en zonas próximas a una curva o cam-
     bio de rasante,
Capítulo 10. Desplazamiento                          599


    •	 buscar elementos del entorno que puedan servir
       para alinearse,

    •	 solicitar ayuda del público siempre que sea nece-
       sario.

6. Transporte público

   El transporte público es un medio que resuelve
eficazmente las necesidades de desplazamiento en
distancias cortas, medias y largas. Para utilizarlo,
las personas con discapacidad visual deben desa-
rrollar destrezas específicas y familiarizarse con
la diversidad de diseños y formas de uso, pero,
además, los transportes deben disponer de unas
medidas de accesibilidad que garanticen la autono-
mía, las cuales deben ser beneficiosas para todos
los ciudadanos.

6.1. Requisitos previos necesarios para el uso
     de transporte público

   El uso del transporte público se integra durante el
entrenamiento en zonas de complejidad media, y en esa
fase del programa el alumno tiene ya desarrollados los
requisitos básicos necesarios, descritos anteriormente
para todas las áreas del desplazamiento. Específica-
mente, se precisa:

    •	 Conocer los conceptos relacionados (andén, mar-
       quesina, poste de parada, intercambiador, tras-
       bordo, facturación, dársena) y estar familiarizado
       con los mismos.
600                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Conocer y manejar los títulos de transporte (bi-
     lletes, abonos…) y las máquinas expendedoras de
     los mismos.

  •	 Utilizar correctamente los elementos interactivos:
     interfonos para solicitar ayuda, información, etc.

  •	 Reconocer los diferentes elementos específicos
     facilitadores de accesibilidad, como:

      ◦◦ Franjas-guía de dirección en el pavimento
         —de textura y color diferenciados— y franjas
         señalizadoras en las aceras y al borde de los
         andenes.

      ◦◦ Maquetas de estaciones o planos en relieve,
         así como planos de recorridos de las líneas de
         metro y autobús.

      ◦◦ Activación de la información sonora (marque-
         sinas, máquina expendedora de billetes, etc.).

      ◦◦ Servicios de asistencia al viajero.

      ◦◦ Tarjetas taxi.

  •	 Recoger información previa sobre la ubicación de
     la parada en el caso del autobús, y de la disposi-
     ción de las vías o andenes en el metro o tren.

   Cuando una persona con discapacidad visual quiere
utilizar los medios de transporte, se encuentra con
una serie de situaciones que debe resolver, como son:
Capítulo 10. Desplazamiento                             601


localizar las paradas y los vehículos, así como acceder
a los mismos y desplazarse por su interior y exterior
(estaciones). Estos aspectos van a tratarse a continua-
ción para cada tipo de transporte.

6.2. Taxi

   Es un medio bastante utilizado por las personas con
discapacidad visual para realizar trayectos cortos y
también el que menos habilidades personales requiere.

6.2.1. Localización del vehículo

    •	 Acudir a paradas establecidas.

    •	 Solicitarlo por teléfono: En este caso, si la persona
       no utiliza bastón blanco, informará de sus dificul-
       tades visuales para que el conductor lo tenga en
       cuenta.

    •	 Pararlo mientras circula por la calle, bien visua-
       lizando la luz verde indicadora de que está libre,
       bien con tarjetas taxi (tarjeta con la palabra «taxi»
       impresa en tinta reflectante en ambas caras) o
       con otros códigos convencionales establecidos en
       algunas localidades (por ejemplo, hacer un trián-
       gulo con el bastón).

    •	 Solicitar ayuda para pararlo.

6.2.2. Acceso

    Una vez estacionado junto al usuario, este tiene que:
602                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Localizar el taxi visualmente o con el bastón.

  •	 Deslizar el dorso de la mano para encontrar el
     tirador de la puerta.

  •	 Orientarse, dejando el ruido del motor a la espal-
     da y a un lado.

  •	 Abrir la puerta. Colocar la mano libre en la parte
     superior del hueco de esta —para controlar la
     altura del vehículo— e introducirse en él.

  •	 Cerrar la puerta.

  •	 Indicar la dirección exacta de destino.

  •	 Al llegar, es conveniente preguntar al taxista dón-
     de ha parado exactamente, y asegurarse de que
     está cerca de la acera o zona peatonal.

6.3. Autobús

6.3.1. Autobús urbano

  Es el medio de transporte más común y con mayor
número de usuarios en las ciudades que no disponen
de metro.

6.3.1.1. Localización de la parada

  Se encuentran generalmente en zonas sin obstáculos
reservadas para ello. Es necesario recoger información
previa sobre su ubicación y referencias cercanas.
Capítulo 10. Desplazamiento                                  603


    Se pueden identificar:

    •	   Localizando la marquesina, poste o banco.
    •	   Siguiendo la franja señalizadora.
    •	   Comprobando la existencia de público haciendo fila.
    •	   Escuchando el sonido del autobús.
    •	   Solicitando ayuda.

    Una vez localizada la parada, la situación de espera es:

    •	 Perpendicular al bordillo, al menos dos pasos
       alejado de este, para no correr el riesgo de gol-
       pearse con los espejos retrovisores del autobús.
       Si se utiliza bastón, se sujetará en forma diagonal
       o en lápiz, de modo que quede visible para el
       conductor.




                              Foto 67. Situación de espera
604                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 En parte delantera de la parada, lugar que ha-
     bitualmente coincide con la puerta de subida al
     autobús.

  Para confirmar el número de línea:

  •	 Se utilizará la información visual y/o sonora de
     la marquesina, en caso de que la parada sea
     accesible.

  •	 Se visualizará el rótulo con el telescopio, en caso
     de que se le haya recomendado.

  •	 Se solicitará ayuda del público.

6.3.1.2. Acceso

  •	 Localizar la puerta visualmente y/o por el soni-
     do de la apertura.

  •	 Si al pararse el autobús la puerta no coinci-
     de justo delante, se colocará en paralelo al
     vehículo y contactará con el bastón utilizan-
     do la técnica diagonal para el seguimiento
     de superficies. Si se considera necesario,
     se ayudará con la mano (puede cubrirse
     la mano con un pañuelo de papel, para no
     mancharse).

  •	 Subir con la técnica adecuada (diagonal mo-
     dificada o sujeción en forma lápiz y subida de
     escaleras o bordillos), localizando la barandilla
     lateral para sujetarse.
Capítulo 10. Desplazamiento                                605




                              Foto 68. Subida al autobús


  Ante la posible existencia de obstáculos (coches
mal aparcados) que dificulten el acceso, se valorará
cómo resolver la situación o la pertinencia de solicitar
ayuda.

6.3.1.3. Desplazamiento interior

    •	 Abonar el billete con el medio de pago que utilice
       (dinero, tarjeta de transporte).

    •	 Localizar las barras de sujeción en el techo, hori-
       zontales (suelen dirigir hacia la puerta de salida) o
       verticales, para desplazarse hasta un lugar seguro
       en el que permanecer o buscar un asiento.
606                                Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Para mantener la orientación durante el trayecto,
     es necesario analizar la información perceptiva
     (referencias visuales, baches, diferentes pavi-
     mentos, giros pronunciados, inclinaciones del
     terreno…) que servirán para saber cuándo se
     acerca a su destino.

  •	 Tras la parada anterior a la de bajada, colocarse
     junto a la puerta.

  •	 Sujeto a la barandilla, esperar la apertura de puer-
     ta, y localizar visualmente o con el bastón el borde
     del escalón con las técnicas adecuadas (diagonal
     modificada y bajada de escaleras o bordillos).

  •	 Bajar explorando previamente la acera (en los de
     suelo bajo) o la calzada, y dirigirse a la acera con
     las técnicas apropiadas.


  Consideraciones

  •   Es de gran utilidad visitar las cocheras o estaciones
      para las primeras prácticas, con el fin de acceder al
      vehículo parado y explorarlo sin que esté en movi-
      miento (principalmente con personas con discapa-
      cidad visual congénita).

  •   Se procurará no caminar por el interior del autobús
      cuando el vehículo está en movimiento.

  •   Es aconsejable no distraerse durante el trayecto
      para evitar desorientarse.

  •   Se debe solicitar ayuda cuando el recorrido es des-
      conocido para el usuario.
Capítulo 10. Desplazamiento                             607


6.3.2. Autobús interurbano

   Unen poblaciones más o menos alejadas. En recorridos
largos los horarios son fijos, los asientos numerados y se
puede comprar el billete con antelación por diferentes sis-
temas (Internet, máquinas expendedoras, taquillas, etc.).

6.3.2.1. Localización de la parada

   Los de largo recorrido pueden requerir la familiariza-
ción previa de la estación y la localización de la dársena.
En caso de no conocerlas, se solicitará ayuda a atención
al viajero o al público.

6.3.2.2. Acceso y desplazamiento interior

    Una vez en la dársena correspondiente:

    •	 El acceso al vehículo y el desplazamiento por el
       interior se realizan de la forma descrita para el
       autobús urbano.

    •	 Confirmar con el conductor si el autobús es el co-
       rrecto y buscar el número de asiento asignado, utili-
       zando el resto visual o con la ayuda de otra persona.

  Si realiza paradas durante el trayecto, necesitará
ayuda para dirigirse a la cafetería, el aseo, etc.

6.4. Metro

  El ferrocarril metropolitano, denominado «metro», es
un medio de transporte masivo que opera en las gran-
608                                     Discapacidad visual y autonomía personal


des ciudades, con tendencia a ampliarse cada vez más.
Es muy utilizado por personas con problemas visuales.

   El metro presenta características comunes y especí-
ficas que el alumno debe conocer para poder desplazar-
se con seguridad y autonomía.

6.4.1. Localización y acceso

   Las bocas de metro se encuentran situadas a pie de
calle y se pueden identificar por:

  •	 Señal vertical elevada con el símbolo del metro.

  •	 Panel informativo con plano de la red de metro y
     las líneas a que se accede.

  •	 Franja-guía de dirección. Excepto por este siste-
     ma, su localización autónoma es difícil, por lo que
     se requiere información previa de la ubicación,
     toma de referencias y familiarización.




       Foto 69. Franja-guía de dirección para acceder al metro
Capítulo 10. Desplazamiento                             609


  Una vez localizada, en el acceso para el desplaza-
miento por la estación se tendrá en cuenta:

    •	 Tras descender (por las escaleras o ascensor) con
       las técnicas adecuadas para localizar el andén
       correspondiente, el alumno debe advertir los pa-
       sillos y los cruces, y conocer los enlaces con otras
       líneas. Para ello tiene que:

         ◦◦ Localizar cambios de dirección, escaleras, etc.,
            para mantener la orientación durante el reco-
            rrido hasta llegar al andén.

         ◦◦ Una vez en el andén, detectar la disposición de
            las vías en paralelo o perpendicular al sentido
            de la marcha.

         ◦◦ Caminar por el centro del andén o siguiendo la
            franja-guía de dirección, hasta situarse en el
            lugar conveniente, evitando los extremos. En
            algunos andenes, se señaliza la primera puer-
            ta (accesible) con una banda perpendicular al
            sentido de la marcha.

         ◦◦ Situarse de espaldas a la pared y caminar
            perpendicularmente hacia el inicio del foso. Si
            utiliza bastón se desplazará con la técnica de
            deslizamiento o la de tacto y arrastre.

         ◦◦ Localizar la textura/color del borde de andén y
            esperar a una distancia prudencial (puede ser
            aconsejable dar un paso hacia atrás desde el
            borde texturizado).
610                                  Discapacidad visual y autonomía personal


      ◦◦ Cuando llega el metro, y una vez parado, es-
         cuchar la apertura de alguna puerta cercana
         y entrar, o bien girar y caminar paralelo al va-
         gón —usando la técnica de tres puntos— para
         notar el hueco de la puerta abierta.

      ◦◦ Si no es de apertura automática o no se de-
         tecta sonido de apertura cercano, se colocará
         en paralelo al vehículo y contactará con el
         bastón, utilizando la técnica diagonal para el
         seguimiento de superficies. Si se considera ne-
         cesario, se ayudará con la mano (cubriéndola
         con un pañuelo de papel para no mancharse).




               Foto 70. Seguimiento de superficie
Capítulo 10. Desplazamiento                                         611


    •	 Controlar la posición y la distancia del brazo para
       no acercarse mucho al borde del andén.




                Foto 71. Técnica diagonal para detectar la puerta




    •	 Una vez detectada la junta o referencia que
       confirme la presencia de la puerta, girar y cen-
       trarse delante, realizando un barrido a derecha e
       izquierda con técnica diagonal modificada, con el
       fin de explorarla y detectar —a la altura de la em-
       puñadura, con el dorso de los dedos— el abridor
       (puede ser una palanca o un botón que hay que
       pulsar).

    •	 Localizar de nuevo con el bastón el borde de
       andén, aproximarse a él y comprobar el hueco
       existente entre este y el vagón.
612                                 Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Deslizar el bastón hacia el interior del vagón
     comprobando que existe suelo —para no confun-
     dirse con el hueco entre dos vagones— y subir
     al tren.




  Consideraciones

  •   Se puede memorizar el recorrido para llegar al an-
      dén.

  •   Es importante conocer los puntos informativos si-
      tuados en los andenes y la existencia de los inter-
      fonos, para poder comunicar con el jefe de estación
      ante cualquier imprevisto o incidencia.

  •   Tener en cuenta los diferentes tipos de andén: con
      pared lateral o con vías a ambos lados. Estos últi-
      mos son más peligrosos, porque se requiere más
      precisión para controlar el acercamiento al borde
      —que se tiene que hacer sin la referencia de la pa-
      red— y para desplazarse en línea recta.

  •   Los trenes tienen un lugar aproximado de parada a
      lo largo del andén. La búsqueda de una referencia
      visual o táctil coincidente con las puertas facilita su
      localización. Esto solo puede utilizarse en andenes
      conocidos.

  •   No es conveniente acercarse al borde del andén
      cuando el convoy está entrando en la estación.




6.4.2. Desplazamiento interior

  •	 Pasar al interior en técnica diagonal, buscar un
     punto de sujeción o sentarse.
Capítulo 10. Desplazamiento                                   613


6.4.3. Bajada

    •	 Se controlarán las paradas por megafonía o, en su
       defecto, deberán contarse, confirmando la parada
       con ayuda —si es necesario— antes de bajar.

    •	 Prepararse una parada anterior a la de destino.

    •	 Aproximarse a la puerta de salida y localizar la
       maneta o botón. Abrir la puerta al pararse el tren.

    •	 Comprobar con el bastón el hueco entre vagón
       y anden, confirmar el suelo realizando un arco y
       salir.

    •	 Desplazarse hacia la salida o enlace, en la técnica
       de uso habitual.




     Consideraciones

     •    Si el alumno muestra temor o duda al detectar el
          interior del vagón, sugerirle que se agarre al quicio
          de la puerta o a la barra de sujeción, si la hay.

     •    Se elegirá la puerta para salir (derecha o izquier-
          da), en función de la dirección por donde circula y
          la posición del andén (lateral o central). Si se des-
          conoce la estación, se deberá preguntar.

     •    Caminar por el lado derecho para circular, siempre
          que sea posible.

     •    Aminorar la marcha en situaciones de gran afluen-
          cia de público.
614                                  Discapacidad visual y autonomía personal


6.5. Ferrocarril

   Es un elemento fundamental para asegurar la movili-
dad entre las grandes ciudades y sus diferentes pobla-
ciones. La mayoría de los aspectos y consideraciones
señalados para el metro son aplicables a este medio de
transporte. Igualmente, antes de realizar un recorrido
hay que disponer de información sobre su localización,
líneas a utilizar, andenes, salidas, etc., así como fami-
liarizarse con su uso.

  Muy importante es la información (auditiva, visual)
que se reciba de la procedencia y destino de los trenes,
así como la vía en la que se encuentran. Si se posee
resto visual funcional, los telescopios manuales son
muy apropiados para leer la información actualizada en
paneles y pantallas.




                   Foto 72. Entrada al vagón
Capítulo 10. Desplazamiento                                                615


   A diferencia del metro, muchos trenes incorporan en
sus vagones escalones fijos, desplegables o flotantes,
ligados con la apertura/cierre de puertas, que habrá
que conocer y abordar con las técnicas de subida y
bajada de escaleras conjugadas con las expuestas en el
apartado anterior.




               Foto 73. Salida del vagón: aproximación a la puerta,
        localización de los escalones y confirmación del suelo del andén




6.6. Transporte aéreo

   Los aeropuertos están alejados del centro urbano,
por lo que la llegada a la terminal, generalmente, se
realiza en transporte público. Los elementos que lo
integran son:

    •	 Servicios del aeropuerto: puntos de información,
       mostradores de facturación, zonas de seguridad y
       aduana, de embarque, de recogida de equipajes,
       salas de espera, etc.
616                            Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Servicios comunes: zona de aseos y teléfonos,
     bares y restaurantes, servicios adicionales, etc.

   Son espacios muy amplios y con escasas referen-
cias, lo que dificulta enormemente el desplazamiento
autónomo a una persona con discapacidad visual.
Los servicios de ayuda al pasajero, disponibles en
algunos aeropuertos, facilitan la realización de los
trámites de facturación y acompañamiento hasta el
asiento asignado en el avión. En el destino, durante
el desembarque y la recogida del equipaje, se presta
la misma asistencia. También durante el vuelo se
atienden de forma personalizada las necesidades que
se presenten.

  Cuando una persona con problemas de visión viaje
sola, puede serle útil:

  •	 Informar de su discapacidad en el momento de
     comprar el billete. Por motivos de seguridad,
     está limitado el número de personas con mo-
     vilidad reducida que pueden coincidir en cada
     vuelo.

  •	 Conocer perfectamente las peculiaridades de su
     equipaje (color, forma, tipo, marca, etc.), por si
     tiene que describirlo en caso de pérdida. Se acon-
     seja marcarlo con un distintivo personalizado que
     facilite su reconocimiento.

    Esto también puede ser aplicable, algunas veces, a
otros transportes mencionados anteriormente (ferroca-
rril, autobús interurbano).
Capítulo 10. Desplazamiento                             617


7. Facilitadores del desplazamiento

7.1. El perro guía

   El perro guía es un auxiliar de movilidad que propor-
ciona autonomía y seguridad en los desplazamientos.
Su adiestramiento es un proceso largo, en el que están
implicados los instructores de los centros especializa-
dos y las familias educadoras, que lo acogen cuando
es un cachorro para introducir las pautas básicas de
obediencia, las rutinas y las normas de respeto.

   Durante el adiestramiento, el perro aprende a man-
tener la línea recta (fundamental para moverse con
seguridad), evitar los obstáculos y señalar las puertas,
las escaleras o los bordillos.

   Las características físicas y psicológicas del perro y
del usuario tienen que adaptarse, para que trabajen
compenetrados. La velocidad de la marcha, el peso, la
altura, las necesidades de movilidad y el tipo de entorno
por el que se desplazarán son factores a tener en cuen-
ta. El usuario debe mostrar actitudes de constancia,
flexibilidad, firmeza, empatía y capacidad de refuerzo,
para facilitar al animal el mantenimiento de la capacidad
de trabajo durante largo tiempo.

   El entorno debe ser receptivo hacia el perro, aceptar las
pautas de conducta y colaborar en las rutinas. Así mismo,
el usuario debe responsabilizarse de su cuidado sanitario,
alimentación e higiene y disponer de estrategias para ha-
cerlo por sí mismo. La formación que recibe del instructor,
que conoce al perro desde cachorro, es fundamental.
618                               Discapacidad visual y autonomía personal


   Muchas personas con baja visión se interesan por
utilizar un perro guía. Algunos expertos, como Haneline
(1994), apuntan que si la visión sustituye las respon-
sabilidades para las que el perro ha sido entrenado,
puede interferir con la misión del animal y ocasionar
problemas. Es fundamental que el usuario conozca este
extremo y que se realice una evaluación ajustada de su
funcionalidad visual.

  La decisión de tener un perro guía como auxiliar de
movilidad, debe ser personal y realista, conociendo
cuál será su papel en el desplazamiento y no priorizan-
do aspectos como la mejora de imagen o la defensa
personal, ni pensando que se trata de un animal de
compañía. Además, se requiere que cumpla una serie
de requisitos:

  •	 Habilidades físicas para manejar y controlar la
     velocidad y las posibles distracciones del perro.

  •	 Capacidad de orientación y representación mental
     del espacio.

  •	 Habilidades auditivas para anticipar situaciones,
     localizar y analizar el tráfico y dar al perro la orden
     para cruzar una calle.

  •	 Mantenimiento del equilibrio en los desplazamientos.

   El papel del especialista en rehabilitación para usua-
rios de perro guía, se centra en la familiarización en
rutas o espacios desconocidos, ya que la seguridad en
la movilidad la aporta el perro como auxiliar.
Capítulo 10. Desplazamiento                          619


   En la mayoría de los países, el acceso de perros guía
a lugares y espacios de uso público es un derecho.

7.2. Productos de apoyo electrónicos
     para la orientación

   Utilizan la tecnología electrónica para acceder a in-
formación relevante del entorno. Son instrumentos que
complementan las habilidades personales de orienta-
ción y movilidad, pero no pueden sustituirlas.

   Su función consiste en detectar y localizar objetos,
proporcionando información que permite determinar la
distancia, la dirección, la dimensión y la altura de los
mismos. Generalmente, se llevan en la mano, colga-
dos al pecho, adosados al bastón o por el interior de
este. Transmiten la información de forma auditiva (con
intensidades y tonos diferentes) o táctil (cambios de
frecuencia o intensidades de vibración), y utilizan para
ello ondas ultrasónicas o luminosas de tipo láser.

   Ayudan a la orientación y dan información sobre el
posicionamiento de la persona, la localización de refe-
rencias y objetivos, las direcciones a seguir y la imagen
espacial de un entorno. Su principal modo de transmi-
sión es verbal. Abarcan desde ayudas sencillas (brújula
parlante) hasta sistemas de guía por satélite, como el
gps (Global Positioning System: sistema de posiciona-
miento global), que se van simplificando en aparataje
y ampliando en posibilidades. Otros dispositivos con
muchas posibilidades de aplicación para localizar espa-
cios y objetivos y proporcionar descripciones espaciales
son los que reciben señales a través de un receptor de
620                               Discapacidad visual y autonomía personal


infrarrojos, las cuales se transforman en un mensaje
verbal.

   La telefonía móvil constituye también una ayuda
puntual a la orientación, porque permite acceder a in-
formación sobre rutas, lugares de interés y medios de
transporte, además de proporcionar seguridad en situa-
ciones de emergencia. Se pueden incorporar servicios
de localización o posicionamiento del usuario (útil para
personas con problemas de orientación o memoria),
funcionar como instrumento transmisor de sistema gps
(transportado desde Internet) o como receptor-emisor
de sistema de lectura de códigos (incorporando cámara
digital y programa de voz).

  Las ayudas para la visión nocturna utilizan principal-
mente la tecnología de la luz infrarroja, y suelen consistir
en una cámara de dicha luz montada sobre unas gafas
y que envía la señal de vídeo a unas pantallas situadas
en la montura, donde se ven las imágenes generadas
por la cámara.

   Otras muchas ayudas se encuentran todavía en fase
de estudio y experimentación, como las que utilizan
tecnologías de realidad virtual o las que pretenden la
recuperación de la visión en el cerebro por medio de la
implantación de un terminal externo.

   En conclusión, se ha abierto un campo de investiga-
ción importante, pero la realidad es que los usuarios
son todavía un número muy reducido. Muchas de estas
ayudas tienen un diseño complejo que dificulta su trans-
porte y utilización. Además, son caras, y todavía poco
Capítulo 10. Desplazamiento                                              621


precisas en algunas situaciones (zonas concurridas,
condiciones climatológicas adversas, etc.). No obstante,
es necesario considerar que la información derivada de
esta tecnología solo es útil cuando se integra con el
conocimiento que la persona tiene de su entorno inme-
diato (Guth, Rieser y Ashmead, 2010).

   El uso de una ayuda electrónica no es imprescindible si
la persona es independiente, pero puede complementar
y ampliar las posibilidades de autonomía y seguridad.


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Libro once
CUARTA PARTE.
POBLACIÓN INFANTIL
       Y PERSONAS
CON SORDOCEGUERA
Libro once
Cuarta parte.
Población infantil
y personas con sordoceguera




   Existen determinados grupos de población que
presentan unas características y, por tanto, unas
necesidades específicas que deben tenerse en
cuenta en los programas de rehabilitación, a la
hora de programar los objetivos y llevar a cabo
las actividades para su consecución. Pueden darse
dos situaciones bien diferenciadas: por un lado,
la relacionada con el momento evolutivo del ciclo
vital de la persona —niños, adolescentes y ancia-
nos— y, por otro, la presencia de otras deficiencias
concurrentes con la visual.

   La once dispone de servicios de atención que
dan respuesta a las necesidades de estas per-
sonas y que, en muchos casos, son un comple-
mento imprescindible para que los logros de la
rehabilitación se produzcan y se mantengan en
el tiempo.
628                             Discapacidad visual y autonomía personal


   La última parte de este manual reúne dos capítu-
los cuyas autoras se centran en los aspectos espe-
cíficos de la intervención con niños y adolescentes,
por un lado, y con personas con sordoceguera por
otro.

   Dentro del engranaje de los servicios educativos de
la institución, cuyo objetivo fundamental es favorecer
la plena inclusión escolar y social de los alumnos con
discapacidad visual, la autonomía se encaja como
una pieza más en el proceso de desarrollo del niño.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los escolares
reciben su educación en los colegios ordinarios de su
pueblo, barrio o ciudad, la atención se realiza en estos
ámbitos próximos, abarcando la intervención también
a los entornos familiar y escolar.

   La adquisición de hábitos es primordial en los pri-
meros años, pues es cuando se realizan la mayoría
de los aprendizajes para la vida adulta. En el capí-
tulo 11 se profundiza en los aspectos específicos de
la rehabilitación de los niños, generalmente se trata
de «habilitaciones», porque todavía no hay una ex-
periencia previa en la realización de las actividades.
Se abordan exhaustivamente las implicaciones que la
falta de visión tiene en la autonomía de los escolares,
sus necesidades concretas, los criterios de interven-
ción y las modalidades de atención. Siendo un grupo
tan amplio de población, y teniendo en cuenta que la
rehabilitación de los niños debe formar parte de su
currículo educativo, la autora del capítulo plantea es-
tos aspectos específicos relacionándolos con la etapa
educativa.
Cuarta parte. Población infantil y personas con sordoceguera   629


  Como ya se expresó en el capítulo 2, muchas perso-
nas presentan deficiencias concurrentes a la visual, que
exigen una adaptación de los objetivos, actividades y
recursos utilizados, siempre con la pretensión de que,
a pesar de sus dificultades, puedan conseguir el mayor
grado de autonomía posible.

   La sordoceguera es una de estas discapacidades, en
la que se combinan dos deficiencias sensoriales (visual
y auditiva) que se manifiestan en mayor o menor grado,
generando problemas de comunicación únicos y necesi-
dades especiales derivadas de la dificultad para percibir
de manera global, conocer y, por tanto, interesarse y
desenvolverse en su entorno. Como consecuencia de
la incomunicación y de la desconexión con el mundo,
las personas con sordoceguera presentan dificultades
en el acceso a la información, a la educación, a la ca-
pacitación profesional, al trabajo, a la vida social y a las
actividades culturales.

   Consciente de estas dificultades, la once reconoce a
aquellas personas que presentan, además de la visual,
una deficiencia auditiva asociada que cumple una serie
de requisitos auditivos, y son considerados, por tanto,
«afiliados con sordoceguera» (recordemos que para
afiliarse a la institución deben cumplirse los requisitos
visuales que establecen sus estatutos, enunciados en
el capítulo 2). La condición de afiliado con sordoce-
guera ha de estimarse considerando conjuntamente
un criterio cuantitativo y otro cualitativo o funcional.
Dicha consideración bilateral es imprescindible y de-
terminante, pues se fundamenta en la propia defini-
ción de sordoceguera, establecida de acuerdo con la
630                             Discapacidad visual y autonomía personal


tendencia y las normativas española e internacional al
respecto.

   La respuesta de la institución también ha quedado
patente con los servicios especializados para atender
a esta población sordociega. El capítulo 12 resume la
experiencia adquirida en el ámbito de la rehabilitación,
desarrollando exhaustivamente, en primer lugar, las
clasificaciones de sordoceguera, y también todas las
particularidades de la rehabilitación, haciendo hincapié
en algo tan relevante como la comunicación durante el
proceso. En los anexos se amplía la información rela-
cionada con la clasificación de la deficiencia auditiva,
así como con las variables que determinan las carac-
terísticas de cada persona sordociega y la clasificación
de la población, según sea la sordoceguera congénita
o adquirida, o dependiendo de los niveles de funciona-
miento.

   Aunque solo se ha desarrollado extensamente la
problemática de estos dos grupos específicos, también
otros requieren un abordaje especial. Un ejemplo son
las personas mayores, quienes, como ya se ha dicho
en diferentes puntos de este manual, representan un
alto porcentaje de los usuarios que se atienden en los
servicios de rehabilitación. Este aumento progresivo e
imparable de la población mayor ha comprometido a
los profesionales a adaptar los programas a sus nece-
sidades concretas, y prueba de esta experiencia es el
monográfico de la revista Integración sobre “Envejeci-
miento y discapacidad visual” (55, 2008), en el que se
trata exhaustivamente la problemática de estas perso-
nas desde distintas perspectivas. Muchas son las cir-
Cuarta parte. Población infantil y personas con sordoceguera   631


cunstancias que concurren en este grupo de población,
y muy largo es el camino que queda por recorrer en el
ámbito de la atención cuando tienen una discapacidad
visual.

   Especial mención merecen también los colectivos
con deficiencias asociadas diferentes de las auditivas:
retrasos del desarrollo y retraso mental, físicas, tras-
tornos del espectro autista, etc. Su problemática y
necesidades son muy heterogéneas y, en la mayoría
de las ocasiones, la intervención de los especialistas
en rehabilitación consiste en asesorar y orientar a los
centros especializados en los que son atendidos sobre
los aspectos diferenciales que confiere la deficiencia
visual y sus implicaciones en el desarrollo global de los
sujetos.
Libro once
Capítulo 11.
Intervención con niños y adolescentes




  Son varios los aspectos que diferencian el trabajo en
rehabilitación con adultos del que se realiza con niños y
adolescentes con discapacidad visual.

   Estos últimos adquieren progresivamente una serie
de habilidades que, al integrarse en las actividades co-
tidianas, permiten conseguir el nivel de autonomía ade-
cuado a su edad. Se trata de una habilitación, concepto
sustancialmente distinto al de rehabilitación, definidos
ambos en el capítulo 3. No obstante, para establecer un
lenguaje homogéneo con el resto del manual, a lo largo
de este capítulo se hablará de rehabilitación, a pesar de
referirse a niños y adolescentes.

  Los programas de autonomía para los menores de-
ben integrarse en el marco de su desarrollo madurativo
—motor, cognitivo, etc.— y de la etapa escolar en la que
se encuentren. Según Fazzi y Naimy (2010), no se pue-
de enseñar una habilidad sin haber alcanzado el nivel
634                             Discapacidad visual y autonomía personal


de desarrollo para aprenderla, y citan como ejemplo la
imposibilidad de comprender los puntos cardinales si no
se ha integrado la lateralidad (izquierda-derecha).

  Son programas más largos que los de los adultos y
pueden iniciarse desde los primeros meses de vida. Las
habilidades a incorporar se aprenden en el transcurso
de mucho tiempo y requieren práctica continuada. Cada
periodo supone nuevas necesidades e intereses a los
que atender, acordes a su maduración personal.

   Como cualquier aprendizaje que afecte al niño, la
familia y la escuela son pilares fundamentales para
instaurar los hábitos de autonomía, sobre todo en los
primeros años. Por eso, la coordinación con las personas
significativas y cercanas, prioritariamente los padres y
el tutor de aula, tiene mayor relevancia que en el caso
de los adultos.

   Al referirnos a niños y adolescentes incluimos a los
que se encuentran en edad escolar, entre 3 y 18 años.
En edades inferiores, la intervención directa en el área
de autonomía es responsabilidad de los profesionales
del Servicio de Atención Temprana, que intervienen
incidiendo sobre todas las áreas de su desarrollo y,
especialmente, en el cuidado y atención a sus padres.
El papel del especialista en autonomía se centra en la
evaluación funcional y en la propuesta de objetivos, ac-
tividades, metodología de intervención etc., siempre en
coordinación con ellos. Se buscará que el niño consiga
unas condiciones madurativas que permitan su incorpo-
ración a la escuela, que, según Martín (1999), se pueden
resumir en haber alcanzado la noción de «permanencia»
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes     635


—concretamente, de la figura de apego—, ser capaz de
desplazarse intencionalmente, tener un cierto desarrollo
manipulativo y efectuar demandas mediante el lenguaje.

   Para tratar este tema se han agrupado las necesi-
dades de la población infantil en tres etapas: primeros
años escolares (3-6 años), nivel primario (7-12 años) y
nivel secundario y superior (13-15 años y 16-18 años), y
se ha planteado una propuesta de intervención dirigida
a los ámbitos familiar y escolar.

   Se ha hecho especial incidencia en las primeras etapas
educativas porque son fundamentales para incorporar
las bases de los aprendizajes para la autonomía. Es
cuando la intervención difiere más de la que se realiza
con adultos. En cambio, en la adolescencia, aunque es
un momento muy crítico en el desarrollo socio-afectivo,
la actuación profesional es más similar a la presentada
en este manual.

   No se profundiza en los procedimientos para realizar
las actividades por considerar que ya están especificados
en el libro, pero sí en las modalidades de intervención
para incidir en el entorno del niño e instaurar los hábitos
que faciliten su crecimiento personal e integración social.

1. Implicaciones y necesidades derivadas
   de la discapacidad visual
   para la adquisición de habilidades
   para la autonomía

   La información que se recibe del medio, lleno de
claves visuales, es cualitativa y cuantitativamente más
636                              Discapacidad visual y autonomía personal


pobre cuando se padece discapacidad visual. Se deben
utilizar las percepciones háptico-táctiles y auditivas
para llevar a cabo los aprendizajes. Desde el punto de
vista del proceso de enseñanza-aprendizaje, existe una
gran diferencia entre percibir a través de la vía visual o
del resto de los sentidos, porque:

  •	 En el procesamiento de los datos recibidos a tra-
     vés del sistema háptico-táctil concurren diferen-
     tes áreas del sistema nervioso, ya que participan
     componentes táctiles, cinéstesicos y motores.
     Esto implica que la información no llegue tan di-
     rectamente como la visual.

  •	 La visión tiene entradas sensoriales directas y a
     distancia. Los ojos se estimulan por el solo he-
     cho de estar abiertos y reciben información de
     manera inconsciente. Las manos, como órgano
     táctil, tienen que ser estimuladas y activadas in-
     tencionalmente. Además, su campo de acción se
     restringe al espacio comprendido entre los brazos
     y la punta de los dedos. El conocimiento inmedia-
     to del medio queda reducido —cuando existe una
     discapacidad visual— a lo que se puede alcanzar
     con las manos, denominado por Lowenfeld (1980)
     «horizonte táctil», o a lo que permite la capaci-
     dad visual (Núñez, 1999). Sin embargo, aunque
     la mano sea el principal órgano de exploración
     háptica, los pies juegan un importante papel
     como sensores hápticos, ya que pueden detectar
     información sobre el estado del terreno en el que
     se camina, su inclinación, así como el material y
     su dureza (Jansson, 2008).
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes      637


    •	 La percepción táctil presenta limitaciones causa-
       das por la necesidad de establecer contacto directo
       con el objeto observado (Lowenfeld, 1948; 1980).
       Puede presentarse falta de perspectiva global,
       percepción fragmentada de las situaciones reales
       y dificultad para percibir realidades dinámicas.
       El conocimiento de elementos de la naturaleza
       —como el sol, la luna o las nubes—, el contacto
       directo con elementos de gran tamaño —monta-
       ñas, edificios, etc.— o con objetos en movimiento,
       frágiles —pompas de jabón— o demasiado peque-
       ños —hormigas—, resulta imposible.

    •	 Visualmente, se obtiene con rapidez la imagen
       total e inmediata de un objeto. La percepción
       háptica obliga a realizar un proceso secuenciado
       de diferenciación e integración perceptiva del ob-
       jeto como un todo (percepción global de la visión
       frente a la analítica del tacto). El niño necesita un
       periodo de exposición estimular suficientemente
       largo para realizar ese proceso (manos pequeñas
       y atención limitada) (Núñez, 1999).

    •	 Por otra parte, la reducción de agudeza y/o de
       campo visual determinan igualmente una percep-
       ción fragmentada de objetos y situaciones.

    •	 El procesamiento de la información que reali-
       zan las personas ciegas (háptico y auditivo) es
       esencial. Mientras que los datos visuales son
       recibidos y procesados en paralelo (Fleming,
       Ball, Collins y Ormerod, 2004), el procesamien-
       to del sonido y del tacto se realiza en serie, por
638                            Discapacidad visual y autonomía personal


      lo que es más lento y más propenso al error
      (Aleman, Van Lee, Mantione, Verkoijen y De
      Haan, 2001).

  •	 Hay experiencias (color, trayectoria de un objeto
     en movimiento, perspectiva…) que solo pueden
     adquirirse mediante la visión.

  Como consecuencia, los niños con discapacidad vi-
sual necesitan realizar actividades encaminadas a de-
sarrollar los sistemas perceptivos, fundamentalmente
en las etapas de educación Infantil y Primaria, siendo
muy importante que verbalicen las experiencias y
aprendizajes en los que estén participando.

   Será prioritario estimular el tacto y el oído, así
como dar sentido a sus percepciones, desarrollar la
coordinación de manos, la fuerza y la prensión digital
e incentivar los desplazamientos para favorecer la
exploración del espacio próximo. Si existe resto de
visión, se potenciará su uso con programas de es-
timulación visual o con productos de apoyo ópticos
y recursos técnicos, y se ayudará a interpretar las
percepciones recibidas a través de otros sentidos di-
ferentes al visual, para conseguir mayor información
ambiental.

  En el caso de los niños sin problemas visuales,
aprender conceptos y habilidades son procesos
naturales que no precisan intervenciones especifi-
cas, no así en los que sí los tienen, que requieren
programaciones intencionadas y secuenciadas para
conseguirlo.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   639


  Según diferentes investigaciones, se ha evidenciado
en personas ciegas tanto la capacidad de aprendizaje
de las relaciones espaciales directamente experi-
mentadas como aquellas otras que son susceptibles
de inferirse lógicamente (Rieser, Guth y Hill, 1982;
1986), y que las propiedades métricas del espacio
pueden ser apreciadas por los niños ciegos en edad
temprana, lo que apoya la tesis de que la visión no
juega un rol esencial en el desarrollo temprano del
conocimiento de tales propiedades (Landau, Gleitman
y Spelke, 1981).

   Pero en la práctica diaria nos encontramos con chi-
cos con dificultades para la representación mental del
espacio y, por tanto, para orientarse, pudiendo verse
afectada su movilidad y su relación con el entorno.
Lewis, Collins, Nock, Burns y Twiselton (2004) proba-
ron que algunos niños desarrollaban a edad temprana
una comprensión del espacio en términos euclidianos
y otros no. Para explicar estas diferencias, los mismos
autores examinaron en un nuevo estudio otros facto-
res: capacidad verbal y no verbal, y movilidad, entre
otros.

   Puede repercutir también de forma negativa en la
movilidad el miedo ante los obstáculos y los cambios de
nivel, así como la imposibilidad de anticipar las varia-
ciones del medio (por ejemplo, una disposición distinta
del mobiliario en el vestíbulo del centro escolar con mo-
tivo de una exposición de trabajos). Todo esto genera
sentimientos de inseguridad e impotencia, y conduce
a manifestar actitudes de pasividad y bloqueo ante los
desplazamientos autónomos.
640                                Discapacidad visual y autonomía personal


  Es fundamental trabajar en etapas tempranas, tanto
en el hogar como en la escuela, los siguientes objetivos:

  •	 Favorecer la experimentación y la deambulación
     en el espacio.

  •	 Experimentar actividades con el cuerpo.

  •	 Entrenar las técnicas específicas de orientación y
     movilidad.

  •	 Proporcionar referencias concretas de la situación
     de objetos y personas.

  •	 Mantener un orden fijo y avisar si se producen
     cambios.

  •	 Estudiar los problemas inherentes a la estructu-
     ra del entorno (centro escolar, aulas, etc.) para
     adaptarlos.

   En la primera infancia los niños con visión centran su
actividad en acciones que requieren la imitación visual.
Esta es fundamental en la mayoría de aprendizajes
relacionados con las relaciones interpersonales y los
hábitos de autonomía que se adquieren de manera casi
espontánea. Esto es una desventaja para los niños con
discapacidad visual, que puede derivar en una dificultad
para interiorizar hábitos de autonomía y sociales. Cuando
la discapacidad visual es total, es necesario utilizar en los
aprendizajes técnicas no visuales con intencionalidad con-
creta, tanto del educador como del alumno. Es un proceso
de adquisición más lento, por lo que será necesario:
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   641


    •	 Entrenar hábitos de autonomía, verbalizando con
       pautas claras los pasos a seguir y estableciendo
       rutinas fijas.

    •	 Favorecer el orden en los elementos que debe
       manejar.

    •	 Entrenarle en técnicas específicas de habilidades
       de la vida diaria.

    •	 Permitirle tocar el modelo a imitar, verbalizando
       simultáneamente las posturas y los gestos más
       habituales.

    •	 Propiciar las actividades que conlleven expresión
       corporal, como el baile, el deporte o el teatro.

    •	 Favorecer el desarrollo de las habilidades so-
       ciales.

2. Evaluación

   En el capítulo 4 se analizan los aspectos más re-
levantes de la evaluación: recogida de información,
metodología, aspectos a evaluar, etc. En este punto se
determinan las consideraciones a tener en cuenta con
la población infantil.

2.1. Objetivo y procedimiento

  El objetivo será recoger los datos más significativos
para conocer sus competencias —identificando capaci-
dades y carencias— y poder establecer un punto de
642                              Discapacidad visual y autonomía personal


partida y tomar las decisiones oportunas para la inter-
vención educativa.

  En el procedimiento de evaluación y, posteriormente,
en el diseño del programa, se tendrán en cuenta los
datos recogidos mediante dos vías:

  •	 la información del contexto escolar y familiar, y

  •	 la evaluación funcional, realizada por el espe-
     cialista o cualquier otro profesional, que aporte
     datos observados sobre aspectos del desarrollo
     del alumno.

   La familia debe proporcionar referencias concretas
sobre las actividades que realiza en ese momento el
niño, las dificultades que encuentra, etc. Es importan-
te que señalen cuáles son las que creen que debería
desempeñar, para ajustar las necesidades y las expec-
tativas que manifiesta la familia (a veces muy altas y
otras muy limitadas, debido a la sobreprotección) con
las posibilidades de aprendizaje y de desarrollo madu-
rativo del niño, y poder así establecer los objetivos del
programa.

   Inventarios de actividades —como el cals (Inventario
de Destrezas Adaptativas) o los elaborados por el propio
profesional— pueden facilitar esta recogida de informa-
ción. Se incluirán actividades de higiene, vestido, hogar,
movilidad, uso de la visión, etc.

  La información de los profesionales (del centro
escolar, especialmente del profesor-tutor y del Equi-
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes     643


po Específico de Atención Educativa a Personas con
Ceguera o Deficiencia Visual) deberá incluir aspectos
como capacidades, necesidades, motivación, entorno
social, etc., así como las dificultades derivadas de su
problema visual en el aula y en el centro: localizar
escaleras, leer con buena velocidad los mismos tex-
tos que sus compañeros, acercarse mucho al texto,
caligrafía adecuada, necesidad de ver mapas, diccio-
narios, ver la pizarra, inseguridad en el patio, pararse
al salir al exterior, etc.

    Con la evaluación funcional, se pretende conocer:

    •	 Las actividades y desplazamientos que realiza de
       manera autónoma.

    •	 El grado de eficacia en la ejecución de esas tareas.

    •	 Si tiene adquiridas las habilidades necesarias para
       realizarlas.

    •	 Actividades y desplazamientos en los que necesita
       ayuda y que debería ser capaz de hacer indepen-
       dientemente.

    •	 Si utiliza correctamente las ayudas materiales
       y en las tareas para las que se le recomenda-
       ron.

  La evaluación debe aplicarse a las actividades que
realiza tanto en el entorno escolar como en el medio
familiar, ya que puede ser autónomo en la escuela para
una tarea y no serlo en casa.
644                               Discapacidad visual y autonomía personal


   Existen múltiples protocolos o cuestionarios que eva-
lúan por observación el conjunto de habilidades que son
necesarias para la autonomía. La mayoría se encuen-
tran dentro de guías con intervenciones secuenciadas.
Entre ellas, podemos citar la Guía curricular para el de-
sarrollo corporal y sensorial de los deficientes visuales
(Guía Illinois), el Proyecto omni, el Proyecto Oregón, etc.
Otro tipo de pruebas evalúan habilidades concretas:
Test de Hill de rendimiento sobre conceptos posiciona-
les seleccionados, Test de Piaget sobre conocimiento
de izquierda-derecha, Imagen corporal del niño ciego
(Cratty y Sams), Escala Kephart, etc.

  En el caso de mantener resto visual, habrá que
cuantificar la pérdida del mismo y valorar su rendi-
miento mediante pruebas oftalmológicas, ópticas y de
funcionamiento. En la once esto se realiza dentro de los
Servicios de Rehabilitación. Si, además, presenta disca-
pacidades concurrentes, la evaluación debe llevarse a
cabo en la escuela, entorno más conocido en el que se
mostrará más tranquilo y natural.

   La valoración funcional de la visión debe ser exhaus-
tiva, pues de ella dependerá la intervención educativa
concreta y los recursos a utilizar.

   Sin duda, una de las principales decisiones —a tenor
del diagnóstico, el pronóstico y la capacidad visual— es
la determinación del código lectoescritor para los apren-
dizajes (braille o caracteres visuales), incluyendo la po-
sibilidad de otros sistemas alternativos (sonoros…), en
el caso de que la visión no permita autonomía suficiente
en las técnicas instrumentales básicas necesarias.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   645


   Es importante valorar la posibilidad de acceder a la
información escrita en la pizarra y el uso de las nuevas
tecnologías.

  En definitiva, la evaluación del resto visual debe
constatar la posibilidad de utilizar este sentido para
adquirir el nivel de competencia educativa requerido en
cada etapa.

2.2. Valoración cuantitativa de la visión

   En el capítulo 2 se han tratado ya las funciones
visuales (agudeza visual, campo visual, sensibilidad al
contraste). La visión del niño no es igual a la del adul-
to, y su progresión, según Yangüela y Gili (2004), es
aproximadamente la siguiente:

    •	 1 mes: 5 % de la visión del adulto.

    •	 2-4 meses: 20 % de la visión del adulto.

    •	 1 año: 30-40 % de la visión del adulto.

    •	 3-4 años (incluso más tarde): 80-100 % de la
       visión del adulto.

  Determinar el grado de pérdida visual de un niño es
una tarea compleja, pues requiere pruebas de medida
específicas y su colaboración, con la que no siempre
se puede contar, sobre todo si son muy pequeños o
presentan otras deficiencias concurrentes a la visual.
En los diferentes trabajos que ha publicado, la doctora
Lea Hyvärinen indica que el oftalmólogo que realiza las
646                              Discapacidad visual y autonomía personal


pruebas tiene en la observación de la conducta general
del niño un recurso muy importante, y que no pueden
pasarle desapercibidas sus posturas, el tipo de mirada
y la comunicación visual que establece. También debe
ayudar al niño a que le proporcione la información, fo-
mentando que utilice el método que necesite (denomi-
naciones particulares a los dibujos presentados, señalar
con el dedo, etc.).

   En muchas ocasiones, es necesaria la ayuda de per-
sonas cercanas (padres, profesor, etc.) para que el niño
comprenda lo que se le pide. En la interpretación de
las respuestas, pueden igualmente participar diferentes
profesionales (oftalmólogo, especialista en autonomía,
etc.).

   Los parámetros que el oftalmólogo evalúa y que el
especialista en rehabilitación necesita para poder reali-
zar la evaluación funcional de la visión son, entre otros,
los que se detallan a continuación.

  La agudeza visual de lejos es el primer parámetro
que determina el grado de pérdida visual. Se realiza
con pruebas adaptadas en función de la edad, el grado
de colaboración y la capacidad de respuesta:

  •	 Bebés a partir del mes de vida o niños con de-
     ficiencias concurrentes: Raquetas con franjas
     alternas blancas y negras, cuyo grosor disminu-
     ye en cada una de las raquetas, y que, al ser
     presentadas alternativamente junto a otra de
     color gris, se observa si llaman la atención del
     niño.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes          647




                               Foto 74. Test LEA Gratings



    •	 Niños a partir de 2-3 años de edad mental: Test
       de dibujos (Pigassou, Lea Hyvärinen…).

    •	 Niños a partir de 5-6 años: Pruebas de números
       (se identifican antes que las letras) o test de letras.

   El campo visual. Para conocer exactamente el cam-
po visual (prueba que se realiza con un campímetro)
se necesita la colaboración del alumno. Si esto no es
posible, puede explorarse con una linterna o por con-
frontación.

   Sensibilidad al contraste. La capacidad de dife-
renciar fondo y forma es fundamental para saber las
posibilidades de acceso a los textos escolares (cada
vez son más frecuentes los enmarcados con fondos de
colores —rosa, amarillo— que disminuyen el contraste,
y también el uso de textos fotocopiados). Conociendo
648                             Discapacidad visual y autonomía personal


los problemas de sensibilidad al contraste, podremos
prever también la influencia de esta en la movilidad
por el centro escolar o en exteriores. Algunos test que
puede utilizar el oftalmólogo para medir la sensibilidad
al contraste son el Hiding Heidi o el lh, ambos creados
por la doctora Lea Hyvärinen.

   Visión cromática. En las primeras etapas escolares,
el color juega un papel relevante. Si existen problemas
para su percepción, habrá que buscar alternativas,
marcando las pinturas con dibujos que hagan referen-
cia a cada color —un sol para el amarillo, una nube para
el azul, etc.—, y utilizando símbolos en vez de colores
cuando se quieran identificar los objetos de cada com-
pañero de clase. Los test más utilizados en la consulta
de oftalmología son el Ishihara y el Farnsworth.

   Además, el especialista necesita conocer la sensi-
bilidad a la luz del alumno. Los chicos ya mayores
podrán expresar sus problemas de deslumbramiento,
de tiempo excesivo de adaptación a los cambios, etc.
Por el contrario, en los niños de corta edad hay que
observar sus conductas visuales y motoras cuando
salen de o entran a casa o la escuela, sobre todo si
sufren patologías visuales que impiden el control del
deslumbramiento (aniridia, albinismo, distrofia de co-
nos…). Son indicadores de problemas los guiños, cerrar
los ojos, caminar más inseguro, quedarse parado, etc.

2.3. Valoración funcional de la visión

  Para establecer el grado de funcionalidad visual no
es suficiente con conocer la medida de la agudeza y
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes     649


del campo visual. Aun teniendo cuantitativamente los
mismos valores, el desarrollo perceptivo puede ser dife-
rente. Este depende de variables como las experiencias
previas, el interés por los aprendizajes, la motivación
e, incluso, de la autoestima, así como de factores cog-
nitivos y ambientales (nivel de iluminación, información
adicional en el entorno físico…). Por eso, es importante
conocer, sobre todo en niños de entre 0 y 8 años, la
eficacia visual.

   Interesa saber: objetos, colores y personas a los que
presta atención visual, el nivel de desarrollo de las habi-
lidades visuales básicas y de las perceptivas (v. capítulo
5), la coordinación ojo-mano, las distancias de visión, la
iluminación con la que se encuentra más cómodo, etc.

   Existen cuestionarios de observación de conductas
visuales que pueden utilizarse solos o junto con pruebas
baremadas específicas para la población con discapaci-
dad visual:

    •	 Planilla de Observación de Conductas Visuales de
       la doctora Barraga (1980). Sirve para registrar las
       conductas y actitudes que manifiesta, tanto en
       interiores como en exteriores.

    •	 Informe-Observación del Proyecto Ivey, de mejo-
       ra de la eficiencia visual (de Smith y Cote, 1983).
       Diseñado como ayuda de observación para los
       educadores de niños con múltiples discapacida-
       des. Consta de tres partes, en las que se pretende
       reflejar los comportamientos relacionados con el
       movimiento, los sensoriales y posturales.
650                            Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Procedimiento de Valoración Diagnóstica (pvd),
     de la doctora Barraga. Forma parte del programa
     para «Desarrollar la Eficiencia en el Funciona-
     miento Visual». Es un instrumento clínico para
     obtener información específica del nivel de fun-
     cionamiento: determina la edad visual del niño y
     permite planificar el programa de estimulación in-
     dividualizado. Está formado por 40 ítems relativos
     a una serie de tareas visuales, como reaccionar
     ante un estímulo, discriminar objetos por colores,
     identificar forma y detalle en objetos, dibujos de
     objetos, personas y acciones, relacionar partes
     con el todo, identificar y reproducir figuras abs-
     tractas y símbolos, etc.

  •	 vap-cap, siglas de Visual Assessment and Pro-
     gramming (Evaluación visual y programación)
     y Capacity, Attention y Processing (Capacidad,
     atención y procesamiento). Desarrollado en
     Australia por Dixie C. Blanksby (1992-1994) para
     ser usado por maestros que trabajaban con
     bebés y niños en edad preescolar. El método
     incluye dos niveles de evaluación: el primero
     —para niños de 0 a 3 años— mide niveles muy
     básicos de atención visual, y el segundo —de 3 a
     6 años— valora aspectos perceptivos.

  •	 Programa Mira y Piensa (M. Tobin y E. Chapman,
     1979): Contiene una Lista de Control con un in-
     ventario de las conductas visuales que debería
     dominar un niño de entre 5 y 11 años (coincide
     con la etapa de la educación Primaria). Consta de
     18 unidades que abarcan aspectos perceptivos:
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes        651


         objetos, forma, movimiento y color, coordinación
         ojo-mano... Las conductas observadas se trasla-
         dan a un perfil de desarrollo visual que identifica
         la fase en que se encuentra el rendimiento visual:
         desarrollado, parcialmente desarrollado o infrade-
         sarrollado.

    •	 Programas de ordenador, que aunque no disponen
       de un procedimiento de evaluación en sí, permiten,
       a través de la observación, comprobar el nivel de
       desarrollo de diferentes habilidades perceptivas.
       Los dos siguientes han sido publicados por la once
       en formato cd.

         ◦◦ evo (Entrenamiento Visual por Ordenador). Tra-
            baja las áreas perceptivas visuales: conciencia
            visual, fijación, alternancia de mirada, localiza-
            ción, seguimientos, exploraciones y otras más
            complejas, como discriminación, reconocimien-
            to de formas por rasgos críticos, simetrías, etc.
            La población a la que orienta es la comprendida
            entre los 4 y los 13 años con diferentes pato-
            logías oftalmológicas y con otras deficiencias
            asociadas con afecciones motóricas y cogniti-
            vas moderadas. Puede descargarse en http://
            educacion.once.es/appdocumentos/educa/
            comun/EVO.zip.

         ◦◦ efivis (Actividades y juegos para la Estimu-
            lación de la Eficiencia Visual y perceptiva).
            Herramienta informática para incrementar
            la eficiencia visual de niños con baja visión.
            Está compuesta por una serie de actividades y
652                             Discapacidad visual y autonomía personal


         juegos que cubren, entre otras, las siguientes
         áreas: atención, seguimiento, rasgos críticos,
         composición de figuras observando elementos
         parciales, seriaciones, diferencias, etc.

  •	 pvfnc: Prueba de valoración de la Visión Fun-
     cional para personas que No Colaboran con el
     examinador (Ruf, Torrents y Salamero, 2005
     —segunda revisión y validación—; Ruf y Torrents,
     2008), para niños de entre 2 y 18 años que no
     puedan colaborar con el examinador. Contiene un
     manual en el que se especifica la descripción de
     los estímulos y sus características (diferentes lu-
     ces y objetos, cara humana) y de los parámetros
     que interesan (respuesta visual, distancia, aten-
     ción…), obteniéndose un perfil del rendimiento
     visual.

   Con los valores de agudeza visual de lejos recogidos
mediante las pruebas explicadas anteriormente, se
puede determinar el detalle que el niño reconoce a una
determinada distancia y dar orientaciones, entre otras,
sobre la posición más adecuada para ver la pizarra, o,
si es pequeño, dónde debe situarse el maestro para que
el niño pueda ver láminas o cuentos.

   Se necesita también conocer la visión cercana —ta-
maño de símbolo o letra y distancia a la que los ve—, ya
que la lectura y escritura son herramientas fundamen-
tales para acceder a los contenidos de cada materia.

   Las pruebas requieren la participación activa del
niño. Según el nivel de desarrollo, pueden ser:
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes       653


    •	 Emparejando objetos con los dibujos que los re-
       presentan.

    •	 Con dibujos o símbolos, cuando no saben leer.

    •	 De lectura: Se realizarán primero sin productos
       de apoyo ópticos, anotando tamaño, distancia,
       velocidad, postura, etc. Después, la prueba se
       llevará a cabo con las ayudas ópticas recomen-
       dadas, anotando los mismos datos. Así se cono-
       cerá la eficacia de cada una y se decidirá la más
       adecuada. Se utilizarán textos con un tamaño de
       letra acorde a su etapa educativa.

    En la escritura se podrá valorar:

    •	 la uniformidad en el trazo,

    •	 el mantenimiento de la línea recta al escribir,

    •	 la realización correcta del cambio de línea,

    •	 la capacidad de leer lo que ha escrito, etc.

  Es posible que sea necesario cambiar algún material
para comprobar si mejora con su uso, como las hojas
cuadriculadas en azul o negro, las hojas pautadas, el
grosor y la densidad del lápiz o el grosor de la punta del
bolígrafo.

  Es necesario tener en cuenta que cada niño necesita
un tipo de iluminación determinada, tanto en cantidad
como en calidad.
654                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Todos los datos recogidos deben servir para que las
personas implicadas en la educación del niño (familia y
profesores) conozcan sus posibilidades visuales y pue-
dan potenciar su uso de la manera más adecuada. Para
ello, se puede elaborar algún tipo de informe donde
se reflejen, en términos comprensibles, los diferentes
aspectos evaluados. Este informe estará en manos de
los padres, que serán quienes hagan entrega del mismo
a los diferentes profesionales.

3. Programas de rehabilitación en niños

3.1. Criterios de atención

   Los programas de autonomía destinados a niños
deben comenzar lo antes posible y aplicarse de manera
más o menos continua a lo largo de varios años. En
su diseño, el profesional debe establecer los objetivos
(siempre en función de las necesidades recogidas),
tiempos y espacios en los que van a tener lugar.

   Son programas muy variables y deben ser, por tanto,
flexibles. Es importante tener en cuenta que:

  •	 Los objetivos tienen que adecuarse a las capacida-
     des (datos de la evaluación) y a la etapa evolutiva.
     La finalidad es que adquiera las habilidades nece-
     sarias de forma paralela al resto de los compañeros
     de su grupo de edad, previendo las actividades que
     tendrá que realizar a corto-medio plazo.

  •	 Motivación e interés del alumno. El interés por
     aprender favorece el aprendizaje. Fazzi y Naimy
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes       655


         (2010) apuntan que despertar el interés del alum-
         no es fundamental y motiva para realizar futuros
         aprendizajes. El especialista debe ser creativo
         y buscar actividades prácticas, divertidas y que
         sirvan para trabajar distintos objetivos enlazados.

    •	 La implicación de la familia es indispensable. Su
       colaboración permitirá que la repetición de las
       actividades afiance la instauración de nuevos há-
       bitos. Debe asumir el compromiso de trabajo para
       realizar los aprendizajes, y si no se consigue —por
       miedo, comodidad, etc.—, se precisará otro tipo
       de intervención (psicólogica o escuela de padres).

    •	 Situaciones de cambio que se consideran priorita-
       rias para la intervención:

         ◦◦ De domicilio o centro escolar: Aprendizaje de
            nuevas rutas o conocimiento del área donde se
            ubiquen.

         ◦◦ De ciclo o etapa educativa: Generalmente plantean
            nuevas necesidades académicas (pizarra, atlas,
            diccionario, ordenador, etc.) que pueden requerir
            la recomendación de nuevas ayudas ópticas.

         ◦◦ En la visión, sobre todo si sufre una pérdida
            repentina.

3.2. Espacios

   En las primeras etapas educativas los contenidos de
las áreas de autonomía se trabajan en el entorno esco-
656                             Discapacidad visual y autonomía personal


lar (centro y alrededores cercanos): fundamentalmente,
las habilidades previas para la orientación y movilidad,
de vestido, comida, orden y colocación de pertenencias,
etc. En cursos superiores, en función de las necesidades,
se trabajará en exteriores y en los transportes públicos,
además de las actividades programadas en el domicilio.

  A lo largo de todas las etapas educativas el domicilio
y los alrededores cercanos serán espacios estables
de trabajo, para conferir a los aprendizajes contextos
dotados de significado.

  A veces, también es necesario programar sesiones
en el aula de rehabilitación, para entrenar el uso de los
productos ópticos recomendados, realizar actividades
grupales, etc.

3.3. Modalidades de intervención

   Existen dos modalidades de intervención, en cuanto
a la implicación del especialista:

  •	 Directa: Realiza la evaluación y el diseño del
     programa, y lleva a cabo la enseñanza y el entre-
     namiento.

  •	 Indirecta: Participa en la evaluación y el diseño
     del programa, y pauta la actuación de otros pro-
     fesionales o de la familia para el aprendizaje de
     las habilidades que necesita adquirir. En este caso
     es fundamental un estrecho seguimiento, para
     confirmar que las pautas dadas se ajustan a lo
     establecido o para verificar los logros del niño.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   657


   Ambas no son excluyentes. Dentro del plan de ac-
tuación diseñado, determinadas habilidades pueden
ser entrenadas por el profesional y otras ser asumidas
por terceras personas. Esto se establece en función
del tipo de actividades, del horario en que normalmen-
te se lleven a cabo, de la disponibilidad horaria del
alumno, etc.

  Las personas que colaboran en los programas pue-
den ser: padres, maestro de apoyo, del centro, de
educación física, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional,
cuidadores de los comedores escolares o del servicio
doméstico, etc.

   La mayoría de las veces el proceso de enseñanza/
aprendizaje se lleva a cabo de manera biunívoca: es-
pecialista/niño o adolescente, ya que, sobre todo en el
área de orientación y movilidad, está en juego la segu-
ridad del alumno. Otras veces, cuando se trabajan de-
terminadas destrezas del hogar, puede ser conveniente
realizar sesiones grupales, más lúdicas, participativas,
y en las que los integrantes se incentiven entre sí.

4. Diseño del programa

4.1. Consideraciones previas

   En muchos países se han promulgado leyes educa-
tivas para favorecer la inclusión escolar, la atención
a la diversidad y los mecanismos necesarios para su
cumplimiento. Todos los niños deben recibir los apoyos
precisos dentro de la escuela para cumplir los objetivos
de cada etapa educativa.
658                               Discapacidad visual y autonomía personal


   Los objetivos de los programas de autonomía se
adecuan generalmente a los contenidos curriculares y a
su desarrollo madurativo. Esto sucede en la etapa que
abarca desde los primeros años hasta los 8. Entre los 9
y los 14 muchos de ellos también están contemplados,
aunque considerados como transversales (tratados
desde todas las áreas del conocimiento). Sin embargo,
a partir de los 15 años se consideran contenidos fuera
del currículo escolar. Por este motivo es más sencillo
incluir, en los primeros años, los objetivos de autonomía
dentro de la programación escolar. De este modo se
entenderán correctamente los objetivos y se fomentará
la participación de toda la comunidad educativa.

   No obstante, aunque los contenidos se contemplen
en el currículo, los procedimientos pueden ser diferen-
tes. Habrá que identificar las dificultades y las diferen-
cias con los demás niños, procurando los aprendizajes
específicos. El simple hecho de lavarse las manos antes
de comer implica, en el caso del niño con discapacidad
visual, conseguir otras habilidades, como llegar al servi-
cio, explorar el lavabo para localizar el jabón y el grifo,
abrirlo y cerrarlo, y realizar los movimientos adecuados
para el lavado.

   El método más efectivo para ajustarse a las caracte-
rísticas de este alumnado es una enseñanza especiali-
zada, para favorecer la construcción de conocimientos
(Arnau y Orta, 2000).

  Los nuevos conocimientos han de ir incorporándose
en la estructura cognitiva del alumno, que se logra
cuando relaciona los nuevos con los anteriormente ad-
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   659


quiridos. Además, los de alto nivel intelectual, como los
conceptos, deben aprenderse comprensivamente.

   Es necesario que el alumno se interese por aprender
lo que se le está mostrando (motivación).

   La intervención se realizará desde una óptica cons-
tructivista, un aprendizaje significativo y la motivación
del propio alumno.

  Siguiendo la propuesta de Herrera (2008), tendrá en
cuenta:

    •	 La creación de intereses que capten la atención
       del alumno (sobre problemas cotidianos o utili-
       zando situaciones reales).

    •	 Control de sus aprendizajes por parte del alumno
       (según necesidades e intereses).

    •	 Generación de procedimientos propios, favore-
       ciendo el descubrimiento del que más le conviene
       en cada caso, siendo capaz de generar nuevas
       estrategias ante nuevas situaciones.

    •	 Flexibilidad en los procedimientos, utilizando va-
       rios para una misma situación. Esto le permitirá
       afrontar con éxito los imprevistos diarios y gene-
       ralizar lo aprendido a nuevas situaciones.

    •	 Primar su capacidad para resolver problemas, ya
       que, inevitablemente, tendrá, en el ejercicio de
       su autonomía, que afrontar nuevas situaciones e
660                             Discapacidad visual y autonomía personal


      imprevistos (obras en su recorrido, variaciones en
      el tráfico, etc.).

  Finalmente, como consecuencia de la valoración y
teniendo en cuenta sus necesidades e intereses —ex-
presados por la familia, la escuela y él mismo—, se di-
seña el programa de intervención, que, según Cantalejo
(2000), establecerá:

  •	 Objetivos.

  •	 Análisis de los componentes previos de la tarea a
     instruir (habilidades necesarias para poder conse-
     guir ese objetivo).

  •	 Personas que van a participar en la enseñanza.

  •	 Elección de los métodos de enseñanza más ade-
     cuados (dentro del contexto de la actividad o con
     sesiones en las que se enseñe esa habilidad en
     concreto).

  •	 Tiempos: Dado el carácter individualizado del
     programa (objetivos planteados para cada alum-
     no, capacidades, habilidades de partida y apoyos
     profesionales), también lo será la duración total
     del mismo y el tiempo dedicado a cada sesión.

  Si la discapacidad visual es total, la atención será
más específica: incorporación de habilidades durante
varios años, mayor tiempo para el aprendizaje de técni-
cas (normalmente requieren mucha práctica), procesos
más largos para la interiorización/generalización de las
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes    661


mismas y seguimiento estrecho para verificar la incor-
poración definitiva de las habilidades propuestas.

4.2. Niños de 3 a 6 años (primeros años
     escolares)

  Los contenidos educativos de la etapa Infantil se
organizan en torno a las siguientes áreas:

    •	 Conocimiento de sí mismo y autonomía personal.
    •	 Conocimiento del entorno.
    •	 Lenguaje: comunicación y representación.

   En el currículo de esta etapa se da especial relevancia
a los aprendizajes orientados a la construcción de una
imagen ajustada de ellos mismos y al progresivo control
motor que favorezca la interacción con el medio físico,
natural y social. Se pretende que vaya adquiriendo un
progresivo conocimiento de sí mismo y una autoimagen
positiva, así como seguridad e independencia con res-
pecto a los adultos.

   Especial relevancia tiene la adquisición de destrezas
para realizar algunas de las actividades habituales con
cierto grado de autonomía, responsabilidad e iniciati-
va. Igualmente, es importante que vaya utilizando, de
forma cada vez más adecuada, los espacios donde se
realizan dichas actividades y los materiales que tiene a
su alcance.

   En este contexto, los objetivos de los programas de
autonomía coinciden plenamente con los del currículo de
la etapa. En el caso de los niños con discapacidad visual
662                              Discapacidad visual y autonomía personal


será necesario un mayor grado de desarrollo en las per-
cepciones sensoriales (auditivas, hápticas y visuales) y
de aquellas que, como consecuencia del déficit, corren
el riesgo de no alcanzarse en todo su potencial, como
es el caso del desarrollo motor, conceptual y la capaci-
dad de orientación. Este desarrollo inicial de habilidades
debe ir construyendo un entramado básico para la fu-
tura autonomía, incorporando aspectos encaminados a
sentar las bases de los aprendizajes específicos que el
niño tendrá que hacer en el futuro, como es el braille o
las técnicas de bastón (Skellenger y Sapp, 2010).

4.2.1. Habilidades necesarias
       para adquirir autonomía

4.2.1.1. Percepción visual

  En los primeros años es difícil cuantificar lo que ve
exactamente un niño con problemas graves de visión.
Esta, al igual que el resto de sus capacidades, presenta
un desarrollo constante a lo largo de los primeros años.

   En el capítulo 5 se tratan el proceso perceptivo vi-
sual y las habilidades que intervienen en él (fijación,
seguimiento, localización o exploración, etc.), así como
su entrenamiento específico. No obstante, el desarrollo
de la visión en niños presenta otras particularidades,
porque la atención y algunas funciones sensoriales son
atribuibles a la maduración de las vías visuales (Hyväri-
nen, 2000).

 Las conductas visuales de los niños son, sin duda, los
mejores indicadores de su situación visual. Es necesario
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   663


empezar cuanto antes con programas de estimulación
de la visión. En el punto 2.3 de este capítulo, de va-
loración funcional de la visión, se referencian algunos
métodos para desarrollar la percepción visual (Barraga,
vap-cap, evo, efivis…), y en Internet se pueden encon-
trar páginas web con actividades y juegos que per-
miten estimular la visión. En la once, el grupo accedo
(Accesibilidad a Contenidos Educativos once) investiga
herramientas de hardware y software, realiza el estudio
de los contenidos tecnológicos educativos existentes y
proporciona pautas para hacerlos accesibles a niños y
jóvenes con discapacidad visual.

  Si la pérdida visual ocurre después de los 6-7 años,
ya están adquiridas las destrezas y habilidades visuales,
por lo que únicamente habrá que ayudarle a aprovechar
su potencial en las distintas tareas.

   Puede ocurrir que se desestime el resto visual por
personas cercanas, al considerar que es muy reducido
y poco útil para las tareas escolares. No obstante, hay
que considerar que, desde el punto de vista de la auto-
nomía, es fundamental su uso. La posibilidad de percibir
la luz, los colores o las formas son guías formidables
para la orientación (por ejemplo, para la localización
de las ventanas en clase), la movilidad (localización del
paso de cebra) y para todas las actividades cotidianas
(saber si el piloto de conexión de un electrodoméstico
está encendido).

   La visión puede fluctuar de un día para otro. Incluso
en el mismo día, puede variar en función de la ilumina-
ción ambiental y del cansancio.
664                                 Discapacidad visual y autonomía personal


   Los programas de estimulación visual desarrollan
habilidades, pero es necesario que el niño aprenda a
aplicarlas a distintas actividades. De nada sirve que se
trabaje la exploración visual si no es capaz después de
utilizar esa habilidad para localizar una pintura en su
mesa.



   Orientaciones a los padres para favorecer
   en la vida diaria el uso de la visión

   •   Tipo de juguetes más adecuados: Con colores bri-
       llantes o luz, y la conveniencia de colocarlos sobre
       un fondo que contraste.

   •   Deben animarle a que mire ilustraciones de cuen-
       tos que sean significativas para él (con imágenes
       sencillas, bien perfiladas y contrastadas), fotos
       ampliadas del rostro de familiares, etc.

   •   Pueden jugar con marionetas o juguetes en movi-
       miento, para desarrollar habilidades de seguimien-
       to y localización.

   •   Hay que evitar, tanto en casa como en la escue-
       la, conductas como los movimientos de la mano
       delante de los ojos, que muchas veces se hacen
       para jugar con la luz que entra, pero que hay que
       impedir que deriven en una estereotipia.



4.2.1.2. Percepción auditiva

   Los sonidos del entorno carecen de significado para
el niño, que necesita ayuda para reconocerlos y para
determinar su valor funcional. Esto solo es posible si se
facilita el contacto corporal con el objeto que produce el
sonido, si estos se repiten de forma consistente y si se
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes    665


emparejan con estímulos visuales o táctiles. La familia
y los maestros deben conducirle hasta el objeto, expli-
cando lo que es y de dónde procede, hasta conseguir
que le resulte familiar y lo relacione por sí mismo. Soni-
dos como los de casa, los de la calle o los producidos en
los transportes públicos, son muy buenos instrumentos
para este tipo de aprendizajes.

   En el caso de los niños sin resto visual y con una es-
timulación adecuada, destrezas perceptivas (v. capítulo
5) como la localización, el seguimiento y la detección de
obstáculos, se desarrollan de manera natural. El trabajo
en este área se dirige a ayudarle a tomar conciencia de
dichas destrezas y a utilizarlas funcionalmente en las
actividades cotidianas. Puede ser útil iniciar el trabajo
en un aula, pero, posteriormente, se deben incorporar
a los entornos significativos del niño.

   Se deben favorecer, en etapas tempranas, la coor-
dinación oído-mano como sustituto de la coordinación
ojo-mano. Esta se logra al final del primer año, con un
retraso de seis meses, aproximadamente, con respec-
to a los niños que ven. Se puede estimular mediante
juegos que asocien lenguaje, canciones, utilización de
juguetes sonoros, etc.

   Si la visión se pierde más tarde, hará falta una
estimulación estructurada de las destrezas auditivas
(v. capítulo 5).

   Es muy importante cuidar el nivel de ruido ambiental,
tanto en casa como en la escuela. Un nivel alto impedirá
al niño escuchar los sonidos significativos.
666                              Discapacidad visual y autonomía personal


    A veces, el niño que no ve nada presenta una inmo-
vilidad excesiva y parece estar encerrado en sí mismo,
sin mostrar interés por lo que le rodea. Las personas
cercanas deben entender que así puede escuchar mejor
lo que está pasando en el entorno. El hecho de que gire
la cara y no dirija sus ojos a quién habla es signo de que
utiliza su oído para facilitar la escucha activa, y no de
que esté desatento.

4.2.1.3. Percepción háptico-táctil

   Los niños con discapacidad visual acceden a la
información fundamentalmente a través de la percep-
ción háptico-táctil y del lenguaje. Los que necesitan
utilizar el código lectoescritor braille precisan una
atención especializada para su aprendizaje. Desde
edades tempranas se comienza la sensibilización
táctil de las yemas de los dedos, que les permitirá
discriminar con facilidad, además de las letras del al-
fabeto braille, gran cantidad de texturas y materiales.
Es conveniente dar orientaciones a las personas cer-
canas para que seleccionen bien los juguetes, de ma-
nera que les permitan experimentar con numerosas
variedades (madera, metal, goma, papel, esponjas,
toallas), explicando con anterioridad lo que se les va
a presentar en sus manos.

   Algunas actividades cotidianas requieren la utiliza-
ción del tacto de manera indirecta (v. capítulo 5) y son
muy necesarias para localizar alimentos en el plato con
el tenedor, para reconocer texturas a través del bastón,
etc., por lo que es necesario trabajarlas de manera
específica.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   667


  Debe realizar ejercicios que desarrollen métodos de
exploración para identificar los objetos, utilizando las
dos manos (v. capítulo 5).

4.2.1.4. Percepción cinestésica

   El desarrollo cinestésico tiene un componente visual
muy fuerte. Una de las principales dificultades cuando
no hay visión es la toma de conciencia de la información
que este sistema proporciona, interpretando los datos
que el cuerpo suministra y utilizándolos para interac-
tuar con el entorno. Cuando no se han trabajado las
habilidades necesarias (v. capítulo 5) puede resultar
difícil mantener una postura corporal correcta en bi-
pedestación y sentado, controlar los giros corporales y
caminar en línea recta.

    Posturas habituales en estos casos son:

    •	 Cabeza inclinada hacia adelante (posición com-
       prensible, al carecer de referencias y estímulos
       visuales). A menudo los niños se reclinan sobre la
       mesa para escuchar al maestro.

    •	 Hombros y tronco inclinados hacia delante.

    •	 En bipedestación, piernas abiertas para aumentar
       la base de sustentación y brazos hacia adelante.

    •	 Balanceos del cuerpo sin objetivos funcionales.

 Estas posturas deben ser corregidas verbal y física-
mente por los familiares y maestros.
668                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Los movimientos para realizar giros, en sus dife-
rentes grados, suelen ser muy difíciles de realizar
por niños con ceguera congénita. Se puede recurrir
al uso de elementos tangibles, como las esquinas o la
pared. Al principio, solo se enseñará el componente
motor: girar a la derecha, a la izquierda o dar media
vuelta. Más adelante, cuando aprenda los ángulos en
el área de matemáticas (normalmente hacia los 10-11
años) se podrá trabajar el conceptual, asociándolo a
los giros que realiza en los desplazamientos por el
centro escolar o por trayectos conocidos en exteriores
(v. capítulo 5).

   Se deberán igualmente enseñar los gestos que otros
niños aprenden por imitación. Ejemplos de ello son
asentir o negar, encogerse de hombros, levantar la
mano para despedirse y dar las gracias con la mano.

4.2.1.5. Desarrollo conceptual

   El desarrollo de conceptos se realiza de una manera
informal en los niños que tienen visión. En la escuela
están integrados en el currículo de la etapa Infantil
conceptos relacionados con el cuerpo y el espacio (arri-
ba/abajo, derecha/izquierda), la cantidad, el tiempo,
la distancia y el tamaño. Los niños con discapacidad
visual pueden adquirirlos fácilmente si se realizan las
adaptaciones necesarias.

   El esquema y los conceptos corporales son la base
del conocimiento espacial, que es fundamental para
desarrollar una buena orientación y una segura mo-
vilidad. En la Guía Illinois (Cronin, 1974) se proponen
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes      669


actividades para la enseñanza de conceptos corpo-
rales, diseñadas específicamente para este grupo de
población:

    •	 Identificar:

         ◦◦ partes del cuerpo y sus funciones,

         ◦◦ ropa y accesorios para cada una de ellas,

         ◦◦ partes del cuerpo de otra persona, de un mo-
            delo o de un animal.

    •	 Movimientos:

         ◦◦ de las partes del cuerpo,

         ◦◦ de las partes del cuerpo para tocar otras par-
            tes del cuerpo,

         ◦◦ del cuerpo hacia objetos,

         ◦◦ de objetos hacia partes específicas del cuerpo.

   El desarrollo del conocimiento corporal está en ínti-
ma relación con las relaciones espaciales de posición
(arriba, encima-abajo, debajo de, delante- detrás, iz-
quierda, derecha, dentro…), que luego podrá transferir
a otros elementos fuera de él.

  Los primeros conceptos espaciales que se aprenden
son: encima-debajo, delante-detrás y, hacia los 6-7
años, los de izquierda y derecha.
670                             Discapacidad visual y autonomía personal


  Según Hill (1981), la progresión en el aprendizaje
debe ser:

  1. Conceptos espaciales en el propio cuerpo: brazo
     derecho o izquierdo, la cara está delante y la es-
     palda detrás, mover la mano a la derecha, echar
     el pie hacia delante…

  2.	 Relación con los objetos y puntos del espacio:
      la mesa está delante de mí, la puerta está a mi
      derecha, etc.

  3.	 Relación entre los objetos y puntos del espacio:
      la pizarra está detrás de la mesa del profesor, la
      ventana está a la izquierda de la puerta, etc.

   Los conceptos de medida y forma son fundamentales
para poder identificar objetos y para realizar —más
adelante— las actividades de la vida diaria, para com-
prender la configuración de un aula, de un edificio, de
diferentes calles y cruces, etc.

Conceptos de medida

  •	 Tamaño: pequeño, grande, mediano, enorme,
     diminuto, más grande.

  •	 Longitud y anchura: largo, corto, ancho, estrecho,
     grueso, fino, alto, bajo.

  •	 Tiempo: horas, minutos, años, días; tarde, noche;
     hoy, ahora, pasado, deprisa-despacio y rápido-
     lento, siempre-nunca.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes    671


    •	 Distancia: metro, kilómetro, pie, centímetro;
       lejos-cerca.

    •	 Cantidad: lleno-vacío, menos-más, mucho, varios,
       alguno, todo, nada, mitad, cuarto, más que.

    •	 Peso y volumen: kilo, litro, pesado.

Conceptos de forma

    •	 Básicas: cuadrado, rectángulo, círculo y triángulo.

    •	 Secundarias, como octógono o pentágono, y volú-
       menes, como cubo y prisma.

    •	 Términos descriptivos: rectangular, cuadrado,
       circular, redondeado, etc.

    •	 De objetos particulares: por ejemplo, con forma
       de pera, lágrima, de corazón, anillo o cruz.

    •	 Letras de caracteres visuales empleadas para
       describir formas: T, L, V, O, Y, H, etc.

   En la mencionada Guía Illinois se establece que, en
las actividades programadas para el aprendizaje de
conceptos, han de combinarse diferentes destrezas:
identificar, describir, agrupar, clasificar y copiar.

  Para conseguir un aprendizaje óptimo de los concep-
tos medioambientales será necesaria una enseñanza
estructurada para asegurar su desarrollo. La enseñanza
de los conceptos medioambientales será significativa,
672                               Discapacidad visual y autonomía personal


es decir, con contenidos no exclusivamente descripti-
vos que llevan a verbalizaciones de datos carentes de
significado y a errores muy importantes. El niño puede
afirmar: «si giro en la esquina, sigo estando en la mis-
ma calle, porque no he cruzado, pero, si cruzo, estoy en
otra calle» (concepto contrario al real) o «en la calle no
hay teléfonos, solo los móviles» (porque nunca se le ha
enseñado una cabina telefónica). Debe conocer todas
las características a través de las diferentes percep-
ciones sensoriales, comprendiendo además qué función
tiene y como puede ser empleada.

   Como se viene afirmando a lo largo de todo el capítu-
lo, hace falta que estos aprendizajes se incluyan en las
rutinas diarias y que sean los padres y los profesores los
encargados de potenciarlas en cualquier actividad. Por
ejemplo, los padres pueden pedir al niño que controle
y verbalice los giros a derecha y a izquierda mientras
viajan en el coche camino de casa; o proponer al pro-
fesor que pida a sus alumnos que, cuando él haga una
pregunta, levanten la mano derecha o la izquierda, o
que pongan una mano en la cabeza.

  Debe conocer las partes de los edificios (pasillos,
escaleras, ascensores, techo), de la calle (acera, cal-
zada, bordillos, línea de edificios) y otros elementos de
su entorno (postes de luz, buzones, paradas de bus,
entradas a garajes), así como conceptos:

  •	 Relacionados con la movilidad: calle, intersección
     (en T, Y…), carriles de tráfico, semáforo, señal de
     tráfico, bordillo, peatón, patio, edificio, piso, plan-
     ta, vestíbulo, suelo y techo.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes    673


    •	 De topografía: lado, esquina, pendiente, cuesta,
       recto, intersección, ángulo, línea, etc.

    •	 De textura: cemento, piedra, grava, tierra, hierba,
       madera, cristal, duro, seco, mojado, deslizante,
       rugoso.

4.2.1.6. Habilidades motoras

   El desarrollo de las destrezas motoras guarda íntima
relación con las habilidades cinestésicas. La postura, el
equilibrio y los giros corporales dependen del grado de
desenvolvimiento motor del niño.

   Los juegos vigorosos del niño con visión normal
—correr, saltar, columpiarse— son más limitados en el
caso de los que tienen discapacidad visual, al no tener
el estímulo de la visión para avanzar hacia objetos o
situaciones interesantes y al sentirse inseguro por des-
conocer el espacio.

  Un niño sin problemas graves de visión, mira sus ma-
nos y ejercita con ellas diferentes movimientos. Poco a
poco, a base de manipular los juguetes y objetos que
encuentra, va mejorando su motricidad manual. Cuando
hay una discapacidad visual necesita que esa actividad
sea dirigida, que se le enseñe a jugar con ellos, cogien-
do objetos y soltándolos, golpeándolos, etc.

    Se diferencian dos áreas concretas:

    •	 Motricidad gruesa: Interviene en el control general
       del movimiento del cuerpo e incluye habilidades
674                              Discapacidad visual y autonomía personal


      como caminar, correr, subir y bajar escaleras y
      saltar.

      Es frecuente en la forma de andar de los niños
      que tienen ceguera total congénita:

      •	 Caminar con las piernas más abiertas para
         aumentar la base de sustentación y facilitar el
         equilibrio.

      •	 Colocar las puntas de los pies hacia fuera,
         como buscando más información a través de
         las sensaciones plantares.

      •	 Dar pasos cortos, sin braceo y manteniendo el
         cuerpo inclinado hacia atrás, como en posición
         temerosa.

      •	 Girar lateralmente la cabeza o inclinarla hacia
         adelante o hacia atrás.

      •	 Caminar de puntillas, arrastrar los pies, etc.

      Pueden presentar un tono muscular alterado
      —rígido o hipotónico—, no saber saltar y correr,
      no alternar los pies para subir las escaleras o
      mostrar estereotipias (movimientos repetitivos
      como hábito motor). Un buen control corporal y
      un adecuado tono muscular van a favorecer: el
      movimiento en línea recta durante los despla-
      zamientos, una velocidad de marcha adecuada,
      control en los giros que se realizan con el cuerpo,
      adecuado uso de la técnica del bastón… En estas
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes     675


         edades, es fundamental proporcionar al niño to-
         das las oportunidades de movimiento a través de
         los juegos físicos. En algunos casos, es necesaria
         la intervención de un psicomotricista o fisiotera-
         peuta para corregir las posibles alteraciones que
         se producen.

    •	 Motricidad fina: Control de los movimientos de la
       mano e independencia de dedos para realizar di-
       ferentes acciones con fines funcionales. Los niños
       que nacen con ceguera pueden presentar dificul-
       tades en la prensión y en la coordinación bima-
       nual, aspectos fundamentales para la ejecución
       de tareas como asir objetos, sacar, meter, abrir,
       tapar, abrochar botones y cordones, pelar, cortar,
       etc. Lucerga (1993) determina que para que las
       manos sirvan al niño ciego como instrumentos
       de experimentación y conocimiento deben poder
       llevar a cabo dos adaptaciones fundamentales:
       la mano debe convertirse en órgano primario de
       percepción sin perder su función ejecutora, y la
       coordinación visomotora debe ser sustituida por
       la coordinación bimanual y la coordinación oído-
       mano.

4.2.2. Autonomía

   Ser autónomo significa tener las habilidades nece-
sarias para realizar determinadas tareas, pero también
creer en uno mismo, tener la certeza de que se es capaz
de hacer algo sin ayuda de otros. El niño con discapa-
cidad visual debe aprender cuanto antes a confiar en sí
mismo, y eso solo lo conseguirá si las personas que le
676                             Discapacidad visual y autonomía personal


rodean le apoyan y le animan a ejercer su propia res-
ponsabilidad. El grado de autonomía necesariamente va
ligado al proceso de crecimiento.

  Es posible que los padres tengan problemas en este
aspecto, bien porque no sepan cómo enseñarle (con
mayor motivo si tiene ceguera congénita), bien por
tendencia a la sobreprotección.

   Sin embargo, con determinadas limitaciones (movi-
lidad en el patio del recreo, por ejemplo) pueden co-
menzar a ser independientes a la misma edad que sus
compañeros.

   La mayor desventaja para el aprendizaje de los
hábitos de autonomía es la falta de imitación gestual:
necesitarán una enseñanza más intencionada y un
tiempo superior al de sus compañeros para consolidar
lo aprendido e instaurar definitivamente la acción como
hábito.

4.2.2.1. Habilidades de la vida diaria

   A la edad de 6 años el niño debería haber adquirido
las siguientes habilidades:

  •   Aseo: usar el Wc, lavarse y secarse las manos,
      limpiarse los dientes y bañarse con alguna
      ayuda.

  •	 Comida: servirse agua del grifo y beber solo, uti-
     lizar el tenedor con alimentos fáciles de pinchar y
     la cuchara si es puré, usar la servilleta.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes                  677


    •	 Arreglo personal: desvestirse y vestirse con pren-
       das sencillas, ponerse el abrigo.

    •	 En casa: recoger los juguetes, ayudar a poner y
       quitar la mesa.

    •	 Habilidades sociales: identificarse personalmente
       (nombre, dirección...).

    •	 Orden y método: colocar su abrigo en el perchero
       que se le asigne (marcado táctil o visualmente) y
       recoger el material utilizado en la clase, cuando le
       corresponda.




               Foto 75. Perchero marcado con el número en braille



  Pueden consultarse estrategias para desarrollar las
habilidades aplicadas a la vida diaria en el capítulo 6.
Cuando se trata de niños, es especialmente importante:
678                                   Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Estudiar la actividad, determinar las secuencias
     que la componen y comprobar si tiene las habili-
     dades necesarias. En caso contrario, se entrena-
     rán las que falten, continuándose con el resto de
     secuencias.

  •	 Incorporar hábitos de autonomía, siguiendo ruti-
     nas diarias, estructurando las jornadas de forma
     que se puedan prever los acontecimientos y las
     situaciones a los que se va a enfrentar.

  •	 Modificar la manera de realizar determinadas
     habilidades con procedimientos más sencillos. Por
     ejemplo, para ponerse el abrigo, se coloca este
     previamente en una superficie plana (como una
     mesa) con la parte interior hacia arriba y la parte
     del cuello cerca del niño. Deberá meter los brazos
     y girar el abrigo.




              Foto 76. Ponerse el abrigo fácilmente




  •	 Establecer los recursos materiales que resulten
     más funcionales en cada momento. Por ejemplo,
     ya que en estas edades el atril se usa ocasional-
     mente, una mesa de tablero elevable en el aula
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes            679


         puede inducir al aislamiento del niño, por lo que
         es preferible uno de sobremesa.

    •	 Cuando comienza el proceso de lectura y escritu-
       ra, el maestro debe conocer el tamaño del símbolo
       que es capaz de ver y la distancia a la que lo hace.


     Orientaciones para padres, maestros
     y cuidadores sobre cómo enseñar a un alumno
     con discapacidad visual

     •     Además de la necesidad de analizar la tarea, el
           adulto se colocará detrás del niño y llevará sus ma-
           nos hacia el objeto para guiar los movimientos a
           realizar. Irá paulatinamente dejándole solo, hacien-
           do correcciones verbales hasta que pueda ejecutar
           por sí mismo la actividad.

     •     El nivel de exigencia será el mismo que hacia sus
           hermanos o compañeros de clase.

     •     Se le asignarán tareas adecuadas a su edad, res-
           ponsabilizándole de ciertas obligaciones.

     •     Es fundamental el refuerzo positivo.

     •     Se dará la oportunidad de repetir lo aprendido en
           múltiples circunstancias.



4.2.2.2. Orientación y movilidad

   En lo referente al área de orientación y movilidad, al
finalizar esta etapa el niño debería ser capaz de:

    •	 Desplazarse por las dependencias de su casa y de
       la de otros familiares o amigos que frecuenta más
       habitualmente.
680                                        Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Reconocer referencias en los recorridos por exte-
     riores habituales.

  •	 En la escuela, moverse por su aula y ser capaz de
     realizar sin ayuda los desplazamientos más fre-
     cuentes a otras dependencias (servicio, comedor
     o patio).

 Para ello, utilizaran las técnicas descritas en este
manual, con las adaptaciones particulares necesarias:

  •	 Técnica de protección: Ambas manos enlazadas
     por delante a la altura de los hombros, con los
     brazos en extensión y con las palmas hacia fuera.
     No es esperable que niño tome la iniciativa para
     utilizar esta técnica. Una vez aprendida, es nece-
     sario reforzarla en momentos concretos (al entrar
     o salir de clase, al patio, al atravesar un vestíbulo
     con columna, etc). Solo de esta forma será capaz
     de automatizarla, aplicándola correctamente.




      Foto 77. Adaptación para niños de la técnica de protección alta
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes              681


    •	 Para cruzar zonas abiertas sin perder la línea de
       dirección (por ejemplo, para ir de una pared a
       otra) deberá alinearse de forma paralela o per-
       pendicular (v. capítulo 10). En estas edades, es
       más fácil hacerlo en perpendicular, utilizando no
       solo la espalda y los talones, sino también la pal-
       ma de las manos. Para mantener más fácilmente
       la línea recta se pueden extender los brazos al
       frente, juntando las palmas de las manos y que-
       dando la parte inferior de la cabeza entre ambos
       brazos. En esta posición, como señalando la línea
       de dirección que ha de seguir, caminará hasta el
       otro extremo de la pared.




                         Foto 78. Alineación en perpendicular
682                                     Discapacidad visual y autonomía personal




        Foto 79. Posición para mantener la línea de dirección




  •	 Los parques y el patio de recreo de la escuela son
     espacios idóneos para desarrollar —como ya se
     ha dicho— habilidades motoras y avanzar en el
     proceso de su desarrollo socio-afectivo.

   Cuando comienzan los desplazamientos, si aún
no tiene madurez suficiente para manejar el bastón
blanco, se pueden utilizar «dispositivos pre-bastón»,
juguetes normalizados (y, por ello, bien aceptados por
adultos y por otros niños) que puede llevar por de-
lante en determinados desplazamientos, de modo que
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   683


le sirvan de «parachoques» ante ciertos obstáculos.
Pueden ser aros, correpasillos o cosas para empujar.
Pogrund y Rosen (1990) argumentan que este tipo de
juguetes son apropiados en ambientes de juego o para
proporcionar al niño una estabilidad que todavía no
tiene, pero que tienen varias desventajas: no pueden
ser transportados siempre, son voluminosos, prote-
gen más de lo necesario y no facilitan la información
táctil y auditiva necesaria para identificar texturas y
obstáculos. Además, siendo el bastón de movilidad la
herramienta que probablemente utilizará toda su vida,
¿por qué no comenzar directamente con él? Estos au-
tores proponen introducir el bastón como herramienta
a niños entre 2 y 5 años. En estos casos, y puesto que
todavía no tienen la suficiente fuerza y coordinación
para el aprendizaje de la técnica, se les puede enseñar
a llevar el bastón en técnica diagonal (v. capítulo 7)
modificada con el brazo caído al costado y la contera
rozando el suelo, o haciendo un barrido para aumentar
la protección. No tienen por qué adquirir hábitos inade-
cuados, pues posteriormente, con el entrenamiento
mejorarán.

    En algunos casos (problemas de fotofobia o deslum-
bramientos) se les prescriben gafas con filtros. Estos
pueden ser para interiores y/o exteriores. En el último
curso de educación Infantil, los niños son capaces de
responsabilizarse de su uso (cambiándoselas al salir al
recreo y guardando las que no usa en ese momento).
Se les pueden adaptar incluso a niños más pequeños,
exponiéndoles a situaciones de luz y observando su
conducta (guiñar, cerrar los ojos…) para determinar el
filtro mas adecuado.
684                                       Discapacidad visual y autonomía personal




       Foto 80. La expresión del niño puede revelar deslumbramiento




   Orientaciones para padres y profesores
   sobre métodos y técnicas de autonomía

   •    Para guiar al niño, deben tomarle de la mano y cami-
        nar ligeramente por delante de él. Es normal que el
        adulto que le acompaña entre en los lugares (como
        edificios y transportes públicos) «cediéndole» el paso.
        La mejor forma de guiar es pasar antes, echando el
        brazo hacia atrás para colocar al niño detrás.

   •    En el exterior, el adulto le informará y le hará notar
        los distintos elementos urbanos y estímulos per-
        ceptibles significativos que puedan resultar útiles
        en sus desplazamientos autónomos posteriores:
        sonidos del tráfico, direcciones, amplitud de las ca-
        lles, texturas del pavimento y semáforos.

   •    Le dará pequeñas responsabilidades: avisar cuan-
        do llegan al paso de peatones, decidir el momento
        para cruzar o localizar lugares significativos, como
        la vivienda, la escuela, la panadería, etc.



4.3. Niños de 7 a 12 años (Educación Primaria)

  Entre los objetivos curriculares escolares y las com-
petencias básicas de estas edades que contemplan
aspectos de autonomía, encontramos:
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes     685


    •	 Conocer y utilizar de manera apropiada las lenguas
       oral y escrita y desarrollar hábitos de lectura.

    •	 Conocer y manejar los elementos matemáticos
       básicos (números, medidas o elementos geomé-
       tricos) y ser capaces de aplicarlos a situaciones de
       la vida cotidiana.

    •	 Desarrollar competencias en el conocimiento y la
       interacción con el mundo físico: percepción del
       espacio físico ­ tanto a gran escala como en el
                      —
       entorno inmediato—, habilidad para interactuar
       con el espacio circundante, moverse en él y resol-
       ver problemas en los que intervengan los objetos
       y sus posiciones.

    •	 Iniciarse en la utilización de las tecnologías de la
       información.

    •	 Valorar la higiene y la salud, aceptar el propio
       cuerpo —respetando las diferencias con otros—
       y utilizar la educación física y el deporte como
       medios para favorecer el desarrollo personal y
       social.

    •	 Fomentar la educación vial y las actitudes de res-
       peto que contribuyan a evitar accidentes.

4.3.1. Habilidades para adquirir autonomía

  En esta etapa se seguirá fomentando el uso funcional
de los sistemas sensoriales para ampliar las percepcio-
nes. Los programas de estimulación visual incluirán ac-
686                             Discapacidad visual y autonomía personal


tividades para desarrollar: memoria del detalle, relación
parte/todo, diferenciación figura/fondo, discriminación,
identificación y reproducción de símbolos abstractos,
percepción de relación en dibujos, figuras abstractas y
símbolos.

   En las sesiones de movilidad y las habilidades de la
vida diaria se continuarán reforzando las percepciones
auditivas y háptico-táctiles.

   Las destrezas motoras van afianzándose a medida
que el niño crece. Se trabajarán aspectos como: co-
ordinación, fuerza y flexibilidad. Los juegos de equipo
y el área de educación física son muy importantes y
necesarios en estos momentos. Es posible que para
la realización de algunos ejercicios y juegos requieran
ciertas adaptaciones para que puedan participar los
niños con discapacidad visual.

4.3.2. Autonomía

  Uno de los objetivos básicos de esta etapa es la
adquisición de las técnicas instrumentales de lectura
y escritura. Este aprendizaje se ha iniciado ya en los
cursos anteriores y es ahora cuando se consolida para
garantizar su dominio y poder seguir sin dificultad los
contenidos de las diferentes materias.

   La información a los profesores y a la familia sobre
el código básico de aprendizaje más adecuado (braille,
caracteres visuales o combinados) es fundamental para
que, desde un principio, se desarrollen las destrezas
necesarias para utilizar uno u otro.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes     687


  Una gran ayuda para decidir cuál es el más adecuado
son los datos referentes a:

    •    Tamaño umbral de letra: el más pequeño que
         puede discriminar.

    •	 Velocidad de lectura: Debe ser la adecuada a los
       requerimientos de su nivel educativo. Si es baja,
       la comprensión lectora disminuye. Los niños con
       baja visión leen más lentamente que los que tienen
       visión normal y tardan más tiempo en conseguir
       su límite máximo (en edades más avanzadas).
       Rodríguez (2005) sitúa la velocidad lectora entre
       80 y 120 PM, mientras que para Santos y Campo
       (2008) la media es de 86,80 PM.

    También hay que tener en cuenta:

    •	   La fatiga visual,
    •	   los problemas de sensibilidad al contraste,
    •	   el campo de fijación,
    •	   la distancia de lectura y escritura,
    •	   la postura corporal mientras lee o escribe.

   Los parámetros enumerados, se determinarán
utilizando los productos de apoyo ópticos (si es que
los necesitan) y en las condiciones ergonómicas óp-
timas.

  Los aspectos relativos a las dificultades y al entrena-
miento en la lectura y en la escritura quedan reflejados
en el capítulo 8. No obstante, se añaden algunas consi-
deraciones con respecto a la población infantil:
688                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 La distancia de trabajo no debe ser un factor a
     considerar a la hora de decidir el código de lec-
     toescritura. Hay que permitir que se acerque lo
     que necesite para enfocar la imagen.

  •	 Muchos niños que leen visualmente no lo hacen
     de forma binocular. El 95 % de la población es-
     tudiada por Santos y Campo (2008) no podía
     hacerlo, debido a la diferencia de agudeza visual
     entre ambos ojos o a que la distancia reducida de
     trabajo impide la convergencia.

  •	 Según Santos y Campo (2008), el 60 % de la po-
     blación estudiada con deficiencia visual moderada
     (v. capítulo 2) no empleaba productos de apoyo
     ópticos para leer. Utilizan la ampliación por dismi-
     nución de la distancia relativa para poder acceder
     a la información, gracias a la capacidad de aco-
     modación que tienen para enfocar la imagen.

  •	 Para decidir qué tipo de ayudas deben utilizar se
     considerará el tamaño de la letra que tienen sus
     libros de texto. El tamaño de las letras que se
     usan para iniciar el aprendizaje lector suele ser
     grande y tienen buen contaste, por lo que en
     muchas ocasiones no se necesitan productos de
     apoyo ópticos para verlas. Estos se irán incorpo-
     rando a medida que cambian en los diferentes
     cursos escolares.

  •	 Las dificultades ocasionadas por la reducción de
     campo visual o la utilización de ayudas ópticas
     hacen que, para continuar la lectura de un ren-
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes      689


         glón, sea necesario seguir la línea con el dedo o
         mantenerlo al principio del renglón para poder
         pasar al siguiente. Pueden consultarse otras re-
         comendaciones recogidas en el capítulo 8.

    •	 Deberá utilizar los materiales de escritura (papel,
       bolígrafo, rotulador..) más adecuados a sus nece-
       sidades visuales.

    •	 En los casos de deficiencia visual grave, o en niños
       sin capacidad de acomodación, será imprescin-
       dible el uso de productos ópticos de apoyo. Los
       microscopios (v. capítulo 7) permiten realizar lec-
       turas prolongadas manteniendo las manos libres
       para hacer anotaciones o actividades en el mismo
       libro.

    •	 La iluminación del aula incide en la eficacia visual.
       Hay que valorar sus necesidades para situarle más
       cerca o más lejos de las fuentes de luz (ventanas
       o lámparas adicionales) y determinar el tipo y la
       posición concreta que precisan.

    •	 Para el estudio de conceptos geográficos, lecturas
       de mapas, consultas de diccionarios, se podrán
       emplear lupas manuales que faciliten la lectura.

    •	 Las lupas televisión (v. capítulo 7) son de gran
       utilidad en las tareas escolares. La posibilidad de
       modificar los colores, contrastes y tamaños de
       los textos a estudiar, las convierten en una ayuda
       imprescindible para muchos niños con resto de
       visión. Por otra parte, estos productos pueden ser
690                               Discapacidad visual y autonomía personal


      compatibles con la utilización del braille. Además
      pueden ser empleadas para actividades de ocio:
      videoconsolas, fotos y revistas infantiles.

  •	 En esta etapa, cada vez es más habitual el uso de
     los ordenadores en las aulas. Al objeto de optimi-
     zar su uso, se adaptarán las opciones que estos
     proporcionan (modificando los distintos paráme-
     tros de tamaños, colores…) a las características
     visuales de cada niño.

  •	 En relación a la lectura de las pizarras, se reco-
     mienda valorar la distancia óptima desde la que
     el niño consigue mejor rendimiento, y evitar los
     reflejos de las fuentes de luz naturales y artificia-
     les. Si resulta imposible la lectura de la pizarra, se
     intentarán adaptar sistemas alternativos, como
     dictados, fotocopias o lupas televisión con cámara
     de lejos dirigida hacia la pizarra, si el niño tiene la
     suficiente madurez.

  •	 Las pizarras blancas son mejores que las de color
     verde, pues potencian el contraste cuando se es-
     cribe sobre ellas con rotuladores negros. Si solo
     se dispone de pizarras verdes, puede resultar de
     utilidad pintarlas de negro. Se recomienda limpiar
     bien los restos de tiza tras las operaciones de
     borrado.

  •	 En muchas escuelas se empiezan a introducir
     las pizarras digitales. Esta herramienta permite
     combinar las funciones de una convencional y las
     efectuadas por un programa de ordenador. Puede
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes                  691


         estar conectada al PC que utiliza el niño para que
         este vea el contenido de la pizarra.




                    Foto 81. Pizarra con reflejos y mal contraste


    •	 Para actividades de ocio y en salidas extraes-
       colares, una ayuda óptica bastante eficiente es
       el telescopio. Puede ser monocular o binocular.
       Algunos niños prefieren este último por ser una
       ayuda de fácil sujeción y más normalizada.

4.3.2.1. Habilidades de la vida diaria

  Al finalizar la etapa, el niño debe tener las siguientes
habilidades:

    •    Aseo personal: elegir la ropa y vestirse o des-
         vestirse completamente solo, colocándola en su
         sitio (armario, cesto de ropa sucia o lavadora);
         ducharse solo y recoger el baño.

    •    Comida: ser completamente autónomo.
692                            Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Uso y manejo del dinero: reconocer monedas y
     billetes pequeños para realizar compras sencillas
     (v. capítulo 9).

  •	 Otras actividades: marcar un número de te-
     léfono y conocer el suyo propio; usar un reloj
     analógico y digital, el equipo de música, la
     televisión.

  •	 Tareas domésticas: poner y quitar la mesa,
     mantener recogida su habitación (actividades
     ya iniciadas en la etapa anterior, pero que ahora
     requieren una mayor exigencia en el resultado
     final), usar pequeños electrodomésticos, como
     microondas, tostador…

  •	 Conocimiento de normas y medidas de seguridad
     dentro del hogar, sobre todo en la cocina.

  •	 El orden sigue siendo fundamental, tanto en el
     aula como en la casa. Los padres deben contar
     con su hijo cuando se ordene la habitación, para
     que sepa dónde y cómo están colocados los di-
     ferentes elementos, como la ropa, los juguetes y
     los libros.

4.3.2.2. Orientación y movilidad

   Favorecer la marcha independiente es fundamental
para que el niño sienta interés por conocer el espacio
que le rodea. La adquisición de conceptos y las rela-
ciones espaciales le permitirán moverse por el entorno
con confianza.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   693


   El bastón de movilidad es una herramienta que le
servirá para realizar con seguridad los desplazamien-
tos. Su uso no puede considerarse como un objetivo en
sí mismo, sino que le debe servir para instaurar nuevas
habilidades y nuevos hábitos para moverse.

  Al iniciar esta etapa —7 años— ya puede disponer
de un bastón para moverse por su entorno familiar.
Apoyamos esta decisión por los siguientes motivos:

    •	 Los niños que utilizan el bastón en edades tem-
       pranas no presentan de manera tan acusada los
       patrones de marcha característicos de los niños
       sin visión. Con el bastón, deja de arrastrar los
       pies y aumenta el ritmo de marcha al disminuir
       el temor.

    •	 Tiene un efecto positivo sobre la exploración
       del medio y el desarrollo de conceptos. Cuando
       camina habitualmente acompañado de alguien
       que actúa como guía no se produce el contacto
       con los objetos. Sin embargo, es necesario que
       sea consciente de que estos existen —así como
       de otro tipo de percepciones— para conseguir
       un desarrollo conceptual óptimo y adecuado de
       la orientación espacial, imprescindible para una
       movilidad independiente y segura.

    •	 A esta edad se puede tener cierta autonomía y
       caminar con sus padres llevando el bastón. De
       esta forma, estos serán conscientes de las ven-
       tajas que aporta su uso y observarán cómo es
       capaz de localizar y evitar obstáculos, de llegar
694                                  Discapacidad visual y autonomía personal


      a los bordillos y de reconocer cuándo llegan a su
      casa. Entenderán con naturalidad que pueda rea-
      lizar recorridos por entornos cercanos. Por otra
      parte, para el niño, esta independencia enriquece
      su autoimagen.

Características relevantes
para la elección del bastón:

  •	 Plegable.

  •	 Material ligero para niños con tono muscular bajo
     o con poca fuerza y marcha lenta.




              Foto 82. Aprendiendo la técnica base
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   695


    •	 Tamaño de la empuñadura acorde al de las manos
       del niño. La empuñadura con una zona más plana
       (como tienen algunos modelos de bastón) facilita
       la posición en extensión del dedo índice (v. capí-
       tulo 7).

    •	 Con goma o cinta para ajustar a la muñeca y
       evitar que el bastón se caiga.

   Además de ser aceptado por el niño con disca-
pacidad visual, el bastón debe ser reconocido como
ayuda para la movilidad por sus compañeros. Por este
motivo, es importante que se familiaricen con él, para
integrarlo como un elemento más.

   Conocer las técnicas de uso del bastón no implica
que siempre tenga que ir solo. Es muy recomenda-
ble que haya un tiempo para ir relajado y acompa-
ñado por alguien. Además, ir en técnica guía con
los amigos favorece la relación social y el desarrollo
afectivo.

  Con 12 años debe conocer las técnicas, recursos y
estrategias que le permitan:

    •	 Realizar con independencia desplazamientos por
       espacios interiores conocidos, con los que previa-
       mente se ha familiarizado gracias a las indicacio-
       nes dadas por los padres o profesionales.

    •	 Acompañado por un adulto, realizar trayectos
       sencillos y habituales, decidiendo el momento
       más adecuado para cruzar.
696                               Discapacidad visual y autonomía personal


  A esta edad, es necesaria la orientación del profesio-
nal de autonomía para establecer puntos de referencia
adecuados en los distintos itinerarios que realice.

  La utilización de maquetas de espacios muy conoci-
dos facilita la interpretación posterior de los planos de
movilidad.

4.4. Alumnos de 13 a 15 y de 16 a 18 años
     (Niveles Secundario y Superior)

   Las habilidades de percepción sensorial, de destrezas
motoras y de aspectos cognitivos (conceptos corpora-
les, espaciales, clasificación y seriación, reversibilidad,
etc.) ya deben estar totalmente consolidadas. En la
misma situación deben estar las técnicas de protección,
seguimiento de superficies, uso del bastón, empleo de
productos de apoyo ópticos, etc.

   El nivel de autonomía alcanzado hasta este momen-
to le permitirá desempeñar tareas cotidianas básicas,
tanto en casa como en la escuela, y realizar los des-
plazamientos por entornos conocidos propios de esa
edad. La intervención del especialista en autonomía va
a ir dirigida a reforzar estos aprendizajes y a introducir
otros más complejos en función de las necesidades
personales.

   Las demandas escolares aumentan al hacerlo la com-
plejidad de los contenidos. La eficacia en el empleo de
ayudas, disponer de una buena velocidad y comprensión
lectoras, tener un manejo adecuado de las tecnologías
de la información… son habilidades necesarias para un
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes      697


rendimiento adecuado en los contendidos curriculares
de las diferentes áreas. Los resultados conseguidos
en lectura —velocidad, comprensión— pueden ser
insuficientes, tanto porque las tareas requieren deco-
dificación (lenguas extranjeras, filosofía, biología, etc.),
como por el cambio de tamaño de los textos, que harán
necesario incluir nuevas ayudas para leer.

  En el caso de los niños que utilizan códigos visuales
es frecuente la aparición de fatiga visual, por lo que
se puede combinar el uso de adaptaciones auditivas y
táctiles.

   Entre los productos de apoyo ópticos y electro-
ópticos que resultan útiles en estas etapas se encuen-
tran el telescopio y las lupas televisión portátiles. El
telescopio (v. capítulo 7) facilita el acceso a las tareas
que requieren visión lejana, como las láminas de arte
proyectadas o una pizarra. Sin embargo, en el caso de
esta última, si bien es útil para seguir explicaciones
puntuales, copiar se hace bastante más complicado.
Soluciones alternativas, como fijarse en lo escrito por
el compañero más cercano o que el profesor verbalice
lo que está escribiendo, pueden paliar el problema, si
bien merman su autonomía. Las lupas televisión que
incorporan cámaras para lejos —además de la enfocada
al texto colocado sobre la mesa— son más adecuadas
para leer y copiar lo que aparece en la pizarra.

4.4.1. Habilidades de la vida diaria

  Las habilidades para realizar su aseo y arreglo per-
sonales, así como para comer, deben estar adquiridas
698                             Discapacidad visual y autonomía personal


casi en su totalidad en esta etapa. Se incorporan otras
más complejas, como cortarse las uñas, afeitarse, ma-
quillarse y tener organizado su armario.

   Las nuevas habilidades a aprender están relaciona-
das con las tareas domésticas. Comenzarán a asumir
responsabilidades de manera gradual y dentro del con-
texto y de los hábitos que la propia dinámica familiar
imponga. Inicialmente, serán tareas más sencillas, como
hacerse la cama, prepararse la merienda, calentarse
la comida… Al final de la etapa será él mismo quién
se la prepare, cociendo, friendo, así como realizando
también la compra.

4.4.2. Orientación y movilidad

   El nivel de educación superior supone la adquisición
de un mayor grado de independencia respecto a los
padres. Es normal que los chicos vayan solos o con
compañeros al centro escolar y empiecen a salir los
fines de semana a lugares de ocio.

   Los avances en el terreno de la movilidad, hasta este
momento, se han centrado en la incorporación de las
técnicas necesarias y en el aprendizaje de destrezas
para la orientación: uso de puntos de referencia y de
claves ambientales y de orientación en recorridos muy
concretos. Esto no es suficiente si lo que se pretende es
conseguir un mayor grado de autonomía.

  En las primeras etapas del desarrollo todos los con-
ceptos espaciales están encuadrados en su espacio
cercano, lo que él pueda tocar y relacionar consigo
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   699


mismo. Hasta los 12 años, aproximadamente, encon-
trará dificultades para transferir estos aprendizajes al
espacio lejano, para crear relaciones espaciales entre
objetos sin la referencia de su propio cuerpo. Esto se
traduce en que, hasta esa edad, ha tenido que apren-
der sus itinerarios a través de rutas memorizadas con
una sucesión de referencias y, preferentemente, con
relación a él mismo (v. capítulo 10).

   A partir de ese momento, si tiene un desarrollo ma-
durativo normal, la orientación se hará a través de rutas
configuracionales (v. capítulo 10), y empezará a esta-
blecer sus propias referencias en los recorridos nuevos,
representándose el espacio de una manera más global,
organizándolo mentalmente e interiorizando las leyes
por las que se relacionan los objetos en él. Resolverá
cuestiones como: «la panadería está más cerca de casa
que el kiosco. El kiosco está más cerca que la iglesia,
¿cuál es el punto más lejano a casa?», o también «el
aula de Física está encima del gimnasio y la de Física
está debajo de la de Matemáticas, ¿cuál está más arri-
ba?». Podrá planificar el recorrido más adecuado entre
dos puntos.

   De manera formal, se empieza a trabajar con ma-
quetas y planos en relieve si está preparado en téc-
nicas de dibujo y tiene bien afianzados los conceptos
de paralelismo y perpendicularidad, medida de ángulos,
polígonos y su representación. Los planos de movilidad
son una herramienta fundamental para la orientación.

   Los recursos y estrategias van dirigidos a que se
traslade por espacios más complejos, tanto en inte-
700                             Discapacidad visual y autonomía personal


riores —familiarizándose de manera autónoma con
nuevas dependencias en el centro escolar— como
en exteriores, con cruces de calles más complejos,
uso de transportes públicos y el desarrollo de habi-
lidades de reorientación y de interacción con otras
personas.

5. Ámbitos de intervención

5.1. En el contexto familiar

   Ha quedado patente la necesidad de participar, a lo
largo de toda la intervención en rehabilitación, conjun-
tamente con la familia:

  •	 En el diseño del programa, para fijar metas rea-
     listas, ajustadas a la edad y competencias de su
     hijo, en las que los padres se sientan seguros y
     capaces de apoyar.

  •	 Durante el desarrollo de los programas, para que
     colaboren en el proceso, enseñando ellos mismos
     los hábitos adecuados y reforzando los aprendiza-
     jes adquiridos.

  El profesional debe mostrar empatía con los padres.
Estos tienen que valorar las ventajas de la autonomía,
no solo para su hijo (autoestima, hacer una vida social
más rica y normalizada...), sino para todo el entorno
familiar.

   Podrá ayudar a realizar las adaptaciones de accesibi-
lidad que se deban acometer en el hogar, y colaborará
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes   701


en las gestiones pertinentes para llevar a cabo las
modificaciones en el entorno físico más cercano al niño.

5.2. En el contexto escolar

   Cuando un niño con discapacidad visual llega por
primera vez a un centro educativo provoca sentimien-
tos positivos y negativos entre los componentes de la
comunidad educativa (profesores, alumnos, educado-
res…). Entre las actitudes de carácter negativo se en-
cuentran el rechazo o la sobreprotección. Para intentar
canalizarlas, se puede:

    •	 Dotar al niño de las habilidades básicas para que
       sea lo más autónomo posible.

    •	 Mantener una coordinación permanente con el
       profesor del aula y con los demás agentes esco-
       lares.

    •	 Realizar trabajos puntuales o continuados con los
       compañeros.

    •	 Intervenir de manera puntual con los otros profe-
       sionales del centro (profesor de educación física,
       cuidadores, educadores, etc.).

5.2.1. Actuaciones con el alumno

    En el centro, el especialista:

    •	 Evaluará el nivel de competencias en cuanto a
       habilidades previas y a autonomía.
702                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Intervendrá directamente con el alumno, para
     enseñarle las habilidades que requiera.

  •	 Cuidará su ubicación dentro del aula y comproba-
     rá que lleva las ayudas necesarias y que las utiliza
     correctamente.

5.2.2. Actuaciones con el profesor-tutor

   El profesor de aula es una pieza clave en el proceso
educativo y de integración del niño con discapacidad
visual. Sin una actitud positiva será difícil conseguirla,
por lo que es fundamental mantener una buena coordi-
nación con él, encaminada a:

  •	 Recoger las necesidades en el área de autonomía
     del alumno para establecer los objetivos del progra-
     ma (dificultades en el patio, en el gimnasio, algún
     recorrido por el centro y en el comedor escolar).

  •	 Establecer estrategias de colaboración conjunta
     para reforzar los aprendizajes del alumno: entre-
     vistas, revisión de objetivos, logros, etc.

  •	 Determinar sesiones informativas-formativas para
     que conozca y comprenda las características visuales
     del alumno, su funcionalidad y las implicaciones edu-
     cativas, las técnicas específicas y las adaptaciones
     necesarias en cuanto a la accesibilidad del centro.

  •	 Servir de vínculo para facilitar las actuaciones
     puntuales con otros profesionales o miembros de
     la comunidad educativa.
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes      703


5.2.3. Actuaciones con el grupo-clase
       u otro alumnado

   Los programas para conseguir autonomía van estre-
chamente ligados a las necesidades de participación
activa de los niños con discapacidad visual en el entor-
no educativo. Por este motivo, la comunidad donde se
encuentra integrado debe conocer las características y
dificultades de estos niños, para facilitar las relaciones
personales entre ellos y su inclusión en el grupo. Díaz-
Aguado, Royo y Baraja (1995) diseñaron un programa
de integración educativa (pfad) para favorecer la acep-
tación de la discapacidad en aulas ordinarias.

  En el programa se trabaja la relatividad de las dife-
rencias, persiguiendo la inclusión de todos.

  La intervención con el grupo-clase de alumnos es
necesaria cuando:

    •	 Existen conflictos con los compañeros. Estos consi-
       deran que el niño con discapacidad tiene privilegios,
       se enfadan porque no es competitivo en los juegos,
       no saben cómo relacionarse con él y le aíslan.

    •	 Se cambia a un centro en el que nunca ha estado
       escolarizado un niño con esas características.

    •	 Estando escolarizado en el mismo centro, con los
       mismos compañeros y sin conflictos graves, el
       tutor considera que el grupo tiene la suficiente
       madurez para ponerse en el lugar del compañero
       y comprender su situación visual.
704                              Discapacidad visual y autonomía personal


   Se pueden organizar sesiones de sensibilización diri-
gidas a los compañeros para:

  •	 Reconocer y aceptar diferencias.

  •	 Sensibilizar sobre las dificultades de los niños con
     discapacidad visual.

  •	 Vivenciar de manera lúdica y práctica las posi-
     bilidades que el tacto, el oído y otros sentidos
     brindan para facilitar el acceso a la información.

  •	 Informar y proporcionar conocimientos básicos
     para facilitar interacciones sociales.

  •	 Implicar al entorno educativo en el proceso de
     inclusión de los niños con discapacidad visual.

5.2.4. Valoración de la accesibilidad en el centro

   La intervención del especialista debe incidir, también,
en la valoración de las condiciones de accesibilidad con
las que cuentan los centros escolares, para favorecer el
uso del entorno y para adecuar aquellas que resulten
peligrosas.

  Orientará a los responsables del centro para que se
tomen medidas destinadas a que:

  •	 el alumno tenga espacio suficiente para manejar
     y almacenar el material de trabajo y disponga de
     una mesa que esté ubicada en el aula correcta-
     mente: de acuerdo con sus necesidades visuales,
Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes                     705


         en un lugar donde pueda ver la pizarra, sin reflejos
         y a la distancia adecuada;

     •	 las condiciones de luz sean idóneas;

     •	 la organización y el orden de los distintos elemen-
        tos sean estables, advirtiendo al alumno sobre
        cualquier modificación;

     •	 los elementos de peligro, como puertas o venta-
        nas, no se mantengan entreabiertos.

   Finalmente, el profesional de la rehabilitación podrá
asesorar sobre la necesidad de eliminar obstáculos y
barreras arquitectónicas que dificulten la accesibilidad.
El centro escolar —no siempre— puede disponer de
medios y recursos para realizar grandes adaptaciones,
por lo que el especialista tendrá que realizar un estudio
pormenorizado para determinar las que, por seguridad,
sean realmente imprescindibles de acometer, intentan-
do, en otros casos, buscar soluciones sencillas.

Recursos

•	   efivis.Actividades y juegos para la estimulación de la Eficiencia
     Visual y perceptiva.

•	   evo.   Entrenamiento visual por ordenador.

•	   Página de la Sección de Educación de la         once:   http://educa-
     cion.once.es/.

•	   En el apartado de recursos de esta página se encuentran
     materiales didácticos para alumnos con discapacidad visual,
     algunos de los cuales se han citado en este capítulo.
706                                    Discapacidad visual y autonomía personal



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Libro once
Capítulo 12.
Intervención con personas con sordoceguera




1. Personas con sordoceguera

   Al hablar de los problemas que origina la sordocegue-
ra en una persona, se hace referencia a la dificultad o
incapacidad de ver y de oír, así como a la imposibilidad de
recibir directamente, por propia experiencia y de forma
clara, los estímulos producidos a distancia y, por lo tanto,
conocer los acontecimientos que ocurren en su entorno.

   La sordoceguera limita la vida de las personas en
los aspectos más cotidianos de su autonomía: caminar,
comunicarse, realizar tareas para gestionar su vivienda,
estudiar, trabajar, relacionarse, así como en su capaci-
dad de conocer, tener iniciativas y dar respuestas.

1.1. Definición de sordoceguera

  Aunque las personas con sordoceguera vienen sien-
do atendidas desde hace varias décadas en distintos
714                               Discapacidad visual y autonomía personal


países, no existe una definición oficial unificada a nivel
internacional. La dificultad estriba en que, en la mayoría
de los países, no está reconocida como discapacidad
única, y en otros no lo ha sido hasta hace poco tiempo.
Por otra parte, aunque la deficiencia visual y la auditiva
pueden definirse de manera cuantitativa, no es reco-
mendable hacerlo así con la sordoceguera (a excepción
de la sordoceguera total).

  Álvarez (2004) afirma que «una persona es sordocie-
ga cuando siendo ciega o deficiente visual es también
sorda o deficiente auditiva, de forma tal que le es difícil,
cuando no imposible, comunicarse con los demás con
normalidad».

1.1.1. Definiciones clínicas y cuantitativas

  a)	 Deficiencia visual. Tal como se indica en el ca-
      pítulo 2, la deficiencia visual se mide clínicamente
      según los parámetros de «agudeza visual», «cam-
      po visual», «sensibilidad al contraste», etc.

  b)	Deficiencia auditiva. Las deficiencias auditivas
     se clasifican en función del grado de pérdida
     —ligera, mediana, severa, profunda o total (v.
     anexos)— del lugar en el que está localizada la
     lesión (conductiva o de transmisión, perceptiva o
     neurosensorial, mixta) y del momento de apari-
     ción (prelocutiva o postlocutiva).

  Las definiciones de sordoceguera adoptadas no
suelen ser cuantitativas, ya que es muy complicado
delimitar el grado de pérdida auditiva necesario que,
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   715


combinado con el visual, debe tenerse para que se
produzcan dificultades en la comunicación y compren-
sión de lo que sucede en nuestro entorno. Por ello, las
definiciones utilizadas se basan preferentemente en
aspectos funcionales.

1.1.2. Definiciones funcionales

   En 1999 la DbI (Deafblind International, Interna-
cional de Sordociegos) instó a todos los gobiernos
nacionales para que incluyeran la sordoceguera
como grupo de discapacidad de forma específica.
Pedía que se incorporara a la legislación y se hiciera
referencia a sus necesidades particulares, distintas
de las que tienen las personas con una sola deficien-
cia sensorial.

   En abril de 2004 el Parlamento Europeo formuló la
Declaración 1/2004 de la Sordoceguera como Discapa-
cidad Específica (Parlamento Europeo, 2004) y rogó a
los estados miembros que garantizasen sus derechos
mediante una legislación adecuada. Oficialmente está
reconocida en Dinamarca, Francia, Noruega, Reino
Unido y Suecia, mientras que España e Italia están en
proceso de hacerlo.

   En noviembre de 2005, el Parlamento Español aprobó
una proposición no de ley (Congreso de los Diputados,
2005) en la que instaba al Gobierno a modificar el Real
Decreto 1971/1999, de procedimiento para el reconoci-
miento, declaración y calificación del grado de minusva-
lía, tipificando en él la sordoceguera como discapacidad
específica.
716                            Discapacidad visual y autonomía personal


   En España, la definición utilizada durante mucho
tiempo ha sido: «Una persona es sordociega cuando
en ella se combinan dos deficiencias sensoriales
(visual y auditiva) que se manifiestan en mayor o
menor grado, generando problemas de comunica-
ción únicos y necesidades especiales derivadas de
la dificultad para percibir de manera global, conocer,
y, por tanto, interesarse y desenvolverse en su en-
torno».

   En el año 2007 fue aprobada la Ley 27/2007, de 23
de octubre (boe del 24 de octubre) (España, 2007),
por la que se reconocen las lenguas de signos espa-
ñolas y se regulan los medios de apoyo a la comuni-
cación oral de las personas sordas, con discapacidad
auditiva y sordociegas, en cuyo texto se incluye de
forma explícita una definición de las personas con
sordoceguera.

   En una normativa interna, también de 2007
(Circular n.º 9/2007, de 18 de julio) (Organización
Nacional de Ciegos Españoles, 2007), la once adop-
tó una definición por la que «quedarán incluidos
en el colectivo de afiliados con sordoceguera, los
afiliados en quienes concurran las dos deficiencias
sensoriales (visual y auditiva), que se manifiestan
en mayor o menor grado, generando problemas
de comunicación únicos y necesidades especiales
derivadas de la dificultad para percibir de manera
global, conocer y, por tanto, interesarse y desenvol-
verse en su entorno». Para ello, elaboró, además,
unos criterios de carácter mixto: cuantitativos y
funcionales (v. anexos).
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera    717


1.2. Grupos de población y sistemas
     de comunicación

   El grupo de personas con sordoceguera es muy
heterogéneo, ya que cada una de ellas presenta una
situación sensorial, comunicativa, etc., diferente a las
demás.

1.2.1. Factores determinantes

   La etiología, las características de cada una de
las deficiencias, el momento en que se producen, el
orden en que aparecen, la existencia de deficiencias
concurrentes y el ambiente estimular son variables
que determinan las características individuales de cada
persona sordociega (v. anexos).

  Para facilitar la intervención, se suelen agrupar de
dos maneras:

a)	 Considerando el momento en que aparece cada
    deficiencia sensorial y su grado de pérdida. Son va-
    riables que determinan el sistema de comunicación
    utilizado y la forma perceptiva principal.

     •	 Personas con sordoceguera congénita.

     •	 Personas con sordoceguera adquirida:

          ◦◦ deficiencia auditiva congénita y visual adquirida.
          ◦◦ deficiencia visual congénita y auditiva adqui-
             rida.
          ◦◦ deficiencias visual y auditiva adquiridas.
718                               Discapacidad visual y autonomía personal


b)	 Gómez (2000) presenta, además, una forma de
    agrupamiento, teniendo en cuenta el nivel de fun-
    cionamiento, que puede ser alto, medio o bajo.

1.2.2. Grupos de población según el momento
       en que se produce cada deficiencia
       sensorial y su grado de pérdida

a)	 Personas con sordoceguera congénita

  Nacen con deficiencia visual y auditiva o las adquie-
ren al poco de nacer.

   La capacidad natural de observar e interactuar con
el entorno está afectada y, por tanto, es difícil realizar
aprendizajes espontáneos y desarrollar un sistema de
comunicación.

b)	Personas con sordoceguera adquirida

   Adquieren la sordoceguera a lo largo de la vida. Depen-
diendo del momento vital en que surjan las deficiencias y
del orden de aparición de cada una, pueden clasificarse en:

  •	 Deficiencia auditiva congénita y pérdida de
     visión adquirida. La deficiencia auditiva está pre-
     sente en el momento del nacimiento o se adquiere
     poco después, por lo que es difícil aprender la len-
     gua oral de manera espontánea. Posteriormente,
     se produce la deficiencia visual.

      La mayoría de personas incluidas en este grupo
      se comunican en lengua de signos. Según García
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera          719


         (2004), se trata de «un sistema de signos con-
         vencional, con una estructura y unas reglas de
         combinación, utilizado por una comunidad (las
         personas sordas, sus familias y amigos) para
         comunicarse».

         Al disminuir su visión, necesitan adaptarse para
         comprender la lengua de signos a través del
         tacto. Deberán colocar sus manos sobre las del
         interlocutor, para percibir los signos y comprender
         el mensaje.




                    Foto 83. Lengua de signos con apoyo táctil



    •	 Deficiencia visual congénita y pérdida de
       audición adquirida. La deficiencia visual es
       congénita y, posteriormente, pierden total o
       parcialmente la audición (v. anexos).

         Se expresan en lengua oral. A medida que
         disminuye su capacidad auditiva, necesitan
720                                     Discapacidad visual y autonomía personal


      aprender sistemas de comunicación percibidos
      táctilmente, fundamentalmente los alfabéti-
      cos.

      Para las personas de este grupo, es muy adecuado
      el sistema dactilológico en palma. Cada letra del
      alfabeto se representa con una posición concreta
      de la mano. El emisor coloca su mano sobre la de
      la persona sordociega y le transmite el mensaje
      letra a letra.




              Figura 39. Alfabeto dactilológico táctil




  •	 Pérdida visual y auditiva adquiridas durante
     el transcurso de la vida. Cada una de las pérdi-
     das sensoriales puede producirse o manifestarse
     simultáneamente o no, y seguir una evolución
     similar o distinta (v. anexos).
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera                   721


         Su comunicación expresiva es oral. Al dejar de oír
         los mensajes orales, necesitan aprender sistemas
         alternativos a través del tacto, preferentemente
         los alfabéticos.

         La escritura en la palma con letras mayúsculas,
         una sobre otra hasta completar la palabra (el
         interlocutor escribe el mensaje, con su dedo índi-
         ce, sobre la palma de la mano de la persona con
         sordoceguera), es, en general, el primer sistema
         recomendado. En segundo lugar, aprenden el
         alfabeto dactilológico.

         Si existen problemas de discriminación táctil, un
         sistema útil es el dedo como lápiz. El interlocutor
         sujeta el dedo índice de la persona con sordoce-
         guera, a modo de lápiz, y escribe con él, sobre
         una superficie o en la palma de su mano.




       Figura 40. Dirección del trazo de las letras mayúsculas en palma
722                             Discapacidad visual y autonomía personal


1.2.3. Clasificación según los niveles
       de funcionamiento

   Las personas presentan diferentes posibilidades de
funcionamiento, de conexión con el entorno, de detec-
tar que se ha producido un cambio y reaccionar, y de
tener iniciativas.

   De acuerdo con Gómez (2004), el hecho de que
existan o no deficiencias añadidas, la situación de mo-
tivación, la privación sensorial, el momento de inicio de
la intervención respecto a cuando se produjo la sordo-
ceguera y las capacidades individuales genéticamente
predeterminadas, dan como resultado personas con
diferentes niveles de funcionamiento (v. anexos).

2. Programas de rehabilitación

2.1. Evaluación

2.1.1. Recogida de información

   Un aspecto específico de la evaluación de las perso-
nas sordociegas, en relación con el proceso explicado
en el capítulo 4, es obtener información del sistema de
comunicación que utilizan. En el caso de la once, esta
información puede llegar a través del Especialista en
Sordoceguera de la zona donde resida, de otros pro-
fesionales, de la familia, de profesionales de centros/
residencias, etc.

  Este dato determinará la modalidad de comunicación
que se utilizará durante las clases: guía-intérprete,
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   723


mediador o directamente el propio especialista. Esta
comunicación directa es posible si el alumno se expre-
sa oralmente y puede recibir el mensaje a través de
alguna de estas modalidades: auditiva, lectura labial o
dactilológico en palma.

  Además de conocer su sistema de comunicación
y su situación visual, hay que recopilar información
sobre:

a)	 Situación auditiva. Siempre que sea posible, se
    deben averiguar:

     •	 El momento de aparición de la pérdida: si es es-
        table o progresiva, su situación actual, el uso de
        prótesis o si rechaza su utilización.

     •	 El uso de audífonos: si los lleva, conocer la am-
        plitud de frecuencias que cubren, la intensidad
        necesaria para recibir los sonidos, si ofrecen
        programas diferentes según los entornos y la
        posibilidad de conexión con productos de apoyo,
        a través de bobina telefónica u otros sistemas de
        transmisión del sonido.

     •	 Otros aspectos: conocimientos sobre el cuidado
        y limpieza de las prótesis, frecuencia con que
        acude al audioprotesista, aprovechamiento del
        resto auditivo para reconocer los sonidos de la
        vivienda, del espacio exterior y del habla en di-
        ferentes condiciones ambientales. Así mismo, se
        debe preguntar si posee productos de apoyo en
        la vivienda y su utilidad.
724                             Discapacidad visual y autonomía personal


b)	Comunicación con el público. Se refiere a los
   intercambios comunicativos entre la persona con
   sordoceguera y otras que desconocen su sistema de
   comunicación.

   La evaluación en el aula permitirá conocer la capaci-
   dad de comprensión de una interacción comunicativa
   concreta, el grado de habilidad con la escritura, la
   lectura labial o cualquier modo útil para comunicarse
   con el público.

   La evaluación en su entorno real permite comprobar
   el grado de incorporación de cada forma comunica-
   tiva para resolver situaciones cotidianas, así como la
   frecuencia y la habilidad con que la utiliza.

c)	 Comprensión y uso de la estructura de la
    lengua escrita. Cuando la primera lengua que
    utiliza el alumno es la de signos, conviene conocer
    el grado de complejidad de las frases que es capaz
    de escribir de manera espontánea, sin ayuda de
    otras personas. Igualmente, es necesario saber
    su nivel de comprensión en la lectura de frases
    funcionales, relacionadas con aspectos de la vida
    diaria.

d)	Necesidades de mejora de autonomía. La
   sordoceguera genera unas consecuencias tan limi-
   tadoras que es frecuente que la persona asuma la
   dependencia y se sienta incapaz de modificar aspec-
   tos de su vida, recuperar actividades anteriores y
   plantearse necesidades nuevas. Hay que explicarle,
   con ejemplos concretos, lo que puede reportarle la
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   725


     rehabilitación respecto a su situación actual, para
     que determine en qué necesitan mejorar.

     En el caso de las personas de bajo o medio nivel de
     funcionamiento, la solicitud de atención es realizada
     por los miembros de su familia, del entorno escolar
     o residencial. La recogida de datos, la información
     del grado de autonomía, los comportamientos
     sensoriales, sus hábitos, etc., se llevará a cabo
     mediante:

     •	 Entrevistas. A las personas que normalmente
        se relacionan con él, acerca de la rutina diaria
        de actividades, grado de autonomía, lugares
        donde las realiza, personas con las que se
        relaciona o le supervisan, y la forma de comu-
        nicación con ellos.

     •	 Registros. Se propone a las personas con
        las que mantiene un contacto habitual que
        anoten información sobre las tareas que
        realiza.

     •	 Observación directa de su desenvolvimiento
        en algunas actividades. Se realizarán en el
        lugar y horario en que las desarrolla habitual-
        mente.

     •	 Grabaciones. Se solicita a la familia que grabe
        una actividad concreta o, en su caso, autorice
        al personal del centro donde se encuentre para
        que lo haga. Estas grabaciones se analizan pos-
        teriormente.
726                              Discapacidad visual y autonomía personal


2.1.2. Proceso de evaluación

2.1.2.1. Factores condicionantes y recursos

   Si el alumno cuenta con un sistema de comunicación
formal (respuestas claras ante preguntas concretas), la
evaluación será similar a la realizada con las personas
normooyentes con discapacidad visual.

   Con los que no poseen un sistema de comunicación
formal (no es seguro que las respuestas sean fiables)
pueden utilizarse algunos recursos para obtener la in-
formación:

  •	 Imágenes que representen tareas, posturas…,
     para que las imite. Si no puede verlas o interpre-
     tarlas, son útiles las figuras articuladas, o incluso
     el mismo profesional puede actuar como modelo.

  •	 Enseñarle los signos de «igual» y «distinto». Si
     los usa correctamente, se le muestran imágenes,
     texturas, objetos, sonidos, etc., de dos en dos,
     para que identifique su igualdad o diferencia.

  •	 Mostrarle un dibujo, símbolo, textura… y pedirle
     que señale, entre otros varios que se le han en-
     tregado, el que es igual.

2.1.2.2. Evaluación funcional de las capacidades
         perceptivas

   Hay una serie de aspectos que requieren una aten-
ción especial.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera          727


Valoración del aprovechamiento
del resto auditivo utilizando sus prótesis

    •	 Para la comunicación. El oído humano percibe
       sonidos con frecuencias entre 20 y 20000 vibra-
       ciones por segundo, que son las audibles. Las
       conversacionales de la voz humana, están entre
       250 y 3000 Hz, pero algunos fonemas se encuen-
       tran entre los 4000 y los 8000 Hz.

         La audiometría informa de los sonidos que puede
         oír una persona en las distintas frecuencias y la
         intensidad a la que los escucha. La zona som-
         breada muestra la intensidad a la que normal-
         mente se encuentran los sonidos del habla.




                   Figura 41. Audiograma de sonidos familiares
728                               Discapacidad visual y autonomía personal


   El especialista en rehabilitación debe conocer la uti-
lidad del resto auditivo para la comunicación, teniendo
en cuenta la distancia a la que se le habla, el volumen
de voz, la velocidad del habla, el ruido de fondo y el tipo
de voz.

  •	 Para la recepción de los sonidos ambientales. La
     estimación de la distancia respecto a la fuente
     sonora, tal como indican Wiener y Lawson (1997)
     refiriéndose al estudio realizado por Sayers y
     Cherry (1957), es posible por la diferencia entre
     ambos oídos en la recepción de las frecuencias
     altas, que son menores en el oído más alejado
     del sonido. También es debida a la diferencia de
     la recepción de los sonidos en tiempo, la variación
     de intensidad de la señal y la posición de la fase
     de la onda sonora en cada uno.

      Los mismos autores indican que Perrott y Elfner
      (1968) comprobaron que, aunque la localización
      del sonido es un proceso binaural, también es
      posible con un solo oído, siempre que el sonido
      sea prolongado y se pueda girar la cabeza.

      Wiener, Lawson, Naghshineh, Brown, Bischoff y
      Toth (1997), estudiaron los sonidos producidos
      por la detención y aceleración de los coches,
      encontrando que la intensidad de los sonidos del
      tráfico es mayor en las frecuencias bajas/medias
      y menor en las altas.

      Wiener y Lawson (1997) exponen que las últimas
      investigaciones sobre la localización del eco de-
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   729


         muestran que los sonidos de frecuencias más bajas
         tienen mayor importancia que los de frecuencias
         altas (10000 y 12000 Hz), que, aún siendo útiles,
         no son necesarias para la percepción del eco.

         Los audiómetros, generalmente, abarcan una fran-
         ja de frecuencias entre 250 y 6000 Hz, llegando a
         veces hasta 8000 Hz. Por otra parte, se adaptan
         los audífonos para facilitar la inteligibilidad del
         habla en frecuencias comprendidas entre los 400
         o 1000 y los 4000 Hz de entre aquellas en las que
         se conserve audición. Sin embargo, raramente se
         consideran las necesarias para la orientación (si
         conservan restos auditivos, en frecuencias altas
         o muy bajas).

         El audífono controla automáticamente el volumen
         de la amplificación de los sonidos fuertes y los
         disminuye para que no dañen el oído. Este hecho
         interfiere en el cálculo de las distancias, pues los
         sonidos fuertes cercanos se perciben como si
         fueran lejanos.

         El audífono amplifica el sonido que se produce
         junto a la persona. Los más alejados no los capta,
         a excepción de los que son muy intensos.

         Wiener y Lawson (1997) indican que De l’Aune,
         Lewis, Dolan, Grimmelsman y Needham (1976)
         recomendaron que los audífonos incorporaran la
         posibilidad de apagar el control automático del
         volumen —cuando el usuario lo considere— en los
         desplazamientos.
730                              Discapacidad visual y autonomía personal


      Una vez conocidos los datos de la audiometría en
      ambos oídos, la franja de frecuencias que amplifica
      el audífono y las posibilidades que ofrece de variar
      los programas según el entorno, se planifica la
      valoración de las diferentes habilidades auditivas.
      La evaluación se hará sin el apoyo del resto visual
      y en varios días, en situaciones reales, en espacios
      por los que vaya a caminar (interiores y exteriores)
      y que tengan condiciones acústicas distintas.

      También se debe valorar el reconocimiento de
      sonidos del entorno familiar cuando se quita los
      audífonos.

      Si el alumno debe empezar a usar audífonos
      o necesita cambiarlos, el especialista puede
      aprovechar la ocasión para transmitir al audio-
      protesista la importancia que tiene la amplifi-
      cación de frecuencias bajas y altas, así como la
      posibilidad de apagar el control automático del
      volumen, que limita y modifica la información
      ambiental.



Valoración del resto visual

   Para la comunicación. Comprobar si los datos ob-
jetivos de agudeza visual y de sensibilidad al contraste
le permiten:

  •	 Leer frases, en interiores o exteriores, deter-
     minando el tamaño de letra, la iluminación y el
     contraste necesarios.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   731


    •	 Leer mensajes de móviles o pantallas de cristal
       líquido.

    •	 Apoyarse en la lectura labial.

    •	 Ver el movimiento de las manos signando.

  Es necesario constatar también si el campo visual
que conserva le permite ver los signos a una distancia
normal en la comunicación.

   Finalizadas las valoraciones de los restos visual y
auditivo, por separado, se comprobará el grado de
integración de ambos en la comunicación y en la re-
cepción de información ambiental, o la dominancia de
uno de ellos.



Valoración del tacto

  Las pruebas de discriminación táctil pueden reali-
zarse tal como se indica en el punto 2.1.2.1. Factores
condicionantes y recursos.

   Es importante observar el uso espontáneo del tacto
para identificar detalles, localizar objetos, comunicarse,
etc.

   Cuando se adquiere la sordoceguera y la situación
previa era de sordera, la persona no está habituada a
utilizar el tacto, mostrándose resistente a la incorpora-
ción de esta vía perceptiva en las actividades cotidianas
y el desplazamiento.
732                               Discapacidad visual y autonomía personal


Valoración del sentido cinestésico
y su aplicación en destrezas motoras

  •	 Equilibrio. Algunas personas con sordoceguera
     tienen afectado el sistema vestibular y no son
     capaces de realizar las pruebas de equilibrio.

      La información aportada por el sistema vestibular,
      el sentido visual y el propioceptivo, se integra para
      mantener la coordinación postural y el control mo-
      tor. El equilibrio se mantiene por los cambios de tono
      muscular —que ordena el cerebro— en las distintas
      partes del cuerpo tras la información recibida por
      los tres receptores sensoriales mencionados.

      El sistema vestibular ayuda a mantener la posi-
      ción corporal erguida, tanto en reposo como en
      movimiento, informando de las inclinaciones de la
      cabeza hacia los distintos planos y de los giros.
      Permite reaccionar automáticamente ante caídas
      o desequilibrios e informa de la orientación en el
      espacio.

      A medida que van perdiendo la visión, si tienen
      afectado el equilibrio, el sentido propioceptivo es
      el único de los tres receptores sensoriales que
      puede informar de la postura e inclinación del
      cuerpo. Su control permitirá mantener la estabili-
      dad y una postura corporal erguida.

  •	 Postura. En la valoración de la posición corporal,
     en bipedestación y durante la marcha, hay que
     diferenciar la alteración en la colocación de los
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   733


         distintos segmentos del cuerpo de la compensa-
         ción por la falta de equilibrio.

         Si la postura estática en bipedestación, apoyando
         la espalda o el lado del cuerpo en la pared es
         correcta pero necesita mantener ligeramente se-
         parados los pies, y todavía los separa más cuando
         camina, indica un problema de equilibrio. Se debe
         informar a las personas de esta situación, pero no
         corregírsela.

         Se observarán las posturas, en sedestación y bi-
         pedestación, adoptadas durante la comunicación
         táctil (lengua de signos apoyada o dactilológico en
         palma).

         Al perder la visión progresivamente, van adap-
         tando la posición del tronco y de los hombros de
         forma que puedan sujetar la muñeca/mano de
         su interlocutor a la distancia más lejana posible.
         Cuando la visión es nula y se utiliza un sistema
         de comunicación táctil, se suele mantener (inne-
         cesariamente) la elevación del hombro del brazo
         que agarra la mano del interlocutor, inclinando el
         tronco lateralmente en vez de mantenerlo en una
         posición erguida. Esta postura produce fuertes
         contracturas y dolores musculares.

    •	 Mantenimiento de la línea recta. Para valorar
       la distancia durante la que es capaz de mantener
       la línea recta, se le puede pedir que apoye la es-
       palda y los talones en la pared (escuadrarse) y,
       después, que camine con los ojos cerrados.
734                               Discapacidad visual y autonomía personal


      Cuando existe resto auditivo, la desviación será hacia
      el lado que coincide con el oído de mejor audición.

      Si no mantienen bien el equilibrio, lo compensan
      separando las piernas para tener una mayor base
      de apoyo y, de esta forma, pueden caminar varios
      metros sin torcerse.

  •	 Giros. El concepto de giro es difícil de entender
     y hay que buscar la forma de explicarles con
     claridad lo que se pretende. Cuando se utiliza la
     lengua de signos, son más útiles las instrucciones
     del tipo «dar media vuelta» o «girar a la derecha»
     que definir el giro en grados (180º o 90º).

      Cuando tienen problemas de equilibrio, realizan
      los giros de forma más abierta.

  •	 Sensación de inclinación. Debe valorarse la
     capacidad de percibir rampas (hacia abajo) y va-
     dos (tanto la inclinación a su izquierda como a su
     derecha).

      Al caminar, suelen manifestarse los problemas de
      equilibrio, acelerando en las primeras y desvián-
      dose de la línea recta en los segundos.

  •	 Memoria muscular. La falta de audición y visión
     hace más relevante el cálculo automático de la
     distancia, que tendrá que realizarse por memoria
     muscular. Tiene gran importancia en la posición
     corporal y en la aproximación desde la pared al
     bordillo en los cruces conocidos.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   735


2.2. Diseño del programa

2.2.1. Comunicación durante las clases

   El especialista en rehabilitación debe adaptarse al
sistema de comunicación utilizado por el alumno. Si es
la lengua de signos o los gestos naturales, un guía-intér-
prete o un mediador pueden facilitar la comunicación.

   Cuando se expresa oralmente y recibe la respuesta a
través del sistema dactilológico en la palma de la mano,
el profesional puede aprenderlo con cierta rapidez, y
no será necesaria la intervención de un guía-intérprete.

  Es preferible no contar con la familia para la interpre-
tación, porque no siempre disponen de un código fluido
y su implicación les mueve, a veces, a contestar o a
decidir por el alumno.

2.2.2. La intervención a través
       del guía-intérprete o del mediador

a) A través del guía-intérprete

   Los guías-intérpretes conocen los sistemas y recursos
de apoyo a la comunicación. Su función es interpretar
los mensajes emitidos —en lengua de signos u otros
sistemas— a la lengua oral. Lo mismo hacen con la res-
puesta del interlocutor: en este caso, de la lengua oral
al sistema utilizado por la persona con sordoceguera.

   Transmiten también lo que sucede en el entorno:
situaciones, sonidos, matices y las reacciones del inter-
736                                 Discapacidad visual y autonomía personal


locutor, facilitando de esta forma el conocimiento y la
comprensión de lo que sucede. Es conveniente que el
especialista anticipe al intérprete la información com-
plementaria que garantice el éxito de la sesión, para
que la transfiera al alumno.

   Si es preciso, el guía-intérprete realiza el acompa-
ñamiento desde su domicilio al lugar de la interven-
ción.

  Si el sistema de comunicación es la lengua de signos
(en sus distintas adaptaciones) o una comunicación
gestual, el especialista deberá:

  •	 utilizar términos sencillos,

  •	 emplear frases cortas,

  •	 hablar pausadamente,

  •	 poner ejemplos para clarificar,

  •	 explicárselos al intérprete con antelación, para
     que los comprenda y transmita adecuadamen-
     te, y

  •	 confirmar que el alumno lo ha entendido y lo apli-
     ca correctamente en situación de práctica.

   Durante las clases, el especialista puede aprender
algunos signos que le permitan desplazarse con el
alumno. El intérprete participará cuando sea necesaria
la comunicación, a indicaciones del profesional.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   737


b) A través del mediador

  El mediador de personas con sordoceguera es el
profesional que:

    •    Maneja con fluidez diferentes sistemas de comu-
         nicación alternativos al lenguaje oral.

    •    Actúa como nexo entre la persona con sordoce-
         guera y el mundo, ayudando a que conozca lo que
         hay y sucede en él.

    •    Motiva, facilita y dinamiza las relaciones de in-
         teracción y comunicación entre la persona con
         sordoceguera y su entorno.

    •	 Asegura la puesta en práctica de los aprendizajes
       adquiridos en los distintos programas.

   Puede intervenir también cuando el alumno no
dispone de un sistema de comunicación eficaz, o ser
solamente útil en su ambiente familiar.



2.2.3. Por dónde empezar

  El nivel de autonomía que se alcance dependerá de
cada individuo: no hay que limitarlo a priori por tener
sordoceguera.

  La atención se inicia en los entornos conocidos y, a
continuación, en aquellos por los que necesita despla-
zarse de manera habitual.
738                            Discapacidad visual y autonomía personal


   Cuando la sordoceguera es adquirida, se comienza
por actividades que supongan un menor cambio en la
incorporación de conductas que le hagan verse, ante sí
mismo o los demás, como persona sordociega.

   Para las personas con un nivel de funcionamiento
medio o bajo se elegirán actividades que puedan ser
repetidas y supervisadas por el personal de apoyo de-
signado.

  Los objetivos para los niños se establecerán junto
con el profesor tutor y la familia.

2.2.4. Entornos de entrenamiento

  La elección del lugar para realizar el programa
depende, en gran medida, del nivel de funciona-
miento.

   Cuando es alto, puede empezarse en entornos
controlados (aula de entrenamiento, donde puedan
aislarse los estímulos) y, posteriormente, en el es-
pacio real.

   Cuando los objetivos son lograr independencia
en exteriores y realizar gestiones (compras…), se
debe entrenar en el lugar donde se desenvolverá el
alumno.

   En los casos de medio o bajo nivel de funciona-
miento, se realiza directamente en el espacio habitual
del alumno, en su horario y con sus propios utensilios
(aseo, cocina, etc.).
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   739


2.2.5. Tiempos de intervención

a) Duración de las clases

   El tiempo destinado a las sesiones es mayor que en
los alumnos con discapacidad visual, debido a que la
transmisión del mensaje es más lenta y requiere con-
firmación constante.

b) Duración de los programas

   Dado que los referentes auditivos del entorno no
pueden aprovecharse o no son del todo fiables, los pro-
gramas pueden ser largos, ya que hay que desarrollar
otros canales sensoriales (propioceptivo, táctil, olfati-
vo), conocer minuciosamente el entorno y entrenar las
estrategias de comunicación.

   Los objetivos deben ser concretos y realistas, fina-
lizando la atención una vez logrados. Es habitual, tras
ponerlos en práctica, que el alumno manifieste nuevas
necesidades, que se cubrirán iniciando otro período de
rehabilitación.

   Las personas con pérdidas progresivas necesitan
intervenciones sucesivas para lograr independencia, a
partir de cada nueva situación.

2.2.6. Personas de apoyo. Coordinación
       con otros profesionales

  Las personas de apoyo (cuidadores, educadores de
centros y residencias, familiares…) que contribuyen en
740                             Discapacidad visual y autonomía personal


el desarrollo del programa de autonomía precisan una
formación específica sobre los aspectos relacionados
con la actividad. El especialista es el responsable de
esta tarea formativa.

   Si intervienen profesionales de otras áreas (apoyo
psicosocial, logopedia, braille, sistemas de comunica-
ción alternativos y tiflotecnología, para la comunicación
a distancia y el acceso a la información), se mantendrá
con ellos una buena coordinación, orientando las actua-
ciones hacia la mejora de la independencia.

2.2.7. Ámbitos de intervención

   Las áreas de intervención, además de las especifi-
cadas en los capítulos anteriores, son: asesoramiento
a las personas habituales de los entornos donde se
plantea el logro de la autonomía (empleados de las tien-
das cercanas, vecinos que puedan ayudarle, porteros,
camareros de los bares que frecuenta, responsables de
actividades de ocio y deporte, etc.). Los objetivos son
que puedan comunicarse básicamente con el alumno y
entiendan las necesidades y dificultades que conlleva la
sordoceguera.

2.3. Comunicación con personas
     que desconocen los sistemas

  Si la primera deficiencia es la visual, antes de que
aparezca la auditiva la comunicación se realiza a través
de la lengua oral. A pesar de la pérdida de visión, es
posible comprender los mensajes de los familiares o
amigos e identificar a cada uno de ellos, incluso si hay
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   741


otra persona que habla simultáneamente y está cerca.
La distancia o dirección de procedencia de la voz no
afecta a la comprensión del mensaje.

   En las conversaciones telefónicas no hay ninguna
dificultad para entender y hacerse comprender. Es más,
el interlocutor ni siquiera es consciente de que habla
con alguien que no ve.

   Si acuden a una tienda o piden información en la ca-
lle, pueden situar espacialmente a la persona con la que
hablan, y esto les permite dirigirse hacia donde están.
Igualmente, pueden preguntar cuándo es su turno, las
direcciones a tomar para dirigirse a un lugar concreto y
comprender la respuesta proporcionada.

   Cuando aparece la segunda deficiencia —auditiva,
en este caso— las formas comunicativas habituales son
insuficientes e ineficaces.

  Las personas ciegas con pérdida auditiva entienden
a sus interlocutores con dificultad a través del canal
auditivo. Dependerá de la distancia a la que les hablen,
del volumen y del tipo de voz, de la velocidad del habla
y del ruido de fondo. Progresivamente, los mensajes
que les dirigen están formados por frases más cortas,
que deben repetir varias veces para que las entiendan.

  También tienen problemas para comprender las con-
versaciones telefónicas, sobre todo con desconocidos.
En las compras, y cuando solicitan ayuda en la calle,
no localizan de dónde procede la voz del interlocutor, y
es posible que no le entiendan si hay ruido ambiental,
742                              Discapacidad visual y autonomía personal


habla rápido, vocaliza poco y/o está situado demasiado
lejos.

   Cuando la primera deficiencia es la auditiva, la co-
municación con el entorno próximo puede ser difícil,
especialmente cuando se utiliza la lengua de signos. No
siempre los familiares conocen este sistema, y le trans-
miten los mensajes vocalizando y realizando gestos.

   En las compras, buscan y escogen los artículos en
los estantes. Cuando precisan comunicarse —pedir una
consumición, pagar, solicitar ayuda— escriben improvi-
sadamente lo que desean, utilizando palabras aisladas
o frases cortas. También se sirven de gestos sencillos
para indicar lo que quieren (artículos detrás de una
vitrina, alimentos al peso, informarse del precio, etc.).

  En situaciones que requieren una comunicación más
compleja —consulta médica, gestiones oficiales y ban-
carias…— pueden solicitar los servicios de un intérprete
de lengua de signos.

   Sin embargo, la persona sorda con pérdida visual, a
medida que su visión se deteriora, tiene más problemas
para entender a las personas de su entorno. No ve con
claridad los labios ni los gestos de la cara, por lo que
le resulta más difícil la lectura labial, agravándose la
situación si las condiciones de iluminación no le son
favorables.

   La localización de artículos y la visualización de pre-
cios en las tiendas se convierten en graves problemas.
No entiende al dependiente y no dispone de alternativa
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   743


de comunicación, ya que no está acostumbrado a utili-
zar la escritura con este fin.

  Del mismo modo, le cuesta ver la pantalla del telé-
fono móvil o los mensajes del fax, los sistemas de co-
municación a distancia más comunes que solía utilizar.
La incomunicación es tan grande que afecta, incluso, a
hechos tan básicos como la solicitud de un intérprete.

  Cuando sobreviene la segunda deficiencia deben
realizar adaptaciones y aprender:

    •	 Una forma de comunicación receptiva basada
       en el tacto: Si no entienden la información en la
       mayoría de las situaciones, hay que desarrollar la
       comunicación táctil.

    •	 Estrategias de comunicación con el público:
       Habilidades que le permitan comunicarse básica-
       mente con personas que desconocen su código
       habitual.

    •	 Comunicación a través de un guía-intérprete: De-
       ben aprender a solicitar y a utilizar los servicios
       de guía-interpretación.

  La familia, ante la segunda discapacidad, tendrá que
realizar adaptaciones en aspectos como:

    •	 Conocer la nueva situación sensorial: Entender de
       qué modo afectan los cambios en la comunica-
       ción, así como la repercusión en las actividades
       que realizaba.
744                               Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Adaptarse a una nueva forma de comunicación:
     Aprender a transmitirle la información a través
     del tacto.

2.3.1. Estrategias de comunicación
       con el público

   El concepto de «comunicación con el público» se viene
utilizando desde hace tiempo por Mary M. Michaud (Mi-
chaud, 1987) y Dona Sauerburger (Sauerburger, 1993),
entre otros. Se refiere al conjunto de habilidades que
las personas con sordoceguera utilizan al comunicarse
con quienes desconocen su sistema habitual.

  Para la independencia en los desplazamientos y su
autonomía, tanto en las compras como en la relación
puntual con los miembros de su comunidad, el alumno
necesita una forma de comunicación, receptiva y ex-
presiva, diferente a las habituales. Algunos utilizarán los
mismos recursos para «escuchar» y «hablar», mientras
que otros deberán hacerlo de una forma diferente.

   Para determinar el sistema más adecuado para cada
alumno, es necesario tener en cuenta:

  a)	 La situación sensorial actual. Determina el
      canal sensorial por el que recibirá la información.
      Puede variar en función de las condiciones am-
      bientales de iluminación y sonido.

  b)	El código de comunicación habitual. Si es la
     lengua de signos, estará habituado a comunicarse
     con las personas de la calle a través de gestos. Si
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   745


         es la lengua oral, puede seguir hablando, aunque
         no escuche la respuesta.

    c)	 El nivel de conocimiento de la lectoescritura.
        Algunas personas con sordera pueden escribir
        frases con una estructura gramatical correcta,
        mientras que otras solo utilizan palabras sueltas
        o frases cortas, con una estructura que se co-
        rresponde con la traducción literal de la lengua de
        signos, no respetando el orden de la oral.

         Hay que averiguar si comprende el significado de
         las palabras de los letreros y carteles (en super-
         mercados, estaciones de transporte, edificios pú-
         blicos), así como los mensajes escritos por otros.

    d)	La capacidad de comprender una situación
       y reaccionar en el momento. Dependerá del
       nivel de funcionamiento, de su experiencia en
       caminar y en realizar compras o gestiones.

         Hay personas que, ante situaciones desconocidas,
         son capaces de analizarlas y buscar alternativas
         comunicativas para resolverlas con seguridad.

         Otras, por falta de experiencia o de capacidad,
         necesitan que se les prepare y entrene en el uso
         de recursos comunicativos para las situaciones de
         emergencia: pedir que llamen a su familia o coger
         un taxi para volver a casa.

    e)	 El grado de motivación para la independen-
        cia. Tras disminuir la visión y la audición, algunas
746                               Discapacidad visual y autonomía personal


      personas eligen poner en práctica las estrategias
      aprendidas para continuar realizando las acti-
      vidades cotidianas de manera independiente,
      mientras otras optan por salir solo cuando es
      preciso —siempre acompañados— y por que les
      resuelvan las necesidades más esenciales.

      Si la motivación es buena, el especialista y el
      alumno analizarán juntos las situaciones comuni-
      cativas que este se puede encontrar y prepararán
      los recursos para afrontarlas —que pueden ser de
      distinta índole— hasta que pueda aplicarlos por sí
      mismo y solo necesite supervisión.

      Cuando hay reticencia en incrementar la autono-
      mía, tampoco hay buena disposición para realizar
      nuevos aprendizajes y, por tanto, la adquisición de
      estrategias para la comunicación es más limitada.

2.3.2. Estrategias para la comunicación
       expresiva

   Como decíamos anteriormente, algunas personas
utilizarán idénticos recursos para expresar y recibir la in-
formación, mientras otras lo harán de manera diferente.

a) El habla

   Permite emitir mensajes y pedir ayuda para resolver
situaciones, sin necesidad de preparación previa.

  Tal como indicábamos, suelen comunicarse a través
de la lengua oral aquellos que han perdido primero
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   747


la visión y después, una vez adquirido el lenguaje, la
audición (de forma parcial o total). Aunque es menos
frecuente, también hay personas que, aún naciendo
sordas, aprenden a hablar adecuadamente.

  A pesar del deterioro del resto de audición, e incluso
cuando la pérdida es total, conservan la capacidad de
expresión oral, que suele ser inteligible para los demás.

   Sin embargo, tienen algunos problemas que conviene
tener en cuenta. Si la pérdida auditiva es severa o total,
es difícil controlar su volumen de voz y ajustarlo al ruido
del entorno (habla claramente, pero no se le oye o eleva
excesivamente el tono de voz). Por otro lado, la articula-
ción de las palabras puede deteriorarse si ha transcurri-
do mucho tiempo desde la pérdida auditiva, pues al no
oírse, no pueden controlarla. En este caso, las personas
con las que tiene poco trato no suelen comprenderle.

b) La escritura

  Permite expresar una necesidad en el momento que
surge, pero es más lenta que el habla.

   Es generalmente utilizada por quienes han nacido
sordos y pierden posteriormente la visión, quienes
utilizan habitualmente la lengua de signos. Teniendo en
cuenta que la escritura es una representación gráfica
de la lengua oral (su segunda lengua) y no de la de
signos, les resulta difícil elaborar mensajes escritos.
La estructura gramatical y la complejidad de las frases
escritas utilizadas varían de unos a otros, dependiendo
de la formación recibida y de su experiencia.
748                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Deben adecuar el tamaño de letra a sus posibilidades
visuales y escribir preferentemente con mayúsculas
(más legibles que las minúsculas), para que el interlo-
cutor lo entienda.

   Cuando pierden totalmente la visión y no se expresan
oralmente, deben sustituir la escritura en tinta por la
tablilla de comunicación (fotos 86 y 87). Para asegu-
rarse de que su interlocutor le atiende, hacen que este
coloque su mano sobre la suya, y tocan con su dedo
índice cada letra hasta completar el mensaje.

c) Los gestos naturales

   Son gestos espontáneos e inventados que sirven
para señalar objetos o alimentos, elegir el que se desea,
indicar cantidades con los dedos, moverlos para saber
cuánto deben pagar, etc.

   Los emplean las personas que, naciendo con sorde-
ra, conservan bastante resto visual, y también aquellas
con sordoceguera congénita que conservan un resto de
visión.

   Se usan conjuntamente con la expresión oral o es-
crita de palabras aisladas, para completar el mensaje
cuando este se refiere a algo que no está presente.
Por ejemplo, en el metro, pueden señalar uno de los
pasillos y con una expresión facial de pregunta, decir:
«¿Banco de España?». Igualmente pueden mostrar un
papel, en el que está escrito el nombre de un lugar y,
al mismo tiempo, señalar una dirección, expresando la
duda en su cara.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera    749


  A medida que van perdiendo visión, reducen este tipo
de comunicación, para el que es determinante contar
con unas condiciones de iluminación favorables.

d) Las tarjetas de comunicación

   Son tarjetas de papel en las que se escriben mensa-
jes breves. Se elaboran antes del desplazamiento, para
mostrarlas en situaciones concretas que se repiten
(cruzar una calle) y de emergencia (por ejemplo, si se
desorienta, puede pedir que le paren un taxi, mostrar
una dirección para que le indiquen o que llamen por
teléfono a su familia).

   Las utilizan aquellos que pierden primero la audición
y cuya visión no les permite discriminar objetos lejanos,
y, puntualmente, aquellos que tienen comunicación oral
pero su resto auditivo no les es suficiente para oír al
interlocutor.




                            Foto 84. Tarjeta para cruzar
750                                   Discapacidad visual y autonomía personal


   Según el nivel de lectoescritura, pueden prepararlas
ellos mismos. Si lo hace otra persona, tendrá que ade-
cuar la caligrafía a las necesidades visuales, realizará
un trazo claro y expresará mensajes concretos, para
que quien los lee pueda interpretarlos con facilidad.

  La tarjeta puede estar escrita por un solo lado o
por ambos, según cómo vaya a mostrarla. Si son de
uso frecuente, se plastifican o se guardan en un álbum
similar a los de fotografías.

   Una alternativa son las tarjetas con un texto escrito
y un espacio en blanco, para completar manualmente la
información que se solicita.




              Foto 85. Tarjeta para subir al autobús



e) Los cuadernos de comunicación

   Son una combinación de fotografías, dibujos y frases.
Permiten hacer peticiones, solicitar información, ayuda,
etc. Pueden incluir diferentes opciones de respuesta,
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   751


para que el interlocutor señale una de ellas (v. 2.3.3.
Estrategias para la comunicación receptiva).

   Suelen ser empleados por personas con sordocegue-
ra congénita.

   Dependiendo de las capacidades sensoriales del
alumno, su nivel de comprensión lectora, las necesida-
des comunicativas y otros factores, pueden utilizarse
frases con fotografías, dibujos y objetos o parte de
estos, de forma que pueda combinarlos para señalar lo
que necesita. Por ejemplo: en una cuartilla se escribe
en la parte superior «deme…», y debajo se pegan fo-
tografías de productos, que pueden recortarse de los
catálogos publicitarios.

   Los cuadernos son elaborados por personas de su
entorno y sus contenidos se trabajan previamente con
el alumno.

2.3.3. Estrategias para la comunicación
receptiva

   Los sonidos del habla se encuentran comprendidos
entre los 250 y los 3000 Hz (hercios), aunque algunos
fonemas se hallan entre los 4000 y los 8000 Hz. Con
audición normal se discriminan a una intensidad entre
0 y 40 dB (decibelios), dependiendo de cada sonido y
frecuencia.

  Las consecuencias funcionales de los distintos grados
de pérdida auditiva en las posibilidades comunicativas,
según Cenjor, Zorita y Martín (2004), son:
752                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 «Las personas sordociegas con deficiencia auditi-
     va ligera [en su comunicación receptiva] perciben
     el habla [por la vía auditiva], pero pueden confun-
     dir algunos fonemas», y principalmente «tendrán
     problemas para percibir la voz lejana [más de
     medio metro], discriminar el habla en ambiente
     ruidoso o cuando intervienen varios interlocuto-
     res».

      Situaciones, todas ellas, que se producen durante
      los desplazamientos por exteriores, cuando se
      necesita entender al interlocutor para orientarse,
      pedir ayuda para cruzar o preguntar en un comer-
      cio al dependiente.

  •	 Las personas con sordoceguera con una pérdida
     auditiva mediana, además del audífono, se apoyan
     en la lectura labial —si tienen resto visual— para
     comprender por completo el mensaje. Tendrán difi-
     cultades en entender palabras complejas y necesi-
     tarán ayudarse de otro sistema para reconocerlas,
     como el dactilológico u otra forma de deletreo.

  •	 Las personas con sordoceguera con una pérdida
     auditiva severa pueden necesitar otros sistemas
     de comunicación, como el dactilológico o la lengua
     de signos. Para recibir los mensajes en lenguaje
     oral, necesitarán la ayuda de la prótesis auditiva,
     el apoyo en la lectura labial —si fuera posible—
     y, además, controlar determinadas variables del
     sonido, como son la distancia, la intensidad, la ve-
     locidad en la articulación de la voz y el ambiente
     no ruidoso.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   753


    •	 «Las personas sordociegas con deficiencia au-
       ditiva profunda no perciben el habla. Resulta
       imprescindible la utilización de la lectura labial
       y de otros sistemas de comunicación, como el
       sistema dactilológico visual, en la palma de la
       mano o la lengua de signos.» (Cenjor, Zorita y
       Martín, 2004).

    •	 En ocasiones, las personas con sordoceguera que
       han perdido la audición de forma progresiva y
       que todavía mantienen mínimos restos, prefieren
       recibir los mensajes oralmente, lo que implica que
       su interlocutor eleve considerablemente la voz
       durante la emisión de mensajes cortos.

   Según el tipo de enfermedad que cause la pérdida
auditiva o la zona donde se produzca la lesión (oído
interno o nervio auditivo), así estará afectada la per-
cepción de los diferentes tonos. Las frecuencias agudas
permiten mejorar la discriminación de los fonemas del
habla, y las graves captar los parámetros de ritmo y
entonación. Por ejemplo, si las frecuencias altas no se
oyen o se perciben con poca claridad, las consonantes
suaves de altas frecuencias, como la t, s, f, p, z, ch, no
se comprenderán, dificultando la comunicación recepti-
va y, por lo tanto, la conversación.

   En la comunicación receptiva con el público, utilizan
alguno de los tres canales sensoriales:

    •	 Auditivo: El interlocutor le expresa oralmente
       los mensajes en las condiciones acústicas ade-
       cuadas.
754                               Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Visual: La comunicación se realiza a través de frases
     escritas, carteles, direcciones, gestos, indicaciones
     sobre cuadernos de comunicación o signos.

  •	 Táctil: El interlocutor emite mensajes cortos que
     son recibidos a través del tacto, mediante las
     tablillas de comunicación, la lengua de signos o la
     escritura en palma.

a) Canal auditivo

   Permite recibir información de cualquier interlocutor, en
distintos momentos del desplazamiento o de la actividad.

   Es utilizado por aquellos que primero pierden la visión
y tienen los problemas auditivos después de la adquisi-
ción del lenguaje, o por los que pierden los dos sentidos
después de los dos años de vida, pero conservan resto
auditivo.

  Las situaciones acústicas del entorno influyen en la
comprensión del mensaje. Hay que tener en cuenta:

  •	 El ruido ambiental o de fondo, que puede «enmas-
     carar» o cubrir los sonidos del habla, aunque sea
     menos intenso que estos últimos. Algunas situacio-
     nes problemáticas son el tráfico (ruido de coches y
     bocinas), entornos concurridos (muchas voces si-
     multáneas), lugares públicos (música de fondo), etc.

  •	 La distancia del interlocutor, porque a mayor
     distancia, menor intensidad del sonido del habla.
     Además, se interponen otros sonidos entre emisor
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   755


         y receptor que impiden entender la conversación
         (enmascaramiento). Otra dificultad, cuando se uti-
         lizan audífonos, es que estos amplifican el sonido
         que recoge el micrófono, sin seleccionar los produ-
         cidos a mayor distancia, como hace el oído sano.

    •	 La posición respecto al interlocutor, ya que si este
       se sitúa cerca del mejor oído, favorece la recep-
       ción del mensaje.

    •	 La intensidad de la voz, pues el volumen para
       entender un mensaje variará según los factores
       detallados anteriormente. A veces, el sonido fuer-
       te produce dolor.

    •	 La velocidad y la forma de articular las palabras,
       ya que si se habla rápido y se vocaliza poco, se
       reducen las posibilidades de entender.

b) Canal visual

  Permite obtener información directa del entorno y
comunicarse con una persona desconocida, solicitán-
dole que le transmita el mensaje con los recursos a los
que pueda acceder a través de la visión.

   Lo utilizan los que conservan resto visual funcional y
sin audición.

Frases escritas

   Se plantea una pregunta oralmente o por escrito
al interlocutor, y se le entrega papel y rotulador (de
756                                     Discapacidad visual y autonomía personal


características adecuadas al nivel visual del alumno),
para que conteste por escrito con letras mayúsculas.
Por ejemplo: «soy sordo y veo poco, escriba qué días
y horas está aquí la trabajadora social. respóndame en
este tamaño de letra. gracias».


Tablilla de comunicación con el alfabeto en tinta

   Además de las letras, estas tablillas incluyen los
números. El alumno debe explicar a su interlocutor
que las señale una a una, con su dedo índice, hasta
completar el mensaje. Pueden utilizarse de dos formas:
si la capacidad visual lo permite, verá las letras que
le señalan; cuando esto no es posible, el emisor del
mensaje sujetará el dedo índice de la persona con sor-
doceguera y lo irá situando debajo de cada letra. En
ambos casos, deberá memorizar las letras para unirlas
en sílabas, palabras y frases.




               Foto 86. Tablilla con alfabeto en tinta



Gestos naturales

  Se utilizan para indicar direcciones y localizar lugares
o productos. Como respuesta a una pregunta por es-
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera        757


crito (véase el apartado La escritura, dentro de 2.3.2.
Estrategias para la comunicación expresiva), el alumno
observará las indicaciones gestuales de su interlocutor.
Debe situarse en la posición más favorable para utilizar
su visión, y repetir el gesto para confirmar.

Cuadernos de comunicación

  Se utilizan haciendo que el interlocutor indique una
de entre varias respuestas. Pueden prepararse:

    •	 Con frases preescritas y posibles respuestas. Por
       ejemplo:

    		              señale si es este el autobús          14

    			                           si		              no


    •	 Incluyendo una hoja para cada situación concreta,
       con varias opciones de respuesta a una pregunta.
       Por ejemplo:

              señale la respuesta más aproximada,
              por encima, a la cantidad a pagar.


              (A continuación, el dibujo o la foto de los bille-
              tes y las monedas.)

  Cada hoja del cuaderno corresponde a una situación
concreta en la que puede encontrarse una persona con
sordoceguera, y, por tanto, estará diseñada específica-
mente para ella, aprovechando los conocimientos que
posea y teniendo en cuenta sus características visuales.
758                                       Discapacidad visual y autonomía personal


  La utilización eficaz del canal visual está en función
de las condiciones de iluminación, de llevar su material
comunicativo ordenado y de contar con las ayudas
ópticas recomendadas. Es fundamental que se respon-
sabilice del mantenimiento y la clasificación de estos
materiales.

c) Canal táctil

   Cuando no se pueden utilizar ni la vista ni el oído de
forma permanente o los resultados son inconsistentes
en situaciones desfavorables de iluminación y sonido, la
comunicación se realizará a través del tacto.

Tablilla de comunicación
con el alfabeto en tinta/braille

   Contienen todas las letras del alfabeto, en mayúscu-
las, altorrelieve y braille.




            Foto 87. Tablilla con alfabeto en tinta y braille


  El interlocutor sujeta el dedo índice de la persona con
sordoceguera y lo sitúa sobre las letras en braille, hasta
componer el mensaje.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   759


  En caso de no conocer el sistema braille, pueden
reconocerse las letras en altorrelieve (foto 86).

Escritura de letras mayúsculas
en la palma de la mano

   Requiere que la persona conozca las letras mayúscu-
las. Sobre su mano derecha abierta, con los dedos ex-
tendidos y la palma hacia arriba, ligeramente ladeada,
el interlocutor escribirá con la yema del dedo índice de
su mano derecha, ocupando toda la palma. Las letras se
trazarán una sobre otra (no una al lado de la otra, como
en la escritura convencional). El mensaje se deletreará,
y entre palabra y palabra se hará una pequeña pausa
(figura 40).

  Algunas personas prefieren apoyar suavemente su
mano sobre la del interlocutor mientras este le escribe
en la palma, para, además, percibir la letra por el movi-
miento que describe la mano.

Cuadernos de comunicación táctiles

   Los cuadernos de comunicación (preparados con ante-
lación), explicados en el apartado Canal visual, en 2.3.3,
pueden también elaborarse para percibir táctilmente:

    •	 En el caso de los cuadernos con varias respuestas,
       marcándolas en braille.

    •	 Cuando no se conoce el braille, las posibles op-
       ciones de respuesta (fotografías, dibujos...) entre
       las que elige el alumno se muestran como objetos
760                            Discapacidad visual y autonomía personal


      con volumen (se cortan a lo largo y se pegan
      sobre la hoja).

2.4. Aprendizajes para la realización
     de las actividades

  Cuanto más aislada esté la persona, más necesaria
será la intervención multidisciplinar para mejorar su
autonomía, su comunicación y sus relaciones.

2.4.1. Desarrollo sensorial

   Es fundamental que sea consciente de las posibilida-
des de utilización de los restos visual y auditivo —con
los productos de apoyo necesarios—, además del apro-
vechamiento de los demás sentidos.

a) Audición

   Se debe iniciar el programa de rehabilitación con la
corrección protésica auditiva adecuada, aunque esto no
siempre es posible.

  Cuando no dispone aún de audífonos, se establecerá
como objetivo su adquisición durante el entrenamiento
para:

  •	 Identificar la presencia o ausencia de sonidos:
     coches, voces.

  •	 Reconocer sonidos fuertes durante el desplaza-
     miento, proporcionándole la ayuda necesaria
     (indicarle el nombre…).
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   761


    •	 Localizar la dirección aproximada de la fuente
       sonora, mediante el giro de la cabeza y del tronco
       hacia ambos lados, sin mover los pies del punto
       en que se encuentra.

b) Tacto

   El tacto servirá para percibir la vibración, localizar
objetos y discriminar características en el contacto
con personas o cosas, así como para poder comuni-
carse. Puede utilizarse de forma directa o indirecta
(v. capítulo 5).

   El contacto táctil no siempre es aceptado —desde el
punto de vista psicológico—, aunque les resulte muy
difícil comunicarse (Puig, 2003).

   Asumir el uso del tacto para la comunicación debe
contemplarse como parte del proceso de ajuste a la
discapacidad, por lo que se puede trabajar de forma
conjunta con un psicólogo.

   Conforme el resto visual y/o auditivo sea menos
útil, el desplazamiento independiente requerirá el se-
guimiento táctil de la pared u otra línea de dirección,
a través del bastón. Deberá discriminar también las
texturas del suelo, las características de los objetos,
notar por el contacto con el bastón si estos se mueven
y poder diferenciarlos de las personas.

   Debe habituarse a utilizar conjuntamente el tacto
indirecto y el directo para detectar y acercarse a los
objetos o a las personas, colocando el bastón en la
762                              Discapacidad visual y autonomía personal


técnica adecuada (v. capítulo 7) y tocando suavemente
con el dorso de la mano lo que localiza.

c) Visión

   Se deben integrar las técnicas de bastón —para
percibir táctilmente las irregularidades del suelo— con
la exploración visual. Esta se realizará de izquierda
a derecha y hacia arriba, para comprobar la mitad
superior del espacio que se encuentra delante del
alumno. De esta forma, una persona sin audición y
con reducción de campo podrá caminar separada de
la pared o tocándola, y, simultáneamente, localizar
mediante la visión los elementos que se encuentran a
ambos lados de su línea de marcha, garantizando así
la protección.

   Los filtros que utilice para paliar los problemas de
deslumbramiento deben permitir la máxima agudeza
visual posible, para realizar la comunicación receptiva
(lectura labial y signos).

d) Cinestesia

   Junto al sentido del tacto, el cinestésico (v. capítulo
5) proporciona información sobre el espacio, confir-
mando la información auditiva y/o visual o sustituyendo
la ausencia de ambas.

   Debe comprender la diferencia entre tensión y rela-
jación muscular para ser consciente de las zonas que
mantiene tensas, principalmente los hombros y miem-
bros superiores.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   763


   Mejorar el equilibrio se logra mediante el control de
la posición del cuerpo, variando el centro de gravedad
en función de la inclinación del suelo:

    •	 Cuesta abajo o en la bajada de escaleras se man-
       tiene el equilibrio si el centro de gravedad recae
       en la parte posterior de los talones, estando la
       espalda y cabeza erguidas.

    •	 Subida de cuestas y escaleras: El centro de gra-
       vedad debe recaer ligeramente por delante de
       su cuerpo, manteniendo el tronco y la cabeza un
       poco inclinados hacia delante y el peso en la parte
       anterior de los pies.

    •	 Inclinaciones laterales a la marcha: El centro de
       gravedad debe recaer en el lado exterior del pie
       que permanece más elevado, inclinando ligera-
       mente el tronco hacia el lado del cuerpo donde
       la pendiente es más alta.

  Cuando hay problemas de equilibrio se des-
plazan sin caerse porque aumentan la base de
sustentación, aprovechan su conocimiento previo
del espacio, usan el bastón con técnica de desliza-
miento (proporciona información anticipada de las
inclinaciones del suelo) y utilizan las sensaciones
propioceptivas.

  Al subir y bajar escaleras, deben sujetarse a las
barandillas o apoyar la mano en la pared. Si no hay,
apoyarán los dos pies en cada peldaño, ya que no
podrán alternarlos.
764                            Discapacidad visual y autonomía personal


   El mantenimiento de la línea recta se entrena —al
igual que con personas normoyentes con discapaci-
dad visual— partiendo de la colocación de cabeza,
espalda y talones apoyados en la pared (alineación
perpendicular a la pared), y, posteriormente, del
seguimiento de la dirección de la pared (alineación
en paralelo a la pared). Esto es básico para localizar
el lugar adecuado para cruzar o para recorrer es-
pacios grandes y abiertos donde no hay una pared
de referencia. En el exterior no va a disponer de la
información auditiva o visual para corregir la posible
desviación.

2.4.2. Comunicación

a) Objetivos

  •	 Llegar a entender que necesita conocer dife-
     rentes formas de comunicación para solucionar
     problemas en los desplazamientos. Encontrará
     situaciones que requieren comunicarse y, para
     poder resolverlas, necesitará disponer de diferen-
     tes recursos, que utilizará según sea la situación
     ambiental (acústica e iluminación).

  •	 Aprender a comunicarse de manera expresiva y
     receptiva adecuadamente.

  •	 Mantener ordenados los materiales de comunica-
     ción.

  •	 Reconocer las situaciones que no sabe resolver
     para buscar soluciones junto con el especialista.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   765


b) Planificación

  El grado de autonomía que alcance dependerá de su
habilidad para comunicarse con el público.

   Es necesario determinar las estrategias que utilizará,
planificándolas a partir de sus posibilidades de comu-
nicación, de las actividades que quiera desarrollar de
forma autónoma y de sus necesidades sensoriales. Los
recursos planificados son específicos para cada situa-
ción y persona.

  Se inicia el entrenamiento en el aula del especialista,
donde actúa como interlocutor simulando diferentes
posibilidades, y se continúa en las situaciones reales.

  Para planificar las estrategias comunicativas, es ne-
cesario:

    •	 Determinar las actividades a realizar.

    •	 Dividir cada actividad en secuencias (v. capí-
       tulo 6).

    •	 Analizar cada tarea, considerando si puede o no
       ejecutarla sin necesidad de comunicarse con el
       público.

    •	 Seleccionar las que no puede realizar solo.

    •	 Analizar si el modo de comunicación expresiva y
       receptiva habitual resuelve las situaciones detec-
       tadas.
766                             Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Buscar estrategias para las situaciones en las que
     no es autónomo.

  •	 Poner en práctica las que realiza de manera habi-
     tual y las nuevas.

  •	 Introducir las modificaciones necesarias.

  •	 Analizar la actividad para localizar necesidades
     comunicativas no detectadas anteriormente,
     surgidas cuando se producen variaciones en los
     elementos o características del entorno (cambios
     de iluminación o ruido ambiental, obras, etc.).

c) Entrenamiento de las estrategias de comuni-
   cación expresiva

  La incorporación de estas estrategias no debe concluir
cuando finalice el programa de rehabilitación, por lo que
serán necesarios contactos periódicos para garantizar la
permanencia de los logros y valorar nuevas necesidades.

El habla

   El alumno debe conocer el grado de eficacia de su
habla. El especialista le transmitirá la necesidad de
emitir en un volumen de voz adecuado al lugar en el
que se encuentre, informándole de las características
sonoras de cada lugar. Así podrá reconocer y diferenciar
los entornos ruidosos de los tranquilos. Si el entorno
por el que se desplaza es habitualmente ruidoso, debe
ser consciente de la necesidad de emitir la voz en un
volumen adecuado para comunicarse.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   767


   Igualmente, la comprensión del habla es un aspecto
que se debe tratar. El especialista proporcionará indica-
ciones para que pronuncie más lentamente y vocalice
con mayor claridad. Puede ser necesaria la intervención
de un logopeda, y entretanto la calidad del habla no
mejore, puede recurrirse a otro sistema de comunica-
ción alternativo.

   El hecho de hablar no siempre implica poder oír, por
lo que el alumno deberá aclarar su situación, si este
es el caso, antes de realizar una petición. Por ejem-
plo, después de saludar, puede informar de su grado
de visión y también de su falta de audición. Llegar a
asumirlo, y expresarlo con cierta normalidad, requiere
muchas veces la intervención de un psicólogo.

   Si el alumno habla pero no oye bien, y su visión no es
eficaz para realizar una lectura labial, deberá sustituir
las preguntas por peticiones concretas. Por ejemplo, en
lugar de: «Por favor, ¿puede avisarme cuando pueda
cruzar?», será más útil: «Por favor, ayúdeme a cruzar
agarrándome del brazo, gracias». O en vez de: «¿Dón-
de está la entrada al metro de Duque de Pastrana?», es
mejor: «Por favor, acompáñeme hasta la entrada del
metro de Duque de Pastrana, gracias».

   Las personas que se comunican en lengua de signos
utilizan el habla para acompañar los gestos, expresando
palabras aisladas que aclaran el mensaje. Si su habla es
inteligible, se debe fomentar su uso junto con la forma
comunicativa elegida (escritura, tarjetas, etc.), ya que así
captará más rápidamente la atención del interlocutor y
este deducirá su sordera, por su forma peculiar de hablar.
768                              Discapacidad visual y autonomía personal


La escritura

  Debe instarse al alumno a que lleve consigo los útiles
de escritura: libreta y un rotulador del color y grosor
que mejor vea, que le permita releer lo que escribe y
corregirlo, si fuera necesario.

  Debe practicar la escritura en mayúsculas y con fra-
ses cortas, sin apoyarse, ya que en la calle no dispondrá
de soportes.

   Si es capaz de redactar frases con una estructura
gramatical comprensible, la escritura le permitirá reali-
zar peticiones concretas. Por ejemplo, si en el banco no
encuentra el lugar al que debe dirigirse, puede escribir
y enseñar al guardia de seguridad: «Por favor, veo
mal y soy sordo, acompáñeme hasta la ventanilla de
pagos». Una vez en la ventanilla, se comunicará con
el empleado de la misma forma: «Quiero sacar 30 €.»,
«Ponga una cruz grande donde debo firmar.», etc.

   Por el contrario, si la estructura es poco clara, puede
llevar preparadas las frases para distintas situaciones.
Si acuden a clases de lenguaje para adultos, es fun-
damental que la práctica se dirija hacia la escritura de
frases funcionales, con estructura sencilla, vocabulario
común y relacionada con las necesidades diarias (com-
pras de alimentos, ropa, peticiones de citas médicas,
localización de objetos, etc.).

   Aunque escriba los mensajes con claridad, es mejor
llevar preparadas las frases que le permitan solicitar
ayuda en situaciones de emergencia, pues la tensión
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   769


y el nerviosismo que producen dificultan la escritura in
situ con una estructura correcta.

Los gestos naturales

  Si bien los gestos surgen normalmente de manera
espontánea y no requieren entrenamientos específicos,
es necesario aprender a realizarlos de manera intencio-
nada.

   Es frecuente que el interlocutor crea que la única
discapacidad es la visual, y espere, por tanto, una
respuesta cuando le habla. Un gesto puede ser muy
aclaratorio, para evitar malos entendidos. Por ejemplo,
si quiere rechazar una ayuda innecesaria, puede indicar
«No» con el dedo, al tiempo que sonríe dirigiéndose
hacia la persona.

   Los gestos pueden utilizarse también, junto con la
escritura o las tarjetas preescritas, como apoyo en
situaciones en las que sea difícil escribir (por falta de
iluminación) o cuando el interlocutor no le entienda.

Las tarjetas de comunicación

   Hay diferentes formas de mostrarlas: sujetándolas
con la mano en alto, colocadas por encima del hombro
—para que sean vistas desde el frente y desde su es-
palda— o enseñándoselas directamente al interlocutor,
si su resto de visión le permite localizarlo. En este caso,
se practicará la forma de acercarse, manteniendo la
tarjeta a la distancia adecuada para que la vean, pueda
señalar lo que necesita y observar la respuesta.
770                              Discapacidad visual y autonomía personal


   Si utiliza varias tarjetas, debe aprender a ordenarlas.
Cuando ya no pueda leer las frases, puede diferenciar-
las táctilmente con palabras en braille que resuman el
contenido, o con texturas y formas asociadas a cada
tarjeta. Una marca en uno de los lados orienta sobre la
posición adecuada para mostrarla.

Cuadernos de comunicación

  Debe conocer su utilización correcta: elegir previa-
mente la página que necesita, acercarse al interlocutor,
mostrarla adecuadamente y señalar lo que desea, ase-
gurándose de que le atienden.

   A medida que aumente el grado de autonomía, realice
más actividades que requieran comunicación y sea ca-
paz de usar de manera adecuada el cuaderno, se pueden
incorporar a este nuevos contenidos —o páginas— y
aumentar las opciones.

   Posteriormente, puede ser él quien incluya nuevos
elementos. Por ejemplo, si como actividad tiene asignada
comprar la comida y su cuaderno incluye diferentes aparta-
dos de alimentos, puede utilizar recortes de prospectos de
publicidad y pegar en él otros productos que le interesen.

d) Entrenamiento de las estrategias
   de comunicación receptiva

Canal auditivo

  Las variaciones sonoras del entorno influyen conside-
rablemente en la capacidad auditiva, de tal forma que
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   771


es posible entender al interlocutor en un lugar tranquilo
y no en uno ruidoso.

   De la misma forma, la distancia entre emisor y re-
ceptor es determinante. Las posibilidades de entender
el mensaje cuando existen problemas auditivos, se
reducen en distancias superiores a 30 cm.

  Por tanto, el alumno deberá explicar a su interlocutor
cómo necesita que le hable para comprenderle: posición
respecto a él, intensidad de la voz, distancia y velocidad.
Por ejemplo: «No oigo bien, por favor, hábleme cerca
de mi oído derecho, más alto y despacio porque no le
puedo entender».

  Cuando necesite preguntar, debe buscar espacios
con poco ruido ambiental.

   Algunas personas con sordoceguera, aun compren-
diendo parte de la comunicación oral, tienen dificultad
en discriminar sonidos del habla o en entender cuando
las condiciones sonoras en ese entorno son adversas.
En estos casos:

    •	 Si tienen resto visual y las condiciones visuales
       son las adecuadas, se situará de modo que pueda
       completar la información con la lectura labial.

    •	 Es preferible hacer preguntas con respuestas cortas,
       «Sí» o «No», y fácilmente comprensibles, ya que es
       posible que pueda percibir parte de los mensajes
       orales, pero que tenga dificultad en entender frases
       largas. Por ejemplo: «Soy ciego y oigo poco. Por
772                                Discapacidad visual y autonomía personal


      favor, responda a lo que le pregunto con un ‘sí’ o un
      ‘no’, gracias. ¿Es esta la parada de Plaza de Castilla?
      No. ¿Es la siguiente? No. ¿Faltan dos? Sí».

  •	 Es necesario entrenar modos de comunicación
     receptiva para situaciones concretas. En función
     de que tenga o no resto visual, la recepción de la
     información será a través del canal visual o táctil.

   Si el intercambio es a través de una mampara de cris-
tal (ventanilla), solicitará ayuda a un tercero para que le
transmita la información e intermedie entre ambos.

Canal visual

   Es importante que muestre correctamente el mate-
rial de apoyo a la comunicación: parará al interlocutor,
llamando su atención sin sobresaltarle, aprovechando
la luz ambiental y situándose a la distancia adecuada
para ver lo que le señalan o indican.

  Informará al interlocutor de su forma particular de
entender los mensajes.

   Es útil que conozca sistemas de comunicación recep-
tiva táctiles, para cuando las condiciones de iluminación
no sean adecuadas.

Canal táctil

  Si utiliza habitualmente el resto visual o el auditi-
vo para comunicarse, suele darle vergüenza hacerlo
mediante el tacto, aunque haya situaciones en las que
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   773


sería necesario. Este entrenamiento forma parte de los
objetivos de la rehabilitación.

   Una vez que contacta con el interlocutor, este debe
saber cómo responderle. Para ello le mostrará un ejem-
plo, representando en la palma de su propia mano las
letras escritas en mayúsculas o señalando las letras en
braille en la tablilla de comunicación.

   La práctica se inicia con el especialista, después con
personas de su entorno, en espacios fijos —como una
tienda— y en la calle o en el transporte público, si fuera
necesario.

2.4.3. Actividades habituales

    Cuando no hay posibilidad de aprender por imitación,
ni de escuchar, es difícil que se produzca la motivación su-
ficiente para ser autónomos en las actividades habituales.

   En el caso de los niños, la selección de las actividades
a trabajar se plantea junto al profesor del aula, para que
este potencie la práctica de la actividad y el desarrollo
de la comunicación.

   El aprendizaje de actividades debe incluir la prepara-
ción, el inicio, el desarrollo y la finalización de la misma
(incluyendo guardar el material utilizado). El modo de
enseñanza y los contenidos dependerán del nivel de
funcionamiento de cada alumno.

 Las actividades se adaptarán al nivel de desarrollo
motor, visual, auditivo, táctil y cinestésico del alumno,
774                             Discapacidad visual y autonomía personal


enseñándole modos de realización para que aprenda
nuevas habilidades, flexibilidad y equilibrio, aprovecha-
miento de su visión y audición, adiestramiento táctil,
coordinación de brazos, manipular utensilios teniendo
en cuenta la deficiencia visual, etc.

  Si el nivel de funcionamiento es bajo, se realizará el
entrenamiento en el momento y lugar donde se hace la
actividad. La repetición en el mismo orden de secuencia
es fundamental. Se contará con la colaboración de las
personas cercanas, del colegio y de casa, para que
todos realicen la actividad del mismo modo.

   El grado de ayuda irá disminuyendo a medida que
comprenda y aprenda cómo colocar sus manos para la
tarea. El nivel de apoyo será:

  •	 De ayuda total al principio, situándose el espe-
     cialista por detrás del niño, colocando las manos
     sobre las suyas, manipulándolas y realizando
     juntos la actividad.

  •	 Posteriormente, el adulto dirige la muñeca o el
     antebrazo del niño hacia las tareas, y en ocasio-
     nes le ayuda «mano sobre mano».

  •	 Más tarde, se le incita a continuar la actividad
     con pequeños toques en el hombro o en el an-
     tebrazo.

  •	 Finalmente, el adulto se sitúa de frente o al lado y
     le explica cómo lo hace él, colocando el niño sus
     manos sobre las del adulto.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera                 775




        Foto 88. Colocación de las manos en el «Grado de ayuda total»



  Para asegurarse de que las personas del entorno
realizan la actividad adecuadamente, se les puede pro-
porcionar las secuencias de las tareas, con indicaciones
específicas según las necesidades sensoriales de cada
uno.

   Se analizarán periódicamente los progresos, dudas,
etc., sobre las destrezas desarrolladas. Pueden utilizar-
se registros de valoración relativos al grado de habilidad
demostrado, de ayuda proporcionada (puede variar de
unas tareas a otras) y a si conoce el paso siguiente en
la secuencia de la actividad.

2.4.4. Tareas domésticas

   A medida que disminuye la visión y/o la audición,
tienen que aprender a realizar las tareas domésticas
basándose en el tacto y en la vibración.
776                               Discapacidad visual y autonomía personal


   En la cocina pueden trabajar sobre una bandeja, para
localizar fácilmente la zona sucia o los elementos caídos.

   El microondas facilita la preparación de alimentos,
sin riesgo de quemarse al cocinarlos o freírlos.

   Es importante enseñar a los niños con sordoceguera
técnicas de limpieza que se puedan generalizar. Por
ejemplo, para limpiar el polvo, la mesa del comedor, la
encimera de la cocina, etc., se sigue la misma secuen-
cia de movimientos de las manos, coordinándose para
la exploración de la superficie.

   Comprar es una de las tareas más difíciles, porque
lleva implícita la necesidad de comunicarse. Cuando no
tienen un código formal, es imprescindible un cuaderno
de comunicación para hacer sus peticiones. Los niños
deben desarrollar las habilidades necesarias con el pro-
fesor y el especialista.

2.4.5. Realización de actividades con ayuda
       de terceros

  Hay actividades que las personas con sordoceguera
no pueden realizar de manera independiente, pero sí
con la ayuda de un tercero. Si no es posible que lo
haga un familiar, pueden solicitar colaboración en los
establecimientos, con los que ya se habrá contactado
previamente para que le ayuden. El sistema de comuni-
cación, tanto para expresar sus necesidades como para
recibir la información (escritura en palma, tablilla, etc.),
se habrá entrenado previamente. Al entrar, acudirá a
un lugar convenido, donde pedirá que le acompañen.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   777


   Para cuestiones más relevantes —compra de electro-
domésticos y muebles, gestiones bancarias u oficiales,
etc.— precisarán la ayuda de personas que conozcan su
sistema de comunicación.

  Si viven solas, necesitan el apoyo periódico de al-
guien que les transmita información visual y auditiva
del estado de su vivienda, les lea la correspondencia,
haga llamadas telefónicas y colabore en la organización
de la documentación.

2.4.6. Productos de apoyo

a) Productos de apoyo para personas con sordo-
   ceguera y resto auditivo

   Los productos de apoyo facilitan la realización de
algunas actividades o el conocimiento de sonidos del
entorno. Cuando se utilizan audífonos, es posible co-
nectarlos a ellos.

   Los audífonos, según el tamaño, pueden situarse
dentro del canal auditivo (intracanales) o detrás del pa-
bellón auditivo (retroauriculares). La elección depende
del grado de pérdida, del tamaño del conducto auditivo
y de las preferencias personales.

    Pueden ser analógicos o digitales.

   Todos requieren cuidados determinados. En los re-
troauriculares, será en el gabinete donde se les cambie
el tubo según le indique su audioprotesista (una vez al
mes, o cada tres meses). Los intracanales necesitan
778                              Discapacidad visual y autonomía personal


limpiarse regularmente para evitar que se obstruya el
orificio por donde sale el sonido (y que está en contacto
con la cera del oído).

   El compartimento para la pila del audífono y la pila
misma son muy pequeños y, por tanto, difíciles de vi-
sualizar y manipular, por lo que se deben reforzar las
destrezas para colocarla. Se sugiere hacerlo sentado y
trabajar sobre una bandeja, para localizar fácilmente la
pieza en el caso de que se caiga.

  Otras personas, tras una operación quirúrgica, utili-
zan un implante coclear como ayuda técnica auditiva.

   Hay productos de apoyo que facilitan la recepción de
sonidos lejanos: los equipos de fm (Frecuencia Modula-
da), permiten escuchar el habla del profesor en la clase
como si estuviera al lado, o conversaciones de grupo
si se utiliza como micrófono en reuniones. Existen mi-
crófonos que se conectan al audífono. Algunos facilitan
la recepción del sonido de la televisión o de la radio sin
necesidad de ajustar su volumen. Otros permiten oír el
timbre de la puerta o del portero automático directa-
mente en el audífono. Hay amplificadores portátiles del
sonido del teléfono o del timbre de llamada telefónica,
bucles de inducción para personas con audífonos, te-
léfonos móviles o fijos con amplificación de volumen y
control de tonos graves y agudos, etc.

   Los audífonos retroauriculares facilitan la conexión
de estas ayudas. El sonido se transmite mediante un
sistema de inducción magnética, de frecuencia modula-
da, de infrarrojos o por entrada directa.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera                   779


   La persona con sordoceguera debe aprender a ma-
nejar estos productos de apoyo. Por ejemplo, saber
dónde está el micrófono del audífono para colocar el
auricular del teléfono próximo a este y no junto al mol-
de o la carcasa; cambiar la forma de conexión de su
audífono, si lo utiliza con una ayuda técnica en vez de
independientemente; indicar a los interlocutores cómo
utilizar un micrófono para hablarle, etc.

b) Productos de apoyo para personas con sordo-
   ceguera y resto visual

   Los despertadores con alarma por luz dejan de tener
utilidad cuando el campo y la agudeza visual sufren un
deterioro importante. Los que informan por vibración
pueden ser útiles, siempre y cuando sea posible visua-
lizar los números de la pantalla y las funciones disponi-
bles. Son muy adecuados los que disponen de números
grandes, bien contrastados y vibración intensa.




      Foto 89. «Shake Awake»                  Foto 90. «Wake and Shake»



   Algunas personas utilizan la alarma del teléfono mó-
vil, en modo de vibración. Colocado debajo de la sábana
780                             Discapacidad visual y autonomía personal


bajera, a la altura de la almohada, se podrá sentir la
vibración sin riesgo de que se caiga.

c) Productos de apoyo para personas con sordo-
   ceguera total

   Cuando no hay restos ni visual ni auditivo para loca-
lizar la luz o escuchar el sonido amplificado, tienen que
utilizar la vibración.

  Existen productos de apoyo como:

  •	 Indicadores de sonidos: Permiten conocer algu-
     nos sonidos del hogar —gracias a la vibración del
     receptor que llevan consigo— cuando se activa
     uno de los transmisores de sonido colocados jun-
     to a cada fuente sonora. A cada uno se le asocia
     una secuencia de vibración diferente. Según sea
     la que recibe, sabrá si es el timbre de la puerta,
     del portal, la llamada a través del Messenger del
     ordenador o que llora el bebé, entre otros.

  •	 Despertadores: Pueden ser en forma de reloj
     de pulsera (con un aro alrededor del cristal, que
     vibra al pasar el dedo, indicando las horas y mi-
     nutos). Otra opción es combinar un despertador
     para personas con ceguera (proporciona la in-
     formación a través del tacto) con un detector de
     sonidos, que se activa con el sonido de la alarma
     y lo transmite por cable a un dispositivo que
     vibra (que se sitúa a la altura de la almohada).
     Existen en la actualidad relojes despertadores
     para personas con sordoceguera total, a los que
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   781


         se accede por medio del tacto y que despiertan
         por vibración.

    •	 Detector de luz y contraste, por vibración.

    •	 Ayudas para utilizar durante el desplazamiento
       que detectan los obstáculos y espacios abiertos.
       Algunas están incorporadas al bastón y otras son
       complementarias. Hay que valorar el entorno
       donde vayan a utilizarse, ya que si está saturado
       de obstáculos o personas, se dificulta la com-
       prensión del espacio por la emisión constante de
       vibraciones, perdiendo su utilidad.

   Es necesario que cada usuario compruebe los bene-
ficios que puede obtener con los diferentes productos
antes de adquirirlos. Cuando están ubicados en el
domicilio, pueden requerir el ajuste de la sensibilidad
para que no se activen con sonidos lejanos de la misma
habitación, tarea para la que necesitan ayuda.

d) Comunicación a distancia

   Los teléfonos móviles adaptados, con amplificación
de caracteres o acceso braille, facilitan la comunicación
a través de mensajes de texto. También son muy útiles
para anotar datos a recordar, citas, direcciones, tareas
pendientes, etc., e incluso, para escribir notas breves a
su interlocutor, en comercios, taxis, etc.

   El ordenador personal, adaptado a sus caracterís-
ticas sensoriales, posibilita la comunicación y permite
resolver situaciones, contactando por correo electróni-
782                             Discapacidad visual y autonomía personal


co o chat con servicios de intermediación para sordos.
Estos le ponen en contacto telefónicamente con otras
personas (Romero, 2004).

   Los usuarios de ordenador personal e Internet pue-
den acceder a la información de manera general, y tener
así mayor contacto con el entorno (leer la previsión del
tiempo para saber la ropa a utilizar, por ejemplo) y las
noticias de la actualidad.

   Las necesidades que se cubren a través de los
medios tiflotécnicos pueden ser muy diferentes para
cada persona, pero, en general, con un adecuado en-
trenamiento y uso, aportan soluciones para un mayor
desenvolvimiento en las situaciones de su vida diaria.

2.4.7. Desplazamientos

   Las personas con sordoceguera tienen caracterís-
ticas muy heterogéneas: unas caminan de manera
independiente por entornos de distinta complejidad
—incluyendo la utilización de transportes públicos—,
mientras otras tienen una movilidad más limitada.

   Su nivel de independencia está supeditado a varios
factores:

  •	 Si poseen o no resto auditivo y/o visual para
     orientarse. A mayor entrada sensorial, mejor
     será la información que asocie a cada recorrido,
     siéndole más fácil diferenciar lugares, comprobar
     que camina por el sitio que desea y detectar los
     errores para rectificar adecuadamente.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   783


    •	 El grado de eficacia de las estrategias de comuni-
       cación expresivas y/o receptivas, para preguntar
       o solicitar ayuda.

    •	 La existencia de otros déficits concurrentes que
       puedan repercutir en la percepción e interpreta-
       ción del entorno.

    •	 Las estrategias previas que posea para desplazar-
       se de manera independiente, el nivel de necesidad
       y motivación, así como el grado de asertividad al
       interactuar con personas desconocidas, que in-
       fluirá en su capacidad para reaccionar de manera
       adecuada.

   Cabe señalar, por otro lado, que al color blanco ha-
bitual del bastón de movilidad suele añadírsele el rojo,
para identificar la condición de sordoceguera. Aunque
no hay un reconocimiento oficial, en algunos países es
de dicho color el tramo inferior, mientras en otros alter-
nan ambos colores. Este último, se detecta con mayor
facilidad en espacios concurridos.

a) Orientación espacial en el entorno

   A medida que se deterioran o disminuyen los restos
visuales y/o auditivos, la percepción del entorno se rea-
liza a través de los sentidos propioceptivo, háptico-táctil
y olfativo.

  Las personas con sordoceguera total tienen muchos
problemas para obtener información del entorno. Para
desplazarse de manera independiente, necesitan cono-
784                             Discapacidad visual y autonomía personal


cerlo, experimentar el recorrido e integrar las sensacio-
nes en una imagen mental de esa zona.

   Para los niños, la división del espacio dentro del
aula, la colocación de objetos de referencia y texturas
variadas, les facilita la diferenciación de los espacios
interiores y la posterior orientación.

b) El desplazamiento por diferentes entornos

Acompañado por un guía

   Las técnicas de desplazamiento acompañados por un
guía son muy similares a las que utilizan las personas
con discapacidad visual (v. capítulo 10). La diferencia
estriba en que el guía no puede dar información verbal
o signada al mismo tiempo que mantiene la posición, y
procura transmitirla facilitando el contacto de la mano
de la persona con sordoceguera con el entorno (Arre-
gui, 2004).

   Si poseen resto auditivo, irán agarrados por el lado
por el que oyen mejor, o por el brazo dominante en el
caso de utilizar la lengua de signos. Así se comunica-
rán durante el trayecto cuando el espacio sea amplio,
tranquilo y caminen sin prisa, aunque la persona con
sordoceguera perderá la distancia con el guía. Es más,
en muchos momentos se adelantará ligeramente a este
por necesidades de la comunicación y de las caracterís-
ticas de los restos sensoriales que poseen.

  En las situaciones de riesgo, cruces de calle, bajadas
de escaleras normales o mecánicas, entrada o salida a
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   785


transportes públicos, se debe parar la comunicación y
centrarse en la técnica guía.

   En las escaleras, es preferible que se sitúe a la
derecha del guía, para sujetarse a la barandilla con la
otra mano. Si viene gente, es el acompañante quien
se mueve en el escalón, adoptando la técnica de paso
estrecho. Al aproximarse a la escalera, el guía coloca
su mano debajo de la de la persona sordociega y la
acompaña hasta situarla sobre la barandilla, retirando
luego la suya. Así puede deducir que está ante una
escalera de subida o bajada sin necesidad de pararse a
comunicarlo.

   En el paso por puertas, tendrá dificultad para notar
el espacio del hueco de la puerta y los giros del guía
para cerrarla le pueden confundir. Este puede colocar
su mano debajo de la de la persona con sordoceguera
y situársela en el marco o picaporte, en el caso de que
se desee que la cierre.

   Para entrar o salir del autobús o del vagón del metro
y que pueda el guía asegurarse de que la persona con
sordoceguera se sitúa en perpendicular, debe colocar la
mano debajo de la suya y ponerla en el marco de la puer-
ta, para que sepa la distancia y la situación respecto a él.

   Algunos desconocen cómo comunicarse durante los
desplazamientos por falta de práctica, y necesitan pa-
rarse para hablar.

  Otros prefieren caminar con guía y con bastón, para
anticipar los desniveles.
786                               Discapacidad visual y autonomía personal


  Deben aprender a explicar a las personas que les
vayan a guiar el modo de hacerlo, y cómo pueden pro-
porcionarles información táctil.

   Si muestran comportamientos problemáticos para la
seguridad, el guía le cogerá la mano y pasará el an-
tebrazo por debajo del suyo. Aunque no se mantiene
la distancia de seguridad, estará seguro de que no se
soltará. Cuando se acerquen a una escalera o bordillo,
el guía colocará su brazo extendido por delante del
cuerpo de la persona con sordoceguera, manteniéndole
su mano agarrada, para que no se adelante y se caiga.

Por espacios interiores

   Cuando no existe resto visual, necesitan el bastón en
lugares grandes, ya que no anticipan la aproximación
de otras personas ni la presencia de la pared.

   El aprendizaje de las técnicas de bastón se realiza por
imitación de lo que hace el especialista. La persona con
sordoceguera sitúa su mano sobre la del profesor que
mueve el bastón, notando la posición, el movimiento, el
ritmo, etc.

   Cuando se empieza a caminar con el bastón en es-
pacios interiores, el profesional sitúa la mano libre de la
persona con sordoceguera sobre la suya, caminando a
su lado, para indicarle el ritmo adecuado y la coordina-
ción pie-bastón.

  La técnica de bastón para espacios exteriores es la
de deslizamiento, con contera giratoria. Al no contar
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   787


con la percepción auditiva, el deslizamiento es más
seguro que la técnica de dos puntos (v. capítulo 7,
1.5.2), pues les informa en el momento exacto de la
proximidad a la calzada, del inicio de una escalera, de
agujeros, etc.

   El contacto del bastón con el suelo en todo momento
proporciona seguridad. En la bajada de escaleras de
manera independiente es preferible que se sujete a la
barandilla situada a su derecha y mantenga el bastón
con la mano izquierda caído en el lateral del cuerpo, en
contacto con los escalones, en vez de colocarlo algo
elevado por encima de estos.

  La información anticipada de la inclinación del suelo
que ofrece la técnica de deslizamiento facilita el mante-
nimiento de una postura adecuada.

    El mantenimiento de la línea recta permite:

    •	 Cruzar espacios abiertos perpendiculares a la
       línea de marcha. Para ello:

         ◦◦ Una vez que llega a la esquina, gira y sitúa
            la espalda en perpendicular (escuadrarse) y
            camina hacia delante hasta encontrar la pared
            de enfrente. Esta habilidad de alinearse en
            perpendicular con la pared se aplicará poste-
            riormente en exteriores para aproximarse a
            un cruce.

         ◦◦ Al notar la esquina con el bastón, colocará el
            hombro y el codo extendidos hacia delante, en
788                                      Discapacidad visual y autonomía personal


        un ángulo de 90º con el tronco, manteniendo
        el bastón en contacto con el suelo en la línea
        media del cuerpo. En esta posición cruzará el
        espacio abierto, para que sea visto más rápi-
        damente por los transeúntes.




      Foto 91. Posición de brazo y bastón en el cruce de pasillos



  •	 Caminar en paralelo a la pared sin tocarla, en es-
     pacios conocidos, cuando esta tenga obstáculos
     que sobresalgan. La imposibilidad de alinearse
     en paralelo con la pared mediante la ayuda de la
     audición se sustituye por la alineación en para-
     lelo con la mano y el brazo, separándose medio
     paso lateralmente y caminando en línea recta.
     Cada pocos pasos, se confirma la proximidad a
     la pared, acercándose con el bastón y volviendo
     a alejarse ligeramente. Si tienen resto visual,
     complementarán el uso del bastón con la explo-
     ración visual del espacio hacia el lado de la pared,
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   789


         para mantener una distancia constante y poder
         pararse o esquivar a las personas que salgan de
         espacios laterales.

   Si la discapacidad visual disminuye lentamente, es
difícil incorporar el bastón. Son capaces de continuar
caminando por la ciudad, realizar cruces, coger trans-
portes públicos sin utilizarlo como distintivo. También
en este caso, es necesaria la intervención del psicólogo.

   Cuando se trata de niños que precisan desplazarse
por espacios interiores, el especialista analiza los re-
corridos, selecciona el lugar para comenzar y contacta
con las personas que habitualmente le acompañan,
para formarles y proporcionarles instrucciones que
refuercen el modo desplazamiento acordado. También
establece revisiones periódicas para evaluar los progre-
sos e introducir las modificaciones necesarias.

   Los niños que carecen de un sistema de comuni-
cación pueden conocer hacia dónde deben dirigirse al
tocar un objeto determinado que se ha asociado a un
lugar (servilleta, para ir al comedor) o a la acción que se
realiza en él (cepillo de dientes, para lavarse los dientes
en el cuarto de baño). Estos elementos son llamados
objetos de referencia.

Por espacios exteriores con diferentes grados
de complejidad

  Muchos alumnos han sido capaces de desplazarse solos,
pero dejan de hacerlo al disminuir su audición y/o visión.
En ese momento necesitan aprender nuevas estrategias.
790                             Discapacidad visual y autonomía personal


   El entrenamiento en exteriores debe comenzar por
los recorridos más sencillos de todos aquellos que va a
realizar.

   Para lograr autonomía en condiciones de iluminación
o acústicas desfavorables aprenderá a desplazarse ba-
sándose en las percepciones táctiles que le proporciona
el bastón, la información propioceptiva y las habilidades
de toma de dirección, entrenadas anteriormente.

  La realización de cruces es otro aspecto a considerar.
Hay diferentes modos:

  •	 Si posee resto auditivo, en algunas situaciones
     puede reconocer, de manera fiable, la presencia y
     ausencia de sonido en calles de una sola dirección.
     Deberá situarse en el punto del cruce donde esté
     más visible, incluso desde lejos.

  •	 Si tiene resto visual, puede ver, en ocasiones, el
     semáforo de la acera de enfrente o el de aquella
     en la que esta situado, lo que le permite tomar la
     decisión de cruzar.

  •	 Puede localizar a una persona para pedir ayuda,
     distinguiendo el bulto, escuchando su voz o al
     tocarle con el bastón.

  •	 Otras estrategias son: girar el cuerpo y extender
     el brazo libre como si fuera a agarrar a alguien
     (quien lo ve, se acerca) o caminar a lo largo del
     bordillo del cruce, hasta encontrar una persona
     con la ayuda del bastón. Una vez localizada, le
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera              791


         pedirá ayuda hablando o mostrándole una tarjeta
         de comunicación. Cuando no se detecta a nadie
         en el cruce, se mantiene la tarjeta por encima
         del hombro, sujetándola con la mano libre, para
         que la vean los transeúntes que puedan acercarse
         desde el frente o desde la espalda.




                Foto 92. Colocación de la tarjeta para pedir ayuda


   Cuando alguien le sujeta por ese brazo, no se aga-
rra al guía, pues generalmente no da tiempo (tendría
que guardar la tarjeta, soltarse del guía y agarrarle, y
todo esto sin una explicación). Deja que le dirijan hacia
delante tirando de su brazo, manteniendo el bastón en
contacto con el suelo para estar protegido.
792                               Discapacidad visual y autonomía personal


   Es necesario enseñarle a colocarse en el lugar ade-
cuado, para que, si solicita ayuda, no le crucen en otra
dirección, escuadrándose con la pared a partir de un
punto conocido (esquina u otra referencia). Debe explo-
rar los objetos que existen en la zona de cruce sobre la
acera, para que, si se tuerce, sepa dónde debe situarse.

   La petición de ayuda suele producir tensión y ver-
güenza. Por ello, al inicio del aprendizaje el especialista
le acompaña mientras cruza. Mientras se familiariza
con el trayecto, se practican distintas formas de cruzar
y de solicitar ayuda, poniéndolas en práctica con el
profesional. Una vez que conoce el recorrido y confía
en sus posibilidades de independencia, le resultará más
fácil la aplicación real.

   Dentro del programa se debe practicar cómo re-
orientarse, cómo solicitar ayuda para volver a un punto
conocido y, si la situación se complica y no sabe resol-
verla, cómo pedir un taxi o que llamen a su familia para
que acudan a ese lugar.

   Debe llevar escrita la dirección a la que se dirige,
para mostrarla y retomar el camino adecuado si se
desorienta. Cuando el recorrido es largo, el escrito
contendrá información secuenciada sobre los lugares
que le resultan más difíciles de recordar: nombre de
las calles, locales conocidos, etc. Podrá mostrarlos
en caso de que se pierda en un punto intermedio del
itinerario.

  Hay personas que alcanzan un alto nivel de indepen-
dencia, ya que poseen algo de visión y caminan con
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera   793


regularidad. En estos casos es conveniente practicar
previamente, dentro del programa, la planificación de
los itinerarios por áreas desconocidas. Es un proceso
que puede llevar a cabo con ayuda de distintas perso-
nas y en varios días, para planificar las estrategias de
comunicación adecuadas.

c) Uso del transporte público

  La dificultad del uso del transporte público radica en
obtener la información visual que no recibe de forma di-
recta y que la persona con discapacidad visual obtiene
preguntando y escuchando la respuesta.

El autobús

    Necesitarán ayuda para:

    •	 Conocer cuándo llega.

    •	 Identificar el que quieren coger, cuando paran
       distintas líneas.

    •	 Subirse.

    •	 Bajarse en el destino deseado.

El metro

  Las rutas y paradas son fijas, lo que permite una
mayor independencia. En el andén, debe situarse en el
punto donde para el primer vagón, para que le vea el
conductor y abra automáticamente la puerta.
794                             Discapacidad visual y autonomía personal


   Si no percibe visualmente la llegada del tren, puede
notar la vibración y el aire que ocasiona el movimiento,
aunque esto no le proporcionará información sobre el
lado del que procede. Si llevan audífonos, es muy mo-
lesto el ruido fuerte de la llegada, y tampoco pueden
identificar el lado por el que viene. Para comprobar la
presencia del convoy, pueden elevar el bastón ligera-
mente y tocarlo. Otra opción es pedir ayuda para entrar,
una vez localizado a alguien con el bastón desplazándo-
se junto a la pared a lo largo del andén.

Taxi

  Necesitarán ayuda para:

  •	 Pedirlo.

  •	 Localizarlo y entrar.

  •	 Comunicarse con el taxista: decirle el destino, sa-
     ber cuándo han llegado, conocer el precio y pedir
     un recibo si es necesario.

  •	 Bajar del taxi y que le dejen en un lugar cono-
     cido.

d) El perro guía como ayuda al desplazamiento

   Hay personas con sordoceguera que se desplazan
con perro guía. Les permite caminar en línea recta
por la acera, separados de la pared, y les facilita la
localización de puertas, la entrada al transporte pú-
blico, etc.
Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera        795


  Los usuarios necesitarán también aplicar correcta-
mente las estrategias de comunicación con el público
para solicitar ayuda, cruzar la calle y localizar una di-
rección, etc.

   Los que son sordos y conservan un resto visual pue-
den mantener un buen nivel de autonomía si el apren-
dizaje del desplazamiento con perro se realiza cuando
todavía lo conservan.

   Las personas sordociegas pueden caminar por espa-
cios de distinta complejidad, pero necesitan la ayuda de
profesionales que les dirijan en el aprendizaje y les con-
firmen que lo aplican correctamente y con seguridad.
El proceso puede requerir de intervenciones sucesivas,
con el fin de adaptar las técnicas a los cambios senso-
riales o para ampliar su autonomía cuando las condicio-
nes de luz y sonido son desfavorables. Antes o después
necesitarán utilizar correctamente estrategias para
pedir ayuda a lo largo del desplazamiento. Esta ayuda
puntual de una persona desconocida les va a permitir
actuar con autonomía. El programa de atención puede
requerir la colaboración de los profesionales de otras
áreas: psicólogos, profesores, especialistas en tiflotec-
nología, etc. Habrá actividades que no logrará realizar
de manera independiente y para las que necesitará la
ayuda de otra persona.

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ANEXOS, GLOSARIO
   Y BIBLIOGRAFÍA
Libro once
Anexos




Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia
en la autonomía

1. Tipos de escotoma (v. 2.1.1)

  Los escotomas centrales pueden subdividirse en:

a)	 Centrales. Solo están afectados el área de fijación
    y el campo inmediato que la rodea.




                 Figura 42. Escotoma central
802                                  Discapacidad visual y autonomía personal


  b)	Pericentrales. El área de fijación es relativa-
     mente clara, y el campo inmediato que la rodea
     presenta una agudeza visual disminuida.




                Figura 43. Escotoma pericentral


  c)	 Paracentrales. El área de percepción disminuida
      está a un lado de la fijación. Pueden ser supe-
      riores, inferiores, nasales o temporales, según el
      cuadrante en el que se encuentren.




               Figura 44. Escotoma paracentral
Anexos                                               803


   d)	Cecales. Corresponden a un agrandamiento de
      la mancha ciega.




                   Figura 45. Escotoma cecal




   e)	 Periféricos. Son el resultado de tejidos destrui-
       dos, localizados en la retina periférica. La inci-
       dencia en la agudeza visual es mucho menor que
       cuando se trata de escotomas centrales.

2. Niveles de reducción de campo visual
   (v. 2.1.2)

a) Entre 20º y 40º

   Este tipo de reducción puede ocasionar algún pro-
blema en la movilidad, en función de que la agudeza
visual esté conservada o no y de la pericia de rastreo
que tenga. Hay que considerar que un movimiento ex-
ploratorio con 20º puede conseguir un campo funcional
de hasta 40º.
804                                      Discapacidad visual y autonomía personal




      Figura 46. Efecto de una reducción de campo entre 20º y 40º



b) Entre 10º y 20º

   Los problemas en movilidad aumentan, y aunque la
agudeza visual de la zona de fijación esté conservada,
tienen dificultades para leer, localizar objetos, etc.




      Figura 47. Efecto de una reducción de campo entre 10º y 20º
Anexos                                                                805


c) Menos de 10º

   La orientación y movilidad están seriamente compro-
metidas y se precisan buenos movimientos exploratorios
para cualquier tarea visual, así como buena iluminación
o luz diurna, porque en esa zona de la retina solo fun-
cionan los conos.




         Figura 48. Efecto de una reducción de campo a menos de 10º




Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa

Registro de evaluación para rehabilitación

   Este registro de evaluación tiene como objetivo reco-
pilar la información general que se precisa para diseñar
la intervención en rehabilitación.

  Posteriormente, deberá realizarse una evaluación
exhaustiva de cada una de las áreas que integrarán el
806                              Discapacidad visual y autonomía personal


programa individualizado, valorando los aspectos que
se detallan en los capítulos 8, 9 y 10.

1. Situación inicial en autonomía personal

  Se deberá obtener información sobre:

  •	 Hábitos de vida anteriores a la pérdida visual:
     activo, sedentario…

  •	 Situación actual: escolar, laboral, residencial, ocio
     y tiempo libre…

  •	 Conocimientos previos sobre la rehabilitación: si
     los tiene, ajuste de los mismos, quién se los ha
     proporcionado…

  •	 Expectativas del alumno, de la familia y de las
     personas significativas de su entorno ante la
     rehabilitación: positivas, negativas, indiferen-
     tes…

  •	 Actitudes del alumno, de la familia y de las perso-
     nas significativas de su entorno hacia la rehabili-
     tación: positivas, negativas, indiferentes…

  •	 Realización de un programa anterior de rehabili-
     tación: áreas, duración, logros obtenidos, mante-
     nimiento…

  •	 Disposición y actitud para el uso de productos de
     apoyo (bastón, ayudas ópticas, etc.): grado de
     aceptación inicial, reticencia, motivos…
Anexos                                                   807


2. Nivel de autonomía en la realización
   de actividades

   Se concretará, en primer lugar, si el alumno tiene ne-
cesidad de llevar a cabo las actividades incluidas en cada
área, así como su interés por volver a efectuarlas, en el
caso de que la discapacidad visual sea el motivo de no estar
realizándolas. Es importante determinar si la necesidad es
ocasional o cotidiana, y registrar todas las observaciones
que puedan influir en la valoración posterior de la tarea y
en la planificación del programa. Por ejemplo, en la lectu-
ra, hay que concretar si precisa realizar lecturas cortas o
prolongadas, el tipo de textos, etc.; en el desplazamiento,
el conocimiento de las características de los entornos más
habituales del alumno es un dato muy relevante.

   Se averiguarán también el grado de autonomía que
tiene, en caso de estar realizando la actividad, y las
dificultades que encuentra.

  Conocer los recursos que utiliza el alumno es también
una finalidad de esta evaluación general.

3. Tareas a evaluar organizadas por áreas
   perceptivas

  Los aspectos más relevantes que se deben considerar a la
hora de planificar la evaluación, en cada área concreta, son:

Percepción visual

   Se trata de conocer si la capacidad visual es suficien-
te para discriminar y anticipar los elementos del medio
808                              Discapacidad visual y autonomía personal


de una forma segura, valorando la visión funcional en
la lectoescritura, en las actividades cotidianas y en el
desplazamiento.

a) Lectura y escritura

   Se observará su nivel de eficacia, sin y con productos
de apoyo ópticos (v. capítulo 7), en la lectura de textos
y escritura.

  •	 Lectura: si es continua o hace regresiones, el ta-
     maño de letra que puede leer y a qué velocidad,
     distancia, cambio de línea… (v. capítulo 8).

  •	 Escritura: si es continuada, si se desvía de la línea,
     medios que utiliza (papel, bolígrafo, rotulador...) y
     qué actividades ha dejado de realizar.

b) Actividades cotidianas

   Se propondrá la realización de diferentes tareas
cotidianas (aseo personal, comida, uso del dinero y
del teléfono, administración de medicamentos, tareas
domésticas) para valorar la seguridad, la eficacia al
ejecutarlas y los recursos que utiliza (v. capítulo 9).

  Se prestará especial atención a:

  •	 Dificultad: qué actividades ha dejado de realizar
     —porque piensa que no las puede hacer— y cuáles
     sigue haciendo.

  •	 Recursos: qué utiliza, cómo y para qué tareas.
Anexos                                               809


   •	 Deslumbramiento: influencia en la ejecución de la
      actividad.

c) Desplazamiento

   Se puede realizar un recorrido por el exterior y ob-
servar la seguridad al caminar, así como la capacidad
para utilizar referencias e indicaciones para orientarse
(v. capítulo 10).

  Se diseñarán rutas o recorridos en uno o varios
entornos, repitiendo las mismas en distintas horas
del día (noche, mediodía...). Los recorridos serán
conocidos y desconocidos, para observar las estra-
tegias de generalización perceptiva. Es importante
analizar:

   •	 Lectura de rótulos: tamaños que discrimina e
      identifica, colores, contrastes, influencia de la
      iluminación y distancia.

   •	 Línea de desplazamiento: cómo camina, qué paso
      lleva, seguridad, si arrastra los pies, adopción de
      posiciones anómalas o realización de cambios
      significativos de ritmo.

   •	 Obstáculos: si los evita y cómo lo hace, teniendo
      en cuenta si son grandes/pequeños, estáticos/
      dinámicos y la posición en que aparecen (delante,
      derecha/izquierda).

   •	 Desniveles: si los detecta y cómo lo hace (baja-
      das, rampas e inclinaciones).
810                              Discapacidad visual y autonomía personal


  •	 Cruces: si los anticipa, si detecta el bordillo de ba-
     jada, su anchura, el número de vías, el semáforo,
     el paso de peatones y el bordillo de subida.

  •	 Adaptación a cambios luminosos: sombra-sol, sol-
     sombra, interior-exterior, etc.

  •	 Identificación de claves ambientales: valorar las
     que le resultan más llamativas, cuáles son y qué
     uso hace de las mismas.

  •	 Desplazamiento en áreas concurridas: estructu-
     ras irregulares, zonas céntricas, diferentes horas
     del día…

  •	 Desplazamiento nocturno: observando posibles
     diferencias respecto al diurno, en cuanto a segu-
     ridad y eficacia.

Percepción auditiva

   Si se realiza en el interior, conviene hacerlo en una
«sala de sonido», o en un lugar amplio y silencioso. Son
útiles los ejercicios con sonidos grabados o producidos
por el profesional (palmadas, llaves, monedas…).

   En el exterior, se planificará una ruta con suficientes
estímulos, sobre la que se harán preguntas cerradas y
abiertas, detectando los sonidos que le llamen la aten-
ción. Se evaluará su capacidad de (v. capítulo 5):

  •	 Identificación.
  •	 Localización.
Anexos                                                  811


   •	 Discriminación.
   •	 Cálculo de distancia.
   •	 Ecolocación.

  En todos los casos, se observará su respuesta en am-
bos lados del cuerpo (derecho-izquierdo), pidiéndole que
camine de forma paralela al tráfico-sonido y que se alinee,
tanto en esta dirección como de forma perpendicular. Se
preguntará por la dirección de las calles y el número de
carriles que tienen, y que haga referencia a cualquier
sonido que le resulte especialmente significativo.

Percepción táctil

   Se realizarán ejercicios de tacto directo e indirecto
(v. capítulo 5), en interiores y exteriores, utilizando tan-
to elementos cotidianos como juegos específicos, que
tengan pesos, formas, tamaños y texturas diferentes, y
se observará su capacidad de:

   •	    Localización.
   •	    Exploración.
   •	    Identificación.
   •	    Discriminación.

Percepción cinestésica

  Los estímulos ambientales pueden ser una gran
ayuda para compensar las posibles desviaciones de la
marcha o los giros inadecuados (v. capítulo 5). Por ese
motivo, es conveniente evaluar su incidencia en interio-
res y exteriores, ya que los resultados serán diferentes
en uno y otro entorno.
812                               Discapacidad visual y autonomía personal


 El nivel de desarrollo puede determinarse por la for-
ma de realizar y percibir:

  •    Giros: nivel motórico.
  •    Sensación de inclinación.
  •    Equilibrio: estático y dinámico.
  •    Memoria muscular.
  •    Línea recta.

Percepción espacial

   Se realizará un recorrido ­ acompañando al alumno
                              —
en técnica guía— con un punto de inicio concreto y otro
de finalización. Durante el trayecto, tendrá que captar
toda la información posible. Después, se le pedirá que
vuelva al punto de partida, decidiendo giros, cruces,
etc., hasta conseguir su objetivo. Se pretende observar
el nivel de desarrollo en cuanto a la idoneidad de:

  •	   Giros: nivel conceptual.
  •	   Capacidad de orientación.
  •	   Captación de referencias e indicadores.
  •	   Capacidad de crear esquemas espaciales.
  •	   Recursos personales.
  •	   Claves ambientales prioritarias.

Capítulo 8. Lectura y escritura

1. Factores que facilitan la lectura

   Además de la capacidad visual para distinguir las
formas de las letras, el material impreso tiene unas
características que pueden afectar a su legibilidad. Ba-
Anexos                                               813


rraga (1970) y Barraga y Morris (1978) han sido algunos
de los autores que han estudiado estos aspectos.

1.1. Tipografía

  No todas las letras se leen con la misma facilidad.
Resultan más fáciles las que son rectas, sencillas y sin
adornos, con bordes limpios.

   La letra en negrilla no mejora la legibilidad, pues se
reducen los espacios interiores. Son recomendables
aquellas cuyo cuerpo (ancho relacionado con alto) esté
proporcionado, para evitar que los espacios interiores
de las mismas —que normalmente ayudan a identificar-
las— se rellenen y desaparezcan.




                         Figura 49


  Igualmente, debe existir relación entre la altura y la
anchura de mayúsculas y minúsculas, y esta proporción
será de 3/2.

  Los textos escritos totalmente en mayúsculas, pro-
ducen una pérdida del 10 al 20 % de la eficacia lectora,
814                                    Discapacidad visual y autonomía personal


por lo que es recomendable que se realicen con mayús-
culas y minúsculas de forma combinada.

  Con carácter general, es adecuado que las letras
tengan un tamaño entre 12 y 14 puntos, pero, para
personas con discapacidad visual, el tamaño más reco-
mendable está entre 16 y 18 puntos.

  Cuando el tamaño es menor de 12 mm, se percibe
mejor en negativo (fondo oscuro/letra clara); por el
contrario, letras menores de 4 mm se perciben mejor
en positivo (fondo claro/letra oscura).

1.2. Espacio interlineal

   El espacio que se presenta entre líneas puede hacer
que la lectura sea más o menos rápida y que aumente
el nivel de comprensión. Es recomendable un espacio
interlineal entre el 25 o el 30 % del tamaño de la fuente
(puntos).




        Figura 50. Espacio interlineal inadecuado y adecuado
Anexos                                                815
Libro once
Libro once
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Libro once

  • 5. Discapacidad visual y autonomía personal Enfoque práctico de la rehabilitación Organización Nacional de Ciegos Españoles
  • 6. Manuales Primera edición: septiembre de 2011 © De esta edición: Organización Nacional de Ciegos Españoles (once) Dirección de Autonomía Personal, Atención al Mayor, Ocio y Deporte Calle del Prado, 24 28014 Madrid © Organización Nacional de Ciegos Españoles, 2011 Coordinación editorial: Departamento de Promoción Cultural y Braille Dirección de Educación, Empleo y Promoción Cultural Dirección General, once Diseño y fotografía de cubierta, cuidado de la edición: Francisco Javier Martínez Calvo Impresión: irc, s.a. (Madrid) Depósito legal: M. 32.266-2011 ISBN: 978-84-484-0277-8 Impreso en España ― Printed in Spain Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su inclusión en un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares de los derechos de autor.
  • 7. Coordinadora de la edición: Purificación Ortiz Ortiz (Jefa del Departamento de Autonomía Personal y Accesibilidad) Coordinación técnica: María Ángeles Matey García (Técnica de Rehabilitación y Asesora de la Dirección de Autonomía Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor) La elaboración y redacción de este manual ha estado a cargo de un equipo de Técnicos de Rehabilitación de la once: María Pilar Basterrechea Estella Delegación Territorial de Cataluña (Barcelona) Concepción Blocona Santos Delegación Territorial de Madrid. Asesora de la Dirección de Autonomía Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor
  • 8. 8 Discapacidad visual y autonomía personal María Jesús Echeverría Arellano Delegación Territorial de Navarra (Pamplona) Rosa María Lagrava Alcañiz Delegación Territorial de Aragón (Zaragoza) María Ángeles Matey García Delegación Territorial de Cataluña (Barcelona). Asesora de la Dirección de Autonomía Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor David Reyes Llavero Delegación Territorial de Andalucía (Sevilla) María Rosario Rodríguez de Luengo Delegación Territorial de la Comunidad Valenciana (Valencia) María Jesús Vicente Mosquete Delegación Territorial de Madrid. Asesora de la Dirección de Autonomía Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor Autoras de los capítulos de intervención con grupos específicos: María Reyes Pérez Rus Centro de Recursos Educativos de Madrid (capítulo 11) Beatriz Arregui Noguer Unidad Técnica de Sordoceguera (capítulo 12)
  • 9.  9 Revisión técnica: Asesoría de Servicios Sociales – Documentación María Isabel Salvador Gómez-Rey (contenidos y documentación) y María Dolores Cebrián de Miguel (glosario de términos) Ilustraciones: Silvia A. Lucas Fandos
  • 11. Índice Presentación...................................................................... 27 Prefacio............................................................................... 31 Lista de autores................................................................. 39 Primera parte. Aspectos introductorios..................... 43 Referencias bibliográficas. ................................................ 46 Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual.......................... 49 1. Hechos históricos relevantes............................................. 51 2. Situación actual y perspectivas de futuro. ........................ 58 . 3. Evolución de la rehabilitación en la once. .......................... 64 3.1. Servicio de Rehabilitación Integral............................. 70 Referencias bibliográficas...................................................... 72 Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía. ........................................................... 77 1. erminología, definiciones y clasificaciones T sobre discapacidad visual............................................. 79 1.1. Terminología. ........................................................ 79 1.2. Definiciones y clasificaciones.................................. 81 2. actores que inciden en la autonomía F de las personas con discapacidad visual. .......................... 92 2.1. Relacionados con la patología ocular.......................... 92
  • 12. 12 Discapacidad visual y autonomía personal 2.1.1. érdida de campo visual central P (con escotoma central).................................... 93 2.1.2. Pérdida del campo visual periférico. ................ 96 2.1.2.1. Reducción concéntrica........................ 96 2.1.2.2. Hemianopsias..................................... 98 2.1.3. isión borrosa sin alteraciones V en el campo visual ....................................... 100 2.1.4. Nistagmus. ................................................... 102 . 2.2. Aspectos psicosociales............................................ 103 2.2.1. Momento de aparición y edad........................ 103 2.2.2. Características personales. ........................... 104 2.2.3. Familia y entorno próximo............................. 105 3. spectos diferenciales según los distintos grupos A de población.................................................................. 106 3.1. Niños...................................................................... 106 3.2. Ancianos................................................................. 106 3.3. Con otras deficiencias concurrentes. ....................... 107 . Referencias bibliográficas................................................... 108 Lecturas recomendadas..................................................... 110 Capítulo 3. Intervención en rehabilitación. ................. 111 1. ipos de programas y fases de la intervención. T ............... 112 1.1. Tipos de programas. ................................................ 112 1.2. Fases de la intervención.......................................... 114 1.3. Ámbitos de trabajo.................................................. 116 2. l especialista en autonomía personal: perfil, formación E y competencias.............................................................. 117 2.1. Formación del especialista....................................... 119 2.2. Perfil profesional..................................................... 121 2.3. Estilo de intervención.............................................. 123 Referencia bibliográfica...................................................... 125 Segunda parte. Evaluación, programación y habilidades perceptivas.......................................... 129 Referencia bibliográfica...................................................... 131 Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa............. 133 1. Características de la evaluación...................................... 134
  • 13. Índice 13 2. Objetivos de la evaluación.............................................. 135 3. Recogida de información................................................ 137 3.1. Entrevista inicial...................................................... 138 3.2. Evaluación funcional................................................ 139 3.2.1. Metodología.................................................. 139 3.2.2. Áreas a evaluar............................................. 140 3.2.3. Pruebas de evaluación. ................................. 140 4. Programación en rehabilitación: sesiones de trabajo....... 142 4.1. Programación de cada sesión. ................................. 142 5. Valoración de sesiones y objetivos. ................................. 143 5.1. Sesiones................................................................. 144 5.2. Objetivos................................................................ 144 5.3. juste de los objetivos y finalización del programa. . 145 A Referencias bibliográficas................................................... 147 Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial.............................................. 149 1. l entrenamiento para el desarrollo E de la percepción sensorial ............................................. 150 1.1. Características del entrenamiento. .......................... 152 1.2. rocedimiento para la optimización sensorial........... 155 P 1.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 155 2. Percepción visual........................................................... 157 2.1. Habilidades perceptivas .......................................... 159 2.2. a percepción visual en personas con baja visión. ... 161 L 2.2.1. abilidades alteradas según el tipo H de afectación visual....................................... 164 2.3. Entrenamiento visual. ............................................. 166 2.3.1. Proceso de entrenamiento............................. 169 2.3.2. ntrenamiento específico según E la afectación en el campo visual.................... 172 2.3.2.1. Pérdida de campo visual central. ....... 172 2.3.2.2. Pérdida de campo visual periférico. .. . 175 3. Percepción auditiva........................................................ 178 3.1. Habilidades perceptivas........................................... 178 3.2. Entrenamiento auditivo........................................... 181
  • 14. 14 Discapacidad visual y autonomía personal 3.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 181 4. Percepción háptico–táctil. .............................................. 187 . 4.1. Habilidades perceptivas........................................... 188 4.2. Entrenamiento háptico-táctil. .................................. 189 4.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 192 5. Percepción del olfato y el gusto...................................... 196 5.1. Habilidades perceptivas........................................... 197 5.2. Entrenamiento olfativo y gustativo.......................... 198 6. Percepción cinestésica................................................... 198 6.1. Habilidades perceptivas........................................... 200 6.2. Entrenamiento cinestésico. ...................................... 202 6.2.1. Proceso de entrenamiento............................. 202 7. Organización espacial..................................................... 217 7.1. Habilidades a desarrollar. ......................................... 219 Referencias bibliográficas................................................... 229 Lecturas recomendadas..................................................... 233 Tercera parte. Habilidades para la autonomía: desarrollo del programa........................................... 237 Referencias bibliográficas................................................... 241 Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento............ 243 1. Estrategias para la planificación del entrenamiento......... 244 1.1. Secuenciación de la actividad.................................. 244 1.2. Comprobación del nivel de realización..................... 246 2. strategias a utilizar durante el entrenamiento............... 248 E 2.1. Aplicación de las habilidades perceptivas................. 249 2.2. Habilidades sociales................................................ 249 2.3. Incorporación de materiales y recursos................... 250 2.4. decuación de los espacios, orden y ergonomía. A ...... 252 3. strategias profesionales para fomentar la autonomía.... 253 E Referencias bibliográficas................................................... 255 Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico. .... 257 1. El bastón de movilidad................................................... 257 1.1. Funciones del bastón............................................... 258 1.2. Partes del bastón.................................................... 260
  • 15. Índice 15 1.3. Características del bastón....................................... 263 1.4. ariables relevantes para la elección del bastón. ..... 264 V 1.5. Técnicas de utilización............................................. 267 1.5.1. Sujeción del bastón....................................... 269 1.5.2. Técnicas de uso del bastón de movilidad. ...... 272 1.5.3. Aplicaciones de las técnicas. ......................... 286 2. roductos de apoyo ópticos, electro-ópticos y filtros....... 302 P 2.1. Tipos de productos de apoyo................................... 303 2.1.1. Microscopios. ................................................ 304 2.1.2. Telemicroscopios........................................... 306 2.1.3. Lupas. ........................................................... 308 2.1.4. Telescopios................................................... 310 2.1.5. Lupas televisión............................................ 312 2.1.6. Filtros........................................................... 316 2.2. Entrenamiento........................................................ 319 2.2.1. abilidades visuales para el uso H de productos de apoyo ópticos...................... 320 2.2.1.1. Localizar la distancia focal. ............... 321 2.2.1.2. Fijación............................................ 325 2.2.1.3. Localización...................................... 325 2.2.1.4. Exploración. ..................................... 327 2.2.1.5. Específicas para el uso de telescopios.. 327 2.2.2. spectos específicos para A el entrenamiento con lupa televisión. ............ 334 2.2.3. Entrenamiento con filtros.............................. 336 2.3. Elección de un producto.......................................... 339 Referencias bibliográficas................................................... 341 Lecturas recomendadas..................................................... 342 Capítulo 8. Lectura y escritura...................................... 345 1. Lectura en personas con baja visión............................... 348 2. ntrenamiento para optimizar la lectura en personas E con baja visión............................................................... 351 2.1. érdida de campo visual central P (con escotoma central)............................................ 352 2.1.1. ncorporación de productos de apoyo ópticos, I electrónicos y no ópticos................................ 357
  • 16. 16 Discapacidad visual y autonomía personal 2.2. Pérdida del campo visual periférico. ........................ 358 2.2.1. Reducción concéntrica. .................................. 359 2.2.2. Hemianopsias............................................... 361 2.3. isión borrosa sin alteraciones en el campo visual .. 363 V 2.4. Nistagmus. .............................................................. 364 3. spectos a considerar en el rendimiento lector............... 364 A 4. Características de la escritura........................................ 365 5. rincipales problemas de la escritura P para las personas con baja visión................................... 366 6. spectos específicos del entrenamiento para escritura... 367 A Referencias bibliográficas................................................... 368 Lectura recomendada. ....................................................... 370 Capítulo 9. Actividades cotidianas................................ 371 1. spectos generales comunes a todas las actividades...... 374 A 1.1. Habilidades previas al entrenamiento. ...................... 374 1.2. omprobación del nivel de ejecución de las tareas. . 375 C 1.3. Utilización de productos de apoyo ópticos................ 376 1.4. decuación de espacios: disposición A del mobiliario, iluminación y contraste..................... 377 1.5. Orden, ergonomía y sistematización........................ 379 2. Entrenamientos y otros recursos comunes..................... 381 2.1. étodos de búsqueda sistemática de objetos. ......... 381 M 2.2. revención de accidentes y medidas de seguridad... 383 P 2.2.1. Protegerse de caídas y golpes....................... 384 2.2.2. Evitar descargas eléctricas............................ 384 2.2.3. Prevenir intoxicaciones.................................. 385 2.2.4. Evitar quemaduras, cortes, heridas............... 385 2.3. daptación personalizada de materiales (marcajes). . 387 A . 2.4. Medidas y dosificación............................................. 391 2.5. abilidades para enchufar electro-domésticos H y otros aparatos eléctricos...................................... 392 3. Actividades esenciales. ................................................... 392 3.1. Higiene y arreglo personal....................................... 393 3.1.1. Baño o ducha................................................ 393 3.1.2. Higiene dental............................................... 395
  • 17. Índice 17 3.1.3. Eliminación del pelo/vello.............................. 397 3.1.4. Cuidado del cabello....................................... 401 3.1.5. Cuidado de las uñas...................................... 402 3.1.6. Cuidado de la piel y maquillaje...................... 404 3.1.7. Menstruación................................................. 410 3.2. Autonomía en la comida.......................................... 411 3.2.1. Organización en el espacio............................ 411 3.2.2. Organización en la mesa............................... 411 3.2.3. écnicas específicas de orientación en la mesa.. T 412 3.2.4. Utilización de cubiertos................................. 413 3.2.5. Técnicas facilitadoras durante la comida........ 415 3.2.6. Servirse........................................................ 420 3.2.7. Uso de bandejas............................................ 425 3.3. Autonomía con el dinero.......................................... 426 3.3.1. Reconocimiento de monedas......................... 426 3.3.2. Reconocimiento de billetes............................ 428 3.3.3. Utilización autónoma del dinero . .................. 431 3.4. Uso de teléfonos. .................................................... 433 3.4.1. Técnica de marcación por tacto..................... 434 3.5. Administración de medicamentos............................ 436 3.5.1. Organización ................................................ 436 3.5.2. Dosificación de medicamentos. ..................... 438 4. Tareas domésticas......................................................... 440 4.1. Arreglo y limpieza del hogar.................................... 441 4.1.1. Hacer las camas............................................ 441 4.1.2. impieza de muebles y superficies acristaladas .. 442 L 4.1.3. impieza de suelos: barrer, pasar la mopa, L fregar, aspirar, etc.. ...................................... 444 4.2. Cuidado de la ropa y del calzado............................. 446 4.2.1. Cepillado o limpieza en seco de la ropa. ........ 446 4.2.2. Limpieza de manchas.................................... 446 4.2.3. Lavar............................................................ 447 4.2.4. Secar............................................................ 449 4.2.5. Doblar ropa. ................................................. 449 4.2.6. Planchar. ...................................................... 450 4.2.7. Coser............................................................ 453
  • 18. 18 Discapacidad visual y autonomía personal 4.2.8. Cuidado del calzado...................................... 459 4.3. Cocina. ................................................................... 460 4.3.1. ctividades culinarias. Habilidades A y utensilios para cocinar ............................... 461 4.3.2. écnicas básicas de cocina: hervir, freír, T asar y hornear.............................................. 465 4.3.3. ráctica final general: realización de receta tipo.. 470 P 4.3.4. lectrodomésticos para cocinar. E Encendido y centrado de útiles...................... 470 Referencias bibliográficas................................................... 475 Lecturas recomendadas..................................................... 476 Capítulo 10. Desplazamiento......................................... 477 1. equerimientos previos para desplazarse con seguridad. . 480 R 1.1. Desarrollo sensorial y cinestésico............................ 480 1.2. Comprensión de conceptos. .................................... 481 . 1.3. Habilidades cognitivas............................................. 482 2. La orientación................................................................ 483 2.1. Principios de la orientación espacial......................... 484 2.1.1. Actualización perceptiva: ¿dónde estoy?. ....... 484 2.1.2. isposición espacial: ¿dónde está mi objetivo?.. 485 D 2.1.3. onocimiento de conceptos y sistemas C espaciales: ¿cómo puedo llegar hasta allí?..... 485 2.2. omponentes para mantener la orientación. C ............ 486 2.2.1. Puntos de referencia..................................... 486 2.2.2. ndicadores: utilización de claves ambientales.. 487 I 2.2.3. so de puntos de referencia U y claves ambientales..................................... 488 2.2.4. Estructuras ambientales................................ 491 2.2.5. Estimación de la distancia recorrida. ............. 492 2.3. Métodos y ayudas para la orientación...................... 492 2.3.1. En espacios interiores................................... 493 2.3.1.1. Método del perímetro. ...................... 493 2.3.1.2. Método de barras o cuadrículas. ....... 495 2.3.1.3. amiliarización con ayuda F de otra persona................................ 496 2.3.2. En espacios exteriores.................................. 498
  • 19. Índice 19 2.3.2.1. Exploración independiente................ 498 2.3.2.2. Exploración con ayuda de otra persona.. 499 2.4. Rutas según el tipo de orientación........................... 500 2.4.1. Rutas memorizadas....................................... 500 2.4.2. Rutas configuracionales. ............................... 501 2.5. Procesos de reorientación....................................... 503 2.5.1. roceso de solución de problemas aplicado P a la orientación............................................. 503 2.5.2. strategias de reorientación aplicadas E a situaciones concretas................................. 505 2.5.2.1. En interiores..................................... 505 2.5.2.2. En exteriores. .................................. 505 2.6. yudas para la orientación (planos, maquetas…). .... A 506 2.6.1. Tipos de ayudas............................................ 507 2.6.2. Elección de la ayuda. .................................... 509 2.6.3. Habilidades para su uso................................ 509 2.6.4. Secuencias de enseñanza.............................. 510 3. spectos generales del entrenamiento A en el desplazamiento..................................................... 512 3.1. Relativos a los objetivos.......................................... 512 3.2. Relativos a la metodología....................................... 512 3.3. En cuanto a las sesiones de entrenamiento. ............ 513 3.4. Otros aspectos del aprendizaje................................ 514 4. Desplazamiento por espacios interiores.......................... 516 4.1. Procedimiento para el entrenamiento. ..................... 516 4.2. Acompañado de un guía.......................................... 517 4.2.1. ¿Cómo localizar al guía?. ............................... 519 4.2.2. ¿Cómo cogerse al guía?. ................................ 519 4.2.3. Paso por lugares estrechos........................... 521 4.2.4. Escaleras...................................................... 521 4.2.5. Paso por puertas. ......................................... 522 4.2.6. Cambiar de brazo. ........................................ . 522 4.2.7. Cambiar el sentido de la marcha. ................... 523 4.2.8. Localizar asientos. ........................................ 523 4.3. Protección personal (autoprotección)....................... 524 4.3.1. écnica de protección de la parte alta del cuerpo. 525 T
  • 20. 20 Discapacidad visual y autonomía personal 4.3.2. Técnica de protección baja............................ 526 4.3.3. Técnica de protección mixta.......................... 527 4.4. Seguimiento de superficies...................................... 527 4.4.1. Con puertas abiertas..................................... 530 4.4.2. Atravesar espacios amplios........................... 530 4.5. Desplazamiento con bastón..................................... 531 5. esplazamiento en exteriores D con diferentes grados de complejidad. ........................... 532 . 5.1. actores básicos en el desplazamiento por exteriores... F 533 5.1.1. Desarrollo perceptivo.................................... 533 5.1.2. Línea de desplazamiento............................... 533 5.1.3. Posición en la acera. ..................................... 535 5.1.4. Aplicación de las técnicas de bastón.............. 535 5.1.5. Utilización de productos de apoyo ópticos...... 537 5.1.6. Ayuda ocasional de otras personas................ 538 5.2. Desplazamiento en las diferentes zonas. ................. 540 5.2.1. Zona de complejidad baja u homogénea........ 541 5.2.1.1. Características físicas....................... 542 5.2.1.2. Objetivos del entrenamiento............. 543 5.2.1.3. etodología del proceso M de entrenamiento............................. 546 5.2.1.4. Logros.............................................. 548 5.2.2. Zona de complejidad media o diversa. ........... 549 5.2.2.1. Características físicas....................... 550 5.2.2.2. Objetivos del entrenamiento............. 552 5.2.2.3. etodología del proceso M de entrenamiento............................. 554 5.2.2.4. Logros.............................................. 556 5.2.3. Zona de complejidad elevada o intrincada..... 557 5.2.3.1. Características físicas....................... 558 5.2.3.2. Objetivos del entrenamiento............. 559 5.2.3.3. etodología del proceso M de entrenamiento............................. 561 5.2.3.4. Logros.............................................. 562 5.2.4. Zona rural. .................................................... 563 5.2.4.1. Características físicas....................... 563 5.2.4.2. Objetivos del entrenamiento............. 564
  • 21. Índice 21 5.2.4.3. etodología del proceso M de entrenamiento............................. 565 5.2.4.4. ecomendaciones para R el desplazamiento en zonas rurales... 567 5.3. Cruces.................................................................... 576 5.3.1. Habilidades previas....................................... 577 5.3.2. Metodología de enseñanza............................ 579 5.3.2.1. ocalización del cruce y del lugar L adecuado para cruzar....................... 580 5.3.2.2. Cruce de seguridad ......................... 580 5.3.2.3. Cruce paralelo.................................. 581 5.3.3. Secuencia de realización del cruce................ 581 5.3.3.1. Localizar el bordillo........................... 581 5.3.3.2. Alinearse.......................................... 582 5.3.3.3. Explorar la calzada............................582 5.3.3.4. Analizar el tráfico. ..............................583 5.3.3.5. Decisión de cruce............................. 584 5.3.3.6. Realizar el cruce............................... 585 5.3.3.7. Abordar la acera contraria. ................ 586 5.3.4. Tipos de cruce.............................................. 587 5.3.4.1. riterios para su clasificación C y estrategias para reconocer los tipos de cruce. ............................ 587 . 5.3.4.2. Cruces sin semáforo (s/S). ................ 589 5.3.4.3. Cruces con semáforo (c/S). .............. 591 . 5.3.4.4. Cruces con características especiales.. 594 6. Transporte público......................................................... 599 6.1. equisitos previos necesarios para el uso R de transporte público.............................................. 599 6.2. Taxi. ....................................................................... 601 6.2.1. Localización del vehículo. .............................. 601 6.2.2. Acceso. ......................................................... 601 6.3. Autobús.................................................................. 602 6.3.1. Autobús urbano. ........................................... 602 6.3.1.1. Localización de la parada.................. 602 6.3.1.2. Acceso. ............................................ 604 6.3.1.3. Desplazamiento interior.................... 605
  • 22. 22 Discapacidad visual y autonomía personal 6.3.2. Autobús interurbano..................................... 607 6.3.2.1. Localización de la parada.................. 607 6.3.2.2. Acceso y desplazamiento interior...... 607 6.4. Metro...................................................................... 607 6.4.1. Localización y acceso.................................... 608 6.4.2. Desplazamiento interior................................ 612 6.4.3. Bajada.......................................................... 613 6.5. Ferrocarril............................................................... 614 6.6. Transporte aéreo. ................................................... 615 . 7. Facilitadores del desplazamiento. .................................... 617 7.1. El perro guía............................................................ 617 7.2. roductos de apoyo electrónicos para la orientación.. 619 P Referencias bibliográficas................................................... 621 Cuarta parte. Población infantil y personas con sordoceguera................................... 627 Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes. . 633 1. mplicaciones y necesidades derivadas de la discapacidad I visual para la adquisición de habilidades para la autonomía.. 635 2. Evaluación..................................................................... 641 2.1. Objetivo y procedimiento. ....................................... 641 . 2.2. Valoración cuantitativa de la visión.......................... 645 2.3. Valoración funcional de la visión.............................. 648 3. Programas de rehabilitación en niños............................. 654 3.1. Criterios de atención............................................... 654 3.2. Espacios. ................................................................ 655 3.3. Modalidades de intervención. .................................. 656 4. Diseño del programa...................................................... 657 4.1. Consideraciones previas.......................................... 657 4.2. iños de 3 a 6 años (primeros años escolares)........ 661 N 4.2.1. abilidades necesarias para adquirir H autonomía. .................................................... 662 4.2.1.1. Percepción visual.............................. 662 4.2.1.2. Percepción auditiva. ......................... 664 4.2.1.3. Percepción háptico-táctil................... 666 4.2.1.4. Percepción cinestésica...................... 667
  • 23. Índice 23 4.2.1.5. Desarrollo conceptual....................... 668 4.2.1.6. Habilidades motoras......................... 673 4.2.2. Autonomía.................................................... 675 4.2.2.1. Habilidades de la vida diaria. ............ 676 . 4.2.2.2. Orientación y movilidad.................... 679 4.3. Niños de 7 a 12 años (Educación Primaria) . ............ 684 4.3.1. Habilidades para adquirir autonomía. ............. 685 4.3.2. Autonomía ................................................... 686 4.3.2.1. Habilidades de la vida diaria. ............. 691 4.3.2.2. Orientación y movilidad.................... 692 4.4. lumnos de 13 a 15 y de 16 a 18 años A (Niveles Secundario y Superior) . ............................. 696 4.4.1. Habilidades de la vida diaria.......................... 697 4.4.2. Orientación y movilidad ................................ 698 5. Ámbitos de intervención. ................................................ 700 5.1. En el contexto familiar............................................. 700 5.2. En el contexto escolar............................................. 701 5.2.1. Actuaciones con el alumno ........................... 701 5.2.2. Actuaciones con el profesor-tutor.................. 702 5.2.3. ctuaciones con el grupo-clase u otro alumnado.. A 703 5.2.4. Valoración de la accesibilidad en el centro..... 704 Recursos . ......................................................................... 705 Referencias bibliográficas................................................... 706 Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera........................................................ 713 1. Personas con sordoceguera............................................ 713 1.1. Definición de sordoceguera. .................................... 713 1.1.1. Definiciones clínicas y cuantitativas. .............. 714 1.1.2. Definiciones funcionales................................ 715 1.2. rupos de población y sistemas de comunicación.... G 717 1.2.1. Factores determinantes ................................ 717 1.2.2. rupos de población según el momento G en que se produce cada deficiencia sensorial y su grado de pérdida.................................... 718 1.2.3. lasificación según los niveles C de funcionamiento........................................ 722
  • 24. 24 Discapacidad visual y autonomía personal 2. Programas de rehabilitación........................................... 722 2.1. Evaluación. ............................................................. 722 2.1.1. Recogida de información. .............................. 722 2.1.2. Proceso de evaluación................................... 726 2.1.2.1. Factores condicionantes y recursos .. 726 2.1.2.2. valuación funcional E de las capacidades perceptivas......... 726 2.2. Diseño del programa............................................... 735 2.2.1. Comunicación durante las clases................... 735 2.2.2. a intervención a través L del guía-intérprete o del mediador . .............. 735 2.2.3. Por dónde empezar....................................... 737 2.2.4. Entornos de entrenamiento........................... 738 2.2.5. Tiempos de intervención............................... 739 2.2.6. ersonas de apoyo. P Coordinación con otros profesionales. ........... 739 2.2.7. Ámbitos de intervención................................ 740 2.3. omunicación con personas C que desconocen los sistemas . ................................ 740 2.3.1. strategias de comunicación con el público . . E 744 2.3.2. strategias para la comunicación expresiva... E 746 2.3.3. Estrategias para la comunicación receptiva. .. 751 2.4. prendizajes para la realización de las actividades. . A . 760 2.4.1. Desarrollo sensorial. ...................................... 760 2.4.2. Comunicación............................................... 764 2.4.3. Actividades habituales................................... 773 2.4.4. Tareas domésticas. ....................................... 775 2.4.5. ealización de actividades con ayuda de terceros. R . 776 2.4.6. Productos de apoyo. ...................................... 777 2.4.7. Desplazamientos........................................... 782 Referencias bibliográficas................................................... 795 Anexos, glosario y bibliografía.................................. 799 Anexos............................................................................. 801 Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía.. 801 1. Tipos de escotoma..................................................... 801 2. iveles de reducción de campo visual. N ........................ 803
  • 25. Índice 25 Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa..................... 805 Registro de evaluación para rehabilitación...................... 805 1. Situación inicial en autonomía personal............... 806 2. ivel de autonomía en la realización de actividades. N . 807 3. areas a evaluar organizadas por áreas T perceptivas................................................... 807 Capítulo 8. Lectura y escritura. .......................................... 812 1. Factores que facilitan la lectura.................................. 812 1.1. Tipografía........................................................ 813 1.2. Espacio interlineal............................................ 814 1.3. Espacio entre las letras.................................... 815 1.4. Calidad del papel. ............................................ 815 1.5. Longitud del renglón........................................ 815 1.6. Distribución del texto....................................... 816 2. Proceso lector ........................................................... 816 2.1. eriodos de fijación y movimientos sacádicos... P 816 2.2. Movimientos oculares. ...................................... 817 2.3. Otros aspectos que influyen en la lectura......... 817 Capítulo 9. Actividades cotidianas. ...................................... 818 Secuencias específicas para la realización de las tareas domésticas.................................................... 818 1. Enchufar.................................................................... 818 2. Uso de teléfonos........................................................ 820 3. Doblar ropa. ............................................................... 822 4. Planchar. ................................................................... 822 . 5. Costura. ..................................................................... 831 6. oser. Técnicas básicas de costura. Coser dobladillos... 836 C 7. Cocina........................................................................ 837 Capítulo 12........................................................................ 845 1. lasificación de la deficiencia auditiva. ....................... 845 C . 2. Criterios de reconocimiento........................................ 847 3. ariables que determinan las características V de cada persona sordociega....................................... 848 4. ersonas con sordoceguera congénita. Características. . 850 P . 5. eficiencia auditiva congénita y visual adquirida......... 852 D
  • 26. 26 Discapacidad visual y autonomía personal 6. eficiencia visual congénita y auditiva adquirida. D ........ 853 7. érdida visual y auditiva adquiridas............................ 853 P 8. Niveles de funcionamiento. ......................................... 854 Recursos . ...................................................................... 855 Referencias bibliográficas............................................... 855 Glosario........................................................................... 857 Bibliografía sobre rehabilitación de personas con discapacidad visual: una selección básica. ........ 889 Un manual general fundamental......................................... 891 Orientación y movilidad. ..................................................... 891 Rehabilitación visual. .......................................................... 893 Congresos y conferencias. ................................................. 895 . Revistas............................................................................. 895 Bibliografía complementaria: terminología, intervención educativa, accesibilidad, intervención psicológica, tecnología.. 896 Referencias bibliográficas................................................... 897
  • 27. Presentación Escribir estas líneas de presentación del libro Disca- pacidad visual y autonomía personal: enfoque práctico de la rehabilitación es una gran satisfacción y también motivo de orgullo. La obra reúne una serie de cualidades que no quiero que escapen al conocimiento del lector. Se trata de una publicación de la Organización Na- cional de Ciegos Españoles (once), entidad que pone a disposición de sus afiliados, en forma de servicios especializados distribuidos por todo el territorio estatal, una de las redes más completas y eficaces del mundo para atender las necesidades derivadas de la disca- pacidad visual: educación, empleo, apoyo psicosocial, rehabilitación, comunicación y acceso a la información, ocio y deporte, bienestar social, etc. La rehabilitación suscita un gran interés y representa casi un tercio de la demanda respecto al conjunto de servicios, siendo además la puerta de entrada para atender más tar- de otras necesidades. En el caso de los niños, es un apoyo importante en el engranaje educativo, y para los
  • 28. 28 Discapacidad visual y autonomía personal padres, un motivo de confianza para el futuro. No en vano son más de 8000 los usuarios que anualmente son atendidos en sus servicios de rehabilitación. Desde la perspectiva institucional, la once contribuye con este manual técnico a potenciar las herramientas imprescindibles para la consecución de sus objetivos preferentes, como son la autonomía personal, la plena inclusión social y los derechos de ciudadanía, la igualdad de oportunidades y no discriminación, y la minimización del impacto que la ceguera o deficiencia visual grave presenta en la vida de sus afiliados, porque es induda- ble que cuando se alimenta y enriquece el conocimiento sobre una discapacidad, la repercusión en las personas afectadas siempre es positiva. En el año 1999, la once realiza una apuesta por la integración de los dos programas diferenciados con los que contaba: rehabilitación básica y visual. En esta obra se presentan los contenidos unificados de ambas disciplinas, una prueba más de que este modelo está consolidado y de que las actuaciones que se realizan inciden en la globalidad del individuo. En definitiva, es un reflejo del modo de llevar a cabo la rehabilitación en nuestra institución, y también de la evolución que han tenido los sistemas de intervención en función del entorno, del perfil de las personas con discapacidad visual y de las instituciones, todos ellos factores clave en la construcción de modelos únicos, seguramente irrepetibles en otros lugares. Soy consciente, pues, del valor que tiene un manual tan amplio como este, escrito íntegramente en español,
  • 29. Presentación 29 tanto para los profesionales de España como para los de América Latina. Muchos de ellos han tenido la opor- tunidad de conocer directamente el trabajo de nuestra institución, pues la once ha colaborado en su formación durante muchos años. No quiero olvidarme de mencionar una de las carac- terísticas importantes de este volumen, como es el he- cho de haber sido redactado por un equipo de técnicos de rehabilitación de la institución que, a partir de la documentación existente y de su propia experiencia, exponen de un modo claro y rotundo el estado de sus conocimientos. Para ello, han debatido largamente los criterios y las técnicas utilizadas, cosa lógica si se tiene en cuenta la complejidad y la amplitud de la formación que necesitan para el ejercicio de su profesión, que precisa además una dedicación intensa y prolongada. He tenido el privilegio de vivir muy de cerca el difícil, pero apasionante, camino que ha permitido transformar un puñado de ideas en un libro de esta envergadura. Les pido que lo lean con atención, que lo usen como referencia, que reflexionen y que debatan sobre los temas que se plantean. Seguro que llegarán, como yo, a la conclusión de que las personas con discapacidad visual, a través de la rehabilitación, obtenemos las he- rramientas que nos dan la oportunidad de ser cada vez más autónomas. No puedo acabar sin mencionar otro mérito más de la publicación: a nadie se le escapa el momento difícil que atravesamos, inmersos en una crisis económica que empieza a tener efectos devastadores en los servi-
  • 30. 30 Discapacidad visual y autonomía personal cios sociales. Pero el lector tiene el libro en sus manos, fruto de un importante esfuerzo, especialmente de sus autores y del resto de personas implicadas. Suficientes razones, creo yo, para que todos poda- mos felicitarnos. Patricia Sanz Cameo Directora General Adjunta de Servicios Sociales para Afiliados
  • 31. Prefacio Aunque los avances en la cirugía y en los tratamien- tos oftalmológicos han sido notables en las últimas décadas, convivir con una discapacidad visual no puede considerarse todavía un hecho aislado. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (oMs), el número de personas afectadas (mayo de 2009) se cifra en 314 millones, de las cuales 45 millones son ciegas. Con- cretamente en España, del total de la población mayor de 6 años censada en 2008,1 en torno al 2,3 % (casi 1100000 personas) manifestaron dificultades para ver con normalidad. Los trastornos visuales son un gran impedimento para desempeñar muchas actividades. Cuando el daño es congénito, el niño debe realizar la conexión con el medio y los aprendizajes de un modo diferente, mien- 1. ine (2010). Encuesta sobre discapacidades, autonomía personal y si- tuaciones de dependencia 2008 [edad 2008]. Madrid: Instituto Nacional de Estadística. [Disponible en cd-roM, y en http://www.ine.es/jaxi/menu. do?type=pcaxispath=/t15/p418file=inebaseL=0.]
  • 32. 32 Discapacidad visual y autonomía personal tras que una pérdida en cualquier momento de la vida paraliza inicialmente el acceso a la lectura, las posi- bilidades de moverse y, en definitiva, la capacidad de efectuar múltiples tareas que, gracias al sentido de la vista, se realizan de forma automática. Aparecen, ade- más, temores, inseguridades y sentimientos de torpeza, se producen cambios personales por la incertidumbre de mantener el empleo y los cometidos familiares y, paralelamente, el entorno suele mostrar actitudes de protección y desconfianza en las capacidades. Todos estos factores merman las oportunidades de tomar decisiones y de actuar con independencia. Afortunadamente, en la otra cara de la moneda se encuentran las personas con discapacidad visual que habitualmente acuden a sus puestos de trabajo, acompañan a sus hijos a la escuela, realizan gestiones y pueden llevar una vida de manera autónoma. Para conseguirlo, han tenido que buscar recursos, adecuar su entorno y, probablemente, han pasado por un pro- ceso de rehabilitación durante el que han desarrollado la capacidad de sustituir la información visual por otro tipo de percepciones. La atención especializada a personas con discapa- cidad visual ha sido el objetivo esencial de muchas instituciones en todo el mundo. En nuestro país, la once —Organización Nacional de Ciegos Españoles—, entidad pionera desde hace muchas décadas, facilita y apoya la autonomía personal y la plena integración social y laboral de sus 70195 miembros (diciembre de 2010). La rehabilitación, como uno de sus servicios, tiene el cometido de dotar de técnicas, estrategias y recursos
  • 33. Prefacio 33 que permitan paliar los efectos negativos que tiene la pérdida visual. Los programas específicos para este fin se llevan a cabo a lo largo de la geografía española en 44 centros, que cuentan con unos 170 profesionales, entre oftalmólogos, ópticos-optometristas y técnicos de rehabilitación (en adelante, tr). La dilatada experiencia de la institución en propor- cionar servicios sociales para personas con discapaci- dad visual ha quedado patente con la publicación de muchos libros especializados. Este manual es un fruto más, una aspiración que se pretendía desde tiempo atrás pero que no se había podido asumir por ser prio- ritaria la atención al número elevado de personas que necesitaban un programa de rehabilitación. En el año 2004, dos acontecimientos clave determi- naron la puesta en marcha del proyecto. Por un lado, la recopilación de los apuntes (confeccionados por buena parte de los tr con los que cuenta la once) que fueron el soporte para la formación de nuevos especialistas, y, por otro, la ampliación de la plantilla con estos profe- sionales, lo que permitió reducir considerablemente el tiempo de espera de los afiliados para ser atendidos en el servicio de rehabilitación. Las primeras acciones para su elaboración se remon- tan al año 2006 con la creación de un equipo de ocho tr que desarrollan su actividad desde hace muchos años en diferentes ciudades y cuyo origen profesional proce- día de una de las dos áreas antiguas de la rehabilitación en la once (capítulo 1). De esta forma se garantizaba la representación de diferentes modelos en base a las
  • 34. 34 Discapacidad visual y autonomía personal características del entorno, al tipo de población, a los recursos disponibles y al bagaje profesional. El propó- sito inicial fue sistematizar los citados apuntes y darles un formato adecuado para su edición. Durante la travesía, muchos han sido los escollos que han frenado el progreso. Pronto fuimos conscientes de que, a pesar de la simplicidad del planteamiento, el proyecto tenía una gran envergadura. Desde las tareas preliminares para establecer objetivos, metodología de trabajo y lograr una estructura capaz de dar respuesta a nuestras pretensiones, han transcurrido cuatro años, en los que se han escrito muchos folios: diferentes índices, esquemas, planteamientos y formas de refle- jar los contenidos, y en los que ni un solo día hemos podido olvidar lo que teníamos entre manos. Encuen- tros presenciales y multiconferencias han servido para consensuar, debatir aspectos controvertidos, buscar soluciones flexibles y ensamblar estilos de trabajo sig- nificativamente distintos, pero todos indudablemente válidos. En el momento de finalizar el trayecto, queremos compartir con el lector algunas de estas dificultades. Una de ellas fue establecer el «receptor del libro». Se resolvió extendiéndolo a todas las personas que tienen relación con la discapacidad visual. Las que intervienen directamente en el ámbito de la rehabilitación, como ex- pertos en la materia, pueden encontrar un instrumento estructurado para su trabajo. También los estudiantes, futuros especialistas, que creemos hallarán el apoyo teórico necesario para su formación. Considerando que la rehabilitación precisa del uso de los recursos sociales
  • 35. Prefacio 35 y educativos, no podíamos olvidar a los profesionales «no específicos», que requieren unos conocimientos más generales y a los que puede ayudar la lectura de algunos capítulos. Y, por último, los verdaderos protagonistas: la persona con discapacidad visual, eje de su rehabilitación, y también su familia, que juega un papel fundamental y que, junto con el interesado y el especialista, forman una unidad, asumiendo cada uno las responsabilidades que hacen posible el logro de la autonomía. En definitiva, aspiramos a que el texto sea útil para personas con intereses muy distintos, y esperamos que no haya sido una ambición excesiva por nuestra parte. El manual se ha organizado en doce capítulos, dividi- dos a su vez en cuatro partes. En la primera se tratan los aspectos introductorios, básicos para entender lo que representa la discapacidad visual, la importancia de la rehabilitación y las bases que la sostienen. Entrando en materia, la segunda parte profundiza en la evalua- ción de necesidades, la confección de un programa y en el peso del desarrollo sensorial. La tercera, con un carácter eminentemente práctico, es una recopilación de estrategias para entrenar el funcionamiento en actividades cotidianas: entre otras, la lectura, la escri- tura y el desplazamiento. En la última parte, dos tr especialistas en intervención con niños, adolescentes y personas con sordoceguera, exponen las peculiaridades de los programas de rehabilitación para esta población específica. Puede sorprender que no se traten contenidos sobre oftalmología y óptica, hecho que nos ha generado no
  • 36. 36 Discapacidad visual y autonomía personal pocas dudas. Su no inclusión, ha obedecido a varias cuestiones a las que queremos dedicar unas líneas. El especialista debe entender a fondo la deficiencia visual, manejar conceptos de optometría y conocer las carac- terísticas ópticas de los productos de apoyo específicos para optimizar la visión, aspectos indispensables en la rehabilitación. Los oftalmólogos y los ópticos son los responsables directos de realizar el diagnóstico, la eva- luación y la prescripción de los materiales ópticos. Su presencia es imprescindible como parte de los equipos de rehabilitación, para que pueda planificarse desde una perspectiva multidisciplinar. Pero estas materias, que tienen un carácter eminentemente técnico y muy especializado, son difíciles de comprender sin una base formativa y, por tanto, consideramos que es compro- metido difundirlas en una publicación que se diseñó con el objetivo de dar a conocer las características de la rehabilitación desde un punto de vista básico y desde la problemática general de la persona. Por otra parte, los lectores interesados pueden obtener estos conocimien- tos por otras vías, y aprovechamos para emplazarles a conocer las buenas publicaciones científicas existentes, elaboradas con distintos niveles de profundidad, algu- nas de ellas referenciadas en el capítulo 2. Otra cuestión a clarificar es el uso que hacemos del término «especialista en rehabilitación». Algunas pro- fesiones cuentan con una denominación internacional unificada, no así la nuestra. Los autores de este manual somos Técnicos de Rehabilitación de la once, pero en otras instituciones y países esta categoría laboral re- cibe el nombre de instructor, terapeuta, profesor, etc. Para evitar confusiones, hemos buscado una expresión
  • 37. Prefacio 37 poco utilizada, pero que, desde nuestro punto de vista, define bien el trabajo que realizamos. Nuestra pretensión al escribir este manual ha sido, por una parte, compilar la formación recibida y la ex- periencia adquirida directamente en el trabajo diario con los usuarios de los Servicios de Rehabilitación de la once durante muchos años, y aglutinar, por otra, los conocimientos de nuestros compañeros, plasmados en los apuntes a los que hemos hecho referencia, en artículos publicados, en materiales que confeccionaron para cursos de formación anteriores o que nos han transmitido a través del contacto diario. Partiendo de estas bases, hemos pretendido que nuestro modelo de rehabilitación, todavía joven aunque cada día más consolidado (capítulo 1), estuviera presente a lo largo de cada una de las páginas, labor que tampoco ha re- sultado simple, máxime si se tiene en cuenta nuestra procedencia de un único ámbito de la rehabilitación: básica (orientación y movilidad y actividades cotidianas) o visual (optimización de la baja visión y recomendación de ayudas ópticas). No quiero terminar esta introducción sin agradecer la colaboración y el apoyo de quienes, de una forma u otra, incluso sin saberlo, son partícipes de la publicación de este libro, y es evidente que podemos perdernos en el recuento. En primer lugar, a la once, la institución en la que trabajamos, editora del libro, cuyos directivos, en sus inicios, confiaron en nosotros para poner en marcha el proyecto y han potenciado su continuidad más tarde. Queremos recordar todas las veces que han escuchado nuestras cuitas y esperaron pacientemente
  • 38. 38 Discapacidad visual y autonomía personal resultados. A los profesionales de Documentación de la Asesoría de Servicios Sociales, cuyas orientaciones durante la revisión técnica y su conocimiento profuso de la bibliografía y la terminología han sido impulsos vitales para la finalización del texto. Por supuesto, a todos los tr que participaron en los apuntes y a los que, aun sin hacerlo, compartieron sus conocimientos y experiencias en el trabajo diario, porque ellos también son parte de este manual. Es inevitable pensar que podíamos haberlo hecho mejor, pero hemos tenido la oportunidad de aprender y el esfuerzo ha merecido la pena. Es de justicia decir que no hemos escatimado horas de trabajo, privándonos de nuestro tiempo personal, y lo es también elogiar nues- tra flexibilidad, cediendo en más de una ocasión, lo que sin duda ha sido clave para la culminación del proyecto. Y también decir, ya para acabar, que se ha demostrado una vez más que la práctica de esta profesión nos re- sulta emocionante. M.ª Ángeles Matey
  • 39. Lista de autores La «materia prima» del presente manual la confor- man, por una parte, la amplia experiencia de todos los profesionales de la rehabilitación que han venido tra- bajando en los servicios de la once desde su creación, plasmada en numerosos escritos, y, por otra, los apun- tes elaborados por un grupo de ellos, que se utilizaron para la formación de especialistas en esta disciplina en el año 2004. Estos apuntes han sido revisados y orga- nizados para esta publicación, pero estamos seguros de que todos podrán reconocerse en el texto. Nuestro agradecimiento y cariño a los compañeros que han compartido su experiencia y nos han facilitado sus materiales —apuntes, artículos y archivos fotográ- ficos—, esos que les han acompañado durante su vida profesional. Sus «tesoros» han tenido un valor incalcu- lable. Técnicos de rehabilitación: Susana Alfonso Ron- da, Angel Antón Gómez, María Ángela Arnau Gilberte,
  • 40. 40 Discapacidad visual y autonomía personal Beatriz Arregui Noguer, María Pilar Basterrechea Estella, María Jesús Bellón Fernández, María de los Desampa- rados Bercedo Sanz, Rosa María Blanco Sanz, Laura Blanco Zárate, Juan José Cantalejo Cano, María Mer- cedes Carrió Gallego, Gemma Cerdà Clusella, María del Carmen Cruz Pedraza, María Jesús Echeverría Arellano, Yolanda Fernández de Landa Insagurbe, María Ángeles Fernández de Usera González, Esther Gallego Villegas, María José Guijarro Herreros, Joaquín Herrera Medina, Rosa María Lagrava Alcañiz, Soledad Luengo Jusdado, Rosario Machado Calvo, Ramiro Martín Hijano, Manuel Antonio Martín Salinas, Justo Martínez Guri, María Lore- to Martínez Jiménez, Miguel Ángel Martínez Merchante, María Ángeles Matey García, Marina Luisa Milo Heras, Flor de Lis Mouchet García, Gerardo Pastor Martínez, María Reyes Pérez Rus, Ana Isabel Rabinal Peña, Manuel Rivero Coín, María Rosario Rodríguez de Luengo, María Isabel Ruiz Enríquez, Carmen Laura Salvador Esteban, Carlos Manuel Santos Plaza, Marta Senís Gilmartín, Ma- ría José Seseña Hidalgo, Araceli Soto Dobarro, Antonio Tomás Tomás, María Teresa Torres Gil, y María Jesus Vicente Mosquete. Oftalmóloga: María Antonia Ramos Martinez. Óptica-optometrista: Margarita Prunera Ramón. Psicólogos: Miguel Díaz Salabert, y Rafael Pallero González. Maestros: Pablo Miguel Martín Andrade, Albert Ruf Urbea, y Teresa Torrents Llistuella.
  • 43. Primera parte. Aspectos introductorios Esta primera parte del manual, va a centrarse en lo que hemos denominado «aspectos introductorios». Aunque no tienen una aplicación directa en la rehabili- tación, los capítulos aquí desarrollados son de suma im- portancia para entender qué es la discapacidad visual, cuál es la problemática de las personas que la padecen, los progresos que se han producido a lo largo de la historia en su rehabilitación y los modelos actuales de atención, que les proporcionan muchas posibilidades para conseguir ser autónomos. El capítulo inicial se centra en la recopilación de los hechos históricos más relevantes que han tenido alguna influencia en cómo hoy en día se les atiende. También se presentan algunas cuestiones que confi- guran la situación actual y que marcan las líneas del trabajo futuro. Finalmente, se expone el modelo del Servicio de Rehabilitación de la once: pautas y cri- terios que han marcado su evolución, objetivos que
  • 44. 44 Discapacidad visual y autonomía personal persigue, características, áreas de atención, servicios complementarios, etc. El segundo capítulo se ha redactado con la preten- sión de clarificar el uso de la terminología específica de discapacidad visual y de recopilar las definiciones y clasificaciones existentes. Aspectos ambos de suma dificultad y muy controvertidos, pues, sin ir más lejos, en el caso de la baja visión se cuenta con muchas definiciones, y cada una de ellas se relaciona con el propósito que las motivó (legal, clínico, educativo, internacional…). De acuerdo con Geruschat y Smith (2010), a lo largo de los años han sido muchos los in- tentos para desarrollar una definición aceptada (Apple, Apple y Blasch, 1980; Colenbrander, 1977; Corn, 1983 y 1986; Corn y Erin, 2010; Faye, 1984; Genensky, 1976; Jose, 1983; Kirchner y Lowman, 1988; Mehr y Fried, 1975; Smith, 1990), «un noble pero incumplido objetivo». El objetivo de la segunda parte del capítulo se ha centrado en recopilar los aspectos y problemas que inciden en la autonomía de las personas con discapa- cidad visual, pero no se tratan todavía las alternativas ni los recursos que se utilizan en la rehabilitación para paliarlos, ya que estos se contemplarán posteriormen- te, organizados por temas, a lo largo de los demás capítulos. Aunque no puede considerarse, ni mucho menos, el único, la afectación visual producida por la patolo- gía, es un factor muy importante, y las repercusio- nes que produce en la vida cotidiana son variadas,
  • 45. Primera parte. Aspectos introductorios 45 lo que hace que cada persona con baja visión tenga un funcionamiento visual distinto. La compresión de la problemática reflejada en el capítulo implica tener un buen nivel de conocimiento de la anatomía y fisio- logía oculares, y también de las patologías más fre- cuentes, del tipo de afectación y de la sintomatología que producen. Aunque estos temas no se abordan en este manual por considerar que es muy abundante la bibliografía especializada a la que puede dirigirse el lector, para el especialista en autonomía es funda- mental tener un cierto dominio que le ayude a prever los problemas que tendrá el alumno y las posibles alternativas que podrá utilizar. Por ejemplo, si la patología es una retinosis pigmentaria, su reducción de campo visual tendrá repercusiones negativas en el desplazamiento, la lectura, la adaptación a la luz, etc. (v. capítulo 2). Para complementar los contenidos desarrollados en el capítulo, en los anexos se ha incluido información complementaria relacionada con el apartado 2.1. Emplazamos al lector interesado a profundizar en la anatomía, fisiología y patología oculares en la biblio- grafía recomendada en el capítulo 2, y señalamos la importancia de que en la formación de futuros especia- listas en rehabilitación se contemple la participación de un oftalmólogo para impartir estas doctrinas, de forma que se consiga un manejo adecuado de los conceptos más básicos. En el tercer capítulo se define la rehabilitación, haciendo hincapié en una serie de características que
  • 46. 46 Discapacidad visual y autonomía personal deben reunir los programas. Se tratan específicamente los distintos tipos de intervención, sus fases y los ám- bitos de trabajo. Y, ya para finalizar, se ha dedicado un punto a las competencias del especialista en rehabilitación, profe- sional que aplica los programas y que, para desempeñar su trabajo, debe tener un perfil que garantice la flexibi- lidad, empatía, buena disposición hacia la colaboración y el trabajo en equipo, etc., y también una formación exhaustiva y empírica, con contenidos muy variados de diferentes disciplinas. Referencias bibliográficas Apple, M., Apple, L. E., Blasch, D. (1980). Low vision. En: R. L. Welsh, y B. B. Blasch (dirs.), Foundations of orientation and mobility (187-223). Nueva York: American Foundation for the Blind. Colenbrander, A. (1977). Dimensions of visual performance. Tran- sactions of the Section of Ophthalmology of the American Aca- demy of Ophthalmology and Otolaryngology, 83(2), 332-337. Corn, A. L. (1983). Visual function: a theoretical model for in- dividuals with low vision. Journal of Visual Impairment and Blindness, 77(8), 373-377. Corn, A. L. (1986). Low vision and visual efficiency. En: G. T. Scholl (dir.), Foundations of education for blind and visually handicapped children and youth: theory and practice (99-117). Nueva York: American Foundation for the Blind. Corn, A. L., y Erin, J. E. (dirs.) (2010). Foundations of low vision: clinical and functional perspectives, 2.ª ed. Nueva York: Ameri- can Foundation for the Blind.
  • 47. Primera parte. Aspectos introductorios 47 Faye, E. E. (dir.) (1984). Clinical low vision, 2.ª ed. Boston: Little Brown. [Edición en español: Clínica de la baja visión, Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles, 1997]. Genensky, S. M. (1976). Acuity measurements: do they indicate how well a partially sighted person functions or could function? American Journal of Optometry and Physiological Optics, 53, 809-812. Geruschat, D. R., y Smith, A. J. (2010). Low vision for orientation and mobility. En: W. R. Wiener, R. L. Welsh, y B. B. Blasch (dirs.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (I, 63- 83). Nueva York: American Foundation for the Blind. Jose, R. T. (1983). Understanding low vision. Nueva York: American Foundation for the Blind. [Edición en español: Visión subnormal, Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles, 1988]. Kirchner, C., Lowman, C. (1988). Sources of variation in the y estimated prevalence of visual loss. En: C. Kirchner (dir.), Data on blindness and visual impairment in the U. S. (3-10). Nueva York: American Foundation for the Blind. Mehr, E. B., y Freid, A. N. (1975). Low vision care. Chicago: Professional Press. [Edición en español, de la tercera edición original: El cuidado de la baja visión, Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles, 1995]. Smith, A. J. (1990). Mobility problems related to vision loss: per- ceptions of mobility practitioners and persons with low vision. Filadelfia: University of Pennsylvania [tesis doctoral sin publicar].
  • 49. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual En torno a la ceguera se han mantenido durante siglos mitos y creencias que han estigmatizado a las personas que la padecían. Algunos de ellos han perdurado hasta nuestros días y sigue siendo una condición muy temida por la sociedad. Desde la prehistoria, las personas ciegas han estado discriminadas y vivían abocadas a la mendicidad. En la Edad Moderna se mantuvieron convicciones erróneas sobre ellas, rehuyendo su trato y negándoles el trabajo. Paulatinamente, se empezó a exaltar su capacidad de orientación, de memoria y la fina percepción sensorial que demostraban (Montoro, 1992). A excepción de los más privilegiados, los privados de visión también lo estaban de la enseñanza. No obstante, las personas ciegas habían discurrido desde muy antiguo sistemas propios para realizar
  • 50. 50 Discapacidad visual y autonomía personal algunas actividades. Para comunicarse, utilizaron pro- cedimientos aislados y sofisticados, pero difíciles de propagar. Las posibilidades de desplazarse eran tam- bién muy restringidas, pero hay constancia de que uti- lizaron cuerdas, animales, palos y barras para realizar pequeños itinerarios, recurriendo a los lazarillos para desplazamientos más largos. Pocas referencias existen de las personas con algún resto de visión hasta principios del siglo xx, porque eran consideradas ciegas y tratadas como tales. Las que po- dían funcionar visualmente no tenían más remedio que disimular su «defecto» para mantener el trabajo y no vivir marcados. La medicina y la óptica no proporciona- ban alternativas, y los especialistas sugerían adaptarse a la «ceguera». La relación entre discapacidad visual y «dependen- cia» ha sido una constante en todas las sociedades. Esta concepción y la baja prevalencia son las causas de que, hasta épocas muy recientes, no se hayan potenciado las posibilidades de las personas que la padecen. La situación actual es sustancialmente distinta, pero queda mucho por hacer. Para entender el presente y afrontar el futuro de la rehabilitación, dando una res- puesta ajustada a los nuevos retos, es necesario conocer los acontecimientos que han marcado una línea hasta llegar al modelo actual de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (once).
  • 51. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 51 1. Hechos históricos relevantes Diderot (1713-1784) es considerado el pionero en preconizar que las personas ciegas podían ser educa- das para desarrollar sus facultades, defendiendo en el siglo xviii que, para ello, la sociedad debía cambiar radicalmente su actitud. En 1784, Valentin Haüy (1745- 1822) fundó la primera escuela de ciegos, en la que enseñaba a leer utilizando los caracteres de imprenta en alto relieve, iniciativa que se amplió a otros centros de Europa y de Estados Unidos. Los niños con algún resto visual se educaban en estas escuelas utilizando las mismas técnicas que los ciegos. Las posibilidades de aprendizaje y comunicación mejoraron a partir de 1829, año en el que Louis Braille (1809-1852) inventó el sistema de lectoescritura que lleva su nombre. El método se impuso muy pronto por su versatilidad para reproducir todas las lenguas y la facilidad para adaptar las matemáticas, la música, etc. La visión no podía «cuantificarse» objetivamente y, aunque Hermann Snellen dio a conocer su escala de op- totipos y estandarización científica en 1862, el test no tuvo difusión hasta la Primera Guerra Mundial. A prin- cipios del siglo xx, se empezó a tomar en consideración que algunos «veían», pero no supuso más cambio que el fomentar su preservación para evitar un daño todavía mayor. Este razonamiento se contradijo desde el ámbito médico ya entonces, pero no fue suficiente para evitar que muchas generaciones de niños con baja visión se educaran como ciegos, sin posibilidades de desarrollar el potencial visual y «mirando» a escondidas.
  • 52. 52 Discapacidad visual y autonomía personal El primer intento de «diferenciar» la educación de niños ciegos y con algún resto de visión (baja visión), se materializó con la fundación de la Myope School en Londres (1908), precursora de escuelas similares en otros países. Utilizaban técnicas orales, pero el uso de la visión estaba vetado, para resguardarla y para que no entorpeciera el desarrollo de las habilidades auditi- vas y táctiles. Aunque resulte contradictorio, estos cen- tros contribuyeron a fomentar el empleo de la visión, porque la evolución les condujo a enseñar a leer con grafías ampliadas y a promover la impresión de libros con tamaños y fuentes más legibles. En 1925, Snell, avanzándose a su tiempo, fue el an- tecesor de las definiciones funcionales de baja visión que tuvieron su auge en los años setenta, establecien- do una relación directa entre la agudeza visual y la capacidad para cumplir con las exigencias del trabajo en aquellos años. Pero la influencia de la terminología y de las definiciones no ayudaba. Por ejemplo, la expre- sión «ciego parcial» llevaba implícita una categoría de «ceguera» que paralizaba cualquier intento de cambio. En 1934, la American Medical Association (ama) definió la «ceguera legal» como la agudeza visual de 20/200 o menor (en el mejor ojo y con la mejor corrección) o el campo visual inferior a 20º, y aunque la pretensión era establecer un marco legal para proporcionar ayudas y servicios, «encasillar» en el concepto de «ceguera» a personas con visión siguió perpetuando la idea de que su visión era inútil desde el punto de vista funcional. La definición tuvo muchos detractores, pero su rápida utilización en organismos públicos y privados impidió su modificación.
  • 53. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 53 La escasez de dispositivos ópticos frenaba también los avances. En 1910 se empezaron a construir los pri- meros telescopios, microscopios y lupas —con sistemas ópticos muy similares a los actuales—, pero eran caros, pesados y de fabricación limitada. La Segunda Guerra Mundial favoreció que en su producción se pudieran utilizar materiales diseñados específicamente para la contienda. De esta forma, se pudieron mejorar y aba- ratar. Mientras tanto, los psicólogos de la Gestalt estudia- ban la percepción visual y aportaban luz a aspectos tan innovadores como el aprendizaje visual, formulando las leyes de organización perceptiva. Esto fue de suma im- portancia para defender más tarde que los que tenían resto visual podían aprender a ver y mejorar su visión funcional. Respecto al desplazamiento autónomo, con ante- rioridad a la aparición del bastón largo de movilidad, era ya frecuente el uso de otros bastones. Utilizaban técnicas poco fiables, enseñadas por profesores ciegos, con un grado de seguridad dudoso (Yablonski, 2000). Después de la Primera Guerra Mundial se empezaron a entrenar perros guía, y en Estados Unidos se fundó The Seeing Eye, la primera escuela de adiestramiento, cuya fundadora fue Dorothy Harrison Eustis en 1929. El panorama cambió por completo en la década de 1940, cuando Richard E. Hoover diseñó un bastón lar- go —con un tubo de aluminio que se utilizaba para los aviones militares— y desarrolló un método para su uso, del que se beneficiaron los soldados estadounidenses
  • 54. 54 Discapacidad visual y autonomía personal que habían perdido la visión en la Segunda Guerra Mundial. Estas técnicas fueron descritas por Bledsoe, colaborador de Hoover, en el Manual for orientors (1947), suscitando tal interés que muchos empezaron a enseñarlas, y acudieron a profundizar en su aprendizaje a los centros de Maryland y de Hines. El propio Bledsoe (1980), relató exhaustivamente cómo se produjo el proceso que permitió diseñar las técnicas de uso del bastón de movilidad. Las doctrinas de Hoover transformaron por completo las posibilidades de las personas ciegas, y fueron también el origen del perfil profesional del instructor de Orienta- ción y Movilidad. El Centro de Hines, en Illinois, fue el primero en incorporar instructores con visión y, a pesar de las discrepancias, el Centro St. Paul, fundado en 1954, instituyó el «técnico vidente de movilidad». Esto se for- taleció todavía más en 1959, cuando, en las conclusiones del congreso convocado por la American Foundation for the Blind, se recomendó que la formación de técnicos de movilidad durase al menos un año, se abogó porque las personas ciegas no ejercieran dicha profesión —debido a que no podían ver los peligros (Koestler, 1976)— y se implantó el requisito de que los instructores aprendiesen estrategias con los ojos tapados. Los avances en la fabricación de ayudas ópticas y en el conocimiento de la percepción visual, junto con el aumento del número de personas que tenían baja visión, contribuyeron a que en el año 1953, Industrial Home for the Blind, actualmente Helen Keller Services for the Blind, estableciera en Estados Unidos la primera clínica de baja visión, siguiéndole a la zaga Lighthouse
  • 55. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 55 International. En Europa, los países escandinavos fue- ron pioneros en este tipo de servicios, estableciendo el primero en Dinamarca en 1958. Aunque el uso de la visión seguía siendo polémico, la labor de estos centros fue sumamente beneficiosa, pues se consideraban las necesidades reales de niños y adultos. Berthold Lowenfeld (1955, 1963, 1980), educador innovador, escribió sobre los problemas psicológicos que los niños con baja visión tienen que afrontar. Era la primera vez que se ponía el acento en su problemática específica, considerando que su desarrollo difería del de los ciegos congénitos o que habían perdido la visión a una edad muy temprana. Los primeros en utilizar el término «baja visión», mu- cho más acorde que «ciego parcial» o «vidente parcial», fueron Gerald Fonda y Eleonor Faye. Todo apuntaba a una transformación que en los se- senta tuvo su punto álgido, cuando Natalie Barraga dio a conocer los resultados de sus investigaciones sobre desarrollo y eficiencia ocular. Su interés partió de su propia hija, que asistía a una escuela para ciegos y era educada en braille, a pesar de que podía leerlo de forma visual. Paralelamente, en los países escandinavos se fue forjando el concepto de «entrenamiento en baja visión». La implantación de servicios seguía siendo, no obstante, difícil, porque muchos creían que la inversión restaría apoyo financiero y recursos de los programas para ciegos. Genensky, matemático con baja visión, fue el artífice en 1969 del primer prototipo de un Circuito Cerrado
  • 56. 56 Discapacidad visual y autonomía personal de Televisión (cctv). Su propia experiencia fue deter- minante en la búsqueda de recursos, porque aunque fue educado en una escuela para ciegos, se sentía más identificado como «vidente». En la década de los setenta, los avances se dirigie- ron a la formación de profesionales, al establecimiento de modelos para la atención y se potenció el trabajo desde las Sociedades Americanas de Oftalmología y Optometría. El modelo interdisciplinar fue defendido por Eleonor Faye, oftalmóloga experta y muy influyente en el ámbito de la baja visión. La oms (Organización Mundial de la Salud) favoreció los estudios para contar con clasificaciones de disca- pacidad visual, que se detallan en el capítulo 2 de este manual, en los que Colenbrander ha tenido una gran influencia. La orientación y movilidad era una disciplina muy consolidada en los años setenta, cuando se empezaron a considerar las necesidades específicas de las perso- nas con baja visión (Smith, 1974). En 1980, Welsh y Blasch, publicaron Fundamentos de orientación y mo- vilidad, manual de referencia del que ya se dispone de dos ediciones revisadas (1997, 2010). Dos congresos, The International Mobility Confe- rence y The International Conference on Low Vision, constituyen los foros para que los expertos en orien- tación y movilidad y baja visión puedan compartir sus experiencias, presentar estudios, debatir sobre mode- los de atención y, en definitiva, seguir avanzando en
  • 57. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 57 ambos campos. La primera se celebra periódicamente desde 1979, y Marburg fue la ciudad anfitriona de la decimotercera edición (2009). La segunda se organiza desde el año 1978, y Kuala Lumpur reunió a los exper- tos en el mes de febrero de 2011, en la décima edición del congreso. La once organizó la sexta edición de la Conferencia Internacional de Movilidad en 1991 y la 5.ª Conferencia Internacional de Baja Visión —Visión 96—, ambas celebradas en Madrid. La década de los ochenta puede considerarse el inicio de la expansión de los servicios de rehabilitación visual. Suecia proporcionó ayuda a muchos países (Siddiqui, Bäckman y Awan, 1997) y difundió su modelo interdis- ciplinar, que cuenta con oftalmólogos, optometristas, terapeutas en baja visión e instructores en orientación y movilidad, entre otros. En el año 1985, profesionales de la once se formaron con los especialistas suecos en esta materia. En nuestro país, un evento importante fue el Congre- so Estatal sobre Prestación de Servicios para personas ciegas y deficientes visuales, organizado por la once en 1994, en el que participaron más de 1300 congre- sistas (profesionales de Servicios Sociales de la once, administraciones públicas, universidades, etc.) y que sirvió para poner en común criterios de trabajo y de coordinación en la intervención con la población con discapacidad visual. Desde los años setenta, han proliferado las publi- caciones sobre distintos ámbitos de la rehabilitación: optometría, evaluación, modelos de intervención, entre-
  • 58. 58 Discapacidad visual y autonomía personal namiento, etc. También en 1994, la once editó Apuntes sobre rehabilitación visual, elaborado por un grupo de profesionales de la institución dirigidos por José Miguel Vila. La revista cuatrimestral Integración: revista so- bre discapacidad visual, publicada por la once, y en la actualidad la Biblioteca Técnica Digital y la Intranet de Servicios Sociales son instrumentos muy valiosos para la difusión y el intercambio de conocimientos teóricos y prácticos sobre discapacidad visual. Aunque previamente había en España muchos usuarios de perros guía, procedentes básicamente de otros países, un hecho relevante fue la puesta en marcha, en 1991, de la Fundación once del Perro Guía en Madrid, que, entre otros recursos, cuenta con una escuela de perros guía. 2. Situación actual y perspectivas de futuro En los países desarrollados, los servicios de rehabi- litación han estado en expansión durante los últimos treinta años. El acceso a los mismos y su financiación son diferentes: algunos se proporcionan desde la sani- dad pública o los servicios sociales comunitarios, otros desde el ámbito educativo. El aumento de la demanda y la mejora de las posibilidades económicas han propi- ciado el surgimiento de centros privados. Aunque el cri- terio de intervención multidisciplinar está asumido por todos, en estos últimos priman a veces la evaluación óptica y la venta de productos sobre el entrenamiento sistemático que se requiere para optimizar la visión. Esta carencia tiene relación directa con el abandono del uso posterior de las ayudas prescritas (Myrberg, Bäckman y Lennerstrand, 1996; Nilsson, 1990).
  • 59. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 59 La mayoría de las instituciones realizan los pro- gramas de rehabilitación visual (baja visión), por un lado, y de orientación y movilidad y actividades para la vida diaria, por otro, como servicios independientes, aunque existe una gran coordinación entre ambos. El modelo escandinavo es sustancialmente distinto, pues las clínicas de baja visión están integradas en hospi- tales oftalmológicos y su financiación es asumida por los servicios sociales comunitarios. En España, la once ha unificado los dos ámbitos de la rehabilitación, y el mismo especialista —el Técnico de Rehabilitación (tr)— realiza todos los entrenamientos. En cuanto a la formación para los especialistas, la tendencia internacional es la implantación de certifica- ciones que capaciten para el ejercicio de la profesión. En algunos países (Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) las universidades ofrecen programas de formación, siendo igualmente necesario superar la certificación. En muchos casos, la formación es asumida por las asociaciones que prestan los servicios o por so- ciedades profesionales que difunden los conocimientos técnicos. La once, además de formar a sus especialistas, ha contribuido en la preparación de muchos equipos en Latinoamérica. Gracias a la prevención y a los cuidados médicos, en los países desarrollados ha descendido el número de personas con ceguera total y también el de jóve- nes con discapacidad visual. Como contrapartida, ha aumentado el riesgo de discapacidad en personas mayores, debido a que la esperanza de vida es mayor, incrementándose también el número de aquellos que
  • 60. 60 Discapacidad visual y autonomía personal presentan otras deficiencias concurrentes. La distribu- ción de afiliados a la once por tramos de edad es un reflejo de esta evolución: el número de personas con ceguera total se ha reducido del 25 % (año 2001) al 20 % (junio de 2010), los menores de 30 años repre- sentan el 13 %, mientras que en 2001 eran el 18 %, y el porcentaje de mayores de 65 años era del 38 % frente al 43 % actual. El colectivo de mayores tiene unas necesidades muy específicas y apenas se dispone de propuestas de intervención dirigidas a aquellas personas que, debido a limitaciones funcionales, no pueden acceder a los tradicionales programas de rehabilitación (Díaz, 2008). Esto debe suponer, necesariamente, un reto para los servicios de rehabilitación, que, además de adaptarse a los usuarios, tienen que dar apoyo a otros recursos comunitarios disponibles y asesorar a sus profesionales (residencias, centros de día, etc.). Todavía no existen tratamientos definitivos para patologías como la degeneración macular asociada a la edad (dmae), la retinopatía diabética y la retinosis pigmentaria, y los existentes solo son efectivos para frenar la evolución en algunos casos, pero no para su curación. No obstante, la terapia genética, los implantes y trasplantes retinianos y los tratamientos farmacéuti- cos siguen avanzando, y es posible, incluso, que en un futuro consigan devolver la visión a las personas que no ven nada. Esto seguirá modificando, sin duda, las características de la población con discapacidad visual y tendrá una clara repercusión en los programas de rehabilitación.
  • 61. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 61 Se cuenta con más medios para la evaluación funcional y también oftalmológica: por ejemplo, el Oftalmoscopio de Barrido Láser, con el que se obtie- nen imágenes muy precisas del fondo de ojo, y que ha revolucionado las posibilidades de entrenamiento en fijación excéntrica (Fletcher y Schuchard, 1997). Según Eleonor Faye (2000), la investigación debe seguir dos caminos: el desarrollo de pruebas de funcionalidad visual más eficaces y efectivas —que proporcionen una medida precisa del potencial visual— y la creación de nuevas y sofisticadas ayudas visuales electrónicas que proporcionen una réplica más realista de la visión. En el entrenamiento para el desplazamiento, las téc- nicas compensatorias de la orientación y movilidad se complementan con el uso del resto visual, aunque todavía hay que avanzar en el conocimiento de la influencia de las alteraciones del campo visual y en paliar los efectos del deslumbramiento de una manera objetiva y eficaz. Se ha avanzado también en el campo de la orientación y movilidad en niños pequeños, y se ha estudiado la conveniencia de introducir el bastón cuanto antes. Se siguen comercializando materiales novedosos para la lectura, actividades de vida diaria y movilidad. Los productos de apoyo electro-ópticos para la lectura (lupa televisión) son pequeños y portátiles, y pueden utilizarse fuera del domicilio o del lugar de trabajo. El acceso a la información es una realidad mediante adaptaciones visuales, sonoras o en braille. También se vislumbra un futuro prometedor en la aplicación de los sistemas de navegación y de productos de apoyo electrónicos para la orientación.
  • 62. 62 Discapacidad visual y autonomía personal Se ha producido un crecimiento considerable de pro- ductos, bienes y servicios rotulados en braille, y buena prueba de ello es el catálogo recopilatorio publicado recientemente por la once (www.once.es). No obstante, muchos teclados, teléfonos, electrodomésticos, envases, etc., no están todavía debidamente diseñados, ni se acompañan de instrucciones a las que puedan acceder todas las personas con discapacidad visual (Cruz, 2006). Tener una discapacidad visual ya no es un impedi- mento para acceder al mundo laboral. Los datos indican que el porcentaje de personas con discapacidad visual que trabajan es muy alto en comparación con otras discapacidades. La legislación, el apoyo de las institu- ciones específicas, la sensibilización social, la tecnología y la confianza del mundo empresarial son algunos de los factores que han forjado esta realidad, pero será necesario continuar invirtiendo en la búsqueda de alter- nativas laborales. La adaptación del entorno —hogar, puesto de tra- bajo, escuela— incorporando medidas encaminadas a reducir los riesgos y a localizar objetivos, así como la planificación de la iluminación y el contraste, se tienen muy en cuenta y son objeto de normativa y legislación para que su cumplimiento sea real en todos los ámbi- tos. La ergonomía y el diseño para todos llegan a las calles de las ciudades, los museos, los parques, etc., y cada vez con más frecuencia alcanzan a edificios y transportes públicos. No obstante, las investigaciones no pueden darse ni mucho menos por finalizadas, pues la rápida evolución del desarrollo tecnológico obliga a seguir avanzando en la implantación de nuevas me-
  • 63. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 63 didas de accesibilidad. La televisión digital terrestre (tdt), por ejemplo, cuya instauración es un hecho y que pretende conectar a la comunicación digital interactiva a todas las personas, limita la capacidad de acceso de las que tienen una discapacidad visual, tanto por las dificultades de manejo del receptor como por no poder disponer de contenidos accesibles (programas de televisión), lo que hace necesaria tanto la transcripción sonora de los textos que aparecen en pantalla como la «audiodescripción» de los programas. La domótica es otro de los servicios en auge, y el objetivo es que los mandos de sus sistemas puedan ser usados de forma fácil, para que constituyan un apoyo a la higiene diaria, al traslado por la casa, a la hora de comer, etc. Esta evolución es un indicador de que hoy nadie pone en duda las capacidades y posibilidades de las personas con discapacidad visual, pero la situación es todavía muy precaria en los países en vías de desarro- llo, donde la falta de recursos para tratar enfermedades que tienen curación es la causa de muchos casos de discapacidad visual entre niños y jóvenes. El desafío está en conseguir que estos países dispongan de los servicios que permitan una evolución positiva. Aunque la propagación de los servicios es una rea- lidad, será preciso diseñar instrumentos para medir la calidad de los mismos, tanto en el grado de satisfacción de los usuarios como en la valoración de los resultados que obtienen. En definitiva, mirando al futuro, es necesario que los avances continúen en la dirección de adaptar los pro-
  • 64. 64 Discapacidad visual y autonomía personal gramas de rehabilitación a las necesidades que marque la evolución de la población con discapacidad visual, en particular, y de la sociedad en general. 3. Evolución de la rehabilitación en la once El Servicio de Rehabilitación en la once, siendo específico, es esencial para conseguir la autonomía y plena integración de los afiliados en la sociedad, ya que tiene como objetivo dotarles de técnicas, estrategias y recursos que les permitan realizar las actividades cotidianas, participando de forma activa en cualquier ámbito (educativo, laboral, cultural, de ocio…). Para al- canzar este objetivo, en primer lugar, hay que resolver las dificultades derivadas directamente de la ceguera o deficiencia visual y atender a las necesidades básicas de orientación en el entorno, desplazamiento autóno- mo, acceso a la información, etc. Los inicios de la rehabilitación en la Organización se ubican en el año 1969. Jesús Cabrera, fisiotera- peuta de la Escuela de Fisioterapia, realizó en París un curso de formación patrocinado por la Unesco para la enseñanza de técnicas de orientación y movilidad (OyM) y actividades para la vida diaria a personas ciegas y deficientes visuales (en adelante, avd). En julio de 1970 se convocaron dos cursos con el fin de formar especialistas que impartieran con posteriori- dad las técnicas formales de uso del bastón largo a los afiliados. Posteriormente, en 1971, la enseñanza de OyM y avd se inicia en el recién creado Centro de Rehabilitación
  • 65. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 65 Social para Ciegos Adultos de Sabadell (que fue más tarde Centro de Rehabilitación «Ignacio de Satrústegui y Fernández»). Debido a los resultados obtenidos y al incremento de la demanda que se crea en la once, en 1984 se imparte una formación más especializada, apareciendo el colectivo de técnicos en rehabilitación básica (trb). No obstante, como uno de los objetivos de estos servicios es propiciar que se encuentren lo más cerca posible de los usuarios, para atender esta necesidad se organizan desde 39 centros repartidos por toda la geografía española. La organización de este servicio de rehabilitación básica estaba configurada por cuatro modalidades or- gánicas: • Equipos Multiprofesionales de Atención Básica, en los que aun no manteniendo una especialización exclusiva en programas de rehabilitación, era también su responsabilidad la aplicación de estos en su ámbito. • Unidades de Rehabilitación Básica de Madrid y Sevilla, en las que se desarrollaban los programas con el apoyo de otro tipo de servicios. • Centro de Rehabilitación Social de Sabadell. El aspecto diferenciador más significativo era su modalidad residencial, lo que permitía que los programas de rehabilitación se desarrollaran de forma intensiva por incidir en una pluralidad de aspectos que no podían cubrirse en el centro más cercano.
  • 66. 66 Discapacidad visual y autonomía personal • Centros de Recursos Educativos. La rehabilitación se ejercía dentro de un programa global de edu- cación de acuerdo con los criterios organizativos establecidos por estos centros. Paralelamente, y teniendo en cuenta que de los afi- liados a la once más del 60 % disponían de un resto visual que podían utilizar para la realización de activi- dades cotidianas, en diciembre de 1985 se incorpora la rehabilitación visual en la estructura de los servicios sociales. Este programa iba dirigido a proporcionar los entrenamientos y las ayudas necesarias para la optimi- zación de su visión. Para llevar a cabo estos programas, en el año 1985 se creó el Centro de Rehabilitación Visual de la once (cervo), en el que se adoptó el modelo de intervención interdisciplinar, siguiendo las recomendaciones de la Reunión de Expertos en Rehabilitación Visual de Upsala (Suecia, 1978). Dichos equipos estaban formados por un oftalmólogo, un óptico y un técnico de rehabilitación visual (trv). Posteriormente, este servicio, se implantó en ocho centros distribuidos por el territorio nacional, de forma que se pudieran atender las demandas en toda España. En 1993, se crea el Centro de Rehabilitación Básica y Visual de la once (cerbvo) en Madrid, en el que se unificaron los servicios prestados hasta ese momento por el cervo y por la Unidad de Rehabilitación Básica (urb) de dicha ciudad. En la unidad se atendían las áreas de: ajuste psicosocial, orientación y movilidad, actividades para la vida diaria, tiflotecnología, braille
  • 67. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 67 y terapia ocupacional. Esta fórmula serviría de base, en distintos foros de discusión, para dar forma a los nuevos planteamientos acerca de la conveniencia de unificar rehabilitación básica y visual. Coexistían, por tanto, dos estructuras, en las que se prestaban los servicios de rehabilitación básica y visual, diferentes fundamentalmente en cuanto al número de centros en los que se ofertaban. Sin embargo, el tipo de necesidades que cubrían, el concepto finalista de la intervención que realizaban, la naturaleza de la misma y la presencia mayoritaria de un usuario común, con- tribuyeron al impulso de un planteamiento integral y único de la rehabilitación, que tendría su reflejo en el Plan de Actuación de la once 1997-2000, regulándose finalmente en el Modelo de Servicios Sociales, y que tenía como objetivo «dar a los programas de rehabilita- ción un carácter globalizador tendente a capacitar a la persona con deficiencia visual para su desenvolvimiento lo más autónomo posible, flexibilizando la estructura de los recursos existentes con el fin de mejorar la atención en todo el territorio nacional». Pero, además, estos programas tenían otras carac- terísticas comunes, detalladas por Vicente y Martín (2002): • Gratuidad. • Atención individualizada. • Extensión por todo el territorio nacional. • Trabajo multidisciplinar. • Flexibilidad para responder a la diversidad que presentan los usuarios.
  • 68. 68 Discapacidad visual y autonomía personal Utilización de los recursos globales de que dispone la Organización para resolver la problemática particular de cada usuario. Sin embargo, de la experiencia acumulada en la especialización alcanzada en la prestación de estos servicios, se pudo observar que: • De las nuevas afiliaciones, aproximadamente cuatro quintas partes tenían resto visual, lo que les con- vertía en probables usuarios de ambos programas. • Al proporcionarse la atención de estos programas en centros distintos, en ocasiones el usuario tenía que desplazarse para recibir estos servicios, obser- vando, con el tiempo, que este inconveniente influía a la hora de solicitar la atención en los mismos. • Al haber un número muy superior de personas con resto visual, las demandas de rehabilitación visual aumentaban, mientras que las de rehabilitación básica iban disminuyendo, cuando se contaba con muchos más centros en los que se prestaba este último servicio. Por todo ello, en ese momento se estimó conveniente integrar las rehabilitaciones básica y visual, naciendo así el Servicio de Rehabilitación Integral el 28 de abril de 1999, mediante acuerdo del Consejo General de la once (máximo órgano de representación de la institución). Este planteamiento de integrar los dos programas de rehabilitación (básica y visual) ya se contemplaba
  • 69. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 69 en el nuevo Modelo de Servicios Sociales aprobado por acuerdo 3/98-2.1, de 26 de mayo, y, por tanto, se enmarcaba dentro de los requisitos y estándares de calidad recogidos en este modelo. La nueva fórmula, además de por los debates in- ternos que se iban generando, surge por la evolución experimentada en la prestación de servicios en esta organización —consistente en una fuerte expansión y profesionalización—, así como por un notable aumento de la población afiliada o por la modificación de las características de la misma (incremento de los afilia- dos mayores de 65 años, con resto visual, con otras deficiencias, etc.). En el contexto externo también se produjeron transformaciones significativas con inciden- cia en el modelo de prestación de servicios de la once, entre las que cabría destacar el aumento de recursos sociales, las políticas de integración y normalización o el desarrollo tecnológico. Para adaptarse a esta nueva realidad, este modelo de prestación de servicios se basa en: • Atención personalizada (a través de la figura de un coordinador de caso). • Enfoque integral de sus necesidades (mediante la elaboración de un plan individual de atención, pia). • Participación activa del usuario en la identificación de sus necesidades y, por tanto, de los servicios a recibir.
  • 70. 70 Discapacidad visual y autonomía personal • Mejora continua de la calidad de los servicios, en función de los resultados obtenidos y de la satis- facción del usuario. • Utilización de protocolos estandarizados para el registro de datos y evolución de los programas de intervención. En este contexto, el servicio de rehabilitación es uno más de los servicios que el afiliado a la once recibe cuando se incorpora a la institución como nuevo miem- bro, o cuando es solicitado por él ºmismo. 3.1. Servicio de Rehabilitación Integral La unificación de los servicios de rehabilitación bási- ca y visual se realizó con la finalidad de acercar estos al usuario, facilitando así un acceso más igualitario. Ello fue posible gracias a la intervención de un único profesional (tr) que iba a desarrollar ambos programas simultáneamente y en el mismo lugar, en las áreas de optimización del funcionamiento visual, orientación y movilidad, cuidado personal y tareas domésticas. Los servicios fueron entonces introducidos en todos los centros de la once, repartidos por toda la geografía española. La implantación se llevó a cabo de forma paulatina, redefiniendo las funciones de los profesionales que intervenían. Hubo que abordar el proceso de formación de los trb y trv, que pasarían a ser denominados «téc- nicos de rehabilitación» (tr).
  • 71. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 71 Continuaron siendo elementos imprescindibles los oftalmólogos y los ópticos-optometristas, que realizan su intervención en función de las necesidades plantea- das en cada momento. La intervención del Servicio de Rehabilitación, en la actualidad, se centra en: • La optimización sensorial: visual, auditiva, táctil y cinestésica. • Los entrenamientos aplicados a las actividades cotidianas. • La recomendación de las ayudas técnicas nece- sarias. Dada la importancia que tienen en el logro de la autonomía y la integración en su entorno, son también ámbitos de intervención propios el asesoramiento a la familia, a las personas del entorno próximo, en la formación/orientación a profesionales externos, al vo- luntariado y a otras instituciones, sobre la accesibilidad y adecuación del medio físico, las pautas de comporta- miento, etc. Hoy, el servicio de rehabilitación es considerado como una necesidad prioritaria para los afiliados a la once por la incidencia que tiene en el logro de su auto- nomía. Tanto es así, que es el primer servicio al que, en general, acceden los usuarios cuando se incorporan a la institución, intervención que representa un 61,2 % del total de las atenciones prestadas.
  • 72. 72 Discapacidad visual y autonomía personal Referencias bibliográficas Blasch, B. B., Wiener, W. R., y Welsh, R. L. (eds.) (1997). Foundations of orientation and mobility, 2.ª ed. Nueva York: American Foundation for the Blind. Bledsoe, C. W. (1980). Originators of OM training. En: R. L. Welsh, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, cap. 18, p. 581-624. Nueva York: American Foundation for the Blind. Conferencia Internacional sobre Baja Visión (1997). Actas de la V Conferencia Internacional sobre baja visión, Madrid 8-12 de julio de 1996, 2 vols. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Congreso Estatal sobre prestación de Servicios para personas ciegas y deficientes visuales(1996). Actas del Congreso Estatal sobre prestación de servicios para personas ciegas y deficientes visuales, Madrid, septiembre de 1994, 6 vols. Madrid: Organiza- ción Nacional de Ciegos Españoles. Cruz, M. C. (2006). Los marcajes alternativos como ayuda para la vida diaria: pequeños recursos para grandes propósitos. Inte- gración: revista sobre ceguera y discapacidad visual, 47, 7-22. Díaz, P. (2008). Discapacidad visual y autonomía: las posibilidades de las personas mayores. Integración: revista sobre ceguera y discapacidad visual, 55, 26-33. Faye, E. E. (2000). Functional consequences of vision impairment: visual function related to eye pathology. En: B. Silverstone, B. P. Rosenthal, M. A. L ang, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision rehabilitation (II, 791-798). Nueva York: Oxford University Press. Fletcher, d. c., y schuchard, r. a. (1997). Preferred retinal loci relationship to macular scotomas in a low vision population. Ophthalmology, 104(4), 632-638.
  • 73. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 73 Goodrich, G. L., Bailey I. L. (2000). A History of the field of y vision rehabilitation from the perspective of low vision. En: B. Silverstone, B. P. Rosenthal, M. A. L ang, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision rehabilitation (II, 675-716). Nueva York: Oxford University Press. G oodrich, G. L., y Stuckey, K. A. (eds.) (2000). Overview and history of the field of vision rehabilitation. En: B. Sil- verstone, B. P. Rosenthal, M. A. L ang, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision rehabilitation (II, 669-783). Nueva York: Oxford University Press. Koestler, F. A. (1976). The unseen minority: A social history of blindness in the United States. Nueva York: D. McKay. Low Vision Rehabilitation II (1978). Low Vision rehabilitation II: Proceedings of the International Workshop. Upsala: Uppsala University, Department of Education. Lowenfeld, B. (1955). Psychological problems of children with impaired vision. En: W. M. Cruickshank (ed.), Psychology of exceptional children and youth, 1.ª ed. Englewood Cliffs, Nueva Jersey: Prentice-Hall. Lowenfeld, B. (1963). Psychological problems of children with impaired vision. En: W. M. Cruickshank (ed.), Psychology of exceptional children and youth, 2.ª ed., p. 226-310. Englewood Cliffs, Nueva Jersey: Prentice-Hall. Lowenfeld, B. (1980). Psychological problems of children with impaired vision. En: W. M. Cruickshank (ed.), Psychology of exceptional children and youth, 3.ª ed. Englewood Cliffs, Nueva Jersey: Prentice-Hall. Montoro, J. (1992). Los ciegos en la Historia, Tomo I. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.
  • 74. 74 Discapacidad visual y autonomía personal Myrberg, M., Bäckman, O., y Lennerstrand, G. (1996). Reading proficiency of elderly visually impaired persons after reha- bilitation. Journal of Visual Impairment and Blindness, 90, 341-350. Nilsson, U. (1990). Results of low vision rehabilitation: a follow-up study in 295 patients and a prospective study regarding the value of the education training in the use of optical aids and residual vision, tesis n.º 313. Linköping (Suecia): Linköping University. Organización Nacional de Ciegos Españoles (1997). Plan de actua- ción de la once para el cuatrienio 1997-2000. Madrid: Organiza- ción Nacional de Ciegos Españoles. Organización Nacional de Ciegos Españoles (1998). Prestación de servicios sociales en la once: Nuevo modelo de Prestación de Servicios Sociales en la once, aprobado por el Consejo General de la once. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles, Dirección General. Organización Nacional de Ciegos Españoles (1999). El Servicio de Rehabilitación Integral. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Siddiqui, A. P., Bäckman, Ö, y Awan, H. R. (1997). Multidisciplinary approach in the development of comprehensive low-vision services in developing countries. Eastern Mediterranean Health Journal, 3(1), 149-153. Smith, A. J. (1974). Consider me seeing [Video]. Vicente, M. J., y Martín, P. (2002). La rehabilitación integral en la once: implantación de un nuevo modelo de atención. Integra- ción: revista sobre ceguera y discapacidad visual, 38, 15-18. Vila, J. M. (ed.) (1994). Apuntes sobre rehabilitación visual. Ma- drid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.
  • 75. Capítulo 1. Perspectiva general de la rehabilitación de personas con discapacidad visual 75 Welsh, R. L., y Blasch, B. B. (eds.) (1980). Foundations of orien- tation and mobility. Nueva York: American Foundation for the Blind. Wiener, W. R., Welsh, R. L., y Blasch, B. B. (eds.) (2010). Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. Nueva York: American Foundation for the Blind. Yablonski, M. S. (2000). Functional orientation and mobility. En: B. Silverstone, B. P. Rosenthal, M. A. L ang, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision re- habilitation (II, 855-868). Nueva York: Oxford University Press.
  • 77. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía La visión es, de todos los sentidos, el que más in- formación proporciona, y es crucial para realizar las actividades cotidianas. Tiene un papel muy importante en la comunicación y, por tanto, en las relaciones que se precisan para vivir en sociedad. Cuando una persona tiene una discapacidad visual, sufre un descenso, en cualquier grado, de la visión considerada «normal». Sin embargo, esto no dice prác- ticamente nada sobre la propia discapacidad y mucho menos sobre la incidencia que puede tener en su auto- nomía. No obstante, la pérdida visual, ya sea originada por una patología ocular o por una lesión cerebral, re- duce la capacidad para llevar a cabo las tareas de forma independiente y repercute en la forma de realizarlas. Tradicionalmente, ha sido un reto —en el que se han visto implicados instituciones, profesionales y los pro-
  • 78. 78 Discapacidad visual y autonomía personal pios usuarios— encontrar una definición que permitiera «enmarcar» la discapacidad y facilitara la identificación de la problemática que representa. La cuestión no es sencilla, por las razones que veremos más adelante. Aunque el grado de afectación visual tiene su impor- tancia, cualquier intento de definición debería tener en cuenta no solo los aspectos visuales, sino también todos aquellos que tienen relación con la persona y su entor- no. En este sentido, la referencia más importante es la clasificación internacional de la Organización Mundial de la Salud (oms). Esta ha evolucionado desde su primera versión, denominada Clasificación Internacional de De- ficiencias, Discapacidades y Minusvalías (Organización Mundial de la Salud, 1980), en la que estos conceptos se consideraban «consecuencias de enfermedades», a la actual Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (Organización Mundial de la Salud, 2001), que ordena en función de «componentes de salud», mientras que las «consecuencias» se centran en el impacto de la propia enfermedad y otras condi- ciones. Esta clasificación, diseñada como herramienta estadística, de investigación, clínica y de política social y educativa, es utilizada por distintas disciplinas y sec- tores. Basándose en estos estudios, algunos grupos de trabajo, formados por expertos internacionales, siguen profundizando en estos temas. Sin embargo, en pleno siglo xxi, el estudio no puede darse ni mucho menos por concluido, y solo teniendo en cuenta diferentes aspectos —clínicos y funcionales— podremos abordar la problemática y dar respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad visual.
  • 79. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 79 1. Terminología, definiciones y clasificaciones sobre discapacidad visual 1.1. Terminología La terminología es «un aspecto clave del lenguaje que contribuye a la construcción social de la discapacidad» (Barton, 2001). Los términos para definir la pérdida visual han ido evolucionado paralelamente al modelo social de discapacidad, con la tendencia a utilizar solo aquellos que denotan deficiencia visual (Bolt, 2005) en detrimento de los que llevan implícita una carga de significados innecesarios y erróneos. Organismos y estamentos del ámbito internacional han aunado esfuerzos para brindar un marco conceptual que describa las distintas circunstancias. El referente actual más importante son las resoluciones adoptadas por el Consejo Internacional de Oftalmología en su re- unión de Sídney (Australia) del año 2002, que propone la utilización de la siguiente terminología: • Ceguera: pérdida total de visión. Funcionalmente, se utilizan habilidades para sustituirla. • Baja visión: grado menor de pérdida. Se optimiza el funcionamiento visual utilizando productos de apoyo. • Visión útil: no describe ni indica casi nada sobre la capacidad visual, porque la valoración de «uti- lidad» es subjetiva y depende del observador. Es habitual recurrir a esta expresión en bebés y
  • 80. 80 Discapacidad visual y autonomía personal niños muy pequeños, que no pueden colaborar en las pruebas estandarizadas pero que manifiestan una respuesta visual ante estímulos apropiados en cuanto a tamaño, contraste, movimiento, etc. • Deficiencia visual: pérdida de funciones visuales (agudeza, campo visual, etc.) que pueden medirse cuantitativamente. • Visión funcional: capacidad de una persona para usar la visión en todas las actividades de la vida diaria: lectura, cuidado personal, orientación y movilidad, etc. Al contrario que las funciones visuales, que pueden valorarse en cada ojo por separado, la visión funcional se refiere a las posi- bilidades totales del individuo. • Pérdida de visión: término general que incluye tanto la pérdida total (ceguera) como la parcial (baja visión), consecuencia de una deficiencia visual o una disminución de visión funcional. • Discapacidad visual: en la ciddm 80, se utilizó para describir una pérdida de capacidades visua- les. El Consejo Internacional de Oftalmología, en el año 2002, establece que su empleo puede ser desalentador y propone el uso de «pérdida de capacidad». • Minusvalía visual: también fue un término utiliza- do en la ciddm 80. En la cif 2001 se describe esta condición como las barreras para la participación social. En la actualidad, tanto por los desarrollos
  • 81. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 81 legislativos como por el propio significado peyora- tivo del término, la tendencia es dejar de utilizarlo. No obstante, el uso del término «discapacidad vi- sual» es cada vez más consistente. A lo largo de este manual se utilizará con bastante frecuencia, porque cubre los rangos comprendidos entre la pérdida visual leve y la ceguera total, y, además, no solo contempla la afectación de las estructuras oculares, sino también las limitaciones que puede representar, pilar sobre el que se apoya la rehabilitación. 1.2. Definiciones y clasificaciones Para comprender el alcance de las definiciones y cla- sificaciones que trataremos en este punto, es necesario conocer el significado de los parámetros que definen la función visual. Agudeza visual Es el poder de resolución o potencia visual para distinguir detalles y formas de los objetos, a corta y larga distancia. Se mide por el objeto más pequeño que el ojo puede distinguir, e influyen: el tamaño real del objeto, la distancia desde este al ojo, y su iluminación y contraste con el fondo. La agudeza visual evalúa el funcionamiento de la zona central de la retina. Los valores de agudeza visual se obtienen en las pruebas realizadas con «optotipos» —láminas con filas
  • 82. 82 Discapacidad visual y autonomía personal de letras, números o símbolos de tamaño decrecien- te—. Los modelos de cada fila están calculados para responder a una determinada agudeza visual, y la fila más pequeña que se pueda leer dará la medida. Foto 1. Optotipos ETDRS y Lea Symbols, para agudeza visual de lejos Foto 2. Test de lectura Zeiss, para agudeza visual de cerca En términos clínicos, se utiliza la medida de agudeza, como la razón que existe entre la distancia a la que se realiza la prueba (6 m) y la distancia a la que un observador con visión «normal» puede discriminar las letras o cifras de ese tamaño. La agudeza visual nor- mal, por tanto, será la representada por el quebrado 6/6, donde el numerador significa la distancia a la que
  • 83. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 83 puede discriminar un detalle una persona concreta, y el denominador a la que lo discrimina un observador con visión normal. La notación de la agudeza visual puede hacerse en forma de quebrado o decimal, que es el resultado de esa fracción (ej.: av 6/60 = 0,1). En términos coloquia- les, a veces se expresa en forma porcentual, que se obtiene al multiplicar por 100 la av decimal (ej.: av 0,1 = 10 %). Campo visual El conjunto de lo que el ojo puede abarcar con un solo golpe de vista se denomina campo visual. Faye (1984) lo define como: «zona monocular desde los 60º en dirección nasal, hasta los 180º en dirección temporal que es visible sin mover el ojo». El campo visual presenta dos zonas diferenciadas: la central y la periférica. La primera corresponde a los 30º desde la fijación y proporciona información de las for- mas, los detalles y los objetos, así como de la posición de estos. La parte periférica abarca el resto del campo y se utiliza preferentemente para analizar las relaciones espaciales y favorecer los desplazamientos. La extensión del campo visual está limitada por la nariz y las cejas. El campo visual monocular normal es un óvalo ligeramente irregular que mide, desde la fijación, aproximadamente 60º hacia arriba y 60º hacia la parte interna, entre 70º y 75º hacia abajo, y de 100º a 110º hacia la parte externa.
  • 84. 84 Discapacidad visual y autonomía personal Figura 1. Límites del campo visual El campo binocular tiene una forma oval que se extiende lateralmente hasta casi 200º y verticalmente hasta 130º. Sensibilidad al contraste El contraste es la diferencia de luminancias entre la figura y el fondo donde se sitúa. La sensibilidad al contraste es la capacidad para percibir objetos, que aun pudiendo ser vistos por su tamaño, tienen poca diferencia de luminancia. No siem- pre está asociada a una disminución de agudeza visual, y su pérdida puede suponer un problema significativo a la hora de realizar gran parte de las actividades de la vida cotidiana.
  • 85. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 85 Se mide con tablas de figuras en las que va disminu- yendo la frecuencia (el contraste). Foto 3. Test de contraste Vistech Centrándonos ya en las definiciones que conciernen a la discapacidad visual, pueden considerarse diferentes aspectos: • Clínicos: los parámetros más utilizados en estas definiciones son la agudeza visual y el campo visual. Siendo estos los más significativos, no debemos olvidar la sensibilidad al contraste, pues tiene una influencia directa en la funcionalidad visual. En el contexto oftalmológico, las mediciones de la «deficiencia» se utilizan como prueba diagnóstica, ya que proporcionan «pistas» para confirmarla o descartarla. También tienen utilidad para com-
  • 86. 86 Discapacidad visual y autonomía personal probar los resultados obtenidos en la corrección de los errores de refracción y para determinar el éxito de una intervención quirúrgica, mediante la comparación con los datos anteriores. • Funcionales: «la habilidad que cada persona tiene para utilizar su visión es la que determina su funcio- namiento visual, no encontrándose relación directa con la medición clínica o la patología» (Faye, 1976). Esta afirmación es la clave de cualquier definición funcional para abordar la discapacidad visual. Las definiciones basadas en los parámetros de agu- deza y campo visual se complementan con aquellas que contemplan otros factores de la función visual (agudeza visual de cerca, sensibilidad al contraste, visión cromá- tica, visión binocular, control del deslumbramiento, etc.) y también las características personales y del entorno, que tienen una influencia considerable en el funciona- miento visual. Ceguera legal Son definiciones que se utilizan para delimitar «le- galmente» la situación visual y calificar la discapacidad, básicamente con la finalidad de otorgar ayudas econó- micas, servicios educativos especiales, pensiones, etc. No debe confundirse «ceguera legal» con «ceguera to- tal». Solo contemplan parámetros clínicos, y la mayoría de los países occidentales ha adoptado como límites de la ceguera legal una agudeza visual de 20/200 (0,1) en el mejor ojo y con la corrección correspondiente, o un
  • 87. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 87 campo visual inferior a 20 grados. No obstante, algunos la sitúan por debajo de estos parámetros. En España, la legislación sobre Asistencia en la Segu- ridad Social a los subnormales (Orden de 8 de mayo de 1970), dictada a efectos de reconocimiento de derechos y prestación de ayudas económicas, reconocía como cie- gas a las personas con agudeza visual menor de 20/200 en ambos ojos, después de la oportuna corrección. Con posterioridad a la entrada en vigor de la Ley de Integración Social de los Minusválidos (Ley 13/1982), el organismo competente ha desarrollado los baremos aplicables en cada momento para el reconocimiento de la condición de discapacidad visual, los cuales están siendo revisados en la actualidad para adaptarlos a las clasificaciones internacionales (cif y cie-10). Organización Nacional de Ciegos Españoles (once) La once, constituida en 1938 y auspiciada por el esta- do, es un referente por la atención que proporciona, en diferentes ámbitos, a la población con discapacidad visual de este país. Para pertenecer a dicha entidad, se debe po- seer la nacionalidad española y disponer en ambos ojos, al menos, de una de las siguientes condiciones visuales: • Agudeza visual igual o inferior a 0,1 (1/10 de la escala de Wecker) obtenida con la mejor correc- ción óptica posible. • Campo visual reducido a 10 grados o menos.
  • 88. 88 Discapacidad visual y autonomía personal August Colenbrander (1977) Oftalmólogo holandés que centró su vida profesional en la investigación y la dirección de Servicios de Baja Visión, ha aportado numerosos estudios sobre termino- logía y clasificación de la discapacidad visual. Establece seis categorías de visión funcional, que constituyen la base de otros trabajos posteriores: • Deficiencia visual ligera: capacidad para poder fun- cionar visualmente, reduciendo ligeramente la dis- tancia de trabajo y/o utilizando gafas convencionales. • Deficiencia visual moderada: se pueden realizar las tareas visuales de forma casi normal con una sencilla ayuda, como una lupa de pocos aumentos. • Deficiencia visual grave: capacidad suficiente para efectuar una actividad apoyándose en la visión, pero con productos de apoyo para ver y necesitan- do más tiempo y/o con mayor fatiga. • Deficiencia visual profunda: incluso utilizando productos de apoyo para leer y desplazarse, los resultados son limitados, por lo que necesitan el uso complementario del resto de los sentidos. • Deficiencia visual casi total: la visión no es fiable, y es imprescindible el uso de la información que llega a través de otros sentidos. • Deficiencia visual total: es necesario el apoyo total en otros sentidos.
  • 89. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 89 Eleanor Faye (1984) Asesora médica del Lighthouse National Center for Vision and Aging de Nueva York, dice: [...] en la definición de baja visión está implícita la dis- minución del nivel de rendimiento, ya sea con arreglo a los estándares habituales del paciente o a los im- puestos en su puesto de trabajo, el sistema educa- tivo o las leyes federales o estatales. El rendimiento no puede juzgarse solo por criterios visuales. Algunas áreas de la disfunción pueden estar relacionadas con la deficiencia visual, mientras que otras son produci- das por la reacción de la persona ante dicha deficien- cia visual. El nivel de rendimiento puede estar rela- cionado con la edad. La baja visión es más un estado funcional que una notación matemática. Grupo Consultor de la oms (1992) El informe del Grupo Consultor de la oms, Programa de Prevención de la Ceguera —Bangkok, 24-25 de julio de 1992—, establece que una persona con baja visión es quien tiene un impedimento del funcionamiento visual y, aun después de tratamiento y/o corrección, tiene una agudeza visual de 6/18 (0,3) hasta percepción de luz, o un campo visual de 10º desde el punto de fijación, pero que usa la visión para la planificación y/o ejecución de una tarea visual. Consejo Internacional de Oftalmología (Sídney, 2002) Ratificando las recomendaciones realizadas en Kioto (1978), se establecieron, para describir con mayor de-
  • 90. 90 Discapacidad visual y autonomía personal talle la disminución de la visión, unos rangos de pérdida basados en la agudeza visual que se reflejan en la siguiente tabla: Rangos de pérdida visual Agudeza visual Visión normal Mayor que 0,8 (Casi) Visión normal Leve Menor que 0,8 y mayor o igual que 0,3 Moderada Menor que 0,3 y mayor o igual que 0,125 Baja visión Menor que 0,125 Grave y mayor o igual que 0,05 Profunda Menor que 0,05 y mayor o igual que 0,02 Menor que 0,02 y mayor que npl Casi ceguera (Casi) (no percepción de luz) Ceguera Ceguera npl (no percepción de luz) La pérdida de campo visual (cv) es otro factor que se contempla, y que puede presentarse independien- temente de que la agudeza visual esté o no alterada. En esta reunión se establecieron también los rangos de reducción de campo visual y sus repercusiones, considerando que cuando es de 10º o inferior, debe encuadrarse como pérdida visual grave. cie10: Clasificación estadística Internacional de Enfermedades y problemas relacionados con la salud (Túnez, 2006; ratificada en Seúl, 2009) La cie10 (icd10 en inglés, International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems),
  • 91. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 91 publicada por la oms en la reunión celebrada en Túnez en el año 2006 (ratificada en Seúl, en octubre de 2009) revisó las categorías de deficiencia visual, conforme figuran en la tabla siguiente. Esta actualización entró en vigor en enero de 2010. Categoría de deficiencia Agudeza visual Agudeza visual visual menor que: igual o mayor que: Leve o sin deficiencia visual 0,3 (categoría 0) Deficiencia visual moderada 0,3 0,1 (categoría 1) Deficiencia visual grave 0,1 0,05 (categoría 2) Ceguera (categoría 3) 0,05 0,02 Ceguera (categoría 4) 0,02 Percepción de luz Ceguera (categoría 5) No percepción de luz Cuando el campo visual es menor de 10º alrededor del punto de fijación central, la deficiencia visual se encuadra en la categoría 3 de la tabla. Un cambio significativo de esta clasificación, respec- to a otras anteriores, es la consideración de «ceguera» cuando las condiciones visuales son las correspondien- tes a la categoría 3, que hasta ahora se encuadraban en el grupo de «deficiencia visual profunda». También respecto a otras clasificaciones previas, se prescinde del uso del término baja visión para evitar
  • 92. 92 Discapacidad visual y autonomía personal confusiones con el «cuidado de la baja visión», referido más concretamente a los programas de intervención y uso de productos ópticos. A pesar de estos intentos por establecer definiciones y clasificaciones, sigue existiendo la controversia sobre cómo concretar los niveles de visión que cada persona tiene en relación con su autonomía. La solución no es fácil, pues, como veremos a continuación, son muchos los factores que inciden en el uso de la visión y, por tanto, en la autonomía personal, entre los cuales, el resto de visión es solo uno más. 2. Factores que inciden en la autonomía de las personas con discapacidad visual 2.1. Relacionados con la patología ocular La patología visual puede afectar a la agudeza y al campo visual, de manera independiente o conjunta, así como a la sensibilidad al contraste y a la visión cro- mática, y esto determina las características visuales de cada persona. Se puede ampliar la información sobre las patologías oculares y pruebas oftalmológicas con- sultando la bibliografía recomendada. Para conocer la repercusión que esto tiene en el funcionamiento visual, y basándonos en los estudios de Eleanor Faye (1984, 1996), hemos establecido un agrupamiento basado en los parámetros de agudeza y campo visual que permite entender la problemática, pero que no debe usarse para clasificar a las personas, pues no habrá dos que funcionen de forma similar.
  • 93. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 93 Es habitual presentar afectaciones de más de un grupo de los relacionados en los siguientes apartados. En estos casos, el funcionamiento visual mostrará conjuntamente las características típicas de cada uno de ellos. 2.1.1. Pérdida de campo visual central (con escotoma central) Se incluyen aquí las patologías que dañan la zona central de la retina, como las maculopatías, la retinopa- tía diabética y la miopía magna. Presentan un escotoma central, de mayor o menor grado, pero la visión perifé- rica se mantiene intacta. El escotoma es una zona del campo visual en la que la visión está disminuida o es nula. Dependiendo de su posición, pueden subdividirse en centrales, pericentra- les, paracentrales y periféricos (v. anexos). Se denomina «central» cuando se produce precisamente en esa zona de la retina (mácula), conservando la visión periférica. La agudeza visual varía según el grado de afectación de la mácula (Faye, 1984). El tamaño de un escotoma puede variar desde un diámetro inferior a un grado hasta un área de ceguera absoluta que abarque prácticamente todo el campo visual central. También pueden tener diferentes inten- sidades, variando desde la ceguera absoluta hasta una pérdida mínima de agudeza visual. Pueden ser unilate- rales o bilaterales. Algunos escotomas son positivos y se presentan como un obstáculo que impide que la luz entre en el
  • 94. 94 Discapacidad visual y autonomía personal ojo, siendo la persona consciente de que existe «una mancha que se desplaza a medida que se mueve el ojo y se pone delante al mirar». Cuando son negativos, se genera una especie de vacío visual, y en este caso pueden ser absolutos o relativos. Un escotoma negativo absoluto corresponde a una zona donde no funcionan los conos y, por tanto, no hay imagen. Sin embargo, en los escotomas negativos relativos las imágenes se ven difuminadas y cambian los matices de los colores, pero algunos conos pueden funcionar. Figura 2. Efecto de un escotoma positivo Características funcionales de las personas con escotoma central Las dificultades se centran en las actividades que re- quieren visión de detalles, puesto que la mácula —zona donde se concentra el mayor número de conos (respon- sables de la visión nítida de las imágenes pequeñas)— está dañada. Así pues, tendrán problemas para leer los
  • 95. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 95 tamaños habituales de letra, escribir, coser y todas las actividades manuales, reconocer caras, ver la televisión y leer los paneles informativos: nombres de calles, rótu- los, números de autobuses, etc. La visión de los colores puede estar alterada. Figura 3. Efecto de los escotomas negativos (absoluto y relativo) Figura 4. Lectura con escotoma central
  • 96. 96 Discapacidad visual y autonomía personal Por el contrario, presentan menos dificultades en los desplazamientos, al poder utilizar la visión perifé- rica, sobre todo si la agudeza visual es mayor a 0,05 (20/400), en reconocer letras de gran tamaño y en leer palabras cortas (aproximadamente de 4 o 5 letras). Foto 4. Visión con escotoma central 2.1.2. Pérdida del campo visual periférico El campo visual periférico se emplea principalmente en la movilidad, y es muy útil para detectar obstáculos y evitarlos. Las alteraciones pueden ser de dos tipos: 2.1.2.1. Reducción concéntrica Patologías como la retinosis pigmentaria y el glauco- ma suelen ocasionar pérdida de visión periférica y, por tanto, una reducción campimétrica. Los fotorreceptores que se dañan son los bastones, que se encuentran distribuidos por la periferia de la retina y son sensibles
  • 97. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 97 a los niveles bajos de iluminación. Las repercusiones funcionales serán más graves cuanto mayor sea la re- ducción (v. anexos). Características funcionales de las personas con reducción concéntrica Tienen problemas en la orientación y la movilidad, porque ven una parte muy pequeña del entorno y tro- piezan con lo que encuentran en su camino, además de resultar muy difícil relacionar las zonas visibles y calcular las distancias. Suelen padecer ceguera noctur- na, por lo que la visión se reduce en la oscuridad y con niveles bajos de iluminación, y también problemas de deslumbramiento y de adaptación a los cambios de iluminación (luz-oscuridad y viceversa), ya que requie- ren periodos de tiempo muy largos para adaptarse, e incluso, en algunos casos, no lo consiguen. Figura 5. Reducción concéntrica de campo visual
  • 98. 98 Discapacidad visual y autonomía personal En cambio, tienen menos dificultad para leer textos y ver detalles pequeños, aunque en función del tama- ño del campo visual restante y de que la mácula esté afectada o no, también pueden tener problemas. En estos casos la lectura es muy difícil, y se pierden con frecuencia debido a la falta de referencias espaciales. También es costosa la localización de objetos: se verán mejor cuanto más lejos estén (si la visión central no está afectada), pues al aumentar la distancia disminuye su tamaño. Figura 6. Lectura con campo visual reducido 2.1.2.2. Hemianopsias Es la pérdida de visión de la mitad del campo vi- sual, causada por una lesión del nervio óptico a nivel cerebral. Tienen su origen en traumatismos, tumores, etc., por lo tanto, las secuelas neurológicas, en algunos casos, afectan también al funcionamiento visual. Las dificultades varían en función de los diferentes tipos de hemianopsias.
  • 99. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 99 Figura 7. Hemianopsia Características funcionales de las personas con hemianopsia Cuando la hemianopsia es homónima derecha, la parte afectada es la zona temporal derecha y nasal izquierda. Es bilateral. La línea divisoria que separa las zonas con y sin visión puede eludir la mácula, respetán- dola totalmente. Tienen dificultades para detectar los objetos situados en el lado derecho. Si es homónima izquierda, la zona afectada es la temporal izquierda y nasal derecha, por lo que las dificultades se centran en la detección de los objetos situados en el lado izquierdo. Las hemianopsias altitudinales, afectan a la mitad del campo visual superior o inferior. En el primer caso, solo repercuten en la apreciación de objetos altos y que so- bresalgan por la parte superior (por ejemplo, un toldo
  • 100. 100 Discapacidad visual y autonomía personal de un comercio). Las inferiores pueden interferir en los desplazamientos, pues impiden la detección del suelo y se precisan exagerados movimientos de cabeza para compensar esa zona dañada. Generalmente, no ocasio- nan problemas en la lectura. Finalmente, las personas que tienen una hemianopsia temporal se sienten muy confusas, porque los objetos le aparecen y desapa- recen. Su visión desciende en condiciones de escasa iluminación y de noche. Figura 8. Tipos de hemianopsia 2.1.3. Visión borrosa sin alteraciones en el campo visual Las patologías que ocasionan este tipo de visión son muy variadas y pueden deberse a alteraciones en cór- nea, pupila, cristalino, o por afecciones en la fóvea y la retina.
  • 101. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 101 Características funcionales de las personas con visión borrosa Realizar las actividades que requieren ver el deta- lle (lectura, manualidades, escritura, costura) resulta complicado, y más cuando los niveles de contraste son bajos. Los colores se ven menos saturados y no se perciben correctamente. También padecen deslumbra- mientos por luces y reflejos. Figura 9. Lectura con visión borrosa Foto 5. Visión borrosa
  • 102. 102 Discapacidad visual y autonomía personal En función de la agudeza visual que mantengan, los desplazamientos, sobre todo si se realizan por lugares conocidos, son eficaces y seguros. 2.1.4. Nistagmus El nistagmus es un movimiento incontrolado de los ojos. Puede presentarse o no asociado a las patologías de los grupos anteriores o, por el contrario, tener ca- rácter neurológico, generando por sí mismo baja visión. Ocasiona visión borrosa, y solo se estabiliza en el punto neutro donde la imagen es más clara. Es importante poder compensarlo, con la posición de la cabeza o con desplazamientos del texto (en el caso de la lectura). Existen diferentes tipos de nistagmus. Cuando es pendular, los movimientos pueden ser horizontales, verticales, diagonales o rotatorios, dependiendo del eje sobre el que se produzca. Siempre tienen la misma velocidad en cada dirección. En resorte, indica que está formado por un movimiento lento en una dirección y un componente rápido en la otra, siendo el rápido el que define la dirección del nistagmus. En el nistagmus mixto, primariamente hay movimientos pendulares, pero cuando los ojos se desvían de manera lateral, hay en resorte. Características funcionales de las personas con nistagmus Las dificultades visuales tienen relación directa con el tipo. Cuando el nistagmus es pendular, no hay sen- sación de que el objeto se está moviendo. En cambio,
  • 103. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 103 en los otros dos tipos, el desplazamiento de los objetos dificulta mucho el uso de la visión y la interpretación de la imagen. La velocidad y la amplitud del movimiento tienen una relación directa con los problemas: cuanto más rápido es, más difícil resulta la fijación. El nistagmus aumenta y su control es más difícil cuando la persona está nerviosa, cansada, o como consecuencia de alguna enfermedad, etc. 2.2. Aspectos psicosociales La pérdida de visión, ya sea total o parcial, supone un cambio que determina las relaciones familiares y sociales. La imposibilidad de seguir realizando la activi- dad laboral habitual tiene efectos negativos, tanto por la percepción de inutilidad como por las consecuencias económicas que pueda tener. Pero estas repercusiones no son similares en todas las personas y dependen de muchos factores. 2.2.1. Momento de aparición y edad Las consecuencias de la discapacidad visual son bien distintas en función de que haya aparecido en un momento u otro de la vida. Esto es lógico, porque las necesidades no son iguales. Por otro lado, la edad está directamente relacionada con las capacidades para realizar nuevos aprendizajes y desarrollar habilidades. Una pérdida de visión en los primeros años de vida, puede afectar al desarrollo global del niño, ya que el mayor sustento del aprendizaje es la información vi-
  • 104. 104 Discapacidad visual y autonomía personal sual. Si la discapacidad se produce en los años poste- riores, el desarrollo de la autonomía y las habilidades para relacionarse pueden estar afectados por la falta de control visual. Más tarde, cuando la pérdida coincide con el momento de incorporación al mundo laboral, la repercusión se centrará en el nivel de exigencia reque- rido para desarrollar un puesto de trabajo. Las personas mayores, grupo de población en aumento y en el que la discapacidad visual tiene una incidencia importante, tendrán que afrontar, además de las dificultades de la falta de visión, las añadidas por la reducción de otro tipo de capacidades. 2.2.2. Características personales Las características personales, las experiencias an- teriores, las actitudes ante las diferentes situaciones cotidianas, la capacidad para resolver problemas y el ajuste personal a la pérdida visual, tienen una relación directa en el mantenimiento o consecución de la auto- nomía. El bagaje emocional y las actitudes determinan la necesidad de ser autónomo. La motivación, entendida como la capacidad que empuja a realizar actividades, merece una atención especial. Se necesita, además de tener la voluntad para hacer algo, hacer el esfuerzo que requiera y durante el tiempo preciso para conseguirlo. Las actitudes, percepciones y expectativas per- sonales influyen directamente en la motivación. La discapacidad visual puede alterar la percepción de uno mismo de forma negativa (desajuste), y todo ello,
  • 105. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 105 unido a la apatía para realizar una tarea —aun cuando previamente hubiera sido satisfactoria—, constituyen factores de primer orden que van a determinar el grado de autonomía que se consiga. En definitiva, es necesario que exista disposición, intención y motivación suficiente para recuperar la au- tonomía. Tener «voluntad» es tan determinante como tener «habilidad», y los resultados van a ser conse- cuencia de la integración de ambos aspectos. 2.2.3. Familia y entorno próximo En un principio, la presencia de una persona con discapacidad visual cambia la dinámica habitual en la familia. No obstante, el núcleo familiar y el entorno próximo constituyen un factor clave para fomentar su independencia, siempre y cuando asuman sus capaci- dades de forma realista y positiva, proporcionándole un papel activo. Por lo general, la persona afectada no confía en su validez para realizar las actividades cotidianas, y es la familia quien busca recursos o alternativas para ayu- darle a recuperar la autonomía. Para ello, necesitan tener la información necesaria, con el fin de potenciar al máximo su independencia, eliminando actitudes de sobreprotección o exceso de exigencia. Así mismo, la familia es un vehículo importante para facilitar las rela- ciones sociales. En el caso de los niños, la familia cobra aún mayor relevancia, ya que es la que resuelve sus necesidades
  • 106. 106 Discapacidad visual y autonomía personal básicas (higiene personal, comida, vestido, etc.) desde el momento del nacimiento, respondiendo a sus deman- das y exigencias, siendo la responsable de que adquiera sus primeros hábitos. 3. Aspectos diferenciales según los distintos grupos de población 3.1. Niños Los niños aprenden por imitación, por lo que la dis- capacidad visual puede suponer un retraso o ausencia en las adquisiciones de hábitos de autonomía. Deberá vigilarse la adecuada consecución de estos, en función de la edad y la capacidad personal. Aunque cada vez cobra más fuerza la teoría de que a lo largo de la vida el ser humano tiene capacidad para aprender, el periodo comprendido entre el primer año y los 12 es fundamental para adquirir habilidades para la autonomía. La escuela, entendida como agente de socialización, y responsable junto a la familia de que el niño desarrolle sus capacidades, tiene una gran impor- tancia. Del mismo modo, la actitud de los maestros y los compañeros es fundamental. En el capítulo 11 se recogen los aspectos referentes a la intervención con niños. 3.2. Ancianos La incidencia de la discapacidad visual es cada vez mayor en el caso de los ancianos. Este grupo de pobla-
  • 107. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 107 ción tiene una serie de dificultades propias de la edad que limitan la movilidad, las habilidades motrices, las capacidades mentales, etc., y que son mayores cuando coexisten con la pérdida visual. 3.3. Con otras deficiencias concurrentes Es un grupo amplio y muy heterogéneo, cuyas carac- terísticas vienen determinadas por el tipo de deficiencia concurrente con la visual, los recursos que posea el individuo y la intervención de los integrantes de su en- torno habitual: familia y centro en el que se encuentre. A diferencia de los ancianos, que a menudo presentan múltiples deficiencias leves, en este caso suele tratarse de una sola, asociada con un mayor grado de afectación. Los niveles de autonomía estarán directamente relacionados con las competencias sensoriales, funda- mentalmente visuales, ya que son muy útiles para las tareas de desplazamiento, relación y alimentación. Es necesario valorar el peso de la(s) otra(s) deficiencia(s) con la colaboración de otros profesionales y determinar la influencia de cada discapacidad, ya que, en muchos casos, las dificultades de autonomía no las genera prio- ritariamente la pérdida visual. La sordoceguera merece una atención especial. Cuando la deficiencia auditiva aparece conjuntamente con la visual se produce una limitación de la entrada de información a distancia, y la persona va a tener di- ficultad en conocer y comprender de manera global los
  • 108. 108 Discapacidad visual y autonomía personal acontecimientos que se desarrollan en su entorno. La posibilidad de comunicarse con un interlocutor directa- mente, de manera fluida y eficaz, se ve afectada, lo que le ocasionará dificultad para realizar con independencia todas las actividades que requieren comunicación: com- pras, gestiones de diversa índole de manera presencial o por teléfono, etc. También se agravarán los problemas de desplazamiento, pues el conocimiento del espacio no va a poder realizarse mediante la información auditiva, por lo que deberá pedir ayuda o información de un modo diferente. En el capítulo 12 se recogen los aspectos referentes a la intervención con personas con sordoceguera. Referencias bibliográficas Barton, E. L. (2001). Textual practices of erasure: representations of disability and the founding of the United Way. En: J. Wilson, y C. Lewiecki-Wilson (eds.), Embodied rethorics: disability in language and culture (169-199). Carbondale: Southern Illinois University Press. Bolt, D. (2005). From blindness to visual impairment: termino- logical typology and the social model of disability. Disability Society, 20(5), 539-552. [Versión en español: Bolt, D. (2007). De «ceguera» a «discapacidad visual»: la tipología terminológica y el modelo social de la discapacidad. Entre dos mundos: revista de traducción sobre discapacidad visual, 33, 65-76]. Colenbrander, A. (1977). Dimensions of visual performance. Transactions of the American Academy of Ophthalmology and Optometry, 83, 332-337. Colenbrander, A. (2002). Visual standards: aspects and ranges of vision loss with emphasis on population surveys. Report prepa-
  • 109. Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 109 red for the International Council of Ophthalmology at the 29th International Congress of Ophthalmology, Sydney, Australia, April 2002. San Francisco: Pacific Foundation. Faye, E. E. (dir.) (1976). Clinical low vision. Boston: Little Brown. Faye, E. E. (dir.) (1984). Clinical low vision. 2.ª ed. Boston: Little Brown. [Versión en español: Faye, E. E. (dir.) (1997). Clínica de la baja visión. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles]. Faye, E. E. (1996). Pathology and visual function. En: B. P. Rosen- thal, y R. G. Cole (eds.), Functional assessment of low vision (63-76). St. Louis: Mosby. Ministerio de Trabajo (1970). Orden de 8 de mayo de 1970 por la que se aprueba el texto refundido de los Decretos 2421/1968, de 20 de septiembre, y 1076/1970, de 9 de abril, por los que se establece y regula la asistencia en la Seguridad Social a los subnormales. Boletín Oficial del Estado, 121 (21 de mayo de 1970), 7871-7872. Organización Mundial de la Salud (1980). Clasificación Internacio- nal de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías: manual de clasificación de las enfermedades. Madrid: Instituto Nacional de Servicios Sociales. Organización Mundial de la Salud (1992). Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y problemas relacionados con la salud: décima revisión. Washington, d. c.: Organización Panamericana de la Salud. Organización Mundial de la Salud (2001). Clasificación Interna- cional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud. Madrid: Instituto de Mayores y Servicios Sociales. World Health Organization (1993). Management of Low Vision in Children: Report of a who Consultation Group, Bangkok, 23-
  • 110. 110 Discapacidad visual y autonomía personal 24 July, 1992. Geneva: World Health Organisation. [Edición en español: Manejo de la baja visión en niños: informe de una con- sulta de oms, Bangkok, 23-24 julio 1992. Córdoba (Argentina): Christoffel Blindenmission, 1993]. World health orGanization (2007). International Statistic Classifica- tion of Diseases and Health Related Problems. 10.ª rev. Ginebra: World Health Organization. [www.who.int/classifications, http://www.who.int/classifications/icd/icd10updates/en/index. html, consultado 31-01-2011]. World Health Organization (2010). Cumulative official updates to icd-10. Ginebra: World Health Organization. [http://www.who. int/classifications/icd/icd10updates/en/index.html, consulta- do 31-01-2011]. Lecturas recomendadas Checa, F. J., Díaz, P. y Pallero, R. (coords.) (2003). Psicología y ceguera: manual para la intrervención psicológica en el ajuste a la discapacidad visual. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Harrington, D. (1993). Los campos visuales. Barcelona: Masson- Salvat. K anski, J. J. (2009). Oftalmología clínica, 6.ª ed. Barcelona: Else- vier. Perucho, S., y Toledano, N. (2008). Actualización e interpretación de las técnicas diagnósticas en oftalmología. Madrid: Ene. Saraux, H. (1996). Oftalmología fundamental. Barcelona: Toray- Masson. Silverstone, B., L ang, M. A., Rosenthal, B.,y Faye, E. E. (2000). The Lighthouse Handbook on Vision Impairment and Vision Rehabilitation. Nueva York: Oxford University Press.
  • 111. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación La Asamblea General de las Naciones Unidas (1982) definió la rehabilitación como «un proceso de dura- ción limitada y con un objetivo definido, encaminado a permitir que una persona con deficiencias alcance un nivel físico, mental y/o social funcional óptimo, propor- cionándole así los medios de modificar su propia vida. Puede comprender medidas encaminadas a compensar la pérdida de una función o una limitación funcional (por ejemplo, ayudas técnicas)2 y otras medidas encamina- das a facilitar ajustes o reajustes sociales». La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (Organización de las Naciones Unidas, 2006), constituye el primer instrumento del siglo xxi que precisa cómo se aplican a las personas con disca- 2.  En este manual, en lugar de la expresión «ayudas técnicas» se utilizará «productos de apoyo», nuevo concepto que establece la norma aenor (Aso- ciación Española de Normalización y Certificación) denominada Productos de apoyo para personas con discapacidad: clasificación y terminología.
  • 112. 112 Discapacidad visual y autonomía personal pacidad todas las categorías de derechos, indicando las adaptaciones que precisan para que puedan ejercerlos. Su artículo 26 reconoce el derecho a la habilitación y rehabilitación, que deberá comenzar en la etapa más temprana posible y cuyos servicios apoyarán la partici- pación comunitaria y la inclusión social. Establece tam- bién que los Estados Partes promoverán el desarrollo de formación, inicial y continua, para los profesionales y el personal que trabajen en estos servicios. Así mismo, impulsarán el conocimiento y el uso de la tecnología destinada a personas con discapacidad. En el caso de las personas con discapacidad visual, la rehabilitación pretende, a través de técnicas, estra- tegias y recursos especializados, lograr su autonomía. Debe adecuarse a las características físicas, médicas y emocionales de cada uno, y también a sus capacidades y necesidades. Se prolongará en el tiempo mientras la evolución del caso lo aconseje, para que sea efectiva y puedan conseguirse los objetivos previstos. Parale- lamente, debe incidir en el entorno próximo —familia, escuela, residencias de mayores y centros especializa- dos— y contar con la colaboración de familiares, maes- tros, cuidadores, etc. 1. Tipos de programas y fases de la intervención 1.1. Tipos de programas La experiencia previa del alumno ante determinadas tareas marcará el modelo de intervención, que puede ser de habilitación o de rehabilitación.
  • 113. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación 113 Habilitar es dotar de estrategias para realizar una ac- tividad no aprendida —en este caso— de forma visual. En esta situación se encuentran los niños —ya sea su discapacidad congénita o adquirida en los primeros años de vida— y también las personas adultas, que precisan realizar una actividad no practicada anteriormente. Por ejemplo, un joven que se independiza del domicilio familiar y nunca ha llevado a cabo las tareas del hogar, o futuros padres que requieren asesoramiento para adquirir estrategias de cuidado del bebé. La visión proporciona modelos a imitar para aprender a realizar las actividades. Cuando hay una discapacidad visual, los aprendizajes son complicados y requieren mucho tiempo y esfuerzo, aunque aparentemente se trate de algo muy sencillo (por ejemplo, la posición de la mano y del cuchillo para pelar y el movimiento de flexión/extensión). Rehabilitar, en cambio, significa «volver a habilitar». Las actividades se realizaban con autonomía, pero la pérdida visual produce limitaciones —algunas leves y puntuales, y otras que ocasionan una dependencia to- tal—. Por eso, y como veremos en diferentes apartados de este manual, los problemas observados al comprobar la ejecución de cada actividad, permiten la planificación del entrenamiento más adecuado, que, a veces, consiste en proporcionar orientaciones concretas, pero otras requiere un adiestramiento más completo y secuenciado para desarrollar habilidades que faciliten la autonomía. Por tanto, las necesidades de intervención son la base para clasificar los tipos de programas.
  • 114. 114 Discapacidad visual y autonomía personal • Programas completos: Se llevan a cabo con personas que no son autónomas, desarrollando las habilidades que se aplicarán progresivamente a todas las áreas. • Programas puntuales: Destinados a personas que ya tienen autonomía, pero que presentan nuevas necesidades y/o intereses, como em- prender una actividad que nunca han realizado de forma independiente o con suficiente eficacia, conocer un entorno desconocido (cambio de do- micilio, lugar de trabajo, etc.), incorporar nuevos recursos para compensar ligeras variaciones en la visión, etc. • Intervenciones de asesoramiento: Se realizan recomendaciones para mejorar un aspecto con- creto e incrementar la eficiencia. 1.2. Fases de la intervención Aunque no hay una forma única de acometer la reha- bilitación, deben tenerse en cuenta unas fases. Recogida y análisis de la información La información sobre aspectos personales, sociales, familiares, de salud, psicológicos, etc., debe contras- tarse y completarse en una entrevista, en la que se le ofrecerán al alumno las aclaraciones necesarias para que conozca de forma ajustada su deficiencia visual, sus capacidades, posibilidades, etc., perfilando un bo- ceto de los contenidos a trabajar.
  • 115. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación 115 Se concretarán también las cuestiones organizativas (sesiones, contactos, etc.) y los compromisos que deben adoptarse por cada parte, para evitar confusiones que pue- dan influir negativamente en el desarrollo del programa. Evaluación funcional El objetivo es conocer las capacidades sensoriales y el desarrollo de conceptos que posee el alumno. Diseño del programa Los objetivos y las actividades que configurarán el programa de entrenamiento se diseñan con la informa- ción de las dos fases anteriores. Es necesario definir, junto con el alumno, las áreas en las que se intervendrá y los entrenamientos necesarios, siempre en función de sus necesidades e intereses. Entrenamiento Está encaminado a conseguir los objetivos mediante la realización de diferentes actividades. La preparación de la sesión se realiza teniendo en cuenta los contenidos a impar- tir, las estrategias a desarrollar, los materiales más idóneos, el tiempo y el tipo de instrucción. La evaluación continua es fundamental en esta fase para confirmar la idoneidad tanto de los contenidos como de la metodología empleada. Resultados y seguimiento La intervención finaliza con el logro de los objetivos, pero es fundamental su integración en la vida diaria.
  • 116. 116 Discapacidad visual y autonomía personal Ello requiere contactos esporádicos para comprobarla, una vez finalizado el entrenamiento, para constatar que se han afianzado los aprendizajes y que aplica y mantiene los resultados obtenidos. Es posible que surjan nuevas necesidades de aten- ción por distintas causas (cambios en las capacidades visuales, en su situación personal, motivación para hacer nuevas tareas, etc.). Cuando requieran un nuevo aprendizaje, se abordarán como otro objetivo. En oca- siones, la demanda consiste en ampliar conocimientos sobre una tarea, familiarizarse con un entorno por el que precisa desplazarse, o adaptar de nuevo los mate- riales. En estos casos es fundamental la colaboración y el apoyo del ámbito familiar y del entorno. 1.3. Ámbitos de trabajo La rehabilitación debe abarcar los ámbitos individual, familiar, entorno social y medio físico. El trabajo directo comprende tareas de evaluación, de enseñanza, de información sobre aspectos relacionados con su proceso visual, etc. El profesional no solo debe instruir en la adquisición de conceptos y procedimientos, sino también potenciar su capacidad para tomar el con- trol sobre el análisis del entorno, dirigiendo la atención hacia los aspectos relevantes que favorezcan la toma de decisiones y la resolución de problemas. En definitiva, el objetivo último del proceso de rehabilitación es potenciar la capacidad para generalizar los aprendizajes, generan- do por sí mismo estrategias para responder eficazmente a las distintas situaciones que se le presenten.
  • 117. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación 117 La intervención debe también dirigirse al ámbito familiar y al entorno más próximo, para que colaboren en el fomento y la consolidación de los aprendizajes, apoyando la realización de las tareas y manteniendo los niveles de motivación. La familia debe estar implicada desde el inicio del proceso; se trabajará estrechamente con ella para desarrollar comportamientos y actitudes que propicien la independencia. Se hará igualmente extensible a su entorno social, prestando atención a la influencia que ejerce en el pro- ceso, informando y asesorando para que la relación con amigos, compañeros, profesores, monitores, etc., esté lo mas normalizada posible. Además de la influencia de las relaciones personales, el entorno físico en el que se desenvuelve cada persona tiene una importancia decisiva. De ahí la necesidad de supervisar si ofrece las garantías mínimas de accesibi- lidad y mostrar al alumno los cauces disponibles para eliminar las barreras físicas, de comunicación, etc., que limiten en algún momento su autonomía. Así mismo, realizará charlas, seminarios y cursos de formación dirigidos a profesionales, estudiantes y otros sectores sociales, para dar a conocer las características y necesidades de las personas con discapacidad visual. 2. El especialista en autonomía personal: perfil, formación y competencias La función principal del especialista consiste en dise- ñar y aplicar programas de rehabilitación que potencien
  • 118. 118 Discapacidad visual y autonomía personal las capacidades de la persona con discapacidad visual, proporcionando estrategias que le sirvan para adaptar- se a su nueva situación, con la finalidad de que pueda realizar de forma autónoma las actividades de la vida diaria. La intervención es especializada, debe incidir en muchos aspectos y contemplar diversas variables. Es preciso que colabore y se coordine con otros profesio- nales, que implique a la familia y que intervenga en el entorno social y en el medio físico, en la medida que sea necesario. Se requiere que tenga un perfil determinado y una formación específica para garantizar una intervención de calidad, porque en la práctica profesional la aplicación de los conocimientos técnicos a las diversas situaciones es compleja. Veamos algunos ejemplos: • El desplazamiento es fundamental para cualquier persona y debe realizarse de forma segura, porque puede entrañar riesgos: obstáculos en el camino, realización de cruces, tráfico, etc. Las personas con discapacidad visual pueden hacerlo de forma eficiente si reciben el adiestramiento adecuado: entrenamiento auditivo, orientación, técnicas de bastón, uso del transporte, etc., pero no todas requieren que se incida en los mismos aspectos ni en la misma medida. La intervención debe, pues, ajustarse a cada uno, adaptándose a sus características, a la necesidad que tenga de realizar desplazamientos y a su capacidad inicial para realizarlos, al tipo de entorno en el que vive,
  • 119. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación 119 a sus preferencias por un medio de transporte u otro, etc. • El resto de visión —en caso de que haya— es útil para realizar la mayor parte de las actividades cotidianas, pero, para incrementar su eficiencia, se debe potenciar su uso, reforzar las habilida- des visuales básicas e incorporar los productos de apoyo más adecuados. Las características del resto visual y su funcionalidad serán variables, a tener en cuenta para orientar la intervención. Son muchas las situaciones en las que se puede in- tervenir, y es evidente que no existen «recetas» para cada una de ellas. El especialista en autonomía personal fundamenta su trabajo en la integralidad, y, para ello, debe evaluar el potencial personal, para proporcionar recursos y estrategias que conduzcan al progreso. La enseñanza de habilidades aisladas, sin tener en cuenta su interde- pendencia, no tiene utilidad. Todo esto exige de este profesional un esfuerzo de adaptación, integración y coordinación, por lo que debe reunir unas características que le ayuden a afrontar cada intervención de forma individualizada y, también, una sólida formación que lo posibilite. 2.1. Formación del especialista No existe homogeneidad en cuanto a la formación que en los diferentes países tienen estos profesionales, pero
  • 120. 120 Discapacidad visual y autonomía personal es evidente que, poco a poco, el trabajo en rehabilitación de la discapacidad visual va situándose en perfiles con una preparación académica ligada a la disciplina educativa. En España, y concretamente en la once, los técnicos de rehabilitación son los profesionales que realizan estas intervenciones. Su formación básica procede, mayoritariamente, de los campos de la educación y de la salud: magisterio, psicología, terapia ocupacional, psicopedagogía. Tienen además una formación adicio- nal específica sobre la discapacidad visual y su rehabili- tación, que proporciona la propia institución. Se precisan, fundamentalmente, habilidades peda- gógicas y conocimientos sobre los principios didácticos que rigen los procesos de enseñanza–aprendizaje. La formación teórica debe incluir: • Conocimientos sobre la discapacidad visual y su incidencia en la funcionalidad. • Aspectos sociales, médicos, oftalmológicos, ópti- cos, etc., que faciliten el análisis y la interpretación de la situación del alumno. • Conocimientos teóricos sobre entrenamiento en optimización sensorial, técnicas para realizar distintas actividades y manejo de productos y herramientas específicas. Las prácticas de simulación constituyen un aspecto fundamental para experimentar, en cierta medida,
  • 121. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación 121 las dificultades que entraña la realización de una ta- rea —aparentemente simple— cuando no hay visión. Por ejemplo, bajar una escalera produce sensación de inestabilidad. Durante las prácticas, el futuro es- pecialista aprende las técnicas haciendo uso de los demás sentidos y, paralelamente, las enseña a otro compañero. Se afianza así la teoría y se adquieren estrategias para enseñar a los futuros alumnos, comprobando por sí mismo la importancia de dar las instrucciones adecuadas para que se produzcan los resultados esperados. Por ejemplo, expresar todas las acciones que requiere cortar un filete, para que lo haga una persona que no ve, exige explicaciones con matices muy precisos. El especialista debe actualizar constantemente su formación para conocer los nuevos productos de apoyo que se comercializan, así como las primicias en ha- bilidades para el entrenamiento y los avances en los tratamientos médicos y quirúrgicos para las patologías visuales. 2.2. Perfil profesional El especialista debe reunir habilidades que le permi- tan mantener una interacción eficaz con su alumno: • Habilidades para entrevistar: En muchos mo- mentos del proceso de rehabilitación tendrá que recabar información, tanto del usuario como de su familia y otros agentes sociales. Debe ser ca- paz de captar las señales del oyente y hacer las preguntas adecuadas.
  • 122. 122 Discapacidad visual y autonomía personal • Habilidades de comunicación que le permitan transmitir información de forma fácilmente com- prensible. Es sumamente importante saber trans- mitir las instrucciones de forma adecuada, sin ambigüedades ni contradicciones, favoreciendo la comprensión de las mismas, adaptándose al nivel socio-cultural del alumno. • Habilidades de persuasión y reforzamiento para llegar a acuerdos con su alumno, ajustando las ex- pectativas de la persona y de su entorno influyente, planificando, aceptando objetivos y actividades, y aportando información sobre los progresos. • Habilidades personales para mostrar: ◦◦ Un adecuado autocontrol emocional que le permita, por una parte, modular su respuesta ante la ansiedad generada por la propia actua- ción profesional o por la ejecución del alumno, y, por otra, equilibrar los sentimientos de agra- do, desagrado o irritabilidad que se puedan generar entre ambos. Durante el programa pueden producirse situaciones de riesgo —por ejemplo, en la calle— que deben estar siempre bajo control. ◦◦ La flexibilidad necesaria durante el proceso educativo, adaptando las secuencias a la complejidad que represente la tarea para el alumno, utilizando los procedimientos más adecuados a sus necesidades y adaptando la enseñanza al alumno y no a la inversa.
  • 123. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación 123 2.3. Estilo de intervención El estilo de intervención profesional conjugado con el carácter del usuario puede alentar u obstaculizar la consecución de autonomía. Debe fundamentarse en entender que la persona que ha sufrido la pérdida visual afronta un proceso complejo de adaptación, en el que irá adecuando a la nueva realidad tanto el concepto de sí mismo como las expectativas de eficacia. Para que este modifique su percepción de fracaso y dependencia es esencial que adquiera estrategias que le permitan realizar las ta- reas que hacía anteriormente, aunque ello implique un nuevo aprendizaje y un mayor esfuerzo. Los progresos incrementarán la motivación y la percepción de que la autonomía es posible. La labor del especialista es esencial para guiar al usuario hacia el éxito, mientras evoluciona hacia la adaptación al déficit. La intervención, en la mayor parte de los casos, es individual, aunque las sesiones de grupo con otros alumnos o con familiares son muy útiles. El estilo de instrucción y relación debe ser participa- tivo o directivo, según lo requiera cada situación, pero, sobre todo, cercano y flexible, para adaptarse a las posibilidades de cada alumno. Es conveniente desarrollar una empatía profesional, pero alejada de actitudes sobreprotectoras que dificulten la autonomía. El alumno con pérdida de visión reciente puede estar emocionalmente inestable o muy sensible,
  • 124. 124 Discapacidad visual y autonomía personal por lo que el especialista debe mantener su profesiona- lidad y alejarse de otro tipo de relaciones afectivas que puedan llevar a confusión sobre la relación establecida durante el proceso de enseñanza–aprendizaje. La relación que el profesional establece con el alum- no tiene mucha influencia en la evolución del programa, y no debe olvidarse que: • El alumno es responsable de dirigir sus progresos y debe ser partícipe de las decisiones. El especia- lista no puede tomarlas en su nombre, aunque le parezcan las más convenientes para él. • Deben mantenerse los niveles de motivación para que perciba la rehabilitación como una herra- mienta eficaz para mejorar a través de su propio esfuerzo. • Muchas veces, la adaptación real a la nueva si- tuación implica un cambio de actitud por parte del alumno. • Las actitudes intervencionistas, reduciendo al mínimo el esfuerzo del alumno, desvirtúan la finalidad principal, que no es otra que conseguir que sea capaz de generalizar los aprendizajes para adaptarlos a las distintas situaciones de la vida cotidiana. • La función del especialista consiste en enseñar destrezas y técnicas adecuadas para tener efica- cia y seguridad, pero no debe asumir la enseñan-
  • 125. Capítulo 3. Intervención en rehabilitación 125 za de tareas propias de otros ámbitos: cursos de cocina, informática, etc. Referencia bibliográfica Organización de las Naciones Unidas (2006). Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y protocolo faculta- tivo. Nueva York: Organización de las Naciones Unidas.
  • 127. SEGUNDA PARTE. EVALUACIÓN, PROGRAMACIÓN Y HABILIDADES PERCEPTIVAS
  • 129. Segunda parte. Evaluación, programación y habilidades perceptivas La finalidad de la evaluación es adecuar las técnicas, recursos y estrategias de la rehabilitación a las carac- terísticas y necesidades reales del alumno al comienzo del programa, para realizar una previsión de objetivos y contenidos lo más ajustada posible. Desde el punto de vista educativo, Monedero apuntó en 1998 que la evaluación permite conocer si el sujeto posee un potencial intelectual, actitudinal, de conoci- mientos… que le permita llevar a cabo cierto tipo de actividades o estudios con un nivel de logros aceptable. Esta idea es perfectamente aplicable al ámbito de la rehabilitación de las personas con discapacidad visual. Para escribir el capítulo 4 se manejaron un buen número de informes que habitualmente utilizan los profesionales de la once, así como también registros y pruebas validadas. Fueron muchas las ideas y reflexio-
  • 130. 130 Discapacidad visual y autonomía personal nes que estos materiales de evaluación sugirieron al equipo de redacción. Se barajó, en principio, la posibilidad de incluir algunos protocolos y pruebas, pero entre tantos la selección resultaba comprometida y, seguramente, no hubiera sido acertada. Finalmente, se optó por ex- presar únicamente los puntos clave de la evaluación, para entender su importancia y clarificar qué se debe evaluar y cómo hacerlo, de forma que el profesional que lo precise pueda planificarla de una forma flexible, individualizada y adaptada a cada situación, teniendo en cuenta el entorno, las necesidades de los alumnos y otras variables, como su motivación y su capacidad de aprendizaje. La profundización en las áreas o componentes de la evaluación, por otro lado, implicaba una anticipación de contenidos no tratados todavía en el manual, lo que po- día resultar «incoherente» al leer el texto en su orden de presentación. Por eso, se centró el desarrollo del tema en los aspectos más filosóficos, incorporando en los anexos un registro de áreas a evaluar, cuyos ítems pueden ampliarse en los próximos capítulos. También se abordan —en el mismo capítulo 4— las características de la programación, entendida como el conjunto de actividades de entrenamiento a desarro- llar durante un periodo de tiempo determinado, cuya finalidad es conseguir el logro de los objetivos. Tiene varias etapas: la planificación, la ejecución y la eva- luación de los objetivos, todas ellas desarrolladas en dicha sección.
  • 131. Segunda parte. Evaluación, programación y habilidades perceptivas 131 En definitiva, para que la rehabilitación tenga éxito, debe evaluarse la situación inicial y programar una serie de objetivos y tareas para que el alumno consiga ser autónomo en la realización de las actividades de la vida cotidiana. La optimización perceptiva y la organización espa- cial, cuyos contenidos se desarrollan en el capítulo 5, constituyen los pilares sobre los que se sustenta la rehabilitación. A menudo, las personas poco familiari- zadas con la discapacidad visual se preguntan cómo alguien que no ve puede realizar ciertas actividades, y el fondo de la cuestión está en el uso de la informa- ción que proporcionan el resto de los sentidos y en la capacidad de orientación. El desarrollo sensorial es, por tanto, muy importante, y una buena optimización pue- de garantizar, en mayor medida, el éxito del programa de rehabilitación, y su carencia, por el contrario, puede suponer que los resultados no sean satisfactorios. No se facilita en este capítulo un listado amplio de ejercicios para la optimización sensorial, pero sí se proporcionan las directrices que, bajo un enfoque sis- temático, pueden ayudar a evaluar el punto de partida de cada alumno, planificar el programa y diseñar las actividades más apropiadas para su desarrollo. Referencia bibliográfica Monedero, J. J. (1998). Bases teóricas de la evaluación educativa. Málaga: Aljibe.
  • 133. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa La evaluación es un proceso imprescindible que se realiza antes de la instrucción. Sus resultados sirven para establecer las metas y el entrenamiento preciso. El diseño del programa debe hacerse partiendo de los datos obtenidos en la evaluación (potencial per- ceptivo, motivación/interés, nivel de autonomía previo, capacidad de aprendizaje, situación socio-familiar, etc.). Implica, además, una reflexión que asegure que se contemplan todos los factores que influyen en un pro- ceso de aprendizaje, que, según Shuell, es un cambio perdurable en la conducta o en la capacidad de com- portarse de una determinada manera, la cual resulta de la práctica o de alguna otra forma de experiencia (interpretación de Schunk (1991)). Diferentes corrientes pedagógicas han aportado sus modelos de programación a lo largo de la historia, como el conductismo, el cognitivismo y, más tarde,
  • 134. 134 Discapacidad visual y autonomía personal el constructivismo, y sus teorías proporcionan estra- tegias, tácticas y técnicas que pueden adaptarse a la rehabilitación. En cualquier caso, la intervención debe consensuarse con el usuario. Su cumplimiento no es, en ningún caso, una exigencia, porque debe evolucionar de forma abierta, coherente, realista y actualizarse con las modificaciones necesarias. 1. Características de la evaluación La evaluación debe ser rigurosa, identificar las ne- cesidades reales y permitir la toma de decisiones que faciliten la posterior intervención. Será coherente en todos sus pasos, para asegurar la recogida sistemática de información y la interpretación objetiva de la misma. Solo de esta forma servirá para tomar decisiones ajustadas a las posibilidades del alum- no y a su realidad. Para garantizar su validez, la evaluación debe ser: • Abierta, dinámica, flexible, continua y sistemá- tica. • Revisada constantemente, con el fin de ajustar ob- jetivos, metodología y aprendizajes a la evolución que se experimente durante el entrenamiento. • Lo más objetiva posible, teniendo en cuenta las necesidades y el estado de ánimo de la persona, así como otras variables que aconsejen cambiar de ritmo, de estrategia, etc.
  • 135. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa 135 Uno de los aspectos más destacados en la evaluación es su carácter formativo. En nuestro ámbito, es fre- cuente que durante el proceso evaluativo se produzcan situaciones que propicien la introducción de técnicas facilitadoras o se informe de materiales y recursos apropiados. 2. Objetivos de la evaluación La finalidad principal del proceso evaluativo es la toma de decisiones para cada una de las fases de la rehabilitación. Los objetivos de la evaluación son: • Concretar las necesidades reales en todos los ámbitos: social, familiar, laboral, escolar, etc. • Conocer los intereses del usuario y sus expec- tativas ante la rehabilitación. • Explorar las capacidades: ◦◦ Desarrollo sensorial y posibilidades de optimi- zar los sistemas perceptivos. ◦◦ Capacidad de aprendizaje: memoria, atención, comprensión, etc. ◦◦ Conocimiento de conceptos. La conjunción de estos aspectos servirá para concre- tar las áreas o tareas en las que será preciso propor-
  • 136. 136 Discapacidad visual y autonomía personal cionar entrenamiento, los recursos y las ayudas más adecuados, la metodología de trabajo, la secuenciación de las actividades y decidir los entornos apropiados para llevarlas a cabo. En definitiva, será la base de una buena programación. Además de lo anterior, se pueden lograr otros pro- pósitos: • Conocer el nivel de autonomía anterior a la pérdi- da de visión. • Aumentar la motivación, a través del conocimien- to de lo que puede aportarle la rehabilitación y de sus posibilidades personales reales. • Implicar a cada usuario, haciendo que sea el eje de su programa, participando de los resultados de la evaluación: errores, conflictos, incidencias, etc., dejando patente la necesidad de colaboración y compromiso personal. • Conseguir la cooperación de la familia en el grado adecuado, concretando la necesidad de información, formación o concienciación, el apoyo especializado que requieren y detectar, así mis- mo, actitudes que puedan entorpecer el proceso: sobreprotección, abandono, etc. • Determinar la conveniencia de que intervengan otros profesionales antes, después o de forma paralela.
  • 137. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa 137 3. Recogida de información El especialista tendrá que planificar los distintos mo- mentos para obtener información relevante, diseñando instrumentos de recogida que sean válidos y fiables. Cada fase del programa puede requerir nuevos datos, que se conseguirán mediante informes, entrevistas o sesiones concretas de evaluación. Existen distintas técnicas para la recogida de informa- ción durante la práctica profesional. Tradicionalmente, se ha reconocido la validez de las pruebas (estandariza- das o no), de la observación libre, de los cuestionarios cerrados, de las entrevistas y de los informes. Cada uno de estos métodos puede ser útil para que el especialista obtenga la información que necesite, siempre que tenga la destreza suficiente en su uso y en el registro de los datos. TÉCNICAS Informes Pruebas Entre- Cues- Obser- profesio- específi- vista tionario vación OBJETIVO nales cas Expectativas SÍ SÍ y necesidades Motivación SÍ SÍ Capacidades sensoriales SÍ SÍ SÍ cognitivas Nivel SÍ SÍ SÍ SÍ de autonomía Capacidad SÍ SÍ SÍ de aprendizaje Características SÍ SÍ del entorno
  • 138. 138 Discapacidad visual y autonomía personal En el cuadro se establecen las técnicas que pueden resultar más adecuadas para cada aspecto sobre el que se requiera obtener información. En la evaluación deben recabarse datos, aspectos y circunstancias (entrevista inicial) y conocer las ca- pacidades sensoriales, los niveles de autonomía y la capacidad de aprendizaje (evaluación funcional). 3.1. Entrevista inicial Pretende conocer la demanda y confirmar los datos disponibles sobre el usuario. Durante la entrevista, se obtendrá información sobre los aspectos: • Sociales: Estructura familiar y entorno, nivel de estudios, situación laboral y económica, etc. • Psicológicos: Estado de ánimo, ajuste y adapta- ción, actitudes hacia el proceso rehabilitador, etc. • Médicos: Estado de salud general, patologías relevantes y/o deficiencias añadidas, datos oftál- micos u ópticos (causas, momento de aparición, etc.), capacidad de audición, deambulación/equili- brio, resistencia al cansancio, etc. La entrevista debe planificarse con una estructura más o menos flexible, determinando qué se quiere conocer e informando a la persona entrevistada de la finalidad que tiene. Debe servir para: • Explicar al sujeto en qué consiste la rehabilitación.
  • 139. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa 139 • Validar los datos generales. • Analizar el nivel de autonomía actual y el previo a la pérdida de visión. 3.2. Evaluación funcional La evaluación funcional trata de objetivar el nivel de desarrollo de las distintas destrezas sensoriales del alumno y de analizar sus capacidades física y cognitiva. Se lleva a cabo mediante la observación directa de la realización de actividades, analizando las dificultades y las reacciones. La planificación de la evaluación funcional contem- plará el lugar más idóneo para realizarla: domicilio del alumno o centro de trabajo del especialista. Es posible que en su casa se encuentre más relajado y se compor- te con más espontaneidad (Watson, 2000), pudiendo observar más detalles personales y sociales. Si se realiza en el centro de trabajo, se podrán modificar los elementos del entorno y utilizar materiales diversos, pero su comportamiento no será tan natural. 3.2.1. Metodología En la evaluación funcional se centra la atención en la realización de las tareas cotidianas —estudiando las claves, la complejidad y la seguridad del ambiente— con ejercicios específicos, realizados tanto en interiores como en exteriores —en este caso, el alumno realiza la prueba acompañado de una persona que actúa como guía, para proporcionarle seguridad y tranquilidad.
  • 140. 140 Discapacidad visual y autonomía personal En el caso de tener resto de visión, se observará la utilidad que le proporciona y el sentido prioritario para obtener la información. 3.2.2. Áreas a evaluar La base del aprendizaje es la modificación en la forma de captar la información útil del entorno, por lo que el análisis de las capacidades sensoriales es un aspecto fundamental de la evaluación. También deben recabarse datos sobre el conocimiento de conceptos y adaptación a la nueva situación. Cada una de las áreas perceptivas —visual, auditiva, táctil, cinestésica y espacial—, definidas y desarrolladas en el capítulo 5, requerirá sesiones de evaluación para obtener la información necesaria. Excepto en el caso de los niños, que debe contemplar otras variables por su desarrollo evolutivo, la evaluación perceptiva se reali- zará en estrecha relación con las actividades cotidianas (capítulos 8, 9 y 10). En los anexos pueden consultarse otros contenidos que amplían este apartado: un registro general de los aspectos más relevantes que se deben considerar al planificar la evaluación y una recopilación de tareas a evaluar, organizadas por áreas perceptivas. 3.2.3. Pruebas de evaluación No existe ningún instrumento estandarizado que permita evaluar conjuntamente todas las áreas de la rehabilitación. La mayoría de pruebas están diseñadas
  • 141. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa 141 para un ámbito o aspecto concreto y muchas de ellas están dirigidas a niños y adolescentes. El especialista necesita, por tanto, recurrir a más de un instrumento y, muchas veces, a confeccionar sus propios materiales e inducir situaciones que le propor- cionen los datos que desea obtener. Benoff y Lang (2005), en su publicación de instru- mentos para la evaluación de habilidades e intereses de individuos con discapacidad visual o discapacidades múltiples, presentan las características de casi 200 pruebas clasificadas por áreas y por edades, para ayu- dar al profesional a seleccionar la más adecuada. Este compendio fue actualizado en el año 2005 y resulta muy útil para conocer los instrumentos existentes. La sistematización de pruebas de evaluación ha sido también un reto para los profesionales de la once. Cabe citar los estudios realizados en los años 2000 y 2005 para poner en común las pruebas utilizadas, analizar su utilidad funcional y detectar carencias de instrumentos para la valoración de algunos usuarios. En el primero, se recopilaron fundamentalmente pruebas dirigidas al ámbito de niños, mientras que en el segundo se dio prioridad a las que se usa- ban para la evaluación en rehabilitación. En ambos casos, el trabajo culminó con la confección de una ficha técnica de cada prueba, con la que se preten- día facilitar su uso a los profesionales y delimitar el ámbito de intervención. En total, fueron más de 70 en el primer estudio y casi 90 en el segundo las pruebas estudiadas.
  • 142. 142 Discapacidad visual y autonomía personal 4. Programación en rehabilitación: sesiones de trabajo Los resultados obtenidos en la evaluación determinan las necesidades para diseñar el programa. El programa de rehabilitación, como cualquier pro- ceso de aprendizaje, debe contar con objetivos bien definidos que se irán logrando en el transcurso de la enseñanza. No deberán ser excesivamente formales ni rígidos, para que se adecuen a la evolución del alumno. La programación más adecuada es la de tipo «semiestructurado», con flexibilidad para introducir nuevas metas y hacer los cambios que aconseje la evolución. Los objetivos generales van dirigidos a la recupera- ción de la autonomía, y para su consecución se plani- ficarán objetivos específicos con sus correspondientes actividades para lograrlos. Es importante insistir en la necesidad de que los criterios de individualidad, flexibilidad, evaluación con- tinua y reajuste de los objetivos estén presentes a lo largo de todo el proceso. 4.1. Programación de cada sesión Las sesiones se programarán seleccionando los contenidos, y en cada una de ellas se trabajará una actividad, con principio y final, o, si el nivel de difi- cultad así lo requiere, se retomará en la siguiente sesión.
  • 143. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa 143 Los contenidos, su orden de presentación y el tiempo dedicado a cada uno de ellos no son iguales para todos los alumnos. En cambio, sí es común la necesidad de organizar cada sesión y de valorar su eficacia cuando finaliza. En la programación se tendrán en cuenta los as- pectos señalados en el capítulo 6, Estrategias para el entrenamiento. Ejemplo de programación de actividad N.º de sesión: Fecha: Objetivo general: Desarrollar la capacidad sensorial (auditiva). Objetivo específico: Desarrollar la localización del sonido. Actividad: Diferenciar la dirección del tráfico. Lugar de entrenamiento: Calle con tráfico de doble sentido. Temporalización: 30 minutos. Secuencia: Inicialmente, estando parado, se le pedirá que señale cuándo el tráfico viene de la derecha o de la izquierda, y, posteriormente, se realizará la misma actividad caminando, acom- pañado en técnica guía. 5. Valoración de sesiones y objetivos La valoración sirve para comprobar el grado de consecución de los objetivos y la adecuación de la in- tervención del especialista.
  • 144. 144 Discapacidad visual y autonomía personal 5.1. Sesiones Al finalizar cada sesión, y para valorar el trabajo realizado, se analizará el desarrollo desde diferentes puntos de vista: • Adecuación de: ◦◦ Contenidos. ◦◦ Secuencia. ◦◦ Temporalización. ◦◦ Materiales. • Respuesta del alumno: ◦◦ Incorporación-aplicación de contenidos ante- riores (si intervienen aspectos previos). ◦◦ Asimilación de los nuevos. ◦◦ Respuestas/reacciones significativas. ◦◦ Generalización de aprendizajes. • Actuación del especialista: ◦◦ Secuenciación. ◦◦ Ritmo. ◦◦ Correcciones. ◦◦ Refuerzos. ◦◦ Dinámica general. 5.2. Objetivos Deben evaluarse manteniendo los criterios de flexi- bilidad e individualidad, mediante la observación siste- mática: • Comprensión teórica de lo que se le pide.
  • 145. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa 145 • Aplicación práctica. • Capacidad de generalización a distintas situaciones. • Incorporación a su vida cotidiana. Este último aspecto es la finalidad que se persigue en los programas de rehabilitación. Esta incorporación marca el cambio progresivo y continuo, que se manifes- tará con un aumento de la autonomía y corroborará la adecuada línea de actuación, tanto en la forma como en el contenido. En caso contrario, habrá que determinar dónde radica el problema que impide la consecución del fin pretendido. 5.3. Ajuste de los objetivos y finalización del programa Puede ocurrir que los objetivos planteados para el alumno resulten poco ajustados, y puede deberse a que: • Sus intereses y/o necesidades son superiores o inferiores a sus posibilidades. • Sus capacidades se han sobre- o infravalorado. Si el programa resulta poco eficaz por alguna de las dos razones anteriores, se realizará un nuevo plantea- miento, teniendo presente el objetivo que se pretende e iniciando el trabajo desde la nueva perspectiva. El programa finalizará cuando los objetivos genera- les planteados se hayan cumplido. En la práctica, esto
  • 146. 146 Discapacidad visual y autonomía personal supone haber llevado a cabo un número suficiente de prácticas de cada actividad planteada y en todo tipo de circunstancias (favorables y desfavorables). También conlleva la aplicación de los aprendizajes, mostrando recursos suficientes para resolver los problemas que se presenten. En algunas ocasiones, la consecución de los objetivos presenta matices a tener en cuenta y se producen dife- rentes situaciones: • Se supera el nivel de autonomía previsto inicial- mente, por un aumento de la motivación y/o de los intereses, al ser consciente de sus avances y posibilidades. • Se alcanza el nivel de autonomía previsto inicial- mente, pero con restricciones. • No se consiguen en su totalidad los objetivos planteados, porque solo se han podido trabajar parte de los mismos. En este caso, puede ser útil la realización de un programa discontinuo, a me- dida que se vayan produciendo las necesidades y los avances. • No se consiguen los objetivos por la existencia de causas que han obligado a interrumpir el proceso El especialista utilizará modelos de registro para los resultados y cumplimentará un informe con los resulta- dos finales para entregar al alumno.
  • 147. Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa 147 Referencias bibliográficas Basterrechea, P., Caballero, S., Cabañas, F., Cámara, B., Fuentes, F., Gallego, E., Hormigos, D., Jiménez, N., Moreno, M. C., Rodríguez de Molina, M. J., y Santos, C. M. (2005). Grupo de Trabajo: Pruebas de evaluación. En: Jornadas de Técnicos de Rehabili- tación once. Madrid, 22-25 de noviembre. [No publicado.] Benoff, K., y L ang, M. A. (2005). Compendium of instruments for as- sessing the skills and interests of individuals with visual impairments or multiple disabilities, 2.ª ed. Nueva York: Lighthouse International. Ertmer, P. A., y Newby, T. J. (1993). Behaviorism, cognitivism, construc- tivism: comparing critical features from an instructional design perspec- tive. Performance Improvement Quarterly, 6(4), 50-70. González, M. S., Herrera, J., Martín, M., Matey, M. A., Sáez, M. I., y Salvador, M. I. (2000). Cuestionarios sobre evaluación de las áreas del Módulo de Habilidades Básicas (Curso 2000-2001). Análisis de los datos: conclusiones. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. [No publicado.] González, M. S., Herrera, J., Martín, M., Matey, M. A., Sáez, M. I., y Salvador, M. I. (2001). Documento de orientaciones referidas al proceso de evaluación en las áreas del Módulo de Habilidades Básicas y fichas técnicas de las pruebas seleccionadas. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. [No publicado.] Rosenthal, B. P. (ed.) (2000). Functional diagnosis and assessment of vi- sion impairment. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision rehabilitation (II, 785-900). Nueva York: Oxford University Press. Schunk, D. H. (1991). Learning theories: an educational perspective. Nueva York: MacMillan. Shuell, T. (1986). Cognitive conceptions of learning. Review of Educational Research, 56(3), 411-436.
  • 148. 148 Discapacidad visual y autonomía personal Shuell, T. (1990). Phases of meaningful learning. Review of Educational Research, 60(4), 531-547. Watson, G. R. (2000). Functional assessment of low vision for activities of daily living. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision rehabilitation (II, 869-884). Nueva York: Oxford University Press.
  • 149. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial La información del entorno se recibe básicamente a través de la visión y se complementa con la participación del resto de los sentidos. Cuando hay una limitación visual, es fundamental el desarrollo de todas las vías sensoriales. La percepción sensorial depende del órgano respon- sable, así como del cerebro y de su capacidad para in- terpretar, guardar y relacionar la información recibida. Según Gibson (1966), el perceptor desempeña un papel activo, poniendo en marcha los movimientos explora- torios para escuchar, tocar, mirar, olfatear, etc., para encontrar las propiedades del entorno que son útiles para la vida diaria. La percepción es un proceso cognitivo que permi- te recibir y elaborar los estímulos que provienen del exterior y convertirlos en información útil, dotándolos de significado y asociándolos a experiencias anteriores.
  • 150. 150 Discapacidad visual y autonomía personal Se produce cuando hay una conexión efectiva con el entorno, y las sensaciones que de él se recogen pueden codificarse e interpretarse para utilizarlas con un fin. De hecho, estamos rodeados de multitud de estímulos aprovechables, a los que se presta atención y se da sentido en función de las vivencias propias. El desarrollo sensorial, junto con la adquisición de las destrezas cinestésicas y de orientación, constituye la base para que una persona con discapacidad visual construya una nueva forma de recoger la información, de manera que aumente sus recursos para desen- volverse con eficacia en los desplazamientos y en la realización de las tareas cotidianas. Los estímulos del entorno constituyen la forma de rela- cionarse con el medio y su utilización es una prioridad en cualquier entrenamiento. Optimizar el uso de los sentidos y aplicar la información obtenida permitirá conseguir los mejores resultados del potencial sensorial y cinestésico de cada persona. Así mismo, la organización de los di- ferentes elementos del espacio ayudará a situarse en el mismo. El resultado de la interrelación de estos aspectos es la base de una nueva forma de funcionamiento, que implica una relación con el entorno esencialmente distinta a la que se produce cuando hay visión. 1. El entrenamiento para el desarrollo de la percepción sensorial Al emprender el entrenamiento hay que contemplar los aspectos específicos de cada sentido y los comunes a todos ellos.
  • 151. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 151 En el caso de la visión, hay que tener en cuenta que a excepción de las personas con discapacidad visual congénita, el resto han tenido previamente un funcio- namiento visual normal. Mientras han visto así, también han escuchado, tocado y realizado movimientos, pero ello solo les ha supuesto prestar una atención mínima y casi involuntaria al sentido implicado. Por eso, el entrenamiento debe centrarse en tomar conciencia de las posibilidades de cada sentido, entendiendo su fun- cionamiento, la información que puede proporcionarle y el uso que podrá darle. Cuando hay resto visual, es probable que la visión siga constituyendo el canal principal de entrada de información, mientras que los demás sentidos apenas se utilizan. Este hecho debe tenerse en cuenta para concienciar al alumno de la necesidad de integrar las percepciones sensoriales, de lograr más recursos y un nivel de seguridad óptimo. No obstante, los objetivos del entrenamiento y los resultados serán distintos a los que se planteen para una persona con ceguera total, pues para esta el resto de los sentidos son las únicas vías posibles para obtener la información. Como ya se ha apuntado en otros apartados de este manual, el entrenamiento se iniciará con la recogida y el análisis de los datos biográficos, médicos y de las pruebas específicas (audiometría, campimetría, etc.), que, junto con los resultados de la evaluación funcional, son el punto de partida para el diseño del programa. No todos los alumnos precisan que se incida específicamente en la optimización de cada sentido, ni
  • 152. 152 Discapacidad visual y autonomía personal tampoco con la misma intensidad, pero la única forma de determinarlo es evaluándolos. Si se detectan dificultades en el funcionamiento de algún sentido (problemas de audición, tacto, etc.) que puedan interferir en el entrenamiento, se orientará ha- cia un profesional especializado para clarificar las cau- sas, las repercusiones, las posibilidades de mejora, las adaptaciones que se pueden realizar y su colaboración. La secuencia para el entrenamiento que se desarrolla en los apartados siguientes es completa para cada sen- tido, siendo el especialista el responsable de adaptarla a las necesidades de cada persona. Para profundizar en estos contenidos, se sugiere la consulta de la bibliografía recomendada al final del capítulo. 1.1. Características del entrenamiento El entrenamiento será sistemático y partirá de las estrategias que haya desarrollado el alumno, pues la modificación de hábitos adquiridos es costosa, sobre todo para las personas adultas. Se realiza con ejercicios y tareas que pueden plan- tearse desde distintas perspectivas, tanto en función del entorno en el que se trabaja como del momento de la intervención respecto al proceso global. Las opciones no son excluyentes y pueden combinarse para disponer de una mayor variedad y riqueza de estímulos, lo que permitirá obtener los mejores resultados.
  • 153. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 153 • Entorno. El entrenamiento puede desarrollarse: ◦◦ En interior: Permite controlar los estímulos adiestrando las habilidades sin interferencias, facilita además la división de la tarea en tan- tas partes o niveles como sea necesario para adaptarse al ritmo del alumno. Pueden elegirse espacios y materiales pensados especialmente para conseguir el objetivo (sonidos artificiales, texturas diferentes, colores y contrastes, etc.). ◦◦ En exterior: Permite entrenar en situaciones reales, eligiendo el entorno y la hora del día, en función de la habilidad a trabajar y del objetivo previsto. • Momento de la intervención. Puede plantearse: Previamente al aprendizaje de actividades Permite trabajar cada habilidad perceptiva en sí misma. Sus características son: • Facilita la concentración en los estímulos que se presentan sin inhibiciones, ni miedos y con menos ansiedad. • Desarrolla una mayor conciencia de las habilida- des, porque resalta la importancia del sentido que se está trabajando. • Permite planificar y secuenciar la instrucción, adaptando el grado de dificultad a cada alumno.
  • 154. 154 Discapacidad visual y autonomía personal • Proporciona un mayor control de los estímulos ambientales, evitando perturbaciones o situa- ciones imprevistas que impidan el desarrollo previsto de la actividad. • Ofrece la posibilidad de repetición utilizando ma- teriales distintos, modificando los estímulos, las condiciones ambientales, etc. • Pueden hacerse muchas prácticas en poco tiempo. • Aporta mayor seguridad antes de poner en prác- tica las habilidades en espacios reales. Integrado con el aprendizaje de actividades Se puede incidir, reforzar o matizar la aplicación de la(s) habilidad(es) a una determinada actividad. Sus características son: • Ayuda a discernir y seleccionar la información útil de la que no lo es. • Permite comprobar la utilidad de las habilidades en situaciones reales. • Es más motivador. • Facilita la detección de niveles de desarrollo de- ficitarios que pueden repercutir en otras tareas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las in- tervenciones requieren trabajar exhaustivamente mu-
  • 155. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 155 chas de las habilidades sensoriales. Se inician con un entrenamiento previo y en un interior controlado, para pasar posterior o paralelamente al integrado, tanto en interiores como exteriores, según sea la actividad. En cualquier caso, lo más importante es que el alumno adquiera, progresivamente, seguridad, y que en cada actividad se realice la identificación, verificación, con- firmación y procesamiento de los estímulos sensoriales. 1.2. Procedimiento para la optimización sensorial El procedimiento que se aplica para la optimización de todos los sistemas sensoriales sigue un mismo proceso que se recoge en este apartado de forma global, aun- que posteriormente se detallan los aspectos específicos de cada sentido en su apartado correspondiente. 1.2.1. Proceso de entrenamiento Explicación de la habilidad (qué vamos a trabajar) Debe explicársele al alumno en qué consiste la habi- lidad perceptiva que se va a trabajar y la información que le puede proporcionar, siempre adaptando los con- tenidos a su capacidad de comprensión, nivel cultural y experiencia previa. Implicación funcional (para qué sirve) El siguiente paso es concienciarle de la importancia de la habilidad en la realización de las tareas cotidianas y la
  • 156. 156 Discapacidad visual y autonomía personal incidencia que tendrá en su autonomía. De esta forma, adoptará una posición activa, abierta y cooperadora, funda- mental para recibir la información sensorial e interpretarla. Entrenamiento (cómo se desarrolla) El entrenamiento supone un proceso cognitivo en el que la alerta sensorial, la atención, la identificación, la selección y el análisis de la información provocan una respuesta y conducen a tomar una decisión. Requiere practicar cada habilidad con ejercicios específicos que harán referencia a situaciones reales, aunque se traten de forma controlada. Incorporación (nueva forma de percibir) El objetivo es lograr un desarrollo perceptivo que proporcione recursos para desenvolverse y mejorar la autonomía. El entrenamiento optimizará dicho desarro- llo, pero lo más importante es incorporarlos en la vida cotidiana. Esto solo se logrará si se produce: • Automatización: La destreza perceptiva se utili- za sin tener que prestarle una atención concreta, es decir, es capaz de hacerlo de forma automática y constituye una manera natural de captar e in- terpretar la información del entorno. • Generalización: Utiliza la destreza perceptiva en cualquier situación que se precise. En cada sistema sensorial se abordará específica- mente el proceso concreto, siempre siguiendo el es-
  • 157. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 157 quema propuesto más arriba. Se desarrollarán en cada apartado la implicación funcional y el entrenamiento. El resto de los pasos no requiere una aclaración específica. La explicación de la habilidad se realizará adecuándola al nivel del alumno, y respecto a la incorporación, el es- pecialista observará que se lleva a cabo durante todo el programa y servirá para confirmar que las habilidades adquiridas tienen una aplicación en la vida cotidiana. En caso de no producirse los procesos de automatización o generalización, se detectará el origen del problema para reforzar el entrenamiento si fuera necesario. 2. Percepción visual La especie humana ha evolucionado apoyándose prin- cipalmente en la vista, que interviene en la mayoría de los aprendizajes que realizamos. Algunas estimaciones sugieren que entre el 80 y el 90 % de la información se obtiene a través de la visión (Geruschat y Smith, 2010). Constituye el canal principal de entrada de información y reúne unas características que lo configuran como el sentido más básico. Es el más global, porque permite captar simultáneamente múltiples matices del entorno, así como anticipar acontecimientos. La recepción de las imágenes a través de la visión es involuntaria, por lo que el cerebro debe seleccionar- las, ordenarlas, asociarlas y compararlas para poder interpretar y generalizar, utilizando las experiencias adquiridas previamente. La percepción visual no es innata, sino que se consi- gue a través del aprendizaje que se lleva a cabo en los
  • 158. 158 Discapacidad visual y autonomía personal primeros años de vida y de la maduración del sistema visual. Natalie Barraga (1964, 1997) estudió en profun- didad el desarrollo visual, determinando que este se caracteriza por la aparición y dominio de las funciones ópticas, óptico-perceptivas y perceptivas, términos que pueden considerarse sinónimos de «habilidades visua- les». Según la misma autora, estas se adquieren de forma interrelacionada y con un orden variable, al mis- mo tiempo que las estructuras oculares, que no están del todo desarrolladas en el momento del nacimiento, se van perfeccionando a través de la experiencia. Cuando el ojo y las vías cerebrales están sanos, los estímulos visuales del entorno —primero en el hogar y más tarde en la escuela— son suficientes para que el desarrollo se realice con normalidad, porque la visión ofrece la oportunidad de experimentar de diferentes formas y corroborar los resultados observando las ac- ciones de otros. Para entender la importancia de la percepción visual, se puede recurrir a algunos ejemplos. Un recién nacido no es capaz de ver porque tiene que «aprender» a ha- cerlo, pero más contundente es la falta de eficacia que muestra una persona adulta, que recupera la capacidad de ver después de haber pasado toda su vida o una buena parte de la misma con una discapacidad visual grave. Solo en la medida que ejercite las facultades perceptivas, logrará que su visión sea eficiente. El nivel más alto de percepción visual coincide con el momento de máximo desarrollo del cerebro, que se consigue a los 14 años, aproximadamente. Pero la
  • 159. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 159 percepción sigue consolidándose con la experiencia a lo largo de la vida y es algo único para cada persona, por la influencia que tienen los procesos psicológicos, que repercuten en el conocimiento de las cosas y de los acontecimientos y, por tanto, en la interpretación. 2.1. Habilidades perceptivas Barraga (1964, 1997), Beliveau y Smith (1980), Fros- tig (1987, 2003), Topor (1999) y Erin y Topor (2010b) son algunos de los investigadores que han trabajado ampliamente en el estudio de las habilidades visuales. Entre ellas, cabe distinguir las que tienen una base fisiológica de las que son puramente cognitivas o per- ceptivas. Algunas de ellas se producen en las primeras etapas del desarrollo visual, como la respuesta a la luz. Habilidades de eficacia visual • Fijación: Capacidad para dirigir y mantener la mirada sobre un objeto, para que la imagen del mismo se proyecte en el centro de la fóvea. • Seguimiento: Facultad para perseguir con los ojos y/o la cabeza el desplazamiento de un objeto, manteniendo el cuerpo fijo o en movi- miento. • Cambio de mirada: Habilidad para cambiar la fijación de un punto a otro. La habilidad relacionada con la acomodación es el:
  • 160. 160 Discapacidad visual y autonomía personal • Enfoque: Capacidad para mantener la imagen nítida a diferentes distancias, cambiando de lejos a cerca, y viceversa, cómodamente y du- rante el tiempo necesario. Habilidades de campo visual Por su relación con la atención y la búsqueda, tienen un componente perceptivo importante. La más básica es la consciencia de la visión periférica, es decir, la capacidad para ver e identificar lo que está alrededor del objeto o suceso principal. Además, se incluyen en este grupo: • Localización: Pericia necesaria para encontrar algo en un espacio determinado. • Exploración: Reconocimiento sistemático de un objeto o entorno con una finalidad concreta. Habilidades de análisis y procesamiento de la información visual • Discriminación: Reconocimiento de los rasgos diferenciadores: distinciones y semejanzas —por pequeñas que sean— y cambios de forma, orien- tación y color en los objetos. • Distinción figura-fondo: La imagen está inte- grada por la figura —elemento central o foco de atención— y el fondo —que se percibe como im- preciso e indiferenciado—. Esta habilidad permite priorizar la figura respecto de su fondo.
  • 161. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 161 • Constancia de la forma: Reconocimiento de un objeto desde cualquier posición espacial y a pesar de las variaciones de medida, color, forma, detalles, etc., ya sea visualizado de forma real o representado mediante un dibujo o fotografía. • Cierre visual: Esta capacidad permite reconocer un objeto a pesar de no contar con todos los de- talles que lo definen. Por ejemplo, reconocer un coche aunque no tenga las ruedas. • Memoria visual: Almacén en el que se conservan imágenes vistas con anterioridad para recordarlas y reconocerlas en diferentes contextos. • Coordinación óculo-manual: Permite dirigir los movimientos de la mano por la visión. Solo cuando todas las habilidades están desarrolladas y se integran para su utilización, la percepción visual es eficiente. Hay que tener en cuenta que «ninguna persona puede funcionar visualmente más allá del nivel de su desarrollo perceptivo y de su capacidad mental general» (Barraga, 1964; 1997). 2.2. La percepción visual en personas con baja visión Al igual que sucede cuando las estructuras oculares y las vías de transmisión cerebral no están dañadas, el desarrollo de la percepción visual es necesario para que las personas con baja visión puedan utilizarla de forma eficaz.
  • 162. 162 Discapacidad visual y autonomía personal Aunque la imagen se recibe de forma automática y espontánea en la retina, llegar a reconocerla es un pro- ceso cognitivo-perceptivo muy complejo, mucho más cuando existe una pérdida de visión. Las personas con discapacidad visual, necesitan utilizar su resto de visión de forma analítica e intencionada, para suplir la afec- tación producida en estas capacidades, por lo que los factores perceptivos tienen todavía más importancia. Cuando la deficiencia está presente en el momento del nacimiento, la información visual útil es inferior y las experiencias visuales limitadas, y esto afecta tanto a la evolución de las estructuras y a la adquisición de las funciones como a la consecución y el perfeccionamien- to de las habilidades perceptivas. El desarrollo visual dependerá de la estimulación recibida —es decir, de las oportunidades de utilizar la visión—, consolidándose e integrándose con la recibida a través del resto de los sentidos. Existen diferentes métodos y materiales para llevar a cabo esta estimulación (v. capítulo 11, 2.3). La «estimulación visual» tiene como principal obje- tivo que los niños con baja visión «aprendan a ver» y adquieran unos niveles ajustados de desarrollo visual. Los estudios que la Dra. Natalie Barraga, pionera en esta materia, desarrolló en la década de los sesenta, se apoyaban en el supuesto de que aunque el proceso de desarrollo perceptivo-visual de los niños con baja visión esté afectado, los principios por los que se produce son los mismos que cuando la visión es normal. Sin embargo, existen pruebas más recientes que muestran que la secuencia del desarrollo visual presen-
  • 163. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 163 ta algunas diferencias entre los niños con visión normal y con baja visión en el orden de adquisición de las ha- bilidades, sobre todo cuando existen otras deficiencias concurrentes. Estas hipótesis se confirmaron en el Pro- yecto Prisma (Ferrell, 1998), cuyos estudios corroboran que la habilidad visual en los niños con baja visión es muy heterogénea, incluso en condiciones visuales de patología, agudeza y campo visual muy similares. Otro aspecto controvertido, respecto a la filosofía que ha sustentado el uso de la visión en las últimas décadas, es la comprobación de que el funcionamiento visual de estos niños mejora con el tiempo (Ferrell, 1984 y 1998; Hatton, Bailey, Burchinal y Ferrell, 1997; Leguire, Fellows, Rogers y Fillman, 1992; Mamer, 1999), tanto con intervención como sin ella. Estas conclusiones pue- den cambiar el enfoque de la estimulación visual en el futuro, y necesariamente el fomento de las capacidades visuales tendrá que ser más flexible y adaptado a la evolución de cada niño, quedando la secuencia de de- sarrollo visual como una pauta orientativa. Si la deficiencia es adquirida, también hay una reduc- ción del funcionamiento perceptivo. Aspectos visuales como la percepción de movimiento, la profundidad, la distinción de contrastes, el reconocimiento en condi- ciones de iluminación desfavorables, la capacidad para reconocer detalles definitorios de un objeto, la interpre- tación de gestos y el contacto visual con los demás, se presentan claramente alterados. También las destrezas perceptivas están perturbadas, muchas veces por el tipo de afectación funcional que produce la patología. En los adultos, la mejora de las habilidades visuales está determinada por los siguientes factores:
  • 164. 164 Discapacidad visual y autonomía personal • Patología: Según las estructuras afectadas, serán unas u otras las destrezas perceptivas alteradas, y en mayor o menor grado. • Nivel previo de percepción visual: La falta de pericia en una destreza puede compensarse por la globalidad de la visión y por la integración de diversas habilidades. Esto es más difícil cuando hay una afectación visual. • Edad: En general, las dificultades son más gra- ves en las personas mayores. • Tiempo transcurrido sin utilizar la visión: La aparición de la deficiencia visual suele producir una paralización del uso de la misma, ya sea por temor a deteriorarla más o por los malos resultados conseguidos. Esto tiene una reper- cusión todavía más negativa en las destrezas visuales. Además, y como ya hemos apuntado en otros ca- pítulos de este manual, es evidente la influencia de la situación física, intelectual y psicológica, las actitudes de las personas más próximas y las condiciones físicas del medio ambiente, que pueden facilitar o inhibir el uso de la visión. 2.2.1. Habilidades alteradas según el tipo de afectación visual La afectación funcional determina que sean unas u otras las habilidades más alteradas (v. capítulo 2).
  • 165. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 165 Pérdida de campo visual central (con escotoma central) A causa de la afectación macular, ven los objetos a trozos, torcidos o inclinados, y con frecuencia desapa- recen de su campo visual. Esto sucede porque realizan la fijación en la zona central, que coincide con el es- cotoma, y, dependiendo de las características de este, presentan un tipo de problemática u otro. Pérdida del campo visual periférico No pueden visualizar una zona en su totalidad y, en función de la pérdida de campo, puede resultar impo- sible ver un objeto completo. Incluso cuando la visión central es buena, tienen problemas para la localización, la exploración, el seguimiento, el cierre visual, la relación de las partes con el todo y para establecer relaciones espaciales. Visión borrosa sin alteraciones en el campo visual La pérdida de agudeza determina la puesta en prác- tica de las habilidades perceptivas, y todas ellas pueden verse afectadas en mayor o menor medida. Nistagmus El movimiento constante del ojo ocasiona una visión muy borrosa, y debe lograrse la estabilidad aprendien- do a compensar el movimiento ocular para estabilizar la fijación y el resto de las destrezas perceptivas.
  • 166. 166 Discapacidad visual y autonomía personal 2.3. Entrenamiento visual Tiene como finalidad la utilización eficiente de la visión, a pesar del campo reducido, las zonas sin visión y/o la escasa capacidad para ver los detalles. El entrenamiento debe contribuir a que consiga un procesamiento adecuado de la información visual recibida, para integrarla junto con la proporcionada por otros sentidos, consiguiendo así un óptimo ren- dimiento. Cabe señalar la diferencia entre las personas con pérdida de visión reciente y los niños que nunca han visto con normalidad. En el primer caso, la experien- cia visual acumulada conlleva un nivel perceptivo adecuado, por lo que el entrenamiento se dirigirá fundamentalmente a las habilidades visuales. En cambio, los niños deben desarrollar progresivamente su percepción al tiempo que aprenden a utilizar su visión. Por tanto, y de acuerdo con Corn y Lusk (2010), la secuencia de desarrollo visual normal, no es apli- cable al trabajo con los adultos. Las mismas autoras consideran que otro modelo de funcionamiento visual válido es el que proponen Hall y Bailey (1989), quienes plantean un entrenamiento basado en el aprendizaje de las habilidades visuales, dirigido a la planificación adecuada del ambiente, la enseñanza sistemática de comportamientos visuales y el uso de estas conductas en las tareas específicas. Este tipo de intervención se ajusta también a los requerimientos de las personas que han perdido la visión en la edad adulta.
  • 167. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 167 Para realizar cualquier tarea visual, se deben utili- zar diferentes destrezas visuales. Por ejemplo, ¿qué nivel de implicación tiene cada habilidad a la hora de ver si un semáforo está verde para poder cruzar la calle? Además de los aspectos puramente relacionados con la capacidad visual (agudeza visual suficiente en función de la distancia, buena visión cromática, control de la iluminación, etc.), se precisa: • Ubicar visualmente el semáforo, realizando una exploración horizontal, ya que el poste está dispuesto en vertical (exploración, localiza- ción). • Dirigir la mirada hacia él para que la imagen se proyecte en la mejor zona de la retina (fi- jación). • Seguir con los ojos y/o la cabeza la parte localizada, recorrer el poste, manteniendo la fijación, hasta encontrar la pantalla que infor- ma de la situación del semáforo (fijación y seguimiento). • Interpretar en su totalidad la imagen que pro- porciona la información, aunque solo se vea una parte del icono o figura con la que se representa (cierre visual). • Reconocer las características definitorias y úni- cas del semáforo (memoria visual).
  • 168. 168 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 6. Uso de las destrezas visuales Se podrían citar otros muchos ejemplos y todos ten- drían en común la contribución de diversas destrezas perceptivas. De ahí la importancia del entrenamiento, que debe realizarse teniendo en cuenta que: • No existe una relación directa entre la agudeza junto al campo visual y el funcionamiento percep- tivo-visual. Personas con potenciales muy bajos pueden funcionar con un alto nivel de eficiencia, pudiéndose dar también el caso contrario. • La visión no se deteriora por utilizarla, más bien al contrario: cuanto más se usa, mejor será el funcionamiento que se consigue. Eso sí, el alumno debe conocer las características de su resto visual y las posibilidades de incrementar su eficacia. • El entrenamiento debe servir para «aprender a ver». A pesar del deterioro visual no mejorará
  • 169. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 169 la capacidad (agudeza y campo), pero sí las po- sibilidades de reconocer, discriminar, explorar, etc. • Incrementar la percepción visual siempre es posi- ble, pero, a veces, es un proceso lento que debe secuenciarse. 2.3.1. Proceso de entrenamiento Se seguirá el procedimiento global descrito en el apartado 1.2. Habilidades de eficacia visual Implicación funcional Las habilidades de fijación, seguimiento y enfo- que son básicas en el proceso visual y deben afianzarse para lograr incrementar el funcionamiento perceptivo. En el niño que nace con baja visión, se adquieren con la presentación secuenciada de estímulos visuales. En las personas adultas, sin embargo, su puesta en práctica es costosa y los resultados son fluctuantes. Se requiere un cambio de hábitos, tanto en los movimien- tos oculares como en la forma de situarse para ver los objetos. Entrenamiento • Tomar conciencia del punto de visión más nítido, dirigiendo esa fijación hacia el blanco deseado
  • 170. 170 Discapacidad visual y autonomía personal y manteniéndola durante periodos cada vez más largos y estables. • Realizar el seguimiento de un objeto, prac- ticando la combinación de movimientos de ojos-cabeza-cuerpo, manteniendo la fijación sin perder el objeto. En la fase inicial, el movimiento debe ser regular y previsible. • Seguir objetos que se muevan irregular e im- previsiblemente. Habilidades de campo visual Implicación funcional Requieren una intencionalidad para compensar los problemas de la afectación de campo visual. Solo si- guiendo un patrón lógico y ordenado pueden obtenerse resultados eficaces con el menor esfuerzo posible. • Localización: El entrenamiento se centrará en lo- calizar objetos, informaciones o referencias que se encuentren en diferentes posiciones del espacio. • Exploración: Realizar rastreos sistemáticos. Entrenamiento • Localización de diferentes objetos, colocados ex- presamente en un lugar para realizar la práctica. Esta fase se desarrollará en una mesa y el sujeto permanecerá sentado.
  • 171. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 171 • Adquirir patrones de exploración sistemática. Al principio en espacios pequeños, que se ampliarán progresivamente. Se realizarán exploraciones horizontales, verticales y circulares. • Localizar objetos que forman parte de un entorno, primero en interiores y después en exteriores: el nombre de una calle, el número de un portal, el semáforo, etc. • Explorar espacios con una finalidad: encontrar una puerta, un comercio, una parada de autobús, etc. Habilidades de análisis de la información visual Implicación funcional El objetivo de estas destrezas es asegurar la inter- pretación de la información visual que se recibe. Las habilidades a entrenar son la discriminación, la distinción figura-fondo, la constancia de la forma, el cierre visual, la memoria visual y la coordinación óculo-manual. Teniendo en cuenta que son puramente perceptivas, su uso efectivo requiere estrategias paralelas. Ante la duda de que un objeto sea un vaso o una taza, la confirmación consiste en buscar el detalle que diferencia a ambos, es decir, el asa. También necesitará utilizar las relaciones lógicas: por ejemplo, si se busca una farmacia en un tramo concreto de una calle, la localización de un estímulo luminoso grande, de color rojo o verde, será suficiente para saber dónde se encuentra, aunque la cruz no se haya visto nítidamente ni en su totalidad.
  • 172. 172 Discapacidad visual y autonomía personal Entrenamiento • Discriminar objetos similares. • Fomentar la distinción figura-fondo con activi- dades de selección de objetos por categorías, identificación de cualidades, etc. • Reconocer y clasificar objetos en distintas posicio- nes y en diversas modalidades de representación (constancia de la forma). • Reconocer objetos que no están completos (cierre visual). • Favorecer la memoria visual realizando ejercicios que requieran memorizar objetos aislados, mo- delos abstractos complejos, secuencias visuales y acciones. • Potenciar la coordinación visomotora con acti- vidades de recortado, enhebrado de cuentas, abotonar/desabrochar, atar/desatar, uso de he- rramientas sencillas, etc. 2.3.2. Entrenamiento específico según la afectación en el campo visual 2.3.2.1. Pérdida de campo visual central La musculatura del ojo está fortalecida para dirigir la mirada al frente (posición primaria). Al aparecer un escotoma central, la fijación se sitúa de forma refleja
  • 173. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 173 sobre el mismo, impidiendo ver los objetos o mostrán- dose incompletos, borrosos, torcidos o inclinados. Para evitar estas dificultades, deben encontrar una zona que les proporcione un espacio sano lo más am- plio posible y, a su vez, cercano a la mácula. Es decir, utilizar una visión excéntrica. La modificación de la posición de mirada puede apli- carse a muchas tareas: ver mejor la cara de un familiar, localizar con mayor facilidad la luz de un semáforo, etc. En el capítulo 8 se profundizará en el entrenamiento requerido para la aplicación de la visión excéntrica en la lectura. Mantener la visión excéntrica no es tarea fácil y altera la eficiencia en el uso de destrezas, como la localización, el seguimiento y la exploración. Los músculos oculares no están preparados para modificar el punto de fijación y sufren los mismos efectos que al realizar un ejercicio físico para el que no se está entrenado. La necesidad o no de realizar un cambio de fijación estará en función del tipo de escotoma y de los apren- dizajes de fijación que haya realizado previamente la persona. El entrenamiento es útil cuando existen esco- tomas negativos absolutos o positivos de gran tamaño. En el adiestramiento deben contemplarse dos aspec- tos: a. Toma de conciencia de la existencia de una «nueva forma de mirar». Dirigir sus ojos en
  • 174. 174 Discapacidad visual y autonomía personal una posición diferente a la primaria, con la fi- nalidad de «ver» el objeto y no necesariamente «mirarlo». b. Creación de una falsa mácula (uso de la visión excéntrica). Tras conocer la posibilidad de mirar de otra forma, se deberá localizar la zona más próxima a la mácula (con mejor visión), entre- narla y mantenerla en diferentes situaciones y actividades. Este entrenamiento se realiza en dos fases. Fase estática: localización y mantenimiento de la visión excéntrica Localización de la visión excéntrica El alumno mirará de frente, a la cara del especialista. Este, con un material bien contrastado (por ejemplo, un rotulador), irá señalando diferentes partes de su cara (barbilla, frente, oreja derecha, oreja izquierda) y observará la posición en la que, mirando el rotulador, «ve con mas claridad». Esto no quiere decir que lo haga con total nitidez, pero sí obtendrá una visión mejor que cuando mira de frente. Entrenamiento Practicar la visión excéntrica en el domicilio, durante periodos cortos de tiempo, intentando afianzarla y con- solidarla. Puede usar la pantalla del televisor, un reloj de pared, un cuadro, un florero, etc. El entrenamiento
  • 175. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 175 proseguirá hasta que pueda realizarla casi de forma automática, sin sentir molestias (picor, escozor) y de forma duradera. Fase dinámica Seguimiento con la visión excéntrica El objetivo es la utilización de la visión excéntrica para seguir objetos y personas que se mueven. Al principio se hará estando parado y, posteriormente, mientras se desplaza. Puede utilizar el movimiento de cualquier familiar mientras camina, el de vehículos que circulen lenta- mente, etc. Se deberá mantener la visión excéntrica el mayor tiempo posible, abandonándola cuando note algún dolor en el ojo. Coordinación ojo-mano con la visión excéntrica Todos los ejercicios anteriores, que intentan fortale- cer los músculos oculares, deben servir también para que se consolide la coordinación ojo-mano con la visión excéntrica. Para ello, tratará de coger cosas que se encuentren cerca de él, utilizando la nueva posición de mirada. 2.3.2.2. Pérdida de campo visual periférico Tienen que interpretar el «todo» a través de una de sus «partes», y es esta su mayor dificultad, que se agrava cuanto mayor es la reducción.
  • 176. 176 Discapacidad visual y autonomía personal Las habilidades de exploración, localización, memoria visual y, en general, todas las de tipo perceptivo, tienen mucha importancia. El objetivo del entrenamiento es lograr la exploración mediante movimientos oculares eficaces, para com- pensar la reducción de campo. Se requiere para ello practicar las siguientes habilidades. Exploración La exploración sistemática del entorno es la única forma de obtener información visual correcta, y la forma más eficiente de realizarla es a través de movimientos oculares. Las actividades pueden realizarse con diferentes materiales y en entornos diversos. Deben planificarse pasando por las siguientes fases: • Establecer los límites del campo visual. El alumno debe conocer la repercusión que tiene su reducción de campo, así como la influencia del tamaño y la distancia a la que están situados los objetos. Debe ser consciente de las cosas que «caben» dentro de su campo en una sola fijación y cuándo deberá poner en práctica los movimien- tos exploratorios. • Efecto del movimiento de los ojos. Se consta- tará la funcionalidad obtenida cuando se mueven los ojos cuidadosamente y se explora el entorno más próximo al campo visual estático.
  • 177. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 177 • Exploración de zonas limitadas. El alumno deberá explorarlas con el objetivo de no perder detalle, realizando movimientos oculares. • Exploración en movimiento. Desarrollar patro- nes eficaces de exploración mientras camina, pri- mero lentamente y después a su ritmo de marcha normalizado. Los ejercicios de práctica que pueden realizarse son los propuestos para desarrollar la habilidad de explo- ración (punto 2.3.1, apartado Habilidades de campo visual, de este mismo capítulo). Durante el entrenamiento, el alumno mantendrá y estabilizará la fijación. Esto requiere un gran esfuerzo, pero con la práctica se logra que los periodos sean cada vez más largos. Percepción Mientras se practican los movimientos exploratorios, se incidirá en las habilidades puramente perceptivas para: • Interpretar el todo a través de una parte. «Coger» cada una de las piezas que puede ver e identificar su puesto correspondiente, para llegar a la inter- pretación correcta de lo que está visualizando. • Desarrollar la memoria visual. Buscando en ella se podrán procesar y dar un sentido a las partes del objeto que se están viendo.
  • 178. 178 Discapacidad visual y autonomía personal 3. Percepción auditiva La audición proporciona información relevante sobre el medio y, al igual que la visión, es un sentido global mediante el que se perciben los estímulos de la totali- dad del entorno, favorece la percepción en la distancia —proporcionando una conciencia esencial sobre los acontecimientos que tienen lugar en el espacio inmedia- to— y facilita también la identificación y localización de muchos objetos y características ambientales (Neuhoff, 2004). No obstante, tiene limitaciones, debidas a la in- termitencia, la variabilidad (según la zona o la hora del día) y la temporalidad. Muchos estímulos auditivos se disipan rápidamente, no siendo posible el acceso direc- to a los mismos de forma intencionada, por lo que hay que reconocerlos y codificarlos con rapidez. Además, no proporciona información sobre ciertas característi- cas físicas de los objetos, como su forma, tamaño, etc. (Lowenfeld, 1980). En cambio, los estímulos visuales, por lo general, permanecen durante más tiempo, y no es tan apremiante su procesamiento. El uso eficiente del sonido es esencial si la persona con discapacidad visual desea desplazarse con buena orientación (Lawson y Wiener, 2010) y realizar las ta- reas cotidianas, por lo que la optimización auditiva es uno de los principales objetivos de los programas de rehabilitación. 3.1. Habilidades perceptivas El alumno ha de desarrollar y/o potenciar unas habili- dades que faciliten la interpretación efectiva de la infor-
  • 179. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 179 mación auditiva. De este modo, captará referencias del entorno para utilizar en multitud de actividades. Las habilidades a desarrollar son: • Atención: Es el inicio de la percepción; consiste en estar receptivo a los sonidos el entorno. • Identificación: Reconocimiento e interpretación de la fuente sonora. • Discriminación: Habilidad para seleccionar entre los sonidos identificados; permite distinguir uno concreto que está entremezclado con otros, de- tectando las diferencias entre ellos. La capacidad de discriminación figura-fondo permite diferenciar los estímulos auditivos relevantes de los que no lo son. • Localización: El sonido tiene una serie de carac- terísticas —intensidad, posición de fase de la onda sonora y composición espectral de la señal recibi- da— que, según las diferencias en el momento de llegada a cada oído, permiten localizarlo. De esta forma, se logra ubicar la procedencia del sonido, conocer su dirección, altura y distancia. • Seguimiento: Permite determinar la dirección de una fuente sonora móvil. • Sonido reflejado: Informa de la presencia o au- sencia de obstáculos. Se basa en las propiedades del sonido: reflexión, eco, reverberación, difrac-
  • 180. 180 Discapacidad visual y autonomía personal ción, refracción y absorción. Dentro del sonido reflejado destacan dos aspectos: ◦◦ Ecolocación (localización del eco): Ayuda a determinar la presencia o ausencia de sonido reflejado en una superficie y, por tanto, si hay objetos o pared a los lados de la línea de des- plazamiento. ◦◦ Detección de obstáculos: Se produce gracias a la audición de las altas frecuencias reflejadas por el objeto. Permite determinar la presencia de un obstáculo en la línea de desplazamiento. • Sombra del sonido: Facilita la detección de obstáculos interpuestos entre una fuente sonora y el receptor de la misma por la alteración en la percepción del sonido. Es similar a la sombra visual: un objeto situado entre la fuente sonora y un observador bloquea o amortigua el sonido. Foto 7. Sombra del sonido
  • 181. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 181 El desarrollo de habilidades para el sonido reflejado y para la sombra del sonido requiere una buena ca- pacidad auditiva, ya que intervienen las frecuencias altas. En caso contrario, el entrenamiento no incre- mentará la eficiencia o esta será poco significativa. Por otro lado, la incorporación de estas habilidades puede requerir más tiempo que otras. Es importante que la persona las conozca y que esté atenta a estas sensaciones. 3.2. Entrenamiento auditivo El entrenamiento pretende optimizar el uso de este sentido, que resulta básico en el desplazamiento in- dependiente y en la ejecución autónoma de las tareas cotidianas. En general, el oído se habrá utilizado poco antes de la pérdida de visión, al menos con los matices que se abordan en este apartado. Las condiciones climatológicas afectan a la percep- ción del sonido, por lo que las prácticas se realizarán en distintas condiciones. 3.2.1. Proceso de entrenamiento Se seguirá el procedimiento global descrito en el apartado 1.2 de este capítulo. El uso de un espacio específico denominado «sala de sonido» es muy útil para el entrenamiento auditivo. En ella se pueden manipular de forma controlada todas las variables de los sonidos y realizar un adiestramiento previo antes del entrenamiento en exteriores. Aunque
  • 182. 182 Discapacidad visual y autonomía personal no se disponga de este recurso, es recomendable iniciar el adiestramiento en un espacio interior. Identificación Implicación funcional Captar la mayor parte de los sonidos del entorno, reco- nocerlos y saber cómo pueden utilizarse. Es un aspecto fundamental para el desarrollo de conceptos. Ejemplos: • Interiores: teléfono, puerta, máquina de escribir, etc. • Exteriores: coches, personas, obras, tiendas. El alumno ha de aprender a identificar los sonidos en función de la situación y del objetivo que tenga. Aunque no se puede manipular la información auditiva, sí es po- sible priorizarla en función de la finalidad que se busca. Entrenamiento Se planificarán ejercicios con diferentes sonidos, va- riando la complejidad, la familiaridad y el entorno en que se presentan (sonidos comunes-no comunes, interior- exterior…). El objetivo es captar el mayor número posible. Discriminación Implicación funcional La discriminación de las diferencias y similitudes de los sonidos y la capacidad para asociarlos, es útil en la orientación y movilidad en exteriores, ya que ayuda
  • 183. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 183 a priorizar los sonidos más importantes para tomar decisiones. Al comenzar el entrenamiento auditivo y descubrir la riqueza de estímulos del ambiente, se necesita apren- der a diferenciar, asociar y captar los más relevantes en un momento dado. Se puede hacer de forma vo- luntaria, con una finalidad concreta, como llamada de atención ante un peligro, cambio de orientación, etc. Entrenamiento Se realizarán ejercicios con: • Dos sonidos claramente distintos. • Sonidos cada vez más similares. • Secuencias de sonidos: simultáneos y en tiempos distintos. • Sonidos relevantes — sonidos irrelevantes. Localización Implicación funcional Precisar de dónde procede un sonido o, al menos, su situación general, intentando percibir: • Distancia a la que está. • Dirección: de dónde viene en relación con el cuerpo. • Intensidad: ayuda a identificar la procedencia. Ser capaz de localizar un sonido sirve para dar una respuesta más ajustada, planificar, anticipar y ganar seguridad en la ejecución de una tarea concreta.
  • 184. 184 Discapacidad visual y autonomía personal Entrenamiento La localización auditiva se realiza habitualmente con la comprobación visual, por lo que mejora significativa- mente con la práctica. Ejercitar esta habilidad redunda en una mayor seguridad. Los ejercicios se realizarán combinando: • Posición: estática y dinámica, tanto de la fuente sonora como del alumno. • Pedirle que se gire hacia la fuente sonora, la se- ñale, se desplace hacia ella y coloque su cuerpo de forma paralela y perpendicular al sonido. • El sonido se presentará delante, a los lados, detrás y simultáneamente en todas estas posiciones. • Se situará a diferentes alturas: en la cabeza, por encima de ella y en el suelo. • Se variarán también las distancias: cercana (me- nos de un metro), intermedia (entre uno y tres metros) y lejana (más de tres metros). Seguimiento Implicación funcional Utilizar una fuente de sonido, constante o variable, como apoyo a la movilidad, verificando posiciones en el espacio.
  • 185. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 185 El movimiento del sonido ayuda a tomar decisiones para resolver problemas. Por ejemplo, el tráfico rodado constituye una fuente sonora que ayuda a situarse y desplazarse con el cuerpo paralelo o perpendicular al mismo y, por tanto, permite caminar en línea recta, buscar el lugar adecuado para cruzar una calle, tomar decisiones para recuperar la orientación o reubicar la posición en el entorno. Entrenamiento • Sonido delante. Alejándose-acercándose. • Sonido al lado. Derecha e izquierda. Alejándose- acercándose. • Sonido detrás. Alejándose-acercándose. • Desplazarse caminando de forma paralela al tráfi- co. Derecha e izquierda. • Colocarse con el tráfico: en paralelo (derecha e izquierda) y en perpendicular (delante-detrás). • Seguir fuentes de sonido (pasos, carros…). Detección de obstáculos Implicación funcional Ayuda a detectar la presencia de un obstáculo antes de tener contacto físico con él. Aumenta la seguridad en los desplazamientos, complementando el uso del
  • 186. 186 Discapacidad visual y autonomía personal bastón (por ejemplo: detectar objetos que sobresalen y no se prolongan hasta el suelo). Entrenamiento Se realizarán ejercicios situando obstáculos elevados (pantallas móviles) o fijos (pared). El objetivo es ser consciente de su presencia antes de tomar contacto con ellos. Se facilita si inicialmente se le acompaña o se emite algún sonido. Estas ayudas se irán retirando progresivamente: • Exponer primero a obstáculos frontales, después laterales (derecha e izquierda). • Son necesarias muchas repeticiones. • Comprobar con la mano cuando crea que está cerca. • Iniciar con elementos consistentes (pared). • En exteriores se puede seguir la misma secuencia. Ecolocación Implicación funcional Para detectar claves ambientales que ayuden a des- plazarse con mayor seguridad. Facilita la orientación (percibir las esquinas, las plazas…), caminar en línea recta siguiendo la pared y anticipar situaciones de ries- go (garaje, etc.).
  • 187. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 187 Entrenamiento Se caminará en paralelo a la pared y cerca de la misma, al principio acompañado de un guía y después solo. El objetivo es localizar las puertas y reconocer el tamaño de un lugar (grande o pequeño) por el nivel de absorción de sonido. Se practicará con ambos oídos, primero en interiores, siguiendo después la misma se- cuencia en exteriores. Sombra del sonido Implicación funcional Para detectar la presencia de un obstáculo lateral, a través de una variación del sonido. Proporciona mayor seguridad y eficacia en los desplazamientos. Por ejem- plo, advertir la marquesina de una parada de autobús o un vehículo situado en la calzada. Entrenamiento Situar obstáculos entre el alumno y el sonido. Al prin- cipio se le acompañará en guía e interponiendo objetos grandes; progresivamente realizará los ejercicios de forma independiente y se utilizarán objetos de menor tamaño. 4. Percepción háptico–táctil Aunque la vista y el oído están considerados como los sentidos más importantes, el tacto es potencial- mente una vía perceptiva que proporciona informa-
  • 188. 188 Discapacidad visual y autonomía personal ción que puede ser utilizada funcionalmente. Para las personas ciegas, constituye la principal modalidad para percibir, procesar y almacenar la información sobre las formas en relieve, los objetos y las super- ficies a pequeña y a gran escala (Ballesteros, 1999). Su uso es continuo, ya que no se ejerce en un órgano concreto, sino que se encuentra extendido por todo el cuerpo, aunque la capacidad sensitiva no es igual en toda la piel. Tocar implica dos tipos de percepciones: la que se obtiene al imponer una estimulación sobre la piel (tác- til) y la que se consigue cuando se toca activamente (háptica). La percepción háptica utiliza una combina- ción de información táctil y cinestésica en la que están involucrados no solo los sensores de la piel, sino tam- bién los músculos, tendones y articulaciones (Jansson, 2008). El sistema háptico puede considerarse, según Ballesteros (1994), como un «sistema experto» para relacionarse eficazmente con el mundo, sobre todo en el caso de las personas con discapacidad visual. A través del tacto se percibe contacto, presión y temperatura, y con el registro e interpretación de esta información, ya sea involuntaria o intencionada, se adquieren recursos y estrategias fundamentales para recuperar la autonomía. Por ello, el desarrollo háptico- táctil debe contemplarse entre los objetivos de un pro- grama de rehabilitación. 4.1. Habilidades perceptivas Las habilidades táctiles son:
  • 189. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 189 • Atención: Es el inicio del proceso perceptivo. Consiste en estar receptivo a la captación o bús- queda de estímulos táctiles. Es el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos. • Localización: Permite tomar contacto con una superficie u objeto y puede ser casual o inten- cional. En el primer caso, la información inicial recibida determina la necesidad de continuar o no con el proceso perceptivo. Si es intencional, se requiere de la participación de otras habilidades perceptivas que ayuden a localizar el objeto: au- ditivas, olfativas, cinestésicas, etc. • Exploración: Habilidad para reconocer un objeto o superficie. • Identificación: Permite reconocer el objeto ex- plorado. • Discriminación: Establecer diferencias entre objetos similares; implica ser capaz de identificar de manera exhaustiva y específica. 4.2. Entrenamiento háptico-táctil Como en el resto de los sentidos, se trata de un procedimiento sistemático que consiste en adiestrar las habilidades descritas. Hay que considerar dos aspectos que influyen en el procedimiento de tocar: la manera de abordar el objeto y las cualidades físicas que se pueden analizar.
  • 190. 190 Discapacidad visual y autonomía personal Se puede tocar directamente un objeto o superficie, a través de cualquier parte de la piel, sin ningún elemento interpuesto entre la sensación y esta. Se denomina tacto directo. La información percibida dependerá del núme- ro de receptores por metro cuadrado de la región de la piel afectada. Esta modalidad de tacto es fundamental para que las personas con ceguera puedan localizar y reconocer las cualidades físicas de los objetos. Se puede tocar a través de objetos o texturas, in- terpuestas entre lo explorado y la piel. Se denomina tacto indirecto, y los elementos de contacto pueden ser la ropa, los cubiertos, el bastón, etc. Su interpretación efectiva requiere más entrenamiento, ya que hay que conjugar las habilidades táctiles con las destrezas pro- pias de utilización del elemento interpuesto: bastón, cubiertos, etc.). Ya sea de forma directa o indirecta, el tacto proporciona mucha información del entorno, en función del propósito —temperatura (sol), presión, vibración, peso, medidas, tipo de superficie, relieve, bordes o formas—, que debe aprender a utilizarse según el propósito planteado. Cualquier elemento tiene cualidades físicas con gran valor informativo, a las que hay que prestar más aten- ción durante el entrenamiento: • Peso: Se utilizan materiales de distintos pesos, buscando la discriminación más fina posible. • Forma: Se presentan figuras básicas (círculo, cuadrado, rectángulo y triángulo), aumentando la
  • 191. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 191 complejidad y la irregularidad de las mismas. Son útiles los ejercicios de ensamblar (encajes). Foto 8. Cualidades perceptivas • Tamaño: Se entrena con objetos muy diferen- ciados al principio, que cada vez serán más parecidos. • Textura: Los juegos de texturas sirven para re- conocer y diferenciar las características de liso, rugoso, suave, áspero, etc., haciéndolo con dife- rentes materiales: madera, metal, vidrio, etc. • Temperatura: Se entrena reconociendo fuentes de calor, su distancia, el calor que desprenden, etc. Dependiendo de la actividad, la percepción puede realizarse en estático o dinámico (movien- do las manos).
  • 192. 192 Discapacidad visual y autonomía personal El reconocimiento de estas cualidades se debe reali- zar utilizando tanto el tacto directo como el indirecto y en espacios interiores y exteriores. El desarrollo óptimo de la percepción háptico-táctil requiere un buen nivel de sensibilidad, agilidad y destre- za manual (fina y gruesa), que pueden estar alteradas por alguna problemática física. Es importante exponer al alumno a una amplia gama de situaciones y estímulos, potenciando su curiosidad y mostrándole la riqueza de información que se puede recibir a través del tacto. 4.2.1. Proceso de entrenamiento Se seguirá el procedimiento global descrito en el apartado 1.2. Localización Implicación funcional La localización intencionada, es decir, la búsqueda con una finalidad, permite recoger los estímulos del entorno que ayuden a tomar decisiones, orientarse, resolver problemas o, simplemente, conocer mejor lo que nos rodea. Entrenamiento La realización de la actividad implica movimiento, por lo que se han de incorporar técnicas específicas
  • 193. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 193 (rastreo, protección personal, etc.) y tener en cuenta la orientación. Se utilizarán para los ejercicios objetos comunes, próximos (mesa) y de acceso fácil o habitual, y se irán complicando con materiales menos frecuentes cuya localización implique planificación, búsqueda de alter- nativas o la realización de inferencias a través de otros estímulos. Se combinarán ejercicios de tacto directo e indirecto. Exploración Implicación funcional El desarrollo de un sistema de exploración organi- zado permite extraer datos relevantes, separando la información fundamental de la complementaria, para identificar los objetos de la forma más rápida y funcio- nal posible. Para ello, se someterá al alumno a múltiples expe- riencias que fomenten la adquisición de estrategias de exploración efectiva, reduciendo el tiempo necesario para realizarlas, para incorporar así una nueva forma de percibir, efectiva y funcional, que pueda generalizarse. Entrenamiento Como en otras actividades, se partirá de la observa- ción del sistema de exploración que ya está utilizando el alumno, pues tal vez requiera únicamente alguna indicación para que sea más efectivo.
  • 194. 194 Discapacidad visual y autonomía personal Todos los ejercicios se realizarán bajo las premisas del orden y el método. El objeto ha de recorrerse por completo y de forma organizada: derecha-izquierda, arriba-abajo, con un sistema lógico. De esta forma, se obtendrá la información precisa en un tiempo adecuado. No hay un único sistema válido. En diversos estu- dios los resultados obtenidos son diferentes, aunque coinciden en afirmar que la percepción háptica es una conducta activa. Hay descritos diversos métodos: por poner un ejemplo, se describe el método en tres etapas generales de exploración de Ananiev, Lomov, Vekker y Iarmolenko (1959). 1) Fase de orientación: Implica movimientos de las dos manos, en el aire o sobre la mesa donde se sitúa el objeto, y movimientos de alejamiento de estas respecto al cuerpo, deslizándose, una vez localizado el objeto, a lo largo de la forma, hasta alcanzar un borde distante. Quedará fijada la posición relativa del objeto. 2) Fase de tanteo: Las dos manos circundan el objeto, sin profundizar en los detalles, para formarse una idea general del mismo. 3) Segunda fase de tanteo: Se coordinan los mo- vimientos de las dos manos, tendiéndose a moverse en sucesión y, aparentemente, una actúa como punto de referencia mientras la otra se mueve. Si el objeto se explora con una sola mano, los movimientos de los dedos están coordinados: uno de los dedos queda fijo, como si intentara establecer un punto de referencia, mientras los otros se mueven. Se determina el detalle.
  • 195. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 195 Figura 10. Fases del tacto Identificación Implicación funcional El desarrollo de la capacidad de observación y aná- lisis facilita el reconocimiento de los objetos. Cuantos más recursos tenga el alumno, más fácil le resultará distinguir los aspectos significativos de los secundarios y más efectivas serán las identificaciones. Los estímulos auditivos que nos rodean son abun- dantes y no siempre pueden percibirse. Algunas veces pueden provocar más bloqueo que ayuda. El alumno debe conocer la influencia que tienen en la identificación el tiempo disponible para explorar, los aspectos psicofísicos (cómo cambia la percepción al variar las dimensiones «puras» del estímulo), las ilu- siones perceptivas, etc. De esta forma, podrá poner las medidas necesarias y reaccionar correctamente ante
  • 196. 196 Discapacidad visual y autonomía personal posibles distorsiones, sacando un mayor partido de una situación concreta. Entrenamiento Se realizarán ejercicios de tacto directo e indirecto con diversidad de objetos, de más conocidos y comunes a más novedosos y poco frecuentes. Como siempre, se variarán las formas, pesos y texturas de los materiales, con dificultad creciente. Discriminación Implicación funcional Permite distinguir objetos similares entre sí, ya sea por diferencias o similitudes en su forma, naturaleza, tamaño, peso, temperatura, textura, etc. Entrenamiento Se realizarán ejercicios de tacto directo e indirecto con: • Objetos claramente distintos. • Objetos cada vez más similares. 5. Percepción del olfato y el gusto El gusto y el olfato funcionan de forma complemen- taria. El olfato informa de los cambios que ocurren en el medio aéreo y el gusto en el medio acuoso de la saliva. Ambos se complementan en la percepción del sabor, y cumplen requisitos similares de estructura química,
  • 197. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 197 grados de concentración, solubilidad, temperatura, hu- medad y tiempo de presentación. Aunque habitualmente se considera que el oído y el tacto son los sentidos más importantes para las personas con discapacidad visual, el olfato y el gusto son también de gran utilidad, ya que contribuyen a complementar la entrada de información sensorial, incrementando la seguridad y eficacia en la realización de las actividades cotidianas. Son pocas las investigaciones sobre el olfato y el gusto, pero el panorama puede cambiar si se con- firman los resultados preliminares de un estudio llevado a cabo por Ferdenzi, Coureaud, Camos y Schaal (2010), que indica que los niños con deficiencia visual prestan más atención y reaccionan con más frecuencia a las percepciones olfativas, y que estas les proporcionan una interesante información sobre las características, no solo de los elementos del entorno, sino también de las personas con las que interactúan. 5.1. Habilidades perceptivas Las habilidades perceptivas que proporcionan son: • Atención: Es el inicio del proceso perceptivo; consiste en estar receptivo a los estímulos olfati- vos y gustativos. • Identificación: Conlleva reconocer el máximo de olores y sabores. • Descripción: Se potencia la explicación detallada de las cualidades, características o circunstancias de
  • 198. 198 Discapacidad visual y autonomía personal algo o alguien, para aumentar la capacidad receptiva de estos estímulos. Las principales cualidades son: ◦◦ Fuerte/suave. ◦◦ Agradable/desagradable. ◦◦ Dulce/amargo. ◦◦ Seco/húmedo. • Reconocimiento: Distinguir algo por sus rasgos o características, logrando establecer asociacio- nes de objetos, lugares o personas por su olor. • Discriminación: Permite diferenciar objetos similares e implica un nivel de identificación ex- haustivo y específico. 5.2. Entrenamiento olfativo y gustativo Se realizarán ejercicios presentando distintos pro- ductos y alimentos, con grado decreciente de fami- liaridad. Se debe intentar presentar una gran riqueza de estímulos para dotar del máximo de recursos y así potenciar todas las habilidades descritas. El objetivo es establecer asociaciones de objetos, lugares o personas con su olor o sabor, para conseguir una nueva vía de información útil. 6. Percepción cinestésica Cuando la visión es deficiente, todos los sistemas sensoriales contribuyen a la toma de conciencia de la propia posición y de la del resto de personas y objetos,
  • 199. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 199 con respecto a uno mismo y entre sí. Pero existe una percepción que ayuda a integrar toda esta información y que tiene un peso fundamental en el logro de autonomía: la cinestesia, también denominada «propiocepción». El sentido cinestésico es interno y somático, e informa de la posición del cuerpo y de sus segmen- tos, del movimiento y de la intensidad del mismo, de los desplazamientos de las partes y de cómo están orientadas. Proporciona también datos sobre la posi- ción relativa y el esfuerzo muscular. Una determinada posición especifica la posición de un miembro respecto al cuerpo, y este, a su vez, su posición respecto al espacio en que se encuentra. Esta armonía se rige en muchas ocasiones de forma visual. A nivel funcional, podemos decir que el sentido cutá- neo informa, a través de los receptores situados en la piel y de sus fibras nerviosas asociadas, de la estimula- ción recibida en la superficie externa del cuerpo. Por su parte, el sistema cinestésico lo hace sobre la posición, estática o dinámica, de sus distintas partes. La visión ayuda a compensar estos referentes. En el caso de la persona con discapacidad visual, el control pasa a ser interno, utilizando el sentido cinestésico. A diferencia de otras destrezas motoras, que se adquieren básicamente durante unos momentos concretos del de- sarrollo, la propiocepción puede mejorarse en cualquier edad (Rosen, 2010). En definitiva, gracias al sentido cinestésico se con- siguen la locomoción y el desplazamiento seguro. Las
  • 200. 200 Discapacidad visual y autonomía personal personas con problemas visuales pueden presentar alteraciones específicas, y hay que tener en cuenta que en la evaluación y desarrollo de estos aspectos es esencial el trabajo en equipo, con la participación de fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, expertos en el conocimiento del desarrollo motor. Rosen (2010) sugiere también la importancia de la colaboración de la familia, de los profesionales de educación física adapta- da y de otros educadores. 6.1. Habilidades perceptivas El desarrollo y potenciación de las habilidades cines- tésicas ayuda a conseguir el control del cuerpo, aspecto fundamental para recuperar la autonomía. Estas son distintas a las del resto de los sentidos, ya que, en este caso, los estímulos proceden del propio cuerpo. Se precisan las siguientes habilidades: • Atención: Es el inicio del proceso perceptivo; consiste en estar receptivo a las sensaciones internas, notar movimientos, compensaciones o posturas desajustadas. • Postura: Percepción precisa de la verticalidad; está en función de la conciencia visual y cines- tésica; es complicado evaluar la posición en el espacio al carecer de claves visuales. • Girar: Acción de moverse, desviarse o cambiar de dirección, siendo consciente de los cambios en la posición del cuerpo.
  • 201. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 201 • Sensación de inclinación: Implica notar la des- viación del cuerpo con respecto a su eje vertical. Aporta información sobre la presencia de una pendiente. • Equilibrio: Capacidad para adaptar o mantener cualquier posición corporal en relación a la fuerza de gravedad. En un estado de equilibrio corporal, la localización exacta del centro de gravedad variará de un individuo a otro, según lo haga la distribución del peso. Sin embargo, cuando se habla de «estabilidad», ya no es necesario el prerrequisito de una distribución del peso propor- cionado de modo preciso: basta con que el centro y la línea de gravedad permanezcan dentro de ciertos límites. • Memoria muscular: Apreciación de la ejecución de un movimiento o del espacio recorrido en una distancia concreta. • Línea recta: Mantenerla es una de las tareas más difíciles y, a la vez, más importantes para lograr un desplazamiento eficaz y gratificante. La influencia de la visión para conservarla es tan primordial como intentar recuperarla a tra- vés del control consciente de los movimientos corporales. Estas destrezas se producen interactuando entre sí y están directamente relacionadas con los conceptos espaciales de verticalidad, horizontalidad, paralelismo y perpendicularidad.
  • 202. 202 Discapacidad visual y autonomía personal 6.2. Entrenamiento cinestésico El control del cuerpo y sus movimientos podrán fa- cilitar o dificultar, en gran medida, las relaciones espa- ciales. A través del entrenamiento, se pretende tomar conciencia de la importancia de desarrollar todas las habilidades hasta unos niveles óptimos, por la enorme repercusión que tienen en la mayoría de las actividades que habitualmente se realizan. 6.2.1. Proceso de entrenamiento Se seguirá el procedimiento global descrito en el apartado 1.2. Postura corporal Implicación funcional Mantener una postura correcta es fundamental para lograr un desplazamiento adecuado. El alumno debe im- plicarse activamente en las correcciones de su postura. Hay que diferenciar entre una postura socialmente correcta y un error postural que provoca desviaciones y alteraciones en la marcha, la deambulación y el equilibrio. Entrenamiento Si se producen desviaciones (compensatorias o no), se determinará el origen de las mismas, introduciendo las modificaciones que puedan ayudar a contrarrestar- las, reforzándolas si es necesario con el uso del bastón.
  • 203. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 203 Los cambios posturales son difíciles de incorporar y pueden producir malestar físico, sobre todo inicialmen- te, por lo que se requiere del seguimiento y apoyo del entorno familiar. Los ejercicios se realizarán: • Primero, el alumno parado (en estático). Se ob- servará la colocación de la estructura corporal: cabeza, hombros y cadera, así como la correcta alineación entre ellas. • Se repetirán en movimiento (andando y corrien- do), ya que así, gran parte de las desviaciones se hacen más visibles. Una vez determinada la desviación, se le hará cons- ciente de cómo compensarla: colocando los pies de una forma determinada, logrando el equilibrio de hombros o tal vez evitando una rotación de cadera. Foto 9. Fases de una marcha normalizada Hay que insistir en la importancia del efecto compen- satorio, cuya corrección puede exceder las competen- cias del especialista. En este caso, se buscarán profe-
  • 204. 204 Discapacidad visual y autonomía personal sionales de apoyo o se intentarán paliar las deficiencias con otro tipo de estrategias. Por ejemplo, si la postura afecta a la marcha, se reforzará el entrenamiento au- ditivo, se compensará con las técnicas de bastón o se seguirá manteniendo contacto constante con la pared, dependiendo de cada caso. Girar Implicación funcional El alumno tomará conciencia de los movimientos a realizar, ya que lo contrario es la causa más fre- cuente de desorientación. Para ello, se «visualizará» en el espacio y planificará los movimientos exactos necesarios para localizar un objeto o para ir a algún lugar. También conseguirá calcular y adecuar sus mo- vimientos cuando no localice el objetivo deseado. La finalidad es realizar el movimiento con éxito, lo cual implica, en su caso, ser capaz de analizar las causas de la falta de exactitud para corregirlas adecuada- mente. El alumno debe ser consciente de la importancia de conocer los cambios en la posición de su cuerpo, princi- palmente cuando realiza giros, incluso si son mínimos. Para ello, deberá desarrollar criterios para estimar la magnitud o el ángulo del giro. Entrenamiento Se realiza partiendo de tres requisitos: conciencia de la posición corporal, postura correcta y buen equilibrio.
  • 205. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 205 Paralelamente, hay que tener en cuenta los dos compo- nentes del giro: • Motórico: movimientos necesarios para realizar los diferentes giros. • Conceptual: implica relaciones espaciales cada vez que se realiza cualquier movimiento. Figura 11. Planos corporales del giro En este apartado, nos centraremos en los compo- nentes motóricos. Los conceptuales llevan implícitos aspectos más abstractos y directamente relacionados con la orientación, por lo que se detallará su entrena- miento en el apartado de organización espacial.
  • 206. 206 Discapacidad visual y autonomía personal Los ejercicios serán primero en estático y luego en dinámico, trabajando los siguientes movimientos: media vuelta, cuarto de vuelta, 180º, 90º, etc. La terminología a utilizar se acuerda inicialmente con el alumno, para asegurar la comprensión. Durante las sesiones se le observará de frente y a ambos lados, comprobando la exactitud de sus movimientos (pies, hombros, caderas o una combinación de ambos). Los giros implican un cambio de la posición del cuer- po en el espacio, por lo que se buscarán elementos que sirvan de referencia para confirmar su adecuación (pared, barandilla, etc.). Si presenta dificultades, se comprobará si son des- viaciones similares y hacia el mismo lado. Si estas se repiten y se puede determinar el origen se intentará su concienciación y reajuste. El entrenamiento es costoso y puede deberse a problemas posturales antiguos. En estos casos, la motivación y las correcciones de las personas del entorno son fundamentales. Si es preciso, se consultará con un fisioterapeuta. Si al trabajar con la persona parada no hay una mejora perceptible, será difícil conseguir cambios cuando se introduzca el movimiento. De igual forma, algunas presentan diferentes niveles de ejecución en estático y en dinámico, porque en el primer caso solo deben concentrarse en un aspecto, mientras que en movimiento intervienen diferentes variables, como percepción auditiva, táctil, línea recta, etc., que pueden alterar tanto en positivo como en negativo su funcionamiento.
  • 207. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 207 Cuando se trabaja en movimiento, la marcha será fluida, evitando un error frecuente que consiste en interrumpirla bruscamente, es decir, pararse para rea- lizar el giro y reanudar a continuación la marcha. Es necesario que el alumno normalice sus movimientos en la medida de lo posible. Inicialmente, el especialista acompañará la realiza- ción del giro en movimiento, para después limitarse al apoyo verbal. Percepción de la inclinación Implicación funcional Adquirir conciencia de la posición del cuerpo con respecto al eje vertical. La percepción de inclinación es diferente si se trata de una subida o de una bajada y, en cualquier caso, requiere un reajuste del equilibrio y la postura. Percibir la inclinación es útil para tomar decisiones y captar referencias, y asociada a otras percepciones sensoriales (visuales, auditivas o táctiles) permite ubicarse en el espacio y determinar posibles puntos conflictivos (vados, garajes y cruces) o característicos (una calle muy empinada). Entrenamiento Se expondrá al alumno a desniveles de subida y, pos- teriormente de bajada, de mayor a menor inclinación. La percepción de la inclinación será cada vez mayor
  • 208. 208 Discapacidad visual y autonomía personal y conseguirá compensar la postura y el equilibrio, con mayor rapidez y eficacia. Equilibrio Implicación funcional Conseguir que el centro de gravedad permanezca dentro de los límites para lograr el equilibrio, de- pende de la equiparación de las fuerzas que actúan sobre el cuerpo. Si el alumno no posee referentes sensoriales eficaces, dependientes del oído o de la visión, ha de ser capaz de compensarlos a través del control muscular. La finalidad es ser consciente de cuándo se produce un desequilibrio, y poner en marcha los mecanismos precisos para compensarlo. Si no se consigue, se desarrollarán otras alternativas para lograr la estabi- lidad necesaria, la cual garantice la seguridad durante la marcha. Entrenamiento Es necesario tener en cuenta que algunos trastornos posturales producen alteraciones del equilibrio: • Referidos a la columna vertebral. • Escasa movilidad de la cabeza, acompañada de contracción muy marcada de la nuca y de la cin- tura escapular (articulación de los hombros y de la espalda).
  • 209. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 209 • Perturbaciones del modo normal de colocar el pie y de la forma de moverlo. El entrenamiento se realizará en estático y dinámi- co. Se inicia en interior, con la ejecución de ejercicios controlados y desarrollando pautas para compensar las dificultades corporales. El alumno ha de lograr un mínimo equilibrio antes de iniciar el desplazamiento con el bastón en exterio- res. Si no se alcanza, hay que plantear alternativas, que pueden ser el control de la velocidad de la marcha (más lenta), el uso de un bastón de apoyo o limitar los recorridos a zonas muy conocidas. En cualquier caso, es fundamental que prime la seguridad. Memoria muscular Implicación funcional Es una habilidad de los músculos para repetir movi- mientos idénticos durante un periodo de tiempo. Está presente en multitud de actividades cotidianas, desde comer hasta moverse por lugares conocidos. Este tipo de movimientos permite realizar las tareas de manera rápida, segura y eficaz. Su aplicación tiene muchas posibilidades, tanto en interiores como en exteriores, siempre y cuando sean tareas periódicas y repetitivas. Por ejemplo, permite de- terminar la longitud de tramos concretos, de un itinerario o un recorrido habitual, y facilita la ejecución de movi- mientos que requieren tareas frecuentes y repetitivas.
  • 210. 210 Discapacidad visual y autonomía personal Puede utilizarse para: • Calcular distancias en recorridos o usarlas como referencias para la orientación. • Localizar objetos y manipularlos: alcanzar, pulsar, asir, sostener, soltar, etc. Se calcula la distancia, el movimiento, la intensidad necesaria, etc. Entrenamiento El entrenamiento empieza por explicar al sujeto la cotidianeidad de estos movimientos, y cómo puede conseguir su automatización para ganar eficacia en sus tareas. Tipos de ejercicios: • Sentado: movimiento de brazos (subir y bajar), de manos (abrir y cerrar), de piernas (delante y detrás). • De pie: movimiento de brazos, manos y piernas. • Andando: distancias cortas, incrementando su longitud progresivamente. Línea recta Implicación funcional Mantener la línea recta durante el desplazamiento mejorará la eficacia y la seguridad. Es importante deli-
  • 211. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 211 mitar la influencia que tiene cada sentido en su correcta ejecución: referencias visuales, compensación auditiva o aspectos cinestésicos (desviaciones posturales). Cuando se observan desviaciones en la línea de des- plazamiento es importante analizar la frecuencia con que se producen y hacia qué lado. Localizar la posible implicación de las áreas anteriores ayudará a seleccio- nar la estrategia más adecuada para compensarlas. Si se produce una desviación, el alumno conocerá hacia donde, así como la forma más adecuada para corregirla, y tendrá en cuenta que necesitará trabajar constantemente para incorporar la compensación. Entrenamiento Se detectarán posibles desviaciones haciendo que camine sin auxiliares de movilidad y sin el apoyo de referencias auditivas, táctiles o visuales. Los espacios amplios y poco transitados (pasillo largo, salón diáfano, patio interior, una plaza, la azotea de un edificio) son lugares adecuados. Durante la marcha, se le observará por detrás, por delante y de lado, y se determinará si la desviación se repite sistemáticamente, hacia donde y los grados de la misma. Puede repetirse durante la marcha rápida o incluso corriendo, ya que los mecanismos de control disminuyen y afloran los posibles problemas. Una vez determinado el origen del problema (pies, hombros, caderas, etc.), se intentará compensar con
  • 212. Cuadro 1. Habilidades perceptivas 212 PERCEPCIÓN VISUAL PERCEPCIÓN PERCEPCIÓN PERCEPCIÓN PERCEPCIÓN PERCEPCIÓN HÁPTICO- OLFATIVA- AUDITIVA CINESTÉSICA ESPACIAL Tipo de TÁCTIL GUSTATIVA Desarrollo Visual alteración Eficacia Campo Análisis y pro- Perdida de Repertorio Atención Atención Atención Atención Visual Visual cesamiento campo visual conceptual Pérdida de Habilidades Fijación Localización Discriminación campo visual Identificación Localización Identificación Postura motoras periférica Distinción Visión Habilidades Seguimiento Exploración Discriminación Exploración Descripción Giros Figura-fondo borrosa sensoriales Movimientos Constancia de Sensación de Habilidades Nistagmus Localización Identificación Reconocimiento sacádicos la forma inclinación cognitivas Enfoque Cierre visual Seguimiento Discriminación Discriminación Equilibrio Memoria Sonido reflejado: Memoria visual Ecolocación muscular Sonido Reflejado: Sentido Línea recta del obstáculo Sombra del sonido Discapacidad visual y autonomía personal
  • 213. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 213 ejercicios posturales y de reestructuración de los movi- mientos, teniendo en cuenta los conceptos que se han ido exponiendo. No siempre resulta fácil corregir las desviaciones, por lo que se pueden complementar con ayuda del bastón de movilidad o con la utilización de sonidos. Observación general de todos los sistemas perceptivos La optimización de la percepción sensorial tiene como objetivo dotar de nuevos recursos y estrategias para afrontar la pérdida de visión de forma más ajus- tada. Su desarrollo y aplicación es la base de todos los aprendizajes posteriores. Por ello, se han recogido en un esquema (cuadro 1) las implicaciones funcionales que cada habilidad perceptiva tiene en la realización de las distintas actividades, a las que se irá haciendo referencia a lo largo del manual. Igualmente, se detallan en otro cuadro las habilida- des perceptivas a desarrollar (cuadro 2) para obtener una optimización sensorial adecuada. Cuadro 2. Implicación funcional de las habilidades perceptivas en la realización de las actividades cotidianas PERCEPCIÓN VISUAL, servirá para: • Dirigir la mirada. • Seguir distintos estímulos.
  • 214. 214 Discapacidad visual y autonomía personal • Mantener la visión nítida a distintas distancias. • Encontrar un objetivo en el entorno. • Recorrer de forma sistemática un espacio • Usar funcionalmente la visión excéntrica. • Controlar el campo visual. • Interpretar correctamente la información visual. • Establecer la posición en el espacio. • Sortear obstáculos. • Detectar desniveles. • Percibir la profundidad. • Mantener una línea recta. • Controlar el tráfico. • Identificar, localizar y discriminar colores, contrastes, formas, tamaños de letras y números, técnicas de bús- queda sistemática, etc. • Utilizar de forma eficiente las ayudas ópticas, electró- nicas y los filtros, en el caso de utilizarlos. • Lograr una coordinación óculo-manual en el uso de las ayudas ópticas, electrónicas y los filtros. • Acceder a la información escrita. PERCEPCIÓN AUDITIVA, servirá para: • Identificar y discriminar sonidos relevantes, simultá- neos y necesarios. • Seguir una pared. • Mantener la línea recta. • Localizar objetivos. • Interpretar entornos: huecos, obras, etc. • Detectar y evitar obstáculos laterales y frontales. • Determinar la distancia y dirección de un sonido. • Escuchar descripciones espaciales. • Disponer de información de aspectos lejanos. • Apreciar profundidad.
  • 215. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 215 • Localizar e identificar referencia e indicadores. • Interpretar el tráfico y tomar decisiones de cruce. • Advertir situaciones de peligro. • Anticipar situaciones. • Planificar alternativas. • Controlar el entorno. • Ayudar a la orientación. • Detectar claves ambientales. • Advertir de situaciones cotidianas: punto de ebullición, transvase de líquidos, etc. • Alinearse en los cruces. PERCEPCIÓN HÁPTICO-TÁCTIL, servirá para: • Discriminar: marcas, teclados, consistencia de alimen- tos, derecho y revés de las prendas, etc. • Identificar: dobleces, pinzas, arrugas, modelos, formas, texturas, etc. • Manipular: fundas, bajeras, embozos, dobleces, alisar, etc. • Diferenciar: texturas, pesos, tamaños, temperaturas, formas, restos de suciedad, materiales o composición, estado de la piel y cabello, etc. • Interpretar la información recibida a través del bastón (tacto indirecto) o los cubiertos (técnicas de comida). • Alinearse con una superficie. • Interpretar sensaciones a través de la piel: calor, vien- to. • Interpretar información recibida con los pies (tacto indirecto). • Interpretar la información con el seguimiento de super- ficies o utilizando las protecciones. • La lectura de planos en relieve. • Manejo de ayudas ópticas: colocar lentes supletorias, pilas, montar suplementos, etc.
  • 216. 216 Discapacidad visual y autonomía personal • Localizar objetos y obstáculos. • Permitir seguimiento de superficies. • Permitir localizar objetos caídos. • Facilitar la movilidad activa en técnica guía. • Reconocer marcajes adaptados. • Notar la intensidad de una fuente de calor. • Establecer un sistema de exploración efectivo. • Leer en braille. PERCEPCIONES OLFATIVA Y GUSTATIVA • Identificar y discriminar alimentos y productos (carac- terísticas, caducidad, etc.). • Interpretar referencias. • Localizar objetivos. PERCEPCIÓN CINESTÉSICA, servirá para: • Mantener la línea recta. • Caminar con naturalidad. • Establecer paralelismo y perpendicularidad con objetos o superficies. • Calcular distancias. • Localizar, apartar y reubicar objetos. • Realizar movimientos coordinados de manos y brazos al extender, sacudir, arrastrar, recorrer, escurrir, trans- portar objetos, conocer partes del cuerpo, cara, etc. • Percibir la posición de nuestro cuerpo. • Mantener una postura y marcha adecuadas. • Controlar y ser conscientes de los giros que se ejecu- tan. • Detectar desniveles. • Lograr seguridad al subir y bajar escaleras. • Mantener la estabilidad. • Notar irregularidades.
  • 217. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 217 • Establecer relaciones espaciales al desplazarse. • Poseer una imagen corporal adecuada. • Lograr una gama de movimientos articulares adecua- da. 7. Organización espacial Para cualquier persona, desplazarse por un entorno, conocido o desconocido, y hacerlo con seguridad, efica- cia e independencia, es básico. Para proceder de forma adecuada, ha de ser capaz de mantener la orientación en cada momento de la marcha y conocer los elementos que configuran el entorno y su disposición. La orientación es un proceso complejo que se cons- truye desde la infancia y en el que intervienen diferen- tes componentes. Requiere de la codificación espacial, la cual —de acuerdo con Millar (2008)—, para que se produzca, es crucial que tenga información de claves de referencia, que, en el caso de las personas sin vi- sión, están centradas en el propio cuerpo y se nutren de inputs sensoriales. De esta forma, se produce la organización del espacio, basada en la estructuración espacial y la orientación espacial. La estructuración espacial es la capacidad para esta- blecer relaciones entre los elementos. No es innata, se elabora y construye mediante la acción y la interpreta- ción de todos los datos registrados por los sentidos, por lo que debe tenerse especialmente en cuenta en el caso de los niños pequeños. Según Piaget (1970), los niños
  • 218. 218 Discapacidad visual y autonomía personal ciegos tienen la gran desventaja de no poder hacer las mismas coordinaciones en el espacio que los que tienen una visión normal, por lo que el desarrollo de su in- teligencia sensorio-motora (0-2 años) está seriamente impedida. Por esta causa, se produce un mayor retraso en el desarrollo de su pensamiento representacional, y el lenguaje no es suficiente para compensar la deficien- cia en la coordinación de acciones. La orientación espacial es el proceso mediante el cual la persona emplea los sentidos para establecer su posición y relación con los demás objetos significativos del medio (Hill y Ponder, 1976). La organización mental del espacio constituye el mar- co de referencia que utilizamos para el desplazamiento, y puede realizarse en función de: • la posición de uno mismo (sistema egocéntrico), • las claves dominantes del medio (sistema topo- céntrico), • las estructuras externas —por medio de patrones geométricos— (sistema cartográfico), y • los puntos cardinales (sistema polarcéntrico). La discapacidad visual limita y condiciona las posi- bilidades de autonomía en el espacio. El especialista debe conocer en profundidad los procesos que rigen la orientación espacial, facilitando claves y recursos que favorezcan su consecución.
  • 219. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 219 En este manual, el entrenamiento en orientación se plantea en dos etapas: la perceptiva (en este apartado) y su aplicación en los desplazamientos (v. capítulo 10). 7.1. Habilidades a desarrollar Mediante la visión, colocamos el cuerpo y lo relacio- namos con algún punto significativo del entorno para establecer una orientación espacial. Las personas con discapacidad visual deben sustituir o complementar esa capacidad que proporciona la visión por otras ha- bilidades perceptivas específicas. Han de disponer de una imagen corporal adecuada, explorar el entorno y establecer límites entre el propio cuerpo y el exterior. Muchas de las habilidades se han ido desarrollando des- de la infancia, por lo que, en ocasiones, solo requerirán una adaptación y un ajuste. Estas son: • Repertorio conceptual: Es prioritario y previo para poder desplazarse y establecer cualquier tipo de relación con el medio. Lowenfeld (1948, 1980) se refirió al control del entorno y a la relación con este como una de las limitaciones básicas de la ceguera, porque la visión es el único sentido que permite conocer múltiples detalles de los objetos de forma global y, por tanto, adquirir conocimien- tos de las relaciones de forma, tamaño y posición. • Habilidades motoras: El marco de referencia que principalmente utilizan las personas con discapacidad visual es su propio cuerpo, indepen- dientemente de la situación espacial en que se encuentren y de sus relaciones con los objetos.
  • 220. 220 Discapacidad visual y autonomía personal Cuando no hay problema visual, los referentes son menos egocéntricos y, por ello, más estables. Es un cambio a tener en cuenta. • Habilidades sensoriales: Para lograr la orien- tación, precisan obtener la información ambiental que proporcionan la visión, el oído, el tacto, el olfato y el gusto. • Habilidades cognitivas: La orientación es un proceso cognitivo que se inicia con la recogida de información del entorno, su organización y, por último, su almacenamiento, para luego poder evo- carla. Este proceso variará en la medida en que lo hagan cualquiera de los aspectos físicos, emocio- nales, simbólicos, etc., que conforman el entorno. Entrenamiento El proceso de orientación es complejo, por lo que es importante plantearlo como un objetivo a trabajar desde el inicio del programa. El punto de partida será el nivel de orientación previo. Es frecuente que algunas personas tengan más facilidad para orientarse que otras, probablemente por carencias anteriores a la pérdida de visión. El entrenamiento de algunas de las habilidades descritas (sensoriales) se ha desarrollado en puntos anteriores de este mismo capítulo. Se seguirá el procedimiento global descrito en el apartado 1.2.
  • 221. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 221 Repertorio conceptual Implicación funcional Según Hill y Blasch (1980), el concepto es una re- presentación mental, imagen o idea de lo que algo debería ser. El desarrollo conceptual facilita entender las características de los objetos y sus relaciones, la comprensión y aplicación de los mismos resulta primor- dial para desenvolverse en el entorno. Se valorará si está adquirido e interiorizado, y, en caso contrario, será necesario trabajarlo previamente. Entrenamiento El desarrollo conceptual no solo influye en la per- cepción espacial, pero se aborda en este apartado por considerar que interviene en la mayoría de las activida- des cotidianas que realiza la persona con discapacidad visual. Es importante tener en cuenta el nivel cultural y social para valorar y entrenar estos aspectos. Los conceptos que se necesitan para realizar gran parte de los aprendizajes son: • Temporales. • Cuantitativos. • Dirección y posición. • Forma. • Medida. • Acción. • Objetos ambientales. • De topografía. • De textura.
  • 222. 222 Discapacidad visual y autonomía personal El objetivo es lograr un desarrollo básico de: • los conceptos espaciales, para ser capaz de esta- blecer posiciones; • la posición de uno mismo, para entender la dispo- sición de un lugar con respecto a sí mismo; • la posición, las características y las relaciones de los objetos, para orientarse. Habilidades motoras Implicación funcional Cuando hay un problema visual, cualquier ligero cambio en la posición inicial del cuerpo, puede signi- ficar desviaciones grandes en el espacio. El inicio del desplazamiento parte del propio cuerpo, su movimiento va dirigido a ejecutar una acción con una finalidad de- terminada. Tomar conciencia de esto es el primer paso para lograr la orientación. Entrenamiento En la organización espacial están implicados diferen- tes aspectos: • Esquema corporal: Su adquisición es un proceso evolutivo que se inicia en los primeros meses de vida. En el trabajo con niños con discapacidad visual, debe incluirse dentro de los programas (v. capítulo 11). Con adultos se valora si está bien incorporado.
  • 223. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 223 • Lateralidad: Forma parte del esquema corporal y es consecuencia de la actividad motriz, se define como el sentimiento interno de la direccionalidad o del movimiento corporal en relación con el espacio circundante. Se desarrolla junto con la concep- tualización verbal de los componentes espaciales: arriba-abajo, derecha-izquierda, delante-atrás. Al igual que en el caso del esquema corporal, su desarrollo es evolutivo. • Equilibrio: En el punto 6 de este capítulo, se ha explicado la importancia del control del cuerpo, su entrenamiento y optimización. • Giros: Tienen un componente motórico (tratado igualmente en el punto 6) y otro conceptual, que implica la actualización de las relaciones espa- ciales cada vez que se realiza un movimiento. El componente conceptual afecta directamente a la orientación y es básico para las personas con discapacidad visual. Implica pasar de utilizar referentes externos para establecer relaciones espaciales, a emplear otros de tipo interno por la ausencia o menor fiabilidad de los primeros. Los giros implican control corporal, lateralidad, orien- tación, imagen espacial y relaciones espaciales, aspec- tos fundamentales para una movilidad independiente. El entrenamiento debe realizarse combinando los ejercicios de tipo motórico y conceptual. Para llevarlo a cabo, se parte del establecimiento de cuatro puntos de referencia, dos en el plano sagital (derecha–izquierda)
  • 224. 224 Discapacidad visual y autonomía personal y dos en el frontal (anterior–posterior). Por ejemplo: delante «mesa», detrás «puerta», derecha «silla» e izquierda «pared». El alumno deberá repetir las refe- rencias antes de iniciar la secuencia, que se realizará en posición estática: • Organización espacial simple. Ubica las referen- cias con respecto a sí mismo tras realizar el giro. Ejemplo: «Gira un cuarto de vuelta a tu derecha, ¿qué tienes de frente, a la derecha, a la izquierda, detrás?». • Reorganización espacial simple. Anticipa el movi- miento a realizar para ubicarse respecto a unas referencias. Ejemplos: «¿Qué giro has de realizar para tener a tu derecha la silla?», «¿Qué giro has de realizar para tener detrás la pared?». • Organización espacial compleja. Ubica referencias con respecto a otra persona. Ejemplo: el espe- cialista situado frente a él, «¿Qué tengo yo a mi izquierda?». • Reorganización espacial compleja. Anticipa el movimiento a realizar para establecer relaciones espaciales respecto a otra persona. Ejemplo: el especialista situado frente a él, «¿Qué giro tengo que realizar para tener la silla a mi derecha?». Con los resultados se determina el nivel de partida. Si no es satisfactorio, hay que realizar un entrenamiento pautado y sistemático que empezará con objetos con- cretos y que se puedan tocar, situados en un espacio
  • 225. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 225 reducido. Es preferible iniciar el trabajo sobre el propio cuerpo: sujeto frente a una pared, y a su espalda y a los lados colocar elementos fácilmente identificables (silla, mesa, papelera, etc.), para que al girar pueda ubicarlos, comprobando táctilmente la corrección de la organización espacial. Poco a poco, realizar razona- mientos abstractos, pasar a dos dimensiones con obje- tos sobre una mesa que le permitan llegar a interpretar esquemas espaciales más o menos sencillos (v. capítulo 10, 2.6. Uso de planos, maquetas y otras ayudas a la orientación). Habilidades cognitivas Implicación funcional Los datos sensoriales son percibidos de forma con- tinua, pero es mediante un proceso de análisis que se juzga la información relevante para el propósito desea- do. Tras esa selección, se elabora un plan, y únicamente en la ejecución es cuando se advierte si ha habido un error. También puede ocurrir que durante la selección y planificación se perciban nuevos datos sensoriales que alteren la estrategia. En definitiva, la orientación no es un proceso único, sino que se compone de varios procesos cognitivos: percepción, análisis de los datos perceptivos, selección, planificación y ejecución. La finalidad es crear un mapa cognitivo, que es la imagen espacial o el esquema mental de la información relevante y organizada del espacio, para conseguir des- plazamientos eficaces por el entorno (Tolman, 1948). El objetivo de los mapas cognitivos es facilitar la movilidad
  • 226. 226 Discapacidad visual y autonomía personal entre diferentes puntos con la posibilidad de poder elegir rutas alternativas. Por ejemplo, si se conoce el camino entre los puntos A y B, y entre el B y el C, se debería po- der ir directamente del A al C, aunque fuera desconocido. Figura 12. Mapa cognitivo Una vez que el alumno posea un mapa cognitivo a cualquier nivel de organización, puede manipularlo o transformarlo, variando los puntos de referencia o las claves ambientales. La información puede ser organi- zada, procesada y transformada. Existen componentes para mantener la orientación que facilitan la organiza- ción y el procesamiento de esta información (v. capítulo 10, apartado 2.2). Entrenamiento Se centrará en las cinco fases del proceso básico de la orientación, teniendo en cuenta que estas son las mismas cuando no hay problemas visuales, por lo que el entrenamiento irá dirigido a su ajuste.
  • 227. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 227 1. Percepción: Con los datos perceptivos, el indivi- duo se desplaza por el espacio, acumula experiencias que le permiten representar un entorno e incluso desa- rrolla una capacidad de «anticipación perceptiva» que le permite prever elementos y situaciones. Todos los sentidos intervienen en este proceso, pero la visión es el principal. La persona con discapacidad visual deberá captar dicha información con las nuevas habilidades que se ha- brán potenciado y/o desarrollado, pero la recopilará de forma más lenta y fragmentaria, exigiéndole un mayor esfuerzo cognitivo y con limitaciones en la anticipación. Tomar conciencia de las posibilidades y limitaciones es el inicio del proceso. 2. Análisis: Se organizan los datos percibidos en categorías, según su: • Coherencia. • Competencia. • Fiabilidad. • Familiaridad. • Fuente de origen. • Tipo de sensación. • Intensidad. 3. Selección: Búsqueda en la memoria de los da- tos, analizando los más útiles para orientarse en cada situación ambiental determinada. Para ello, se aplica
  • 228. 228 Discapacidad visual y autonomía personal la «anticipación cognitiva», que permite adelantarse a la percepción de determinados estímulos del entorno, utilizando los recuerdos y las experiencias. La limitación de la información perceptiva del en- torno que tiene una persona con discapacidad visual origina problemas en la anticipación perceptiva y obliga a realizar habitualmente procesos de anticipación cog- nitiva. Esto ocupa gran parte de la capacidad funcional del sistema cognitivo, mientras que con el apoyo de la visión solo tienen que ponerse en funcionamiento estos procesos superiores en espacios muy complejos. Los ejercicios se dirigirán a elegir los datos que mejor se ajusten a las necesidades de orientación para el entor- no concreto. Es importante la diversidad de situaciones para adquirir una riqueza de experiencias. 4. Plan (planificación): Línea de acción en función de la selección de los datos. En su entrenamiento, se tendrá en cuenta que la información sensorial obtenida puede ser secuencial y fragmentada, por lo que puede resultar muy difícil organizar el contenido de las repre- sentaciones espaciales de forma coordinada y global. La riqueza de experiencias también resulta básica en este proceso. 5. Ejecución: Realización de la línea de acción que se ha planteado la persona. El éxito de un desplaza- miento depende de la cantidad, la relevancia, el ajuste y la especificidad de la información espacial adquirida y recordada. Todos los procesos están integrados:
  • 229. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 229 Figura 13. Proceso básico de la orientación Las fases del proceso de orientación, influyen mutua- mente, se pueden repetir, su tiempo de duración puede variar y la persona debe ser capaz de llevarlas a cabo e integrarlas. Referencias bibliográficas Ananiev, B. G., Lomov, B. F., Vekker, L. M., y Iarmolenko, A. R. (1959). Osyazanie v prostsessakh poznaniya i truda. Moscú: Academia de Ciencias Pedagógicas. [Edición en español: El tacto en los procesos del conocimiento y del trabajo, Buenos Aires: Tekné, 1967]. Ballesteros, S. (1994). Percepción de propiedades en los objetos a través del tacto. Integración: revista sobre ceguera y deficien- cia visual, 15, 28-37. Ballesteros, S. (1999). Evaluación de las habilidades hápticas. In- tegración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 31, 5-15.
  • 230. 230 Discapacidad visual y autonomía personal Barraga, N. C. (1964). Increased visual behavior in low vision children. Nueva York: American Foundation for the Blind. Barraga, N. C. (1997). Textos reunidos de la Doctora Barraga. 2.ª ed., rev. y ampl. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Beliveau, M., y Smith, A. (1980). Training for visual efficiency without optical aids. En: M. Beliveau, y A. Smith (eds.), The interdisciplinary approach to low vision rehabilitation (25-27), preparado para el National Training Workshop in Low Vision, Chicago. Stillwater, OK: Oklahoma State University. Corn, A. L., y Lusk, K. E. (2010). Perspectives on low vision. En: A. L. Corn, y J. N. Erin, (eds.), Foundations of low vision: clinical and functional perspectives, 2.ª ed. (3-34). Nueva York: American Foundation for the Blind. Erin, J. N., y Topor, I. (2010a). Functional vision assessment of children with low vision, including those with multiple disabi- lities. En: A. L. Corn, y J. N. Erin, (eds.), Foundations of low vision: clinical and functional perspectives, 2.ª ed. (339-397). Nueva York: American Foundation for the Blind. E
  • 231. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 231 Ferrell, K. A. (1998). Project prism: a longitudinal study of de- velopmental patterns of children who are visually impaired. [Informe final]. Greeley, co: University of Northern Colorado. Frostig, M., Horne, D.,y Miller, A. M. (1987). Figuras y formas: programa para el desarrollo de la percepción visual. Madrid: Panamericana. Frostig, M. (2003). Test de desarrollo de la percepción visual: manual. Madrid: tea. Geruschat, D. R., Smith, A. J. (2010). Low vision for orientation y and mobility. En: W. R. Wiener, R. L. Welsh, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (I, 63- 83). Gibson, J. J. (1966). The senses considered as perceptual systems. Boston: Houghton Mifflin. Hall, A., y Bailey, I. L. (1989). A model for training vision functio- ning, 1. Journal of Visual Impairment and Blindness, 83(8), 390-396. Hatton, D., Bailey, D. B., Burchinal, M., y Ferrell, K. A. (1997). Developmental growth curves of preschool children with vision impairments. Child Development, 64, 788-806. Hill, E. W., y Blasch, B. B. (1980). Concept development. En: R. L. Welsch, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility. Nueva York: American Foundation for the Blind. H
  • 232. 232 Discapacidad visual y autonomía personal Lawson, G. D., Wiener, W. R. (2010). Improving the use of hea- y ring for orientation and mobility. En: W. R. Wiener, R. L. Welsh, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (i, 91-117). Nueva York: American Foundation for the Blind. Leguire, L. E., Fellows, R. R., Rogers, D. L., y Fillman, R. D. (1992). The cch vision stimulation program for infants with low vision: preliminary results. Journal of Visual Impairment and Blindness, 86, 33-37. Lowenfeld, B. (1948). Effects of blindness on the cognitive functions of children. The Nervous Child, 7, 45-54. Lowenfeld, B. (1980). Psychological problems of children with impaired vision. En: W. M. Cruickshank (ed.), Psychology of exceptional children and youth, 3.ª ed. Englewood Cliffs: Prentice-Hall. Mamer, L. (1999). Visual development in students with visual and additional impairments. Journal of Visual Impairment and Blindness, 93, 360-369. Millar, S. (2008). Space and sense. Hove: Psychology Press. Munar, E., Rosselló, J., y Sánchez-Cabaco, A. (eds.) (1999). Aten- ción y percepción. Madrid: Alianza. Neuhoff, J. G. (2004). Ecological acoustics: introduction and his- tory. En: J. G. Neuhoff (ed.), Ecological acoustics (1-13). San Diego: Elsevier Academic. Piaget, J. (1970). Genetic epistemology, [traducción al inglés de Eleanor Duckworth]. Nueva York: Columbia University Press. Rosen, S. (2010). Improving sensorimotor functioning for orien- tation and mobility. En: W. R. Wiener, R. L. Welsh, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (i, 118-137).
  • 233. Capítulo 5. Optimización perceptiva y organización espacial 233 Tolman, E. C. (1948). Cognitive maps in rats and men. The Psycho- logical Review, 55(4), 189-208. Topor, I. (1999). Functional vision assessments and early inter- ventions. En: D. Chen (ed.), Essential elements in early inter- vention: visual impairment and multiple disabilities (157-206). Nueva York: American Foundation for the Blind. Lecturas recomendadas A. L. Corn, y J. N. Erin (eds.) (2010). Foundations of low vision: clinical and functional perspectives, 2.ª ed. Nueva York: Ameri- can Foundation for the Blind. W. R. Wiener, R. L. Welsh, y B. B. Blasch (eds.) (2010). Foun- dations of orientation and mobility, 3.ª ed., 2 vols. Nueva York: American Foundation for the Blind.
  • 235. TERCERA PARTE HABILIDADES PARA LA AUTONOMÍA: DESARROLLO DEL PROGRAMA
  • 237. Tercera parte. Habilidades para la autonomía: desarrollo del programa Tras evaluar la situación inicial, las necesidades indi- viduales, el potencial perceptivo, las capacidades para el aprendizaje, etc., el programa de rehabilitación continúa con la adquisición de las habilidades y técnicas, así como con el aprendizaje para utilizar los productos de apoyo. Teniendo en cuenta que el eje central de este ma- nual es la autonomía de las personas con discapacidad visual, es lógico que esta tercera parte sea la más extensa. Está integrada por cinco capítulos, en los que se pueden encontrar secuencias para el aprendizaje, estrategias para llevarlas a cabo, técnicas para utilizar los productos de apoyo, metodologías de trabajo y tam- bién muchas consideraciones a tener en cuenta durante los entrenamientos. Anteriormente, ya se plantearon las aptitudes que el especialista debe reunir para favorecer en el alumno
  • 238. 238 Discapacidad visual y autonomía personal con discapacidad visual la consecución de los objetivos establecidos. Algunas de las estrategias están implícitas en su perfil profesional, como la capacidad de trans- mitir que es posible ser autónomo sin visión, y están desarrolladas en el capítulo 6, en el que también se han definido los recursos que necesariamente deben utilizarse (secuenciación de la actividad y comprobación previa del nivel de realización). Se considera, así mismo, la importancia de incorporar las habilidades perceptivas y el uso de productos de apoyo, al que se dedica el capítulo 7 en su totalidad. La persona con discapacidad visual tiene a su al- cance un buen número de productos de apoyo, pero sin duda los que tienen un mayor protagonismo en los programas de rehabilitación son el bastón de mo- vilidad y las ayudas ópticas. Si bien es cierto que el entrenamiento debe realizarse paralelamente al desa- rrollo de otras técnicas, hemos apostado por «aislar» las características de estos materiales y las técnicas de utilización, sin cuyo aprendizaje las posibilidades de obtener resultados eficaces se reducen conside- rablemente. Y si un buen adiestramiento es básico, también lo es su aplicación posterior en las distintas actividades, aspecto que se tratará en los capítulos siguientes. Las posibilidades de acceder a la información se han incrementado en los últimos años, con la incor- poración de adaptaciones informáticas basadas en la ampliación de la imagen, la síntesis de voz y las salidas braille. Gracias a estas tecnologías, las personas con discapacidad visual pueden leer un periódico, consultar
  • 239. Tercera parte. Habilidades para la autonomía: desarrollo del programa 239 sus recibos y conocer informaciones diversas, cosas impensables hace pocos años. El denominado «libro hablado», grabación de textos que puede ser escuchada con un reproductor especial, es un sistema muy utilizado, cuya efectividad ha mejo- rado gracias a la reproducción digital (sistema daisy). No obstante, es necesario disponer de un código de lectoescritura —que sigue siendo el sistema que inven- tó Louis Braille, en el caso de las personas ciegas— y del uso de la visión, cuando se dispone de un resto funcional. El aprendizaje de los sistemas de acceso a la informa- ción que hemos mencionado, se realizan generalmente fuera del ámbito de la rehabilitación (profesor de braille, instructor tiflotécnico). Las técnicas de entrenamiento para optimizar la lectura y escritura utilizando el resto de visión, en cambio, son asumidas por el especialista en rehabilitación. En el capítulo 8 se profundiza en las técnicas de entrenamiento para optimizar ambas ta- reas, que en muchos casos incluye el uso de productos de apoyo ópticos. Todos asumimos que las tareas que realizamos diaria- mente son necesarias para nuestro desenvolvimiento. El cuidado personal, la alimentación, la administración de medicamentos y otras muchas situaciones están integrados en nuestro día a día. Las habilidades para la vida diaria, se incorporan como aprendizajes rutinarios en el proceso normal del desarrollo humano, y, quizás por esa razón, por no pre-
  • 240. 240 Discapacidad visual y autonomía personal cisar de unos conocimientos específicos como sucede con otros aprendizajes (Ponchillia y Ponchillia, 1996), puede parecer un área de «menor importancia». Sin embargo, estas actividades plantean a las personas con discapacidad visual una serie de retos, y si no han te- nido experiencia o instrucción para realizarlas, pueden sentirse desalentadas. Y, si cabe, todavía adquieren más importancia en el caso de los niños, que no han tenido la oportunidad de aprender mediante la observación y de imitar a las personas de referencia, en su medio, para incorporar estas habilidades de manera natural. Las técnicas, las adaptaciones personalizadas y los productos específicos para la realización de las activi- dades de la vida diaria se tratan en el capítulo 9, en el que pueden encontrarse las secuencias generales para su realización, que deberán adaptarse a las necesida- des de cada persona. En los anexos se han introducido aspectos complementarios y más detallados sobre algunas tareas. Sin ninguna duda, el aprendizaje de estas habilidades produce un efecto positivo en la au- toimagen de la persona con discapacidad visual, la cual, cuando comprueba que puede volver a ser autónoma y eficiente, muestra una gran motivación para aprender nuevas habilidades adaptativas. Finalmente, en el capítulo 10, se tratan los requisitos para desplazarse, el desarrollo de la orientación, las técnicas de movilidad, la realización de cruces y el uso del transporte público. Estos aspectos son de suma im- portancia, porque desplazarse sin visión genera mucha ansiedad y temor, tanto en el alumno como en su fa- milia. Los entornos cuentan con obstáculos, situaciones
  • 241. Tercera parte. Habilidades para la autonomía: desarrollo del programa 241 de riesgo imprevistas y un diseño difícil de interpretar y generalizar. Aunque la orientación puede darse de forma efectiva cuando se carece de visión, solo se consigue utilizando estímulos y referencias que están infrautilizados en las personas videntes. Las técnicas de orientación y movili- dad, en su conjunto, dotan al alumno de las estrategias para comprender y organizar el entorno, y constituyen un método para sustituir el sistema visual (Yablonski, 2000). Se trata de un proceso complejo e individualizado que permite realizar con seguridad los desplazamientos por el hogar, el lugar de trabajo, el vecindario y el en- torno más amplio. Todos estos aspectos son también abordados exhaustivamente en este capítulo. Referencias bibliográficas Ponchillia, P. E., y Ponchillia, S. K. V. (1996). Basic daily living skills. En: P. E. Ponchillia, y S. K. V. Ponchillia, Foundations of rehabilitation teaching with persons who are blind or visually impaired (213-222). Nueva York: American Foundation for the Blind. Yablonski, M. S. (2000). Functional orientation and mobility. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on visual impairment and vision re- habilitation (ii, 855-868). Nueva York: Oxford University Press.
  • 243. Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento Autores del ámbito de la educación han definido las estrategias a utilizar en los entrenamientos como «procedimientos o recursos utilizados por un profesio- nal para promover aprendizajes significativos» (West, Farmer y Wolff, 1991). Esto es aplicable a los programas de rehabilitación, dirigidos a adquirir conocimientos, habilidades y actitudes a través de diferentes tipos de entrenamientos, para conseguir que los efectos de la discapacidad visual tengan una repercusión mínima en la autonomía. El especialista en rehabilitación debe dominar las técnicas específicas —de las que hablare- mos ampliamente en los próximos capítulos—, pero, además, conocer las estrategias que facilitan estos aprendizajes y adaptarlas con flexibilidad a cada per- sona y situación. Las estrategias que se presentan a continuación son aplicables a todas las situaciones de entrenamiento.
  • 244. 244 Discapacidad visual y autonomía personal 1. Estrategias para la planificación del entrenamiento La visión marca desde el nacimiento un modelo de apren- dizaje fundamental, basado en la imitación, que permite reproducir las acciones necesarias para conseguir un fin y, además, comprobar la idoneidad de los resultados. Mediante la visión se compensan también la falta de habilidades nece- sarias para realizar de manera efectiva algunas actividades. Con carácter general, se piensa que la falta de visión incapacita totalmente para poder realizar las actividades diarias. Aunque esto pueda ser así inicialmente, también es verdad que casi todas las actividades pueden llevarse a cabo aun cuando la visión no sea perfecta. Solo hace falta articular mecanismos, desarrollar las habilidades necesarias y recibir entrenamiento especializado. El profesional debe diseñar el programa de rehabilita- ción teniendo en cuenta los recursos y estrategias que ayudarán al alumno a mejorar su autonomía, indepen- dientemente de que antes de la pérdida de visión reali- zara o no las actividades. Se trata de enseñar conductas y procedimientos concretos para realizar las tareas de forma «no visual», o utilizando una visión muy deterio- rada, y aplicar pautas para generalizarlas. Para ello, no basta con enseñar secuencias concretas, sino que se deben tener en cuenta muchos aspectos. 1.1. Secuenciación de la actividad Es necesario partir de la base de que cualquier tarea es el resultado de la unión de diferentes habilidades que
  • 245. Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento 245 encajan perfectamente, dando lugar a un desarrollo exitoso de la misma. Pero el proceso para conseguirlo es diferente en cada persona. Cuando se trata de enseñar a realizar una tarea de forma no visual, lo primero que se necesita es analizar los pasos que requiere, describiendo exhaustivamente las acciones de las que se compone. Esto permite que: • el especialista pueda diseñar la enseñanza de técnicas y procedimientos concretos, sin saltarse ningún paso, y que • la persona pueda reproducir las acciones de forma secuenciada, sin que intervenga la imitación visual. El profesional debe dominar la secuencia de cada actividad, analizándola paso a paso. Ejemplos: ¿Qué se requiere para cruzar una calle sin semáforo de forma segura? ◦◦ Encontrar el punto adecuado para cruzar. ◦◦ Ser consciente de la dirección del tráfico. ◦◦ Calcular la distancia/velocidad de un posible vehí- culo que se aproxime. ◦◦ Ajustar la velocidad de la marcha para cruzar. ◦◦ Desplazarse en línea recta para llegar al otro lado. ◦◦ Mantener el equilibrio (bajada, subida del bordillo). ¿Qué debemos hacer para servir agua en un vaso? ◦◦ Localizar el vaso y la botella.
  • 246. 246 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Abrirla. ◦◦ Aproximar la botella y el vaso. ◦◦ Verter el líquido. ◦◦ Determinar el nivel de líquido deseado. ◦◦ Dejar la botella en un lugar adecuado. ¿Cómo revisar una factura? ◦◦ Seleccionar el documento deseado. ◦◦ Localizar los datos relevantes. ◦◦ Leer los tamaños de letra de los mismos. ◦◦ Archivarla ordenadamente para encontrarla en otra ocasión. Se podrían «desgranar» aún más las acciones, pero lo importante es determinar las habilidades que intervie- nen en cada uno de los procesos y tener en cuenta que el sentido visual es fundamental para la consecución de los resultados. De ahí que se insista en la necesidad de conocer perfectamente los pasos necesarios y buscar la forma de adaptarlos cuando la visión no existe o está deteriorada. 1.2. Comprobación del nivel de realización A lo largo de la vida, se realizan muchas actividades que se van consolidando con la práctica continuada. Cuando aparece una deficiencia visual hay que incor- porar nuevos recursos para poder seguir realizándolas. La experiencia previa es fundamental, por lo que se partirá (en el caso de que se tenga) del nivel de ejecu- ción actual para analizar las dificultades que presenta y
  • 247. Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento 247 determinar el entrenamiento necesario. La comproba- ción tiene la finalidad de observar: • la seguridad y eficacia que tiene, • el dominio y la propia percepción sobre su eficacia, • las habilidades conceptuales y sensoriales, y • los recursos para suplir la visión y la eficacia del resto visual. Este último aspecto es muy importante, ya que hay connotaciones que se considerarán al planificar el programa. Con visión normal, para realizar algunas ac- tividades se utilizan componentes motores y cognitivos que se compensan visualmente sin ser conscientes de ello. Por ejemplo: • Se camina en línea recta porque se utilizan refe- rencias visuales. Cuando estas no son efectivas, se precisa el apoyo del control corporal para conseguirlo y pueden aparecer problemas que antes estaban compensados (posición de los pies, caderas y hombros). • Somos capaces de colocar la botella al lado del vaso utilizando la visión, y así se subsanan alteraciones de manipulación, presión, control del peso y equilibrio. • Buscamos la información en una factura porque podemos visualizarla en su totalidad, y no es necesario organizar exhaustivamente el espacio
  • 248. 248 Discapacidad visual y autonomía personal para una búsqueda de información selectiva y sistemática. La interpretación adecuada de los datos obtenidos, cuando se comprueba la realización de la actividad, sirve para plantear el entrenamiento específico nece- sario y para volver a realizarla con eficiencia. Marca necesariamente el punto de partida y la secuencia de contenidos a trabajar en las sesiones de entrena- miento. Pero no hay una sola manera de ejecutar una tarea. Cada persona es única, desarrolla estrategias propias y tiene la influencia de las costumbres sociales y cultu- rales, que se deben respetar. La comprobación valora- rá las posibilidades de incrementar la eficiencia, pero sin modificar la manera de hacerla, si esta proporciona buenos resultados. 2. Estrategias a utilizar durante el entrenamiento En la planificación de una actividad concreta, además de los objetivos que se pretenden conseguir, deben contemplarse otros aspectos. En primer lugar, la capacidad de comprensión, el nivel cultural y la experiencia previa del alumno deter- minarán el tipo de actividades que se seleccionarán, las explicaciones que necesitará, etc. Por otro lado, la rehabilitación debe permitir aplicar lo aprendido a nuevas situaciones (generalizar).
  • 249. Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento 249 2.1. Aplicación de las habilidades perceptivas Como ya se ha dicho en el capítulo 5, el entrenamien- to parte de un aspecto básico y común: el desarrollo sensorial. La nueva forma de percibir es una estrategia necesaria para afrontar los aprendizajes e imprescindi- ble para realizar las actividades. A medida que se afianzan las habilidades percepti- vas, se aplicarán al entrenamiento, para automatizarlas y generalizarlas. Si existe resto visual, se valorará su eficacia, y se incorporarán la iluminación y el contraste que faciliten su uso. Además de las habilidades sensoriales, se deben tener en cuenta las motoras: motricidad fina, la coordi- nación óculo-manual y las destrezas manipulativas. La discapacidad visual grave puede alterarlas, sobre todo en personas mayores y/o con deficiencias concurrentes. 2.2. Habilidades sociales La relación con otras personas es necesaria para la vida en sociedad. Se precisan conductas y gestos para manifestar sentimientos, actitudes, deseos y derechos para interactuar de forma satisfactoria con los demás (habilidades sociales). Muchas de estas habilidades tienen relación con as- pectos visuales. Las expresiones y los gestos manifies- tan emociones (alegría, tristeza, miedo, etc.). La mirada
  • 250. 250 Discapacidad visual y autonomía personal se utiliza para acompañar la conversación, animando de esta forma a la otra persona a comunicarse y a ha- cerla partícipe de nuestras necesidades. La sonrisa, la proximidad física, la postura corporal y la gesticulación manual denotan cercanía, suavizan tensiones y facilitan la comunicación. Esto puede ser una desventaja para las personas con deficiencia visual, que, con frecuencia, precisan ayuda de los demás para interactuar. Durante el entrenamiento se deben fomentar aque- llas que permitan: • explicar su problemática, tanto en relación a su situación visual como las dificultades que conlleva; • solicitar con exactitud lo que necesitan, y • resolver adecuadamente conflictos y malentendi- dos. Esto requiere poder mantener conversaciones y uti- lizar la terminología social adecuada (agradecimientos, disculpas…). 2.3. Incorporación de materiales y recursos Muchos son los materiales que facilitan la realización de una actividad cuando la visión es deficiente. Pode- mos agruparlos en: • Convencionales: Son los de uso ordinario, es decir, que no han sido específicamente diseñados para personas con discapacidad visual. Su utilidad
  • 251. Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento 251 estará en función de las habilidades para su ma- nipulación —sujeción, apertura, dosificación— y también de las posibilidades de adaptación de los mandos, funciones, acceso a la información, seguridad, dificultades de funcionamiento, etc. El listado Materiales no específicos para cocina con utilidad para el colectivo de ciegos y deficientes visuales (Cruz, 2007) es un ejemplo. Un aspecto a considerar es la probabilidad de encontrar estos materiales en el mercado. • Específicos: Diseñados para personas con discapacidad visual, se sirven de adaptaciones sonoras, parlantes o táctiles, en braille, etc. Facilitan la orientación, la movilidad, el uso del transporte público y otras tareas cotidianas. Cada día aparecen nuevas tecnologías que representan un gran avance, porque permiten realizar tareas impensables hasta hace poco tiempo. El catálogo del cidat3 recoge diferentes tipos. • Adaptados: Creados de forma «artesanal» y «a medida» para cubrir una necesidad específica. La creatividad impera en su diseño y, generalmente, es el especialista quien lo hace o quien sugiere a un tercero las características que debe reunir. Ejemplos de estos materiales son las plantillas para cocina de inducción, la bolsa de plástico mar- cada para almacenar medias de colores, los rollos de papel higiénico para almacenar calcetines, etc. 3. cidat: Centro de Investigación, Desarrollo y Aplicación Tiflotécnica de la once, http://cidat.once.es.
  • 252. 252 Discapacidad visual y autonomía personal Dentro de los programas, su uso constituye una ayu- da valiosa para resolver necesidades individuales. Es muy importante preparar previamente los mate- riales a utilizar en las sesiones de entrenamiento. Se enseñarán las características más importantes (com- ponentes, mandos, interpretación de sus indicadores, cuidados que precisan, etc.) y se anticipará la apariencia final, por ejemplo, cómo serán los productos de apoyo ópticos una vez montados. 2.4. Adecuación de los espacios, orden y ergonomía Estos tres aspectos deben ser hábitos diarios, pues facilitan la autonomía. Disponer del entorno en condiciones óptimas —mo- biliario adecuado, espacios y materiales organizados— garantiza que la realización de las actividades sea más fácil y segura. Las personas con discapacidad visual no pueden controlar el espacio de forma global y rápida, es decir, no pueden localizar objetos con un «golpe de vista». Esto afecta a muchas situaciones: localizar un arma- rio, encontrar un objeto en su interior, seleccionar un producto entre varios similares, etc. Por eso, antes de iniciar aprendizajes concretos, es fundamental que se adquieran recursos para adecuar el espacio. La disposición organizada de los elementos en estantes, cajones y armarios facilita la identificación y localiza- ción de los materiales. El orden es fundamental para
  • 253. Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento 253 tareas como utilizar monederos, carteras, medica- mentos, etc. En el mismo sentido, es necesario adaptar las carac- terísticas de los distintos elementos a las necesidades humanas (ergonomía) para desempeñar las tareas de forma eficiente, segura y más cómoda. 3. Estrategias profesionales para fomentar la autonomía El profesional tiene a su alcance una serie de es- trategias que debe tener presentes durante todo el programa. No se trata de recursos a enseñar en un momento dado, sino, más bien, de una filosofía que se manifestará durante todo el proceso. • Reforzar la idea de que es posible hacer las cosas de una forma distinta y ayudarle a descubrir las posibilidades de los sentidos. • Fomentar la utilización de forma reiterada de las estrategias aprendidas. El objetivo final es lograr un cambio en la forma de hacer las actividades llegando a la generalización, que permitirá recu- perar la autonomía. • Proporcionar al alumno información sobre todos los aspectos relativos a su programa de rehabili- tación. Debe conocer: ◦◦ Su visión funcional: características y tareas para las que le será útil. Darle claves para
  • 254. 254 Discapacidad visual y autonomía personal traspasar esta información a las personas de su entorno. ◦◦ Las características de los materiales específicos y convencionales que usará, sus propiedades técnicas, ventajas y desventajas, precauciones para su cuidado, etc. A las personas con pro- blemas de memoria se les puede proporcionar información escrita, sencilla y asequible, reco- giendo las utilidades y requisitos. • Elegir entornos de trabajo adecuados a las po- sibilidades del alumno: interiores tranquilos, con pocos estímulos al principio y exteriores cada vez más complicados, cuando muestre un desarrollo adecuado de las habilidades. • Transmitir el objetivo que se pretende con cada sesión o entrenamiento a realizar. • Utilizar la técnica del modelado, guiando sus ma- nos para que la realice, o haciendo que toque las manos del especialista mientras este lleva a cabo la acción. De esta forma, podrá «copiar» o «imitar» y reproducir la tarea. • Aumentar progresivamente el grado de dificultad de las actividades, planteándolas de forma que los resultados sean exitosos en cada sesión, y sin olvidar que debe finalizar con la aplicación práctica de lo aprendido. • Alejarse del alumno a medida que progresa. Es fun- damental, por un lado, ir apartándose físicamente
  • 255. Capítulo 6. Estrategias para el entrenamiento 255 para que vaya experimentando solo las diferentes situaciones y, por otro, reducir instrucciones, acla- raciones y pautas que serán solo indicaciones pun- tuales al final. De acuerdo con Cantalejo (2000), esta estrategia se basa en el «apoyo coactivo, cooperativo y reactivo» y se aplica de manera su- cesiva, a medida que se alcanza un nivel superior de destreza. • Intervenir paralelamente en el núcleo familiar y hacerles participar como observadores en algu- nas sesiones con el alumno. Referencias bibliográficas Cantalejo, J. J. (2000). Entrenamiento en habilidades de autono- mía personal. En: M. R. Villalba (dir.), e I. Martínez (coord.), Aspectos evolutivos y educativos de la deficiencia visual, vol. II (105-142). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Cruz, M. (2007). Materiales no específicos para cocina, con utilidad para el colectivo de ciegos y deficientes visuales. [Informe]. Lérida: Organización Nacional de Ciegos Españoles. West, C. K., Farmer, J. A., y Wolff, P. M. (1991). Instructional designs: implications from cognitive science. Englewoods Cliffs: Prentice Hall.
  • 257. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 1. El bastón de movilidad El auxiliar de movilidad por excelencia es el bastón, también llamado, por sus características, bastón largo, blanco o, simplemente, bastón de movilidad. Es el ins- trumento más utilizado por las personas con discapaci- dad visual para desplazarse. Aunque anteriormente ya se utilizaban otros tipos de bastones, fue en la década de 1940 cuando Richard Hoover y sus colaboradores diseñaron un bastón largo que, utilizado con un sistema de barrido, permitía el desplazamiento autónomo a los soldados que se queda- ron ciegos en la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, ha sido un elemento clave para la movili- dad que sigue vigente en la actualidad. Existen gran variedad de modelos, y la elección del más adecuado está en función de las características y necesidades de cada persona.
  • 258. 258 Discapacidad visual y autonomía personal En este capítulo se repasan los aspectos a tener en cuenta para conseguir una adecuada utilización: tipos, técnicas de uso, aplicaciones, etc. Para ampliarlos, se recomiendan diversos textos al final del capítulo. 1.1. Funciones del bastón El uso de un bastón tiene diferentes aplicaciones. Las funciones que cumple son: • Protectora: Empleando las técnicas adecuadas, detecta los obstáculos que se encuentran en la línea de desplazamiento y que están situados a la altura de la parte inferior del cuerpo, evitando posibles choques contra los mismos. • Informativa: Transmite las características del suelo y otras superficies o elementos. Su uso es imprescindible para: ◦◦ Reconocer el entorno sin necesidad de explo- rar directamente con las manos. ◦◦ Obtener información sobre la naturaleza y las condiciones de la superficie que toca: rugosi- dad, texturas, desniveles, pendientes, etc. ◦◦ Ofrecer claves sonoras que proporcionan in- formación añadida del entorno inmediato. • Simbólica: Su color blanco es un símbolo uni- versal, distintivo de discapacidad visual y, por tanto:
  • 259. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 259 ◦◦ Facilita que la gente se acerque a ofrecer ayu- da cuando pueda necesitarse: cruzar calles, pasar zonas complicadas (obras…), informar del número del autobús, etc. ◦◦ Cuando se camina por una zona congestionada, disminuye la posibilidad de tropezar con otros transeúntes, ya que suelen apartarse cuando ven que alguien se acerca con un bastón. ◦◦ Ayuda a las demás personas a entender si- tuaciones habituales: tropiezos, choques o solicitud de ayuda. Teniendo en cuenta que las condiciones y necesida- des de los usuarios son bien distintas, el bastón: • Facilita la adopción de una postura corporal co- rrecta en las personas que tienen resto visual, ya que disminuye la necesidad de encorvarse para comprobar lo que hay en el suelo. De esta forma, la visión, si el resto es suficiente, puede utilizarse para orientarse y detectar obstáculos altos. • Puede adaptarse a las características físicas de la mayoría de los usuarios y, en algunos casos, a sus discapacidades concurrentes, seleccionando el más adecuado dentro de la amplia gama de modelos existentes. • Permite aumentar la velocidad de la marcha y mejorar el paso inseguro, pues proporciona ma- yor distancia de reacción.
  • 260. 260 Discapacidad visual y autonomía personal Algunos de sus inconvenientes más importantes son: • Falta de protección de la parte superior del cuer- po, que, en algunas ocasiones, puede suplirse con otras estrategias sensoriales, como el rastreo visual, la percepción auditiva o utilizando técnicas de protección. • Puede provocar tropiezos a otros peatones si estos no detectan la presencia del bastón, en zonas congestionadas o ante otras personas con movilidad reducida (mayores, usuarios de sillas de ruedas, etc.). • Ante situaciones climatológicas desfavorables, como el viento, puede desviarse o levantarse, disminuyendo la seguridad. 1.2. Partes del bastón Consta de tres partes: Mango o empuñadura Es la parte por la que se sujeta, y puede ser de goma, forrada de hilo, caucho, polipropileno u otros materiales, que permiten una buena transmisión de la información que llega hasta la mano. No deben ser conductores de energía térmica y sí tener un alto coeficiente de fricción para que no resbalen, especialmente en situaciones que producen sudor (altas temperaturas, ansiedad, etc.). Deben ser de fácil limpieza y no producir irritaciones en la piel.
  • 261. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 261 Algunas empuñaduras tienen un lado plano para facilitar la posición de la mano y la sujeción ade- cuada. Las empuñaduras suelen tener unos 20 cm de lon- gitud y 2,5 cm de diámetro aproximadamente. En el mercado existen modelos de bastones que se presentan también sin empuñadura. Algunos bastones largos incorporan el cayado (ex- tremo superior en forma de arco), que evita que ruede cuando se cae al suelo, proporciona protección a los nudillos de la mano cuando se utiliza en técnica diago- nal (descrita más adelante) y puede servir para colgarlo cuando no se utiliza. Otros incorporan una empuñadura tipo «muleta», que sirve de apoyo, además de ser distintivo de disca- pacidad visual, indicados para personas que necesitan ambos tipos de bastón. Caña o cuerpo Parte principal y más larga que se extiende desde la empuñadura hasta la contera. Los materiales que se utilizan suelen ser aluminio, fibra de vidrio, caña de bambú, etc. De acuerdo con Rodgers y Emerson (2005), deben ser buenos transmisores de la in- formación y ligeros, para optimizar su utilidad en la discriminación de las características de las superficies, así como resistentes a los golpes, para garantizar la durabilidad.
  • 262. 262 Discapacidad visual y autonomía personal En algunos bastones, la caña puede disminuir gra- dualmente de grosor desde la empuñadura hasta la contera. Normalmente, están cubiertas de cinta re- flectante en toda su extensión o en una banda, para aumentar su visibilidad. Contera Es la parte más baja y toma contacto con el suelo. El material más adecuado es el nailon blanco, aunque también se fabrican de plástico y acero. Suelen tener forma ovalada, redondeada, ci- líndrica o de pera, y una longitud de entre 2 y 5 cm. Existen fijas o giratorias. Estas incorporan un sistema de rodamiento que facilita el deslizamiento y evita enganches en las irregularidades del pavi- mento. Debe estar bien sujeta a la caña del bastón, enros- cada o metida a presión, y, en el caso de los bastones plegables, unida al extremo opuesto por medio de una goma simple o doble. Es importante que sean resistentes a la dilatación y contracción ocasionadas por los cambios de tempera- tura y la humedad. No serán conductoras de energía térmica o eléctrica, pero sí buenas transmisoras de la información sensorial (táctil y sonora) del terreno o de los obstáculos. Se desgastan con el uso y se deben sustituir antes de que afecte a la caña.
  • 263. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 263 El mantenimiento de las diferentes partes del bastón —cambio de la contera, tensión o sustitución de la goma y lubricación de las juntas (plegables)— puede requerir, en algunos casos, instrucciones o práctica previa. 1.3. Características del bastón • Longitud: Generalmente se comercializan desde 0,90 m hasta 1,60 m, aumentando en tramos de 5 y 10 cm, dependiendo del fabricante. La mayoría de los modelos son adaptables a la medida que se necesite. La elección de la altura para cada usuario depende de diferentes aspectos, que se detallarán más adelante. • Pueden ser de un solo cuerpo —también llamados rígidos— o plegables. Estos últimos están forma- dos por varios elementos que se encajan al ser desplegados, unidos interiormente por una goma que va desde la empuñadura hasta la contera y que le aporta consistencia. La goma permite, además, doblarlo en tantas partes como elemen- tos lo formen. • Peso: Varía desde los 180 g hasta los 280 g, en proporción a su longitud. • Conductividad: Las decisiones que tome el usuario van a depender de la información (táctil y sonora) que reciba a través de la contera. • Duración: Debe ser resistente a los golpes y engan- ches que se produzcan durante el desplazamiento.
  • 264. 264 Discapacidad visual y autonomía personal • Firmeza: Debe ser firme para que no se perciban vibraciones que puedan reducir la seguridad. Los bastones plegables deben tener un buen sistema de unión de todos sus tramos. Existen también opciones diferentes para niños: pro- totipos adaptados, andadores, etc. 1.4. Variables relevantes para la elección del bastón La elección del tipo de bastón debe formar parte de la valoración que precede al entrenamiento en orienta- ción y movilidad. Básicamente, afecta a dos aspectos: el tipo y la longitud, teniendo como base la presencia o ausencia de resto de visión y valorando la funcionalidad que este proporciona. Se tendrá en cuenta para esta decisión: Modelo El bastón que se elija dependerá de las preferencias del usuario hacia un tipo determinado en base a su peso, material, firmeza, comodidad, forma de plegado, etc., y, fundamentalmente, de las características del terreno por el que se mueve, la complejidad de los itinerarios que realiza y la frecuencia de uso. Longitud Establecer la longitud adecuada del bastón depende del análisis combinado de las siguientes variables:
  • 265. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 265 • Altura del usuario: la longitud mínima del bastón está determinada por la distancia que hay desde el final de su esternón hasta el suelo. • Longitud de la zancada y velocidad de su marcha: a mayor longitud y velocidad, menor distancia de reacción y, por tanto, mayor riesgo de golpes. • Capacidad de reacción en la percepción de obstá- culos y desniveles, condicionada por otros facto- res diferentes a los mencionados anteriormente. En la medida en que se den uno o los dos últimos aspectos, se aumentará la longitud del bastón. En definitiva, la medida será mayor si la longitud del paso y la velocidad de marcha son superiores a la me- dia, o cuando no se anticipan con suficiente antelación los obstáculos o desniveles de bajada. Funcionalidad del resto de visión Los resultados de la valoración del resto visual permi- tirán decidir el tipo de bastón, la longitud y las técnicas más adecuadas. Así mismo, servirán para concretar las situaciones en las que se precisa su uso y su función. La funcionalidad del resto visual ayudará a tomar la decisión sobre la necesidad o no de usar un bastón, analizando: • Distancia de seguridad: se considera que una persona tiene un resto de visión funcional para
  • 266. 266 Discapacidad visual y autonomía personal el desplazamiento cuando puede utilizar e inter- pretar claves visuales del entorno con seguridad suficiente para que no peligre su integridad física. Se deberá comprobar la distancia a la que reac- ciona con seguridad ante situaciones que pueden suponer un peligro: obstáculos, desniveles, bor- dillos y cruces. Esta distancia de seguridad se mantendrá en todas las situaciones, incluso ante los cambios de luminosidad. Si la seguridad es suficiente, no precisará uti- lizar el bastón como auxiliar protector e infor- mador, aunque pueda ser útil como elemento distintivo. • Variabilidad de la funcionalidad en base a factores ambientales: El bastón puede utilizarse de forma esporádica en situaciones concretas (bulliciosas, lugar desconocido, etc.) con una función mera- mente simbólica. Bastará con llevarlo en la mano para alertar de la presencia de una persona con discapacidad visual. Los bastones plegables, más cortos y ligeros, son los más adecuados para cumplir esta función. Es frecuente que la luz intensa provoque deslum- bramiento, que reduce el contraste y ocasiona que la detección de objetos, tanto pequeños como grandes, sea muy difícil (Faye, 2000). También los cambios de iluminación u otras condiciones am- bientales hacen disminuir la distancia de reacción, en cuya situación el bastón se deberá emplear con
  • 267. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 267 las técnicas oportunas para poder desplazarse sin dificultades. Por tanto, puede suceder que una misma persona precise un tipo de bastón distinto para cada circunstancia (viajes de placer, paseos, día-noche, zonas complejas, etc.). Cuando el resto visual es muy reducido y su fun- cionalidad escasa, es aconsejable utilizar siempre el bastón, con las técnicas de uso apropiadas. Se elegirán, en estos casos, bastones duros, resistentes y ligeros, que pueden ser rígidos o plegables y con empuñadura o sin ella. Usuarios con discapacidades concurrentes Las personas con dificultades físicas, de edad avan- zada o con problemas motores, utilizarán bastones blancos de apoyo, cortos, rígidos, gruesos y resisten- tes, con buena sujeción (bien con cayado o en forma de «T»). En algunos casos, pueden precisar un andador convencional o con ruedas. En algunos países, la condición de sordoceguera se identifica coloreando el tramo inferior del bastón de rojo, o intercalando bandas de este color en cada elemento. 1.5. Técnicas de utilización Desde la primera técnica de bastón conocida, sis- tematizada por Hoover en la década de los cuarenta, la experiencia cotidiana ha permitido evolucionar hasta las técnicas actuales.
  • 268. 268 Discapacidad visual y autonomía personal Mediante su aprendizaje y puesta en práctica se pretende un desplazamiento autónomo en las mejores condiciones de seguridad. Todas parten de dos fundamentales: «la técnica dia- gonal» y «la técnica de dos puntos», también llamada «técnica base», que, aunque continúan en vigor, han ido incorporando modificaciones y ampliaciones para adaptarse a las diferentes situaciones que se presentan en el desplazamiento. Antes de desarrollar cada técnica, es conveniente destacar algunas consideraciones generales: • Es importante transmitir el objetivo que se pre- tende con el uso de cada técnica concreta y la sustentación teórica de su ejecución. • Una técnica tiene dos fases en su incorpora- ción: la mecánica, o de protección, y la táctil o sensorial, de captar información del entorno. Es imprescindible que la primera se automatice para iniciar la segunda, y poder atender a las claves ambientales y a la orientación. • La protección que aporta el uso del bastón con una técnica concreta se mide por la distancia y el tiempo de reacción que proporciona. De ahí la importancia de un buen entrenamiento que ga- rantice la máxima seguridad posible. • El bastón solamente protege la parte inferior del cuerpo. Los obstáculos altos, si no se prolongan
  • 269. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 269 hasta el suelo, no pueden detectarse, por lo que se combinará su uso con las técnicas de protec- ción de la parte superior del cuerpo (v. capítulo 10, punto 4.3). Durante el entrenamiento se propiciarán estas situaciones para su práctica y generalización. Las técnicas se explican a partir del modo de sujetar el bastón, con una ficha de cada una en la que figura su nombre, descripción, usos y metodología. 1.5.1. Sujeción del bastón En base a la posición de la mano en la empuñadura, el bastón se puede sujetar de tres formas. Forma básica Foto 10. Sujeción del bastón en forma básica
  • 270. 270 Discapacidad visual y autonomía personal Colocar la mano lateralmente en la empuñadura, apoyando la palma en la parte plana de la misma; el dedo índice estirado y proyectado hacia la contera; el pulgar sobre la parte superior de la empuñadura y el resto rodeándola por el lado inferior. La mano se coloca en la línea media del cuerpo, con el brazo extendido hacia delante. Forma diagonal Rodear la empuñadura con los dedos, extendiendo sobre ella el índice o el pulgar (las dos opciones son válidas); los nudillos quedan hacia arriba. Si la empuñadura del bastón presenta un lado plano, facilita la sujeción y evita enganches. Foto 11. Opciones de sujeción del bastón en forma diagonal
  • 271. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 271 Forma lápiz La posición de los dedos es semejante a la que se adopta cuando se coge un lápiz. El bastón se sujeta por la parte de la empuñadura más cercana a la caña, ejer- ciendo la fuerza con los dedos índice y pulgar, mientras los demás estarán doblados y juntos, dirigidos hacia la contera. Foto 12. Sujeción del bastón en forma lápiz Cambios en la forma de sujetar el bastón Para cambiar de la forma básica a la diagonal, se rea- lizará una rotación interna de la mano y el antebrazo. Para cambiar de la diagonal a la básica, la rotación será externa.
  • 272. 272 Discapacidad visual y autonomía personal Sujeción del bastón cuando se camina acompañado Cuando se camina agarrado a alguien, la mano libre puede sujetar el bastón de forma básica, diagonal o lá- piz, pero con el brazo encogido, manteniendo el bastón cercano al cuerpo y evitando que la contera sobresalga, porque puede provocar tropiezos. Dependiendo del nivel de seguridad que le proporcio- ne el guía, puede realizar un ligero deslizamiento con el bastón, o llevarlo despegado del suelo. 1.5.2. Técnicas de uso del bastón de movilidad Técnica diagonal Foto 13. Técnica diagonal
  • 273. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 273 Descripción: El bastón se coloca cruzando el cuerpo en diagonal. • Se sujeta en la forma diagonal. • El brazo se extiende hacia delante, quedando la empuñadura aproximadamente a la altura de la cintura y en el lado de la mano que lo sujeta. La contera sobresaldrá unos 5 cm del extremo del hombro opuesto. • Se deslizará por el suelo mientras se camina. Usos principales • Interiores conocidos. • Zonas conocidas (si hay resto visual funcional), lugares congestionados y andenes. • Subida de escaleras. • Localización de puertas de tren y autobús. Metodología de enseñanza Para entender la posición correcta de la mano, se puede comparar con la que se adopta para sujetar con las dos manos una barra horizontal (carro de supermer- cado, coche de bebé) y soltar la mano no dominante. Explicar que esta posición en diagonal protege el cuerpo a modo de «escudo».
  • 274. 274 Discapacidad visual y autonomía personal • Entrenar con ambas manos, comenzando con la dominante. • El profesional debe observar al alumno: ◦◦ De frente: Para comprobar la adecuación de la postura corporal y asegurarse de que el bastón le protege. Un error frecuente es situar el brazo que sujeta el bastón en medio del cuerpo, en lugar de mantenerlo en el lateral. ◦◦ De lado: Para confirmar que son correctos la distancia entre el bastón y el cuerpo, el tiempo de reacción al detectar los obstáculos y la posición adelantada de la contera. ◦◦ Por detrás: Para controlar que la contera so- bresale correctamente. Secuencia de aprendizaje • Parado, sujetando el bastón con la mano domi- nante. • Caminando, en línea recta, sin seguir ninguna superficie lateral. • Seguir superficies continuas, tanto con la contera como con la empuñadura. • Seguir superficies discontinuas (puertas, huecos, columnas).
  • 275. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 275 • Realizar la misma secuencia también con la mano no dominante, si es posible. Técnica diagonal modificada Se adopta desde la técnica que se esté utilizando al contactar con un obstáculo, desnivel u objeto, realizando: • una rotación interna de la muñeca, para colocar el bastón en vertical delante del centro del cuerpo, • deslizándolo hacia derecha e izquierda, para com- probar la forma, volumen y altura. Con el dorso de los dedos que sujetan la empuñadura se puede tocar para obtener información complementa- ria del objeto. Foto 14. Técnica diagonal modificada
  • 276. 276 Discapacidad visual y autonomía personal Usos principales • Exploración de desniveles y de objetos, puertas, manivelas, etc. • Alineación de frente o lateral con diferentes su- perficies u objetos (paredes, puertas, muebles, coches) o desniveles (escaleras, escalones aisla- dos, bordillos, alcorques). • Cálculo o comprobación de la distancia entre el propio cuerpo y el objeto o desnivel detectado desde la vertical del bastón. • Se utiliza constantemente desde cualquier técnica y en todas las situaciones que requieren com- probación, exploración o alineación durante el desplazamiento: interiores, exteriores, bordillos, cruces, escaleras, transportes, etc. Técnica de dos puntos y deslizamiento Descripción: El bastón se mueve de un lado a otro, haciendo un arco desde el centro del cuerpo y sobrepa- sando ligeramente el ancho del mismo. En la técnica de dos puntos, la contera del bastón toca el suelo únicamente en ambos extremos del arco, elevándose unos 3 cm en el centro de la trayectoria de este. En la técnica de deslizamiento, el contacto con el suelo es constante.
  • 277. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 277 Foto 15. Técnica de deslizamiento • Se sujeta en la forma básica. • El arco se realiza moviendo la muñeca de izquier- da a derecha, con un movimiento de flexión- extensión (nunca rotación). • Se coordina el arco con los pasos, para lo que se precisa: ◦◦ Ritmo: A cada paso le corresponde un movi- miento de bastón. ◦◦ Coordinación: El bastón tocará anticipadamen- te la superficie que pisará el pie. La contera se desplaza simultáneamente al lado opuesto del pie que se adelanta (si el pie adelantado es el
  • 278. 278 Discapacidad visual y autonomía personal derecho, el recorrido del arco es a la izquierda y viceversa). Usos principales • Desplazamiento por exteriores (en general, la téc- nica de deslizamiento se considera muy segura, y la de dos puntos adecuada para superficies rugosas). • Interiores desconocidos. Metodología de enseñanza Para facilitar el aprendizaje e interiorizar la técnica pueden ser útiles los siguientes recursos: • Posición de la mano: forma básica; explicarle que la coloque en el centro del cuerpo, a modo de sa- ludo, en la posición comúnmente conocida como «dar la mano». • Mantenimiento del bastón en la línea central del cuerpo con el brazo extendido hacia delante. La separación del cuerpo es aproximadamente de un palmo. Para mantenerla, se puede comprobar con la mano libre una referencia (hebilla del cinturón, botón del pantalón…) o sujetando el codo. • Movimiento de la muñeca para realizar el arco: Para practicar el movimiento de flexión-extensión, apoyar la mano que sujetará el bastón sobre una superficie horizontal —por el lado más cercano al dedo meñique— y mover la muñeca.
  • 279. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 279 • Amplitud del arco: Se puede marcar con topes (tacos, los pies del profesional) el ancho requerido, tomando como referencia la parte más ancha del cuerpo (generalmente los hombros), y practicar el movimiento. • Ritmo en la marcha: Comenzar a caminar siempre con el mismo pie o utilizar palmadas, metrónomo, voz (uno-dos, uno-dos…). • Mantener la coordinación: Estando parado, se colocará la contera en el lado del pie con el que se inicia la marcha y, a continuación, se llevará hacia el otro lado al tiempo que inicia la marcha. En ocasiones, es más sencillo utilizar inicialmente la técnica de dos puntos (por el movimiento y sonido que produce), y, cuando esté automatizada, pasar a deslizamiento. • Recuperar la coordinación: Sin detenerse, man- tener la contera en el mismo lado dos pasos con- secutivos, o pararse e iniciar de nuevo la marcha. • El profesional debe observar al alumno: ◦◦ De frente: Para comprobar la posición centrada de la mano y el dedo índice estirado, asegu- rarse de que el movimiento de la muñeca es adecuado y que el brazo está extendido, sin que sobresalga el codo. ◦◦ De lado: Para comprobar la separación de la muñeca del cuerpo, que la posición del brazo
  • 280. 280 Discapacidad visual y autonomía personal es fija, las posibles desviaciones del hombro y el tiempo de reacción ante los obstáculos. ◦◦ Por detrás: Para evitar que se eleve el hombro y controlar el ancho del arco. Secuencia de aprendizaje • Sujeción de bastón y mano en la línea media del cuerpo; observarla primero parado y después caminando, manteniendo la posición del brazo y del hombro. • Iniciar el movimiento del arco parado, utilizando topes, ir retirándolos paulatinamente y comenzar a caminar. • Introducir el ritmo caminando; una vez interiori- zado, variar la velocidad: lenta, rápida, etc. • Coordinación, también con diferente velocidad de marcha y con prácticas para recuperarla. Consideraciones • Si por alguna circunstancia (edad del usuario, problemas físicos u otras) no se consiguiera la coordinación adecuada, se recomendará que el movimiento de la mano con el bastón sea más rápido que el paso. • Cuando se presenten dificultades añadidas para conseguir la coordinación con técnica de desliza-
  • 281. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 281 miento, se puede trabajar con la de dos puntos, porque el sonido que produce ayuda a automati- zarla. • Se debe aumentar el ancho del arco ante algunas situaciones (obras, andamios, llevando un niño de la mano, utilizando un carro de la compra, etc.). Técnica de tres puntos Descripción: El bastón parte de la técnica de dos puntos o deslizamiento, añadiendo un tercer punto de contacto en uno de los lados, en el que interese localizar un objetivo. Figura 14. Técnica de tres puntos • Se sujeta en la forma básica. • Se realizan dos toques (al ritmo de uno solo) en el lado que interesa, y otro toque en el lado con- trario.
  • 282. 282 Discapacidad visual y autonomía personal • El segundo toque del lado en el que se busca el objetivo se realiza elevando ligeramente la conte- ra, calculando la altura del mismo. • Situarse en la acera, senda, etc., paralelo y próximo al objetivo, reduciendo la longitud del paso. Usos principales Localización de objetivos concretos (puertas, sen- das...) situados en un lado de la línea de desplazamien- to y a un nivel más alto de la superficie por la que se camina. Metodología de enseñanza • Se introducirá cuando se dominen las técnicas anteriores en exteriores. • Si resulta difícil realizarla o mantener el ritmo, el alumno se parará y hará tres puntos en cada paso. • Se localizarán objetivos en ambos lados (derecho e izquierdo). Secuencia de aprendizaje • Parado, para interiorizar el movimiento rítmico del bastón (1-2, 3). • Caminando, buscar objetivos.
  • 283. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 283 Técnicas reducidas Descripción: Desde las distintas formas de sujeción del bastón, se recoge el brazo flexionando el codo y acercándolo al cuerpo, a partir de cualquier técnica de uso. Usos principales Zonas congestionadas o con aglomeraciones, para evitar tropiezos de los peatones con el bastón. Consideraciones • Con esta variación se reduce el arco y la dis- tancia de reacción, pero también la seguridad. Por esta razón, es conveniente disminuir la velocidad. • Se utilizará de nuevo la técnica convencional cuando la aglomeración disminuya. Técnica de tocar y deslizar Descripción: El bastón tocará la superficie a cada lado del arco, deslizándolo hacia delante entre 3 y 5 cm, hasta levantarlo del suelo. Usos principales • Detectar cambios de textura e irregularida- des que se encuentran perpendiculares a la marcha.
  • 284. 284 Discapacidad visual y autonomía personal • Localizar cambios en el terreno o desniveles, o para percibir la acera y evitar desviaciones cuan- do se camina sobre la nieve o capas de hojas. Figura 15. Técnica de tocar y deslizar Consideraciones Es aconsejable reducir la velocidad de la marcha para aumentar el tiempo de reacción. Técnica de tacto y arrastre Descripción: Combinación de las técnicas de desli- zamiento y dos puntos. La contera se desliza hasta detectar el objeto (bor- dillo, junta…): • Reducir la velocidad de la marcha y alinearse de forma paralela cerca de la superficie de rastreo (bordillo, junta o descenso brusco).
  • 285. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 285 • Después se volverá al lado opuesto, con el arco elevado (dos puntos). Usos principales • Mantener una marcha paralela a bordillos, juntas, cunetas, etc. • Mantener una línea de dirección —evitando enganches del bastón— mientras se sigue una superficie diferenciada (hierba, maleza), en zonas abiertas, como caminos rurales o parques. Consideraciones Para mayor seguridad, el alumno aumentará la distancia en el lado que se encuentra la superficie de rastreo, por lo que el arco también será más amplio. Figura 16. Técnica de tacto y arrastre
  • 286. 286 Discapacidad visual y autonomía personal 1.5.3. Aplicaciones de las técnicas Las técnicas de bastón pueden utilizarse en situaciones muy diversas. Las más significativas son: • Seguir superficies laterales. • Contactar, explorar y bordear elementos, obs- táculos o desniveles. • Alineación con elementos del entorno. • Girar. • Pasar por puertas. • Subir y bajar escaleras. • Utilizar ascensores y escaleras mecánicas. Seguimiento de superficies Finalidad • Localizar un objetivo concreto que está en la pa- red de un interior (por ejemplo, una puerta), o • utilizar una superficie como referencia a seguir. Con técnica diagonal Se desliza la contera o la empuñadura del bastón ligeramente por la superficie, de manera continuada. En el caso de realizar el seguimiento con la contera, se deslizará por el ángulo que forma con el suelo. Si- multáneamente, en caso de necesidad, puede seguirse la pared con la mano libre.
  • 287. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 287 Con técnicas de deslizamiento y tres puntos • Situado de forma paralela a la pared, a una distancia que permita un arco simétrico, se avanzará —manteniendo el ritmo y la coordina- ción— tocando la pared cada vez que el bastón se dirige hacia ese lado. Consideraciones • Comenzar en superficies uniformes e introducir paulatinamente paredes con obstáculos, hue- cos, etc. • Si la contera no toca la pared dos veces con- secutivas, habrá que comprobar la dirección, girando hacia el lado donde esta se encuen- tra. • Los toques deben ser ligeros para evitar que rebote y se produzca una descompensación en la anchura del arco. Contactar y explorar Finalidad • Detectar o reconocer elementos, obstáculos o desniveles. Se detectan con la técnica que se esté utilizando, y si se decide explorarlo, se cambia a la diagonal modificada.
  • 288. 288 Discapacidad visual y autonomía personal Con técnica diagonal modificada Una vez detectado el elemento con la técnica que se esté utilizando, se puede decidir explorarlo o simple- mente bordearlo, en el sentido de «esquivarlo». • Explorarlo: se adopta la técnica diagonal modificada para reconocerlo, deslizando el bastón a derecha e izquierda, comprobando forma, volumen, altura, etc. • Bordearlo: se analizarán las claves ambientales para decidir la forma más adecuada de recuperar la línea de desplazamiento que se llevaba (véase Bordear, más abajo). Consideraciones • Al explorar, el dorso de los dedos que sujetan la empuñadura pueden ayudar a buscar detalles pequeños del objeto. • Hay que prestar atención a los desniveles, ya que son más difíciles de detectar y generan inseguridad. • Es una acción previa a la decisión de bordear, bajar/subir, alinear, etc. Bordear Finalidad • Sortear un obstáculo sin perder la línea de direc- ción.
  • 289. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 289 Desde cualquier técnica • Una vez detectado e identificado el obstáculo, se determina su posición con respecto a la marcha (frontal o lateral) y si permite el paso total o par- cialmente. • Explorar sus lados para comprobar si el paso es suficientemente amplio. En exteriores, se sortea- rá preferentemente por el lado más cercano a la pared o, en su defecto, el más alejado del bordillo o desnivel cercano. • Mantener el contacto con el obstáculo permanen- temente, mientras se bordea con la técnica de deslizamiento (no debe utilizarse la diagonal en ex- teriores, a no ser que el resto de visión lo permita). • Percibir el paso libre y recuperar la dirección de la marcha. Consideraciones • La información táctil y auditiva del contacto inicial del bastón con el objeto proporciona claves que ayudarán a identificarlo. • Si se percibe un saliente (u otro obstáculo alto), se recomienda utilizar la técnica de protección personal. • En el caso de huecos o socavones en el suelo, se realizará el mismo procedimiento.
  • 290. 290 Discapacidad visual y autonomía personal • Si el obstáculo es grande y ocupa toda la zona libre de paso —por ejemplo, en una acera—, se debe valorar el sitio más seguro para pasar, te- niendo en cuenta: ◦◦ Los riesgos del tráfico rodado y la presencia de vehículos aparcados; si los coches vienen por detrás, la visibilidad será menor y mayor el riesgo. ◦◦ La conveniencia de bajarse de la acera y se- guir por la calzada junto al bordillo, tocando el objeto con la técnica de tres puntos, hasta que haya espacio libre para volver a subir a la acera y recuperar la dirección. ◦◦ La posibilidad de cambiar de acera, si es ese el método más seguro. ◦◦ La necesidad de pedir ayuda a otras personas. ◦◦ Se entrenará con distintos tipos de obstáculos y situaciones. Alineación Con técnica diagonal modificada Al contactar con el bastón la superficie elegida y adoptar esta técnica, deslizarlo de un lado a otro (delante-detrás/izquierda-derecha), con el objeto de adecuar la posición del cuerpo con respecto a dicha referencia:
  • 291. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 291 • Alinearse con la superficie de forma paralela, lateralmente (delante-detrás). • Alinearse con la superficie de forma perpendicu- lar, frente a la misma (izquierda-derecha). Girar Finalidad • Realizar un cambio de dirección, bien de 90º o de 180º, evitando que otras personas tropiecen con el bastón. Desde cualquier técnica • Una vez parado, recoger el bastón acercándolo al cuerpo, de forma que quede en posición vertical. • Realizar el giro y rastrear el espacio por el que se va a continuar la marcha, antes de iniciarla. • Continuar el desplazamiento con la técnica de bastón necesaria. Consideraciones • Se utiliza en espacios reducidos (aceras estre- chas, esquinas, zonas congestionadas, etc.) o para volver por donde se venía (giro de 180º). En lugares más amplios, puede realizarse el giro con naturalidad, sin modificar la técnica usada y sin interrumpir la marcha.
  • 292. 292 Discapacidad visual y autonomía personal Pasar puertas Finalidad • Atravesar una puerta, al ir utilizando cualquier técnica de desplazamiento. En grandes espacios y puertas automáticas esta técnica no es aplicable. Con técnica diagonal modificada • Tomar contacto con la puerta y apoyar en ella el bastón, adoptando la técnica diagonal modificada. • Explorarla, manteniendo el contacto de la totali- dad del bastón con la puerta, moverlo de forma horizontal (izquierda–derecha) hasta localizar el pomo o tirador (si lo hubiera). • Abrir y pasar con técnica diagonal, deslizando la contera por el suelo, por si hubiera algún desnivel. Consideraciones • En algunos casos, ha de elevarse un poco el bastón, si se prevé que el pomo puede hallarse a mayor altura de la explorada. • Si se percibe contacto con el pomo, pero no se detecta con el dorso de los dedos que sujetan la empuñadura:
  • 293. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 293 ◦◦ Se baja la mano que sujeta el bastón hasta encontrarlo. ◦◦ La mano contraria se desplaza directamente a buscarlo, o se desliza por la caña hasta contactar. Subir y bajar escaleras Finalidad • Abordar una escalera con seguridad, en un entor- no conocido o desconocido. Aspectos generales • Se inicia cuando ya se dominan las técnicas de movilidad. • La escalera se subirá y bajará preferentemente por el lado derecho, especialmente en espacios congestionados. • Es útil entrenar la sujeción del bastón con ambas manos. • Si hay problemas de equilibrio, sobrepeso u otras dificultades físicas, se utilizará el pasama- no y se contemplará la posibilidad de realizar la subida o bajada peldaño a peldaño, sin alternar los pies. El bastón, en ningún caso debe usarse como apoyo.
  • 294. 294 Discapacidad visual y autonomía personal • Deberán adaptarse las técnicas a las posibilidades del alumno. • Comenzar el entrenamiento siempre con subida, y en las primeras sesiones de bajada utilizar los pasamanos para reducir la inseguridad. • El especialista se situará por detrás del alumno en los entrenamientos de subida, y se manten- drá dos o tres escalones por delante en los de bajada. Procedimiento común previo a subir y bajar • Al detectar el primer peldaño, bien porque el bastón cae —bajada— o bien porque tropieza —subida—, adoptar la técnica diagonal modifi- cada, apoyando el último tramo de la caña y la contera contra la tabica. • Alinearse de forma perpendicular con el escalón, extendiendo el movimiento a izquierda y derecha para centrarse, explorarlo en su totalidad o loca- lizar el pasamano. Procedimiento para subir Se utiliza el mismo procedimiento con las técnicas diagonal, diagonal modificada o con sujeción en forma lápiz, únicamente varía la forma de sujetar el bastón. • Sujetar el bastón en posición más baja, deslizando la mano por la caña.
  • 295. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 295 • La contera se apoyará en el segundo escalón (puede variar según las necesidades de la per- sona) hasta tocar la tabica del siguiente, para calcular la anchura del peldaño. • Se elevará la contera unos centímetros, sin que sobresalga del escalón. • Subir, manteniendo el brazo extendido en la posi- ción fijada. El bastón contactará con cada uno de los peldaños. • La falta de contacto con un peldaño identifica el final de la escalera, es decir, la técnica alerta en el penúl- timo escalón, cuando todavía queda uno por subir. • Se comprobará la superficie del rellano con el bastón, antes de continuar la marcha. Foto 16. Subida de escaleras (técnica diagonal y sujeción en lápiz) Consideraciones • Es importante la alineación previa con la escalera, para subir en línea recta.
  • 296. 296 Discapacidad visual y autonomía personal • Hay que situarse a la distancia correcta del primer escalón, evitando pegar las puntas de los pies en la tabica, para evitar tropiezos. • Si se advierten dificultades para contactar con los escalones, el especialista ayudará a colocar el bas- tón correctamente y a mantener el brazo extendido. Procedimiento para bajar Con técnica base (centrado sin contacto) • Sujetar el bastón de forma básica desde el centro del cuerpo y deslizar la contera hasta el segundo escalón, para comprobar la altura y anchura de los peldaños. A continuación, elevarlo levemente (solo unos centímetros). • Se bajará manteniendo la posición del brazo, bastón y altura de la contera con respecto a los escalones. • Al tocar el rellano, el bastón se deslizará, lo que identifica el final de la escalera, quedando un peldaño por bajar. • Se comprobará el espacio antes de continuar la marcha. Consideraciones Uno de los aspectos más difíciles de interiorizar es la distancia entre la contera y los escalones. La elevación
  • 297. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 297 excesiva no informa adecuadamente y se reduce la seguridad, y si es muy escasa, produce el contacto con el escalón, pudiendo interpretarse como un falso final de la escalera. Para prevenir posibles desequilibrios por escalones irregulares, se aconseja realizar una comprobación de la altura del último antes de bajar. Con técnica base (centrado en péndulo) La forma de sujeción, de posición del brazo y de co- locación de la contera se realizan igual que en el punto anterior —con técnica base (centrado sin contacto), pasos 1 y 2. Bajar la escalera, describiendo un movimiento con la muñeca en flexión-extensión, de derecha e izquierda (a modo de péndulo) mientras se desciende. El movimiento ha de realizarse de forma coordinada y al ritmo de los pasos al descender. Cada paso su- pondrá un movimiento de muñeca y, por consiguiente, del bastón al lado contrario del pie que desciende (el mismo ritmo que para la técnica de dos puntos o de deslizar). Consideraciones • Se asegura la protección ante obstáculos impre- vistos, pero bajar sin contacto puede generar mayor inseguridad y afectar a la alineación, con el consiguiente peligro.
  • 298. 298 Discapacidad visual y autonomía personal Con técnica de deslizamiento (lateral con contacto constante) • Se sujeta el bastón por la empuñadura en la for- ma básica, pero manteniendo el brazo caído, de forma natural, en el costado del cuerpo. • Bajar, deslizando la contera sin forzarla, que con- tactará con todos los peldaños. Al prolongarse el deslizamiento se advierte el final de la escalera, previamente al último escalón, es decir, en el penúltimo. • Foto 17. Bajada de escaleras (técnica base y lateral con contacto constante) Consideraciones Esta técnica proporciona seguridad en la bajada, ya que el bastón mantiene contacto continuo y aporta con- firmación previa al apoyo del pie en el siguiente escalón.
  • 299. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 299 Combinada con la sujeción al pasamano, es muy apropiada para personas mayores que no precisan ba- jar peldaño a peldaño. Uso de ascensores Finalidad • Utilizar el ascensor de manera segura. Desde cualquier técnica El alumno deberá conocer las características genera- les de un ascensor. Después tendrá que: • identificarlo mediante las claves ambientales (sonido, textura o referencia visual), o con ayuda de otra persona; • localizar el pulsador y, por precaución, esperar a un lado de la puerta; • atravesar la puerta con la técnica de bastón de «paso por puertas», verificando al tiempo la pla- taforma antes de entrar; • pulsar el botón deseado; • comprobar el espacio inmediato antes de salir. Consideraciones • Para asegurarse de que ha parado en el piso de- seado, podrá recurrir a alguno de estos métodos:
  • 300. 300 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Al abrirse la puerta, pulsar de nuevo el botón de la planta deseada; si esta se vuelve a abrir, generalmente confirmará que se encuentra en el piso seleccionado. ◦ ◦ Pulsar todos los botones y contar cada parada. ◦◦ Solicitar ayuda a otra persona. • Actualmente, los ascensores se diseñan incor- porando recursos que facilitan un uso accesible: pavimentos señalizadores, información sonora y botoneras con numeración en braille y en altorre- lieve contrastado. Uso de escaleras mecánicas Finalidad • Utilizar las escaleras mecánicas con seguridad. Con técnicas de deslizamiento, diagonal y diagonal modificada o sujeción en forma lápiz • Localizar la escalera, atendiendo a su sonido, textura de la plataforma, o con ayuda de otra persona. • Acercarse a ella, reduciendo la velocidad. • Al contactar con la plataforma metálica, parar y localizar el pasamano.
  • 301. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 301 • Tocarlo, para comprobar la dirección de la escale- ra (subida o bajada). • Avanzar hasta localizar con el bastón el borde de la placa metálica, inmediata a los escalones, y fijar la contera en él. • Acercar los pies justo hasta el borde y dar un paso corto hasta contactar con el primer peldaño. • Una vez en la escalera, mantener los pies sepa- rados. • Colocar el bastón en vertical, un escalón por delante. Al subir, los pies pueden ir uno en cada escalón y en el mismo al bajar. • Al notar la zona de enrasamiento, elevar ligera- mente la punta del pie. • Cuando se advierta el borde de la placa, avanzar con decisión, utilizando la técnica de deslizamiento. • Caminar unos pasos para alejarse de la escalera, nunca se parará al final de la misma. Consideraciones • El procedimiento es idéntico para tapices ro- dantes. • Inicialmente, se practicará en escaleras poco concurridas.
  • 302. 302 Discapacidad visual y autonomía personal • Se aconseja utilizar el lado derecho de la escalera, para que puedan pasar las personas que deseen avanzar. • La elección de la posición de los pies en el escalón (los dos en el mismo o en distinto), dependerá de la seguridad que cada forma proporcione. • Ante una pérdida del equilibrio, para evitar una caída se recomienda sentarse en el escalón si se está bajando y arrodillarse si se está subiendo. 2. Productos de apoyo ópticos, electro-ópticos y filtros Los instrumentos auxiliares para favorecer el uso del resto de visión en las mejores condiciones son los productos de apoyo ópticos, electro-ópticos y los filtros. Deben seleccionarse y entrenarse minuciosamente en función de las características visuales de cada persona, teniendo en cuenta sus necesidades y sus posibilidades. Previamente a su utilización, las habilidades visuales (v. capítulo 5) deben estar plenamente desarrolladas. Dentro del proceso, es necesaria la intervención del oftalmólogo y del óptico, para evaluar el resto visual y proponer las ayudas para las diferentes tareas requeri- das. El especialista entrenará, adaptará y determinará, junto con el alumno, las que finalmente resuelvan la situación planteada. Existen diferentes tipos de productos ópticos, con una amplia gama de aumentos. Aunque están diseñados
  • 303. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 303 para un uso concreto, no tienen la misma utilidad para cualquier persona con baja visión. Esto es debido a que la adaptación depende de factores de distinta índole: las condiciones visuales, las características de la tarea, las habilidades personales y el entorno en que van a utilizarse. Puede suceder que un producto proporcione un rendimiento excelente a una persona, pero que no tenga ninguna utilidad para otra, aun cuando ambas tengan la misma patología. Raramente puede utilizarse el mismo producto para más de una tarea y es habitual necesitar tantos como actividades se deseen llevar a cabo. Esto es, sin duda, un indicador de que se utiliza al máximo la visión a lo largo del día y, contrariamente a lo que puede parecer, es algo muy positivo y un aspecto a fomentar dentro del programa de rehabilitación de la baja visión. Al final de este capítulo se recomiendan algunas lecturas específicas sobre los productos de apoyo para optimizar el resto de visión. 2.1. Tipos de productos de apoyo Además de las características propias de cada tipo, presentan otras comunes: • Valor dióptrico: El principio básico es el aumento que consiguen, que favorece la posibilidad de acercarse a distancias muy cortas para ver el objeto, consiguiendo una imagen ampliada en la retina. El aumento se reconoce por el número de
  • 304. 304 Discapacidad visual y autonomía personal dioptrías, y se rige por la siguiente fórmula de correspondencia: • 4 Dioptrías (D) = 1 aumento de la imagen retinia- na (1x). • Distancia de trabajo: Se establece en función del número de dioptrías que tenga la lente. General- mente, se enfocan a una distancia corta y fija. Cualquier movimiento, por ligero que sea, produce borrosidad en la imagen que se visualiza. • Campo visual: El aumento produce reducción del espacio que se ve a través de la ayuda óptica. Estos efectos se incrementan proporcionalmente a la potencia de la ayuda, es decir, son mayores cuanto más aumento tienen. Los productos se dividen en microscopios, telemi- croscopios, lupas, telescopios, lupas televisión y filtros. 2.1.1. Microscopios Se consideran microscopios las adiciones superiores a 4 D montadas en gafas. Normalmente son lentes positivas, aunque, en el caso de una persona miope, una lente negativa puede actuar también como mi- croscopio. Usos: lecturas prolongadas, escritura, costura, etc. Pueden ser:
  • 305. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 305 • Monofocales. La lente solo tiene una graduación, que corresponde a la del microscopio. Se denomi- nan también «de campo completo». Se fabrican desde 1x hasta 20x. • Bifocales. Lente combinada para dos distancias. Habitualmente, la parte superior permite la visión lejana y la inferior la cercana, pero puede haber otras combinaciones. • Trifocales. La lente dispone de tres graduaciones diferentes: generalmente, una para lejos y dos para distintas actividades de cerca. Foto 18. Microscopios montados en gafas A su vez, pueden ser: • Monoculares. Hasta 20x aproximadamente. • Binoculares. Solo es posible hasta 4x.
  • 306. 306 Discapacidad visual y autonomía personal La utilización de microscopios presenta una serie de ventajas e inconvenientes: Ventajas Dejan las manos libres y son bastante estéticos. Su campo visual es mayor que el de otros productos. Inconvenientes Los monofocales solo proporcionan una imagen nítida a la distancia de enfoque determinada por su potencia, por lo que no se puede caminar, mirar de lejos, o ver con nitidez la cara de las personas. Los sistemas bifocales de más de 4 D no son prác- ticos para los desplazamientos, porque la zona de la lente destinada a la visión de lejos es reducida. Esto obliga a disponer de otras gafas de lejos para caminar. 2.1.2. Telemicroscopios Telescopios montados en gafas, enfocados para una distancia corta (inferior a un metro), o bien telescopios a los que se les añade una lente de aproximación, para enfocar a una distancia media o cercana. Usos: lectura, escritura, música, costura, etc. Pueden ser: • De foco fijo: El telescopio está enfocado a una distancia determinada y se superpone una lente
  • 307. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 307 de aproximación para la visión a media distancia o cercana. Otros suman directamente al objetivo la lente de aproximación, por lo que no permiten ver de lejos. • Enfocables: Su funcionamiento es similar a los telescopios manuales que se utilizan para visión lejana, pero la distancia entre el objetivo y el ocu- lar es mayor, y así se evita la acomodación. Unos y otros se fabrican de forma monocular y bino- cular; estos últimos solo hasta tres aumentos. Foto 19. Telemicroscopio Ventajas • A idéntico aumento, proporcionan una distancia mayor que los microscopios. • Se puede combinar la realización de dos tareas con el mismo sistema.
  • 308. 308 Discapacidad visual y autonomía personal Inconvenientes • El campo visual es muy reducido. • Un movimiento mínimo de cabeza o del texto produce una imagen borrosa. 2.1.3. Lupas Lentes convergentes montadas sobre un aro de suje- ción que puede ser circular, cuadrado o rectangular, que aumentan el tamaño de lo que se mira, produciendo una imagen derecha y virtual. Usos: lecturas breves y comprobaciones, consulta de mapas, diccionarios, etc. Ver detalles de objetos (man- dos de electrodomésticos, etc.), costura y manualidades. Pueden ser: • Manuales: Tienen un mango para sujetarlas y el au- mento disminuye cuando la lente se acerca al papel. • Con soporte: Se arrastran por el papel y es el pro- pio soporte el que marca la distancia idónea. Además, pueden tener luz incorporada. Su uso está indicado en función de las condiciones ambientales y de las necesidades de cada persona. Ventajas • Mayor distancia de trabajo que con los microscopios.
  • 309. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 309 • El mantenimiento de la fijación excéntrica es más sencillo que con otras ayudas. • Al contrario de lo que sucede con los productos ópticos montados en gafas, resulta más fácil y práctico mantener el contacto visual con el en- torno. Foto 20. Lupas de diferentes tipos Inconvenientes • Con las lupas manuales de mayor potencia es difícil encontrar y mantener la distancia de en- foque. • A igual potencia, el campo visual es más reducido que con los microscopios. • Las dos manos están ocupadas, una para dirigir la lupa y otra para sujetar el texto.
  • 310. 310 Discapacidad visual y autonomía personal • La velocidad lectora es menor que con los mi- croscopios, porque el cambio de renglón precisa bastante tiempo. 2.1.4. Telescopios Instrumentos ópticos que constan de dos lentes (ocular —se sitúa más próxima al ojo— y objetivo —más alejada—) que se separan y se acercan mediante un mecanismo, normalmente manual, que permite enfocar lo que se mira. Los objetos lejanos se ven con más detalle que a simple vista. Foto 21. Telescopios Usos: ver detalles lejanos en edificios, rótulos, car- teles informativos, semáforos, números de autobús, etc. Ver la pizarra en la escuela, seguir presentaciones con medios visuales, etc. Según sean las lentes —ocular y objetivo—, pueden ser de dos tipos: • Galileo: Son bastante pequeños y ligeros, pero tienen pocos aumentos.
  • 311. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 311 • Kepler: Tienen más aumentos, pero son más lar- gos y pesados. Y, a su vez: • Monoculares, muy utilizados en baja visión. • Binoculares, más grandes e incómodos y, nor- malmente, no pueden enfocarse a distancias cortas. Pueden usarse de forma: • Manual. • Montados en gafas, en cualquier posición, prioritariamente en la parte central y/o en la superior. Pueden ser enfocables o de foco fijo. En posición central, resultan útiles para activi- dades en las que no se requiere el uso de la visión para otra distancia. En la parte superior, permiten la visión a través de la lente soporte, que puede tener la graduación de lejos o para otra distancia. De esta forma, se pueden reali- zar dos actividades sin cambiar de gafas, como, por ejemplo, leer y mirar la pizarra. Los que se adaptan en gafas requieren una montura que soporte el peso. Ventajas Son bastante pequeños, y se pueden llevar encima permanentemente y usarse cuando es necesario.
  • 312. 312 Discapacidad visual y autonomía personal Inconvenientes • La imagen se percibe en movimiento. • El campo visual es muy reducido. • Distorsionan la «distancia real»; el acercamiento de la imagen hace que se pierda la noción de la distancia a la que está situado el objeto. 2.1.5. Lupas televisión Son productos de apoyo electro-ópticos que constan de una cámara de televisión que transmite una ima- gen aumentada a la pantalla de un monitor. Se puede regular el aumento, el brillo, el contraste, la polaridad (positivo/negativo) y, en algunos casos, el color. Algu- nos modelos disponen de mesa xy, soporte móvil que se desplaza sobre los ejes horizontales y verticales en el que se coloca el material impreso, resultando más fácil el desplazamiento por el texto y el retroceso sobre la línea leída para cambiar a la siguiente. Se conocen también como cctv (Circuito Cerrado de Televisión). Usos: lectura, escritura, ver la pizarra, actividades de la vida diaria que requieran precisión, etc. Son muy útiles para personas que necesitan muchos aumentos, no logran adaptarse a los instrumentos ópti- cos, han perdido la práctica lectora o tienen un campo visual muy reducido. También son aconsejables cuando hay necesidad de leer durante periodos muy largos, por motivos de trabajo o estudio.
  • 313. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 313 Se encuentran en diferentes formas: • Compactas. Incluyen los tres componentes bási- cos del sistema: cámara con zoom óptico, monitor y mesa de lectura xy. Algunos modelos incorporan también la pantalla. Foto 22. Lupas televisión compactas • Transportables. Tienen los mismos elementos, pero su diseño permite llevarlas de un sitio a otro con facilidad. Suelen tener la pantalla de mayor tamaño que los sistemas portátiles, y su peso también es superior al de estos. • Portátiles. Con cámara y una pequeña pantalla, muy fáciles de transportar dado su reducido tamaño y peso. Son adecuadas para consultas puntuales. • Compatibles con el ordenador, permiten la división de la pantalla en dos partes, una para proyectar la imagen del pc y otra, a través de la cámara, para ver el texto situado debajo. Algunos modelos incorporan cámara de lejos que permite seguir una conferencia, ver la pizarra en la
  • 314. 314 Discapacidad visual y autonomía personal escuela, etc., e incluso tienen la opción de guardar en el ordenador archivos de fotografía o vídeos con las imágenes captadas por la cámara. Foto 23. Lupa televisión portátil Prestaciones No todos los modelos de lupa televisión tienen las mismas prestaciones. Algunos solo disponen de las más básicas, mientras que otros son muy sofisticados e incluyen diferentes posibilidades, entre las que están: • Zoom fijo o regulable (distintos niveles de aumento). • Enfoque manual o automático. • Imagen: blanco y negro, colores naturales y arti- ficiales, gama de grises. • Cambio de polaridad (diferente color para las letras y el fondo).
  • 315. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 315 • Regulador de brillo y contraste. • Líneas de referencia, horizontales o verticales. • Cortina que tapa una parte de la imagen: horizon- tal o vertical. • División de pantalla, para uso compartido con cámara de lejos o con ordenador. Ventajas • Permiten la lectura a mayor distancia que los productos de apoyo ópticos. • Es posible potenciar el contraste de cualquier texto a leer, mediante las opciones de polaridad y control de brillo. • Para lecturas prolongadas ofrece mayor rendi- miento, porque el tiempo de resistencia es mayor que con cualquier otro sistema óptico. • Facilita el entrenamiento y uso de la fijación ex- céntrica. • El sistema de enfoque es mucho más sencillo, y es fácil apreciar la nitidez. • Espacio de trabajo amplio que permite realizar acti- vidades manuales (escritura, costura, manicura…). • Se puede utilizar la visión binocular.
  • 316. 316 Discapacidad visual y autonomía personal • El campo visual es bastante mayor. Inconvenientes • Dependiendo del modelo, son difíciles de mover y cambiar de ubicación, por lo que re- quieren un espacio estable y concreto donde situarlas. • Las portátiles, aun mejorando las posibilidades de contraste, suelen tener la pantalla pequeña, resultando incómoda y poco funcional para la lectura. Su uso se limita a realizar consultas puntuales. • Son bastante caras. • Las reparaciones no son fáciles de resolver y requieren la intervención de un servicio técnico especializado, difícil de encontrar en algunos lugares. 2.1.6. Filtros Un filtro es una lente orgánica o mineral que absorbe las radiaciones nocivas que llegan al ojo (ultravioleta —uv— y luz azul) y que disminuyen la transmisión de luz. Usos: problemas de deslumbramiento en diferentes situaciones, baja sensibilidad al contraste y tiempos de adaptación luz-oscuridad —y viceversa— anormalmen- te largos.
  • 317. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 317 Foto 24. Diferentes tipos de filtros Pueden ser: • De densidad neutra: No modifican el color aparen- te de los objetos, tan solo reducen la intensidad luminosa y se acompañan de una capa absorbente de radiación uv. El color del filtro no es indicati- vo de la protección que ofrece: una lente muy oscura no tiene por qué filtrar correctamente la luz uv pero sí la visible, por lo que la radiación que recibe el ojo aumenta. Existen en diferentes colores: marrón, gris, verde, etc. Se expresan en porcentaje de luz transmitida, reconocible por la denominación alfabética que se les asigna. Según la actual reglamentación europea (norma iso/dis 8980-3), hay cinco categorías de filtros solares: Categoría Tono Porcentaje de transmisión 0 A de 80 a 100 1 B de 43 a 80 2 C de 18 a 43 3 D de 8 a 18 4 E de 3 a 8
  • 318. 318 Discapacidad visual y autonomía personal • De absorción: La protección se mide por su longi- tud de onda en nanómetros (nm). Son selectivos, eliminando las radiaciones superiores a 400 nm. Cambian la percepción de los colores y disminuyen la luminosidad. Por ejemplo, un filtro 500 filtra toda la luz azul por debajo de los 500 nm, mientras que un 527 filtra más: en este caso, toda la luz por debajo de los 527 nm. Algunos son fotocromáticos (cambian temporalmente su color en función de la intensidad de luz solar que reciben): en exteriores se oscurecen y en interiores se aclaran. Cuánto más alta es la eliminación del espectro, mayor es la reducción luminosa del filtro y, paralelamente, menor es la agudeza visual que permiten. • Polarizados: Permiten el paso de la luz solo en un plano, minimizando los deslumbramientos al eliminar los reflejos en ciertos ángulos de superfi- cies como el agua, la nieve, etc. Poseen protección a la luz uv. • De absorción polarizados: Reúnen las propiedades de un filtro de absorción más uno polarizado. Modalidades de presentación Los filtros pueden utilizarse en: • Suplemento: Se colocan encima de las gafas convencionales, por lo que son una buena opción para los usuarios de estas. Se requiere bastante destreza para ponerlos y quitarlos ágilmente. Existen dos tipos:
  • 319. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 319 ◦◦ Elevables: La sujeción se hace a través de una pinza que permite levantar o bajar el filtro sin quitarlo. Cuando no se necesita (interiores, paso por zonas de sombra, etc.), se sube y se mira a través de las gafas; en el momento en que se precisa la protección, se baja de forma rápida y sencilla. ◦◦ Fijos: La sujeción se realiza con unos en- ganches que mantienen el suplemento sobre la montura de las gafas, pero, cuando no se desea utilizar, el filtro debe quitarse. • Gafas: Filtros con graduación o sin ella. Para ase- gurar la protección, se intentará que las monturas elegidas ofrezcan el máximo ajuste lateral y fron- tal, para evitar que la luz cause molestias. 2.2. Entrenamiento Para conseguir el máximo aprovechamiento de las prestaciones que ofrecen los productos ópticos, electro ópticos y filtros, es imprescindible realizar un entrena- miento personalizado. La práctica y su incorporación en la vida cotidiana son aspectos esenciales para garanti- zar el uso posterior. Se pretende con el entrenamiento que el alumno conozca perfectamente los productos de apoyo ópticos que va a utilizar, sus características y su funcionamien- to, con sus ventajas e inconvenientes, y adquiera des- trezas para su manejo autónomo, así como habilidades para su uso. Debe ir dirigido, además, a minimizar los
  • 320. 320 Discapacidad visual y autonomía personal efectos de la corta distancia de trabajo y la reducción de campo visual, desarrollando habilidades para saber buscar la distancia focal y mantenerla durante toda la actividad, así como para saber explorar correctamente todo el espacio que se pretende ver. El entrenamiento debe servir también para: • Desarrollar destrezas manipulativas para colocar lentes accesorias, pilas, montar suplementos en- cima de las gafas, etc. • Utilizar correctamente los mandos de los produc- tos electro-ópticos. • Incorporarlas a situaciones reales: espectáculos, compras, etc. • Optimizar las habilidades visuales. 2.2.1. Habilidades visuales para el uso de productos de apoyo ópticos Es necesario que se revisen y entrenen, en primer lu- gar, las habilidades visuales básicas, que forman parte del proceso de percepción visual. Así mismo, hay que integrar la visión y la fijación excéntrica, así como las estrategias específicas para personas con pérdida del campo visual periférico (v. capítulo 5). Para afianzar las habilidades visuales utilizando pro- ductos de apoyo ópticos se pueden realizar ejercicios sencillos con objetos y en papel, utilizando dibujos de
  • 321. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 321 símbolos, letras, números, etc., fácilmente adaptables a las necesidades de cada persona. Un recurso útil es partir de dispositivos de menor potencia para conseguir el mayor campo visual posible, aumentando el tamaño de los símbolos utilizados en los materiales de entrena- miento. Se estudian a continuación las habilidades para utili- zar correctamente los productos de apoyo ópticos. 2.2.1.1. Localizar la distancia focal Finalidad: Encontrar el punto de visión más nítido a través de la ayuda óptica. Con microscopios y telemicroscopios de foco fijo montados en gafas • Ocluir el ojo que no se usa (solo si el ojo no do- minante interfiere en la visión, produciendo una imagen doble o sensación de incomodidad). • Mirar por el centro de la lente. • Tras ponerse las gafas, acercarse y alejarse del papel hasta obtener una imagen nítida. Si el ma- terial se sitúa sobre un atril, acercará y alejará la cabeza; si lo sujeta con las manos, lo acercará a la cara y, lentamente, irá alejándolo hasta encontrar el punto más claro posible. En este caso man- tendrá los brazos apoyados sobre la mesa para conseguir una fijación más estable y una correcta postura de trabajo.
  • 322. 322 Discapacidad visual y autonomía personal • Una vez localizada la distancia, deberá mantenerla durante la exploración del material, desplazando este con movimientos de brazos, en sentido hori- zontal (izquierda-derecha). También puede acom- pañarse de movimientos combinados de cabeza. • Se confirmará que se ha situado a la distancia adecuada pidiendo al alumno que mueva ligera- mente el papel hacia adelante y hacia atrás, y compruebe dónde lo ve mejor. Se puede saber si el enfoque es correcto comparando la distancia a la que se sitúa con la resultante del cálculo en función de los aumentos. Si no coinciden, el óptico deberá revisar la refracción del alumno. Para conocer más detalles sobre el cálculo de la distancia, se aconseja consultar la bibliografía recomendada al final del capítulo. Dificultades y alternativas • Con microscopios de potencias elevadas pueden presentarse dificultades de enfoque. Para resol- verlas, es útil fabricar una especie de «soporte» de plástico duro, de la misma medida que la distancia a la que debe situarse. Se sujetará con papel adhesivo a la montura de las gafas, en la parte temporal, y se practicará con él hasta que se haya adquirido cier- ta pericia; después se quitará y se comprobará que puede mantener la distancia de enfoque por sí solo. • Se puede utilizar una lupa con soporte para que comprenda el mecanismo de enfoque y despla- zamiento, y continuar posteriormente el entrena- miento con el microscopio o telemicroscopio.
  • 323. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 323 Con telemicroscopios enfocables montados en gafas • Tras ponerse las gafas, se situará a la distancia adecuada para realizar la tarea de la que se trate, y enfocará el telescopio. La secuencia será similar a la descrita para los mi- croscopios, introduciendo, eso sí, estrategias para suplir el escaso campo visual de estos sistemas y la borrosidad que producen al menor movimiento de cabeza. Dificultades y alternativas Con estos productos son frecuentes las pérdidas al realizar la exploración para ver todo el material. Para mejorar este aspecto, se pueden utilizar referencias en los laterales: el propio dedo, dibujos y formas adhesi- vas de colores, etc. De esta forma se facilita la locali- zación a través del campo visual de la ayuda. Con lupas manuales • Utilizar un atril para colocar el material, • sostener el mango de la lupa firmemente con la mano que prefiera (generalmente la dominante), • acercar totalmente la lente de la lupa a lo que se quiere visualizar (texto, mando de electrodomés- ticos, etiqueta…),
  • 324. 324 Discapacidad visual y autonomía personal • ir levantando lentamente la lupa, hasta que se obtenga una imagen nítida, • deslizar la lupa de izquierda a derecha, para vi- sualizar el material, manteniendo la distancia de enfoque. Dificultades y alternativas • Si se presentan dificultades para mantener el en- foque, puede ser útil introducir previamente una lupa con soporte. De esta forma, podrá adquirir la práctica necesaria, para que sea más sencillo pos- teriormente el manejo de la lupa manual. • Si el material es rígido, será suficiente con apoyarlo en la palma de la mano que no maneja la lupa. • Los materiales no rígidos (prospectos de medica- mentos, tiques, facturas, etc.), y cuando no sea posible el uso del atril, se apoyarán en un trozo de cartón duro, cartera o cualquier objeto que se tenga a mano. • Confirmar que se utilizan las gafas convencionales (si las precisa). • Parra mantener la distancia más nítida, se puede apoyar el dedo meñique de la mano que sujeta la lupa en el papel u objeto que se esté mirando. Este dedo se utilizará como soporte mientras dure la ta- rea. Con lupas con soporte • Sujetar el papel, sobre la palma de la mano o sobre un atril,
  • 325. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 325 • apoyar el soporte de la lupa sobre el texto o ma- terial a ver, • desplazar la lupa de izquierda a derecha. 2.2.1.2. Fijación Finalidad: Utilizar el punto de visión más nítido y mantenerlo durante toda la actividad. • Encontrar el punto de visión más nítido (fijación), incluso si se encuentra fuera de la zona foveal. • Con la ayuda óptica puede utilizarse material im- preso; mantener la fijación a lo largo de las líneas para afianzarla. Dificultades y alternativas Si se presentan problemas, se puede: • Ampliar el tamaño del material o entrenar con una ayuda de menos potencia. • Utilizar tiposcopios que aíslen la palabra que se debe leer. 2.2.1.3. Localización Finalidad: Conocer la distribución del espacio que se quiere visualizar, para compensar la reducción de campo del producto de apoyo óptico.
  • 326. 326 Discapacidad visual y autonomía personal • Sin la ayuda óptica, visualizar todo el espacio que se quiere ver y, posteriormente, con ella y a la distancia de enfoque permitida, locali- zar ordenadamente todos los elementos que contiene, utilizando los puntos de referencia adecuados. • El objetivo de la localización es buscar una referencia (generalmente, el extremo superior izquierdo) y dirigirse a mirar, ordenadamente, los elementos importantes para ver sus de- talles. Para ello, puede situar su dedo en el punto de inicio y buscarlo después a través de la ayuda. Dificultades y alternativas Si se presentan problemas, se pueden usar tiposcopios que marquen el principio, o señalizar este inicio con números o puntos de color. Foto 25. Tiposcopios
  • 327. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 327 2.2.1.4. Exploración Finalidad: Afianzar las habilidades anteriores, man- teniendo la visión por todo el espacio a visualizar. • Después de localizar un punto concreto, recorrer en sentido horizontal todo el espacio a ver, con movimientos de ida y vuelta. Dificultades y alternativas Cuando hay problemas, o como tareas complementa- rias, se pueden realizar ejercicios con líneas de refe- rencia, con un número/letra/dibujo en el inicio y otro en el final. Recorrer la línea completa y retroceder por la misma, hasta encontrar el primer elemento, y des- de ahí, bajar hasta encontrar el símbolo que inicia el siguiente renglón. Figura 17. Ejercicios para fomentar la exploración 2.2.1.5. Específicas para el uso de telescopios La secuencia de entrenamiento con telescopios puede realizarse con mayor o menor exhaustividad, en función de la pericia de cada persona. La finalidad es adquirir
  • 328. 328 Discapacidad visual y autonomía personal habilidades para la localización, la fijación y el enfoque, el recorrido, el seguimiento y la exploración. Localización Es una habilidad necesaria para garantizar un uso correcto del telescopio, pero que resulta difícil de con- seguir. Incluye tres aspectos: • Sujeción de la ayuda: Debe hacerse con firme- za para minimizar el movimiento. Se envuelve con todos los dedos de la mano, y el círculo formado por el índice y el pulgar se sitúa contra la cara, para mantener firme la ayuda e impedir el paso de la luz. En caso de dificultades para estabilizar- lo, se deberá: ◦◦ Apoyar el codo del brazo que sujeta el tele- scopio en una mesa o en el apoyabrazos de la silla. ◦◦ Pegar el brazo al cuerpo y sujetar el codo de la mano que tiene el telescopio con la palma de la otra. • Alineación de ojo-ocular-objetivo: Es fun- damental para realizar una localización eficien- te. Se trata de poner en línea recta estos tres elementos: ojo, ocular y objetivo a visualizar. Se utilizará la mejor fijación, sea central o excéntri- ca. Para ello:
  • 329. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 329 ◦◦ Localizará visualmente lo que desea mirar sin la ayuda. Sin mover el ojo, levantará despacio el telescopio hasta situarlo delante del mismo, comprobando que ve el objeto. Se repetirá este ejercicio varias veces, cambiando de estímulo. ◦◦ La ayuda debe dirigirse hacia el frente y si- tuarse perpendicularmente a la cara. De lo contrario, es posible que no se vea toda la zona circular que capta el telescopio, y apare- cerán de color negro las paredes del mismo. • Búsqueda de objetos: Una vez afianzados los pasos anteriores, se localizarán distintos objetos del entorno. Se entregará la ayuda en- focada al alumno. Si surgen dificultades, puede recurrirse a: ◦◦ Continuar el entrenamiento con un telescopio de menos aumento (con mayor campo visual) que el que precisará definitivamente. ◦◦ Practicar con telescopios montados en gafas. ◦◦ Oscurecer la sala, dejando solo una luz que sir- va de referencia para la localización, situando delante tarjetas con dibujos, números o letras, y pedirle que las visualice. ◦◦ Modificar las condiciones del objeto utilizado (más contraste, color más perceptible, menor distancia, etc.).
  • 330. 330 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Proporcionar consignas verbales o sonoras para facilitar la localización. Fijación y enfoque Cuando el alumno localiza sin dificultad está capaci- tado para fijar la visión en ese punto y podrá aprender a enfocar la imagen. A veces es difícil entender el con- cepto de «nitidez» o «borrosidad», pues la tendencia es conformarse con descifrar la imagen y verla «un poco mejor». En la fase de enfoque, hay que insistir para que consiga la mejor nitidez. • Se entrega el telescopio totalmente girado en una dirección. El alumno debe moverlo de forma lenta y suave, hasta ver la imagen clara. Apreciará que la borrosidad aparece cuando sobrepase el punto correcto de enfoque. • Para comprobar si el enfoque es correcto, es con- veniente utilizar materiales que requieran identifi- cación o discriminación (números, letras etc.). Detección Es el resultado de las dos habilidades anteriores. Requiere encontrar el objeto sin la ayuda, elevar esta lentamente —para que se produzca la alineación ojo- objeto— y enfocarla con nitidez. • En una pizarra o sobre la pared se sitúan números o letras grandes y con buen contraste. El alumno los visualizará sin el telescopio (normalmente solo
  • 331. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 331 podrá detectar su presencia, sin llegar a leerlos o identificarlos), se colocará el telescopio, lo enfo- cará y reconocerá los símbolos. • Repetir la actividad modificando la distancia y el tamaño de los símbolos presentados. • Practicar con diferentes objetos del entorno. A veces surgen problemas para conservar la direc- ción mientras se desplaza la ayuda a través del espacio que quiere ver. En ese caso: • Practicar con un cilindro hueco de cartulina o con un telescopio de potencia menor. • Esta habilidad es más complicada cuando se usa un telescopio bióptico (situado generalmente en posición superior, que permite la visión por la parte inferior de la lente soporte). Para afianzarla, se localizará el objeto con la lente convencional, situándolo dentro del campo visual, y se inclinará la cabeza para verlo a través del telescopio. La dificultad para mantener la imagen en el campo del telescopio aumenta cuando se debe mover la cabeza para realizar un seguimiento. Recorrido Implica la capacidad de seguir una línea inmóvil, en diferentes direcciones, para llegar a realizar movimien- tos con «líneas imaginarias» y reconocer visualmente objetos que no «caben» enteros en el campo visual.
  • 332. 332 Discapacidad visual y autonomía personal El proceso debe contemplar los pasos siguientes: • Localización y visualización de la línea sin el telescopio. • Subida de la ayuda hacia el ojo, alineando el tele- scopio, el campo visual y la línea. • Enfoque del telescopio. • Desplazamiento de la cabeza y el telescopio de for- ma simultánea, con movimientos lentos y suaves. • Tras diferentes ejercicios con líneas horizontales, verticales, diagonales y con figuras geométricas, se recorrerán otras que se proyectan alejándose, lo que implica modificar el enfoque porque la dis- tancia del objeto va cambiando. Se puede practicar con una línea en el suelo (de cinta adhesiva, por ejemplo) que empieza donde está el alumno y que se aleja de él, sobre la que se colocarán tarjetas con números o letras que deberá reconocer. De esta forma, se confirma que la está recorriendo con el enfoque más adecuado en cada momento. Figura 18. Ejercicios de recorrido
  • 333. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 333 Una dificultad frecuente es mover el ojo mientras se realiza un recorrido, porque se pierde la alineación. Si esto sucediera: • Apoyar con firmeza los dedos en la cara para que el telescopio se mueva al mismo tiempo que la cabeza. Seguimiento Es la capacidad de «perseguir un objeto» que está en movimiento. Es una habilidad difícil porque la velocidad no se puede controlar. • Utilizar objetos visibles sin la ayuda, al menos al principio. • Practicar desplazamientos en diferentes direcciones: horizontal, vertical, alejándose, acercándose, etc. • Buscar situaciones reales: movimientos de un animal, deportista, niño, etc. A pesar de tener una gran destreza, hay algunos objetos muy difíciles de seguir, por su velocidad o por los cambios de rumbo imprevistos. A las personas con escotoma central puede resultar- les difícil mantener la fijación excéntrica cuando reali- zan seguimientos. Las que tienen el campo reducido, acostumbradas a mover los ojos para compensar la pérdida periférica, les es difícil mantener el ojo quieto y mover solo la cabeza.
  • 334. 334 Discapacidad visual y autonomía personal Exploración Implica la búsqueda de objetos que no pueden visuali- zarse sin la ayuda. Para conseguirlo, se deben realizar «ba- rridos» organizados, sin dejar ninguna zona sin explorar. • Realizar exploraciones horizontales, verticales, pri- mero con líneas continuas, después discontinuas y, finalmente, sin líneas. • Explorar el entorno: encontrar el semáforo, com- probar la existencia de obstáculos en la línea de desplazamiento, explorar la pared para encontrar el nombre de la calle, el suelo para buscar un objeto que se ha caído, localizar objetivos en la acera, etc. 2.2.2. Aspectos específicos para el entrenamiento con lupa televisión Buena parte del entrenamiento con la lupa televisión debe centrarse en adquirir autonomía para buscar el aumento adecuado, colocarse a la mejor distancia, poner la polaridad o el contraste óptimos y utilizar las líneas de referencia cuando lo necesite. Así mismo, es imprescindible conocer los sistemas para ubicar el texto u objeto en el soporte y en la posi- ción adecuada, y el manejo de la mesa xy. Además de eso, hay que tener en cuenta: • Cada persona debe utilizar el aumento necesario; si es excesivo, se reducirá el campo de visión.
  • 335. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 335 • Es aconsejable iniciar el entrenamiento con el texto bien enfocado por el especialista. • Si el modelo dispone de mesa xy, deberá familiari- zarse con los movimientos horizontales y verticales para realizar la exploración y el cambio de línea. • Antes de iniciar la lectura o de ver los detalles de un objeto aumentado hay que tener una imagen global. Esto se consigue mirándolo directamente, sin la lupa televisión. • Para localizar la primera línea o la parte del objeto que se desea aumentar, se puede situar el dedo índice de la mano izquierda en el borde de la línea de inicio, desplazando la mesa hasta encontrarlo. • Realizar diferentes prácticas de lectura, con mo- vimientos de retorno para encontrar el renglón siguiente. • Si el texto corresponde a un libro grueso (tipo enciclopedia), las últimas palabras de la parte derecha de las líneas de la página izquierda, o las primeras de la izquierda de las líneas de la página derecha, pueden estar desenfocadas, ya que la distancia desde las letras del borde exterior hasta la cámara es diferente a la que existe desde el lomo. Para solucionarlo, se puede colocar debajo algo que nivele la superficie (puede ser otro libro), de forma que se iguala la distancia de todas la líneas a la cámara. También puede ser útil el re- curso explicado en el punto siguiente.
  • 336. 336 Discapacidad visual y autonomía personal • La utilización de planchas de metacrilato transpa- rente encima del texto para aplanarlo facilitan el mantenimiento de la misma distancia a lo largo de toda la línea. • La iluminación ambiente deberá regularse de forma que no produzca reflejos en la pantalla, y es prefe- rible una iluminación tenue a la oscuridad total. 2.2.3. Entrenamiento con filtros El deslumbramiento puede ser un problema muy importante para personas con diversos trastornos oculares (Fischer y Cole, 2000), aunque sus manifesta- ciones obedecen a situaciones personales y concretas. Las ventanas, la iluminación directa e incluso el brillo de una pantalla de ordenador pueden interferir en el funcionamiento (Legge, 2000). La patología visual tiene mucho que ver en las molestias que ocasiona la luz, pero no hay una relación exacta entre esta y el deslum- bramiento o la capacidad de adaptación a los distintos niveles, por lo que no se puede predecir el filtro que necesitará el paciente solo a partir de la enfermedad ocular que padece (Faye, 2000). Una adecuada recomendación de filtros requiere un tiempo de adaptación al filtro y una serie de pruebas individualizadas (Martín, Torres y Vicente, 1997). Las dificultades pueden presentarse en: • Interiores: Con algunos tipos de iluminación, so- bre todo cuando la luz es excesiva y muy brillante.
  • 337. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 337 Puede afectar a la realización de tareas cotidianas: lectura, manualidades, etc. Generalmente, las personas que lo padecen se deslumbran también en exteriores. • Exteriores: Los problemas pueden ser debidos al sol (en determinadas posiciones o momentos del día) y/o al paso por zonas con elementos que pro- ducen sombras intermitentes (arboledas). Algunas personas también padecen deslumbramiento en días nublados. • Adaptación: Al pasar de luz a oscuridad o vice- versa, situación que puede darse tanto en interio- res como en exteriores. Cómo y dónde hacer la elección de los filtros Debe comenzar en un lugar que reúna las condiciones adecuadas para realizar la selección inicial: una sala in- terior que disponga de ventana al exterior, o un patio. Se elegirán dos o tres para su prueba en las situaciones que producen los problemas, cuya idoneidad se comprobará mientras se trabaja en exteriores (v. capítulo 10). Qué momento escoger y cuánto tiempo dedicarle Deben probarse en el momento del día y en la situa- ción en la que el alumno tiene los problemas, dedicando el tiempo suficiente para confirmar que el filtro elegido inicialmente reduce sus molestias y le permite mante- ner unos niveles de visión similares a los que consigue cuando no tiene deslumbramiento.
  • 338. 338 Discapacidad visual y autonomía personal Cómo valorar diferentes tipos de filtros y seleccionar el más adecuado La gran variedad de filtros existentes obliga a tener unos criterios claros a la hora de seleccionarlos. Se puede: • Elegir un filtro de cada tipo; • valorar el confort, aumento del contraste, etc., obtenidos con cada uno; • de la mejor gama, probar diferentes «intensida- des», del más claro al más oscuro; • probar los dos mejores en situaciones concretas, para comparar las ventajas. Foto 26. Aumento del contraste con filtro de absorción El mejor filtro será aquel que: • Reduzca al máximo el deslumbramiento.
  • 339. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 339 • Permita la mejor agudeza visual y la mejor sensi- bilidad al contraste. • Proporcione la mayor comodidad en los distintos niveles de luminosidad. • Posibilite una adaptación más rápida a la luz y a la oscuridad. Cuando los problemas de deslumbramiento sean muy intensos o para mitigar los que se producen ante diferentes situaciones, puede recurrirse a la combina- ción de más de un filtro. Cantalejo (2001) propone la combinación de «sistemas de filtros dobles», como una alternativa más adecuada que el uso de dos gafas se- paradas, por la incomodidad que representa tener que cambiarlas cada vez que varía el nivel de iluminación. Otros aspectos a tener en cuenta La modalidad de presentación también debe tratarse durante el entrenamiento. De entre las opciones exis- tentes, se elegirá la que más se ajuste a las necesi- dades del usuario. En el caso de que se opte por un suplemento, se realizarán prácticas para colocarlo en la montura. 2.3. Elección de un producto La decisión sobre cuál es el producto de apoyo óptico más idóneo debe contemplar la opinión del alumno, pero también una serie de criterios que el especialista debe tener en cuenta:
  • 340. 340 Discapacidad visual y autonomía personal • Necesidades: Es imprescindible partir de lo que precisa y no al revés. Los hábitos no se crean por tener una ayuda óptica. Una lupa manual electrónica, con la que se obtenga una velocidad de lectura baja, puede ser muy útil para alguien que solo tenga necesidad de hacer lecturas oca- sionales de recibos, facturas, documentos cortos, pero no deberá recomendarse a un estudiante para leer un volumen grande de información. Este ejemplo puede extrapolarse a otras situaciones que el especialista y el alumno interpretarán y valorarán conjuntamente. • Resultados obtenidos: se tendrá en cuenta que la mejor ayuda es aquella que: ◦◦ Permite la mejor agudeza visual para realizar la tarea, sin sobrepasar los aumentos necesa- rios. ◦◦ Tiene más campo funcional. ◦◦ Da mayor distancia de trabajo. ◦◦ Proporciona el mejor rendimiento (menor fati- ga, más tiempo de resistencia y, en el caso de la lectura, mayor velocidad). ◦◦ Otros aspectos: situación económica, espacio disponible, etc. Como parte final del entrenamiento, no puede olvidar- se la importancia de transmitir al alumno el rendimiento
  • 341. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 341 que consigue, así como las tareas que puede hacer con la ayuda y las que no podrá realizar. Le informará de: • El nombre del producto. • Tarea para la que se va a utilizar. • Su aspecto físico final. • Características: potencia, distancia de enfoque, campo visual útil, etc. • Agudeza visual que consigue, referida al tamaño mínimo que puede ver. • Velocidad de lectura que le proporciona. • Iluminación necesaria: tipo y posición de la misma respecto a la tarea. Siempre que sea posible, todos estos datos deben recopilarse en un informe escrito que pueda consultar- se cuando sea preciso. Referencias bibliográficas Cantalejo, J. J. (2001). Prescripción de filtros: procedimientos de observación sistemática y proceso de toma de decisiones. Integración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 37, 26-34. Faye, E. E. (2000). The Lighthouse Ophthalmology resident training manual: a new look at low vision care. Nueva York: Lighthouse International.
  • 342. 342 Discapacidad visual y autonomía personal Fischer, M. L., y Cole, R. G. (2000). Functional evaluation of the adult: optometric and ophthalmologic evaluations. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision rehabilitation (ii, 833-854). Nueva York: Oxford University Press. International Organization for Standardization (2003).8980- iso 3: Ophthalmic optics: Uncut finished spectacle lenses-Part 3: Transmittance specifications and test methods. Ginebra: Inter- national Organization for Standardization. Legge, G. E. (2000). Low vision and psychophysics: methodologi- cal challenges. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impair- ment and vision rehabilitation (i, 213-224). Nueva York: Oxford University Press. Martín, R.,Torres, M. T., y Vicente, M. J. (1997). Evaluación de filtros Corning para uso en baja visión. En: Visión 96: Actas de la v Conferencia Internacional sobre baja visión (i, 497-511). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Rodgers, M. D., y Emerson, R. W. (2005). Materials testing in long cane design: sensitivity, flexibility and transmission of vibra- tion. Journal of Visual Impairment and Blindness, 11(1), 1-16. Lecturas recomendadas Orientación y movilidad Hill, E. W., y Ponder, P. (1976). Orientation and mobility tech- niques: a guide for the practitioner. Nueva York: American Foundation for the Blind. Jacobson, W. H. (1993). The art and science of teaching orientation and mobility to persons with visual impairment. Nueva York: American Foundation for the Blind.
  • 343. Capítulo 7. Materiales y entrenamiento específico 343 Rehabilitación visual Faye, E. E. (1997). Clínica de la baja visión. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. [Edición original: Clinical low vision. 2.ª ed. Boston: Little Brown, 1984.] Jose, R. T. (1986). Visión subnormal. Madrid: Organización Nacio- nal de Ciegos Españoles. [Edición original: Understanding low vision. Nueva York: American Foundation for the Blind, 1983.] Lueck, A. H. (2004). Functional vision: a practitioner’s guide to evaluation and intervention. Nueva York: American Foundation for the Blind. Mehr, E. B., y Freid, A. N. (1995). El cuidado de la baja visión. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. [Edición original: Low vision care. 3.ª ed. Chicago: Professional Press, 1985.] Vila, J. M. (dir.) (1994). Apuntes sobre rehabilitación visual. Ma- drid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.
  • 345. Capítulo 8. Lectura y escritura Leer y escribir son actividades imprescindibles para que exista una verdadera interacción social. La mayor parte de la información que se presenta en diferentes variedades (papel, rótulos y carteles, panta- llas) está diseñada para que llegue a través de la visión. El objetivo de este manual no es analizar todas las posibilidades que pueden encontrarse, por lo que este apartado se centrará únicamente en la información que se recibe a través de la visión y que se presenta de forma escrita, bien en papel, bien en otros soportes. Las personas con ceguera disponen de sistemas táctiles (braille) y sonoros que sin duda exceden el cometido de este libro y merecen un tratamiento individualizado. Relacionadas con la facilidad o dificultad de poder leer este tipo de información, algunos factores deter- minan en gran medida esta accesibilidad. La lectura
  • 346. 346 Discapacidad visual y autonomía personal está en función, además de las características de cada individuo, de la tipografía, del espacio interlineal y del existente entre las letras, de la calidad del pa- pel, la longitud del renglón y la distribución del texto (v. anexos). Además de todo lo anterior, es fundamental entender cómo se consigue la automatización de la lectura para comprender con más facilidad las particularidades que esta presenta para las personas con baja visión. Los mecanismos que utilizamos para leer tienen que ver con operaciones mentales, y deben darse previamen- te a la incorporación de cualquier producto de apoyo óptico. Para poder leer, es necesario: a) Procesar los mensajes. Entender el mensaje es el objetivo de la lectura y requiere el siguiente proceso: • Extraer la información gráfica que hay en una página (letras), reteniéndola en la memoria sensorial para distinguirlas posteriormente como unidad lingüística. • Reconocer las palabras, bien conectando direc- tamente los signos gráficos con el significado o transformándolos en sonidos que tienen ese significado, tal como ocurre en el lenguaje oral. • Agruparlas en unidades mayores: frases y ora- ciones.
  • 347. Capítulo 8. Lectura y escritura 347 • Extraer el mensaje para integrarlo con los co- nocimientos. Solo entonces se puede decir que termina el proceso comprensivo (Fry, 1983). Realizar movimientos sacádicos: Cuando leemos un texto, los ojos avanzan a pequeños saltos me- diante movimientos (sacádicos) que se alternan con periodos de fijación, en los que permanecen inmóviles. En estos periodos se percibe el material escrito y, mediante los movimientos sacádicos, los ojos se trasladan al siguiente punto del texto para que este quede situado frente a la fóvea, zona de máxima agudeza visual, y se pueda asimilar la información. Al leer se producen dos tipos de movimientos ocu- lares con diferente función: rápidos y lentos. La información parafoveal es muy pobre en cuan- to a los detalles, pero suficiente para poder ele- gir las palabras «largas» como objetivo, ya que estas, en general, suelen ser más informativas: de contenido, más que de función (como son las palabras más cortas). La imagen se fija en el centro de la retina (fóvea), en una zona muy pe- queña —de unos 0,5 mm—, pero la lectura sería muy lenta si no contribuyesen también las zonas «parafoveales». b) Otros aspectos: Son muy importantes, igualmente, el campo de fijación, los movimientos de regresión, el cambio de renglón, la distancia de lectura y la agudeza visual de cerca.
  • 348. 348 Discapacidad visual y autonomía personal En los anexos se puede ampliar la información sobre este punto. 1. Lectura en personas con baja visión No cabe duda de que las personas con discapacidad visual necesitan utilizar sistemas complementarios y/o alternativos de acceso a la información para que la falta de visión no represente más limitaciones que las estric- tamente necesarias. Solo de esta forma se conseguirán la comunicación con el medio y la participación social autónoma. A la hora de acceder a la información se encuentran con dificultades relacionadas con el texto —por ejem- plo, el tipo de letra utilizada (Mansfield, Legge y Bane, 1996)— y también con la reducción de las capacidades visuales, cuyos aspectos —que han sido objeto de muchos estudios (Legge, Pelli, Rubin y Schleske, 1985; Legge, Parish, Luebker y Wurm, 1990)— se resumen a continuación: • Campo visual: El número de letras visibles en el campo visual es un factor que determina la eficiencia lectora. • Agudeza visual de cerca: Suele ser baja, y se deben utilizar ayudas de aumento para leer textos convencionales. Las complicaciones de uso de es- tos instrumentos se incrementarán cuanto mayor sea el aumento necesario, pues tanto el campo visual como la distancia de enfoque se reducirán (v. capítulo 7).
  • 349. Capítulo 8. Lectura y escritura 349 • Sensibilidad al contraste: Las patologías vi- suales disminuyen la sensibilidad al contraste en mayor o menor grado, aspecto que complica la lectura, sobre todo cuando los caracteres están poco marcados o se utilizan colores poco contras- tados entre sí. • Cambio de renglón: Suele ocasionar muchas dificultades, ya sea por la propia afectación visual o por las características de los productos ópticos que se estén utilizando. • Control de los movimientos oculares: Los movimientos incontrolados de los ojos (nistag- mus) suelen tener efectos negativos en la lectura (cansancio y baja comprensión del texto). Esto requerirá de unas estrategias específicas: cono- cer el punto de bloqueo de los ojos y adoptar la posición en la que permanezcan estables. Puede ser más efectivo mover las manos para desplazar el texto a leer. • Sensibilidad a la luz: Hay que determinar en cada caso la iluminación más idónea, en cuanto a tipo, intensidad y ubicación de la misma, teniendo en cuenta las actividades a realizar. • Acomodación: Las dificultades para enfocar a distancias cercanas aumentan con la edad (pres- bicia). Existen movimientos de los ojos, como el pestañeo, que sirven para realizar acomodaciones automáticas. Independientemente de la edad, las personas con baja visión necesitan acercarse al
  • 350. 350 Discapacidad visual y autonomía personal texto para lograr una imagen mayor en la retina, y esto lo consiguen con los productos de apoyo ópticos cuando el ojo por sí solo no es capaz de hacerlo. La lectura de las personas con baja visión suele ser más lenta y presenta omisiones, confusiones, regre- siones, sustituciones, saltos de línea, etc., aspectos que dificultan enormemente la comprensión lectora (Álvarez y González, 1996). Es también habitual que no terminen de leer las palabras, reconociendo su forma sin identificar cada letra, anticipando su final (Arjona, González y Romero, 1994; Watson, 2000), pero esta «anticipación» tiene a veces unos resultados muy ne- gativos en la calidad de su lectura. A veces, es posible leer tamaños de letra «norma- lizados» (entre 6 y 8 puntos), pero no se puede leer durante mucho tiempo una letra tan pequeña. Ese valor «umbral» solo puede utilizarse para una lectura muy breve y en condiciones óptimas, por lo que será necesario utilizar otros métodos no visuales para lectu- ras largas (Legge, 2007). El tamaño de letra adecuado para realizar una lectura fluida suele ser entre tres y diez veces más grande que el «umbral» (Hyvärinen, 2000). El uso de productos de apoyo ópticos, por sus carac- terísticas (v. capítulo 7), también tiene una influencia importante en la calidad de la lectura. Los movimientos de retorno para cambiar de renglón y la coordinación ojo-mano cuando se utiliza un sistema de aumento repercuten en la estabilización de la imagen retiniana
  • 351. Capítulo 8. Lectura y escritura 351 (Brinker, 1997), aunque, en general, estas ayudas con- tribuyen a incrementar la comprensión. 2. Entrenamiento para optimizar la lectura en personas con baja visión Las patologías visuales ocasionan dificultades para realizar las actividades cotidianas (v. capítulo 2). Estas pueden paliarse a través de entrenamientos específicos que, si bien no normalizan la situación, contribuyen a una ejecución más eficaz y autónoma. La distancia de trabajo, las necesidades personales de iluminación y la ergonomía en general, determinarán la elección de los productos de apoyo no ópticos más adecuados (atriles, flexos de luz, filtros de acetato para incrementar el contraste, etc.). Foto 27. Lectura con microscopio
  • 352. 352 Discapacidad visual y autonomía personal El entrenamiento para optimizar la lectura requiere tener en cuenta las repercusiones que la pérdida de visión ocasiona. 2.1. Pérdida de campo visual central (con escotoma central) La pérdida de visión central impide acceder a la ma- yoría de los tamaños de letra utilizados habitualmente. Existe una dificultad real para discriminar las letras y, en muchos casos, aunque lo hagan, es difícil juntarlas para formar las palabras. Las repetidas regresiones y confusiones provocan una lectura lenta y, en muchas ocasiones, sin sentido, que hace que el lector se desanime y abandone la tarea. En el capítulo 5 se ha tratado el entrenamiento di- rigido a utilizar una zona externa a la lesión que se encuentre lo más próxima posible a la mácula (visión excéntrica). En este punto se considerarán los aspectos dirigidos a conseguir una fijación, igualmente excén- trica, que permita leer con mayor fluidez (localización del punto retiniano preferente; en inglés, Preferential Retinal Locus o prl) (Schuchard y Fletcher, 1994). Esto último no siempre se podrá conseguir, pues requiere un entrenamiento costoso y exhaustivo. Para decidir si es necesario realizar un cambio de fijación, se utilizarán, por una parte, el diagrama del campo visual donde se refleja el tipo de escotoma que tiene y, por otra, la motivación que presente el usuario.
  • 353. Capítulo 8. Lectura y escritura 353 No todos los escotomas requieren el cambio de fi- jación para leer, es decir, localizar y entrenar el punto retiniano preferente. Es imprescindible en el caso de los positivos de gran tamaño o negativos absolutos, para poder ver mayor número de letras. Debemos tener en cuenta que casi el 90 % de las personas con baja visión tiene escotomas centrales (Fletcher y Schuchard, 1997). La visión excéntrica (v. capítulo 5) puede producirse de forma automática, simplemente con el desplazamiento del ojo para evitar la zona de visión deteriorada. Por el contrario, esto no sucede con el punto retiniano preferente, para el que es necesaria una fijación con un entrenamiento específico que permita su localización y posterior consolidación para una tarea concreta. Puede haber múltiples puntos preferentes, unos dentro del escotoma (según el tipo del que se trate) y otros fuera. Por lo tanto, no siempre que haya visión excéntrica tiene que haber localización del punto retiniano prefe- rente, pues depende del entrenamiento que se realiza en los programas de rehabilitación, aunque la visión excéntrica por sí sola sigue siendo una gran ayuda en las actividades de la vida diaria y en la movilidad. Entrenamiento El objetivo es la búsqueda del punto retiniano prefe- rente y su consolidación. Es necesario contar con un alto nivel de motivación para trabajar su entrenamiento, pues son ejercicios costosos
  • 354. 354 Discapacidad visual y autonomía personal que ocasionan molestias. Es frecuente que en su fase práctica aparezcan «agujetas» en los músculos oculares, al trabajar con el cambio de posición de los mismos. Para aplicar esta visión a la lectura es necesario ajustar el punto preferente, es decir, el de máxima agudeza visual. Una alternativa es utilizar un campo visual funcional (simi- lar a una rejilla de Amsler, pero con letras mayúsculas). Es importante conocer el punto exacto de desviación, para ver mayor número de letras en cada fijación. Figura 19 En el centro del campo, se sitúa la «O» y, mirando hacia esta y sin mover los ojos, se intentará dibujar el «mapa visual» que proporciona el escotoma. • El alumno estará sentado cómodamente, y de- lante de él se colocará, sobre un atril, el cuadro con las letras, a la distancia más favorable para verlas. • Empezar con uno de los ojos —por ejemplo, el derecho— y ocluir el otro. • Mirará fijamente a la «O» (letra que, obviamente, no puede ver, pues se supone que está dirigiendo
  • 355. Capítulo 8. Lectura y escritura 355 sus ojos en la posición primaria de mirada, ocupa- da actualmente por el escotoma). • Deberá nombrar las letras que puede ver cuando está mirando en esta posición. • En papel aparte e idéntico al que él utiliza, se dibujarán aquellas letras que puede y las que no puede ver (mirando la «O»). Por ejemplo: color verde (no ve la letra), color rojo (sí ve la letra). • Posteriormente, se realizarán los mismos pasos con el otro ojo y, finalmente, de forma binocular. Este proceso resulta muy costoso, por lo que habrá que realizar frecuentes descansos. Es muy importante que la posición del ojo no varíe. Si en esta primera fase se ha dibujado la «forma del escotoma», en la segunda se tratará de definir la zona más nítida de visión. Ejemplo: Cuando mira de frente, no ve las letras G y O, pero sí las que están en la línea inferior (H, E, V, L, X). Es decir, si su visión se dirigiera más arriba, el campo lineal aumentaría, pudiendo ver cuatro o cinco letras (H, E, V, L, X). Figura 20
  • 356. 356 Discapacidad visual y autonomía personal En un cuadro de idénticas características se le pedirá ahora que «vea» —aunque no la «mire»— la letra cen- tral «O». Para ello deberá desviar la mirada, de forma que consiga ver lo más claramente posible esta letra. Figura 21 Se dibujará en un gráfico la nueva situación que de- berá consolidar. Se concretarán las letras que puede distinguir con mayor nitidez y de qué forma tiene que «desviar la mirada», obteniendo un mapa aproximado de su visión, que deberá poner en práctica. En el ejemplo propuesto, deberá elevar la mirada y desplazar el escotoma hacia arriba. Tendrá de frente un espacio horizontal mayor para aprovecharlo en la lectura. Posteriormente, y utilizando líneas de fijación de acuerdo con la nueva posición (superiores, inferiores), se practicará la lectura con letras que irán progresiva- mente disminuyendo de tamaño hasta poder acceder a textos convencionales, incorporando los materiales ópticos oportunos.
  • 357. Capítulo 8. Lectura y escritura 357 Figura 22 2.1.1. Incorporación de productos de apoyo ópticos, electrónicos y no ópticos La finalidad de esta fase del entrenamiento es utilizar el punto retiniano preferente con los productos ópticos y electrónicos. Los ejercicios pueden realizarse, en principio, sin ma- teriales ópticos, utilizando textos de gran tamaño que pueda ver con facilidad. Es aconsejable usar palabras de un corto número de letras y con contenido en sí mismas, para facilitar la tarea. De esta forma, estará pendiente exclusivamente de la posición del ojo y no tanto del contenido que está leyendo. Los productos se incorporarán de forma paulatina, a medida que los tamaños lo requieran, empezando el entrenamiento con tamaños superiores a los habituales, que se reducirán poco a poco.
  • 358. 358 Discapacidad visual y autonomía personal En algunas ocasiones, las lupas con soporte son útiles para entrenar la nueva fijación, pues sus límites (superiores o inferiores) sirven de referencia para dirigir la mirada. Si la carcasa de la lupa es de color claro, se puede marcar con una línea, utilizando un rotulador indeleble. De esta forma, se aumentará el contraste y se facilitará la localización del punto de fijación. Los productos electrónicos (lupa televisión), debido a sus posibilidades de aumento (hasta 40-50x) y de distancia, también son adecuados para iniciar un en- trenamiento en lectura utilizando el punto retiniano preferente, pudiendo considerarse como un paso previo a la utilización de microscopios, lupas u otras ayudas. Foto 28. Lectura con lupa televisión 2.2. Pérdida del campo visual periférico La reducción de campo visual periférico tiene una influencia importante en la lectura. Dos son las posibles razones: la reducción concéntrica y las hemianopsias.
  • 359. Capítulo 8. Lectura y escritura 359 2.2.1. Reducción concéntrica El entrenamiento dependerá de la afectación del campo visual y de la agudeza, pues si la mácula no está dañada estará cercana a la normalidad. En algunos casos, esto no ocurre y deben utilizarse ayudas de au- mento para acceder al tamaño de letra que necesitan. El funcionamiento en lectura será más efectivo con ayudas que proporcionen el mínimo aumento imprescindible, el máximo campo y la mayor distancia de trabajo. Entrenamiento a) Determinar el campo de fijación funcional. En una lista de palabras con un número creciente de letras, ver cuál es la más larga que puede leer en una sola fijación, es decir, sin mover los ojos. El tamaño de letra que se utilizará es el más habitual en la mayoría de los textos (12 pt). Las letras serán mayúsculas. Figura 23 Otra alternativa es presentar una palabra larga y, fijando la mirada en su letra central, comprobar el nú- mero de letras que puede ver en la misma fijación.
  • 360. 360 Discapacidad visual y autonomía personal Figura 24 b) Aplicación a la lectura Una vez determinado el campo de fijación (en el ejemplo será de cinco letras), se comenzará el entre- namiento con listas de palabras de menor número de letras que su campo de fijación (por ejemplo de tres y cuatro), y se irán incrementando en función del avance que se produzca. c) Otras estrategias El cambio de renglón se realizará de forma distinta, asegurando que el que se lee es el consecutivo, para lo cual las estrategias a entrenar serán: • Retroceder por el leído antes de bajar al siguiente. • Mover el texto delante de los ojos en lugar de estos, lo que facilita el mantenimiento del campo de fijación en la zona óptima de mirada. Estas estrategias son extensivas a todas las activi- dades de visión cercana para explorar láminas, dibujos, etc., y obtener una idea más global.
  • 361. Capítulo 8. Lectura y escritura 361 Figura 25. Estrategias para el cambio de renglón 2.2.2. Hemianopsias El rendimiento en lectura está influido no solo por el lado del defecto de campo, sino también por su distan- cia con respecto al centro y por el tiempo transcurrido desde la aparición del trastorno (Brinker, 1997). Las hemianopsias que requieren entrenamiento son las homónimas y las altitudinales. Las estrategias serán diferentes según el tipo del que se trate. • Hemianopsia homónima derecha: ◦◦ Mover la cabeza o el ojo hacia la parte derecha. ◦◦ Mover el texto hacia la izquierda. ◦◦ Girar ligeramente el texto hacia la izquierda. ◦◦ Girar el texto 90º hacia la izquierda y realizar la lectura de arriba hacia abajo.
  • 362. 362 Discapacidad visual y autonomía personal Figura 26 • Hemianopsia homónima izquierda: Se intentará compensar igual que la anterior, pero moviendo o girando hacia la parte contraria. Figura 27 • Altitudinales: Pueden ser de dos tipos: superior o inferior. Las superiores no suelen presentar pro- blemas en las tareas de visión cercana. En cuanto a las inferiores, pueden tener dificultades en los cambios de línea. En este caso, es aconsejable, que desvíe ligeramente los ojos hacia abajo y se ayude con una inclinación de barbilla.
  • 363. Capítulo 8. Lectura y escritura 363 Los ejercicios de rastreo indicados en la reducción concéntrica pueden ser efectivos para explorar toda la página, evitando «vacíos» y zonas no vistas. 2.3. Visión borrosa sin alteraciones en el campo visual El entrenamiento irá dirigido a controlar la distan- cia de enfoque de las ayudas ópticas a lo largo del texto. El número de aumentos determinará el campo vi- sual, por lo que se medirá el número de letras que se pueden leer en una fijación con la ayuda. De esta forma, la persona será consciente de la limitación que se produce al reducir la distancia. Se realizarán lectu- ras que, de forma paulatina, irán aumentando el grado de dificultad. La secuencia que debe practicarse es: • Localización de la primera línea del texto, buscan- do en la parte superior para encontrar el inicio. • Exploración de cada una de las líneas de izquierda a derecha y, retrocediendo por la misma, bajar a la siguiente, para efectuar el cambio de renglón. • Recorrer la página sistemáticamente, siguiendo siempre el mismo patrón. • Mantener la distancia, combinando movimientos de brazos y texto.
  • 364. 364 Discapacidad visual y autonomía personal En todos los casos, para el entrenamiento con pro- ductos de apoyo ópticos, deben tenerse en cuenta los aspectos tratados en el capítulo 7. 2.4. Nistagmus La dificultad para mantener la fijación es un problema generalizado de las personas con nistagmus (Legge, 2000). Es factible encontrar una posición de mirada en la que el movimiento ocular incontrolado se bloquee y, aunque no sea por largos periodos de tiempo, la fijación sea más estable. En primer lugar, se debe animar a la persona a que encuentre su posición de bloqueo, y situar el texto de forma que esto le resulte más fácil. Como en otras situaciones, es aconsejable no utilizar productos de apoyo ópticos al iniciar el entrenamiento, que puede hacerse con textos grandes. Posteriormente, se introducirán las ayudas, con las que se trabajarán las habilidades habituales: distancia de enfoque, rastreo, cambio de línea, etc. 3. Aspectos a considerar en el rendimiento lector El rendimiento puede evaluarse considerando dos aspectos de la lectura: • Comprensión del texto. Una lectura eficiente implica una comprensión mínima del 65 %. Una forma sencilla y rápida de conocer si el texto se ha
  • 365. Capítulo 8. Lectura y escritura 365 entendido es realizar alguna pregunta relacionada con el mismo. No obstante, es importante tener en cuenta las habilidades individuales, los niveles de desarrollo cognitivo-perceptivo y la familiari- dad con el contenido. • Velocidad de lectura. En un lector con visión normal, la velocidad puede oscilar entre 150 y 400 palabras por minuto (pm). Para una persona con discapacidad visual, un promedio de unas 90 PM puede considerarse útil. Whitaker y Lovie- Kitchin (1993) consideran que una velocidad de 44 PM proporcionará un buen rendimiento para la lectura «ocasional»: correo, prospectos de medi- camentos, tarjetas, etc. Estos dos aspectos, junto con la resistencia a la fa- tiga, servirán para decidir si el código visual puede ser utilizado como sistema base de trabajo en las tareas habituales de lectura. Esto tiene especial relevancia cuando se trata de niños, pues la decisión debe tomarse paralelamente al proceso de aprendizaje de la lectoes- critura (v. capítulo 11). 4. Características de la escritura Actualmente se escribe muy poco a mano, pues se dispone de otros sistemas alternativos (ordenador, telé- fono, etc.) que suplen la escritura manuscrita. A la hora de seleccionar el tipo de ayuda, es impor- tante diferenciar entre escritura continuada (tomar apuntes largos, escribir cartas, etc.) y escritura puntual
  • 366. 366 Discapacidad visual y autonomía personal (firmar, cumplimentar un impreso). Si se precisa realizar la actividad de forma frecuente, la ayuda óptica que se recomiende, además de favorecer la escritura, deberá permitir la lectura de lo escrito previamente. Cuando solo se requiere una escritura puntual, el uso de un rotulador que proporcione mayor contraste puede ser suficiente. Por otro lado, hay que tener presente que al es- cribir se desarrollan hábitos de trazo, espacio inter- lineal, direccionalidad e inclinación, y preferencias por un tipo de bolígrafo, papel, etc., que convierten la caligrafía en algo único y muy particular para cada persona. 5. Principales problemas de la escritura para las personas con baja visión • Trazo: Conseguir letras regulares y enlazarlas puede ser costoso, por lo que a veces resultan ilegibles. • Contraste: No todos los útiles de escritura facilitan un contraste adecuado para visualizar los trazos, ni mientras se realizan ni posterior- mente. • Tamaño: Si se mantiene el que se realiza- ba habitualmente, puede ser difícil releerlo. Realizar letras de mayor tamaño requiere modificar el control muscular, ya memorizado. Además, no siempre beneficia un tamaño más grande.
  • 367. Capítulo 8. Lectura y escritura 367 • Localización y exploración: Encontrar el pun- to exacto de inicio y anticipar las palabras que cabrán en la línea para finalizarla correctamente es difícil. Son frecuentes las torsiones, sobre todo cuando no se utilizan papeles rayados o pautas para distribuir el papel. • Distancia: Al ser reducida, es difícil el control mano/bolígrafo y la realización del trazo. El acer- camiento impide, además, la entrada de la luz y produce sombras en el papel. 6. Aspectos específicos del entrenamiento para escritura Cualquier instrumento diseñado para visión cercana puede adaptarse para la escritura, siempre que permita los siguientes requisitos: • distancia mínima de 10 cm, • campo visual útil lo más amplio posible. El entrenamiento específico en escritura se realizará según el siguiente proceso: • Localizar el punto de inicio y llevar el bolígrafo hasta él sin perder la fijación. • Mantener la fijación a través de la ayuda, encon- trando la distancia focal adecuada. • Escribir manteniendo la punta del bolígrafo dentro del campo de visión de la ayuda.
  • 368. 368 Discapacidad visual y autonomía personal La elección de los materiales de escritura más ade- cuados es un aspecto muy importante, al igual que la adaptación de la iluminación adicional, si se precisa, por lo que se determinarán el tipo y la posición idóneos. No se deben olvidar los aspectos ergonómicos que favo- rezcan una correcta posición a la hora de escribir, como puede ser la incorporación de un atril que compense la reducida distancia de trabajo que generalmente requie- re la realización de esta tarea. Referencias bibliográficas Á
  • 369. Capítulo 8. Lectura y escritura 369 vision rehabilitation (ii, 799-820). Nueva York: Oxford Univer- sity Press. Legge, G. E. (2000). Low vision and psychophysics: methodologi- cal challenges. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impair- ment and vision rehabilitation (i, 213-224). Nueva York: Oxford University Press. Legge, G. E. (2007). Psychophysics of reading in normal and low vision. Mahwah: Lawrence Erlbaum. Legge, G. E., Parish, D. H., Luebker, A., y Wurm. L. H. (1990). Psychphysics of reading. xi: Comparing color contrast and lu- minance contrast. Journal of the Optical Society of America, A7, 2002-2010. Legge, G. E., Pelli, D. G., Rubin, G. S., y Schleske, M. M. (1985). Psychophysics of reading. i: Normal vision. Vision Research, 25(2), 239-252. Mansfield, J. S., Legge, G. E., y Bane, M. C. (1996). Psychophysics of reading. xv: Font effects in normal and low vision. Investiga- tive Ophthalomology and Vision Science, 37, 1492-1501. Rosenthal, B. P. (2000). Functional diagnosis and assessment of visual impaitrment. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Ro- senthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook on vision impairment and vision rehabilitation (ii, 785-900). Nueva York: Oxford University Press. S
  • 370. 370 Discapacidad visual y autonomía personal vision impairment and vision rehabilitation (ii, 869-884). Nueva York: Oxford University Press. Whitaker, s. G., y lovie-kitchin, J. e. (1993). Visual requirements for reading. Optometry and Vision Science, 70, 54-65. Lectura recomendada Inde, K., y Bäckman, Ö. (1988). El adiestramiento de la visión subnormal. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españo- les. [Edición original: Low vision training. Kristianstad: Liber- Hermods, 1979.]
  • 371. Capítulo 9. Actividades cotidianas Las actividades de la vida diaria permiten realizar las tareas de cuidado personal, manejarse en el hogar y relacionarse socialmente. Es presumible que cualquier persona las realice con plena autonomía e independen- cia, salvo en aquellas circunstancias en las que exista una discapacidad condicionante. Ciertas clasificaciones incluyen entre las más básicas las denominadas «habituales», «cotidianas» o «esen- ciales», que se refieren a la higiene, el arreglo personal, la alimentación, la comunicación, etc. Sin embargo, realizar con autonomía las tareas domésticas puede ser de gran relevancia para la independencia de multitud de personas, según las necesidades individuales, el rol que desempeñen, etc. Una persona con discapacidad visual tiene las mis- mas necesidades que cualquier otra. Sin embargo, sus posibilidades de realizar las diferentes actividades es-
  • 372. 372 Discapacidad visual y autonomía personal tán más limitadas. El impacto en la autonomía es muy variable: factores como la motivación, las capacidades visuales y personales, las expectativas, la experiencia previa, etc., son determinantes. La pérdida de la visión supone, en la mayoría de los casos, una redefinición de la persona, un nuevo conocimiento de sí mismo y de sus posibilidades, no solo de las carencias. Suelen intensificarse miedos e inseguridades latentes que, anteriormente, se suplían con el control visual de espacios y objetos. Muchas de estas actividades se realizan en el ám- bito privado y, por tanto, se elude el reconocimiento de las dificultades. Esto condiciona a algunas perso- nas, que rechazan orientaciones o ayuda y prefieren contar solo con sus propios recursos, aunque no sean adecuados. Si se carece de visión desde el nacimiento o desde una edad temprana, el aprendizaje se basará en las experiencias guiadas por las personas de su entorno, o se habrán suplido las referencias visuales con otras. La labor del profesional consiste en habilitar, es decir, mostrar las vías para la adquisición de estas habilidades, trabajando directamente con la familia y con los edu- cadores de forma integrada en su proceso formativo; a veces, desde la falta de experiencias previas, e, incluso, desde carencias en habilidades generales del desarrollo (v. capítulo 11). Si, por el contrario, el aprendizaje de estas tareas se realizó visualmente, las posibilidades de mantener la
  • 373. Capítulo 9. Actividades cotidianas 373 autonomía tras sobrevenir la discapacidad son mucho más altas. El especialista reconstruirá o rehabilitará los aprendizajes adquiridos con referencias visuales, que dejaron de ser útiles cuando se produjo la deficiencia visual. Se propiciará entonces un cambio en las estrate- gias de resolución, pasando a priorizarse las referencias táctiles, auditivas, cinestésicas, etc., y reforzándose aquellas de tipo visual que puedan mantenerse, para que continúe desarrollándose la actividad que realizaba antes de la pérdida visual. En este capítulo, vamos a referirnos únicamente a las destrezas necesarias para llevar a cabo las actividades de cuidado personal y las que se realizan en el hogar, describiendo los procesos y condicionantes para su entrenamiento. Las actividades seleccionadas son las más represen- tativas, pues no es la pretensión —ni sería posible— describirlas todas en este manual. En el apartado de aspectos generales, se explican aquellos que se deben contemplar en el diseño de la enseñanza. Muchos se han tratado anteriormente, pero se abordan ahora las particularidades específi- cas que tienen más relevancia. Posteriormente, divididas en dos partes (actividades esenciales y tareas domésticas), se define para cada actividad un procedimiento básico para realizarlas que contempla un modo de ejecución tipo para una persona con discapacidad visual. También se proponen algunos materiales facilitadores.
  • 374. 374 Discapacidad visual y autonomía personal Si la visión funcional es suficiente, muchos de los pasos descritos en el procedimiento básico para cada tarea podrán simplificarse, desaparecer o sustituirse por alternativas que contemplen la optimización del resto de visión de forma particularizada. Finalmente, insistir en que cualquier forma de realizar una tarea puede ser válida, siempre que proporcione autonomía y seguridad. 1. Aspectos generales comunes a todas las actividades 1.1. Habilidades previas al entrenamiento • Antes de iniciar el entrenamiento, el especialista evaluará las competencias en: • Repertorio conceptual aplicable (conceptos espa- ciales, de medida, etc.). • Percepción táctil directa e indirecta, destreza manual y motricidad fina. • Cinestesia, motricidad gruesa, equilibrio, organi- zación e imagen espacial, memoria muscular y esquema corporal. • Identificación, localización y discriminación visual, auditiva, olfativa y gustativa. • Capacidades cognitivas básicas: habilidades de pla- nificación, seguimiento de órdenes y pautas, etc.
  • 375. Capítulo 9. Actividades cotidianas 375 • Uso de los productos de apoyo ópticos y posibili- dades de aplicación. • Técnicas aplicables de orientación y movilidad, incluidas las de búsqueda de objetos y rastreo organizado. 1.2. Comprobación del nivel de ejecución de las tareas Al planificar el entrenamiento, es preciso valorar los conocimientos que el alumno tiene sobre la tarea concreta: las destrezas específicas que utiliza para realizarla, si forma parte de sus hábitos personales, los recursos que ha buscado por sí mismo para resolverla desde que ocurrió la pérdida visual y el asesoramiento que haya podido recibir. Si las comprobaciones se realizan en su propio domicilio (v. capítulo 4), se favorece la espontaneidad y el acceso a sus recursos —que probablemente le proporcionan mayor seguridad— y pueden valorarse los condicionantes de su entorno familiar o personal, que propiciarán o frenarán el progreso. En algunos casos, esta información puede recabarse a través de un cuestionario. Conviene conocer a fondo sus capacidades, por lo que durante la comprobación verbalizará cada paso que realiza para evidenciar sus criterios de actuación, las referencias útiles, los conocimientos teóricos que posee y aplica, y la capacidad de orga- nización.
  • 376. 376 Discapacidad visual y autonomía personal El profesional debe dominar la ejecución de la acti- vidad a evaluar para fragmentarla en unidades simples de acción (v. capítulo 6) según las necesidades de cada usuario, evaluando cada paso a seguir. En muchos casos, un simple asesoramiento sobre cómo resolver un aspecto concreto o un paso aislado es suficiente para completar la tarea con éxito o para incrementar la seguridad. La identificación, junto con el alumno, de las dificultades y la valoración de las posi- bles soluciones le permitirá generar futuras estrategias para resolverlas por sí mismo. 1.3. Utilización de productos de apoyo ópticos El uso de las ayudas ópticas facilita la realización de muchas actividades, principalmente las que requieren lec- tura. Su adecuación para otras tareas cotidianas depende, entre otros, de la precisión y del resto visual que requieren. Sin olvidar las habilidades necesarias, inicialmente, las posibilidades de uso de los productos de apoyo ópticos dependen de factores puramente visuales: agudeza, campo visual y sensibilidad al contraste. Para realizar una tarea concreta, deben recomendarse en función de: • La distancia de trabajo: permitirá la manipulación. • El campo visual: amplio, para abarcar una zona significativa de la tarea. • La capacidad para reconocer el detalle. Estas condiciones deben cumplirse simultáneamente en el grado necesario para la tarea. Por ejemplo, una
  • 377. Capítulo 9. Actividades cotidianas 377 ayuda que proporcione agudeza visual suficiente para afeitarse, a una distancia de 5 cm, evidentemente no será útil, porque se requiere más espacio entre el espe- jo y el rostro para introducir la maquinilla o la cuchilla de afeitar. En cambio, la distancia no sería un impedi- mento para leer las instrucciones de uso de la espuma de afeitar. En las tareas que precisan distancia, las ayudas ten- drán necesariamente pocos aumentos, por lo que es di- fícil que las utilicen para estas actividades las personas con resto visual muy bajo. Por otra parte, la mayoría de las tareas requiere utilizar las manos, lo que limita el uso de muchas de ellas. En función de todo lo anterior, pueden ser útiles los microscopios de baja potencia (montados en gafas de media luna y bifocales), las lupas manuales (con soporte o adaptadas a las gafas con un clip), los telemicrosco- pios, los telescopios y las lupas televisión compactas o portátiles, principalmente para algún paso concreto de la actividad. Las aplicaciones pueden ser múltiples: ver detalles de monedas y billetes, teclados telefónicos, mandos de electrodomésticos, medicamentos, televi- sión, realizar bricolaje, cuidado de las uñas, labores de punto o ganchillo, costura, manualidades, coleccionis- mo, comprobaciones en las compras, etc. 1.4. Adecuación de espacios: disposición del mobiliario, iluminación y contraste No solo durante el entrenamiento, sino como aspectos a incorporar en la vida cotidiana, se tendrán en cuenta:
  • 378. 378 Discapacidad visual y autonomía personal • El mobiliario y los electrodomésticos: Deben ser de líneas sencillas y sin salientes. Su ubicación debe permitir espacio suficiente para el desplazamiento, sin constituir un obstáculo de riesgo. La distribu- ción también facilita la ejecución de las tareas: por ejemplo, si el lavavajillas está cerca del fregadero y de los armarios donde se guarda la vajilla, se evitarán desplazamientos para transportarla. • El espacio: Dispondrá de elementos que favorez- can la localización/establecimiento de referencias táctiles, visuales o auditivas, adaptados a las necesidades personales. • La iluminación: Si está bien planificada, evitará problemas de deslumbramiento. Para ello, se pueden incorporar nuevos puntos de luz, modi- ficar la ubicación de los ya disponibles y contar con dispositivos que permitan aumentar o reducir su intensidad. Por ejemplo: persianas venecianas y cortinas, luces que iluminen la encimera en la cocina, etc. • El contraste y el color: La percepción de los ob- jetos y espacios se favorece al combinar colores claros y oscuros. Pueden hacerse adaptaciones como diferenciar en formas o colores los tiradores o picaportes, contrastar los marcos de las puertas, los interruptores, los enchufes, etc. También los materiales y complementos pueden elegirse para que contrasten con la superficie donde se van a utilizar: tablas de cortar, cucharones, baterías de cocina, salvamanteles, caminos de mesa, etc.
  • 379. Capítulo 9. Actividades cotidianas 379 Foto 29. Uso de contrastes en la cocina 1.5. Orden, ergonomía y sistematización Si la adecuación de los diferentes espacios es impor- tante, también lo es la disposición organizada de los elementos (utensilios, productos, alimentos, etc.) en la realización de cualquier actividad, tanto para facilitar su localización, como su identificación o la distribución de los mismos según las necesidades. Como destacan Guitart y Manresa (1994), todo aprendizaje concreto de cada una de las actividades presupone un adiestramiento previo de otras aptitudes básicas, tales como el orden, el control del tiempo y del espacio, la protección personal, el sentido de la orien- tación, la movilidad, etc. El orden, además de ser un hábito a incorporar en el repertorio conductual y el eje de la planificación de
  • 380. 380 Discapacidad visual y autonomía personal las actividades, debe constituir un principio de convi- vencia. Un ambiente cambiante, sin control sobre las cosas necesarias, limita las posibilidades de indepen- dencia. No se trata solo de una rutina personal, sino también de la familia y de los compañeros de trabajo/ escuela, que deben comprender la importancia de colaborar en el mantenimiento de una organización preestablecida. El orden debe hacerse extensible a todos los espacios en los que se almacenan productos (de alimentación, limpieza, ropa, etc.). Las bandejas o separadores para clasificar contenidos facilitan la organización. Además, se tendrá en cuenta la proximidad de los utensilios a la zona de trabajo. Es necesario que los utensilios tengan unas caracte- rísticas (peso, asas y mangos, dosificadores, aperturas de roscas, tarros, etc.) que se adecuen a las necesida- des manipulativas del alumno, para así fomentar la er- gonomía. Si los problemas son graves, los facilitadores que se comercializan en ortopedias son una opción a tener en cuenta. Antes de realizar la tarea concreta, el alumno ana- lizará o preparará —según el nivel de aprendizaje en que se encuentre— el espacio, los elementos y los materiales necesarios. La sistematización puede conse- guirse verbalizando las acciones mientras se buscan y ubican los materiales, siguiendo el orden de utilización que tendrán durante la tarea. Es necesario un orden continuo —dejando las cosas en su sitio y recogiendo lo que ya no hace falta— y ser metódico, no dejando nada
  • 381. Capítulo 9. Actividades cotidianas 381 a la improvisación, pues las prisas pueden generar tro- piezos o ligeros accidentes. 2. Entrenamientos y otros recursos comunes 2.1. Métodos de búsqueda sistemática de objetos Sirven para localizar o buscar objetos sobre una superficie o que se han caído al suelo. Para conse- guirlo, es necesario seguir un orden concreto en la búsqueda. Si la persona cuenta con resto de visión funcional, utilizará los métodos de exploración visual (véase en el capítulo 5, el apartado 2.3.1). De lo contrario, la búsqueda se realizará principalmente con las manos, más concretamente con el dorso de los dedos ligera- mente doblados, partiendo de la parte más próxima al cuerpo. Si se trata de buscar objetos caídos, la primera infor- mación a la que se debe atender es a la auditiva, para intentar localizar, por el sonido que produce el objeto en la caída, la zona donde se encuentra. Según las habilidades de cada persona o las diferen- tes situaciones, los métodos a emplear son: • Longitudinal: Se usa generalmente para loca- lizar objetos situados sobre alguna superficie (mesa, estantería, etc.), y se puede utilizar de forma horizontal o vertical.
  • 382. 382 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Realizar líneas paralelas con ambas manos, con movimientos de ida y vuelta por el mismo recorrido y desplazándolas al espacio contiguo, preferentemente de fuera hacia adentro. Existe la posibilidad de realizarlo con ambas ma- nos a la vez o dejando una de referencia. • En forma de árbol: Se utiliza para búsqueda de objetos caídos en el suelo. ◦◦ Se realiza con cada mano un movimiento de arco, desde un punto central. ◦◦ También con recorridos de ida y vuelta, hasta donde abarquen los brazos. • En espiral: Así mismo, se utiliza para buscar objetos que se caen al suelo. En exteriores puede hacerse con la punta del pie, para evitar tocar con las manos. ◦◦ Se realiza un movimiento en espiral, descri- biendo círculos concéntricos. ◦◦ Primero delante del cuerpo y después en am- bos lados, hasta donde abarquen los brazos o las piernas. La búsqueda se inicia una vez comprobado que el obje- to no se encuentra en el espacio que queda entre los pies. Si aplicado el método no se localiza el objeto en el espacio inmediato, se avanza un paso continuando la búsqueda.
  • 383. Capítulo 9. Actividades cotidianas 383 Figura 28. Métodos de búsqueda sistemática 2.2. Prevención de accidentes y medidas de seguridad Diariamente se producen accidentes en el hogar, debidos, en su mayoría, a descuidos o a una falta de prevención. La dificultad para anticipar visualmente el peligro puede incrementar la posibilidad de que se produzcan: • Caídas y golpes: Suelen originarse al resbalar en el baño o en la cocina, al fregar el suelo, tropezar con puertas de armarios, de hornos, etc. • Descargas eléctricas: Por manipulación incorrecta de los aparatos eléctricos. • Intoxicaciones: Puede confundirse un producto de limpieza, un medicamento, etc. • Quemaduras, cortes, heridas: al planchar, coser, cortar, cocinar, etc. De acuerdo con Fernández y Pedrós (1994), la gran mayoría de personas ciegas totales manifiestan inicialmente dificultades que se traducen en temor a
  • 384. 384 Discapacidad visual y autonomía personal quemarse, cortarse y recibir una descarga eléctrica, y este recelo es muchas veces la causa de haber dejado de realizar las tareas cotidianas. Para todas las perso- nas con discapacidad visual es fundamental el poder utilizar sus habilidades perceptivas, mantener el orden, etc., pero también debe serlo el adoptar una serie de medidas de seguridad. 2.2.1. Protegerse de caídas y golpes • Utilizar alfombrillas antideslizantes para la bañera o ducha y para el suelo del baño. • Colocar barras de sujeción y/o un asiento ergonó- mico para la ducha. • Cerrar cada puerta o cajón inmediatamente después de buscar, coger o colocar lo que se necesite. • Evitar calzado con suelas deslizantes. • Utilizar adecuadamente las técnicas de protección. 2.2.2. Evitar descargas eléctricas • Mantener los aparatos eléctricos alejados del agua o de superficies mojadas. • No tirar del cable para desenchufar. • Desenchufar aparatos antes de manipular sus componentes (bombillas, baterías, cuchillas, etc.).
  • 385. Capítulo 9. Actividades cotidianas 385 2.2.3. Prevenir intoxicaciones • Etiquetar adecuadamente y ubicar los medica- mentos, productos de limpieza y otros tóxicos en lugares protegidos. 2.2.4. Evitar quemaduras, cortes, heridas • Mantener la mano que no sujeta el utensilio (plan- cha, aguja, cuchillo) lejos de la trayectoria de este. Esto se realizará a través de referencias táctiles, memoria muscular, etc. Si se necesita contactar, se hará a través de auxiliares, como un dedal, un guante de carnicero, etc. • Colocar los cuchillos en los cestillos (lavavajillas u otros) con la punta hacia abajo. • Prever y reducir posibles escapes de vapor, chis- porroteos de aceite, llamaradas, etc. • Mantener una distancia de seguridad entre el bor- de de la encimera y el cuerpo, y aumentarla ante escapes de calor, al destapar sartenes o pucheros, al abrir el horno, etc. • Colocar los mangos de sartenes, cazuelas, etc., lateralmente, hacia la derecha o izquierda, para que no sobresalgan de la placa o encimera y no puedan volcarse accidentalmente. • Alejar de las fuentes de calor los papeles, en- voltorios, trapos de cocina, etc. Estos no se
  • 386. 386 Discapacidad visual y autonomía personal colocarán sobre el hombro, sino enganchados en la cinturilla. Foto 30. Posición segura del mango y método de localización • Para encender cocinas, termos y estufas de gas, se recomienda utilizar encendedores de llama con aplicador alargado (mecheros de cocina). Los de fumador y de chispa no son aconsejables, ya que pueden ocasionar fogonazos. • Prestar especial atención a las corrientes de aire y a los fogones de gas encendidos: estos podrían apagarse y liberar el gas por la estancia. • El uso de cerillas no se recomienda, por el riesgo de que salten chispas a la ropa (las de madera por rotura, las de librillo porque pueden prenderlo). Si se utilizan, el raspado para encenderlas se reali- zará en dirección contraria al cuerpo, controlando el espacio y los elementos que se tienen delante y alrededor. Para apagarlas, no deben agitarse ni
  • 387. Capítulo 9. Actividades cotidianas 387 tirar a la basura: es más recomendable hacerlo con agua. • Para el manejo del horno, utilizar manoplas de brazo largo, bien de silicona, bien con una cara de amianto. • Comprobar que se conocen las medidas básicas de respuesta o primeros auxilios ante una situación que comprometa la seguridad: ahogar llamaradas (con una tapadera, nunca con agua), usar pequeños extintores y tener el número de emergencia a mano. 2.3. Adaptación personalizada de materiales (marcajes) Cada día se encuentran más materiales en cuyo dise- ño se ha contemplado su accesibilidad. En ocasiones, la forma, el diseño, el tamaño, la textura o la ubicación de cualquier objeto, botonera o utensilio, permite diferen- ciarlo del resto y puede ser utilizado por una persona con discapacidad visual. No obstante, todos aquellos que ofrecen alguna dificultad para su uso independiente precisarán adap- taciones o marcas reconocibles. Cabe destacar los excelentes trabajos que se realizan para subsanar estas deficiencias que todavía existen en la fabricación (Cruz, 2010). Pueden marcarse productos, mandos de electro- domésticos, etc., con dos finalidades: • Facilitar su uso (mandos de cocinas, lavadoras, hornos, mandos a distancia, etc.).
  • 388. 388 Discapacidad visual y autonomía personal • Diferenciar los formatos similares (productos de aseo, limpieza, cd, etc.). Los marcajes pueden ser visuales, táctiles, sonoros o combinados. Se diseñan individualmente, y, general- mente, la forma más sencilla suele ser la más efectiva. Un exceso de información puede saturar e impedir la comprensión del marcaje (por ejemplo, en una lava- dora, es suficiente con los dos o tres programas que habitualmente se utilizan). Casi todos los aparatos pueden marcarse y existen diferentes métodos y materiales. El alumno y su en- torno deben conocer los recursos de adaptación para utilizarlos cuando ya haya finalizado el programa de rehabilitación. Foto 31. Marcaje sencillo con plomo líquido En cuanto a los elementos que pueden requerir mar- caje, se encuentran: • Los productos y utensilios del hogar, de aseo, limpieza, alimentación, etc.
  • 389. Capítulo 9. Actividades cotidianas 389 • Los recipientes, los tarros, las fiambreras, las bolsas de congelación. • Los mandos de los electrodomésticos. • Las superficies de cocción y los mandos digitales de cocinas vitrocerámicas. • Las teclas o los pulsadores de mandos a distancia, teléfonos, etc. Diversos materiales resultan útiles (Cruz, 2006): • Rotuladores indelebles de colores: para contras- tar, adecuar tamaños, etc. • Etiquetas adhesivas o dymo para escritura en braille: pueden utilizarse abreviaturas y letras o puntos sueltos. Se deterioran con el uso. • Plomo líquido, pinturas dimensionales: Se endure- cen tras el secado y se pueden utilizar para resal- tes en relieve (e incluso contrastarlos), delimitar contornos, etc. • Lágrimas de silicona autoadhesivas: Para mandos de electrodomésticos (en los digitales, las más pequeñas se pegan en los cuadrantes, sin inter- ferir el lector). • Brillantes de uñas: Útiles para superficies minús- culas, pulsadores pequeños que están muy juntos (teclados de teléfonos móviles, etc.).
  • 390. 390 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 32. Marcaje de móvil con brillantes de uñas • Etiquetas: ◦ Adhesivas de tela o magnéticas: La información se puede escribir en braille o con caracteres grandes y contrastados (rotuladores indelebles). ◦ Parlantes: Se graba una locución en el código de barras de la etiqueta, que se puede repro- ducir tantas veces como se necesite. También se realizan muescas o marcas de forma manual —con una pequeña sierra o cuchillo— en los materiales plásticos que lo admitan. Las formas más usuales son en forma de «V». Las marcas de calor, realizadas con un punzón caliente (al fuego) permiten obtener señales en bajo relieve con reborde perceptible al tacto.
  • 391. Capítulo 9. Actividades cotidianas 391 2.4. Medidas y dosificación Medir cantidades de productos líquidos es necesario para cocinar, usar productos de limpieza y administrar los medicamentos. Una persona con discapacidad vi- sual puede recurrir a diferentes métodos y materiales para establecer medidas exactas: cucharillas y jarras medidoras, vasitos, tapones, probetas, dispensadores monodosis, pulverizadores, jeringuillas marcadas visual y táctilmente, cánulas, etc. Foto 33. Materiales para dosificar Una vez seleccionado el material, deberá: • Sujetar el recipiente con la mano dominante, apo- yando su base en el borde lateral del fregadero o lavabo. Mientras, con la otra mano, deslizar el
  • 392. 392 Discapacidad visual y autonomía personal medidor por la superficie hasta llegar al cuello y detectar el saliente u orificio de salida. • Inclinar ambos hasta llenar el medidor. (En líqui- dos no bebibles, puede utilizarse el dedo como tope, introduciéndolo levemente en la superficie del medidor para detectar el nivel.) • Con una mano comprobar que el tapón o medidor está dentro de la zona que interesa y, con la otra, se inclina sobre su eje y se vierte el producto. En grandes envases (garrafas, botellas, etc.) se puede dejar una cánula dentro del frasco y utilizar una jeringuilla grande para extraer la cantidad necesaria de producto. Más adelante, en el punto 3.5, Administración de medicamentos, se explican métodos específicos para las gotas y jarabes. 2.5. Habilidades para enchufar electro- domésticos y otros aparatos eléctricos El uso de aparatos eléctricos es muy frecuente en la realización de estas actividades, por lo que es impres- cindible tener habilidades para enchufar con seguridad y eficacia, y ello requiere el conocimiento de distintos tipos y modelos de enchufes e interruptores (v. anexos). 3. Actividades esenciales Las habilidades relacionadas con la higiene y el cuidado personal son parte fundamental de nuestra
  • 393. Capítulo 9. Actividades cotidianas 393 autonomía, pues contribuyen al fomento de una vida saludable. Se van aprendiendo poco a poco en el entor- no familiar, incorporándolas a pautas y hábitos que van a acompañarnos durante toda la vida. La pérdida visual puede dificultar la adquisición o el mantenimiento de estos hábitos. En caso de una discapacidad visual adquirida, las experiencias visuales anteriores facilitan la comprensión de muchas acciones y el mantenimiento de referencias útiles. Se recuerda que el texto incluye en cada actividad pasos y pautas concretas, con el objetivo de facilitar una «secuencia tipo» para la evaluación y entrena- miento. 3.1. Higiene y arreglo personal 3.1.1. Baño o ducha • Entrar en la bañera o ducha con precaución; algunas personas pueden necesitar un punto de apoyo (barra o asidero). • En el caso del baño, controlar la cantidad de agua tomando referencias directamente desde el borde superior o el fondo de la bañera. • Para controlar el vertido de gel en la esponja, colocar el dedo pulgar sobre ella en el mo- mento de dosificar el producto. Si se vuelca directamente en la mano, la verificación es más directa.
  • 394. 394 Discapacidad visual y autonomía personal • El orden a seguir en el enjabonado, aclarado y secado será desde arriba hacia abajo. Aplicación de lociones corporales • El aceite se aplicará dentro de la bañera, antes de secarse. La aplicación de crema se hará una vez fuera y con el cuerpo seco. • Echarse en la mano pequeñas cantidades y extenderlas, empezando por la parte superior y terminando en los tobillos, nunca en la planta de los pies (para ellos hay cremas específicas). La cantidad de aceite corporal es más difícil de controlar. • En el caso del aceite, hay que esperar un poco antes de secarse o vestirse. Desodorantes • Aplicar fuera de la ducha o bañera, en un espacio suficiente para mover los brazos. • El sistema dosificador de bola se desliza con movimientos suaves, esperando unos segundos antes de vestirse. • En aerosol, se comprobará táctilmente la orienta- ción de salida del producto y la presión necesaria, situándolo a la distancia conveniente.
  • 395. Capítulo 9. Actividades cotidianas 395 Facilitadores • Mamparas en lugar de cortinas. • Dosificadores diferenciados para cada producto. • Textiles y complementos de colores que contrasten con el resto de elementos del baño. • Perchas y estantes ubicados en lugares de localiza- ción rápida. Pueden ser de instalación fija o varia- ble (ventosas). • Barras o tiradores de sujeción. 3.1.2. Higiene dental Lavarse los dientes • Delante del lavabo, enjuagarse la boca con agua. • Realizar un breve cepillado, sin pasta, eliminando los residuos de comida, y volver a enjuagar. • Echar la pasta en el cepillo, de una de estas tres formas: ◦◦ Sujetar el cepillo entre los dedos índice y pul- gar, con las cerdas hacia arriba, y extender la pasta sobre ellas. ◦◦ Colocar el dedo índice a lo largo de las cerdas del cepillo, controlando, a través del tacto di- recto, la cantidad a echar.
  • 396. 396 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Aplicar directamente la pasta en el dedo e introducirlo en la boca. Foto 34. Sujeción del cepillo para aplicar la pasta • Cepillar la parte exterior e interior de los dientes, realizando movimientos verticales suaves, desde la raíz hacia su extremo. Empezar por la parte central, seguir por los laterales y acabar en la lengua. • Enjuagar la boca y el cepillo antes de guardarlo. • Repasar con la mano toda la superficie del lavabo por si han quedado restos de dentífrico. Seda dental • Tirar de la punta del hilo hasta extraer una canti- dad suficiente (puede tomarse como referencia la longitud del antebrazo) y cortarlo. • Enrollar cada uno de los extremos de la seda den- tal en el dedo índice de la mano correspondiente,
  • 397. Capítulo 9. Actividades cotidianas 397 haciendo que el hilo quede tenso, pero mante- niendo una postura cómoda. • Pasar el hilo dental por los espacios interdentales organizadamente, moviéndolo de atrás hacia de- lante, hasta que queden completamente limpios. • Repetir el procedimiento en toda la dentadura, evitando presionar demasiado sobre las encías, ya que podrían producirse cortes. Facilitadores • Cepillos eléctricos. • Tubo de pasta con dosificador. • Cepillos interdentales (si hay dificultades de mani- pulación con la seda). • Seda dental con aplicador. 3.1.3. Eliminación del pelo/vello Las técnicas, utensilios y productos que se proponen a modo orientativo pueden ser utilizados para otras zonas del cuerpo, según las preferencias y capacidades personales. Afeitado • Maquinilla de afeitar eléctrica
  • 398. 398 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Sujetar la maquinilla con una mano y, con movimientos circulares, deslizarla suavemente por la cara. ◦◦ Con la otra mano, estirar la piel y tomar re- ferencias táctiles, delimitando las diferentes zonas de la cara. ◦◦ Comprobar el resultado y, si es necesario, volver a pasar la maquinilla. ◦◦ Limpiar los componentes. • Cuchilla de afeitar ◦◦ Echar una pequeña cantidad de gel o espuma en una mano y, con dos o tres dedos de la otra, ex- tender por toda la barba con movimientos suaves. ◦◦ Enjuagarse las manos y secarlas. ◦◦ Pasar la cuchilla de manera sistemática a partir de las referencias táctiles (patillas, bigote…), situando los dedos de la mano libre sobre ellas. Primero se pasará en la dirección del pelo y luego, para las partes más resistentes, en la contraria (apurar el afeitado). ◦◦ Las pasadas han de ser cortas y suaves. ◦◦ Enjuagar frecuentemente la cuchilla para reti- rar el gel o la espuma. Comprobar al tacto si alguna zona requiere otra pasada.
  • 399. Capítulo 9. Actividades cotidianas 399 ◦◦ Una vez completada la tarea, lavar la cara con agua para eliminar los restos de gel o espuma y secarse. ◦◦ Después del afeitado, se puede utilizar una loción o crema hidratante, poniendo una pe- queña cantidad en la mano y extendiéndola por la cara. Facilitadores • Maquinillas de afeitar sin cables. • Espejos de aumento. Depilación • Piernas con maquinilla eléctrica ◦◦ Darse unas palmaditas en la pierna para acti- var la circulación y que la extracción del pelo sea menos dolorosa. ◦◦ Pasar la mano por la pierna a contrapelo an- tes de empezar la depilación, para facilitar el apurado. ◦◦ Conectar la máquina y deslizarla por la pierna (normalmente a contrapelo), recorriéndola or- denadamente. Asegurarse de que no quedan restos de vello.
  • 400. 400 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Pasar la mano para ver el resultado y repetir el procedimiento en la otra pierna. ◦◦ Una vez depiladas las piernas, conviene apli- carse crema hidratante. • Axilas con crema depilatoria ◦◦ Untar la crema directamente en la axila, con la espátula o con la boquilla del tubo, realizando a la vez una pequeña presión y movimientos circulares. ◦◦ Esperar los minutos que aconsejen las indica- ciones del fabricante. ◦◦ Retirar la crema suavemente con la espátula, que ya no deberá estar enganchada al tubo. ◦◦ Tras cada pasada de la espátula por la axila para retirar la crema, se enjuagará bajo el grifo. ◦◦ Enjuagar las axilas con abundante agua en el lavabo o en la ducha. ◦◦ Aplicar posteriormente polvos de talco para suavizar. • Bigote con papeles de cera fría ◦◦ Limpiar y preparar la piel con la toallita pre- depilación.
  • 401. Capítulo 9. Actividades cotidianas 401 ◦◦ Mantener los papeles sobre las manos unos segundos. ◦◦ Separar las bandas lentamente y aplicar sobre la parte a depilar, presionando en el sentido del vello. ◦◦ Sin demora, levantar un extremo, tensar la piel y tirar a ras y a contrapelo. Cuanto más rápida sea esta operación, mejor será el resultado. ◦◦ Finalizada la depilación, aplicar la toallita post- depilación. Facilitadores • Decolorantes del vello. • Cera derivada de caña de azúcar o melazas: se ca- lienta en el microondas y se retira con tiras de pa- pel, los restos se diluyen con agua tibia. • Acudir periódicamente a un servicio especializado (peluquería, esteticista, etc.). 3.1.4. Cuidado del cabello El lavado del cabello se realiza de forma convencional (no se aplican adaptaciones o asesoramiento diferen- ciado a las personas con discapacidad visual). Secado y peinado El secado se realizará igualmente de la forma con- vencional, excepto si se quiere moldear.
  • 402. 402 Discapacidad visual y autonomía personal Se requiere asesoramiento para dividir el cabello por zonas de forma sistemática. Son útiles los rulos, las pinzas y los productos como gomina, espuma, laca, etc. Se pueden utilizar difusores y espuma moldeadora, apre- tando el cabello para mantener la ondulación o el rizo, o cepillo redondo grueso para alisarlo. Se divide en mechones y se trabajan estirando y deslizando suavemente hacia las puntas, mientras recibe el aire caliente del secador en esa dirección. El peinado se realizará en la dirección deseada (ha- cia atrás o adelante). Para hacer la raya, se tomarán referencias en la cabeza con respecto al rostro (nariz, coronilla, cejas, etc.). 3.1.5. Cuidado de las uñas La limpieza de las uñas no requiere adaptaciones o asesoramiento diferenciado para las personas con dis- capacidad visual. Corte • Tanto con el cortaúñas como con las tijeras, se situará el utensilio totalmente alineado, con la curvatura orientada hacia el dedo, apoyado justa- mente en la parte central. Realizar un corte recto (esto dejará dos ángulos en la uña). • Después se repite en ambos ángulos, apoyando el utensilio todavía con más precaución.
  • 403. Capítulo 9. Actividades cotidianas 403 • Finalizar la tarea limando los ángulos resultantes del corte. El corte de uñas es una actividad muy difícil para personas con discapacidad visual. En algunos casos, se puede sugerir la sustitución del segundo paso (cortado de los ángulos) por el limado. Limado • Apoyar la parte plana de la lima contra la uña y frotar desde uno de los bordes del dedo ha- cia el centro y, posteriormente, desde el borde contrario. Finalizar repitiendo la operación solo en la parte central, para conseguir una forma redondeada. • Comprobar con la yema del otro dedo si quedan asperezas, y si así fuera, pasar de nuevo la lima sobre la parte interior de la uña con un movimien- to en forma de arco. Uso de esmalte Aplicar esmalte es una de las tareas más complejas, porque requiere mucha pericia. Si el producto se nota frío a través de la uña, se apoya el pincel sobre el cen- tro de la uña dando una pasada, deslizando después a izquierda y derecha. Se puede repasar el resultado final pasando por el borde un bastoncillo de los oídos mojado en ace- tona.
  • 404. 404 Discapacidad visual y autonomía personal Facilitadores • Lima pulidora. • Se requiere mucha destreza para controlar que no se produzca la más mínima inclinación del utensi- lio al realizar el corte o al aplicar el esmalte. Son preferibles los de colores claros, de lo contrario, es conveniente solicitar ayuda de otras personas o acudir a servicios especializados. • Se aconseja que una persona con visión examine periódicamente el estado del esmalte, especial- mente si este es de color. 3.1.6. Cuidado de la piel y maquillaje Limpieza del rostro Se expone un procedimiento aplicable a cualquier producto que se quiera extender en el rostro. La única particularidad a tener en cuenta es realizar los movi- mientos en la dirección adecuada y de forma organiza- da, sin dejarse ninguna zona. 1. Poner una cinta, diadema o felpa elástica en la frente, justo donde empieza la raíz del pelo, para protegerlo. 2. Verter una pequeña cantidad de leche limpiadora en la palma de la mano, utilizando el dedo pulgar como referencia para la cantidad. 3. Con los dedos índice y corazón, aplicar unos pun- tos de crema en la frente, nariz, pómulos y barbi-
  • 405. Capítulo 9. Actividades cotidianas 405 lla, extendiéndola con las yemas de los dedos de ambas manos por toda la cara y el cuello: • hacia arriba y hacia fuera, desde el mentón hasta el hueso del oído; • hacia arriba, desde la punta de la nariz hasta la frente; • sobre la frente, con movimientos circulares, hacia las sienes; • suavemente, sobre los párpados, desde el lagrimal hacia el rabillo del ojo y en sentido contrario por debajo del ojo; • darse suaves golpecitos con las yemas de los dedos debajo de los ojos, para aliviar posibles inflamaciones; • a ambos lados de la nariz y sobre el mentón, con movimientos circulares; • sobre el cuello, hacia arriba; • echar la cabeza hacia atrás y darse golpecitos con el reverso de la mano sobre el cuello, por debajo de la mandíbula y el mentón. 4. Limpiarse las manos con una toallita, algodón empapado en tónico, agua, etc. Después, limpiar el rostro y el cuello, evitando la zona del contorno de los ojos.
  • 406. 406 Discapacidad visual y autonomía personal Hidratación del rostro Para la hidratación de la cara y el cuello, seguir las mismas pautas que para la leche limpiadora, la única diferencia es que la leche se retira con una toallita, tónico o agua, mientras que las cremas hidratantes se dejan absorber por la piel. Maquillaje Después de limpiar e hidratar la piel, el procedi- miento sería: base de maquillaje, colorete, corrector de ojeras, polvos traslúcidos, sombra y lápiz de ojos, rímel, lápiz de labios y barra de labios, según gustos y costumbres. Tras la aplicación de cada producto, limpiarse las manos (lavándolas o con toallitas húmedas) para no mezclar los colores. Base de maquillaje La aplicación es difícil, requiere mucha habilidad. • Poner una pequeña cantidad sobre la palma de la mano y repartir por el rostro por medio de pequeños toques con el dedo. Se realizará de forma equilibrada: por ejemplo, dos toques en la frente y en cada mejilla, y uno en la nariz y el mentón. • Extender la base de maquillaje con la yema de los dedos por todo el rostro hasta el escote, con
  • 407. Capítulo 9. Actividades cotidianas 407 el procedimiento anteriormente explicado (pasos 1 a 4). • Difuminarla bien con una esponjita humedecida y escurrida en la toalla o con los dedos, teniendo especial cuidado en zonas como el nacimiento del pelo, las cejas y debajo de la mandíbula, procu- rando que no se manche el cuello. Colorete • Presionar la brocha sobre la superficie de los pol- vos, con movimientos hacia derecha e izquierda. • Soplar, sacudir ligeramente o apoyar la brocha sobre un pañuelo, para retirar el exceso de co- lorete. • Dar el mismo número de pasadas, y con idéntica presión, en cada lado de la cara: desde el centro de la mejilla hasta el nacimiento del pelo a la al- tura de la oreja. • Difuminar con la brocha, realizando movimientos circulares. Corrector de ojeras Aplicar directamente en el rostro, extendiéndolo con las yemas de los dedos y fundiéndolo con la base. Si es necesario, se puede aplicar también bajo las aletas de la nariz, en el entrecejo y en la hendidura del mentón, intentando así cubrir todas las zonas oscuras de la cara.
  • 408. 408 Discapacidad visual y autonomía personal Polvos traslúcidos Se aplican con una brocha gorda o con una borla, «barriendo» la cara en todas direcciones, pero elimi- nando previamente el exceso (véase el punto Colorete). Ojos Si el producto tiene varios colores, se marcarán para identificarlos. 1. Utilizar la yema del dedo índice para coger el color de sombra deseado. 2. Para comprobar la cantidad que se toma, contar el número de pasadas y hacer las mismas en ambos ojos, para que el color quede uniforme. 3. Aplicar el producto con la yema del dedo índice o medio, desde el nacimiento de las pestañas hasta el comienzo de la ceja (con la mano dere- cha en el ojo del mismo lado y con la izquierda para el otro), sin extenderla más allá del final de esta. 4. Utilizar la yema del dedo meñique para el color oscuro. De esta forma se controlan mejor la can- tidad y el trazo. 5. Aplicar una sombra más oscura por el pliegue de la cuenca del ojo, manteniendo tirante la zona de la ceja con la otra mano, difuminándola hacia arriba sin llegar a la ceja.
  • 409. Capítulo 9. Actividades cotidianas 409 Para aplicar el lápiz de ojos y el rímel: • Primero, pintar el borde superior del párpado, justo por encima de las pestañas, empezando, por ejemplo, por el lagrimal y siguiendo la forma del ojo hasta el final del mismo, o al revés —según destreza o preferencia—, manteniendo tirante la zona con la otra mano. • El borde del nacimiento de las pestañas de abajo también se puede delinear, aunque la habilidad para utilizar el lápiz y el rímel dependerá de la experiencia anterior. • Sujetar el aplicador del rímel con los dedos pulgar e índice, apoyando el cepillo en el dedo corazón. Colocar la yema del pulgar con el que se sostiene el aplicador en el extremo exterior del ojo del mis- mo lado. Apoyar sobre el dedo pulgar el aplicador, sin moverse, y cerrar y abrir repetidamente el ojo, notando que las pestañas entran en contacto con el aplicador. Boca Hay diferentes sistemas de aplicación: lápiz, barra, pincel. Es aconsejable utilizar colores claros y de textu- ra cremosa, pero no demasiado grasa. • Aplicar primero en el labio superior, desde el cen- tro a la comisuras, derecha e izquierda, y después el inferior, desde las comisuras hacia el centro. Normalmente se nota el contacto de la barra en
  • 410. 410 Discapacidad visual y autonomía personal la zona del labio en que se apoya. Según la des- treza se puede utilizar el dedo índice de la mano contraria como tope o límite. • Corregir los excesos de las comisuras abriendo la boca y retirando el sobrante con un pañuelo o con los dedos pulgar e índice. Hacer lo mismo en el centro del labio superior. Para fijar el color, se muerde con los labios un pañuelo de papel. Facilitadores • Espejos de aumento. • Rímel transparente. • Coloretes, en crema o en polvos compactos, de to- nos suaves, en conjunción con la gama usada en ojos y labios. En crema facilita el control de la can- tidad seleccionada y su difusión en la zona de los pómulos. 3.1.7. Menstruación Dada la dificultad para acceder a la información sobre este tema, eminentemente visual, se considera importante explicar, en colaboración con la familia: • Las características del ciclo menstrual: inicio y final, interpretación de las sensaciones corporales, etc. • Los materiales disponibles en el mercado y su uso (compresas de mayor o menor absorción y tampones).
  • 411. Capítulo 9. Actividades cotidianas 411 3.2. Autonomía en la comida La comida es una tarea cotidiana con repercusiones en el ámbito social, por lo que la adquisición de técnicas específicas es importante para la persona con discapa- cidad visual. Realizar con autonomía estas actividades implica el dominio de muchas destrezas, que deben conjugarse en la práctica real. En un proceso de rehabilitación, inicialmente se trabajarán por separado, integrándolas poco a poco en la actividad completa. 3.2.1. Organización en el espacio El primer objetivo es lograr el desplazamiento autó- nomo hasta el lugar donde se va a comer. Ello requiere conocer los elementos, en caso de acudir con frecuen- cia al mismo sitio (acceso, barras, mesas, aseos, etc.). Si no se domina el espacio, se puede solicitar ayuda (camarero, personas conocidas, auxiliar, etc.), pidiendo referencias (posicionales, visuales o auditivas). Será necesario tomar las referencias necesarias para mantener una posición correcta. Para ello, podrá deslizarse el dorso de ambas manos por el borde de la superficie próxima (mesa o barra) para comprobar su posición y distancia con otras personas. 3.2.2. Organización en la mesa • Mantener el contacto con la mesa y el plato en todo momento.
  • 412. 412 Discapacidad visual y autonomía personal • Conocer la disposición tradicional de los cubiertos (servilletas, vasos, etc.) para generalizarlo a cual- quier evento. • Realizar exploraciones ordenadas para locali- zar los elementos. Deben ser lentas y suaves, tocando la superficie de la mesa con los dedos, ligeramente flexionados. Hay que advertir del riesgo que tiene la localización de los objetos (principalmente las copas) por su parte supe- rior. • Ubicarse en el lugar donde la iluminación sea más favorable para el alumno. Pueden preferirse zonas bien iluminadas o de penumbra. 3.2.3. Técnicas específicas de orientación en la mesa Existen varias formas de explicar la disposición de la comida en el plato o de los utensilios en la mesa. La elección de una u otra dependerá de los gustos y posibilidades de cada uno. Es importante que también las conozcan las personas que suelan prestarle apoyo habitual en esta tarea. • Método basado en la analogía con la esfera de un reloj: Indicar la hora como referencia posicional para asociarla a una ubicación con- creta en el espacio. Pueden utilizarse los cuatro segmentos de hora (cuartos) para indicaciones generales y las horas concretas para las de mayor precisión.
  • 413. Capítulo 9. Actividades cotidianas 413 Foto 35 • Lateralidad: La información es menos exacta pero igualmente válida. El espacio se separa por mita- des (derecha-izquierda, arriba-abajo). Facilitadores • Vajillas, cristalerías y cuberterías contrastadas con los elementos textiles (manteles, servilletas, hules, etc.) y los alimentos. 3.2.4. Utilización de cubiertos Se identificarán las dificultades realizando las correc- ciones oportunas antes de abordar las técnicas especí- ficas. Se tendrán en cuenta: • Movimientos habituales: sujeción, acercamiento al plato, recogida del alimento y aproximación a la boca, así como la fuerza y coordinación manuales.
  • 414. 414 Discapacidad visual y autonomía personal • Las estrategias más efectivas para corregir estos errores son la imitación y el modelado: el especia- lista guía las manos del alumno o este comprueba las posiciones y movimientos correctos mientras lo hace (v. capítulo 6). Si el resto de visión es suficiente, puede bastar para reproducir dichos movimientos, en las mejores condiciones de ilu- minación y contraste. • Explicar las posiciones habituales de colocación de los cubiertos durante la comida: ◦ se cogen de fuera hacia dentro, según el orden de los platos, y se mantienen apoyados en el plato; ◦ si no cambian los cubiertos entre diferentes platos, se colocarán juntos sobre la mesa (el cuchillo apoyado entre los dientes del tenedor o al contrario); ◦ al finalizar cada plato, se colocarán dentro de este, con los mangos paralelos orientados hacia la derecha. Recomendaciones específicas para cada uno de los utensilios de un cubierto • Cuchara: Para cargar alimentos, remover, servir y medir pequeñas cantidades. Comprobar la forma de cogerla, recoger la comida, apoyar la base sobre el plato para confirmar la horizontalidad, subirla con distinto peso y texturas, girar y alinear con la boca.
  • 415. Capítulo 9. Actividades cotidianas 415 • Tenedor: Para recoger, cortar, separar, pinchar, ex- plorar, servir, aplastar, batir o arrastrar. Comprobar la forma de cogerlo en cada uno de estos usos. Para cargar, puede ayudarse con el cuchillo o un trozo pequeño de pan (las dos manos proporcio- nan más información). Para pinchar, se explicará la posición vertical inclinada que permita imprimir la fuerza suficiente con las puntas. Y para cortar, se debe presionar y aserrar al mismo tiempo con el filo lateral. • Cuchillo: Para cortar, pelar, explorar, sujetar, car- gar o untar. Comprobar la forma de sujetarlo al pe- lar o cortar, prestando atención al tramo de hoja que interviene en el corte y a la inclinación del filo. 3.2.5. Técnicas facilitadoras durante la comida Se trata de obtener información mediante otras cla- ves sensoriales, la incorporación de hábitos concretos de organización espacial y la automatización de movi- mientos, que mejoran el control sobre los alimentos. Explorar y organizar el plato • Conocer la distribución de los alimentos en el plato, de forma visual o táctil. • Las exploraciones táctiles se harán con el tene- dor y el cuchillo (uno de ellos o ambos) y serán más efectivas si se hacen con la superficie mayor del cubierto (parte plana). Así, mediante tacto indirecto, se determinarán las formas, texturas y volúmenes.
  • 416. 416 Discapacidad visual y autonomía personal • Se realizarán secuencias de búsqueda ordenada. Por ejemplo: exploración según las horas en la esfera de un reloj. • Conviene girar el plato para situar los alimentos en la posición que más convenga. • Dejar un espacio en la parte superior para los desperdicios. Si no es suficiente, se pondrán en otro plato. • Destinar la mitad inferior para cortar, recoger o separar los alimentos. • Comprobar frecuentemente que no han caído alimentos fuera del plato, explorando por fuera y a su alrededor con ambas manos. Si se hace desde la parte inferior a la superior, se facilita su colocación en la zona destinada a residuos. • Durante la comida, favorece la organización del plato comenzar por la guarnición o los alimentos sueltos. De esta forma, se dejan espacios útiles para el corte de los alimentos. Cortar • Conocer previamente cómo es el alimento que se quiere cortar, explorando cada pieza con los cu- biertos: primero, en paralelo, acotando ambos lí- mites (horizontal y vertical) para comprobar forma y tamaño; después, se sujeta con el tenedor, y se reconocen los contornos y el grosor con el cuchillo.
  • 417. Capítulo 9. Actividades cotidianas 417 • Asegurarse de la posición correcta del filo del cuchillo, comprobando con el dedo pulgar la unión del mango con la hoja o friccionando dicha hoja con el tenedor. • Sujetar el alimento con el tenedor y localizar una punta por la que empezar a cortarlo. • Pinchar cerca del borde, comprobando con el cuchillo la cantidad que queda detrás del tene- dor: esta será la que se lleve posteriormente a la boca. • Si el trozo es del tamaño deseado, se corta, utili- zando como referencia el tenedor, pero separando ligeramente el cuchillo del mismo. • Una vez separado el trozo del resto, se levanta el tenedor y, con el cuchillo, se comprueba su suje- ción (si no es muy firme, se afianza un poco más), el tamaño y si el corte es limpio. Así se evita el llevarse a la boca un trozo desproporcionado o el tenedor vacío. • Si el trozo es demasiado grande, se trocea de nuevo. Puede ser suficiente cortándolo entre las púas del tenedor y separando cada trozo. • Cuando se considere que el corte se ha finali- zado, no hay que levantar el cuchillo, por si la impresión es errónea, ya que después resul- tará muy difícil volver a encontrar la fisura del corte.
  • 418. 418 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 36. Comprobación del tamaño del corte Quitar espinas de pescado En este caso, el movimiento será para separar y no para cortar. Hay que conocer la forma y las texturas de los pescados más habituales, así como la posición y la distribución de las espinas. • Rodajas con espina central: Se explora hasta lo- calizarla y, sujetándola con el tenedor, se separan cuidadosamente los trozos. La espina se traslada- rá a la parte superior del plato antes de cortar los trozos resultantes y comerlos. • Piezas completas: Es bastante difícil, por lo que se suele necesitar ayuda para controlar adecua- damente cualquier parte del proceso. Se sujeta la pieza y se explora; localizadas cabeza y cola, se separan del resto; se realiza un corte longitudinal y se abre, separando finalmente cada trozo en el mismo sentido longitudinal del corte, procurando retirar la espina central entre un trozo y otro.
  • 419. Capítulo 9. Actividades cotidianas 419 Pelar y partir fruta Se realizarán prácticas previas para aprender a con- trolar la orientación de la pieza, la posición del cuchillo, la forma de corte y la presión ejercida. La utilización de cuchillo y tenedor para pelar y cortar la fruta proporciona gran agilidad y destreza manual, ganando habilidad con el resto de alimentos, ya que la variedad de texturas y formas es muy rica. • Frutas que pueden trocearse en cuartos (o por- ciones más pequeñas). Se pelan más fácilmente tras el troceado. Para dividirla, apoyar en el plato y colocar el cuchillo en la parte central. La mano que queda libre sujeta la pieza cubriendo el cuchi- llo sin tocarlo. Después, a cada trozo se le quita el corazón (si es el caso) y se pela en líneas o tiras paralelas. • Frutas con cáscara (naranja): Después de cortarle los polos, se hacen incisiones verticales desde la parte superior, prestando atención al ancho de las tiras y a su profundidad. Después se quitan con la mano. Untar • Colocar el pan en el plato, para facilitar su mani- pulación y evitar que se rompa durante el untado. • Obtener la mantequilla (o similar) deslizando el cuchi- llo por su superficie y colocarla en el centro del pan.
  • 420. 420 Discapacidad visual y autonomía personal • Sujetar el pan entre el índice y el pulgar, y extender la mantequilla hacia la parte inferior, deslizando el cuchillo en posición casi horizontal. • Girar el pan y extender en la parte restante si- guiendo el mismo procedimiento. También puede realizarse girando el cuchillo. Facilitadores • Trozo de pan para empujar, recoger, rellenar el te- nedor, etc. 3.2.6. Servirse Como en el resto de tareas, es necesario conocer con detalle la forma, el tamaño y la capacidad de bandejas, fuentes, soperas, cazos, vasos, tazas, botellas, jarras, etc. En un plato (por ejemplo, desde una bandeja) • Acercar, deslizando por la mesa, el recipiente (bandeja) hasta tocar con el plato. La proximidad de ambos facilitará el traspaso. • Con el cubierto adecuado, localizar el alimento y recogerlo. La búsqueda será preferentemente desde el borde hacia el centro del recipiente. • Pasar el alimento al plato, manteniendo la hori- zontalidad y el equilibrio del cubierto.
  • 421. Capítulo 9. Actividades cotidianas 421 • Introducir el cubierto en el plato, acercándolo a su base hasta percibir que se ha depositado. En un vaso (por ejemplo, desde una botella) • Coger el vaso por su cuerpo (pulgar y corazón sujetarán la parte superior, dejando el índice sin contacto para servir de referencia con respecto a la jarra o botella). Se mantendrá en alto y vertical, salvo que el líquido requiera la inclinación del vaso (espumosos). • Contactar con el cuello de la botella tomando como referencia el dedo índice. • Centrar la botella en el borde del vaso, deslizán- dola hacia el gollete y a izquierda y derecha. • Verter inclinando la botella. El grado de inclinación dependerá de la cantidad de líquido que tenga la botella y de la cantidad que se desee servir. Foto 37. Sujeción del vaso y la jarra al servir agua
  • 422. 422 Discapacidad visual y autonomía personal • Cuando se nota que el líquido empieza a caer (inclinación, sonido, etc.), se puede separar lige- ramente la botella del vaso para notar el peso. • Se recomienda entrenar inicialmente sobre el fregadero con el vaso vacío, lleno, medio, etc. El cálculo del peso se realiza cogiéndolo y dejándolo sobre una superficie; con la práctica se consegui- rá mayor precisión. • Entrenar con distintos modelos: botella, jarra y vasos de distintas formas, con diferentes canti- dades. • Una vez adquirida la suficiente destreza, se rea- lizará la actividad en la mesa. Es recomendable partir de un vaso vacío y llenarlo hasta la mitad de su capacidad. • Los antebrazos no deben estar apoyados en la mesa, para notar mejor el cambio de peso en el vaso. • Se puede utilizar el sonido que produce el líquido al caer para calcular la cantidad que se vierte, pero el ruido ambiental puede dificultar su audición. • El cálculo del tiempo de llenado, la temperatura del líquido y el dedo en el interior para calcular el nivel, son otros sistemas alternativos. • Dejar los elementos comprobando previamente el espacio libre con el dedo meñique.
  • 423. Capítulo 9. Actividades cotidianas 423 Se recomienda servir los líquidos con un plato debajo, para controlar posibles derrames. Con vinagreras y aceiteras • La identificación del aceite y el vinagre se realizará mediante claves olfativas, texturas o referencias en los recipientes. • Coger el elemento con una mano y comprobar la dirección de salida del líquido. • Colocar la otra mano sobre la parte superior del plato a modo de límite. • Acercar el utensilio y verter el líquido en la mitad inferior, con pequeños movimientos circulares. • Girar el plato media vuelta y repetir de nuevo. Con salero y pimentero • Echar el producto en el hueco de una mano, asegu- rándose antes del correcto ajuste del dosificador. • Pellizcar de ahí pequeñas cantidades y esparcirlo ordenadamente en el plato. Granulados con cuchara (por ejemplo, azúcar en una taza) • Bien apoyado sobre una superficie, sujetar el re- cipiente de la forma anteriormente descrita para
  • 424. 424 Discapacidad visual y autonomía personal el vaso (sujetando la parte superior con los dedos pulgar y corazón). • Con la cuchara en la otra mano, extraer el azúcar, eliminando la cantidad sobrante con movimientos laterales de la cuchara dentro del recipiente o dando pequeños golpes con el mango de esta sobre el azucarero. • Sujetar la taza de la misma forma que el recipien- te (el dedo índice sirve de referencia en el centro de la misma). • Aproximar la cuchara al dedo índice y, apoyándola en él ligeramente, girarla para vaciar el contenido. Observaciones • Algunos alimentos pueden deshacerse al trasladar- los, por lo que deben conocerse la textura y la con- sistencia. • Sujetar cada recipiente en el momento de actuar sobre él, tanto al extraer el alimento como al de- positarlo. • Mantener la postura corporal correcta, evitando incli- nar cabeza o cuerpo, o acercar vaso y botella al oído. • El uso de la memoria muscular facilita la repetición de las acciones descritas, sin tener que tomar con- tinuamente referencias. Facilitadores • Indicador sonoro del nivel de líquidos.
  • 425. Capítulo 9. Actividades cotidianas 425 3.2.7. Uso de bandejas • Organizar cuidadosamente la colocación de los objetos: ◦◦ los más altos en el centro y los más bajos en la periferia, ◦◦ tumbar los que no puedan derramarse para mejorar la estabilidad, ◦◦ repartir el peso para evitar desequilibrios. • Aproximar la bandeja al cuerpo al desplazarse. Colocarla sobre los antebrazos, separados entre sí, para garantizar la estabilidad. • Hay que calcular la propia capacidad para reco- rrer distancias sin referencias ,y considerar que, en ocasiones, es necesario sujetar la bandeja con una sola mano y utilizar la otra para protección personal o para seguir alguna referencia o a algu- na persona. • Comprobar la zona inmediata al borde de la mesa. Apoyar con cuidado el borde de la bandeja y ase- gurarse de que hay espacio libre delante de ella. • Adentrarla hasta que permanezca estable y segura. El uso de la bandeja en un autoservicio implica co- nocer la secuencia de paso y recogida de alimentos. En muchas ocasiones se suele necesitar ayuda.
  • 426. 426 Discapacidad visual y autonomía personal Facilitadores • Bandejas especiales: antideslizantes, con organiza- dores de elementos, etc. 3.3. Autonomía con el dinero Debido a la importancia que hacer compras tiene en la vida cotidiana de cualquier persona y ante el estrés que genera, en muchas ocasiones, al tener que interactuar rápidamente en el momento de un pago, es necesario que en el proceso de rehabilitación se planifiquen sesio- nes específicas para conocer los detalles diferenciadores de monedas y billetes, así como las técnicas y prácticas necesarias para identificarlos con eficacia. El reconocimiento táctil es una técnica eficaz para que las personas con discapacidad visual puedan identificar el dinero, tengan o no resto visual. Conscientes de ello, algunos países diseñan expresamente sus monedas y billetes con marcas táctiles unificadas, como es el caso del euro. 3.3.1. Reconocimiento de monedas Cada moneda tiene unas características táctiles pro- pias (canto, peso, color…) que la definen. En el caso del euro, se combinan texturas lisas con diferentes tipos de estriado. Las referencias visuales de las monedas suelen ser difíciles de reconocer, más aún en condiciones ambien-
  • 427. Capítulo 9. Actividades cotidianas 427 tales desfavorables y cuando no se dispone del suficien- te tiempo. Por eso, es eficaz que el profesional facilite la información suficiente sobre sus características (valor, color, tamaño, peso y referencias táctiles), incluso a las personas con baja visión. • Entregar las monedas ordenadas para que el alumno aprecie las diferencias del canto con la yema del dedo o la uña y compruebe su peso. • Definir las características de las monedas, una a una. • El profesional explicará la correspondencia de las marcas táctiles con su valor. • Posteriormente, se agruparán monedas iguales y se reconocerán las de un valor concreto, extraído de un conjunto desordenado. • Realizar ejercicios prácticos: dar cambios, com- binar distintas monedas para obtener una misma cantidad, etc. Facilitadores • Plantillas guía que faciliten la asociación valor-can- to o que, durante la fase inicial de aprendizaje, per- mitan la clasificación y agrupamiento ordenado de todas las monedas.
  • 428. 428 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 38. Plantilla guía para el reconocimiento de monedas • Monederos con varios departamentos para ordenar las monedas y localizarlas de forma más rápida y efectiva. 3.3.2. Reconocimiento de billetes Es importante adquirir la suficiente destreza para diferenciar la textura y la consistencia del papel de los billetes reales con respecto al de otros falsos. Uso de los dedos • Doblar un billete por la mitad juntando los extre- mos más lejanos, asegurándose de que coincidan las cuatro puntas y de que el doblez quede prieto. • Introducirlo entre los dedos índice y corazón es- tirados, con el doblez encajado en la comisura de los dedos. Comprobar que esté recto, es decir,
  • 429. Capítulo 9. Actividades cotidianas 429 que sobresalga el mismo tramo a ambos lados de los dedos. • Apreciar el lugar al que llega el papel con relación al dedo elegido (a qué altura de este llega, toman- do como referencia las falanges, la yema o la uña, el nacimiento, el final, etc.). • Repetir la secuencia con todos los billetes (al me- nos los habituales) y emplear siempre la misma mano y los mismos dedos. Foto 39. Medición de billetes Plantillas Se confeccionan con materiales flexibles, ligeros y resistentes a las deformaciones (acetato). Las medidas se suelen realizar con las dimensiones del ancho de los billetes. Pueden ser de tres tipos:
  • 430. 430 Discapacidad visual y autonomía personal • Con referencias escalonadas de todos los valores: Se introduce en el billete doblado, de manera que las pestañas sobrantes informen del valor del mismo. • Específica para billetes habituales: Se busca la coincidencia de cada ancho (uno de ellos estará marcado) con el billete deseado. Si coincide con uno de ellos, se advierte directamente el valor; si no, si es más pequeño que el menor de los anchos es el de 5 €, y si es más grande que la plantilla es el de 50 €. • Comercializadas: Disponen de marcas táctiles y en braille. Se introduce el billete, se dobla sobre un lateral y se comprueba la marca sobre la que coincide, identificándose su valor. Foto 40. Plantilla escalonada
  • 431. Capítulo 9. Actividades cotidianas 431 Discriminación visual Se realiza reconociendo las características propias: color, cifras, tamaño, etc. Facilitadores • Billeteros con varios departamentos. 3.3.3. Utilización autónoma del dinero Foto 41. Adaptación de la cartera Los aspectos básicos para fomentar la autonomía en la realización de compras y gestiones son: Organización personal • Asignar un lugar fijo para cada objeto que se introduzca en la cartera o monedero. Para faci-
  • 432. 432 Discapacidad visual y autonomía personal litar la localización, se pueden remarcar bordes, pestañas y departamentos, o añadir texturas o marcas adicionales. • Colocar los billetes de una forma concreta y sis- temática (por ejemplo, doblándoles una punta o dos, con dos dobleces, etc.), para localizarlos con más agilidad. Compras • Pagos con dinero: ◦◦ entregar el dinero al dependiente diciéndole la cantidad, ◦◦ esperar con la mano abierta la devolución, ◦◦ si el vendedor deja el dinero sobre el mos- trador, pedirle que se lo ponga sobre la mano, ◦◦ comprobar el cambio. • Pagos con tarjeta de crédito: ◦◦ Las principales dificultades serán la marcación del código personal (si es necesario) y la lo- calización del lugar para la firma en el recibo. En ambos casos, se solicitará la información oportuna al dependiente (características del teclado y ubicación, y tamaño del lugar para la firma).
  • 433. Capítulo 9. Actividades cotidianas 433 ◦◦ Las tarjetas deben identificarse con las técni- cas de marcaje y organización más adecuadas para cada persona. 3.4. Uso de teléfonos En la actualidad, la tecnología permite realizar adap- taciones de voz para funciones muy sofisticadas de teléfonos fijos y móviles: agenda, mensajes de texto, reconocimiento del número entrante, etc. Sin embargo, no todas las personas con discapacidad visual tienen la posibilidad de utilizarlos. El manejo del teclado, que permite marcar los nú- meros, descolgar y colgar, acceder a los menús, etc., debe realizarse de forma visual o táctil. En los teléfo- nos móviles, el reconocimiento visual es muy difícil, ya que el espacio destinado a las teclas es reducido. Una dificultad frecuente es acceder a la agenda telefónica. Para personas con resto de visión es útil tener apuntados los números más frecuentes en un tamaño adecuado a sus posibilidades visuales. Las personas con discapacidad visual total que conocen el braille pueden confeccionar su agenda en este sistema y, si no es así, precisarán el uso de etique- tas parlantes o de una grabadora. Algunos aparatos de teléfono disponen de memorias, en las que se pueden guardar números de teléfono y relacionar- los con una tecla numérica para marcarlos, esto facilita a las personas con problemas de memoria la marcación de los números que utilizan con más frecuencia.
  • 434. 434 Discapacidad visual y autonomía personal La adaptación de los teclados es un recurso que no excluye los métodos específicos ni los facilitadores que se explicarán a continuación (v. anexos). 3.4.1. Técnica de marcación por tacto Consiste en la toma de referencias sobre el teclado y el empleo de los tres dedos centrales de la mano. Gracias a la universalidad de los teclados telefónicos, se puede utilizar en cualquier aparato, siempre que las teclas tengan suficiente relieve y separación entre ellas. Las primeras prácticas se realizarán de frente al aparato, apoyado en una superficie y con el auricular colgado. La técnica consiste en: • Situar los dedos índice, corazón y anular en la línea central del teclado numérico, haciendo coincidir el corazón con la tecla del número 5, reconocible por la marca en relieve que habitual- mente tiene. • Utilizar para cada tecla un dedo, situando los tres al mismo tiempo en la línea deseada. Realizando movimientos hacia la línea superior e inferior, el índice pulsará los números 1, 4 y 7, el corazón los números 2, 5, 8 y 0, y el anular el 3, 6 y 9. • Antes de descolgar el auricular se colocarán los dedos en la línea central, y posteriormente se marcará el número deseado. Para colgar se puede buscar el lugar para depositar el auricular con la mano libre.
  • 435. Capítulo 9. Actividades cotidianas 435 Foto 42. Colocación de los dedos en el teclado Consideraciones Si se observan dificultades para pulsar con los tres de- dos, se puede realizar exclusivamente con el dedo índi- ce sobre el número 5 (generalmente, señalado con un punto en relieve como referencia central) y efectuando movimientos en cruz y en diagonal, volviendo después al mismo número 5 (movimiento en cruz: subir 2, ba- jar 8, izquierda 4, derecha 6; movimiento en diagonal: subir 1-3, bajar 7-9). Facilitadores • Teclas de marcación directa. • Teclados de caracteres grandes y contrastados. • Marcación por voz. • Aplicación que reproduce en voz el número mar- cado.
  • 436. 436 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 43. Teléfono convencional adaptado 3.5. Administración de medicamentos Es importante organizar e identificar cada medica- mento, la capacidad del envase, la dosificación, la fecha de caducidad, las normas de conservación, etc. 3.5.1. Organización Es imprescindible tener registradas las prescripciones médicas (nombre del medicamento, dosis, duración, etc.). Hay distintas formas de clasificarlos: por su pre- sentación, por el componente genérico, los principios activos, la indicación terapéutica, etc. Si se clasifican según su presentación, puede hacerse por:
  • 437. Capítulo 9. Actividades cotidianas 437 • Sólidos y encapsulados. • Líquidos. • Gotas. • Cremas. Foto 44. Marcaje de medicamentos y organizadores semanales También es importante el almacenaje. Un recurso muy práctico para las pastillas son los organizadores (semanales o diarios). Algunos se comercializan con su nombre en letras grandes o en braille, pero otros tendrán que adecuarse con marcas para su reconoci- miento. En todo caso, lo esencial es que cada depar- tamento quede claramente identificado, sin posibilidad de confusión. Si conviven varias personas que tomen medicamentos distintos, se deberán utilizar cajas dife- rentes para cada una.
  • 438. 438 Discapacidad visual y autonomía personal 3.5.2. Dosificación de medicamentos Con jeringuillas Pueden marcarse realizando cortes apreciables al tacto en el émbolo o con rayas rotuladas, bien con- trastadas, en el valor de la dosis prescrita, ya sea en la propia jeringa (si la persona puede distinguir el líquido) o en el émbolo. Se recomienda realizar estas tareas en una bandeja o espacio bien acotado. Foto 45. Jeringuillas adaptadas • Para obtener la cantidad deseada, se introduce la jeringuilla hasta el fondo del envase. Se carga una mayor cantidad y se reintroduce el líquido sobrante tomando como referencia con la uña la marca del émbolo. Debe quedar en la jeringuilla la cantidad exacta.
  • 439. Capítulo 9. Actividades cotidianas 439 • Cuando no se está seguro de la cantidad de líquido existente en un frasco, hay que utilizar, además de la jeringuilla, una cánula de plástico que se adapte a la punta de la misma y que permita llegar al fondo del envase. La extracción no puede hacerse directamente, ya que se formaría una cámara de aire que alteraría la dosis, por ello: ◦◦ se usará una jeringuilla de mayor calibre, al menos del doble de la dosis deseada, y una cánula que sobrepase ligeramente el largo del envase; ◦◦ se ajustará la cánula y se extraerá el líquido hasta el límite del émbolo, indicado por el tope que incorpora; ◦◦ se desprende la cánula (que contendrá líquido) y se dejará vaciar en el interior del frasco; ◦◦ para desechar la cantidad sobrante de aire, se coloca la jeringuilla en posición vertical con la boquilla para la aguja hacia arriba, y, presionando suavemente con un dedo en la abertura, se empuja lentamente el émbolo hasta escuchar la salida completa del aire; ◦◦ finalmente, se vierte la posible cantidad de líquido dentro del mismo frasco hasta la señal táctil indicada, obteniendo así la dosis. También se puede obtener la dosis deseada con un trozo de plástico a modo de tope que encaje en el émbolo.
  • 440. 440 Discapacidad visual y autonomía personal Con cuentagotas Las gotas pueden contarse al escuchar el sonido que producen al dejarlas caer sobre un vaso de plástico de usar y tirar. Después, se disuelve el contenido del vaso en agua u otro líquido y se bebe directamente. Otros Existe material específico para facilitar la dosifica- ción de jarabes, consistente en un tapón calibrador con sistema de válvula que permite recoger 5 ml de producto. El inconveniente es que no es válido ni para dosis inferiores ni para aquellas que no sean múltiplos de cinco. Además, no siempre se ajusta a las bocas de los frascos. También puede encontrarse en farmacias un dis- pensador de gotas oculares, que facilita su aplicación manteniendo el párpado inmovilizado y dirigiendo el aplicador directamente al ojo. 4. Tareas domésticas Es indudable que, para las personas con discapacidad visual, la realización de las tareas cotidianas requiere unas estrategias de funcionamiento que minimicen los riesgos que algunas de ellas entrañan y favorezcan la autonomía en su ejecución. Es especialmente importante el mantenimiento de la limpieza y de un orden en el hogar, que deben respetar el núcleo de convivencia y otras personas externas que
  • 441. Capítulo 9. Actividades cotidianas 441 colaboren en la realización de las tareas domésticas. Solo de esta forma, la persona con discapacidad visual podrá ser más rápida, eficiente y actuar con comodidad. 4.1. Arreglo y limpieza del hogar 4.1.1. Hacer las camas • Comprobar derecho y revés de la sábana por medio de las costuras. • Extenderla desde los pies de la cama, sujeta por las esquinas inferiores, con un movimiento enér- gico. • Medir el tramo de sábana colgante para equili- brarla, bien visualmente (por contraste con los travesaños) o por medio del tacto (midiéndolo en palmos y/o dedos). • Ajustar las esquinas y los laterales. • Alisar, ordenadamente, la totalidad de la superficie. • Para doblar el embozo, tensar, desde ambos lados del cabezal, utilizando la mano como referencia, para que caiga la parte doblada sobre ella. Des- pués, retirar despacio la mano y comprobar que queda bien lisa. • Poner la colcha, siguiendo los procedimientos anteriores para extenderla, equilibrar las partes que cuelgan y doblar el embozo.
  • 442. 442 Discapacidad visual y autonomía personal • Para cubrir la almohada con la colcha, colocar aquella sobre el embozo y voltear los dos juntos hacia el cabecero, desde ambos lados. • Se debe comprobar, alisar y tensar tras cada paso. Facilitadores • Sábanas bajeras ajustables de colores contrasta- dos y fundas nórdicas. • Si la diferencia entre la parte superior e inferior de la sábana es imperceptible, marcar con pintura de tela en relieve o coser un trozo de cinta. 4.1.2. Limpieza de muebles y superficies acristaladas • Retirar de la superficie a limpiar cualquier objeto que pueda dificultar la tarea. • Elegir el útil y el producto de limpieza adecuados: bayeta, papel de celulosa, cepillo, etc. • Aplicar el producto sobre la bayeta doblada, de forma que cubra aproximadamente el tamaño de la mano extendida. • Para conseguir cubrir la totalidad de una superficie plana, vertical u horizontal, empezar a limpiar en- marcando los límites, insistiendo en los rincones o las esquinas con los dedos índice y corazón.
  • 443. Capítulo 9. Actividades cotidianas 443 • Con la palma de la mano totalmente extendida y sujetando la bayeta o manopla, realizar movi- mientos lineales paralelos de izquierda a derecha y viceversa, bajando un palmo aproximadamente en cada línea realizada. Según sea la superficie, también se podrán hacer movimientos circulares, desde los límites externos hacia el interior o vice- versa. • Comprobar táctilmente si quedan restos de su- ciedad; en este caso, utilizar un trapo húmedo y secar. • En superficies muy extensas, fraccionarlas en partes y repetir la secuencia para limpiar cada una de ellas. Facilitadores • Toallitas desechables o manoplas atrapa-polvo, plumeros, sacudidores, etc. • Limpieza de cristales con un producto que limpia en dos fases y que no requiere el uso de la visión para comprobar un correcto acabado. En este caso se repite la operación, primero extendiendo el pro- ducto, que forma una película blanquecina, y reti- rándolo después cuando esté seco. • Bayetas de algodón, microfibra, celulosa o papel de periódico, que no dejan pelusas o residuos.
  • 444. 444 Discapacidad visual y autonomía personal 4.1.3. Limpieza de suelos: barrer, pasar la mopa, fregar, aspirar, etc. • Dividir y organizar mentalmente el espacio. • Distribuir en bandas anchas —a modo de pasi- llos o cuadrantes— utilizando los muebles como referencia, y realizar movimientos lineales y paralelos desde el límite interior (o fondo) de la habitación, desplazándose de espaldas hacia el exterior. • Empezar por debajo de los muebles, utilizando las patas como referencia, y continuar después por el resto de la habitación colocando el cubo, el recogedor u otros elementos en los límites de dichos cuadrantes, tanto para facilitar su uso —teniéndolos a mano a medida que se retroce- de— como para delimitar dichos cuadrantes o espacios. Barrer es la tarea más complicada y son muy útiles los facilitadores. Específicamente hay que tener en cuenta: • Deslizar suavemente el cepillo, procurando no levantarlo para no desperdigar la basu- ra. • Juntar los residuos por cuadrantes. • Recoger la basura, manteniendo las cerdas del cepillo paralelas al recogedor.
  • 445. Capítulo 9. Actividades cotidianas 445 • Pasar un trapo húmedo, para retirar posibles restos. Escurrir la fregona convencional • Sujetar el cubo entre los pies (por su parte más estrecha si es rectangular) dejando la parte des- cubierta justo delante y la presa escurridora más alejada. • Meter la fregona y remover. Sacarla, con los brazos extendidos, tanteando con ella los lados interiores del cubo para calcular el eje de la prensa escu- rridora, tomando como referencia, igualmente, el eje del cuerpo, que coincidirá con el del palo (la vertical). • Sacar la fregona del agua contactando con la pre- sa, hasta calcular que se ha posicionado la parte mojada exactamente encima y en el centro de ella, sin apretar hacia abajo todavía, para que no se salga o rebase la presa. • Girar la fregona sobre su eje para enrollarla. Escurrirla girando y apretando hacia abajo a la vez. Este movimiento de apretar haciendo fuerza contra el suelo debe realizarse aprovechado la inercia de todo el cuerpo. • Si existen dificultades para escurrirla se puede utilizar la mano (con guante) para meter la fregona en la presa, o buscar utensilios ade- cuados.
  • 446. 446 Discapacidad visual y autonomía personal Facilitadores • Mopas automáticas, barredoras, robots que aspi- ran el polvo o limpian el suelo, cubos rectangulares con sistemas de escurrido sencillo, etc. • Útiles de limpieza que contrasten con el suelo y demás superficies. 4.2. Cuidado de la ropa y del calzado 4.2.1. Cepillado o limpieza en seco de la ropa • Cepillar las zonas más rozadas (cuellos, puños y solapas). • Colgar la prenda de una percha y apoyarla sobre una superficie estable: el pomo de un armario, de una puerta, etc. • Cepillar de arriba hacia abajo recorriendo toda la prenda, calculando por palmos en las zonas extensas. 4.2.2. Limpieza de manchas • Señalizar las manchas solicitando ayuda para loca- lizarlas. Si no se relacionan con algún tramo muy concreto de la prenda, pueden marcarse con un imperdible o con un hilván por detrás de cada una, para así aplicar el producto antimanchas correspon- diente o para frotarlas con jabón antes de lavarlas.
  • 447. Capítulo 9. Actividades cotidianas 447 • En las prendas que no admiten lavado se puede utilizar un cepillo humedecido. Facilitadores • Cepillos para pelusas. Productos absorbe-olores, quitamanchas en spray, en roll-on o bolígrafo. 4.2.3. Lavar A mano Normalmente se realiza este tipo de lavado con pren- das delicadas, aunque se puede utilizar la lavadora en un programa especial. • Diluir el detergente en el agua a utilizar; dosificar con tapones u otros medidores (según el producto). • Sumergir la prenda, controlando la cantidad de agua con el tacto, y dejarla unos minutos. Remo- verla suavemente y frotar sobre las partes que puedan estar más sucias. • Escurrirla, apoyándola sobre una superficie, y retirarla para cambiar el agua. • Enjuagar, renovando el agua tantas veces como sea necesario. • Escurrir sin retorcer. Para quitar el exceso de agua, enrollar en una toalla (comprobando táctilmente
  • 448. 448 Discapacidad visual y autonomía personal que esté en el centro de la misma) o realizar un centrifugado de prendas delicadas en la lavadora. Extender sobre una superficie plana. A máquina En primer lugar, se reconocerán los diferentes ele- mentos de la lavadora: cubetas, mandos, filtros, etc., y se marcarán —según se necesite— de forma visual, táctil o sonora, los programas adecuados y los diferen- tes mandos (v. 1. Aspectos generales comunes a todas las actividades y anexos). • Tener la ropa clasificada de antemano por colores mediante dos cubos o cestas (clara y oscura). • Las prendas pequeñas o delicadas, como medias o lencería, pueden protegerse usando bolsas es- peciales para el lavado. Foto 46
  • 449. Capítulo 9. Actividades cotidianas 449 • Si se han marcado manchas difíciles, aplicar un producto quitamanchas antes de introducir en la lavadora (véase el apartado anterior). • Seleccionar el programa, incorporar los productos y poner en marcha la máquina. Facilitadores • Si no se perciben colores o tonos, es necesario marcar táctilmente la prenda. • Los calcetines pueden mantenerse unidos, hasta que vayan a utilizarse de nuevo, insertándolos en una anilla especial antes del lavado, evitando em- parejarlos de forma incorrecta. 4.2.4. Secar • Sacudir y estirar la prenda —desde las costuras— antes de tenderla o meterla en la secadora. Si se usan pinzas, ponerlas cerca de las costuras o en zonas no visibles para evitar marcas. • Seleccionar el programa según el grado de hume- dad deseado y poner en marcha la máquina. 4.2.5. Doblar ropa • Extender la prenda boca abajo sobre una super- ficie plana.
  • 450. 450 Discapacidad visual y autonomía personal • Alisar con las palmas de ambas manos, juntándo- las en el centro y deslizándolas hacia afuera. • Medir con las manos, sobre la misma prenda, la zona a plegar, controlando el lugar exacto donde realizará el doblez. • Apoyar una mano con los dedos juntos y el pulgar hacia adentro sobre la prenda, a modo de límite. La otra mano levanta la zona contigua de la pren- da y la dobla, dejándola caer estirada sobre la mano que está apoyada.4 Facilitadores • Plantilla de cartón (de camisas nuevas) o de plásti- co con desplegables, sobre la que se doblan las di- ferentes partes al tiempo que se pliega la plantilla. 4.2.6. Planchar Entrenar la memoria muscular de ambas manos con la plancha fría e iniciar el entrenamiento, según los casos, sin vapor. • Preparar la plancha, señalizando la temperatura, la cantidad de agua (verter con dosificador) y la ubicación correcta en el soporte de la tabla. • Enchufar (véase la secuencia en anexos). 4.  Véase la secuencia de doblado de una camisa en los anexos.
  • 451. Capítulo 9. Actividades cotidianas 451 • Planchar primero las partes pequeñas (puños, cue- llos o bolsillos), para evitar originar nuevas arrugas. • Estirar la prenda y colocarla sobre la tabla, ali- neando una de sus costuras o límites con uno de los bordes de la tabla. • Las zonas con curvaturas (hombros, canesú, frun- ces, etc.), se pueden encajar en la punta de la tabla. • Alisar con las palmas abiertas de ambas manos, desde el centro hacia afuera. Este movimiento se realizará suavemente —tras cada tramo plancha- do— antes de mover la pieza, a modo de compro- bación. • Apoyar la plancha sobre el centro de la prenda orientada horizontalmente, es decir, paralela al cuerpo y con la punta hacia la izquierda (diestros). Foto 47. Colocación de la plancha y dirección de los movimientos
  • 452. 452 Discapacidad visual y autonomía personal • Realizar con la plancha líneas verticales paralelas entre sí, de forma que se cubra totalmente el trozo de tela expuesto (esto es más sencillo si se conoce el tramo de tela que se abarca con la superficie de cada plancha). ◦◦ Con este movimiento, la plancha bascula entre los dos límites de la tabla y, con el tacto indi- recto, se percibe, a través de la suela, que se ha cubierto el tramo totalmente. Así mismo, la línea que cubre cada pasada de planchado es más ancha. ◦◦ No obstante, dependiendo del tipo de prenda, de la forma del tramo a planchar (alargado, pernera, etc.) o de las preferencias persona- les, pueden realizarse movimientos de un lado a otro (a izquierda y derecha), siempre que se controle que se ha cubierto toda la superficie expuesta sobre la tabla. ◦◦ En cualquier caso, se evitará el movimiento de retorno para no arrastrar la prenda y hacer arrugas. • Descolgar la prenda por el borde de la tabla, co- giendo —con los dedos índice y pulgar de ambas manos— el límite de la parte ya planchada más cercano al cuerpo y desplazándolo hacia adelante. • Alisar de nuevo con las manos y repetir la ope- ración en cada tramo, hasta llegar al final de la prenda.
  • 453. Capítulo 9. Actividades cotidianas 453 Facilitadores • Para marcar pinzas, pliegues, rayas, etc., se pue- den utilizar alfileres, pinzas de tender, etc. En los anexos pueden verse secuencias específicas para estos detalles o prendas concretas. • Tabla de planchar ancha que abarque mayor tramo de tela y que posea una buena base de apoyo, es- table y ergonómica. • Fundas de tabla intercambiables, para favorecer el contraste de la base con la prenda (claro/oscuro). • Para evitar brillos, se puede utilizar un paño hú- medo sobre el tejido o bien una funda protectora para la base de la plancha, que también protege de quemaduras. • Spray de planchado fácil o difusor de agua. • Electrodomésticos de planchado (vertical, median- te vapor, y de armario). 4.2.7. Coser Es imprescindible tener las habilidades manipulativas y táctiles muy desarrolladas para enhebrar y dar las puntadas de forma adecuada. Enhebrar Existen diferentes sistemas y cada uno requiere un método de uso diferente.
  • 454. 454 Discapacidad visual y autonomía personal Enhebrador de ojal de alambre Tienen un asidero redondo metálico y ligero, similar a una moneda, con un lazo metálico plegable en forma de rombo. • Se introduce el lazo por el ojo de la aguja, se abre al otro extremo y se inserta el hilo a través de él. • Al sacar la aguja del lazo, quedará enhebrada. Enhebrador automático Tienen uno o más orificios en forma de chimenea, con una ranura al lado y un botón que se acciona para enhebrar. • Se inserta la aguja, con el ojo hacia abajo, en el orificio descrito, y el hilo en la ranura contigua. Al deslizar o pulsar el botón, una pequeña varilla metálica empuja el hilo a través del ojo de la agu- ja, quedando esta enhebrada. Agujas de autoenhebrado Tienen una abertura en forma de V en la parte su- perior, por la que se encaja el hilo directamente desde arriba. En los anexos pueden encontrarse utensilios y se- cuencias específicas para enhebrar con el procedimien- to elegido.
  • 455. Capítulo 9. Actividades cotidianas 455 Facilitadores • Preparar los útiles sobre una superficie antidesli- zante y, en su caso, contrastada. Hacer un nudo al final del hilo • Enrollar varias veces el hilo alrededor de la última falange del dedo índice de la mano do- minante. • Frotarlo y deslizarlo hacia la yema, con el dedo pulgar, al tiempo que se destensa. • Sujetarlo en la punta del dedo índice, por en- cima del rollo de hilo, con el pulgar y el dedo medio pinzándolo y llevándolo hacia el extremo a la vez. • Tensando, estirar hasta notar un nudo. Si falla, repetir la operación. Sujeción de la aguja para dar puntadas • La aguja se sostiene entre los dedos pulgar e índice. • El dedo corazón se apoya igualmente sobre la aguja, por detrás de estos y sirve para balancear o empujar y orientar la puntada. Utilizar dedal si se tiene experiencia.
  • 456. 456 Discapacidad visual y autonomía personal Facilitadores • Para iniciar aprendizaje, practicar en plantillas gruesas con agujas de plástico. Técnicas básicas de costura a) Coser dobladillos (1) Medir y colocar alfileres • Doblar el tramo de tela a meter sobre un trozo de cartón o plástico, cortado a la medida. • Desplazarlo por todo el contorno sujetando la tela, según esta medida, con alfileres alineados a media distancia del doblez. (2) Hilvanar • Con la aguja enhebrada con hilo sencillo —con- trastado con la tela, en caso de tener resto de visión—, meter y sacar la aguja siguiendo la línea de alfileres, de forma que quede una línea dis- continua de hilo, que sujetará adecuadamente la tela para coserla. (3) Coser • Sujetar la tela con la mano no dominante y con el doblez orientado hacia arriba.
  • 457. Capítulo 9. Actividades cotidianas 457 • Dar la primera puntada de forma que el nudo quede sobre el revés. • Mantener tirante la tela sobre la yema del dedo índice, para notar con la punta de la aguja que se cogen uno o dos hilos de la tela. (Este es el punto en que se necesita pericia para que la puntada no se note en el derecho de la tela.) • Estirar y dar una puntada en la zona interior del dobladillo. (En esta parte se puede coger más tela, ya que no se verá.) (Véase la aguja en la figura 52 de los anexos). • Si se tiene experiencia, se pueden realizar los dos pasos anteriores en uno. Es decir, coger el hilo de abajo y, deslizando al tiempo la aguja hacia arriba, se da una puntada en la zona interior de la tela do- blada. (Véase la aguja en la figura 53 de los anexos.) • Repetir la operación en cada puntada, calculando la distancia entre las mismas, tensando el hilo y midiendo con el dedo. d) Coser botones • Localizar el punto exacto donde ubicarlo. Si se trata de un botón caído recientemente, queda una protuberancia perceptible. • Alisar y abrochar la prenda sobre una superficie horizontal y clavar un alfiler en el centro del ojal del botón que falta.
  • 458. 458 Discapacidad visual y autonomía personal • Con la aguja enhebrada con hilo doble, pinchar de abajo hacia arriba por el punto exacto donde esta el alfiler, quitar este e insertar el botón por uno de sus agujeros. • Colocar el botón con los agujeros alineados de forma vertical, tanteando con la punta de la aguja. Sujetar, cubriendo medio botón hasta los agujeros, con la punta del pulgar de la mano no dominante. • En los botones con cuatro agujeros, se cubrirán igualmente dos agujeros, en vertical y con el pul- gar, para no equivocarse. • Ahora será fácil calcular la distancia para insertar la aguja desde abajo por el centro del botón, tan- tear para sacarla por uno de los agujeros y volver a meterla desde arriba hacia abajo o viceversa. El tanteo se realiza deslizando la punta de la aguja hacia el pulgar y el borde del botón. Repetir hasta que se note bien sujeto. • En el caso de botones de cuatro agujeros, dar la vuelta y cubrir la parte cosida (ahora es más fácil por el bordón de hilo que ha cosido los dos primeros agujeros), dejando libre los otros dos restantes, y proceder de igual forma. • Una vez cosido, se puede rematar de varias mane- ras. La más sencilla es dando un par de puntadas sobre la zona cosida en el revés de la tela, justo por detrás del botón. Otra forma es sacar la aguja
  • 459. Capítulo 9. Actividades cotidianas 459 entre el botón y la tela justo por el centro del botón, dar unas vueltas con el hilo alrededor de aquel y un par de puntadas sobre la zona de hilo enrollado. 4.2.8. Cuidado del calzado • Meter la mano no dominante, protegida con un guante de limpieza, dentro del calzado. • Frotar con un cepillo o gamuza toda la superficie para eliminar el polvo, y con un trapo humedecido las zonas de goma o plástico cercanas a la suela. • Extender la crema o el betún por el empeine, los laterales y el talón del calzado. Puede realizarse con diferentes productos: mediante el aplicador tipo esponjilla que incorporan los envases, o a través de una gamuza o calcetín viejo a modo de manopla. • Una vez seco se cepillará, igualmente, por zonas. Facilitadores • Guardar el calzado rellenando su interior con papel u otro material para evitar que se deforme, así se extenderá mejor el betún. • Esponja borradora: especial para limpieza de cal- zado deportivo. • Esponjas abrillantadoras, frascos con aplicador y pulidores automáticos.
  • 460. 460 Discapacidad visual y autonomía personal 4.3. Cocina Al igual que en el resto de las tareas del hogar, para cocinar es necesario verificar que el alumno cuenta con las habilidades previas requeridas y que conoce las me- didas de seguridad y demás aspectos generales citados al inicio de este capítulo. A continuación, se presentan —en el orden lógico que requiere la tarea para facilitar su sistematización— las técnicas de preparación y manipulación de alimentos, así como las de cocinado de los mismos. Planificar con anterioridad los elementos que han de usarse en cada uno de los pasos de la elaboración de una receta es imprescindible para evitar imprevistos que comprometan la seguridad del alumno y su éxito, especialmente en esta tarea. Se exponen las secuencias básicas de cocina, así como las de encendido, colocación y centrado del uten- silio, cualquiera que sea el modelo utilizado. Los pasos para preparar la tarea son: • conocer la receta, los ingredientes y los utensilios que se han de emplear; • disponerlos en lugares cercanos y fácilmente ac- cesibles; • despejar la zona de trabajo de objetos innece- sarios, y colocar una bandeja o recipiente ancho
  • 461. Capítulo 9. Actividades cotidianas 461 (también puede ser papel de periódico o similar) para facilitar la limpieza. Foto 48. Organización de espacios y elementos en la cocina 4.3.1. Actividades culinarias. Habilidades y utensilios para cocinar Pelar Requiere una buena sujeción del cuchillo. Controlar la posición de los dedos índice y pulgar, así como el deslizamiento del cuchillo con la hoja paralela a la piel de la fruta, apenas un milímetro por debajo de la mis- ma. En algunos alimentos, como las patatas, se puede comprobar si quedan restos de piel (mediante el tacto fino) colocándolas debajo del grifo, por presentar mayor rugosidad la piel mojada.
  • 462. 462 Discapacidad visual y autonomía personal Facilitadores • Peladores con cuchillas basculantes, más eficaces si se realizan movimientos suaves y hacia fuera. Cortar o trocear Partir en dos la pieza y apoyar la superficie lisa sobre la tabla de cortar. Según el troceado que se quiera conseguir (rodajas, tacos, cuadraditos, palotes, etc.), se procederá de diferente forma: cortes paralelos para hacer palotes, giros de 90º de la pieza para hacer cua- drados, etc. Para medir la distancia de un corte al contiguo se utilizan los dedos y la memoria muscular. Si se quie- ren conseguir rodajas muy finas, se encogen todos los dedos envolviendo la pieza, dejando libre la porción a cortar. Facilitadores • Tablas amplias y estables, de colores que contras- ten con el banco de la cocina; cuchillos lisos y de sierra con mangos ergonómicos. • Cortadoras y picadoras eléctricas y manuales, algunas con cuchillas giratorias que cambian su orientación a medida que se accionan.
  • 463. Capítulo 9. Actividades cotidianas 463 Picar, rallar, triturar, batir Dependiendo del tipo de alimento y de la textura de- seada, se pueden utilizar mazos y morteros, pasapurés o pequeños electrodomésticos. Facilitadores • Cortador, rallador con recipiente, picadora y/o ba- tidora manual o eléctrica con recipientes cerrados incorporados, robot de cocina, etc. Colar, verter, trasvasar Estas tareas se realizarán sobre una bandeja, un recipiente ancho o en la pila de fregar. Colocar el co- lador —preferiblemente de mango y que cubra toda la superficie— sobre el recipiente que recibirá el líquido. Verterlo poco a poco en el centro del colador, desde el borde de la pila. Para vaciar el contenido del colador sobre una fuente o recipiente, apoyar en el centro y voltear despacio sobre sí mismo. Facilitadores • Separadores-coladores, embudos, etc. • Puchero con tapa encajable, que sirve de colador.
  • 464. 464 Discapacidad visual y autonomía personal Medir Según el ingrediente (sólido o líquido) y la cantidad, se elegirá el tipo de medidor: • Sólidos y poca cantidad (especias): Verterlas en la mano antes de esparcirlas. • Líquidos en pequeñas cantidades que requieran precisión: Se pueden contar las gotas dejándo- las caer en un pequeño vaso de plástico con un cuentagotas, para percibirlas auditivamente. Si se precisan cantidades mayores, utilizar medidores o vasos de distintos tamaños. Foto 49. Materiales facilitadores y dosificadores
  • 465. Capítulo 9. Actividades cotidianas 465 Facilitadores (v. 2.4. Medidas y dosificación) • Cucharillas medidoras. • Medidores de líquido: dispensadores monodosis, pulverizadores, probetas, jeringuillas marcadas (visual y táctilmente), etc. • Medidor de café (bote con aplicador). 4.3.2. Técnicas básicas de cocina: hervir, freír, asar y hornear • Preparar los alimentos (seleccionar, lavar, pelar, cortar, medir, mezclar, enharinar, rebozar, batir, etc., colocándolos en recipientes idóneos) antes de iniciar la tarea. • Colocar el útil (olla, cacerola, cazo, sartén, plan- cha, bandeja de horno, etc.) en la zona de trabajo elegida. Centrarlo en la zona de cocción y encen- der, o al contrario, encender y luego centrarlo, según sea la técnica sugerida por el profesional para cada alumno, situación, tipo de cocina, etc. (v. 4.3.4). • Controlar el tiempo de cocción. • Retirar los utensilios innecesarios. • Disponer el alimento ya preparado en la fuente, plato o bandeja destinados para servirlo.
  • 466. 466 Discapacidad visual y autonomía personal Hervir • Medir la cantidad de agua necesaria y verterla en el recipiente elegido. • Centrarlo en el fuego y encender. • Controlar auditivamente el momento de ebullición o medir con temporizador. • Apagar y esperar para retirar del fuego. Comenzar con recetas sencillas: hervir un huevo, cocer arroz blanco, etc. Facilitadores • Arroceras, hervidores de huevos, calentadores de agua o leche, microondas, etc. • Pucheros con tapas coladoras. Freír • Dosificar en frío la cantidad de aceite sobre la sartén. • Colocarla en la zona de cocción con el mango situa- do a la izquierda o derecha y sujetarlo cada vez que se manipule su contenido. • Cuando la temperatura sea idónea (se calcula el tiempo o se percibe el cambio del olor del aceite),
  • 467. Capítulo 9. Actividades cotidianas 467 incorporar el alimento a freír, bajando el fuego al mínimo para evitar reacciones del aceite. Foto 50. Dosificación de aceite en frío • Cuidar que la cocción se realice de manera uni- forme. Usar una cuchara de madera o teflón para mover de fuera hacia dentro, volteando y aplanando. • Si se trata de porciones o piezas, se voltearán una por una sobre sí mismas y de fuera hacia adentro. Son muy útiles las pinzas medianas (no largas) con pala ancha de teflón. En cualquier caso, los movimientos se realizarán de forma organizada en el sentido de las agujas del reloj o viceversa.
  • 468. 468 Discapacidad visual y autonomía personal • Controlar el tiempo. • Cuando ya esté preparado, apagar el fuego y servirlo con pinzas, espumadera, etc., sobre un recipiente adecuado con papel absorbente. Facilitadores • Sartén, freidora manual o eléctrica, wok, etc., de buen peso y base estable. • Tapaderas y rejillas antisalpicaduras. Asar a la plancha • Para engrasar la asadora o plancha, se esparce una cantidad mínima de aceite mediante papel absorbente de cocina, brocha, vaporizador, spray, etc., cubriendo toda la base. • El resto de la actividad se realiza con el procedi- miento utilizado para freír, descrito en el apartado anterior. Facilitadores • Asadoras eléctricas. • Pinzas de pala ancha.
  • 469. Capítulo 9. Actividades cotidianas 469 Asar-hornear • Una vez preparado el recipiente y los ingredientes, ponerse las manoplas. • Abrir el horno, colocando el cuerpo a un lado para evitar el «golpe» de calor. • Localizar la bandeja, desplazando la mano dere- cha de arriba hacia abajo, mientras la izquierda reposa en el extremo frontal de la portezuela. • Apoyar el recipiente sobre la bandeja o rejilla base sin extraerla. • Cuando ya esté cocinado, se trasladará a la enci- mera o base aislante. • Conviene esperar unos minutos antes de desmol- dar o servir el alimento cocinado. Facilitadores • Manoplas y recipientes de silicona (se desmoldan con facilidad) y tapaderas con orificios para micro- ondas. En el anexo, se pueden consultar ejemplos de recetas para practicar el procedimiento concreto de cada una de las técnicas básicas.
  • 470. 470 Discapacidad visual y autonomía personal 4.3.3. Práctica final general: realización de receta tipo Las habilidades para la cocina se aprenden mejor si las prácticas se realizan obteniendo un «producto final» o un resultado tangible que el alumno haya elegido (Ponchillia y Ponchillia, 1996). En algunos casos, se puede finalizar el entrenamiento realizando una receta completa que incluya la mayoría de habilidades y técni- cas culinarias, para comprobar que se han integrado los aprendizajes y aspectos generales: orden, sistematiza- ción, medidas de seguridad, etc. (véase la receta tipo en anexos). Facilitadores • Robots de cocina (algunos parlantes) que realizan la preparación de ingredientes (trocear, mezclar, amasar, triturar, etc.) y su cocinado. 4.3.4. Electrodomésticos para cocinar. Encendido y centrado de útiles Cocinas de gas Tanto si son de butano como de gas ciudad, se debe- rán conocer las características del sistema: válvulas de apertura y cierre de las llaves de paso. • Explorar la cocina, quitando y volviendo a encajar la parrilla y los quemadores.
  • 471. Capítulo 9. Actividades cotidianas 471 • Relacionar cada quemador con su correspondien- te mando de control, siempre con el gas cerrado. • Reconocer el encendedor (se aconseja que sea de llama y con seguro). • Determinar las referencias para situar el encen- dedor. • Realizar un ensayo en frío sin activar el gas. a) Encendido • Comprobar que los mandos se encuentran en posición de apagado. • Abrir la válvula de la bombona o la llave del gas. • Localizar el quemador con el encendedor y, con la otra mano, su mando correspondiente. • Comprobar el funcionamiento del encendedor, llevarlo hasta la referencia elegida por tacto indi- recto y situarlo junto al quemador. • Girar el mando hasta el mínimo y, sin demora, accionar el encendedor. • Comprobar el calor, situando la mano a la altura del pecho sobre la zona del quemador, con la pal- ma girada hacia el fuego. Se puede complementar escuchando el sonido del mismo.
  • 472. 472 Discapacidad visual y autonomía personal • Si no ha prendido, cerrar el mando rápidamente y repetir la operación. • Dejar el encendedor en el lugar preestablecido. Facilitadores • Encendedor largo de llama. • Mandos analógicos ubicados frontalmente (en la parte delantera y debajo). • Contraste visual de los diferentes elementos ex- traíbles y del mando con la base de la encimera. b) Centrado de los recipientes en el quemador Puede realizarse —según el tamaño y el peso del recipiente— de dos formas: • Colocarlo sobre el quemador apagado y frío, y centrarlo mediante tacto directo. Encender. Si el recipiente es muy grande o pesado, retirar ligera- mente hacia las doce (parte superior) y encender en esa posición, comprobando después que está centrado usando referencias táctiles con el borde de la cocina o de la rejilla. • Encender el fuego al mínimo y colocar el reci- piente sobre la fuente de calor. Centrarlo hasta notar que el calor está repartido por igual, para lo que se desplazan las palmas de las manos por
  • 473. Capítulo 9. Actividades cotidianas 473 todo el contorno de la parte superior sin tocarlo, corrigiendo posibles desviaciones. Cocinas eléctricas a) Encendido Familiarizarse con los mandos de control y las carac- terísticas de la cocina. b) Centrado de los recipientes en la placa Situar en el centro del fogón apagado, y encender posteriormente. Seleccionar la intensidad deseada, contando los saltos con el mando o ayudándose de los marcajes, de la posición, etc. En las vitrocerámicas de conducción eléctrica, el fogón encendido adquiere rápidamente una tonalidad rojiza, muy útil para centrar el recipiente cuando se tiene resto visual. La colocación y centrado en el fogón es similar a la explicada para las cocinas de gas, pero de forma más segura. El recipiente puede colocarse antes o después del encendido, y se hará tomando como referencia los círculos de calor. Si la cocina tiene mandos digitales (generalmente termosensibles y situados en la encimera), es recomen- dable cambiarlos a modelos giratorios (analógicos) y situarlos en la parte frontal. Unos y otros, dependiendo del diseño, se podrán marcar táctil y visualmente.
  • 474. 474 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 51. Centrado de un recipiente en el fogón Algunos mandos digitales emiten señales acústicas estables y son accesibles, bien por su sistema de conteo de pitidos y puesta a cero, o por su visibilidad (tamaño y contraste de los números en pantalla). Cocinas de inducción El calor residual es mínimo y desaparece a los pocos minutos, por lo que están indicadas para personas con problemas de tacto y de percepción de temperaturas. La dificultad es que no tienen referencias de encendido para las personas con discapacidad visual. Hornos • Eléctricos convencionales Es un sistema para cocinar eficaz y seguro para personas con discapacidad visual.
  • 475. Capítulo 9. Actividades cotidianas 475 • Horno microondas Estos hornos permanecen fríos en su interior, por lo que son muy recomendables para las personas que, además de la discapacidad visual, tienen otros problemas asociados. Los mandos del temporizador, de nivel de potencia, etc., deben ser preferiblemente giratorios, para faci- litar su uso y su marcaje. Algunos mandos digitales emiten señales acústicas estables, y son accesibles por su sistema de conteo de pitidos y puesta a cero. Referencias bibliográficas Cruz, M. C. (2006). Los marcajes alternativos como ayudas a la vida diaria: pequeños recursos para grandes propósitos. Integración: revista sobre ceguera y discapacidad visual, 47, 7-19. Cruz, M. C. (2010). Adaptaciones visuales y táctiles en tecla- dos de ordenador: una opción para usuarios con deficiencia visual. Integración: revista sobre ceguera y discapacidad visual, 56. Fernández, Y., y Pedrós, M. P. (1994). Introducción a la cocina básica: prerrequisitos y medidas de seguridad. Sabadell: Orga- nización Nacional de Ciegos Españoles, Centro de Rehabilitación «Ignacio Satrústegui y Fernández». Guitart, R., y Manresa, F. (1994). Importancia de la vida diaria en la persona ciega. Integración: revista sobre ceguera y discapa- cidad visual, 16, 63-65.
  • 476. 476 Discapacidad visual y autonomía personal Ponchillia, P. E., y Ponchillia, S. K. V. (1996). Foundations of rehabilitation teaching with persons who are blind or visually impaired. Nueva York: American Foundation for the Blind. Lecturas recomendadas Escuela de Hostelería de Leioa (2007). Cocinar a ciegas. León: Everest. Phillips, B. (1998). Ideas y trucos para el hogar. León: Everest.
  • 477. Capítulo 10. Desplazamiento Muchas de las tareas que se realizan diariamente requieren desplazarse: barrer, cocinar, coger la ropa de un armario, hacer la compra, ir al lugar de trabajo, participar en actividades de ocio, etc. El desplazamien- to es una habilidad básica que forma parte de la vida cotidiana y un pilar fundamental para medir el grado de autonomía de una persona. Tiene dos componentes principales: la orientación y la movilidad. Ambas están interrelacionadas, porque para desplazarse es necesa- rio tener un control del espacio además de ejecutar los movimientos precisos para moverse por él de manera segura y eficiente (Berube, 1991; Hill y Ponder, 1996; Jansson, 2000; LaGrow y Weessies, 1994; Long y Hill, 1997). La disciplina que se encarga de dar respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad visual, se denomina Orientación y Movilidad. Según LaGrow y Weessies (1994), este término se refiere a las habilida-
  • 478. 478 Discapacidad visual y autonomía personal des y técnicas requeridas para el desplazamiento inde- pendiente de las personas ciegas y deficientes visuales. La visión es uno de los aspectos básicos de este proceso, ya que permite una interpretación global y rápida de lo que nos rodea, facilitando, desde la niñez, la adquisición de conductas motoras para realizar los movimientos apropiados que permitan controlar el es- pacio y alcanzar diferentes objetivos. Cuando hay una pérdida total o parcial de visión, se altera el proceso que permite desplazarse con indepen- dencia. Es función del profesional analizar la situación global del alumno, detectar la pérdida funcional y dotar de estrategias para recuperar la autonomía. Es fundamental considerar el choque emocional que puede sufrir una persona cuando tiene que despla- zarse con el bastón blanco, porque su uso identifica socialmente la discapacidad visual. Esto supone un enfrentamiento con la propia problemática y produce un impacto en la familia y en personas significativas del entorno. Por eso, la elección del momento más adecuado para iniciar el entrenamiento y las prácticas en exteriores es esencial, siendo necesaria, en algunos casos, la intervención profesional desde el ámbito de la psicología. El abanico de intervenciones para lograr un despla- zamiento autónomo es muy amplio: desde procesos completos, en los que se abordan los contenidos que conforman las diferentes situaciones (espacios sencillos y complejos, conocidos y desconocidos, uso de trans-
  • 479. Capítulo 10. Desplazamiento 479 portes públicos, etc.), hasta programas con objetivos muy concretos y limitados, por decisión del alumno o por falta de capacidad. En cualquier caso, su objetivo general será alcanzar el mayor grado de autonomía y seguridad en los des- plazamientos. Hay que tener en cuenta que la consecución de dicho objetivo está condicionada también por factores externos al entrenamiento. El impulso de los planes de accesibilidad, que incluyen acciones encaminadas a aumentar la seguridad y a facilitar el desplazamiento autónomo, es uno de ellos. En este sentido, son de gran utilidad los parámetros e indicadores que se recogen en el manual, editado por la once, Accesibilidad para personas con ceguera y deficiencia visual (2003). En este capítulo se tratan: • los requerimientos previos para un desplazamien- to independiente; • la orientación espacial: estrategias y ayudas faci- litadoras para conseguirla; • los aspectos generales del entrenamiento en orientación y movilidad; • las técnicas de movilidad para desplazarse por diferentes entornos: con guía, en espacios in- teriores, en exteriores, realización de cruces y utilización del transporte público;
  • 480. 480 Discapacidad visual y autonomía personal • los auxiliares alternativos para desplazarse. Se ha dedicado un apartado completo del capítulo 7 al bastón de movilidad, porque es el auxiliar más utili- zado por las personas con discapacidad visual. Su uso requiere un entrenamiento preciso y previo al desplaza- miento. En este capítulo nos referiremos a la aplicación de las técnicas de uso, aprendidas anteriormente. 1. Requerimientos previos para desplazarse con seguridad La interpretación del espacio requiere un procesa- miento de toda la información sensorial y cinestésica, que, junto con la adquisición de un repertorio concep- tual y de habilidades cognitivas, más el aprendizaje de diferentes técnicas para la movilidad, permitirán un desplazamiento seguro. 1.1. Desarrollo sensorial y cinestésico La captación de la información perceptiva necesita de la interacción con el entorno, y sirve para establecer referencias encaminadas a la orientación y a la toma de decisiones para una movilidad segura. En este proceso, un buen desarrollo sensorial y cinestésico es la base para analizar e interpretar correctamente la informa- ción ambiental, que, como hemos dicho, permitirá orientarse y desplazarse eficazmente. Las habilidades susceptibles de entrenamiento y optimización se han desarrollado en el capítulo 5 y se resumen en el cuadro 2, Implicación funcional de las habilidades perceptivas en la realización de las actividades cotidianas.
  • 481. Capítulo 10. Desplazamiento 481 Los sentidos implicados y el grado de intervención de cada uno de ellos dependen de cada tarea. Por ejemplo, para que una persona con ceguera pueda realizar un cruce, necesita información táctil (percepción de la textura de la acera, localización, posición y altura del bordillo a través del bastón), auditiva (análisis del tráfico y toma de decisión de cruzar) y cinestésica (percepción de la inclinación del vado, mantenimiento del equilibrio, alineación y ejecución del cruce en línea recta). 1.2. Comprensión de conceptos Para situarse en el espacio, una persona con disca- pacidad visual debe conocer previamente los conceptos que lo caracterizan y los que le informan de su posición y de la de los elementos que lo conforman. Además, es necesario conocer conceptos de acción para seguir las instrucciones oportunas. Muchos de los conceptos (espaciales, de forma, longitud y distancia, medida, cantidad, temperatura, peso, etc.) forman parte de los contenidos del currículo escolar y se tratan en el capítulo 11. Los que tienen más influencia en el desplazamiento son los espaciales, medioambientales y de forma, ya que se emplean para la organización y comprensión de espacios (habitacio- nes, calles, plazas, cruces…) e itinerarios. Si se detec- tan problemas en su adquisición o comprensión, debe abordarse su entrenamiento (capítulo 5). Los conceptos espaciales, partiendo de una imagen corporal adecuada, permiten situar los objetos del entorno con respecto al cuerpo y entre sí, y esto es
  • 482. 482 Discapacidad visual y autonomía personal esencial para mantener y recuperar la orientación. Los objetos pueden estar delante, detrás, arriba, abajo, enfrente, a la derecha, a la izquierda, junto a…, lejos de…, paralelos, perpendiculares, al norte o al sur de…, a un metro de…, etc. Además, los espacios e itinerarios pueden tener forma de círculo, triángulo, cuadrado, ángulo recto o agudo, o de letras como la T, L, H, U (o, en su caso, letras braille), empleadas principalmente para patrones de calles, manzanas, intersecciones o itinerarios. Por otro lado, se requiere estar familiarizado con los elementos, objetos y texturas que la persona se encuentra mientras se desplaza: acera, calzada, rampa, bordillo, alcorque, parterre, barandilla, cemento, grava, etc. Igualmente, es imprescindible tener adquiridos los conceptos de acción necesarios para cruzar, girar, alinearse, etc. El tipo de entrenamiento para desarrollar estos con- ceptos varía en función de la existencia o no de resto de visión, de las experiencias previas y de la capacidad cognitiva de la persona. 1.3. Habilidades cognitivas El manejo de conceptos es importante, porque mu- chos de ellos se convierten en abstracciones cuando se aplican al entorno. Esto ocurre en la representación mental de un espacio, en la comprensión de direcciones y en la utilización de los puntos cardinales para mante- ner la orientación (v. capítulo 5). La organización del espacio en forma de representa- ciones mentales, la puesta en práctica de estrategias
  • 483. Capítulo 10. Desplazamiento 483 y técnicas de movilidad, y la habilidad para solucionar problemas presuponen la puesta en marcha de procesos cognitivos necesarios para un desplazamiento eficaz. Las habilidades cognitivas que principalmente forman parte de estos procesos son: • Atención y memoria. • Análisis e interpretación de la información. • Comprensión y ejecución de instrucciones. • Representación mental del espacio. • Resolución de problemas. • Generalización. Cuando están mermadas, o hay alguna dificultad, dis- minuye la posibilidad de desplazarse de forma autónoma. En estos casos, los programas ajustarán los objetivos para consolidar los aprendizajes por medio de: • la memorización de características y referencias; • la ayuda de otras personas para orientarse, reali- zar cruces, encontrar objetivos; • las grabaciones (problemas de memoria). 2. La orientación La orientación es la capacidad sensorial y cognitiva que permite comprender la posición en el entorno. Millar (1994) la define como «codificación en función de alguna forma de referencia», por lo que es preciso especificar la ubicación, la distancia y la dirección que
  • 484. 484 Discapacidad visual y autonomía personal describen la posición de un objeto en relación con uno mismo o con unos puntos de referencia o coordenadas externas, o con ambos. Para una persona con discapacidad visual, la orientación es el punto de partida para obtener una movilidad eficaz, ejerciendo entre ambas un control sobre el entorno. Su importancia, desarrollo y entrenamiento están descritos en el capítulo 5, pero, al igual que ocurre con los siste- mas sensoriales, es en el momento del desplazamiento cuando se debe emplear. En este apartado se abordan las estrategias de orientación aplicadas al desplazamiento. 2.1. Principios de la orientación espacial En cualquier desplazamiento, el individuo va respondién- dose a las siguientes preguntas: «¿dónde estoy?», «¿dónde está mi objetivo?» y «¿cómo puedo llegar hasta allí?». Para responderlas, entran en juego tres componen- tes: la actualización perceptiva, la disposición espacial y los conceptos y sistemas espaciales. Hill y Ponder (1976) desarrollaron cómo se establece la orientación a través de estas cuestiones. 2.1.1. Actualización perceptiva: ¿dónde estoy? Al iniciar la marcha, es necesario procesar la infor- mación que proporcionan los sentidos, vincularla con la posición de la persona y relacionar entre sí los estímulos recibidos. Todo ello permite tomar la decisión adecuada sobre el próximo movimiento a ejecutar, y se va actua- lizando a medida que progresa el desplazamiento.
  • 485. Capítulo 10. Desplazamiento 485 Esta actualización perceptiva se realiza automática- mente a través de la visión. Las personas con disca- pacidad visual, deben realizar este proceso de «saber dónde están en cada momento» utilizando más tiempo y poniendo en marcha todos sus recursos. Las habilida- des que precisan están relacionadas con: • el esquema corporal; • la utilización de los sentidos, incluido el resto vi- sual, si se posee; • la capacidad para relacionar la posición del propio cuerpo con los objetos del entorno y percibir un objeto desde distintas posiciones. 2.1.2. Disposición espacial: ¿dónde está mi objetivo? Las percepciones seleccionadas e interpretadas se convierten en marcas o referencias, que se secuencian para crear rutas que conducen a objetivos concretos. Una persona con discapacidad visual debe conocer la ruta a seguir para llegar a un destino, y las referencias que le confirmen que va por el camino adecuado. 2.1.3. Conocimiento de conceptos y sistemas espaciales: ¿cómo puedo llegar hasta allí? El dominio de los conceptos espaciales (izquierda- derecha, delante-detrás, paralelo-perpendicular) ayuda a mantener la orientación durante el desplazamiento,
  • 486. 486 Discapacidad visual y autonomía personal porque contribuyen a la estructuración y organización del entorno. Una vez recogida la información de un espacio con- creto, se ponen en marcha los procesos cognitivos que permiten su organización, simbolización y memorización, para poder evocarla en sucesivas situaciones (Huertas, Ochaíta y Espinosa, 1993). Esta información incluye la localización de los elementos del espacio, las distancias entre ellos y las direcciones. La interiorización e inte- rrelación de las diferentes percepciones recibidas va forjando la representación mental del espacio o «mapa cognitivo», término introducido por Tolman (1948). 2.2. Componentes para mantener la orientación Cuando falta la visión, las restantes percepciones sen- soriales ayudan a establecer y mantener la orientación en el espacio, dando sentido al movimiento, por lo que se deben integrar en las pautas de conducta motoras. El mantenimiento de la orientación requiere no solo conocer la posición de los objetos, sino, además, actualizar la que se va adoptando, con respecto a los mismos, durante el desplazamiento. En este proceso, es fundamental el uso de los puntos de referencia y de las claves ambientales. 2.2.1. Puntos de referencia Definidos por Hill y Ponder (1976) como «cualquier ob- jeto familiar, sonido, olor, temperatura o indicador táctil
  • 487. Capítulo 10. Desplazamiento 487 que se reconozca con facilidad, sea constante y tenga una situación conocida y permanente en el entorno». Se identifican por una o varias de sus características: visuales, táctiles, olfativas, cinestésicas o auditivas. Tienen que diferenciarse fácilmente del resto de la in- formación del entorno. Un punto de referencia es: • único (reconocible), • de fácil localización, • permanente en el espacio y en el tiempo. Una persona con discapacidad visual debe ser capaz de utilizarlos con eficacia. Su conocimiento y su uso adecuado en los desplazamientos son la base para aprender sistemas de referencia más complejos. Por lo tanto, uno de los objetivos iniciales y principales de los programas de rehabilitación es aprender a identificarlos y usarlos correctamente. 2.2.2. Indicadores: utilización de claves ambientales Un indicador o clave ambiental es «cualquier estímulo auditivo, olfativo, táctil, cinestésico o visual que afecte a los sentidos y que pueda convertirse, con rapidez, en una información para determinar una situación o una línea de dirección» (Hill y Ponder, 1976). Los indicadores son: • ocasionales, • dinámicos,
  • 488. 488 Discapacidad visual y autonomía personal • utilizables en diferentes espacios. Por tanto, una misma clave no es válida en todos los espacios y no tiene unas características que la dife- rencie de los demás objetos del medio. Puede pasar a constituirse en referencia. Los puntos de referencia y las claves ambientales se emplean para: • establecer y mantener la dirección y las relaciones de distancia, • localizar objetivos específicos, • reorientarse, • alinearse para emprender una línea recta de des- plazamiento, • obtener información sobre una zona equivalente. 2.2.3. Uso de puntos de referencia y claves ambientales Las personas con discapacidad visual dependen de estos factores en mayor grado que las que tienen visión. Pero los elementos ambientales no suelen ser estables y permanentes, por lo que no es sencillo encontrar puntos de referencia. La mayoría de las decisiones se fundamentan en la utilización de claves. No todas son válidas, algunas resultan innecesarias en un determi- nado espacio y pueden inducir a equivocaciones. La
  • 489. Capítulo 10. Desplazamiento 489 consideración conjunta de varias claves ayuda a reducir el margen de error. Los puntos de referencia y las claves medioambien- tales que se utilizan principalmente son: • Sonidos del tráfico: Su densidad ayuda a diferen- ciar unas calles de otras, a determinar el tamaño y la importancia de estas y a reconocer el sentido de la circulación. • Sonidos propios: Se generan con la contera del bastón al caminar e indican la calidad del terreno, la ausencia/presencia de paredes, los obstáculos, etc. • Indicadores solares: Su posición ayuda a inter- pretar el lugar en que se encuentra y la dirección en una calle. • Indicadores del viento: En función de su proce- dencia, colaboran para identificar la ausencia/ presencia de elementos, obstáculos, etc. • Sonidos ambientales: Permiten identificar el tipo de entorno (zonas comerciales, parques infantiles, patios de colegio, etc.). • Presencia y ausencia de paredes: sirve para de- tectar garajes, esquinas… • Mobiliario urbano: buzones, papeleras, barandi- llas, etc., cuya detección se realiza con el bastón o visualmente.
  • 490. 490 Discapacidad visual y autonomía personal • Indicadores olfativos: ayudan a identificar y locali- zar diferentes elementos (basurero…) o comercios (farmacia, perfumería, panadería, etc.). • Texturas y desniveles del terreno: Para identificar y discriminar los entornos y localizar objetivos. Por ejemplo: pendientes repentinas, terminacio- nes de la acera, zonas de grava donde debería haber pavimento, etc. • Elementos específicos: El mar, la montaña, el ayuntamiento, una plaza importante del municipio, etc., sitúan los objetivos respecto a ellos mismos y favorecen la formación de la representación men- tal. Además, el resto de la población también los utiliza para orientarse, por lo que cuando se pide ayuda, facilitan la comunicación y la comprensión de las explicaciones proporcionadas. • Información visual: El color de las casas, la forma de los edificios significativos, los árboles, las va- llas, la posición de los números y de los carteles en las calles, los letreros informativos, comercia- les, y las condiciones de iluminación son claves importantes. • Sistemas de numeración: Utilizan un patrón, tanto en interiores (habitaciones de hoteles en relación a las plantas) como en exteriores (números de portales). Siguen la pauta de pares a la derecha e impares a la izquierda, partiendo la serie desde el extremo más cercano al ayuntamiento de cada ciudad.
  • 491. Capítulo 10. Desplazamiento 491 2.2.4. Estructuras ambientales El espacio tiene una forma, disposición y fundamen- tación que sirven de ayuda para la orientación, ya que permiten convertirlo en una representación o esquema espacial, y anticipar, generalizar, realizar inferencias y crear rutas. Generalmente, las ciudades tienen una estructura lógica, organizada en barrios formados por un conjunto de «manzanas» que, a su vez, reúnen edificios o grupos de edificios y otros espacios (manzana sin edificación y ocupada por parterres, por ejemplo), separadas por ca- lles paralelas y perpendiculares y organizadas con una disposición más o menos regular. En este entramado se encuentran también otros elementos diferentes y significativos: plazas, bulevares, etc. Para orientarse en una ciudad o pueblo, son im- portantes los conceptos de «manzana», «bloque», «esquina» o «chaflán». Si son regulares, las manzanas tienen cuatro esquinas y cuatro lados, y, habitualmente, presentan diferencias que permiten identificarlas; pero también pueden ser triangulares, hexagonales, etc. En cuanto a las intersecciones de las calles, pueden tener diferentes formas: en cruz, en «Y», en «T»… Los espacios con una estructura regular se represen- tan mejor mentalmente y son más fáciles de generali- zar, favoreciendo la creación de rutas. No obstante, a veces presentan anomalías ocasionales que perturban la orientación, por lo que deberán conocerse y memori- zarse los rasgos particulares de cada ciudad.
  • 492. 492 Discapacidad visual y autonomía personal En espacios interiores también hay diseños regula- res que facilitan la generalización (homogeneidad de las plantas de un mismo edificio o de espacios de uso común, como los vestíbulos de diferentes edificios). 2.2.5. Estimación de la distancia recorrida Una manera de conocer el espacio es medirlo. Es- tablecer la distancia exacta entre los puntos permite ubicarlos y relacionarlos. Puede realizarse con métodos objetivos (cinta métrica), con los pasos o estimando la distancia que se recorre. Calcular, aunque sea de forma aproximada, la distan- cia caminada es un importante recurso para una persona con discapacidad visual, porque le permite situar puntos de referencia y localizar objetivos sin tener que seguir una línea de referencia continua o contar los pasos. El sentido cinestésico y, más concretamente, la «memoria muscular» son responsables de esta forma de estimar la distancia recorrida, que es más efectiva que el resto de sistemas mencionados. Su entrenamiento aparece desarrollado en el capítulo 5. 2.3. Métodos y ayudas para la orientación Existen estrategias, métodos y ayudas que preten- den que la persona con discapacidad visual adquiera un control y una representación mental del espacio sobre el que se desplaza. En este apartado se desarrollan los procedimientos para utilizar estos métodos. Su puesta en práctica requiere el manejo adecuado de las técnicas de movilidad que se explican más adelante.
  • 493. Capítulo 10. Desplazamiento 493 2.3.1. En espacios interiores El objetivo del aprendizaje de estos métodos es fami- liarizarse de forma sistemática con un espacio interior desconocido. Son útiles para conocer cualquier habita- ción, pasillo o planta de un edificio. Una vez entrenados, se podrá transferir la habilidad a otros entornos. El proceso de aprendizaje se inicia en una habitación pequeña con pocos elementos y, posteriormente, pue- den utilizarse espacios de diferentes formas, dimensio- nes mayores y con más mobiliario y objetos. Existen tres métodos para explorar un espacio: el perímetro, el de barras o cuadrícula y la ayuda de otra persona. 2.3.1.1. Método del perímetro Se trata de reconocer un espacio recorriendo organi- zadamente su contorno. • Establecer un punto de partida, que será la re- ferencia para relacionar los objetos y, también, inicio y final de recorrido. Generalmente se elige la puerta, que se explora previamente para recono- cer sus características diferenciales (materiales, pomo, tamaño). • Recorrer de forma sistemática, en la dirección de las agujas del reloj o la contraria, el perímetro de la habitación, mediante la técnica de seguimien- to de superficies y con la adecuada protección
  • 494. 494 Discapacidad visual y autonomía personal personal (explicada más adelante en este mismo capítulo). De esta manera, se obtiene información de la forma, el tamaño y los objetos que la com- ponen. Puede resultar útil numerar las paredes para situar los elementos significativos. • Para conocer la disposición de los elementos situa- dos en el centro, así como la relación entre ellos y de estos con las paredes, cruzará la habitación desde el punto medio de una pared —utilizando la técnica de protección— hasta alcanzar el punto medio de la pared opuesta. Finalmente, se reali- zará un recorrido similar uniendo las otras pare- des, describiendo un recorrido en forma de cruz. Puede realizarse igualmente desde las esquinas, con recorridos en diagonal (en forma de «X»). Figura 29
  • 495. Capítulo 10. Desplazamiento 495 En un piso o planta el proceso es igual pero a mayor escala. El pasillo se tratará como una habitación, y a partir de él se irán añadiendo dependencias. Finalmen- te, se determinará la forma general de la planta («L», «T», etc.). Para conocer un edificio entero, debe transferir lo aprendido de una planta a las demás, incorporando las excepciones de cada una de ellas. 2.3.1.2. Método de barras o cuadrículas Se trata de realizar líneas de recorrido paralelas entre sí hasta abarcar un espacio en su totalidad. Se utiliza cuando el recorrido central del método del perímetro no aporta suficiente información. • Establecer un punto de partida o referencia: en este caso es recomendable utilizar una esquina. Desde este extremo en la pared (1), caminar perpendicularmente (2) hasta la pared contraria (3). • Desplazarse por la pared (3) unos pasos y caminar perpendicularmente hasta la pared contraria (4). • Repetir los movimientos hasta llegar al otro ex- tremo de la pared de referencia. Es importante mantener siempre una buena ali- neación y la línea de dirección. Si fuese necesario, se bordearán los objetos encontrados, utilizando simultá- neamente la técnica de protección personal.
  • 496. 496 Discapacidad visual y autonomía personal Figura 30 Es de utilidad recorrer inicialmente una de las pare- des y dividirla en partes iguales. Si hay dificultades, se pueden recorrer las paredes por separado, volviendo a la puerta antes de abordar la siguiente. De esta forma se consigue: • establecer múltiples contactos con los objetos para interiorizar su posición; • localizar objetos que se han pasado por alto; • recuperar la orientación, volviendo al lugar de procedencia. 2.3.1.3. Familiarización con ayuda de otra persona • La persona que guía explicará el tipo y la forma de la habitación, estableciendo un punto claro de
  • 497. Capítulo 10. Desplazamiento 497 referencia (un punto de partida muy adecuado puede ser la puerta). • Después, en el sentido de las agujas del reloj, irá enumerando al alumno los elementos de cada pared y los objetos que se encuentran en el centro. • A continuación, será el alumno quién señale los objetos indicados, empezando por el punto de referencia. • Cuando el espacio resulta complejo, pueden desplazarse juntos para realizar comprobaciones, como refuerzo a la explicación verbal. Figura 31
  • 498. 498 Discapacidad visual y autonomía personal Los tres métodos se complementan, y pueden com- binarse para obtener la imagen espacial, conocer la forma de habitaciones, pasillos, etc., eligiéndose uno u otro en función de las situaciones que se presenten. 2.3.2. En espacios exteriores Los desplazamientos por exteriores requieren un aprendizaje previo de las técnicas para utilizar los auxi- liares de movilidad y de la realización de operaciones mentales/cognitivas que garanticen la orientación y configuración espacial. El reconocimiento de un espacio exterior desconocido puede realizarse de manera independiente o con ayuda de otra persona. 2.3.2.1. Exploración independiente • Partir de un punto inicial que será el de referencia (suele elegirse una esquina de la manzana). Desde ahí, recorrer el perímetro de la misma, identificando cada lado con sus elementos propios (dimensión, textura, tiendas u otros establecimientos, garajes, mobiliario urbano, sentido y dirección del tráfico, etc.). Repetir el proceso en cada tramo y con cada esquina. De entre la información percibida, selec- cionar los puntos de referencia para obtener una imagen espacial de la manzana. • Cruzar a la contigua y repetir el procedimiento descrito. Relacionar los puntos de referencia ele- gidos y los de la primera manzana explorada.
  • 499. Capítulo 10. Desplazamiento 499 • Continuar de idéntica forma con un grupo de manzanas que compongan un área o barrio de- terminado, formando la imagen espacial con una configuración determinada. Este método requiere tener desarrollados los requeri- mientos previos, dominar las técnicas de bastón y realizar los cruces con mucha seguridad. Su puesta en práctica es un indicativo de buena orientación y, en consecuencia, garantiza el logro de un elevado nivel de autonomía. 2.3.2.2. Exploración con ayuda de otra persona Para conocer un exterior, es necesario solicitar la información concreta que se necesita para crear la imagen espacial adecuada. • Pedir una descripción verbal del área o zona, in- cluyendo información sobre: ◦◦ las manzanas, con sus aceras y esquinas, y los elementos que las componen; ◦◦ las calles que conforman el área, su disposición y los espacios diferenciados. • Solicitar, si es necesario, acompañamiento para recorrer y conocer el itinerario. Se pueden combinar los dos métodos y aplicarlos en función de las posibles situaciones. En muchos casos, es conveniente familiarizarse inicialmente con un plano adaptado (punto 2.6).
  • 500. 500 Discapacidad visual y autonomía personal 2.4. Rutas según el tipo de orientación Los desplazamientos pueden efectuarse utilizando dos tipos de orientación, que sirven para planificar rutas, recorridos o itinerarios. Se utiliza uno u otro en función de las necesidades y capacidades personales, e implican distintos niveles de aprendizaje. Dependiendo del tipo de orientación, las rutas pueden ser: • Concretas o memorizadas como consecuencia de un proceso repetitivo/memorístico. • Configuracionales. 2.4.1. Rutas memorizadas Son rutas específicas en las que se realizan itinera- rios de un lugar a otro, mediante la memorización. • Se establece el recorrido a realizar, secuenciando las referencias, la estimación de las distancias y los giros pertinentes. La amplitud de los detalles a memorizar y su orden dependerán del itinerario y de las posibilidades de cada persona. • Se repetirá, remarcando en cada etapa los aspec- tos fundamentales antes descritos. • La repetición se lleva a cabo hasta lograr la me- morización de sus componentes y alcanzar su realización de forma autónoma. Este modo secuencial no permite planear desvíos u otras rutas alternativas. Utilizar este proceso limita a la
  • 501. Capítulo 10. Desplazamiento 501 realización de rutas concretas, sin poder deducir rela- ciones espaciales no experimentadas de forma directa. Este es su mayor inconveniente, aunque en ocasiones es el único factible (falta de capacidad, por decisión personal, etc.). Si no puede alcanzarse un nivel de seguridad sufi- ciente, se prioriza que la persona se sienta autónoma, siempre y cuando conozca sus limitaciones en el des- plazamiento y tenga recursos para resolver imprevistos que le impidan seguir la secuencia entrenada (por ejemplo: pedir ayuda a otra persona). 2.4.2. Rutas configuracionales La realización de rutas por medio de configuraciones espaciales, permite inferir rutas alternativas, desvíos o atajos entre distintos lugares. • Establecer el recorrido a realizar, elaborando un «mapa cognitivo» del entorno. • Recoger referencias, indicadores y cualquier informa- ción que ayude a ampliar la configuración espacial. • Integrar diferentes espacios en una globalidad. • Relacionar cada elemento del espacio con los de- más que lo componen, creando diferentes rutas dentro de él. Este proceso se adquiere de forma gradual, comen- zando en espacios sencillos y regulares para pasar más
  • 502. 502 Discapacidad visual y autonomía personal tarde a otros más complejos. Su riqueza consiste en que permite realizar diferentes rutas para un mismo recorri- do, dotando de un nivel de autonomía más elevado. Pero no todas las personas pueden conseguirlo, ni tampoco al mismo nivel. Se puede lograr un proceso configuracional en un entorno simple y no en otro más complejo. Por este motivo, no es descartable la combinación de ambos, según situaciones y necesidades. De igual forma, una ruta planificada memorizando sus componentes puede resultar necesaria para un recorrido con gran limitación de referencias o claves ambientales, aunque se puedan realizar configuraciones espaciales en otros entornos. Independientemente del proceso de orientación utilizado, existen una serie de pautas comunes para promover el aprendizaje de rutas: • Seleccionar los elementos importantes que pue- den constituirse en referencias o claves, eligiendo aquellos que proporcionen más información y que, previsiblemente, vayan a mantenerse en el ambiente de forma más estable. • Organizar estas referencias y claves en una secuencia estructurada de acciones, integrar su organización en la memoria y recuperar la se- cuencia cuando se necesite. • Llevar a cabo el recorrido según lo planificado. Posteriormente, el alumno valorará la utilidad que han tenido las claves y la idoneidad de la organización espacial adquirida.
  • 503. Capítulo 10. Desplazamiento 503 La puesta en práctica de las instrucciones secuen- ciadas que guían el desplazamiento se ejecutará de manera efectiva cuando la imagen espacial concuerde con las percepciones recibidas. 2.5. Procesos de reorientación En sus desplazamientos, las personas con discapaci- dad visual están expuestas a perder la orientación por diversos motivos: • Cambio inconsciente de dirección. • Errores en la transmisión o la recepción de la in- formación de los puntos de referencia o las claves ambientales. • Interpretación errónea de la información sensorial por despistes, contratiempos o ruidos ambienta- les intensos. Estas situaciones requieren que se disponga de re- cursos personales para su resolución y para recuperar la orientación. 2.5.1. Proceso de solución de problemas aplicado a la orientación El éxito en la movilidad depende tanto de la cantidad, relevancia, ajuste y especificidad de la información adqui- rida y recordada, como de la capacidad para resolver los problemas que se presentan. El proceso general de solu- ción de problemas está formado por las siguientes etapas:
  • 504. 504 Discapacidad visual y autonomía personal • reconocer que existe un problema; • identificarlo, definiendo y analizando los compo- nentes de la situación; • relacionar el problema con experiencias pasadas y formular hipótesis que podrían explicarlo; • analizar las posibles soluciones y las consecuen- cias de aplicar cada una de ellas; • elegir la mejor alternativa y ponerla en práctica. Este proceso aplicado al entrenamiento implica: • Hacer consciente al alumno de la desorienta- ción, cuando no coincida la información per- ceptiva. • Si no se consigue, comprobar la disonancia en- tre la que recibe del entorno y la que debería percibir. • Analizar conjuntamente dónde se ha producido el error y las acciones necesarias para volver al punto en el que se ha iniciado la pérdida, es decir, al de la última referencia conocida. • Si la hipótesis y la solución planteadas son correc- tas, animarle a ponerlas en práctica. • Si no es así, volver a analizar la información per- ceptiva para corregirlas.
  • 505. Capítulo 10. Desplazamiento 505 • Si no es capaz de plantear la hipótesis correcta, el profesional le ayudará a regresar al punto inicial del error y analizarán conjuntamente las claves que ha utilizado erróneamente y las que debería haber empleado. • Realizar el itinerario correcto y evaluar la ejecución. Cuando existen dificultades para resolver situaciones de desorientación, deberá solicitarse ayuda de otras personas. 2.5.2. Estrategias de reorientación aplicadas a situaciones concretas 2.5.2.1. En interiores • Pararse. • Caminar en línea recta hasta encontrar una pared. • Siguiendo el perímetro, encontrar la puerta o un punto de referencia para ubicarse. 2.5.2.2. En exteriores • Detenerse, manteniendo la posición de los pies en la misma dirección que se traía. • Pensar «¿dónde estoy?». Analizar, poniendo en marcha el proceso de actualización perceptiva y los indicadores/claves, para comprender su posición (tráfico, disposición de objetos detectados, sol, etc.).
  • 506. 506 Discapacidad visual y autonomía personal • Explorar el entorno para complementar la infor- mación (cambios de terreno, puntos de referencia táctiles). • Volver sobre sus pasos hasta encontrar una refe- rencia conocida y restablecer la marcha. Si estas estrategias fallan, se debe utilizar la ayuda ocasional de otra persona. Hay que saber qué preguntar y cómo hacerlo —teniendo en cuenta sus posibilidades sensoriales— para que la respuesta sea útil. 2.6. Ayudas para la orientación (planos, maquetas…) Constituyen un apoyo al entrenamiento de la movi- lidad en cualquier tipo de entorno. Ofrecen informa- ción complementaria y facilitan la representación del espacio. Teniendo en cuenta que las personas con disca- pacidad visual no pueden acceder a datos como la configuración de una plaza, la altura de los edificios, la disposición de algunos elementos, etc., estas ayudas resultan imprescindibles para completar la información percibida, comprender situaciones y, en definitiva, representar el espacio de una forma global. Estas ayudas pueden comprender desde una senci- lla descripción verbal a un sofisticado mapa en relieve de una zona urbana, un parque natural, un edificio público, etc.
  • 507. Capítulo 10. Desplazamiento 507 2.6.1. Tipos de ayudas Existen tantas ayudas a la orientación como formas de ofrecer la información, pero se pueden agrupar en: • Maquetas: Reproducciones a escala reducida y en tres dimensiones de objetos, monumentos, edificios, configuraciones espaciales, etc. Su elaboración es compleja. Foto 52. Maquetas • Planos: Representaciones gráficas a escala de un espacio, una zona de una ciudad, la planta de un edificio, etc., realizadas en dos dimensiones y perceptibles a través de la visión, el tacto o ambos. Pueden ser: ◦◦ Visuales: Se modifica el tamaño, el contraste (a través de la combinación de colores) y la forma de plasmar la información. ◦◦ Tactovisuales: Contienen elementos percepti- bles táctil y visualmente.
  • 508. 508 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ En relieve: Solo pueden reconocerse a través del tacto. Foto 53. Plano tactovisual Foto 54. Plano en relieve • Ayudas verbales: Descripciones sobre un entorno o ruta a realizar. Pueden ser sonoras (grabacio- nes, gps) o escritas (braille o tinta).
  • 509. Capítulo 10. Desplazamiento 509 2.6.2. Elección de la ayuda La elección depende del objetivo, de las capacidades y de la propia discapacidad visual (total o con resto visual, nivel de funcionalidad, etc.). Cuando la finalidad es la comprensión de conceptos urbanísticos y estructurales (tipos de edificios, concepto de «manzana», trazados de calles y sus cruces, vados, rotondas, medianas, pasos de peatones, vías de tren) y del interior de un edificio, son muy útiles las maquetas. En cambio, si se pretende elaborar el mapa cognitivo de una zona, un itinerario o conocer la red de transportes, es más eficaz un plano. 2.6.3. Habilidades para su uso Para el uso adecuado de estas ayudas, es preciso contar con habilidades sensoriales de: • reconocimiento, discriminación y exploración de objetos; • desarrollo de conceptos de forma, posición y ele- mentos del entorno; • desarrollo psicomotor-motricidad fina y coordina- ción bimanual. Si se utilizan para planificar rutas específicas o al- ternativas y crear imágenes espaciales de un área, se requiere capacidad de abstracción suficiente para pasar de la representación gráfica a la mental.
  • 510. 510 Discapacidad visual y autonomía personal Rieser, Guth y Hill (1986) y Lillo (1992) señalan que por muy adecuada que sea la representación, puede no ser de ninguna utilidad si el alumno no posee los recursos cognitivos para interpretarla, relacionar su proporción con la del objeto real y comprender cómo sus desplazamientos afectan a su ubicación relativa, tanto en el plano como en la realidad. Para la «lectura» de estas ayudas se requieren destrezas específicas, desarrolladas a través de la práctica, y el aprendizaje de métodos sistemáticos para su reconocimiento. Las habilidades táctiles y visuales (v. capítulo 5) tienen una aplicación directa. Hay dos formas de reconocer un plano o maqueta: • Exploración general: Sirve para comprobar la orientación, conocer la escala utilizada, sus dimen- siones y verificar la cantidad de información repre- sentada, tanto en horizontal como en vertical. • Exploración desde un punto o referencia concreta hasta otro punto. 2.6.4. Secuencias de enseñanza El entrenamiento será progresivo: se iniciará con planos de baja densidad de información y a gran escala, y se irá reduciendo la misma. La secuencia de presentación de estas ayudas se ofrece, por lo general, teniendo en cuenta distintos niveles de información, partiendo de lo global hacia lo concreto. Por ejemplo, en el caso de una ciudad:
  • 511. Capítulo 10. Desplazamiento 511 • Plano de orientación general: Imagen global de los ejes y puntos destacados de la ciudad. Es acon- sejable representar las arterias principales y los elementos que faciliten la orientación en la misma (puntos cardinales, río, ayuntamiento, etc.). • Planos de zona: De mayor escala que el anterior. Se divide el plano de la ciudad en partes o cuadrantes, fácilmente manejables, en los que se ofrece la imagen espacial de la zona e información sobre la misma: nombre de las calles, paradas de autobús, etc. • Plano de zonas de interés común y de elevada dificultad: Se ofrece información detallada sobre el entorno, como el caso de una plaza muy concu- rrida, una estación de autobús o tren, etc. Los planos que representan ciudades, zonas grandes, edificios públicos, redes de transportes, etc., constitu- yen materiales de apoyo al entrenamiento utilizables con diversas personas, pero los itinerarios o la repre- sentación de una habitación, diseñados específicamente para un alumno, son de difícil utilización con otro. En cualquier caso, solo deben incluir la información que es esencial para el propósito planteado. La elaboración de este tipo de ayudas requiere bastante tiempo y creatividad, siendo este su principal inconveniente. Una posibilidad es crearlas a partir de imágenes obtenidas de Internet, y manipularlas con las herramientas informáticas básicas, archivando las matrices para ocasiones posteriores y adecuándolas a cada situación (Blanco, 2006).
  • 512. 512 Discapacidad visual y autonomía personal 3. Aspectos generales del entrenamiento en el desplazamiento En el entrenamiento de cualquier área del despla- zamiento hay que tener en cuenta varios aspectos co- munes. Para analizarlos, se agrupan en tres apartados, según su repercusión: objetivos, metodología y otros aspectos del aprendizaje. 3.1. Relativos a los objetivos La situación individual marca un enfoque diferenciado en los objetivos que se planteen para el desplazamiento. No es lo mismo vivir y desarrollar las actividades en un entorno rural que en uno urbano, y dentro de cada uno hay, a su vez, características que los diferencian. Esta es la base para plantear el entrenamiento: la elección de los tipos de cruce, la utilización de un medio u otro de transporte, los recursos para la orientación y las técnicas de movilidad para situaciones concretas. 3.2. Relativos a la metodología La interrelación entre la orientación y la movilidad no impide que en el entrenamiento se aborde independiente- mente el desarrollo de las técnicas para después aplicarlas conjuntamente. Por ejemplo, cuando se entrenan técni- cas de orientación en un espacio interior —como en una habitación— se utilizan la autoprotección y el seguimiento de la pared, por ser técnicas que garantizan la seguridad. De hecho, las técnicas y destrezas se construyen unas encima de otras, mientras la secuencia de aprendizaje
  • 513. Capítulo 10. Desplazamiento 513 progresa desde el entrenamiento en interiores hacia el exterior, y desde caminar acompañado de un guía hasta el desplazamiento autónomo. Cuanta más atención se preste en la introducción y uso de las técnicas, y en su aplicación en las diferentes zonas, más probabilidad hay de conseguir el éxito (LaGrow, 2010). Las secuencias de aprendizaje, como en el resto de las tareas, serán graduales e irán de lo simple a lo complejo. En el desplazamiento, además, tenderán de lo próximo a lo lejano, del interior al exterior y de lo conocido a lo desconocido. Un entorno desconocido contribuye a la evolución del aprendizaje, porque el alumno amplía la información perceptiva y desarrolla al máximo sus habilidades y recursos personales. Es conveniente contemplar situaciones de desorien- tación durante el proceso, fundamentales para com- probar la idoneidad de los recursos empleados para solucionarlas, ya que además, formarán parte de la movilidad habitual una vez finalizado el aprendizaje. Cuando ya se ha afianzado una habilidad completa y se ha integrado en posteriores aprendizajes, se acor- dará con el alumno su aplicación paulatina a la vida cotidiana. 3.3. En cuanto a las sesiones de entrenamiento El profesional debe preparar previamente los es- pacios o rutas que se utilizarán, la cuales contarán
  • 514. 514 Discapacidad visual y autonomía personal con los elementos que interesen. Deberá prever, y también aprovechar, las posibles variables que puedan interferir. • Antes de realizar la ruta o itinerario, y una vez proporcionadas las instrucciones, hay que ase- gurarse de que el alumno las ha entendido. Es útil que este las repita, corrigiendo los posibles errores y omisiones. • El profesional informará de su posición durante la sesión y del nivel de intervención que tendrá (correcciones, ayuda, etc.). • Mientras el alumno progresa en la automatización de los aprendizajes perceptivos, el especialista confirmará, a través de distintas preguntas, que está utilizando correctamente los puntos de referencia/claves ambientales, y que realiza el proceso de actualización perceptiva. • Es conveniente mantener una comunicación fluida con el alumno que permita recoger sus aprecia- ciones y analizar la adecuación de la información utilizada, de las dificultades encontradas y sus soluciones, sus sensaciones durante el itinerario, etc., y siempre ayudarle a reorganizar sus conclu- siones. 3.4. Otros aspectos del aprendizaje • La separación física paulatina entre alumno y pro- fesional tiene mucha importancia, especialmente
  • 515. Capítulo 10. Desplazamiento 515 cuando se trabaja en exteriores, porque no hay un control total sobre los obstáculos y situaciones imprevistas. El especialista irá tomando distancia de acuerdo con el grado de adquisición de las técnicas y habilidades que permitan al alumno resolver la situación con seguridad. • En algunos casos, y especialmente en el inicio del entrenamiento en exteriores, el alumno pue- de mostrar un nivel elevado de ansiedad que, si paulatinamente no remite, precisará la interven- ción de otros profesionales. • Cuando la funcionalidad visual del alumno va- ría en función de la luminosidad, se inicia el entrenamiento en las mejores condiciones, y, progresivamente, se realiza en otras más des- favorables. • Los entornos de trabajo pueden ser cambiantes, tanto en sus elementos estructurales (obras, objetos que interrumpen el paso, etc.), como en los que dependen del comportamiento de otras personas (coches mal aparcados, conductores que salen del aparcamiento sin avisar, peatones que facilitan información incorrecta, etc.). El profesional debe estar alerta y concienciar al alumno de esta realidad. • La práctica continuada y la exposición a numero- sas y diferentes situaciones proporcionará mayor autonomía, pues la riqueza de experiencias con- tribuye al aumento de recursos.
  • 516. 516 Discapacidad visual y autonomía personal Dependiendo de las características propias de la per- sona y del entorno en el que se desenvuelve, se aplican diferentes técnicas y procedimientos que se desarrollan a continuación. 4. Desplazamiento por espacios interiores La adquisición de habilidades para el desplazamien- to comenzará en espacios interiores, en un entorno amplio, rico en estímulos sensoriales, y con diferentes elementos y estancias (escaleras, ascensores, pasillos, habitaciones, iluminación variada) para poner en prác- tica las técnicas y propiciar la generalización a otros espacios. En algunos casos, por diversas circunstan- cias (discapacidad añadida, problemas de salud, difi- cultades para el traslado), puede desarrollarse en el domicilio. El entrenamiento en espacios interiores se puede rea- lizar con y sin bastón, dependiendo de las necesidades personales, relacionadas principalmente con el grado y el uso de la visión (v. capítulo 7). Independientemente de esto, el empleo de las técnicas de bastón se llevará a cabo en espacios interiores poco habituales, ya que en los conocidos la persona puede desenvolverse, ge- neralmente, sin auxiliares de movilidad. 4.1. Procedimiento para el entrenamiento Es importante que la persona se sienta en un am- biente seguro, por lo que se buscará la forma más idónea de familiarizarse con el espacio elegido para los aprendizajes.
  • 517. Capítulo 10. Desplazamiento 517 Las habilidades y técnicas objeto de entrenamiento se seleccionan para cada alumno, en función de los as- pectos ya tratados. Así, un programa completo podría seguir este orden de aplicación en el procedimiento: 1.º. écnica de acompañamiento en guía, simultanean- T do con la optimización sensorial, la introducción de conceptos y de habilidades básicas de orientación. 2.º. esplazamiento en espacios interiores: técnicas D de protección, seguimiento de superficies, alinea- ción, etc., y, una vez interiorizados, combinarlos y aplicarlos a la localización de objetivos, a hacer rutas y a familiarizarse con pasillos y habitaciones. 3.º. écnicas de bastón, tratadas en el capítulo 7, T integradas con las habilidades anteriores, inclu- yendo rutas más avanzadas en las que se con- temple: uso de escaleras, ascensores, creación de representaciones espaciales (de una y varias plantas) con rutas alternativas y, por último, generalizarlas a otros espacios. 4.2. Acompañado de un guía Para algunas personas con discapacidades concu- rrentes, problemas de salud o de edad muy avanzada, la técnica para caminar acompañado de un guía es la única que pueden utilizar para sus desplazamientos. Constituye una forma de caminar que el alumno debe conocer para enseñársela a las personas que, de forma habitual u ocasional, ejerzan como guías.
  • 518. 518 Discapacidad visual y autonomía personal El especialista tiene en esta forma de desplazamiento un recurso muy útil para las distintas fases del progra- ma —evaluación, desarrollo perceptivo e introducción de las técnicas de orientación y movilidad—. Protege al alumno de los obstáculos del entorno mientras se acostumbra sin temores al desplazamiento, fomentan- do la atención y la concentración en los cambios de dirección, el tiempo y el espacio recorrido, el uso de la información sensorial, las pistas motoras y el aprendi- zaje de los conceptos ambientales y espaciales, hasta conseguir la automatización o el empleo inconsciente de las técnicas (LaGrow, 2010). Esta técnica consiste en un código de señales corporales que, apoyado por indicaciones verbales, permite el desplazamiento con una persona con vi- sión, con seguridad y eficacia, en distintos entornos y condiciones. La persona con discapacidad visual debe desempeñar un papel activo durante el desplazamiento y compor- tarse con naturalidad ante cualquier situación habitual, mediante el empleo de las indicaciones no verbales que recibe del guía. Es muy importante crear una relación de confianza entre ambos. Aspectos a tener en cuenta • Son adecuados los entornos que permiten gra- duar la dificultad. • Se potenciará que el alumno esté atento a los estímulos ambientales.
  • 519. Capítulo 10. Desplazamiento 519 • Hay que prestar atención a las situaciones per- sonales, a los problemas de salud (ajustando la marcha a su ritmo, etc.) y a la motivación (seleccionando espacios y actividades que inte- resen). El guía debe caminar un paso por delante, y su ritmo estará compaginado con el de la persona con discapa- cidad visual. A continuación, se explica cómo debe actuar el guía (en adelante G) y el alumno-persona acompañada (en adelante A). 4.2.1. ¿Cómo localizar al guía? G avisará verbalmente o contactará con el brazo de A para indicarle dónde se encuentra y para que pueda detectar su posición. A lo hará deslizando su mano por el brazo de G hasta el codo. 4.2.2. ¿Cómo cogerse al guía? • A sujetará a G por encima de su codo haciendo una pinza, de forma que el pulgar de A quede en el lateral exterior del brazo de G y los otros cuatro dedos en la parte interior. Se debe sujetar con firmeza pero sin apretar demasiado. • G llevará el brazo relajado, bien en ángulo recto o dejado caer. • Los hombros de ambos deben ir en paralelo.
  • 520. 520 Discapacidad visual y autonomía personal • El brazo de A estará en ángulo recto, lo cual le obliga a situarse medio paso por detrás. Esto es muy importante para garantizar la protec- ción. Foto 55 Adaptaciones • Niños o personas muy bajas: Se pueden agarrar de la mano, o sujetar la muñeca o el antebrazo del guía. • Ancianos y personas con problemas de movilidad: Sujetarán el antebrazo, apoyándose en el guía y manteniendo una distancia adecuada, sin caminar al mismo nivel. Es conveniente que la persona con discapacidad visual utilice ambos brazos indistintamente, porque al- gunas situaciones (obstáculos, obras, paso por lugares estrechos) obligan a cambiar de lado durante el despla- zamiento.
  • 521. Capítulo 10. Desplazamiento 521 4.2.3. Paso por lugares estrechos • G dirige su brazo hacia atrás desde el hombro, para avisar con esta señal de la llegada a un es- trechamiento. Foto 56 • A se coloca detrás de G, estirando su brazo para distanciarse y no pisarle. • Se reduce el ritmo de la marcha. 4.2.4. Escaleras • Al llegar a una escalera, G se parará brevemente para advertir del inicio de la subida o bajada. • Iniciará el ascenso o descenso, e irá siempre un escalón por delante.
  • 522. 522 Discapacidad visual y autonomía personal • Al finalizar el tramo de escalera, G se parará (de nuevo brevemente) para indicar que ha termina- do. Es conveniente que el último paso sea más largo, para que A no quede muy cerca del borde. Si se pacta con él, otra alternativa sería dar un paso antes de pararse, lo que le proporcionará mayor tranquilidad al alejarse del desnivel del último escalón. Foto 57 Inicialmente, o ante situaciones de inseguridad, se puede verbalizar la técnica, pero sin detenerse en cada escalón. También se puede utilizar el pasamano, colo- cándole la mano libre en el mismo. 4.2.5. Paso por puertas • G abrirá la puerta e indicará que se acercan a un paso estrecho (el brazo se colocará hacia atrás). • Una vez atravesada, debe ser A quien cierre la puerta. 4.2.6. Cambiar de brazo Si por alguna razón interesa cambiar de brazo (con- diciones del lugar):
  • 523. Capítulo 10. Desplazamiento 523 • G debe comunicarlo verbalmente. • A sujetará con la mano libre el mismo brazo de G que ya sujetaba, soltará la otra mano y la deslizará por la espalda de G hasta localizar su brazo libre. • Soltará la mano que sujeta el primer brazo y se cogerá con ella al segundo. 4.2.7. Cambiar el sentido de la marcha Se utiliza este procedimiento cuando en lugares muy congestionados (ascensores, pasillos, vestíbulos) no hay espacio suficiente para girar juntos. • Interrumpida la marcha, se vuelven el uno hacia el otro sin soltarse, realizando un giro de 90º. • A se sujeta al otro brazo de G y suelta el brazo inicial. • Ambos vuelven a girar otros 90º para completar la media vuelta que les permite el cambio de marcha. 4.2.8. Localizar asientos • Se le indicará verbalmente la situación del asiento o bien se le colocará la mano en el respaldo, para que calcule la altura y posición. • Si se aborda el asiento de frente, G aproximará a A hasta que la parte anterior de las piernas de
  • 524. 524 Discapacidad visual y autonomía personal este tome contacto con el asiento, comprobando así que está libre. A dará entonces media vuelta para sentarse. • A buscará la mesa, sacará la silla y la explorará antes de sentarse, por si hubiese algún objeto en el asiento. Foto 58 4.3. Protección personal (autoprotección) Estas técnicas proporcionan recursos para despla- zarse de forma independiente y segura en espacios cerrados, porque facilitan la detección de objetos en zonas de paso que pueden entorpecer la marcha u ocasionar daños.
  • 525. Capítulo 10. Desplazamiento 525 4.3.1. Técnica de protección de la parte alta del cuerpo Se utiliza para que la mano sea la primera en tomar contacto con el obstáculo inesperado en la zona alta de la trayectoria. • Extender el brazo hasta la altura del hombro y doblar el codo en un ángulo aproximado de 120º. • Colocar el antebrazo delante del cuerpo de forma que la palma de la mano quede adelantada y hacia afuera, con los dedos extendidos y relajados y a la altura de la cara, cubriendo todo el ancho del cuerpo hasta el hombro contrario. Foto 59
  • 526. 526 Discapacidad visual y autonomía personal Consideraciones • Si el hombro se adelanta, dificulta la alineación del cuerpo. • En ocasiones, el brazo tiende a descender o caer, dejando al descubierto parte del rostro. • La protección se reduce si el codo sobresale por el lado, siendo más vulnerable ante un eventual gol- pe. • Mantener el brazo demasiado cerca de la cara dis- minuye la capacidad de reacción. 4.3.2. Técnica de protección baja Consiste en adelantar la mano para contactar con cualquier obstáculo inesperado de cintura para abajo: sillas, mesas u otros objetos. • Extender el brazo, caído, delante del cuerpo y cruzándolo en diagonal, de forma que la mano quede adelantada cubriendo la pelvis. En esta po- sición la palma de la mano queda orientada hacia el interior. Consideraciones • Si se dobla el codo, el lateral contrario al brazo que se extiende queda desprotegido. • Mantener el brazo demasiado cerca del cuerpo dis- minuye la capacidad de reacción.
  • 527. Capítulo 10. Desplazamiento 527 Foto 60 4.3.3. Técnica de protección mixta Consiste en combinar las dos anteriores, con el fin de poder cubrir todo el cuerpo en el desplazamiento. En todas las técnicas detalladas es necesario mante- ner una distancia adecuada entre el cuerpo y la mano, para tener suficiente tiempo de reacción y que la pro- tección personal sea efectiva. 4.4. Seguimiento de superficies El objetivo es seguir una línea de desplazamiento recta, manteniendo contacto con una pared u objeto de referencia, de forma que se permanezca consciente de la situación en el espacio.
  • 528. 528 Discapacidad visual y autonomía personal • Colocarse en paralelo a la línea de desplazamiento que se desee seguir (pared, mesa, etc.). • Extender el brazo hacia delante en toda su lon- gitud, a la altura de la cintura y en un ángulo cómodo, para mantener una posición constante. • Llevar los dedos de la mano juntos, relajados, ligeramente doblados y en contacto con la super- ficie a seguir. Foto 61 • Mantener la mano adelantada a una distancia del cuerpo no inferior a un paso, para recibir la in- formación y las referencias con tiempo suficiente para anticipar la reacción. • Según la rugosidad, en ocasiones es aconsejable realizar pequeños movimientos, tocando y soltan-
  • 529. Capítulo 10. Desplazamiento 529 do la superficie guía rápidamente y mientras se avanza, a fin de evitar enganches con pequeños salientes. Si es lisa, el contacto puede mantenerse de forma permanente. Recomendaciones • Dependiendo de la zona por la que se camine, el án- gulo del brazo será más o menos acusado, ya que no es lo mismo buscar el picaporte de una puerta que el inicio de la barandilla de una escalera. • En zonas transitadas, como pasillos o vestíbulos, el deslizamiento debe realizarse preferiblemente por el lado derecho, para seguir el flujo normal de cir- culación del resto de los viandantes. • En ocasiones, es conveniente combinar esta técni- ca con la de protección personal alta o baja. • Si se utiliza entre mesas o escritorios, se deslizará la mano por el borde para no descolocar los objetos que se hallen sobre los mismos. Consideraciones • Disminuir la distancia entre la pared y el cuerpo puede provocar golpes en el hombro con los salien- tes altos; aumentarla, acorta la distancia de pro- tección. • Apoyar la palma de la mano sobre la pared, con los dedos hacia delante, puede provocar enganches en los salientes, causando pequeñas heridas o lesio- nes en las uñas.
  • 530. 530 Discapacidad visual y autonomía personal 4.4.1. Con puertas abiertas Permite seguir una línea de desplazamiento con la seguridad de no salirse, por descuido, a un espacio abierto (habitación, despacho, etc.) o de golpearse con los quicios de las puertas. • Cuando al seguir la pared se localiza la jamba de una puerta que se quiere pasar de largo, se colo- cará el otro brazo en técnica de protección perso- nal alta —si no lo llevaba— y, sin perder contacto con la jamba, avanzará un paso, paralelamente a la abertura. • Con el brazo que protege la zona superior del cuerpo, localizará la otra jamba y hará contacto con ella con la mano que iba rastreando en un principio. • Desde esa posición reanudará el rastreo sin per- der la línea deseada de desplazamiento. 4.4.2. Atravesar espacios amplios En situaciones que requieren cruzar zonas abiertas sin perder la línea de dirección (sin bastón), se pueden utilizar dos formas de alineación: • Alinearse en perpendicular: Al llegar a la abertu- ra, girará y pegará la espalda y la parte posterior de los talones, utilizando alguna superficie para mantener la línea de dirección inicial. Desde esta posición, caminará recto hacia delante, utilizando
  • 531. Capítulo 10. Desplazamiento 531 las técnicas de protección alta y/o baja, hasta encontrar la pared de enfrente. • Alinearse en paralelo: Se colocará paralelamente a la línea de la pared o superficie y deslizará por ella el dorso de la mano, adelante y atrás, com- probando su posición correcta respecto a la línea que traza y en perpendicular a la intersección. Utilizando las técnicas de protección personal, avanzará alejándose hacia la pared del lado opuesto. Recomendaciones • En los primeros cruces el especialista se colocará frente al alumno, en la pared opuesta, y le guiará con su voz. • En el caso de que el alumno se desvíe de su ruta, debe aprender a realizar ajustes, incidiendo en el control de los giros. 4.5. Desplazamiento con bastón Una vez entrenadas e interiorizadas las técnicas de bastón (desarrolladas en el capítulo 7), su primera apli- cación para el desplazamiento se realiza en espacios interiores, según la siguiente secuencia: • Introducir la técnica diagonal, programando iti- nerarios con objetivos concretos, ampliando gra- dualmente la dimensión y el nivel de complejidad
  • 532. 532 Discapacidad visual y autonomía personal del itinerario. Puntualmente, se debe intercalar la utilización combinada de técnicas de protección, seguimiento de superficies o alineación. • Incorporar posteriormente, y con los mismos criterios, la técnica de dos puntos y/o la de desli- zamiento, según los casos. • Incluir en los itinerarios técnicas de subida y ba- jada de escaleras. • Combinar con ejercicios o actividades de orienta- ción: dibujar o representar gráfica o táctilmente el dibujo de un espacio interior (habitación) o ruta, utilizar planos, actividades que requieran reorientarse, etc., todos ellos aplicados a las posi- bilidades y necesidades de cada persona. 5. Desplazamiento en exteriores con diferentes grados de complejidad El proceso de rehabilitación debe tener una secuen- ciación organizada para conseguir su finalidad última: recuperar o adquirir la autonomía. En esta fase se inician las primeras salidas al exterior, lo que requiere haber alcanzado ciertos logros en aspectos fundamen- tales. En este punto se analizan las características básicas de todas las zonas y se describen los posibles entrena- mientos de acuerdo con el grado de complejidad que presentan. Por último, se refleja la realización de cruces y el uso de transporte público.
  • 533. Capítulo 10. Desplazamiento 533 5.1. Factores básicos en el desplazamiento por exteriores Durante los primeros desplazamientos en el exterior se integrarán los aprendizajes adquiridos, reforzando su aplicación para interiorizarlos y generalizarlos. Es posi- ble que el aumento de estimulación ambiental, la utili- zación del bastón o ciertos aspectos personales (miedo, ansiedad, bloqueos, respuesta social, etc.) reduzcan la eficacia, y sea necesario preverlos y reajustarlos. 5.1.1. Desarrollo perceptivo El entrenamiento perceptivo hay que integrarlo en los desplazamientos. Durante las sesiones de trabajo se observará su correcta ejecución, automatización y generalización, ya que analizar el entorno es costoso y debe hacerse de manera continuada. La incorporación de todas las habilidades es cuestión de tiempo y disci- plina. Los aspectos y modalidades a tener en cuenta, independientemente de la complejidad de la zona, son los reflejados en el cuadro de la implicación funcional de las habilidades perceptivas en las actividades coti- dianas. 5.1.2. Línea de desplazamiento Mantener una línea recta al caminar es una gran ayu- da para orientarse y para conseguir un desplazamiento seguro. A pesar de que se haya trabajado en interiores, no siempre es posible mantenerla al transitar por una acera. Cuando esto suceda, será necesario averiguar las causas para paliar los efectos y buscar alternativas.
  • 534. 534 Discapacidad visual y autonomía personal • Una posible causa puede ser la pérdida de eficacia de las técnicas de bastón al salir al exterior. Man- tener el paso y el arco constante facilita seguir la línea recta. Alternativa: Se incidirá para perfeccionar el uso y la aplicación de las técnicas, analizando: • el arco, • la coordinación, • el ritmo. • El nerviosismo o la tensión originados por los múltiples estímulos de la calle pueden modificar la postura del brazo, el ángulo del codo o la presión de la mano sobre la empuñadura, au- mentando tanto la apertura del ángulo formado por el bastón con el suelo, como la fricción de la contera sobre el pavimento, provocando conti- nuos enganches. Alternativa: Reforzar aspectos posturales, co- rregir la posición del brazo para que permanezca centrado y sin ángulo en el codo, e incidir en la re- ducción de la presión de la mano sobre el bastón. • Pueden existir problemas asociados (físicos, au- ditivos, etc.) que no permitan caminar en línea recta con el sistema convencional. Si estos no se pueden compensar con las técnicas del bastón, los recursos auditivos, cinestésicos u otros, se recurrirá al seguimiento de la pared para despla- zarse.
  • 535. Capítulo 10. Desplazamiento 535 5.1.3. Posición en la acera La posición recomendable al caminar por una acera es mantenerse a unos 50 cm de la pared o en el centro de la misma (si se es capaz y las condiciones lo permiten). Esta proximidad facilita la localización de referencias y de direcciones determinadas, así como la percepción de huecos, esquinas y chaflanes. Al caminar tocando la pared, el bastón puede engan- charse constantemente y tropezar con salientes, peato- nes que entran o salen de establecimientos, portales, etc. Por el contrario, caminar próximo a la calzada aumen- ta la probabilidad de encontrar el bordillo lateral, con el consiguiente sobresalto o interpretación incorrecta (final de acera en lugar de desviación). Así mismo, y principalmente en aceras anchas, es el lugar destina- do a la ubicación del mobiliario urbano, y suele haber árboles con sus alcorques, o jardineras que habría que bordear constantemente. 5.1.4. Aplicación de las técnicas de bastón En los desplazamientos, son prioritarias la seguridad y la eficacia a la hora de aplicar las técnicas de bastón. Para ello, el alumno debe responder con antelación y recuperar la línea de la marcha ante: • Obstáculos: Tanto laterales como frontales, locali- zándolos y bordeándolos correctamente, utilizan- do la cinestesia, el oído o el tacto.
  • 536. 536 Discapacidad visual y autonomía personal • Paredes: laterales y frontales. Distinguir los es- trechamientos de acera o las desviaciones por giros incontrolados, como introducirse en un aparcamiento, etc. Ante estas circunstancias, se corregirá la posición utilizando la cinestesia, el oído o el tacto. • Bordillos: laterales y frontales. Es preciso diferenciar un bordillo lateral, que indica des- viación, de uno frontal, que señala el final de la acera. Este es un error frecuente de graves consecuencias (desorientación y riesgo de cruce en un lugar inapropiado). Para prevenirlo, es importante no modificar la posición del cuerpo en el momento en que se detecte el bordillo o desnivel, y analizar así —con el bastón y sin el más mínimo giro— la posición y alineación del cuerpo con respecto al mismo y a las demás claves ambientales, como el sonido del tráfico, de los viandantes, etc. • Desniveles: Obras desprotegidas, vados de garaje, paso de peatones…, cada caso implica tomar decisiones de diferente tipo. Un efecto frecuente en los vados o inclinaciones es que el bordillo lateral, por su pendiente, ocasiona una inercia hacia el desnivel, con consecuencias graves, como el salirse de la acera sin perci- birlo. • Huecos: Notar si es el final de una calle, una pla- za, un aparcamiento, un pasaje, etc. Los huecos ejercen una inercia que provoca el desvío de la
  • 537. Capítulo 10. Desplazamiento 537 línea de dirección por la ausencia de pared (efecto de atracción). • Escaleras: subida y bajada. Detectarlas con ante- lación y reaccionar de forma adecuada. • Texturas: Son claves frecuentemente utilizadas en cualquier entorno. La percepción de cambios míni- mos es un recurso rico y variado. Las texturas se- ñalizadoras en el pavimento son claras referencias. • Localización de objetivos: Para cada objetivo concreto (portal, cabina telefónica, buzón…) es necesario utilizar la técnica de bastón idónea. 5.1.5. Utilización de productos de apoyo ópticos Las ayudas ópticas se incorporarán con el fin de automatizar su uso y de generalizarlo a diferentes ac- tividades cotidianas, aspecto que sin duda garantiza el uso posterior (Basterrechea y Matey, 1996). Una vez finalizado su entrenamiento específico, se planificarán tareas en las que su uso sea un objetivo o permita su consecución. Pueden ser: • Compras (localizar productos, marcas o precios). • Preparación de rutas con información de guía o planos. • Uso de filtros en distintas condiciones luminosas.
  • 538. 538 Discapacidad visual y autonomía personal • Utilización de telescopios manuales para localizar objetivos: el número de una casa, un despacho profesional en un edificio, etc. 5.1.6. Ayuda ocasional de otras personas Un recurso imprescindible para desplazarse en el exterior es solicitar la ayuda o la asistencia de otras personas. Puede servir para mantener la línea de mar- cha (mediante seguimiento auditivo o visual), resolver situaciones de desorientación o pérdida, confirmar direcciones, asegurar el paso en un cruce, etc. Para ello: • el alumno debe pararse y escuchar el paso de personas; • detectará la proximidad del peatón; • se dirigirá hacia él y utilizará un tono de voz ade- cuado para ser oído; • pedirá información específica solicitando, en su caso, aclaraciones verbales direccionales, como por ejemplo: «¿cuántas calles tengo que cruzar?», «¿está a la derecha o a la izquierda?»; • si la ayuda implica acompañamiento, procurará ser él quién se coja del brazo de la persona; • al finalizar, agradecer siempre la ayuda pres- tada.
  • 539. Capítulo 10. Desplazamiento 539 Consideraciones • Con cierta frecuencia, el peatón presta ayuda aun- que no haya sido requerida. Hay que tener presen- te que quien ayuda lo hace con buena voluntad y de la mejor forma que sabe, por lo que, aunque se rechace, se ha de procurar responder siempre con agradecimiento. Una mala experiencia al interac- tuar puede llevar a que el peatón no preste ayuda en otra ocasión. • Si el peatón insiste en prestar la ayuda tirando del bra- zo, se puede utilizar la maniobra de zafarse o de Hines: • al notar que le sujetan o tiran del brazo, lo le- vantará; • con la mano contraria, alcanzará la muñeca del peatón y se soltará; • a la vez que realiza la acción, manifestará su agradecimiento y justificará el rechazo de la ayuda, o se sujetará adecuadamente de su brazo, explicando el motivo del cambio. Foto 62. Maniobra de Hines
  • 540. 540 Discapacidad visual y autonomía personal 5.2. Desplazamiento en las diferentes zonas La configuración del medio físico en el que se des- envuelve el viandante con discapacidad visual marca y condiciona las necesidades de su entrenamiento. Cada pueblo o ciudad tiene unas particularidades propias que dificultan la generalización de los apren- dizajes, pero muchas de sus características esenciales son comunes y, por tanto, el alumno debe aprender a abstraerlas para aplicar las técnicas y recursos a otros contextos similares. En este apartado se pretende abordar el entre- namiento para la movilidad desde las peculiaridades del entorno, presentando una clasificación del mismo basada en zonas de complejidad creciente, para mos- trar paralelamente sus diferentes fases, incorporando contenidos e incrementando el grado de exigencia. Se describe un proceso bastante completo, para que tengan cabida todas las circunstancias posibles que puedan darse. No obstante, esta organización solo debe ser interpretada a modo de ejemplo, porque es muy difícil encontrar entornos que reúnan todas las características de configuración que definen cada tipo de zona. Las zonas que se describen son: • De complejidad baja u homogéneas. • De complejidad media o diversas. • De complejidad alta o intrincadas. • Rurales.
  • 541. Capítulo 10. Desplazamiento 541 Para cada zona se detallan sus características físicas, formulando los objetivos que se deben programar, la me- todología a seguir durante el proceso de entrenamiento y, finalmente, los logros esperados, tanto para que pueda iniciar el desplazamiento autónomo, como para continuar el entrenamiento en una zona de dificultad superior. La realización de cruces y el uso de los transportes públicos constituyen aspectos importantes del entre- namiento en orientación y movilidad, que lógicamente formarán parte del desplazamiento por las diferentes zonas. Por razones de organización del capítulo, se abordan en los puntos 5.3 y 6 el desarrollo de sus ele- mentos diferenciadores y el proceso de adiestramiento. Finalmente, hay que tener en cuenta que la seguri- dad del alumno es un factor que debe primar en todo momento, y debe considerarse en cada una de las sesiones de entrenamiento que se planifiquen. 5.2.1. Zona de complejidad baja u homogénea Nos referimos a zonas de complejidad baja u homo- génea cuando hablamos de entornos regulares y tran- quilos, que son los más adecuados para iniciar cualquier entrenamiento en movilidad. Permiten integrar los aspectos sensoriales y afianzar las diferentes técnicas, evitando que el enlace entre los espacios interiores y exteriores signifique un salto cualitativo y cuantitativo que desborde las posibilidades de la persona. Habitualmente, en la estructura de los pueblos y en los barrios de las grandes ciudades se encuentran zonas
  • 542. 542 Discapacidad visual y autonomía personal de complejidad baja u homogénea, cuyas característi- cas físicas se describen a continuación. 5.2.1.1. Características físicas La zona elegida para el entrenamiento debe reunir los siguientes requisitos: • Estructura regular en forma de cuadrícula o malla básica. , • Intersecciones sencillas, en forma de cruz. Esqui- nas y bordillos en ángulo recto y enfrentados. • Calles de dirección única en su mayoría, pudiendo ser alguna de doble sentido, con poca intensidad de tráfico. • Cruces sin semáforos. • Aceras regulares en cuanto a anchura y longitud, con escaso mobiliario urbano. • Línea de edificios continua y sin irregularidades. Bordillos bien definidos, con diferente nivel res- pecto a la calzada. • Desniveles y rampas (entradas de garaje). • Con variedad de claves ambientales y algún punto de referencia. • Tipología edificativa de manzanas cerradas, es decir, formadas por una línea de edificios rodea- dos de acera.
  • 543. Capítulo 10. Desplazamiento 543 • Tránsito peatonal escaso. • Locales comerciales pequeños. Figura 32 5.2.1.2. Objetivos del entrenamiento Los objetivos generales son: • Conocer y dominar los conceptos pertinentes a una zona regular u homogénea. • Perfeccionar los aprendizajes, el uso y la aplica- ción de las técnicas de bastón. • Establecer y mantener la línea recta durante el desplazamiento, e ir incorporando estrategias para corregir las desviaciones.
  • 544. 544 Discapacidad visual y autonomía personal • Iniciar el proceso de integración de las habilidades perceptivas. • Analizar las claves ambientales disponibles, de- terminando su correcta utilidad en cada situación. • Buscar y establecer referencias útiles. • Detectar los bordillos, reaccionando a tiempo e interpretando su ubicación (frontal o lateral). • Bordear diferentes tipos de obstáculos. • Llevar a cabo itinerarios diseñados por el espe- cialista, aumentado progresivamente la dificultad (véanse los itinerarios propuestos más abajo). • Mantener la orientación a lo largo de la realiza- ción de un itinerario (véanse las estrategias para fomentar la orientación, más adelante). • Crear mapas cognitivos del entorno. • Adquirir estrategias para el uso de planos o ma- quetas sencillos. • Iniciar el proceso de análisis del tráfico y realizar algunos cruces sencillos. • Localizar objetivos simples. • Empezar a tomar decisiones y resolver problemas planteados en relación al desplazamiento.
  • 545. Capítulo 10. Desplazamiento 545 • Afianzar las habilidades necesarias para el uso de los productos de apoyo ópticos recomendados. • Utilizar las estrategias de reorientación. • Solicitar la ayuda ocasional de otras personas. Tipo de itinerarios para la zona de complejidad baja u homogénea • Dar la vuelta a: ◦ una manzana; ◦ dos manzanas; ◦ tres manzanas, formando una «L»; ◦ cinco manzanas, formando una «U»; ◦ siete manzanas, formando una «H». • Realizar un itinerario: ◦ con puntos de inicio y de final concretos y es- tablecidos previamente («punto a punto»); solo de ida; ◦ «punto a punto» de ida y vuelta; ◦ con un objetivo final (comercio, parada de transporte…), realizando la vuelta por la mis- ma ruta; ◦ con un objetivo final, realizando la vuelta por una ruta diferente; ◦ con un objetivo final, dando al alumno la al- ternativa de planificar una de las rutas (ida o vuelta) o ambas (ida y vuelta). • Conectar distintos itinerarios y volver al punto de partida.
  • 546. 546 Discapacidad visual y autonomía personal Estrategias para fomentar la orientación • Preguntar asiduamente al alumno: ◦ el nombre de la calle por la que camina; ◦ la dirección que lleva; ◦ el nombre de las calles paralelas; ◦ el nombre de las calles perpendiculares. • Pedir al alumno, en diferentes momentos del reco- rrido, que sitúe, respecto a su posición: ◦ las calles paralelas; ◦ las calles perpendiculares. • En un cruce, tras realizar un giro, pedir al alumno que identifique, respecto a su nueva posición: ◦ las calles paralelas; ◦ las calles perpendiculares. • Verbalizar el tipo de giro que debe realizar en un cruce para tomar una dirección determinada (me- dia vuelta o cuarto de vuelta) y el sentido: hacia la derecha o la izquierda (v. capítulo 5). • Emplazar al alumno para que lleve a cabo el proce- so de actualización espacial: dónde está, qué calles hay delante, detrás, a la derecha y a la izquierda. 5.2.1.3. Metodología del proceso de entrenamiento El especialista proporcionará información sobre las características de la zona (tipo de calles, sentido de la
  • 547. Capítulo 10. Desplazamiento 547 circulación…) e indicará también las diferentes claves sensoriales que pueden encontrarse y que serán útiles para la orientación. Se seguirá la siguiente secuencia de entrenamiento: • Alinearse en paralelo a la pared y/o al tráfico y situarse en el centro de la acera. • Dar la vuelta a la manzana (si se detecta tensión, puede realizarse en técnica guía la primera vez) caminando en paralelo al sonido del tráfico, te- niendo en cuenta que: ◦◦ Deberá notar las esquinas y pararse cuando llegue a cada una de ellas. ◦◦ Finalizará en el punto de origen. ◦◦ Repetirá la vuelta en sentido contrario; hay que caminar tanto con la pared a la derecha como a la izquierda. • Recorrer dos manzanas, introduciendo la localiza- ción del cruce y realizándolo con confirmación del momento adecuado por parte del especialista. Progresivamente, se aumentará el nivel de dificultad de los itinerarios, trabajando siempre los objetivos des- critos anteriormente. El especialista observará la incorporación ordenada y sucesiva de todos los objetivos en cada sesión.
  • 548. 548 Discapacidad visual y autonomía personal 5.2.1.4. Logros Se considera que ha alcanzado un nivel de seguridad idónea en este tipo de zona si: • Utiliza correctamente la terminología empleada para definir los conceptos pertinentes al tipo de zona y, progresivamente, los identifica, los discri- mina y toma la decisión adecuada ante cada uno de ellos. • Aplica adecuadamente las técnicas de movilidad con bastón, habiendo pasado de aceras anchas y lisas a otras estrechas y con obstáculos, sortean- do estos y manteniendo la línea de marcha. • Camina por el centro de la acera. • Manifiesta una progresiva automatización de las habilidades perceptivas. • Demuestra habilidad para permanecer orientado al realizar itinerarios cada vez más largos y com- plicados, y resuelve las situaciones de desorien- tación o las problemáticas sencillas que pueden aparecer. • Ha realizado de forma correcta y con total se- guridad un buen número de cruces, tanto de seguridad como en paralelo (v. 5.3). • Localiza algunos comercios y otros objetivos sim- ples.
  • 549. Capítulo 10. Desplazamiento 549 • Pone de manifiesto la capacidad para interiorizar e interrelacionar las diferentes percepciones re- cibidas, creando una representación mental del espacio (mapa cognitivo). • Recurre a sus ayudas ópticas para ver nombres de calles, confirmar el lugar de destino, leer in- formaciones diversas, y muestra habilidad para utilizarlas. • Se relaciona con los demás —de forma cada vez más ajustada y satisfactoria— para obtener la in- formación y la ayuda necesaria en cada momento. Por diferentes razones —entre ellas, que el domicilio del alumno esté ubicado en un barrio alejado de la zona elegida—, puede ser necesario continuar el entrena- miento en un entorno de mayor complejidad, aun sin tener superados todos los objetivos. Los logros descritos responden al máximo deseable para garantizar el paso con éxito a la siguiente zona, pero su no consecución no debe ser un impedimento para que algunos alumnos sigan avanzando con objetivos más complejos. En esta circunstancia, se adaptarán las técnicas y estrategias para garantizar la seguridad. 5.2.2. Zona de complejidad media o diversa En estas zonas, es habitual encontrar variedad de estructuras, de tráfico, de número de viandantes y de estímulos. Conseguir que el alumno tome conciencia de esta realidad y prepararle para ello son parte de los objetivos. El nivel de intervención del especialista dis-
  • 550. 550 Discapacidad visual y autonomía personal minuirá y la generalización de los aprendizajes deberá ponerse de manifiesto. Estas áreas suelen encontrarse en los sectores más céntricos de pueblos y ciudades. Si es factible, resulta más instructivo que la zona elegida esté conectada físicamente con la zona de complejidad baja u homogé- nea, pues permite pasar de una a otra en progresión, sin realizar un corte en los aprendizajes. 5.2.2.1. Características físicas Además de las características de la zona homogénea, la de complejidad media debe reunir los siguientes re- quisitos: • Estructuras complejas: manzanas triangulares, hexagonales, pentagonales, etc. • Intersecciones dispares: tipo «T», «Y» y vías múl- tiples. • Cruces simples regulados por semáforo: de una y de dos direcciones. • Aceras variadas: en tamaño (estrechas, medianas y anchas), longitud, texturas (franjas-guía de di- rección) y nivel (cota cero, vados, etc.). • Línea de edificio desigual: entrantes y salientes. • Calles peatonales y semipeatonales (de coexis- tencia con el tráfico rodado).
  • 551. Capítulo 10. Desplazamiento 551 • Esquinas y bordillos de formas diversas (redon- deadas, achaflanadas…). • Plazas, parques o espacios abiertos en general. • Estimulación ambiental alta. • Tránsito rodado y peatonal elevados. • Presencia de zona comercial y de servicios. • Transporte público (autobús, el más frecuente). • Elementos de accesibilidad: franjas-guía, paradas de autobús accesibles y semáforos acústicos. • Obras y andamios. Figura 33
  • 552. 552 Discapacidad visual y autonomía personal 5.2.2.2. Objetivos del entrenamiento Se requiere planif icar los siguientes objeti- vos: • Conocer y dominar los conceptos pertinentes al tipo de zona. • Consolidar el uso del bastón: ◦◦ Incorporar las técnicas de tres puntos y de tocar y deslizar para la localización de objeti- vos (v. capítulo 7). ◦ ◦ Aplicar las técnicas para el uso del auto- bús. • Mantener la línea de desplazamiento, tanto en aceras muy estrechas como anchas. Adaptarse y adquirir una correcta posición con tránsito peatonal, obras, comercios, etc. • Consolidar las habilidades perceptivas. • Automatizar el uso de las claves ambientales. • Desarrollar la capacidad de generalización de las referencias para aplicarlas a un mayor número de situaciones. • Discriminar formas complejas de bordillos. • Bordear obstáculos correctamente.
  • 553. Capítulo 10. Desplazamiento 553 • Realizar itinerarios (véanse los itinerarios pro- puestos más abajo). • Ser capaz de planificar y realizar rutas por medio de configuraciones espaciales. • Interpretar y utilizar correctamente diferentes tipos de planos. • Analizar el tráfico de patrones complejos y rea- lizar cruces irregulares y con semáforo. • Localizar objetivos y realizar gestiones (com- pras, trámites…). • Tomar decisiones y resolver los problemas que se plantean durante el desplazamien- to. • Usar con seguridad el transporte público (auto- bús). • Utilizar las ayudas ópticas para nuevas tareas, como visualizar los elementos de los cruces (semáforo, paso de peatones, etc.) o en las compras y gestiones (lectura de etiquetas, reci- bos, tarjetas, etc.), e incorporar las habilidades de seguimiento y exploración con el telescopio: número del autobús, localización de paradas de transporte, etc. (v. capítulo 7). • Solicitar la ayuda ocasional de otras perso- nas.
  • 554. 554 Discapacidad visual y autonomía personal Tipo de itinerarios para la zona de complejidad media o diversa • Realizar itinerarios (propuestos por el especialis- ta). ◦ «punto a punto», de ida; ◦ «punto a punto», de ida y vuelta; ◦ con un objetivo final, realizando la vuelta por la misma ruta; ◦ con un objetivo final, realizando la vuelta por una ruta diferente; ◦ conexión de distintos itinerarios, y vuelta al ini- cio; ◦ con asistencia externa (ayuda de los peatones). • Realizar itinerarios diseñados por el alumno. • Realizar itinerarios que incluyan la utilización del autobús. 5.2.2.3. Metodología del proceso de entrenamiento El especialista proporcionará información sobre las características de la zona, fomentando y apoyando la adaptación a la nueva estimulación ambiental, mar- cando pautas de atención selectiva para la búsqueda y elección de referencias e indicadores. Durante el entrenamiento, se dará preferencia a los procesos de incorporación y generalización de los
  • 555. Capítulo 10. Desplazamiento 555 aprendizajes, así como a la toma de la decisión más correcta ante una situación imprevista. Es muy importante incrementar el nivel de dificultad y ampliar la duración de los itinerarios. Las sesiones deberán realizarse en distinta franja horaria, porque las variaciones en un mismo lugar son muy significativas en cuanto a iluminación, afluencia de tráfico, peatones, etc. Las características de estos entornos requieren del alumno un mayor nivel de exigencia en la puesta en práctica de todo lo aprendido anteriormente. Todo ello puede provocar: • reacciones de desconcierto o aumento de la an- siedad, • mayor probabilidad de tener incidentes con el bastón y con los demás peatones, • problemas de interacción con el público. El especialista debe estar alerta a estas posibles reac- ciones, apoyando inicialmente al alumno, incorporando estrategias para resolver estos conflictos e incidiendo en el desarrollo positivo de las habilidades sociales. La secuencia de entrenamiento requiere: • Integrar en los primeros itinerarios los elementos nuevos de la zona: plazas, semáforo, aceras irre- gulares, manzanas, etc.
  • 556. 556 Discapacidad visual y autonomía personal • Entrenar la alineación en los cruces, tanto por la configuración del bordillo como por la dirección del tráfico. • Trabajar específicamente la reorientación y ana- lizar la adecuación de las respuestas ante las situaciones de desorientación. 5.2.2.4. Logros Los que se describen a continuación son los logros recomendables para que el alumno pueda emprender el trabajo en una zona de complejidad superior con garantía de éxito, y se conseguirán si: • Muestra un buen desarrollo de las habilidades perceptivas. • Utiliza un sistema de representación espacial de tipo «configuracional» (v. 2.4.2), con ele- vado nivel en los procesos de actualización espacial. • Domina los diferentes procedimientos para cruzar calles secundarias y utiliza los métodos basados en las características de la vía y su configuración. • Demuestra que su repertorio de conceptos es amplio y ajustado. • Domina las técnicas de bastón.
  • 557. Capítulo 10. Desplazamiento 557 • Emplea los productos ópticos espontáneamente, sabe en qué tareas le pueden ser útiles y domina las habilidades que se requieren para un uso eficiente. • Muestra habilidades sociales adecuadas, compor- tamientos adaptativos y control emocional ante cualquier tipo de situación. El desplazamiento por este tipo de zona es el nivel más alto que pueden conseguir muchos alumnos, y no siempre superarán todos los objetivos. Su consecución les dotará de un nivel considerable de autonomía. Al igual que en la zona homogénea, si el alumno reside en un tipo de entorno de complejidad más ele- vada, se pueden plantear los objetivos propios de dicho entorno, aun sin haber superado totalmente los corres- pondientes a la zona de la que nos estamos ocupando. Será necesario, en estos casos, dotarle de recursos que garanticen su seguridad. 5.2.3. Zona de complejidad elevada o intrincada Muchas personas expresan motivación e interés por adquirir niveles de autonomía que les permita despla- zarse por cualquier tipo de entorno, incluyendo aquellos que cuentan con gran afluencia de peatones y tráfico. No obstante, no todos los alumnos pueden conseguirlo, por lo que el especialista deberá ajustar las expectati- vas a las posibilidades reales. Las zonas más céntricas y comerciales de las ciuda- des se caracterizan por la variabilidad, complicación y
  • 558. 558 Discapacidad visual y autonomía personal confusión que generan, de ahí la denominación de zona intricada o de complejidad elevada. En muchos casos, es necesario el uso del transporte público para acceder y desplazarse por ellas. 5.2.3.1. Características físicas La zona a elegir deberá cumplir una serie de requi- sitos, que incluirán los característicos de los entornos homogéneos y diversos: • Las estructuras —manzanas, plazas, bulevares, rotondas, etc.— tendrán dimensiones mucho ma- yores que en las zonas anteriores. • Aceras muy amplias, calles peatonales, comercia- les y de coexistencia. • Intersecciones de todo tipo de vías. • Vías principales con carriles múltiples y tráfico muy intenso. • Cruces regulados por semáforos complejos y de ciclos irregulares. • Gran afluencia de peatones. • Estimulación ambiental elevada. • Oficinas y comercios de diferente índole, próximos unos de otros.
  • 559. Capítulo 10. Desplazamiento 559 • Numerosos medios de transporte público. Figura 34 5.2.3.2. Objetivos del entrenamiento Los objetivos a superar son: • Conocer y dominar los conceptos pertinentes al tipo de zona. • Incorporar las técnicas reducidas de bastón —uti- lizadas en zonas congestionadas— y la de tacto y arrastre, para detectar vías y andenes. Aplicar las técnicas de bastón para uso del tren y del metro. • Mantener la línea de desplazamiento en aceras muy anchas, peatonales y comerciales.
  • 560. 560 Discapacidad visual y autonomía personal • Adaptarse al aumento cuantitativo y cualitativo de estimulación ambiental. • Utilizar con seguridad y destreza todas las estra- tegias de orientación y de reorientación. • Realizar itinerarios complejos, conocidos y des- conocidos, con o sin la utilización del transporte público (véanse los tipos de itinerarios más abajo). • Aplicar la representación configuracional como sistema de organización espacial. • Analizar el tráfico —de patrones muy complejos y ciclos irregulares— y realizar cruces de calles de gran amplitud, con bulevares centrales, isletas, etc. • Interpretar y utilizar planos de mayor complejidad. • Resolver los problemas imprevistos que se pre- senten, tomando las decisiones más adecuadas en cada momento. • Emplear las ayudas ópticas con eficiencia y en diversidad de situaciones. • Consolidar el uso de la ayuda ocasional de otras personas, concretando lo que necesita de ellas e interpretando las informaciones erróneas. • Usar los transportes públicos (autobús, metro y tren) con seguridad.
  • 561. Capítulo 10. Desplazamiento 561 • Ser capaz de desplazarse por grandes estaciones y centros comerciales. Tipo de itinerarios para la zona de complejidad elevada o intrincada • Realizar itinerarios: ◦ punto a punto, con un nivel de dificultad ele- vado; ◦ desconocidos; ◦ realizando gestiones, con uso de puertas gira- torias, escaleras mecánicas, etc.; ◦ con diferentes niveles de complejidad, utilizan- do el transporte público. 5.2.3.3. Metodología del proceso de entrenamiento En la mayoría de los casos el alumno accede a estas zonas por medio del transporte público, por lo que pre- viamente deberá haber logrado autonomía en su uso y manejo. Si el desplazamiento hasta la zona se realiza en tren o autobús, el entrenamiento contemplará la movilidad por una gran estación: espacios interiores, puntos clave (información, servicios, etc.) y conexiones con el exte- rior. Es muy importante que el alumno represente men- talmente una estructura global de la zona en la que
  • 562. 562 Discapacidad visual y autonomía personal sitúe las vías principales y los puntos más emblemáti- cos, y sea capaz de adaptarse al nuevo ambiente, que le ofrece muchos y más variados estímulos. La supervisión por parte del especialista será mínima en los aspectos superados en las zonas anteriores. El proceso de entrenamiento deberá contemplar: • Introducción de las nuevas técnicas de bastón y línea de desplazamiento en los nuevos itinerarios. • Realización de cruces, entrenando en todos los tipos existentes. • Ejecución de recorridos cada vez más complejos, con la inclusión de gran número de objetivos y el uso de transporte público. • Resolución de cualquier tipo de situación: per- sonal, de interacción con los peatones o de des- orientación. • Abordaje del nuevo enfoque de ayuda ocasional por parte de otras personas: en aglomeraciones, con prisas y falta de atención. 5.2.3.4. Logros Este tipo de zona será el objetivo final de un progra- ma completo de orientación y movilidad, ello significa tener independencia para desplazarse por cualquier tipo de entorno, sea conocido o desconocido, utilizando
  • 563. Capítulo 10. Desplazamiento 563 cualquier transporte público y estando preparado para resolver cualquier situación que se plantee. Al igual que en otras zonas, los logros estarán ajustados al lugar de residencia, a la motivación y a la capacidad del alumno. 5.2.4. Zona rural Las técnicas específicas de orientación y movilidad a menudo requieren adaptarse a las características urbanísticas que presentan las zonas rurales. Generalmente, solo se trabaja en este tipo de entor- nos cuando es el lugar de residencia del alumno. 5.2.4.1. Características físicas • Población dispersa en pequeños núcleos. • Presentan dificultad en el acceso. • El trazado urbanístico es irregular. • Las calles no tienen aceras o son estrechas. • Hay caminos rurales. • Casas aisladas, de difícil localización. • Pavimentos en mal estado. • Desniveles pronunciados.
  • 564. 564 Discapacidad visual y autonomía personal • Escasa o nula señalización vial. • Zona de tránsito peatonal a pie de carretera, lo que obliga a los viandantes a caminar cerca del tráfico (que suele circular a gran velocidad). • Grandes espacios o solares abiertos sin referen- cias (vallas, fachadas o líneas de bordillo). • Inexistencia de cruces regulados por semáforos. • Presencia de vehículos grandes (camiones o trac- tores). 5.2.4.2. Objetivos del entrenamiento • Conocer los conceptos propios de la zona rural: senderos, caminos de herradura, bancales, etc. • Analizar las claves ambientales típicas, y buscar y usar referencias (véase el cuadro de referencias específicas más abajo). • Utilizar los métodos de orientación, de acuerdo con las referencias específicas. • Incorporar las modificaciones necesarias en el bastón y en sus técnicas de uso, en función del tipo de terreno por el que se mueva. • Integrar el uso de protección alta (v. 4.3) y gafas protectoras para evitar daños con las ramas de árboles.
  • 565. Capítulo 10. Desplazamiento 565 • Dominar las estrategias para la realización de cruces de seguridad. Referencias específicas zona rural • Táctiles: senderos, cunetas, prados, desniveles, ár- boles o cultivos. • Auditivas: granjas, acequias, ríos, sonidos de ani- males, tractores… • Visuales: contraste entre hierba y tierra, hileras de árboles… • Olfativas: estiércol, plantaciones, hierba segada… • Cinestésicas: inclinaciones del terreno, elevacio- nes… • Elementos naturales: solares o del viento. 5.2.4.3. Metodología del proceso de entrenamiento El desplazamiento por las zonas rurales requiere la incorporación de unas estrategias que el especialista propondrá tras el análisis de cada situación, las caracte- rísticas del alumno, el tipo de terreno y las necesidades de movilidad. Es habitual que la población se encuentre dispersa en pequeños núcleos y que, por tanto, la conexión entre estos sea un camino o espacio abierto, con pocas referencias. Otro aspecto a tener en cuenta a la hora del en- trenamiento es que en estos entornos las condiciones
  • 566. 566 Discapacidad visual y autonomía personal climatológicas pueden ser adversas, con presencia de nieve, charcos y barro. Por otra parte, la población con la que cuentan está cada vez más envejecida, condición que influirá con- siderablemente en las posibilidades del alumno para interactuar con el público. Así mismo, algunos cuentan con escasos recursos, y las opciones para contar con servicios comunitarios son más limitadas. Al igual que en otras zonas, se iniciará el proceso pro- porcionando información de las características de la zona. El hecho de no disponer de referencias claras, como el tráfico o la pared, obliga a entrenar otras diferentes o a uti- lizar claves ambientales que faciliten los desplazamientos (véase el cuadro de referencias específicas más abajo). La realización inicial de los recorridos en técnica guía es un recurso muy útil para describir de forma precisa las características de los mismos y consensuar con el alumno las referencias y claves ambientales que deberá utilizar. Sin duda, las técnicas de bastón deberán modificar- se. El bastón deberá llevar una contera especial para terrenos rugosos y el arco a realizar será más amplio. En lugares con hierba difícilmente se podrá utilizar la técnica de deslizamiento, siendo más aconsejable la de dos puntos para evitar enganches. Si es imprescindible caminar por la carretera, deberá hacerse por el arcén izquierdo y utilizar un chaleco o banda para el hombro, ambos fluorescentes, todo ello
  • 567. Capítulo 10. Desplazamiento 567 para hacerse más visible a los conductores que circulan de frente. Deberá abrir ligeramente el arco del bastón hacia el lado derecho, para que también pueda ser visto por los conductores que vienen por detrás. A ser posi- ble, caminará pisando el arcén o zona verde próxima, y evitará desviaciones hacia la calzada. 5.2.4.4. Recomendaciones para el desplazamiento en zonas rurales • El perro guía es un auxiliar adecuado para zonas ca- rentes de referencias o grandes espacios abiertos. El uso de brújulas parlantes y de nuevas tecnologías —como el gps— pueden facilitar la orientación. • La presencia de maquinaria agrícola es habitual en el entorno rural. Estos vehículos suelen tener elementos que sobresalen a cualquier altura, no detectables con el bastón, por lo que se hace imprescindible el uso de la técnica de protección alta para sortearlos. • Si se transita por zonas con arboledas, es acon- sejable proteger los ojos con gafas para evitar dañarse con las ramas bajas. • Un recurso facilitador para atravesar huertos, patios amplios, etc., es colocar una cuerda que sirva de guía para el recorrido. En los cuadros 3, 4, 5 y 6, que siguen a continuación, figura la sinopsis de la programación completa para cada una de las diferentes zonas analizadas en este apartado.
  • 568. 568 Discapacidad visual y autonomía personal Cuadro 3. Zona de complejidad baja u homogénea Características físicas Objetivos • Estructura en cuadrícula. • Conocer conceptos pertinentes. • Intersecciones tipo cruz. • Perfeccionar las técnicas de bastón. • Calles con sentido único y alguna • Establecer y mantener la línea recta. de doble dirección, con poca • Integrar las habilidades perceptivas. afluencia de tráfico. • Analizar las claves ambientales. • Cruces sin semáforo. • Buscar y establecer referencias. • Aceras regulares, con escaso • Detectar bordillos e interpretar su mobiliario. ubicación. • Línea de edificio y bordillo bien • Bordear obstáculos. definidos. • Realizar itinerarios de complejidad • Desniveles y rampas (garajes). básica a creciente. • Claves ambientales y puntos de • Mantener la orientación. referencia variados. • Crear mapas cognitivos. • Manzanas cerradas. • Adquirir estrategias para usar planos • Poco tránsito peatonal. y maquetas. • Locales comerciales pequeños. • Iniciar el análisis del tráfico y realizar cruces sencillos. • Localizar objetivos simples. • Tomar decisiones y resolver proble- mas. • Afianzar las habilidades para el uso de productos de apoyo ópticos. • Utilizar estrategias de reorientación. • Solicitar ayuda ocasional de otras personas.
  • 569. Capítulo 10. Desplazamiento 569 Metodología Logros • Información al alumno sobre las • Utiliza la terminología y conoce características de la zona: calles, los conceptos pertinentes. sentido del tráfico, claves sensoria- • Aplica correctamente las técnicas les, etc. de movilidad con bastón. • Itinerarios: • Camina por el centro de la acera y ◦ Dar vuelta a una y dos manzanas, bordea obstáculos. tres manzanas (forma «L»), cinco • Ha automatizado las habilidades manzanas («U»), siete manzanas perceptivas y generaliza la infor- («H»). mación sensorial. ◦ «Punto a punto», solo ida. • Permanece orientado mientras ◦ «Punto a punto», ida y vuelta. realiza itinerarios y resuelve ◦ Con objetivo final y vuelta por la situaciones de desorientación misma ruta. sencillas. ◦ Con objetivo final y vuelta por • Realiza cruces de seguridad y en diferente ruta. paralelo. ◦ Con objetivo final, planificando el • Localiza objetivos básicos. alumno la ida, la vuelta o ambas. • Es capaz de interrelacionar las ◦ Conectar distintos itinerarios y percepciones, creando un mapa volver al punto de partida. cognitivo. • Proceso: • Usa sus ayudas ópticas con efi- ◦ Alineación en paralelo a la pared ciencia. y/o al tráfico y situarse en el cen- • Se relaciona con los demás para tro de la acera. obtener información y ayuda. ◦ Aumento del nivel de dificultad de los recorridos. ◦ Introducción ordenada y sucesiva de todos los objetivos.
  • 570. 570 Discapacidad visual y autonomía personal Cuadro 4. Zona de complejidad media o diversa Características físicas Objetivos • Estructuras complejas. • Conocer y dominar conceptos perti- • Intersecciones dispares (T, Y) y nentes. vías múltiples. • Incorporar técnicas de bastón. • Cruces con semáforo simple: una • Mantener línea de desplazamiento y dos direcciones. en diferentes tipos de aceras y en • Aceras variadas: en tamaño, lon- distintas situaciones. gitud, texturas y nivel. • Consolidar habilidades perceptivas. • Línea de edificio desigual. • Automatizar el uso de las claves • Calles peatonales y semipeato- ambientales. nales. • Ser capaz de generalizar las referen- • Esquina y bordillos con pluralidad cias. de texturas y formas. • Discriminar bordillos con formas • Plazas y espacios abiertos. complejas. • Estimulación ambiental alta. • Bordear obstáculos. • Tránsito rodado y peatonal ele- • Realizar itinerarios: reforzar los vados. anteriores, solicitar ayuda, diseñados • Zona comercial y de servicios. por el alumno y con autobús. • Transporte público (autobús). • Mantener la orientación y reorien- • Elementos de accesibilidad: fran- tarse. jas señalizadoras y guía de direc- • Planificar y realizar rutas por orien- ción, semáforos sonoros, paradas tación configuracional. de autobús accesibles. • Manejar correctamente distintos • Obras y andamios. tipos de planos. • Analizar el tráfico y realizar cruces con semáforo. • Localizar objetivos y realizar gestio- nes. • Tomar decisiones y resolver proble- mas durante el desplazamiento. • Incorporar productos de apoyo ópticos. • Usar el transporte público: autobús. • Solicitar la ayuda ocasional de otras personas.
  • 571. Capítulo 10. Desplazamiento 571 Metodología Logros • Información al alumno sobre las • Muestra buen desarrollo de las características de la zona. habilidades perceptivas. • Itinerarios: • Utiliza un sistema de represen- ◦ Propuestos por especialista («pun- tación espacial de tipo configura- to a punto» solo ida/ida y vuelta, cional. con objetivo final y vuelta por la • Domina los procedimientos para misma ruta/por diferente ruta, realizar cruces. conectar distintos itinerarios…). • Usa un amplio y ajustado reperto- ◦ Diseñados por el alumno. rio conceptual. ◦ Incluyendo transporte público • Conoce y maneja correctamente (autobús). las técnicas de bastón. • Proceso: • Utiliza sus productos de apoyo ◦ Adaptación a la nueva estimula- óptico en el momento adecuado y ción ambiental. Atención selec- lo hace con eficiencia. tiva. Selección de referencias e • Muestra habilidades sociales, indicadores. comportamientos adaptativos y ◦ Incorporación de nuevas técnicas control emocional. y elementos estructurales. ◦ Alineación en los cruces. • Observaciones: ◦ Apoyo inicial del especialista. ◦ Observar posibles reacciones de desconcierto o ansiedad. ◦ Incidentes con el bastón y con el resto de peatones. ◦ Ampliación de la duración y del ni- vel de dificultad de los itinerarios. ◦ Habilidades sociales al interactuar. ◦ Reorientación: adecuación de respuesta. ◦ Entrenamiento en distintas franjas horarias.
  • 572. 572 Discapacidad visual y autonomía personal Cuadro 5. Zona de complejidad elevada o intrincada Características físicas Objetivos • Todo tipo de estructuras con • Conocer y dominar conceptos perti- dimensiones muy grandes. nentes. • Aceras de grandes dimensiones, • Incorporar técnicas reducidas de calles peatonales y de coexisten- bastón, tacto y arrastre e incorpora- cia. ción para el uso de tren y metro. • Intersecciones de todo tipo de • Mantener línea de desplazamiento vías. en aceras muy anchas, peatonales y • Calles con carriles múltiples y comerciales. tráfico intenso. • Adaptarse al aumento cuantitativo y • Cruces con semáforo de ciclo cualitativo de estímulos ambientales. irregular. • Mantener la orientación. • Gran afluencia de peatones. • Reorientarse. • Estimulación ambiental elevada. • Realizar itinerarios complejos, con • Oficinas y comercios de diferente muchos objetivos, con y sin trans- índole, próximos unos de otros. porte público. • Numerosos medios de transporte • Aplicar las representaciones configu- público. racionales. • Analizar el tráfico de patrones muy complejos y realizar cruces con se- máforos de ciclo irregular. • Utilizar planos para la orientación y movilidad. • Tomar decisiones y resolver proble- mas. • Utilizar los productos de apoyo ópti- cos con eficiencia. • Consolidar la ayuda ocasional de otras personas. • Usar con seguridad el autobús, me- tro y tren. • Desplazarse por grandes estaciones y centros comerciales.
  • 573. Capítulo 10. Desplazamiento 573 Metodología Logros • Movilidad en la estación de transpor- • Se desplaza con independencia te: servicios y conexión exterior. por cualquier tipo de entorno, • Estructura global de la zona. conocido o desconocido. • Adaptación a la nueva estimulación • Utiliza con autonomía todos los ambiental. transportes públicos. • Supervisión directa mínima. • Resuelve cualquier situación im- • Itinerarios: prevista. ◦ «Punto a punto» complejos. ◦ Desconocidos. ◦ Realizando gestiones, con uso de puertas giratorias y escaleras mecánicas. ◦ Con transporte público. • Proceso: ◦ Incorporación de nuevas técnicas de bastón y línea de desplaza- miento. ◦ Realización de cruces complejos y variados. ◦ Recorridos cada vez más comple- jos, con la inclusión de transporte público. ◦ Resolución de cualquier situación: personal, de interacción o des- orientación. ◦ Ayuda ocasional de otras per- sonas: aglomeraciones, prisas y falta de atención implican un nuevo enfoque.
  • 574. 574 Discapacidad visual y autonomía personal Cuadro 6. Zona rural Características físicas Objetivos • Población dispersa en pequeños • Conocer y dominar conceptos perti- núcleos. nentes. • Dificultades de acceso. • Analizar y entrenar las claves • Trazado urbanístico irregular. ambientales específicas, utilizando • Calles sin aceras o estrechas. diferentes referencias. • Caminos rurales. • Dominar los métodos de orientación • Casas aisladas. específicos. • Pavimentos en mal estado. • Incorporar las modificaciones de las • Desniveles pronunciados. técnicas y partes del bastón, según • Escasa o nula señalización vial. tipos de terreno. • Zona de tránsito peatonal a pie de • Integrar el uso de la técnica de pro- carretera. tección alta y de gafas protectoras, • Grandes espacios abiertos sin para evitar daños con las ramas de referencias. los árboles. • Inexistencia de semáforos. • Dominar las estrategias para realizar • Vehículos grandes (camiones, cruces de seguridad. maquinaria agrícola…).
  • 575. Capítulo 10. Desplazamiento 575 Metodología Logros • Información al alumno de las carac- • El perro guía y las ayudas espe- terísticas de la zona. cíficas para la orientación son • Entrenamiento en la búsqueda de adecuadas en estos entornos. referencias o claves ambientales • Es imprescindible el uso de técni- específicas. cas de protección personal, para • Recorridos en técnica guía para reali- no dañarse con las partes salien- zar descripciones precisas y consen- tes de la maquinaria agrícola. suar los aspectos a tener en cuenta. • Es útil proteger los ojos en las • Modificación de las técnicas de arboledas. bastón. • Un recurso facilitador para atrave- • Recomendación de medidas de se- sar huertos o patios amplios es la guridad específicas: caminar por el utilización de cuerdas como guía. arcén izquierdo, chalecos y bandas fluorescentes, uso de gafas protec- toras, etc.
  • 576. 576 Discapacidad visual y autonomía personal 5.3. Cruces La realización de cruces es una parte fundamental del desplazamiento en exteriores que debe integrarse en las diferentes zonas de trabajo, aumentando su complejidad de forma paulatina. La sustitución de bordillos por vados, la implantación paulatina de vehículos más silenciosos y la aplicación de normas de giro aun cuando el peatón tiene el semáforo en verde, son factores que dificultan a las personas con discapacidad visual la ejecución de los cruces (Guth, Rieser y Ashmead, 2010). En muchas ciudades se están incorporando franjas señalizadoras de paso peatonal —que suelen tener contraste cromático y táctil y que se sitúan en la acera, perpendicularmente a la marcha— y semáforos sonoros, que emiten señales acústicas mientras está permitido el paso. Aunque incrementan la seguridad, estas ayudas no sustituyen las estrategias que se deben desarrollar para realizar los cruces con autonomía, y es necesario adaptar el entrenamiento a las nuevas exigencias. La variedad de cruces es una dificultad añadida, razón por la que se le dedica un apartado específico más adelante. Se van a describir los más frecuentes, detallando las claves que permiten tomar la decisión de cruzar siguiendo un patrón de regulación de tráfico general. No obstante, en todas las ciudades hay cruces «ilógicos o excepcionales», por lo que el alumno deberá contar con las habilidades necesarias para analizar cada situación y tomar la decisión correcta, o solicitar ayuda para no correr riesgos innecesarios.
  • 577. Capítulo 10. Desplazamiento 577 El entrenamiento para realizar cruces requiere una serie de requisitos que, junto con la aplicación de una metodología de enseñanza adecuada, prácticas se- cuenciales y, finalmente, la combinación de todos estos aspectos, permitan al alumno con discapacidad visual cruzar las calles con total seguridad. Si existe resto de visión, este es de gran ayuda, siempre y cuando permita localizar los pasos de peatones, la luz del semáforo y/o el movimiento y la ubicación de los vehículos, aunque es conveniente complementarlo con las estrategias auditivas. No siempre pueden confiar en la visión, pues esta es inconsistente ante condiciones que fluctúan y que son difíciles de controlar (pueden ver un semáforo en un día nublado y no distinguirlo cuando le da el sol). Geruschat y Smith (2010) consideran que la realiza- ción de cruces es una de las situaciones más críticas y que producen más ansiedad a los alumnos con baja visión. El uso de productos de apoyo ópticos (filtros y telescopios), si se han recomendado, debe integrarse en las tareas inherentes a la realización de cruces. Las características físicas del cruce —tipo de luz del semáforo (incandescente, led), iluminación ambiental (sol directo, reflejos), distancia entre las aceras, con- traste de las líneas del paso de peatones— influyen en los resultados que pueden obtenerse a través de la visión. 5.3.1. Habilidades previas La utilización eficaz de las técnicas de orientación y movilidad en exteriores, la capacidad de representar
  • 578. 578 Discapacidad visual y autonomía personal mentalmente el espacio y la interpretación de la infor- mación sensorial tienen relación directa con la realiza- ción de cruces. Más concretamente, las habilidades que se preci- san son: • Auditivas: atención, identificación, discriminación, localización y seguimiento. • Visuales: localización, exploración sistemática, etc. Son muy útiles también las estrategias de optimización, como mirar el semáforo del lado por el que va a cruzar en lugar de buscar el que está enfrente. • Cinestésicas: conciencia del giro, línea recta, equilibrio, alineación, percepción de desniveles y pendientes, etc. • Cognitivas: terminología relacionada con el cruce (de seguridad, irregular, en chaflán, etc.) y los conceptos medioambientales (isleta de seguridad, bordillo rebajado, ceda el paso, etc.). Además, el alumno debe poseer: • Conciencia de las situaciones de riesgo. • Capacidad para solicitar ayuda efectiva al públi- co. Las personas con dificultad auditiva, física o intelectual tendrán un recurso eficaz si saben
  • 579. Capítulo 10. Desplazamiento 579 utilizarla, y también será imprescindible en los cruces difíciles de interpretar. 5.3.2. Metodología de enseñanza Las prácticas se inician en zonas tranquilas, en ho- rario de menor sonido ambiente y en cruces sin tráfico intenso, para que la escucha y el análisis de la trayecto- ria de los vehículos no genere dudas. Progresivamente, se irá aumentando el nivel de dificultad. La intervención del especialista también irá dismi- nuyendo. En la primera fase, ayudará a analizar las diferentes situaciones: calles de sentido único, doble sentido, giros de vehículos, etc. Su posición cercana al alumno, pero sin interponerse entre este y el tráfico para no interferir en la audición, le infundirá seguridad y le permitirá detenerlo en caso de que tome una de- terminación errónea. La dependencia ante la toma de decisión de cru- zar será menor a medida que aumente la correcta ejecución de cada una de las acciones necesarias (v. 5.3.3). Al principio, el alumno verbalizará el momento adecuado para cruzar y esperará la confirmación del especialista. Gradualmente, este se irá distanciando, siempre de acuerdo con el alumno, que conocerá su posición. Para una correcta toma de decisión a la hora de cruzar se deben tener en cuenta los aspectos que co- mentamos a continuación.
  • 580. 580 Discapacidad visual y autonomía personal 5.3.2.1. Localización del cruce y del lugar adecuado para cruzar La presencia del cruce se determinará de acuerdo con estrategias de orientación y movilidad: la proximidad de la intersección, la franja de señalización de la acera (si existe), el sonido del tráfico, etc. La elección del lugar más indicado para cruzar de- penderá del tipo de zona, de la capacidad personal y de otras circunstancias imprevistas, como atascos, vehículos mal estacionados, etc. En las grandes ciudades, esta elección queda limi- tada al ancho del paso peatonal, ya que el lugar viene establecido por el trazado urbanístico y por los servicios de análisis y control de tráfico. Generalmente, interesa realizar el cruce por el centro del paso peatonal, para no salirse del mismo de forma involuntaria, y también para evitar algún vehículo que haya podido invadir este ancho al pararse ante el semáforo o al aparcar. 5.3.2.2. Cruce de seguridad El alumno se adentrará por la acera de la calle a atravesar, desviándose de la línea de dirección y bus- cando un lugar para cruzar. Si existe paso de peatones, se recomienda hacerlo por la parte interior del mismo, pero sin abandonarlo, pues se perdería la prioridad de paso. Se puede considerar igualmente cruce de seguridad la situación descrita en el apartado 5.3.3.5. Decisión de
  • 581. Capítulo 10. Desplazamiento 581 cruce, sobre coches aparcados en las inmediaciones del paso peatonal. 5.3.2.3. Cruce paralelo Se realiza siguiendo la línea de desplazamiento para encontrar el paso de peatones. Cuando se llega a este, se mantiene la línea y se ejecuta el cruce. Es muy importante que el alumno tome conciencia del riesgo que corre si se desvía, pues puede invadir la zona del tráfico perpendicular. Esta situación se agrava en grandes intersecciones, cruces largos o con mucho tráfico. 5.3.3. Secuencia de realización del cruce La realización de cualquier cruce conlleva una suce- sión de acciones comunes. 5.3.3.1. Localizar el bordillo La contera del bastón contactará con él, recorrerá el borde, bajará por el desnivel y se hundirá hasta tocar el pavimento de la calzada. Se adoptará la técnica diagonal modificada para explorar la forma y altura o el desnivel con la calzada. Los bordillos rebajados a «cota cero» (mismo nivel que la calzada) pueden pasar desapercibidos y resultar peligrosos, principalmente si tienen una pendiente muy suave, incluso si poseen señalización táctil.
  • 582. 582 Discapacidad visual y autonomía personal Inicialmente, el especialista se situará al lado del alumno para evitar que rebase el bordillo. 5.3.3.2. Alinearse Es fundamental tomar la dirección correcta para llegar a la acera contraria. La persona debe ser cons- ciente de la importancia que tiene para su seguridad. La alineación debe realizarse: • Inicialmente con la línea del bordillo, por medio de la técnica diagonal reducida. Cuando la forma del bordillo es redondeada o está rebajado a «cota cero», no es posible dicha alineación. • Previamente y durante el cruce, escuchando el tráfico. Los coches que circulan en paralelo deben estar a uno de los lados del cuerpo (izquierda o derecha), y los de la calle que se va a cruzar se mantienen en perpendicular. 5.3.3.3. Explorar la calzada El siguiente paso consiste en realizar un movimiento exploratorio con el bastón (arco) en el suelo de la cal- zada, para verificar si existe algún impedimento que pueda dificultar la marcha al iniciar el cruce. Hay que tener precaución en calles muy transitadas por si al invadir la calzada «atropellan» al bastón. Si hay algún vehículo estacionado o parado inva- diendo la zona de cruce, se valorará la alternativa más indicada para sortearlo (v. Bordear en el capí-
  • 583. Capítulo 10. Desplazamiento 583 tulo 7) en función de su ubicación, del tipo de cruce, de la dirección del tráfico, etc., siempre intentando que el desvío de la trayectoria se realice hacia el interior de la calle a cruzar, para evitar invadir la intersección. 5.3.3.4. Analizar el tráfico El análisis auditivo del tráfico es un aspecto clave en la decisión acertada del momento de cruce. La inter- pretación se hará específicamente de acuerdo con cada tipo de cruce. El alumno debe entender el concepto de tráfico paralelo (el que escucha por el lado derecho o izquierdo de su línea de dirección, el tráfico de la calle por la que camina) y tráfico perpendicular (el que es- cucha frente a él, es decir, el de la calle que pretende atravesar). El análisis del flujo del tráfico a través de claves au- ditivas y visuales, en su caso, determinará: • la(s) dirección(es) del tráfico paralelo y perpendi- cular, así como sus opciones de giro al llegar a la intersección; • la posibilidad de reconocer la diferencia entre un motor en marcha y al ralentí; • el momento en que el tráfico paralelo y perpendi- cular arrancan y cuándo se detienen; • la distancia a la que se encuentra un vehículo que circula por la calle perpendicular.
  • 584. 584 Discapacidad visual y autonomía personal 5.3.3.5. Decisión de cruce La decisión de cruzar —en intersecciones con patro- nes lógicos de tráfico— se toma cuando el tráfico pa- ralelo empieza a circular y, al mismo tiempo, el tráfico perpendicular se detiene. Es muy importante: • No cruzar si no se tiene la certeza de que se hace de forma segura, y una vez iniciado el cruce, no hay que detenerse hasta haberlo finalizado (es muy peligroso titubear en mitad de la calzada). • Nunca se tomará la decisión de cruzar atendien- do únicamente a la información o actuación de otros peatones. En cruces sin semáforo y con poca densidad de tráfico, la estimación de la distancia a la que circula un vehículo por las calles perpendicular y paralela es fundamental para tomar la decisión de cruzar sin riesgo. La presencia de coches aparcados en las inmedia- ciones del paso peatonal —en el lado del que viene el tráfico— en línea y, mayormente, en batería, difi- culta la escucha y la posible visibilidad del peatón, así como la del conductor. En estos casos, una vez detectado el vehículo, se explorará para determinar su posición, se bajará el bordillo y manteniendo el contacto con él, se bordeará hasta situarse en su extremo exterior pero sin sobrepasarlo. Desde esta
  • 585. Capítulo 10. Desplazamiento 585 posición el análisis del tráfico y la decisión de cruzar serán más fiables. 5.3.3.6. Realizar el cruce • Proyectar una línea imaginaria hacia un punto situado enfrente, en la otra acera; • distribuir por igual el peso de su cuerpo entre los dos pies, inclinándose ligeramente hacia delante; • avanzar sin titubear, manteniendo un paso fluido y sin detenerse; • actualizar la información auditiva y cinestésica durante todo el trayecto, para mantener la alinea- ción (v. 5.3.3.2). Para garantizar que el entrenamiento tiene un grado de dificultad creciente: • Los primeros cruces se realizarán cuando no se acerque ningún vehículo. • Después, se estimará la distancia a la que se encuentra el vehículo y si se dispone de tiempo suficiente para cruzar sin riesgo. • Se avanzará gradualmente, introduciendo semáfo- ros y situaciones más complejas o excepcionales: con tráfico de doble dirección, mayor número de carriles, ante un «atasco» o cuando no funcionan los semáforos.
  • 586. 586 Discapacidad visual y autonomía personal Errores más frecuentes • Alineación incorrecta y, por tanto, línea de direc- ción inadecuada. • Giros de cabeza que ocasionan desvíos. • Indecisión. Indicadores para detectar un desvío • Escuchar los motores al ralentí muy cerca o notar muy próximo el tráfico paralelo. • Recorrer mayor distancia de la prevista sin encon- trar la acera. • Percibir cambios en las referencias ambientales previstas: sol, viento, etc. 5.3.3.7. Abordar la acera contraria Al tocar el bordillo, adoptar la técnica diagonal mo- dificada y acercarse al mismo tiempo. Antes de subir, realizar un movimiento de exploración con el bastón (en arco o en forma de T), para comprobar que el paso está libre, y continuar la marcha. Consideraciones Puede haber vehículos mal estacionados que entorpez- can el acceso a la acera; en este caso, se valorará el lugar más recomendable para bordearlos. Siempre que se trate de una intersección, se realizará hacia el inte- rior de la calle cruzada.
  • 587. Capítulo 10. Desplazamiento 587 5.3.4. Tipos de cruce La clasificación de los cruces se ha realizado funda- mentalmente atendiendo a la existencia o no de semá- foro, a las pautas de circulación del tráfico rodado y a su configuración. Esta tipificación no aporta la solución o decisión a adop- tar en cada uno de ellos, más bien proporciona estrategias de análisis para facilitar el reconocimiento de cada posible configuración antes de tomar la decisión de cruzar. 5.3.4.1. Criterios para su clasificación y estrategias para reconocer los tipos de cruce Se diferencian dos tipos de calles para entender con más facilidad la exposición posterior. • Calles de salida: Los vehículos proceden de la que se quiere atravesar y «salen» hacia la calle perpendicular. • Calles de entrada: Los vehículos proceden de la perpendicular y «entran» en la que se pretende atravesar. Los tipos de cruces —sin o con semáforo— que se encuentran habitualmente en la vía pública, son: • Sin semáforo ◦◦ Calles de salida con ceda el paso o stop.
  • 588. 588 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Calles de entrada. ◦◦ Calles de entrada y salida. • Con semáforo ◦◦ Calles de salida. ◦◦ Calles de entrada con semáforo intermitente. ◦◦ Calles de entrada y salida. El primer aspecto a tratar es una duda muy generali- zada: ¿cómo determinar la existencia o no de semáforo al llegar a una intersección? En ocasiones, se puede anticipar que la circulación está regulada por un semáforo si durante el trayecto por la acera se escuchan ciclos regulares de arranque y parada de vehículos. El análisis auditivo permite establecer que el cruce: • Está regulado por un semáforo de ciclo normal: se deduce porque se escuchan los ciclos sistemáticos de parada y arranque de los coches, que circulan en paralelo y en perpendicular. • No tiene semáforo: En este caso, los vehículos de la calle que se va a cruzar (entran o salen), disminuyen la marcha al llegar a la esquina, y se incorporan de forma irregular. Esta pauta también coincide cuando hay semáforos con ciclo intermitente continúo.
  • 589. Capítulo 10. Desplazamiento 589 5.3.4.2. Cruces sin semáforo (s/S) Son característicos de las zonas homogéneas o de complejidad baja. Su configuración es normalmente en forma de cruz o de T. Generalmente no tienen un tráfico intenso, por lo que son los cruces más apro- piados para comenzar la secuencia de aprendizaje y practicar los aspectos comunes tratados en el punto anterior. Los pasos de peatones suelen estar ubicados en las esquinas, pero también pueden encontrarse en mitad de una calle, principalmente si las manzanas son muy grandes. Calles s/S de salida con ceda el paso o stop Foto 63
  • 590. 590 Discapacidad visual y autonomía personal Claves para el reconocimiento Atención auditiva (análisis) Los vehículos que circulan por la calle a atravesar disminuyen su Al tráfico perpendicular, princi- velocidad o se detienen mientras palmente, y también al paralelo. el tráfico paralelo circula. Consideraciones • Para bordear los coches atravesados en la zona de cruce, se reco- mienda adentrarse en la calle que se cruza. • Es frecuente que el conductor se detenga ante el paso de peatones para ceder el paso cuando observa que alguien se dispone a cruzar. El peatón con discapacidad visual indicará al conductor su decisión de cruzar (haciendo el gesto de parada con la mano) o de que no va a hacerlo (indicando con la mano que pase). Esto es común para todos los pasos sin semáforo, y es una habilidad de comunicación que debe contemplarse en el entrenamiento. • En algunas ciudades, las actuaciones urbanísticas en relación con el diseño de cruces modifican la ubicación de los pasos de cebra adentrándolos en la calle, dejando espacio entre la esquina con ceda el paso o stop y el inicio del paso de cebra, para que el vehículo se coloque entre ambas señalizaciones viales y no sobre el paso de peatones. Al analizar el cruce, el alumno debe conocer que deberá hacerlo por detrás del coche que realiza el ceda el paso o stop. Calles s/S de entrada Foto 64
  • 591. Capítulo 10. Desplazamiento 591 Claves para el reconocimiento Atención auditiva (análisis) Los vehículos entran en la calle que Al tráfico paralelo que reduce velo- se quiere atravesar. cidad y se torna perpendicular. Consideraciones • Si el tráfico paralelo es muy fluido, se recomienda colocarse en la parte interna del paso de peatones para realizar el cruce, pues, de esta forma, el conductor puede ver mejor al peatón en el momento de girar. • Si no hay mucho tráfico paralelo no es necesario adentrarse, pues desde la parte más externa del paso de peatones se puede escuchar mejor el tráfico. Calles s/S de entrada y salida (doble sentido) En estas calles concurren simultáneamente las dos circunstancias anteriores. El cruce se realizará según las pautas proporcionadas para ambos tipos, atendien- do tanto al tráfico de la derecha como al de la izquierda. 5.3.4.3. Cruces con semáforo (c/S) Estos cruces se encuentran, normalmente, en las zonas de complejidad media o elevada (v. 5.2). Su con- figuración suele ser en forma de cruz, T o Y. Pueden estar en calles de uno o dos sentidos y tener varios carriles. Dependiendo de sus características, serán más o menos asequibles. En las grandes avenidas, con varios carriles de circula- ción, los semáforos suelen incorporar un disco para regular el tráfico de los carriles que tienen la opción, intermitente o continua, de giro. Su realización es compleja, porque en un único cruce hay que analizar diferentes ciclos. Según
  • 592. 592 Discapacidad visual y autonomía personal sea el caso, se valorará con el alumno la eficiencia para realizarlos y, si es necesario, se le orientará para que pida asistencia externa. Es en este tipo de cruces cuando los avisadores acústicos son más útiles, porque proporcionan seguridad y permiten atravesar con autonomía. Las estrategias para cruzar calles tipo bulevar, con zona de paseo central, se tratarán más adelante. Calles c/S de salida Foto 65 Claves para el reconocimiento Atención auditiva (análisis) Los vehículos circulan por la Al tráfico paralelo (en marcha), calle a atravesar y se van a in- confirmando con la parada del corporar a la perpendicular. perpendicular. Consideraciones Si la calle a cruzar es muy amplia o el paso de peatones está trazado en diagonal, se mantendrá la línea de dirección con ayuda del tráfico paralelo y del ralentí de los vehículos parados en la calle que se cruza, manteniendo una equidistancia entre ambas referencias.
  • 593. Capítulo 10. Desplazamiento 593 Calles c/S de entrada Foto 66 En este tipo de intersecciones es frecuente encontrar semáforos con ciclo en ámbar intermitente para los ve- hículos, al mismo tiempo que está verde para el peatón. Claves para el reconocimiento Atención auditiva (análisis) Al tráfico paralelo (en marcha) y al que tras el giro, se torna Los vehículos proceden de la ca- perpendicular y que puede per- lle perpendicular y se introducen manecer parado junto al paso o en la que se quiere atravesar. circular de forma irregular, por tener ciclo intermitente. Consideraciones • El ciclo intermitente —y sobre todo si es continuo (siempre inter- mitente para un carril determinado)— produce mucha inseguridad, porque la circulación es irregular y, aunque el peatón tiene priori- dad, genera dudas, al no poder determinar con exactitud el mejor momento para pasar. • Es recomendable realizar el cruce de seguridad (v. 5.3.2.2. Cruce de seguridad), evitando la zona de giro.
  • 594. 594 Discapacidad visual y autonomía personal Calles c/S de entrada y salida Con carácter general, se tendrán en cuenta las indi- caciones referidas en los dos apartados anteriores. Cuando este tipo de cruces se encuentra en grandes avenidas, puede tener características especiales: • Isletas de seguridad en el centro de la intersec- ción: Se suelen abordar como si fuesen dos cruces independientes, pero, en función de su anchura y de otras circunstancias, se podrán realizar de una sola vez, siempre que se conozcan de antemano. • Bulevares (zonas de paseo) en el centro de la vía: Se suelen realizar como cruces independientes, uno de entrada y otro de salida. • En calles con múltiples carriles, el semáforo pue- de tener elementos añadidos con diferentes ciclos para cada carril en particular. 5.3.4.4. Cruces con características especiales Rotondas y glorietas Los principales inconvenientes son: • La amplitud de los cruces, que dificulta el control auditivo del tráfico. • El elevado ruido ambiental, que enmascara los so- nidos e impide la realización del análisis del tráfico.
  • 595. Capítulo 10. Desplazamiento 595 • La variedad de tipos de rotondas: con pasos de peatones sin o con semáforo; con calles de entra- da, de salida o ambas, que, en este último caso, pueden tener isleta de seguridad en medio. Figura 35. Tipos de rotondas Todo ello, obliga a analizar cada situación en concreto. Cruces irregulares Figura 36
  • 596. 596 Discapacidad visual y autonomía personal No se ajustan a los patrones convencionales, ni por su configuración ni por el número de calles que conflu- yen en el mismo. Los indicadores ambientales, cuando se analiza el tráfico, informarán de que se trata de un cruce de estas características. Son muy complejos, ya que es difícil interpretar los esquemas del tráfico, y esto dificulta la alineación y la toma de decisión para cruzar. Cruces de aceras no alineadas La desviación se percibe al escuchar el tráfico pa- ralelo, por lo que es muy importante prestar mucha atención al mismo y alinearse con él. Figura 37 Se pueden dar dos situaciones al realizar el cruce:
  • 597. Capítulo 10. Desplazamiento 597 • Tras cruzar y abordar la acera se encuentra una pared: Deberá retomar la línea de dirección bus- cando la esquina y escuchando el tráfico paralelo. • No encontrar el bordillo de la acera contraria: Tendrá que desviar su línea de dirección aden- trándose en la calle que cruza, alejándose de la intersección o hacia el lado en el que llevaba la pared. Cruces en chaflán Se encuentran ubicados en las zonas de las ciudades denominadas «ensanches», surgidas a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Las calles responden a un criterio de cuadrícula con cierta anchura, y tienen uno o dos sentidos de circulación. Figura 38
  • 598. 598 Discapacidad visual y autonomía personal La particularidad es que los pasos de peatones están situados en las esquinas de 45º del chaflán. La irregula- ridad del bordillo no permite alinearse y puede dificultar el análisis del tráfico. Cruces en el medio rural Los cruces de estas zonas suelen tener las siguientes características: • Calles sin aceras, lo que complica la localización de la zona de cruce. • Trazado de calles irregular. • Poca señalización vial. • Existencia de carreteras con tráfico de alta velo- cidad. • Escasez de semáforos. Estos motivos complican la realización de los cruces siguiendo los patrones de análisis de tráfico. El especialista valorará la zona y aconsejará garanti- zando siempre la máxima seguridad. Algunas recomen- daciones son: • realizar los cruces en seguridad, • no cruzar en zonas próximas a una curva o cam- bio de rasante,
  • 599. Capítulo 10. Desplazamiento 599 • buscar elementos del entorno que puedan servir para alinearse, • solicitar ayuda del público siempre que sea nece- sario. 6. Transporte público El transporte público es un medio que resuelve eficazmente las necesidades de desplazamiento en distancias cortas, medias y largas. Para utilizarlo, las personas con discapacidad visual deben desa- rrollar destrezas específicas y familiarizarse con la diversidad de diseños y formas de uso, pero, además, los transportes deben disponer de unas medidas de accesibilidad que garanticen la autono- mía, las cuales deben ser beneficiosas para todos los ciudadanos. 6.1. Requisitos previos necesarios para el uso de transporte público El uso del transporte público se integra durante el entrenamiento en zonas de complejidad media, y en esa fase del programa el alumno tiene ya desarrollados los requisitos básicos necesarios, descritos anteriormente para todas las áreas del desplazamiento. Específica- mente, se precisa: • Conocer los conceptos relacionados (andén, mar- quesina, poste de parada, intercambiador, tras- bordo, facturación, dársena) y estar familiarizado con los mismos.
  • 600. 600 Discapacidad visual y autonomía personal • Conocer y manejar los títulos de transporte (bi- lletes, abonos…) y las máquinas expendedoras de los mismos. • Utilizar correctamente los elementos interactivos: interfonos para solicitar ayuda, información, etc. • Reconocer los diferentes elementos específicos facilitadores de accesibilidad, como: ◦◦ Franjas-guía de dirección en el pavimento —de textura y color diferenciados— y franjas señalizadoras en las aceras y al borde de los andenes. ◦◦ Maquetas de estaciones o planos en relieve, así como planos de recorridos de las líneas de metro y autobús. ◦◦ Activación de la información sonora (marque- sinas, máquina expendedora de billetes, etc.). ◦◦ Servicios de asistencia al viajero. ◦◦ Tarjetas taxi. • Recoger información previa sobre la ubicación de la parada en el caso del autobús, y de la disposi- ción de las vías o andenes en el metro o tren. Cuando una persona con discapacidad visual quiere utilizar los medios de transporte, se encuentra con una serie de situaciones que debe resolver, como son:
  • 601. Capítulo 10. Desplazamiento 601 localizar las paradas y los vehículos, así como acceder a los mismos y desplazarse por su interior y exterior (estaciones). Estos aspectos van a tratarse a continua- ción para cada tipo de transporte. 6.2. Taxi Es un medio bastante utilizado por las personas con discapacidad visual para realizar trayectos cortos y también el que menos habilidades personales requiere. 6.2.1. Localización del vehículo • Acudir a paradas establecidas. • Solicitarlo por teléfono: En este caso, si la persona no utiliza bastón blanco, informará de sus dificul- tades visuales para que el conductor lo tenga en cuenta. • Pararlo mientras circula por la calle, bien visua- lizando la luz verde indicadora de que está libre, bien con tarjetas taxi (tarjeta con la palabra «taxi» impresa en tinta reflectante en ambas caras) o con otros códigos convencionales establecidos en algunas localidades (por ejemplo, hacer un trián- gulo con el bastón). • Solicitar ayuda para pararlo. 6.2.2. Acceso Una vez estacionado junto al usuario, este tiene que:
  • 602. 602 Discapacidad visual y autonomía personal • Localizar el taxi visualmente o con el bastón. • Deslizar el dorso de la mano para encontrar el tirador de la puerta. • Orientarse, dejando el ruido del motor a la espal- da y a un lado. • Abrir la puerta. Colocar la mano libre en la parte superior del hueco de esta —para controlar la altura del vehículo— e introducirse en él. • Cerrar la puerta. • Indicar la dirección exacta de destino. • Al llegar, es conveniente preguntar al taxista dón- de ha parado exactamente, y asegurarse de que está cerca de la acera o zona peatonal. 6.3. Autobús 6.3.1. Autobús urbano Es el medio de transporte más común y con mayor número de usuarios en las ciudades que no disponen de metro. 6.3.1.1. Localización de la parada Se encuentran generalmente en zonas sin obstáculos reservadas para ello. Es necesario recoger información previa sobre su ubicación y referencias cercanas.
  • 603. Capítulo 10. Desplazamiento 603 Se pueden identificar: • Localizando la marquesina, poste o banco. • Siguiendo la franja señalizadora. • Comprobando la existencia de público haciendo fila. • Escuchando el sonido del autobús. • Solicitando ayuda. Una vez localizada la parada, la situación de espera es: • Perpendicular al bordillo, al menos dos pasos alejado de este, para no correr el riesgo de gol- pearse con los espejos retrovisores del autobús. Si se utiliza bastón, se sujetará en forma diagonal o en lápiz, de modo que quede visible para el conductor. Foto 67. Situación de espera
  • 604. 604 Discapacidad visual y autonomía personal • En parte delantera de la parada, lugar que ha- bitualmente coincide con la puerta de subida al autobús. Para confirmar el número de línea: • Se utilizará la información visual y/o sonora de la marquesina, en caso de que la parada sea accesible. • Se visualizará el rótulo con el telescopio, en caso de que se le haya recomendado. • Se solicitará ayuda del público. 6.3.1.2. Acceso • Localizar la puerta visualmente y/o por el soni- do de la apertura. • Si al pararse el autobús la puerta no coinci- de justo delante, se colocará en paralelo al vehículo y contactará con el bastón utilizan- do la técnica diagonal para el seguimiento de superficies. Si se considera necesario, se ayudará con la mano (puede cubrirse la mano con un pañuelo de papel, para no mancharse). • Subir con la técnica adecuada (diagonal mo- dificada o sujeción en forma lápiz y subida de escaleras o bordillos), localizando la barandilla lateral para sujetarse.
  • 605. Capítulo 10. Desplazamiento 605 Foto 68. Subida al autobús Ante la posible existencia de obstáculos (coches mal aparcados) que dificulten el acceso, se valorará cómo resolver la situación o la pertinencia de solicitar ayuda. 6.3.1.3. Desplazamiento interior • Abonar el billete con el medio de pago que utilice (dinero, tarjeta de transporte). • Localizar las barras de sujeción en el techo, hori- zontales (suelen dirigir hacia la puerta de salida) o verticales, para desplazarse hasta un lugar seguro en el que permanecer o buscar un asiento.
  • 606. 606 Discapacidad visual y autonomía personal • Para mantener la orientación durante el trayecto, es necesario analizar la información perceptiva (referencias visuales, baches, diferentes pavi- mentos, giros pronunciados, inclinaciones del terreno…) que servirán para saber cuándo se acerca a su destino. • Tras la parada anterior a la de bajada, colocarse junto a la puerta. • Sujeto a la barandilla, esperar la apertura de puer- ta, y localizar visualmente o con el bastón el borde del escalón con las técnicas adecuadas (diagonal modificada y bajada de escaleras o bordillos). • Bajar explorando previamente la acera (en los de suelo bajo) o la calzada, y dirigirse a la acera con las técnicas apropiadas. Consideraciones • Es de gran utilidad visitar las cocheras o estaciones para las primeras prácticas, con el fin de acceder al vehículo parado y explorarlo sin que esté en movi- miento (principalmente con personas con discapa- cidad visual congénita). • Se procurará no caminar por el interior del autobús cuando el vehículo está en movimiento. • Es aconsejable no distraerse durante el trayecto para evitar desorientarse. • Se debe solicitar ayuda cuando el recorrido es des- conocido para el usuario.
  • 607. Capítulo 10. Desplazamiento 607 6.3.2. Autobús interurbano Unen poblaciones más o menos alejadas. En recorridos largos los horarios son fijos, los asientos numerados y se puede comprar el billete con antelación por diferentes sis- temas (Internet, máquinas expendedoras, taquillas, etc.). 6.3.2.1. Localización de la parada Los de largo recorrido pueden requerir la familiariza- ción previa de la estación y la localización de la dársena. En caso de no conocerlas, se solicitará ayuda a atención al viajero o al público. 6.3.2.2. Acceso y desplazamiento interior Una vez en la dársena correspondiente: • El acceso al vehículo y el desplazamiento por el interior se realizan de la forma descrita para el autobús urbano. • Confirmar con el conductor si el autobús es el co- rrecto y buscar el número de asiento asignado, utili- zando el resto visual o con la ayuda de otra persona. Si realiza paradas durante el trayecto, necesitará ayuda para dirigirse a la cafetería, el aseo, etc. 6.4. Metro El ferrocarril metropolitano, denominado «metro», es un medio de transporte masivo que opera en las gran-
  • 608. 608 Discapacidad visual y autonomía personal des ciudades, con tendencia a ampliarse cada vez más. Es muy utilizado por personas con problemas visuales. El metro presenta características comunes y especí- ficas que el alumno debe conocer para poder desplazar- se con seguridad y autonomía. 6.4.1. Localización y acceso Las bocas de metro se encuentran situadas a pie de calle y se pueden identificar por: • Señal vertical elevada con el símbolo del metro. • Panel informativo con plano de la red de metro y las líneas a que se accede. • Franja-guía de dirección. Excepto por este siste- ma, su localización autónoma es difícil, por lo que se requiere información previa de la ubicación, toma de referencias y familiarización. Foto 69. Franja-guía de dirección para acceder al metro
  • 609. Capítulo 10. Desplazamiento 609 Una vez localizada, en el acceso para el desplaza- miento por la estación se tendrá en cuenta: • Tras descender (por las escaleras o ascensor) con las técnicas adecuadas para localizar el andén correspondiente, el alumno debe advertir los pa- sillos y los cruces, y conocer los enlaces con otras líneas. Para ello tiene que: ◦◦ Localizar cambios de dirección, escaleras, etc., para mantener la orientación durante el reco- rrido hasta llegar al andén. ◦◦ Una vez en el andén, detectar la disposición de las vías en paralelo o perpendicular al sentido de la marcha. ◦◦ Caminar por el centro del andén o siguiendo la franja-guía de dirección, hasta situarse en el lugar conveniente, evitando los extremos. En algunos andenes, se señaliza la primera puer- ta (accesible) con una banda perpendicular al sentido de la marcha. ◦◦ Situarse de espaldas a la pared y caminar perpendicularmente hacia el inicio del foso. Si utiliza bastón se desplazará con la técnica de deslizamiento o la de tacto y arrastre. ◦◦ Localizar la textura/color del borde de andén y esperar a una distancia prudencial (puede ser aconsejable dar un paso hacia atrás desde el borde texturizado).
  • 610. 610 Discapacidad visual y autonomía personal ◦◦ Cuando llega el metro, y una vez parado, es- cuchar la apertura de alguna puerta cercana y entrar, o bien girar y caminar paralelo al va- gón —usando la técnica de tres puntos— para notar el hueco de la puerta abierta. ◦◦ Si no es de apertura automática o no se de- tecta sonido de apertura cercano, se colocará en paralelo al vehículo y contactará con el bastón, utilizando la técnica diagonal para el seguimiento de superficies. Si se considera ne- cesario, se ayudará con la mano (cubriéndola con un pañuelo de papel para no mancharse). Foto 70. Seguimiento de superficie
  • 611. Capítulo 10. Desplazamiento 611 • Controlar la posición y la distancia del brazo para no acercarse mucho al borde del andén. Foto 71. Técnica diagonal para detectar la puerta • Una vez detectada la junta o referencia que confirme la presencia de la puerta, girar y cen- trarse delante, realizando un barrido a derecha e izquierda con técnica diagonal modificada, con el fin de explorarla y detectar —a la altura de la em- puñadura, con el dorso de los dedos— el abridor (puede ser una palanca o un botón que hay que pulsar). • Localizar de nuevo con el bastón el borde de andén, aproximarse a él y comprobar el hueco existente entre este y el vagón.
  • 612. 612 Discapacidad visual y autonomía personal • Deslizar el bastón hacia el interior del vagón comprobando que existe suelo —para no confun- dirse con el hueco entre dos vagones— y subir al tren. Consideraciones • Se puede memorizar el recorrido para llegar al an- dén. • Es importante conocer los puntos informativos si- tuados en los andenes y la existencia de los inter- fonos, para poder comunicar con el jefe de estación ante cualquier imprevisto o incidencia. • Tener en cuenta los diferentes tipos de andén: con pared lateral o con vías a ambos lados. Estos últi- mos son más peligrosos, porque se requiere más precisión para controlar el acercamiento al borde —que se tiene que hacer sin la referencia de la pa- red— y para desplazarse en línea recta. • Los trenes tienen un lugar aproximado de parada a lo largo del andén. La búsqueda de una referencia visual o táctil coincidente con las puertas facilita su localización. Esto solo puede utilizarse en andenes conocidos. • No es conveniente acercarse al borde del andén cuando el convoy está entrando en la estación. 6.4.2. Desplazamiento interior • Pasar al interior en técnica diagonal, buscar un punto de sujeción o sentarse.
  • 613. Capítulo 10. Desplazamiento 613 6.4.3. Bajada • Se controlarán las paradas por megafonía o, en su defecto, deberán contarse, confirmando la parada con ayuda —si es necesario— antes de bajar. • Prepararse una parada anterior a la de destino. • Aproximarse a la puerta de salida y localizar la maneta o botón. Abrir la puerta al pararse el tren. • Comprobar con el bastón el hueco entre vagón y anden, confirmar el suelo realizando un arco y salir. • Desplazarse hacia la salida o enlace, en la técnica de uso habitual. Consideraciones • Si el alumno muestra temor o duda al detectar el interior del vagón, sugerirle que se agarre al quicio de la puerta o a la barra de sujeción, si la hay. • Se elegirá la puerta para salir (derecha o izquier- da), en función de la dirección por donde circula y la posición del andén (lateral o central). Si se des- conoce la estación, se deberá preguntar. • Caminar por el lado derecho para circular, siempre que sea posible. • Aminorar la marcha en situaciones de gran afluen- cia de público.
  • 614. 614 Discapacidad visual y autonomía personal 6.5. Ferrocarril Es un elemento fundamental para asegurar la movili- dad entre las grandes ciudades y sus diferentes pobla- ciones. La mayoría de los aspectos y consideraciones señalados para el metro son aplicables a este medio de transporte. Igualmente, antes de realizar un recorrido hay que disponer de información sobre su localización, líneas a utilizar, andenes, salidas, etc., así como fami- liarizarse con su uso. Muy importante es la información (auditiva, visual) que se reciba de la procedencia y destino de los trenes, así como la vía en la que se encuentran. Si se posee resto visual funcional, los telescopios manuales son muy apropiados para leer la información actualizada en paneles y pantallas. Foto 72. Entrada al vagón
  • 615. Capítulo 10. Desplazamiento 615 A diferencia del metro, muchos trenes incorporan en sus vagones escalones fijos, desplegables o flotantes, ligados con la apertura/cierre de puertas, que habrá que conocer y abordar con las técnicas de subida y bajada de escaleras conjugadas con las expuestas en el apartado anterior. Foto 73. Salida del vagón: aproximación a la puerta, localización de los escalones y confirmación del suelo del andén 6.6. Transporte aéreo Los aeropuertos están alejados del centro urbano, por lo que la llegada a la terminal, generalmente, se realiza en transporte público. Los elementos que lo integran son: • Servicios del aeropuerto: puntos de información, mostradores de facturación, zonas de seguridad y aduana, de embarque, de recogida de equipajes, salas de espera, etc.
  • 616. 616 Discapacidad visual y autonomía personal • Servicios comunes: zona de aseos y teléfonos, bares y restaurantes, servicios adicionales, etc. Son espacios muy amplios y con escasas referen- cias, lo que dificulta enormemente el desplazamiento autónomo a una persona con discapacidad visual. Los servicios de ayuda al pasajero, disponibles en algunos aeropuertos, facilitan la realización de los trámites de facturación y acompañamiento hasta el asiento asignado en el avión. En el destino, durante el desembarque y la recogida del equipaje, se presta la misma asistencia. También durante el vuelo se atienden de forma personalizada las necesidades que se presenten. Cuando una persona con problemas de visión viaje sola, puede serle útil: • Informar de su discapacidad en el momento de comprar el billete. Por motivos de seguridad, está limitado el número de personas con mo- vilidad reducida que pueden coincidir en cada vuelo. • Conocer perfectamente las peculiaridades de su equipaje (color, forma, tipo, marca, etc.), por si tiene que describirlo en caso de pérdida. Se acon- seja marcarlo con un distintivo personalizado que facilite su reconocimiento. Esto también puede ser aplicable, algunas veces, a otros transportes mencionados anteriormente (ferroca- rril, autobús interurbano).
  • 617. Capítulo 10. Desplazamiento 617 7. Facilitadores del desplazamiento 7.1. El perro guía El perro guía es un auxiliar de movilidad que propor- ciona autonomía y seguridad en los desplazamientos. Su adiestramiento es un proceso largo, en el que están implicados los instructores de los centros especializa- dos y las familias educadoras, que lo acogen cuando es un cachorro para introducir las pautas básicas de obediencia, las rutinas y las normas de respeto. Durante el adiestramiento, el perro aprende a man- tener la línea recta (fundamental para moverse con seguridad), evitar los obstáculos y señalar las puertas, las escaleras o los bordillos. Las características físicas y psicológicas del perro y del usuario tienen que adaptarse, para que trabajen compenetrados. La velocidad de la marcha, el peso, la altura, las necesidades de movilidad y el tipo de entorno por el que se desplazarán son factores a tener en cuen- ta. El usuario debe mostrar actitudes de constancia, flexibilidad, firmeza, empatía y capacidad de refuerzo, para facilitar al animal el mantenimiento de la capacidad de trabajo durante largo tiempo. El entorno debe ser receptivo hacia el perro, aceptar las pautas de conducta y colaborar en las rutinas. Así mismo, el usuario debe responsabilizarse de su cuidado sanitario, alimentación e higiene y disponer de estrategias para ha- cerlo por sí mismo. La formación que recibe del instructor, que conoce al perro desde cachorro, es fundamental.
  • 618. 618 Discapacidad visual y autonomía personal Muchas personas con baja visión se interesan por utilizar un perro guía. Algunos expertos, como Haneline (1994), apuntan que si la visión sustituye las respon- sabilidades para las que el perro ha sido entrenado, puede interferir con la misión del animal y ocasionar problemas. Es fundamental que el usuario conozca este extremo y que se realice una evaluación ajustada de su funcionalidad visual. La decisión de tener un perro guía como auxiliar de movilidad, debe ser personal y realista, conociendo cuál será su papel en el desplazamiento y no priorizan- do aspectos como la mejora de imagen o la defensa personal, ni pensando que se trata de un animal de compañía. Además, se requiere que cumpla una serie de requisitos: • Habilidades físicas para manejar y controlar la velocidad y las posibles distracciones del perro. • Capacidad de orientación y representación mental del espacio. • Habilidades auditivas para anticipar situaciones, localizar y analizar el tráfico y dar al perro la orden para cruzar una calle. • Mantenimiento del equilibrio en los desplazamientos. El papel del especialista en rehabilitación para usua- rios de perro guía, se centra en la familiarización en rutas o espacios desconocidos, ya que la seguridad en la movilidad la aporta el perro como auxiliar.
  • 619. Capítulo 10. Desplazamiento 619 En la mayoría de los países, el acceso de perros guía a lugares y espacios de uso público es un derecho. 7.2. Productos de apoyo electrónicos para la orientación Utilizan la tecnología electrónica para acceder a in- formación relevante del entorno. Son instrumentos que complementan las habilidades personales de orienta- ción y movilidad, pero no pueden sustituirlas. Su función consiste en detectar y localizar objetos, proporcionando información que permite determinar la distancia, la dirección, la dimensión y la altura de los mismos. Generalmente, se llevan en la mano, colga- dos al pecho, adosados al bastón o por el interior de este. Transmiten la información de forma auditiva (con intensidades y tonos diferentes) o táctil (cambios de frecuencia o intensidades de vibración), y utilizan para ello ondas ultrasónicas o luminosas de tipo láser. Ayudan a la orientación y dan información sobre el posicionamiento de la persona, la localización de refe- rencias y objetivos, las direcciones a seguir y la imagen espacial de un entorno. Su principal modo de transmi- sión es verbal. Abarcan desde ayudas sencillas (brújula parlante) hasta sistemas de guía por satélite, como el gps (Global Positioning System: sistema de posiciona- miento global), que se van simplificando en aparataje y ampliando en posibilidades. Otros dispositivos con muchas posibilidades de aplicación para localizar espa- cios y objetivos y proporcionar descripciones espaciales son los que reciben señales a través de un receptor de
  • 620. 620 Discapacidad visual y autonomía personal infrarrojos, las cuales se transforman en un mensaje verbal. La telefonía móvil constituye también una ayuda puntual a la orientación, porque permite acceder a in- formación sobre rutas, lugares de interés y medios de transporte, además de proporcionar seguridad en situa- ciones de emergencia. Se pueden incorporar servicios de localización o posicionamiento del usuario (útil para personas con problemas de orientación o memoria), funcionar como instrumento transmisor de sistema gps (transportado desde Internet) o como receptor-emisor de sistema de lectura de códigos (incorporando cámara digital y programa de voz). Las ayudas para la visión nocturna utilizan principal- mente la tecnología de la luz infrarroja, y suelen consistir en una cámara de dicha luz montada sobre unas gafas y que envía la señal de vídeo a unas pantallas situadas en la montura, donde se ven las imágenes generadas por la cámara. Otras muchas ayudas se encuentran todavía en fase de estudio y experimentación, como las que utilizan tecnologías de realidad virtual o las que pretenden la recuperación de la visión en el cerebro por medio de la implantación de un terminal externo. En conclusión, se ha abierto un campo de investiga- ción importante, pero la realidad es que los usuarios son todavía un número muy reducido. Muchas de estas ayudas tienen un diseño complejo que dificulta su trans- porte y utilización. Además, son caras, y todavía poco
  • 621. Capítulo 10. Desplazamiento 621 precisas en algunas situaciones (zonas concurridas, condiciones climatológicas adversas, etc.). No obstante, es necesario considerar que la información derivada de esta tecnología solo es útil cuando se integra con el conocimiento que la persona tiene de su entorno inme- diato (Guth, Rieser y Ashmead, 2010). El uso de una ayuda electrónica no es imprescindible si la persona es independiente, pero puede complementar y ampliar las posibilidades de autonomía y seguridad. Referencias bibliográficas Basterrechea, M. P., y Matey, M. A. (1996). Los programas de re- habilitación visual en el ámbito de la rehabilitación básica. En: Actas del Congreso Estatal sobre prestación de servicios para personas ciegas y deficientes visuales: Área de Acción Social y Autonomía Personal, Madrid, septiembre de 1994 (v: 103-107). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Berube, L. (1991). Terminologie de neuropsychologie et de neu- rologie du comportement. Montreal: Éditions de la Chenelière. Blanco, L. (2006). Elaboración de planos en papel de microcáp- sulas: planos de Internet modificados con Microsoft Word®. Integración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 48, 25-37. Geruschat, d. r., y sMith, a. J. (2010). Low vision for orientation and mobility. En: W. r. Wiener, r. l. Welsh, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (i: 63- 83). Nueva York: American Foundation for the Blind. Guth, d. a., r ieser, J. J., y a shMead, d. h. (2010). Perceiving to move and moving to perceive: control of locomotion by students with vision loss. En: W. r. Wiener, r. l. Welsh, y
  • 622. 622 Discapacidad visual y autonomía personal B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (i: 3-44). Nueva York: American Foundation for the Blind. Haneline, R. L. (1994). Orientation of guide dog users to new environments. Rochester: Leader Dogs for the Blind. Hill, E. W., y Ponder, P. (1976). Orientation and mobility tech- niques: a guide for the practitioner. Nueva York: American Foundation for the Blind. Huertas, J. A., Ochaíta, E.,y Espinosa, M. A. (1993). Movilidad y conocimiento espacial en ausencia de la visión. En: A. Rosa, y E. Ochaíta (comps.), Psicología de la ceguera (203-262). Ma- drid: Alianza. Jansson, G. (2000). Spatial orientation and mobility of people with vision impairments. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse handbook of vision impairment and vision rehabilitation (i: 359-375). Nueva York: Oxford University Press. L aGrow, S. (2010). Improving perception for orientation and mo- bility. En: W. R. Wiener, R. L. Welsh, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (ii: 3-26). Nueva York: American Foundation for the Blind. L aGrow, S. J., y Weessies, M. (1994). Orientation and mobility: techniques for independence. Palmerston North (Nueva Zelan- da): Dunmore Press. Lillo, J. (1992). Gráficos tangibles y orientación en el invidente. Psicothema, 4(2), 429-444. Long, R. G., yHill, E. W. (1997). Establishing and maintaining orientation and mobility. En: B. B. Blasch, W. R. Wiener, y R. L. Welsh (eds.), Foundations of orientation and mobility, 2.ª ed. (39-59). Nueva York: American Foundation for the Blind.
  • 623. Capítulo 10. Desplazamiento 623 Martín, P. (coord.) (2003). Accesibilidad para personas con cegue- ra y deficiencia visual. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Millar, S. (1994). Understanding and representing space: theory and evidence from studies with blind and sighted children. Oxford: Oxford University Press. [Ed. en español: La compren- sión y la representación del espacio: teoría y evidencia a partir de estudios con niños ciegos y videntes. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles, 1997.] Rieser, J. J., Guth, D., y Hill, E. W. (1986). Sensitivity to pers- pective structure while walking without vision. Perception, 15, 173-178. Tolman, E. C. (1948). Cognitive maps in rats and men. The Psycho- logical Review, 55(4), 189-208.
  • 625. CUARTA PARTE. POBLACIÓN INFANTIL Y PERSONAS CON SORDOCEGUERA
  • 627. Cuarta parte. Población infantil y personas con sordoceguera Existen determinados grupos de población que presentan unas características y, por tanto, unas necesidades específicas que deben tenerse en cuenta en los programas de rehabilitación, a la hora de programar los objetivos y llevar a cabo las actividades para su consecución. Pueden darse dos situaciones bien diferenciadas: por un lado, la relacionada con el momento evolutivo del ciclo vital de la persona —niños, adolescentes y ancia- nos— y, por otro, la presencia de otras deficiencias concurrentes con la visual. La once dispone de servicios de atención que dan respuesta a las necesidades de estas per- sonas y que, en muchos casos, son un comple- mento imprescindible para que los logros de la rehabilitación se produzcan y se mantengan en el tiempo.
  • 628. 628 Discapacidad visual y autonomía personal La última parte de este manual reúne dos capítu- los cuyas autoras se centran en los aspectos espe- cíficos de la intervención con niños y adolescentes, por un lado, y con personas con sordoceguera por otro. Dentro del engranaje de los servicios educativos de la institución, cuyo objetivo fundamental es favorecer la plena inclusión escolar y social de los alumnos con discapacidad visual, la autonomía se encaja como una pieza más en el proceso de desarrollo del niño. Teniendo en cuenta que la mayoría de los escolares reciben su educación en los colegios ordinarios de su pueblo, barrio o ciudad, la atención se realiza en estos ámbitos próximos, abarcando la intervención también a los entornos familiar y escolar. La adquisición de hábitos es primordial en los pri- meros años, pues es cuando se realizan la mayoría de los aprendizajes para la vida adulta. En el capí- tulo 11 se profundiza en los aspectos específicos de la rehabilitación de los niños, generalmente se trata de «habilitaciones», porque todavía no hay una ex- periencia previa en la realización de las actividades. Se abordan exhaustivamente las implicaciones que la falta de visión tiene en la autonomía de los escolares, sus necesidades concretas, los criterios de interven- ción y las modalidades de atención. Siendo un grupo tan amplio de población, y teniendo en cuenta que la rehabilitación de los niños debe formar parte de su currículo educativo, la autora del capítulo plantea es- tos aspectos específicos relacionándolos con la etapa educativa.
  • 629. Cuarta parte. Población infantil y personas con sordoceguera 629 Como ya se expresó en el capítulo 2, muchas perso- nas presentan deficiencias concurrentes a la visual, que exigen una adaptación de los objetivos, actividades y recursos utilizados, siempre con la pretensión de que, a pesar de sus dificultades, puedan conseguir el mayor grado de autonomía posible. La sordoceguera es una de estas discapacidades, en la que se combinan dos deficiencias sensoriales (visual y auditiva) que se manifiestan en mayor o menor grado, generando problemas de comunicación únicos y necesi- dades especiales derivadas de la dificultad para percibir de manera global, conocer y, por tanto, interesarse y desenvolverse en su entorno. Como consecuencia de la incomunicación y de la desconexión con el mundo, las personas con sordoceguera presentan dificultades en el acceso a la información, a la educación, a la ca- pacitación profesional, al trabajo, a la vida social y a las actividades culturales. Consciente de estas dificultades, la once reconoce a aquellas personas que presentan, además de la visual, una deficiencia auditiva asociada que cumple una serie de requisitos auditivos, y son considerados, por tanto, «afiliados con sordoceguera» (recordemos que para afiliarse a la institución deben cumplirse los requisitos visuales que establecen sus estatutos, enunciados en el capítulo 2). La condición de afiliado con sordoce- guera ha de estimarse considerando conjuntamente un criterio cuantitativo y otro cualitativo o funcional. Dicha consideración bilateral es imprescindible y de- terminante, pues se fundamenta en la propia defini- ción de sordoceguera, establecida de acuerdo con la
  • 630. 630 Discapacidad visual y autonomía personal tendencia y las normativas española e internacional al respecto. La respuesta de la institución también ha quedado patente con los servicios especializados para atender a esta población sordociega. El capítulo 12 resume la experiencia adquirida en el ámbito de la rehabilitación, desarrollando exhaustivamente, en primer lugar, las clasificaciones de sordoceguera, y también todas las particularidades de la rehabilitación, haciendo hincapié en algo tan relevante como la comunicación durante el proceso. En los anexos se amplía la información rela- cionada con la clasificación de la deficiencia auditiva, así como con las variables que determinan las carac- terísticas de cada persona sordociega y la clasificación de la población, según sea la sordoceguera congénita o adquirida, o dependiendo de los niveles de funciona- miento. Aunque solo se ha desarrollado extensamente la problemática de estos dos grupos específicos, también otros requieren un abordaje especial. Un ejemplo son las personas mayores, quienes, como ya se ha dicho en diferentes puntos de este manual, representan un alto porcentaje de los usuarios que se atienden en los servicios de rehabilitación. Este aumento progresivo e imparable de la población mayor ha comprometido a los profesionales a adaptar los programas a sus nece- sidades concretas, y prueba de esta experiencia es el monográfico de la revista Integración sobre “Envejeci- miento y discapacidad visual” (55, 2008), en el que se trata exhaustivamente la problemática de estas perso- nas desde distintas perspectivas. Muchas son las cir-
  • 631. Cuarta parte. Población infantil y personas con sordoceguera 631 cunstancias que concurren en este grupo de población, y muy largo es el camino que queda por recorrer en el ámbito de la atención cuando tienen una discapacidad visual. Especial mención merecen también los colectivos con deficiencias asociadas diferentes de las auditivas: retrasos del desarrollo y retraso mental, físicas, tras- tornos del espectro autista, etc. Su problemática y necesidades son muy heterogéneas y, en la mayoría de las ocasiones, la intervención de los especialistas en rehabilitación consiste en asesorar y orientar a los centros especializados en los que son atendidos sobre los aspectos diferenciales que confiere la deficiencia visual y sus implicaciones en el desarrollo global de los sujetos.
  • 633. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes Son varios los aspectos que diferencian el trabajo en rehabilitación con adultos del que se realiza con niños y adolescentes con discapacidad visual. Estos últimos adquieren progresivamente una serie de habilidades que, al integrarse en las actividades co- tidianas, permiten conseguir el nivel de autonomía ade- cuado a su edad. Se trata de una habilitación, concepto sustancialmente distinto al de rehabilitación, definidos ambos en el capítulo 3. No obstante, para establecer un lenguaje homogéneo con el resto del manual, a lo largo de este capítulo se hablará de rehabilitación, a pesar de referirse a niños y adolescentes. Los programas de autonomía para los menores de- ben integrarse en el marco de su desarrollo madurativo —motor, cognitivo, etc.— y de la etapa escolar en la que se encuentren. Según Fazzi y Naimy (2010), no se pue- de enseñar una habilidad sin haber alcanzado el nivel
  • 634. 634 Discapacidad visual y autonomía personal de desarrollo para aprenderla, y citan como ejemplo la imposibilidad de comprender los puntos cardinales si no se ha integrado la lateralidad (izquierda-derecha). Son programas más largos que los de los adultos y pueden iniciarse desde los primeros meses de vida. Las habilidades a incorporar se aprenden en el transcurso de mucho tiempo y requieren práctica continuada. Cada periodo supone nuevas necesidades e intereses a los que atender, acordes a su maduración personal. Como cualquier aprendizaje que afecte al niño, la familia y la escuela son pilares fundamentales para instaurar los hábitos de autonomía, sobre todo en los primeros años. Por eso, la coordinación con las personas significativas y cercanas, prioritariamente los padres y el tutor de aula, tiene mayor relevancia que en el caso de los adultos. Al referirnos a niños y adolescentes incluimos a los que se encuentran en edad escolar, entre 3 y 18 años. En edades inferiores, la intervención directa en el área de autonomía es responsabilidad de los profesionales del Servicio de Atención Temprana, que intervienen incidiendo sobre todas las áreas de su desarrollo y, especialmente, en el cuidado y atención a sus padres. El papel del especialista en autonomía se centra en la evaluación funcional y en la propuesta de objetivos, ac- tividades, metodología de intervención etc., siempre en coordinación con ellos. Se buscará que el niño consiga unas condiciones madurativas que permitan su incorpo- ración a la escuela, que, según Martín (1999), se pueden resumir en haber alcanzado la noción de «permanencia»
  • 635. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 635 —concretamente, de la figura de apego—, ser capaz de desplazarse intencionalmente, tener un cierto desarrollo manipulativo y efectuar demandas mediante el lenguaje. Para tratar este tema se han agrupado las necesi- dades de la población infantil en tres etapas: primeros años escolares (3-6 años), nivel primario (7-12 años) y nivel secundario y superior (13-15 años y 16-18 años), y se ha planteado una propuesta de intervención dirigida a los ámbitos familiar y escolar. Se ha hecho especial incidencia en las primeras etapas educativas porque son fundamentales para incorporar las bases de los aprendizajes para la autonomía. Es cuando la intervención difiere más de la que se realiza con adultos. En cambio, en la adolescencia, aunque es un momento muy crítico en el desarrollo socio-afectivo, la actuación profesional es más similar a la presentada en este manual. No se profundiza en los procedimientos para realizar las actividades por considerar que ya están especificados en el libro, pero sí en las modalidades de intervención para incidir en el entorno del niño e instaurar los hábitos que faciliten su crecimiento personal e integración social. 1. Implicaciones y necesidades derivadas de la discapacidad visual para la adquisición de habilidades para la autonomía La información que se recibe del medio, lleno de claves visuales, es cualitativa y cuantitativamente más
  • 636. 636 Discapacidad visual y autonomía personal pobre cuando se padece discapacidad visual. Se deben utilizar las percepciones háptico-táctiles y auditivas para llevar a cabo los aprendizajes. Desde el punto de vista del proceso de enseñanza-aprendizaje, existe una gran diferencia entre percibir a través de la vía visual o del resto de los sentidos, porque: • En el procesamiento de los datos recibidos a tra- vés del sistema háptico-táctil concurren diferen- tes áreas del sistema nervioso, ya que participan componentes táctiles, cinéstesicos y motores. Esto implica que la información no llegue tan di- rectamente como la visual. • La visión tiene entradas sensoriales directas y a distancia. Los ojos se estimulan por el solo he- cho de estar abiertos y reciben información de manera inconsciente. Las manos, como órgano táctil, tienen que ser estimuladas y activadas in- tencionalmente. Además, su campo de acción se restringe al espacio comprendido entre los brazos y la punta de los dedos. El conocimiento inmedia- to del medio queda reducido —cuando existe una discapacidad visual— a lo que se puede alcanzar con las manos, denominado por Lowenfeld (1980) «horizonte táctil», o a lo que permite la capaci- dad visual (Núñez, 1999). Sin embargo, aunque la mano sea el principal órgano de exploración háptica, los pies juegan un importante papel como sensores hápticos, ya que pueden detectar información sobre el estado del terreno en el que se camina, su inclinación, así como el material y su dureza (Jansson, 2008).
  • 637. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 637 • La percepción táctil presenta limitaciones causa- das por la necesidad de establecer contacto directo con el objeto observado (Lowenfeld, 1948; 1980). Puede presentarse falta de perspectiva global, percepción fragmentada de las situaciones reales y dificultad para percibir realidades dinámicas. El conocimiento de elementos de la naturaleza —como el sol, la luna o las nubes—, el contacto directo con elementos de gran tamaño —monta- ñas, edificios, etc.— o con objetos en movimiento, frágiles —pompas de jabón— o demasiado peque- ños —hormigas—, resulta imposible. • Visualmente, se obtiene con rapidez la imagen total e inmediata de un objeto. La percepción háptica obliga a realizar un proceso secuenciado de diferenciación e integración perceptiva del ob- jeto como un todo (percepción global de la visión frente a la analítica del tacto). El niño necesita un periodo de exposición estimular suficientemente largo para realizar ese proceso (manos pequeñas y atención limitada) (Núñez, 1999). • Por otra parte, la reducción de agudeza y/o de campo visual determinan igualmente una percep- ción fragmentada de objetos y situaciones. • El procesamiento de la información que reali- zan las personas ciegas (háptico y auditivo) es esencial. Mientras que los datos visuales son recibidos y procesados en paralelo (Fleming, Ball, Collins y Ormerod, 2004), el procesamien- to del sonido y del tacto se realiza en serie, por
  • 638. 638 Discapacidad visual y autonomía personal lo que es más lento y más propenso al error (Aleman, Van Lee, Mantione, Verkoijen y De Haan, 2001). • Hay experiencias (color, trayectoria de un objeto en movimiento, perspectiva…) que solo pueden adquirirse mediante la visión. Como consecuencia, los niños con discapacidad vi- sual necesitan realizar actividades encaminadas a de- sarrollar los sistemas perceptivos, fundamentalmente en las etapas de educación Infantil y Primaria, siendo muy importante que verbalicen las experiencias y aprendizajes en los que estén participando. Será prioritario estimular el tacto y el oído, así como dar sentido a sus percepciones, desarrollar la coordinación de manos, la fuerza y la prensión digital e incentivar los desplazamientos para favorecer la exploración del espacio próximo. Si existe resto de visión, se potenciará su uso con programas de es- timulación visual o con productos de apoyo ópticos y recursos técnicos, y se ayudará a interpretar las percepciones recibidas a través de otros sentidos di- ferentes al visual, para conseguir mayor información ambiental. En el caso de los niños sin problemas visuales, aprender conceptos y habilidades son procesos naturales que no precisan intervenciones especifi- cas, no así en los que sí los tienen, que requieren programaciones intencionadas y secuenciadas para conseguirlo.
  • 639. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 639 Según diferentes investigaciones, se ha evidenciado en personas ciegas tanto la capacidad de aprendizaje de las relaciones espaciales directamente experi- mentadas como aquellas otras que son susceptibles de inferirse lógicamente (Rieser, Guth y Hill, 1982; 1986), y que las propiedades métricas del espacio pueden ser apreciadas por los niños ciegos en edad temprana, lo que apoya la tesis de que la visión no juega un rol esencial en el desarrollo temprano del conocimiento de tales propiedades (Landau, Gleitman y Spelke, 1981). Pero en la práctica diaria nos encontramos con chi- cos con dificultades para la representación mental del espacio y, por tanto, para orientarse, pudiendo verse afectada su movilidad y su relación con el entorno. Lewis, Collins, Nock, Burns y Twiselton (2004) proba- ron que algunos niños desarrollaban a edad temprana una comprensión del espacio en términos euclidianos y otros no. Para explicar estas diferencias, los mismos autores examinaron en un nuevo estudio otros facto- res: capacidad verbal y no verbal, y movilidad, entre otros. Puede repercutir también de forma negativa en la movilidad el miedo ante los obstáculos y los cambios de nivel, así como la imposibilidad de anticipar las varia- ciones del medio (por ejemplo, una disposición distinta del mobiliario en el vestíbulo del centro escolar con mo- tivo de una exposición de trabajos). Todo esto genera sentimientos de inseguridad e impotencia, y conduce a manifestar actitudes de pasividad y bloqueo ante los desplazamientos autónomos.
  • 640. 640 Discapacidad visual y autonomía personal Es fundamental trabajar en etapas tempranas, tanto en el hogar como en la escuela, los siguientes objetivos: • Favorecer la experimentación y la deambulación en el espacio. • Experimentar actividades con el cuerpo. • Entrenar las técnicas específicas de orientación y movilidad. • Proporcionar referencias concretas de la situación de objetos y personas. • Mantener un orden fijo y avisar si se producen cambios. • Estudiar los problemas inherentes a la estructu- ra del entorno (centro escolar, aulas, etc.) para adaptarlos. En la primera infancia los niños con visión centran su actividad en acciones que requieren la imitación visual. Esta es fundamental en la mayoría de aprendizajes relacionados con las relaciones interpersonales y los hábitos de autonomía que se adquieren de manera casi espontánea. Esto es una desventaja para los niños con discapacidad visual, que puede derivar en una dificultad para interiorizar hábitos de autonomía y sociales. Cuando la discapacidad visual es total, es necesario utilizar en los aprendizajes técnicas no visuales con intencionalidad con- creta, tanto del educador como del alumno. Es un proceso de adquisición más lento, por lo que será necesario:
  • 641. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 641 • Entrenar hábitos de autonomía, verbalizando con pautas claras los pasos a seguir y estableciendo rutinas fijas. • Favorecer el orden en los elementos que debe manejar. • Entrenarle en técnicas específicas de habilidades de la vida diaria. • Permitirle tocar el modelo a imitar, verbalizando simultáneamente las posturas y los gestos más habituales. • Propiciar las actividades que conlleven expresión corporal, como el baile, el deporte o el teatro. • Favorecer el desarrollo de las habilidades so- ciales. 2. Evaluación En el capítulo 4 se analizan los aspectos más re- levantes de la evaluación: recogida de información, metodología, aspectos a evaluar, etc. En este punto se determinan las consideraciones a tener en cuenta con la población infantil. 2.1. Objetivo y procedimiento El objetivo será recoger los datos más significativos para conocer sus competencias —identificando capaci- dades y carencias— y poder establecer un punto de
  • 642. 642 Discapacidad visual y autonomía personal partida y tomar las decisiones oportunas para la inter- vención educativa. En el procedimiento de evaluación y, posteriormente, en el diseño del programa, se tendrán en cuenta los datos recogidos mediante dos vías: • la información del contexto escolar y familiar, y • la evaluación funcional, realizada por el espe- cialista o cualquier otro profesional, que aporte datos observados sobre aspectos del desarrollo del alumno. La familia debe proporcionar referencias concretas sobre las actividades que realiza en ese momento el niño, las dificultades que encuentra, etc. Es importan- te que señalen cuáles son las que creen que debería desempeñar, para ajustar las necesidades y las expec- tativas que manifiesta la familia (a veces muy altas y otras muy limitadas, debido a la sobreprotección) con las posibilidades de aprendizaje y de desarrollo madu- rativo del niño, y poder así establecer los objetivos del programa. Inventarios de actividades —como el cals (Inventario de Destrezas Adaptativas) o los elaborados por el propio profesional— pueden facilitar esta recogida de informa- ción. Se incluirán actividades de higiene, vestido, hogar, movilidad, uso de la visión, etc. La información de los profesionales (del centro escolar, especialmente del profesor-tutor y del Equi-
  • 643. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 643 po Específico de Atención Educativa a Personas con Ceguera o Deficiencia Visual) deberá incluir aspectos como capacidades, necesidades, motivación, entorno social, etc., así como las dificultades derivadas de su problema visual en el aula y en el centro: localizar escaleras, leer con buena velocidad los mismos tex- tos que sus compañeros, acercarse mucho al texto, caligrafía adecuada, necesidad de ver mapas, diccio- narios, ver la pizarra, inseguridad en el patio, pararse al salir al exterior, etc. Con la evaluación funcional, se pretende conocer: • Las actividades y desplazamientos que realiza de manera autónoma. • El grado de eficacia en la ejecución de esas tareas. • Si tiene adquiridas las habilidades necesarias para realizarlas. • Actividades y desplazamientos en los que necesita ayuda y que debería ser capaz de hacer indepen- dientemente. • Si utiliza correctamente las ayudas materiales y en las tareas para las que se le recomenda- ron. La evaluación debe aplicarse a las actividades que realiza tanto en el entorno escolar como en el medio familiar, ya que puede ser autónomo en la escuela para una tarea y no serlo en casa.
  • 644. 644 Discapacidad visual y autonomía personal Existen múltiples protocolos o cuestionarios que eva- lúan por observación el conjunto de habilidades que son necesarias para la autonomía. La mayoría se encuen- tran dentro de guías con intervenciones secuenciadas. Entre ellas, podemos citar la Guía curricular para el de- sarrollo corporal y sensorial de los deficientes visuales (Guía Illinois), el Proyecto omni, el Proyecto Oregón, etc. Otro tipo de pruebas evalúan habilidades concretas: Test de Hill de rendimiento sobre conceptos posiciona- les seleccionados, Test de Piaget sobre conocimiento de izquierda-derecha, Imagen corporal del niño ciego (Cratty y Sams), Escala Kephart, etc. En el caso de mantener resto visual, habrá que cuantificar la pérdida del mismo y valorar su rendi- miento mediante pruebas oftalmológicas, ópticas y de funcionamiento. En la once esto se realiza dentro de los Servicios de Rehabilitación. Si, además, presenta disca- pacidades concurrentes, la evaluación debe llevarse a cabo en la escuela, entorno más conocido en el que se mostrará más tranquilo y natural. La valoración funcional de la visión debe ser exhaus- tiva, pues de ella dependerá la intervención educativa concreta y los recursos a utilizar. Sin duda, una de las principales decisiones —a tenor del diagnóstico, el pronóstico y la capacidad visual— es la determinación del código lectoescritor para los apren- dizajes (braille o caracteres visuales), incluyendo la po- sibilidad de otros sistemas alternativos (sonoros…), en el caso de que la visión no permita autonomía suficiente en las técnicas instrumentales básicas necesarias.
  • 645. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 645 Es importante valorar la posibilidad de acceder a la información escrita en la pizarra y el uso de las nuevas tecnologías. En definitiva, la evaluación del resto visual debe constatar la posibilidad de utilizar este sentido para adquirir el nivel de competencia educativa requerido en cada etapa. 2.2. Valoración cuantitativa de la visión En el capítulo 2 se han tratado ya las funciones visuales (agudeza visual, campo visual, sensibilidad al contraste). La visión del niño no es igual a la del adul- to, y su progresión, según Yangüela y Gili (2004), es aproximadamente la siguiente: • 1 mes: 5 % de la visión del adulto. • 2-4 meses: 20 % de la visión del adulto. • 1 año: 30-40 % de la visión del adulto. • 3-4 años (incluso más tarde): 80-100 % de la visión del adulto. Determinar el grado de pérdida visual de un niño es una tarea compleja, pues requiere pruebas de medida específicas y su colaboración, con la que no siempre se puede contar, sobre todo si son muy pequeños o presentan otras deficiencias concurrentes a la visual. En los diferentes trabajos que ha publicado, la doctora Lea Hyvärinen indica que el oftalmólogo que realiza las
  • 646. 646 Discapacidad visual y autonomía personal pruebas tiene en la observación de la conducta general del niño un recurso muy importante, y que no pueden pasarle desapercibidas sus posturas, el tipo de mirada y la comunicación visual que establece. También debe ayudar al niño a que le proporcione la información, fo- mentando que utilice el método que necesite (denomi- naciones particulares a los dibujos presentados, señalar con el dedo, etc.). En muchas ocasiones, es necesaria la ayuda de per- sonas cercanas (padres, profesor, etc.) para que el niño comprenda lo que se le pide. En la interpretación de las respuestas, pueden igualmente participar diferentes profesionales (oftalmólogo, especialista en autonomía, etc.). Los parámetros que el oftalmólogo evalúa y que el especialista en rehabilitación necesita para poder reali- zar la evaluación funcional de la visión son, entre otros, los que se detallan a continuación. La agudeza visual de lejos es el primer parámetro que determina el grado de pérdida visual. Se realiza con pruebas adaptadas en función de la edad, el grado de colaboración y la capacidad de respuesta: • Bebés a partir del mes de vida o niños con de- ficiencias concurrentes: Raquetas con franjas alternas blancas y negras, cuyo grosor disminu- ye en cada una de las raquetas, y que, al ser presentadas alternativamente junto a otra de color gris, se observa si llaman la atención del niño.
  • 647. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 647 Foto 74. Test LEA Gratings • Niños a partir de 2-3 años de edad mental: Test de dibujos (Pigassou, Lea Hyvärinen…). • Niños a partir de 5-6 años: Pruebas de números (se identifican antes que las letras) o test de letras. El campo visual. Para conocer exactamente el cam- po visual (prueba que se realiza con un campímetro) se necesita la colaboración del alumno. Si esto no es posible, puede explorarse con una linterna o por con- frontación. Sensibilidad al contraste. La capacidad de dife- renciar fondo y forma es fundamental para saber las posibilidades de acceso a los textos escolares (cada vez son más frecuentes los enmarcados con fondos de colores —rosa, amarillo— que disminuyen el contraste, y también el uso de textos fotocopiados). Conociendo
  • 648. 648 Discapacidad visual y autonomía personal los problemas de sensibilidad al contraste, podremos prever también la influencia de esta en la movilidad por el centro escolar o en exteriores. Algunos test que puede utilizar el oftalmólogo para medir la sensibilidad al contraste son el Hiding Heidi o el lh, ambos creados por la doctora Lea Hyvärinen. Visión cromática. En las primeras etapas escolares, el color juega un papel relevante. Si existen problemas para su percepción, habrá que buscar alternativas, marcando las pinturas con dibujos que hagan referen- cia a cada color —un sol para el amarillo, una nube para el azul, etc.—, y utilizando símbolos en vez de colores cuando se quieran identificar los objetos de cada com- pañero de clase. Los test más utilizados en la consulta de oftalmología son el Ishihara y el Farnsworth. Además, el especialista necesita conocer la sensi- bilidad a la luz del alumno. Los chicos ya mayores podrán expresar sus problemas de deslumbramiento, de tiempo excesivo de adaptación a los cambios, etc. Por el contrario, en los niños de corta edad hay que observar sus conductas visuales y motoras cuando salen de o entran a casa o la escuela, sobre todo si sufren patologías visuales que impiden el control del deslumbramiento (aniridia, albinismo, distrofia de co- nos…). Son indicadores de problemas los guiños, cerrar los ojos, caminar más inseguro, quedarse parado, etc. 2.3. Valoración funcional de la visión Para establecer el grado de funcionalidad visual no es suficiente con conocer la medida de la agudeza y
  • 649. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 649 del campo visual. Aun teniendo cuantitativamente los mismos valores, el desarrollo perceptivo puede ser dife- rente. Este depende de variables como las experiencias previas, el interés por los aprendizajes, la motivación e, incluso, de la autoestima, así como de factores cog- nitivos y ambientales (nivel de iluminación, información adicional en el entorno físico…). Por eso, es importante conocer, sobre todo en niños de entre 0 y 8 años, la eficacia visual. Interesa saber: objetos, colores y personas a los que presta atención visual, el nivel de desarrollo de las habi- lidades visuales básicas y de las perceptivas (v. capítulo 5), la coordinación ojo-mano, las distancias de visión, la iluminación con la que se encuentra más cómodo, etc. Existen cuestionarios de observación de conductas visuales que pueden utilizarse solos o junto con pruebas baremadas específicas para la población con discapaci- dad visual: • Planilla de Observación de Conductas Visuales de la doctora Barraga (1980). Sirve para registrar las conductas y actitudes que manifiesta, tanto en interiores como en exteriores. • Informe-Observación del Proyecto Ivey, de mejo- ra de la eficiencia visual (de Smith y Cote, 1983). Diseñado como ayuda de observación para los educadores de niños con múltiples discapacida- des. Consta de tres partes, en las que se pretende reflejar los comportamientos relacionados con el movimiento, los sensoriales y posturales.
  • 650. 650 Discapacidad visual y autonomía personal • Procedimiento de Valoración Diagnóstica (pvd), de la doctora Barraga. Forma parte del programa para «Desarrollar la Eficiencia en el Funciona- miento Visual». Es un instrumento clínico para obtener información específica del nivel de fun- cionamiento: determina la edad visual del niño y permite planificar el programa de estimulación in- dividualizado. Está formado por 40 ítems relativos a una serie de tareas visuales, como reaccionar ante un estímulo, discriminar objetos por colores, identificar forma y detalle en objetos, dibujos de objetos, personas y acciones, relacionar partes con el todo, identificar y reproducir figuras abs- tractas y símbolos, etc. • vap-cap, siglas de Visual Assessment and Pro- gramming (Evaluación visual y programación) y Capacity, Attention y Processing (Capacidad, atención y procesamiento). Desarrollado en Australia por Dixie C. Blanksby (1992-1994) para ser usado por maestros que trabajaban con bebés y niños en edad preescolar. El método incluye dos niveles de evaluación: el primero —para niños de 0 a 3 años— mide niveles muy básicos de atención visual, y el segundo —de 3 a 6 años— valora aspectos perceptivos. • Programa Mira y Piensa (M. Tobin y E. Chapman, 1979): Contiene una Lista de Control con un in- ventario de las conductas visuales que debería dominar un niño de entre 5 y 11 años (coincide con la etapa de la educación Primaria). Consta de 18 unidades que abarcan aspectos perceptivos:
  • 651. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 651 objetos, forma, movimiento y color, coordinación ojo-mano... Las conductas observadas se trasla- dan a un perfil de desarrollo visual que identifica la fase en que se encuentra el rendimiento visual: desarrollado, parcialmente desarrollado o infrade- sarrollado. • Programas de ordenador, que aunque no disponen de un procedimiento de evaluación en sí, permiten, a través de la observación, comprobar el nivel de desarrollo de diferentes habilidades perceptivas. Los dos siguientes han sido publicados por la once en formato cd. ◦◦ evo (Entrenamiento Visual por Ordenador). Tra- baja las áreas perceptivas visuales: conciencia visual, fijación, alternancia de mirada, localiza- ción, seguimientos, exploraciones y otras más complejas, como discriminación, reconocimien- to de formas por rasgos críticos, simetrías, etc. La población a la que orienta es la comprendida entre los 4 y los 13 años con diferentes pato- logías oftalmológicas y con otras deficiencias asociadas con afecciones motóricas y cogniti- vas moderadas. Puede descargarse en http:// educacion.once.es/appdocumentos/educa/ comun/EVO.zip. ◦◦ efivis (Actividades y juegos para la Estimu- lación de la Eficiencia Visual y perceptiva). Herramienta informática para incrementar la eficiencia visual de niños con baja visión. Está compuesta por una serie de actividades y
  • 652. 652 Discapacidad visual y autonomía personal juegos que cubren, entre otras, las siguientes áreas: atención, seguimiento, rasgos críticos, composición de figuras observando elementos parciales, seriaciones, diferencias, etc. • pvfnc: Prueba de valoración de la Visión Fun- cional para personas que No Colaboran con el examinador (Ruf, Torrents y Salamero, 2005 —segunda revisión y validación—; Ruf y Torrents, 2008), para niños de entre 2 y 18 años que no puedan colaborar con el examinador. Contiene un manual en el que se especifica la descripción de los estímulos y sus características (diferentes lu- ces y objetos, cara humana) y de los parámetros que interesan (respuesta visual, distancia, aten- ción…), obteniéndose un perfil del rendimiento visual. Con los valores de agudeza visual de lejos recogidos mediante las pruebas explicadas anteriormente, se puede determinar el detalle que el niño reconoce a una determinada distancia y dar orientaciones, entre otras, sobre la posición más adecuada para ver la pizarra, o, si es pequeño, dónde debe situarse el maestro para que el niño pueda ver láminas o cuentos. Se necesita también conocer la visión cercana —ta- maño de símbolo o letra y distancia a la que los ve—, ya que la lectura y escritura son herramientas fundamen- tales para acceder a los contenidos de cada materia. Las pruebas requieren la participación activa del niño. Según el nivel de desarrollo, pueden ser:
  • 653. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 653 • Emparejando objetos con los dibujos que los re- presentan. • Con dibujos o símbolos, cuando no saben leer. • De lectura: Se realizarán primero sin productos de apoyo ópticos, anotando tamaño, distancia, velocidad, postura, etc. Después, la prueba se llevará a cabo con las ayudas ópticas recomen- dadas, anotando los mismos datos. Así se cono- cerá la eficacia de cada una y se decidirá la más adecuada. Se utilizarán textos con un tamaño de letra acorde a su etapa educativa. En la escritura se podrá valorar: • la uniformidad en el trazo, • el mantenimiento de la línea recta al escribir, • la realización correcta del cambio de línea, • la capacidad de leer lo que ha escrito, etc. Es posible que sea necesario cambiar algún material para comprobar si mejora con su uso, como las hojas cuadriculadas en azul o negro, las hojas pautadas, el grosor y la densidad del lápiz o el grosor de la punta del bolígrafo. Es necesario tener en cuenta que cada niño necesita un tipo de iluminación determinada, tanto en cantidad como en calidad.
  • 654. 654 Discapacidad visual y autonomía personal Todos los datos recogidos deben servir para que las personas implicadas en la educación del niño (familia y profesores) conozcan sus posibilidades visuales y pue- dan potenciar su uso de la manera más adecuada. Para ello, se puede elaborar algún tipo de informe donde se reflejen, en términos comprensibles, los diferentes aspectos evaluados. Este informe estará en manos de los padres, que serán quienes hagan entrega del mismo a los diferentes profesionales. 3. Programas de rehabilitación en niños 3.1. Criterios de atención Los programas de autonomía destinados a niños deben comenzar lo antes posible y aplicarse de manera más o menos continua a lo largo de varios años. En su diseño, el profesional debe establecer los objetivos (siempre en función de las necesidades recogidas), tiempos y espacios en los que van a tener lugar. Son programas muy variables y deben ser, por tanto, flexibles. Es importante tener en cuenta que: • Los objetivos tienen que adecuarse a las capacida- des (datos de la evaluación) y a la etapa evolutiva. La finalidad es que adquiera las habilidades nece- sarias de forma paralela al resto de los compañeros de su grupo de edad, previendo las actividades que tendrá que realizar a corto-medio plazo. • Motivación e interés del alumno. El interés por aprender favorece el aprendizaje. Fazzi y Naimy
  • 655. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 655 (2010) apuntan que despertar el interés del alum- no es fundamental y motiva para realizar futuros aprendizajes. El especialista debe ser creativo y buscar actividades prácticas, divertidas y que sirvan para trabajar distintos objetivos enlazados. • La implicación de la familia es indispensable. Su colaboración permitirá que la repetición de las actividades afiance la instauración de nuevos há- bitos. Debe asumir el compromiso de trabajo para realizar los aprendizajes, y si no se consigue —por miedo, comodidad, etc.—, se precisará otro tipo de intervención (psicólogica o escuela de padres). • Situaciones de cambio que se consideran priorita- rias para la intervención: ◦◦ De domicilio o centro escolar: Aprendizaje de nuevas rutas o conocimiento del área donde se ubiquen. ◦◦ De ciclo o etapa educativa: Generalmente plantean nuevas necesidades académicas (pizarra, atlas, diccionario, ordenador, etc.) que pueden requerir la recomendación de nuevas ayudas ópticas. ◦◦ En la visión, sobre todo si sufre una pérdida repentina. 3.2. Espacios En las primeras etapas educativas los contenidos de las áreas de autonomía se trabajan en el entorno esco-
  • 656. 656 Discapacidad visual y autonomía personal lar (centro y alrededores cercanos): fundamentalmente, las habilidades previas para la orientación y movilidad, de vestido, comida, orden y colocación de pertenencias, etc. En cursos superiores, en función de las necesidades, se trabajará en exteriores y en los transportes públicos, además de las actividades programadas en el domicilio. A lo largo de todas las etapas educativas el domicilio y los alrededores cercanos serán espacios estables de trabajo, para conferir a los aprendizajes contextos dotados de significado. A veces, también es necesario programar sesiones en el aula de rehabilitación, para entrenar el uso de los productos ópticos recomendados, realizar actividades grupales, etc. 3.3. Modalidades de intervención Existen dos modalidades de intervención, en cuanto a la implicación del especialista: • Directa: Realiza la evaluación y el diseño del programa, y lleva a cabo la enseñanza y el entre- namiento. • Indirecta: Participa en la evaluación y el diseño del programa, y pauta la actuación de otros pro- fesionales o de la familia para el aprendizaje de las habilidades que necesita adquirir. En este caso es fundamental un estrecho seguimiento, para confirmar que las pautas dadas se ajustan a lo establecido o para verificar los logros del niño.
  • 657. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 657 Ambas no son excluyentes. Dentro del plan de ac- tuación diseñado, determinadas habilidades pueden ser entrenadas por el profesional y otras ser asumidas por terceras personas. Esto se establece en función del tipo de actividades, del horario en que normalmen- te se lleven a cabo, de la disponibilidad horaria del alumno, etc. Las personas que colaboran en los programas pue- den ser: padres, maestro de apoyo, del centro, de educación física, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, cuidadores de los comedores escolares o del servicio doméstico, etc. La mayoría de las veces el proceso de enseñanza/ aprendizaje se lleva a cabo de manera biunívoca: es- pecialista/niño o adolescente, ya que, sobre todo en el área de orientación y movilidad, está en juego la segu- ridad del alumno. Otras veces, cuando se trabajan de- terminadas destrezas del hogar, puede ser conveniente realizar sesiones grupales, más lúdicas, participativas, y en las que los integrantes se incentiven entre sí. 4. Diseño del programa 4.1. Consideraciones previas En muchos países se han promulgado leyes educa- tivas para favorecer la inclusión escolar, la atención a la diversidad y los mecanismos necesarios para su cumplimiento. Todos los niños deben recibir los apoyos precisos dentro de la escuela para cumplir los objetivos de cada etapa educativa.
  • 658. 658 Discapacidad visual y autonomía personal Los objetivos de los programas de autonomía se adecuan generalmente a los contenidos curriculares y a su desarrollo madurativo. Esto sucede en la etapa que abarca desde los primeros años hasta los 8. Entre los 9 y los 14 muchos de ellos también están contemplados, aunque considerados como transversales (tratados desde todas las áreas del conocimiento). Sin embargo, a partir de los 15 años se consideran contenidos fuera del currículo escolar. Por este motivo es más sencillo incluir, en los primeros años, los objetivos de autonomía dentro de la programación escolar. De este modo se entenderán correctamente los objetivos y se fomentará la participación de toda la comunidad educativa. No obstante, aunque los contenidos se contemplen en el currículo, los procedimientos pueden ser diferen- tes. Habrá que identificar las dificultades y las diferen- cias con los demás niños, procurando los aprendizajes específicos. El simple hecho de lavarse las manos antes de comer implica, en el caso del niño con discapacidad visual, conseguir otras habilidades, como llegar al servi- cio, explorar el lavabo para localizar el jabón y el grifo, abrirlo y cerrarlo, y realizar los movimientos adecuados para el lavado. El método más efectivo para ajustarse a las caracte- rísticas de este alumnado es una enseñanza especiali- zada, para favorecer la construcción de conocimientos (Arnau y Orta, 2000). Los nuevos conocimientos han de ir incorporándose en la estructura cognitiva del alumno, que se logra cuando relaciona los nuevos con los anteriormente ad-
  • 659. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 659 quiridos. Además, los de alto nivel intelectual, como los conceptos, deben aprenderse comprensivamente. Es necesario que el alumno se interese por aprender lo que se le está mostrando (motivación). La intervención se realizará desde una óptica cons- tructivista, un aprendizaje significativo y la motivación del propio alumno. Siguiendo la propuesta de Herrera (2008), tendrá en cuenta: • La creación de intereses que capten la atención del alumno (sobre problemas cotidianos o utili- zando situaciones reales). • Control de sus aprendizajes por parte del alumno (según necesidades e intereses). • Generación de procedimientos propios, favore- ciendo el descubrimiento del que más le conviene en cada caso, siendo capaz de generar nuevas estrategias ante nuevas situaciones. • Flexibilidad en los procedimientos, utilizando va- rios para una misma situación. Esto le permitirá afrontar con éxito los imprevistos diarios y gene- ralizar lo aprendido a nuevas situaciones. • Primar su capacidad para resolver problemas, ya que, inevitablemente, tendrá, en el ejercicio de su autonomía, que afrontar nuevas situaciones e
  • 660. 660 Discapacidad visual y autonomía personal imprevistos (obras en su recorrido, variaciones en el tráfico, etc.). Finalmente, como consecuencia de la valoración y teniendo en cuenta sus necesidades e intereses —ex- presados por la familia, la escuela y él mismo—, se di- seña el programa de intervención, que, según Cantalejo (2000), establecerá: • Objetivos. • Análisis de los componentes previos de la tarea a instruir (habilidades necesarias para poder conse- guir ese objetivo). • Personas que van a participar en la enseñanza. • Elección de los métodos de enseñanza más ade- cuados (dentro del contexto de la actividad o con sesiones en las que se enseñe esa habilidad en concreto). • Tiempos: Dado el carácter individualizado del programa (objetivos planteados para cada alum- no, capacidades, habilidades de partida y apoyos profesionales), también lo será la duración total del mismo y el tiempo dedicado a cada sesión. Si la discapacidad visual es total, la atención será más específica: incorporación de habilidades durante varios años, mayor tiempo para el aprendizaje de técni- cas (normalmente requieren mucha práctica), procesos más largos para la interiorización/generalización de las
  • 661. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 661 mismas y seguimiento estrecho para verificar la incor- poración definitiva de las habilidades propuestas. 4.2. Niños de 3 a 6 años (primeros años escolares) Los contenidos educativos de la etapa Infantil se organizan en torno a las siguientes áreas: • Conocimiento de sí mismo y autonomía personal. • Conocimiento del entorno. • Lenguaje: comunicación y representación. En el currículo de esta etapa se da especial relevancia a los aprendizajes orientados a la construcción de una imagen ajustada de ellos mismos y al progresivo control motor que favorezca la interacción con el medio físico, natural y social. Se pretende que vaya adquiriendo un progresivo conocimiento de sí mismo y una autoimagen positiva, así como seguridad e independencia con res- pecto a los adultos. Especial relevancia tiene la adquisición de destrezas para realizar algunas de las actividades habituales con cierto grado de autonomía, responsabilidad e iniciati- va. Igualmente, es importante que vaya utilizando, de forma cada vez más adecuada, los espacios donde se realizan dichas actividades y los materiales que tiene a su alcance. En este contexto, los objetivos de los programas de autonomía coinciden plenamente con los del currículo de la etapa. En el caso de los niños con discapacidad visual
  • 662. 662 Discapacidad visual y autonomía personal será necesario un mayor grado de desarrollo en las per- cepciones sensoriales (auditivas, hápticas y visuales) y de aquellas que, como consecuencia del déficit, corren el riesgo de no alcanzarse en todo su potencial, como es el caso del desarrollo motor, conceptual y la capaci- dad de orientación. Este desarrollo inicial de habilidades debe ir construyendo un entramado básico para la fu- tura autonomía, incorporando aspectos encaminados a sentar las bases de los aprendizajes específicos que el niño tendrá que hacer en el futuro, como es el braille o las técnicas de bastón (Skellenger y Sapp, 2010). 4.2.1. Habilidades necesarias para adquirir autonomía 4.2.1.1. Percepción visual En los primeros años es difícil cuantificar lo que ve exactamente un niño con problemas graves de visión. Esta, al igual que el resto de sus capacidades, presenta un desarrollo constante a lo largo de los primeros años. En el capítulo 5 se tratan el proceso perceptivo vi- sual y las habilidades que intervienen en él (fijación, seguimiento, localización o exploración, etc.), así como su entrenamiento específico. No obstante, el desarrollo de la visión en niños presenta otras particularidades, porque la atención y algunas funciones sensoriales son atribuibles a la maduración de las vías visuales (Hyväri- nen, 2000). Las conductas visuales de los niños son, sin duda, los mejores indicadores de su situación visual. Es necesario
  • 663. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 663 empezar cuanto antes con programas de estimulación de la visión. En el punto 2.3 de este capítulo, de va- loración funcional de la visión, se referencian algunos métodos para desarrollar la percepción visual (Barraga, vap-cap, evo, efivis…), y en Internet se pueden encon- trar páginas web con actividades y juegos que per- miten estimular la visión. En la once, el grupo accedo (Accesibilidad a Contenidos Educativos once) investiga herramientas de hardware y software, realiza el estudio de los contenidos tecnológicos educativos existentes y proporciona pautas para hacerlos accesibles a niños y jóvenes con discapacidad visual. Si la pérdida visual ocurre después de los 6-7 años, ya están adquiridas las destrezas y habilidades visuales, por lo que únicamente habrá que ayudarle a aprovechar su potencial en las distintas tareas. Puede ocurrir que se desestime el resto visual por personas cercanas, al considerar que es muy reducido y poco útil para las tareas escolares. No obstante, hay que considerar que, desde el punto de vista de la auto- nomía, es fundamental su uso. La posibilidad de percibir la luz, los colores o las formas son guías formidables para la orientación (por ejemplo, para la localización de las ventanas en clase), la movilidad (localización del paso de cebra) y para todas las actividades cotidianas (saber si el piloto de conexión de un electrodoméstico está encendido). La visión puede fluctuar de un día para otro. Incluso en el mismo día, puede variar en función de la ilumina- ción ambiental y del cansancio.
  • 664. 664 Discapacidad visual y autonomía personal Los programas de estimulación visual desarrollan habilidades, pero es necesario que el niño aprenda a aplicarlas a distintas actividades. De nada sirve que se trabaje la exploración visual si no es capaz después de utilizar esa habilidad para localizar una pintura en su mesa. Orientaciones a los padres para favorecer en la vida diaria el uso de la visión • Tipo de juguetes más adecuados: Con colores bri- llantes o luz, y la conveniencia de colocarlos sobre un fondo que contraste. • Deben animarle a que mire ilustraciones de cuen- tos que sean significativas para él (con imágenes sencillas, bien perfiladas y contrastadas), fotos ampliadas del rostro de familiares, etc. • Pueden jugar con marionetas o juguetes en movi- miento, para desarrollar habilidades de seguimien- to y localización. • Hay que evitar, tanto en casa como en la escue- la, conductas como los movimientos de la mano delante de los ojos, que muchas veces se hacen para jugar con la luz que entra, pero que hay que impedir que deriven en una estereotipia. 4.2.1.2. Percepción auditiva Los sonidos del entorno carecen de significado para el niño, que necesita ayuda para reconocerlos y para determinar su valor funcional. Esto solo es posible si se facilita el contacto corporal con el objeto que produce el sonido, si estos se repiten de forma consistente y si se
  • 665. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 665 emparejan con estímulos visuales o táctiles. La familia y los maestros deben conducirle hasta el objeto, expli- cando lo que es y de dónde procede, hasta conseguir que le resulte familiar y lo relacione por sí mismo. Soni- dos como los de casa, los de la calle o los producidos en los transportes públicos, son muy buenos instrumentos para este tipo de aprendizajes. En el caso de los niños sin resto visual y con una es- timulación adecuada, destrezas perceptivas (v. capítulo 5) como la localización, el seguimiento y la detección de obstáculos, se desarrollan de manera natural. El trabajo en este área se dirige a ayudarle a tomar conciencia de dichas destrezas y a utilizarlas funcionalmente en las actividades cotidianas. Puede ser útil iniciar el trabajo en un aula, pero, posteriormente, se deben incorporar a los entornos significativos del niño. Se deben favorecer, en etapas tempranas, la coor- dinación oído-mano como sustituto de la coordinación ojo-mano. Esta se logra al final del primer año, con un retraso de seis meses, aproximadamente, con respec- to a los niños que ven. Se puede estimular mediante juegos que asocien lenguaje, canciones, utilización de juguetes sonoros, etc. Si la visión se pierde más tarde, hará falta una estimulación estructurada de las destrezas auditivas (v. capítulo 5). Es muy importante cuidar el nivel de ruido ambiental, tanto en casa como en la escuela. Un nivel alto impedirá al niño escuchar los sonidos significativos.
  • 666. 666 Discapacidad visual y autonomía personal A veces, el niño que no ve nada presenta una inmo- vilidad excesiva y parece estar encerrado en sí mismo, sin mostrar interés por lo que le rodea. Las personas cercanas deben entender que así puede escuchar mejor lo que está pasando en el entorno. El hecho de que gire la cara y no dirija sus ojos a quién habla es signo de que utiliza su oído para facilitar la escucha activa, y no de que esté desatento. 4.2.1.3. Percepción háptico-táctil Los niños con discapacidad visual acceden a la información fundamentalmente a través de la percep- ción háptico-táctil y del lenguaje. Los que necesitan utilizar el código lectoescritor braille precisan una atención especializada para su aprendizaje. Desde edades tempranas se comienza la sensibilización táctil de las yemas de los dedos, que les permitirá discriminar con facilidad, además de las letras del al- fabeto braille, gran cantidad de texturas y materiales. Es conveniente dar orientaciones a las personas cer- canas para que seleccionen bien los juguetes, de ma- nera que les permitan experimentar con numerosas variedades (madera, metal, goma, papel, esponjas, toallas), explicando con anterioridad lo que se les va a presentar en sus manos. Algunas actividades cotidianas requieren la utiliza- ción del tacto de manera indirecta (v. capítulo 5) y son muy necesarias para localizar alimentos en el plato con el tenedor, para reconocer texturas a través del bastón, etc., por lo que es necesario trabajarlas de manera específica.
  • 667. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 667 Debe realizar ejercicios que desarrollen métodos de exploración para identificar los objetos, utilizando las dos manos (v. capítulo 5). 4.2.1.4. Percepción cinestésica El desarrollo cinestésico tiene un componente visual muy fuerte. Una de las principales dificultades cuando no hay visión es la toma de conciencia de la información que este sistema proporciona, interpretando los datos que el cuerpo suministra y utilizándolos para interac- tuar con el entorno. Cuando no se han trabajado las habilidades necesarias (v. capítulo 5) puede resultar difícil mantener una postura corporal correcta en bi- pedestación y sentado, controlar los giros corporales y caminar en línea recta. Posturas habituales en estos casos son: • Cabeza inclinada hacia adelante (posición com- prensible, al carecer de referencias y estímulos visuales). A menudo los niños se reclinan sobre la mesa para escuchar al maestro. • Hombros y tronco inclinados hacia delante. • En bipedestación, piernas abiertas para aumentar la base de sustentación y brazos hacia adelante. • Balanceos del cuerpo sin objetivos funcionales. Estas posturas deben ser corregidas verbal y física- mente por los familiares y maestros.
  • 668. 668 Discapacidad visual y autonomía personal Los movimientos para realizar giros, en sus dife- rentes grados, suelen ser muy difíciles de realizar por niños con ceguera congénita. Se puede recurrir al uso de elementos tangibles, como las esquinas o la pared. Al principio, solo se enseñará el componente motor: girar a la derecha, a la izquierda o dar media vuelta. Más adelante, cuando aprenda los ángulos en el área de matemáticas (normalmente hacia los 10-11 años) se podrá trabajar el conceptual, asociándolo a los giros que realiza en los desplazamientos por el centro escolar o por trayectos conocidos en exteriores (v. capítulo 5). Se deberán igualmente enseñar los gestos que otros niños aprenden por imitación. Ejemplos de ello son asentir o negar, encogerse de hombros, levantar la mano para despedirse y dar las gracias con la mano. 4.2.1.5. Desarrollo conceptual El desarrollo de conceptos se realiza de una manera informal en los niños que tienen visión. En la escuela están integrados en el currículo de la etapa Infantil conceptos relacionados con el cuerpo y el espacio (arri- ba/abajo, derecha/izquierda), la cantidad, el tiempo, la distancia y el tamaño. Los niños con discapacidad visual pueden adquirirlos fácilmente si se realizan las adaptaciones necesarias. El esquema y los conceptos corporales son la base del conocimiento espacial, que es fundamental para desarrollar una buena orientación y una segura mo- vilidad. En la Guía Illinois (Cronin, 1974) se proponen
  • 669. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 669 actividades para la enseñanza de conceptos corpo- rales, diseñadas específicamente para este grupo de población: • Identificar: ◦◦ partes del cuerpo y sus funciones, ◦◦ ropa y accesorios para cada una de ellas, ◦◦ partes del cuerpo de otra persona, de un mo- delo o de un animal. • Movimientos: ◦◦ de las partes del cuerpo, ◦◦ de las partes del cuerpo para tocar otras par- tes del cuerpo, ◦◦ del cuerpo hacia objetos, ◦◦ de objetos hacia partes específicas del cuerpo. El desarrollo del conocimiento corporal está en ínti- ma relación con las relaciones espaciales de posición (arriba, encima-abajo, debajo de, delante- detrás, iz- quierda, derecha, dentro…), que luego podrá transferir a otros elementos fuera de él. Los primeros conceptos espaciales que se aprenden son: encima-debajo, delante-detrás y, hacia los 6-7 años, los de izquierda y derecha.
  • 670. 670 Discapacidad visual y autonomía personal Según Hill (1981), la progresión en el aprendizaje debe ser: 1. Conceptos espaciales en el propio cuerpo: brazo derecho o izquierdo, la cara está delante y la es- palda detrás, mover la mano a la derecha, echar el pie hacia delante… 2. Relación con los objetos y puntos del espacio: la mesa está delante de mí, la puerta está a mi derecha, etc. 3. Relación entre los objetos y puntos del espacio: la pizarra está detrás de la mesa del profesor, la ventana está a la izquierda de la puerta, etc. Los conceptos de medida y forma son fundamentales para poder identificar objetos y para realizar —más adelante— las actividades de la vida diaria, para com- prender la configuración de un aula, de un edificio, de diferentes calles y cruces, etc. Conceptos de medida • Tamaño: pequeño, grande, mediano, enorme, diminuto, más grande. • Longitud y anchura: largo, corto, ancho, estrecho, grueso, fino, alto, bajo. • Tiempo: horas, minutos, años, días; tarde, noche; hoy, ahora, pasado, deprisa-despacio y rápido- lento, siempre-nunca.
  • 671. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 671 • Distancia: metro, kilómetro, pie, centímetro; lejos-cerca. • Cantidad: lleno-vacío, menos-más, mucho, varios, alguno, todo, nada, mitad, cuarto, más que. • Peso y volumen: kilo, litro, pesado. Conceptos de forma • Básicas: cuadrado, rectángulo, círculo y triángulo. • Secundarias, como octógono o pentágono, y volú- menes, como cubo y prisma. • Términos descriptivos: rectangular, cuadrado, circular, redondeado, etc. • De objetos particulares: por ejemplo, con forma de pera, lágrima, de corazón, anillo o cruz. • Letras de caracteres visuales empleadas para describir formas: T, L, V, O, Y, H, etc. En la mencionada Guía Illinois se establece que, en las actividades programadas para el aprendizaje de conceptos, han de combinarse diferentes destrezas: identificar, describir, agrupar, clasificar y copiar. Para conseguir un aprendizaje óptimo de los concep- tos medioambientales será necesaria una enseñanza estructurada para asegurar su desarrollo. La enseñanza de los conceptos medioambientales será significativa,
  • 672. 672 Discapacidad visual y autonomía personal es decir, con contenidos no exclusivamente descripti- vos que llevan a verbalizaciones de datos carentes de significado y a errores muy importantes. El niño puede afirmar: «si giro en la esquina, sigo estando en la mis- ma calle, porque no he cruzado, pero, si cruzo, estoy en otra calle» (concepto contrario al real) o «en la calle no hay teléfonos, solo los móviles» (porque nunca se le ha enseñado una cabina telefónica). Debe conocer todas las características a través de las diferentes percep- ciones sensoriales, comprendiendo además qué función tiene y como puede ser empleada. Como se viene afirmando a lo largo de todo el capítu- lo, hace falta que estos aprendizajes se incluyan en las rutinas diarias y que sean los padres y los profesores los encargados de potenciarlas en cualquier actividad. Por ejemplo, los padres pueden pedir al niño que controle y verbalice los giros a derecha y a izquierda mientras viajan en el coche camino de casa; o proponer al pro- fesor que pida a sus alumnos que, cuando él haga una pregunta, levanten la mano derecha o la izquierda, o que pongan una mano en la cabeza. Debe conocer las partes de los edificios (pasillos, escaleras, ascensores, techo), de la calle (acera, cal- zada, bordillos, línea de edificios) y otros elementos de su entorno (postes de luz, buzones, paradas de bus, entradas a garajes), así como conceptos: • Relacionados con la movilidad: calle, intersección (en T, Y…), carriles de tráfico, semáforo, señal de tráfico, bordillo, peatón, patio, edificio, piso, plan- ta, vestíbulo, suelo y techo.
  • 673. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 673 • De topografía: lado, esquina, pendiente, cuesta, recto, intersección, ángulo, línea, etc. • De textura: cemento, piedra, grava, tierra, hierba, madera, cristal, duro, seco, mojado, deslizante, rugoso. 4.2.1.6. Habilidades motoras El desarrollo de las destrezas motoras guarda íntima relación con las habilidades cinestésicas. La postura, el equilibrio y los giros corporales dependen del grado de desenvolvimiento motor del niño. Los juegos vigorosos del niño con visión normal —correr, saltar, columpiarse— son más limitados en el caso de los que tienen discapacidad visual, al no tener el estímulo de la visión para avanzar hacia objetos o situaciones interesantes y al sentirse inseguro por des- conocer el espacio. Un niño sin problemas graves de visión, mira sus ma- nos y ejercita con ellas diferentes movimientos. Poco a poco, a base de manipular los juguetes y objetos que encuentra, va mejorando su motricidad manual. Cuando hay una discapacidad visual necesita que esa actividad sea dirigida, que se le enseñe a jugar con ellos, cogien- do objetos y soltándolos, golpeándolos, etc. Se diferencian dos áreas concretas: • Motricidad gruesa: Interviene en el control general del movimiento del cuerpo e incluye habilidades
  • 674. 674 Discapacidad visual y autonomía personal como caminar, correr, subir y bajar escaleras y saltar. Es frecuente en la forma de andar de los niños que tienen ceguera total congénita: • Caminar con las piernas más abiertas para aumentar la base de sustentación y facilitar el equilibrio. • Colocar las puntas de los pies hacia fuera, como buscando más información a través de las sensaciones plantares. • Dar pasos cortos, sin braceo y manteniendo el cuerpo inclinado hacia atrás, como en posición temerosa. • Girar lateralmente la cabeza o inclinarla hacia adelante o hacia atrás. • Caminar de puntillas, arrastrar los pies, etc. Pueden presentar un tono muscular alterado —rígido o hipotónico—, no saber saltar y correr, no alternar los pies para subir las escaleras o mostrar estereotipias (movimientos repetitivos como hábito motor). Un buen control corporal y un adecuado tono muscular van a favorecer: el movimiento en línea recta durante los despla- zamientos, una velocidad de marcha adecuada, control en los giros que se realizan con el cuerpo, adecuado uso de la técnica del bastón… En estas
  • 675. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 675 edades, es fundamental proporcionar al niño to- das las oportunidades de movimiento a través de los juegos físicos. En algunos casos, es necesaria la intervención de un psicomotricista o fisiotera- peuta para corregir las posibles alteraciones que se producen. • Motricidad fina: Control de los movimientos de la mano e independencia de dedos para realizar di- ferentes acciones con fines funcionales. Los niños que nacen con ceguera pueden presentar dificul- tades en la prensión y en la coordinación bima- nual, aspectos fundamentales para la ejecución de tareas como asir objetos, sacar, meter, abrir, tapar, abrochar botones y cordones, pelar, cortar, etc. Lucerga (1993) determina que para que las manos sirvan al niño ciego como instrumentos de experimentación y conocimiento deben poder llevar a cabo dos adaptaciones fundamentales: la mano debe convertirse en órgano primario de percepción sin perder su función ejecutora, y la coordinación visomotora debe ser sustituida por la coordinación bimanual y la coordinación oído- mano. 4.2.2. Autonomía Ser autónomo significa tener las habilidades nece- sarias para realizar determinadas tareas, pero también creer en uno mismo, tener la certeza de que se es capaz de hacer algo sin ayuda de otros. El niño con discapa- cidad visual debe aprender cuanto antes a confiar en sí mismo, y eso solo lo conseguirá si las personas que le
  • 676. 676 Discapacidad visual y autonomía personal rodean le apoyan y le animan a ejercer su propia res- ponsabilidad. El grado de autonomía necesariamente va ligado al proceso de crecimiento. Es posible que los padres tengan problemas en este aspecto, bien porque no sepan cómo enseñarle (con mayor motivo si tiene ceguera congénita), bien por tendencia a la sobreprotección. Sin embargo, con determinadas limitaciones (movi- lidad en el patio del recreo, por ejemplo) pueden co- menzar a ser independientes a la misma edad que sus compañeros. La mayor desventaja para el aprendizaje de los hábitos de autonomía es la falta de imitación gestual: necesitarán una enseñanza más intencionada y un tiempo superior al de sus compañeros para consolidar lo aprendido e instaurar definitivamente la acción como hábito. 4.2.2.1. Habilidades de la vida diaria A la edad de 6 años el niño debería haber adquirido las siguientes habilidades: • Aseo: usar el Wc, lavarse y secarse las manos, limpiarse los dientes y bañarse con alguna ayuda. • Comida: servirse agua del grifo y beber solo, uti- lizar el tenedor con alimentos fáciles de pinchar y la cuchara si es puré, usar la servilleta.
  • 677. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 677 • Arreglo personal: desvestirse y vestirse con pren- das sencillas, ponerse el abrigo. • En casa: recoger los juguetes, ayudar a poner y quitar la mesa. • Habilidades sociales: identificarse personalmente (nombre, dirección...). • Orden y método: colocar su abrigo en el perchero que se le asigne (marcado táctil o visualmente) y recoger el material utilizado en la clase, cuando le corresponda. Foto 75. Perchero marcado con el número en braille Pueden consultarse estrategias para desarrollar las habilidades aplicadas a la vida diaria en el capítulo 6. Cuando se trata de niños, es especialmente importante:
  • 678. 678 Discapacidad visual y autonomía personal • Estudiar la actividad, determinar las secuencias que la componen y comprobar si tiene las habili- dades necesarias. En caso contrario, se entrena- rán las que falten, continuándose con el resto de secuencias. • Incorporar hábitos de autonomía, siguiendo ruti- nas diarias, estructurando las jornadas de forma que se puedan prever los acontecimientos y las situaciones a los que se va a enfrentar. • Modificar la manera de realizar determinadas habilidades con procedimientos más sencillos. Por ejemplo, para ponerse el abrigo, se coloca este previamente en una superficie plana (como una mesa) con la parte interior hacia arriba y la parte del cuello cerca del niño. Deberá meter los brazos y girar el abrigo. Foto 76. Ponerse el abrigo fácilmente • Establecer los recursos materiales que resulten más funcionales en cada momento. Por ejemplo, ya que en estas edades el atril se usa ocasional- mente, una mesa de tablero elevable en el aula
  • 679. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 679 puede inducir al aislamiento del niño, por lo que es preferible uno de sobremesa. • Cuando comienza el proceso de lectura y escritu- ra, el maestro debe conocer el tamaño del símbolo que es capaz de ver y la distancia a la que lo hace. Orientaciones para padres, maestros y cuidadores sobre cómo enseñar a un alumno con discapacidad visual • Además de la necesidad de analizar la tarea, el adulto se colocará detrás del niño y llevará sus ma- nos hacia el objeto para guiar los movimientos a realizar. Irá paulatinamente dejándole solo, hacien- do correcciones verbales hasta que pueda ejecutar por sí mismo la actividad. • El nivel de exigencia será el mismo que hacia sus hermanos o compañeros de clase. • Se le asignarán tareas adecuadas a su edad, res- ponsabilizándole de ciertas obligaciones. • Es fundamental el refuerzo positivo. • Se dará la oportunidad de repetir lo aprendido en múltiples circunstancias. 4.2.2.2. Orientación y movilidad En lo referente al área de orientación y movilidad, al finalizar esta etapa el niño debería ser capaz de: • Desplazarse por las dependencias de su casa y de la de otros familiares o amigos que frecuenta más habitualmente.
  • 680. 680 Discapacidad visual y autonomía personal • Reconocer referencias en los recorridos por exte- riores habituales. • En la escuela, moverse por su aula y ser capaz de realizar sin ayuda los desplazamientos más fre- cuentes a otras dependencias (servicio, comedor o patio). Para ello, utilizaran las técnicas descritas en este manual, con las adaptaciones particulares necesarias: • Técnica de protección: Ambas manos enlazadas por delante a la altura de los hombros, con los brazos en extensión y con las palmas hacia fuera. No es esperable que niño tome la iniciativa para utilizar esta técnica. Una vez aprendida, es nece- sario reforzarla en momentos concretos (al entrar o salir de clase, al patio, al atravesar un vestíbulo con columna, etc). Solo de esta forma será capaz de automatizarla, aplicándola correctamente. Foto 77. Adaptación para niños de la técnica de protección alta
  • 681. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 681 • Para cruzar zonas abiertas sin perder la línea de dirección (por ejemplo, para ir de una pared a otra) deberá alinearse de forma paralela o per- pendicular (v. capítulo 10). En estas edades, es más fácil hacerlo en perpendicular, utilizando no solo la espalda y los talones, sino también la pal- ma de las manos. Para mantener más fácilmente la línea recta se pueden extender los brazos al frente, juntando las palmas de las manos y que- dando la parte inferior de la cabeza entre ambos brazos. En esta posición, como señalando la línea de dirección que ha de seguir, caminará hasta el otro extremo de la pared. Foto 78. Alineación en perpendicular
  • 682. 682 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 79. Posición para mantener la línea de dirección • Los parques y el patio de recreo de la escuela son espacios idóneos para desarrollar —como ya se ha dicho— habilidades motoras y avanzar en el proceso de su desarrollo socio-afectivo. Cuando comienzan los desplazamientos, si aún no tiene madurez suficiente para manejar el bastón blanco, se pueden utilizar «dispositivos pre-bastón», juguetes normalizados (y, por ello, bien aceptados por adultos y por otros niños) que puede llevar por de- lante en determinados desplazamientos, de modo que
  • 683. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 683 le sirvan de «parachoques» ante ciertos obstáculos. Pueden ser aros, correpasillos o cosas para empujar. Pogrund y Rosen (1990) argumentan que este tipo de juguetes son apropiados en ambientes de juego o para proporcionar al niño una estabilidad que todavía no tiene, pero que tienen varias desventajas: no pueden ser transportados siempre, son voluminosos, prote- gen más de lo necesario y no facilitan la información táctil y auditiva necesaria para identificar texturas y obstáculos. Además, siendo el bastón de movilidad la herramienta que probablemente utilizará toda su vida, ¿por qué no comenzar directamente con él? Estos au- tores proponen introducir el bastón como herramienta a niños entre 2 y 5 años. En estos casos, y puesto que todavía no tienen la suficiente fuerza y coordinación para el aprendizaje de la técnica, se les puede enseñar a llevar el bastón en técnica diagonal (v. capítulo 7) modificada con el brazo caído al costado y la contera rozando el suelo, o haciendo un barrido para aumentar la protección. No tienen por qué adquirir hábitos inade- cuados, pues posteriormente, con el entrenamiento mejorarán. En algunos casos (problemas de fotofobia o deslum- bramientos) se les prescriben gafas con filtros. Estos pueden ser para interiores y/o exteriores. En el último curso de educación Infantil, los niños son capaces de responsabilizarse de su uso (cambiándoselas al salir al recreo y guardando las que no usa en ese momento). Se les pueden adaptar incluso a niños más pequeños, exponiéndoles a situaciones de luz y observando su conducta (guiñar, cerrar los ojos…) para determinar el filtro mas adecuado.
  • 684. 684 Discapacidad visual y autonomía personal Foto 80. La expresión del niño puede revelar deslumbramiento Orientaciones para padres y profesores sobre métodos y técnicas de autonomía • Para guiar al niño, deben tomarle de la mano y cami- nar ligeramente por delante de él. Es normal que el adulto que le acompaña entre en los lugares (como edificios y transportes públicos) «cediéndole» el paso. La mejor forma de guiar es pasar antes, echando el brazo hacia atrás para colocar al niño detrás. • En el exterior, el adulto le informará y le hará notar los distintos elementos urbanos y estímulos per- ceptibles significativos que puedan resultar útiles en sus desplazamientos autónomos posteriores: sonidos del tráfico, direcciones, amplitud de las ca- lles, texturas del pavimento y semáforos. • Le dará pequeñas responsabilidades: avisar cuan- do llegan al paso de peatones, decidir el momento para cruzar o localizar lugares significativos, como la vivienda, la escuela, la panadería, etc. 4.3. Niños de 7 a 12 años (Educación Primaria) Entre los objetivos curriculares escolares y las com- petencias básicas de estas edades que contemplan aspectos de autonomía, encontramos:
  • 685. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 685 • Conocer y utilizar de manera apropiada las lenguas oral y escrita y desarrollar hábitos de lectura. • Conocer y manejar los elementos matemáticos básicos (números, medidas o elementos geomé- tricos) y ser capaces de aplicarlos a situaciones de la vida cotidiana. • Desarrollar competencias en el conocimiento y la interacción con el mundo físico: percepción del espacio físico ­ tanto a gran escala como en el — entorno inmediato—, habilidad para interactuar con el espacio circundante, moverse en él y resol- ver problemas en los que intervengan los objetos y sus posiciones. • Iniciarse en la utilización de las tecnologías de la información. • Valorar la higiene y la salud, aceptar el propio cuerpo —respetando las diferencias con otros— y utilizar la educación física y el deporte como medios para favorecer el desarrollo personal y social. • Fomentar la educación vial y las actitudes de res- peto que contribuyan a evitar accidentes. 4.3.1. Habilidades para adquirir autonomía En esta etapa se seguirá fomentando el uso funcional de los sistemas sensoriales para ampliar las percepcio- nes. Los programas de estimulación visual incluirán ac-
  • 686. 686 Discapacidad visual y autonomía personal tividades para desarrollar: memoria del detalle, relación parte/todo, diferenciación figura/fondo, discriminación, identificación y reproducción de símbolos abstractos, percepción de relación en dibujos, figuras abstractas y símbolos. En las sesiones de movilidad y las habilidades de la vida diaria se continuarán reforzando las percepciones auditivas y háptico-táctiles. Las destrezas motoras van afianzándose a medida que el niño crece. Se trabajarán aspectos como: co- ordinación, fuerza y flexibilidad. Los juegos de equipo y el área de educación física son muy importantes y necesarios en estos momentos. Es posible que para la realización de algunos ejercicios y juegos requieran ciertas adaptaciones para que puedan participar los niños con discapacidad visual. 4.3.2. Autonomía Uno de los objetivos básicos de esta etapa es la adquisición de las técnicas instrumentales de lectura y escritura. Este aprendizaje se ha iniciado ya en los cursos anteriores y es ahora cuando se consolida para garantizar su dominio y poder seguir sin dificultad los contenidos de las diferentes materias. La información a los profesores y a la familia sobre el código básico de aprendizaje más adecuado (braille, caracteres visuales o combinados) es fundamental para que, desde un principio, se desarrollen las destrezas necesarias para utilizar uno u otro.
  • 687. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 687 Una gran ayuda para decidir cuál es el más adecuado son los datos referentes a: • Tamaño umbral de letra: el más pequeño que puede discriminar. • Velocidad de lectura: Debe ser la adecuada a los requerimientos de su nivel educativo. Si es baja, la comprensión lectora disminuye. Los niños con baja visión leen más lentamente que los que tienen visión normal y tardan más tiempo en conseguir su límite máximo (en edades más avanzadas). Rodríguez (2005) sitúa la velocidad lectora entre 80 y 120 PM, mientras que para Santos y Campo (2008) la media es de 86,80 PM. También hay que tener en cuenta: • La fatiga visual, • los problemas de sensibilidad al contraste, • el campo de fijación, • la distancia de lectura y escritura, • la postura corporal mientras lee o escribe. Los parámetros enumerados, se determinarán utilizando los productos de apoyo ópticos (si es que los necesitan) y en las condiciones ergonómicas óp- timas. Los aspectos relativos a las dificultades y al entrena- miento en la lectura y en la escritura quedan reflejados en el capítulo 8. No obstante, se añaden algunas consi- deraciones con respecto a la población infantil:
  • 688. 688 Discapacidad visual y autonomía personal • La distancia de trabajo no debe ser un factor a considerar a la hora de decidir el código de lec- toescritura. Hay que permitir que se acerque lo que necesite para enfocar la imagen. • Muchos niños que leen visualmente no lo hacen de forma binocular. El 95 % de la población es- tudiada por Santos y Campo (2008) no podía hacerlo, debido a la diferencia de agudeza visual entre ambos ojos o a que la distancia reducida de trabajo impide la convergencia. • Según Santos y Campo (2008), el 60 % de la po- blación estudiada con deficiencia visual moderada (v. capítulo 2) no empleaba productos de apoyo ópticos para leer. Utilizan la ampliación por dismi- nución de la distancia relativa para poder acceder a la información, gracias a la capacidad de aco- modación que tienen para enfocar la imagen. • Para decidir qué tipo de ayudas deben utilizar se considerará el tamaño de la letra que tienen sus libros de texto. El tamaño de las letras que se usan para iniciar el aprendizaje lector suele ser grande y tienen buen contaste, por lo que en muchas ocasiones no se necesitan productos de apoyo ópticos para verlas. Estos se irán incorpo- rando a medida que cambian en los diferentes cursos escolares. • Las dificultades ocasionadas por la reducción de campo visual o la utilización de ayudas ópticas hacen que, para continuar la lectura de un ren-
  • 689. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 689 glón, sea necesario seguir la línea con el dedo o mantenerlo al principio del renglón para poder pasar al siguiente. Pueden consultarse otras re- comendaciones recogidas en el capítulo 8. • Deberá utilizar los materiales de escritura (papel, bolígrafo, rotulador..) más adecuados a sus nece- sidades visuales. • En los casos de deficiencia visual grave, o en niños sin capacidad de acomodación, será imprescin- dible el uso de productos ópticos de apoyo. Los microscopios (v. capítulo 7) permiten realizar lec- turas prolongadas manteniendo las manos libres para hacer anotaciones o actividades en el mismo libro. • La iluminación del aula incide en la eficacia visual. Hay que valorar sus necesidades para situarle más cerca o más lejos de las fuentes de luz (ventanas o lámparas adicionales) y determinar el tipo y la posición concreta que precisan. • Para el estudio de conceptos geográficos, lecturas de mapas, consultas de diccionarios, se podrán emplear lupas manuales que faciliten la lectura. • Las lupas televisión (v. capítulo 7) son de gran utilidad en las tareas escolares. La posibilidad de modificar los colores, contrastes y tamaños de los textos a estudiar, las convierten en una ayuda imprescindible para muchos niños con resto de visión. Por otra parte, estos productos pueden ser
  • 690. 690 Discapacidad visual y autonomía personal compatibles con la utilización del braille. Además pueden ser empleadas para actividades de ocio: videoconsolas, fotos y revistas infantiles. • En esta etapa, cada vez es más habitual el uso de los ordenadores en las aulas. Al objeto de optimi- zar su uso, se adaptarán las opciones que estos proporcionan (modificando los distintos paráme- tros de tamaños, colores…) a las características visuales de cada niño. • En relación a la lectura de las pizarras, se reco- mienda valorar la distancia óptima desde la que el niño consigue mejor rendimiento, y evitar los reflejos de las fuentes de luz naturales y artificia- les. Si resulta imposible la lectura de la pizarra, se intentarán adaptar sistemas alternativos, como dictados, fotocopias o lupas televisión con cámara de lejos dirigida hacia la pizarra, si el niño tiene la suficiente madurez. • Las pizarras blancas son mejores que las de color verde, pues potencian el contraste cuando se es- cribe sobre ellas con rotuladores negros. Si solo se dispone de pizarras verdes, puede resultar de utilidad pintarlas de negro. Se recomienda limpiar bien los restos de tiza tras las operaciones de borrado. • En muchas escuelas se empiezan a introducir las pizarras digitales. Esta herramienta permite combinar las funciones de una convencional y las efectuadas por un programa de ordenador. Puede
  • 691. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 691 estar conectada al PC que utiliza el niño para que este vea el contenido de la pizarra. Foto 81. Pizarra con reflejos y mal contraste • Para actividades de ocio y en salidas extraes- colares, una ayuda óptica bastante eficiente es el telescopio. Puede ser monocular o binocular. Algunos niños prefieren este último por ser una ayuda de fácil sujeción y más normalizada. 4.3.2.1. Habilidades de la vida diaria Al finalizar la etapa, el niño debe tener las siguientes habilidades: • Aseo personal: elegir la ropa y vestirse o des- vestirse completamente solo, colocándola en su sitio (armario, cesto de ropa sucia o lavadora); ducharse solo y recoger el baño. • Comida: ser completamente autónomo.
  • 692. 692 Discapacidad visual y autonomía personal • Uso y manejo del dinero: reconocer monedas y billetes pequeños para realizar compras sencillas (v. capítulo 9). • Otras actividades: marcar un número de te- léfono y conocer el suyo propio; usar un reloj analógico y digital, el equipo de música, la televisión. • Tareas domésticas: poner y quitar la mesa, mantener recogida su habitación (actividades ya iniciadas en la etapa anterior, pero que ahora requieren una mayor exigencia en el resultado final), usar pequeños electrodomésticos, como microondas, tostador… • Conocimiento de normas y medidas de seguridad dentro del hogar, sobre todo en la cocina. • El orden sigue siendo fundamental, tanto en el aula como en la casa. Los padres deben contar con su hijo cuando se ordene la habitación, para que sepa dónde y cómo están colocados los di- ferentes elementos, como la ropa, los juguetes y los libros. 4.3.2.2. Orientación y movilidad Favorecer la marcha independiente es fundamental para que el niño sienta interés por conocer el espacio que le rodea. La adquisición de conceptos y las rela- ciones espaciales le permitirán moverse por el entorno con confianza.
  • 693. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 693 El bastón de movilidad es una herramienta que le servirá para realizar con seguridad los desplazamien- tos. Su uso no puede considerarse como un objetivo en sí mismo, sino que le debe servir para instaurar nuevas habilidades y nuevos hábitos para moverse. Al iniciar esta etapa —7 años— ya puede disponer de un bastón para moverse por su entorno familiar. Apoyamos esta decisión por los siguientes motivos: • Los niños que utilizan el bastón en edades tem- pranas no presentan de manera tan acusada los patrones de marcha característicos de los niños sin visión. Con el bastón, deja de arrastrar los pies y aumenta el ritmo de marcha al disminuir el temor. • Tiene un efecto positivo sobre la exploración del medio y el desarrollo de conceptos. Cuando camina habitualmente acompañado de alguien que actúa como guía no se produce el contacto con los objetos. Sin embargo, es necesario que sea consciente de que estos existen —así como de otro tipo de percepciones— para conseguir un desarrollo conceptual óptimo y adecuado de la orientación espacial, imprescindible para una movilidad independiente y segura. • A esta edad se puede tener cierta autonomía y caminar con sus padres llevando el bastón. De esta forma, estos serán conscientes de las ven- tajas que aporta su uso y observarán cómo es capaz de localizar y evitar obstáculos, de llegar
  • 694. 694 Discapacidad visual y autonomía personal a los bordillos y de reconocer cuándo llegan a su casa. Entenderán con naturalidad que pueda rea- lizar recorridos por entornos cercanos. Por otra parte, para el niño, esta independencia enriquece su autoimagen. Características relevantes para la elección del bastón: • Plegable. • Material ligero para niños con tono muscular bajo o con poca fuerza y marcha lenta. Foto 82. Aprendiendo la técnica base
  • 695. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 695 • Tamaño de la empuñadura acorde al de las manos del niño. La empuñadura con una zona más plana (como tienen algunos modelos de bastón) facilita la posición en extensión del dedo índice (v. capí- tulo 7). • Con goma o cinta para ajustar a la muñeca y evitar que el bastón se caiga. Además de ser aceptado por el niño con disca- pacidad visual, el bastón debe ser reconocido como ayuda para la movilidad por sus compañeros. Por este motivo, es importante que se familiaricen con él, para integrarlo como un elemento más. Conocer las técnicas de uso del bastón no implica que siempre tenga que ir solo. Es muy recomenda- ble que haya un tiempo para ir relajado y acompa- ñado por alguien. Además, ir en técnica guía con los amigos favorece la relación social y el desarrollo afectivo. Con 12 años debe conocer las técnicas, recursos y estrategias que le permitan: • Realizar con independencia desplazamientos por espacios interiores conocidos, con los que previa- mente se ha familiarizado gracias a las indicacio- nes dadas por los padres o profesionales. • Acompañado por un adulto, realizar trayectos sencillos y habituales, decidiendo el momento más adecuado para cruzar.
  • 696. 696 Discapacidad visual y autonomía personal A esta edad, es necesaria la orientación del profesio- nal de autonomía para establecer puntos de referencia adecuados en los distintos itinerarios que realice. La utilización de maquetas de espacios muy conoci- dos facilita la interpretación posterior de los planos de movilidad. 4.4. Alumnos de 13 a 15 y de 16 a 18 años (Niveles Secundario y Superior) Las habilidades de percepción sensorial, de destrezas motoras y de aspectos cognitivos (conceptos corpora- les, espaciales, clasificación y seriación, reversibilidad, etc.) ya deben estar totalmente consolidadas. En la misma situación deben estar las técnicas de protección, seguimiento de superficies, uso del bastón, empleo de productos de apoyo ópticos, etc. El nivel de autonomía alcanzado hasta este momen- to le permitirá desempeñar tareas cotidianas básicas, tanto en casa como en la escuela, y realizar los des- plazamientos por entornos conocidos propios de esa edad. La intervención del especialista en autonomía va a ir dirigida a reforzar estos aprendizajes y a introducir otros más complejos en función de las necesidades personales. Las demandas escolares aumentan al hacerlo la com- plejidad de los contenidos. La eficacia en el empleo de ayudas, disponer de una buena velocidad y comprensión lectoras, tener un manejo adecuado de las tecnologías de la información… son habilidades necesarias para un
  • 697. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 697 rendimiento adecuado en los contendidos curriculares de las diferentes áreas. Los resultados conseguidos en lectura —velocidad, comprensión— pueden ser insuficientes, tanto porque las tareas requieren deco- dificación (lenguas extranjeras, filosofía, biología, etc.), como por el cambio de tamaño de los textos, que harán necesario incluir nuevas ayudas para leer. En el caso de los niños que utilizan códigos visuales es frecuente la aparición de fatiga visual, por lo que se puede combinar el uso de adaptaciones auditivas y táctiles. Entre los productos de apoyo ópticos y electro- ópticos que resultan útiles en estas etapas se encuen- tran el telescopio y las lupas televisión portátiles. El telescopio (v. capítulo 7) facilita el acceso a las tareas que requieren visión lejana, como las láminas de arte proyectadas o una pizarra. Sin embargo, en el caso de esta última, si bien es útil para seguir explicaciones puntuales, copiar se hace bastante más complicado. Soluciones alternativas, como fijarse en lo escrito por el compañero más cercano o que el profesor verbalice lo que está escribiendo, pueden paliar el problema, si bien merman su autonomía. Las lupas televisión que incorporan cámaras para lejos —además de la enfocada al texto colocado sobre la mesa— son más adecuadas para leer y copiar lo que aparece en la pizarra. 4.4.1. Habilidades de la vida diaria Las habilidades para realizar su aseo y arreglo per- sonales, así como para comer, deben estar adquiridas
  • 698. 698 Discapacidad visual y autonomía personal casi en su totalidad en esta etapa. Se incorporan otras más complejas, como cortarse las uñas, afeitarse, ma- quillarse y tener organizado su armario. Las nuevas habilidades a aprender están relaciona- das con las tareas domésticas. Comenzarán a asumir responsabilidades de manera gradual y dentro del con- texto y de los hábitos que la propia dinámica familiar imponga. Inicialmente, serán tareas más sencillas, como hacerse la cama, prepararse la merienda, calentarse la comida… Al final de la etapa será él mismo quién se la prepare, cociendo, friendo, así como realizando también la compra. 4.4.2. Orientación y movilidad El nivel de educación superior supone la adquisición de un mayor grado de independencia respecto a los padres. Es normal que los chicos vayan solos o con compañeros al centro escolar y empiecen a salir los fines de semana a lugares de ocio. Los avances en el terreno de la movilidad, hasta este momento, se han centrado en la incorporación de las técnicas necesarias y en el aprendizaje de destrezas para la orientación: uso de puntos de referencia y de claves ambientales y de orientación en recorridos muy concretos. Esto no es suficiente si lo que se pretende es conseguir un mayor grado de autonomía. En las primeras etapas del desarrollo todos los con- ceptos espaciales están encuadrados en su espacio cercano, lo que él pueda tocar y relacionar consigo
  • 699. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 699 mismo. Hasta los 12 años, aproximadamente, encon- trará dificultades para transferir estos aprendizajes al espacio lejano, para crear relaciones espaciales entre objetos sin la referencia de su propio cuerpo. Esto se traduce en que, hasta esa edad, ha tenido que apren- der sus itinerarios a través de rutas memorizadas con una sucesión de referencias y, preferentemente, con relación a él mismo (v. capítulo 10). A partir de ese momento, si tiene un desarrollo ma- durativo normal, la orientación se hará a través de rutas configuracionales (v. capítulo 10), y empezará a esta- blecer sus propias referencias en los recorridos nuevos, representándose el espacio de una manera más global, organizándolo mentalmente e interiorizando las leyes por las que se relacionan los objetos en él. Resolverá cuestiones como: «la panadería está más cerca de casa que el kiosco. El kiosco está más cerca que la iglesia, ¿cuál es el punto más lejano a casa?», o también «el aula de Física está encima del gimnasio y la de Física está debajo de la de Matemáticas, ¿cuál está más arri- ba?». Podrá planificar el recorrido más adecuado entre dos puntos. De manera formal, se empieza a trabajar con ma- quetas y planos en relieve si está preparado en téc- nicas de dibujo y tiene bien afianzados los conceptos de paralelismo y perpendicularidad, medida de ángulos, polígonos y su representación. Los planos de movilidad son una herramienta fundamental para la orientación. Los recursos y estrategias van dirigidos a que se traslade por espacios más complejos, tanto en inte-
  • 700. 700 Discapacidad visual y autonomía personal riores —familiarizándose de manera autónoma con nuevas dependencias en el centro escolar— como en exteriores, con cruces de calles más complejos, uso de transportes públicos y el desarrollo de habi- lidades de reorientación y de interacción con otras personas. 5. Ámbitos de intervención 5.1. En el contexto familiar Ha quedado patente la necesidad de participar, a lo largo de toda la intervención en rehabilitación, conjun- tamente con la familia: • En el diseño del programa, para fijar metas rea- listas, ajustadas a la edad y competencias de su hijo, en las que los padres se sientan seguros y capaces de apoyar. • Durante el desarrollo de los programas, para que colaboren en el proceso, enseñando ellos mismos los hábitos adecuados y reforzando los aprendiza- jes adquiridos. El profesional debe mostrar empatía con los padres. Estos tienen que valorar las ventajas de la autonomía, no solo para su hijo (autoestima, hacer una vida social más rica y normalizada...), sino para todo el entorno familiar. Podrá ayudar a realizar las adaptaciones de accesibi- lidad que se deban acometer en el hogar, y colaborará
  • 701. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 701 en las gestiones pertinentes para llevar a cabo las modificaciones en el entorno físico más cercano al niño. 5.2. En el contexto escolar Cuando un niño con discapacidad visual llega por primera vez a un centro educativo provoca sentimien- tos positivos y negativos entre los componentes de la comunidad educativa (profesores, alumnos, educado- res…). Entre las actitudes de carácter negativo se en- cuentran el rechazo o la sobreprotección. Para intentar canalizarlas, se puede: • Dotar al niño de las habilidades básicas para que sea lo más autónomo posible. • Mantener una coordinación permanente con el profesor del aula y con los demás agentes esco- lares. • Realizar trabajos puntuales o continuados con los compañeros. • Intervenir de manera puntual con los otros profe- sionales del centro (profesor de educación física, cuidadores, educadores, etc.). 5.2.1. Actuaciones con el alumno En el centro, el especialista: • Evaluará el nivel de competencias en cuanto a habilidades previas y a autonomía.
  • 702. 702 Discapacidad visual y autonomía personal • Intervendrá directamente con el alumno, para enseñarle las habilidades que requiera. • Cuidará su ubicación dentro del aula y comproba- rá que lleva las ayudas necesarias y que las utiliza correctamente. 5.2.2. Actuaciones con el profesor-tutor El profesor de aula es una pieza clave en el proceso educativo y de integración del niño con discapacidad visual. Sin una actitud positiva será difícil conseguirla, por lo que es fundamental mantener una buena coordi- nación con él, encaminada a: • Recoger las necesidades en el área de autonomía del alumno para establecer los objetivos del progra- ma (dificultades en el patio, en el gimnasio, algún recorrido por el centro y en el comedor escolar). • Establecer estrategias de colaboración conjunta para reforzar los aprendizajes del alumno: entre- vistas, revisión de objetivos, logros, etc. • Determinar sesiones informativas-formativas para que conozca y comprenda las características visuales del alumno, su funcionalidad y las implicaciones edu- cativas, las técnicas específicas y las adaptaciones necesarias en cuanto a la accesibilidad del centro. • Servir de vínculo para facilitar las actuaciones puntuales con otros profesionales o miembros de la comunidad educativa.
  • 703. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 703 5.2.3. Actuaciones con el grupo-clase u otro alumnado Los programas para conseguir autonomía van estre- chamente ligados a las necesidades de participación activa de los niños con discapacidad visual en el entor- no educativo. Por este motivo, la comunidad donde se encuentra integrado debe conocer las características y dificultades de estos niños, para facilitar las relaciones personales entre ellos y su inclusión en el grupo. Díaz- Aguado, Royo y Baraja (1995) diseñaron un programa de integración educativa (pfad) para favorecer la acep- tación de la discapacidad en aulas ordinarias. En el programa se trabaja la relatividad de las dife- rencias, persiguiendo la inclusión de todos. La intervención con el grupo-clase de alumnos es necesaria cuando: • Existen conflictos con los compañeros. Estos consi- deran que el niño con discapacidad tiene privilegios, se enfadan porque no es competitivo en los juegos, no saben cómo relacionarse con él y le aíslan. • Se cambia a un centro en el que nunca ha estado escolarizado un niño con esas características. • Estando escolarizado en el mismo centro, con los mismos compañeros y sin conflictos graves, el tutor considera que el grupo tiene la suficiente madurez para ponerse en el lugar del compañero y comprender su situación visual.
  • 704. 704 Discapacidad visual y autonomía personal Se pueden organizar sesiones de sensibilización diri- gidas a los compañeros para: • Reconocer y aceptar diferencias. • Sensibilizar sobre las dificultades de los niños con discapacidad visual. • Vivenciar de manera lúdica y práctica las posi- bilidades que el tacto, el oído y otros sentidos brindan para facilitar el acceso a la información. • Informar y proporcionar conocimientos básicos para facilitar interacciones sociales. • Implicar al entorno educativo en el proceso de inclusión de los niños con discapacidad visual. 5.2.4. Valoración de la accesibilidad en el centro La intervención del especialista debe incidir, también, en la valoración de las condiciones de accesibilidad con las que cuentan los centros escolares, para favorecer el uso del entorno y para adecuar aquellas que resulten peligrosas. Orientará a los responsables del centro para que se tomen medidas destinadas a que: • el alumno tenga espacio suficiente para manejar y almacenar el material de trabajo y disponga de una mesa que esté ubicada en el aula correcta- mente: de acuerdo con sus necesidades visuales,
  • 705. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 705 en un lugar donde pueda ver la pizarra, sin reflejos y a la distancia adecuada; • las condiciones de luz sean idóneas; • la organización y el orden de los distintos elemen- tos sean estables, advirtiendo al alumno sobre cualquier modificación; • los elementos de peligro, como puertas o venta- nas, no se mantengan entreabiertos. Finalmente, el profesional de la rehabilitación podrá asesorar sobre la necesidad de eliminar obstáculos y barreras arquitectónicas que dificulten la accesibilidad. El centro escolar —no siempre— puede disponer de medios y recursos para realizar grandes adaptaciones, por lo que el especialista tendrá que realizar un estudio pormenorizado para determinar las que, por seguridad, sean realmente imprescindibles de acometer, intentan- do, en otros casos, buscar soluciones sencillas. Recursos • efivis.Actividades y juegos para la estimulación de la Eficiencia Visual y perceptiva. • evo. Entrenamiento visual por ordenador. • Página de la Sección de Educación de la once: http://educa- cion.once.es/. • En el apartado de recursos de esta página se encuentran materiales didácticos para alumnos con discapacidad visual, algunos de los cuales se han citado en este capítulo.
  • 706. 706 Discapacidad visual y autonomía personal Referencias bibliográficas Aleman, A., Van Lee, L., Mantione, M., Verkoijen, I., y De Haan, E. H. F. (2001). Visual imagery without visual experience: eviden- ce from congenitally totally blind people. NeuroReport, 12(11), 2601-2604. Anderson, S., Boigon, S., Davis, K., y DeWaard, C. (2007). The Oregon Project for preschool children who are blind or visually impaired, 6.ª ed. Medford (Oregón, ee. uu.): Southern Oregon Education Service District. Arnau, M. A., y Orta, M. (2000). Desarrollo curricular en el área de autonomía personal: programación para alumnos de Educación primaria y Secundara con discapacidad visual. Integración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 32, 13-23. Barraga, N. C. (1980). Low vision observation checklist. En: N. C. Barraga, y J. Morris, Program to develop efficiency in vi- sual functioning: Diagnostic Assessment Procedure. Louisville: American Printing House for the Blind. [Edición en español: Planilla de observación de las conductas visuales. En: N. C. Barraga (1997), Textos reunidos de la Dra. Barraga, 2.ª ed., revisada y ampliada (143-150). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.] Barraga, N. C. (1997). Textos reunidos de la Dra. Barraga. 2.ª ed., revisada y ampliada. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Blanksby, D. C. (1992). Visual Assessment and Programming: the vap-cap handbook. Burwood, Victoria (Australia): Royal Victorian Institute for the Blind, Education Centre. [Versiones en español: Evaluación visual y programación: manual vap-cap. Trad. Susana Crespo. Córdoba (Argentina): icevh Región Lati- noamericana, 1993. Adaptación Equipo de Atención Temprana del cre de la once en Sevilla, 2000].
  • 707. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 707 Cantalejo, J. J. (2000). Entrenamiento en habilidades de autono- mía personal. En: M. R. Villalba (dir.), e I. Martínez (coord.), Aspectos evolutivos y educativos de la deficiencia visual (ii, 105-141). Madrid : Organización Nacional de Ciegos Españoles. Chapman, E. K., Tobin, M. J., Tooze, F. H., y Moss, S. (1979). Look and think. Londres: Schools Councils Publications. [Versión en español: Mira y piensa, Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles, 1986; segunda edición, 1997.] Cratty, B. J.,y Sams, T. A. (1968). The body-image of blind chil- dren. Nueva York: American Foundation for the Blind. [Versión en español: Imagen corporal del niño ciego, trad. Rolando Venegas, American Foundation for Overseas Blind.] Cronin, J. (1974). A curriculum guide for the development of body and sensory awareness for the visually impaired [Guía curricu- lar para el desarrollo del conocimiento corporal y sensorial de los deficientes visuales]. Springfield: Illinois Office of Education. Díaz-Aguado, M. J., Royo, P., y Baraja, A. (1995). Todos iguales, todos diferentes: 3. Programas para favorecer la integración escolar de niños ciegos. Investigación. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Fazzi, D. L., y Naimy, B. J. (2010). Teaching orientation and mobility to school-age children. En: W. R. Wiener, R. L. Welsh, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of orientation and mobility, 3.ª ed. (ii, 208-262). Nueva York: American Foundation for the Blind. Fleming, P., Ball, L. J., Collins, A. F.,y Ormerod, T. C. (2004). Spatial representation and processing in the congenitally blind. En: S. Ballesteros, y M. A. Heller (eds.), Touch, blindness and neuroscience (87-96). Madrid: Universidad Nacional de Educa- ción a Distancia. Florida Department of Education (1983). A resource manual for the development and evaluation of special programs for exceptional
  • 708. 708 Discapacidad visual y autonomía personal students. Volume v-e: Project ivey: Increasing Visual efficiency. Tallahassee: State of Florida Department of Education. Galifret-Granjon, N. (1971). Batería Piaget-Head de orienta- ción derecha-izquierda. En: R. Z azzo (ed.), Manual para el examen psicológico del niño, 3.ª ed. (i: 53-128). Madrid: Fundamentos. Herrera, J. (2008). Perspectivas de los programas de autonomía para el desplzamiento en alumnado con ceguera. Integración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 53, 37-45. Hill, E. W. (1981). Hill Performance Test on selected positional concepts. Chicago: Stoelting. Hyvärinen, L. (2000). Vision evaluation of infants and children. En: B. Silverstone, M. A. L ang, B. P. Rosenthal, y E. E. Faye (eds.), The Lighthouse Handbook on Vision Impairment and Vision Rehabilitation (ii: 799-820). Nueva York: Oxford University Press. Jansson, G. (2008). Haptics as a substitute for vision. En: M. Hersh, y M. A. Johnson (eds.), Assistive technology for visually impaired and blind people (135-166). Londres: Springer. Kephart, J., y Kephart, C. (1973). Kephart Scale: a mean to assess the personal and environmental awareness of young blind children. Curriculum Materials Clearing House. L andau, B., Gleitman, H.,y Spelke, E. (1981). Spatial knowled- ge and geometric representation in a child blind from birth. Science, 213(4513), 1275-1278. Lewis, V., Collins, G. M., Nock, J., Burns, J., y Twiselton, R. (2004). Blind children’s understanding of the Euclidean properties of space. En: S. Ballesteros, y M. A. Heller (eds.), Touch, blindness and neuroscience (119-125). Madrid: Universi- dad Nacional de Educación a Distancia.
  • 709. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 709 Lowenfeld, B. (1948). Effects of blindness on the cognitive functions of children. The Nervous Child, 7, 45-54. Lowenfeld, B. (1980). Psychological problems of children with se- verely impaired vision. En: W. M. Cruikshank (ed.), Psychology of exceptional children and youth, 4.ª ed. (255-341). Englewood Cliffs: Prentice Hall. Lucerga, R. (1993). Palmo a palmo: la motricidad fina y la conducta adaptativa a los objetos en los niños ciegos. Madrid: Organiza- ción Nacional de Ciegos Españoles. Martín, P. (1999). Atención temprana. En: M. R. Villalba (dir.), e I. Martínez (coord.), Aspectos evolutivos y educativos de la deficiencia visual (i: 131-189). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Morreau, L. E., Bruininks, R. H., y Moreno, D. (eds.) (2002). cals: Inventario de destrezas adaptativas. Bilbao: Mensajero. Núñez, M. A. (1999). El desarrollo psicológico del niño ciego: aspec- tos diferenciales. En: M. R. Villalba (dir.), e I. Martínez (coord.), Aspectos evolutivos y educativos de la deficiencia visual (i: 63- 130). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Pogrund, R. L., y Rosen, S. (1989). The preschool blind child can be a cane user. Journal of Visual Impairment and Blindness, 83(9), 431-439. [Versión en español: El niño ciego en edad preescolar puede usar un bastón. En: om para todos, n.º 71. Córdoba (Argentina): icevh Región Latinoamericana, 1990]. Rieser, J. J., Guth, D. A., y Hill, E. W. (1982). Mental processes mediating independent travel: implications for orientation and mo- bility. Journal of Visual Impairment and Blindness, 76(6), 213-218. Rieser, J. J., Guth, D. A., y Hill, E. W. (1986). Sensitivity to perspective structure while walking without vision. Perception, 15(2), 173-180.
  • 710. 710 Discapacidad visual y autonomía personal Rodríguez, A. (2005). Cómo leen los niños con baja visión. Archi- dona: Aljibe. Rodríguez, J. J., Vicente, M. J., Santos, C. M., y Lillo, J. (2003). Proyecto de Investigación evo (Entrenamiento Visual por Or- denador). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Rosenberg, J., Hertz, B. G. (1990). Preferential looking acuity in y multiply handicapped children. En: S. A. Aitken, M. Buultjens, y S. J. Spungin (eds.), Realities and opportunities: Early interven- tion with visually handicapped infants and children: Proceedings of the Internationa icevh Symposium on Visually handicapped Infants and Young Children (61-74). Nueva York: American Foundation for the Blind. [Versión en español: Agudeza visual en la mirada preferencial en niños multiimpedidos, icevh, 81. Córdoba (Argentina): Christoffel Blindenmission, 1994.] Ruf, A., y Torrents, T. (2008). pvfnc: Prueba de valoración de la Visión Funcional para personas que No Colaboran con el exa- minador. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Ruf, A., Torrents, T., y Salamero, M. (2005). Validación de la Prue- ba de valoración de la Visión Funcional para personas que No Colaboran con el examinador (pvfnc). Integración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 45, 7-16. Santos, C. M., y Campo, E. (2008). Características diferenciales de la lectura en vista en los alumnos con baja visión en la Educa- ción Secundaria Obligatoria. Integración: revista sobre ceguera y deficiencia visual, 53, 7-24. Saz, R., Capell, C., y Clavería, M. A. (2006). efivis: Actividades y juegos para la estimulación de la eficiencia visual y perceptiva. [cd-rom]. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Skellenger, A. C., Sapp, W. K. (2010). Teaching orientation and y mobility for the early childhood years. En: W. R. Wiener, R. L. Welsch, y B. B. Blasch (eds.), Foundations of Orientation and
  • 711. Capítulo 11. Intervención con niños y adolescentes 711 Mobility, 3.ª ed. (163-207). Nueva York: American Foundation for the Blind. Williams, B., Hoff, H., Millaway, S., y Cassidy, M. (1982). Project OMNI: Orientation and Mobility for Needed Independence: a pre-requisite orientation and mobility skills development curri- cula. Blue Bell (Pennsylvania): Morristown. Yangüela , J., y Gili, P. (2004). Desarrollo visual: ¿cuándo y cuánto ve un niño? [En línea: http://www.saludinfantil.com/desarro- llovisual.htm. Última actualización, 2004; comprobado el 4 de abril de 2011.] Zazzo, R. (1971). Test de orientación derecha-izquierda de Piaget. En: R. Zazzo (ed.), Manual para el examen psicológico del niño, 3.ª ed. (i: 27-48). Madrid: Fundamentos.
  • 713. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 1. Personas con sordoceguera Al hablar de los problemas que origina la sordocegue- ra en una persona, se hace referencia a la dificultad o incapacidad de ver y de oír, así como a la imposibilidad de recibir directamente, por propia experiencia y de forma clara, los estímulos producidos a distancia y, por lo tanto, conocer los acontecimientos que ocurren en su entorno. La sordoceguera limita la vida de las personas en los aspectos más cotidianos de su autonomía: caminar, comunicarse, realizar tareas para gestionar su vivienda, estudiar, trabajar, relacionarse, así como en su capaci- dad de conocer, tener iniciativas y dar respuestas. 1.1. Definición de sordoceguera Aunque las personas con sordoceguera vienen sien- do atendidas desde hace varias décadas en distintos
  • 714. 714 Discapacidad visual y autonomía personal países, no existe una definición oficial unificada a nivel internacional. La dificultad estriba en que, en la mayoría de los países, no está reconocida como discapacidad única, y en otros no lo ha sido hasta hace poco tiempo. Por otra parte, aunque la deficiencia visual y la auditiva pueden definirse de manera cuantitativa, no es reco- mendable hacerlo así con la sordoceguera (a excepción de la sordoceguera total). Álvarez (2004) afirma que «una persona es sordocie- ga cuando siendo ciega o deficiente visual es también sorda o deficiente auditiva, de forma tal que le es difícil, cuando no imposible, comunicarse con los demás con normalidad». 1.1.1. Definiciones clínicas y cuantitativas a) Deficiencia visual. Tal como se indica en el ca- pítulo 2, la deficiencia visual se mide clínicamente según los parámetros de «agudeza visual», «cam- po visual», «sensibilidad al contraste», etc. b) Deficiencia auditiva. Las deficiencias auditivas se clasifican en función del grado de pérdida —ligera, mediana, severa, profunda o total (v. anexos)— del lugar en el que está localizada la lesión (conductiva o de transmisión, perceptiva o neurosensorial, mixta) y del momento de apari- ción (prelocutiva o postlocutiva). Las definiciones de sordoceguera adoptadas no suelen ser cuantitativas, ya que es muy complicado delimitar el grado de pérdida auditiva necesario que,
  • 715. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 715 combinado con el visual, debe tenerse para que se produzcan dificultades en la comunicación y compren- sión de lo que sucede en nuestro entorno. Por ello, las definiciones utilizadas se basan preferentemente en aspectos funcionales. 1.1.2. Definiciones funcionales En 1999 la DbI (Deafblind International, Interna- cional de Sordociegos) instó a todos los gobiernos nacionales para que incluyeran la sordoceguera como grupo de discapacidad de forma específica. Pedía que se incorporara a la legislación y se hiciera referencia a sus necesidades particulares, distintas de las que tienen las personas con una sola deficien- cia sensorial. En abril de 2004 el Parlamento Europeo formuló la Declaración 1/2004 de la Sordoceguera como Discapa- cidad Específica (Parlamento Europeo, 2004) y rogó a los estados miembros que garantizasen sus derechos mediante una legislación adecuada. Oficialmente está reconocida en Dinamarca, Francia, Noruega, Reino Unido y Suecia, mientras que España e Italia están en proceso de hacerlo. En noviembre de 2005, el Parlamento Español aprobó una proposición no de ley (Congreso de los Diputados, 2005) en la que instaba al Gobierno a modificar el Real Decreto 1971/1999, de procedimiento para el reconoci- miento, declaración y calificación del grado de minusva- lía, tipificando en él la sordoceguera como discapacidad específica.
  • 716. 716 Discapacidad visual y autonomía personal En España, la definición utilizada durante mucho tiempo ha sido: «Una persona es sordociega cuando en ella se combinan dos deficiencias sensoriales (visual y auditiva) que se manifiestan en mayor o menor grado, generando problemas de comunica- ción únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para percibir de manera global, conocer, y, por tanto, interesarse y desenvolverse en su en- torno». En el año 2007 fue aprobada la Ley 27/2007, de 23 de octubre (boe del 24 de octubre) (España, 2007), por la que se reconocen las lenguas de signos espa- ñolas y se regulan los medios de apoyo a la comuni- cación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas, en cuyo texto se incluye de forma explícita una definición de las personas con sordoceguera. En una normativa interna, también de 2007 (Circular n.º 9/2007, de 18 de julio) (Organización Nacional de Ciegos Españoles, 2007), la once adop- tó una definición por la que «quedarán incluidos en el colectivo de afiliados con sordoceguera, los afiliados en quienes concurran las dos deficiencias sensoriales (visual y auditiva), que se manifiestan en mayor o menor grado, generando problemas de comunicación únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para percibir de manera global, conocer y, por tanto, interesarse y desenvol- verse en su entorno». Para ello, elaboró, además, unos criterios de carácter mixto: cuantitativos y funcionales (v. anexos).
  • 717. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 717 1.2. Grupos de población y sistemas de comunicación El grupo de personas con sordoceguera es muy heterogéneo, ya que cada una de ellas presenta una situación sensorial, comunicativa, etc., diferente a las demás. 1.2.1. Factores determinantes La etiología, las características de cada una de las deficiencias, el momento en que se producen, el orden en que aparecen, la existencia de deficiencias concurrentes y el ambiente estimular son variables que determinan las características individuales de cada persona sordociega (v. anexos). Para facilitar la intervención, se suelen agrupar de dos maneras: a) Considerando el momento en que aparece cada deficiencia sensorial y su grado de pérdida. Son va- riables que determinan el sistema de comunicación utilizado y la forma perceptiva principal. • Personas con sordoceguera congénita. • Personas con sordoceguera adquirida: ◦◦ deficiencia auditiva congénita y visual adquirida. ◦◦ deficiencia visual congénita y auditiva adqui- rida. ◦◦ deficiencias visual y auditiva adquiridas.
  • 718. 718 Discapacidad visual y autonomía personal b) Gómez (2000) presenta, además, una forma de agrupamiento, teniendo en cuenta el nivel de fun- cionamiento, que puede ser alto, medio o bajo. 1.2.2. Grupos de población según el momento en que se produce cada deficiencia sensorial y su grado de pérdida a) Personas con sordoceguera congénita Nacen con deficiencia visual y auditiva o las adquie- ren al poco de nacer. La capacidad natural de observar e interactuar con el entorno está afectada y, por tanto, es difícil realizar aprendizajes espontáneos y desarrollar un sistema de comunicación. b) Personas con sordoceguera adquirida Adquieren la sordoceguera a lo largo de la vida. Depen- diendo del momento vital en que surjan las deficiencias y del orden de aparición de cada una, pueden clasificarse en: • Deficiencia auditiva congénita y pérdida de visión adquirida. La deficiencia auditiva está pre- sente en el momento del nacimiento o se adquiere poco después, por lo que es difícil aprender la len- gua oral de manera espontánea. Posteriormente, se produce la deficiencia visual. La mayoría de personas incluidas en este grupo se comunican en lengua de signos. Según García
  • 719. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 719 (2004), se trata de «un sistema de signos con- vencional, con una estructura y unas reglas de combinación, utilizado por una comunidad (las personas sordas, sus familias y amigos) para comunicarse». Al disminuir su visión, necesitan adaptarse para comprender la lengua de signos a través del tacto. Deberán colocar sus manos sobre las del interlocutor, para percibir los signos y comprender el mensaje. Foto 83. Lengua de signos con apoyo táctil • Deficiencia visual congénita y pérdida de audición adquirida. La deficiencia visual es congénita y, posteriormente, pierden total o parcialmente la audición (v. anexos). Se expresan en lengua oral. A medida que disminuye su capacidad auditiva, necesitan
  • 720. 720 Discapacidad visual y autonomía personal aprender sistemas de comunicación percibidos táctilmente, fundamentalmente los alfabéti- cos. Para las personas de este grupo, es muy adecuado el sistema dactilológico en palma. Cada letra del alfabeto se representa con una posición concreta de la mano. El emisor coloca su mano sobre la de la persona sordociega y le transmite el mensaje letra a letra. Figura 39. Alfabeto dactilológico táctil • Pérdida visual y auditiva adquiridas durante el transcurso de la vida. Cada una de las pérdi- das sensoriales puede producirse o manifestarse simultáneamente o no, y seguir una evolución similar o distinta (v. anexos).
  • 721. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 721 Su comunicación expresiva es oral. Al dejar de oír los mensajes orales, necesitan aprender sistemas alternativos a través del tacto, preferentemente los alfabéticos. La escritura en la palma con letras mayúsculas, una sobre otra hasta completar la palabra (el interlocutor escribe el mensaje, con su dedo índi- ce, sobre la palma de la mano de la persona con sordoceguera), es, en general, el primer sistema recomendado. En segundo lugar, aprenden el alfabeto dactilológico. Si existen problemas de discriminación táctil, un sistema útil es el dedo como lápiz. El interlocutor sujeta el dedo índice de la persona con sordoce- guera, a modo de lápiz, y escribe con él, sobre una superficie o en la palma de su mano. Figura 40. Dirección del trazo de las letras mayúsculas en palma
  • 722. 722 Discapacidad visual y autonomía personal 1.2.3. Clasificación según los niveles de funcionamiento Las personas presentan diferentes posibilidades de funcionamiento, de conexión con el entorno, de detec- tar que se ha producido un cambio y reaccionar, y de tener iniciativas. De acuerdo con Gómez (2004), el hecho de que existan o no deficiencias añadidas, la situación de mo- tivación, la privación sensorial, el momento de inicio de la intervención respecto a cuando se produjo la sordo- ceguera y las capacidades individuales genéticamente predeterminadas, dan como resultado personas con diferentes niveles de funcionamiento (v. anexos). 2. Programas de rehabilitación 2.1. Evaluación 2.1.1. Recogida de información Un aspecto específico de la evaluación de las perso- nas sordociegas, en relación con el proceso explicado en el capítulo 4, es obtener información del sistema de comunicación que utilizan. En el caso de la once, esta información puede llegar a través del Especialista en Sordoceguera de la zona donde resida, de otros pro- fesionales, de la familia, de profesionales de centros/ residencias, etc. Este dato determinará la modalidad de comunicación que se utilizará durante las clases: guía-intérprete,
  • 723. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 723 mediador o directamente el propio especialista. Esta comunicación directa es posible si el alumno se expre- sa oralmente y puede recibir el mensaje a través de alguna de estas modalidades: auditiva, lectura labial o dactilológico en palma. Además de conocer su sistema de comunicación y su situación visual, hay que recopilar información sobre: a) Situación auditiva. Siempre que sea posible, se deben averiguar: • El momento de aparición de la pérdida: si es es- table o progresiva, su situación actual, el uso de prótesis o si rechaza su utilización. • El uso de audífonos: si los lleva, conocer la am- plitud de frecuencias que cubren, la intensidad necesaria para recibir los sonidos, si ofrecen programas diferentes según los entornos y la posibilidad de conexión con productos de apoyo, a través de bobina telefónica u otros sistemas de transmisión del sonido. • Otros aspectos: conocimientos sobre el cuidado y limpieza de las prótesis, frecuencia con que acude al audioprotesista, aprovechamiento del resto auditivo para reconocer los sonidos de la vivienda, del espacio exterior y del habla en di- ferentes condiciones ambientales. Así mismo, se debe preguntar si posee productos de apoyo en la vivienda y su utilidad.
  • 724. 724 Discapacidad visual y autonomía personal b) Comunicación con el público. Se refiere a los intercambios comunicativos entre la persona con sordoceguera y otras que desconocen su sistema de comunicación. La evaluación en el aula permitirá conocer la capaci- dad de comprensión de una interacción comunicativa concreta, el grado de habilidad con la escritura, la lectura labial o cualquier modo útil para comunicarse con el público. La evaluación en su entorno real permite comprobar el grado de incorporación de cada forma comunica- tiva para resolver situaciones cotidianas, así como la frecuencia y la habilidad con que la utiliza. c) Comprensión y uso de la estructura de la lengua escrita. Cuando la primera lengua que utiliza el alumno es la de signos, conviene conocer el grado de complejidad de las frases que es capaz de escribir de manera espontánea, sin ayuda de otras personas. Igualmente, es necesario saber su nivel de comprensión en la lectura de frases funcionales, relacionadas con aspectos de la vida diaria. d) Necesidades de mejora de autonomía. La sordoceguera genera unas consecuencias tan limi- tadoras que es frecuente que la persona asuma la dependencia y se sienta incapaz de modificar aspec- tos de su vida, recuperar actividades anteriores y plantearse necesidades nuevas. Hay que explicarle, con ejemplos concretos, lo que puede reportarle la
  • 725. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 725 rehabilitación respecto a su situación actual, para que determine en qué necesitan mejorar. En el caso de las personas de bajo o medio nivel de funcionamiento, la solicitud de atención es realizada por los miembros de su familia, del entorno escolar o residencial. La recogida de datos, la información del grado de autonomía, los comportamientos sensoriales, sus hábitos, etc., se llevará a cabo mediante: • Entrevistas. A las personas que normalmente se relacionan con él, acerca de la rutina diaria de actividades, grado de autonomía, lugares donde las realiza, personas con las que se relaciona o le supervisan, y la forma de comu- nicación con ellos. • Registros. Se propone a las personas con las que mantiene un contacto habitual que anoten información sobre las tareas que realiza. • Observación directa de su desenvolvimiento en algunas actividades. Se realizarán en el lugar y horario en que las desarrolla habitual- mente. • Grabaciones. Se solicita a la familia que grabe una actividad concreta o, en su caso, autorice al personal del centro donde se encuentre para que lo haga. Estas grabaciones se analizan pos- teriormente.
  • 726. 726 Discapacidad visual y autonomía personal 2.1.2. Proceso de evaluación 2.1.2.1. Factores condicionantes y recursos Si el alumno cuenta con un sistema de comunicación formal (respuestas claras ante preguntas concretas), la evaluación será similar a la realizada con las personas normooyentes con discapacidad visual. Con los que no poseen un sistema de comunicación formal (no es seguro que las respuestas sean fiables) pueden utilizarse algunos recursos para obtener la in- formación: • Imágenes que representen tareas, posturas…, para que las imite. Si no puede verlas o interpre- tarlas, son útiles las figuras articuladas, o incluso el mismo profesional puede actuar como modelo. • Enseñarle los signos de «igual» y «distinto». Si los usa correctamente, se le muestran imágenes, texturas, objetos, sonidos, etc., de dos en dos, para que identifique su igualdad o diferencia. • Mostrarle un dibujo, símbolo, textura… y pedirle que señale, entre otros varios que se le han en- tregado, el que es igual. 2.1.2.2. Evaluación funcional de las capacidades perceptivas Hay una serie de aspectos que requieren una aten- ción especial.
  • 727. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 727 Valoración del aprovechamiento del resto auditivo utilizando sus prótesis • Para la comunicación. El oído humano percibe sonidos con frecuencias entre 20 y 20000 vibra- ciones por segundo, que son las audibles. Las conversacionales de la voz humana, están entre 250 y 3000 Hz, pero algunos fonemas se encuen- tran entre los 4000 y los 8000 Hz. La audiometría informa de los sonidos que puede oír una persona en las distintas frecuencias y la intensidad a la que los escucha. La zona som- breada muestra la intensidad a la que normal- mente se encuentran los sonidos del habla. Figura 41. Audiograma de sonidos familiares
  • 728. 728 Discapacidad visual y autonomía personal El especialista en rehabilitación debe conocer la uti- lidad del resto auditivo para la comunicación, teniendo en cuenta la distancia a la que se le habla, el volumen de voz, la velocidad del habla, el ruido de fondo y el tipo de voz. • Para la recepción de los sonidos ambientales. La estimación de la distancia respecto a la fuente sonora, tal como indican Wiener y Lawson (1997) refiriéndose al estudio realizado por Sayers y Cherry (1957), es posible por la diferencia entre ambos oídos en la recepción de las frecuencias altas, que son menores en el oído más alejado del sonido. También es debida a la diferencia de la recepción de los sonidos en tiempo, la variación de intensidad de la señal y la posición de la fase de la onda sonora en cada uno. Los mismos autores indican que Perrott y Elfner (1968) comprobaron que, aunque la localización del sonido es un proceso binaural, también es posible con un solo oído, siempre que el sonido sea prolongado y se pueda girar la cabeza. Wiener, Lawson, Naghshineh, Brown, Bischoff y Toth (1997), estudiaron los sonidos producidos por la detención y aceleración de los coches, encontrando que la intensidad de los sonidos del tráfico es mayor en las frecuencias bajas/medias y menor en las altas. Wiener y Lawson (1997) exponen que las últimas investigaciones sobre la localización del eco de-
  • 729. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 729 muestran que los sonidos de frecuencias más bajas tienen mayor importancia que los de frecuencias altas (10000 y 12000 Hz), que, aún siendo útiles, no son necesarias para la percepción del eco. Los audiómetros, generalmente, abarcan una fran- ja de frecuencias entre 250 y 6000 Hz, llegando a veces hasta 8000 Hz. Por otra parte, se adaptan los audífonos para facilitar la inteligibilidad del habla en frecuencias comprendidas entre los 400 o 1000 y los 4000 Hz de entre aquellas en las que se conserve audición. Sin embargo, raramente se consideran las necesarias para la orientación (si conservan restos auditivos, en frecuencias altas o muy bajas). El audífono controla automáticamente el volumen de la amplificación de los sonidos fuertes y los disminuye para que no dañen el oído. Este hecho interfiere en el cálculo de las distancias, pues los sonidos fuertes cercanos se perciben como si fueran lejanos. El audífono amplifica el sonido que se produce junto a la persona. Los más alejados no los capta, a excepción de los que son muy intensos. Wiener y Lawson (1997) indican que De l’Aune, Lewis, Dolan, Grimmelsman y Needham (1976) recomendaron que los audífonos incorporaran la posibilidad de apagar el control automático del volumen —cuando el usuario lo considere— en los desplazamientos.
  • 730. 730 Discapacidad visual y autonomía personal Una vez conocidos los datos de la audiometría en ambos oídos, la franja de frecuencias que amplifica el audífono y las posibilidades que ofrece de variar los programas según el entorno, se planifica la valoración de las diferentes habilidades auditivas. La evaluación se hará sin el apoyo del resto visual y en varios días, en situaciones reales, en espacios por los que vaya a caminar (interiores y exteriores) y que tengan condiciones acústicas distintas. También se debe valorar el reconocimiento de sonidos del entorno familiar cuando se quita los audífonos. Si el alumno debe empezar a usar audífonos o necesita cambiarlos, el especialista puede aprovechar la ocasión para transmitir al audio- protesista la importancia que tiene la amplifi- cación de frecuencias bajas y altas, así como la posibilidad de apagar el control automático del volumen, que limita y modifica la información ambiental. Valoración del resto visual Para la comunicación. Comprobar si los datos ob- jetivos de agudeza visual y de sensibilidad al contraste le permiten: • Leer frases, en interiores o exteriores, deter- minando el tamaño de letra, la iluminación y el contraste necesarios.
  • 731. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 731 • Leer mensajes de móviles o pantallas de cristal líquido. • Apoyarse en la lectura labial. • Ver el movimiento de las manos signando. Es necesario constatar también si el campo visual que conserva le permite ver los signos a una distancia normal en la comunicación. Finalizadas las valoraciones de los restos visual y auditivo, por separado, se comprobará el grado de integración de ambos en la comunicación y en la re- cepción de información ambiental, o la dominancia de uno de ellos. Valoración del tacto Las pruebas de discriminación táctil pueden reali- zarse tal como se indica en el punto 2.1.2.1. Factores condicionantes y recursos. Es importante observar el uso espontáneo del tacto para identificar detalles, localizar objetos, comunicarse, etc. Cuando se adquiere la sordoceguera y la situación previa era de sordera, la persona no está habituada a utilizar el tacto, mostrándose resistente a la incorpora- ción de esta vía perceptiva en las actividades cotidianas y el desplazamiento.
  • 732. 732 Discapacidad visual y autonomía personal Valoración del sentido cinestésico y su aplicación en destrezas motoras • Equilibrio. Algunas personas con sordoceguera tienen afectado el sistema vestibular y no son capaces de realizar las pruebas de equilibrio. La información aportada por el sistema vestibular, el sentido visual y el propioceptivo, se integra para mantener la coordinación postural y el control mo- tor. El equilibrio se mantiene por los cambios de tono muscular —que ordena el cerebro— en las distintas partes del cuerpo tras la información recibida por los tres receptores sensoriales mencionados. El sistema vestibular ayuda a mantener la posi- ción corporal erguida, tanto en reposo como en movimiento, informando de las inclinaciones de la cabeza hacia los distintos planos y de los giros. Permite reaccionar automáticamente ante caídas o desequilibrios e informa de la orientación en el espacio. A medida que van perdiendo la visión, si tienen afectado el equilibrio, el sentido propioceptivo es el único de los tres receptores sensoriales que puede informar de la postura e inclinación del cuerpo. Su control permitirá mantener la estabili- dad y una postura corporal erguida. • Postura. En la valoración de la posición corporal, en bipedestación y durante la marcha, hay que diferenciar la alteración en la colocación de los
  • 733. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 733 distintos segmentos del cuerpo de la compensa- ción por la falta de equilibrio. Si la postura estática en bipedestación, apoyando la espalda o el lado del cuerpo en la pared es correcta pero necesita mantener ligeramente se- parados los pies, y todavía los separa más cuando camina, indica un problema de equilibrio. Se debe informar a las personas de esta situación, pero no corregírsela. Se observarán las posturas, en sedestación y bi- pedestación, adoptadas durante la comunicación táctil (lengua de signos apoyada o dactilológico en palma). Al perder la visión progresivamente, van adap- tando la posición del tronco y de los hombros de forma que puedan sujetar la muñeca/mano de su interlocutor a la distancia más lejana posible. Cuando la visión es nula y se utiliza un sistema de comunicación táctil, se suele mantener (inne- cesariamente) la elevación del hombro del brazo que agarra la mano del interlocutor, inclinando el tronco lateralmente en vez de mantenerlo en una posición erguida. Esta postura produce fuertes contracturas y dolores musculares. • Mantenimiento de la línea recta. Para valorar la distancia durante la que es capaz de mantener la línea recta, se le puede pedir que apoye la es- palda y los talones en la pared (escuadrarse) y, después, que camine con los ojos cerrados.
  • 734. 734 Discapacidad visual y autonomía personal Cuando existe resto auditivo, la desviación será hacia el lado que coincide con el oído de mejor audición. Si no mantienen bien el equilibrio, lo compensan separando las piernas para tener una mayor base de apoyo y, de esta forma, pueden caminar varios metros sin torcerse. • Giros. El concepto de giro es difícil de entender y hay que buscar la forma de explicarles con claridad lo que se pretende. Cuando se utiliza la lengua de signos, son más útiles las instrucciones del tipo «dar media vuelta» o «girar a la derecha» que definir el giro en grados (180º o 90º). Cuando tienen problemas de equilibrio, realizan los giros de forma más abierta. • Sensación de inclinación. Debe valorarse la capacidad de percibir rampas (hacia abajo) y va- dos (tanto la inclinación a su izquierda como a su derecha). Al caminar, suelen manifestarse los problemas de equilibrio, acelerando en las primeras y desvián- dose de la línea recta en los segundos. • Memoria muscular. La falta de audición y visión hace más relevante el cálculo automático de la distancia, que tendrá que realizarse por memoria muscular. Tiene gran importancia en la posición corporal y en la aproximación desde la pared al bordillo en los cruces conocidos.
  • 735. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 735 2.2. Diseño del programa 2.2.1. Comunicación durante las clases El especialista en rehabilitación debe adaptarse al sistema de comunicación utilizado por el alumno. Si es la lengua de signos o los gestos naturales, un guía-intér- prete o un mediador pueden facilitar la comunicación. Cuando se expresa oralmente y recibe la respuesta a través del sistema dactilológico en la palma de la mano, el profesional puede aprenderlo con cierta rapidez, y no será necesaria la intervención de un guía-intérprete. Es preferible no contar con la familia para la interpre- tación, porque no siempre disponen de un código fluido y su implicación les mueve, a veces, a contestar o a decidir por el alumno. 2.2.2. La intervención a través del guía-intérprete o del mediador a) A través del guía-intérprete Los guías-intérpretes conocen los sistemas y recursos de apoyo a la comunicación. Su función es interpretar los mensajes emitidos —en lengua de signos u otros sistemas— a la lengua oral. Lo mismo hacen con la res- puesta del interlocutor: en este caso, de la lengua oral al sistema utilizado por la persona con sordoceguera. Transmiten también lo que sucede en el entorno: situaciones, sonidos, matices y las reacciones del inter-
  • 736. 736 Discapacidad visual y autonomía personal locutor, facilitando de esta forma el conocimiento y la comprensión de lo que sucede. Es conveniente que el especialista anticipe al intérprete la información com- plementaria que garantice el éxito de la sesión, para que la transfiera al alumno. Si es preciso, el guía-intérprete realiza el acompa- ñamiento desde su domicilio al lugar de la interven- ción. Si el sistema de comunicación es la lengua de signos (en sus distintas adaptaciones) o una comunicación gestual, el especialista deberá: • utilizar términos sencillos, • emplear frases cortas, • hablar pausadamente, • poner ejemplos para clarificar, • explicárselos al intérprete con antelación, para que los comprenda y transmita adecuadamen- te, y • confirmar que el alumno lo ha entendido y lo apli- ca correctamente en situación de práctica. Durante las clases, el especialista puede aprender algunos signos que le permitan desplazarse con el alumno. El intérprete participará cuando sea necesaria la comunicación, a indicaciones del profesional.
  • 737. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 737 b) A través del mediador El mediador de personas con sordoceguera es el profesional que: • Maneja con fluidez diferentes sistemas de comu- nicación alternativos al lenguaje oral. • Actúa como nexo entre la persona con sordoce- guera y el mundo, ayudando a que conozca lo que hay y sucede en él. • Motiva, facilita y dinamiza las relaciones de in- teracción y comunicación entre la persona con sordoceguera y su entorno. • Asegura la puesta en práctica de los aprendizajes adquiridos en los distintos programas. Puede intervenir también cuando el alumno no dispone de un sistema de comunicación eficaz, o ser solamente útil en su ambiente familiar. 2.2.3. Por dónde empezar El nivel de autonomía que se alcance dependerá de cada individuo: no hay que limitarlo a priori por tener sordoceguera. La atención se inicia en los entornos conocidos y, a continuación, en aquellos por los que necesita despla- zarse de manera habitual.
  • 738. 738 Discapacidad visual y autonomía personal Cuando la sordoceguera es adquirida, se comienza por actividades que supongan un menor cambio en la incorporación de conductas que le hagan verse, ante sí mismo o los demás, como persona sordociega. Para las personas con un nivel de funcionamiento medio o bajo se elegirán actividades que puedan ser repetidas y supervisadas por el personal de apoyo de- signado. Los objetivos para los niños se establecerán junto con el profesor tutor y la familia. 2.2.4. Entornos de entrenamiento La elección del lugar para realizar el programa depende, en gran medida, del nivel de funciona- miento. Cuando es alto, puede empezarse en entornos controlados (aula de entrenamiento, donde puedan aislarse los estímulos) y, posteriormente, en el es- pacio real. Cuando los objetivos son lograr independencia en exteriores y realizar gestiones (compras…), se debe entrenar en el lugar donde se desenvolverá el alumno. En los casos de medio o bajo nivel de funciona- miento, se realiza directamente en el espacio habitual del alumno, en su horario y con sus propios utensilios (aseo, cocina, etc.).
  • 739. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 739 2.2.5. Tiempos de intervención a) Duración de las clases El tiempo destinado a las sesiones es mayor que en los alumnos con discapacidad visual, debido a que la transmisión del mensaje es más lenta y requiere con- firmación constante. b) Duración de los programas Dado que los referentes auditivos del entorno no pueden aprovecharse o no son del todo fiables, los pro- gramas pueden ser largos, ya que hay que desarrollar otros canales sensoriales (propioceptivo, táctil, olfati- vo), conocer minuciosamente el entorno y entrenar las estrategias de comunicación. Los objetivos deben ser concretos y realistas, fina- lizando la atención una vez logrados. Es habitual, tras ponerlos en práctica, que el alumno manifieste nuevas necesidades, que se cubrirán iniciando otro período de rehabilitación. Las personas con pérdidas progresivas necesitan intervenciones sucesivas para lograr independencia, a partir de cada nueva situación. 2.2.6. Personas de apoyo. Coordinación con otros profesionales Las personas de apoyo (cuidadores, educadores de centros y residencias, familiares…) que contribuyen en
  • 740. 740 Discapacidad visual y autonomía personal el desarrollo del programa de autonomía precisan una formación específica sobre los aspectos relacionados con la actividad. El especialista es el responsable de esta tarea formativa. Si intervienen profesionales de otras áreas (apoyo psicosocial, logopedia, braille, sistemas de comunica- ción alternativos y tiflotecnología, para la comunicación a distancia y el acceso a la información), se mantendrá con ellos una buena coordinación, orientando las actua- ciones hacia la mejora de la independencia. 2.2.7. Ámbitos de intervención Las áreas de intervención, además de las especifi- cadas en los capítulos anteriores, son: asesoramiento a las personas habituales de los entornos donde se plantea el logro de la autonomía (empleados de las tien- das cercanas, vecinos que puedan ayudarle, porteros, camareros de los bares que frecuenta, responsables de actividades de ocio y deporte, etc.). Los objetivos son que puedan comunicarse básicamente con el alumno y entiendan las necesidades y dificultades que conlleva la sordoceguera. 2.3. Comunicación con personas que desconocen los sistemas Si la primera deficiencia es la visual, antes de que aparezca la auditiva la comunicación se realiza a través de la lengua oral. A pesar de la pérdida de visión, es posible comprender los mensajes de los familiares o amigos e identificar a cada uno de ellos, incluso si hay
  • 741. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 741 otra persona que habla simultáneamente y está cerca. La distancia o dirección de procedencia de la voz no afecta a la comprensión del mensaje. En las conversaciones telefónicas no hay ninguna dificultad para entender y hacerse comprender. Es más, el interlocutor ni siquiera es consciente de que habla con alguien que no ve. Si acuden a una tienda o piden información en la ca- lle, pueden situar espacialmente a la persona con la que hablan, y esto les permite dirigirse hacia donde están. Igualmente, pueden preguntar cuándo es su turno, las direcciones a tomar para dirigirse a un lugar concreto y comprender la respuesta proporcionada. Cuando aparece la segunda deficiencia —auditiva, en este caso— las formas comunicativas habituales son insuficientes e ineficaces. Las personas ciegas con pérdida auditiva entienden a sus interlocutores con dificultad a través del canal auditivo. Dependerá de la distancia a la que les hablen, del volumen y del tipo de voz, de la velocidad del habla y del ruido de fondo. Progresivamente, los mensajes que les dirigen están formados por frases más cortas, que deben repetir varias veces para que las entiendan. También tienen problemas para comprender las con- versaciones telefónicas, sobre todo con desconocidos. En las compras, y cuando solicitan ayuda en la calle, no localizan de dónde procede la voz del interlocutor, y es posible que no le entiendan si hay ruido ambiental,
  • 742. 742 Discapacidad visual y autonomía personal habla rápido, vocaliza poco y/o está situado demasiado lejos. Cuando la primera deficiencia es la auditiva, la co- municación con el entorno próximo puede ser difícil, especialmente cuando se utiliza la lengua de signos. No siempre los familiares conocen este sistema, y le trans- miten los mensajes vocalizando y realizando gestos. En las compras, buscan y escogen los artículos en los estantes. Cuando precisan comunicarse —pedir una consumición, pagar, solicitar ayuda— escriben improvi- sadamente lo que desean, utilizando palabras aisladas o frases cortas. También se sirven de gestos sencillos para indicar lo que quieren (artículos detrás de una vitrina, alimentos al peso, informarse del precio, etc.). En situaciones que requieren una comunicación más compleja —consulta médica, gestiones oficiales y ban- carias…— pueden solicitar los servicios de un intérprete de lengua de signos. Sin embargo, la persona sorda con pérdida visual, a medida que su visión se deteriora, tiene más problemas para entender a las personas de su entorno. No ve con claridad los labios ni los gestos de la cara, por lo que le resulta más difícil la lectura labial, agravándose la situación si las condiciones de iluminación no le son favorables. La localización de artículos y la visualización de pre- cios en las tiendas se convierten en graves problemas. No entiende al dependiente y no dispone de alternativa
  • 743. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 743 de comunicación, ya que no está acostumbrado a utili- zar la escritura con este fin. Del mismo modo, le cuesta ver la pantalla del telé- fono móvil o los mensajes del fax, los sistemas de co- municación a distancia más comunes que solía utilizar. La incomunicación es tan grande que afecta, incluso, a hechos tan básicos como la solicitud de un intérprete. Cuando sobreviene la segunda deficiencia deben realizar adaptaciones y aprender: • Una forma de comunicación receptiva basada en el tacto: Si no entienden la información en la mayoría de las situaciones, hay que desarrollar la comunicación táctil. • Estrategias de comunicación con el público: Habilidades que le permitan comunicarse básica- mente con personas que desconocen su código habitual. • Comunicación a través de un guía-intérprete: De- ben aprender a solicitar y a utilizar los servicios de guía-interpretación. La familia, ante la segunda discapacidad, tendrá que realizar adaptaciones en aspectos como: • Conocer la nueva situación sensorial: Entender de qué modo afectan los cambios en la comunica- ción, así como la repercusión en las actividades que realizaba.
  • 744. 744 Discapacidad visual y autonomía personal • Adaptarse a una nueva forma de comunicación: Aprender a transmitirle la información a través del tacto. 2.3.1. Estrategias de comunicación con el público El concepto de «comunicación con el público» se viene utilizando desde hace tiempo por Mary M. Michaud (Mi- chaud, 1987) y Dona Sauerburger (Sauerburger, 1993), entre otros. Se refiere al conjunto de habilidades que las personas con sordoceguera utilizan al comunicarse con quienes desconocen su sistema habitual. Para la independencia en los desplazamientos y su autonomía, tanto en las compras como en la relación puntual con los miembros de su comunidad, el alumno necesita una forma de comunicación, receptiva y ex- presiva, diferente a las habituales. Algunos utilizarán los mismos recursos para «escuchar» y «hablar», mientras que otros deberán hacerlo de una forma diferente. Para determinar el sistema más adecuado para cada alumno, es necesario tener en cuenta: a) La situación sensorial actual. Determina el canal sensorial por el que recibirá la información. Puede variar en función de las condiciones am- bientales de iluminación y sonido. b) El código de comunicación habitual. Si es la lengua de signos, estará habituado a comunicarse con las personas de la calle a través de gestos. Si
  • 745. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 745 es la lengua oral, puede seguir hablando, aunque no escuche la respuesta. c) El nivel de conocimiento de la lectoescritura. Algunas personas con sordera pueden escribir frases con una estructura gramatical correcta, mientras que otras solo utilizan palabras sueltas o frases cortas, con una estructura que se co- rresponde con la traducción literal de la lengua de signos, no respetando el orden de la oral. Hay que averiguar si comprende el significado de las palabras de los letreros y carteles (en super- mercados, estaciones de transporte, edificios pú- blicos), así como los mensajes escritos por otros. d) La capacidad de comprender una situación y reaccionar en el momento. Dependerá del nivel de funcionamiento, de su experiencia en caminar y en realizar compras o gestiones. Hay personas que, ante situaciones desconocidas, son capaces de analizarlas y buscar alternativas comunicativas para resolverlas con seguridad. Otras, por falta de experiencia o de capacidad, necesitan que se les prepare y entrene en el uso de recursos comunicativos para las situaciones de emergencia: pedir que llamen a su familia o coger un taxi para volver a casa. e) El grado de motivación para la independen- cia. Tras disminuir la visión y la audición, algunas
  • 746. 746 Discapacidad visual y autonomía personal personas eligen poner en práctica las estrategias aprendidas para continuar realizando las acti- vidades cotidianas de manera independiente, mientras otras optan por salir solo cuando es preciso —siempre acompañados— y por que les resuelvan las necesidades más esenciales. Si la motivación es buena, el especialista y el alumno analizarán juntos las situaciones comuni- cativas que este se puede encontrar y prepararán los recursos para afrontarlas —que pueden ser de distinta índole— hasta que pueda aplicarlos por sí mismo y solo necesite supervisión. Cuando hay reticencia en incrementar la autono- mía, tampoco hay buena disposición para realizar nuevos aprendizajes y, por tanto, la adquisición de estrategias para la comunicación es más limitada. 2.3.2. Estrategias para la comunicación expresiva Como decíamos anteriormente, algunas personas utilizarán idénticos recursos para expresar y recibir la in- formación, mientras otras lo harán de manera diferente. a) El habla Permite emitir mensajes y pedir ayuda para resolver situaciones, sin necesidad de preparación previa. Tal como indicábamos, suelen comunicarse a través de la lengua oral aquellos que han perdido primero
  • 747. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 747 la visión y después, una vez adquirido el lenguaje, la audición (de forma parcial o total). Aunque es menos frecuente, también hay personas que, aún naciendo sordas, aprenden a hablar adecuadamente. A pesar del deterioro del resto de audición, e incluso cuando la pérdida es total, conservan la capacidad de expresión oral, que suele ser inteligible para los demás. Sin embargo, tienen algunos problemas que conviene tener en cuenta. Si la pérdida auditiva es severa o total, es difícil controlar su volumen de voz y ajustarlo al ruido del entorno (habla claramente, pero no se le oye o eleva excesivamente el tono de voz). Por otro lado, la articula- ción de las palabras puede deteriorarse si ha transcurri- do mucho tiempo desde la pérdida auditiva, pues al no oírse, no pueden controlarla. En este caso, las personas con las que tiene poco trato no suelen comprenderle. b) La escritura Permite expresar una necesidad en el momento que surge, pero es más lenta que el habla. Es generalmente utilizada por quienes han nacido sordos y pierden posteriormente la visión, quienes utilizan habitualmente la lengua de signos. Teniendo en cuenta que la escritura es una representación gráfica de la lengua oral (su segunda lengua) y no de la de signos, les resulta difícil elaborar mensajes escritos. La estructura gramatical y la complejidad de las frases escritas utilizadas varían de unos a otros, dependiendo de la formación recibida y de su experiencia.
  • 748. 748 Discapacidad visual y autonomía personal Deben adecuar el tamaño de letra a sus posibilidades visuales y escribir preferentemente con mayúsculas (más legibles que las minúsculas), para que el interlo- cutor lo entienda. Cuando pierden totalmente la visión y no se expresan oralmente, deben sustituir la escritura en tinta por la tablilla de comunicación (fotos 86 y 87). Para asegu- rarse de que su interlocutor le atiende, hacen que este coloque su mano sobre la suya, y tocan con su dedo índice cada letra hasta completar el mensaje. c) Los gestos naturales Son gestos espontáneos e inventados que sirven para señalar objetos o alimentos, elegir el que se desea, indicar cantidades con los dedos, moverlos para saber cuánto deben pagar, etc. Los emplean las personas que, naciendo con sorde- ra, conservan bastante resto visual, y también aquellas con sordoceguera congénita que conservan un resto de visión. Se usan conjuntamente con la expresión oral o es- crita de palabras aisladas, para completar el mensaje cuando este se refiere a algo que no está presente. Por ejemplo, en el metro, pueden señalar uno de los pasillos y con una expresión facial de pregunta, decir: «¿Banco de España?». Igualmente pueden mostrar un papel, en el que está escrito el nombre de un lugar y, al mismo tiempo, señalar una dirección, expresando la duda en su cara.
  • 749. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 749 A medida que van perdiendo visión, reducen este tipo de comunicación, para el que es determinante contar con unas condiciones de iluminación favorables. d) Las tarjetas de comunicación Son tarjetas de papel en las que se escriben mensa- jes breves. Se elaboran antes del desplazamiento, para mostrarlas en situaciones concretas que se repiten (cruzar una calle) y de emergencia (por ejemplo, si se desorienta, puede pedir que le paren un taxi, mostrar una dirección para que le indiquen o que llamen por teléfono a su familia). Las utilizan aquellos que pierden primero la audición y cuya visión no les permite discriminar objetos lejanos, y, puntualmente, aquellos que tienen comunicación oral pero su resto auditivo no les es suficiente para oír al interlocutor. Foto 84. Tarjeta para cruzar
  • 750. 750 Discapacidad visual y autonomía personal Según el nivel de lectoescritura, pueden prepararlas ellos mismos. Si lo hace otra persona, tendrá que ade- cuar la caligrafía a las necesidades visuales, realizará un trazo claro y expresará mensajes concretos, para que quien los lee pueda interpretarlos con facilidad. La tarjeta puede estar escrita por un solo lado o por ambos, según cómo vaya a mostrarla. Si son de uso frecuente, se plastifican o se guardan en un álbum similar a los de fotografías. Una alternativa son las tarjetas con un texto escrito y un espacio en blanco, para completar manualmente la información que se solicita. Foto 85. Tarjeta para subir al autobús e) Los cuadernos de comunicación Son una combinación de fotografías, dibujos y frases. Permiten hacer peticiones, solicitar información, ayuda, etc. Pueden incluir diferentes opciones de respuesta,
  • 751. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 751 para que el interlocutor señale una de ellas (v. 2.3.3. Estrategias para la comunicación receptiva). Suelen ser empleados por personas con sordocegue- ra congénita. Dependiendo de las capacidades sensoriales del alumno, su nivel de comprensión lectora, las necesida- des comunicativas y otros factores, pueden utilizarse frases con fotografías, dibujos y objetos o parte de estos, de forma que pueda combinarlos para señalar lo que necesita. Por ejemplo: en una cuartilla se escribe en la parte superior «deme…», y debajo se pegan fo- tografías de productos, que pueden recortarse de los catálogos publicitarios. Los cuadernos son elaborados por personas de su entorno y sus contenidos se trabajan previamente con el alumno. 2.3.3. Estrategias para la comunicación receptiva Los sonidos del habla se encuentran comprendidos entre los 250 y los 3000 Hz (hercios), aunque algunos fonemas se hallan entre los 4000 y los 8000 Hz. Con audición normal se discriminan a una intensidad entre 0 y 40 dB (decibelios), dependiendo de cada sonido y frecuencia. Las consecuencias funcionales de los distintos grados de pérdida auditiva en las posibilidades comunicativas, según Cenjor, Zorita y Martín (2004), son:
  • 752. 752 Discapacidad visual y autonomía personal • «Las personas sordociegas con deficiencia auditi- va ligera [en su comunicación receptiva] perciben el habla [por la vía auditiva], pero pueden confun- dir algunos fonemas», y principalmente «tendrán problemas para percibir la voz lejana [más de medio metro], discriminar el habla en ambiente ruidoso o cuando intervienen varios interlocuto- res». Situaciones, todas ellas, que se producen durante los desplazamientos por exteriores, cuando se necesita entender al interlocutor para orientarse, pedir ayuda para cruzar o preguntar en un comer- cio al dependiente. • Las personas con sordoceguera con una pérdida auditiva mediana, además del audífono, se apoyan en la lectura labial —si tienen resto visual— para comprender por completo el mensaje. Tendrán difi- cultades en entender palabras complejas y necesi- tarán ayudarse de otro sistema para reconocerlas, como el dactilológico u otra forma de deletreo. • Las personas con sordoceguera con una pérdida auditiva severa pueden necesitar otros sistemas de comunicación, como el dactilológico o la lengua de signos. Para recibir los mensajes en lenguaje oral, necesitarán la ayuda de la prótesis auditiva, el apoyo en la lectura labial —si fuera posible— y, además, controlar determinadas variables del sonido, como son la distancia, la intensidad, la ve- locidad en la articulación de la voz y el ambiente no ruidoso.
  • 753. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 753 • «Las personas sordociegas con deficiencia au- ditiva profunda no perciben el habla. Resulta imprescindible la utilización de la lectura labial y de otros sistemas de comunicación, como el sistema dactilológico visual, en la palma de la mano o la lengua de signos.» (Cenjor, Zorita y Martín, 2004). • En ocasiones, las personas con sordoceguera que han perdido la audición de forma progresiva y que todavía mantienen mínimos restos, prefieren recibir los mensajes oralmente, lo que implica que su interlocutor eleve considerablemente la voz durante la emisión de mensajes cortos. Según el tipo de enfermedad que cause la pérdida auditiva o la zona donde se produzca la lesión (oído interno o nervio auditivo), así estará afectada la per- cepción de los diferentes tonos. Las frecuencias agudas permiten mejorar la discriminación de los fonemas del habla, y las graves captar los parámetros de ritmo y entonación. Por ejemplo, si las frecuencias altas no se oyen o se perciben con poca claridad, las consonantes suaves de altas frecuencias, como la t, s, f, p, z, ch, no se comprenderán, dificultando la comunicación recepti- va y, por lo tanto, la conversación. En la comunicación receptiva con el público, utilizan alguno de los tres canales sensoriales: • Auditivo: El interlocutor le expresa oralmente los mensajes en las condiciones acústicas ade- cuadas.
  • 754. 754 Discapacidad visual y autonomía personal • Visual: La comunicación se realiza a través de frases escritas, carteles, direcciones, gestos, indicaciones sobre cuadernos de comunicación o signos. • Táctil: El interlocutor emite mensajes cortos que son recibidos a través del tacto, mediante las tablillas de comunicación, la lengua de signos o la escritura en palma. a) Canal auditivo Permite recibir información de cualquier interlocutor, en distintos momentos del desplazamiento o de la actividad. Es utilizado por aquellos que primero pierden la visión y tienen los problemas auditivos después de la adquisi- ción del lenguaje, o por los que pierden los dos sentidos después de los dos años de vida, pero conservan resto auditivo. Las situaciones acústicas del entorno influyen en la comprensión del mensaje. Hay que tener en cuenta: • El ruido ambiental o de fondo, que puede «enmas- carar» o cubrir los sonidos del habla, aunque sea menos intenso que estos últimos. Algunas situacio- nes problemáticas son el tráfico (ruido de coches y bocinas), entornos concurridos (muchas voces si- multáneas), lugares públicos (música de fondo), etc. • La distancia del interlocutor, porque a mayor distancia, menor intensidad del sonido del habla. Además, se interponen otros sonidos entre emisor
  • 755. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 755 y receptor que impiden entender la conversación (enmascaramiento). Otra dificultad, cuando se uti- lizan audífonos, es que estos amplifican el sonido que recoge el micrófono, sin seleccionar los produ- cidos a mayor distancia, como hace el oído sano. • La posición respecto al interlocutor, ya que si este se sitúa cerca del mejor oído, favorece la recep- ción del mensaje. • La intensidad de la voz, pues el volumen para entender un mensaje variará según los factores detallados anteriormente. A veces, el sonido fuer- te produce dolor. • La velocidad y la forma de articular las palabras, ya que si se habla rápido y se vocaliza poco, se reducen las posibilidades de entender. b) Canal visual Permite obtener información directa del entorno y comunicarse con una persona desconocida, solicitán- dole que le transmita el mensaje con los recursos a los que pueda acceder a través de la visión. Lo utilizan los que conservan resto visual funcional y sin audición. Frases escritas Se plantea una pregunta oralmente o por escrito al interlocutor, y se le entrega papel y rotulador (de
  • 756. 756 Discapacidad visual y autonomía personal características adecuadas al nivel visual del alumno), para que conteste por escrito con letras mayúsculas. Por ejemplo: «soy sordo y veo poco, escriba qué días y horas está aquí la trabajadora social. respóndame en este tamaño de letra. gracias». Tablilla de comunicación con el alfabeto en tinta Además de las letras, estas tablillas incluyen los números. El alumno debe explicar a su interlocutor que las señale una a una, con su dedo índice, hasta completar el mensaje. Pueden utilizarse de dos formas: si la capacidad visual lo permite, verá las letras que le señalan; cuando esto no es posible, el emisor del mensaje sujetará el dedo índice de la persona con sor- doceguera y lo irá situando debajo de cada letra. En ambos casos, deberá memorizar las letras para unirlas en sílabas, palabras y frases. Foto 86. Tablilla con alfabeto en tinta Gestos naturales Se utilizan para indicar direcciones y localizar lugares o productos. Como respuesta a una pregunta por es-
  • 757. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 757 crito (véase el apartado La escritura, dentro de 2.3.2. Estrategias para la comunicación expresiva), el alumno observará las indicaciones gestuales de su interlocutor. Debe situarse en la posición más favorable para utilizar su visión, y repetir el gesto para confirmar. Cuadernos de comunicación Se utilizan haciendo que el interlocutor indique una de entre varias respuestas. Pueden prepararse: • Con frases preescritas y posibles respuestas. Por ejemplo: señale si es este el autobús 14 si no • Incluyendo una hoja para cada situación concreta, con varias opciones de respuesta a una pregunta. Por ejemplo: señale la respuesta más aproximada, por encima, a la cantidad a pagar. (A continuación, el dibujo o la foto de los bille- tes y las monedas.) Cada hoja del cuaderno corresponde a una situación concreta en la que puede encontrarse una persona con sordoceguera, y, por tanto, estará diseñada específica- mente para ella, aprovechando los conocimientos que posea y teniendo en cuenta sus características visuales.
  • 758. 758 Discapacidad visual y autonomía personal La utilización eficaz del canal visual está en función de las condiciones de iluminación, de llevar su material comunicativo ordenado y de contar con las ayudas ópticas recomendadas. Es fundamental que se respon- sabilice del mantenimiento y la clasificación de estos materiales. c) Canal táctil Cuando no se pueden utilizar ni la vista ni el oído de forma permanente o los resultados son inconsistentes en situaciones desfavorables de iluminación y sonido, la comunicación se realizará a través del tacto. Tablilla de comunicación con el alfabeto en tinta/braille Contienen todas las letras del alfabeto, en mayúscu- las, altorrelieve y braille. Foto 87. Tablilla con alfabeto en tinta y braille El interlocutor sujeta el dedo índice de la persona con sordoceguera y lo sitúa sobre las letras en braille, hasta componer el mensaje.
  • 759. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 759 En caso de no conocer el sistema braille, pueden reconocerse las letras en altorrelieve (foto 86). Escritura de letras mayúsculas en la palma de la mano Requiere que la persona conozca las letras mayúscu- las. Sobre su mano derecha abierta, con los dedos ex- tendidos y la palma hacia arriba, ligeramente ladeada, el interlocutor escribirá con la yema del dedo índice de su mano derecha, ocupando toda la palma. Las letras se trazarán una sobre otra (no una al lado de la otra, como en la escritura convencional). El mensaje se deletreará, y entre palabra y palabra se hará una pequeña pausa (figura 40). Algunas personas prefieren apoyar suavemente su mano sobre la del interlocutor mientras este le escribe en la palma, para, además, percibir la letra por el movi- miento que describe la mano. Cuadernos de comunicación táctiles Los cuadernos de comunicación (preparados con ante- lación), explicados en el apartado Canal visual, en 2.3.3, pueden también elaborarse para percibir táctilmente: • En el caso de los cuadernos con varias respuestas, marcándolas en braille. • Cuando no se conoce el braille, las posibles op- ciones de respuesta (fotografías, dibujos...) entre las que elige el alumno se muestran como objetos
  • 760. 760 Discapacidad visual y autonomía personal con volumen (se cortan a lo largo y se pegan sobre la hoja). 2.4. Aprendizajes para la realización de las actividades Cuanto más aislada esté la persona, más necesaria será la intervención multidisciplinar para mejorar su autonomía, su comunicación y sus relaciones. 2.4.1. Desarrollo sensorial Es fundamental que sea consciente de las posibilida- des de utilización de los restos visual y auditivo —con los productos de apoyo necesarios—, además del apro- vechamiento de los demás sentidos. a) Audición Se debe iniciar el programa de rehabilitación con la corrección protésica auditiva adecuada, aunque esto no siempre es posible. Cuando no dispone aún de audífonos, se establecerá como objetivo su adquisición durante el entrenamiento para: • Identificar la presencia o ausencia de sonidos: coches, voces. • Reconocer sonidos fuertes durante el desplaza- miento, proporcionándole la ayuda necesaria (indicarle el nombre…).
  • 761. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 761 • Localizar la dirección aproximada de la fuente sonora, mediante el giro de la cabeza y del tronco hacia ambos lados, sin mover los pies del punto en que se encuentra. b) Tacto El tacto servirá para percibir la vibración, localizar objetos y discriminar características en el contacto con personas o cosas, así como para poder comuni- carse. Puede utilizarse de forma directa o indirecta (v. capítulo 5). El contacto táctil no siempre es aceptado —desde el punto de vista psicológico—, aunque les resulte muy difícil comunicarse (Puig, 2003). Asumir el uso del tacto para la comunicación debe contemplarse como parte del proceso de ajuste a la discapacidad, por lo que se puede trabajar de forma conjunta con un psicólogo. Conforme el resto visual y/o auditivo sea menos útil, el desplazamiento independiente requerirá el se- guimiento táctil de la pared u otra línea de dirección, a través del bastón. Deberá discriminar también las texturas del suelo, las características de los objetos, notar por el contacto con el bastón si estos se mueven y poder diferenciarlos de las personas. Debe habituarse a utilizar conjuntamente el tacto indirecto y el directo para detectar y acercarse a los objetos o a las personas, colocando el bastón en la
  • 762. 762 Discapacidad visual y autonomía personal técnica adecuada (v. capítulo 7) y tocando suavemente con el dorso de la mano lo que localiza. c) Visión Se deben integrar las técnicas de bastón —para percibir táctilmente las irregularidades del suelo— con la exploración visual. Esta se realizará de izquierda a derecha y hacia arriba, para comprobar la mitad superior del espacio que se encuentra delante del alumno. De esta forma, una persona sin audición y con reducción de campo podrá caminar separada de la pared o tocándola, y, simultáneamente, localizar mediante la visión los elementos que se encuentran a ambos lados de su línea de marcha, garantizando así la protección. Los filtros que utilice para paliar los problemas de deslumbramiento deben permitir la máxima agudeza visual posible, para realizar la comunicación receptiva (lectura labial y signos). d) Cinestesia Junto al sentido del tacto, el cinestésico (v. capítulo 5) proporciona información sobre el espacio, confir- mando la información auditiva y/o visual o sustituyendo la ausencia de ambas. Debe comprender la diferencia entre tensión y rela- jación muscular para ser consciente de las zonas que mantiene tensas, principalmente los hombros y miem- bros superiores.
  • 763. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 763 Mejorar el equilibrio se logra mediante el control de la posición del cuerpo, variando el centro de gravedad en función de la inclinación del suelo: • Cuesta abajo o en la bajada de escaleras se man- tiene el equilibrio si el centro de gravedad recae en la parte posterior de los talones, estando la espalda y cabeza erguidas. • Subida de cuestas y escaleras: El centro de gra- vedad debe recaer ligeramente por delante de su cuerpo, manteniendo el tronco y la cabeza un poco inclinados hacia delante y el peso en la parte anterior de los pies. • Inclinaciones laterales a la marcha: El centro de gravedad debe recaer en el lado exterior del pie que permanece más elevado, inclinando ligera- mente el tronco hacia el lado del cuerpo donde la pendiente es más alta. Cuando hay problemas de equilibrio se des- plazan sin caerse porque aumentan la base de sustentación, aprovechan su conocimiento previo del espacio, usan el bastón con técnica de desliza- miento (proporciona información anticipada de las inclinaciones del suelo) y utilizan las sensaciones propioceptivas. Al subir y bajar escaleras, deben sujetarse a las barandillas o apoyar la mano en la pared. Si no hay, apoyarán los dos pies en cada peldaño, ya que no podrán alternarlos.
  • 764. 764 Discapacidad visual y autonomía personal El mantenimiento de la línea recta se entrena —al igual que con personas normoyentes con discapaci- dad visual— partiendo de la colocación de cabeza, espalda y talones apoyados en la pared (alineación perpendicular a la pared), y, posteriormente, del seguimiento de la dirección de la pared (alineación en paralelo a la pared). Esto es básico para localizar el lugar adecuado para cruzar o para recorrer es- pacios grandes y abiertos donde no hay una pared de referencia. En el exterior no va a disponer de la información auditiva o visual para corregir la posible desviación. 2.4.2. Comunicación a) Objetivos • Llegar a entender que necesita conocer dife- rentes formas de comunicación para solucionar problemas en los desplazamientos. Encontrará situaciones que requieren comunicarse y, para poder resolverlas, necesitará disponer de diferen- tes recursos, que utilizará según sea la situación ambiental (acústica e iluminación). • Aprender a comunicarse de manera expresiva y receptiva adecuadamente. • Mantener ordenados los materiales de comunica- ción. • Reconocer las situaciones que no sabe resolver para buscar soluciones junto con el especialista.
  • 765. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 765 b) Planificación El grado de autonomía que alcance dependerá de su habilidad para comunicarse con el público. Es necesario determinar las estrategias que utilizará, planificándolas a partir de sus posibilidades de comu- nicación, de las actividades que quiera desarrollar de forma autónoma y de sus necesidades sensoriales. Los recursos planificados son específicos para cada situa- ción y persona. Se inicia el entrenamiento en el aula del especialista, donde actúa como interlocutor simulando diferentes posibilidades, y se continúa en las situaciones reales. Para planificar las estrategias comunicativas, es ne- cesario: • Determinar las actividades a realizar. • Dividir cada actividad en secuencias (v. capí- tulo 6). • Analizar cada tarea, considerando si puede o no ejecutarla sin necesidad de comunicarse con el público. • Seleccionar las que no puede realizar solo. • Analizar si el modo de comunicación expresiva y receptiva habitual resuelve las situaciones detec- tadas.
  • 766. 766 Discapacidad visual y autonomía personal • Buscar estrategias para las situaciones en las que no es autónomo. • Poner en práctica las que realiza de manera habi- tual y las nuevas. • Introducir las modificaciones necesarias. • Analizar la actividad para localizar necesidades comunicativas no detectadas anteriormente, surgidas cuando se producen variaciones en los elementos o características del entorno (cambios de iluminación o ruido ambiental, obras, etc.). c) Entrenamiento de las estrategias de comuni- cación expresiva La incorporación de estas estrategias no debe concluir cuando finalice el programa de rehabilitación, por lo que serán necesarios contactos periódicos para garantizar la permanencia de los logros y valorar nuevas necesidades. El habla El alumno debe conocer el grado de eficacia de su habla. El especialista le transmitirá la necesidad de emitir en un volumen de voz adecuado al lugar en el que se encuentre, informándole de las características sonoras de cada lugar. Así podrá reconocer y diferenciar los entornos ruidosos de los tranquilos. Si el entorno por el que se desplaza es habitualmente ruidoso, debe ser consciente de la necesidad de emitir la voz en un volumen adecuado para comunicarse.
  • 767. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 767 Igualmente, la comprensión del habla es un aspecto que se debe tratar. El especialista proporcionará indica- ciones para que pronuncie más lentamente y vocalice con mayor claridad. Puede ser necesaria la intervención de un logopeda, y entretanto la calidad del habla no mejore, puede recurrirse a otro sistema de comunica- ción alternativo. El hecho de hablar no siempre implica poder oír, por lo que el alumno deberá aclarar su situación, si este es el caso, antes de realizar una petición. Por ejem- plo, después de saludar, puede informar de su grado de visión y también de su falta de audición. Llegar a asumirlo, y expresarlo con cierta normalidad, requiere muchas veces la intervención de un psicólogo. Si el alumno habla pero no oye bien, y su visión no es eficaz para realizar una lectura labial, deberá sustituir las preguntas por peticiones concretas. Por ejemplo, en lugar de: «Por favor, ¿puede avisarme cuando pueda cruzar?», será más útil: «Por favor, ayúdeme a cruzar agarrándome del brazo, gracias». O en vez de: «¿Dón- de está la entrada al metro de Duque de Pastrana?», es mejor: «Por favor, acompáñeme hasta la entrada del metro de Duque de Pastrana, gracias». Las personas que se comunican en lengua de signos utilizan el habla para acompañar los gestos, expresando palabras aisladas que aclaran el mensaje. Si su habla es inteligible, se debe fomentar su uso junto con la forma comunicativa elegida (escritura, tarjetas, etc.), ya que así captará más rápidamente la atención del interlocutor y este deducirá su sordera, por su forma peculiar de hablar.
  • 768. 768 Discapacidad visual y autonomía personal La escritura Debe instarse al alumno a que lleve consigo los útiles de escritura: libreta y un rotulador del color y grosor que mejor vea, que le permita releer lo que escribe y corregirlo, si fuera necesario. Debe practicar la escritura en mayúsculas y con fra- ses cortas, sin apoyarse, ya que en la calle no dispondrá de soportes. Si es capaz de redactar frases con una estructura gramatical comprensible, la escritura le permitirá reali- zar peticiones concretas. Por ejemplo, si en el banco no encuentra el lugar al que debe dirigirse, puede escribir y enseñar al guardia de seguridad: «Por favor, veo mal y soy sordo, acompáñeme hasta la ventanilla de pagos». Una vez en la ventanilla, se comunicará con el empleado de la misma forma: «Quiero sacar 30 €.», «Ponga una cruz grande donde debo firmar.», etc. Por el contrario, si la estructura es poco clara, puede llevar preparadas las frases para distintas situaciones. Si acuden a clases de lenguaje para adultos, es fun- damental que la práctica se dirija hacia la escritura de frases funcionales, con estructura sencilla, vocabulario común y relacionada con las necesidades diarias (com- pras de alimentos, ropa, peticiones de citas médicas, localización de objetos, etc.). Aunque escriba los mensajes con claridad, es mejor llevar preparadas las frases que le permitan solicitar ayuda en situaciones de emergencia, pues la tensión
  • 769. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 769 y el nerviosismo que producen dificultan la escritura in situ con una estructura correcta. Los gestos naturales Si bien los gestos surgen normalmente de manera espontánea y no requieren entrenamientos específicos, es necesario aprender a realizarlos de manera intencio- nada. Es frecuente que el interlocutor crea que la única discapacidad es la visual, y espere, por tanto, una respuesta cuando le habla. Un gesto puede ser muy aclaratorio, para evitar malos entendidos. Por ejemplo, si quiere rechazar una ayuda innecesaria, puede indicar «No» con el dedo, al tiempo que sonríe dirigiéndose hacia la persona. Los gestos pueden utilizarse también, junto con la escritura o las tarjetas preescritas, como apoyo en situaciones en las que sea difícil escribir (por falta de iluminación) o cuando el interlocutor no le entienda. Las tarjetas de comunicación Hay diferentes formas de mostrarlas: sujetándolas con la mano en alto, colocadas por encima del hombro —para que sean vistas desde el frente y desde su es- palda— o enseñándoselas directamente al interlocutor, si su resto de visión le permite localizarlo. En este caso, se practicará la forma de acercarse, manteniendo la tarjeta a la distancia adecuada para que la vean, pueda señalar lo que necesita y observar la respuesta.
  • 770. 770 Discapacidad visual y autonomía personal Si utiliza varias tarjetas, debe aprender a ordenarlas. Cuando ya no pueda leer las frases, puede diferenciar- las táctilmente con palabras en braille que resuman el contenido, o con texturas y formas asociadas a cada tarjeta. Una marca en uno de los lados orienta sobre la posición adecuada para mostrarla. Cuadernos de comunicación Debe conocer su utilización correcta: elegir previa- mente la página que necesita, acercarse al interlocutor, mostrarla adecuadamente y señalar lo que desea, ase- gurándose de que le atienden. A medida que aumente el grado de autonomía, realice más actividades que requieran comunicación y sea ca- paz de usar de manera adecuada el cuaderno, se pueden incorporar a este nuevos contenidos —o páginas— y aumentar las opciones. Posteriormente, puede ser él quien incluya nuevos elementos. Por ejemplo, si como actividad tiene asignada comprar la comida y su cuaderno incluye diferentes aparta- dos de alimentos, puede utilizar recortes de prospectos de publicidad y pegar en él otros productos que le interesen. d) Entrenamiento de las estrategias de comunicación receptiva Canal auditivo Las variaciones sonoras del entorno influyen conside- rablemente en la capacidad auditiva, de tal forma que
  • 771. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 771 es posible entender al interlocutor en un lugar tranquilo y no en uno ruidoso. De la misma forma, la distancia entre emisor y re- ceptor es determinante. Las posibilidades de entender el mensaje cuando existen problemas auditivos, se reducen en distancias superiores a 30 cm. Por tanto, el alumno deberá explicar a su interlocutor cómo necesita que le hable para comprenderle: posición respecto a él, intensidad de la voz, distancia y velocidad. Por ejemplo: «No oigo bien, por favor, hábleme cerca de mi oído derecho, más alto y despacio porque no le puedo entender». Cuando necesite preguntar, debe buscar espacios con poco ruido ambiental. Algunas personas con sordoceguera, aun compren- diendo parte de la comunicación oral, tienen dificultad en discriminar sonidos del habla o en entender cuando las condiciones sonoras en ese entorno son adversas. En estos casos: • Si tienen resto visual y las condiciones visuales son las adecuadas, se situará de modo que pueda completar la información con la lectura labial. • Es preferible hacer preguntas con respuestas cortas, «Sí» o «No», y fácilmente comprensibles, ya que es posible que pueda percibir parte de los mensajes orales, pero que tenga dificultad en entender frases largas. Por ejemplo: «Soy ciego y oigo poco. Por
  • 772. 772 Discapacidad visual y autonomía personal favor, responda a lo que le pregunto con un ‘sí’ o un ‘no’, gracias. ¿Es esta la parada de Plaza de Castilla? No. ¿Es la siguiente? No. ¿Faltan dos? Sí». • Es necesario entrenar modos de comunicación receptiva para situaciones concretas. En función de que tenga o no resto visual, la recepción de la información será a través del canal visual o táctil. Si el intercambio es a través de una mampara de cris- tal (ventanilla), solicitará ayuda a un tercero para que le transmita la información e intermedie entre ambos. Canal visual Es importante que muestre correctamente el mate- rial de apoyo a la comunicación: parará al interlocutor, llamando su atención sin sobresaltarle, aprovechando la luz ambiental y situándose a la distancia adecuada para ver lo que le señalan o indican. Informará al interlocutor de su forma particular de entender los mensajes. Es útil que conozca sistemas de comunicación recep- tiva táctiles, para cuando las condiciones de iluminación no sean adecuadas. Canal táctil Si utiliza habitualmente el resto visual o el auditi- vo para comunicarse, suele darle vergüenza hacerlo mediante el tacto, aunque haya situaciones en las que
  • 773. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 773 sería necesario. Este entrenamiento forma parte de los objetivos de la rehabilitación. Una vez que contacta con el interlocutor, este debe saber cómo responderle. Para ello le mostrará un ejem- plo, representando en la palma de su propia mano las letras escritas en mayúsculas o señalando las letras en braille en la tablilla de comunicación. La práctica se inicia con el especialista, después con personas de su entorno, en espacios fijos —como una tienda— y en la calle o en el transporte público, si fuera necesario. 2.4.3. Actividades habituales Cuando no hay posibilidad de aprender por imitación, ni de escuchar, es difícil que se produzca la motivación su- ficiente para ser autónomos en las actividades habituales. En el caso de los niños, la selección de las actividades a trabajar se plantea junto al profesor del aula, para que este potencie la práctica de la actividad y el desarrollo de la comunicación. El aprendizaje de actividades debe incluir la prepara- ción, el inicio, el desarrollo y la finalización de la misma (incluyendo guardar el material utilizado). El modo de enseñanza y los contenidos dependerán del nivel de funcionamiento de cada alumno. Las actividades se adaptarán al nivel de desarrollo motor, visual, auditivo, táctil y cinestésico del alumno,
  • 774. 774 Discapacidad visual y autonomía personal enseñándole modos de realización para que aprenda nuevas habilidades, flexibilidad y equilibrio, aprovecha- miento de su visión y audición, adiestramiento táctil, coordinación de brazos, manipular utensilios teniendo en cuenta la deficiencia visual, etc. Si el nivel de funcionamiento es bajo, se realizará el entrenamiento en el momento y lugar donde se hace la actividad. La repetición en el mismo orden de secuencia es fundamental. Se contará con la colaboración de las personas cercanas, del colegio y de casa, para que todos realicen la actividad del mismo modo. El grado de ayuda irá disminuyendo a medida que comprenda y aprenda cómo colocar sus manos para la tarea. El nivel de apoyo será: • De ayuda total al principio, situándose el espe- cialista por detrás del niño, colocando las manos sobre las suyas, manipulándolas y realizando juntos la actividad. • Posteriormente, el adulto dirige la muñeca o el antebrazo del niño hacia las tareas, y en ocasio- nes le ayuda «mano sobre mano». • Más tarde, se le incita a continuar la actividad con pequeños toques en el hombro o en el an- tebrazo. • Finalmente, el adulto se sitúa de frente o al lado y le explica cómo lo hace él, colocando el niño sus manos sobre las del adulto.
  • 775. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 775 Foto 88. Colocación de las manos en el «Grado de ayuda total» Para asegurarse de que las personas del entorno realizan la actividad adecuadamente, se les puede pro- porcionar las secuencias de las tareas, con indicaciones específicas según las necesidades sensoriales de cada uno. Se analizarán periódicamente los progresos, dudas, etc., sobre las destrezas desarrolladas. Pueden utilizar- se registros de valoración relativos al grado de habilidad demostrado, de ayuda proporcionada (puede variar de unas tareas a otras) y a si conoce el paso siguiente en la secuencia de la actividad. 2.4.4. Tareas domésticas A medida que disminuye la visión y/o la audición, tienen que aprender a realizar las tareas domésticas basándose en el tacto y en la vibración.
  • 776. 776 Discapacidad visual y autonomía personal En la cocina pueden trabajar sobre una bandeja, para localizar fácilmente la zona sucia o los elementos caídos. El microondas facilita la preparación de alimentos, sin riesgo de quemarse al cocinarlos o freírlos. Es importante enseñar a los niños con sordoceguera técnicas de limpieza que se puedan generalizar. Por ejemplo, para limpiar el polvo, la mesa del comedor, la encimera de la cocina, etc., se sigue la misma secuen- cia de movimientos de las manos, coordinándose para la exploración de la superficie. Comprar es una de las tareas más difíciles, porque lleva implícita la necesidad de comunicarse. Cuando no tienen un código formal, es imprescindible un cuaderno de comunicación para hacer sus peticiones. Los niños deben desarrollar las habilidades necesarias con el pro- fesor y el especialista. 2.4.5. Realización de actividades con ayuda de terceros Hay actividades que las personas con sordoceguera no pueden realizar de manera independiente, pero sí con la ayuda de un tercero. Si no es posible que lo haga un familiar, pueden solicitar colaboración en los establecimientos, con los que ya se habrá contactado previamente para que le ayuden. El sistema de comuni- cación, tanto para expresar sus necesidades como para recibir la información (escritura en palma, tablilla, etc.), se habrá entrenado previamente. Al entrar, acudirá a un lugar convenido, donde pedirá que le acompañen.
  • 777. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 777 Para cuestiones más relevantes —compra de electro- domésticos y muebles, gestiones bancarias u oficiales, etc.— precisarán la ayuda de personas que conozcan su sistema de comunicación. Si viven solas, necesitan el apoyo periódico de al- guien que les transmita información visual y auditiva del estado de su vivienda, les lea la correspondencia, haga llamadas telefónicas y colabore en la organización de la documentación. 2.4.6. Productos de apoyo a) Productos de apoyo para personas con sordo- ceguera y resto auditivo Los productos de apoyo facilitan la realización de algunas actividades o el conocimiento de sonidos del entorno. Cuando se utilizan audífonos, es posible co- nectarlos a ellos. Los audífonos, según el tamaño, pueden situarse dentro del canal auditivo (intracanales) o detrás del pa- bellón auditivo (retroauriculares). La elección depende del grado de pérdida, del tamaño del conducto auditivo y de las preferencias personales. Pueden ser analógicos o digitales. Todos requieren cuidados determinados. En los re- troauriculares, será en el gabinete donde se les cambie el tubo según le indique su audioprotesista (una vez al mes, o cada tres meses). Los intracanales necesitan
  • 778. 778 Discapacidad visual y autonomía personal limpiarse regularmente para evitar que se obstruya el orificio por donde sale el sonido (y que está en contacto con la cera del oído). El compartimento para la pila del audífono y la pila misma son muy pequeños y, por tanto, difíciles de vi- sualizar y manipular, por lo que se deben reforzar las destrezas para colocarla. Se sugiere hacerlo sentado y trabajar sobre una bandeja, para localizar fácilmente la pieza en el caso de que se caiga. Otras personas, tras una operación quirúrgica, utili- zan un implante coclear como ayuda técnica auditiva. Hay productos de apoyo que facilitan la recepción de sonidos lejanos: los equipos de fm (Frecuencia Modula- da), permiten escuchar el habla del profesor en la clase como si estuviera al lado, o conversaciones de grupo si se utiliza como micrófono en reuniones. Existen mi- crófonos que se conectan al audífono. Algunos facilitan la recepción del sonido de la televisión o de la radio sin necesidad de ajustar su volumen. Otros permiten oír el timbre de la puerta o del portero automático directa- mente en el audífono. Hay amplificadores portátiles del sonido del teléfono o del timbre de llamada telefónica, bucles de inducción para personas con audífonos, te- léfonos móviles o fijos con amplificación de volumen y control de tonos graves y agudos, etc. Los audífonos retroauriculares facilitan la conexión de estas ayudas. El sonido se transmite mediante un sistema de inducción magnética, de frecuencia modula- da, de infrarrojos o por entrada directa.
  • 779. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 779 La persona con sordoceguera debe aprender a ma- nejar estos productos de apoyo. Por ejemplo, saber dónde está el micrófono del audífono para colocar el auricular del teléfono próximo a este y no junto al mol- de o la carcasa; cambiar la forma de conexión de su audífono, si lo utiliza con una ayuda técnica en vez de independientemente; indicar a los interlocutores cómo utilizar un micrófono para hablarle, etc. b) Productos de apoyo para personas con sordo- ceguera y resto visual Los despertadores con alarma por luz dejan de tener utilidad cuando el campo y la agudeza visual sufren un deterioro importante. Los que informan por vibración pueden ser útiles, siempre y cuando sea posible visua- lizar los números de la pantalla y las funciones disponi- bles. Son muy adecuados los que disponen de números grandes, bien contrastados y vibración intensa. Foto 89. «Shake Awake» Foto 90. «Wake and Shake» Algunas personas utilizan la alarma del teléfono mó- vil, en modo de vibración. Colocado debajo de la sábana
  • 780. 780 Discapacidad visual y autonomía personal bajera, a la altura de la almohada, se podrá sentir la vibración sin riesgo de que se caiga. c) Productos de apoyo para personas con sordo- ceguera total Cuando no hay restos ni visual ni auditivo para loca- lizar la luz o escuchar el sonido amplificado, tienen que utilizar la vibración. Existen productos de apoyo como: • Indicadores de sonidos: Permiten conocer algu- nos sonidos del hogar —gracias a la vibración del receptor que llevan consigo— cuando se activa uno de los transmisores de sonido colocados jun- to a cada fuente sonora. A cada uno se le asocia una secuencia de vibración diferente. Según sea la que recibe, sabrá si es el timbre de la puerta, del portal, la llamada a través del Messenger del ordenador o que llora el bebé, entre otros. • Despertadores: Pueden ser en forma de reloj de pulsera (con un aro alrededor del cristal, que vibra al pasar el dedo, indicando las horas y mi- nutos). Otra opción es combinar un despertador para personas con ceguera (proporciona la in- formación a través del tacto) con un detector de sonidos, que se activa con el sonido de la alarma y lo transmite por cable a un dispositivo que vibra (que se sitúa a la altura de la almohada). Existen en la actualidad relojes despertadores para personas con sordoceguera total, a los que
  • 781. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 781 se accede por medio del tacto y que despiertan por vibración. • Detector de luz y contraste, por vibración. • Ayudas para utilizar durante el desplazamiento que detectan los obstáculos y espacios abiertos. Algunas están incorporadas al bastón y otras son complementarias. Hay que valorar el entorno donde vayan a utilizarse, ya que si está saturado de obstáculos o personas, se dificulta la com- prensión del espacio por la emisión constante de vibraciones, perdiendo su utilidad. Es necesario que cada usuario compruebe los bene- ficios que puede obtener con los diferentes productos antes de adquirirlos. Cuando están ubicados en el domicilio, pueden requerir el ajuste de la sensibilidad para que no se activen con sonidos lejanos de la misma habitación, tarea para la que necesitan ayuda. d) Comunicación a distancia Los teléfonos móviles adaptados, con amplificación de caracteres o acceso braille, facilitan la comunicación a través de mensajes de texto. También son muy útiles para anotar datos a recordar, citas, direcciones, tareas pendientes, etc., e incluso, para escribir notas breves a su interlocutor, en comercios, taxis, etc. El ordenador personal, adaptado a sus caracterís- ticas sensoriales, posibilita la comunicación y permite resolver situaciones, contactando por correo electróni-
  • 782. 782 Discapacidad visual y autonomía personal co o chat con servicios de intermediación para sordos. Estos le ponen en contacto telefónicamente con otras personas (Romero, 2004). Los usuarios de ordenador personal e Internet pue- den acceder a la información de manera general, y tener así mayor contacto con el entorno (leer la previsión del tiempo para saber la ropa a utilizar, por ejemplo) y las noticias de la actualidad. Las necesidades que se cubren a través de los medios tiflotécnicos pueden ser muy diferentes para cada persona, pero, en general, con un adecuado en- trenamiento y uso, aportan soluciones para un mayor desenvolvimiento en las situaciones de su vida diaria. 2.4.7. Desplazamientos Las personas con sordoceguera tienen caracterís- ticas muy heterogéneas: unas caminan de manera independiente por entornos de distinta complejidad —incluyendo la utilización de transportes públicos—, mientras otras tienen una movilidad más limitada. Su nivel de independencia está supeditado a varios factores: • Si poseen o no resto auditivo y/o visual para orientarse. A mayor entrada sensorial, mejor será la información que asocie a cada recorrido, siéndole más fácil diferenciar lugares, comprobar que camina por el sitio que desea y detectar los errores para rectificar adecuadamente.
  • 783. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 783 • El grado de eficacia de las estrategias de comuni- cación expresivas y/o receptivas, para preguntar o solicitar ayuda. • La existencia de otros déficits concurrentes que puedan repercutir en la percepción e interpreta- ción del entorno. • Las estrategias previas que posea para desplazar- se de manera independiente, el nivel de necesidad y motivación, así como el grado de asertividad al interactuar con personas desconocidas, que in- fluirá en su capacidad para reaccionar de manera adecuada. Cabe señalar, por otro lado, que al color blanco ha- bitual del bastón de movilidad suele añadírsele el rojo, para identificar la condición de sordoceguera. Aunque no hay un reconocimiento oficial, en algunos países es de dicho color el tramo inferior, mientras en otros alter- nan ambos colores. Este último, se detecta con mayor facilidad en espacios concurridos. a) Orientación espacial en el entorno A medida que se deterioran o disminuyen los restos visuales y/o auditivos, la percepción del entorno se rea- liza a través de los sentidos propioceptivo, háptico-táctil y olfativo. Las personas con sordoceguera total tienen muchos problemas para obtener información del entorno. Para desplazarse de manera independiente, necesitan cono-
  • 784. 784 Discapacidad visual y autonomía personal cerlo, experimentar el recorrido e integrar las sensacio- nes en una imagen mental de esa zona. Para los niños, la división del espacio dentro del aula, la colocación de objetos de referencia y texturas variadas, les facilita la diferenciación de los espacios interiores y la posterior orientación. b) El desplazamiento por diferentes entornos Acompañado por un guía Las técnicas de desplazamiento acompañados por un guía son muy similares a las que utilizan las personas con discapacidad visual (v. capítulo 10). La diferencia estriba en que el guía no puede dar información verbal o signada al mismo tiempo que mantiene la posición, y procura transmitirla facilitando el contacto de la mano de la persona con sordoceguera con el entorno (Arre- gui, 2004). Si poseen resto auditivo, irán agarrados por el lado por el que oyen mejor, o por el brazo dominante en el caso de utilizar la lengua de signos. Así se comunica- rán durante el trayecto cuando el espacio sea amplio, tranquilo y caminen sin prisa, aunque la persona con sordoceguera perderá la distancia con el guía. Es más, en muchos momentos se adelantará ligeramente a este por necesidades de la comunicación y de las caracterís- ticas de los restos sensoriales que poseen. En las situaciones de riesgo, cruces de calle, bajadas de escaleras normales o mecánicas, entrada o salida a
  • 785. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 785 transportes públicos, se debe parar la comunicación y centrarse en la técnica guía. En las escaleras, es preferible que se sitúe a la derecha del guía, para sujetarse a la barandilla con la otra mano. Si viene gente, es el acompañante quien se mueve en el escalón, adoptando la técnica de paso estrecho. Al aproximarse a la escalera, el guía coloca su mano debajo de la de la persona sordociega y la acompaña hasta situarla sobre la barandilla, retirando luego la suya. Así puede deducir que está ante una escalera de subida o bajada sin necesidad de pararse a comunicarlo. En el paso por puertas, tendrá dificultad para notar el espacio del hueco de la puerta y los giros del guía para cerrarla le pueden confundir. Este puede colocar su mano debajo de la de la persona con sordoceguera y situársela en el marco o picaporte, en el caso de que se desee que la cierre. Para entrar o salir del autobús o del vagón del metro y que pueda el guía asegurarse de que la persona con sordoceguera se sitúa en perpendicular, debe colocar la mano debajo de la suya y ponerla en el marco de la puer- ta, para que sepa la distancia y la situación respecto a él. Algunos desconocen cómo comunicarse durante los desplazamientos por falta de práctica, y necesitan pa- rarse para hablar. Otros prefieren caminar con guía y con bastón, para anticipar los desniveles.
  • 786. 786 Discapacidad visual y autonomía personal Deben aprender a explicar a las personas que les vayan a guiar el modo de hacerlo, y cómo pueden pro- porcionarles información táctil. Si muestran comportamientos problemáticos para la seguridad, el guía le cogerá la mano y pasará el an- tebrazo por debajo del suyo. Aunque no se mantiene la distancia de seguridad, estará seguro de que no se soltará. Cuando se acerquen a una escalera o bordillo, el guía colocará su brazo extendido por delante del cuerpo de la persona con sordoceguera, manteniéndole su mano agarrada, para que no se adelante y se caiga. Por espacios interiores Cuando no existe resto visual, necesitan el bastón en lugares grandes, ya que no anticipan la aproximación de otras personas ni la presencia de la pared. El aprendizaje de las técnicas de bastón se realiza por imitación de lo que hace el especialista. La persona con sordoceguera sitúa su mano sobre la del profesor que mueve el bastón, notando la posición, el movimiento, el ritmo, etc. Cuando se empieza a caminar con el bastón en es- pacios interiores, el profesional sitúa la mano libre de la persona con sordoceguera sobre la suya, caminando a su lado, para indicarle el ritmo adecuado y la coordina- ción pie-bastón. La técnica de bastón para espacios exteriores es la de deslizamiento, con contera giratoria. Al no contar
  • 787. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 787 con la percepción auditiva, el deslizamiento es más seguro que la técnica de dos puntos (v. capítulo 7, 1.5.2), pues les informa en el momento exacto de la proximidad a la calzada, del inicio de una escalera, de agujeros, etc. El contacto del bastón con el suelo en todo momento proporciona seguridad. En la bajada de escaleras de manera independiente es preferible que se sujete a la barandilla situada a su derecha y mantenga el bastón con la mano izquierda caído en el lateral del cuerpo, en contacto con los escalones, en vez de colocarlo algo elevado por encima de estos. La información anticipada de la inclinación del suelo que ofrece la técnica de deslizamiento facilita el mante- nimiento de una postura adecuada. El mantenimiento de la línea recta permite: • Cruzar espacios abiertos perpendiculares a la línea de marcha. Para ello: ◦◦ Una vez que llega a la esquina, gira y sitúa la espalda en perpendicular (escuadrarse) y camina hacia delante hasta encontrar la pared de enfrente. Esta habilidad de alinearse en perpendicular con la pared se aplicará poste- riormente en exteriores para aproximarse a un cruce. ◦◦ Al notar la esquina con el bastón, colocará el hombro y el codo extendidos hacia delante, en
  • 788. 788 Discapacidad visual y autonomía personal un ángulo de 90º con el tronco, manteniendo el bastón en contacto con el suelo en la línea media del cuerpo. En esta posición cruzará el espacio abierto, para que sea visto más rápi- damente por los transeúntes. Foto 91. Posición de brazo y bastón en el cruce de pasillos • Caminar en paralelo a la pared sin tocarla, en es- pacios conocidos, cuando esta tenga obstáculos que sobresalgan. La imposibilidad de alinearse en paralelo con la pared mediante la ayuda de la audición se sustituye por la alineación en para- lelo con la mano y el brazo, separándose medio paso lateralmente y caminando en línea recta. Cada pocos pasos, se confirma la proximidad a la pared, acercándose con el bastón y volviendo a alejarse ligeramente. Si tienen resto visual, complementarán el uso del bastón con la explo- ración visual del espacio hacia el lado de la pared,
  • 789. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 789 para mantener una distancia constante y poder pararse o esquivar a las personas que salgan de espacios laterales. Si la discapacidad visual disminuye lentamente, es difícil incorporar el bastón. Son capaces de continuar caminando por la ciudad, realizar cruces, coger trans- portes públicos sin utilizarlo como distintivo. También en este caso, es necesaria la intervención del psicólogo. Cuando se trata de niños que precisan desplazarse por espacios interiores, el especialista analiza los re- corridos, selecciona el lugar para comenzar y contacta con las personas que habitualmente le acompañan, para formarles y proporcionarles instrucciones que refuercen el modo desplazamiento acordado. También establece revisiones periódicas para evaluar los progre- sos e introducir las modificaciones necesarias. Los niños que carecen de un sistema de comuni- cación pueden conocer hacia dónde deben dirigirse al tocar un objeto determinado que se ha asociado a un lugar (servilleta, para ir al comedor) o a la acción que se realiza en él (cepillo de dientes, para lavarse los dientes en el cuarto de baño). Estos elementos son llamados objetos de referencia. Por espacios exteriores con diferentes grados de complejidad Muchos alumnos han sido capaces de desplazarse solos, pero dejan de hacerlo al disminuir su audición y/o visión. En ese momento necesitan aprender nuevas estrategias.
  • 790. 790 Discapacidad visual y autonomía personal El entrenamiento en exteriores debe comenzar por los recorridos más sencillos de todos aquellos que va a realizar. Para lograr autonomía en condiciones de iluminación o acústicas desfavorables aprenderá a desplazarse ba- sándose en las percepciones táctiles que le proporciona el bastón, la información propioceptiva y las habilidades de toma de dirección, entrenadas anteriormente. La realización de cruces es otro aspecto a considerar. Hay diferentes modos: • Si posee resto auditivo, en algunas situaciones puede reconocer, de manera fiable, la presencia y ausencia de sonido en calles de una sola dirección. Deberá situarse en el punto del cruce donde esté más visible, incluso desde lejos. • Si tiene resto visual, puede ver, en ocasiones, el semáforo de la acera de enfrente o el de aquella en la que esta situado, lo que le permite tomar la decisión de cruzar. • Puede localizar a una persona para pedir ayuda, distinguiendo el bulto, escuchando su voz o al tocarle con el bastón. • Otras estrategias son: girar el cuerpo y extender el brazo libre como si fuera a agarrar a alguien (quien lo ve, se acerca) o caminar a lo largo del bordillo del cruce, hasta encontrar una persona con la ayuda del bastón. Una vez localizada, le
  • 791. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 791 pedirá ayuda hablando o mostrándole una tarjeta de comunicación. Cuando no se detecta a nadie en el cruce, se mantiene la tarjeta por encima del hombro, sujetándola con la mano libre, para que la vean los transeúntes que puedan acercarse desde el frente o desde la espalda. Foto 92. Colocación de la tarjeta para pedir ayuda Cuando alguien le sujeta por ese brazo, no se aga- rra al guía, pues generalmente no da tiempo (tendría que guardar la tarjeta, soltarse del guía y agarrarle, y todo esto sin una explicación). Deja que le dirijan hacia delante tirando de su brazo, manteniendo el bastón en contacto con el suelo para estar protegido.
  • 792. 792 Discapacidad visual y autonomía personal Es necesario enseñarle a colocarse en el lugar ade- cuado, para que, si solicita ayuda, no le crucen en otra dirección, escuadrándose con la pared a partir de un punto conocido (esquina u otra referencia). Debe explo- rar los objetos que existen en la zona de cruce sobre la acera, para que, si se tuerce, sepa dónde debe situarse. La petición de ayuda suele producir tensión y ver- güenza. Por ello, al inicio del aprendizaje el especialista le acompaña mientras cruza. Mientras se familiariza con el trayecto, se practican distintas formas de cruzar y de solicitar ayuda, poniéndolas en práctica con el profesional. Una vez que conoce el recorrido y confía en sus posibilidades de independencia, le resultará más fácil la aplicación real. Dentro del programa se debe practicar cómo re- orientarse, cómo solicitar ayuda para volver a un punto conocido y, si la situación se complica y no sabe resol- verla, cómo pedir un taxi o que llamen a su familia para que acudan a ese lugar. Debe llevar escrita la dirección a la que se dirige, para mostrarla y retomar el camino adecuado si se desorienta. Cuando el recorrido es largo, el escrito contendrá información secuenciada sobre los lugares que le resultan más difíciles de recordar: nombre de las calles, locales conocidos, etc. Podrá mostrarlos en caso de que se pierda en un punto intermedio del itinerario. Hay personas que alcanzan un alto nivel de indepen- dencia, ya que poseen algo de visión y caminan con
  • 793. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 793 regularidad. En estos casos es conveniente practicar previamente, dentro del programa, la planificación de los itinerarios por áreas desconocidas. Es un proceso que puede llevar a cabo con ayuda de distintas perso- nas y en varios días, para planificar las estrategias de comunicación adecuadas. c) Uso del transporte público La dificultad del uso del transporte público radica en obtener la información visual que no recibe de forma di- recta y que la persona con discapacidad visual obtiene preguntando y escuchando la respuesta. El autobús Necesitarán ayuda para: • Conocer cuándo llega. • Identificar el que quieren coger, cuando paran distintas líneas. • Subirse. • Bajarse en el destino deseado. El metro Las rutas y paradas son fijas, lo que permite una mayor independencia. En el andén, debe situarse en el punto donde para el primer vagón, para que le vea el conductor y abra automáticamente la puerta.
  • 794. 794 Discapacidad visual y autonomía personal Si no percibe visualmente la llegada del tren, puede notar la vibración y el aire que ocasiona el movimiento, aunque esto no le proporcionará información sobre el lado del que procede. Si llevan audífonos, es muy mo- lesto el ruido fuerte de la llegada, y tampoco pueden identificar el lado por el que viene. Para comprobar la presencia del convoy, pueden elevar el bastón ligera- mente y tocarlo. Otra opción es pedir ayuda para entrar, una vez localizado a alguien con el bastón desplazándo- se junto a la pared a lo largo del andén. Taxi Necesitarán ayuda para: • Pedirlo. • Localizarlo y entrar. • Comunicarse con el taxista: decirle el destino, sa- ber cuándo han llegado, conocer el precio y pedir un recibo si es necesario. • Bajar del taxi y que le dejen en un lugar cono- cido. d) El perro guía como ayuda al desplazamiento Hay personas con sordoceguera que se desplazan con perro guía. Les permite caminar en línea recta por la acera, separados de la pared, y les facilita la localización de puertas, la entrada al transporte pú- blico, etc.
  • 795. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 795 Los usuarios necesitarán también aplicar correcta- mente las estrategias de comunicación con el público para solicitar ayuda, cruzar la calle y localizar una di- rección, etc. Los que son sordos y conservan un resto visual pue- den mantener un buen nivel de autonomía si el apren- dizaje del desplazamiento con perro se realiza cuando todavía lo conservan. Las personas sordociegas pueden caminar por espa- cios de distinta complejidad, pero necesitan la ayuda de profesionales que les dirijan en el aprendizaje y les con- firmen que lo aplican correctamente y con seguridad. El proceso puede requerir de intervenciones sucesivas, con el fin de adaptar las técnicas a los cambios senso- riales o para ampliar su autonomía cuando las condicio- nes de luz y sonido son desfavorables. Antes o después necesitarán utilizar correctamente estrategias para pedir ayuda a lo largo del desplazamiento. Esta ayuda puntual de una persona desconocida les va a permitir actuar con autonomía. El programa de atención puede requerir la colaboración de los profesionales de otras áreas: psicólogos, profesores, especialistas en tiflotec- nología, etc. Habrá actividades que no logrará realizar de manera independiente y para las que necesitará la ayuda de otra persona. Referencias bibliográficas Álvarez, D. (2004). La sordoceguera, una discapacidad singular. En: P. Gómez, y E. Romero (coords.), La sordoceguera: un análi- sis multidisciplinar (135-191). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles.
  • 796. 796 Discapacidad visual y autonomía personal Arregui, B. (2004). Técnicas de guía vidente para personas con sordoceguera. En: P. Gómez, y E. Romero (coords.), La sordoce- guera: un análisis multidisciplinar (535-606). Madrid: Organiza- ción Nacional de Ciegos Españoles. Cenjor, C., Zorita, M. M., y Martín, M. T. (2004). La deficiencia auditiva. En: P. Gómez, y E. Romero (coords.), La sordocegue- ra: un análisis multidisciplinar (87-133). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Congreso de los Diputados (2005). Proposición no de ley 161/000800, presentada por el Grupo Parlamentario Socialista del Congreso, relativa a la sordoceguera como discapacidad que afecta gravemente las habilidades dia- rias necesarias para poder llevar una vida mínimamente autónoma. Boletín Oficial de las Cortes Generales-Con- greso de los Diputados, viii legislatura, n.º 311 (27 de diciembre): 44. De l’Aune, W., Lewis, C., Dolan, M., Grimmelsman, T., y Need- ham, W. (1976). Two sensory aids havinh profound effects on the blind. En: Acoustics, Speech and Signal processing: ieee International Conference on Acoustics, Speech and Signal Processing (606-610). Filadelfia: icassp. E
  • 797. Capítulo 12. Intervención con personas con sordoceguera 797 tivos y educativos de la deficiencia visual (ii: 207-264). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. G ómez, P. (2004). La educación de las personas sordociegas: diferencias y proceso de mediación. En: P. G ómez, y E. Romero (coords.), La sordoceguera: un análisis multidisci- plinar (309-362). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Michaud, M. M. (1987). The deafblind traveler in mass transit. Nueva York: Helen Keller International. Organización Nacional de Ciegos Españoles (2007). Circular 9/2007, de 18 de julio, de la Dirección General Adjunta de Servicios Sociales para Afiliados. Asunto: Reconocimiento de la condición de afiliado con sordoceguera. Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Parlamento Europeo (2004). Declaración 1/2004, sobre los dere- chos de las personas sordociegas. 12 de enero de 2004. pe 340.817. DC518881ES.doc. Perrott, D. R., y Elfner, L. F. (1968). Monaural localization. Jour- nal of Auditory Research, 8, 185-193. Puig, M. V. (2003). Intervención psicológica para el ajuste en grupos específicos de población: sordoceguera. En: J. Checa, P. Díaz, y R. Pallero (coords.), Psicología y ceguera: manual para la intervención psicológica en el ajuste a la deficiencia visual (409-451). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Españoles. Romero, E. (2004). Necesidades tecnológicas en personas con sordoceguera. En: X. G rau (coord.), Tecnología y discapa- cidad visual: necesidades tecnológicas y aplicaciones en la vida diaria de las personas con ceguera y deficiencia visual (465-497). Madrid: Organización Nacional de Ciegos Espa- ñoles.
  • 798. 798 Discapacidad visual y autonomía personal Sauerburger, D. (1993). Independence without sight and sound: suggestions for practitioners. Nueva York: American Founda- tion for the Blind. Sayers, B. M., y Cherry, E. C. (1957). Mechanism of binaural fu- sion in the hearing of speech. Journal of the Acoustical Society of America, 29, 973-987. Wiener, W. R., yL awson, G. D. (1997). Audition for the traveler who is visually impaired. En: B. B. Blasch, W. R. Wiener, y R. L. Welsh (eds.), Foundations of orientation and mobility. 2.ª ed. (170-199). Nueva York: American Foundation for the Blind. Wiener, W. R., L awson, G., Naghshineh, K., Brown, J., Bischoff, A., y Toth, A. (1997). The use of traffic sounds to make street crossings by persons who are visually impaired. Journal of Visual Impairment and Blindness, 91(5), 435-445.
  • 799. ANEXOS, GLOSARIO Y BIBLIOGRAFÍA
  • 801. Anexos Capítulo 2. Discapacidad visual e incidencia en la autonomía 1. Tipos de escotoma (v. 2.1.1) Los escotomas centrales pueden subdividirse en: a) Centrales. Solo están afectados el área de fijación y el campo inmediato que la rodea. Figura 42. Escotoma central
  • 802. 802 Discapacidad visual y autonomía personal b) Pericentrales. El área de fijación es relativa- mente clara, y el campo inmediato que la rodea presenta una agudeza visual disminuida. Figura 43. Escotoma pericentral c) Paracentrales. El área de percepción disminuida está a un lado de la fijación. Pueden ser supe- riores, inferiores, nasales o temporales, según el cuadrante en el que se encuentren. Figura 44. Escotoma paracentral
  • 803. Anexos 803 d) Cecales. Corresponden a un agrandamiento de la mancha ciega. Figura 45. Escotoma cecal e) Periféricos. Son el resultado de tejidos destrui- dos, localizados en la retina periférica. La inci- dencia en la agudeza visual es mucho menor que cuando se trata de escotomas centrales. 2. Niveles de reducción de campo visual (v. 2.1.2) a) Entre 20º y 40º Este tipo de reducción puede ocasionar algún pro- blema en la movilidad, en función de que la agudeza visual esté conservada o no y de la pericia de rastreo que tenga. Hay que considerar que un movimiento ex- ploratorio con 20º puede conseguir un campo funcional de hasta 40º.
  • 804. 804 Discapacidad visual y autonomía personal Figura 46. Efecto de una reducción de campo entre 20º y 40º b) Entre 10º y 20º Los problemas en movilidad aumentan, y aunque la agudeza visual de la zona de fijación esté conservada, tienen dificultades para leer, localizar objetos, etc. Figura 47. Efecto de una reducción de campo entre 10º y 20º
  • 805. Anexos 805 c) Menos de 10º La orientación y movilidad están seriamente compro- metidas y se precisan buenos movimientos exploratorios para cualquier tarea visual, así como buena iluminación o luz diurna, porque en esa zona de la retina solo fun- cionan los conos. Figura 48. Efecto de una reducción de campo a menos de 10º Capítulo 4. Evaluación y diseño del programa Registro de evaluación para rehabilitación Este registro de evaluación tiene como objetivo reco- pilar la información general que se precisa para diseñar la intervención en rehabilitación. Posteriormente, deberá realizarse una evaluación exhaustiva de cada una de las áreas que integrarán el
  • 806. 806 Discapacidad visual y autonomía personal programa individualizado, valorando los aspectos que se detallan en los capítulos 8, 9 y 10. 1. Situación inicial en autonomía personal Se deberá obtener información sobre: • Hábitos de vida anteriores a la pérdida visual: activo, sedentario… • Situación actual: escolar, laboral, residencial, ocio y tiempo libre… • Conocimientos previos sobre la rehabilitación: si los tiene, ajuste de los mismos, quién se los ha proporcionado… • Expectativas del alumno, de la familia y de las personas significativas de su entorno ante la rehabilitación: positivas, negativas, indiferen- tes… • Actitudes del alumno, de la familia y de las perso- nas significativas de su entorno hacia la rehabili- tación: positivas, negativas, indiferentes… • Realización de un programa anterior de rehabili- tación: áreas, duración, logros obtenidos, mante- nimiento… • Disposición y actitud para el uso de productos de apoyo (bastón, ayudas ópticas, etc.): grado de aceptación inicial, reticencia, motivos…
  • 807. Anexos 807 2. Nivel de autonomía en la realización de actividades Se concretará, en primer lugar, si el alumno tiene ne- cesidad de llevar a cabo las actividades incluidas en cada área, así como su interés por volver a efectuarlas, en el caso de que la discapacidad visual sea el motivo de no estar realizándolas. Es importante determinar si la necesidad es ocasional o cotidiana, y registrar todas las observaciones que puedan influir en la valoración posterior de la tarea y en la planificación del programa. Por ejemplo, en la lectu- ra, hay que concretar si precisa realizar lecturas cortas o prolongadas, el tipo de textos, etc.; en el desplazamiento, el conocimiento de las características de los entornos más habituales del alumno es un dato muy relevante. Se averiguarán también el grado de autonomía que tiene, en caso de estar realizando la actividad, y las dificultades que encuentra. Conocer los recursos que utiliza el alumno es también una finalidad de esta evaluación general. 3. Tareas a evaluar organizadas por áreas perceptivas Los aspectos más relevantes que se deben considerar a la hora de planificar la evaluación, en cada área concreta, son: Percepción visual Se trata de conocer si la capacidad visual es suficien- te para discriminar y anticipar los elementos del medio
  • 808. 808 Discapacidad visual y autonomía personal de una forma segura, valorando la visión funcional en la lectoescritura, en las actividades cotidianas y en el desplazamiento. a) Lectura y escritura Se observará su nivel de eficacia, sin y con productos de apoyo ópticos (v. capítulo 7), en la lectura de textos y escritura. • Lectura: si es continua o hace regresiones, el ta- maño de letra que puede leer y a qué velocidad, distancia, cambio de línea… (v. capítulo 8). • Escritura: si es continuada, si se desvía de la línea, medios que utiliza (papel, bolígrafo, rotulador...) y qué actividades ha dejado de realizar. b) Actividades cotidianas Se propondrá la realización de diferentes tareas cotidianas (aseo personal, comida, uso del dinero y del teléfono, administración de medicamentos, tareas domésticas) para valorar la seguridad, la eficacia al ejecutarlas y los recursos que utiliza (v. capítulo 9). Se prestará especial atención a: • Dificultad: qué actividades ha dejado de realizar —porque piensa que no las puede hacer— y cuáles sigue haciendo. • Recursos: qué utiliza, cómo y para qué tareas.
  • 809. Anexos 809 • Deslumbramiento: influencia en la ejecución de la actividad. c) Desplazamiento Se puede realizar un recorrido por el exterior y ob- servar la seguridad al caminar, así como la capacidad para utilizar referencias e indicaciones para orientarse (v. capítulo 10). Se diseñarán rutas o recorridos en uno o varios entornos, repitiendo las mismas en distintas horas del día (noche, mediodía...). Los recorridos serán conocidos y desconocidos, para observar las estra- tegias de generalización perceptiva. Es importante analizar: • Lectura de rótulos: tamaños que discrimina e identifica, colores, contrastes, influencia de la iluminación y distancia. • Línea de desplazamiento: cómo camina, qué paso lleva, seguridad, si arrastra los pies, adopción de posiciones anómalas o realización de cambios significativos de ritmo. • Obstáculos: si los evita y cómo lo hace, teniendo en cuenta si son grandes/pequeños, estáticos/ dinámicos y la posición en que aparecen (delante, derecha/izquierda). • Desniveles: si los detecta y cómo lo hace (baja- das, rampas e inclinaciones).
  • 810. 810 Discapacidad visual y autonomía personal • Cruces: si los anticipa, si detecta el bordillo de ba- jada, su anchura, el número de vías, el semáforo, el paso de peatones y el bordillo de subida. • Adaptación a cambios luminosos: sombra-sol, sol- sombra, interior-exterior, etc. • Identificación de claves ambientales: valorar las que le resultan más llamativas, cuáles son y qué uso hace de las mismas. • Desplazamiento en áreas concurridas: estructu- ras irregulares, zonas céntricas, diferentes horas del día… • Desplazamiento nocturno: observando posibles diferencias respecto al diurno, en cuanto a segu- ridad y eficacia. Percepción auditiva Si se realiza en el interior, conviene hacerlo en una «sala de sonido», o en un lugar amplio y silencioso. Son útiles los ejercicios con sonidos grabados o producidos por el profesional (palmadas, llaves, monedas…). En el exterior, se planificará una ruta con suficientes estímulos, sobre la que se harán preguntas cerradas y abiertas, detectando los sonidos que le llamen la aten- ción. Se evaluará su capacidad de (v. capítulo 5): • Identificación. • Localización.
  • 811. Anexos 811 • Discriminación. • Cálculo de distancia. • Ecolocación. En todos los casos, se observará su respuesta en am- bos lados del cuerpo (derecho-izquierdo), pidiéndole que camine de forma paralela al tráfico-sonido y que se alinee, tanto en esta dirección como de forma perpendicular. Se preguntará por la dirección de las calles y el número de carriles que tienen, y que haga referencia a cualquier sonido que le resulte especialmente significativo. Percepción táctil Se realizarán ejercicios de tacto directo e indirecto (v. capítulo 5), en interiores y exteriores, utilizando tan- to elementos cotidianos como juegos específicos, que tengan pesos, formas, tamaños y texturas diferentes, y se observará su capacidad de: • Localización. • Exploración. • Identificación. • Discriminación. Percepción cinestésica Los estímulos ambientales pueden ser una gran ayuda para compensar las posibles desviaciones de la marcha o los giros inadecuados (v. capítulo 5). Por ese motivo, es conveniente evaluar su incidencia en interio- res y exteriores, ya que los resultados serán diferentes en uno y otro entorno.
  • 812. 812 Discapacidad visual y autonomía personal El nivel de desarrollo puede determinarse por la for- ma de realizar y percibir: • Giros: nivel motórico. • Sensación de inclinación. • Equilibrio: estático y dinámico. • Memoria muscular. • Línea recta. Percepción espacial Se realizará un recorrido ­ acompañando al alumno — en técnica guía— con un punto de inicio concreto y otro de finalización. Durante el trayecto, tendrá que captar toda la información posible. Después, se le pedirá que vuelva al punto de partida, decidiendo giros, cruces, etc., hasta conseguir su objetivo. Se pretende observar el nivel de desarrollo en cuanto a la idoneidad de: • Giros: nivel conceptual. • Capacidad de orientación. • Captación de referencias e indicadores. • Capacidad de crear esquemas espaciales. • Recursos personales. • Claves ambientales prioritarias. Capítulo 8. Lectura y escritura 1. Factores que facilitan la lectura Además de la capacidad visual para distinguir las formas de las letras, el material impreso tiene unas características que pueden afectar a su legibilidad. Ba-
  • 813. Anexos 813 rraga (1970) y Barraga y Morris (1978) han sido algunos de los autores que han estudiado estos aspectos. 1.1. Tipografía No todas las letras se leen con la misma facilidad. Resultan más fáciles las que son rectas, sencillas y sin adornos, con bordes limpios. La letra en negrilla no mejora la legibilidad, pues se reducen los espacios interiores. Son recomendables aquellas cuyo cuerpo (ancho relacionado con alto) esté proporcionado, para evitar que los espacios interiores de las mismas —que normalmente ayudan a identificar- las— se rellenen y desaparezcan. Figura 49 Igualmente, debe existir relación entre la altura y la anchura de mayúsculas y minúsculas, y esta proporción será de 3/2. Los textos escritos totalmente en mayúsculas, pro- ducen una pérdida del 10 al 20 % de la eficacia lectora,
  • 814. 814 Discapacidad visual y autonomía personal por lo que es recomendable que se realicen con mayús- culas y minúsculas de forma combinada. Con carácter general, es adecuado que las letras tengan un tamaño entre 12 y 14 puntos, pero, para personas con discapacidad visual, el tamaño más reco- mendable está entre 16 y 18 puntos. Cuando el tamaño es menor de 12 mm, se percibe mejor en negativo (fondo oscuro/letra clara); por el contrario, letras menores de 4 mm se perciben mejor en positivo (fondo claro/letra oscura). 1.2. Espacio interlineal El espacio que se presenta entre líneas puede hacer que la lectura sea más o menos rápida y que aumente el nivel de comprensión. Es recomendable un espacio interlineal entre el 25 o el 30 % del tamaño de la fuente (puntos). Figura 50. Espacio interlineal inadecuado y adecuado
  • 815. Anexos 815