La logística inversa comienza en el consumidor final y se mueve hacia atrás a través de la cadena de suministro. Incluye procesos como devoluciones, reciclaje y reventa de productos. Los objetivos son recuperar valor de los productos y asegurar la repetición de compras. Las empresas usan la logística inversa para mejorar la relación con clientes y minimizar pérdidas por devoluciones.