Tras la batalla de Maipo, los chilenos cometieron el error de no perseguir activamente a los realistas, lo que permitió que estos retomaran la iniciativa. Los realistas ocuparon el Parral e iniciaron una guerra de guerrillas en el sur de Chile caracterizada por la desolación, los incendios y los asesinatos. Mientras tanto, los jefes realistas como Ossorio y Lanterio mantenían el control en zonas del sur. Se avecinaba una época oscura de conflicto en la región.