Este documento analiza los sistemas educativos de Estados Unidos y Japón, y explora posibles soluciones para mejorar la educación. Señala que los estudiantes estadounidenses a menudo carecen de una comprensión sólida de las disciplinas principales, y que muchos graduados son analfabetos funcionales. También sugiere que los maestros deben enfocarse menos en la decodificación y más en fomentar la comprensión, el juicio y la capacidad de los estudiantes para aplicar lo que aprenden.