La metodología EDIM se utiliza para identificar oportunidades de diseño mediante la evaluación de cuatro relaciones entre el usuario y el producto: impacto, disfunción, exigencias y morfología. El documento destaca la importancia de las expectativas del usuario al adquirir un producto y cómo estas pueden influir en su satisfacción, además de detallar diversas deficiencias que pueden afectar la percepción y el uso de los artefactos. Se enfatiza la necesidad de las empresas de comunicar claramente el uso y características de sus productos para abordar quejas y mejorar la experiencia del usuario.