El tango surgió a fines del siglo XIX en Buenos Aires de una mezcla de ritmos inmigrantes y estaba asociado con burdeles, siendo bailado originalmente solo por hombres o prostitutas. Más tarde, se extendió a otros barrios y ganó aceptación en familias respetables, especialmente después de tener éxito en Europa. Hoy en día, aunque ya no es un fenómeno masivo, el tango sigue siendo un elemento identitario importante de la cultura de Buenos Aires.