El proceso CO2 se usa para fabricar moldes y almas endureciendo una mezcla de arena y silicato de sodio mediante la aplicación de dióxido de carbono. La reacción del CO2 con el silicato forma un gel de sílice y carbonato de sodio que aglomera los granos de arena. Se debe controlar factores como la proporción molar de los componentes, la temperatura, el tiempo de gaseado y la contaminación para lograr moldes resistentes.