El Protocolo de Montreal es un tratado internacional diseñado para proteger la capa de ozono mediante la reducción de sustancias como los clorofluorocarbonos que la agotan. Las negociaciones comenzaron en 1981 y el acuerdo entró en vigor en 1989, estableciendo medidas para eliminar gradualmente estas sustancias y evitar daños a la salud y el medio ambiente. El protocolo ha logrado estabilizar o reducir las concentraciones de estas sustancias en la atmósfera, siendo considerado el acuerdo ambiental internacional más exitoso.