El periodo de entre guerras (1914-1945) estuvo marcado por conflictos sociales, el surgimiento de sistemas totalitarios y una profunda crisis existencial tras las guerras mundiales. El existencialismo, representado por filósofos como Sartre, se centra en la libertad y responsabilidad individual, afirmando que la existencia precede a la esencia y que los individuos son responsables de definir su propia existencia. La obra 'El ser y la nada' de Sartre plantea que la vida carece de sentido absoluto y que el ser humano, arrojado a la existencia, debe enfrentar su propia libertad y la angustia que esta conlleva.