El documento resume tres eventos recientes en los que personas en posiciones de autoridad sonrieron o actuaron con confianza a pesar de que sabían que la situación era grave. Primero, los abogados de Cristina de Borbón sonrieron a pesar de que sabían que sus evasivas empeorarían las sospechas sobre su culpabilidad. Segundo, Aguirre sonrió sobre la dimisión de Granados a pesar de saber que no era el primero de sus colaboradores en ser atrapado con una cuenta en Suiza. Tercero, los representantes de Bildu