La tercera generación de computadoras emergió con el desarrollo de los circuitos integrados en los años 1960, lo que permitió empaquetar miles de transistores en un solo chip de silicio. Esto condujo a computadoras más pequeñas, rápidas y eficientes energéticamente. Además, surgieron las minicomputadoras como la PDP-8 de DEC, que fueron más baratas y potentes que las máquinas anteriores.