La toxina botulínica es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum que causa el botulismo. Es uno de los venenos más potentes conocidos. Aunque tóxica, la toxina botulínica se usa médicamente para tratar trastornos neurológicos y cosméticamente para reducir arrugas, ya que paraliza temporalmente los músculos al bloquear la liberación del neurotransmisor acetilcolina en las uniones neuromusculares.