Este documento discute la necesidad de recuperar una teología de la creación y del cosmos. Argumenta que una teología demasiado antropocéntrica puede reducir a Dios a una proyección del hombre y ahogar al hombre al remitirlo solo a sí mismo. También puede fallar en reconocer la importancia del cosmos para el destino del hombre y de Dios como creador del universo. Se necesita una teología que restablezca el diálogo entre Dios, el hombre y el cosmos.