El benchmarking es un proceso sistemático y continuo que permite a las organizaciones evaluar y comparar sus productos, servicios y procesos con los de los líderes en el sector, con el objetivo de adoptar mejores prácticas y mejorar su rendimiento. Este proceso incluye diversos tipos, como el benchmarking competitivo y el funcional, cuyo fin es aprender de otros y no simplemente imitar. Las ventajas del benchmarking incluyen un incremento en la satisfacción del cliente, la calibración de la productividad y el establecimiento de metas basadas en datos, lo que a su vez fomenta la innovación y la competitividad.