Este documento discute dos perspectivas recientes sobre el marxismo y lo cultural. La primera objeta la reducción del marxismo a los estudios culturales. La segunda desprecia los nuevos movimientos sociales por centrarse en lo "meramente cultural". El autor argumenta que la parodia de estas posiciones requiere cierta identificación con ellas, y que la parodia a veces termina reforzando lo que intenta criticar. También sugiere que las divisiones dentro de la izquierda sirven para que la derecha desacredite a toda la izquierda.