El documento discute los mitos sobre la sordera y la necesidad de desconstruirlos. Aborda cómo la sociedad tiende a ver la sordera como una discapacidad que debe corregirse para alcanzar un ideal de normalidad, en lugar de aceptarla e integrar a las personas sordas. También analiza cómo el enfoque oralista puede aislar a los sordos al no reconocer su lengua de señas y cultura.