El documento discute si el lenguaje puede entenderse como un medio para lograr un fin o como una estrategia de poder. Argumenta que el lenguaje sirve para expresar ideas y sentimientos con el fin de comunicarse e influir en otros, ya sea para conseguir algo o manejar situaciones y personas. También puede usarse como estrategia de poder si políticos u otros dirigen sus discursos para convencer a la gente y ejercer control a través de la verdad o la mentira.