Este documento discute las metodologías para la enseñanza de la historia. Señala que aunque la exposición dirigida por el docente y el libro como fuente de verdad son prácticas comunes, esto no permite que los estudiantes construyan conocimiento histórico de manera activa. Propone que los docentes desarrollen competencias para diseñar ambientes de aprendizaje basados en experiencias de la vida real, a fin de que los estudiantes valoren la historia por su capacidad de transformar el presente, más que como un mero registro