La crisis de la deuda soberana europea comenzó a finales de 2009 cuando los inversores temían que países europeos no pudieran refinanciar su deuda. La deuda privada de la burbuja inmobiliaria se transfirió a la deuda pública debido a rescates bancarios. En 2010, la UE creó un fondo de 750 mil millones de euros para estabilizar la zona euro. Aunque solo unos pocos países tenían mucha deuda, los mercados veían el problema como generalizado en la zona euro y especulaban sobre su posible colapso.