El proceso de eritropoyesis mantiene los niveles adecuados de eritrocitos en la sangre a través de la producción diaria de nuevos eritrocitos en la médula ósea para reemplazar los que se destruyen. Las células madre en la médula ósea se dividen y maduran en eritroblastos, reticulocitos y finalmente eritrocitos durante un proceso de 5 a 7 días. La eritropoyetina regulada por los niveles de oxígeno en la sangre controla la producción de eritrocitos.