El síndrome compartimental ocurre cuando la presión dentro de un compartimento del cuerpo aumenta y reduce el flujo sanguíneo, pudiendo causar isquemia, necrosis de los tejidos, y hasta la muerte. Los síntomas incluyen dolor desproporcionado, tensión en el compartimento afectado, y pérdida de pulso o sensación. El tratamiento implica medir la presión compartimental y realizar una fasciotomía quirúrgica para aliviar la presión si es mayor a 30-40 mmHg.