El Internet de las Cosas permite conectar objetos cotidianos a Internet mediante sensores y otros dispositivos que permiten recopilar y procesar datos del mundo físico. Esto puede usarse para mejorar la infraestructura urbana y el control ambiental, así como para que las empresas aprovechen la transformación digital y brinden mejores experiencias a los clientes a través del análisis de datos en múltiples canales.