El economista William Phillips publicó en 1958 evidencia empírica de la relación inversa entre la tasa de inflación y el desempleo, conocida como la Curva de Phillips. A corto plazo, cuando aumenta la demanda agregada la inflación sube y el desempleo baja, pero a largo plazo solo se puede alcanzar la tasa natural de desempleo sin afectar la inflación. La Curva de Phillips pierde validez a largo plazo debido a que los salarios terminan ajustándose a la inflación.