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En el puerto de Valparakc, a 4 de Marzo de
1815:El señor fiscal, acompañado de mí el secre-
tario, pasó ;a la casa habiracion del brigadier de los
reales ejércitos don Gabino Gainza, a quien dicho
señor juez fiscal ¡e hizo poner l mano derecha
                                     a
sobre el puño de su espada, i preguntado, si bajo s u
palabra de honor, promete decir verdad sobre los
puntos que le interrogare, dijo: sí prometo.
   Preguntado por su nombre, empleo, patria, edad,
relijion i estado, dijo: ilamxse don Gabino Gain-
za, brigadier de los reales ejércitos, natural de la
ciudad de Pamplona, reino de Navarra, de edad de
                           i
sesenta años C. A. R., casado.
   Preguntado si sabe por qué se le quitó el mando
del ejército, dijo: que segun oficio del Excmo.
señor virrei del Perú, de dieciocho de Julio del año
próximo pasado, fué por haber desaprobado su
 Excelencia el convezio que celebró con el gobierno
de Santiago, en 3 de Mayo del mismo, i responde.
   Preguntado si cuando entregó éste, se hallaba
en la misma fuerza i pié que en que lo recibió,
188               PROCESO SEGUIDO


 dijo: que como nunca logró por mas que instó i
 pidió al señor Sanchez, su antecesor, le hiciese una
 entrega formal de coca alguna, ni le pasase estados;
 negándose absolutamente a todo, motivo, segun
 decia, de hallarse enfermo; por lo que aunque el
 declarante fuC a verle sin esperar su visita, (i que
 no se sirvió corresponder) no tiene presente a que
 número, ni pudo inquirir a fuerza de dilijencias,
 ascendia en aquella época la fuerza armada del
 Ejército real, pero cree era inferior al de que ha
hecho entrega al señor Ossorio; i es el que consta
del estado que puso eii sus manos. Agregándose a
lo espresado que por su corta mansion de cuatro
dias en Chillan, los diversos puntos que ocupaban
partidas sueltas Q destacamentos, la falta de revis-
tas de comisario i la informalidad que en todo s2
observaba, no hacia fácil adquirir razones exactás.
   Preguntado a cuánto ascendia la fuerza armada
de los enemigos i en qué puntos se hallaban en
aquella época: dijo:.que a su llegada a Arauco, i
aun a Chillan, supo por voz comun i sentada, que
u n cuerpo de seiscientos hombres de fusil al mando
de Mackenna se hallaban en Qiiirihue, siendo el
mismo, que trasladado al Membrillar, a su llegada a
dicho cuartel, le movió a dejarlo a los cuatro dias. Que
en Talca habia alguna fuerza, aunque no era de
consideracion; i el mayor número (sobre que las
opiniones siempre que fueron varias e inciertas) se
A L BRlGADlER GAlMZA           189
hallaban en Concepcion; i a su parecer serian de
ochocientas a mil hombres, aunque en ello se debia
creer habrian algunos recliitac i jente poco apta;
habiéndose ignorado siempre las fuerzas i recursos
en la capital i sus puntos accesorios.
   Preguntado qué conducta militar i política obser-
vó desde que se entregó del mando del Ejército,
hasta que marchó para el Membrillar, donde se
hallaba el enemigo, dijo: que desde el dia dieci-
seis de Febrero, que se le dió a reconocer en la
órden jeneral del ejército, hasta el dia diecinueve
que salió para el Roble, (por el motivo esprecado
en la anterior respuesta) se ocupó en inquirir, de
cuántas personas se le acercaban, noticias del esta
do de defensa del cuartel, del ejército, i todo s u
accesorio: reconocer los fuertes, revistar las tropas
formada en la plaza, i exhortarles con las espresio-
nes que creia oportunas en la ocasion, i han sido
notorias por haberlas dado escritas a varios jefes 1
otras personas; disponiendo al mismo tiempo que
algunas partidas, como eran las que ocupaban el rio
Itata i otras se replegasen hácia el Roble o Q u i n -
chamali, donde debian reunirse con las auxiliares
de Chiloé, division del real de Lima, i las de los
coroneles Elorriaga i Urréjola, lo ántes posible,
como previno a todos, para poder operar con ellas,
en efecto, su reunion con la mia con cien hom-
 bres, que únicamente habia sacado de la milicia
190               PROCESO SEGUIDO


de Chillan, se verificó el veintitres, situándonos a
ménos de dos leguas, i a la vista del enemigo que
ocupaba el sitio del Membrillar. 1 en este estada
mandó el señor fiscal suspender esta cmfesion, para
continuarla cuando convenga; i leida que le fué, se
afirmó i ratificó en ella bajo su palabra de honor,
que tiene dada, i la firmó con dichc, señor el pre-
sente secretario, de que doi fe.-Sahador      GaZi.-
Gabino Gainza.-Ante       nii, RafaeZ Gardia.

  En el puerto de Valparaiso, a los seis días de
dicho mes i año, el señor fiscal, acompañado de
mí el presente secretario, pasó a la habitacisn del
señor Brigadier don Gabino Gainza a fin de conti-
nuar si1 confesion, i comparecido dicho señor Bri-
gadier, despues d e haber prestado su Palabra d e
honor, segun ordenanza, fué preguntado:
   Qué tiempo ocupó en observar al enemigo en el
Membrillar, qué disposiciones tomó, cuándo atacó,
si ofició al jeneral de los enemigos, le habló o in-
tentó hacerlo; dijo: que ocupó tres dias e n cono-
cer la pssicion del enemigo, habiendo pasado para
ello, acompañado de una escolta de a caballo i va-
rios prácticos para situarse en una loma alta i domi-
dante, la mas próxima que pudo ser al campo ene-
migo, así como tambien lo hizo desde las alturas
del coreal (sic) pasando el rio ltata fuera de tiro de
cañon; siendo el resultado haber advertido que el
AL BRIGADIER GAINZA             191

enemigo ocupaba u n lugar, o situacion ventajosa
por naturaleza, por s u dominacion al p-      drecer a
todo cuanto alcanzaba el tiro d e cañon; atrinchera-
 dos sus campos con ramazon i alguna tierra levan-
 tada del pozo, o dígase mejor de zanjas que la
 circundaban; i distribuidas sus seis piezas (entre
ellas dos d e a ocho) de artillería, i u n mortero, por
lo que i lo mucho que desde que puso los piés en
e reino le hablaban todos, sin escepcion, del desór-
  l
den, i al solo arbitrio suyo e independencia por re-
sistir todo lo que fuese union i contacto en forma-
cion con los compañeros a que estaba acostumbra-
 da la tropa del reino, cuyo mando acababa de
tomar, i l qlje en abandono de ésa opinaron i es-
           o
pusieron algunos jefes del primer concepto, llegan-
do uno de ellos hasta escribírselo, como por consejo
aun tratando de materia mui distinta; resolvió no
atacar por entónces al Membrillar, así por lo espre-
cado, como por las malas consecuencias que pre-
veía si su primer empeño i con lo mejor que tenia
el ejército salia desgraciado; i adoptó el medio de
hostilizarlo, cuanto fuese dable, persiguiendo a los
insurjentes al mismo tiempo en otros puntos, como
empezó a verificarlo inmediatamente: que por con-
siguiente no ofició al jeneral enemigo, ni ménos le
habló; bien entendido que jamas pensó en verifi-
car contra Mackenna un ataque, sin intimarle án-
tes i tratar de reducirle a lo justo por convenci-
192              PROCESO SEGUIDO

miento especialmente de sus quiméricos, vanos
pensamientos i la cuenta que podia traerle el aban-
donarlos; pudiendo añadir que esta resolucion i
modo de pensar, es notorio a los oficiales i jefes
que la han comunicado de cerca, pues se lo oyeron
muchas veces ántec del ataque estemporáneo, im-
previso i no mandado, de la tarde i parte de la
noche del dia veinte de Marzo i aun despues.
    Preguntado cómo dice que ocupó tres dias en
observacion en el Membrillar. cuando consta por
autos que permaneció en la citada posicion de
veinticuatro a veintiocho dias, i sobre qué fundaba
reducir al jetieral enemigo; dijo: que es cierto se
mantuvo al frente del enemigo, aunque en tres di-
versas posiciones, los dias que se dice; pero pasados
los tres dias citados, i resuelto el no atacar el Mem-
brillar, emprendió con destacamentos i partidas
varias operaciones, con las que logró la toma de
Talca, l prision de los Carrera, otros de su comi.
          a
tiva i parte de equipajes que (sin verlo entónces
n i jamas) entró en la Intendencia del Ejército; el
apoderarse de la cantidad de harina i porcion de
fanegas de cebada en Cauquénes; la derrota .de
ciento setenta enemigos i toma de las piezas de
artillería en el asalto de Gomero; la interceptacion
de algunos correos i quitar a los del Membrillar
algunas reses i bastantes caballos; con lo que la
division del Membriliar se debilitó algo por de-
A L BRIGADIER GAlNZA           193

      sercion, orijinada de premura i escasez; i, por conse-
      cuencia, en el concepto del que declara, se enervó
      s u espíritu, lo que di6 mérito a pensar ya en su
      ataque; sin embargo de existir el inconveniente de
      la indiscipliiia del ejército real (mal incurable en
      poco tiempo), pues convenia evitarlo ántes que,
      por algunos accidentes i sin poderlo remediar, fue-
     se auxiliado i reforzdo por O’Higginc desde Con-
’
     cepcion i así es que, en efecto, el dia diez de Mar-
     zo levantó su campo de Quinchirnali i pasó a for-
     marlo en su frente del Membrillar, del otro lado
     del rio, fuera de tiro de cañoti para pasar a atacar-
     le; pero habiendo amanecido i soplando un recio
     norte, que segun los prácticos amenazaba próxima.
     mente un aguacero, que por carecer de tiendas su-
     ficientes le hubiera sido rnui funesto; volvió a
     moverse i retirar a las casas llamadas de Mufioz i
    distantes una legux de1 enemigo, con el (Lafa por
    de por medio; i allí tuvo la satisfaccion de verse
    libre del aguacero, que efectivamente sobrevino.
    Dispúsose el ataque para el otro dia, mas en ese,
    soplando tambien por desgracia un viento sur mui
    fuerte, que resultaba ser ventajoso al enemigo i
    contrario a los fiiegos i posicion que debia tomar
    el ejército real, decpues de tratada i discutida con
    los jefes en el cuarto de s u aloj irniento, se resolvió
    el suspenderlo. Determinado ya para otro dia,
    ménos careció de inconveniente, pues, habiendo
         TOMO   XY                                   13
194              PROCESO SEGUIDO

 representado algun jefe al coronel don Luis de
 Urrdjola (segun le dijo) a cuyo cargo estaba la
provision de c iballoc, entendihdose p-ira ello con
s u hermano don Francisco, que los que se hallaban
 d e servicio, estaban mui maltratados i cansados, i,
 por consiguiente, no estando de pasar el rio, i mé-
nos con infantes a las ancas, dicho don Luis, sin
noticia del declarante, mandó a combatirlos a dos
leguas de distancia; persuadido, segun despues e;-
presó, que ántes de las diez del dia los teridria ya
 montados i a la orilla del rio para vadearlo i aprove-
char todo lo restante desde el medio dia, para el ata-
que; mas n o habiéndose verificado así por los comi-
i.ionados a dicha dilijencia, que no resolvieron hasta
las cuatro d c la tardc, cuanilo el que habla tenia la
incomodidad, amarguras i disgustos que percibie-
ron i pueden decir cuantos se les acercaron, quedó
frustrado el designio; despues de haberse nianteni.
do toda la infantería prcnta sobre las armas desde
las ocho d e la mañana, i sin comer u n rancho
hasta que, a esas horas, volvió a tomarse el campo
i se hizo disponer. E n estos dias la actividad del
jeneral insurjente O’Higgins , esplotada por. los
riesgos de la capital (pues se reunia e n Talca mas
fuerza del ejército real) i las repetidas instancias
d e Mackenna, apuró todos recursos i arbitrios para
sacar de la Coricepcion una division de ochocien-
tos hombres de fusil, jente tambien de fuerza i dos
A L BRIGADIER GAINZA           ‘95

piezas de artillería, alguna entre ellas del calibre de
a doce (segun se dijo) i se colocó en Curapaligüe a
la distancia de once leguas de su campamento. Este
movimiento lo hizo ya variar de idea, i pensar en
atacar esta division, ántes que verificase su reu-
nion con Mackenna, persuadido de que aunque
su fuerza era mayor, nunca puesto en marcha PO-
dria lograr una posicion tan ventajosa, como la
que éste poseia sobre el risco del Membrillar atrin-
cherado, e informado de que sobre los cerros de
Ranquil, camino que conceptuó deberia tomar
O’Higgins, habia un alto nombrado Quilo, superior
a los demas abiertos por los costados de barrancas,
i que colocado el enemigo sobre él, podria de-
 fenderse a poco contra de cualquier fuerza que le
atacase; comisionó a su ayudante de campo don
 Pedro Tavira i al teniente-coronel don Pedro Acen-
j o para que lo reconociesen, con el objeto de apo-
 derarse de este punto ántes que el enemigo, i
 batirlo si era dable, a sus inmediaciones. Efectiva-
 mente, resultó por los informes, ser aquella posi-
 cion naturalmente mejor que la del Membrillar, a
 pesar de estar ésta mejorada con obras artificiales.
    Inmediatamente dispuso que una partida de caba-
llería de doscientos hombres, al mando del teniente
coronel don Manuel Barañao, se dirijiece a ocupar
 aquel puesto con el encargo de observar especial-
 mente si el enemigo, puesto ya en Collico, tomaba el
196               PROCESO SEGUIDO

  caniino de Chilian como se publicaba e r i la division,
  o el de Rariquil p r a el Me:nbrillar, i que avisase
  por rnclrnentos lo que supiese sobre u I particular
  tan irnpcirtante i digno de la mayor atezcion. Pen
  diente una noticia de tanta importancia, eran cir-
  cunstancias mui críticas, mui espuecro el avanzar
  con toda la fuerza hasta el alto de Quilo, porque
  O'Higgitic colocado en Coilico, como se hallaba,
 podia tomar desde allí el camino d e Coyanco para
  Chillan i burlar al que declara, obligando a hacer
  un mcnhmiento retrógrado de m a s de diez leguas
 para alcanzarie en el Roble, donde podia pasar el
  Itdt2, i de consiguiente Mackenna mo$erse rioarriba
 a pasar eI Ñuble t"w Quiiichamali, sin respetar la
 guardia de cicnto t ~htirica hombres que tenia a su
 frente en el v'+$dodel Mernbrillar, para contenerlo
 o entretener en caso que intentase tornar la retaguar-
 dia. En tan complicadas circunstancias fué preciso
 mantenerse en el carnpv ton todo el bagaje pronto
 i la tropa al pié d e sus armas, esperando que Ba-
 rañao huyese, si e! enemigo tomaba el camino d e
 Kanquil, para pontrse luego en marcha, i atacarle
Antes q u e llegase a Quilo. En efecto, a las 'ocho
de la mañana di6 parte de haber descubierto u n a
partida como a dos leguas de distancia i q u e segun
le parecia era todo el grueso del Ejército, por haber
contado once carges levantadas; mas como esta di-
vision traia cantidad considerable d e éstas, i siem-
AL RRIGADiEX GAINZA             ‘97

pre caminaba, seg’in sqbia, con u n a avanzada res-
petable, i tambien constase de declaracion de cuatro
dragones desertados de ella, que le acababa de
rehitir el comandante d e Chillan, que O’Higgins
no debia moverse de Collico h:ista el dia siguiente;
ordené a Barañao averiguase a toda costa si lo que
descubria era el todo de la division, o alguna
avanzada, como podia suceder, con la firme i lea de
 oscurecerle su direccion sobre Chillan. Ya eran las
doce del dia cuando el que declara t u v o aviso de
que el enemigo le venia encima; en el momento
se puso en marzha para llegar a aquel punto i ba-
tir a G’Higgins, considerando que alcanzara a él,
sosteniéndose la avanzada cuando m é m s un par de.
horas; mas todo el ardor i viveza de la tropa en su
marcha, que hacia a pié i a veces a carrera, de modo
que la artillería i bagajes n i psdia seguirla por las
barrancas i algunos malos pasos que tenia que transi-
tar, no bastó para llegar a tiempo, pues a poco mas
de las tres de la tarde, i cuando solo le faltaria una
legua corta para llegar a Quilo, tuvo aviso i vi6
que el eriemigo habia rechazado la avanzada i apo-
derádosk de aquel punto ventajoso. Sin embargo,
como creia una necesidad el batirlo, ántes que se
reuiiiese con la division del Mernbrillar, i el resto
que qucdaba d e dia no era suficiente para esta obra,
convocó a los jefes para tratar de cómo i cuándo
podria verificarse, les propuso hacerlo al amanecer,
198             PROCESO SEGUIDO

marchando en la noche a la desfilada por nuestra
derecha hasta trepar a una montaña, que parecia
nivelar con las que se hallaba situado el enemigo,
i desde allí pasar a ésta con ménos desventaja, me-
diante una corta bajada e igual subida, bajo la pro-
teccion del fuego de nuestra artillería, que parecia
poderse colocar bien al intento; mas el coronel
Urréjola, luego que oy6 al que habla, objetó a su
pensamiento u n obstáculo que, por el sentir de to-
dos, lo desvaneció.
    Espuso i nos hizo advertir que un práctico a
quien habia presentado como tal, luego que Ilega-
moc a aquel punto i de quien se valió para interro-
garle, i descubrir el camino que debíamos seguir
para el proyecto, habia desaparecido en el momento
de haber hecho el reconocimiento acompañado de
su ayudante de campo don Pedro Tavira, no obs-
tante de haberle prevenido no se separase de
nuestra inmediacion. 1, siendo mayordomo de una
hacienda sita en aquella falda, propia de u n don
 Isidro Bazo, acérrimo patriota, recelaba se hu-
biese dirijido a dar noticia del plan a su pa-
tron, o a mismo O’Higginc, jeneral enemigo,
           l
i que éste podia disponer las cosas de manera
que le causase una derrota o la absoluta dispersion,
de efecto mui comun en estas tropas, hartas de po-
nerse en dicposicion con todas ellas.
    Penetrado así el designio, i ya entrada la noche,
A L BRIGADIER GAlNZA             ‘98

no le quedó otro arbitrio que pasarla allí a la vista
del enemigo, sin poner ni aun una tienda.
    E siguiente dia amaneció nublado, con recio
    l
norte que amenazaba agua, segun los prácticos del
pais; i aquí fué donde nuevas i grandes dificultades
avasallaron la imajinacion del que declara e n aquel
momento; considerábase que llevaban consigo pue-
de decirse la fuerza de todo el reino, átiibos per-
fectamente situados; el uno a su vista, a la distancia
d e poco mas de una legua i el otro a dos i media
de su campamento; cuando no podia elejir situacion
ventajosa o aparente, por carecer de las tiendas
necesarias i estar precisada por su f*1ta, a acercarse
                                         d

a algunas casas o rancheríis, para defender las
armas, municiones i tropas de la lluvia, q u e no po-
dia tardar; i, al mismo tiempo, en la necesidad ur-
jente d e batir en aquel dia u n a d e las dos divisiones,
porque sólo así podia embarazar la reunion; fuera
d e esto le repetiati los jefes que la tropa de que se
eomponia la mayor parte de la fuerza era mui di--
fícil hacerla obrar en órden; i que, si al primer golpe
 no se conseguia destruir completamente al enemigo,
seria u n prodijio evitar la dispersion i hacer una
retirada ordenada sin dejar disponerla, que la lluvia
solo e n aquel paraje seria bastante para destruirlo,
cuando el enemigo nada sufriria con la abundancia
 d e tiendas con que se le veia, i tambien que si
 se detenia ailf podia Mackenna lanzar las guardias
200              PROCESO ~ E G U I D O

 que dejó en los vados i atacarle por la retaguardia.
    Todo esto, compuesto de embarazos i reflexio-
 nes, a que se agregaba la distancia de la plaza de
 Chillan, de donde podian venirle auxilios, pero que
 debian pasar precisamente a la vista de Mackenna
o por sus inmediaciones, me decidieron, por último,
 hacer repentinamente un movimiento retrógrado i
a la resolucion de atacar a éste en el mismo dia, en
su posicion del Membriilar, i para lo cual podia
contar con el aumento de fuerza que dejó en los
vados i con rgo hombres mas de fusil, de la divicion
de Casilla, que en estos momentos habria de estar
próxima en el camino, que para el caso debia llegar;
asi es que vencido un nuevo apuro en que se ha-
llaba, a causa de cierto arriero que esa noche desa-
pareció con sus mulas aparejadas i dejándole las
cargas, se puso en marcha a las doce del dia para el
Membrillar; a las tres de la tarde estaba ya a media
legua de distancia del enemigo; pero, no siendo
cordura aunque se diese vivac, el pasar el rio por el
vado de las Matas, bajo el fuego de su cañon, le fué
preciso hacer rodeo cerca de una legua por el de
Quinchamali, cerca de la confluencia de 10s ríos
Itata i Ñuble, para lo cual, puesto a la cabeza de la
columna, i habiendo ordenado a Urréjola la retorna-
da i apurar en lo posible el paso de la tropa, arti-
llería i bagaje, tornó la direccion que debia seguir
hasta la otra banda; serian las 4 i media de la tarde
AL BRIGADIER GAINZA              201


cuando, habiendo vadeado el rio mas d e la mitad
d e la tropa i necesitando aprovechar el tiempo por-
que las malezas i angostiiras del camino hacian
lenta la marcha, volvia a emprenderla hácia el
Membrillar, faldeando la montaña por s u derecha,
hasta verse cerca del tiro de cafíon; i en cuyo caso
era preciso subir algo por la serranía a tomar la
posicion que tenia meditado, como conveniente para
emprender el ataque a un tiempo por diversos
puntos, como le proporcionaba su mas que dupli-
cado número de tropa i catorce piezas de a cuatro
con que podia atacar al enemigo para que llamada
 l a así atencion por todas partes, de poco le sirviese
 su mayor calibre d e algunas d e éstas ni la ventaja
 de su situacion, mas fiié en v a n o su designio.
     Como al aproximarse ya hácia el enemigo habia
 dispuesto, por evitar el mal suceso de una embos
 cada, que se avanzase un oficial con veinticinco
 hombres a caballo i al doblar uno de los ángulos
 calientes d e la serranía, se descubriese otro de los
 enemigos sobre las viñas de Arriagada, inmediato
 al campamento i ésta disparase algunos tiros d e fu.
 sil a que correspondieron aquéllos, esa sola alarma
  i una voz que se oyó avamay fueron bastante para
  que cuanta tropa tenia a sus espaldas el que de-
  clara, a pie i a caballo, sin hacerle caso, oir sus vo-
  ces i amenazas i a la d e otros jenerales i oficiales.
  i ménoc esperar que la artillería se montase i, por
202               ?.ROCESO SEGUIDO

 decirlo de una vez, con el mayor desórden corrian
todos precipitadamente i en modo arbitrario a que
estan acostumbrados a embestir, cada uno por don-
de le dió la gana, a la trinchera del enemigo que em-
pezaron a tomar con un valor a toda prueba, viéndo-
se ya en estas circunstancias i acontecimientos de
como piensa esa tropa de sus jefes i oficiales en se-
mejantes lances sino los acompañara, no le pareció
convenierite pararse allí a la operacion de hacer
montar n I artillería, ni con otro algun pretesto i
             n
así, dejando tan preciso encargo al coronel don
Tomas Pla, jefe de esa arma, siguió a la tropa diri-
jiéndose por la derecha a tomar la parte; superior
 para observar mejor lo que sucedia i poner, si era
 dable, algun remedio a aquel desórden, mas todo el
 empeño, percuasion i amenazas, mientras marcha.
 ban, solo fueron suficientes para reunir sesenta o se.
 terita hombres de varios cuerpos que entregó al ca-
 pitan del real de Lima don Francisco Velasco i
 otros oficiales para que, conduciéndolos en regla,
 auxiliasen a los que se hallaban ya en acciori, i se
 dirijió a reconocer otros puntos.
    L a artillería, que habia quedado atras, no pudo
 llegar hasta media hora despues de empezado el
 ataque, i, corno los que la conducian carecian del
 conocimiento necesario del terreno, tampoco logra-
 ron colocarse en situacion de hacer fuego sino cinco
 piezas, que fueron dos a la izquierda, dos al centro
AL BRIGADIER GAINZA            203


i una   a la derecha, ya era cerca de noche   i el fue-
go continuaba alternando más o ménos cuando lle,
gó a oscurecer enteramente, hallándose los solda-
dos en tal aproximacion al enemigo que éste les
hizo dos o tres prisioneros dentro de sus trinche-
ras i otros entraron i salieron a su campo extrayen-
do algunas cosas de sus mismas tiendas.
   En este estado empezó a descargar u n aguacero
que, incrementándose por momentos, hizo cesar el
fuego absolutamente i la tropa i oficiales se fueron
retirando cada uno como i adonde pudo fuera del
tiro de las baterías, sin que fuese posible la reiinion
porque la oscuridad, el agua, lo poco accesible del
terreno lleno de barrancos todo lo impedia i aci el
que declara volviose. a quedar a!lí a pasar la noche
cerca del enemigo, acompañado solamente de cua-
tro oficiales i mui pocos soldados, que se hallaban
cerca de él, para que en cuanto amaneciera tomar
aquel partido que conviniese a las circunstancias:
bien puede considerarse la incomodidad que sufri-
ria con tantas horas de agua continuada a la iricle-
mencia i sin el menor abrigo; pero nada era eso,
para lo que padecia el espíritu del que declara al
refleccionar, sobre lo que podia sobrevenir especial-
mente, si en esa tarde habia hecho jornada O’Hi-
ggins, corno parecia regular, para reunirse con
 Mackenna, o auxiliarle en el ataque, de que precisa-
 mente debia ser espectador desde la altura de su
204              PROCESO SEGUIDO

  campo; mas llegó el dia i aunque entóncec fué el
  colmo de s u concterriacion porque, empezando a
  reconocer el campo, se encontró solo con u n puña-
  do de hombres, sin saber de los demas, ni oficiales
  ni jefes i advertia al mismo tiempo parte d e la ar-
 tilleria, municiones i efectos d e parque desparrama-
 dos e n aquel contorno con algunas malas mulas
 porla serranía, sin que pareciesen los arrieros, ni
 ménos milicianos, que ayudasen recajer i cargar
 todo ello no dejó d e consolarse aigun tanto,
 cuando e n una cortaclaridad, que Permitió el tiem-
 po alcanzó a ver que O’Higgins conservaba aun s u
 posicion en Quilo; i discurria que Mackenna habia
 quedado tan destruido, i su tropa tan acobarda-
 da d e semejante ataque i lo penoso d e la lluvia, que
 no SOIS se hallaria incapaz de pensar e n perseguirle
 sino q u e estaria temiendo otra nueva tentativa, q u e
 n o hai duda habria tenido que sufrir solo a la bayo-
 neta, si el que declara se hubiera hallado con jente
 suficiente para ello, más, en la circunstancia q u e se
hallaba, fué preciso ceder al imperio d e la fortuna
sin embargo de haber sabido inmediatamente que
habia perdido el enemigo más d e cien hombres d e
la tropa, algunas mujeres d e las introducidas en s u
campo a diversos fines i varios oficiales i u n coronel
i contentándose con haber logrado a costa coi1 mu.
cho afcrn i trabajo personal, hasta las diez del dia,
recojer la artillería, municiones i demas efectos, sin
AL BRIGADIER G A l N Z A       205

que nada hubiese quedado atrac ni en poder de los
enemigos, dispuso su retirada a las casas de Cucha-
Cucha, distante dos leguas, a donde llegó a las once
sin que todavía hubiese cesado de llover; como en
este punto tampoco hallase sino poca jente i algu-
 nos jefes i oficiales, i se l asegurase habian toma-
                              e
do muchos el camino de Chillan, por esto i conside-
rando q u e la permanencia ahf era arriesgada, en
cuanto y a se reunieron O’Higgins i Mackenna, trató
de repltAgarse a Pelegue, camino de Chillan, pasan-
do el ÑubIe, paracon mas seguridad tomar algun
descanso, i que la tropa pudiese comer algo calien-
te, que no habria logrado en los dos dias anteriores,
enjugarse i reponer sus fatigas i molestias; mas, ha-
biendo llegado allí a las cinco de la tarde i pasado
la noche, conceptuando que todo se lograria mui
pronto i mejor en Chillan, marchó al día siguiente
para esa plaza, donde entró a las dos de la tarde;
dedicándose desde ese momento a formar la nueva
 division con que pensaba salir en pos del enemigo,
 como lo verificó a los tres o cuatro dias despues de
haber hablado a la tropa para exhortarla a mejor
conducta i disciplina i reprendido, con las espresio-
nec q u e al caso le ocurrieron, el desórden que ma-
nifestó en Mernbrillar, privártdolos de una accion
que podia haber sido mui gloriosa. 1 en cuanto a lo
que se le preguntó de sobre qué fundaba s u plan
para reducir al jeneral enemigo, dice, que ya lo tie .
286              ?ROCES0 SEGUIDO


ne, indicado en   la antecedente respuesta i era inti-
marle, se riiidiese con toda su division, por conoci-
miento de su mala causa, quiméricas pretensiones,
impotencia de resistir la fuerza que le presentaban
i el grande beneficio que todos esperimentarian en
el perdon de un delito, s i llanamente deponian las
armas i se l entregaban,
             e
   1 en este estado el señor fiscal mandó suspender
la confesion para continuarla cuando convenga i
habiéndole leido al señor Brigadier lo que tiene
declarado, se afirmó i ratificó en ello, bajo palabra
de honor, i lo firmó con dicho señor i el presente se-
cretario, de que doi fe.-SaZvador      GaZi. - Gabino
Gainza.-Ante mí, Rafael Gardia.

  A los ocho dias de dicho mes i año, el señor Fis-
cal, acompañado de mf, el secretario, a la habitacion
del Brigadier don Gabino Gainza, para continuar
su confesion i despues de haber prestado en debi-
da forma su palabra de honor, fué preguntado si al-
gun jefe del ejército de su mando, le hizo presente
la necesidad de atacar a Mackenna en el Membri-
llar, ántes que se fortificase, dijo: que desde luego
que se le presentaron en Arauco, a su arribo, los
coroneles Elorriaga i Urréjola, e hicieron revelacio-
nes en fuerza de preguntas i repreguntas, porque
ámbos son naturalmente moderados i detenidos es-
pecialmente con un jefe i a primera vista, del esta.
AL BRIGADIER GAINZA             =e7

do en que creian las fuerzas de los enemigos, de
quienes una division de quinientos a seiscientos fu.
siles se hallaba situada en Quirihue; les dijo a ám-
bos reunidos alguna vez, pero mas especialmente a
cada u n o por separado i repetidas veces, que l pri-
                                                 o
mero que debis escusarse era atacar esa division;
bajo cuya idea i concepto se dirijió a Chillan, donde,
apénas arribó, supo que dicha division enemiga al
mando de Mackenna se habia trasladado al Mem
brillar i d e la que se ha hablado ántes con deten-
cion; i por lo que hace memoria, solo cree i está
persuadido o hace alguna memoria, d e que e n algun
papel o carta, e n el Roble, recibió d e Urréjola, se
hablaba o trató algo d e eso i, en efecto, era l que
                                                 o
contenia; mas colocado con la parte del ejército que
reunió, en Quinchamali, a la vista del Membrillar, i
practicados ioc reconocimientos d e que queda hecha
mencion en otra respuesta, nadie se insinuó siqiiie -
ra, a favor d e un ataque; i ántes por el contrario
se espresaron algunos i aun el mismo ürr&joola,
preguntado por el que habla si creia que la tropa
que tenia a s u cargo era capaz o estaba e n disposi-
ción d e dar un ataque brusco, a viva fuerza i a la
bayoneta contra aquel punto, le respondió qiie nó;
lo cual i el semblante macilento con que se hallaba
cabalmente en ese dia, quejándose de un gran dolor
que decia tenia en las espaldas, i e n fin, cuanto
advertia e n lo que le rodeaba, al paso que preveia
208            PROCESO SEGUIDO

    las mdias consecuencias que podian seguirse d e
,   malograrse esa primera accion, como ántes he in-
    dicado en otra respuesta, le hicieron suspender
    aquella resolucion i hostilizar a los insiirjentes con
    otras medidas, que pudo acordar por direccion del
    mismo Urréjola, i produjeron los buenos efectos
    que tiene dicho ántes en sus respuestas.
       Preguntado si hallándose a vista del enemigo en
    el Mernbriilar, interceptó un oficio o parte del je-
    neral d e aquel punto, dirijido a O'Higgins, que
    permanecia en Concepcion, en el que, manifestán-
    dole la grandísima necesidad e n que se encontraba
    falto de todo i sin comunicaciori, le llama venga
    volando a su auxilio i al d e la capital, cuyo peligro
    le bar$ maldecir su tardanza; dijo: que es cierto lo
    que se le pregunta i que hace memoria de qi'e a
    esa o equivalentes espresiones añadia que en d sz-a
    tuacion no tenzia un ataque sino eZbdopueo; i p u e
    sabia que Gaznza SOZO esperaba se moviese de aZh
    para atacade.
       Preguntado si tenia instrucciones del Excmo.
    señor virrei del Perú para atacar a los enemigos en
    detall, en el caso que sus tropas se hallasen separa-
    das, dijo: que así se lo advertian en el arifctilo
    décimo d e instruccion, mas con ia calidad d e dejar
    siempre constantemente guarnecido a Chillan, para
    conservar e n todo evento ese puesto, i la existen-
    cia e intereses d e sus fieles habitantes (punto que
AL BRIGADIER GAINZA             209

así por ésto, como por el convencimiento de la tris-
te suerte que habria sufrido esa poblacion, caso de
caer en poder de los insurjentes, nunca ha perdido
de vista en s u campaña) i así es que no habiendo
podido atacar al enemigo en el Membrillar, dirijió
sus fuerzas a atacarlo en otros puntos, como tiene
dicho anterior me 11te.
    Preguntado por qué (siendo sabedor de los apu-
ros de Mackenna, hallarse con duplo número de
tropas que el enemigo, de las ventajas conseguidas
por e ejército real, i señaladamente la toma de la
       l
ciudad de Talca, cuyo punto le proporcionaba u n a
entera observacion a cualquiera refuerzo que l       a
capital de Santiago, pensase mandar al ejército
 insurjente, por ser éste un punto intermedio, i de la
 distancia de mas de veinte leguas que se hallaba
 O’Higgins, único que podia socorrer la division del
 Membrillar) permaneció en la indecision de atacar
 a Mackenna i lo verificó cuando O’Higgins se ha-
 llaba a la corta distancia de cuatro leguas de la
 posicion citada del Membrillar; dijo: que tiene satis-
 fecho el por qué no atacó al Membrillar desde lue-
 go; I. tambien porqué, despues de adquiridas las ven-
 tajas i estado que se pinta en esta pregunta i con-
 cibió aun mas o creyó encerrado el espíritu i fuerza
 del Membrillar, pensó hacerlo i las causas que lo
 frustraron; como tambien el por qué (i fué el buen
 fin de evitar la reunion) lo verificó precipitadamen-
    TOMO   xv                                     14
210               PROCESO SEGUIDO


te en el dia que se malogró su escursion, en los tér-
minos que enteramente tiene espuesto en respues-
ta anterior.
   I en este estado el señor Fiscal mandó suspen-
der esta confesion, para continuarla cuando conven-
ga; i, habiéndole cido leida al confesante, se afirmó
i ratificó en ella, bajo su palabra de honor, firmán-
dola con dicho señor i el presente secretario de que
doi fe.-Sudvadov       GaZi.-Gabino Gainza. -Ante
mí, RafaeZ Gardia.

   A los diez diac de dicho mes i alio, el señor Fis-
cal, acompañado de mí, el secretario, a la habitacion
del señor Brigadier don Gabino Gainza a fin de
continuar su confesion, i despues de haber prestado
su palabra de hcinor en debida forma, fué preguntado:
   Qué motivo.; tuvo para acordar estas medidas
para hostilizar a los enemigos por direccion del co-
ronel Urréjola, miéntras se hallaba a la vista del
Membrillar, segun se espresa en una respuesta de
su confesion, i se obstinó en despreciar las razones
que el mismo Urréjola le espiico a favor de que pa.
ra atacar a Mackenna, convendria pasase el. rio
 Itata, por el vado de las Matas, i no por Quincha-
mali, por donde al fin se verificó, sin embargo de
no quedar mas que tres horas de dia, siendo así
que el primero le facilitaba la ventaja de no moles-
tar la tropa i llegar al campo enemigo con dos i
A L BRIGADIER GAINZA            211


media horas de dia, al paso que por el segundo, no
solo debia fatigársele la columna por el rodeo d e
mas de una legua que tenia que dar entre arenales
i pedregales, sino que indudablemente llegaria a
abrir el fuego con los enemigos al oscurecer, como
así sucedió; dijo: que el motivo que [tuvo para hos-
tiiizar al enemigo, mediante las medidas que tomó,
están ecplicadas ya, así como su buen efecto, en otra
respuesta i fué porque, como tambien llevo espre.
sado, no resolvia en aquellos momentos atacar el
 Membrilíar; debiéndose entender que la direcczon
q u e se dice del coronel Urréjola, concistib, i aun
era preciso, por la falta debconocimientos topográ-
ficos del declarante i era preciso adquirirlos por los
informes de personas que, sobre pcseerlos, fuesen
tambien capaces de esplicarlos i tener algunas luces
i buen juicio, calidades que e n cuantos le rodeaban
entónces, l pareció notarse en dicho:coronel, mas
              e
que en otros; i no tenia por conveniente mantenerse
e n inaccion.
    Q u e la obstinacion de que se le hace cargo, para
no pasar el rio Itata por el vado'de las Matas para
atacar a Mackenna, no ha existido jamas; que sobre
e particular solo ha ocurrido lisa i llanamente l
  l                                                  o
que va a referir.
    Habiendo pasado la mayor parte de nuestra co.
 lumna las casas de Concha, i trepado las pequeñas
montañas de su frente, hasta que solo nos cubria la
212              PROCESO SEGUIDO


 cima, cuya falda opuesta descendia ya el rio i en cu-
 ya banda opuesta se hallaba el Membrillar, mandó
 hacer alto la cabeza para que continuando su mar.
 cha la cola, se reuniese toda sin descubrirnos el ene
 migo, para que así tuviese niénos tiempo de pre-
 ven i rs e.
    En esa ocasion i momento fué cuando, acercán-
 dome a Urréjola o él al que declara i asomándonos
 con mui pocos pasos a la mayor altura, le pregunté
 dónde estaba el vado; a lo que, mostrándome uno
 bajo el tiro de cañon, me. dijo ese es eZ de Z m Matas
i reproduciéndole con las siguientes espresiones de
 confianza: iipero, amigo, eso está bajo los fuegos de1
 enemigo i si nos metemos ahí a pasar la tropa, ca-
ballería, artillería, municiones, etc., i tenemos algu-
 na desgracia, se llevó esto el diabloii a lo que no
hizo mas que encojerse de hombros i preguntán-
dole dónde está el otro vado, contestó aZZz', indi-
cándolo con el dedo i de palabra i con esplicacio-
nes, una cosa que parecia no alcanzar a una legua,
i que, habiendo dado preferencia a ese lugar con la
medida, que él mismo sujerió, de que todo hombre
montado tomase u n infante a las ancas, como se
verificó, le pareció que habiendo actividad i de-
seos de que la tropa no le dejara duda, porque j a -
mas se ha presentado cobarde, creyó poder tener
vencido el paso, i aun presentarse delante del ene-
AL   BRIGADIER GAINZA          2'3

 migo, en la posicion que tenia premeditada, a las
cinco de la tarde.
   Esto pasó así; no hubo mas conversacion, ni ob-
jeciones por parte de Urréjola, ni otro alguno i,
 por consecuencia, de ningun modo lo que se llama
obsti nacion.
   Preguntado si despues que nuevamente empren-
dió la marcha desde Chillan para perseguir al ene-
migo, que caminaba en retirada, lo alcanzó en las
Yerbas Buenas i si allí le presentó batalla; dijo:
que a la ida, es decir, en la ocasion a que se dirije
la pregunta, no pasó el ejército real, que era de su
mando, en las Yerbas Buenas sino en el llano de
Arquen, donde tambien lo hizo el enemigo, a dis-
tancia como de legua i media hácia su izquierda,
habiendo éste formado su campo algo despues de
media tarde, i aquel ya bien entrada la noche, de-
biéndose tener entendido que, hasta ese punto, siem-
pre marchó el enemigo siendo superior en todo,
pues en él fué donde aumentó sus fuerzas el que
declara, con las que, desde Chillan, previno salie-
sende Talca a unírsele para atacar al enemigo en
la marcha; pero cuya operacion se atrasó por las
ocurrencias que sobrevinieron en esta ciudad, i fue-
ron la venida, en esos precisos momentos, de la
division de Blanco i a retomar ese punto, que no
pareció conveniente debilitarlo hasta la derrota de
éste, que se logró completa. Que, por consecuen-
214              PROCESO SEGUIDO


cia, ya bien entrada la noche, fué cuando pudo
hacerse cargo i saber el estado del refuerzo que le
habia Ilegado de Talca para poder pensar en atacar
al enemigo, como deseaba, i con cuya idea orden6
que a las 2 de la madrugada se aprontase todo el
bagaje, se dispusiesen cargas, artillería, municio-
nes, etc., como efectivamente se verificó, i en cuyas
diligencias, tiene bien presente, tomó empeño, por
habérsele encargado con mucha particularidad don
Francisco de Urréjola, siendo el designio adelantar
a apoyarse por un lado del rio Maule, por Ia abco-
luta necesidad que tenia de buscar i asegurar el
agua para la jente, cabaiiería i bueyes, porque, ca-
reciendo de ella los pequeños pocitos del paraje
donde tenia el campo, sufria muchas incomodidades
por esa carencia i la dispersion continua de tropa i
cabalgadura, para solicitarla a mui larga distancia;
mas, a esas horas, algunos jefes, pero de quien
especialmente se acuerda es de don Luis de Urré-
jola, le espuso le parecía operacion espuesta dirijir-
 se al rio sin asegurarse del movimiento del enemi-
 go, a quien consideraba, sino superior, de iguales
 fuerzas, por lo que convenia esperar el dia. para mo-
 verse, en lo que convino, especialmente por el rece-
lo de dispersiones, que era siempre su cuidado, por
 falta de disciplina.
    Llegado éste envió a reconocer al enemigo, te
 niendo siempre i aun de antes de amanecer, todo.
A L BRIGADIER GAINZA            215


cargado i listo, i con designio de atacarle en el mo-
mento que se pusieran en marcha, para quitarle
toda ventaja: de posiciones elejidas i las defensas,
que es sabido i notorio que procurarian a costa de
trabajo en cualquier camino, por pasajero que fuese,
a l teniente coronel don Manuel Barañao, acoma
pnñado del ayudante jeneral don Pedro Tavira con
2 0 0 caballos, el cual volvió pasado algun tiempo,
diciendo que el enemigo no movia su campo toda-
vía, segun le parecia, aunque veia recojidas las
mulas i bueyes, i que no se habia detenido en el
punto en que se colocó a observarles, porque habia
destacado sobre é u n número d e caballería superior
                   l
a! que él tenia.
    Entónces, tratando el que habla de enviar al-
guno en nueva obcervacion del enemigo, le espuso
el capitan don Leandro Cactilla, comandante de
esta division montada, que él acababa de enviar
dos mozos de toda confianza, i que aun les habia
gratificado por la dili.jencia, para que avisasen en el
momento que el enemigo se moviera, lo que me re-
pitió varias veces en ese tiempo; ya el sol mui alto
 i fuerte la tropa i la cabalgadura sedienta, era cor-
 tísimo el movimiento de escapadas a beber agua,
 1 que tenia al que declara en continua inquietud i
  0
 cuidado por el órden i disposicion de pronta mar-
 cha, esperando el aviso que, segun la constante es-
 presion de Cactilla, no podia fallar; mas, viendo que
216               PROCESO SEGUIDO


tardaba, dispuso de nuevo que el coronel don Ilde-
fonso Elorríaga, con otra partida gruesa de caba.
Ilería, volviese a reconocer el enemigo; hízolo así i a
poco tiempo, sin que todavía hubiera llegado el
aviso anunciado por Castilla, volvió dicho Elorríaga
a carrera tendida avisando que el enemigo, no sólo
habia levantado su campo i puéstose en marcha con
direccion al vado de Duao, que sólo distaba tres
leguas, sino que l consideraba próximo a llegar a
                    o
61.
   Sorprendido el que declara de esta inesperada
noticia, no pensó en mas que en ponerse inmedia-
tamente en marcha acelerada sobre el enemigo
para atacarle contra el rio, o donde pudiera alcan-
zarle; mas a esa ocasion fué cuando algunos i en
particular dicho Elorriaga le espresaron que, hallán-
dose el enemigo mas adelante que nosotros, escojeria
una situacion ventajosa para mantenerse a la de-
fensiva, que llevaba abundancia de tiendas, i quizá
bastantes víveres para sostenerse muchos dias con
comodidad; que si se veia en la imposibilidad de
atacarlo en este dia con ventaja, seria indefectible
la dispersion de la tropa, particularmente si las
circunstancias le obligaban a ocupar algunos dias en
adquirirlas, pues las grandes incomodidades que
ofrecian los campamentos a orillas del Maule se
harían prontamente sensibles en la tropa que, im-
paciente ya, costaba mucho sujetarla, con sólo haber
AL BRIGADIER GAINZA             217

 esperimentado ya un dia de falta de agua o haberla
de tomar en distancia, i aun traian a la memoria un
 mal suceso ocurrido el año anterior en aquel mismo
paraje al señor Pareja; que la tropa era de tal cali
dad que, no consiguiendo a primer golpe la comple-
 ta derrota del enemigo, cualquiera otra ventaja, en su
concepto, era un cero; i que tras de una escaramuza,
falso ataque o finjida retirada, regularmente princi-
 piaria la murmuracion contra jefes i oficiales i se es-
perimentarian todos los efectos de su indisciplina,
siguiéndose a eiia la desercion; a mas de que la falta
de tiendas suficientes para la tropa le. esponia a que
cayendo u n aguacero, corno ya debia recelarse por
la estacion i aparato del tiempo causase mucha in-
comodidad i perjuicios en aquélla, en armamentos i
municiones, i podia el enemigo aprovecharse de
esta ventaja, concluyendo, por último, su esposi-
cion el dicho señor Elorriaga, que, en las circuns-
tancias que nos hallábamos, era lo mas útil i conve-
niente que el ejército real sin insistir en el ataque,
a que el que declara se inclinaba, coínova espresado,
se dirijiese inmediatamente i a toda dilijencia a pa-
sar el rio Maule por diferente vado, para ganarle la
delantera, i puestos a la otra banda, cubrir bien a
a Talca e impedir que el insurjente pudiese hacer
lo mismo por el Duao, lo que era seguro conseguir,
respecto que el de Bobadilla nos ofrecia esa pro-
porcion i el enemigo no podia practicarlo en aten-
218               PROCESO SEGUIDO


cion a las guardias i demas precauciones p e p o r su
disposicion i da de¿ coronek OZate estaban tomadas
pava impedirsedo i que, en consecuencia, viéndose
O’Higgins i s u ejército detenidos sobre el Mauie,
cuando s u objeto era pasarle para auxiliar la capital,
como llamado a ese efecto i , por consiguiente, i n -
terceptada su comunicacion con la capital, de donde
podia recibir auxilios, precisamente entraria en ellos
 el descontento i desesperacion de vencer i es
 puestos a las penurias que habian sufrido en Con.
 crpcion, en Membrillar i otros puntos, resultaria su
 mucha desercion, fugándose cada hombre de los
 armados, i mas especialmente los montados, por
 cuantos parajes el rio lo permitiese, por irse a sus
 casas i hogares i al recelo de retroceder en algun
 caso, a l que con dificultad podria obligarlo O’Hig-
          o
 gins, aniqiiilándose así una fuerza que no era des-
 preciable; que entónces, desde Talca, dejado ase-
 gurado ese punto podia dirijirse una buena espedi-
 cion para la capital, i se desorganizaba todo su go-
 bierno i planes.
     Persuadido de este modo el que declara, convino
 en la operacion, fines, i buenas esperanzas que
 contenia el razonamiento, i en su efecto, puesta
 la columna al momento en marcha, se dirijió ai
 vado de Bobadiila, que fué el propuesto i adopta-
 do para que el ejército real pasase ei rio, i al mismo
  tiempo se adelantó órden para que la fuerza que le
A L SRIGAUIER GAINZA            219

cubria de la otra banda se replegase a aumentar la
de Jos de mas arriba; sin haber omitido prevenir
tambien al coronel Olate, que habia quedado hecho
cargo (aunque contra espresas órdenes reiteradas)
de la defensa del rio, que estuviese con mucho
cuidado sobre los vados que tenia a su frente, que
era7 de Duao, el. de los Carneros i el de Queri.
    En fin, ya bien entrada la noche i vencida una
jornada de mas de cinco leguas, llegó el ejército
real al Maule i vado de Bobadilla i se logró que
para eso de los doce de la noche lo hubiese y.i
 pasado toda la infantería, artillería i municiones que-
dando sólo para el dia siguiente unas carretas con
 carga de poca consideracion i quinientas reses que
no fué posible hacerlas pasar en toda la noche, i
una partida gruesa de caballería que, al mando de
 Castilla, dejó alii para cubrir a retaguardia i conte-
 ner alguna guerrilla que el enemigo pudiese desta
 car para incomodarnos.
    Ya puesto en la otra banda, se trató de que
 descansase 1 tropa, i nos enjugasemos todos, que
               2
 estábamos bien mojados por la hondura de los
 brazos que pasamos, en las candeladas que se hicie-
 ron al intento, i que la tropa comiese algo caliente.
    En ese tiempo preguntó el que declara varias
 veces a Elorriaga si creia efectivamente, como le
 habia dicho i persuadido, que el enemigo no podria
 pisar el rio por el obstáculo que le presentaban
220              PROCESO SEGUIDO


 nuestras partidas d e fusil i las piezas d e artillería
 que a ese intento se habian sacado de Talca i colo.
 cado e n varios puntoc, a lo que le contestó siempre
 fiyme en su opinZol.t de da negativa. I lo mismo suce-
 dió con los tenientes .coroneles don Anjel Calvo i
 don José Borgoño, que s e 10 presentaron apénas
 hubo amanecido, siendo d e los individuos pertene-
 cientes a Ia tropa encargada d e dicha guarda d e los
 rios, mas, ántes que pasase mucho tiempo, miéntras
 se disponia levantar el campo para pasar a Talca,
 formar allí su cuartel i disponer las medidas con-
 venientes para llevar adelante todo el plan pro-
 puesto, le di6 parte el coronel Olate de que el
enemigo, dejando algunas tiendas o cargas armadas
se habia encaminado para el d e Queri e n el silencio
de la noche, i, forzando o sorprendiendo la corta
guarnicion que ocupaba aquel punto, habia pasado
una gruesa partida d e caballería i un cañon i que
creia pasaria pronto todo el resto d e la division;
tenida esta noticia, luego mandó trescientos hom -
bre de a caballo para que, aunque la distancia ya
era d e consideracion, corriendo a reunirse con las
guardias de los vados, incomodasen al enemigo, i
lo entretuviesen, ínterin llegaba con la infanterfa
para poderlo atacar donde lo alcanzase.
    Y a era cerca del medio dia cuando pudo llegarse
a Talca, d e donde restaban cinco o seis leguas al
paraje del enemigo, i fué preciso hacer alto allí,
AL BRIGADIER   GAINZ4           221


 ocupándose ese dia i el siguiente en proveer la
 tropa de varias cosas que urjentemente necesitaba
 para su abrigo, en revictar el armamento, municio-
 nes de nuevo, etc., i el enemigo que en el anterior
 habia hecho su paso, se puso al siguiente en mar-
 cha, desviándose por el camino de los Montes a
 siete leguas arriba de Talca; e informado de los
 prácticos el que declara, de que no era dable alcan-
 zarlo si intentara hacerlo por el mismo camino que
 llevaba, trató de seguir el del Camarico, persuadido
 por todos de que 10 lograria ántes de llegar a las
 Quechereguas, punto interesante por la comodidad
 de sus edificios, pasto abundante i otras, i, receloso
 de darle alcance, por haber sabido luego que apu-
 raba sus marchas sobremanera el enemigo, andan-
 do de dia i de noche, por lo que, a pesar de sus
 esfuerzos, talvez podria frustrarse el designio, dis-
 puso que una partida de caballería de doscientos
 noventa hombres i dos piezas de a cuatro, al man-
do del teniente coronel don Xnjel Calvo, saliese al
 encuentro a su vanguardia para entretenerle en el
paso del rio Claro, i al misnio tiempo al coronel
don Juan Antonio Olate, con cuatrocientos hombres
de la misma arma, para incomodarlo por la reta-
guardia, entre tanto que la infantería i artillería se
dirijiese a marchas forzadas sobre é i adelantarse
                                       l
si era dable a las Quechereguac; mas con la supe
rioridad de su artillería, de calibre de a ocho espe-
222              PROC hSO SEGUIDO


 cialmente, que puso en fuego a vanguardia i reta-
guardia, hizo retirar a dichas partidas, aunque
sostuvieron algun tiempo el fuego con solo el fusil,
i libre ya el paso del rio se apresuró mas i mas a
llegar a dicha posicion de las Quechereguas, lo que
logró cuando al que habla le faltaba una legua,
despues de haber andado mas de siete en el dia,
con diferentes pasos de rios. Por lo que, i ser ya
cerca del anochecer, fué preciso acampar en la ha
cieda de don Ignacio Vargas, i la distancia que va
espuesta de la situacion del enemigo.
   Apenas amaneció el siguiente dia, cuando re-
suelto a acercarse al enemigo i atacarlo si dable
fuese, respecto que, hallándose ya próximo al Lon-
tué, recelaba lo pasase luego, i que dominado por
él todo aquel pais, nuevo para elque declara, i por
consiguiente podia aquel, por su actividad, dilijen-
cia i medios, privarle de todo auxilio, por lo que
era difícil o mui aventurado seguirlo mas aliá, fuera
de que ya era preciso pensar en la invernada por
carecer de tiendas, como ha dicho en otra parte,
en suficiente número para mantenerse en la cam-
paña i sufrir los aguaceros, tomó la providencia de
hacer desmontar cuatrocientos hombres de los que
se hallaban a caballo, i formando de ellos una divi-
sion, la puso al mando del coronel don Ildefonso
Eiorriaga, así como otras tres de infantería (la una
con destino al cuerpo de reserva), al de los de l   a
A L BRIGADIER GAINZA            223

misma clase don Manuel Montoya, don Filiberto
Diaz i don José Hurtado, distribuyendo el resto
de caballería en las dos alas; sobre ellas algunas.
avanzadas i a los costados i claros la artillería
Bajo este órden se dirijió en columnas hasta la in-
mediacion del enemigo, que ocupaba la casa de
Quechereguas, i habiéndose aproximado, pronto
reconoció que se habian atrincherado en sus edifi-
cios, cubierto las entradas, espacios, intermedios i
costados con parapetos de zurrones de cebo, lios
de charqui i otros arbitrios, que les sujirió el arte i
la proporcion de un lugar tan abastecido. S i n em-
bargo, desplegó en batalla en el órden propuesto,
i así puesto el que declara al frente, marchó cobre
e enemigo i con satisfaccion, pues veia conducirse
 l
toda la tropa, jefes i oficialidad, en esa ocasion, con
un órden, firmeza i serenidad admirables i nunca
observados en ese ejército, segun todos, hasta mui
adentro del tiro de cañon i aun de la metralla, hizo
alto allí i sin usar del fusil, a escepcion de los monn
tados de los costados que dispararon algunos fusi-
les, se trabó u n fuerte cañoneo de metralla i bala
rasa; pero con la fortuna de que la puntería del
enemigo era tan mal dirijida, que por lo comun
iban las balas por alto sobre la batalla, resultán-
do, por consiguiente, de esa arma solo dos hom-
 bres heridos, bien que de gravedad.
   En este estado i nada satisfecho de su progreso
224                PROCESO SEGUIDO


 sobre el enemigo, que veia tan próximo al paso del
 Lontué, i no podia impedírselo si lo emprendia de
 noche, como era natural, pues que sus tropas nada
 podian apetecer, cuando las del que declara, por
muchas causas, no eran a propósito para operar
sino a buena luz, i aun así harto dudoso poderlo
lograr en órden, hizo avanzar por el costado iz-
quierdo, que le pareció mas proporcionado para
estrechar al enemigo i ofenderlo, algunas piezas de
a cuatro i una carronada, protejidas de una com.
pañía del real de Lima i dos del auxiiiar de Chiloé,
que lo batian bien de cerca, todo con el f i i i de obli-
garle a dejar su posicion i empeñarlo al lance de
una batalla, a ver si podia introducir en sus solda-
dos el desórden, ya que la serenidad i bien con-
trario estado de los suyos le anunciaban la seguridad
de la victoria; mas en vano fueron i bien inútiles
todas sus tentativas (a que concurrió siempre per-
sonalmente el que declara), porqne el enemigo cada
vez se concentraba mas i mas al abrigo de los
edificios i sus trincheras; i de ahí es que, siendo las
cinco de la tarde i viéndose precisado a acampar
donde hubiese agua i fuese punto defendible, hubo
de replegar la artillería i tropas avanzadas hasta la
línea de batalla, i luego emprender su retirada des-
filando por la derecha, aunque sin volver jamas la
espalda, hasta situarse sobre la derecha del rio,
como a tres cuartos de legua de distancia i a vista
AL BRIGADIER GAINZA            225


del enemigo. Pasada allí la noche con l a s debidas
precauciones, advirtió, luego que amaneció, que el
enemigo conservaba su pocicion, sin duda por la
comodidad, defensa i abrigo que le prestaban aque-
llos edificios, al mismo tiempo que a su ejército,
acampado a la inclemencia, le amenazaban próxi-
mamente los prácticos un aguacero.
   En tales circunstancias se vi6 obligado a retirar-
se a mayor distancia, cual fué, repasando el rio Cla-
ro, la hacienda de Parga, donde con su corta ran-
chería i algunas pocas tiendas logró poner sus
tropas a cubierto de la intemperiei lluvia, que in
mediatamente sobrevino. Desde ese punto divisa-
ba las Quechereguas, e indicaba el estado del ene-
migo, que supo habia sufrido bastante con sus fue-
gos, que le mataron alguna jente, i bien pronto pe-
netró tambien que su intencion no era ya la de se-
guir hácia Santiago, sino hacerse firme allí, pro-
veerse de caballos i solicitar auxilios de aquella
capital, fuera de los que se procuraba de San F e r -
nando i otros pueblos inmediatos, por todo esto i
haber ecperimentado alguna baja en su ejército
compuesto de mil quinientos hombres, dos dias
ántes, porque sin mas mérito que el de su discipli-
na radicada, creen muchos de ellos (especialmente
los del pais, que han sido alistados sin tiempo n i
formalidad de filiacion para servir en esta guerra),
que son árbitros de hacer lo que les acomoda, i así,
   TOMO   xv                                     '5
226                PROCESO SEGUIDO

se  habian venido unos a Talca, otros a Chillan, i
algunos, segun supo despues, hasta Concepcion, re-
solvió replegar i concentrar sus fuerzas a Talca,
fortificada i pasar allí el invierno, si las circunstan-
cias lo permitiesen, por lo que, habiéndose puesto
en marcha, entró en dicha ciudad el trece de Abril
del año próximo pasado, e inmediatamente se de-
dicó a cuanto era conducente para al fin propuesto,
i entónces fué cuando recibió la plausible noticia de
la conquista de la ciudad de Concepcion i puerto
de Talcahuano, que habia cometido el coronel don
 Matias de la Fuente, actual intendente del ejér-
cito, porque su talento i actividad, artes i conoci
mientos prácticas d e esos lugares, le previnieron a
 s u favor, cuyo concepto acreditó el buen éxito: i
en este estado mandó dicho señor fiscal suspender
esta confesion para cuntinuarla cuando convenga,
i leida que le fué a dicho señor brigadier, se afirmó
en ella bajo su palabra d e honor, firmándola, con
dicho señor, el presente secretario de que doi fe.-
SaZvador GaZi.-Gabino Gainza.-Ante mí, RafaeZ
Gardia.

    A los doce dias d e dicho mes i año, el señor fis-
cal acompañado de mi el secretario, pasó a la ha-
bitacion del Brigadier don Gabino Gainza, a quien
s e le exijió su palabra de honor, q u e prestó segun
ordenanza i, en seguida, para la continuacion de SU
AL BRIGADIER G A I N Z Q       227

confesion fué interrogado: cómo dice en su confe-
sion que mandó órden al coronel Ofate (encargado
de la custodia de los vados) para que las tropas que
ocupaban el de Bobadilla las retirase i con ellas re-
forzase, los de Duao, Carnero i Queri, cuando cons-
ra en autos que aquel jefe no sólo estaba encargado
de cuidar de los varios puntos del Maule, sino con
particular espresion el de Bobadilla, por donde lo
pasaria en aquella noche el ejército real, lo que
efectivamente se verificó, reforzando este jefe el
citado vado con bastante tropa, i con las tres piezas
de artillería que tenia a su cargo, dijo: que se afirma
en que, luego que se puso en marcha con la colum.
tia hácia el vado de Bobadilla, se acordó, especial-
mente con los coroneles Urréjola i Eíorriaga, la
dispoaicion de que la jente que estaba custodiándolo
s e dirijiese a cuidar (o dígase mejor reforzar) otros
pasos, de cuyo encargo i mision de personas quedó
especialmente encargado el segundo, viendo esto
tan obvio i natural como era bien inoficioso vijilar
el paso del enemigo por el paraje a donde se dirijia
toda la fuerza del ejército real; aquí agrega, i se
acuerda tambien el declarante que, hallándose a la
mitad del camino o algo mas, hizo se adelantasen
con el mismo objeto por si el otro aviso fallase, el
coronel Elorriaga i el capitan don José Tirapegui,
quienes mal dirijidoc por malicia, se creyó con fun-
damento, fueron metidos i empeñados en el rio por
228               PROCESO SEGUIDO


 e] práctico, que desapareciéndoseles en lo mas crí-
 tico del vado (o pasaje a que los condujo) se vieron
 mui espuestos a perecer ahogados, pues salieron, co-
 mo milagrosarnznte, mojados hasta el cuello i re-
 trocedieron a buscarle resultando de todo, no solo
 no ser cierto que hubiese mandado reforzar el vado
 de Bobadilla, sino inverosfmil,. pues carecia de
 objeto.
    Preguntado cuánto tiempo permaneció en Talca,
 despues de pasar el Maule, *i por qué se detuvo
 hallándose en persecucion de los enemigos, que en
 retirada precipitada se dirijian a Santiago, adonde
 eran llamados; por cuya demora no 5e verificó el
 plan de interceptaries el camino, dijo: que ya ha di-
cho se mantuvo en Talca el medio dia i el siguien-
te despues de su arribo. Que se ocuparon en reno-
var las municiones i revistar el armamento por su
deterioro en el paso del rio, tan consiguiente al
abandono natural e indisciplina de la tropa, así co-
mo en proveer de algunas prendas su casi absoluta
desnudez, bien que nada de esto hubiese obstado
para salir ántes, pues era de suponer que el ene.
migo hubiese sufrido aquel descalabrado (sin em-
bargo de que jefes de la primera autoridad del ejér-
cito han dicho a que declara, mas de una vez, que
                 l
su oficialidad es mas recelosa, vijilante i empeñada
en su respectiva causa) si los conocedores del terre-
no i distancias, a cuyo dictámen pareció racional eI
A L BRIQADIER   GAINZA         229

 deferir no ie hubiesen tranquilizado en el asunto,
 pintándole la oportunidad de alcanzarle por el órden
 que emprendió la marcha; i de que no llegó a d u .
 dar, sino cuando salió de Pelarco; i efectivamente,
‘lo hubiera alcanzado en campo raso como deseaba,
 i era la situacion mas ventajosa para el ejército real,
 si esa mañana, como quiso, i trabajó mucho para
 ello, se hubiese puesto en marcha una h’ora ántes
 o mas temprano, como pudo ser, a no haberlo em-
 barazado el atraso con que se movieron la artille-
rfa i municiones, especialmente por falta de efica-
cia i celo del encargado de ese ramo que lo era
don M. Búlnes.
  . Preguntado si despues del ataque de Quechere-
guas quiso oficiar al jeneral enemigo O’Higgins i
si algunos oficiales se l impidieron, dijo: que
                            o
pensó oficiarle en la ocasion que se le pregunta i
para ello escribió de puño propio el borrador, con
harta incomodidad, sentado en el suelo; lo puso en
limpio el capitan don José Tirapegui, i pareció mui
bien el intento i el contenido del papel (que cree
conserva todavía orijinal) a muchos oficiales i jefes
que lo vieron i oyeron (pues jamas ha hecho nada
que sea reservado) porque se hallaban a su inme.;
diacion i rededor; mas, habiéndose presentado a esa
sazon, no sé si por casualidad o llamados, porque
no se acuerda, el coronel Olate i teniente coronel
Barañao, e instruidos dijeron, anteponiendo el mu-
PROCESO SEGUIDO
  230

cho conocimiento que tenian por trato i familiar co-
municacion del carácter i modo de pensar de O’Hig-
gins (a que quizá tambien se agregaria su idea del
estado i fuerzas que tenia) que en su concqbto eya
inofcioso eZpaso i aun es,zhesto a un desaire, vien-
do lo cual i viendo que otros parecian inclinarse a
ese modo de pensar por la fé que daban a su mu-
cho conocimiento, que se repitieron tener del carác-
ter d e O’Higgins, suspendió por entónces la remi-
sion de dicho documento. 1 e n este estado mandó el
señor fiscal suspender la confesion para continuarla
cuando convenga, i leida que le fué se afirmó en
ella, bajo la palabra de honor que prestó i lo firmó
con dicho señor i el presente secretario, de que doi
fe . - Sadvador QaZi.- Gabino Gainza.- Ante mí,
Rafue Z Gnrdza.

   A los trece dias de dicho mes i año, el señor fis-
cal, acompañado del secretario, pasó a la habita-
cion del señor Brigadier don Gabino Gainza para
continuar su confesion i, habiéndole exijido su pa-
labra de honor, la prestó segun ordenanza i pre-
guntado si luego se retiró a Talca, ofició o pensó
hacerlo al jeneral O’Higgins; dijo: que no lo hizo ni
pensó en ello por parecerle que en aquellas circuns-
tancias era ya u n paso mui frio e ineficaz, tanto co-
mo oportuno i capaz de producir un buen efecto en
la ocasion d e verse a s u frente i capaz de imponerle
AL BRIGADIER GAINZX              231


 respeto por alguna preponderancia, que alejase todo
lo que pudiera ser fanfarronada.
   Preguntado s cuando tomó el mando del ejérci-
                  i
to se le di6 alguna instruccion para su gobierno,
dijo: que sí i es la de que remitió copia fiel al se-
ñor presidente por habérsela pedido, diciendo que
era conveniente a objeto del real servicio, i deduce
seria ese el traerlo a la vista para el seguimiento
de este juicio.
   Preguntado con qué facultad procedió a celebrar
tratados, dijo: que un oficio o carta que recibió el
23 de Abril en Talca, del capitan de navío de s u
 Majestad Británica don Santiago Hiilyar, acompa-
ñándole otro del Excmo. señor Virrei del Perú, su
fecha I I de Enero (i a l que ve ahora es el mismo
                           o
porque le requirió el señor Presidente por dos ofi-
cios, i no encontró en aquella ocasion, por estar se-
parado de la correspondencia de dicho Excmo. se-
ñor) i llegada a su cuartel jeneral de dicho Hillyar,
dieron mérito a pensar sobre una entrevista con el
jeneral enemigo O’Higgins, dirijida en el ánimo del
que declara, a lograr, si era dable, la terminacion
de la guerra en el modo prevenido en dicha ins-
truccion i ratificado en el citado oficio de I I ; de ella,
que se efectuó el dia 1.0, :result6 la final del dia 3
del mismo, en que por las circunstancias en que se
hallaban en esta fecha, el ejército real i el del ene-
 migo, fué preciso i mui conveniente hacer un tra-
232
                      PROCESO SEGUIDO

tado o convenio para salir de tan mal paso; i así
resultó, el que es notorio i en que, si la resolucion
de hacer, como ha dicho, un tratado, estaba solo en
el ánimo del que declara, porque procuró disimu-
larla absolutamente, no se concluyó artículo alguno
de él sin que mereciese la aprobacion del auditor
de guerra don José Antonio Rodrfguez, que concu-
rrió para asesorarlo i con no ménos voz i voto, que
los demas que lo firmaron; no habiéndolo hecho di-
cho señor, porque, estando en las mismas sesiones i
sentado a la izquierda del que declara, le dijo a me-
dia voz que le parecia que é no debia firmar por
                                l
falta de carácter, i otras cosas todasaese tenor i en
que, no parando la atencion el declarante, le dijo:
está bien, noJ£rme Ud, no kai necesidad, dando a
la asercion de la parte que tuvo dicho auditor en el
concepto i espresiones de los artíxlos de dicho tra-
tado, el convencimiento que de ello sufrió, en pre-
sencia de la mayor parte de la oficialidad del ejér-
cito en su alojamiento de Chillan, cuando muchos
le hicieron presente el perjuicio personal que les
irrogaba algunosde aquellos, en que les habia hecho
creer a todos con falsedad, no haber tenido parte;
i no ménos corrobora la verdad del que declara en
este asunto, el oficio respuesta de los Plenipotencia-
rios de Santiago a un papel de retracto o mejora
de dichos artículos que, escrito el borrador del puño
AL BRIGADIER GAINZA         233
i letra del mismo señor auditor, se les pasó la no-
che del 4.
   Preguntado que cómo no habia memoria de ha=
ber llegado a s u poder el oficio del Excmo. señor
Virrei de Lima de I I de Enero de 1814,        segun
manifiesta en su oficio de Febrero de 1815 al
señor Presidente de Chile, siendo éste un papel
de tanta importancia, dijo: que con motivo de
hallarse enteramente separado de los documentos
de Lima i correspondencia del Excmo. sefior Virrei,
donde lo buscó i nunca lo encontró, i ahora ha
aparecido dentro de la carta del comodoro Hiilyar.
   Preguntado si dicho parte de Hiilyar i oficio del
señor Virrei existen en su poder, en tal caso los es-
criba para agregar a la causa, ya sean orijinalec o
en copias autorizadas con su firma, dijo: que los
tiene i los escribe i son los que entrega.
   Preguntado si ademas de la instruccion que trajo,
recibi6 alguna otra del Excmo. señor Virrei para
tratar de ajustar convenio, dijo: que nó, i que solo
lo verificó instigado de dichas cartas i oficios que
ha presentado, i al fin ob!igado al modo con que lo
ejecutó, por la crítica situacion en que se consideró
el dia 3 de Mayo que lo firmó.
   Preguntado en qué estado se hallaba el ejército
de su mando cuando se retiró a Talca, dijo: que
se hallaba con fuerza de ménos de mil quinientos
hombres, contando con los que encontró allf, dis-
234               PROCESO SEGUIDO


persas, huidos o desertores de Quechereguas, mui
mal vestidos i en la mas estraordinaria indisciplina,
provenida de su mala educacion, desde el funda-
mento, la ignorancia de muchos jefes i la mayor
parte de los oficiales, sobre una gran desidia, aban-
dono i desconocimiento de las obligaciones de su
honor i grados que obtenian, algunos de repente i
sin saberse por qué.
   Preguntado si no obstante de 90 que contiene su
anterior respuesta, se hallaba capaz de hacerse t e .
mer de los enemigos, dijo: que cuando se vió al
frente de ellos en Quechereguac, se creia invenci-
ble; no por tener doscientas o trescientas bayonetas
mas que ellos, sino porque en ei órden que iogró
ver su tropa, i proporcionándose una batalla en
aquella Ilaniira, donde podia estar a la vista de todos
i de todo, como lo hizo, manteniéndose a su frente,
dando ejemplo por estar siempre avanzado, con
desprecio del fuego de canon o bala rasa i metralla
que le rodeó casi de contínuc;, le pareció que preci.
samente habia de vencer; mas despues en Talca,
i variadas las circunstancias, no se lisonjeaba de
tener superioridad alguna, así como por lo contra-
rio, en razon inversa, quien le evitó en Quechere-
guas, ya por su mejora i disponer de todo auxilio,
vendria a buscarle sobre Talca.
   Preguntado qué causas primitivas ocasionaron en
el corto tiempo de dieciocho dias la gran diferencia
AL BRIGADIER GAINZA           235

que resulta de sus confesiones, pues, hallándose a
la vista de los enemigos en Quechereguas, pensó
oficiar a O’Higgins, fiado en que su Ejército debia
imponerle; i despues, por el mal estado del citado
ejército, se veia obligado a tratar o ajustar u n con-
venio, dijo: que las causales de la diferencia del
estado en que se nota i con que se le reconviene,
fueron el aumento i mejora que el ejército enemi-
go tuvo en esos dias, i la ninguna que durante ellos
pudo lograr el de su mando.
   I ante este estado el señor Fiscal mandó suspen-
der esta confesion para continuarla cuando conven -
ga, i leida que le fué, se ratificó en ella bajo su
palabra de honor i la firmó con el señor Fiscal i el
presente secretario, de que doi fe.-SaZvador GaZi.
-Gabino Gainza.-Ante mí, RafaeZ Gardia.

  En el mismo dia, mes i año, el señor Fiscal,
acompañado de mí, el Secretario, pasd a la habita-
cion del señor Brigadier don Gabino Gainza a fin
de continuar su confesion, i despues de prestada su
palabra de honor en debida forma, se continuó el
interrogatorio.
                       t




   Preguntado qiié causas le movieron a admitir
para los tratados la mediacion del comodoro i n -
gles, siendo éste u11 estranjero, dijo: que la carta
de dicho Hillyar, i la que le incluyó el Excmo. señor
Virrei, (i tiene presentadas) le hicieron no rehusarla
236              PROCESO SEGUIDO


     en modo alguno, para un ajuste con el Gobierno d e
     Chile, con quien, ántes de empezar a tratar, ni
     advertir la firmeza con que sus Plenipotenciarios
     sostuvieron las bases que éste les di6 para u n tray
     tado, creyó que cansados de, los males d e la guerra
     orijinada por su revolucion, podrian verificarlo e n
     términos racionales i conforme a la instruccion, que
     desde luego hizo presente le impedia transijir de
     otro modo ese negocio: mas, ya despuec, cuando
     llegó el caso de las conferencias a ese objeto, que
     fueron como ha espresado el primero i tres d e
     Mayo, se vi6 en circunstancias tan críticas, que por
     por no aventurar el cuerpo del ejército, que tenia
     a su inmediacion i que de niogun modo está per-
    suadido hasta hoi el que declara, debió empeñar,
    sin la mayor probabilidad, i aun puede decirse, s e a
    guridad de triunfo, pues que, s i se perdia corria
    igual suerte todos sus restos que ocupaban otros
    puntos i, por consecuencia, todo el armamento, ar-
    tillería, parque, etc., i enseñoreados entónces los
    insurjentes d e todo el reino, ofrecia una reconquista
%
    mui difícil i de grande empeño, lo que no parece
    se hallaba Lima en disposicion d e emprender, se vi6
    obligado a aceptar i entrar en el convenio que firmó
    para salir de tan mal paso, como lo logró i lo mani-
    fiesta mejor, con la esplanacion que d e cuanto influ-
    y6 e n dichos tratados i sus efectos, el papel que
    sobre el asunto diriji6 el Excmo. señor Virrei, e n
AL BRIGADIER GAINZA           "37

 Octubre último, i e s con sola alguna variacion de
palabras i las notas que despues le agregó para su
mayor intelijencia, el que presenta: añadiendo que,
por no parecerle llenaban bien sus deseos i comi-
sion, los términos i modo de dicho tratado, i mCnos
se cumplia a la letra la instruccion del Excmo. señor
Virrei para semejante caso, tuvo cuidado de no
comprometer el nombre d e dicho jefe superior, ni
el del gobierno de la nacion, para que asf pudiesen
obrar a su voluntad sobre s u cumplimiento, a que
quizá obligarian los apuros i circunstancias en que
se encontrase e Perú i la adherencia a lo que sobre
               9
el particular esprecó igualmente el que declara a
S. E. en el oficio de dieciseis de Mayo, con que di6
cuenta de aquella resolucion i es tambien el que
presenta; pero que pronto se conoció no ser adap-
table, ni capaz de un buen éxito por la desconfianza
mútua que sobrevino en los dos ejércitos, dimanada
de los descontentos con la cesacion de la guerra en
aquellos términos, las críticas e inventivas que éstas
produjeron sobre los tratados i la persona del decla-
rante como su autor.
   Preguntado cuántas entrevistas tuvo con los je-
nerales enemigos ántec de dar principio a los trata-
dos, en qué punto, cuánto duraron, quién lo asoció
en cada una de ellas i si tomó consejo de algunos,
dijo: que ántes del dia tres en que se celebró el
tratado i en toda su vida no los habia visto a los
231                 PROCESO SEGUIDO


tales jenerales O’Higgins i Mackenna, sino el dia
primero, en que a presencia de Hillyar i su intér-
prete, no se hizo mas que conferenciar i discutir
para abrir márjen a una negociacion; insistiendo el
que declara, deber ser conforme a la instruccion
que tenia i ellos adecuados a las bases que su go-
bierno les habia remitido a ese efecto; por lo que
sin concluir cosa alguna i convenidos en un empla-
zamiento final para el dia tres, suponiendo que para
ése ya habria llegado el auditor del ejército, a quien
habia llamado para que lo acompañase a aquel
acto, así para que el partido fuese igual en cuanto
a número de personas que interviniesen en el tra-
tado, si llegaba a concluirse, como para persuadirse
le serian convenientes sus luces e instruccion, de
 que muchas veces le habia oido lisonjearse, aun
desde Lima, en el sistema del nuevo órden de cosas,
i gobierno adoptado en España (últimamente) para
auxiliarle i serle mui útil en el arreglo de los artícu-
los en que podrian convenirse, si, como recelaba por
la sieuacion en que se encontraba, se veia obligado
a ceder algo i desviarse de la letra de la instruccion
que tenia; ámbas entrevistas fueron en el mismo
paraje i rancho de las orillas del Lircai, a distancia
como dos leguas de Talca, habiendo concurrido a
la primera con el señor Hillyar i un intérprete i
treinta hombres de escolta, al mando del teniente
coronel don Anjel Calvo, i a la segunda, con dichos
AL BRIGADIER GAINZA           239
 Hillyar i su intérprete, el auditor del ejército don
José Rodríguez, el capitan don José Tirapegui, en
calidad de secretario, sin voz, voto, haber interve-
nido, n i hablado jamas u n a palabra; e igual escolta
al mando del teniente corone! don Félix Molina, el
cual, así como Calvo, tampoco asistieron a las con-
ferencias, ni se presentaron, sino llamados a tomar
algun bocado, o cuando despues de acordes cesó la
ceremonia, miéntras se escribia, i aun no tiene pre-
sente si lo hicieron; i en punto a consejo no lo tomó
de alguno, ni hallaba a su alrededor a quien dirijir-
s e para ello; así asienta desde ahora, sin embargo,
que la resolucion de hacer un tratado aunque fuese
desviándose de la letra de la instruccion fué toda
 suya, por las razones i motivos espuestos en el pa-
pel de veintinueve de Octubre, que acaba de poner
en manos del señor Fiscal, el contenido de los
artículos fué siempre aprobado entónces por el Audi-
 tor de Guerra, que l repetia a la oreja al declarante,
                      e
llenar el objeto de su mision el primero de los del
convenio; indicándole así la hilacion apuntada en la
nota número 4 de dicho papel presentado i lo acre-
dita el convencimiento que sufrió deiante de toda
la oficialidad o parte de ella en Chillan, i lo com-
prueba no ménoc el oficio de que ha hecho mencion
ya i exhibe ahora, de los Plenipotenciarios del Go-
bierno de Santiago: fijando la consideracion en ésto,
no porque se persuada que esa intervencion o parte
240               PROCESO SEGWIDO


 que tuvo dicho Auditor en el concepto d e los tra-
 tados, haga mejor o peor su causa, sino para que
 haga ver la refinada malicia, falsedad i maquiaveiis-
 mo con que en este particular se ha conducido, desde
 que en Chillan se armó el tole-tole contra los tra-
 tados, (esto es el auditor) temió su no aprobacion;
 i que si se procuraron enmendar por el retracto, fué
 pacto, produccion i pensamiento del que declara,
aunque é aprobó, convino i trabajó dicho documen-
          i
to, como en otra parte ya va espuesto; por todo 10
 cual i otros justos motivos de sospecha de la buena
 fe de dicho seííor, que reserva para s u tiempo, l   o
 recusa en todas sus causas para ahora i para siempre.
    Preguntado si cuando mandó los partes primeros
a Lima, habia leido ya las bases del Gobierno de
 Santiago, i si habian mediado algunos oficios d e
parte a parte, dijo: que cuando escribió i dató di=
chos oficios fué, segun hace memoria, i podrá cons-
tar de ellos, el 26 de Abril; la llegada del señor H i -
llyar a Talca el 27 a la oracion, mas no lo puede ase-
gurar, pues n o lo tiene presente; en esa misma alta
noche o al dia siguiente por la mañana, vi6 por pri-
mera vez las bases para el tratado del Gobierno d e
Santiago; lo que, aunque bien podía haber hecho un
alcance al alférez don Pedro Tavira, conductor d e
sus pliegos para Lima, pues cree no dió la vela la
embarcacion hasta el 3 o 4 de Mayo, no creyó fuese
condujera su comunicacion sino lo del resultado,
A L BRIGADIER GAlNZA          24 1.

 por lo que se contentó con haberle espresado a
 S. E. la próxima llegada a aquel cuartel del señor
 Hillyar, i, vistas las bases, ofició a Hillyar, sobre
su inactividad; mas nunca a los Plenipotenciarios,
hasta que despues del tratado di6 principio su co-
 rrespondencia, pues siempre el acuerdo de las en-
trevistas lo dispuso dicho Hillyar, entendiéndose
con aquéllos i con el declarante de palabra i por
escrito.
    Preguntado en qué forma i modo recibió las ba-
ses para los tratados de los Plenipotenciarios de
 Santiago, las cuales deben existir en s u poder i
que se servirá entregar a fin de que obre en la cau-
sa, dijo: que las recibió de manos del comodoro
 Hillyar i son las que presenta.
    Preguntado por qué hizo que el oficial don Pedro
 Tavira fuese a esperar los partes a Chillan, i no
salió con ellos desde Talca, dijo: que por faltar
concluir alguno de los oficios i aun hace memoria
quedó rezagado uno que le envió el auditor de gue-
rra, i trataba sobre la remision de un eclesiástico
preso, porque,,desde el empleo de jeneral, hasta el
manifiesto del ejército i cuanto en é ocurria gra-
                                       l
vaba sobre el que declara, sin mas que un solo es-
cribiente, i ese tambien mui ocupado con otras aten -
ciones (ccmo es notorio) i así se veia abrumado i sin
poder dar abasto a todos, le propuso el alférez Tavi-
ra adelantarse, por necesitar recojer equipajes i pro
   TOMO   xv                                    16
24 2             PROCESO SEGUIDO


veerse de ciertas cosas en Chillan i que se le en-
viasen los pliegos por un espreso, como se verificó.
   Preguntado que cuál es el convenio que celebró
el dia 3 de Mayo de 1814con los Plenipotencia-
rios de Santiago, i si pára en s u poder, como es re-:
gular, se sirva entregarlo, para que unido a la causa
pueda obrar en juicio, dijo: que pára en su poder
i lo presenta orijinal. I en este estado mandó el se-
ñor fiscal suspender esta confesion para continuarla
cuando convenga, i leida que le fue se afirmó en
ella bajo su palabra de honor, firmándola con dicho
señor i el presente secretario, de que doi fé.- Sal-
vadov Gadi. - Gabino Gainza. - Ante mí, Rafael
Gardiu.
   A los quince dias de dicho mes i año, el señor
fiscal, acompañado de mi i el secretario, pasó a la
habitacion del cefior Brigadier don Gabino Gainza
para continuar su confesion i, despues de prestada
su palabra de honor en debida forma, fué pregunta-
do: que cómo, sin embargo de no haberle parecido
llenaban bien su5 deseos i comision, los términos i
modos con que estaba hecho el tratado, i ménos se
cumplia por ellos a la letra, la instruccion, que al
efecto tenia del Excmo. señor Virrei para semejan- .
te caso, segun declara en una de sus confesiones, se
resolvió a ajustar el convenio celebrado, separándo-
se en u n todo, no selo de la instruccion i facultades
que le estaban concedidas para ejecutarlo, como evi-
A L BRIGADIER GAINZA             243

dericia a1 articulo 18 i 1 9 de la Inctruccion, sino
que al parecer (segun manifiesta en la misma con-
fesion) no tuvo mas confianza de su parte que el
cuidado de no comprometer el nombre de dicho
jefe superior, ni el del Gobierno de la nacion, su-
puesto que la citacion que hace, de que 'los apuros i
circunstancias en que podria hallarse e1 Perú obli-
gasen a su cumplimiento, no debió tener lugar, en
virtud de que el oficio del Excmo. señor Virrei de
 I I de Enero de 1814,    que le diriji6 i recibió el 23
de Abril del comodoro ingles, habla del estado pre-
ponderante en que se hallaba, dijo: que el no cum-
plirse el tratado en términos i modos que guardasen
conformidad con los artículos 18 i 1 9 de la Instruc-
cion que el señor Virrei tenia dada al declarante,
 bien lo advertia en el momento mismo que se esten-
dian e iba acordando sus artículos; mas la necesidad
que reservaba en sí i lleva espuesta, con ecplana-
cion de causas i oríjen, i el estímulo del auditor de
guerra que aprobó altamente el primero de ellos,
diciendo que ZZenaba edobjeto de s s misZon, unido a
la esperanza, o diráse mejor posibilidad, de que
siendo los rehenes que diese Santiago para su cum-
plimiento, de tal calidad i clase, que supliesen o
equivaliesen a la fuerza física que se ausentaria, si
llegaba el caso, esto es, aprobándolo el Virrei, so-
 bre cuyo particular estuvo siempre vijilante, a fin
de lograr el necesario tiempo como se manifiesta en
7-44             PROCESO SEGUIDO


    que, aun cuando desistió del retracto, fué insistien-
    do siempre en ser necesario de mas tiempo i la me-
    jora de estacion para el embarco de las tropas, como
    tiene esplicado en otra parte, le hicieron desviarse
    de la exactitud en aquel precepto. 1para el contra-
    rio estremo d e la desaprobacion fué la precaucion
    de no comprometer el nombre de S. E. en el tra-
    tado, para que asf pudiese obrar mas libremente,
    como ha sucedido, i podido hacerlo sin la necesidad
    de satisfacer a nadie; sin que obste la preponderan-
   cia del Perú, referente al oficio del señor Virrei, de
    I I de Enero, con que se le hace cargo, pues no co-
   rrespondia hablase en él, i por conducto del señor
    Hiliyar, en otra forma; nó, no era dab!e en la fina
   polftica de S. E. se manifestase débil e impotente;
   así como el que declara al deprimirle i a u n referir
   O’Higgins con demasiada exactitud (tal era el pa-
   triotismo en Tatca, i sus espias) en una de las en-
‘
   trevistas, la fuerza física de su ejército, asegurán-
   dole seir la suya excedente en mas de u n tercio,
   hasta el estremo de decirle i proponerle enviase si
  queria un oficial a verla, leoyó i contestó riéndose,
  como quien se burlaba de su disparate, que estaba
  mui equivocado, i que de contado eran sus solda-
  dos mas valientes i disciplinados, etc. Papel que
  cada uno debe hacer en sus cacos, aunque diste de
  lo cierto en alguna cosa, como sucedia en esta
  ocasion.
AL BRIGADIER GAINZA            24s

     Preguntado qué causas estraordinarias pudieron
  reducirlo a permanecer e n Talca, luego que vi6 las
  bases del Gobierno d e Santiago, directamente
 opuestas a la instruccion que para este caso tenia
 del Excmo. señor Virrei, i señaladamente, habien.
 do hecho presente a los Plenipotenciarios de aquel
 gobierno no podia transijir de otro modo el negocio
 de que se trataba, en términos racionales i confor-
 me a la espresada instruccion, pues en este caso, o
 Qntes, hubiera repasado el Maule, o haber estado
 pronto para verificarlo en caso de necesidad; no
 solo podia haberse fortificado a su orilla, en los tér-
 minos que previene el artículo 13 de la Instruccion,
 sino que parece pudo haber evitado las criticas cir-
cunstancias e n que se vió el dia que firmó los tra-
 tados por las amenazas del ejército enemigo, de
que hace mencion en una de sus declaraciones,
dijo: que cuando vi6 las bases de Santiago, sobre
q u e contestó al señor Hillyar, acto seguido el 28
de Abril, tenia pedido con repeticion el auxilio de
tropas a Chillan, pues era lo Único esencial que por
entónces echaba ménos; respecto que, cuanto a ví-
veres i pasto seco para ia conservacion i reposicion
d e su débil caballeria, le hacia confiar e1 proveedor
don Francisco Urréjola con sus afirmativas, que co-
rroboraban un señor Cruz i otros cabildantes, cuyos
nombres no tiene ahora presente, de que propor-
donaria inmediatamente por las dilijencias que se
246               PROCESO SEGUIDO


hacian para ello; así no pensó aquel dia evacuar a
 Talca, sino en continuar sus órdenes i activas dili-
jencias: segun está referido, así como los modos I
 ocurrencias que lo frustraron, en aquel papel pre-
 sentado ya, sobre causas, orfjen i consecuencias del
 tratado, i en cuyas circunstancias, habiéndole veni-
 do encima el enemigo, superior en número i con
 robusta caballería para el 3 0 o 31 de dicho mes, ya
 se vi6 precisado a la concurrencia con los jeneralec
 enemigos de que el 3 (sin haber recibido auxilio
 alguno) resultó el convenio, teniendo no el menor
 influjo para semejante deliberacion el asegrirarle los
                                                          '



 prácticos conocedores de aquel terreno, entre quie
 nes especialmente llevaba la voz el teniente coronel
 don Anjel Calvo, que el enemigo estaba en situa-
 cion de interceptar cuantos socorros pudieran venir
 de la otra banda del Maule i aun la comunicacion,
 Circunstancias en que, por consiguiente, ya no podia
 intentar el repaso de dicho río sin inminente riesgo
 i aun podrá decirse indefectiblemente, de l a tota1
 pérdida del ejército i sucesivamente la de todo el
 reino, por todo lo que no pudo tener l a operacion
 de fortificarse a la otra banda, como se proponia
 para su caso o advertencia en la instruccion con que
 se le reconviene, lo que tambien hacia inverificable
 lo avanzado de la estacion i falta de tiendas para
 mantenerse acampado, por lo que era preciso e in-
A L BRlGADIER GAINZA            247

dispensable buscar poblado para conservarnos en
la invernada.
    Preguntado si despues de verificados los tratados
los hizo saber a los jefes, o si protestó de ellos i si
sostuvo dicha protesta, como igualmente si el ve-
cindario de Talca le hizo varias ofertas para que no
abandonase la ciudad, i cuáles fueron éstas, dijo:
que, como tiene dicho ectensamente en otra parte
de esta su confesion, al inmediato dia de firmados
los tratados, los leyó e hizo saber a los jefes juntos
en su alsjamienm i sobre ellos colo los coroneles
 Lantaño i Olate, pues los demas callaban, manifes-
taron descontento, aunque con mas espresion el
 segundo, lamentándose en particular de la inutili-
 dad de sus servicios, pues que quedaban desaten*
 didos, i pasando luego a discurrir sobre lo mal mi.-
 r a d a que serian en el Gobierno de Santiago, que
 de contado quedaba dominante, los que como él, se
 habian sacrificado por la causa del rei; a lo que
 tiene presente haberle repuesto a breve rato, ce-
 diendo del primer impulso, su mismo compañero
 Lantaño, algunas espresiones de consuelo en el
 asunto, concluyendo con la de que en todo caso el
 Virrei de Lima los atenderia.
     Igualmente, tiene relatada l protesta que hizo,
                                   a
  i no se halló capaz de sostener, por cuanto lleva di-
  cho i es (que vuelve a repetir) la inferioridad de
  sus fuerzas, respecto las del enemigo i su situacion
PROCESO SEGUIDO
  248

e n ese dia, pues le tenia acampado a una legua d e
distancia poco mas i habia recibido refuerzos con-
 siderables, segun esquela (de Curicó i si n o de
San Fernando) que le manifestó el teniente coronel
Calvo, de un fraile, su confidente u otra persona no
comun, habian pasado por allí para Quechereguas
300 hombres i a mas cierto número de cañones de
fusiles; i despues, segun aviso que le di6 el capitan
Castilla, que estuvo avanzado con u n a partida de
caballería, entró tambien otro de 400 hombres; i así
es que un sarjento conductor de un pliego de
O’Higgins para Hillyar, sobre acordar el dia i hora       ,

de una d e las entrevistas, dijo, privadamente i con
aires de buena fe, al declarante, que s u ejército era
de mas de 2 , 0 0 0 hombres de fusil, habiendo asegu-
rado lo mismo por separado i examinado con arte,
a pretesto de darle de cenar, el citado Calvo, como
lo corroboró, preguntado con mucha sagacidad,
disimulo i maña, el intérprete de Hillyar, don Juan
Diego Barnard, cuyo concepto acreditaba la se-
guridad i confianza con que, dejando laposicion de
Quechereguas, vino a situarse a Lircai, a tres i me.
dia leguas d e Talca, quien tanto evitó ántes el lan-
ce de una batalla; idea i justo cálculo que, despues
de todo l sucedido i batalla de Rancagua, ha ratifi-
          o
cado bien i calificado la justa el declarante, habiendo
oido, por casualidad i sin tener parte e n la conversa-
cion, en casa de las señoras Reyes, a don M. Vega,
AL BRIGADIER GAlNZA              249

secretario que fué de O’Higgins, que, hablando
con otros, les aseguró teniari 2 , 3 0 0 hombres de fus
sil cuando venia sobre Talca, acabados de vestir la
mayor parte i bien pagados, por haberles llegado a
Quechereguas dos partidas de dinero, una de trein-
ta mil pesos i otra de veinticiiico mil; cuya noticia
recuerda ahora que tambien le dió, en la conversa-
cion de que lleva hecha mencion, el intérprete
iniles en Talca, con la particularidad de decirle
que, con ese motivo, estaban todo el dia en el cam-
po ocupados en jugar; i aun por eso es que ha sabi-
do aquí que, satisfecho sin duda O’Higgins de su
preponderancia, cuando Lastra como Director S u -
premo le dirijió sus órdenes, o anunció el designio de
hacer el tratado con la mediacion de Hillyar, le con-
testó repugnando esa resolucion, por hallarse supe-
rior al ejército real i en estado de acabarlo: oficio
o carta que se le ha asegurado al declarante, debe
encontrarse entre los papeles que se recojieron de
poder de don J. Egaña, que se halla en la isla de
Juan Fernandez. Por el contrario, el ejército real
constaba solo de mil cuatrocientas setenta i cinco
bayonetas, como lo acredita el estado de aquellos
dias que presenta, contándose setenta i cuatro pla-
zas en el hospital, se hallaba casi desnudo, sin
tiendas para mantenerse en la campaña, sin la me-
nor disciplina, como se ha repetido en tantas partes
i es bien notorio i lo testifican las esposiciones del
2.50             PROCESO SEGUIDO


mayor jeneral don Juliaii Pinuer, en sus contestacio-
nes de dieciocho de Agosto, del coronel Ildefonsa
Elorriaga, en las suyas de dieciseis i diecisiete, del
coronel intendente don Matías de la Fuente, el vein-
titres del mismo, que igualmente manifiesta orijina-
les; partiendo tan sustancial defecto de la oficialidad
subalterna, cuya mayor parte era ignorante, desi-
diosa, sin principios ni educacion, incapaz casi de
progreso en l materia i sin respeto algun6 a las
               a
obligaciones de su honor i empleo; pudiéndose
tambien de los jefes que, aunque con mucho espíri-
t u i honor, carecian en jeneral de otra aptitud que
no fuese de luchar en separado i a modo de guerri-
llas o tropas lijeras, que es a l que han estado acos-
                                 o
tumbrados í, ménos en Quechereguas a las órdenes
del declarante, han hecho siempre sin escepcion,
 aun en l batalla de Rancagua; acreditándose tam-
           a
 bien la ignorancia i la impericia de ellos con la suma.
 ria i especialmente la conclusion fiscal que presenta
 i se formó de órden del que declara, por resultar de
 haber pasado el enemigo el rio Mauie, contra las
 esperanzas i confianza que le hicieron concebir siem-
 pre de que no podria practicarlo sin ser destruido,
 en fuerza de las medidas que al efecto se habian
 tornado, acordadas con el coronel Elorriaga, por el
 de la misma clase Olate, i otros jefes o graduados
 de tales, que les auxiliaron o debieron concurrir a
  esa operacion i providencia.
AL BRIGADIER GAINZA             25 1


  1 no omite presentar tambien el que declara,         el
oficio orijinal i respuesta del coronel don Manuel
Montoya, por cuanto contienen relativo a esta
pregunta, que ha hecho en dieciocho d e setiem.
bre a todos o la mayor parte d e los jefes i remitidos
en un pliego (solo por casualidad) por el conducto
del coronel proveedor don Francisco Urréjola i no
ha podido, por mas dilijencias que ha practicado,
saber si lo recibieron o s u paradero. Enigma
que n o ha podido descifrar i que unidas a otras
incidencias, hechos i especies, que han llegado a
s u vista i oidos, le hubieran aflijido mucho i asegu-
rado un éxito fatal e n esta causa, sino confiase
en que aun hai honor e n algunos hombres, i en
el testimonio interior de s u conciencia, que le dice a
gritos q:ie ha huchv d e su parte cuanto ha podido
por el serviciodel Rei i bien del Estado, aun cuan-
do exactamsnte i la letra no se haya sujetado a una
instruccion dada a gran distancia, ultramar, sin
perfecto conocimiento d e las cosas, por falta de .no-
 ticias i sin las disyuntivas que las circunstancias
 pudieran exijir.
    Por l que hace a la oferta de Talca, el docu-
           o
 mento que igualmente exhibe, bien examinado, i
 construido, hace ver que el dia cuatro, esto es, al
 inmediato al que se habian celebrado los tratados,
 no habia provisiones, para encerrarse e n esa ciudad
 (prescindiendo d e no ser ya conveniente, por la
PROCESO SEGUIDO
   25   *
  inferioridad de fuerza i 1+ probable amenazade inter-
  ceptacion del rio Mauie) i que c3n el mas apurado
  esfuerzo, que debe dudarse mucho pudieran cum-
 plir, le ofrecieron víveres para la tropa por setenta
 dias i mantener en pesebrera, como dicen, no por
 que el declarante se acuerde de esa segunda parte,
 seEc:ientos caballos.
     Preguntado si puco en ejecucion algunos artícu-
 los, ántes que los enemigos lo hicieran por su parte;
 si procuró cumplir el de dejar la provincia de Con-
 cepcion i porqué no se verificó, dijo: que no puede
 decir exactamente, si el que declara o los enemigos,
 fueron quienes dieron principio a cumplir algo de los
 tratados, pues O’Higgins ya el dia ocho de Mayo,
 le comunicó haber escrito a su Gobierno el anterior,
 para la libertad de prisioneros, que tuvo efecto, sin
eccepcion de clase, el trece; i por su parte cree fué
el nueve, cuando escribió a Chillan para lo mismo,
sin que pueda decir ahora el dia en que se cumplió,
mas podrá espresarlo el coronel Urréjola, a quien
se dirijió órden para ello, i aun tiene presente, o le
parece, pues no halla el borrador, que al mismo
tiempo se le prevenia, fuese despidiendo milicianos
i recojiendo fusiles a la sala de armas i quizá otras
cosas, todas como dirijidac al cumplimiento de los
tratados, cuya intencion procuraba manifestar en
tan angustiados momeotos i estado de cosas, en
todas sus palabras i acciones ecteriores.
AL BRIGADIER GAINZA            253

   Los rehenes que uno i otro dieron para la eva-
cuacion de Talca i de la provincia de Concepcion,
se verificó por ámbos en la misma mañana; i, por
1 que hace a esta última, i desde luego aceptaba
 0
estar decidido a ello, como lo exijian las circiins-
tancias, mas, n i por u n corto intervalo de distrac-
cion de su idea i proyectos, que reservaba en sí, le
pasó por la cabeza el verificarlo sin que el Excmo.
señor Virrei de Lima fuese instruido del tratado i
recibir sus órdenes; acreditando bien este modo de
pensar lo mui reservado con que, al comunicar los
tratados al gobernador de Valdivía, le previno que
de ningun modo entregase dicha plaza, i aun en caso
necesario lo resistiese con la fuerza (de que tiene
contestaciori recibida en su debido tiempo) sin prece-
derle, espresa órdende S. E., por cuyo motivo, co-
mo ha dichoen otra parte, siempre i sin omitirlo, una
vez, insistió sobre tiempo i mas tiempo, hablando con
los plenipotenciarios de Santiago como lo acreditó
toda su correspondencia, i en especialidad la con-
testacion que éste dió a O’Higgins cuando, para aji-
tar ó remover edimfosibb (como decia fatigado sin
duda de trabajar en vano) del embarco de las tro-
pas, intentó enviar nuevos ajentes o apoderados,
que fueron bien despachados casi ya de las puertas
de Chillan, despues de largas contestaciones en que
entendió i trabajh bien el señor Auditor, que sobre
haber ido en consorcio del coronel Elorriaga, hasta
PROCESO SEGUIDO
  254

el rio nuble a examinar los documentos que traian,
escribió de su propio puño la mayor parte de los
borradores; bien que pronto tuvo motivos de con-
firmarse en su meditado interior designio con las
cosas que llegó a oir, ver i esperimentar en su mar-
cha a Chilian, i arribo a esa plaza, pues apénas en-
tró en ella recibió una representacion de su Cabit~
do, i otra de los PP. misioneros, solicitando la no
evacuacion de la provincia por el ejército; i de ahi
se siguió la gran concurrencia de oficialidad en el
alojamiento del que declara, en que se habló espe-
cialmente de los perjuicios o agravios de individuos
en particular sobre sus grados o empleos, vejáme-
nes que sufririan los que habían seguido la causa
del Reí i, mas que todo, de lo avanzado de la
 estacion, que era el áncora a la que siempre pen-
 só asirse el declerante, por lo que al fin (i despues
 que el señor Auditor sufrió en esa ocasion el pú-
 blico sonrojo del convencimiento de su falsedad,
 acerca de no haber tenido parte en el concepto i
 modo de los tratados, como procuro persuadir a to-
 dos desde el momento que advirtió la grita contra
 ellos, lo que ha hecho grandemente sosteniendo su
 cátedra sin opositor en Lima, i lo queda continuan-
 do todavía) se acordó una represetitacion de los je-
 fes de los cuerpos que debian pasar a Chiloé y Val-
 divia con esposicion de los riesgos que preveían al
 ejecutarlo, ínterin no pasase la dura estacion del in-
AL SRIGADIER GAINZA             255

vierno, que entónces empezaba, i fué la que, remiti-
da a O’Higgins, se ha sostenido siempre ton aire,
con dignidad i con firmeza, sin desmembrarse el
ejército i mejorando, cuanto dable ha sido, todos
sus ramos, con lo que al fin el declarante ha tenido
e gusto de ver cumplidos sus designios, que eran
 l
el de los deseos i órdenes de S. E.
   Preguntado si dejó en Talca a su salida arma-
mentos, pólvora, balas i otros Útiies o pertrechos de
guerra i qué motivos tuvo para ello, dijo: que a su
salida de Talca dejó allí las municiones i efectos
que constan de la relacion, que orijinal existe, fir-
mada del oficial que fué comisionado a recibirlos.
   Preguntado si conserva en su poder íos oficios
que pasó a don Luis Urréjola en diez i nueve i
 veinticinco de Abril, las contestaciones a éstos de
dicho; un parte del coronel don Rafael Barril, del
veintinueve i un oficio mismo del treinta del citado
mes; el papel que dirijió al jeneral enemigo de re-
tractacion; la contestacion que dió alos jenerales ene-
migos sobre la imposibilidad de trasportarse las tro-
pas prontamente;las instancias de dichosa ese obje-
to i la intimacion de estar disueltos los tratados; en
ese caso se sirva exhibirlos para que obren en juicio,
dijo: que tiene i exhibe los oficios de veintidos,
veinticinccr i veintisiete de Abril de don Luis Urré-
jola, que son contesto a los de diez i nueve i veinti-
cinco, de que no tiene borrador ni cree hacen falta,
PROCESO SEGUIDO
   256

  pues estos dan l a idea de su contenido; los de veinti-
  nueve i treinta del mismo del coronel don Rafael
  Barril; eI papel de retracto de puño i letra del señor
 Auditor, que lo extendiósegun puntos que le indiqué
 i demas que tuvo por conveniente tratar en esa oca-
 sion, que no le puso límites; una de las contestaciones
 (como de las mas notables) que dió a O’Higgins
 sobre el embarco de tropas, de que apénas habia
 ocasion de comunicacion con dicho jeneral que no
 hablase de lo mismo, por lo que omite aumentar
 papeles sobre el asunto; el oficio de O’Higgins, a
 que hace relacíon el antecedente, escusando igual -
 mente otros, por igual razonla la espresada respec-
 to a las contestaciones del declarante, i finalmente,
el oficio en borrador orijinal que pasó a O’Higgíns
el treinta de Julio, luego que supo el trastorno de
 Gobierno que hubo en Santiago; otro que le repi-
tió en respuesta al aviso que le dió de dicho movi-
miento; sin encontrar el que echa de ménos i que al
mismo, como aquellos, escribió el Auditor, ni tam-
poco el que pasó a don José Miguel Carrera, dicien-
do la disoiucion de los tratados, pero que consta i es
notorio por la imprenta de Santiago.
    Preguntado si es cierto que luegoque se le pre-
sentó en Talca el auditor de guerra don José An-
tonio Rodríguez,-a quien habia mandado llamar a
Chillan, dondese hallaba, con motivo de los trata
dos l manifestó el oficiodel Excmo. señor Virrei
      e
AL   BRlGADIER GAlNZA             257


de Lima de once de Enero de mil ochocientos ca-
torce i los articulo.; dieciocho i diecinueve de que
hace mencion, h,i:ienLlo presente RodríqLiez e n su
consecuencia, q u e de riingun modo se podáa entrar
en lo que iiidicabdn las bases dadas por los gober-
tiantec de Santiago, a i que contestb V. S.:ya do
                           o
veo, $evo ivemos n confevencinv,
   Q u e en efecto, puestos en la conferencia, en Ia
que hubo debates, e n que Kodríguez s6io habló,
por haber eccado V. S. todo el dia en conversacion
con Q’Higgins, fuera de la pieza donde se conferen-
ciaba i hallándose hablando a solas con Mackenna,
se interpuso V. S. i contra todo lo que tenian tra-
tado d e sostener recíprocamente, salió V. S. con-
cediendo el primer artículo; i sucesivamente se fue-
ron escribiendo los demas, e n que, i admirado Ro.
driguez de aquella deferencia, no quiso hablar mas
que pira decirle a colas: que dZ n o j m z a b a aqueZZos
tratados, povqiie se Yeivznrz d él,pues n o teniafacu Z-
                               e
tndespava e¿h; i repitiendo lo mismo a O’Higgins
i Mackznna, i agregAriJoles pzdzesen a V. S. Zas
credenciaZes, como e n efecto se las pidieron, a lo
que contestó V. S.: ustedes lo que quieren es que dge
da pvovincza de Concepcion; con que, en dc?jándo¿a,
vzo h a i necesidad d mas.
                     e
   Q u e estendidos los tratados en borrador por el
abogedo Zudañez, que iba con O’Higgins i Mac-
   TOMO XV                                         17
258               PROCESO SEGUIDO


kenna, llamb V. S. al Auditor para leerlos a colas
i &te voivió a repetir iique d e ningun modo debia
entrar por aquel convenioit; añadiendo, que si V.S.
temia porque estaba inferior e n fuerzas, repasase
el Maule; a lo que contestó V. S. n o temia i que su
fuerza era cuando ménos igual.
   Si entónces puco el Auditor las adicionales que
se le han leido al márjen de los artículos estendidos
por O’Higginc i Mackenna, cuyas adiciones les
fueron entregadas por V. S., quienes respondieron
diciendo, q u e aquello n o era proceder d e buena fé,
que todo habia sido tiempo perdido i que siguiese
la guerra.
   Que V, S. poco a poco fué convinieiido, i al fin
concluyeron los artículos, haciendo dictar el borra-
dor a Rodríguez, para que escribiesen a dos plumas,
siendo sacadas e n limpio con varias enmendaduras
d e intento, para que lo avanzado d e la noche 30 die-
ra tiempo a FiaCañ otras que se firmasen; ron todo se
rubricaron, i llamado Rodrígtiez otra vez, dijo: y a
he dicho que no puedofivnzav, povgue no estni facui-
tado pava ello.
    Dijo: que cree que sí, i es mui naturaf, que en
la ocasion que se dice hubiese mostrado al Auditor
d e Guerra, los artículos dieciocho i diecinueve de la
instruccion i aun el oficio de once de Eiiero, nias n h
que hubiese ocurrido el hacerle &te pr::sent~,como
se asienta, pue de ningun nzadu se $odia entvur en el
A L BRIGADIER GAINZA           259

convenio; sino que despues, por cálculo infeliz, (aun-
q u e le haya producido lo que logra) le pareció
conveniente i d e s u interes el pintar así las cosas.
No necesitaba, n6, el que declara s u asesoria (i
cualquiera que lo conozca lo entenderia así) para
caber que dichas instruccion i oficio, no admitian
un convenio con arreglo a las bases d e Santiago.
Por lo que i con designio de ir a la conferencia o
entrevista ya emplazada, i conducidos ámbos del
deseo de sacar el partido mejor posible, escribió en
una cuartilla el Auditor, ciertos artículos (por d e
contado con algun desvío de la instruccion i oficio
d e once) que llevó a la mano el declarante, i aun
leyó alguna vez en el coche, i tambien hace memo-
ria que habiéndole preguntado ántes d e marchar
por la mañana, o la víspera, el espresado Auditor
sobre su disposicion i fuerzas, le contestó que, por
la necesidad d e conservar guarnecido a Talca, pues
estaba fortificado i no haberle llegado todavia el
auxilio ni de un hombre, escasamente podria pre-
sentar de novecientos a mil hombres en el campo,
caso necesario, i que segun noticias el enemigo
estaba mui superior i con robusta caballeria.
    Marcharon, e n fin, al lugar destinado para tratar
i ¡legados allí, despues de saludarse mútuamente
con los Plenipotenciarios d e Santiago, entraron a l
rancho, pasando a tomar asiento con formalidad,
aunque sin guardar una rigorosa etiqueta e n el ór-
260               PROCESO SEGUIDO


 den de ocuparlos, por lo que le tocó tener inmedia-
 to por s u izquierda al Auditor; i sobreviniendo luego
 la cuestion de que habla el papel de retracto, sobre
 la concurrencia del doctor Zudañez en calidad de
 asesor, consejero de los de Santiago, i en que se
 sobreseyó, se entró en materia i dió principio
 despues de mui pocas palabras que precedierm,
 por la esposicion del articulo primero, que fué dic-
 tando dicho Zudañez, aunque a tropezones i con
 detencion por algo que decia el declarante, i mas
 Rodriguez, en quien por creerlo un Santo Padre
en esto de derechos e intelijencia del valor de las
 espresiones i paiabras convenientes a ellos, descan-
saba el declarante i así seguia la cosa, hasta que
sobre el sentido i significacion de la espresion o fra-
se imprescr$tibZes derechos, se trabó la cuestion o
debate entre Rodriguez i Zudañez, (sin que otro
alguno hablase sino mui rara palabra) que cortó al
fin, en verdad el declarante, tan solo porque viendo.
a su Auditor, su compañero, su asesor, corto en es-
 presiones, apocado, balbuciente i deslucido, lo que
le desconsoló infinito e hizo conocer no estaba for-
mado aun, ni quizá criado para semejantes teatros,
quiso evitar lo percibiesen los demas, con rebaja de
su concepto, representacion, etc.; continuóse pues
dicho artículo primero, que concluido fué cuando a
voz baja i como al oido le dijo el Auditor que ZZenu-
bu e¿ olíjeto de su miszon.
A L BRIGADIER GAINZA           26 1

     D e ahí se fueron siguiendo otros, que é mismo
                                                l
 acordó i ámbos convhimos, aunque se procuraba en
  todos ver si podia sacarse mas partido; i aunque es
 es cierto que el que declara, por el frio i tomando u n
 capote, salió fuera de la pieza al sol con O’Higgins,
 a quien llamó por lo mismo, todos lo hicieron tam-
 bien a su vez sin que hubiese habido por parte del
 declarante ese abandono que se pinta de Rodriguez,
 ni falta de mútuo apoyo; cláusulas llenas de u n a
 malicia interior i falsedad que sorprende i espanta
 al declarante, de cuyo carácter franco i sincero han
 distado siempre caminos tan viles i tortuosos para
 sus fines.
    Tampoco es cierto que Rodriguez le hubiese
 dicho en la ocasion que asienta, n i nunca, que na
 firmaba aquellos tratados; pues eso es una cosa de
 mui diversa significacion i enteramente distinta de
 lo que sucedió, i fué esponerle a voz baja que le
 parecia carecer de representacion, etc., como ha
 dicho en otra parte, para firmar, por lo que pens:!
 ba escusarlo, a lo que le contestó el declarante
 mui de paso i sin fijar la atencion: está bien, no
j r m e Ud., zo espreciso, u a r a espresion al tenor;
             p

 bien Iéjos entónces de imajinarse que aquella re-
 pugnancia tuviese mas motivo o el misterio que
 ahora se le da, pues no lo manifestó, siendo falsas
 cuantas cláusulas i espresiones tiene la pregunta
 que hagan relacion a ese concepto. I si repitió,
262            PROCESO   SEGUIDO

 como dice, a O’Higgins i Mackenna,, que no fir-
 maba, fué con todo el aire de una contestacion lla-
 na i sencilla e igual reconvencion de pub Ud. no
j m z a , sin que sobre el particular hubiera interve-
 nido mas palabras, instancia, ni cuestion que pre-
 senciare i supiese o entendiese el declarante, por lo
 que se ha sorprendido mucho que diferentes per-
 sonas no comunes le escriban de Lima, que se de-
 cia hasta en los cafées, que el Auditor habia refe-
 rido, cuando fué con pretesto de las banderas a
 sus negocios a Lima, i a fabricar su suerte, si era
 dable, sacrificando lü inocencia; que se le ofrecie-
 ron doce mil pesos para que firmase los tratados,
 especie rara, i que jamas habia oido, aun entre
 tanto disparate como se ha producido sobre la mate-
 ria; por consiguiente, le parece no debia creerse
 mas, como ya tiene visto bien i sabido con certeza
 el declarante, sin dejar de advertirlo tambien en
 esta misma pregunta, que dicho Rodriguez ha fal-
 tado a la verdad i supuesto varias cosas por tejer
 su trama i fortuna; i se persuade haya entrado ésa
 entre ellas. Tambien es falso absolutamente que
 dicho Auditor hubiese dicho a solas al declarante
 que de ningun modo podia entrar por aquel con-
 venio; cuyo particular lo manifiesta bien el con-
 vencimiento, que se le ha dicho mas de una vez
 sufrió a presencia de la mayor parte de la oficiali-
dad, que oyó la reconvencion pública que le hizo
AL SRIGADIER GAINZA            363
el declarente de que j a : m s repugnó, resistió con
paldbras i ni siquiera le dió, teniéndole al lado, u n
tiron de l a casaca con disimulo en aquella ocasion;
a lo que no pudo contestar, calló, i calló, de lo que
la coiifusion del declarante por el diverso concepto
que habia hecho form i r a todos árites de la entrada
en Chillan, hai muchos que se acuerdan, aunque
no faltaran otros que lo hayan olvidado; que no
tiene presente las adiciones que se dicen, como
estampadas al márjen de los artículos estendidos
por O’Higgiiis i Macketina, aunque si le parece
que algo se habló del coritenido de alguriac, como
producidas allí, aunque con poco o ningun fruto;
i de que por ningun modo tiene especie, de que
por su mano fuesen entregadas a aquellos señores,
i sí recuerda m u i bien, que aunque es cierto dic-
taba los artículos el Auditor, ya a las once de la
noche, i se escrihian a dos plumas, el que declara,
que estaba sentado allf, fué causa de algunas en-
mielidas, borrones i entre renglones i el Úíiico solo
que insinuó sin indicaciori, ni impulso de otro al-
guno, se defiiiiese al siguiente dia su correccion i
el ponerlos en limpio; mas no lo pudo lograr, i así
al fin firmó, aunqüe no con gusto, pero disimulán-
dolo mui bien i con afectieion de todo lo contrario;
por todo lo cual i haber estado a todo eco mui ca-
llado el Auditor i sin nianifestar en cosa alguna
oposicion i repugnancia (ni lo tiene, ahora que ya
264                  PROCESO SEGUIDO

10 conoce bien, por hombre capaz de haberla signi-
ficado e n aquel momento) v e tambien con nuevo
asombro la finura que ha pensado atribuirse, en ha-
ber procurado arbitrios d,: impedir con el estudio
del mal dictado, la firma del tratado.
    Preguntado si es cierto que, estendída la protec-
ta, como se verificó dentro de lasveinticuatro horas,
la hizo conducir Rodríguez al campo enemigo por un
sarjento, i saliendo éste para Chillan, avisó de órden
de US. que la guerra seguia, que riada se habia
concluido porque pedian disparates, que las divi-
siones estaban e n marcha i pasaban al birco del
Maiile donde, como plan militar de defensa, debia
amanecer UC., corno lo intentó i no lo consiguió,
segun !e escribió US. c o : ~fecha seis de Mayo
diciéndole: que se vio' obZz<qaa?oa c o n c h i ~ tva-los
tados, p o v p e no #odia salir de TaZcn, a72adiendo
 U'S. e s t d i e i scrdve Mzisprocerzci?~ie?ztoscoaz e l laca-
 nzsvzo posióZe; si, sabiendo US. que Rodríguez i
 todct la oficiii idid pensaba presentarse a su Ilega-
 d a a Chi!lan, i negársele a dejar Ia provii~ciade
 Concepcion, hasta que el señor Virrei n o resolvie-
 se, quiso irse V. S. a Concapcion sin pasar a Chi-
 llan, 1u que sabido por, todos acordaron que Ro-
 dríguez escribiera a V. S. una carta llarnciirldole i
 diciéndole que todos de.;eaban saber lo que se
 habia tratado, como así se hizo; si la noche que
-entró en Chillan lo verificó con mucho aparato para
A L BRIGADIER GAINZA           265

intimidarlos, i se le presentaron en junta, en la que
llevó la voz Rodriguez, reconviniéndole sobre las
pasadas advertencias que habia hecho a V. S.; la
nial2 fe de dos insurjentes; la humillacion de n u e s -
tras armas i l a independencia asomando por toda la
América; protestando delante de toda la oficialidad
d e que primero moriria que entrar por lo pactado,
recibierdo V. S. tal enfado que quiso prenderlos
i si en Talca ofreció V. S. a Rodriguez q u e seria
oidor, a lo que le contestó: no quiero mas toga que
el honor, dijo:
   Que estendida la protesta, por pensamiento e
impulso del que declara, aunque con aprobacion del
Auditor, que escribió el borrador de s u propio puño,
se acordó e n junta de jefes remitirla a la oracion,
destinándose para conducirla un sarjento d e Valdi-
via, que s i salió algunos momentos ántes d e la hora
determinada, fué porque Rodriguez apuraba por
zafar d e Talca a pretesto d e las atenciones de la
intendencia i necesidad d e abrir la caja en Chillan;
que segun se le ha informado despues, no ejecutaba
tanto, ni se verificó en muchos dias, sitio que discu-
rrió ese arbitrio para poner su persona en salvo, sin
esperar a la salida meditada del ejército e n la mis-
ma noche; por lo que, habiendo salido en su com-
pañia, como pretendió, el sarjento conductor del
pliego f u é mui encargado de no apurarse i ántes ir
despacio, como convenia, i lo mismo previno el d e -
266               PROCESO SEGUIDO


clarante a Rodriguez volviese a repetir12 al tiempo
de su separacion para las diferentes vias que a breve
rato debian seguir; i he aquí lo en el particular de la
remision del pliego de retracto; i que segun la pre-
gunta llama o califica el Auditor habev hecho el coz-
duciv ed pdieg-o ad campo enemzko. ¡Buen empeño
de suponer cosas i disfrazar otras! Que desde luego
cree i es natural, suponiendo no accederian los
enemigos a todos los artículos de la protesta, por
cuyo recelo iba a evacuar a Talca en esa noche,
dijese al Auditor que podii afianzar seguiria la
guerra, e igualmente le encargase prevenir a cual-
quiera partida de tropa que encontrase mas allá
del Maule, la direccion que debia tomar con res-
pecto al nuevo plan e intenciones de repasarle, que
por desgracia se frustraron. Que aunque no tiene
presente, como se sienta en la pregunta, el mo-
mento en que pudo decirle Vd.estudie isaZve mzs
pvocedim'entos con eZ Zaconismo posibde, tampoco le
es repugnante hubiese sido así, i aun es mui veroa
símil porque el estilo i espresion con bien propios
del que declara, i en su virtud, sin duda, seria que
 despues de mas de cuatro meses le dió el Auditor
 el papel que presenta, todo de su puño i letra, i que
 ha podido aprovecharse mui poco, como se adver-
 tirá en la esposicion que tiene dada acerca de las
 causas i orfjen del tratado i sus efectos.
    Lo que se le atribuye de designio de pasar de
A L BRIGADIER GAINZA           267

largo sin entrar en Chillan a su retiro de Talca i
dirijirse a Concepcion, que es un cuento nuevo que
oye ahora, aunque quedaria con escrúpulo sino de-
clarase que tiene una remota especie de haber pre-
tendido alguno, que no se acuerda quién pudo ser,
ese pensamiento, cuando llegó al ejército, en su
marcha, la noticia de los enredos, hablillas i conci-
liábulos de Chillan en que entraron personas a
quienes solo puede salvar de sus absurdos intentos
i pretensiones, la ignorancia crasa en las obligacio.
nes en que les constituian sus empleos i carácter;
mas, como semejante paso hubiera sido un gran
disparate i operaciori descabellada por mil motivos,
que es escusado detallar, no era posible lo adoptase;
pudiendo servir por prueba de que no hubo tal
proyecto, las espresiones de la carta orijinal de once
de Marzo que presenta, i es en la que encargán-
dole i pidiendo apresure s u marcha, no se dice sea
para Chillan, sino que se da porsupuesto i nada se
habla de Concepcion, como se trata en la pregun-
ta. Que la entrada en Chillan la verificí, al medio
dia, con sol mui claro i hermoso i no de noche
como se espresa i tan sin aparato, aunque tambien
se asienta en la pregunta, que no venia un fusil
cargado, u n cañon prevenido, ni la menor disposi-
cion que pudiese intimidar a algun viviente; forma-
da la tropa en columna con el menor desórden
posible, que trató siempre de evitar, puesto el de-
268               PROCESO SEGUIDO


 clarante a la cabeza con su poncho, en el mismo
 modo i con la serenidad que le vieron en todas
 partes, con harto desprecio de las patrañas que se
 esforzaban en hacerle creer (habla por hechos) i
 por las que nadie le advirtió inmutado ni sorpren-
 dido (no obstante que sus fuerzas físicas maltrata-
 das i agobiadas del camino, las lluvias, la intem-
 perie, los cuidados i fatigas de una campaña tan
incómoda en todos sus estrernos, parecen querian
ya abandonarle i recordar la edad sexajenaria que
ya tocaba), se dirijió a la plaza tranquilamente, i
desde allí, dejando al mayor jeneral los encargos
consiguientes a la distribucion de acuartelamiento
en los cuerpos, se encaminó a su casa solo, para
dar disposiciones de comida para sí, sus ayudantes
i familia, sin haber hecho a persona alguna el me-
nor encargo ni advertencia de precaucion, ni ha-
ber soñado serle necesario.
   Por la tarde y a i despues de haber comido, se
le presentó el reverendo padre Guardian del Co-
lejio Propaganda, con la representacion de que ya
ha hablado; mas tarde el subdelegado con la del
Cabildo; i a poco rato, ya de noche, le anunciaron
que muchos oficiales deseaban verle; i habiendo
respondido inmediatamente, que es de su costum-
bre, por no hacer esperar a nadie, que entven, lo
verificaron en u n número que apénas cabian en el
cuarto i seguidamente, ya porque estuviesen con-
A L BRIGADIER GAINZA            269

 vocados entre sí, o por la curiosidad o novedad,
 todos o la mayor parte d e los jefes, el Auditor, el
 intendente, i en fin, cuantos quisieron; resultando
 d e ahí la concurrencia, a que en la pregunta i por la
 nominacion que le da Rodriguez, se llama junta.
    Despues d e sah~darlos i acomodar a cada u n o
 lo mejor q u e pudo ser, segun la proporcion de
 asientos i manteniéndose aun muchos de pié, pre
 guntó el declarante en jeneral, puése des ofrecza; a
 lo que callando todos por algunos momentos i vuel-
to a repetirles lo mismo, rompió uno, que aunque
 no se acuerda espresamente quién, cree que fué
 don José Vildósola, en ademan i ecpresion d e diri-
jirse a los jefes de mas carácter, a fin de que habla-
 sen primero, a lo que el coronel don Juan Huido-
 bro, que lo era del veterano d e Chiloé, contestó,
 levantándose d e su asiento, lo siguiente: Yo n o he
 venzdo a p t a otra cosa SZKZO a sndudav i dar d buena
                                                 a
venida ad señorjenerad; siguió a eso otro corto rato
d e silencio; requeridos de nuevo por el dec!arante,
 cree haber sido el teniente coronel Calvo o Bara-
ñao, u otro d e su inmediacion, aunque se inclina
al primero, quien tomó la palabra acerca de los per-
juicios que algunos de los artículos del tratado irro-
gabati en particular a individuos que habian seguido
la buena causa.
    D e ahí se pasó a discurrir, jeneralizándose ya
mas la conversacion, sobre lo que podria sufrir
= 70            PROCESO SEGUIDO


aquella provincia, etc,, i en esa ocasion fué cuando
el Auditor llegó a hablar, afectando un gran aire
d e displicencia i pesadumbre por los tratados, n o
ménos que oposicion a su ciimplimierito, e indica-
ciones d e no haber tenido parte en ellos; pero d e
ningun modo con esas protestas ni discursos poli-
ticos, que habrá espresado en el papel o documento
que ha dado mérito a esta pregunta, ni hablan-
do determinadamente d e la mala fé de 10s insurjen
tes, sino como en hipótesis; n i nadie podia haberlo
hecho ménos, pues en prueba d e ello, recomienda
e1 declarante las espresiones que tambien van ra-
yadas en el penúltimo capítulo de su citada carta
de 11 de Mayo, que acaba de exhibir a otro pro-
pósito i en que habla de O’Higgins con eZ eZojo
mas encarecido de su buena f e i otras calidades con
que entónces le pareció pintado.
   Ménos reconvino n i podia hacerlo al declarante
sobre pasadas advertencias, como dice; ántea, por
e! contrario, sufrió 61 ese cargo por las que dejó de
hacerle, como ya tiene dicho ántes, i d e que, como
d e la parte que tuvo en el concepto i modo de los
artículos del tratado, quedó convicto e n esa ocasion
a vista i oidos d e todos, siguiéndose luego la lectu
ra tambien del papel de respuesta d e O’Higgins i
 Mackenna, al d e retracto, que acredita bien no fué
persona nula o indiferente e n aquella escena.
   En cuanto ad enfado i voZuntad de prenderdos,
AL BRIGADIl-R GAINZA            27=

esto es, (no puede entenderse otra cosa) a toda la
oficialidad i jefes, de que se le hace cargo en la
pregunta, no puede ménos de responder el decla-
rante, que el pobre hombre de Rodriguez delira o
se Ie vá la cabeza por la altura en que se vé.
   <Coi7 quién o cómo habia de prenderlos si ántes
de esa concurrencia, que denomina junta, la igno-
raba, recibió a todos, cuando i como quisieron, en
su cuarto, no se movió de. é , ni habló al oido con
                              l
persona alguna, ni produjo espresion que dejase
de ser civil i atenta, como usa. <En qué, o de qué
manera pudo dar idea de locura semejante o im-
posible?
   Colo pudo dar la nota de algun calor, cuando se
irritó, de ver i oir, que el Auditor se proferia, des-
viándose de la verdad i de lo cierto, por sincerarse
con todos los demas, por lo que, teniéndolo a su
lado derecho, hizo la demostracion de echar mano
a su capote. <Por qué, siquiera alguna vez, si me
observaba Ud. obsecado, o si penetraba el fondo
de algunas cláusulas, no me tiró Ud. de la ropa asi,
pues me tenia tan cerca, para que volviese en mí,
sino que a todo calló, todo le pareció bien i ahora
sale Ud. con eso?
   Así i habiendo convenido todos en la represen-
tacion sobre lo malo de ia estacion para el trasporte
de las tropas, como está esplicado en otra parte,
concluyó esa sesion i concurrencia denominada j u n -
272
                    PROCZSO SEGUIDO


 ta; retirándose todos satisfechos, o al ménos, con
 buenos modos i atencion.
    L a especie d e q u e en Talca ofreció a Rodriguez
que seria oidor, i la contestacion que se refie-
 ren en la pregunta, es una suposicion tal incuisa,
boba, i mas a mas, sin que se alcance el objeto
que no sea ridiculizar al declarante, que nadie
d e los que le conocen i h a n tratado de cerca su
conducta i modos lo ha d e creer, pues a ningun
individuo del ejército o del reino, fuera del coronel
 Elorriaga, a quien dijo en Talca le propondria pa-
ra el sueldo d e teniente coronel i la confirmacion del
grado d e coronel que ya tenia, ha lisonjeado con es-
peranzas d e ascensos, o ventaja ipero oferta d e to-
ga a Rodrgiuez! nada ménos que eco por entónces;
aunque, puede ser, lo hubiese hecho con el tiempo,
sino hubiesen sobrevenido los nebztdosos, para SBY
SQZO(?)i habiendo continuado sin descubrirse, c o a 0
ya en e dia para el declarante, sus artes, mañas B.
         9
modo de labrar su suerte, aunque sea con daño d e
tercero, injusta e inhumanamente. El sí que se
avanzó a pedirlo bien prematura i tempranamente,
al primer asomo de fortuna en la suerte d e las ar-
mas, como aparece en las expresiones d e sus car-
tas, d e seis i veintidos d e Abril, que manifiesta de
puño i letra d e dicho Auditor, para que et señor
Fiscal d e ésta se imponga i lea los artículos res-
pectivos a la indicada solicitud, sin entregar otras,
A L BRIGADIER GAINZA               273

n escepcion d e la de seis de Marzo, que igualmente
exhibc, o por mejor decir, cuántas conserva en su
poder, porque contienen cláusulas que le fomenta-
rian no pocos enemigos i seria imprudencia publi-
carlas, fuera de descubrir un egoismo refinado i la
mas baja i detestable adulacion, tanto como su pos-
terior conducta acredita el heroismo e n la maldad,
la. astucia i sistema maquiavélico con que por la-
brar su suerte, puede cseérsele capaz de atentar
contra e! honor de la persona mas sagrada, i que
mas bien le hubiese hecho, si juzgare convenirle.
 Por lo qgie no es d e ectrañar haya trabajado e n to-
 das partes i con especidlidad en Lima, tanto con
 tales artes contra el drcfarante, a quien n o le debe
 mas que el haberle proporcionado l a venida al rei-
 no de S s ñ o ~  Azsdi~Óv,  cuyo destino n o era fácil que
 hubiese logrado siii s u apoyo e n aquelios dias i
 época, en que era u n hombre bien desconocido pa-
 ra el r.;ngo de las jentes de caracter (esceptunndo
 el palacio de s u amo S. E. 1.) i despues tratarle
 siempre bien; por lo que sin duda se titularia en la
 f i r m b de sus cartas, su mus ugmdecz'do, su hzj'o, etc.,
 i aun le dice alguna vez que n o aspiraba a mas
 que unir su suerte con la deZ decZuvuute,pztes en edla
 estnba vinculada. Por lo que, interesándole sin duda
 su conserv~cion,le dirijió l a esquela de doce d e
  Abril, que iguilrnente presenta, advirtiendo que, a
  no serie forzoso refutar i dar a conocer por falca s u
    TOMO XV                                           18
. 274               PROCESO SEGUIDO


asercion, aun escusaria hacerlo con aquellas por
contener, despues de las cláusulas rayadas, que so-
lo hacen al asunto, otras qcie se dirijeri cotitra la
marina, algunos oficiales del real de Lkind, los coro-
neles Ballesteros, Huidobro i aun una dama, por lo
que, i s u inconducencia a lo principal, pide el decla-
rante su reserva.
    Preguntado si en la retirada d e Talca para Chi.
llan procuró conservar el ejército con celo i discipii-
na, si perdió desde entónces armamento i soidddas,
i a qué número ascendió, dijo: que si siempre pro-
curó, por todos los medios posibles i adaptables a
Ias circunstancias, al modo i clase del ejército de
que se hizo cargo promover, enseñar i sostener al-
guna disciplina, poniendo todo SU celo eri u n pun-
to, cuya importancia no desconoce, nunca llamó
mas s u conato i atencion ese granJe objeto, que a
la retirada de Talcn. Por eso convocó, i víspera de
                                          a
efectuarla, por l noche a todo el cuerpo de oficiali -
                 a
dad a s u alojamiento que tenia una espaciosja s d h ,
i juntos aiií todos con sus jefes! despues de hdber.
los esperado largo rato, porque la miyor parte no
ha llegado a s u noticia, a lo que va!e la tardanza o
falta de minutos, les habló, peroró i exhortó, con to-
da la fuerza de s u palabra i las espresiones m s co-.
cantes i empeñosas, a fin d e persuadirles i conven-
cer ser aquella la ocasion en que mas debian i n t e .
resarse por la disciplina i órden e n el modo i forma
A L BRIGADIER GAINZA            275

respectiva a cada uno. Despues emprendió la mar-
cha i la siguió sin separarse, como lo ha hecho en
todas ocasiones, del grueso d e la tropa o colunina,
recorriéndola siempre d e la cabeza a la cola, i por
el contrario, por evitar cuanto era dable todo de-
sórden, dispersion, etc. para q u e con s u ejemplo l o
hiciesen los demas, a quienes no ménas incumbia
esa obligacion, mas sus esfuerzos, ni los d e otro al-
guno eran capaces poder lograr que en semejante
ejército, tal como se hallaban, con pasos d e rios, in-
certidumbre de encontrar abastos (sobre que e n esa
ocasion hubo algun defecto) i aguaceros que sobre-
venian o d e continuo se recelaban próximos inme-
diatos, etc., dejase d e haber alguna dispersion; de
q u e resultó haberse echado ménos a la llegada a
Chillan de pronto ciento cincuenta hombres d e to-
 dos cuerpos, segun las noticias que se dieron, repu-
 tándose treinta i cuatro de ellos, como pasados al
ejército d e Chile con sus armamentos, segun lista
 orijinai, que presenta de puño i letra del mayor je-
 riera], pero que, si se examina ahora, resultará que
 de una i otra clase parecieron muchos, pues que
 parte de ellos, especialmente, del cuerpo de drago-
 nes i Fieles de Fernando VI1 resultaron en Con-
 cepcion, donde los castigó el señor Berganza.
    Preguntado si intentó abandonar a Chillan, i
 por qué no se ejecutó i si castigó a los que anuncia-
 ban la pérdida del reino, dijo: que como jamas
276            PROCESG SEGUIDO


pasó, n i en sueños por su cabeza, el salir del reino,
sin que precediesen órdenes para ello, del Excmo.
señor Virrei de Lima, sino en mejorar su ejército
en todos sus ramos, i prepararse por si ántes o des-
pues de ellas se veia atacado, o en necesidad de ha-
cer10,nunca formó el proyecto d e pasar a Concep-
cion, n i cree haber dado el menor indicio de ello:
rnénos ha castigado a alguno, por anunciante de la
pérdida del reino, pues no toma en ese sentido una
sumaria que se siguió por espresiones tumultuariac,
sediciosas i contrarias a la subordinacion de la
tropa, contra u n paisano nombrado don FeIipe José
Aciego, a quien por último, usando de conmisera-
cion, se le impuso la pena de un mes de arresto en
el castillo de Santa Bárbara, con dictámen del Au-
ditor.
   Preguntado si despues de las tratados publicó
algunas proclamas, cuál su objeto, i si corrieron
las que con este fin le mandó el Excmo. señor Vi-
rrei, dijo: que siguiendo el sistema de disimulo con
O’Higgins, a fin de ocultarle los designios porque,
de cuantos modos era dable, i particularmente, no
reteniendo jamac buques en Talcahuano, procura- .
ba pintar i hacer difícil la salida del ejército de la
estacion; i por aquietarle en los recelos que pudie-
ran sujerirle las hablillas i especíotas que se fo-
mentaban i esparcian, bien a pesar del declarante,
en el vulgo del ejército i provincia de Concepcion,
A L BRIGADIER GAINZA           277
 le dijo, en un oficio o carta, que podia dirijir una
 proclatna para aquietarlos i hacerles concebir con-
fianza en su gobierno; i, habiéndole remitido la
que presenta, le envió otra en cambio en que
le decia haberia acompañado; pero u n a i otra,
sin haberse sacado mas que una o dos copias, de
que n o s e acuerda si algun curioso, de los que mas
se le acercaban se llevó alguna, quedaron en el
público ignoradas, i de consiguiente, olvidadas i se-
pultadas en el cúmulo de papeles que a costa de
su afan, trabajo i escasísimac manos auxiliares, han
rodeado siempre al declarante; quien, recibidas las
proclamas del Excmo. señor Virrei de Lima, u n i .
dos a oficios recibidos del Supremo Consejo de
Rejencia, los comunicó, acompañando algunos
ejemplares, a O’Higgins, con el especial cuidado e
intencion, de que se convenciesen hasta la eviden-
cia i no pudiesen negar el justo titulo i motivo con
que el Virrei del Perú hace la guerra en Chile.
Punto recomendable por cuanto repetian i socte-
nian siempre que era injusto por sola voluntad
i arbitrio de dicho superior jefe, i contra la órden
e intenciones del Gobierno de la nacion.
    Preguntado cómo es que dice no pensó aban-
donar, cuando aparece de la causa que pasó órden
espresa para que, sin demora alguna, se aprontase
cuantos carruajes i caballadas fuesen dables con
el objeto de trasladarse a Concepcion i a Talca-
278             PROCESO SEGUIDO


huano con el ejército, dijo: que no lo pensó ni soñó,
ni se acuerda haber dado tal órden de palabra o
por escrito, sin duda porque no estuvo en s u inten-
cion el proyecto de pasar a Concepcion. 1 si inter-
vino algo en lo que se dice, que repite i afirma no
tener presente, está persuadido que, sin duda, seria
alguna simuiacion, o finjimiento con otra idea, que
seguramente se aclarará de los antecedentes, con-
secuentes i tiempo a que se refiere la pregunta nula
que deja contestada.
    Preguntado si tuvo motivo para declarar la gue-
rra i no lo hizo, dijo: que motivo o pretestos para
ello no le faltaron i hubiera sabido mui bien el que
 declara aprovecharse de ellos, para concluir su co-
 mision del modo que le traia mas cuenta que el
 que adoptó, si las circunstancias i el estado de s u
 ejército lo hubiesen permitido; pero, en cuanto me-
joraron uno i otro, i aunque sin el auxilio del bata.
Non de Talavera (papel mui principal en la pasada
última historia de este reino) ya declaró la guerra
el Gobierno de Santiago, avanzó tropas i artiileria
sobre el Maule, el resto del ejército i con el decla-
rante, hubiera estado mas allá de dicho rio, a no
haberlo impedido el atraso i flacura de los caballos,
que le hizo presente, con encarecido ruego i esposi-
cion de ventajas porque se detuviese el coronel don
 Luis Urréjola, que decia: Si Ud. saZe ahora ZZega
 Ud.a Talca i se encuentra sin cabaZZos si aZh no los
AL BRIGADIER GAINZA              279

encuentra; pero s i espera quince dias acaban de $e.
Zec/liar, sazen en Buen estado i,$ueden faIafF a&-
Zante; reflexiones que por sí i quien l a s producia,
eran de u n valor i peso a que era preciso deferir.
   Preguntado si tiene algo mas que decir, añadir
o quitar a esta su confecion, dijo: que no tiene mas
que decir, i que lo dicho es la verdad a cargo d e la
palabra de honor que tiene prestada, e n que se
afirmó i se ratificó i lo firmó con el señor fiscal i el
presente secretario, de que doi fe.-SaZvadov Gadi.
-  Gabino Gainza.- Ante mí, RafaeZ G a d i a .

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  • 1. En el puerto de Valparakc, a 4 de Marzo de 1815:El señor fiscal, acompañado de mí el secre- tario, pasó ;a la casa habiracion del brigadier de los reales ejércitos don Gabino Gainza, a quien dicho señor juez fiscal ¡e hizo poner l mano derecha a sobre el puño de su espada, i preguntado, si bajo s u palabra de honor, promete decir verdad sobre los puntos que le interrogare, dijo: sí prometo. Preguntado por su nombre, empleo, patria, edad, relijion i estado, dijo: ilamxse don Gabino Gain- za, brigadier de los reales ejércitos, natural de la ciudad de Pamplona, reino de Navarra, de edad de i sesenta años C. A. R., casado. Preguntado si sabe por qué se le quitó el mando del ejército, dijo: que segun oficio del Excmo. señor virrei del Perú, de dieciocho de Julio del año próximo pasado, fué por haber desaprobado su Excelencia el convezio que celebró con el gobierno de Santiago, en 3 de Mayo del mismo, i responde. Preguntado si cuando entregó éste, se hallaba en la misma fuerza i pié que en que lo recibió,
  • 2. 188 PROCESO SEGUIDO dijo: que como nunca logró por mas que instó i pidió al señor Sanchez, su antecesor, le hiciese una entrega formal de coca alguna, ni le pasase estados; negándose absolutamente a todo, motivo, segun decia, de hallarse enfermo; por lo que aunque el declarante fuC a verle sin esperar su visita, (i que no se sirvió corresponder) no tiene presente a que número, ni pudo inquirir a fuerza de dilijencias, ascendia en aquella época la fuerza armada del Ejército real, pero cree era inferior al de que ha hecho entrega al señor Ossorio; i es el que consta del estado que puso eii sus manos. Agregándose a lo espresado que por su corta mansion de cuatro dias en Chillan, los diversos puntos que ocupaban partidas sueltas Q destacamentos, la falta de revis- tas de comisario i la informalidad que en todo s2 observaba, no hacia fácil adquirir razones exactás. Preguntado a cuánto ascendia la fuerza armada de los enemigos i en qué puntos se hallaban en aquella época: dijo:.que a su llegada a Arauco, i aun a Chillan, supo por voz comun i sentada, que u n cuerpo de seiscientos hombres de fusil al mando de Mackenna se hallaban en Qiiirihue, siendo el mismo, que trasladado al Membrillar, a su llegada a dicho cuartel, le movió a dejarlo a los cuatro dias. Que en Talca habia alguna fuerza, aunque no era de consideracion; i el mayor número (sobre que las opiniones siempre que fueron varias e inciertas) se
  • 3. A L BRlGADlER GAlMZA 189 hallaban en Concepcion; i a su parecer serian de ochocientas a mil hombres, aunque en ello se debia creer habrian algunos recliitac i jente poco apta; habiéndose ignorado siempre las fuerzas i recursos en la capital i sus puntos accesorios. Preguntado qué conducta militar i política obser- vó desde que se entregó del mando del Ejército, hasta que marchó para el Membrillar, donde se hallaba el enemigo, dijo: que desde el dia dieci- seis de Febrero, que se le dió a reconocer en la órden jeneral del ejército, hasta el dia diecinueve que salió para el Roble, (por el motivo esprecado en la anterior respuesta) se ocupó en inquirir, de cuántas personas se le acercaban, noticias del esta do de defensa del cuartel, del ejército, i todo s u accesorio: reconocer los fuertes, revistar las tropas formada en la plaza, i exhortarles con las espresio- nes que creia oportunas en la ocasion, i han sido notorias por haberlas dado escritas a varios jefes 1 otras personas; disponiendo al mismo tiempo que algunas partidas, como eran las que ocupaban el rio Itata i otras se replegasen hácia el Roble o Q u i n - chamali, donde debian reunirse con las auxiliares de Chiloé, division del real de Lima, i las de los coroneles Elorriaga i Urréjola, lo ántes posible, como previno a todos, para poder operar con ellas, en efecto, su reunion con la mia con cien hom- bres, que únicamente habia sacado de la milicia
  • 4. 190 PROCESO SEGUIDO de Chillan, se verificó el veintitres, situándonos a ménos de dos leguas, i a la vista del enemigo que ocupaba el sitio del Membrillar. 1 en este estada mandó el señor fiscal suspender esta cmfesion, para continuarla cuando convenga; i leida que le fué, se afirmó i ratificó en ella bajo su palabra de honor, que tiene dada, i la firmó con dichc, señor el pre- sente secretario, de que doi fe.-Sahador GaZi.- Gabino Gainza.-Ante nii, RafaeZ Gardia. En el puerto de Valparaiso, a los seis días de dicho mes i año, el señor fiscal, acompañado de mí el presente secretario, pasó a la habitacisn del señor Brigadier don Gabino Gainza a fin de conti- nuar si1 confesion, i comparecido dicho señor Bri- gadier, despues d e haber prestado su Palabra d e honor, segun ordenanza, fué preguntado: Qué tiempo ocupó en observar al enemigo en el Membrillar, qué disposiciones tomó, cuándo atacó, si ofició al jeneral de los enemigos, le habló o in- tentó hacerlo; dijo: que ocupó tres dias e n cono- cer la pssicion del enemigo, habiendo pasado para ello, acompañado de una escolta de a caballo i va- rios prácticos para situarse en una loma alta i domi- dante, la mas próxima que pudo ser al campo ene- migo, así como tambien lo hizo desde las alturas del coreal (sic) pasando el rio ltata fuera de tiro de cañon; siendo el resultado haber advertido que el
  • 5. AL BRIGADIER GAINZA 191 enemigo ocupaba u n lugar, o situacion ventajosa por naturaleza, por s u dominacion al p- drecer a todo cuanto alcanzaba el tiro d e cañon; atrinchera- dos sus campos con ramazon i alguna tierra levan- tada del pozo, o dígase mejor de zanjas que la circundaban; i distribuidas sus seis piezas (entre ellas dos d e a ocho) de artillería, i u n mortero, por lo que i lo mucho que desde que puso los piés en e reino le hablaban todos, sin escepcion, del desór- l den, i al solo arbitrio suyo e independencia por re- sistir todo lo que fuese union i contacto en forma- cion con los compañeros a que estaba acostumbra- da la tropa del reino, cuyo mando acababa de tomar, i l qlje en abandono de ésa opinaron i es- o pusieron algunos jefes del primer concepto, llegan- do uno de ellos hasta escribírselo, como por consejo aun tratando de materia mui distinta; resolvió no atacar por entónces al Membrillar, así por lo espre- cado, como por las malas consecuencias que pre- veía si su primer empeño i con lo mejor que tenia el ejército salia desgraciado; i adoptó el medio de hostilizarlo, cuanto fuese dable, persiguiendo a los insurjentes al mismo tiempo en otros puntos, como empezó a verificarlo inmediatamente: que por con- siguiente no ofició al jeneral enemigo, ni ménos le habló; bien entendido que jamas pensó en verifi- car contra Mackenna un ataque, sin intimarle án- tes i tratar de reducirle a lo justo por convenci-
  • 6. 192 PROCESO SEGUIDO miento especialmente de sus quiméricos, vanos pensamientos i la cuenta que podia traerle el aban- donarlos; pudiendo añadir que esta resolucion i modo de pensar, es notorio a los oficiales i jefes que la han comunicado de cerca, pues se lo oyeron muchas veces ántec del ataque estemporáneo, im- previso i no mandado, de la tarde i parte de la noche del dia veinte de Marzo i aun despues. Preguntado cómo dice que ocupó tres dias en observacion en el Membrillar. cuando consta por autos que permaneció en la citada posicion de veinticuatro a veintiocho dias, i sobre qué fundaba reducir al jetieral enemigo; dijo: que es cierto se mantuvo al frente del enemigo, aunque en tres di- versas posiciones, los dias que se dice; pero pasados los tres dias citados, i resuelto el no atacar el Mem- brillar, emprendió con destacamentos i partidas varias operaciones, con las que logró la toma de Talca, l prision de los Carrera, otros de su comi. a tiva i parte de equipajes que (sin verlo entónces n i jamas) entró en la Intendencia del Ejército; el apoderarse de la cantidad de harina i porcion de fanegas de cebada en Cauquénes; la derrota .de ciento setenta enemigos i toma de las piezas de artillería en el asalto de Gomero; la interceptacion de algunos correos i quitar a los del Membrillar algunas reses i bastantes caballos; con lo que la division del Membriliar se debilitó algo por de-
  • 7. A L BRIGADIER GAlNZA 193 sercion, orijinada de premura i escasez; i, por conse- cuencia, en el concepto del que declara, se enervó s u espíritu, lo que di6 mérito a pensar ya en su ataque; sin embargo de existir el inconveniente de la indiscipliiia del ejército real (mal incurable en poco tiempo), pues convenia evitarlo ántes que, por algunos accidentes i sin poderlo remediar, fue- se auxiliado i reforzdo por O’Higginc desde Con- ’ cepcion i así es que, en efecto, el dia diez de Mar- zo levantó su campo de Quinchirnali i pasó a for- marlo en su frente del Membrillar, del otro lado del rio, fuera de tiro de cañoti para pasar a atacar- le; pero habiendo amanecido i soplando un recio norte, que segun los prácticos amenazaba próxima. mente un aguacero, que por carecer de tiendas su- ficientes le hubiera sido rnui funesto; volvió a moverse i retirar a las casas llamadas de Mufioz i distantes una legux de1 enemigo, con el (Lafa por de por medio; i allí tuvo la satisfaccion de verse libre del aguacero, que efectivamente sobrevino. Dispúsose el ataque para el otro dia, mas en ese, soplando tambien por desgracia un viento sur mui fuerte, que resultaba ser ventajoso al enemigo i contrario a los fiiegos i posicion que debia tomar el ejército real, decpues de tratada i discutida con los jefes en el cuarto de s u aloj irniento, se resolvió el suspenderlo. Determinado ya para otro dia, ménos careció de inconveniente, pues, habiendo TOMO XY 13
  • 8. 194 PROCESO SEGUIDO representado algun jefe al coronel don Luis de Urrdjola (segun le dijo) a cuyo cargo estaba la provision de c iballoc, entendihdose p-ira ello con s u hermano don Francisco, que los que se hallaban d e servicio, estaban mui maltratados i cansados, i, por consiguiente, no estando de pasar el rio, i mé- nos con infantes a las ancas, dicho don Luis, sin noticia del declarante, mandó a combatirlos a dos leguas de distancia; persuadido, segun despues e;- presó, que ántes de las diez del dia los teridria ya montados i a la orilla del rio para vadearlo i aprove- char todo lo restante desde el medio dia, para el ata- que; mas n o habiéndose verificado así por los comi- i.ionados a dicha dilijencia, que no resolvieron hasta las cuatro d c la tardc, cuanilo el que habla tenia la incomodidad, amarguras i disgustos que percibie- ron i pueden decir cuantos se les acercaron, quedó frustrado el designio; despues de haberse nianteni. do toda la infantería prcnta sobre las armas desde las ocho d e la mañana, i sin comer u n rancho hasta que, a esas horas, volvió a tomarse el campo i se hizo disponer. E n estos dias la actividad del jeneral insurjente O’Higgins , esplotada por. los riesgos de la capital (pues se reunia e n Talca mas fuerza del ejército real) i las repetidas instancias d e Mackenna, apuró todos recursos i arbitrios para sacar de la Coricepcion una division de ochocien- tos hombres de fusil, jente tambien de fuerza i dos
  • 9. A L BRIGADIER GAINZA ‘95 piezas de artillería, alguna entre ellas del calibre de a doce (segun se dijo) i se colocó en Curapaligüe a la distancia de once leguas de su campamento. Este movimiento lo hizo ya variar de idea, i pensar en atacar esta division, ántes que verificase su reu- nion con Mackenna, persuadido de que aunque su fuerza era mayor, nunca puesto en marcha PO- dria lograr una posicion tan ventajosa, como la que éste poseia sobre el risco del Membrillar atrin- cherado, e informado de que sobre los cerros de Ranquil, camino que conceptuó deberia tomar O’Higgins, habia un alto nombrado Quilo, superior a los demas abiertos por los costados de barrancas, i que colocado el enemigo sobre él, podria de- fenderse a poco contra de cualquier fuerza que le atacase; comisionó a su ayudante de campo don Pedro Tavira i al teniente-coronel don Pedro Acen- j o para que lo reconociesen, con el objeto de apo- derarse de este punto ántes que el enemigo, i batirlo si era dable, a sus inmediaciones. Efectiva- mente, resultó por los informes, ser aquella posi- cion naturalmente mejor que la del Membrillar, a pesar de estar ésta mejorada con obras artificiales. Inmediatamente dispuso que una partida de caba- llería de doscientos hombres, al mando del teniente coronel don Manuel Barañao, se dirijiece a ocupar aquel puesto con el encargo de observar especial- mente si el enemigo, puesto ya en Collico, tomaba el
  • 10. 196 PROCESO SEGUIDO caniino de Chilian como se publicaba e r i la division, o el de Rariquil p r a el Me:nbrillar, i que avisase por rnclrnentos lo que supiese sobre u I particular tan irnpcirtante i digno de la mayor atezcion. Pen diente una noticia de tanta importancia, eran cir- cunstancias mui críticas, mui espuecro el avanzar con toda la fuerza hasta el alto de Quilo, porque O'Higgitic colocado en Coilico, como se hallaba, podia tomar desde allí el camino d e Coyanco para Chillan i burlar al que declara, obligando a hacer un mcnhmiento retrógrado de m a s de diez leguas para alcanzarie en el Roble, donde podia pasar el Itdt2, i de consiguiente Mackenna mo$erse rioarriba a pasar eI Ñuble t"w Quiiichamali, sin respetar la guardia de cicnto t ~htirica hombres que tenia a su frente en el v'+$dodel Mernbrillar, para contenerlo o entretener en caso que intentase tornar la retaguar- dia. En tan complicadas circunstancias fué preciso mantenerse en el carnpv ton todo el bagaje pronto i la tropa al pié d e sus armas, esperando que Ba- rañao huyese, si e! enemigo tomaba el camino d e Kanquil, para pontrse luego en marcha, i atacarle Antes q u e llegase a Quilo. En efecto, a las 'ocho de la mañana di6 parte de haber descubierto u n a partida como a dos leguas de distancia i q u e segun le parecia era todo el grueso del Ejército, por haber contado once carges levantadas; mas como esta di- vision traia cantidad considerable d e éstas, i siem-
  • 11. AL RRIGADiEX GAINZA ‘97 pre caminaba, seg’in sqbia, con u n a avanzada res- petable, i tambien constase de declaracion de cuatro dragones desertados de ella, que le acababa de rehitir el comandante d e Chillan, que O’Higgins no debia moverse de Collico h:ista el dia siguiente; ordené a Barañao averiguase a toda costa si lo que descubria era el todo de la division, o alguna avanzada, como podia suceder, con la firme i lea de oscurecerle su direccion sobre Chillan. Ya eran las doce del dia cuando el que declara t u v o aviso de que el enemigo le venia encima; en el momento se puso en marzha para llegar a aquel punto i ba- tir a G’Higgins, considerando que alcanzara a él, sosteniéndose la avanzada cuando m é m s un par de. horas; mas todo el ardor i viveza de la tropa en su marcha, que hacia a pié i a veces a carrera, de modo que la artillería i bagajes n i psdia seguirla por las barrancas i algunos malos pasos que tenia que transi- tar, no bastó para llegar a tiempo, pues a poco mas de las tres de la tarde, i cuando solo le faltaria una legua corta para llegar a Quilo, tuvo aviso i vi6 que el eriemigo habia rechazado la avanzada i apo- derádosk de aquel punto ventajoso. Sin embargo, como creia una necesidad el batirlo, ántes que se reuiiiese con la division del Mernbrillar, i el resto que qucdaba d e dia no era suficiente para esta obra, convocó a los jefes para tratar de cómo i cuándo podria verificarse, les propuso hacerlo al amanecer,
  • 12. 198 PROCESO SEGUIDO marchando en la noche a la desfilada por nuestra derecha hasta trepar a una montaña, que parecia nivelar con las que se hallaba situado el enemigo, i desde allí pasar a ésta con ménos desventaja, me- diante una corta bajada e igual subida, bajo la pro- teccion del fuego de nuestra artillería, que parecia poderse colocar bien al intento; mas el coronel Urréjola, luego que oy6 al que habla, objetó a su pensamiento u n obstáculo que, por el sentir de to- dos, lo desvaneció. Espuso i nos hizo advertir que un práctico a quien habia presentado como tal, luego que Ilega- moc a aquel punto i de quien se valió para interro- garle, i descubrir el camino que debíamos seguir para el proyecto, habia desaparecido en el momento de haber hecho el reconocimiento acompañado de su ayudante de campo don Pedro Tavira, no obs- tante de haberle prevenido no se separase de nuestra inmediacion. 1, siendo mayordomo de una hacienda sita en aquella falda, propia de u n don Isidro Bazo, acérrimo patriota, recelaba se hu- biese dirijido a dar noticia del plan a su pa- tron, o a mismo O’Higginc, jeneral enemigo, l i que éste podia disponer las cosas de manera que le causase una derrota o la absoluta dispersion, de efecto mui comun en estas tropas, hartas de po- nerse en dicposicion con todas ellas. Penetrado así el designio, i ya entrada la noche,
  • 13. A L BRIGADIER GAlNZA ‘98 no le quedó otro arbitrio que pasarla allí a la vista del enemigo, sin poner ni aun una tienda. E siguiente dia amaneció nublado, con recio l norte que amenazaba agua, segun los prácticos del pais; i aquí fué donde nuevas i grandes dificultades avasallaron la imajinacion del que declara e n aquel momento; considerábase que llevaban consigo pue- de decirse la fuerza de todo el reino, átiibos per- fectamente situados; el uno a su vista, a la distancia d e poco mas de una legua i el otro a dos i media de su campamento; cuando no podia elejir situacion ventajosa o aparente, por carecer de las tiendas necesarias i estar precisada por su f*1ta, a acercarse d a algunas casas o rancheríis, para defender las armas, municiones i tropas de la lluvia, q u e no po- dia tardar; i, al mismo tiempo, en la necesidad ur- jente d e batir en aquel dia u n a d e las dos divisiones, porque sólo así podia embarazar la reunion; fuera d e esto le repetiati los jefes que la tropa de que se eomponia la mayor parte de la fuerza era mui di-- fícil hacerla obrar en órden; i que, si al primer golpe no se conseguia destruir completamente al enemigo, seria u n prodijio evitar la dispersion i hacer una retirada ordenada sin dejar disponerla, que la lluvia solo e n aquel paraje seria bastante para destruirlo, cuando el enemigo nada sufriria con la abundancia d e tiendas con que se le veia, i tambien que si se detenia ailf podia Mackenna lanzar las guardias
  • 14. 200 PROCESO ~ E G U I D O que dejó en los vados i atacarle por la retaguardia. Todo esto, compuesto de embarazos i reflexio- nes, a que se agregaba la distancia de la plaza de Chillan, de donde podian venirle auxilios, pero que debian pasar precisamente a la vista de Mackenna o por sus inmediaciones, me decidieron, por último, hacer repentinamente un movimiento retrógrado i a la resolucion de atacar a éste en el mismo dia, en su posicion del Membriilar, i para lo cual podia contar con el aumento de fuerza que dejó en los vados i con rgo hombres mas de fusil, de la divicion de Casilla, que en estos momentos habria de estar próxima en el camino, que para el caso debia llegar; asi es que vencido un nuevo apuro en que se ha- llaba, a causa de cierto arriero que esa noche desa- pareció con sus mulas aparejadas i dejándole las cargas, se puso en marcha a las doce del dia para el Membrillar; a las tres de la tarde estaba ya a media legua de distancia del enemigo; pero, no siendo cordura aunque se diese vivac, el pasar el rio por el vado de las Matas, bajo el fuego de su cañon, le fué preciso hacer rodeo cerca de una legua por el de Quinchamali, cerca de la confluencia de 10s ríos Itata i Ñuble, para lo cual, puesto a la cabeza de la columna, i habiendo ordenado a Urréjola la retorna- da i apurar en lo posible el paso de la tropa, arti- llería i bagaje, tornó la direccion que debia seguir hasta la otra banda; serian las 4 i media de la tarde
  • 15. AL BRIGADIER GAINZA 201 cuando, habiendo vadeado el rio mas d e la mitad d e la tropa i necesitando aprovechar el tiempo por- que las malezas i angostiiras del camino hacian lenta la marcha, volvia a emprenderla hácia el Membrillar, faldeando la montaña por s u derecha, hasta verse cerca del tiro de cafíon; i en cuyo caso era preciso subir algo por la serranía a tomar la posicion que tenia meditado, como conveniente para emprender el ataque a un tiempo por diversos puntos, como le proporcionaba su mas que dupli- cado número de tropa i catorce piezas de a cuatro con que podia atacar al enemigo para que llamada l a así atencion por todas partes, de poco le sirviese su mayor calibre d e algunas d e éstas ni la ventaja de su situacion, mas fiié en v a n o su designio. Como al aproximarse ya hácia el enemigo habia dispuesto, por evitar el mal suceso de una embos cada, que se avanzase un oficial con veinticinco hombres a caballo i al doblar uno de los ángulos calientes d e la serranía, se descubriese otro de los enemigos sobre las viñas de Arriagada, inmediato al campamento i ésta disparase algunos tiros d e fu. sil a que correspondieron aquéllos, esa sola alarma i una voz que se oyó avamay fueron bastante para que cuanta tropa tenia a sus espaldas el que de- clara, a pie i a caballo, sin hacerle caso, oir sus vo- ces i amenazas i a la d e otros jenerales i oficiales. i ménoc esperar que la artillería se montase i, por
  • 16. 202 ?.ROCESO SEGUIDO decirlo de una vez, con el mayor desórden corrian todos precipitadamente i en modo arbitrario a que estan acostumbrados a embestir, cada uno por don- de le dió la gana, a la trinchera del enemigo que em- pezaron a tomar con un valor a toda prueba, viéndo- se ya en estas circunstancias i acontecimientos de como piensa esa tropa de sus jefes i oficiales en se- mejantes lances sino los acompañara, no le pareció convenierite pararse allí a la operacion de hacer montar n I artillería, ni con otro algun pretesto i n así, dejando tan preciso encargo al coronel don Tomas Pla, jefe de esa arma, siguió a la tropa diri- jiéndose por la derecha a tomar la parte; superior para observar mejor lo que sucedia i poner, si era dable, algun remedio a aquel desórden, mas todo el empeño, percuasion i amenazas, mientras marcha. ban, solo fueron suficientes para reunir sesenta o se. terita hombres de varios cuerpos que entregó al ca- pitan del real de Lima don Francisco Velasco i otros oficiales para que, conduciéndolos en regla, auxiliasen a los que se hallaban ya en acciori, i se dirijió a reconocer otros puntos. L a artillería, que habia quedado atras, no pudo llegar hasta media hora despues de empezado el ataque, i, corno los que la conducian carecian del conocimiento necesario del terreno, tampoco logra- ron colocarse en situacion de hacer fuego sino cinco piezas, que fueron dos a la izquierda, dos al centro
  • 17. AL BRIGADIER GAINZA 203 i una a la derecha, ya era cerca de noche i el fue- go continuaba alternando más o ménos cuando lle, gó a oscurecer enteramente, hallándose los solda- dos en tal aproximacion al enemigo que éste les hizo dos o tres prisioneros dentro de sus trinche- ras i otros entraron i salieron a su campo extrayen- do algunas cosas de sus mismas tiendas. En este estado empezó a descargar u n aguacero que, incrementándose por momentos, hizo cesar el fuego absolutamente i la tropa i oficiales se fueron retirando cada uno como i adonde pudo fuera del tiro de las baterías, sin que fuese posible la reiinion porque la oscuridad, el agua, lo poco accesible del terreno lleno de barrancos todo lo impedia i aci el que declara volviose. a quedar a!lí a pasar la noche cerca del enemigo, acompañado solamente de cua- tro oficiales i mui pocos soldados, que se hallaban cerca de él, para que en cuanto amaneciera tomar aquel partido que conviniese a las circunstancias: bien puede considerarse la incomodidad que sufri- ria con tantas horas de agua continuada a la iricle- mencia i sin el menor abrigo; pero nada era eso, para lo que padecia el espíritu del que declara al refleccionar, sobre lo que podia sobrevenir especial- mente, si en esa tarde habia hecho jornada O’Hi- ggins, corno parecia regular, para reunirse con Mackenna, o auxiliarle en el ataque, de que precisa- mente debia ser espectador desde la altura de su
  • 18. 204 PROCESO SEGUIDO campo; mas llegó el dia i aunque entóncec fué el colmo de s u concterriacion porque, empezando a reconocer el campo, se encontró solo con u n puña- do de hombres, sin saber de los demas, ni oficiales ni jefes i advertia al mismo tiempo parte d e la ar- tilleria, municiones i efectos d e parque desparrama- dos e n aquel contorno con algunas malas mulas porla serranía, sin que pareciesen los arrieros, ni ménos milicianos, que ayudasen recajer i cargar todo ello no dejó d e consolarse aigun tanto, cuando e n una cortaclaridad, que Permitió el tiem- po alcanzó a ver que O’Higgins conservaba aun s u posicion en Quilo; i discurria que Mackenna habia quedado tan destruido, i su tropa tan acobarda- da d e semejante ataque i lo penoso d e la lluvia, que no SOIS se hallaria incapaz de pensar e n perseguirle sino q u e estaria temiendo otra nueva tentativa, q u e n o hai duda habria tenido que sufrir solo a la bayo- neta, si el que declara se hubiera hallado con jente suficiente para ello, más, en la circunstancia q u e se hallaba, fué preciso ceder al imperio d e la fortuna sin embargo de haber sabido inmediatamente que habia perdido el enemigo más d e cien hombres d e la tropa, algunas mujeres d e las introducidas en s u campo a diversos fines i varios oficiales i u n coronel i contentándose con haber logrado a costa coi1 mu. cho afcrn i trabajo personal, hasta las diez del dia, recojer la artillería, municiones i demas efectos, sin
  • 19. AL BRIGADIER G A l N Z A 205 que nada hubiese quedado atrac ni en poder de los enemigos, dispuso su retirada a las casas de Cucha- Cucha, distante dos leguas, a donde llegó a las once sin que todavía hubiese cesado de llover; como en este punto tampoco hallase sino poca jente i algu- nos jefes i oficiales, i se l asegurase habian toma- e do muchos el camino de Chillan, por esto i conside- rando q u e la permanencia ahf era arriesgada, en cuanto y a se reunieron O’Higgins i Mackenna, trató de repltAgarse a Pelegue, camino de Chillan, pasan- do el ÑubIe, paracon mas seguridad tomar algun descanso, i que la tropa pudiese comer algo calien- te, que no habria logrado en los dos dias anteriores, enjugarse i reponer sus fatigas i molestias; mas, ha- biendo llegado allí a las cinco de la tarde i pasado la noche, conceptuando que todo se lograria mui pronto i mejor en Chillan, marchó al día siguiente para esa plaza, donde entró a las dos de la tarde; dedicándose desde ese momento a formar la nueva division con que pensaba salir en pos del enemigo, como lo verificó a los tres o cuatro dias despues de haber hablado a la tropa para exhortarla a mejor conducta i disciplina i reprendido, con las espresio- nec q u e al caso le ocurrieron, el desórden que ma- nifestó en Mernbrillar, privártdolos de una accion que podia haber sido mui gloriosa. 1 en cuanto a lo que se le preguntó de sobre qué fundaba s u plan para reducir al jeneral enemigo, dice, que ya lo tie .
  • 20. 286 ?ROCES0 SEGUIDO ne, indicado en la antecedente respuesta i era inti- marle, se riiidiese con toda su division, por conoci- miento de su mala causa, quiméricas pretensiones, impotencia de resistir la fuerza que le presentaban i el grande beneficio que todos esperimentarian en el perdon de un delito, s i llanamente deponian las armas i se l entregaban, e 1 en este estado el señor fiscal mandó suspender la confesion para continuarla cuando convenga i habiéndole leido al señor Brigadier lo que tiene declarado, se afirmó i ratificó en ello, bajo palabra de honor, i lo firmó con dicho señor i el presente se- cretario, de que doi fe.-SaZvador GaZi. - Gabino Gainza.-Ante mí, Rafael Gardia. A los ocho dias de dicho mes i año, el señor Fis- cal, acompañado de mf, el secretario, a la habitacion del Brigadier don Gabino Gainza, para continuar su confesion i despues de haber prestado en debi- da forma su palabra de honor, fué preguntado si al- gun jefe del ejército de su mando, le hizo presente la necesidad de atacar a Mackenna en el Membri- llar, ántes que se fortificase, dijo: que desde luego que se le presentaron en Arauco, a su arribo, los coroneles Elorriaga i Urréjola, e hicieron revelacio- nes en fuerza de preguntas i repreguntas, porque ámbos son naturalmente moderados i detenidos es- pecialmente con un jefe i a primera vista, del esta.
  • 21. AL BRIGADIER GAINZA =e7 do en que creian las fuerzas de los enemigos, de quienes una division de quinientos a seiscientos fu. siles se hallaba situada en Quirihue; les dijo a ám- bos reunidos alguna vez, pero mas especialmente a cada u n o por separado i repetidas veces, que l pri- o mero que debis escusarse era atacar esa division; bajo cuya idea i concepto se dirijió a Chillan, donde, apénas arribó, supo que dicha division enemiga al mando de Mackenna se habia trasladado al Mem brillar i d e la que se ha hablado ántes con deten- cion; i por lo que hace memoria, solo cree i está persuadido o hace alguna memoria, d e que e n algun papel o carta, e n el Roble, recibió d e Urréjola, se hablaba o trató algo d e eso i, en efecto, era l que o contenia; mas colocado con la parte del ejército que reunió, en Quinchamali, a la vista del Membrillar, i practicados ioc reconocimientos d e que queda hecha mencion en otra respuesta, nadie se insinuó siqiiie - ra, a favor d e un ataque; i ántes por el contrario se espresaron algunos i aun el mismo ürr&joola, preguntado por el que habla si creia que la tropa que tenia a s u cargo era capaz o estaba e n disposi- ción d e dar un ataque brusco, a viva fuerza i a la bayoneta contra aquel punto, le respondió qiie nó; lo cual i el semblante macilento con que se hallaba cabalmente en ese dia, quejándose de un gran dolor que decia tenia en las espaldas, i e n fin, cuanto advertia e n lo que le rodeaba, al paso que preveia
  • 22. 208 PROCESO SEGUIDO las mdias consecuencias que podian seguirse d e , malograrse esa primera accion, como ántes he in- dicado en otra respuesta, le hicieron suspender aquella resolucion i hostilizar a los insiirjentes con otras medidas, que pudo acordar por direccion del mismo Urréjola, i produjeron los buenos efectos que tiene dicho ántes en sus respuestas. Preguntado si hallándose a vista del enemigo en el Mernbriilar, interceptó un oficio o parte del je- neral d e aquel punto, dirijido a O'Higgins, que permanecia en Concepcion, en el que, manifestán- dole la grandísima necesidad e n que se encontraba falto de todo i sin comunicaciori, le llama venga volando a su auxilio i al d e la capital, cuyo peligro le bar$ maldecir su tardanza; dijo: que es cierto lo que se le pregunta i que hace memoria de qi'e a esa o equivalentes espresiones añadia que en d sz-a tuacion no tenzia un ataque sino eZbdopueo; i p u e sabia que Gaznza SOZO esperaba se moviese de aZh para atacade. Preguntado si tenia instrucciones del Excmo. señor virrei del Perú para atacar a los enemigos en detall, en el caso que sus tropas se hallasen separa- das, dijo: que así se lo advertian en el arifctilo décimo d e instruccion, mas con ia calidad d e dejar siempre constantemente guarnecido a Chillan, para conservar e n todo evento ese puesto, i la existen- cia e intereses d e sus fieles habitantes (punto que
  • 23. AL BRIGADIER GAINZA 209 así por ésto, como por el convencimiento de la tris- te suerte que habria sufrido esa poblacion, caso de caer en poder de los insurjentes, nunca ha perdido de vista en s u campaña) i así es que no habiendo podido atacar al enemigo en el Membrillar, dirijió sus fuerzas a atacarlo en otros puntos, como tiene dicho anterior me 11te. Preguntado por qué (siendo sabedor de los apu- ros de Mackenna, hallarse con duplo número de tropas que el enemigo, de las ventajas conseguidas por e ejército real, i señaladamente la toma de la l ciudad de Talca, cuyo punto le proporcionaba u n a entera observacion a cualquiera refuerzo que l a capital de Santiago, pensase mandar al ejército insurjente, por ser éste un punto intermedio, i de la distancia de mas de veinte leguas que se hallaba O’Higgins, único que podia socorrer la division del Membrillar) permaneció en la indecision de atacar a Mackenna i lo verificó cuando O’Higgins se ha- llaba a la corta distancia de cuatro leguas de la posicion citada del Membrillar; dijo: que tiene satis- fecho el por qué no atacó al Membrillar desde lue- go; I. tambien porqué, despues de adquiridas las ven- tajas i estado que se pinta en esta pregunta i con- cibió aun mas o creyó encerrado el espíritu i fuerza del Membrillar, pensó hacerlo i las causas que lo frustraron; como tambien el por qué (i fué el buen fin de evitar la reunion) lo verificó precipitadamen- TOMO xv 14
  • 24. 210 PROCESO SEGUIDO te en el dia que se malogró su escursion, en los tér- minos que enteramente tiene espuesto en respues- ta anterior. I en este estado el señor Fiscal mandó suspen- der esta confesion, para continuarla cuando conven- ga; i, habiéndole cido leida al confesante, se afirmó i ratificó en ella, bajo su palabra de honor, firmán- dola con dicho señor i el presente secretario de que doi fe.-Sudvadov GaZi.-Gabino Gainza. -Ante mí, RafaeZ Gardia. A los diez diac de dicho mes i alio, el señor Fis- cal, acompañado de mí, el secretario, a la habitacion del señor Brigadier don Gabino Gainza a fin de continuar su confesion, i despues de haber prestado su palabra de hcinor en debida forma, fué preguntado: Qué motivo.; tuvo para acordar estas medidas para hostilizar a los enemigos por direccion del co- ronel Urréjola, miéntras se hallaba a la vista del Membrillar, segun se espresa en una respuesta de su confesion, i se obstinó en despreciar las razones que el mismo Urréjola le espiico a favor de que pa. ra atacar a Mackenna, convendria pasase el. rio Itata, por el vado de las Matas, i no por Quincha- mali, por donde al fin se verificó, sin embargo de no quedar mas que tres horas de dia, siendo así que el primero le facilitaba la ventaja de no moles- tar la tropa i llegar al campo enemigo con dos i
  • 25. A L BRIGADIER GAINZA 211 media horas de dia, al paso que por el segundo, no solo debia fatigársele la columna por el rodeo d e mas de una legua que tenia que dar entre arenales i pedregales, sino que indudablemente llegaria a abrir el fuego con los enemigos al oscurecer, como así sucedió; dijo: que el motivo que [tuvo para hos- tiiizar al enemigo, mediante las medidas que tomó, están ecplicadas ya, así como su buen efecto, en otra respuesta i fué porque, como tambien llevo espre. sado, no resolvia en aquellos momentos atacar el Membrilíar; debiéndose entender que la direcczon q u e se dice del coronel Urréjola, concistib, i aun era preciso, por la falta debconocimientos topográ- ficos del declarante i era preciso adquirirlos por los informes de personas que, sobre pcseerlos, fuesen tambien capaces de esplicarlos i tener algunas luces i buen juicio, calidades que e n cuantos le rodeaban entónces, l pareció notarse en dicho:coronel, mas e que en otros; i no tenia por conveniente mantenerse e n inaccion. Q u e la obstinacion de que se le hace cargo, para no pasar el rio Itata por el vado'de las Matas para atacar a Mackenna, no ha existido jamas; que sobre e particular solo ha ocurrido lisa i llanamente l l o que va a referir. Habiendo pasado la mayor parte de nuestra co. lumna las casas de Concha, i trepado las pequeñas montañas de su frente, hasta que solo nos cubria la
  • 26. 212 PROCESO SEGUIDO cima, cuya falda opuesta descendia ya el rio i en cu- ya banda opuesta se hallaba el Membrillar, mandó hacer alto la cabeza para que continuando su mar. cha la cola, se reuniese toda sin descubrirnos el ene migo, para que así tuviese niénos tiempo de pre- ven i rs e. En esa ocasion i momento fué cuando, acercán- dome a Urréjola o él al que declara i asomándonos con mui pocos pasos a la mayor altura, le pregunté dónde estaba el vado; a lo que, mostrándome uno bajo el tiro de cañon, me. dijo ese es eZ de Z m Matas i reproduciéndole con las siguientes espresiones de confianza: iipero, amigo, eso está bajo los fuegos de1 enemigo i si nos metemos ahí a pasar la tropa, ca- ballería, artillería, municiones, etc., i tenemos algu- na desgracia, se llevó esto el diabloii a lo que no hizo mas que encojerse de hombros i preguntán- dole dónde está el otro vado, contestó aZZz', indi- cándolo con el dedo i de palabra i con esplicacio- nes, una cosa que parecia no alcanzar a una legua, i que, habiendo dado preferencia a ese lugar con la medida, que él mismo sujerió, de que todo hombre montado tomase u n infante a las ancas, como se verificó, le pareció que habiendo actividad i de- seos de que la tropa no le dejara duda, porque j a - mas se ha presentado cobarde, creyó poder tener vencido el paso, i aun presentarse delante del ene-
  • 27. AL BRIGADIER GAINZA 2'3 migo, en la posicion que tenia premeditada, a las cinco de la tarde. Esto pasó así; no hubo mas conversacion, ni ob- jeciones por parte de Urréjola, ni otro alguno i, por consecuencia, de ningun modo lo que se llama obsti nacion. Preguntado si despues que nuevamente empren- dió la marcha desde Chillan para perseguir al ene- migo, que caminaba en retirada, lo alcanzó en las Yerbas Buenas i si allí le presentó batalla; dijo: que a la ida, es decir, en la ocasion a que se dirije la pregunta, no pasó el ejército real, que era de su mando, en las Yerbas Buenas sino en el llano de Arquen, donde tambien lo hizo el enemigo, a dis- tancia como de legua i media hácia su izquierda, habiendo éste formado su campo algo despues de media tarde, i aquel ya bien entrada la noche, de- biéndose tener entendido que, hasta ese punto, siem- pre marchó el enemigo siendo superior en todo, pues en él fué donde aumentó sus fuerzas el que declara, con las que, desde Chillan, previno salie- sende Talca a unírsele para atacar al enemigo en la marcha; pero cuya operacion se atrasó por las ocurrencias que sobrevinieron en esta ciudad, i fue- ron la venida, en esos precisos momentos, de la division de Blanco i a retomar ese punto, que no pareció conveniente debilitarlo hasta la derrota de éste, que se logró completa. Que, por consecuen-
  • 28. 214 PROCESO SEGUIDO cia, ya bien entrada la noche, fué cuando pudo hacerse cargo i saber el estado del refuerzo que le habia Ilegado de Talca para poder pensar en atacar al enemigo, como deseaba, i con cuya idea orden6 que a las 2 de la madrugada se aprontase todo el bagaje, se dispusiesen cargas, artillería, municio- nes, etc., como efectivamente se verificó, i en cuyas diligencias, tiene bien presente, tomó empeño, por habérsele encargado con mucha particularidad don Francisco de Urréjola, siendo el designio adelantar a apoyarse por un lado del rio Maule, por Ia abco- luta necesidad que tenia de buscar i asegurar el agua para la jente, cabaiiería i bueyes, porque, ca- reciendo de ella los pequeños pocitos del paraje donde tenia el campo, sufria muchas incomodidades por esa carencia i la dispersion continua de tropa i cabalgadura, para solicitarla a mui larga distancia; mas, a esas horas, algunos jefes, pero de quien especialmente se acuerda es de don Luis de Urré- jola, le espuso le parecía operacion espuesta dirijir- se al rio sin asegurarse del movimiento del enemi- go, a quien consideraba, sino superior, de iguales fuerzas, por lo que convenia esperar el dia. para mo- verse, en lo que convino, especialmente por el rece- lo de dispersiones, que era siempre su cuidado, por falta de disciplina. Llegado éste envió a reconocer al enemigo, te niendo siempre i aun de antes de amanecer, todo.
  • 29. A L BRIGADIER GAINZA 215 cargado i listo, i con designio de atacarle en el mo- mento que se pusieran en marcha, para quitarle toda ventaja: de posiciones elejidas i las defensas, que es sabido i notorio que procurarian a costa de trabajo en cualquier camino, por pasajero que fuese, a l teniente coronel don Manuel Barañao, acoma pnñado del ayudante jeneral don Pedro Tavira con 2 0 0 caballos, el cual volvió pasado algun tiempo, diciendo que el enemigo no movia su campo toda- vía, segun le parecia, aunque veia recojidas las mulas i bueyes, i que no se habia detenido en el punto en que se colocó a observarles, porque habia destacado sobre é u n número d e caballería superior l a! que él tenia. Entónces, tratando el que habla de enviar al- guno en nueva obcervacion del enemigo, le espuso el capitan don Leandro Cactilla, comandante de esta division montada, que él acababa de enviar dos mozos de toda confianza, i que aun les habia gratificado por la dili.jencia, para que avisasen en el momento que el enemigo se moviera, lo que me re- pitió varias veces en ese tiempo; ya el sol mui alto i fuerte la tropa i la cabalgadura sedienta, era cor- tísimo el movimiento de escapadas a beber agua, 1 que tenia al que declara en continua inquietud i 0 cuidado por el órden i disposicion de pronta mar- cha, esperando el aviso que, segun la constante es- presion de Cactilla, no podia fallar; mas, viendo que
  • 30. 216 PROCESO SEGUIDO tardaba, dispuso de nuevo que el coronel don Ilde- fonso Elorríaga, con otra partida gruesa de caba. Ilería, volviese a reconocer el enemigo; hízolo así i a poco tiempo, sin que todavía hubiera llegado el aviso anunciado por Castilla, volvió dicho Elorríaga a carrera tendida avisando que el enemigo, no sólo habia levantado su campo i puéstose en marcha con direccion al vado de Duao, que sólo distaba tres leguas, sino que l consideraba próximo a llegar a o 61. Sorprendido el que declara de esta inesperada noticia, no pensó en mas que en ponerse inmedia- tamente en marcha acelerada sobre el enemigo para atacarle contra el rio, o donde pudiera alcan- zarle; mas a esa ocasion fué cuando algunos i en particular dicho Elorriaga le espresaron que, hallán- dose el enemigo mas adelante que nosotros, escojeria una situacion ventajosa para mantenerse a la de- fensiva, que llevaba abundancia de tiendas, i quizá bastantes víveres para sostenerse muchos dias con comodidad; que si se veia en la imposibilidad de atacarlo en este dia con ventaja, seria indefectible la dispersion de la tropa, particularmente si las circunstancias le obligaban a ocupar algunos dias en adquirirlas, pues las grandes incomodidades que ofrecian los campamentos a orillas del Maule se harían prontamente sensibles en la tropa que, im- paciente ya, costaba mucho sujetarla, con sólo haber
  • 31. AL BRIGADIER GAINZA 217 esperimentado ya un dia de falta de agua o haberla de tomar en distancia, i aun traian a la memoria un mal suceso ocurrido el año anterior en aquel mismo paraje al señor Pareja; que la tropa era de tal cali dad que, no consiguiendo a primer golpe la comple- ta derrota del enemigo, cualquiera otra ventaja, en su concepto, era un cero; i que tras de una escaramuza, falso ataque o finjida retirada, regularmente princi- piaria la murmuracion contra jefes i oficiales i se es- perimentarian todos los efectos de su indisciplina, siguiéndose a eiia la desercion; a mas de que la falta de tiendas suficientes para la tropa le. esponia a que cayendo u n aguacero, corno ya debia recelarse por la estacion i aparato del tiempo causase mucha in- comodidad i perjuicios en aquélla, en armamentos i municiones, i podia el enemigo aprovecharse de esta ventaja, concluyendo, por último, su esposi- cion el dicho señor Elorriaga, que, en las circuns- tancias que nos hallábamos, era lo mas útil i conve- niente que el ejército real sin insistir en el ataque, a que el que declara se inclinaba, coínova espresado, se dirijiese inmediatamente i a toda dilijencia a pa- sar el rio Maule por diferente vado, para ganarle la delantera, i puestos a la otra banda, cubrir bien a a Talca e impedir que el insurjente pudiese hacer lo mismo por el Duao, lo que era seguro conseguir, respecto que el de Bobadilla nos ofrecia esa pro- porcion i el enemigo no podia practicarlo en aten-
  • 32. 218 PROCESO SEGUIDO cion a las guardias i demas precauciones p e p o r su disposicion i da de¿ coronek OZate estaban tomadas pava impedirsedo i que, en consecuencia, viéndose O’Higgins i s u ejército detenidos sobre el Mauie, cuando s u objeto era pasarle para auxiliar la capital, como llamado a ese efecto i , por consiguiente, i n - terceptada su comunicacion con la capital, de donde podia recibir auxilios, precisamente entraria en ellos el descontento i desesperacion de vencer i es puestos a las penurias que habian sufrido en Con. crpcion, en Membrillar i otros puntos, resultaria su mucha desercion, fugándose cada hombre de los armados, i mas especialmente los montados, por cuantos parajes el rio lo permitiese, por irse a sus casas i hogares i al recelo de retroceder en algun caso, a l que con dificultad podria obligarlo O’Hig- o gins, aniqiiilándose así una fuerza que no era des- preciable; que entónces, desde Talca, dejado ase- gurado ese punto podia dirijirse una buena espedi- cion para la capital, i se desorganizaba todo su go- bierno i planes. Persuadido de este modo el que declara, convino en la operacion, fines, i buenas esperanzas que contenia el razonamiento, i en su efecto, puesta la columna al momento en marcha, se dirijió ai vado de Bobadiila, que fué el propuesto i adopta- do para que el ejército real pasase ei rio, i al mismo tiempo se adelantó órden para que la fuerza que le
  • 33. A L SRIGAUIER GAINZA 219 cubria de la otra banda se replegase a aumentar la de Jos de mas arriba; sin haber omitido prevenir tambien al coronel Olate, que habia quedado hecho cargo (aunque contra espresas órdenes reiteradas) de la defensa del rio, que estuviese con mucho cuidado sobre los vados que tenia a su frente, que era7 de Duao, el. de los Carneros i el de Queri. En fin, ya bien entrada la noche i vencida una jornada de mas de cinco leguas, llegó el ejército real al Maule i vado de Bobadilla i se logró que para eso de los doce de la noche lo hubiese y.i pasado toda la infantería, artillería i municiones que- dando sólo para el dia siguiente unas carretas con carga de poca consideracion i quinientas reses que no fué posible hacerlas pasar en toda la noche, i una partida gruesa de caballería que, al mando de Castilla, dejó alii para cubrir a retaguardia i conte- ner alguna guerrilla que el enemigo pudiese desta car para incomodarnos. Ya puesto en la otra banda, se trató de que descansase 1 tropa, i nos enjugasemos todos, que 2 estábamos bien mojados por la hondura de los brazos que pasamos, en las candeladas que se hicie- ron al intento, i que la tropa comiese algo caliente. En ese tiempo preguntó el que declara varias veces a Elorriaga si creia efectivamente, como le habia dicho i persuadido, que el enemigo no podria pisar el rio por el obstáculo que le presentaban
  • 34. 220 PROCESO SEGUIDO nuestras partidas d e fusil i las piezas d e artillería que a ese intento se habian sacado de Talca i colo. cado e n varios puntoc, a lo que le contestó siempre fiyme en su opinZol.t de da negativa. I lo mismo suce- dió con los tenientes .coroneles don Anjel Calvo i don José Borgoño, que s e 10 presentaron apénas hubo amanecido, siendo d e los individuos pertene- cientes a Ia tropa encargada d e dicha guarda d e los rios, mas, ántes que pasase mucho tiempo, miéntras se disponia levantar el campo para pasar a Talca, formar allí su cuartel i disponer las medidas con- venientes para llevar adelante todo el plan pro- puesto, le di6 parte el coronel Olate de que el enemigo, dejando algunas tiendas o cargas armadas se habia encaminado para el d e Queri e n el silencio de la noche, i, forzando o sorprendiendo la corta guarnicion que ocupaba aquel punto, habia pasado una gruesa partida d e caballería i un cañon i que creia pasaria pronto todo el resto d e la division; tenida esta noticia, luego mandó trescientos hom - bre de a caballo para que, aunque la distancia ya era d e consideracion, corriendo a reunirse con las guardias de los vados, incomodasen al enemigo, i lo entretuviesen, ínterin llegaba con la infanterfa para poderlo atacar donde lo alcanzase. Y a era cerca del medio dia cuando pudo llegarse a Talca, d e donde restaban cinco o seis leguas al paraje del enemigo, i fué preciso hacer alto allí,
  • 35. AL BRIGADIER GAINZ4 221 ocupándose ese dia i el siguiente en proveer la tropa de varias cosas que urjentemente necesitaba para su abrigo, en revictar el armamento, municio- nes de nuevo, etc., i el enemigo que en el anterior habia hecho su paso, se puso al siguiente en mar- cha, desviándose por el camino de los Montes a siete leguas arriba de Talca; e informado de los prácticos el que declara, de que no era dable alcan- zarlo si intentara hacerlo por el mismo camino que llevaba, trató de seguir el del Camarico, persuadido por todos de que 10 lograria ántes de llegar a las Quechereguas, punto interesante por la comodidad de sus edificios, pasto abundante i otras, i, receloso de darle alcance, por haber sabido luego que apu- raba sus marchas sobremanera el enemigo, andan- do de dia i de noche, por lo que, a pesar de sus esfuerzos, talvez podria frustrarse el designio, dis- puso que una partida de caballería de doscientos noventa hombres i dos piezas de a cuatro, al man- do del teniente coronel don Xnjel Calvo, saliese al encuentro a su vanguardia para entretenerle en el paso del rio Claro, i al misnio tiempo al coronel don Juan Antonio Olate, con cuatrocientos hombres de la misma arma, para incomodarlo por la reta- guardia, entre tanto que la infantería i artillería se dirijiese a marchas forzadas sobre é i adelantarse l si era dable a las Quechereguac; mas con la supe rioridad de su artillería, de calibre de a ocho espe-
  • 36. 222 PROC hSO SEGUIDO cialmente, que puso en fuego a vanguardia i reta- guardia, hizo retirar a dichas partidas, aunque sostuvieron algun tiempo el fuego con solo el fusil, i libre ya el paso del rio se apresuró mas i mas a llegar a dicha posicion de las Quechereguas, lo que logró cuando al que habla le faltaba una legua, despues de haber andado mas de siete en el dia, con diferentes pasos de rios. Por lo que, i ser ya cerca del anochecer, fué preciso acampar en la ha cieda de don Ignacio Vargas, i la distancia que va espuesta de la situacion del enemigo. Apenas amaneció el siguiente dia, cuando re- suelto a acercarse al enemigo i atacarlo si dable fuese, respecto que, hallándose ya próximo al Lon- tué, recelaba lo pasase luego, i que dominado por él todo aquel pais, nuevo para elque declara, i por consiguiente podia aquel, por su actividad, dilijen- cia i medios, privarle de todo auxilio, por lo que era difícil o mui aventurado seguirlo mas aliá, fuera de que ya era preciso pensar en la invernada por carecer de tiendas, como ha dicho en otra parte, en suficiente número para mantenerse en la cam- paña i sufrir los aguaceros, tomó la providencia de hacer desmontar cuatrocientos hombres de los que se hallaban a caballo, i formando de ellos una divi- sion, la puso al mando del coronel don Ildefonso Eiorriaga, así como otras tres de infantería (la una con destino al cuerpo de reserva), al de los de l a
  • 37. A L BRIGADIER GAINZA 223 misma clase don Manuel Montoya, don Filiberto Diaz i don José Hurtado, distribuyendo el resto de caballería en las dos alas; sobre ellas algunas. avanzadas i a los costados i claros la artillería Bajo este órden se dirijió en columnas hasta la in- mediacion del enemigo, que ocupaba la casa de Quechereguas, i habiéndose aproximado, pronto reconoció que se habian atrincherado en sus edifi- cios, cubierto las entradas, espacios, intermedios i costados con parapetos de zurrones de cebo, lios de charqui i otros arbitrios, que les sujirió el arte i la proporcion de un lugar tan abastecido. S i n em- bargo, desplegó en batalla en el órden propuesto, i así puesto el que declara al frente, marchó cobre e enemigo i con satisfaccion, pues veia conducirse l toda la tropa, jefes i oficialidad, en esa ocasion, con un órden, firmeza i serenidad admirables i nunca observados en ese ejército, segun todos, hasta mui adentro del tiro de cañon i aun de la metralla, hizo alto allí i sin usar del fusil, a escepcion de los monn tados de los costados que dispararon algunos fusi- les, se trabó u n fuerte cañoneo de metralla i bala rasa; pero con la fortuna de que la puntería del enemigo era tan mal dirijida, que por lo comun iban las balas por alto sobre la batalla, resultán- do, por consiguiente, de esa arma solo dos hom- bres heridos, bien que de gravedad. En este estado i nada satisfecho de su progreso
  • 38. 224 PROCESO SEGUIDO sobre el enemigo, que veia tan próximo al paso del Lontué, i no podia impedírselo si lo emprendia de noche, como era natural, pues que sus tropas nada podian apetecer, cuando las del que declara, por muchas causas, no eran a propósito para operar sino a buena luz, i aun así harto dudoso poderlo lograr en órden, hizo avanzar por el costado iz- quierdo, que le pareció mas proporcionado para estrechar al enemigo i ofenderlo, algunas piezas de a cuatro i una carronada, protejidas de una com. pañía del real de Lima i dos del auxiiiar de Chiloé, que lo batian bien de cerca, todo con el f i i i de obli- garle a dejar su posicion i empeñarlo al lance de una batalla, a ver si podia introducir en sus solda- dos el desórden, ya que la serenidad i bien con- trario estado de los suyos le anunciaban la seguridad de la victoria; mas en vano fueron i bien inútiles todas sus tentativas (a que concurrió siempre per- sonalmente el que declara), porqne el enemigo cada vez se concentraba mas i mas al abrigo de los edificios i sus trincheras; i de ahí es que, siendo las cinco de la tarde i viéndose precisado a acampar donde hubiese agua i fuese punto defendible, hubo de replegar la artillería i tropas avanzadas hasta la línea de batalla, i luego emprender su retirada des- filando por la derecha, aunque sin volver jamas la espalda, hasta situarse sobre la derecha del rio, como a tres cuartos de legua de distancia i a vista
  • 39. AL BRIGADIER GAINZA 225 del enemigo. Pasada allí la noche con l a s debidas precauciones, advirtió, luego que amaneció, que el enemigo conservaba su pocicion, sin duda por la comodidad, defensa i abrigo que le prestaban aque- llos edificios, al mismo tiempo que a su ejército, acampado a la inclemencia, le amenazaban próxi- mamente los prácticos un aguacero. En tales circunstancias se vi6 obligado a retirar- se a mayor distancia, cual fué, repasando el rio Cla- ro, la hacienda de Parga, donde con su corta ran- chería i algunas pocas tiendas logró poner sus tropas a cubierto de la intemperiei lluvia, que in mediatamente sobrevino. Desde ese punto divisa- ba las Quechereguas, e indicaba el estado del ene- migo, que supo habia sufrido bastante con sus fue- gos, que le mataron alguna jente, i bien pronto pe- netró tambien que su intencion no era ya la de se- guir hácia Santiago, sino hacerse firme allí, pro- veerse de caballos i solicitar auxilios de aquella capital, fuera de los que se procuraba de San F e r - nando i otros pueblos inmediatos, por todo esto i haber ecperimentado alguna baja en su ejército compuesto de mil quinientos hombres, dos dias ántes, porque sin mas mérito que el de su discipli- na radicada, creen muchos de ellos (especialmente los del pais, que han sido alistados sin tiempo n i formalidad de filiacion para servir en esta guerra), que son árbitros de hacer lo que les acomoda, i así, TOMO xv '5
  • 40. 226 PROCESO SEGUIDO se habian venido unos a Talca, otros a Chillan, i algunos, segun supo despues, hasta Concepcion, re- solvió replegar i concentrar sus fuerzas a Talca, fortificada i pasar allí el invierno, si las circunstan- cias lo permitiesen, por lo que, habiéndose puesto en marcha, entró en dicha ciudad el trece de Abril del año próximo pasado, e inmediatamente se de- dicó a cuanto era conducente para al fin propuesto, i entónces fué cuando recibió la plausible noticia de la conquista de la ciudad de Concepcion i puerto de Talcahuano, que habia cometido el coronel don Matias de la Fuente, actual intendente del ejér- cito, porque su talento i actividad, artes i conoci mientos prácticas d e esos lugares, le previnieron a s u favor, cuyo concepto acreditó el buen éxito: i en este estado mandó dicho señor fiscal suspender esta confesion para cuntinuarla cuando convenga, i leida que le fué a dicho señor brigadier, se afirmó en ella bajo su palabra d e honor, firmándola, con dicho señor, el presente secretario de que doi fe.- SaZvador GaZi.-Gabino Gainza.-Ante mí, RafaeZ Gardia. A los doce dias d e dicho mes i año, el señor fis- cal acompañado de mi el secretario, pasó a la ha- bitacion del Brigadier don Gabino Gainza, a quien s e le exijió su palabra de honor, q u e prestó segun ordenanza i, en seguida, para la continuacion de SU
  • 41. AL BRIGADIER G A I N Z Q 227 confesion fué interrogado: cómo dice en su confe- sion que mandó órden al coronel Ofate (encargado de la custodia de los vados) para que las tropas que ocupaban el de Bobadilla las retirase i con ellas re- forzase, los de Duao, Carnero i Queri, cuando cons- ra en autos que aquel jefe no sólo estaba encargado de cuidar de los varios puntos del Maule, sino con particular espresion el de Bobadilla, por donde lo pasaria en aquella noche el ejército real, lo que efectivamente se verificó, reforzando este jefe el citado vado con bastante tropa, i con las tres piezas de artillería que tenia a su cargo, dijo: que se afirma en que, luego que se puso en marcha con la colum. tia hácia el vado de Bobadilla, se acordó, especial- mente con los coroneles Urréjola i Eíorriaga, la dispoaicion de que la jente que estaba custodiándolo s e dirijiese a cuidar (o dígase mejor reforzar) otros pasos, de cuyo encargo i mision de personas quedó especialmente encargado el segundo, viendo esto tan obvio i natural como era bien inoficioso vijilar el paso del enemigo por el paraje a donde se dirijia toda la fuerza del ejército real; aquí agrega, i se acuerda tambien el declarante que, hallándose a la mitad del camino o algo mas, hizo se adelantasen con el mismo objeto por si el otro aviso fallase, el coronel Elorriaga i el capitan don José Tirapegui, quienes mal dirijidoc por malicia, se creyó con fun- damento, fueron metidos i empeñados en el rio por
  • 42. 228 PROCESO SEGUIDO e] práctico, que desapareciéndoseles en lo mas crí- tico del vado (o pasaje a que los condujo) se vieron mui espuestos a perecer ahogados, pues salieron, co- mo milagrosarnznte, mojados hasta el cuello i re- trocedieron a buscarle resultando de todo, no solo no ser cierto que hubiese mandado reforzar el vado de Bobadilla, sino inverosfmil,. pues carecia de objeto. Preguntado cuánto tiempo permaneció en Talca, despues de pasar el Maule, *i por qué se detuvo hallándose en persecucion de los enemigos, que en retirada precipitada se dirijian a Santiago, adonde eran llamados; por cuya demora no 5e verificó el plan de interceptaries el camino, dijo: que ya ha di- cho se mantuvo en Talca el medio dia i el siguien- te despues de su arribo. Que se ocuparon en reno- var las municiones i revistar el armamento por su deterioro en el paso del rio, tan consiguiente al abandono natural e indisciplina de la tropa, así co- mo en proveer de algunas prendas su casi absoluta desnudez, bien que nada de esto hubiese obstado para salir ántes, pues era de suponer que el ene. migo hubiese sufrido aquel descalabrado (sin em- bargo de que jefes de la primera autoridad del ejér- cito han dicho a que declara, mas de una vez, que l su oficialidad es mas recelosa, vijilante i empeñada en su respectiva causa) si los conocedores del terre- no i distancias, a cuyo dictámen pareció racional eI
  • 43. A L BRIQADIER GAINZA 229 deferir no ie hubiesen tranquilizado en el asunto, pintándole la oportunidad de alcanzarle por el órden que emprendió la marcha; i de que no llegó a d u . dar, sino cuando salió de Pelarco; i efectivamente, ‘lo hubiera alcanzado en campo raso como deseaba, i era la situacion mas ventajosa para el ejército real, si esa mañana, como quiso, i trabajó mucho para ello, se hubiese puesto en marcha una h’ora ántes o mas temprano, como pudo ser, a no haberlo em- barazado el atraso con que se movieron la artille- rfa i municiones, especialmente por falta de efica- cia i celo del encargado de ese ramo que lo era don M. Búlnes. . Preguntado si despues del ataque de Quechere- guas quiso oficiar al jeneral enemigo O’Higgins i si algunos oficiales se l impidieron, dijo: que o pensó oficiarle en la ocasion que se le pregunta i para ello escribió de puño propio el borrador, con harta incomodidad, sentado en el suelo; lo puso en limpio el capitan don José Tirapegui, i pareció mui bien el intento i el contenido del papel (que cree conserva todavía orijinal) a muchos oficiales i jefes que lo vieron i oyeron (pues jamas ha hecho nada que sea reservado) porque se hallaban a su inme.; diacion i rededor; mas, habiéndose presentado a esa sazon, no sé si por casualidad o llamados, porque no se acuerda, el coronel Olate i teniente coronel Barañao, e instruidos dijeron, anteponiendo el mu-
  • 44. PROCESO SEGUIDO 230 cho conocimiento que tenian por trato i familiar co- municacion del carácter i modo de pensar de O’Hig- gins (a que quizá tambien se agregaria su idea del estado i fuerzas que tenia) que en su concqbto eya inofcioso eZpaso i aun es,zhesto a un desaire, vien- do lo cual i viendo que otros parecian inclinarse a ese modo de pensar por la fé que daban a su mu- cho conocimiento, que se repitieron tener del carác- ter d e O’Higgins, suspendió por entónces la remi- sion de dicho documento. 1 e n este estado mandó el señor fiscal suspender la confesion para continuarla cuando convenga, i leida que le fué se afirmó en ella, bajo la palabra de honor que prestó i lo firmó con dicho señor i el presente secretario, de que doi fe . - Sadvador QaZi.- Gabino Gainza.- Ante mí, Rafue Z Gnrdza. A los trece dias de dicho mes i año, el señor fis- cal, acompañado del secretario, pasó a la habita- cion del señor Brigadier don Gabino Gainza para continuar su confesion i, habiéndole exijido su pa- labra de honor, la prestó segun ordenanza i pre- guntado si luego se retiró a Talca, ofició o pensó hacerlo al jeneral O’Higgins; dijo: que no lo hizo ni pensó en ello por parecerle que en aquellas circuns- tancias era ya u n paso mui frio e ineficaz, tanto co- mo oportuno i capaz de producir un buen efecto en la ocasion d e verse a s u frente i capaz de imponerle
  • 45. AL BRIGADIER GAINZX 231 respeto por alguna preponderancia, que alejase todo lo que pudiera ser fanfarronada. Preguntado s cuando tomó el mando del ejérci- i to se le di6 alguna instruccion para su gobierno, dijo: que sí i es la de que remitió copia fiel al se- ñor presidente por habérsela pedido, diciendo que era conveniente a objeto del real servicio, i deduce seria ese el traerlo a la vista para el seguimiento de este juicio. Preguntado con qué facultad procedió a celebrar tratados, dijo: que un oficio o carta que recibió el 23 de Abril en Talca, del capitan de navío de s u Majestad Británica don Santiago Hiilyar, acompa- ñándole otro del Excmo. señor Virrei del Perú, su fecha I I de Enero (i a l que ve ahora es el mismo o porque le requirió el señor Presidente por dos ofi- cios, i no encontró en aquella ocasion, por estar se- parado de la correspondencia de dicho Excmo. se- ñor) i llegada a su cuartel jeneral de dicho Hillyar, dieron mérito a pensar sobre una entrevista con el jeneral enemigo O’Higgins, dirijida en el ánimo del que declara, a lograr, si era dable, la terminacion de la guerra en el modo prevenido en dicha ins- truccion i ratificado en el citado oficio de I I ; de ella, que se efectuó el dia 1.0, :result6 la final del dia 3 del mismo, en que por las circunstancias en que se hallaban en esta fecha, el ejército real i el del ene- migo, fué preciso i mui conveniente hacer un tra-
  • 46. 232 PROCESO SEGUIDO tado o convenio para salir de tan mal paso; i así resultó, el que es notorio i en que, si la resolucion de hacer, como ha dicho, un tratado, estaba solo en el ánimo del que declara, porque procuró disimu- larla absolutamente, no se concluyó artículo alguno de él sin que mereciese la aprobacion del auditor de guerra don José Antonio Rodrfguez, que concu- rrió para asesorarlo i con no ménos voz i voto, que los demas que lo firmaron; no habiéndolo hecho di- cho señor, porque, estando en las mismas sesiones i sentado a la izquierda del que declara, le dijo a me- dia voz que le parecia que é no debia firmar por l falta de carácter, i otras cosas todasaese tenor i en que, no parando la atencion el declarante, le dijo: está bien, noJ£rme Ud, no kai necesidad, dando a la asercion de la parte que tuvo dicho auditor en el concepto i espresiones de los artíxlos de dicho tra- tado, el convencimiento que de ello sufrió, en pre- sencia de la mayor parte de la oficialidad del ejér- cito en su alojamiento de Chillan, cuando muchos le hicieron presente el perjuicio personal que les irrogaba algunosde aquellos, en que les habia hecho creer a todos con falsedad, no haber tenido parte; i no ménos corrobora la verdad del que declara en este asunto, el oficio respuesta de los Plenipotencia- rios de Santiago a un papel de retracto o mejora de dichos artículos que, escrito el borrador del puño
  • 47. AL BRIGADIER GAINZA 233 i letra del mismo señor auditor, se les pasó la no- che del 4. Preguntado que cómo no habia memoria de ha= ber llegado a s u poder el oficio del Excmo. señor Virrei de Lima de I I de Enero de 1814, segun manifiesta en su oficio de Febrero de 1815 al señor Presidente de Chile, siendo éste un papel de tanta importancia, dijo: que con motivo de hallarse enteramente separado de los documentos de Lima i correspondencia del Excmo. sefior Virrei, donde lo buscó i nunca lo encontró, i ahora ha aparecido dentro de la carta del comodoro Hiilyar. Preguntado si dicho parte de Hiilyar i oficio del señor Virrei existen en su poder, en tal caso los es- criba para agregar a la causa, ya sean orijinalec o en copias autorizadas con su firma, dijo: que los tiene i los escribe i son los que entrega. Preguntado si ademas de la instruccion que trajo, recibi6 alguna otra del Excmo. señor Virrei para tratar de ajustar convenio, dijo: que nó, i que solo lo verificó instigado de dichas cartas i oficios que ha presentado, i al fin ob!igado al modo con que lo ejecutó, por la crítica situacion en que se consideró el dia 3 de Mayo que lo firmó. Preguntado en qué estado se hallaba el ejército de su mando cuando se retiró a Talca, dijo: que se hallaba con fuerza de ménos de mil quinientos hombres, contando con los que encontró allf, dis-
  • 48. 234 PROCESO SEGUIDO persas, huidos o desertores de Quechereguas, mui mal vestidos i en la mas estraordinaria indisciplina, provenida de su mala educacion, desde el funda- mento, la ignorancia de muchos jefes i la mayor parte de los oficiales, sobre una gran desidia, aban- dono i desconocimiento de las obligaciones de su honor i grados que obtenian, algunos de repente i sin saberse por qué. Preguntado si no obstante de 90 que contiene su anterior respuesta, se hallaba capaz de hacerse t e . mer de los enemigos, dijo: que cuando se vió al frente de ellos en Quechereguac, se creia invenci- ble; no por tener doscientas o trescientas bayonetas mas que ellos, sino porque en ei órden que iogró ver su tropa, i proporcionándose una batalla en aquella Ilaniira, donde podia estar a la vista de todos i de todo, como lo hizo, manteniéndose a su frente, dando ejemplo por estar siempre avanzado, con desprecio del fuego de canon o bala rasa i metralla que le rodeó casi de contínuc;, le pareció que preci. samente habia de vencer; mas despues en Talca, i variadas las circunstancias, no se lisonjeaba de tener superioridad alguna, así como por lo contra- rio, en razon inversa, quien le evitó en Quechere- guas, ya por su mejora i disponer de todo auxilio, vendria a buscarle sobre Talca. Preguntado qué causas primitivas ocasionaron en el corto tiempo de dieciocho dias la gran diferencia
  • 49. AL BRIGADIER GAINZA 235 que resulta de sus confesiones, pues, hallándose a la vista de los enemigos en Quechereguas, pensó oficiar a O’Higgins, fiado en que su Ejército debia imponerle; i despues, por el mal estado del citado ejército, se veia obligado a tratar o ajustar u n con- venio, dijo: que las causales de la diferencia del estado en que se nota i con que se le reconviene, fueron el aumento i mejora que el ejército enemi- go tuvo en esos dias, i la ninguna que durante ellos pudo lograr el de su mando. I ante este estado el señor Fiscal mandó suspen- der esta confesion para continuarla cuando conven - ga, i leida que le fué, se ratificó en ella bajo su palabra de honor i la firmó con el señor Fiscal i el presente secretario, de que doi fe.-SaZvador GaZi. -Gabino Gainza.-Ante mí, RafaeZ Gardia. En el mismo dia, mes i año, el señor Fiscal, acompañado de mí, el Secretario, pasd a la habita- cion del señor Brigadier don Gabino Gainza a fin de continuar su confesion, i despues de prestada su palabra de honor en debida forma, se continuó el interrogatorio. t Preguntado qiié causas le movieron a admitir para los tratados la mediacion del comodoro i n - gles, siendo éste u11 estranjero, dijo: que la carta de dicho Hillyar, i la que le incluyó el Excmo. señor Virrei, (i tiene presentadas) le hicieron no rehusarla
  • 50. 236 PROCESO SEGUIDO en modo alguno, para un ajuste con el Gobierno d e Chile, con quien, ántes de empezar a tratar, ni advertir la firmeza con que sus Plenipotenciarios sostuvieron las bases que éste les di6 para u n tray tado, creyó que cansados de, los males d e la guerra orijinada por su revolucion, podrian verificarlo e n términos racionales i conforme a la instruccion, que desde luego hizo presente le impedia transijir de otro modo ese negocio: mas, ya despuec, cuando llegó el caso de las conferencias a ese objeto, que fueron como ha espresado el primero i tres d e Mayo, se vi6 en circunstancias tan críticas, que por por no aventurar el cuerpo del ejército, que tenia a su inmediacion i que de niogun modo está per- suadido hasta hoi el que declara, debió empeñar, sin la mayor probabilidad, i aun puede decirse, s e a guridad de triunfo, pues que, s i se perdia corria igual suerte todos sus restos que ocupaban otros puntos i, por consecuencia, todo el armamento, ar- tillería, parque, etc., i enseñoreados entónces los insurjentes d e todo el reino, ofrecia una reconquista % mui difícil i de grande empeño, lo que no parece se hallaba Lima en disposicion d e emprender, se vi6 obligado a aceptar i entrar en el convenio que firmó para salir de tan mal paso, como lo logró i lo mani- fiesta mejor, con la esplanacion que d e cuanto influ- y6 e n dichos tratados i sus efectos, el papel que sobre el asunto diriji6 el Excmo. señor Virrei, e n
  • 51. AL BRIGADIER GAINZA "37 Octubre último, i e s con sola alguna variacion de palabras i las notas que despues le agregó para su mayor intelijencia, el que presenta: añadiendo que, por no parecerle llenaban bien sus deseos i comi- sion, los términos i modo de dicho tratado, i mCnos se cumplia a la letra la instruccion del Excmo. señor Virrei para semejante caso, tuvo cuidado de no comprometer el nombre d e dicho jefe superior, ni el del gobierno de la nacion, para que asf pudiesen obrar a su voluntad sobre s u cumplimiento, a que quizá obligarian los apuros i circunstancias en que se encontrase e Perú i la adherencia a lo que sobre 9 el particular esprecó igualmente el que declara a S. E. en el oficio de dieciseis de Mayo, con que di6 cuenta de aquella resolucion i es tambien el que presenta; pero que pronto se conoció no ser adap- table, ni capaz de un buen éxito por la desconfianza mútua que sobrevino en los dos ejércitos, dimanada de los descontentos con la cesacion de la guerra en aquellos términos, las críticas e inventivas que éstas produjeron sobre los tratados i la persona del decla- rante como su autor. Preguntado cuántas entrevistas tuvo con los je- nerales enemigos ántec de dar principio a los trata- dos, en qué punto, cuánto duraron, quién lo asoció en cada una de ellas i si tomó consejo de algunos, dijo: que ántes del dia tres en que se celebró el tratado i en toda su vida no los habia visto a los
  • 52. 231 PROCESO SEGUIDO tales jenerales O’Higgins i Mackenna, sino el dia primero, en que a presencia de Hillyar i su intér- prete, no se hizo mas que conferenciar i discutir para abrir márjen a una negociacion; insistiendo el que declara, deber ser conforme a la instruccion que tenia i ellos adecuados a las bases que su go- bierno les habia remitido a ese efecto; por lo que sin concluir cosa alguna i convenidos en un empla- zamiento final para el dia tres, suponiendo que para ése ya habria llegado el auditor del ejército, a quien habia llamado para que lo acompañase a aquel acto, así para que el partido fuese igual en cuanto a número de personas que interviniesen en el tra- tado, si llegaba a concluirse, como para persuadirse le serian convenientes sus luces e instruccion, de que muchas veces le habia oido lisonjearse, aun desde Lima, en el sistema del nuevo órden de cosas, i gobierno adoptado en España (últimamente) para auxiliarle i serle mui útil en el arreglo de los artícu- los en que podrian convenirse, si, como recelaba por la sieuacion en que se encontraba, se veia obligado a ceder algo i desviarse de la letra de la instruccion que tenia; ámbas entrevistas fueron en el mismo paraje i rancho de las orillas del Lircai, a distancia como dos leguas de Talca, habiendo concurrido a la primera con el señor Hillyar i un intérprete i treinta hombres de escolta, al mando del teniente coronel don Anjel Calvo, i a la segunda, con dichos
  • 53. AL BRIGADIER GAINZA 239 Hillyar i su intérprete, el auditor del ejército don José Rodríguez, el capitan don José Tirapegui, en calidad de secretario, sin voz, voto, haber interve- nido, n i hablado jamas u n a palabra; e igual escolta al mando del teniente corone! don Félix Molina, el cual, así como Calvo, tampoco asistieron a las con- ferencias, ni se presentaron, sino llamados a tomar algun bocado, o cuando despues de acordes cesó la ceremonia, miéntras se escribia, i aun no tiene pre- sente si lo hicieron; i en punto a consejo no lo tomó de alguno, ni hallaba a su alrededor a quien dirijir- s e para ello; así asienta desde ahora, sin embargo, que la resolucion de hacer un tratado aunque fuese desviándose de la letra de la instruccion fué toda suya, por las razones i motivos espuestos en el pa- pel de veintinueve de Octubre, que acaba de poner en manos del señor Fiscal, el contenido de los artículos fué siempre aprobado entónces por el Audi- tor de Guerra, que l repetia a la oreja al declarante, e llenar el objeto de su mision el primero de los del convenio; indicándole así la hilacion apuntada en la nota número 4 de dicho papel presentado i lo acre- dita el convencimiento que sufrió deiante de toda la oficialidad o parte de ella en Chillan, i lo com- prueba no ménoc el oficio de que ha hecho mencion ya i exhibe ahora, de los Plenipotenciarios del Go- bierno de Santiago: fijando la consideracion en ésto, no porque se persuada que esa intervencion o parte
  • 54. 240 PROCESO SEGWIDO que tuvo dicho Auditor en el concepto d e los tra- tados, haga mejor o peor su causa, sino para que haga ver la refinada malicia, falsedad i maquiaveiis- mo con que en este particular se ha conducido, desde que en Chillan se armó el tole-tole contra los tra- tados, (esto es el auditor) temió su no aprobacion; i que si se procuraron enmendar por el retracto, fué pacto, produccion i pensamiento del que declara, aunque é aprobó, convino i trabajó dicho documen- i to, como en otra parte ya va espuesto; por todo 10 cual i otros justos motivos de sospecha de la buena fe de dicho seííor, que reserva para s u tiempo, l o recusa en todas sus causas para ahora i para siempre. Preguntado si cuando mandó los partes primeros a Lima, habia leido ya las bases del Gobierno de Santiago, i si habian mediado algunos oficios d e parte a parte, dijo: que cuando escribió i dató di= chos oficios fué, segun hace memoria, i podrá cons- tar de ellos, el 26 de Abril; la llegada del señor H i - llyar a Talca el 27 a la oracion, mas no lo puede ase- gurar, pues n o lo tiene presente; en esa misma alta noche o al dia siguiente por la mañana, vi6 por pri- mera vez las bases para el tratado del Gobierno d e Santiago; lo que, aunque bien podía haber hecho un alcance al alférez don Pedro Tavira, conductor d e sus pliegos para Lima, pues cree no dió la vela la embarcacion hasta el 3 o 4 de Mayo, no creyó fuese condujera su comunicacion sino lo del resultado,
  • 55. A L BRIGADIER GAlNZA 24 1. por lo que se contentó con haberle espresado a S. E. la próxima llegada a aquel cuartel del señor Hillyar, i, vistas las bases, ofició a Hillyar, sobre su inactividad; mas nunca a los Plenipotenciarios, hasta que despues del tratado di6 principio su co- rrespondencia, pues siempre el acuerdo de las en- trevistas lo dispuso dicho Hillyar, entendiéndose con aquéllos i con el declarante de palabra i por escrito. Preguntado en qué forma i modo recibió las ba- ses para los tratados de los Plenipotenciarios de Santiago, las cuales deben existir en s u poder i que se servirá entregar a fin de que obre en la cau- sa, dijo: que las recibió de manos del comodoro Hillyar i son las que presenta. Preguntado por qué hizo que el oficial don Pedro Tavira fuese a esperar los partes a Chillan, i no salió con ellos desde Talca, dijo: que por faltar concluir alguno de los oficios i aun hace memoria quedó rezagado uno que le envió el auditor de gue- rra, i trataba sobre la remision de un eclesiástico preso, porque,,desde el empleo de jeneral, hasta el manifiesto del ejército i cuanto en é ocurria gra- l vaba sobre el que declara, sin mas que un solo es- cribiente, i ese tambien mui ocupado con otras aten - ciones (ccmo es notorio) i así se veia abrumado i sin poder dar abasto a todos, le propuso el alférez Tavi- ra adelantarse, por necesitar recojer equipajes i pro TOMO xv 16
  • 56. 24 2 PROCESO SEGUIDO veerse de ciertas cosas en Chillan i que se le en- viasen los pliegos por un espreso, como se verificó. Preguntado que cuál es el convenio que celebró el dia 3 de Mayo de 1814con los Plenipotencia- rios de Santiago, i si pára en s u poder, como es re-: gular, se sirva entregarlo, para que unido a la causa pueda obrar en juicio, dijo: que pára en su poder i lo presenta orijinal. I en este estado mandó el se- ñor fiscal suspender esta confesion para continuarla cuando convenga, i leida que le fue se afirmó en ella bajo su palabra de honor, firmándola con dicho señor i el presente secretario, de que doi fé.- Sal- vadov Gadi. - Gabino Gainza. - Ante mí, Rafael Gardiu. A los quince dias de dicho mes i año, el señor fiscal, acompañado de mi i el secretario, pasó a la habitacion del cefior Brigadier don Gabino Gainza para continuar su confesion i, despues de prestada su palabra de honor en debida forma, fué pregunta- do: que cómo, sin embargo de no haberle parecido llenaban bien su5 deseos i comision, los términos i modos con que estaba hecho el tratado, i ménos se cumplia por ellos a la letra, la instruccion, que al efecto tenia del Excmo. señor Virrei para semejan- . te caso, segun declara en una de sus confesiones, se resolvió a ajustar el convenio celebrado, separándo- se en u n todo, no selo de la instruccion i facultades que le estaban concedidas para ejecutarlo, como evi-
  • 57. A L BRIGADIER GAINZA 243 dericia a1 articulo 18 i 1 9 de la Inctruccion, sino que al parecer (segun manifiesta en la misma con- fesion) no tuvo mas confianza de su parte que el cuidado de no comprometer el nombre de dicho jefe superior, ni el del Gobierno de la nacion, su- puesto que la citacion que hace, de que 'los apuros i circunstancias en que podria hallarse e1 Perú obli- gasen a su cumplimiento, no debió tener lugar, en virtud de que el oficio del Excmo. señor Virrei de I I de Enero de 1814, que le diriji6 i recibió el 23 de Abril del comodoro ingles, habla del estado pre- ponderante en que se hallaba, dijo: que el no cum- plirse el tratado en términos i modos que guardasen conformidad con los artículos 18 i 1 9 de la Instruc- cion que el señor Virrei tenia dada al declarante, bien lo advertia en el momento mismo que se esten- dian e iba acordando sus artículos; mas la necesidad que reservaba en sí i lleva espuesta, con ecplana- cion de causas i oríjen, i el estímulo del auditor de guerra que aprobó altamente el primero de ellos, diciendo que ZZenaba edobjeto de s s misZon, unido a la esperanza, o diráse mejor posibilidad, de que siendo los rehenes que diese Santiago para su cum- plimiento, de tal calidad i clase, que supliesen o equivaliesen a la fuerza física que se ausentaria, si llegaba el caso, esto es, aprobándolo el Virrei, so- bre cuyo particular estuvo siempre vijilante, a fin de lograr el necesario tiempo como se manifiesta en
  • 58. 7-44 PROCESO SEGUIDO que, aun cuando desistió del retracto, fué insistien- do siempre en ser necesario de mas tiempo i la me- jora de estacion para el embarco de las tropas, como tiene esplicado en otra parte, le hicieron desviarse de la exactitud en aquel precepto. 1para el contra- rio estremo d e la desaprobacion fué la precaucion de no comprometer el nombre de S. E. en el tra- tado, para que asf pudiese obrar mas libremente, como ha sucedido, i podido hacerlo sin la necesidad de satisfacer a nadie; sin que obste la preponderan- cia del Perú, referente al oficio del señor Virrei, de I I de Enero, con que se le hace cargo, pues no co- rrespondia hablase en él, i por conducto del señor Hiliyar, en otra forma; nó, no era dab!e en la fina polftica de S. E. se manifestase débil e impotente; así como el que declara al deprimirle i a u n referir O’Higgins con demasiada exactitud (tal era el pa- triotismo en Tatca, i sus espias) en una de las en- ‘ trevistas, la fuerza física de su ejército, asegurán- dole seir la suya excedente en mas de u n tercio, hasta el estremo de decirle i proponerle enviase si queria un oficial a verla, leoyó i contestó riéndose, como quien se burlaba de su disparate, que estaba mui equivocado, i que de contado eran sus solda- dos mas valientes i disciplinados, etc. Papel que cada uno debe hacer en sus cacos, aunque diste de lo cierto en alguna cosa, como sucedia en esta ocasion.
  • 59. AL BRIGADIER GAINZA 24s Preguntado qué causas estraordinarias pudieron reducirlo a permanecer e n Talca, luego que vi6 las bases del Gobierno d e Santiago, directamente opuestas a la instruccion que para este caso tenia del Excmo. señor Virrei, i señaladamente, habien. do hecho presente a los Plenipotenciarios de aquel gobierno no podia transijir de otro modo el negocio de que se trataba, en términos racionales i confor- me a la espresada instruccion, pues en este caso, o Qntes, hubiera repasado el Maule, o haber estado pronto para verificarlo en caso de necesidad; no solo podia haberse fortificado a su orilla, en los tér- minos que previene el artículo 13 de la Instruccion, sino que parece pudo haber evitado las criticas cir- cunstancias e n que se vió el dia que firmó los tra- tados por las amenazas del ejército enemigo, de que hace mencion en una de sus declaraciones, dijo: que cuando vi6 las bases de Santiago, sobre q u e contestó al señor Hillyar, acto seguido el 28 de Abril, tenia pedido con repeticion el auxilio de tropas a Chillan, pues era lo Único esencial que por entónces echaba ménos; respecto que, cuanto a ví- veres i pasto seco para ia conservacion i reposicion d e su débil caballeria, le hacia confiar e1 proveedor don Francisco Urréjola con sus afirmativas, que co- rroboraban un señor Cruz i otros cabildantes, cuyos nombres no tiene ahora presente, de que propor- donaria inmediatamente por las dilijencias que se
  • 60. 246 PROCESO SEGUIDO hacian para ello; así no pensó aquel dia evacuar a Talca, sino en continuar sus órdenes i activas dili- jencias: segun está referido, así como los modos I ocurrencias que lo frustraron, en aquel papel pre- sentado ya, sobre causas, orfjen i consecuencias del tratado, i en cuyas circunstancias, habiéndole veni- do encima el enemigo, superior en número i con robusta caballería para el 3 0 o 31 de dicho mes, ya se vi6 precisado a la concurrencia con los jeneralec enemigos de que el 3 (sin haber recibido auxilio alguno) resultó el convenio, teniendo no el menor influjo para semejante deliberacion el asegrirarle los ' prácticos conocedores de aquel terreno, entre quie nes especialmente llevaba la voz el teniente coronel don Anjel Calvo, que el enemigo estaba en situa- cion de interceptar cuantos socorros pudieran venir de la otra banda del Maule i aun la comunicacion, Circunstancias en que, por consiguiente, ya no podia intentar el repaso de dicho río sin inminente riesgo i aun podrá decirse indefectiblemente, de l a tota1 pérdida del ejército i sucesivamente la de todo el reino, por todo lo que no pudo tener l a operacion de fortificarse a la otra banda, como se proponia para su caso o advertencia en la instruccion con que se le reconviene, lo que tambien hacia inverificable lo avanzado de la estacion i falta de tiendas para mantenerse acampado, por lo que era preciso e in-
  • 61. A L BRlGADIER GAINZA 247 dispensable buscar poblado para conservarnos en la invernada. Preguntado si despues de verificados los tratados los hizo saber a los jefes, o si protestó de ellos i si sostuvo dicha protesta, como igualmente si el ve- cindario de Talca le hizo varias ofertas para que no abandonase la ciudad, i cuáles fueron éstas, dijo: que, como tiene dicho ectensamente en otra parte de esta su confesion, al inmediato dia de firmados los tratados, los leyó e hizo saber a los jefes juntos en su alsjamienm i sobre ellos colo los coroneles Lantaño i Olate, pues los demas callaban, manifes- taron descontento, aunque con mas espresion el segundo, lamentándose en particular de la inutili- dad de sus servicios, pues que quedaban desaten* didos, i pasando luego a discurrir sobre lo mal mi.- r a d a que serian en el Gobierno de Santiago, que de contado quedaba dominante, los que como él, se habian sacrificado por la causa del rei; a lo que tiene presente haberle repuesto a breve rato, ce- diendo del primer impulso, su mismo compañero Lantaño, algunas espresiones de consuelo en el asunto, concluyendo con la de que en todo caso el Virrei de Lima los atenderia. Igualmente, tiene relatada l protesta que hizo, a i no se halló capaz de sostener, por cuanto lleva di- cho i es (que vuelve a repetir) la inferioridad de sus fuerzas, respecto las del enemigo i su situacion
  • 62. PROCESO SEGUIDO 248 e n ese dia, pues le tenia acampado a una legua d e distancia poco mas i habia recibido refuerzos con- siderables, segun esquela (de Curicó i si n o de San Fernando) que le manifestó el teniente coronel Calvo, de un fraile, su confidente u otra persona no comun, habian pasado por allí para Quechereguas 300 hombres i a mas cierto número de cañones de fusiles; i despues, segun aviso que le di6 el capitan Castilla, que estuvo avanzado con u n a partida de caballería, entró tambien otro de 400 hombres; i así es que un sarjento conductor de un pliego de O’Higgins para Hillyar, sobre acordar el dia i hora , de una d e las entrevistas, dijo, privadamente i con aires de buena fe, al declarante, que s u ejército era de mas de 2 , 0 0 0 hombres de fusil, habiendo asegu- rado lo mismo por separado i examinado con arte, a pretesto de darle de cenar, el citado Calvo, como lo corroboró, preguntado con mucha sagacidad, disimulo i maña, el intérprete de Hillyar, don Juan Diego Barnard, cuyo concepto acreditaba la se- guridad i confianza con que, dejando laposicion de Quechereguas, vino a situarse a Lircai, a tres i me. dia leguas d e Talca, quien tanto evitó ántes el lan- ce de una batalla; idea i justo cálculo que, despues de todo l sucedido i batalla de Rancagua, ha ratifi- o cado bien i calificado la justa el declarante, habiendo oido, por casualidad i sin tener parte e n la conversa- cion, en casa de las señoras Reyes, a don M. Vega,
  • 63. AL BRIGADIER GAlNZA 249 secretario que fué de O’Higgins, que, hablando con otros, les aseguró teniari 2 , 3 0 0 hombres de fus sil cuando venia sobre Talca, acabados de vestir la mayor parte i bien pagados, por haberles llegado a Quechereguas dos partidas de dinero, una de trein- ta mil pesos i otra de veinticiiico mil; cuya noticia recuerda ahora que tambien le dió, en la conversa- cion de que lleva hecha mencion, el intérprete iniles en Talca, con la particularidad de decirle que, con ese motivo, estaban todo el dia en el cam- po ocupados en jugar; i aun por eso es que ha sabi- do aquí que, satisfecho sin duda O’Higgins de su preponderancia, cuando Lastra como Director S u - premo le dirijió sus órdenes, o anunció el designio de hacer el tratado con la mediacion de Hillyar, le con- testó repugnando esa resolucion, por hallarse supe- rior al ejército real i en estado de acabarlo: oficio o carta que se le ha asegurado al declarante, debe encontrarse entre los papeles que se recojieron de poder de don J. Egaña, que se halla en la isla de Juan Fernandez. Por el contrario, el ejército real constaba solo de mil cuatrocientas setenta i cinco bayonetas, como lo acredita el estado de aquellos dias que presenta, contándose setenta i cuatro pla- zas en el hospital, se hallaba casi desnudo, sin tiendas para mantenerse en la campaña, sin la me- nor disciplina, como se ha repetido en tantas partes i es bien notorio i lo testifican las esposiciones del
  • 64. 2.50 PROCESO SEGUIDO mayor jeneral don Juliaii Pinuer, en sus contestacio- nes de dieciocho de Agosto, del coronel Ildefonsa Elorriaga, en las suyas de dieciseis i diecisiete, del coronel intendente don Matías de la Fuente, el vein- titres del mismo, que igualmente manifiesta orijina- les; partiendo tan sustancial defecto de la oficialidad subalterna, cuya mayor parte era ignorante, desi- diosa, sin principios ni educacion, incapaz casi de progreso en l materia i sin respeto algun6 a las a obligaciones de su honor i empleo; pudiéndose tambien de los jefes que, aunque con mucho espíri- t u i honor, carecian en jeneral de otra aptitud que no fuese de luchar en separado i a modo de guerri- llas o tropas lijeras, que es a l que han estado acos- o tumbrados í, ménos en Quechereguas a las órdenes del declarante, han hecho siempre sin escepcion, aun en l batalla de Rancagua; acreditándose tam- a bien la ignorancia i la impericia de ellos con la suma. ria i especialmente la conclusion fiscal que presenta i se formó de órden del que declara, por resultar de haber pasado el enemigo el rio Mauie, contra las esperanzas i confianza que le hicieron concebir siem- pre de que no podria practicarlo sin ser destruido, en fuerza de las medidas que al efecto se habian tornado, acordadas con el coronel Elorriaga, por el de la misma clase Olate, i otros jefes o graduados de tales, que les auxiliaron o debieron concurrir a esa operacion i providencia.
  • 65. AL BRIGADIER GAINZA 25 1 1 no omite presentar tambien el que declara, el oficio orijinal i respuesta del coronel don Manuel Montoya, por cuanto contienen relativo a esta pregunta, que ha hecho en dieciocho d e setiem. bre a todos o la mayor parte d e los jefes i remitidos en un pliego (solo por casualidad) por el conducto del coronel proveedor don Francisco Urréjola i no ha podido, por mas dilijencias que ha practicado, saber si lo recibieron o s u paradero. Enigma que n o ha podido descifrar i que unidas a otras incidencias, hechos i especies, que han llegado a s u vista i oidos, le hubieran aflijido mucho i asegu- rado un éxito fatal e n esta causa, sino confiase en que aun hai honor e n algunos hombres, i en el testimonio interior de s u conciencia, que le dice a gritos q:ie ha huchv d e su parte cuanto ha podido por el serviciodel Rei i bien del Estado, aun cuan- do exactamsnte i la letra no se haya sujetado a una instruccion dada a gran distancia, ultramar, sin perfecto conocimiento d e las cosas, por falta de .no- ticias i sin las disyuntivas que las circunstancias pudieran exijir. Por l que hace a la oferta de Talca, el docu- o mento que igualmente exhibe, bien examinado, i construido, hace ver que el dia cuatro, esto es, al inmediato al que se habian celebrado los tratados, no habia provisiones, para encerrarse e n esa ciudad (prescindiendo d e no ser ya conveniente, por la
  • 66. PROCESO SEGUIDO 25 * inferioridad de fuerza i 1+ probable amenazade inter- ceptacion del rio Mauie) i que c3n el mas apurado esfuerzo, que debe dudarse mucho pudieran cum- plir, le ofrecieron víveres para la tropa por setenta dias i mantener en pesebrera, como dicen, no por que el declarante se acuerde de esa segunda parte, seEc:ientos caballos. Preguntado si puco en ejecucion algunos artícu- los, ántes que los enemigos lo hicieran por su parte; si procuró cumplir el de dejar la provincia de Con- cepcion i porqué no se verificó, dijo: que no puede decir exactamente, si el que declara o los enemigos, fueron quienes dieron principio a cumplir algo de los tratados, pues O’Higgins ya el dia ocho de Mayo, le comunicó haber escrito a su Gobierno el anterior, para la libertad de prisioneros, que tuvo efecto, sin eccepcion de clase, el trece; i por su parte cree fué el nueve, cuando escribió a Chillan para lo mismo, sin que pueda decir ahora el dia en que se cumplió, mas podrá espresarlo el coronel Urréjola, a quien se dirijió órden para ello, i aun tiene presente, o le parece, pues no halla el borrador, que al mismo tiempo se le prevenia, fuese despidiendo milicianos i recojiendo fusiles a la sala de armas i quizá otras cosas, todas como dirijidac al cumplimiento de los tratados, cuya intencion procuraba manifestar en tan angustiados momeotos i estado de cosas, en todas sus palabras i acciones ecteriores.
  • 67. AL BRIGADIER GAINZA 253 Los rehenes que uno i otro dieron para la eva- cuacion de Talca i de la provincia de Concepcion, se verificó por ámbos en la misma mañana; i, por 1 que hace a esta última, i desde luego aceptaba 0 estar decidido a ello, como lo exijian las circiins- tancias, mas, n i por u n corto intervalo de distrac- cion de su idea i proyectos, que reservaba en sí, le pasó por la cabeza el verificarlo sin que el Excmo. señor Virrei de Lima fuese instruido del tratado i recibir sus órdenes; acreditando bien este modo de pensar lo mui reservado con que, al comunicar los tratados al gobernador de Valdivía, le previno que de ningun modo entregase dicha plaza, i aun en caso necesario lo resistiese con la fuerza (de que tiene contestaciori recibida en su debido tiempo) sin prece- derle, espresa órdende S. E., por cuyo motivo, co- mo ha dichoen otra parte, siempre i sin omitirlo, una vez, insistió sobre tiempo i mas tiempo, hablando con los plenipotenciarios de Santiago como lo acreditó toda su correspondencia, i en especialidad la con- testacion que éste dió a O’Higgins cuando, para aji- tar ó remover edimfosibb (como decia fatigado sin duda de trabajar en vano) del embarco de las tro- pas, intentó enviar nuevos ajentes o apoderados, que fueron bien despachados casi ya de las puertas de Chillan, despues de largas contestaciones en que entendió i trabajh bien el señor Auditor, que sobre haber ido en consorcio del coronel Elorriaga, hasta
  • 68. PROCESO SEGUIDO 254 el rio nuble a examinar los documentos que traian, escribió de su propio puño la mayor parte de los borradores; bien que pronto tuvo motivos de con- firmarse en su meditado interior designio con las cosas que llegó a oir, ver i esperimentar en su mar- cha a Chilian, i arribo a esa plaza, pues apénas en- tró en ella recibió una representacion de su Cabit~ do, i otra de los PP. misioneros, solicitando la no evacuacion de la provincia por el ejército; i de ahi se siguió la gran concurrencia de oficialidad en el alojamiento del que declara, en que se habló espe- cialmente de los perjuicios o agravios de individuos en particular sobre sus grados o empleos, vejáme- nes que sufririan los que habían seguido la causa del Reí i, mas que todo, de lo avanzado de la estacion, que era el áncora a la que siempre pen- só asirse el declerante, por lo que al fin (i despues que el señor Auditor sufrió en esa ocasion el pú- blico sonrojo del convencimiento de su falsedad, acerca de no haber tenido parte en el concepto i modo de los tratados, como procuro persuadir a to- dos desde el momento que advirtió la grita contra ellos, lo que ha hecho grandemente sosteniendo su cátedra sin opositor en Lima, i lo queda continuan- do todavía) se acordó una represetitacion de los je- fes de los cuerpos que debian pasar a Chiloé y Val- divia con esposicion de los riesgos que preveían al ejecutarlo, ínterin no pasase la dura estacion del in-
  • 69. AL SRIGADIER GAINZA 255 vierno, que entónces empezaba, i fué la que, remiti- da a O’Higgins, se ha sostenido siempre ton aire, con dignidad i con firmeza, sin desmembrarse el ejército i mejorando, cuanto dable ha sido, todos sus ramos, con lo que al fin el declarante ha tenido e gusto de ver cumplidos sus designios, que eran l el de los deseos i órdenes de S. E. Preguntado si dejó en Talca a su salida arma- mentos, pólvora, balas i otros Útiies o pertrechos de guerra i qué motivos tuvo para ello, dijo: que a su salida de Talca dejó allí las municiones i efectos que constan de la relacion, que orijinal existe, fir- mada del oficial que fué comisionado a recibirlos. Preguntado si conserva en su poder íos oficios que pasó a don Luis Urréjola en diez i nueve i veinticinco de Abril, las contestaciones a éstos de dicho; un parte del coronel don Rafael Barril, del veintinueve i un oficio mismo del treinta del citado mes; el papel que dirijió al jeneral enemigo de re- tractacion; la contestacion que dió alos jenerales ene- migos sobre la imposibilidad de trasportarse las tro- pas prontamente;las instancias de dichosa ese obje- to i la intimacion de estar disueltos los tratados; en ese caso se sirva exhibirlos para que obren en juicio, dijo: que tiene i exhibe los oficios de veintidos, veinticinccr i veintisiete de Abril de don Luis Urré- jola, que son contesto a los de diez i nueve i veinti- cinco, de que no tiene borrador ni cree hacen falta,
  • 70. PROCESO SEGUIDO 256 pues estos dan l a idea de su contenido; los de veinti- nueve i treinta del mismo del coronel don Rafael Barril; eI papel de retracto de puño i letra del señor Auditor, que lo extendiósegun puntos que le indiqué i demas que tuvo por conveniente tratar en esa oca- sion, que no le puso límites; una de las contestaciones (como de las mas notables) que dió a O’Higgins sobre el embarco de tropas, de que apénas habia ocasion de comunicacion con dicho jeneral que no hablase de lo mismo, por lo que omite aumentar papeles sobre el asunto; el oficio de O’Higgins, a que hace relacíon el antecedente, escusando igual - mente otros, por igual razonla la espresada respec- to a las contestaciones del declarante, i finalmente, el oficio en borrador orijinal que pasó a O’Higgíns el treinta de Julio, luego que supo el trastorno de Gobierno que hubo en Santiago; otro que le repi- tió en respuesta al aviso que le dió de dicho movi- miento; sin encontrar el que echa de ménos i que al mismo, como aquellos, escribió el Auditor, ni tam- poco el que pasó a don José Miguel Carrera, dicien- do la disoiucion de los tratados, pero que consta i es notorio por la imprenta de Santiago. Preguntado si es cierto que luegoque se le pre- sentó en Talca el auditor de guerra don José An- tonio Rodríguez,-a quien habia mandado llamar a Chillan, dondese hallaba, con motivo de los trata dos l manifestó el oficiodel Excmo. señor Virrei e
  • 71. AL BRlGADIER GAlNZA 257 de Lima de once de Enero de mil ochocientos ca- torce i los articulo.; dieciocho i diecinueve de que hace mencion, h,i:ienLlo presente RodríqLiez e n su consecuencia, q u e de riingun modo se podáa entrar en lo que iiidicabdn las bases dadas por los gober- tiantec de Santiago, a i que contestb V. S.:ya do o veo, $evo ivemos n confevencinv, Q u e en efecto, puestos en la conferencia, en Ia que hubo debates, e n que Kodríguez s6io habló, por haber eccado V. S. todo el dia en conversacion con Q’Higgins, fuera de la pieza donde se conferen- ciaba i hallándose hablando a solas con Mackenna, se interpuso V. S. i contra todo lo que tenian tra- tado d e sostener recíprocamente, salió V. S. con- cediendo el primer artículo; i sucesivamente se fue- ron escribiendo los demas, e n que, i admirado Ro. driguez de aquella deferencia, no quiso hablar mas que pira decirle a colas: que dZ n o j m z a b a aqueZZos tratados, povqiie se Yeivznrz d él,pues n o teniafacu Z- e tndespava e¿h; i repitiendo lo mismo a O’Higgins i Mackznna, i agregAriJoles pzdzesen a V. S. Zas credenciaZes, como e n efecto se las pidieron, a lo que contestó V. S.: ustedes lo que quieren es que dge da pvovincza de Concepcion; con que, en dc?jándo¿a, vzo h a i necesidad d mas. e Q u e estendidos los tratados en borrador por el abogedo Zudañez, que iba con O’Higgins i Mac- TOMO XV 17
  • 72. 258 PROCESO SEGUIDO kenna, llamb V. S. al Auditor para leerlos a colas i &te voivió a repetir iique d e ningun modo debia entrar por aquel convenioit; añadiendo, que si V.S. temia porque estaba inferior e n fuerzas, repasase el Maule; a lo que contestó V. S. n o temia i que su fuerza era cuando ménos igual. Si entónces puco el Auditor las adicionales que se le han leido al márjen de los artículos estendidos por O’Higginc i Mackenna, cuyas adiciones les fueron entregadas por V. S., quienes respondieron diciendo, q u e aquello n o era proceder d e buena fé, que todo habia sido tiempo perdido i que siguiese la guerra. Que V, S. poco a poco fué convinieiido, i al fin concluyeron los artículos, haciendo dictar el borra- dor a Rodríguez, para que escribiesen a dos plumas, siendo sacadas e n limpio con varias enmendaduras d e intento, para que lo avanzado d e la noche 30 die- ra tiempo a FiaCañ otras que se firmasen; ron todo se rubricaron, i llamado Rodrígtiez otra vez, dijo: y a he dicho que no puedofivnzav, povgue no estni facui- tado pava ello. Dijo: que cree que sí, i es mui naturaf, que en la ocasion que se dice hubiese mostrado al Auditor d e Guerra, los artículos dieciocho i diecinueve de la instruccion i aun el oficio de once de Eiiero, nias n h que hubiese ocurrido el hacerle &te pr::sent~,como se asienta, pue de ningun nzadu se $odia entvur en el
  • 73. A L BRIGADIER GAINZA 259 convenio; sino que despues, por cálculo infeliz, (aun- q u e le haya producido lo que logra) le pareció conveniente i d e s u interes el pintar así las cosas. No necesitaba, n6, el que declara s u asesoria (i cualquiera que lo conozca lo entenderia así) para caber que dichas instruccion i oficio, no admitian un convenio con arreglo a las bases d e Santiago. Por lo que i con designio de ir a la conferencia o entrevista ya emplazada, i conducidos ámbos del deseo de sacar el partido mejor posible, escribió en una cuartilla el Auditor, ciertos artículos (por d e contado con algun desvío de la instruccion i oficio d e once) que llevó a la mano el declarante, i aun leyó alguna vez en el coche, i tambien hace memo- ria que habiéndole preguntado ántes d e marchar por la mañana, o la víspera, el espresado Auditor sobre su disposicion i fuerzas, le contestó que, por la necesidad d e conservar guarnecido a Talca, pues estaba fortificado i no haberle llegado todavia el auxilio ni de un hombre, escasamente podria pre- sentar de novecientos a mil hombres en el campo, caso necesario, i que segun noticias el enemigo estaba mui superior i con robusta caballeria. Marcharon, e n fin, al lugar destinado para tratar i ¡legados allí, despues de saludarse mútuamente con los Plenipotenciarios d e Santiago, entraron a l rancho, pasando a tomar asiento con formalidad, aunque sin guardar una rigorosa etiqueta e n el ór-
  • 74. 260 PROCESO SEGUIDO den de ocuparlos, por lo que le tocó tener inmedia- to por s u izquierda al Auditor; i sobreviniendo luego la cuestion de que habla el papel de retracto, sobre la concurrencia del doctor Zudañez en calidad de asesor, consejero de los de Santiago, i en que se sobreseyó, se entró en materia i dió principio despues de mui pocas palabras que precedierm, por la esposicion del articulo primero, que fué dic- tando dicho Zudañez, aunque a tropezones i con detencion por algo que decia el declarante, i mas Rodriguez, en quien por creerlo un Santo Padre en esto de derechos e intelijencia del valor de las espresiones i paiabras convenientes a ellos, descan- saba el declarante i así seguia la cosa, hasta que sobre el sentido i significacion de la espresion o fra- se imprescr$tibZes derechos, se trabó la cuestion o debate entre Rodriguez i Zudañez, (sin que otro alguno hablase sino mui rara palabra) que cortó al fin, en verdad el declarante, tan solo porque viendo. a su Auditor, su compañero, su asesor, corto en es- presiones, apocado, balbuciente i deslucido, lo que le desconsoló infinito e hizo conocer no estaba for- mado aun, ni quizá criado para semejantes teatros, quiso evitar lo percibiesen los demas, con rebaja de su concepto, representacion, etc.; continuóse pues dicho artículo primero, que concluido fué cuando a voz baja i como al oido le dijo el Auditor que ZZenu- bu e¿ olíjeto de su miszon.
  • 75. A L BRIGADIER GAINZA 26 1 D e ahí se fueron siguiendo otros, que é mismo l acordó i ámbos convhimos, aunque se procuraba en todos ver si podia sacarse mas partido; i aunque es es cierto que el que declara, por el frio i tomando u n capote, salió fuera de la pieza al sol con O’Higgins, a quien llamó por lo mismo, todos lo hicieron tam- bien a su vez sin que hubiese habido por parte del declarante ese abandono que se pinta de Rodriguez, ni falta de mútuo apoyo; cláusulas llenas de u n a malicia interior i falsedad que sorprende i espanta al declarante, de cuyo carácter franco i sincero han distado siempre caminos tan viles i tortuosos para sus fines. Tampoco es cierto que Rodriguez le hubiese dicho en la ocasion que asienta, n i nunca, que na firmaba aquellos tratados; pues eso es una cosa de mui diversa significacion i enteramente distinta de lo que sucedió, i fué esponerle a voz baja que le parecia carecer de representacion, etc., como ha dicho en otra parte, para firmar, por lo que pens:! ba escusarlo, a lo que le contestó el declarante mui de paso i sin fijar la atencion: está bien, no j r m e Ud., zo espreciso, u a r a espresion al tenor; p bien Iéjos entónces de imajinarse que aquella re- pugnancia tuviese mas motivo o el misterio que ahora se le da, pues no lo manifestó, siendo falsas cuantas cláusulas i espresiones tiene la pregunta que hagan relacion a ese concepto. I si repitió,
  • 76. 262 PROCESO SEGUIDO como dice, a O’Higgins i Mackenna,, que no fir- maba, fué con todo el aire de una contestacion lla- na i sencilla e igual reconvencion de pub Ud. no j m z a , sin que sobre el particular hubiera interve- nido mas palabras, instancia, ni cuestion que pre- senciare i supiese o entendiese el declarante, por lo que se ha sorprendido mucho que diferentes per- sonas no comunes le escriban de Lima, que se de- cia hasta en los cafées, que el Auditor habia refe- rido, cuando fué con pretesto de las banderas a sus negocios a Lima, i a fabricar su suerte, si era dable, sacrificando lü inocencia; que se le ofrecie- ron doce mil pesos para que firmase los tratados, especie rara, i que jamas habia oido, aun entre tanto disparate como se ha producido sobre la mate- ria; por consiguiente, le parece no debia creerse mas, como ya tiene visto bien i sabido con certeza el declarante, sin dejar de advertirlo tambien en esta misma pregunta, que dicho Rodriguez ha fal- tado a la verdad i supuesto varias cosas por tejer su trama i fortuna; i se persuade haya entrado ésa entre ellas. Tambien es falso absolutamente que dicho Auditor hubiese dicho a solas al declarante que de ningun modo podia entrar por aquel con- venio; cuyo particular lo manifiesta bien el con- vencimiento, que se le ha dicho mas de una vez sufrió a presencia de la mayor parte de la oficiali- dad, que oyó la reconvencion pública que le hizo
  • 77. AL SRIGADIER GAINZA 363 el declarente de que j a : m s repugnó, resistió con paldbras i ni siquiera le dió, teniéndole al lado, u n tiron de l a casaca con disimulo en aquella ocasion; a lo que no pudo contestar, calló, i calló, de lo que la coiifusion del declarante por el diverso concepto que habia hecho form i r a todos árites de la entrada en Chillan, hai muchos que se acuerdan, aunque no faltaran otros que lo hayan olvidado; que no tiene presente las adiciones que se dicen, como estampadas al márjen de los artículos estendidos por O’Higgiiis i Macketina, aunque si le parece que algo se habló del coritenido de alguriac, como producidas allí, aunque con poco o ningun fruto; i de que por ningun modo tiene especie, de que por su mano fuesen entregadas a aquellos señores, i sí recuerda m u i bien, que aunque es cierto dic- taba los artículos el Auditor, ya a las once de la noche, i se escrihian a dos plumas, el que declara, que estaba sentado allf, fué causa de algunas en- mielidas, borrones i entre renglones i el Úíiico solo que insinuó sin indicaciori, ni impulso de otro al- guno, se defiiiiese al siguiente dia su correccion i el ponerlos en limpio; mas no lo pudo lograr, i así al fin firmó, aunqüe no con gusto, pero disimulán- dolo mui bien i con afectieion de todo lo contrario; por todo lo cual i haber estado a todo eco mui ca- llado el Auditor i sin nianifestar en cosa alguna oposicion i repugnancia (ni lo tiene, ahora que ya
  • 78. 264 PROCESO SEGUIDO 10 conoce bien, por hombre capaz de haberla signi- ficado e n aquel momento) v e tambien con nuevo asombro la finura que ha pensado atribuirse, en ha- ber procurado arbitrios d,: impedir con el estudio del mal dictado, la firma del tratado. Preguntado si es cierto que, estendída la protec- ta, como se verificó dentro de lasveinticuatro horas, la hizo conducir Rodríguez al campo enemigo por un sarjento, i saliendo éste para Chillan, avisó de órden de US. que la guerra seguia, que riada se habia concluido porque pedian disparates, que las divi- siones estaban e n marcha i pasaban al birco del Maiile donde, como plan militar de defensa, debia amanecer UC., corno lo intentó i no lo consiguió, segun !e escribió US. c o : ~fecha seis de Mayo diciéndole: que se vio' obZz<qaa?oa c o n c h i ~ tva-los tados, p o v p e no #odia salir de TaZcn, a72adiendo U'S. e s t d i e i scrdve Mzisprocerzci?~ie?ztoscoaz e l laca- nzsvzo posióZe; si, sabiendo US. que Rodríguez i todct la oficiii idid pensaba presentarse a su Ilega- d a a Chi!lan, i negársele a dejar Ia provii~ciade Concepcion, hasta que el señor Virrei n o resolvie- se, quiso irse V. S. a Concapcion sin pasar a Chi- llan, 1u que sabido por, todos acordaron que Ro- dríguez escribiera a V. S. una carta llarnciirldole i diciéndole que todos de.;eaban saber lo que se habia tratado, como así se hizo; si la noche que -entró en Chillan lo verificó con mucho aparato para
  • 79. A L BRIGADIER GAINZA 265 intimidarlos, i se le presentaron en junta, en la que llevó la voz Rodriguez, reconviniéndole sobre las pasadas advertencias que habia hecho a V. S.; la nial2 fe de dos insurjentes; la humillacion de n u e s - tras armas i l a independencia asomando por toda la América; protestando delante de toda la oficialidad d e que primero moriria que entrar por lo pactado, recibierdo V. S. tal enfado que quiso prenderlos i si en Talca ofreció V. S. a Rodriguez q u e seria oidor, a lo que le contestó: no quiero mas toga que el honor, dijo: Que estendida la protesta, por pensamiento e impulso del que declara, aunque con aprobacion del Auditor, que escribió el borrador de s u propio puño, se acordó e n junta de jefes remitirla a la oracion, destinándose para conducirla un sarjento d e Valdi- via, que s i salió algunos momentos ántes d e la hora determinada, fué porque Rodriguez apuraba por zafar d e Talca a pretesto d e las atenciones de la intendencia i necesidad d e abrir la caja en Chillan; que segun se le ha informado despues, no ejecutaba tanto, ni se verificó en muchos dias, sitio que discu- rrió ese arbitrio para poner su persona en salvo, sin esperar a la salida meditada del ejército e n la mis- ma noche; por lo que, habiendo salido en su com- pañia, como pretendió, el sarjento conductor del pliego f u é mui encargado de no apurarse i ántes ir despacio, como convenia, i lo mismo previno el d e -
  • 80. 266 PROCESO SEGUIDO clarante a Rodriguez volviese a repetir12 al tiempo de su separacion para las diferentes vias que a breve rato debian seguir; i he aquí lo en el particular de la remision del pliego de retracto; i que segun la pre- gunta llama o califica el Auditor habev hecho el coz- duciv ed pdieg-o ad campo enemzko. ¡Buen empeño de suponer cosas i disfrazar otras! Que desde luego cree i es natural, suponiendo no accederian los enemigos a todos los artículos de la protesta, por cuyo recelo iba a evacuar a Talca en esa noche, dijese al Auditor que podii afianzar seguiria la guerra, e igualmente le encargase prevenir a cual- quiera partida de tropa que encontrase mas allá del Maule, la direccion que debia tomar con res- pecto al nuevo plan e intenciones de repasarle, que por desgracia se frustraron. Que aunque no tiene presente, como se sienta en la pregunta, el mo- mento en que pudo decirle Vd.estudie isaZve mzs pvocedim'entos con eZ Zaconismo posibde, tampoco le es repugnante hubiese sido así, i aun es mui veroa símil porque el estilo i espresion con bien propios del que declara, i en su virtud, sin duda, seria que despues de mas de cuatro meses le dió el Auditor el papel que presenta, todo de su puño i letra, i que ha podido aprovecharse mui poco, como se adver- tirá en la esposicion que tiene dada acerca de las causas i orfjen del tratado i sus efectos. Lo que se le atribuye de designio de pasar de
  • 81. A L BRIGADIER GAINZA 267 largo sin entrar en Chillan a su retiro de Talca i dirijirse a Concepcion, que es un cuento nuevo que oye ahora, aunque quedaria con escrúpulo sino de- clarase que tiene una remota especie de haber pre- tendido alguno, que no se acuerda quién pudo ser, ese pensamiento, cuando llegó al ejército, en su marcha, la noticia de los enredos, hablillas i conci- liábulos de Chillan en que entraron personas a quienes solo puede salvar de sus absurdos intentos i pretensiones, la ignorancia crasa en las obligacio. nes en que les constituian sus empleos i carácter; mas, como semejante paso hubiera sido un gran disparate i operaciori descabellada por mil motivos, que es escusado detallar, no era posible lo adoptase; pudiendo servir por prueba de que no hubo tal proyecto, las espresiones de la carta orijinal de once de Marzo que presenta, i es en la que encargán- dole i pidiendo apresure s u marcha, no se dice sea para Chillan, sino que se da porsupuesto i nada se habla de Concepcion, como se trata en la pregun- ta. Que la entrada en Chillan la verificí, al medio dia, con sol mui claro i hermoso i no de noche como se espresa i tan sin aparato, aunque tambien se asienta en la pregunta, que no venia un fusil cargado, u n cañon prevenido, ni la menor disposi- cion que pudiese intimidar a algun viviente; forma- da la tropa en columna con el menor desórden posible, que trató siempre de evitar, puesto el de-
  • 82. 268 PROCESO SEGUIDO clarante a la cabeza con su poncho, en el mismo modo i con la serenidad que le vieron en todas partes, con harto desprecio de las patrañas que se esforzaban en hacerle creer (habla por hechos) i por las que nadie le advirtió inmutado ni sorpren- dido (no obstante que sus fuerzas físicas maltrata- das i agobiadas del camino, las lluvias, la intem- perie, los cuidados i fatigas de una campaña tan incómoda en todos sus estrernos, parecen querian ya abandonarle i recordar la edad sexajenaria que ya tocaba), se dirijió a la plaza tranquilamente, i desde allí, dejando al mayor jeneral los encargos consiguientes a la distribucion de acuartelamiento en los cuerpos, se encaminó a su casa solo, para dar disposiciones de comida para sí, sus ayudantes i familia, sin haber hecho a persona alguna el me- nor encargo ni advertencia de precaucion, ni ha- ber soñado serle necesario. Por la tarde y a i despues de haber comido, se le presentó el reverendo padre Guardian del Co- lejio Propaganda, con la representacion de que ya ha hablado; mas tarde el subdelegado con la del Cabildo; i a poco rato, ya de noche, le anunciaron que muchos oficiales deseaban verle; i habiendo respondido inmediatamente, que es de su costum- bre, por no hacer esperar a nadie, que entven, lo verificaron en u n número que apénas cabian en el cuarto i seguidamente, ya porque estuviesen con-
  • 83. A L BRIGADIER GAINZA 269 vocados entre sí, o por la curiosidad o novedad, todos o la mayor parte d e los jefes, el Auditor, el intendente, i en fin, cuantos quisieron; resultando d e ahí la concurrencia, a que en la pregunta i por la nominacion que le da Rodriguez, se llama junta. Despues d e sah~darlos i acomodar a cada u n o lo mejor q u e pudo ser, segun la proporcion de asientos i manteniéndose aun muchos de pié, pre guntó el declarante en jeneral, puése des ofrecza; a lo que callando todos por algunos momentos i vuel- to a repetirles lo mismo, rompió uno, que aunque no se acuerda espresamente quién, cree que fué don José Vildósola, en ademan i ecpresion d e diri- jirse a los jefes de mas carácter, a fin de que habla- sen primero, a lo que el coronel don Juan Huido- bro, que lo era del veterano d e Chiloé, contestó, levantándose d e su asiento, lo siguiente: Yo n o he venzdo a p t a otra cosa SZKZO a sndudav i dar d buena a venida ad señorjenerad; siguió a eso otro corto rato d e silencio; requeridos de nuevo por el dec!arante, cree haber sido el teniente coronel Calvo o Bara- ñao, u otro d e su inmediacion, aunque se inclina al primero, quien tomó la palabra acerca de los per- juicios que algunos de los artículos del tratado irro- gabati en particular a individuos que habian seguido la buena causa. D e ahí se pasó a discurrir, jeneralizándose ya mas la conversacion, sobre lo que podria sufrir
  • 84. = 70 PROCESO SEGUIDO aquella provincia, etc,, i en esa ocasion fué cuando el Auditor llegó a hablar, afectando un gran aire d e displicencia i pesadumbre por los tratados, n o ménos que oposicion a su ciimplimierito, e indica- ciones d e no haber tenido parte en ellos; pero d e ningun modo con esas protestas ni discursos poli- ticos, que habrá espresado en el papel o documento que ha dado mérito a esta pregunta, ni hablan- do determinadamente d e la mala fé de 10s insurjen tes, sino como en hipótesis; n i nadie podia haberlo hecho ménos, pues en prueba d e ello, recomienda e1 declarante las espresiones que tambien van ra- yadas en el penúltimo capítulo de su citada carta de 11 de Mayo, que acaba de exhibir a otro pro- pósito i en que habla de O’Higgins con eZ eZojo mas encarecido de su buena f e i otras calidades con que entónces le pareció pintado. Ménos reconvino n i podia hacerlo al declarante sobre pasadas advertencias, como dice; ántea, por e! contrario, sufrió 61 ese cargo por las que dejó de hacerle, como ya tiene dicho ántes, i d e que, como d e la parte que tuvo en el concepto i modo de los artículos del tratado, quedó convicto e n esa ocasion a vista i oidos d e todos, siguiéndose luego la lectu ra tambien del papel de respuesta d e O’Higgins i Mackenna, al d e retracto, que acredita bien no fué persona nula o indiferente e n aquella escena. En cuanto ad enfado i voZuntad de prenderdos,
  • 85. AL BRIGADIl-R GAINZA 27= esto es, (no puede entenderse otra cosa) a toda la oficialidad i jefes, de que se le hace cargo en la pregunta, no puede ménos de responder el decla- rante, que el pobre hombre de Rodriguez delira o se Ie vá la cabeza por la altura en que se vé. <Coi7 quién o cómo habia de prenderlos si ántes de esa concurrencia, que denomina junta, la igno- raba, recibió a todos, cuando i como quisieron, en su cuarto, no se movió de. é , ni habló al oido con l persona alguna, ni produjo espresion que dejase de ser civil i atenta, como usa. <En qué, o de qué manera pudo dar idea de locura semejante o im- posible? Colo pudo dar la nota de algun calor, cuando se irritó, de ver i oir, que el Auditor se proferia, des- viándose de la verdad i de lo cierto, por sincerarse con todos los demas, por lo que, teniéndolo a su lado derecho, hizo la demostracion de echar mano a su capote. <Por qué, siquiera alguna vez, si me observaba Ud. obsecado, o si penetraba el fondo de algunas cláusulas, no me tiró Ud. de la ropa asi, pues me tenia tan cerca, para que volviese en mí, sino que a todo calló, todo le pareció bien i ahora sale Ud. con eso? Así i habiendo convenido todos en la represen- tacion sobre lo malo de ia estacion para el trasporte de las tropas, como está esplicado en otra parte, concluyó esa sesion i concurrencia denominada j u n -
  • 86. 272 PROCZSO SEGUIDO ta; retirándose todos satisfechos, o al ménos, con buenos modos i atencion. L a especie d e q u e en Talca ofreció a Rodriguez que seria oidor, i la contestacion que se refie- ren en la pregunta, es una suposicion tal incuisa, boba, i mas a mas, sin que se alcance el objeto que no sea ridiculizar al declarante, que nadie d e los que le conocen i h a n tratado de cerca su conducta i modos lo ha d e creer, pues a ningun individuo del ejército o del reino, fuera del coronel Elorriaga, a quien dijo en Talca le propondria pa- ra el sueldo d e teniente coronel i la confirmacion del grado d e coronel que ya tenia, ha lisonjeado con es- peranzas d e ascensos, o ventaja ipero oferta d e to- ga a Rodrgiuez! nada ménos que eco por entónces; aunque, puede ser, lo hubiese hecho con el tiempo, sino hubiesen sobrevenido los nebztdosos, para SBY SQZO(?)i habiendo continuado sin descubrirse, c o a 0 ya en e dia para el declarante, sus artes, mañas B. 9 modo de labrar su suerte, aunque sea con daño d e tercero, injusta e inhumanamente. El sí que se avanzó a pedirlo bien prematura i tempranamente, al primer asomo de fortuna en la suerte d e las ar- mas, como aparece en las expresiones d e sus car- tas, d e seis i veintidos d e Abril, que manifiesta de puño i letra d e dicho Auditor, para que et señor Fiscal d e ésta se imponga i lea los artículos res- pectivos a la indicada solicitud, sin entregar otras,
  • 87. A L BRIGADIER GAINZA 273 n escepcion d e la de seis de Marzo, que igualmente exhibc, o por mejor decir, cuántas conserva en su poder, porque contienen cláusulas que le fomenta- rian no pocos enemigos i seria imprudencia publi- carlas, fuera de descubrir un egoismo refinado i la mas baja i detestable adulacion, tanto como su pos- terior conducta acredita el heroismo e n la maldad, la. astucia i sistema maquiavélico con que por la- brar su suerte, puede cseérsele capaz de atentar contra e! honor de la persona mas sagrada, i que mas bien le hubiese hecho, si juzgare convenirle. Por lo qgie no es d e ectrañar haya trabajado e n to- das partes i con especidlidad en Lima, tanto con tales artes contra el drcfarante, a quien n o le debe mas que el haberle proporcionado l a venida al rei- no de S s ñ o ~ Azsdi~Óv, cuyo destino n o era fácil que hubiese logrado siii s u apoyo e n aquelios dias i época, en que era u n hombre bien desconocido pa- ra el r.;ngo de las jentes de caracter (esceptunndo el palacio de s u amo S. E. 1.) i despues tratarle siempre bien; por lo que sin duda se titularia en la f i r m b de sus cartas, su mus ugmdecz'do, su hzj'o, etc., i aun le dice alguna vez que n o aspiraba a mas que unir su suerte con la deZ decZuvuute,pztes en edla estnba vinculada. Por lo que, interesándole sin duda su conserv~cion,le dirijió l a esquela de doce d e Abril, que iguilrnente presenta, advirtiendo que, a no serie forzoso refutar i dar a conocer por falca s u TOMO XV 18
  • 88. . 274 PROCESO SEGUIDO asercion, aun escusaria hacerlo con aquellas por contener, despues de las cláusulas rayadas, que so- lo hacen al asunto, otras qcie se dirijeri cotitra la marina, algunos oficiales del real de Lkind, los coro- neles Ballesteros, Huidobro i aun una dama, por lo que, i s u inconducencia a lo principal, pide el decla- rante su reserva. Preguntado si en la retirada d e Talca para Chi. llan procuró conservar el ejército con celo i discipii- na, si perdió desde entónces armamento i soidddas, i a qué número ascendió, dijo: que si siempre pro- curó, por todos los medios posibles i adaptables a Ias circunstancias, al modo i clase del ejército de que se hizo cargo promover, enseñar i sostener al- guna disciplina, poniendo todo SU celo eri u n pun- to, cuya importancia no desconoce, nunca llamó mas s u conato i atencion ese granJe objeto, que a la retirada de Talcn. Por eso convocó, i víspera de a efectuarla, por l noche a todo el cuerpo de oficiali - a dad a s u alojamiento que tenia una espaciosja s d h , i juntos aiií todos con sus jefes! despues de hdber. los esperado largo rato, porque la miyor parte no ha llegado a s u noticia, a lo que va!e la tardanza o falta de minutos, les habló, peroró i exhortó, con to- da la fuerza de s u palabra i las espresiones m s co-. cantes i empeñosas, a fin d e persuadirles i conven- cer ser aquella la ocasion en que mas debian i n t e . resarse por la disciplina i órden e n el modo i forma
  • 89. A L BRIGADIER GAINZA 275 respectiva a cada uno. Despues emprendió la mar- cha i la siguió sin separarse, como lo ha hecho en todas ocasiones, del grueso d e la tropa o colunina, recorriéndola siempre d e la cabeza a la cola, i por el contrario, por evitar cuanto era dable todo de- sórden, dispersion, etc. para q u e con s u ejemplo l o hiciesen los demas, a quienes no ménas incumbia esa obligacion, mas sus esfuerzos, ni los d e otro al- guno eran capaces poder lograr que en semejante ejército, tal como se hallaban, con pasos d e rios, in- certidumbre de encontrar abastos (sobre que e n esa ocasion hubo algun defecto) i aguaceros que sobre- venian o d e continuo se recelaban próximos inme- diatos, etc., dejase d e haber alguna dispersion; de q u e resultó haberse echado ménos a la llegada a Chillan de pronto ciento cincuenta hombres d e to- dos cuerpos, segun las noticias que se dieron, repu- tándose treinta i cuatro de ellos, como pasados al ejército d e Chile con sus armamentos, segun lista orijinai, que presenta de puño i letra del mayor je- riera], pero que, si se examina ahora, resultará que de una i otra clase parecieron muchos, pues que parte de ellos, especialmente, del cuerpo de drago- nes i Fieles de Fernando VI1 resultaron en Con- cepcion, donde los castigó el señor Berganza. Preguntado si intentó abandonar a Chillan, i por qué no se ejecutó i si castigó a los que anuncia- ban la pérdida del reino, dijo: que como jamas
  • 90. 276 PROCESG SEGUIDO pasó, n i en sueños por su cabeza, el salir del reino, sin que precediesen órdenes para ello, del Excmo. señor Virrei de Lima, sino en mejorar su ejército en todos sus ramos, i prepararse por si ántes o des- pues de ellas se veia atacado, o en necesidad de ha- cer10,nunca formó el proyecto d e pasar a Concep- cion, n i cree haber dado el menor indicio de ello: rnénos ha castigado a alguno, por anunciante de la pérdida del reino, pues no toma en ese sentido una sumaria que se siguió por espresiones tumultuariac, sediciosas i contrarias a la subordinacion de la tropa, contra u n paisano nombrado don FeIipe José Aciego, a quien por último, usando de conmisera- cion, se le impuso la pena de un mes de arresto en el castillo de Santa Bárbara, con dictámen del Au- ditor. Preguntado si despues de las tratados publicó algunas proclamas, cuál su objeto, i si corrieron las que con este fin le mandó el Excmo. señor Vi- rrei, dijo: que siguiendo el sistema de disimulo con O’Higgins, a fin de ocultarle los designios porque, de cuantos modos era dable, i particularmente, no reteniendo jamac buques en Talcahuano, procura- . ba pintar i hacer difícil la salida del ejército de la estacion; i por aquietarle en los recelos que pudie- ran sujerirle las hablillas i especíotas que se fo- mentaban i esparcian, bien a pesar del declarante, en el vulgo del ejército i provincia de Concepcion,
  • 91. A L BRIGADIER GAINZA 277 le dijo, en un oficio o carta, que podia dirijir una proclatna para aquietarlos i hacerles concebir con- fianza en su gobierno; i, habiéndole remitido la que presenta, le envió otra en cambio en que le decia haberia acompañado; pero u n a i otra, sin haberse sacado mas que una o dos copias, de que n o s e acuerda si algun curioso, de los que mas se le acercaban se llevó alguna, quedaron en el público ignoradas, i de consiguiente, olvidadas i se- pultadas en el cúmulo de papeles que a costa de su afan, trabajo i escasísimac manos auxiliares, han rodeado siempre al declarante; quien, recibidas las proclamas del Excmo. señor Virrei de Lima, u n i . dos a oficios recibidos del Supremo Consejo de Rejencia, los comunicó, acompañando algunos ejemplares, a O’Higgins, con el especial cuidado e intencion, de que se convenciesen hasta la eviden- cia i no pudiesen negar el justo titulo i motivo con que el Virrei del Perú hace la guerra en Chile. Punto recomendable por cuanto repetian i socte- nian siempre que era injusto por sola voluntad i arbitrio de dicho superior jefe, i contra la órden e intenciones del Gobierno de la nacion. Preguntado cómo es que dice no pensó aban- donar, cuando aparece de la causa que pasó órden espresa para que, sin demora alguna, se aprontase cuantos carruajes i caballadas fuesen dables con el objeto de trasladarse a Concepcion i a Talca-
  • 92. 278 PROCESO SEGUIDO huano con el ejército, dijo: que no lo pensó ni soñó, ni se acuerda haber dado tal órden de palabra o por escrito, sin duda porque no estuvo en s u inten- cion el proyecto de pasar a Concepcion. 1 si inter- vino algo en lo que se dice, que repite i afirma no tener presente, está persuadido que, sin duda, seria alguna simuiacion, o finjimiento con otra idea, que seguramente se aclarará de los antecedentes, con- secuentes i tiempo a que se refiere la pregunta nula que deja contestada. Preguntado si tuvo motivo para declarar la gue- rra i no lo hizo, dijo: que motivo o pretestos para ello no le faltaron i hubiera sabido mui bien el que declara aprovecharse de ellos, para concluir su co- mision del modo que le traia mas cuenta que el que adoptó, si las circunstancias i el estado de s u ejército lo hubiesen permitido; pero, en cuanto me- joraron uno i otro, i aunque sin el auxilio del bata. Non de Talavera (papel mui principal en la pasada última historia de este reino) ya declaró la guerra el Gobierno de Santiago, avanzó tropas i artiileria sobre el Maule, el resto del ejército i con el decla- rante, hubiera estado mas allá de dicho rio, a no haberlo impedido el atraso i flacura de los caballos, que le hizo presente, con encarecido ruego i esposi- cion de ventajas porque se detuviese el coronel don Luis Urréjola, que decia: Si Ud. saZe ahora ZZega Ud.a Talca i se encuentra sin cabaZZos si aZh no los
  • 93. AL BRIGADIER GAINZA 279 encuentra; pero s i espera quince dias acaban de $e. Zec/liar, sazen en Buen estado i,$ueden faIafF a&- Zante; reflexiones que por sí i quien l a s producia, eran de u n valor i peso a que era preciso deferir. Preguntado si tiene algo mas que decir, añadir o quitar a esta su confecion, dijo: que no tiene mas que decir, i que lo dicho es la verdad a cargo d e la palabra de honor que tiene prestada, e n que se afirmó i se ratificó i lo firmó con el señor fiscal i el presente secretario, de que doi fe.-SaZvadov Gadi. - Gabino Gainza.- Ante mí, RafaeZ G a d i a .