Una dieta equilibrada consiste en consumir alimentos de los siete grupos principales en las proporciones adecuadas, realizar varias comidas al día, incluir muchas frutas y verduras frescas, optar por alimentos ricos en fibra, y limitar los precocinados, conservas, y alimentos con alto contenido de grasas saturadas. La dieta mediterránea se ha relacionado con menores tasas de enfermedades cardíacas y cáncer.