Paul MacLean desarrolló la teoría del cerebro triuno, proponiendo que el cerebro humano consta de tres partes principales: el cerebro reptiliano, que controla funciones básicas; el cerebro límbico, que controla las emociones y la memoria; y el cerebro cortex, que controla las funciones intelectuales superiores. MacLean argumentó que estas tres partes evolutivamente distintas interactúan para dar forma al comportamiento y la cognición humanos.