La prueba de Silverman y Anderson evalúa la función respiratoria de un recién nacido mediante cinco parámetros: movimientos toracoabdominales, tiraje intercostal, retracción xifoidea, aleteo nasal y quejido espiratorio. Cada parámetro se puntúa de 0 a 2 y la suma total indica la gravedad del pronóstico respiratorio, donde una puntuación más baja predice un mejor pronóstico que una alta.