Este documento presenta un sermón que alienta a los fieles a continuar anunciando el Evangelio a pesar de la posible oposición, ya que sus nombres están inscritos en el cielo. Aconseja no buscar reconocimientos terrenales por el trabajo misionero y enfocarse en servir a los demás con libertad y sin condiciones. Finalmente, recuerda que aunque la siembra parezca infructífera, Dios está cerca de aquellos que anuncian su reino.