Este capítulo presenta una serie de juicios divinos contra las naciones vecinas a Israel y Judá por sus pecados, incluyendo Damasco, Gaza, Tiro, Edom, los hijos de Amón y Moab. Luego anuncia juicios contra Judá, Israel y Samaria por sus propios pecados, como la opresión de los pobres, la idolatría y el rechazo de los profetas. Finalmente, hace un llamado a buscar a Dios y alejarse del mal para evitar su juicio.