Los poemas están dedicados al ciprés del monasterio de Santo Domingo de Silos que impresionó a Gerardo Diego. Describe al ciprés usando imágenes que simbolizan la elevación espiritual. El estilo vanguardista se aprecia en la fusión de poesía e imagen. La estrofa final del primer poema sugiere que el ciprés representa a Dios y le pueda salvar cuando muera.