La convivencia positiva en la escuela requiere el esfuerzo de toda la comunidad educativa. Esto implica crear un contexto saludable, establecer normas basadas en valores, gestionar los conflictos de forma positiva y promover la participación de las familias y el entorno. La educación debe desarrollar las competencias necesarias para que los estudiantes se conviertan en personas comprometidas con la construcción de una sociedad justa.