Este documento es un tributo a Adolfo Armijos Jarrín, un hermano de las Escuelas Cristianas del Ecuador que dedicó su vida a servir a los demás. El documento describe cómo Armijos siempre estuvo al servicio de los estudiantes y la comunidad de su colegio, incluso hasta sus últimos momentos. Aunque no alcanzó posiciones de liderazgo formal, impuso respeto a través de su dedicación, humildad y amor. El documento elogia su ejemplo de fe, devoción y servicio como un modelo a seguir.