El documento presenta la importancia de la computación sentimental y su evolución desde sus inicios en 1995. Se exploran diversas tecnologías y métodos de sensado que permiten a los ordenadores detectar y simular emociones humanas, abarcando aplicaciones en marketing, análisis psicológico y robótica. Se concluye que los sentimientos pueden ser programados, lo que acerca la interacción humano-máquina a una experiencia más natural.